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El uso sostenible del nitrógeno ofrece

una triple ventaja: para la economía,


la salud humana y el medio
ambiente".

Susan Gardner, directora de la División de Ecosistemas del PNUMA

Soluciones
A nivel mundial, los fertilizantes sintéticos están
vinculados con la mayor parte de la producción mundial
de alimentos y son especialmente importantes en los
países en desarrollo. Eso hará que la transición sea
desafiante, según los expertos. Sin embargo, abundan
las iniciativas para apostar por una forma más
sostenible de cultivar alimentos.
Un estudio reciente de la Asociación del Suelo – una
organización con sede en el Reino Unido, defensora de
la agricultura orgánica–, llama a considerar mejor las
emisiones de óxido nitroso en la contabilidad global de
gases de efecto invernadero, integrar mejor los
esfuerzos para abordar el exceso de nitrógeno como
un problema del clima, la naturaleza y la salud, y
proporcionar incentivos para una mejor gestión del
nitrógeno a nivel del productor.
Pero los métodos de agricultura orgánica no son el
único ejemplo de manejo sostenible de nutrientes:
los enfoques agroecológicos, incluida la agricultura de
conservación, de bajos insumos y de labranza mínima,
son todos reconocidos como prácticas regenerativas y
positivas para la naturaleza.
En toda la cadena de valor, 80% del nitrógeno se
desperdicia y se pierde en el medio ambiente, según
un estudio del Centro de Ecología e Hidrología del
Reino Unido. Un aprovechamiento más eficiente del
estiércol animal y un mayor uso, en rotaciones, de
cultivos fijadores de nitrógeno (como las leguminosas,
que convierten el nitrógeno del aire en una forma
biológicamente útil), serán cruciales para reemplazar el
nitrógeno sintético como parte del proceso para
reconstruir la fertilidad del suelo.
¿Qué son las plantas fijadoras de nitrógeno?
Las plantas fijadoras de nitrógeno tienen bacterias en
sus raíces capaces de extraer dinitrógeno (N2) de la
atmósfera y convertirlo en amoníaco (NH3) que la
planta puede utilizar para producir proteínas,
aminoácidos y ADN. Solo unas pocas plantas pueden
lograr este asombroso truco, como la familia de los
guisantes (legumbres) y el helecho de agua Azolla.
Cuando la disponibilidad de estiércol es limitada, estas
plantas se vuelven muy importantes para los sistemas
agrícolas que buscan evitar los fertilizantes
nitrogenados sintéticos.
Existe consenso en que todos deberían usar mejor el
estiércol y la orina, dice Mark Sutton, autor principal del
estudio. “Un ejemplo de una medida simple es poner
una tapa en el tanque de estiércol para evitar que el
amoníaco se pierda en el aire. Si el estiércol puede
olerse, significa que se desperdiciando en la
atmósfera”, explica Sutton.
“Los incentivos financieros y la aceptación política
serán necesarios para superar los numerosos
obstáculos para promover los métodos de cultivo bajos
en nitrógeno”, dice Susan Gardner, directora de la
División de Ecosistemas del PNUMA. "Pero la
conclusión sigue siendo la misma: tenemos que reducir
drásticamente la cantidad de nitrógeno reactivo que se
libera al medio ambiente de todas las fuentes,
especialmente de los fertilizantes sintéticos, que son el
origen de uno de los mayores flujos de nitrógeno",
añade Gardner.
“El uso sostenible del nitrógeno ofrece una triple
ventaja: para la economía, la salud humana y el medio
ambiente”, dice.
El Sistema Internacional de Gestión del Nitrógeno
(INMS, por sus siglas en inglés) es un sistema mundial
de apoyo científico para el desarrollo de políticas
internacionales sobre nitrógeno, establecido
conjuntamente por el PNUMA y la Iniciativa
Internacional sobre el Nitrógeno. Se apoya con
financiación a través del Fondo para el Medio Ambiente
Mundial (GEF) y alrededor de 80 socios.

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