Está en la página 1de 1

Marcelita

Marcelita es una persona carismática y trabajadora, siempre te regala una sonrisa. Es grande pero
muy ágil. Durante años, su gran temor, fue una gota de sangre, aquella que la delataría. Una fría
mañana de invierno, se envalentonó, espero ansiosa su turno en el consultorio. Diabetes le
dijeron. En el fondo, ya lo sabía.

El verdadero encanto

Hoy, como muchas otras veces, la vi caminando por el centro, a paso lento y con dificultad. Es una
persona mayor, de aspecto humilde y sencillo. Siempre trae en sus manos productos que ofrece
en distintas veredas. Me acerco a comprarle papeles de regalos para esta navidad. Ella,
cariñosamente, me regala muchas bendiciones y buenos deseos. Yo le regalo un abrazo. Ella es
uno de los encantos de esta ciudad.

Pastora nortina

Como todas sus frías mañanas, se levantó a tomar té, para luego ir a ver a sus animales entre los
tamarugos. El volcán Licancabur, su guardián, la observa. Hoy se integran tres corderos al ganado.
Larga jornada de trabajo, está acostumbrada, sus ásperas manos son testigos. Las estrellas, sus
compañeras, despiden el día. Ya en la soledad de su hogar, se acuesta pensando que nombre les
podrá.

Feliz día

Nunca había visto a mi abuelo más contento que aquel día. Era su cumpleaños número 90.
Estaban sus diez hijos, una celebrando desde el cielo, y sus respectivas descendencias. Benigno,
sentado en la cabecera escoltado por dos valientes hechiceras, contemplaba con orgullo las cinco
generaciones que conformaban su familia.

Piscina olímpica

Hoy la miro moderna y temperada. Recuerdo aquellas frías aguas donde yo de niño nadaba hasta
abril, los más osados hasta mayo, donde alguna vez nadó un delfín. La jornada terminaba al alba,
para luego ir a estudiar, no sin antes tomar una taza de leche caliente para combatir el frío
matinal, almacenada en aquel termo que mi madre siempre portaba, esperándome en las gradas.

También podría gustarte