“Pichulita” Cuéllar, luego de sus andadas de niño antisocial, producto de la
emasculación que sufrió cuando era adolescente por parte de un perro, se vuelve una persona formal, elegante y galante. Recupera su sociabilidad y su esperanza en su progreso, debido a la aparición de Teresita, una integrante del barrio que deslumbraba por su belleza. El amor hizo milagros, pero la herida del pasado lo encadenó, lo jodió y lo sigue jodiendo. Su timidez lo impide declarar sus sentimientos a su amada, por más que sus amigos lo estimulen a hacerlo, el se ve impedido por el temor que podría ocasionar que ella se entere de su fatal indisposición orgánica. Este pesimismo tiene como resultado que Teresa tome la decisión de salir con otra persona. Lo cual lleva que “Pichulita” por los traumas del pasado y las consecuencias psicológicas de ello, se siga deprimiendo más.