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Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Facultad de Letras y Ciencias humanas


Doctorado en Historia del Arte

Seminario de investigación I
Ciclo 2020-2
Cátedra: Dr. Rudy Mostacero

Doctorando: Mag. Arq. José Luis Beingolea Del Carpio

EVALUACIÓN: 3/3

Recuerdo que en una presentación hecha en clase diste a conocer un cambio en el título de
tu investigación. Recuerdo que el énfasis estaba puesto en el modernismo arquitectónico. El
tema es amplio, diverso, pero de gran interés.

Título de la investigación:
Evaluación del sincronismo, diacronismo y anacronismo del pensamiento y el proyecto en el
proceso del modernismo arquitectónico y la modernización de la sociedad peruana (1930-
1960).

1. Resumen ejecutivo
La historiografía general aborda la arquitectura moderna peruana considerándola como
irrupción y ruptura producida por la formación y acción de un grupo vanguardista (Agrupación
Espacio, 1947) promovido por su ideólogo y líder Luis Miró Quesada, sin embargo, desconoce
la existencia y el aporte de la vanguardia urbanística (Instituto de Urbanismo del Perú, 1944)
formada antes a iniciativa de Fernando Belaúnde. Igualmente, resta importancia a las ideas,
proyectos y realizaciones a partir de 1930, entre otros, de Héctor Velarde y Emilio Harth Terré.
Posteriormente esa misma historiografía, planteó la hipótesis que la crisis de la arquitectura
evidente a fines de la década de 1960 tendría su origen en la adopción defectiva de la
arquitectura moderna, sea por falta de rigor como por la ausencia de debate.
La investigación empieza sustituyendo el término arquitectura moderna por el de modernismo
arquitectónico, producto de la modernización y considera que las omisiones de la
historiografía general, a la luz de aportes puntuales de los años recientes (Ludeña 2004,
Beingolea 2012, Huapaya 2014, Rebaza 2017, entre otros) sugieren replantear la idea de que la
arquitectura del modernismo surgió en el Perú como un evento, y en su lugar, considerarla
como un proceso de tres episodios, tomados de la historiografía del arte aplicada al Perú
(Rebaza 2017) y adaptada a la arquitectura. El primero, denominado Modernismo
arquitectónico, se inició a fines de la década de 1920, se consolidó en la década siguiente con
los edificios que priorizaron el aspecto constructivo (pragmático y económico), la expresión
abstracta (estilos art déco, streaming line) y las versiones historicistas y eclécticas peruanistas,
tuvo vigencia hasta 1950.
Casi paralelamente, al finalizar la década de 1930 se desarrolló el denominado modernismo
contemporáneo, muy influyente y vigente hasta fines de la década de 1940, expresión madura
de las precedentes vertientes internacionalistas y nacionalistas y las versiones más abstractas
provenientes de los estilos europeos Novecento y bauformen.
A partir de 1945 en urbanismo y 1947 en arquitectura, irrumpió el denominado ultra
modernismo, la tendencia más radical y usualmente llamada moderna, que ganó rápido
protagonismo y vigencia plena en 1955, relegando al anacronismo y la desaparición a las otras
tendencias, pero cuya vertiente más localista sincronizó y mantuvo una expectante y original
presencia evidenciada por la crítica contemporánea (García Bryce 1962, Cruchaga 1963).
Se trató de un fértil proceso de tres décadas (1930-1960), jalonado por edificios, proyectos,
discursos, narrativas y debates, llevados a cabo por instituciones, grupos e individuos cuyos
actores representaron a dos generaciones distanciadas en 15 años que mostraron
contradicciones-coincidencias, convergencias-divergencias, inclusiones-exclusiones, que la
investigación identifica y evalúa a la luz de las sincronías, diacronías y anacronías
arquitectónicas en el contexto de la modernización del Perú.
Palabras clave: Arquitectura moderna peruana, Arquitectura del modernismo en el Perú,
Arquitectura peruanista, Movimiento moderno en el Perú, Arquitectura protomoderna en el
Perú. Pensamiento arquitectónico del modernismo en el Perú.

Observación. El texto del resumen es un solo párrafo. En este caso hacer una síntesis, acortar
su extensión.
2. Descripción de la problemática
En su origen los actuales territorios del Perú fueron escenario de una cuna civilizatoria, a partir
de la Conquista española del territorio andino, durante el Virreinato y la República, la nueva
sociedad emergida de ese proceso histórico fue construyendo una nueva cultura, fusión
compleja y asimétrica de los aportes europeos y los autóctonos, generando procesos de
sustitución, adopción, adaptación, actualización y mixtificación. Eso empezó a cambiar en el
tránsito del siglo XIX al XX, debido a la universalización del proyecto moderno europeo que se
tradujo en la modernización de las sociedades periféricas como el Perú, donde debido al
predominio de las lógicas del bienestar, por encima de las lógicas de las libertades, tuvo un
sello defectivo1 (López Soria 2005), expresado en la injusticia, la desigualdad e inequidad
características de la sociedad peruana. Las contradicciones y divergentes intereses de la
oligarquía, la burguesía comercial, el capitalismo internacional, la pequeña burguesía y el
naciente proletariado, modelaron ese conflicto.
En lo económico hubo un cambio decisivo porque desplazando a la oligarquía se impuso el
capital internacional, en especial el norteamericano, luego de la apertura del Canal de Panamá
(1914) y el fin de la 1ra. Guerra mundial (1919), con el apoyo o la neutralización de la
burguesía comercial y la naciente industrial, sellándose la dependencia durante el Oncenio de
Leguía (1919-1930) abriéndose el mercado paralelamente al severo incremento de la deuda
externa.
2.1. Los proyectos de modernización de la sociedad peruana
En plena conmemoración del Centenario de la Independencia, durante el Oncenio, la
modernización se expresó en dicotomías: universalismo-localismo, internacionalismo-
nacionalismo, cambio-permanencia, modernidad-tradición e industrial-artesanal. Son años en
que por primera vez en la República y desde distintas posturas ideológicas, los intelectuales
pensaron el Perú a partir del Perú, planteando distintos proyectos de modernización que
trazaron el devenir ideológico político de gran parte del siglo XX: desde el socialismo peruano
(“ni calco ni copia”) de José Carlos Mariátegui, el socialismo populista indoamericano de Víctor
Raúl Haya de la Torre, hasta las posturas oligárquico conservadoras de José de la Riva Agüero
1
El filósofo José Ignacio López Soria hace esta aseveración agregando que, entre otras consecuencias,
ese particular proceso, neutralizó los esfuerzos de estructuración del Estado Nación.
en 1915 primero planteando el orden (luego del caos de la pos guerra) a través del Partido
Nacional democrático, y después de su retorno de Europa en 1930, con un discurso pro
fascista y clerical. Finalmente, Víctor Andrés Belaúnde de quien se dice que, junto a Riva
Agüero, a diferencia de la visión radical de sus pares contemporáneos, integraron el pasado
para revalorarlo como componente del futuro (Cubas 2017 27-37), un producto de “síntesis
viviente” que no ha terminado, sino que continúa y también que se sostiene en la religión
como fundamento de la cultura, no como una parte de ella. En lo ideológico político se expresó
el surgimiento de los nuevos actores sociales, la mesocracia y el movimiento obrero
representados por Mariátegui y Haya, centrando la reivindicación e integración del indio,
mientras la élite articuló un discurso asumiendo el pasado hispánico como fundamento y lo
“telúrico y biológico” como ingredientes locales del auspiciado “mestizaje”.
Coincidió con el fin de siglo, la favorable coyuntura económica internacional y el difícil proceso
de interpretación y asimilación de la derrota que fueron asumidas por la nueva generación, la
del Novecientos, propiciando el desarrollo de la conciencia nacional en medio del impulso a la
universalización del proyecto moderno y la penetración del capitalismo internacional con
predominio del norteamericano.
2.2. Ciudad, arte y arquitectura de la modernización.
Entre 1898, año en que se aprobó la realización de la Av. Piérola (Av. Brasil) y el fin del Oncenio
de Leguía (1930), se decidió y sentaron las bases del artificioso y dispendioso modelo
centrífugo de crecimiento de Lima, que abrió el oeste y el sur del Valle del Rímac a la
expansión, expresión urbana de la modernización, mientras paralelamente se produjo la
primera gran transformación del centro de la ciudad, mediante la regularización y ampliación
de vías, construcción de plazas centrales de fuerte carga simbólica y una visible renovación
inmobiliaria. Es decir, un periodo de expansión y transformación de la ciudad y la
multiplicación de las construcciones. La creación en la Escuela Nacional de Ingenieros (ENI) de
la Sección de Arquitectos Constructores en 1910, primera institución académica para formar a
los profesionales del diseño fue orgánica a esas manifestaciones y demandas de la
modernización urbana. El colapso económico a partir de 1929 generó una crisis política que
derivó en la represión y exclusión de los nuevos partidos populares, el Socialista y el Apra, y a
una política populista más sistemática, al instrumentalizar la obra y las políticas públicas,
iniciándose de esta manera la construcción de vivienda obrera y programas de equipamiento
urbano (educación, salud, deportes, recreación y comercio).

La estabilidad material y las nuevas posturas ideológicas permearon las manifestaciones


artísticas, empezando por la creación de la Escuela de Bellas Artes en 1919, asignándole un rol
en la recomposición educativa y cultural del país, mientras en las artes se daban trayectorias
paralelas y asincrónicas, con la vanguardia poética cosmopolita y universalista de Eguren y
Vallejo, la pintura romántica indigenista de Sabogal y discípulos, la pintura académica
internacionalista de los artistas formados en Europa, la escultura internacionalista de
importación que a través de los concursos para las plazas públicas, dejó arte urbano desde el
siglo XIX con expresiones del academicismo, el modernismo y el romanticismo localista.
Si en el plano económico y político se dieron las pugnas entre la élite tradicional, la nueva y el
capitalismo internacional, ellas encontraron su correlato en el campo cultural, a través de la
coexistencia de las expresiones internacionalistas y cosmopolitas con las románticas
nacionalistas en sus distintas vertientes.
En la arquitectura el historicismo internacional predominante después de 1870, vio surgir en el
nuevo siglo a un desconcertante eclecticismo que, al relativizar los cánones compositivos
clásicos, desarmó los conceptos sobre lo bueno y correcto. Paralelamente se inició lentamente
la adopción de distintas expresiones de arquitectura peruanista, versión local del romanticismo
internacional desarrollado en el siglo XIX, algunas de cuyas realizaciones en México y Estados
Unidos de Norteamérica fueron conocidas y apreciadas en nuestro país (Beingolea 2020) a
través de las distintas revistas que se multiplicaron en el nuevo siglo, contribuyendo a la
difusión de novedades en cuanto a ideas, gustos, productos y acontecimientos, internacionales
y nacionales. En 1911 empezó el estilo colonial (denominado por la historiografía neocolonial)
y el mal llamado neoindigenismo (neo prehispánico), en 1920 se formuló el ecléctico estilo Neo
peruano (fusión de la arquitectura de los orígenes con la virreinal) y en 1940 el survival estilo
andino.
¿Cuál fue la relación del pensamiento y el proyecto del modernismo arquitectónico con los
proyectos de modernización de la sociedad peruana entre 1930 y 1960?
2.3. El modernismo arquitectónico
Ligeramente desfasados en el tiempo, a fines de la tercera década hubo novedades
importantes en la arquitectura al realizarse edificios de acento economicista (simplificación o
eliminación de la costosa decoración), productivista (uso de nuevos materiales que exhibían su
nueva performance y posibilidades expresivas) y pragmático (prescindencia del estilo), que
podían resultar abstractos en el interior y exterior como en las fábricas, cuarteles, depósitos y
similares, o también eclécticos, es decir figurativos al exterior y abstractos al interior. En otros
casos, la producción en serie o el tipo de usuario al que iba dirigido podía implicar o permitir
una inversión más eficiente y económica, a partir de la supresión de los costosos detalles
estilísticos figurativos. Estos aspectos no son mencionados en la historiografía, a pesar del rol
que cumplieron en la tendencia a la abstracción y la simplificación o desaparición de los estilos
figurativos.
A fines de la tercera década, la convergencia de edificios en estilo art déco, y un lustro
después, en el llamado estilo buque (streaming line) conformó una vertiente de lo que se ha
llamado proto moderno o proto racionalista (García Bryce 1980), de origen e influencia
internacional.
A estos estilos se sumaron a fines de la década de 1930, las versiones peruanistas que pasaron
por el mismo proceso de abstracción yuxtaponiendo lo figurativo con lo abstracto y generando
expresiones eclécticas, como en el neo peruano y también en el neocolonial. El caso del estilo
andino, el último en surgir por esos mismos años fue un caso particular porque no tuvo una
expresión figurativa, sino más bien una abstracción de acento pintoresquista muy libre.
Este conjunto de estilos configuró lo que en la historiografía artística reciente (Rebaza 2017)
correspondería al modernismo, en su vertiente nacional e internacional, caracterizado por su
tendencia a la abstracción o al eclecticismo estilístico que incluye la abstracción por
yuxtaposición.
Las nuevas expresiones arquitectónicas fueron asociadas con los términos “modernidad”,
“novedad”, “actualidad”, “progreso” y tuvieron vigencia entre 1925 y 1950 aproximadamente,
siendo acompañadas por vez primera por un discurso proyectual, histórico, crítico e
implícitamente teórico. Sus autores fueron fundamentalmente Héctor Velarde Bergman (1898-
1989) y Emilio Harth Terré (1899-1983), peruanos de ancestro europeo y formación
cosmopolita, que además de constituirse en los intelectuales orgánicos de la tendencia
arquitectónica romántica peruanista, realizaron proyectos de gran calidad e influencia en los
que, ciñéndose a los procedimientos típicos de entonces, apelaron a los distintos estilos, tanto
nacionales como internacionales, en virtud a lo cual e inadvertidamente, cuestionaron su
propio discurso a favor de la arquitectura peruanista. Fue precisamente la expresión estilística,
enfatizada especialmente en el exterior, uno de los conflictos de tipo funcional y ambiental
que se generaban en el interior.
El estilo Neo colonial llegó a ser estilo oficial, alcanzando su mayor influencia y trascendencia
en los edificios de escala urbana, en los de uso y ubicación de gran carga simbólica, como en la
plaza de armas de Lima (portales de Escribanos y Botoneros, Emilio Harth Terré 1939-1944), en
la de Trujillo (edificio de la Beneficencia, Carlos Morales Macchiavello 1945), en Arequipa el
Teatro Municipal y la Ciudad Universitaria (Harth Terré y Velarde, 1940), encarnaron el
proyecto ideológico de los sectores socio económicos locales y regionales dominantes, algunos
de ellos enfrentados al poder del capitalismo norteamericano, y por tanto se sintieron
representados por la arquitectura peruanista 2 neocolonial. La remodelación de la
Municipalidad de Cusco y el Hotel de turistas (Harth Terré 1934 y 1944) en la plaza del
Regocijo, como en el caso arequipeño, adoptaron la versión regional del estilo neoperuano y el
neocolonial. Estos proyectos por su importancia y envergadura tuvieron largos procesos de
maduración que, a pesar de los ajustes realizados al momento en que se construyeron,
evidenciaron algo de anacronismo. La arquitectura peruanista demandó un conocimiento de la
arquitectura histórica local y tuvo por entonces su periodo fundacional. Sin embargo, puso
también al descubierto los conflictos para traer al presente, arquitecturas del pasado que
respondieron a sus propias circunstancias técnicas, funcionales y contextuales. Eso prueba
probablemente porqué la tendencia más lograda fue el eclecticismo neo peruano moderno,
más libre, arriesgado y actualizado, razón por la cual lo hemos situado como la primera
expresión del modernismo contemporáneo peruano (Beingolea, 2012).
Junto a evidentes coincidencias, entre Velarde y Harth Terré hubo diferencias ideológicas,
temáticas, estratégicas y operativas, que la historiografía no ha precisado ni evaluado, por
ejemplo, en su relación con el debate ideológico contemporáneo y en particular en torno a la
sincronía entre sus discursos. Por otro lado, si bien Harth Terré dio aportes significativos tanto
en urbanismo como en arquitectura, no está claro si en cada y entre cada una de esas
disciplinas planteó un discurso coherente y sincrónico.
Velarde por su parte demostró un contradictorio nivel de conciencia, por un lado, fue
consecuente cuando advirtiendo las dificultades para introducir la arquitectura moderna en un
medio tan tradicional y conservador, optó por apoyar y promover la opción romántica
peruanista. Por otro lado, con perspicacia advirtió las particularidades de la arquitectura
limeña y lo limeño, su relación con la historia, la geografía y el clima, pero con su mordaz e
irónica crítica, trivializó su discurso peruanista.
Todas estas aparentes contradicciones requieren un abordaje amplio y profundo recurriendo a
la hermenéutica de su producción intelectual y proyectual.
2.4. El modernismo contemporáneo.
Un grupo de obras muestran evolución y cambios en el variado modernismo a fines de la
década de 1930, se mantiene el criterio estilístico acentuándose el eclecticismo, expresados en
volumetrías académicas o pintorescas, abstractas o con decoración geométrica o simplificada,
se perciben también las influencias del bauformen basadas en la sinceridad constructiva y del
Novecento italiano, síntesis abstracta y monumental de la tradición y lo nuevo; el material y la
estructura se usan con mayor racionalidad, cobran importancia al ser expresados implícita o

2
Las remodelaciones de las plazas de armas de Lima y Trujillo, con distintos alcances y el conjunto de
obras realizadas en torno al IV Centenario de la fundación de Arequipa (1940), ratifican el auspicio a la
arquitectura peruanista, en los dos últimos casos, en su versión regional.
explícitamente, interiormente hay mayor atención a la eficacia y eficiencia distributiva y al
confort ambiental, no siendo muy manifiesto ni generalizado su interés por el espacio. Las
obras que expresan nítidamente lo que llamamos modernismo contemporáneo son los
Ministerios de Salud, Trabajo y Hacienda, el aeropuerto de Limatambo, las Grandes Unidades
Escolares realizadas en algunas ciudades del país, algunos de los Hospitales regionales, la
Unidad Vecinal No. 3, los primeros agrupamientos de vivienda social multifamiliar en Lima y
otras ciudades y algunos edificios privados como los clubes Regatas y Lawn Tennis de la
Exposición, los edificios de departamentos Tacna, San Nicolás, Irma, pero sobre todo en la
arquitectura doméstica en Lima y distintas ciudades del país, conjunto de realizaciones a cargo
de proyectistas de las dos generaciones, mostrando el intercambio, la influencia y la
asimilación de experiencias.

¿Cuáles fueron las características de los proyectos arquitectónicos realizados por el


modernismo arquitectónico peruano entre 1930 y 1960?
Velarde y Harth Terré fueron activos en su labor proyectual y también con sus apreciaciones
críticas, animando este proceso. Parte de esos cambios se manifestaron en el plano de las
ideas a partir de 1937, cuando tanto Fernando Belaúnde (1912-2002) como Luis Miró Quesada
Garland (1914-1994) empezaron a escribir sobre aspectos y perspectivas nuevas en la revista
“El Arquitecto peruano” y el diario “El Comercio” respectivamente. En el primer caso, su
interés incluyó lo urbano y lo arquitectónico como unidad, pero de contenido diacrónico por lo
menos hasta la formación de la Agrupación Espacio, vanguardia artística y arquitectónica
promovida y liderada precisamente por Miró Quesada, quien en 1945 resumió sus artículos en
el libro “Espacio en el tiempo. La arquitectura como fenómeno cultural” que ejerció enorme
influencia en los jóvenes estudiantes de la ENI, llevándolos a promover y conseguir la reforma
de la enseñanza en 1946. Su pertenencia a la familia propietaria de “El Comercio” le permitió
acceder desde 1937 a la difusión de sus artículos sobre arquitectura moderna y luego, entre
1948 y 1950, la sección de los miércoles a cargo de la Agrupación Espacio.
Formado en Europa y EEUU, a través de la revista El Arquitecto peruano que creó en 1937,
Belaúnde consolidó un espacio trascendente en la afirmación de la identidad profesional
frente al ingeniero, promoviendo la legitimidad social, económica, cultural y política del
arquitecto y la arquitectura, a través de la articulación productiva, gremial, académica, la
práctica y el acceso democrático al encargo proyectual, que vistas en conjunto, constituyeron
una gran contribución a la modernización de la arquitectura como institución. Su interés mayor
y el que tuvo mayores alcances fue en torno a la ciudad, como gestor del Instituto de
Urbanismo que creó en 1944 convocando a Luis Dorich, Carlos Morales y Luis Ortiz de Zevallos,
estrechamente relacionado con la creación de la política pública en la vivienda social que como
diputado impulsó decisivamente desde 1945. Posteriormente en 1956, su interés por ciudad
trascendió la escala territorial llevándolo a concebir y plantear la continental carretera
Marginal, que empezó a hacer realidad como presidente de la República a partir de 1963,
involucrando a los países vecinos (Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia y Brasil).
En Belaúnde se hacen más evidentes sus iniciales contradicciones entre su visión
arquitectónica y urbanística, siendo esta última más avanzada y sincrónica con su tiempo,
incluso a nivel internacional. Alternó activamente con los peruanistas Velarde y en especial con
Harth Terré y también con Miró Quesada y la agrupación Espacio que ejercieron una influencia
determinante en la evolución de sus ideas arquitectónicas. Digamos que en él se produjo un
proceso de sincronización que le permitió mantener e incluso incrementar su liderazgo. A
pesar de que no se han hecho estudios pertinentes, no es muy difícil advertir en su origen la
influencia ideológica de su abuelo Víctor Andrés Belaúnde, pero no cabe duda de que su
estancia estudiantil en Texas, durante el surgimiento del New Deal, permearon su visión de
nuestro país.
El ya mencionado libro de Miró Quesada, además de exponer la arquitectura moderna y su
razón de ser, constituyó su propia “presentación en sociedad” pues marcó su renuncia a la
arquitectura figurativa y el uso de los estilos como había hecho hasta entonces, apostando por
la nueva arquitectura, mostrando conciencia proyectual y coherencia. Dos años después, en
1947 se constituyó en el líder de la Agrupación Espacio, vanguardia artística y arquitectónica
que se gestó en la Escuela Nacional de Ingenieros (ENI) convertida en centro de operaciones
de la nueva arquitectura, luego de que como ya se indicó, los estudiantes hicieran la reforma
moderna de la enseñanza en 1946 y lo llamaran como nuevo profesor, desencadenando el
movimiento a favor de la arquitectura moderna, enfrentando al conservadurismo del medio y
en particular a los líderes de la arquitectura figurativa y peruanista (Malachowski, Marquina,
Velarde y Harth Terré), quienes lideraban la institución hasta entonces y que casi
inmediatamente, sin debate de por medio, optaron por el retiro. Esta decisión respondió o
significó en la práctica ceder el paso a la nueva generación, pero de ninguna manera la
renuncia a sus convicciones, tal como lo demostró su trayectoria posterior, desgraciadamente
poco estudiada.
Realmente, la pugna ideológica arquitectónica fue virtual, indirecta, implícita y casi
exclusivamente en los medios de comunicación, demasiado atenuada si tenemos en cuenta los
intereses y los cambios que estuvieron de por medio. Una suerte de diálogo de sordos se
produjo frente a la evidente diacronía y a un implícito anacronismo no debatido
adecuadamente.
¿Cuál fue la estructura y contenido del discurso arquitectónico planteado por el modernismo
arquitectónico peruano entre 1930 y 1960?
¿Cuáles son las manifestaciones del sincronismo, diacronismo y anacronismo en los discursos
arquitectónicos del modernismo arquitectónico planteados entre 1930 y 1960?
Si bien relativamente tardíos, los cambios que introdujo la nueva generación y que
recientemente han sido relacionados con el ultra modernismo (Rebasa, 2017), a mediados de
la década de 1950 fueron adoptados por el Estado y el empresariado privado, que vieron en
ellos un sinónimo de “modernidad”, “actualidad”, “progreso”, “cosmopolitismo” y sincronía
con el mundo.
A pesar de que la propia casa de Miró Quesada, más conocida como Wiracocha por la calle en
la que se ubicó (1946-1948) puede considerarse el manifiesto construido que encarnó los
enunciados plasmados en el libro y en el Manifiesto de la Agrupación Espacio, la expresión
ultramoderna trascendió social y culturalmente varios años después. La obra que puede
encarnó la “oficialización” del ultra modernismo podría ser el Ministerio de Educación
concluido en 1955, precedido y acompañado por un buen número de obras que mostraron el
relativamente rápido “éxito” de la nueva propuesta arquitectónica. Dicho edificio,
paradójicamente, fue proyectado por Enrique Seoane Ros, el arquitecto con el mejor conjunto
de obras realizadas sin mayor ruptura, tanto en el modernismo contemporáneo como en el
ultra modernismo, encarnado una de las premisas de la presente investigación, que la
adopción del modernismo arquitectónico no fue un evento sino un proceso. Pero como él,
también tuvieron un aporte proyectual singular Alejandro Alva Manfredi y Augusto Benavides
¿Cuáles son las manifestaciones del sincronismo, diacronismo y anacronismo en los proyectos
arquitectónicos del modernismo arquitectónico realizados entre 1930 y 1960?

Sin embargo, el propio Miró Quesada en 1951 observaba que el cambio que se había
producido continuó siendo estilístico y no principista como planteó en su libro. La crisis que se
advirtió en la década de 1960 obligó a reflexionar sobre las causas y las miradas se volcaron a
revisar los orígenes. La escasa historiografía general ha tenido dos interpretaciones sobre el
surgimiento de la arquitectura denominada moderna. De un lado, considera débil al
movimiento moderno peruano y su temprana crisis habría ocurrido por la ausencia de debate
entre los modernos abstractos y los figurativos peruanistas, lo que habría impedido cimentar
principios, desarrollar planteamientos contextualizados y encontrar alternativas a las
divergencias (Ortiz de Zevallos, 1972).
La otra posición considera que, tal como ocurrió a inicios del siglo XIX con la adopción del
academicismo, la apropiación de los principios de la arquitectura moderna careció de rigor, fue
superficial, lo que le restó coherencia, consistencia, limitó su originalidad, pertinencia y
desarrollo (García Bryce, 1980).

3. El problema de investigación

A la luz de las investigaciones puntuales realizadas después de 1990, la visión teórica,


conceptual y metodológica brindada por la historiografía general, no ha explicado
satisfactoriamente el modernismo arquitectónico, a pesar que éste construyó para sí y hasta el
presente, el primer y único discurso arquitectónico (histórico, crítico y proyectual), edificios
significativos, a pesar que creó o desarrolló instituciones (académicas, gremiales, disciplinares,
empresariales y políticas), no se han realizado investigaciones integradas, interrelacionadas y
transversales, que permitan identificar sus sincronías, diacronías que permitan encontrar y
explicar los pasivos y activos de la arquitectura peruana realizada entre 1930 y 1960, desde el
modernismo hasta el ultra modernismo, a través del modernismo contemporáneo, como
expresiones de la modernización de la sociedad peruana de ese periodo.
¿Cuáles fueron los efectos del sincronismo, diacronismo y anacronismo de los discursos y
proyectos arquitectónicos en el proceso del modernismo arquitectónico, como expresión de la
modernización del Perú entre 1930 y 1960?
La investigación tiene como objeto de estudio el pensamiento y el proyecto de arquitectura, su
escenario es el Perú (de manera especial Lima), el periodo estudiado, producto de la
reformulación cronológica y conceptual, bajo el nombre de modernismo arquitectónico que
presenta tres fases, tomadas y adaptadas de la historiografía del arte, se inicia en torno a 1930
y se prolonga hasta alrededor de 1960. El problema de investigación consiste en establecer el
sincronismo, diacronismo y anacronismo presente en el pensamiento y el proyecto
arquitectónico del modernismo arquitectónico entendido como proceso y enmarcado en la
modernización de la sociedad peruana del periodo.
Las unidades de análisis serán los textos que constituyen el corpus principal del discurso sobre
el modernismo arquitectónico, los sujetos con discursos y proyectos de mayor trascendencia y
los edificios y arquitecturas urbanas que expresan los periodos, tendencias, contextos e
impactos más significativos.
3.1. Area disciplinar, importancia y aportes de la investigación
Area disciplinar: Historia del arte
Sub área disciplinar: historia de la arquitectura
La investigación integra a través de una revisión conceptual, teórica y metodológica los aportes
de las investigaciones puntuales desarrolladas en los últimos 20 años, produciendo una
renovación de la visión histórica de un episodio fundamental ocurrido en el segundo tercio del
siglo XX.
Sustituye el concepto de arquitectura moderna por arquitectura del modernismo, expresión
formal de la modernización de un país no moderno.
También permite superar la visión del modernismo como un evento, como una irrupción,
sustituyéndola por un proceso, con antecedentes y consecuencias, con rupturas, pero también
con permanencias.
Al no limitarse sólo a los proyectos de los edificios, sino también a los sujetos proyectistas y su
discurso arquitectónico como parte de un proceso, permite establecer interrelaciones que
amplían y profundizan la visión del problema de investigación. A pesar que el centro productor
y emisor de las experiencias va a ser fundamentalmente Lima, la investigación establecerá las
proyecciones en las ciudades regionales que permitan abordar el problema de una manera
más representativa de la realidad.
Finalmente, al situar el estudio del modernismo arquitectónico en el contexto de la
modernización de la sociedad peruana, permite evaluar su articulación ideológica política, su
esencia y trascendencia socio cultural.
4. Objetivos de la investigación
4.1. Objetivos específicos
Establecer la relación entre el pensamiento y el proyecto arquitectónico del modernismo
arquitectónico y la modernización de la sociedad peruana entre 1930 y 1960.
Describir la estructura y contenido del discurso arquitectónico planteado por el modernismo
arquitectónico peruano entre 1930 y 1960.
Describir las características de los proyectos arquitectónicos realizados por el modernismo
arquitectónico peruano entre 1930 y 1960.
Cuáles fueron las manifestaciones del sincronismo, diacronismo y anacronismo en los
discursos arquitectónicos del modernismo arquitectónico planteados entre 1930 y 1960.
Cuáles fueron las manifestaciones del sincronismo, diacronismo y anacronismo en los
discursos arquitectónicos del modernismo arquitectónico desarrollados entre 1930 y 1960.
4.2. Objetivo genérico

Establecer las consecuencias del sincronismo, diacronismo y anacronismo de los discursos y


proyectos arquitectónicos en el proceso del modernismo arquitectónico, como expresión de la
modernización del Perú entre 1930 y 1960.

5. Hipótesis principal

El modernismo arquitectónico peruano tuvo centro en Lima y repercusiones diacrónicas en las


ciudades regionales más importantes, produjo hasta 1940 sincronías y diacronías entre las
tendencias internacionalistas y peruanistas basadas en el lenguaje figurativo, ecléctico y la
estrategia proyectual estilística, llegando a plasmar, la segunda de ellas y a partir de 1940,
valiosas pero aisladas expresiones sincrónicas locales, interrumpidas por el ultramodernismo
que decretó como anacrónico el discurso figurativo, ecléctico y en especial el peruanista,
planteando una ruptura fundamentada en un discurso sincrónico internacionalista, relativizado
casi paralela e inmediatamente por una tendencia casi marginal basada en un sincronismo más
contextual.

6. Bibliografía
Acevedo A. Llona M. 2019 Catálogo Arquitectura Movimiento moderno Perú. Lima, Fondo
Editorial Universidad de Lima.
Beingolea, José 2020 El palacio Arzobispal de Lima y la arquitectura peruanista Lima, Editorial
FAUA UNI.
Beingolea, José 2012 Procesos activos y pasivos en la modernización de la arquitectura
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