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Femicidio y Feminicidio
Femicidio y Feminicidio
Pero en el resto de latinoamérica, se usa otra palabra para definir casi lo mismo: feminicidio.
Y decimos casi porque su significado es distinto.
Para entender las diferencias y por qué en nuestro país usamos sólo uno de los dos conceptos,
desde Filo.News entrevistamos a las periodistas Liliana Hendel (flamante Secretaria al
frente de la secretaría de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidades de La
Matanza), Gabriela Barcaglioni y la historiadora y asesora presidencial en cuestiones de
género, Dora Barrancos.
Primero lo primeAnahí Benitez, adolescente asesinada en 2017 por Marcos Esteban Bazán.
¿De dónde viene la palabra femicidio? «El término femicidio es un término político que
surge en el año 76. Es utilizado por Diana Russell, antropóloga norteamericana que murió
esta semana. Ella decía que muchos homicidios son femicidios porque involucra a mujeres,
pero que no había una palabra que describa este asesinato, esta política sexual, decía ella, del
asesinato», explica Barcaglioni.
Así es. Su origen es ingles, “femicide”, neologismo literario creado en 1801 que significa
“asesinato de una mujer”. Fue utilizado por primera vez en un contexto jurídico en el año
1976 en el Tribunal Internacional sobre los Crímenes contra la Mujer en Bruselas por las
feministas Diana Russell y Jane Caputi para denunciar formas de violencia extrema contra
este género.
Pero si bien al final significa «asesinato de una mujer por ser mujer», lo cierto es que en
principio “femicidio” comprendía toda una progresión de actos violentos que van desde el
maltrato emocional, psicológico, golpes, insultos, tortura, violación, prostitución, acoso
sexual, abuso infantil, las mutilaciones genitales, la violencia doméstica, etc.
«Hay un cierto uso habitual cotidiano que asimila femicidio y feminicidio. Como
absolutamente equivalentes, es más, hasta a veces en el orden jurídico, ambos términos
pareciera que obedecen a la misma semántica. Pero hay una sutil diferencia. En
realidad, femicidio se crea para dar cuenta no sólo de las muertes, Russel lo empleó en un
sentido más amplio, no solamente la circunstancia brutal de tal última, sino también ella
hablaba de otras fórmulas hostiles antes abusos y, sobre todo, violaciones, que se equiparaba
a femicidio», explica Barrancos.
«Russel decía que la palabra femicidio era la palabra que permitiría comprender esta
situación, esta problemática. Porque son asesinatos de mujeres por parte de hombres, de
varones motivados por el desprecio y lo odio, el placer o el sentido de propiedad sobre
nosotras», agrega Barcaglioni.
Y bastante razón tuvo. Hoy, en nuestro país, y más allá que este tipo de crímenes suceden
desde siempre, las noticias respecto a los femicidios son constantes y el impacto que tiene
esta palabra en la sociedad funciona no sólo para darle nombre a un genocidio a cuenta gotas
sino, también, para concientizar al respecto.
En Argentina cada 27 horas un varón mata a una mujer en un intento de reafirmación del
machismo preponderante. Un acto drástico que busca marcar propiedad sobre la vida de las
mujeres y que busca funcionar de forma correctiva. Si vos, mujer, osas querer irte de un
vínculo violento, tal vez termines muerta.
«Antes se consideraba una cuestión personal y privada y era cosa de sentido común. También
lo decían los medios, que responden muchas veces a esos sentidos comunes y lo decían las
leyes. Es más, hace mucho más tiempo los maridos hasta tenían legalmente autorización para
matar a su compañera. Y en algunos países esto sigue sucediendo», reflexiona Hendel.
Es que claro, hasta no hace muchos años, y de hecho algunas veces aún se les «escapa», los
medios de comunicación a este tipo de delitos lo titulaban como «crímenes pasionales». Con
esa elección de palabras, lo que se hace es poner como víctimas de sus propios instintos a los
asesinos y se desdibuja lo que realmente sucede que es la perpetuidad de un sistema que ubica
por encima la vida y el deseo de los hombres por sobre las feminidades.
¿Y feminicidio?
La diferencia entre estos dos términos es muy interesante y nos habla de algo clave: la
responsabilidad y la impunidad. Es la antropóloga y feminista mexicana Marcela
Lagarde quien introduce este término en el lenguaje.
Según la autora, el feminicidio comprende el conjunto de delitos de lesa humanidad
que reúnen crímenes, secuestros, desapariciones de mujeres y niñas ante un colapso
institucional.
¿Y no serían todos, entonces, feminicidios? Y acá viene una aclaración importante por
parte de Barrancos que puede ayudarnos a entender esa, como bien dice la historiadora, sutil
diferencia.
Femicidio es una figura legal, ergo, femicidio no tiene en su concepción el significado de
impunidad, cuestión que sí sucede con el término generado por Lagarde. Feminicidio habla
de la impunidad estructural que no sólo genera y habilita la posibilidad de ese asesinato sino
que, además, no lo resuelve.
«El femicidio es una noción que el propio Estado toma y que efectivamente hace algo al
respecto, lo sitúa como delito y hace una actuación para limitar o sancionarlo», explica Dora
y agrega: «En cuanto a la palabra feminicidio, supone lo mismo, pero con impunidad. Esta
me parece que es la diferencia entre los términos. El femicidio está caracterizado y todo
indica que tiene una intervención para hacer cesar o para pulir, el feminicidio, en cambio, es
la misma caracterización, pero con con impunidad».
¿Por qué usamos sólo femicidio?
Es que, así como sostiene Barrancos, es muy importante esa sutil diferencia ya que marca de
forma clara y contundente la responsabilidad estatal (no gubernamental ya que son términos
que siempre se confunden) respecto a estos crímenes.
«Me parece que señalar la presencia activa de un Estado que está ausente, activamente
ausente, es realmente muy importante. Porque las cuestiones que tienen hoy claramente que
ver con las violencias machistas, y en este caso una de las peores violencias, que es el
asesinato y el feminicidio deben estar diferenciadas», sostiene Hendel y agrega: «Creo que
abonar la insistencia de utilizar el concepto de feminicidio pone blanco sobre negro que en
el asesinato perpetrado contra una mujer o disidente por su condición, el Estado ha tenido
por lo menos una parte de responsabilidad».
Por su parte, Barcaglioni, deja en claro el contexto difícil que era en su momento hablar de
estos temas. «Imaginate lo que era en los años 70 intentar utilizar alguno de estos dos
conceptos como comunicadora. Fue muy difícil», indica.
«Hoy utilizamos solo femicidio porque creo que se instaló por una cuestión de uso. Le fuimos
dando un contenido al término femicidio, que lo asocia directamente al concepto que
estableció y que desarrolló Marcela Lagarde. Por eso hay confusión al respecto. Creo que
cuando decimos femicidio en Argentina también estamos poniendo en escena al Estado.
Fijate vos que el movimiento ni una menos. ¿A quién interpelaba por estos asesinatos? El
Estado. O sea, que si bien utilizamos la denominación femicidio, el contenido político en
realidad también es feminicidio», reflexiona y finaliza la comunicadora.
VV