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BTX IV
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05 Salomón
Escrito el 25/12/2018

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Y cuando Salomón era ya anciano, ocurrió que su corazón ya no estuvo


sumiso a YHVH su Elohim, como el corazón de David su padre; y las
mujeres extranjeras hicieron desviar su corazón en pos de los dioses de
ellas.

Y Salomón edificó en el monte que está frente a Jerusalén, un lugar alto a


Quemos, el ídolo de Moab, y a su rey, el ídolo de los hijos de Amón, y a
Astarté, ídolo abominable de los sidonios. Y así hizo para todas sus mujeres
extranjeras, las cuales quemaban incienso e inmolaban víctimas a sus
dioses.

E hizo Salomón lo malo ante los ojos de YHVH , y no siguió cumplidamente a


YHVH como David su padre.
1R.11.4-8

Con intervalos esporádicos durante el tiempo de sus reyes anteriores (Saúl y


David), el pueblo de Israel había persistido en imitar las prácticas idolátricas
cananeas, las cuales esta vez no sólo fueron permitidas, sino auspiciadas y
compartidas por el mismo rey Salomón.

Al leer esta parte de la historia sagrada, la mente del lector cristiano puede ser
movida hasta la perplejidad: Salomón, el hombre a quien Dios había dotado de
singular sabiduría, poder y riqueza; autor de dos de los libros del Canon Hebreo, y
próspero rey, se nos presenta ahora, en el ocaso de su vida, dentro de una total
decadencia moral y espiritual, en la que comete las más aberrantes violaciones al
pacto que él y su nación debían mantener con su Dios.

Salomón, paradigma de ingratitud

El particular grado de maldad del rey Salomón es más relevante, se muestra más
crudo y absurdo, por cuanto tales transgresiones fueron perpetradas por un
hombre que conocía a Dios (1R. 11.9-10) . Y fue precisamente por ello que sus
acciones tuvieron un peso determinante en el ánimo y conducta de sus súbditos.

Era el rey mismo que estaba dando el ejemplo. De allí en adelante, todo era
posible para Israel. De allí en adelante, y con la práctica de sus idolatrías, el
pueblo pudo exclamar: ¡YHVH no nos ve! ¡YHVH ha abandonado la tierra! (Ez.
8.12) .

Con asombro y perplejidad vemos en los registros de la Escritura las perversas


acciones de este rey en respuesta a Dios, que se le había aparecido en dos
oportunidades para otorgarle sabiduría, riquezas, poder y gloria, como ningún otro
hombre tuvo sobre la tierra.

Cuando, más adelante, las acciones de este vil personaje sean comparadas con
las de innumerables cristianos en la actualidad, el fracaso espiritual del rey
Salomón constituirá un ejemplo de gran ayuda en las conclusiones que el lector
deberá extraer respecto a su propia vida delante de Dios.

Basta ahora resaltar el triste ejemplo que el rey dejó a su posteridad: Aquél que
una vez había bendecido a toda la congregación de Israel (2Cr. 6.3) llegó a
desagradarse de tal manera ante el Dios que lo había colocado en un sitial de
honor por encima de todos los reyes de la tierra.
La experiencia personal del rey Salomón guarda también un paralelismo muy
sigificativo con el colectivo que conforma la nación israelita, la cual, habiendo sido
levantada por encima de todas las naciones de la tierra, y siendo receptora única
de la adopción y la gloria, de los pactos y la promulgación de la ley, de las
ordenanzas y las promesas; de leyes, mandamientos y estatutos del Dios único y
verdadero, llegó a fracasar rotundamente frente al Dador de todo su bien (Ro. 9.4)
.

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