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BLOG DE GUSTAVO EDUARDO

TOLEDO LARA

Para los que hacemos vida dentro del mundo educativo, el término «currículo» y el
término «didáctica» son bastante familiares. Sin embargo, al hablar sobre el
currículo «y» la didáctica se corre el riesgo de ver ambos aspectos por separado
cuando en realidad se vinculan, relacionan y enriquecen desde el momento en que
se diseñan las acciones respectivas. Por lo tanto, el currículo y la didáctica pueden
ser vistos como una encrucijada de saberes en la cual (y reconociendo sus aspectos
definitorios) estos dos elementos van de la mano al momento de desarrollar
cualquier labor formativa. El currículo nos recuerda la organización de la enseñanza
y su administración y la didáctica nos permite aprender el arte de enseñar aquello
que queremos transmitir y descubrir.

Para visualizar mejor de qué se trata, podemos revisar dos definiciones que nos
van a ayudar a ubicar nuestra revisión. Es importante señalar que el desarrollo de
la pedagogía como disciplina ha provocado que exista una gran cantidad de
conceptos que giran en torno al currículo y a la didáctica. Aunque debemos reconocer
la existencia de dichos conceptos como parte de la evolución de esta área y su
vinculación con la postura ideológica de cada autor, aquí vamos a mostrar solo dos
definiciones a modo ilustrativo:

El currículo es lo que permite ver qué tipo de organización de los saberes, de


las experiencias y de los vínculos con los alumnos y con el mundo, propone la
escuela. (…) el currículo constituye un documento público que expresa
acuerdos sociales sobre lo que debe transmitirse a las nuevas generaciones en
el espacio escolar (Dussel y Southwell, 2010, p. 4).

La palabra «didáctica» se ubica en el campo de lo práctico, en tanto es una


acción, y porta los sentidos de enseñanza, instrucción y maestro (Grisales,
2010, p. 205).

En un primer momento, podemos apreciar que la vinculación entre ambos términos


existe, ya que desde luego tienen como contexto común el espacio educativo; sin
embargo, se puede ir más allá. Efectivamente, el currículo como aspecto privilegiado
dentro de la esfera de lo educativo es aquel momento en que concebimos toda la
dinámica que desarrollar a partir de lo formativo, y lógicamente debe
instrumentalizarse por medio de los documentos respectivos. Aunque el estudio del
currículo suele ser bastante extenso, es necesario en este momento que podamos
reconocer la existencia del macrocurrículo (sistema educativo), el mesocurrículo (el
proyecto educativo del centro) y el microcurrículo (programación de aula).

En este mismo orden de ideas, la didáctica siempre y en todos los casos va a ser
producto de un proceso crítico-reflexivo en el cual el docente, formador o facilitador
va a identificar y a establecer cómo quiere desarrollar sus estrategias de enseñanza,
desde luego a partir de los criterios orientadores establecidos en el currículo y en
correspondencia con un área o campo de estudio específico. Es por eso por lo que
leemos «didáctica de las matemáticas», «didáctica de la enseñanza de las ciencias
sociales», etc. Por lo tanto, la didáctica y el currículo van de la mano en el proceso
de enseñanza y aprendizaje. Es un binomio que cuenta con rasgos diferenciados,
pero que forman un solo cuerpo.

En algunas ocasiones, coloquialmente se suele decir al momento de emitir una


valoración sobre un docente que «le falta pedagogía». El uso de este término aquí
es incorrecto, ya que lo que se quiere decir es que «le falta didáctica», es decir, que
ese docente necesita mejorar la manera en que quiere acercarse a los alumnos
desde un punto de vista formativo o cómo desarrolla su proceso de enseñanza.
Recordemos que la pedagogía grosso modo nos recuerda el deber ser de la
educación, la filosofía de la educación.

Ahora bien, para nosotros los pedagogos, el tema del currículo resulta bastante
llamativo e interesante, ya que podemos identificar que el currículo es la oportunidad
no solo para identificar las características definitorias del proceso de enseñanza y
aprendizaje, sino que al ser también un documento público y político, nos puede
ofrecer la oportunidad de caracterizar la manera en que los cuerpos decisorios
definen, entienden y proponen las líneas rectoras en materia educativa para un
continente, país o región. También podemos mencionar que dentro del currículo
como campo de estudio se manejan diversos términos tales como matriz curricular,
diseño curricular, silueta curricular, administración curricular, evaluación curricular
y sociología del currículo, entre otros.

Una realidad más que palpable es


la influencia de las nuevas tecnologías en el diseño del currículo y, desde luego, en
la manera de entender y desarrollar la didáctica. Hablamos entonces de la
innovación educativa, pero no de reducirla al uso del ordenador en el aula, sino de
la manera en que esa tecnología pueda lograr que el aprendizaje sea realmente
significativo y las herramientas tecnológicas sean empleadas con fines didácticos.
En este caso, la herramienta es un medio y no un fin. Es aquello que nos va a ayudar
en el ejercicio de nuestra enseñanza, va a acortar distancias no solo físicas sino
entre las personas y el conocimiento y, en definitiva, nos tiene casi que,
imperativamente, incluir en toda esta dinámica digital propia del siglo XXI.

Así, el currículo y la didáctica significan componentes de suma importancia para


todos los que hacen vida dentro de la educación, pero mucho más para los que se
están formando para enseñar. Desde luego, un docente debe conocer y manejar
todo lo relativo al currículo, ya que es un área sustantiva a su identidad profesional
y la didáctica (vista como componente siempre de la mano con el currículo) va a
ofrecernos la posibilidad de darle esa característica precisa y especial para saber
transmitir y acercarnos técnicamente a ese conocimiento que queremos descubrir
junto a nuestros estudiantes.

Referencias:

Dussel, I. y Southwell, M. (2010). El currículum. Explora Pedagogía. Las ciencias en el mundo contemporáneo, 7.

Grisales, L. (2012). Aproximación histórica al concepto de didáctica universitaria. Educación y Educadores, 15(2),
203-218.

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