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Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Facultad de Ciencias y Educación


Licenciatura en Humanidades y Lengua Castellana
Comunicación y Mediaciones Socioculturales

Lizeth N. Arias, Miguel A. Bayona, Liseth N. Bernal, Ana M.


Rodríguez
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Marcuse, H (2001). Razón y revolución. Barcelona, Ariel.

Vocabulario: Razón, historia, libertad, realidad, sujeto

En su libro Razón y revolución: Hegel y el surgimiento de la teoría social, el


filósofo y sociólogo Herbert Marcuse explora a lo largo de dos apartados, el
pensamiento del también reconocido filósofo Friedrich Hegel. En estos, expone de
manera general algunos de los conceptos más sustanciales de la teoría del pensador
alemán; así pues, en primer lugar, Marcuse realiza un acercamiento histórico-social
desde la obra del autor para poder concretar posteriormente en un segundo
momento el punto de partida del sistema y pensamientos Hegelianos en relación con
la filosofía de su época. Ambas partes pretenden problematizar la relación entre
realidad, razón e historia y el papel del sujeto como constructor axiomático de las
mismas.
En primer lugar, y en lo que se refiere a la influencia de la Revolución
Francesa en la construcción de su teoría, Hegel apunta que esta rompe con el sistema
feudal de la época, completando el proceso de emancipación de la reforma Alemana,
la cual “convierte al individuo en dueño autosuficiente de su propia vida” (Marcuse,
H., 1941, p. 10), menciona además, que “el hombre empezó a contar con su espíritu y
se atrevió a someter la realidad dada a las normas de la razón” (Marcuse, H., 1941, p.
12). Las reflexiones anteriores otorgan los antecedentes de la conceptualización
general de la razón como elemento nuclear dentro del pensamiento de Hegel,
además, implica que la realización del sujeto en relación con la historia toma, según
el filósofo, un cambio definitivo en su concepción de realidad organizándose de
acuerdo a su libre pensamiento racional en lugar de acomodarse o actuar en la
misma de acuerdo al orden y los valores dominantes.
En este orden de ideas, es menester reconocer el contexto histórico de la
sociedad Alemana en la que Hegel inscribe su escritura, ya que son las condiciones
sociales y políticas en decadencia las que amplían y asisten su teoría. Hay que
mencionar además, la influencia del empirismo inglés sobre su obra y el aporte, un
tanto contradictorio, que tiene sobre el idealismo Alemán.
Se debe agregar que la razón como eje del entendimiento hegeliano es
transversal a su obra, por lo que se hace un elemento fundamental para la
comprensión de otros conceptos. Es a través de la misma que se entiende el libre
desarrollo del pensamiento, pues este le permite al hombre reconocer sus
potencialidades y las del mundo que lo rodea. Se resalta entonces que “nada que no
sea resultado del pensar es razón” (Marcuse, H., 1941, p. 12), marcando además un
énfasis en que lo “más importante del hombre se encuentra en su cabeza y es el
pensamiento” (Marcuse, H., 1941, p.11). De esta manera es posible llegar a la
conclusión de que el pensamiento no solo configura al sujeto, sino que también es
parte activa de la construcción de la historia y de la realidad.
Hecha esta salvedad, es necesario ahora comprender y denotar el concepto de
historia como “una constante lucha por la libertad” (Marcuse, H., 1941, p. 12) la cual
está mediada por un proceso de capitalismo industrial, en el cual, la propiedad
privada se organiza como medio para alcanzar la libertad. En consecuencia, el
proceso de libertad esta mediado por uno de esclavitud, donde se evidencia el
sometimiento del más fuerte sobre el más débil, prevalece la desigualdad y la
esclavitud, la mayoría de hombres carecen de libertad y se hallan privados de su
propiedad, no obstante, esto no implica que el sujeto, en cualquiera que sea su
posición, deje de ser libre. En vista de la indeterminación de las consideraciones
anteriores, es de suma importancia resaltar que todos los conceptos Hegelianos son
ambiguos, de manera que “nunca denotan meros conceptos [...] sino formas o modos
de ser comprendidos por el pensamiento” (Marcuse, H., 1941, p.30).
Ahora bien, en lo que respecta a la concepción de realidad, ésta está mediada
por el desarrollo de la razón en tanto “el pensamiento debe gobernar la realidad”
(Marcuse, H., 1972, p. 13), por lo que es necesario que se establezcan unas normas y
valores universalmente válidas que den cuenta del pensamiento de la mayoría, ya
que de lo contrario el pensamiento fracasara por la multiplicidad de nociones
subjetivas que no llevan en sí mismas ninguna verdad. De manera que “la razón sólo
puede gobernar la realidad si la realidad se ha vuelto racional en sí misma” (Marcuse,
H., 1941, p. 14), esto quiere decir que la realidad debe ser un constructo que nace del
pensamiento y que de manera paralela debe gestarse bajo la construcción de
relaciones contradictorias que permitan generar un proceso dialéctico de tesis,
antítesis y síntesis. Igualmente, Hegel insiste en que para que los órdenes de las
realidades puedan someterse a una exigencia de derechos fundamentales del hombre
sobre su libertad, estas tienen que ser alteradas hasta complementarse con la razón,
por lo mismo es manifiesto el papel decisivo por parte del sujeto para hacer de su
realidad una explicitación necesaria de la racionalidad.
Como acotación última de esta primera parte, la trascendencia del sujeto en su
condición de Ser marca otro de los enfoques centrales del entendimiento hegeliano, a
saber: “El hombre, desde su naturaleza es el único que puede percatarse de sí
mismo” (Marcuse, H., 1941, p. 15) es de esta manera que la naturaleza sostiene y da
paso al desarrollo de las libertades que a su vez integran el espacio temporal de las
realidades y la historia de dicho sujeto. Lo anterior implica que la razón misma no
solo cumple un papel fundamental en el desarrollo del sujeto, sino que a su vez actúa
como mediadora del desarrollo de la humanidad, sirva de ejemplo: “el mundo
histórico es considerado en relación con el progreso racional de la humanidad, no
como una sucesión de actos y acontecimientos, sino como una continua lucha para
adaptar al mundo a las crecientes potencialidades de la humanidad” (Marcuse, H.,
1941, p. 16)
Luego de abordar algunos de los elementos hegelianos principales para la
comprensión dentro de un contexto histórico concreto, el texto nos remite a un
segundo entendimiento donde se explica la correlación entre lo que se construye
desde un marco filosófico conceptual específico. Es importante resaltar que la
centralidad del mismo se encuentra mediada por la época y los progresos de la
filosofía moderna marcados en un principio por Descartes. El sistema y lo construido
dentro del pensamiento filosófico de Hegel marca entonces el fin de dicha filosofía y
el encuadre de las ideas de la sociedad moderna, su concepción fundamental de
razón se convierte en la última de las interpretaciones del mundo desde el
sometimiento de la historia y la naturaleza a las normas del pensamiento y de la
libertad. En concreto: “La filosofía alcanza su fin cuando ha formulado su posición
ante un mundo en el cual la razón está realizada.” (Marcuse, H., 1941, p. 33).
Ahora bien, la construcción e interpretación de la realidad y su ya mencionada
relación con la “sustancia como sujeto” abarcada por Hegel se solidifica en esta
segunda parte con las ideas expuestas en el pensamiento filosófico desarrollado por
Kant, a saber: “Lo que Kant llama la «más alta» síntesis, la percepción trascendental,
es el percatarse del «yo pienso» que acompaña toda experiencia”. (Marcuse, H., 1941,
p. 28) esto reafirma una vez más la relación e importancia del concepto de Ser de
Hegel que implica el percatarse de la existencia misma, es posible de esta manera
afirmar con mucho más ahínco la trascendencia de la historia tomada como
resultado de una construcción sistemática de la experiencia, del análisis interior de
las manifestaciones de la humanidad y todo lo que conlleva este proceso en sí mismo,
así por ejemplo las realidades actuales comunicativas, las culturas, y aquello que
ocurre y transcurre muchas veces desde la falta de cuestionamiento sobre las
realidades que habitamos y que construimos.
A modo de cierre, y teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente es
fundamental enfatizar en el espíritu contradictorio propuesto por Hegel, pues “la
razón se opone a todo aceptación ligera del estado de cosas dado” (Marcuse, H.1941,
p. 17), es decir que mientras se haga uso de la razón, lo dado no tendrá cabida pues
está sujeto a la interpretación y al cuestionamiento, de hecho, lo dado supone
siempre un deseo de ser trascendido. En otras palabras, es de este modo que Hegel
permite evidenciar la forma en que la realidad debe ser contraria a lo dado, en la
medida en que el sujeto es racional; por ende, es posible reflexionar sobre el papel
transgresor del pensamiento, identificandolo como un poder crítico que permite
cuestionar el presente y pensar en el futuro.

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