En su libro Razón y revolución: Hegel y el surgimiento de la teoría social, el
filósofo y sociólogo Herbert Marcuse explora a lo largo de dos apartados, el pensamiento del también reconocido filósofo Friedrich Hegel. En estos, expone de manera general algunos de los conceptos más sustanciales de la teoría del pensador alemán; así pues, en primer lugar, Marcuse realiza un acercamiento histórico-social desde la obra del autor para poder concretar posteriormente en un segundo momento el punto de partida del sistema y pensamientos Hegelianos en relación con la filosofía de su época. Ambas partes pretenden problematizar la relación entre realidad, razón e historia y el papel del sujeto como constructor axiomático de las mismas. En primer lugar, y en lo que se refiere a la influencia de la Revolución Francesa en la construcción de su teoría, Hegel apunta que esta rompe con el sistema feudal de la época, completando el proceso de emancipación de la reforma Alemana, la cual “convierte al individuo en dueño autosuficiente de su propia vida” (Marcuse, H., 1941, p. 10), menciona además, que “el hombre empezó a contar con su espíritu y se atrevió a someter la realidad dada a las normas de la razón” (Marcuse, H., 1941, p. 12). Las reflexiones anteriores otorgan los antecedentes de la conceptualización general de la razón como elemento nuclear dentro del pensamiento de Hegel, además, implica que la realización del sujeto en relación con la historia toma, según el filósofo, un cambio definitivo en su concepción de realidad organizándose de acuerdo a su libre pensamiento racional en lugar de acomodarse o actuar en la misma de acuerdo al orden y los valores dominantes. En este orden de ideas, es menester reconocer el contexto histórico de la sociedad Alemana en la que Hegel inscribe su escritura, ya que son las condiciones sociales y políticas en decadencia las que amplían y asisten su teoría. Hay que mencionar además, la influencia del empirismo inglés sobre su obra y el aporte, un tanto contradictorio, que tiene sobre el idealismo Alemán. Se debe agregar que la razón como eje del entendimiento hegeliano es transversal a su obra, por lo que se hace un elemento fundamental para la comprensión de otros conceptos. Es a través de la misma que se entiende el libre desarrollo del pensamiento, pues este le permite al hombre reconocer sus potencialidades y las del mundo que lo rodea. Se resalta entonces que “nada que no sea resultado del pensar es razón” (Marcuse, H., 1941, p. 12), marcando además un énfasis en que lo “más importante del hombre se encuentra en su cabeza y es el pensamiento” (Marcuse, H., 1941, p.11). De esta manera es posible llegar a la conclusión de que el pensamiento no solo configura al sujeto, sino que también es parte activa de la construcción de la historia y de la realidad. Hecha esta salvedad, es necesario ahora comprender y denotar el concepto de historia como “una constante lucha por la libertad” (Marcuse, H., 1941, p. 12) la cual está mediada por un proceso de capitalismo industrial, en el cual, la propiedad privada se organiza como medio para alcanzar la libertad. En consecuencia, el proceso de libertad esta mediado por uno de esclavitud, donde se evidencia el sometimiento del más fuerte sobre el más débil, prevalece la desigualdad y la esclavitud, la mayoría de hombres carecen de libertad y se hallan privados de su propiedad, no obstante, esto no implica que el sujeto, en cualquiera que sea su posición, deje de ser libre. En vista de la indeterminación de las consideraciones anteriores, es de suma importancia resaltar que todos los conceptos Hegelianos son ambiguos, de manera que “nunca denotan meros conceptos [...] sino formas o modos de ser comprendidos por el pensamiento” (Marcuse, H., 1941, p.30). Ahora bien, en lo que respecta a la concepción de realidad, ésta está mediada por el desarrollo de la razón en tanto “el pensamiento debe gobernar la realidad” (Marcuse, H., 1972, p. 13), por lo que es necesario que se establezcan unas normas y valores universalmente válidas que den cuenta del pensamiento de la mayoría, ya que de lo contrario el pensamiento fracasara por la multiplicidad de nociones subjetivas que no llevan en sí mismas ninguna verdad. De manera que “la razón sólo puede gobernar la realidad si la realidad se ha vuelto racional en sí misma” (Marcuse, H., 1941, p. 14), esto quiere decir que la realidad debe ser un constructo que nace del pensamiento y que de manera paralela debe gestarse bajo la construcción de relaciones contradictorias que permitan generar un proceso dialéctico de tesis, antítesis y síntesis. Igualmente, Hegel insiste en que para que los órdenes de las realidades puedan someterse a una exigencia de derechos fundamentales del hombre sobre su libertad, estas tienen que ser alteradas hasta complementarse con la razón, por lo mismo es manifiesto el papel decisivo por parte del sujeto para hacer de su realidad una explicitación necesaria de la racionalidad. Como acotación última de esta primera parte, la trascendencia del sujeto en su condición de Ser marca otro de los enfoques centrales del entendimiento hegeliano, a saber: “El hombre, desde su naturaleza es el único que puede percatarse de sí mismo” (Marcuse, H., 1941, p. 15) es de esta manera que la naturaleza sostiene y da paso al desarrollo de las libertades que a su vez integran el espacio temporal de las realidades y la historia de dicho sujeto. Lo anterior implica que la razón misma no solo cumple un papel fundamental en el desarrollo del sujeto, sino que a su vez actúa como mediadora del desarrollo de la humanidad, sirva de ejemplo: “el mundo histórico es considerado en relación con el progreso racional de la humanidad, no como una sucesión de actos y acontecimientos, sino como una continua lucha para adaptar al mundo a las crecientes potencialidades de la humanidad” (Marcuse, H., 1941, p. 16) Luego de abordar algunos de los elementos hegelianos principales para la comprensión dentro de un contexto histórico concreto, el texto nos remite a un segundo entendimiento donde se explica la correlación entre lo que se construye desde un marco filosófico conceptual específico. Es importante resaltar que la centralidad del mismo se encuentra mediada por la época y los progresos de la filosofía moderna marcados en un principio por Descartes. El sistema y lo construido dentro del pensamiento filosófico de Hegel marca entonces el fin de dicha filosofía y el encuadre de las ideas de la sociedad moderna, su concepción fundamental de razón se convierte en la última de las interpretaciones del mundo desde el sometimiento de la historia y la naturaleza a las normas del pensamiento y de la libertad. En concreto: “La filosofía alcanza su fin cuando ha formulado su posición ante un mundo en el cual la razón está realizada.” (Marcuse, H., 1941, p. 33). Ahora bien, la construcción e interpretación de la realidad y su ya mencionada relación con la “sustancia como sujeto” abarcada por Hegel se solidifica en esta segunda parte con las ideas expuestas en el pensamiento filosófico desarrollado por Kant, a saber: “Lo que Kant llama la «más alta» síntesis, la percepción trascendental, es el percatarse del «yo pienso» que acompaña toda experiencia”. (Marcuse, H., 1941, p. 28) esto reafirma una vez más la relación e importancia del concepto de Ser de Hegel que implica el percatarse de la existencia misma, es posible de esta manera afirmar con mucho más ahínco la trascendencia de la historia tomada como resultado de una construcción sistemática de la experiencia, del análisis interior de las manifestaciones de la humanidad y todo lo que conlleva este proceso en sí mismo, así por ejemplo las realidades actuales comunicativas, las culturas, y aquello que ocurre y transcurre muchas veces desde la falta de cuestionamiento sobre las realidades que habitamos y que construimos. A modo de cierre, y teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente es fundamental enfatizar en el espíritu contradictorio propuesto por Hegel, pues “la razón se opone a todo aceptación ligera del estado de cosas dado” (Marcuse, H.1941, p. 17), es decir que mientras se haga uso de la razón, lo dado no tendrá cabida pues está sujeto a la interpretación y al cuestionamiento, de hecho, lo dado supone siempre un deseo de ser trascendido. En otras palabras, es de este modo que Hegel permite evidenciar la forma en que la realidad debe ser contraria a lo dado, en la medida en que el sujeto es racional; por ende, es posible reflexionar sobre el papel transgresor del pensamiento, identificandolo como un poder crítico que permite cuestionar el presente y pensar en el futuro.