Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
7 - Ten406 - C11 - Apunte Bibliografico
7 - Ten406 - C11 - Apunte Bibliografico
Clase: Clase 11
Unidad: Trastornos relacionados con sustancias y trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos.
Asignatura: Salud Mental.
Escuela: Escuela de Técnico en Enfermería de Nivel Superior.
Introducción:
Según lo señalado Bermejo (2011), la adolescencia es una época de transición entre la niñez y la edad adulta
y constituye un periodo de importantes cambios físicos, emocionales, sociales y cognitivos que provocan
ambivalencias y contradicciones en el proceso de equilibrio personal y social, convirtiéndose en un
momento crítico para el desarrollo del individuo. Se trata de una etapa decisiva en la adquisición y
consolidación de los estilos de vida saludables, así como un tiempo de experimentación y elección de
conductas relacionadas con la salud en un sentido amplio, es decir, con todo aquello que proporciona al
individuo un bienestar y desarrollo a nivel bio-psico-social.
Para San Martin (Citado en Bermejo, 2011) la salud no es una condición dada o determinada solo
biológicamente, sino que representa un estado variable que debe ser constantemente cultivado, protegido y
fomentado.
En este punto, los hábitos alimentarios adquiridos en la infancia y adolescencia son decisivos para el
comportamiento alimentario en la edad adulta, y este, a su vez, puede incidir en los de las siguientes
generaciones.
Por lo tanto, la adolescencia se transforma en una etapa donde el consumo de drogas, los problemas
alimenticios y el desarrollo de conductas de riesgo sexuales y de violencia se hacen cada vez más frecuentes.
La OPS señala que el consumo nocivo de alcohol en adolescentes debe ser considerado como un problema
de salud pública, ya que es causa fundamental de traumatismos, en específico de los causados por el
tránsito, violencia y muertes prematuras (Minsal, 2013).
Según el Informe sobre el Consumo de Drogas de las Américas de la OEA (2019) reveló que los estudiantes
secundarios de Chile son los que presentan un mayor consumo principalmente en cocaína, marihuana y
tabaco entre otros 32 países de la región. El documento evidencia que el consumo de tabaco por parte de
los escolares alcanza el 24%, en comparación a países como México, Argentina y Bolivia, que no superan el
15%, a su vez, el 30% de los jóvenes estudiantes de enseñanza media chilenos reconoce consumir
marihuana y las tendencias por sexo muestran que el consumo de cocaína entre los hombres pasó del 1,5%
al 1,7% entre 1994 y 2016, y entre las mujeres pasó del 0,3% al 0,5% en el mismo período.
En cuanto a los trastornos asociados a la alimentación representan la tercera enfermedad crónica más
común entre las jóvenes llegando a una incidencia del 5%., si bien es un trastorno cuya aparición es más
común entre las mujeres, los varones se ven afectados por estos es una proporción de 1:10 (Lopez y cols.,
2011).
Bajo este contexto, este apunte incorpora los trastornos relacionados con sustancias y de alimentación más
prevalente en la población adolescente, incorporando la importancia del rol de enfermería en estas
patologías y en la entrega de cuidados de calidad y humanizados.
Desarrollo:
1. Trastornos relacionados con sustancias:
Los trastornos relacionados con sustancias son aquellos problemas de salud provocados por el consumo
agudo o crónico de sustancias psicoactivas.
Según las actualizaciones del DSM-5 (2013), los trastornos relacionados con sustancias abarcan diez clases
de drogas distintas:
Alcohol.
Cafeína.
Cannabis.
Alucinógenos.
Inhalantes.
Opiáceos.
Sedantes/hipnóticos/ansiolíticos.
Estimulantes (Anfetamina, cocaína y otros estimulantes).
Tabaco.
Otras sustancias (o sustancias desconocidas).
Estas diez clases no son radicalmente distintas entre sí, cualquier droga consumida en exceso provoca una
activación directa del sistema de recompensa del cerebro que participa en el refuerzo de los
comportamientos y la producción de recuerdos.
Minsal (2013) señala que la adolescencia es la edad en que más frecuentemente se produce el inicio del uso,
abuso y se aumenta el desarrollo de dependencia en la edad adulta, de la misma forma, los adolescentes
poseen mayor tendencia al abuso de múltiples sustancias que los adultos.
Entre los factores del desarrollo que contribuyen al uso temprano o continuado de drogas se encuentran el
sentimiento común de los adolescentes de ser invulnerable, la necesidad de autonomía, y la influencia o
presión del grupo de pares.
Factores de riesgo:
Schulman (2014) señala que son varios los modelos teóricos que se han encargado de desarrollar y analizar
esta problemática, entre los más aceptados se encuentran el modelo biopsicosocial y el modelo de
competencia social.
Ambos modelos, destacan el carácter multidimensional de la problemática del consumo, identificando
varios factores de riesgo, entre estos factores tenemos:
Factores de riesgo en lo personal: Dificultad en el manejo de las emociones, impulsividad, problemas con la
autoestima y auto concepto, dificultad para postergar la satisfacción, intolerancia a la frustración, curiosidad
y búsqueda de nuevas sensaciones, predisposición genética hacia el consumo de alcohol y otras drogas,
poca claridad en el proyecto de vida.
Factores de riesgo en lo familiar: Abandono, poco reconocimiento o expresión de afecto, ausencia de
normas y límites claros, ausencia de respeto y disciplina, poca claridad en los valores, modelos paternos
autoritarios o muy rígidos, maltrato y violencia intrafamiliar, problemas de comunicación, conflictos
familiares frecuentes, patrones familiares de consumo de drogas, patrones familiares de conductas
delictivas.
Factores de riesgo en lo comunitario: Escasa organización y participación comunitaria, actitud permisiva
frente al consumo de drogas, disponibilidad de drogas y presencia de tráfico, ausencia de solidaridad y
espíritu de trabajo, desarraigo cultural, carencia de líderes comunitarios (sanos), ambiente de violencia y
maltrato.
Factores de riesgo en lo social: Crisis de valores, pocas oportunidades educativas, empobrecimiento
creciente de la población, exclusión social, desempleo, programas de prevención insuficientes, presencia de
redes de distribución de drogas, nuevas modalidades de penetración de las drogas.
Como vemos, son múltiples los factores de riesgo que se interrelacionan entre sí, generando mayores o
menores probabilidades en un sujeto para que incurra en el consumo de drogas.
Curso y pronóstico:
La guía clínica del consumo perjudicial y dependencia de alcohol en menores de 20 años del Minsal (2013)
menciona que el curso del trastorno debido al consumo de sustancias en la adolescencia es variable, los
adolescentes con problemas de abuso a menudo disminuyen o dejan de utilizar drogas a finales de la
adolescencia o la adultez temprana, mientras que aquellos con dependencia y/o más factores de riesgo es
más probable que continúe para cumplir los criterios para uno o más trastornos por uso de sustancias
Este mismo documento señala que los jóvenes que presentan uso de sustancias y frecuentes intoxicaciones
a menudo manifiestan cambios en el estado de ánimo, la cognición y el comportamiento. Los cambios de
comportamiento pueden incluir desinhibición, apatía, hiperactividad o agitación, somnolencia e
hipervigilancia. Los cambios en la cognición pueden incluir dificultad para concentrarse, cambios en la
atención, perturbaciones perceptivas y en el pensamiento tales como delirios. Los cambios de humor
pueden ir desde la depresión a la euforia.
Muchos de los adolescentes que acuden a atención en salud mental muestran importantes problemas
relacionados con sustancias, así como también ocurre que las sustancias exacerban y mantienen los
trastornos de salud mental. La presencia coexistente de abuso o consumo de sustancias complica el curso
clínico, el cumplimiento del tratamiento farmacológico y el pronóstico de estos jóvenes, y es el factor más
importante para aumentar el abandono del tratamiento, el riesgo de suicidio, psicosis o la depresión en ellos
(MInsal, 2013).
El tratamiento debe ser multimodal, incluyendo las diversas intervenciones que responden a la evaluación
integral, al carácter psicosocial (Intervenciones a nivel individual, familiar, grupal y comunitario) y
farmacológica (cuando sea requerido).
Desde el punto de vista farmacológico, la utilización de estos va a depender del tipo de consumo de
sustancias, entre los más comunes tenemos:
Alcohol: Se utiliza disulfiram que es un fármaco que produce una reacción aguda cuando se asocia al
consumo de alcohol, esta sustancia bloquea el metabolismo del alcohol lo que provoca el incrementando los
niveles de acetaldehído causante de un conjunto de reacciones adversas del consumo de alcohol (Resacas).
Lo que se trata de lograr con esto es que el paciente asocie esa sensación desagradable con la conducta de
consumo de alcohol que es la que queremos eliminar. Se utiliza en comprimidos, pellets o inyecciones.
Opioides y opiáceos: Se utilizan terapias de sustitución, para controlar el consumo e iniciar la disminución
de este, el objetivo principal es tratar de controlar el consumo del paciente con fármacos que produzcan
efectos semejantes a los de la heroína y diversos opioides y opiáceos.
Tabaco: Se utilizan antidepresivos (Se asocia consumo de tabaco a depresión), antagonistas de la nicotina y
sustitutivos de la nicotina (Parches, chicles, inhaladores, etc., (Szerman y cols, 2017).
Bulimia nerviosa:
Para el diagnóstico de este trastorno el usuario debe cumplir con los siguientes criterios:
A. Episodios recurrentes de atracones: Un episodio de atracón se caracteriza por los dos hechos
siguientes: Ingestión, en un periodo determinado (p. ej., dentro de un periodo cualquiera de dos
horas, de una cantidad de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas
ingerirían en un periodo similar en circunstancias parecidas. Sensación de falta de control sobre lo
que se ingiere durante el episodio (p. ej., sensación de que no se puede dejar de comer o controlar
lo que se ingiere o la cantidad de lo que se ingiere).
B. Comportamientos compensatorios inapropiados recurrentes para evitar el aumento de peso,
como el vómito autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, el
ayuno o el ejercicio excesivo.
C. Los atracones y los comportamientos compensatorio inapropiadas se producen, de promedio, al
menos una vez a la semana durante tres meses.
D. La autoevaluación se ve indebidamente influida por la constitución y el peso corporal.
Criterios de hospitalización:
Las complicaciones médicas de estos trastornos pueden afectar a la mayoría de los órganos del cuerpo, los
signos y síntomas físicos durante la adolescencia se deben principalmente a la malnutrición y a las
consecuencias de las conductas compensatorias (Ejercicio, inducción vómitos, uso de laxantes y diuréticos,
ejercicio prolongado, ayuno) (Lopez y cols., 2011).
Se considera la hospitalización cuando se presentan las siguientes complicaciones:
Pérdida de peso persistente (25-30% peso inicial o IMC menor a 17,5 kg/m2).
Trastornos hidroelectrolíticos.
Arritmias cardíacas: bradicardia (Frecuencia cardiaca menor a 45)
Hipotermia, hipotensión
Rechazo manifiesto a alimentarse.
Fallo de tratamiento ambulatorio/ hospitalización en casa.
Conflictividad familiar manifiesta ante un cuadro en evolución.
Trastorno psiquiátrico que requiere ingreso (depresión mayor con riesgo de suicidio y psicosis
agudas) (Madruga, 2005).
Conclusiones:
Los trastornos relacionados con el consumo de sustancias y de los trastornos de alimentación y de la
ingestión de alimentos presentan algunas características comunes entre ellos, como una prevalencia
aumentada durante los últimos años y sus síntomas suelen aparecer por primera vez en la adolescencia y la
adultez temprana. En ambos trastornos las causas están relacionadas con factores sociales, biológicos y
psicológicos, y pueden provocar condiciones fisiológicas con riesgo de muerte.
Muchas veces las personas con estos trastornos no es consciente de su enfermedad, lo cual implica que el
tratamiento se comience con una escasa motivación para el cambio, por lo tanto, el papel de los
profesionales de la salud es la comprensión de estos aspectos cuando tengan los primeros contactos con el
usuario y su familia, este primer contacto será fundamental para el éxito del tratamiento y su posterior
adherencia.
Referencias bibliográficas:
1. Bermejo, M. (2011). Hábitos de vida y adolescencia. Diseño y pilotaje de un cuestionario sobre
hábitos de vida en un grupo de adolescentes guipuzcoanos (13-17 años). Recuperado de:
http://hedatuz.euskomedia.org/8444/1/34075105.pdf
2. Del Pino, M; Bustamante, H. Ojeda, S. (2011). Factores que favorecen la resiliencia en los jóvenes
de la localidad. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5123611
3. Jauregui, I. (2009). Cronicidad en trastornos de la conducta alimentaria. Recuperado de:
https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:RLqh1uJNgxwJ:https://dialnet.unirioja.
es/descarga/articulo/3214078.pdf+&cd=4&hl=es-419&ct=clnk&gl=cl
4. López, C; Treasure, J. (2011). Trastornos de la Conducta Alimentaria en adolescentes: Descripción y
manejo. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0716864011703960
5. Madruga, D; Leis Trabazo R; Lambruschini, N. (2005). Trastornos del comportamiento alimentario:
Anorexia nerviosa y bulimia nerviosa. Recuperado de:
https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/anorexia_bulimia.pdf
6. Minsal. (2013). Consumo perjudicial y dependencia de alcohol y otras drogas. Recuperado de:
https://www.minsal.cl/portal/url/item/7222c0667853b8f8e04001011f016146.pdf
7. Organización de los Estados Americanos. (2019). Informe sobre el Consumo de Drogas en las
Américas. Recuperado de:
http://www.cicad.oas.org/main/pubs/Informe%20sobre%20el%20consumo%20de%20drogas%20e
n%20las%20Am%C3%A9ricas%202019.pdf
8. SENDA. (2016). Décimo segundo estudio nacional de drogas en población general de chile.
Recuperado de: https://www.senda.gob.cl/wp-content/uploads/2017/12/InformeENPG2016.pdf
9. Szerman, Basurte-Villamor, Martínez-Raga, Roncero, Ros-Cucurull, Vega Astudillo y Casas. (2017).
Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos. Recuperado de:
https://www.researchgate.net/publication/312377553_Trastornos_relacionados_con_sustancias_y
_trastornos_adictivos_2016_En_Coordinadores_Fundamentos_de_Psicopatologia
10. Vázquez, R; López, X; Ocampo M; Mancilla-Diaz, J. (2015). Eating disorders diagnostic: from the
DSM-IV to DSM-5. Recuperado de: https://www.elsevier.es/es-revista-revista-mexicana-trastornos-
alimentarios--110-articulo-eating-disorders-diagnostic-from-dsm-iv-S2007152315000221