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LITERATURA a Y SOCIEDAD DIRECTOR ANDRES AMOROS Colaboradores de los primeros volimenes Emilio Alarcos. Jaime Alasraki. Earl Aldrich, Manuel Alvar. Andrés Amorés. Enrique Anderson- Imbert. René Andioc. José J. Arrom. Francisco Ayala. Max Aub. Mariano Baquero Goyanes, Giuseppe Bellini. “Rubén Benites. Alberto Blecua. GJean-Frangois Bowel. Carlos Bousoho. Antonio Buero Vallejo. Eugenio de Bustos. Richard J. Callan. Xorge del Campo. Jorge Campos. José Luis Cano. Alfredo Carballo. Helio Carpintero. Gosk Caso. Elena Catena. Gabriel Celaya. Victor de la Concha. Maxime Chevalier. John Deredisa. ‘Mario Di Pinto. Manuel Durén. Julio Durén- Gerda. Eduardo G. Gonsdles. Luis S. Granjel Allfonso Grosso. Miguel Herrero. Pedro Lain, Rafael Lapesa. Fernando Lézaro. Luis Leal. C. S. Lewis. Francisco Lipes Estrada. Vicente Lloréns. Jost Carlos Mainer. Eduardo Martiner de Pisin. José Maria Martines Cachero. Marina Mayoral. G. McMurray. Seymour Menton, Franco Meregalli. Martha Mordlio-Frosch. Antonio Mufoz.. Julio Omega, Roger M. Peel. Rafael Pérez de la Dehesa. Enrique Pupo-Walker. Richard M. Reeve. Hugo Rodrigues-Alcalé. Emir Rodrigues Monegal. Antonio Rodrigues~Mofiino. Serge Salain. Noél Salomon. Gregorio Salvador. Alberto Sénchez. Manuel Seco. Juan Sentaurens. Alexander Severino. Gonzalo Sobcjano. Francisco Yndurain. Alonso Zamora Vicente. El comentario de textos, 4 La poesia medieval MANUEL ALVAR, CARLOS ALVAR. JOSE MARIA ALIN JOSE JESUS DE BUSTOS TOVAR. DIEGO CATALAN. MANUEL CRIADO DE VAL. JOSE FILGUEIRA VALVERDE. AGUSTIN GARCIA CALVO. STEPHEN GILMAN. EMILIO GARCIA GOMEZ. FRANCISCO LOPEZ ESTRADA. RAFAEL LAPESA. IAN MICHAEL. FRANCISCO MARCOS MARIN. JULIO RODRIGUEZ PUERTOLAS. MIGUEL ANGEL PEREZ PRIEGO. NICASIO SALVADOR MIGUEL. ISABEL URIA MAQUA. Copyright © Editorial Castalia, 1983 Zurbano, 39 - Madrid (10). Tel. 419 58 57 Cubierta de Victor Sanz Impreso en Espafia - Printed in Spain Unigraf, S.A. Fuenlabrada (Madrid), ISBN.: 84-7039-410-X Depésito Legal: M. 16.644-1983, SUMARIO Francisco Lépez Estrada: Poética medieval. Los problemas de la agrupacién de las obras literarias José Filgueira Valverde: Joan de Gaia. «Seguidar de es Joe Jends de Bustos Tovar: Raxén de amor con los denues- tos del agua y el vino Jan Michael: Tres duelos en el «Poema de Mio Cid Isabel Uria Maqua: Gonzalo de Berceo: la Introduccién del ‘sPoema de Santa Orie» . Carlos Alvar. Manuel Alvar: alone Apoone Apolo ‘iow: la originalidad en la literatura medieval Marcos Marin; La confusién de tas lenguss. Co- Azustin Garcia Calvo: Don Setn Tob Rafael Lapesa: «Las Serranilas» del Marqués de Santillana, Stephen Gilman: Tres retratos de la muerte en Jorge Man- Fique Nici. Salvador Miguel: Vision de Amore, de Juan de Andgjar =. José Maria Alin: Poesis de ipo tradicionsl. Cinco canciones ‘comentadas Julio Rodriguez Puértolas: Poesia setirica medieval: «Coplas ‘de In Panadera» Emilio Garcia Gémez: Las jarchas Miguel Angel Pérez Priego: El «Claro Escuro» de Juan de ‘Mena Diego Catalén: El romancero medieval 33 53 85 105 125 19 185 a m3 a7 303 339 375 405 427 451 La confusién de las lenguas Comentario filolégico desde un fragmento del Libro de Alexandre Francisco Marcos Marin VAYA por delante que el Alexandre no es un libro facil: y no se dice esto como excusa, al contrario, sino como incentivo. La actitud del lector, ante una obra de esta en- vergadura, determina en buena parte su comprensién, por- que no se entiende este largo y complejo: poema sin esfuer- zo. Es més, ni siquiera se puede superar un mero enten- dimiento superficial aunque se tengan en cuenta los dos textos largos, conservados en los manuscritos O y P, y los otros fragmentos menores. Su autor nos permite el lujo —del que é1, probablemente, no era demasiado conscien- te— de ver cémo no hay comprensién en la Edad Media sin profundo conocimiento de las diversas corrientes que se entremezclan y que, en el caso de la literatura castellana, rebasan el marco de la cultura latina y roménica. Asi, el Alexandre implica la tradicién latina, con sus recuerdos y remedos clisicos, las historias veterotestamentarias, las genealogias, los comentarios biblicos, las etimologias, y la literatura latina medieval, hasta la Alexandreis, amén de Ja naciente «escritura» roménica (con el francés en lugar fundamental para el origen del texto hispénico) y, en menor escala, pero no como simple aderezo, de lo que el mundo semitico islimico afiade a lo que el semitismo cristiano habfa aportado ya a la Latinidad. Adviértase que esta Gltima nota es importante porque, ademés, aunque el origen ‘ltimo de las leyendas dtabes ‘sobre Dulcarnain Fl comeckixo ole. tbs, b, Malel, Coble, 1982, 150 FRANCISCO MARCOS MARIN = Alejandro sea griego y, por ende, clésico, 1a via de transmisién de las mismas ‘es decididamente popular, con sus ribetes de oral y tradicional. Parodiando una célebre frase podemos decir que el conjunto textual alejandrino no constituye una literatura, sino un universo, en el que se conjugan los saberes més viles ¢ los més altos. Todo un mundo de interinfluencias, reflejos y huellas se da cita en este libro magnifico, en el que no faltan las dotes naturales del poeta, orgulloso de su propia maestria y con el cual vemos cémo la literatura espafiola medieval no se circunscribe a temas locales 0 religiosos, sino que toma los grandes asuntos de su tiempo. La extensién del texto, Ia importancia de las fuentes y los temas tratados, la enorme erudicidn mostrada, y la universalidad de la intencién, hacen de este libro tal vez el mas interesante de los medievales hispanicos. ‘Tan interesante, al menos, como problemético. Desde la tradicién manuscrita, con’ no ser abundante, presenta problemas casi insolubles, que nos obligan a repasar bre- vemente cémo se ha conservado este conjunto de 2675 estrofas de cuatro versos alejandrinos aconsonantados (te- tréstrofo monorrimo o cuaderna via). EI manuscrito més antiguo es el de Madrid, O porque procede de Ia Biblioteca de la casa de Osuna; se conserva en Ia Biblioteca Nacional. Se trata de una copia del si- glo xiv, en pergamino, con correcciones de una mano del xv; lo firma, en su ditima estrofa, la 2510, Juan Lo- renzo de Astorga, quien lo «escreuio», Aunque algunos eriticos —como Baist, ya en 1880— pretendan que la copia es de mediados del x1v, podrfa ser anterior, ¢ incluso de finales del xtrt. Es de notar que las estrofas que faltan en este ms., en relacién con P, por ejemplo, no interrum- pen la continuidad de Ia lectura, asi como que el texto incluye, de modo muy oriental, las dos epistolas en prosa de Alejandro a su madre, entre las estrofas 2468 y 2469. Del siglo x1v es el fragmento Med, del archivo ducal de Medinaceli, donde se conservan las seis primeras estrofas y tres versos de la cuarta, cercanos a O. LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 151 En el siglo xv, en papel, se copié el manuscrito mas largo que conocemos, conservado hoy en la Biblioteca Nacional de Paris. P. Contiene 2639 estrofas, en la ultima de las cuales se lee que lo «fizo» Gonzalo de Berceo. Mientras que O tiene rasgos leoneses, P los tiene de los romances otientales, aragoneses 0 riojanos, de acuerdo con esta atribucién. No esté de mas sefalar, empero, que por las estrofas finales tanto puede pensarse en Berceo © en Juan Lorenzo como el autor, o en ninguno de los dos, y recordar que también se ha dicho que Jo escribi6 ‘Alfonso X el Sabio. También en el siglo xv escribi6 Gutierre Diez de Games el Vitorial, 0 Crénica de don Pero Nifio, con la cual se relacionan dos fragmentos de nuestra obra, G comprende diecisiete estrofas incluidas en las pags. 221-222 de la edicién de la crénica que hizo Llaguno y Amirola en Ma- drid, en 1782,? mieniras que G’, escrito seguido, como prosa, corresponde a un manuscrito madrilefio, de la ‘Academia de la Historia: tiene una estrofa més que G, 1a 77 (ambos tienen en comtin 51-55, 57-58, 61, 66-67, 73, 75-76, 80-82 y 84). Finalmente, en 1651 se publicé en Madrid la continua- cién de Ia crénica de Marci Maximi Caesaraugustani, cuyo autor, Francisco de Bivar (+ 1635), copié las estrofas 787- 93, 851 y 1167-1168b de un manuscrito de pergamino existente a la saz6n en el monasterio de Bugedo, B, hasta ahora perdido, como argumento en favor de Ia antigtiedad de la lengua espafola. ‘Ademés de Plutarco, en su Vita Alexandri, de Quinto Curio y de Flavio Josefo, difundié especialmente la leyenda de Alejandro un autor griego, que conocemos como pseudo-Callisthenes, quien compuso su texto en Egipto hacia el s. 11 J. C.? En Occidente, la traduccién de Julio Valerio, en el s. 1v, al latin, junto con la «Conver- sacién de Alejandro con Dindimo, rey de los brahmanes», y la «Epistola de Alejandro a Aristételes», se encargaron de difundir su leyenda. En Oriente, prescindiendo de otras derivaciones, recientemente estudiadas por Nagel, origi- né dos versiones ardbigas, perdidas. Una, que arranca 452 FRANCISCO MARCOS MARIN de un texto griego derivado del original, emparentado con el ms. griego que el arcipreste Leén se trajo de Constanti- nopla, en el siglo x, a la vuelta de la embajada de los duques de Campania, Juan y Marino, es Ia que, traducida al latin, ‘se designa con la forma abreviada de Historia de Praeliis (HP), 0 sea, la famosisima Historia Alexandri magni regis Macedoniae de Praeliis, o Nativitas et Victoria Alexandri Magni Regis. Esta primera versién del griego al érabe fue traducida primero, en el Irén, al pelvi, al final de la época sasénida, segtin Néldeke; este texto pelvi, no posterior al vit, se ‘ha perdido, pero no sin ser antes traducido al siriaco por un sirio nestoriano: de ese texto sitiaco se hizo la primera traduccién drabe, per- dida, aunque con restos importantes para la tradicién hispanica, como ha puesto de manifiesto Emilio Garcia Gémez. De la versién 4rabe, por otra parte, se conserva una versién etidpica, de modo que, entre el antecesor sitiaco y el sucesor etiope, podemos saber bastante bien cémo era el texto drabe, cuya traduccién siguié tan com- plicado camino —habitual, por otra parte. La segunda versién drabe es una retraduccién o retrotraduccién, a partir de la H P, mas o menos interpolada; de ella deriva una traduccién hebrea de Arles, 1199-1204, por Samuel Ibn Tibbon, lo que hace suponer a Garcia Gomez que la versién del latin al érabe se hizo a mediados del siglo xn. La leyenda Grabe de Alejandro se conservé en Espafia entre los moriscos, lo cual es buen testimonio de su vita- lidad en el mundo drabe clésico, en el texto sagrado, Alejandro = Dulearnain aparece en la azora xvitt del Alcorén, buena prueba del temprano conocimiento que los musulmanes tuvieron de estas leyendas, ya desde el si- glo vir, como muy tarde. Quizés sea més dificil resumir la repercusién de la leyenda alejandrina en el mundo roménico, pues fue enorme. En el area francesa, la mas préxima a nuestro texto, sabemos que hubo un’ poema épico, del que s6lo se conserva un fragmento, escrito por Alberic de Besancon, cuyo nombre conocemos gracias al traductor alcmén, cl clérigo Lamprecht, 0 Lambrecht, de la primera mitad LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 153 del xi, El Libro de Alexandre, como ha demostrado Willis, ® deriva fundamentalmente de un poema latino, la Alexandreis, escrito por Gualterio de Chatillon, en 1178-4182, segin Christensen. ‘. A este poema se suman Jos elementos fantésticos procedentes del mundo arabe, con historias como la de Gog y Magog, los pueblos salvajes de extrafias costumbres, el descenso al fondo del mar, el vuelo por los aires, de los que tenemos, incluso, abun- dante iconografia, basta el Norte de Francia, ademas de las abundantes referencias moriscas, las obras hist6ricas, a as que hay que afadir la Historia Scholastica de Pedro Comestor, las Etimologias isidorianas, la patristica, y la incidencia de la Historia de Praeliis, a través de una obra francesa, el Roman d’Alexandre de Lambert le Tort y Alejandro de Parfs.* A partir del texto que nos ocupa, ya en la literatura espafiola, la repercusién es constante, desde el Poema de Fernén Gonzélez, escrito h. 1250 y que, precisamente, nos sirve como data ante quam hubo de esoribirse el Alexandre, situado asi en la primera mitad del s. xa, entre dos fechas sobre Ias que no se ponen de acuerdo los eritieos: no obstante, si atendemos el verso 860 d, referido a Damieta, podriamos relacionarlo con sucesos de la quinta cruzada (1217) y la reconquista de esta ciudad en 1219. La estrofa 2522, en cambio, puede contener una alusién al rey de Sicilia y la cruzada de 1228. El editor de un texto —y el autor de un comentario filol6gico debe sentirse un poco editor— sabe que su trabajo fundamental es doble: resefiar los manuscritos que Jo recogen y corregir sus posibles faltas, con objeto de acercarse lo més posible a la obra, tal como la hubiera considerado «original» el autor. En esta busqueda se puede Hegar a distintas etapas: al antecesor comtn més proximo de la tradicién, al subarquetipo, al arquetipo o, incluso, a algtin prearquetipo, situado entre lo que el critico puede reconstruir y espera reconstruir habitualmente, y ese te rico original del autor. ‘Cuando el texto que se va a editar —o comentar— es el Alexandre, 1a situactén es bastante diferente, porque (1508) (1509) (1510) (511) (1512) 154 FRANCISCO MARCOS MARIN Jos dos manuscritos extensos, O y P, difieren mucho entre si, de manera que, o bien la separacién de su tradicién manuscrita se produjo en fecha muy temprana, o bien uno de ellos —presumiblemente P— ha sufrido’ transforma- ciones posteriores, modificaciones y correcciones, que lo hhan alejado del prototipo que inicié la cadena de copias. Los fragmentos, por desgracia, no son lo suficientemente extensos como para resolver mucho, si bien parecen estar situados en la Iinea de transmisién’ de O, con la posible excepcién de B. Pero ya es hora de que veamos los pro- blemas concretos en un texto determinado. Hemos elegido las estrofas 1508-1512 de la numeracin conjunta estable- cida por Willis, que corresponden a 1346-1350 de O y 1488-1492 de P." Nos situamos, por tanto, pasada la mi- tad del libro, en una zona en la que el autor ya esté, creemos, plenamente impuesto en su intencién y posibili- dades de creacién. En cuanto al tema, como veremos con mayor detalle, se trata de una digresién biblica, lo que significa que las fuentes son abundantes, y no se limitan a lo especificamente alejandrino, 1488, Metio Dios en ellos tamafis confulion que olujdaron todos el natural fermon fablauan fendas lenguas eada vna en fu fon non eabie el vno del otro quel disje 0 que non 1489, Si cl vno demandaua agua el otro daua cal el que demandaua mortero dauanlj el cordal lo que dirie el vno el otro fasie al ovo toda la obra por ende fr a mal 1490. Non fe podien por guifa ninguna acordar oujeron Ia lauor por efo a dexar oujeron por el mundo todos a derramar cada vno por fu comarea oujeron a poblar 1491. Aly efta oF en dia Ia torre enpegada pero de fiera gujfs cobra muchd algada por la confufion que fue en ellos dada es toda efa tierra Bubjlofia clamada 1492. Setenta ¢ dof fucron los onbres maforales tantos fon por el mundo los lenguajes eabdales que eftos tragoncillos eftos lenguajes tales gon controbadigos entre los meneftrales (11070) LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 155 Dividiremos nuestro comentario en cuatro apartados, que cerraremos con una propuesta de edicién del frag- mento y algunas observaciones complementarias: 1) Gré- fico-fonol6gico; 2) Morfol6gico; 3) Sintéctico, y 4) Léxico- seméntico. Dadas las limitaciones de espacio, y la indole de esta publicacién, no trataremos de ser exhaustivos, sino de dar unas posibles gufas, acompafiadas de informaciones {que se nos antojan titiles y que pueden ser dificiles de loc izar bibliogréficamente, sobre todo para quienes no dis- ponen de buenas bibliotecas a su alcance. I. Grarfa y FONOLOG{A El texto esté escrito en castellano medieval, dentro de la norma alfonsf, es decir, respetando el sistema de sordas y_sonoras, especialmente ‘en las sibilantes, donde es mds visible en O, por no presentar los problemas de grafia de P, de los que nos ocuparemos inmediatamente. Usa wy v, 7 j para vocal y consonante, no conserva la h- ini- (1508)' 1346. Metio Dios entrelios || tam manna confufion ‘i> que oluidaron todos || el natural fermon faulauan cada uno | lenguaie en fu fon non ente[njdie uno a otro || que dezie o que non 1347, Sel uno pedie agua || el otro le daua cal el que pedia morter |] dauan le cordal Jo que dezie el uno [fel otro fazie al ouo la obra || por ende gr a mal 1348. Nos podien por nada || a una acordar ouioron la lauor || qual era s dexar ouioron por el mundo || todos a arramas Gada uno por fu comarca || ouioron a poblar 10. ify elta of dia empegada ero de fiers guifa algada { eo la confufion || que fue entrellos dada | ts eff tierra toda |} Ee Maron at ‘etenta Z dos maeftros || fueron los maorales 1912) SEeltoc ha por el mundo Ienguaics deuifades efte girgonz que traen || por las tierras Z por las calles | ‘son fe controbadigos || entre los menefterales _ | (509) | asio) ‘jou sper cemagamromen ye: drome Ant renaNne 156 FRANCISCO MARCOS MARIN cial del latin (ouo, 1509; oy 1511, de habuit y hodie, res- pectivamente) y mantiene la - inicial latina (faulauan, 1508) como notas més representativas de una situacién bien conocida.* En Ia confrontacién de los dos textos se advierten algunas peculiaridades: asf, en 1508, faulauan es de O, mientras que P trae fablauan; los dos coinciden en lo esencial, mantenimiento de la j- inicial latina de fabulari, y grafia u para representar la labial fricativa de Ja desinencia del copretérito (lat. -abant, east. med. -auan =avan), mientras que difieren en la evolucién de la b del radical. No se trata de nada extrafio, y podemos pensar dos cosas, 1a primera es que O, aunque escriba fablar en la conocida estrofa 2" y en otros muchos lugares, ofrece de modo dominante faular, 10 que puede interpretarse, bien como una realizacién de consonante labial fricativa, procedente de una sonora intervocilica etimoldgica, bien como una vocalizacién en posicién implosiva —separando las sflabas fau/lar-, 0 bien como una representacién de una posicién en la'que, ante {, se neutralizan la oclusiva /b/ y la fricativa /v/; 1a segunda cosa que podemos pen- ser es que P, manuscrito del xv, que corresponde, ademas, a la ultima reaccién contra la vocalizacién de labiales implosivas (cfr. cabdales, no caudales, en 1492 6) prefiere claramente la grafia b. ‘Aparte de peculiaridades que afectan a Ia morfologia, como dezie/dizie, oujeron/ouioron, en 1511 tenemos la. mada en O y clamada en P; ese grupo cl- inicial es uno de los rasgos hispanorroménicos orientales, de tipo arago- nés-riojano, del texto de P: conservacién del grupo latino inicial, que en castellano tiende a evolucionar a Il (y en gall.port. a ch). Se puede advertir que la evolucién de los grupos latinos iniciales con lateral corresponde a lo que Malkiel " ha lamado cambio fonético débil, es decir, que no impone con regularidad generalizada el resultado pre- visible de la evolucién. La consecuencia més importante de ello es que no tenemos por qué considerar formas sin evolucionar, como flor, bledo, plano, necesariamente como _ cultismos, sino como formas léxicas en las que, por una LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 157 suma de circunstancias, la evolucién esperada, hacia II 0, én todo caso, I, no se ha cumplido. El primer verso de 4512 acaba en O con maorales y en P con mayorales, derivado de maior, con el sufijo -al, que oftece en O, sino se trata de una simple errata de escriba, la pérdida de la palatal sonora intervocélica resultado de la i consonéntica ina? det uiendo con las consonantes, lo més Ilamativo dentro de P es la variedad de representaciones de las sibilantes, mientras que O no tiene més que las grafias habituales de ¢ Y Z para las predorsodentoalveolares africadas, sorda y Sonora, respectivamente, la s normal y la s alta (que no debe confundirse con la ), que, en grafia simple intervo- ccélica representan 1a sibilante alveolar sonora y, en grafia simple inicial doble intervocdlica, la sorda; P, en cam- io, como es esperable en un manuscrito del xv, nos pre~ senta una variedad formal, desde la sigma griega hasta Ja s corriente, que no supone alteracién de la fonologia, pero que conviene conocer. Menéndez Pidal, en su resefia de la edicién de Libro de Buen Amor de Ducamin, divide Jos manuscritos espafioles en cuatro grupos, segdn la va- tiedad de s. Como se trata de un texto dificil de encontrar, y disponemos, ademés, de una fotocopia del ejemplar con Jas correcciones del propio don Ramén," creemos que puede tener interés la cita in extenso: 1) Los buenos mss. del siglo x11t offecen una f° inicial o me- dial, unas final, y una z; el mismo sistema que prevalecié siempre en los escribientes més esmerados, hasta imponerse en los primeros sigls de la imprenta. Con el empleo de letra més cursiva se perturbé esta sencillez de las siguientes maneras. 2) Enuel:siglo xiv la z se escribe cada vez més semejante & la 5; pero.siempre distinta de ella por tener en lugar de Ja curva superior de la s un trazo horizontal ligeramente prolongado a derechare izquierda; asi estén escritos los privilegios de Alfonso XI, ‘con igual sistema des z que los del siglo xii, salvo esta figura de Ia z que los editores modernos transcriben por s, pero que nunca se debe confundir con ella, ni jamés se escribe con (. 13) Fuera de los privilegios, en Ia letra més cursiva de albalaes la cuestién se complica; de una parte, la diferencia entre s y z © 158 FRANCISCO MARCOS MARIN hhace apenas perceptible, pues el trazo horizontal superior pierde su prolongacién izquierda, de modo que la z viene a quedar con Ia forma de una ¢ griega; de otra parte, Ia s toma una segunda forma cursiva igual a la o griega, que se usa también en algunos manuscritos juntamente con la f en medio de palabra; y la ¢ =z toma también la forma de 7 que sblo se distingue de la ¢ = s en tener el trazo superior algo més prolongado; éste es el estado que reflejan los eédices Gayoso y Toledo del Libro de Buen Amor. Los mss, menos cursivos no usan la ¢ =, ni la s en medio de palabra, sino sola la f con forma mas o menos de enlace, de modo que en medio de palabra toda ¢ 0 ¢ equivale a z, aunque por la rapidez de los enlaces su rasgo horizontal esté casi supri mido; a este estado pertenece el cédice de Salamanca de Juan Ruiz. # Los eédices de letra no cursiva contindan Ia tradicién de Jos privilegios de Alfonso XI, con Ia sola diferencia de dar a Ja z la figura de ¢; véase, como muestra, el facsimil del Cancionero de Baena. A esta misma clase pertenecen, segiin creo, las otras obras que enumera el sefior Cuervo en la Rev. Hispanique, 11, 25 y 26, como escritas con s en lugar de z.15 4)" La confusién de s y z que hasta hora es meramente gré fica, hija del rasgueo de ia pluma, lo fue también hija de la pro- nunciacién seseante, que aunque no atestiguada por los graméticos hasta el siglo xvi (v. Cuervo, Rev. Hisp., 11, 39), existié natural. mente mucho antes; hay mss. que confunden la fs ¢ ¢ en todos sus empleos, por ejemplo, el de la refundiciOn de la Cronica Ge- neral de 154, Bibl. Nac. 7-282, que escribe fifiefen, quico, rreciento; ¥ estas confusiones nos prueban que el copista’ seseaba en la pronunciacién y queria corregirse en la escritura, sin acertar siempre. Indudablemente, hay multitud de fenémenos que afectan al consonantismo en los que podriamos entretenernos: pa- latalizaciones, como en magna>manna, sonorizaciones en grupos con labiovelar, como agua>agua, evoluciones fo- néticas galorroménicas, no castellanas, como lenguaje (de linguaticu el cast. habria dado lenguazgo, como portazgo), © algtin caso especifico, como girgonz, que exige mayor detenimiento. Ninguna consideracién minuciosa nos per- mitirfa alterar las conclusiones que podemos avanzar sobre Ia relaciGn entre grafia y fonologia, en Io que se refiere a la situacién del texto dentro de la norma medieval de un LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 159 castellano ya fijado, aunque con algin rasgo externo (el grupo cl-, el sufijo -aje, p.cj.). | El vocalismo, que tratamos a continuacién porque su interés grdfico ¢s menor, confirma lo antedicho: los tim- bres yocélicos son los castellanos, con dos notas morfo- fonolégicas, la forma leonesa u occidental -ioron, en O, y la forma -ie del copretérito, limitada temporalmente. La yod (semiconsonante romédnica) de -ie ejerce un efecto de inflexion sobre la vocal étona precedente (palatal, no velar) en P (dizie, 1489c), no en O (dezie, 1347 c) (ambos, con velar, tienen podien, 1510, no pudien). Hay diptongacién castellana en fiera y tierra, sin vacilacién en el elemento més abierto del diptongo, Como es normal en la Edad Media, el wau de la segunda silaba de habuit, tras la metétesis, da ovo, no uvo (mod. hubo). El diptongo eu, finalmente, ha evolucionado a -i6. " Las vocales dtonas aparecen, salvo los casos de inflexién sefialados en P, como muy estables, salvo la final. estabilidad es engafiosa, y se debe a que nuestro fragmento es demasiado corto (no plantea, por ejemplo, la cuestién de los verbos en -er o en -ir,” fundamental, no solo en este texto, sino en todos los anteriores al xv). Esta observacién nos permite insistir en Ia advertencia —nunca excesiva por reiterada— de que, cuando se presenta un comentario textual, a modo de ejemplo, ni se pretende dar recetas 0 salvoconductos, ni se puede pretender que un fragmento encierre la rica complejidad del texto que lo incluye, La salvedad previa sobre el comportamiento de la vocal final se refiere a dos fenémenos: cambio de timbre y pér- dida, En principio, por supuesto, los timbres finales latinos aparecen reducidos a los tres habituales, -a, -e, -o. En P, sin embargo, tenemos li en vez de le, 1o cual es un cono- cidfsimo rasgo riojano, explicable, en consecuencia, como rasgo dialectal, a tono con el resto del manuscrito. La pér- dida de la vocal final, 0 apécope, es un fenémeno bien conocido también: se trata de una tendencia estructural del castellano medieval, acrecentada por el influjo xalo- rroménico a partir del siglo x1, y que va disminuyendo en 160 FRANCISCO MARCOS MARIN el siglo x11. La yocal que més facilmente se pierde es la -@; pero también se ve afectada la -o, y hasta la a. La vocal perdida, en el curso de la evolucién de la lengua, no se recompone tras las consonantes que pueden quedar en posicién final: m, n,.s, Lr, d, 2, x, cuando se trata de tuna -e, El ms. O apocopa mucho més que P, dato que refuerza su fecha de fines del x111 principios del x1v y es posible que el «original» apocopara ain mds (1347 O se leeria el otro! daua cal); apocopa incluso, la -0: (13476 ‘morter por: mortero). La apécope de los pronombres éto- nois, como el se de nos (1348 0), llega hasta el xv, de modo que lo Llamativo aqui es el empefio de P en deshacerla. En una obra en verso, cuyo autor, ademés, presume de ta maestria de contar las sflabas, ha de tenerse siempre en cuenta en qué medida los fenémenos graficos y fonéticos afectan a la métrica. D. Nelson, en la introduccién; de su edicién —salvando el empefio'en: referirlo todo a Ber- ceo—, nos advierte de cémo el poeta emplea todos los recursos: sincopas, elisiones,. apécopes, para salvar la mé- trica. No debemos olvidar que, en un texto de nuestra época, la sinalefa es un tltimo procedimiento del critico; lo més natural, cuando yemos que una vocal final y otra ini- cial deben unirse para medir bien un verso, es pensar en apécope de fa final, primero, o aféresis de la inicial, si es seguro que no hay apécope. Un verso. como O 1347 a Sel uno pedie agua // el otro le daua cal, debe separarse en sflabas como Sal /u/ no / pe / de fa/ gu {fel fo / wal f def 1 2 3 4 6 7 8 9 10 i un / cal + 1 (ver agude) 12013 14 Otro fenémeno fonolégico que afecta a la métrica es la. acentuacién: en el alejandrino, ademds, la acentuacién es esencial. El primer hemistiquio: debe tener siete sflabas, para ello, si acaba en palabra aguda, se cuenta una sflaba LA: CONFUSION DE-LAS LENGUAS 164 més, como vemos en O 134776, 1348b-y.1549c, corto de todos modos, con la facil solucién de esta,o.esa en lugar de la, Nuestro fragmenjo nos adviertg.algo més respecto a la acentuacién: la sflaba final del copretérito incluye ie, que no.se divide en-dos silabas como el moderno a, lo cual refuerza, su, posible cardcter; monofonemitico, sefia- Jado por Alarcos en su Fonologia. (Q™1347b pedia. parece correcci6n de copista por el regularipedie.) Los: rasgos.apuntados, sion pretensién:de-exhaustividad, contribuyen:a la caracterizacién. de: nuestro, texto en su época, como ya sabiamos, de modo, que: tienen-cardcter de confirmacién, y, ademas, nos permifen establecer una pri- mera hipétesis: critica: el texto de O, aunque no haya gozado de favor desde.el descubrimiento de P, es més in- teresante filolégicamente-que elide-P, en cuya transmisién Jas libertades:y correccianes han sido mayores, accosta:del pratotipe, como-ha sido sefialado también-para otros puntos lingiifsticos. concretos;®”' La, supuesta, atribucién, a Berceo no se refuerza:con estos hechos. Il. Maxrotosia Cuando enfocamas‘los-fenémenos gramaticales, como los Jingiifsticos-en- general, desde wna perspectiva:hist6rica, y nos-ocupamos del castellano medieval, tenemos siempre un eje con dos sentidos: podemos ver en qué medida el siste- ma:que.analizamos se, ha separada.del. purito-més,antiguo, el latin, .w también en: quésmedida se acerca al punto m4é moderno, el espafiol actual. Nos parece bastante evidente una observacién inicial: un hablante normal de espafiol entiende, més 0 menos, el texto. queccomentamos, mientras que un hablante:dt:letin no lo entenderia emaksoluto. En el plano morfél6gico, que analizamos, ello implicanque la morfologia del fragmento es una morfologia castellana, no latina, y asiilo hemos de ver enseguida: En. el plano nominal consideraremos los morfemas de- ‘género; niimero, caso y grado,.en:las categorias de sustan- tivo,. adjetivo, pronombre: y articuloy—y,.para el grado, 162 FRANCISCO MARCOS MARIN también el adverbio. En el primer punto, el género, es poco lo que se puede decir, desde el espafiol actual: tan s6lo este girgonz (mod. esta jerigonza) tiene género distin- 10; afiadamos el valor del femenino en la locucién adver- bial @ una, que responde a un rasgo tipico del femenino en locuciones adverbiales (a tontas y a locas, a oscuras) y el resto neutro pronominal en al (mod. «otra cosa»). Con esa excepcién, una categoria entera, el neutro latino, ha desaparecido. Sobre el niimero, menos que decir, més sin- tdctica que morfoldgica es la observacién de que en O 1546¢ faulauan Weva su sujeto cada uno en singular por- que se trata de un plural de vinculacién reciproca, y supone un colectivo, con posibilidad de esa concordancia, y més fonético que morfoldgico serfa, para hablar aqui de los nombres de ntimero o numerales, decir que en 1512 setenta refleja Ja evolucién hispanorroméntica del sufijo -aginta, con el resultado -enta, frente al -anta del resto de la Romania, EI caso, como categoria morfoldgica, ha desaparecido, Jo que no quiere decir que su estudio carezca de impor- tancia, sobre todo en la sintaxis. ®" Formalmente, nos inte- resan los restos como el nominative Deus>Dios, con su +s final conservada, o el ablativo etimolégico latino hodie (por hoc die) en hoy. La alternancia oy dia/oy en dia (1511) responde a la posibilidad de mantener una cons- truccién de ablativo sin preposicién como resto sintéctico, © sustituirla por una frase prepositiva, lo que sobrepasa también los limites morfoldgicos. En cuanto a los pronom- bres, los dativos fe, en O, 0 li, en P, parecen sefalar el mantenimiento de las diferencias de caso, pero tendriamos que recurrir a otras partes del texto para afirmar que asf es.” En cuanto al grado, P 1491 nos trae un ejemplo de superlativo prefijado que falta en O, presumimos que por descuido material del copista: sobra mucho es el equi- valente de nuestro muchisimo; pero, en la lengua medie- val hasta el Renacimiento, el superiativo en -isimo se emplea rarisimas veces (Bereeo, Duelo de la Virgen, 20d), en clichés © como cultismo latinizante, lo usual son las formas analiticas, como la que comentamos, donde podria- LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 163 mos llegar a la interpretacién ‘elevadisima’, con mucho (entonces intercambiable con muy) como refuerzo de su- perlativo —muy alzada—, y sobre como refuerzo de toda Ja construccidn. Sobre es particula equivalente a los deri- vados de multum y forma superlativos absolutos analiticos en aragonés y riojano (en la obra de Berceo se encuentra en los Milagros, 524 c).® Los adjetivos son tan escasos como puede esperarse de un texto antiguo (cuatro en O, tres en P), sin que pueda deducirse nada de su colocacién, por su situacién en el ‘verso y porque, salvo el claramente valorativo fiera guisa (1511), son més descriptivos o relacionantes que valora- tivos. ‘Trataremos conjuntamente el pronombre y el articulo: si hoy nos parece que hay bastantes razones en favor de considerar al articulo junto con los pronombres, mas claro es esto cuando histéricamente esté mucho més cerca de ellos. Ademés, al no haber en el texto més articulo que el, la, es decir, el procedente del demostrativo, junto a la forma lo de lo que, parece més coherente considerarlo en conjunto, desde la etimologia. Considerado con los pro- nombres, no cabe duda de que nuestra interpretacién seré que, en los compuestos ef que, lo que, el nticleo es él, lo ¥ que es un adjunto de ese niicleo pronominal. En los in- definidos ef uno, el otro, puede pensarse en una argumen- tacién similar, frente al neutro al. Por dltimo, los distri- butivos, nos ofrecen una diferencia entre sendos (P) y cada uno (O), que existe en todo el Poema, en el cual sendos aparece en P en quince ocasiones, mientras que O s6lo lo tiene en cuatro. A pesar de las apariencias, por tanto, el sistema nominal del texto es sensiblemente diferente del latino, con cam- bios categoriales importantes, supresién del caso y del neutro, casi totalmente, sustitucién del sistema de cons- truccién del grado, y predominio de formas analiticas. En relacin con la lengua actual sefialariamos un cardcter més netamente pronominal de los derivados de ille, y la ausencia del articulo un, de aparicién més tardia y desa- rrollo més lento que el, la. actual »preferiria una pasiva refleja, 164 FRANCISCO MARCOS MARIN La motfologia verbal ofrece alteraciones mucho més importantes, porque es bastante menos lo que queda del verbo latino, Asf, aunque no tenemos-ejemplos de tiempos compuestos activos.con haber, 0 con ser (intransitivos y reflexivos), y todos los verbos que aparecen estén en indi- cativo, las formas del texto nos permiten seffalar tres caracteristicas morfoldgicas’ bésicas: 1, Los tiempos. usados, expresados en formas simples, corresponden al pasado y al presente. Los tiempos de pasado se distinguen:por,la indicacién de que la accién se considera terminada o1mo, es decir, .por el aspecto: ‘metio, oluidaron expresan accién terminada,.es.decir, as- ecto’ perfectivo en el. pasado, mientras que faulauan 0 entendie expresan acci6n no terminada, 0 sea, aspecto im- perfectivo. Dicho asi parece que se conserva la distincién latina de aspecto, lo que.no es cierto: el latin —aunque no todos los .iratadistas estén totalmente de acuerdo— vinculaba el aspectoimperfectivo a las formas lamadas de infectum, y el perfectivo.a las de perfectum (es lo que nuestra tradicién escolar designa como «temas.de,presente y depretérito»): amo es presente, imperfectivo, amaui es pretérito, perfectivo. El castellano, en cambio, ha roto esa estructura, tan bruscamente ‘que tiempos del perfectum como la forma en -nz, indicativo en latin, han cambiado incluso de modo, y’son subjuntivo-en castellano actual: la morfologia.castellana distingue entre tiempos simples, donde se mezclan’infectum y7perfectum 'latinos,.y tiempos compuestos, con haber como:auxiliar (ser podia ser auxi- liar de intransitivos y reflexivos en la lengua medieval). * 2. La voz pasiva, expresada en latin por medios smorfolégicos, amor, vy sintdcticos © sintagméticos, amatus sum/fui, s6lo se expresa en castellano-sintagmiticamente, en una perifrasis que, en el fragmento, aparece con dos auniliares, ser, en 1511 ¢ y d (en ambos casos la lengua con se), .y.estar, en 15114, si'lo iinterpretamos como run ‘uso peffectivo, ‘con esié empecada = ha sido empezada, prolongado en cel algada del verso siguiente, y dentro de una estrofa que, en LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 165 este caso, estaria totalmente construida en pasiva. Esta interpretacién parece més coherente con el uso medieval de la pasiva, aunque esté més lejos de nuestras preferen- cias actuales, * 3. Aunque el Jatin no desconoce las perifrasis grama- ticalizadas, como la de futuro © prosecucién con -urus e3se, p. @j,, el castellano desarrolla mucho més las posibi- lidades iniciales latinas, empezando por sus tres perifrasis gramaticalizadas, los tiempos compuestos, la pasiva, y la Prosecucién con estar-+gerundio. En este tercer apariado queremos hablar de otras perifrasis, de las que tenemos un tipo con dos variantes formales: ouo yr/ouioron a dexar: en el espaiiol actual corresponderia hubo de. Es un fenémeno bien conocido de alternancia de/a, aunque la falta de preposicién es més rara. Menéndez Pidal ™ precisa: «EI pretérito ouo rigiendo a un infinitivo con de © @, expresa, no la necesidad, sino un acaecimiento subsi- guiente o futuro respecto al tiempo pretérito de una narra- cién, se trata de una perifrasis de postpretérito. Este valor de futuridad de 1a perifrasis es facilmente comprensible si nos damos cuenta de que, al menos hasta el xvi, como nos dice Keniston,” se tenfa conciencia del futuro como compuesto de haber e infinitivo. A estas tres observaciones tenemos que afiadir las pe- culiaridades diacrénicas y diatépicas a las que ya hemos hecho mencién antes: los imperfectos en -ie y los preté- ritos en -ioron; la primera es comtin, la segunda caracte- ristica de O. La evolucién de -eba a -ie en los copretéritos, en general excepto en la primera persona, es un caso bien conocido de inflexién por palatal, més sencillo de explicar si, con Alarcos, aceptamos el carécter monofonemético del diptongo, que si entramos en Ja discusién que plantea Hanssen (p. 106 de su Gram. Hist.) sobre el lugar del acento.” En todo caso, desde los primeros textos hasta el siglo xiv, la forma en -ie tiene su 6poca, para ir descen- diendo ya en el x1v, aunque conserve restos durante mucho ticmpo, incluso en el Toledo del xvi. En el siglo xu es, desde Tuego, rasgo tipico. Las formas -ioron de O, en cam- 166 FRANCISCO MARCOS MARIN bio, junto con -iron, son un rasgo tipicamente leonés, dia- Iectal, que Alarcos (Investigaciones, cap. III, 1), de acuer- do con Baist, considera rasgo de copista, no del autor. ‘Aqui debemos recoger una observacién que hace Nelson en su prologo, en el sentido de que el texto conservado nos ofrece més pretéritos débiles, es decir, de acentuacién desinencial (metid) que fuertes 0 de acentuacién radical (uo). Es arriesgado reformar el texto de acuerdo con lo que esperarfamos en el x11 (miso por metid, p. ej.); pero debe sefialarse. ‘Una pequefia nota final, en este apartado dedicado al verbo, seria la que se desprende de observar cémo 1512 b es en’ O (13506) tantos ha y en P (14926) tantos son: es una alternancia entre haber impersonal (sin y porque el circunstancial va expreso, por el mundo) y ei ser exis- tencial, valor predicativo més frecuente en ja lengua an- tigua y del que s6lo quedan restos en expresiones como Dios es (hay Dios). Para terminar la revisién morfol6gica, unas notas sobre particulas: O utiliza, aunque no en exclusiva, la nota tironiana como abreviatura de la conjuncién copulativa, que es e en P. La lengua medieval, en cambio que culmi- naa fines del xv, vinculado a la pérdida del adverbio pronominal y, tiene una distribucién de las copulativas e/y inversa a la nuestra, con uso general de e, salvo si la palabra siguiente empieza por e, en cuyo caso se prefiere y. Pero (1511 6) tiene valor concesivo que Rivarola® con- sidera variante de pero que, procede de un per hoc, por propter hoc, seialado por J. Vallejo. Es interesante el dato, que recogen Corominas y Pascual, en el Diccionario CECH, de que el castellano prefiere 1a colocacién al principio de la frase, frente a los dialectos orientales, que Jo posponen. Aunque a lo largo del siglo x11 va reempla- zando a mas, como adversativa, su uso concesivo se regis- tra en disminucién en el xiv y xv; si bien aparece en el Cancionero de Baena, en el xv se desarrolla aunque, con- solidada en el xvi y triunfante hoy. Qual procede de un relativo-interrogativo latino, se usa para la cualidad y es f4cil que pase a introductor de modales 0 comparativo- LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 167 modales: en O 13486 —donde era es un uso medieval al que hoy corresponderia estaba, digamos de paso— intro- duce un adverbial modal. Que es el bien conocido sincre- tismo del: relativo latino y sus parientes con la forma fosilizada quod, con valores pronominales 0 conjuntivos, en sus distintas apariciones. En cuanto a la alternancia de la particula condicional por excelencia —a menudo, co- mo aqui, cargada de notes temporales—, se (O)/si (P), es bien conocida y se distribuye en las distintas lenguas roménicas, entrarfa en el campo de lo diatépico. ® Es cu- tioso que se, fechada por Corominas, DCEC, hasta el si- glo x1v, en textos leoneses, aragoneses y riojanos, no aparezca en P. La Morfologia, como la fonologia y la grafia, nos ofrece algunos pequefios rasgos dialectales, marginales, dentro de un tipo de lengua del siglo xu, bastante evolucionado y con paradigmas amplios, muy alejados ya de la lengua latina, La consideracién conjunta de los dos manuscritos —dentro, elaro, de su cardcter limitado y fragmentario— no permite establecer conclusién alguna respecto al autor, si bien: no favorecen el cardcter oriental del mismo. TIL, Sivtaxts Del mismo modo que en la Fonologia hubimos de ade- lantar algunos rasgos morfolégicos, también hemos visto aspectos sintécticos en la Morfologia: lo importante no es crear compartimentos estancos, sino saber las interrela- ciones que pueden establecerse entre los distintos aparta- dos convencionales que nos sirven para clasificar los fe- némenos lingiiisticos, que se presentan en la unidad del texto. Una posibilidad metodolégica de hacer algunas obser- vaciones sintécticas a estos versos es comenzar por la sintaxis de la frase, para pasar luego a 1a sintaxis oracio- nal. Empezaremos, por ello, con los sustitutos de los casos latinos, consecuencia primaria de la pérdida, en sustantivo ¥ adjetivo, de esta categoria morfoldgica latina. 168 FRANCISCO. MARCOS. MARIN, Las sustituciones por frases prepositivas son las habitua- les: nos encontramos en consecuencia con un por causal- consecutivo en por ende y por nada (por guisa ninguna en P), lugar por donde en por el mundo 0, sélo en O; por las tierras. Ya hemos hablado de oy dia y de fiera guisa, en relacién con los ablativos latinos de tiempo y de modo, o circunstancia concomitante 0 construccién expresiva_ del medio ambiente, y tendriamos que afadir ahora la falta de la preposicién @ en 15096, imprescindible al ser sus- tituto de un dativo latino (es decir, un acusativo con ad en latin tardo-vulgar), cuya explicacién es un anacoluto: ef que empieza verso como si fuera el sujeto, pero: tuego el pronombre redundante Je/li nos indica que es un objeto de interés personal, 0 sea, un indirecto. Quizé sea més interesante, por més discutible, el verso 1512 d, que esté mal copiado en P, donde queda con tres, silabas, y que, en consecuencia, debe leerse: (O 1350d) son se controbadigos entre los menestrales La combinacién de ser y-el reflexivo se no es anémala, y llega al Siglo de Oro (en el xvr Keniston lo recoge en ia tercera Celestina), Teniéndolo en cuenta, podemos ad- mitir, no que tenga el sentido de ‘existir’ o “hallarse’, que propone Nelson en su edicién, sino el més claro de dativo pronominal de ‘ser uno para otro’ o ‘uno con otro’, inter pretarfamos asi ‘entre los menestrales son controbadizos unos con otros’, y tendrfamos que explicar Ja posibitidad de construir el sujeto con la preposicién entre, lo cual ha quedado' perfectamente dilucidado por Lapesa, en su es- tudio sobre los casos: aunque entre rigiera acusativo en Tatin, en castellano medieval, y aun en clisico, puede in- troducir a un sujeto cuando Ta accién de ese sujeto, plural, se realiza conjunta 0 mancomunadamente, el sentido, bas- tante claro ahora, seria que, a causa de la confusion de las lenguas, los obreros se dan las cosas cambiadas, se confunden y conturban. Girgonz, singular, no puede ser sujeto de son, y no necesitamos entonces tumar, como hace Nelson, el segundo: hemistiquio de P 1492c para com- LA CONFUSION DE JLAS LENGUAS 169 pletar O 1350¢, que se mantiene como en el manuscrile {con Ia. posible salvedad de suprimir la e més débil interna, la preténica, caya conservacién es un rasgo de Jeonesiatno™ «que ‘0 hemos advertido en el apartado fonético), Es na 'posibilidad que apuntamos con ciertas precauciones. ‘Si pasamos a. la. relacidn, que se establece entre dos elementos nominales a través de wn indice verbal, ten- dremos que atender, ademés de a Jas construcciones como ‘los menestrales son controbadizes» @ el. verso 1512a, en cualquivta “de sus dos variantes, ‘que serfan copulativas, ‘2 construcciones como 15114, donde —pese a las varian- tes la estructura es 1a mista,-con un complemento predi- cativo, Babilonia, referido al ‘sujeto, «esa tierra toda». La ‘sintaxis ‘oracional, al menos: en nuestras estrofas, tiene mucho interés, por su -compleja mozcla de riqueza y simplicidad. ‘1 texto “d (0, que * ‘dene, en su primera estrofa, 'tres wuxtapuestas, con nti fleos del predicado en metio, fatilauan y entendie: de metio depende tna consecutiva, introducida con el cuan- tificador tan-anteel adjetivo manna (magna, ‘grande’) de cuya amalgama surgiré el sustantivo samaiia, en la pro- tasis, mientras que: introduce la ap6dosis,™ see trata de tuna consecutiva de intensidad. La yuxtaposicién entre las suboraciones -de faulauan y entendie puede ‘interpretarse como una relacién consecutiva de-cualidad, «en tal'son que no entendia...»; entendie, a su'vez, es'un ‘niicleo del que depende una completiva.introdueida "por «que, nsterrogativa indirecta, que se expande en una coordinacién disyuntiva, con 0, sin verbo patente. La segunda estrofa se inicia por un perfodo condicional, introducido por si/se, que se mantiene aunque con expre- sién de oraciones' de telativo con ef que y Lo que (si uno decia,... si otro hacia’) y culmina con una causal-conse~ cutiva, introducida por'un por ende que no aparece hasta el iiltimo estico. La estrofa 1510 va de yuxtaposicién: en yuxtaposicin, sin més. que la modal qual era, que se prolonga, Iogica- mente,ien el assy inicial de 1511, que sigue en 'ta conce 170 FRANCISCO MARCOS MARIN siva que introduce el pero comentado antes. Tras algada tun editor critico moderno pondrfa un punto o un punto y coma, de modo que la estrofa terminarfa con la oracién de es llamada, cuyo complemento de causa por la confu- sidn se expande en la adjetiva introducida por que, en la que hay, por tanto, un matiz seméntico consecutivo. En cuanto a 1512, cuyo verso c es corrupto, y resulta dema- siado largo, en las dos redacciones, tendria un verso 5 como inciso aclaratorio o explicacién de a, yuxtapuesto, y podriamos arreglar c con toda libertad como este girgonz que traen, con una relativa, seguida de la aposicién de P, estos lenguajes tales, como sujeto, lo cual nos da catorce silabas. Puestos a volvernos a escribir la estrofa, notando Ja falta de partitivos en el texto, y la frecuencia con que, en general, acompaftan a ha, podemos regularizar 1512 ben tantos ha por el mundo de lenguajes cabdales. El Gltimo verso ya lo hemos comentado, a propésito de ser + se, junto con otra interpretacién global posible. Esta consideracién seméntica de las estructuras sintéc- ticas nos permite afirmar dos cosas: que el texto es rico en nexos y matices semAnticos oracionales (completiva, adjetiva, causal, consecutiva, concesiva, condicional, modal son algunas de Jas oraciones analizadas en conjunto, ade- més de las yuxtapuestas), y que hay un predominio se- méntico de los valores consecutivos: el texto se presenta, en su relacién entre estructura y significado, como una consecuencia, lo cual es perfectamente coherente con su mnido, y ‘su situacién en la cultura de su tiempo: la ién de las lenguas es una consecuencia de una actitud humana de soberbia y desconfianza, si se mira por ese lado, 0 una consecuencia del castigo divino, si se mira por.el otro, De Jo analizado se desprende una consecuencia més, que hacemos especialmente —y perdénesenos la digresién didéctica— para las personas nu muy versadas en textos medievales: a menudo se piensa —y hasta se escribe— LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 171 que la yuxtaposicién es un procedimiento que indica po- breza de relacionantes, 0 de posibilidades formales de construccién de la estructura oracional ( y se suele repetir Jo mismo para la coordinacién copulativa). Nuestras cinco estrofas son una clara muestra de lo contrario: el autor nos ha demostrado cOmo puede usar los nexos cuando le place, incluso con una variedad formal Iamativa y rica, y que, pese a ello, la unién directa de unas oraciones con otras no le parece que empobrezca un discurso tan cuida- dosamente construido, Indudablemente tenemos que con- tar con los matices de la lectura en voz alta y el recitado, las pausas, que el paupérrimo sistema de notacién de la entonacién no nos permite mas que sospechar; pero tam- bién tenemos que ver en ello una manera de concebir la expresin de las conexiones seménticas, dependientes del contexto, y no imprescindiblemente ligadas a una forma lingiiistica. Esto no es pobreza sintdctica de la lengua medieval, sino una cleccién de los medios de expresién de las relaciones distintas de la que se fue haciendo pos- tetiormente, y que —salvando lo salvable— podemos po- ner en paralelo con lo que —relativamente— se ha enri- quecido nuestro sistema de puntuacién, frente a lo ha- bitual en la Edad Media, por mantener los pardmetros. No pretendemos agotar con esto las posibilidades de anilisis semantico-sintéctico, ni simplemente sintactico (donde seria tan interesante un estudio hist6rico de Ia evo- lucién de las reglas que permiten construir las distintas estructuras sintdcticas del texto, y disponer ordenada- mente sus elementos), y hemos de renunciar a tratar de la presencia, ausencia y distinta distribucién del articulo, © su alternancia con Jos demostrativos, ya apuntada en la Morfologfa, asf como al orden de las palabras en la frase: colocacién de sujeto, verbo y complementos, posicién de los citicos, andlisis més detallado de lo esbozado sobre el grupo de adjetivo y sustantivo. Valga esta enumeracién incompleta como puerta abierta a la lectura personal y Ia investigacién, en relaci6n con otros textos, para que po- damos pasar a la dltima etapa de nuestro andlisis. 172 FRANCISCO MARCOS MARIN: IV. Léxico ¥ seMAnTica Prescindiendo de la seméntica oracional,, tan sucintamen- te apuntada en el apartado sintéctico, vamos-a dedicar este apartado @ algunas observaciones léxicas muy. especificas, y a una semédntica que Mamaremos «filolégica», pues se referiré al lugar de este texto dentro de su tradicién, y a su relacién con el mundo literario en que se incluye. Hist6rica 0 genéticamente considerado el texto ofre- ce, junto al normal predominio de voces patrimoniales, unos elementos galorromdnices y- otros culios, que le dan un cardcter particular. Corominas, en. el DECH, llama la atencidn sobre el aspecto catalén de morter, tal vez vincu- lado a técnicas orientales de construccién: la forma mor- tero esté documentada a principios del xin. Otros: ele- mentos. léxicos- también parecen haberse fijado en esta €poca, como el verbo controbar, que esté en Berceo, o el cultismo confusién, repetido, que aparece en el Fuero de Soria (1190-1214), en la Fazianda de Ultramar y en nues- tro Libro. El galicismo: lenguaje, con su sufijo caracte- ristico, también se documenta a principios del XIII, y, por primera vez, parece, en el nuestro, la forma girgonz, que es —dicho sea como anéedota— la que nos ha llevado a clegirlo. La genesis: y. distribucién del léxico, en sus cle- mentos, es, como lds otros apartados que hemos visto, representativa y’ caracteristica de un texto del siglo xii! 0, dicho de otro modo, de un texto posterior a 1200, apro- ximadamente. El término girgonz, recientemente estudiado por A. Mo- ralejo,* es el antecedente, en su traje galorroménico, de nuestra jerigonza: El copista de P no lo entendid, y se invent6 ese verso sin sentido, una més de las muestras que nos hacen preferir O, con todas las dificultades que im- plica. Varios elementos se cruzan en el origen de la voz jerigonza; pero el fundamental, nos parece, es el Theri- cuntina lingua de la Vita S. Emiliani aducido por Mora- Iejo, ref a la lengua de Jericé, como lengua incom- prensible para los israelitas: no se trata del hebreo, sino LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 173 ita, y, por si fuera poco, los textos que lo aducen San" setidas Pigees vineulados al verbo latino contur- ‘bare, como el controbadicos de nuestro poema, o al simple turbare. Es indudable que los otros elementos apuntados por Corominas, desde el arabismo azarcdn ‘minio, color anaranjado subido’ hasta el francés jargonce y el cast. ‘girgonga, ‘jacinto, piedra preciosa’, pueden haber interve- nido o haber sido afectados de alguna manera, ahora bien, a explicacién desde la incomprensible lengua de las mu- jeres de Jeticd, que tanto turbaron a los nada comedidos jsraelitas, evita el recurso a onomatopeyas y otras formulas in extremis, a la vez que afiade una nota de exotismo al siempre interesante estudio genético del Iéxico. La estrofa 1512, indudablemente la més oscura del fragmento, nos presenta, en O 1350 6, la forma deuisades (cabdales en-P). La rima exigiria -ales/-alles, aunque no es imposible una dental por una lateral. El participio deui- sado ‘dividido” aparece en O 277b y ‘diferente’ en 2133 d, ten ambos manuscritos, el sentido conviene, y:se adecua al principio de la lectio difficilior, 1o cual, empero, no basta. La forma -ades es més facil de explicar desde -adas que desde -ados y, aunque podemos pensar que las palabras en -aje se pueden encontrar como femenino (O 24336, y en portugués), la primera palabra del verso es fantos, no tantas: lo més arriesgado es lo més atractivo, corregir esa -o- en -a- y leer tantas ha por el mundo Ienguaies deuisades ‘por cl mundo hay tantas lenguas diferentes’, 0 sea, las seienta y dos biblicas. » Con esto, y dejando de lado otras cuestiones, ” pasamos a centramos en Ia interpretacién filol6gica, de fuentes y transmisién, es decir, a movernos en los canocimientos de- una seméntica del mundo. El tema de nuestro texto es la confusién de las lenguas como castigo divino por la construccién de la: torre: de Babel: Ja estrofa inmediatamente -anterior,. 1507. nos- ha. dicho que hasta entonces todos los hombres hablaban 174 FRANCISCO MARCOS MARIN una sola lengua, el hebreo, es decir, la de nuestros prime- ros padres, creencia que se mantuvo durante muchos si- glos, hasta el nacimiento de la filologia moderna, y que todavia en el xvii planteaba grandes problemas de con- ciencia que no son del caso. * Estamos, pues, ante la inter- pretacién ortodoxa de la fragmentacién lingiistica, en la que destacan tres aspectos: 1. La narracién del Génesis: construccién de la torre y castigo divino. 2. EI elemento anecdético de la construccién: la confusién de los materiales como consecuencia de Ia confusién de lenguas y la ininteligibilidad mutua resultante. 3. La division de las lenguas ligada a la genealogia de Noe. La fuente remota es, obviamente, el Génesis, 11, que citamos por la traduccién de Nécar y Colunga: Era la tierra toda de una sola lengua y de unas mismas palabras. En su marcha desde Oriente hallaron una Hanura en la tierra de Sensar, y se establecieron alli. Dijéronse unos a otros: «Vamos @ hacer Iadrillos y a cocerlos al fuego». Y se sirvieron de los lac los como de piedra y el betiin les sirvié de cemento; y dijeron: «Vamos a edificarnos una ciudad y una torre, cuya cspide toque 1 los cielos y nos haga famosos, por si tenemos que dividirnos por la haz de la tierra». Bajé Yavé a ver la ciudad y Ia torre que estaban haciendo Ios hijos de los hombres, y se dijo: «He aqui tun pueblo uno, pues tienen todos una lengua sola. Se han pro- puesto esto y nada les impediré Ievarlo a cabo, Bajemos, pues, y confundamos su lengua, de modo que no se entiendan unos @ otros». Y los dispers6 de alli Yavé por toda la haz de Ia tierra, y asf cesaron de edificar Ia ciudad. Por eso se lamé Babel, por- {que alli confundi6 Yavé la lengua de la tierra toda, y de allf los dispersé por Ia haz de toda la tierra.” El hecho de que los hombres se dividan en setenta y dos grupos, tribus 0 familias de gentes procede también del Génesis, 10, donde se habla de los deecendientes de los hijos de Nog: Sem, Cam y Jafet. El ms. 816 de la LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 175 B, N. de Madrid nos da la siguiente versin, en la General Estoria alfonsi (fols. 15 r y v): e stos tres fiios de Noe assi como dize moysen enel segundo eter ne No as a ci ga me le se Sey ee ls pe Imposible recoger todo Jo que la patristica (tan titilmente recopida en la Patrologa Latina —citaremos PL) ha dicho sobre este punto. Nos limitaremos a algunos hitos ial ciales, para evitar la tendencia a Ja simplificacién de las fuentes de nuestro autor. ; ‘San Jeronimo (PL, XXVU), en su traduccién de las cronicas del armenio Eusebio Panfidio, en el punto 1. del cap. IV, Alexandri Polyhistoris de surris aedificio, recoge una de las versiones més caras a la Edad Media, la de la célebre sibila, una de las sintesis de la cultura pagana y ctistiana, incluso en el aspecto profético: Subylla ait, omnes homines una lingua utentes turrim celsissimam. exstruxisse, ut in eoelum conscenderent: Deum vero fortissimum vento afflato eamdem turrim dejecisse, peculiaremque singularis Sermonem tribuisse, ideoque et urbem Babylonem esse appellatam. Mox post diluvium Titanum atque Prometheum exstitisse: tum etiam a Titano bello Saturnum esse appetitum. De turris aedificio hactenus. San Isidoro dedicé el libro IX de las Etimologias a es- cribir De linguis gentibus, regnis, militia, civibus, affinita- tibus (PL, LXXXI1]): Caput. 1. De linguis gentium vers ; ae 1. Linguarum diversitas exorta est in aedificatione turris pos dliluvium;snam prius quam superbia turris illus in diversos signo- ram sonos humanam divideret societatem, una omnium nationum lingua fuit, quae Hebraea vocatur, qua patriarchae et prophetse Uusi sunt, non solum jn sermonibus suis, verum etiam in littens 176 FRANCISCO MARCOS MARIN sacris: initio autem: quot-gentes, tot linguae fuerunt, deinde plures gentes quam linguae, qufa’ex una lingua multae gentes sunt exortae. 2. Linguae autem dictae in hoc loco pro verbis quae per lin. guam fiunt, gentte locutionis illo quois qui efficit per id quod efficitur nominatur: sicut os dici eolet “pro verbis, sicut manus pro litteris. Beda el Venerable (s. vitt,’a. 730, PL, X@1), en su In Pentateuchum Commentarii (€ol 228 y 229) se refiere a Ja autoridad de Josefo, cuya historia ejercié tan notable influencia en las letras hispanicas, como ha estudiado repetidas veces la llordda Marfa Rosa’ Lida de Malkiel, y que, a nuestro juicio, esté detrés de los versos que’ co- mentamos. Beda, a propésitovde Ger. 10 habia hecho el recuento de los descendientes de Noé (en lo cual, como veremos'Iuego, no-todo esté tan claro, matemétivamente): «De Japhet nati sunt filii XV, de! Cham XXX,!De Sem XXVIT: simul LXXII, de quibus ortae sunt gentes LXXII», Sobre'a ‘torre’ es: conciso y claro: “Babelsatitem, quaeet" Babylon, interpretatur confusio, eo quod ‘bi confusae sunt linguae. Erat autem civitas regni Nemroth, quem principem turris aedificandae Josephus affirmat, Hebraie autem confusionem Babel vocant. Autor de directa influencia en las letras hispénicas, especialmente en obras como la Historia alfonsi, es Petrus Comestor (+ 1179), cuya Historia Scholastica (PL, CXCVIII,-col. 1089y"titula el cap. XXXVIIL. De turre Babylon Post obitum vero Noe, ‘moventes pedes suos ad Oriente, con Yenerunt ‘duces in uttum, in campum Sennaar, et timentes dilu- « vium, consilfo Nemrod volentis regnare, coeperunt aedificare turrim, quae pertingeret “usque ad coclos, habentes lateres pro saxis, et bitumen pro eaemento. Descendit autem Dominus, ut videret turrim (Gen, XI), atimadvertit, ut puniret,-et ait ad angelos: Venite; et cokfundamus’ linguam eorum, ut non intelligat quisque vocem “proximi- sui.in shee: divisione ‘tihil non fecit Deus, quia voces eadem. sunt apud omnes’ gentes,"sed dicendi modos, et formas LA CONFUSION DE LAS’ LENGUAS 77 iversis generibus-divisit. De hac torri dicit Josephus, quia’ latitudo frat ita fortissima, «it prope cam aspitientibus longitudo’videretur jin minus. Di vero ventos immitentes averterunt turrim, et vocem propriam unicuique partiti sunt. Propterea Babylonia -contigit Yyocari civitatem. Babel enim Hebraci confusionem appellant. De hac turri memini sibylla dicens: «Cum omnes! homines existerent tunis yocis, quidam turrim aedificaverant excelsam, tamquam per ‘eam ascensuri in coelum». Decampé vero Senniar in regione Babylonis meminit Esicius dicens: Qui de sacerdotibus sunt erepti Jovis sacra sumentes, in Sennaar Babylonis venerunt, divisique sunt post haec, diversitate linguarum migrationes agentes, ap- prehendentes mediterranea-simul, et maritima, Nec praetereundum puto quod Moysesdicit Regma,"filium Chus, ‘tos habuisse: filios Saba, et Judam, quorum Judas Aegyptiacam gentem Hesperiorum inhabitans, Judaeis cognomen suum reliquit. (..) Cémo penetré este texto en Espafia es indudable tras Ia lectura'de dos fols. 18 r y v del MS 816:BN Madrid de la General Estoria, que puede servimos de traduccién :y sintesis de lo que*antecede: DELAS RAZONES DEL CONFONDIMIENTO DEL LENGUAGE EN SENAAR XXILDesque cato dios aquella obra dixo. Euat que un “pueblo es este e uno el Ienguage de todos. & comencaron esto a fazer. de may que se non particran de sus cuydares malos fasta que los cumplan por obra, Mas uenid & descendamos alla -& confonda- mosles el lenguage que an agora todos uno. Et mezclemos gele ‘de guisa. Que maguer que se oyan que se non entiendan aun que ¢s ten muy de cerea unos dots. Sobresto que dize moysen wen departe la glosa que lo dixo la trinidat assi mesma. como encl primer capitulo del genesis, fagamos ell omne, Mahestre Pedro departe enel capitulo desta torre babel. que lo dixo dios alos angeles. Seuilla cassandra segund retraye della iosepho enel seseno capitulo dize ende assi. seyendo todos los omnes de un lenguage. fizieron una torre muy alta para sobir por ella al cielo. Mas los dioses enuiiaron uientos que trastornaron la torre & la destroye- ron. & partieron a cada uno el lenguage que era antes uno co- munal.de todos. & diz. que de guisa fue partido que ninguno de quantos se y agertaron non ouo y que'vun lenguage todo entero retouieste. nin que sopiesse desir nombre nin palabra de toda cosa. menos de non aprender & tomar ende alguna ayuda dell 178 FRANCISCO MARCOS MARIN ‘tro su uezino. & Sobresta razon fabla mahestre pedro en este epartimiento dun lenguage en muchos. & diz que non fizo y dios ninguna cose de nueuo. Ca las razones ¢ las sentencias delas palabras unas fincaron en todas las gentes. mas que les partio alli Jas maneras e las formas de dezir las. de guisa que non so- piessen Jos unos que dizien los otros. nin que querien. & quedarie Iuego Ia obra. & daquel campo de Senaar & delos que y uinieron dize Esto. que aquellos que fueron librados de los sacerdotes, tomaron las reliquias de Jupiter. & uinieron con ellas a Sennaar de Babilonia. & llama aqui estio sacerdotes @ aquellos que fueron librados del diluuio por ell rca. que fincaron delos sanctos padres del uieio testamento por la merced de dios 1o que ellos non ca- tauan. & a dios lama iupiter segund que estio era gentil. Et estio fizieron ellos desconosciendo asu dios por que fueron alli parti dos. & Onde dize moysen enel onzeno capitulo. que los parti ‘dios daquel logar por todas las tierras desta guisa. Que quando // ‘ll uno demandaua ladriellos. ell otro le daua bitumen, Et quando all otro pidie bitumen. ell otrol aduzie agua. Et quando ll otro dlizie agus. estel traye alguna de las ferramientas que y tenien o alguna otra cosa. de guisa que nunca ell uno daua lo que ell otrol pidie, Et quedaron de fazer Ia cibdat & la torre. & por que fue alli mezclado & confondudo en muchos ell un lenguage que antes era de toda Ia tierra uno. & dize ell ebrayco babel por confon- dimiento. pusieron aquel logar nombre babel. del su ebrayco que uusauan quando esto fue. Onde babel tanto quiere dezir como con- fondimiento. Por que lo que era antes un lenguaie. fue alli confon- ddido & partido en muchos como ya es dicho. & Ca todos quantos y eran lo oluidaron alli aquel lenguage que auien. si non baber solo & su conpanna. en que finco el linguage. Et por esso dizen los iudios oy en dia. que aquel Ienguage es ell ebraygo. Esta es la versiOn alfonsi, que no puede ser anterior a Ia redaccién del Alexandre, y en la que encontramos hasta algunos ecos de la confusién (el «confundimiento») de los materiales. No importa que a todos los autores no Ies salgan tan bien las cuentas de los setenta y dos, puesto que ese es el mimero establecido y el que, en definitiva, se fija. Nuestro poema recoge una tradicién fir- memente asentada, que trata de modo ortodoxo, y que refleja su conocimiento de las autoridades en Ia materia que trata, Prestemos ahora un poco de atencién al ele- mento anecdético de la confusi6n, porque ahi encontra- LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 179 ‘mos, 0 bien una muestra de que la originalidad del autor del Alexandre se refleja en la General Estoria, o bien una muestra de que sigue una fuente diferente de la fuente francesa conocida, Empecemos por esta tiltima. Estos versos del Poema no siguen la Alexandreis, sino que tienen como fuente més directa el Roman d’Alexandre, De este poema francés se nos ha conservado, en Venecia, un ms. B, que es bastante parecido a la versién que co- nocié el autor del Alexandre, aunque no sea exactamente igual.“ El episodio ocupa desde el verso 7779 en ade- lante (la enumeracién de los pueblos y lenguas sigue a partir del 7806), desarrollando anecdéticamente 1a con- fusién de lenguas, pero, a diferencia de los textos espa- fioles, sin que se ‘confundan los instrumentos de trabajo unos con otros, como ya han advertido los criticos: esta es una originalidad hispdnica. He aqui los versos fran- ceses: Aprés la mort N8é, qui fu pros e vaillans, 7188 il commencent Ia'tor qui furent fier e grans, Tant Ia cuident lever qu’as nues seit tenans; El ciel cuident monter per lor grans ardimans. Dont vit lor grant orgoil le peire reimans, 7792 Il descent a la tor e vit les paisans; IL ni alist un sol qui en Deu fust creans. Adone ere li pobles d'une raisons parlans; Deus les a departiz per ses commandemans: 7196 Cant Y'uns demande pieres o morter o cimans srtel o escarpre o autres ferramans, ‘autre portent pan o coutels bien taillans, autre amenent civals palafrens amblans, 7800 Li autre portent escuz o espees trenchans, Li autre portent enas 0 viez vins o pimans. La tor remest a faire, de Yovre fu nians, Entr'els chossent e tencent et ont grans maltalans. 7804 No deja de ser posible que el pocta hispano, al reducir el copioso material del Roman, tuviera la genial idea de confundir sélo los instrumentos y materiales de cons- truccién, en cuyo caso el texto alfonsi seria un reflejo del Libro, una huella més que afiadir a su notable in- 180 FRANCISCO MARCOS MARIN fluencia; sin embargo, las posibles fuentes no han sido consultadas en su totalidad, por no desviarnos del objetivo principal, que, no lo olvidemos, era un comentario filolé- gico, no una critica de fuentes. Léxi jente, nuestro texto queda, incluso cn Io literario y «cientifico», perfectamente enmarcado en- tre 1200'y 1250, época de la que es representativo en todas sus facetas. La historia de los manuscritos y comentarios de la obra de Pedro Comestor en la Peninsula Ibérica puede ser otro factor que ayude a fecharlo més preci- samente. ConcLusiON Al final de cada apartado hemos insistido en Ja adecua- cin del texto con unas décadas de la primera mitad del xi. Si repasamos ahora la complejidad que sus mél- tiples detalles encierran tendremos que decir, sin duda, que esa fecha de composicién ha de estar bastante alejada de la de otras obras fundamentales. Asi, si admitimos para el poema del Cid una fecha de composicién fundamental hacia 1157 (recuérdese que el punto de partido mené: dezpidalino era que no podia ser anterior a 1140), es decir, en'el segundo tercio del siglo x11, nuestro texto podria ser una muestra excepcional de una lengua de principios del xm. En todo caso, nuestra opinién personal es que dificilmente podriamos pensar en afios anteriores a 1225, en ntimeros redondos, para el Alexandre. También creemos haber insistido bastante en que, pese a la mala calidad de los dos manuscritos, y a que es imposible prescindir de uno de los dos, preferimos O co- mo punto de partida (ni siquiera Iegariamos a decir «como base»), porque el copista de P se ha tomado dema- siadas libertades: resumiendo podriamos decir que nuestra opiniGn es que el de O se equivoca por ignorancia, mien- tras que-el de P inventa cuando ignora —a veces hasta pensamos quo él o algin otro manuserito de su cadena se plantea una nueva versién, «mejoraday. LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 181. Con todo ello, parece obligado dar una lectura critica (no anotada, por brevedad, Hemos rebasado ya el espacio concedido),. de estas cinco estrofas. Es un atrevimiento, del que somos conscientes, y que quisiéramos hacer com- "patible con la sincera humildad de quien reconoce la pro- visionalidad de lo que presenta: Metio Dios entrellos tan manna confusién, 1508, que olvidaron todos el natural sermon: fablavan cada uno lenguage en su son, non entendie uno a otfo quel dezie o que non. ‘Si’l uno pedie agua, el otrol dava cal, al que pedie morter, davanle coral; To que dezie el uno, el otto fazie al, ‘ovo toda la obra por ende ir a mal’ Non se podien por nada a una acordar, ovieron la labor qual era a dexar, ‘ovieron por el mundo todos a derramar, tad'uno su comarca ovieron @ poblar. sta oy dia Ia torre empecada; pero de fiera guisa sobre mucho algada: por Ia confusion que fue entrellos dada fs esa tierra toda Babilonia Tama Setenta e dos maestros fueron los mayorales, tantos ha por el mundo de lenguages cabdales: este girgonz que traen por ticrras e por calles; son se controbadigos entre los menestrales. 1509 1510 1511 1512. Hemos cedido, al fin, sobre todo en 1510d y 1512c, fa Ia tentaciOn. de la regularidad: esperemos que a este escriba, preocupado sobre todo por mostrar‘ la riqueza que esconden estas viejas lineas, le sean perdonadas estas, y otras tentaciones: qui scripsit scribat, semper cum Domino uiuat. NOTAS + Como punto de partida, ef. Raymond S. Willis, Ir. El libro de Alexandre. Texts of the Paris and the Madrid Manuscripts. pre ‘pared with an introduction, Princeton University, 1934, reimp, de 182 FRANCISCO MARCOS MARIN Nueva York (Kraus), 1976; Jestis Cafias Murillo, Libro de Alexan- dre, Madrid (Editora Nacional), 1978; Dana Arthur Nelson, Gor: zalo de Berceo, El Libro de Alixandre, Madrid (Gredos), 1978; Emilio Garcia Gémez, Un texto drabe occidental de la leyenda de Alejandro, Madrid (Instituto de Valencia de Don Juan), 1929; Emilio Alarcos Llorach, Investigaciones sobre el libra de Alexan- dre, Madrid (CSIC), 1948; Marfa Rosa Lida, «La leyenda de ‘Alejandro en la literatura medieval», en La tradicidn clasica en Esparia, Barcelona (Ariel), 1975, 165-197. Para las Investigaciones de Alarcos cf. la resefia de R. 8. Willis, en HR, XIX, 1951, 168: 172, para Nelson y el libro de Sas citado en nota’ 10, cf. ZRPh, 97, 1981, pp. 172 y ss. 2 Queremos agradecer a Blanca Alonso-Cortés las facilidades concedidas para consultar esta edicién y los valiosos fondos de la biblioteca de Santa Cruz, en Valladolid. 3 Hay edicién espafola, Vida y hazaias de Alejandro de Ma- cedonia, trad. de Carlos Garcia Gual, Madrid (Gredos), 1977. Para la compleja historia de la transmisin y su bibliografia cf. las versiones de nuestro trabajo publicadas con los titulos de «Notas de historia Iéxiea para las literaturas roménicas medievales», en Cuad. Inv. Filoldgica (Logrofio), II/1, 2, 1977, 19-61, y «Notas de literatura medieval (Alejandro, Mainete, Marco Polo...) desde la investigacién léxica de brahmdn y sus variantes», Vox Roma nica, 36, 1977, 121-161 “Tilman Nagel, Alexander der Grosse in der jriihislamischen Volksliteratur, Walldorf-Hessen (Vg. fir Orientkunde Dr. H. Vorndran), 1980. SR. S. Willis, The relationship of the Spanish xandre 10 the Alexandreis of Gautier de Chatillon, versity, reimp. Nueva York (Kraus), 1965. *Utilizamos Ia edicién de la Pairologia Latina, CCIX; ahora disponemos de: Galteri de Castellione, Alexandreis, ed. M. L. Col ker, Padua, 1978, 1'Cf. R.'S. Willis, The debt of the Spanish Libro de Alexandre to the French Roman d’Alexandre, Princeton University, reimp. Nueva York (Kraus), 1966. "El texto de O se encuentra en los folios 84 v y 85 r; el de P fen 109 v y 110 r. ° Cf, Rafael Lapesa, Historia de la Lengua Espafiola, Madrid (Gredos), 1981°, y F. Marcos Marin, EI comentario lingiistico, Ma- drid (Cétedra), 1981 y Reforma'y modernizacién del espafiol, Madrid (Cétedra), 1979. Louis F. Sas, Vocabulario del Libro de Alexandre, Madrid (RAE), 1976, p. 271. "Ci. Y, Malkiel, en Lingua, XI, 1962, 263-275, 2 Vid. los estudios sobre iss palatales de Emilio Alarcos y Manuel “Ariza, recogidos en Ia compilacién Introduceién plural @ la gramética histérica, Madrid (Cincel-Kapelusz), 1985. LA CONFUSION DE LAS LENGUAS 183 13 La resefia se publicé en Romania, XXX, 1901, 454-440. Corre: gimos el texto cuando don Ramén lo hace asi de'su mano y afar jos en nota lag adiciones de su ejemplar. Agradecemos a D. Catalén la posibilidad de utilizar este documento. WAL margen, «cf. Knust, Mittheilungen, p. 595, n. 1» 1 Afiade: «v, Ford, Old Sp(anish) Sibil(ants), p. 100, no como en s=z en las pp. 11, 17, 31». 1 Al margen: «obra de un judio converso toledano (Crénicas Generales, 1° edic., 1918, p. 155)». 47 Al margen afiade: «Rafones, BN, ms. 1.197, fol, 2, v». En st nota a Ia p- 437, impresa, hace a valiente afirmacién que, sigue: LV. mi libro sobre La Leyenda de los Infantes de Lara, p. 404; en 1 cometi errores graves, como suponer que dozientos ¥ trezientos se debian escribir con ¢, sobre Io cual y. el ya citado estudio del sefor Cuervo, Rey. Hisp., IJ, p. 17, linea 8». Naturalmente, 1a bibliografia sobre el seseo y el ceceo es hoy mucho més extensa, ef. la Introduccion plural, cit. en n. 12. ‘a Para todos estos cambios, como es natural, deben’ consultarse tos manuales de Gramética Histérica, y la Fonologia Espariola de E. Alarcos. Para el paso de eu a io cf. Y. Malkiel, «From falling to mising diphthongs...», Romance Philology, XXIX/4, 1976, 435- 450, '® Cf. D. Nelson, «The domain of OSp -er and -ir verbs: a clue to the provenience of the Alexandre», RPh, XXVI, 1972, 265-305. ‘a\'Los nombres propios, por ejemplo. Cf. N. J. Ware, «The tes- timony of classical names in support of metrical regularity in the Libro de Alexandre, H. R., XXXV, 1967, 211-226. "21 Cf. R. Lapesa, «Los casos latinos: restos sintécticos y susti- tutos en espafioln, Bol. RAE, XLIV, 1964, 57-1 2 Vid. Mz T. Echenique Elizondo, «EI sistema referencial en espafiol antiguo: leismo, lafsmo y lofsmo», en RFE, LXI, 1981, 15-157 Utilizamos, por comodidad, notes multicopiadas del curso de Sintaxis Historica de Rafael Lapesa en la Universidad Compluten- se (1966-1967). 24 Cf. nuestro Curso de gramdtica espafiola, Madrid (Cincel- Kapelusz), 1980, pérrafo 21.6. B Curso, cit, 135. 2 Cantar de Mio Cid, Madrid (Espasa-Calpe), 1964, I, par. 161. 2 H. Keniston, The Syntax of Castilian Prose, Chicago (Univ. Press), 1987, pétrafo. 34.44, Aunque no recoge, en este punto, ejemplos def Alexandre, ni advierte, por tanto, el interés de la fltermancia con y sin @ en nuestro texto, o el valor especial con ‘uo sefialado por Menéndez Pidal (pese’ a tomar el ejemplo del Cid, han lidiar, como Gnico seguro), tiene un «til resumen de las Varies opiniones expuestas A. Yilera, Las perifrasis medievales, Zaragoza (depto. Filologia Francesa), 1980, pérrafo 2.2. 184 FRANCISCO ‘MARCOS ‘MARIN “Toward a:teconsideration of the Old Spanish in -iq ~--ié», HR, XXVH, 1959, 435-481. f. ‘J. 'L. ‘Rivarola, Las conjunciones concesivas en espafiol medieval y clésico, Tubinga (Max Niemeyer), 1976, y J. Mufioz Garrigés, «Sobre el origen de los nexos adversativos en espaiiol», ‘CLHM (Paris), 6, 1981, 41-56. - % Ci. nuestras

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