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Los datos biométricos son cada vez más importantes para identificar a los
combatientes terroristas extranjeros y evitar que crucen fronteras. A este respecto,
también fomentamos el intercambio entre el ejército y la policía de datos
procedentes de los campos de batalla.
A través de INTERPOL, los organismos policiales de todo el mundo pueden
intercambiar información policial y avisos sobre redes terroristas transnacionales,
a fin de comprender mejor sus métodos, móviles y medios de financiación, y, en
última instancia, descubrir y detener a los sospechosos.
QBRNE
Los atentados terroristas con materiales QBRNE (químicos, biológicos,
radiactivos, nucleares y explosivos) podrían tener consecuencias catastróficas en
la población y las infraestructuras.
Ataque al complejo de edificios del World Trade Center, Nueva York, Estados
Unidos, el 11 de septiembre de 2001.
El terrorismo
Es el uso sistemático del terror, utilizado por una amplia gama de organizaciones,
grupos o individuos en la promoción de sus objetivos, tanto por partidos políticos
de todas las ideologías, así como también por corporaciones, racistas,
colonialistas, independentistas, revolucionarios, y gobiernos en el poder.1
Los métodos utilizados por los terroristas también pueden variar, desde ataques
con bombas, secuestros y asesinatos hasta ciberataques y ataques químicos. Los
blancos de los actos terroristas pueden ser civiles inocentes, edificios
gubernamentales, infraestructuras clave o símbolos importantes.
Estos son solo algunos ejemplos y, lamentablemente, hay muchos otros casos de
actos terroristas en diferentes partes del mundo. Es importante recordar que el
terrorismo no está limitado a una región o ideología en particular y que puede ser
perpetrado por diferentes grupos con diferentes motivaciones.
22 julio de 2011, el día que el horror se desató en una isla de Noruega
El doble atentado perpetrado hace diez años en Oslo y en isla de Utoya adoptó
dimensiones de tragedia nacional con 76 personas asesinadas a manos de
Anders Behring Breivik, un extremista de derecha
Hace diez años, Noruega se hundía en el horror por este doble atentado. Una
enorme bomba artesanal estallaría en pleno corazón de Oslo, después de los
primeros disparos de una interminable cacería humana de 72 minutos que tendría
lugar en la isla de Utoya.
Ese lluvioso viernes por la tarde del 22 de julio de 2011, el país nórdico disfrutaba
de un verano tranquilo cuando la tragedia se presentó con el rostro de Anders
Behring Breivik, un extremista de derecha disfrazado de policía.
A las 15.25 horas, una camioneta alquilada cargada con 950 kilos de explosivos
fabricados a base de fertilizantes explotó al pie de la sede del primer ministro, el
laborista Jens Stoltenberg, actualmente secretario general de la OTAN. El
atentado dejó ocho muertos y decenas de heridos. Por suerte, su autor Breivik, de
32 años, se retrasó por un atasco y muchos empleados ya se habían ido de sus
oficinas.
A las 17.17 horas, vestido con su falso uniforme, desembarca en la isla de Utoya,
a unos 40 kilómetros al noroeste de Oslo, donde anualmente cientos de jóvenes
laboristas se reúnen para su clásico campamento de verano. Nada más bajarse
del ferry “MS Thorbjørn” que sirve de transporte en el lago, Breivik mató a la
“matriarca” del campamento, Monica Bosei, y a un policía fuera de servicio
encargado de la seguridad del encuentro.
Atrapados en una isla de 0,12 km2, muchos jóvenes deciden lanzarse a las frías
aguas del lago para salvar sus vidas. Alertados por los disparos, los ocupantes de
un camping vecino se apuran con sus barcos para socorrerlos y sufren también los
disparos.
“Van a morir, marxistas”, grita el asesino, que había consumido una mezcla
energética de efedrina, cafeína y aspirina. En dos ocasiones llama a la policía para
ofrecer rendirse. “He terminado mi operación y quiero rendirme”, dice.
Pero, tras cada comunicación, la masacre continúa. Dispara contra todos los que
cruza y remata a los heridos: 56 de sus 69 víctimas son halladas con una bala en
la cabeza. Finalmente, un equipo de intervención especial de la policía logra
desembarcar en la isla gracias a la ayuda de navegantes aficionados y, a las
18.34 horas Breivik es detenido sin oponer resistencia.
Manifiesto
Anders Behring Breivik es un terrorista noruego que perpetró un ataque en
Noruega el 22 de julio de 2011. Su acción comenzó con la detonación de una
bomba en el complejo gubernamental de Oslo, causando la muerte de ocho
personas y causando graves daños materiales. Luego, Breivik se dirigió a la isla
de Utøya, donde se encontraba celebrando un campamento de verano la Liga de
la Juventud Laborista noruega, y llevó a cabo un tiroteo masivo. Allí, asesinó a 69
personas, en su mayoría jóvenes, y dejó a muchas otras heridas.
Breivik argumentaba que estaba llevando a cabo una "guerra cultural" para
proteger la identidad europea y preservar su visión de una Europa libre de
influencias extranjeras. Justificó sus acciones como un medio para llamar la
atención sobre su causa y despertar a otros "patriotas" para que se unieran a su
lucha.
El manifiesto también detallaba los métodos y tácticas que planeaba utilizar para
llevar a cabo sus ataques, así como su visión a largo plazo de una Europa dividida
y en conflicto.
Este trágico ataque de Breivik causó una gran conmoción en Noruega y en todo el
mundo, y se considera uno de los peores actos de terrorismo en la historia
reciente de Europa.