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Competencia Lectora

PAES
forma: 4994527
INSTRUCCIONES

1.- Esta prueba contiene 16 preguntas. Todas las preguntas son de 4 opciones de respuesta
(A, B, C y D). Solo una de las opciones es correcta.

2.- Completa todos los datos solicitados en la hoja de respuestas, de acuerdo con
las instrucciones contenidas en esa hoja, porque estos son de tu exclusiva
responsabilidad. Cualquier omisión o error en ellos impedirá que se entreguen tus
resultados. Se te dará tiempo para completar esos datos antes de comenzar la prueba.

3.- Dispones de 0 horas y 30 minutos para responder las 16 preguntas.

4.- Las respuestas a las preguntas se marcan en la hoja de respuestas que se te entregó.
Marca tu respuesta en la fila de celdillas que corresponda al número de la pregunta
que estás contestando. Ennegrece completamente la celdilla, tratando de no salirte
de sus márgenes. Hazlo exclusivamente con lápiz de grafito Nº2 o portaminas HB.

5.- No se descuenta puntaje por respuestas erradas.

6.- Puedes usar este folleto como borrador, pero no olvides traspasar oportunamente
tus respuestas a la hoja de respuestas. Ten presente que para la evaluación se
considerarán exclusivamente las respuestas marcadas en dicha hoja.

7.- Cuida la hoja de respuestas. No la dobles. No la manipules innecesariamente.


Escribe en ella solo los datos pedidos y las respuestas. Evita borrar para no deteriorarla.
Si lo haces, límpiala de los residuos de goma.

8.- Recuerda que está prohibido copiar, fotografiar, publicar y reproducir total o
parcialmente, por cualquier medio, las preguntas de esta prueba.

9.- Tampoco se permite el uso de teléfono celular, calculadora o cualquier otro dispositivo
electrónico durante la rendición de la prueba.

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Texto 1

El yate abandonado

Sofía Smith estaba desatendida del bullicio de afuera, limpiando las baldosas
con un trapo empapado en un desinfectante turquesa de olor dulzón. Al pasar el
inspector Morales a su lado se puso en posición de firme, asiendo el mango del
lampazo como si fuera un fusil, una costumbre heredada de los viejos tiempos,
cuando era dueña de un fusil de verdad, un viejo BZ checo. Y no ocultó su desdén.

Desde su ingreso a la Policía, asumió el puesto de limpieza con disciplina partidaria,


entregada a sus tareas de limpieza en uniforme verde olivo, pantalón y camisa, su
broche de militante prendido sobre el bolsillo del lado del corazón.

El inspector Morales contestó a su mirada de reproche con un gesto de impotencia


evasiva. Le urgía comunicarse con el subinspector Bert Dixon en la estación de
Policía de Bluefields, quien lo había llamado poco después de las siete de esa
mañana para informarle del hallazgo de un yate abandonado en la laguna.

Una ballena grande, muy elegante, abandonada, le había dicho Lord Dixon. El
inspector Morales lo llamaba Lord Dixon por sus modales impecables. Nunca
alzaba la voz ni cuando se alteraba, y las malas palabras las soltaba con suavidad,
como si las meditara. Tenían diversas afinidades, y la misma talla, por lo que
podían intercambiar sin dificultad uniformes.

El yate, a todas luces extranjero, debió haber remontado la marea alta para
penetrar a la laguna por el paso de la barra, a contracorriente. Y no se dejaba
abandonada una embarcación de lujo en parajes tan lejanos, si es que, por alguna
casualidad remota, se tratara de una excursión de pesca. Suponiendo excursiones
de pesca a medianoche, porque nadie había visto navegar el yate a la luz del día.

Doña Sofía le informó que había llegado finalmente Lord Dixon, así que el inspector
Morales volvió a su escritorio para recibirlo.

Lord Dixon lo esperaba ya cuando entró a su oficina. Lucía una camiseta de


punto color zapote, con el logotipo de los Marlins de Miami, y zapatos deportivos
plateados. Sobre el escritorio había depositado una caja, sellada con tape de
electricista. Doña Sofía entró trayendo una taza de plástico llena hasta el borde de
agua hirviendo, y dos sobrecitos de café soluble.

El inspector Morales pretendía arrancar el tape para abrir la caja, pero doña
Sofía, que aseaba ahora de manera concienzuda la oficina, dejó el trapo y vino en
su ayuda. Sacó una navaja del bolsillo de su enagua, escogió una hoja mediana, y
con toda suavidad partió el tape a lo largo de la abertura de la tapa.

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El inspector Morales extrajo, de primero, una camiseta. Doña Sofía acercó la
cabeza para examinarla de cerca. Era una camiseta color celeste, sin mangas, con
abundantes manchas marrones. Lord Dixon se hizo cargo de la caja y fue sacando
las otras piezas, para dejarlas expuestas en el escritorio. Había un cuchillo de
cocina, pilas de radio, un foco de mano, una brújula. Dejó por último un libro.

—Nada que valga mucho la pena, salvo esta novela que salvé de las llamas de
un fogón —dijo, alcanzando el libro al inspector Morales.

—La compraron en Managua, en la librería Hispamer, según el sello de precio


aquí en el lomo —dijo el inspector Morales después de observar el libro.

—Uno de los pasajeros del yate, por lo menos, estuvo antes en Managua —dijo
Lord Dixon.

—¿Ya fueron revisadas las páginas? —preguntó doña Sofía, que limpiaba un
archivador metálico.

El inspector Morales, apremiado, repasó las páginas como si fuera un naipe. Lo


sacudió después, y una tarjeta de visita cayó al piso. Lord Dixon la recogió.

—¿Cómo se le ocurrió, doña Sofía? —preguntó Lord Dixon, tras leer la tarjeta.

—Nunca hay que dejar de revisar un libro que uno se encuentra, agárrenlo por regla
—respondió doña Sofía—. Hasta un billete de cien dólares puede haber adentro.

Lord Dixon le pasó la tarjeta al inspector Morales:

SHEILA MARENCO

PUBLIC RELATIONS MANAGER

CARIBBEAN FISHING CO.

Managua, telefax 2781560

Celular: 8821425

sheila@ibw.com.ni

—Al otro lado hay otro número de teléfono escrito a mano, 2671010 —dijo el
inspector Morales—. Y también un nombre, Josephine.

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—Ya son dos mujeres —dijo Lord Dixon.

—No tiene por qué ser otra mujer —dijo desde lejos doña Sofía—. Así se llama
también un casino de juego que hay en la carretera a Masaya.

Tras una vacilación, el inspector Morales tomó el teléfono y marcó el número.

—Es el casino —dijo al colgar.

—Ahora pruebe el celular de ella —dijo doña Sofía.

Volvió a marcar.

—Suspendido temporalmente —dijo el inspector Morales.

—Aclarado lo del nombre Josephine, solo nos queda una mujer —dijo Lord Dixon.

—¿Me prestan el libro un momentito? —dijo doña Sofía.

Lo tomó del escritorio sin más, y lo puso a distancia de sus ojos, cambiando
el ángulo mientras lo examinaba.

—Vea la parte de abajo —dijo doña Sofía, pasándoselo al inspector Morales—.


Es como el rastro de un dedo, o de una uña, casi no se nota.

El inspector Morales tomó el libro. El rastro era de color marrón.

—Sangre —dijo Lord Dixon, que se había acercado.

—Puede ser de la joven esa, la Sheila —dijo doña Sofía.

—¿Cómo sabe usted que es joven? —preguntó Lord Dixon.

—¿Se imagina usted a una anciana metida en la aventura de andar montada


en un yate a medianoche? —respondió doña Sofía.

—¿Y por qué se le ocurre que la sangre puede ser de ella? —preguntó el inspector
Morales.

—Porque, acaso sabiéndose en peligro, metió la tarjeta en ese libro después de


anotar el nombre del casino y el número de teléfono —dijo doña Sofía.

—¿En su propio libro? —preguntó Lord Dixon.

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—Puede que fuera su libro, puede que no —dijo doña Sofía—. Si era de ella,
metió la tarjeta entre las páginas con la idea de hacer que se lo prestaba a otro; si
era ajeno, con la idea de hacer que se lo devolvía a su dueño.

—Como quien lanza una botella al mar —dijo el inspector Morales.

—Pensaba entregar el libro con la esperanza de que el otro la ayudara llamando


a alguien del casino cuando llegara a Managua, alguien al que los dos conocían
—dijo doña Sofía, afirmando la seriedad de su voz.

En eso sonó el teléfono. El inspector Morales se apartó hacia la ventana con el


aparato pegado a la oreja, y todo el tiempo asintió con monosílabos.

Doña Sofía se iba ya con sus instrumentos de limpieza, el trapo arrugado entre las
manos.

—Hágame un favor —la detuvo el inspector Morales, y le entregó la tarjeta que


había caído de las páginas del libro—. Tome, llame a la oficina de esa mujer. Quiero
saber desde cuándo no llega al trabajo. Cualquier novedad, me avisa al celular.

—Me está haciendo entrega de una pieza probatoria —dijo doña Sofía.

—Ya ve la confianza que le tengo —dijo el inspector Morales.

—Si resulta que esa Sheila me sale contestando el teléfono, borren todo lo que
he hablado —dijo doña Sofía, y se rio con ganas, ocultando la boca con la mano.

Sergio Ramírez, El cielo llora por mí. Alfaguara (2016), pp. 5-29 (fragmento
adaptado).

1.- Según el párrafo que inicia con las palabras “El yate, a todas luces extranjero”, el
subinspector decide investigar el yate abandonado en la laguna porque
A) encontrarlo allí y en esas condiciones era inusual.
B) ese lugar solo era frecuentado por pescadores locales.
C) pensaba que este podría haberse perdido a causa de la marea.
D) las embarcaciones extranjeras no tenían permiso de estar allí.

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2.- ¿Cuál es el propósito del inspector Morales al decir “Como quien lanza una botella
al mar”?
A) Desacreditar la hipótesis de doña Sofía con base en que era inverosímil.
B) Contradecir las suposiciones de doña Sofía al proponer algo más convincente.
C) Equiparar el mensaje en una botella y el de la tarjeta en cuanto a su
inefectividad.
D) Ilustrar que el pedido de ayuda de Sheila solo se habría encontrado por
casualidad.

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Texto 2

La huella de carbono de nuestra vida digital

The Carbon Trust, una organización independiente, ha publicado recientemente


un informe en el que cuantificaba en 55 gramos de CO2 el impacto de una hora de
vídeo en streaming (por ejemplo, Netflix o YouTube).

Una noticia así puede provocar desconcierto: ¿es eso mucho?, ¿hay que sentirse mal
por ello? Al fin y al cabo, algunos lectores sabrán que un vehículo de combustión
emite unos 100 gramos de CO2 por cada kilómetro recorrido. En ese sentido, mi
conciencia puede estar tranquila por meterme un atracón de series, ¿no? Y, además,
¿qué tiene que ver el CO2 con Netflix?

Noticias de este tipo sería mejor tratarlas desde una perspectiva más general.
No es correcto focalizar el problema en un servicio en concreto. Y es que la
mayoría de los usuarios no son conscientes de la cantidad de energía que requiere
el funcionamiento de todos los servicios y aplicaciones digitales que forman ya una
parte indispensable de nuestro día a día.

La mayoría de estos servicios corren en el cloud (la nube). Esta es una entidad
abstracta y difusa para muchos, pero con un consumo energético bien real y
escalofriante.

El costo energético de recoger información de 1000 millones de km


en 220 países

No solo generamos huella de carbono cuando vemos vídeos en streaming. Pongamos


otro ejemplo. Cuando usamos Google Maps en nuestro teléfono para llegar a un
sitio determinado, para encontrar un restaurante o cualquier otro punto de interés,
en realidad estamos haciendo dos cosas. En primer lugar, orientarnos. Es evidente.
En segundo lugar, estamos compartiendo con Google nuestra ubicación.

Google Maps incorpora una aplicación denominada Traffic, que nos permite saber
en tiempo real el estado del tráfico de las carreteras y calles. Para obtener esta
información, Google recopila continuamente la ubicación de todos los dispositivos
que en ese instante tienen instalado Google Maps. De esta forma, puede conocer
a qué velocidad se están moviendo los usuarios que están transitando por una
determinada vía.

Tras eliminar datos erráticos o que aportan información dudosa, y tras calcular que
la velocidad de la mayoría de los usuarios en las proximidades de esa vía es muy

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baja, Google puede determinar que probablemente hay un atasco. ¿Inteligente, no?

Para cumplir solo esa función, Google está constantemente recogiendo información
de usuarios de todo el planeta, en cada calle, en cada carretera (según ellos mismos,
cubren 1000 millones de kilómetros en 220 países). Pero Google no solo informa
al usuario del estado del tráfico en tiempo real, sino que es capaz de predecir
con sorprendente exactitud a qué hora va a llegar a su destino. Para ello, no solo
utiliza la información disponible en el instante actual, sino que realiza estimaciones
mediante potentes algoritmos de inteligencia artificial que son capaces de adivinar
cómo estará cada vía en los próximos minutos. ¿Y cómo aprende una inteligencia
artificial? Básicamente, a partir de la información del pasado. Google lleva más de
10 años almacenando datos de todas las carreteras del mundo.

Las lucrativas macrogranjas de datos

Es difícil imaginar la ingente cantidad de datos que hay que transferir y almacenar
y la potencia de computación necesaria para realizar una acción como la que
acabamos de describir a escala global. Detrás de esta hercúlea tarea está el cloud,
una tecnología que nos podríamos imaginar como una enorme flota de vehículos de
alquiler, donde cada empresa de servicios (desde Spotify hasta Wallapop) alquila
los recursos que utiliza en cada momento.

Pero la nube no es una entidad etérea. La nube se traduce en el plano material en


los centros de datos, aquellas instalaciones que alojan los dispositivos de procesado,
almacenamiento y comunicación.

Existen multitud de centros de datos en diferentes lugares y de todas las escalas


imaginables. En los últimos años, han aparecido centros de datos de dimensiones
descomunales (los llamados hyperscale data centers). Estamos hablando de grandes
naves —o quizás algo más parecido a macrogranjas— con kilómetros de pasillos
que albergan decenas de miles de procesadores y unidades de almacenamiento.

Los centros de datos son la columna vertebral del mundo digitalizado moderno.
Más allá de las plataformas de ocio o del comercio electrónico, los servicios en la
nube se han vuelto esenciales para otros sectores industriales, como los sistemas de
fabricación distribuida, la logística, las finanzas y muchos otros.

No hay un único culpable. Es un problema a escala global: detrás de cada aplicación


en nuestro smartphone (o teléfono inteligente), de cada sitio web que visitamos y
de cada servicio que opera discretamente en la nube, existen centros de datos
encargados de procesar la colosal cantidad de información que se genera en nuestra
vida digital.

Para aquellos que trabajan con una computadora, es un buen ejercicio revisar
el historial del navegador en los últimos días: verán que han visitado cientos de

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sitios de Internet.

Para todos los demás, piensen por un momento en las aplicaciones que han utilizado
en las últimas horas (acceso al banco, comprobar el tiempo, pedir un Uber); piensen
también en las redes sociales (TikTok, Instagram, Facebook, Twitter), o en la simple
comunicación (WhatsApp, Telegram).

Toda nuestra actividad gira ya alrededor de los datos, infinidad de datos que
deben ser procesados y almacenados en la nube, es decir, por esos grandes centros
repletos de procesadores y dispositivos de almacenamiento. Esta frenética actividad
digital centrada en los datos no parece tener límite en un futuro próximo.

El 1 % del consumo mundial de electricidad

Los centros de datos son instalaciones que consumen una enorme cantidad
de energía. A nivel global, la energía necesaria para abastecer sus nodos
de computación e instalaciones se estimó en unos 205 TWh en 2018. Para
contextualizar, este valor supone aproximadamente el 1 % del consumo mundial
de electricidad (22.848 TWh en 2019, según la IEA), el equivalente a la demanda
total de un país de tamaño medio como España (249 TWh en 2019).

Hay que destacar que las empresas que dominan el mercado mundial de la
nube —entre ellas, Google, Amazon y Microsoft— afirman estar fuertemente
comprometidas con la reducción de su impacto. Hay quien puede dudar de la
sinceridad de estas afirmaciones, pero es innegable que los centros de datos
modernos son mucho más sostenibles que las generaciones anteriores, en parte
debido al uso de procesadores mucho más eficientes, pero también a la mejora en
los sistemas de refrigeración y otros avances.

Pero en este artículo nos gustaría también centrarnos en la otra parte de la


ecuación: en los usuarios.

No existe a corto plazo una solución para mitigar el impacto de las tecnologías
digitales. Lo que sí podemos plantear es hacer un uso responsable. Podemos empezar
por poner consciencia en nuestra relación con todas las aplicaciones digitales. ¿Están
a nuestro servicio? ¿O somos nosotros los que estamos a su servicio?

Estas aplicaciones están específicamente diseñadas para incrementar el tiempo


que pasamos en ellas, mientras recolectan nuestros datos con los que después hacen
su negocio.

Antes de dejar que Netflix reproduzca sin preguntarnos el siguiente capítulo de


la serie que estemos viendo, pensemos si realmente eso es lo que queremos hacer,
teniendo en cuenta el impacto en nuestras propias vidas y en el medio ambiente.

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Borja Martínez Huerta y otros, “La huella de carbono de nuestra vida digital”.
The Conversation España (22 de marzo de 2022) (fragmento adaptado).

3.- ¿Qué opción representa la idea principal del párrafo que empieza con las palabras
“No hay un único culpable”?
A) Las aplicaciones de los teléfonos inteligentes son las tecnologías digitales que
generan más datos.
B) Los sitios web que visitamos frecuentemente comparten nuestra información
con los centros de datos.
C) Nuestra vida digital genera grandes cantidades de datos, que deben ser
procesados por centros de datos.
D) Para procesar la cantidad colosal de información de los smartphones, se
requieren centros globales de datos.

4.- Para los autores, ¿cuál es la “columna vertebral” del mundo digitalizado moderno?
A) Las redes sociales.
B) Los centros de datos.
C) Los teléfonos inteligentes.
D) Las plataformas de streaming.

5.- ¿Cuál es el tema del párrafo que inicia con las palabras “Existen multitud de centros
de datos”?
A) La escala de los centros de datos
B) La ubicación de los centros de datos
C) La infraestructura tecnológica de los centros de datos
D) La capacidad de almacenamiento de los centros de datos

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6.- Según el texto, cuando usamos Google Maps para llegar a un sitio determinado, no
solo nos orientamos, sino que también
A) compartimos nuestra ubicación.
B) analizamos la ruta que tomamos.
C) optimizamos el tiempo de llegada.
D) decidimos qué medio de transporte usar.

7.- En el texto, los autores invitan a los usuarios de las tecnologías digitales a hacer
un uso responsable de ellas, empezando por
A) limitar las aplicaciones de smartphones.
B) medir el tiempo que invierten en cada una.
C) cancelar sus suscripciones a las plataformas.
D) poner consciencia en nuestra relación con ellas.

8.- En relación con el texto, el primer párrafo de la sección “Las lucrativas macrogranjas
de datos” cumple la función de
A) explicar cómo es el funcionamiento de la nube.
B) promocionar las aplicaciones Spotify y Wallapop.
C) cuantificar la cantidad de datos que se deben procesar.
D) indicar conceptos tecnológicos difíciles de comprender.

9.- ¿Cuál de los siguientes enunciados presenta la idea principal del párrafo que empieza
con las palabras “Hay que destacar que las empresas que dominan”?
A) Los procesadores actuales tienen buenos sistemas de refrigeración.
B) Google, Amazon y Microsoft dominan el mercado mundial de la nube.
C) Los centros de datos modernos son mucho más sostenibles que antes.
D) Las compañías tecnológicas dicen que les preocupa el medio ambiente.

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10.- Los autores buscan que el público lector se sienta partícipe tanto del problema
planteado en el texto como de su posible solución. ¿Qué tono usan para lograr este
fin?
A) Fatalista
B) Metafórico
C) Anecdótico
D) Conversacional

11.- La postura de los autores con respecto al tema se puede considerar


A) crítica.
B) objetiva.
C) reflexiva.
D) científica.

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Texto 3

¿Por qué siento el cuerpo tenso cuando me despierto?


Durante las horas de quietud suceden cambios que generan una sensación de rigidez
en el cuerpo. Aquí algunos consejos para sentirse mejor.

Si sueles levantarte con los músculos agarrotados, las articulaciones te truenan o


despiertas con la sensación general de que tu cuerpo no está tan ágil como cuando
te acostaste, lo primero que debes saber es que no eres el único. Sentir que el
cuerpo es poco flexible al despertarse es “una experiencia humana casi universal”,
afirma Maryclaire Capetta, fisioterapeuta y profesora adjunta del Departamento
de Kinesiología de la Universidad de Connecticut, quien añade que es bastante
común que ocurra a diario.

Pero, aunque la sensación matutina de rigidez es normal y suele desaparecer


enseguida, también es incómoda mientras dura. La buena noticia, según los
expertos, es que hay algunos trucos a los que puedes recurrir —cuando te sientas
rígido, e incluso antes de que surja la sensación— a fin de ayudarte a sentir alivio
con mayor rapidez.

Por qué te sientes así

La mayoría de las veces, esa sensación de rigidez al levantarse es resultado de


cambios nocturnos en la lubricación de dos diferentes funciones del cuerpo: la
fascia y las articulaciones.

La fascia es un complejo grupo de tejidos conectivos que rodean y sostienen los


músculos, los tejidos blandos, los órganos y los huesos. Imagina la fascia como
una red fibrosa que envuelve y atraviesa el tejido muscular para darle estructura
y estabilidad. Forma múltiples capas separadas por un lubricante similar a un gel
que permite que las capas se deslicen y resbalen con soltura y nos ayuda a sentirnos
flexibles y ágiles, comenta Antonio Stecco, investigador de la fascia y profesor de
medicina de rehabilitación en la Universidad de Nueva York.

En ciertas situaciones —como cuando baja la temperatura de tu cuerpo, cuando


has estado sin moverte por mucho tiempo o cuando el ácido láctico se acumula en
los músculos y la fascia durante el ejercicio intenso— el lubricante se vuelve más
denso y viscoso y las capas de la fascia no pueden deslizarse con la misma facilidad,
lo cual nos provoca esa sensación de rigidez.

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Mientras dormimos, ocurren varias de las situaciones que pueden hacer que el
lubricante se haga más denso: suele pasar que dejamos de movernos durante mucho
tiempo (por ejemplo, ocho horas) y nuestra temperatura corporal tiende a bajar.

Las articulaciones también pueden hacernos sentir entumecidos por la mañana. En


las articulaciones sanas, un líquido espeso lubrica el espacio entre los extremos de
tus huesos, que están recubiertos de cartílago, para poder moverse con libertad y
comodidad. Según Capetta, cuando el cuerpo no se mueve durante un largo periodo
(como al dormir), el cartílago absorbe el lubricante como una esponja, lo que hace
que las articulaciones crujan o truenen.

Cómo sentirse mejor

La buena noticia es que el remedio para la rigidez matutina —ya sea ocasionada
por la fascia o las articulaciones— es el mismo: movimiento.

Aún en la cama, recostado, comienza por estirar todo el cuerpo, como haría un
gato o un perro al despertar; extiende mucho las piernas y los brazos en direcciones
opuestas. Luego, trata de flexionar los pies y ponerlos en punta o estirar solo los
brazos y el torso, como si estuvieras imitando ese estiramiento que hacemos al
levantarnos. Para lubricar tus articulaciones, de manera muy suave, dobla y estira
las rodillas y los codos, girando las muñecas y los tobillos y mueve la cabeza de un
lado a otro.

Si al levantarte sigues sintiendo el cuerpo tenso, trata de marchar en tu lugar,


luego flexiona la espalda hacia abajo y continúa flexionando una y otra vez las
articulaciones que sientas entumecidas, explica Capetta. Si sientes rigidez en la
espalda y los costados, trata de hacer un estiramiento suave, como inclinarte para
tocar los dedos de los pies con las rodillas flexionadas o hacer flexiones laterales
o las posturas gato-vaca de yoga. Los estudios sugieren que la práctica de yoga
habitual puede ser efectiva para reducir la molestia asociada con la rigidez de
las articulaciones y los músculos, además de ayudar a aliviar el dolor de espalda
crónico. Haz cualquier cosa que sientas que te ayuda. Si tienes perro, sacarlo a
caminar al levantarte puede hacer que tus articulaciones se lubriquen y recuperes
pronto la agilidad. Si hace frío por la mañana, trata de darte un baño con agua
caliente.

Aunque es sano y normal sentirse un poco acartonado después de una noche de


reposo, es posible que la sensación empeore si, para empezar, no eres muy flexible.
Una manera de combatir la rigidez es mantenerte ágil y con un estilo de vida
activo en general. Si no te estiras con regularidad, incluir aunque sea 15 minutos
de estiramientos todos los días puede ayudar con esta sensación matutina, comenta
Stecco. Si pasas el día sentado frente a una computadora para trabajar, trata de

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moverte y cambiar de posición a lo largo del día.

Si te despiertas con frecuencia con el cuello y los hombros rígidos, es posible que
quieras reevaluar más a menudo la posición en la que duermes. Si duermes de lado,
por ejemplo, la almohada debe apoyar la cabeza de modo que el cuello esté en
la misma línea que la columna vertebral. Si te despiertas constantemente con la
zona lumbar rígida, también deberías considerar si el colchón es el culpable. No
existe un tipo de colchón universal que cure todas las tensiones, pero los expertos
recomiendan diferentes niveles de firmeza en función de tus necesidades.

Si la rigidez de las articulaciones dura más de una hora después de levantarse


de la cama y persiste durante semanas o incluso meses, debes consultar con un
médico, dice Capetta. La rigidez articular que dura una hora o más puede ser un
indicador temprano de artritis. También deberías consultar a un médico si estiras
con regularidad, pero sigues sintiendo una tirantez crónica a lo largo del día.

En la mayoría de los casos, la rigidez matutina desaparece de forma natural a


medida que avanza la mañana. “Pero cada persona tiene un umbral diferente para
lo que es molesto”, dice Capetta. Si te causa dificultades, un poco de movimiento
y estiramiento a primera hora de la mañana puede ser suficiente “para reducir el
tiempo o el impacto de esta experiencia particular”, dijo, tanto si es universal como
si no.

Katie Okamoto, “¿Por qué siento el cuerpo tenso cuando me despierto?”. New
York Times en Español (24 de febrero de 2022) (fragmento adaptado).

12.- ¿Qué recurso utiliza la autora para lograr mayor cercanía con los lectores y las
lectoras?
A) Sugiere ejercicios que se pueden hacer con facilidad.
B) Expresa sus ideas por medio de un lenguaje sencillo.
C) Emplea el pronombre de segunda persona.
D) Utiliza subtítulos para dividir el texto.

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13.- Según la autora, si te despiertas constantemente con la zona lumbar rígida, deberías
considerar si esto se debe
A) a la almohada.
B) al ejercicio.
C) al colchón.
D) a la fascia.

14.- En relación con el texto, el tercer párrafo de la sección “Por qué te sientes así”
cumple la función de
A) destacar la importancia de la fascia en la movilidad corporal.
B) presentar las situaciones en las que la quietud genera rigidez.
C) exponer las posibles causas de la sensación de rigidez en el cuerpo.
D) explicar la relación entre la sensación de rigidez muscular y el movimiento.

15.- ¿Cuál es la idea principal del párrafo que inicia con la expresión “Aunque es sano
y normal sentirse un poco acartonado. . . ”?
A) Para mantenerte sano, haz 15 minutos de estiramientos al día.
B) Si pasas el día sentado, es posible que te sientas acartonado.
C) Si no eres flexible, trata de moverte y cambiar de posición.
D) Para combatir la rigidez, debes mantenerte ágil y activo.

16.- Maryclaire Capetta afirma que la sensación de poca flexibilidad al despertarse es


A) un síntoma temprano de artritis.
B) una experiencia humana casi universal.
C) una sensación extraña para los deportistas.
D) un indicador de baja producción de ácido láctico.

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