Está en la página 1de 5
88 MARIA INES ITSLIANT Sin embargo, al igual que en el caso de la pena de muerte, impli- caba una suerte de compromiso pata los Estados en que el aborts se ballaba prohibido. izando el derecho a fa vida desde 1a coneepcién. Caso contrario, importarfa ua reerace- so en la defensa de los derechos reconocicios en el pacto. De ahi también que se prohfba restablecer Ja pena de muerte en los pat- ses en que se ha abolido, y que para aquellos que atin la permi- (ea, se impongan restricciones, tales como pronibir la aplicacisn alas mujeres en estado de gravidez. Su fundamenio es queda persona por nacer es un inccente cuya muerte no puede ser de ninguna manera convalidada, ni su vide sacrificada al castigar ef delito cometide por su progenitora. Por todo Jo expuesto, y mdxime teniendo en cuenta que al hablar de aborto se. ¢st4 considerando suprimir aa vida humana, no solo sc deberd exigir al Estado que no despenatice ni legalice el aborto, sino que arbitre todas las medidas necesarias, hasta el méximo de sus posibilidades, para impediz que més nifios muc- ran como vietimas de ese crimen El ordenamiente juridico no ha hecho més que receptar la realidad biolégica y ef orden moral que impone cl respeto por la vida de todos y de cada ser humano, fundado en su dignidad por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios. Corio sostuvo fa beata Madce Teresa de Calcuta: El mayor destructor de la pas es el aborto. Porgue si una madre puede matar a sus propios hifos, 2qué queda para quie yo te mate ati, oth a mn? No hay ninguna diferencia LOS DERECHOS ECONOMICOS, SOCIALES Y CULTURALES EN EL SISTEMA INTERAMERICANO. SU RELACION CON EL CONCEPTO DE POBREZA, FerNaNpo OLTRA SANTA Coz! 1. Aproximacién a un concepio de DESC Desde cierta doctrina, se considera que los derechos econd- micos, sociales y culturales —usualmente conocidos como “DESC” son aquellos derechos humanos. que, a diferencia de Jos derechos civiles y politicos, no cuentan con una operatividad inmediata. Bs decir que no tendrian la exigibilidad que ostentan Jos derechos civiles y politicos. No obstante, en Ios tihtimos aiios ha cobrado fuerza la idea ‘ Abogado, egresndo de a Universidad de Buenos Aires, Megister en Accidn Politica y Panticipacidn Ciudadana en el Estada de Desecho por ef lus- te Colegio de Abogados de Madrid, la Universidad Francisca de Vitoria y a Universidad Rey Juan Carlos, ex becarie de Ja Fundaciéa Carolina -Espaiia-, i la cétexra cis Derecho Internacional Pablico en la ica de Santa Fe (sede Posadas), Profesor Adljunto de Derecho Iniomacionsl Publico en la Universidad Nacional de Ia Matanza) 92 FERNANDO OLTRA SANTA CRUZ cién no es un tratado. Con todo, aprecio que esa circunstancia no puede producir un menoscabo tal para la Declaracién, gae com- Neve a considerdzsela sin fuerza juridica; es decir que no consti taya fuente de abligaciones para los estados. Incluso, puede afir- ‘muarse que gran parte de los derechos allf reconocides podrfan ser considerados con Ia entidad suficiente de otra de las fuentes del Derecho internacional: la costumbre. En efecto, tal fue Ja tesis de os gobiernos de Costa Rica y Unaguay,? cuando so planted la ewestiGn de Ia fnterpretacién de la Dectaracién Americana de tos Derechos y Deberes del Hombre en et marco del aritculo 64 de la Convencién Americana sobre Derechos Humanos, on fa Corte Interamericana de DDHH. De cualquier manera, también la Corte Interamericana de DDHH ha afirmado que la Declaracién tiene plenos efectos jurk- dicos y es de cumplimiento obligatorio para todos las Estados miembro de la OES. La Declaracién contienc un preémbule y dos capitulos. El primero se refiere a Jos derechos; mientras que el segundo trata acerca de los deberes de las personas. Enuncia en su articulado tanto dezechos civiles y pollticas como derechos econbmnicos, sociales y culturales. Entre estos tihtimos se encuentran Tos dere- chos a fa constitucién y proteccién de la familia (an. VD, ata proteccién de la maternidad y ia infancia (art. VID), a fa preserve : cidn de la salud y ef bicnestar (art. XP), a ta educacién (art. X11), 2 los beneficios de la cultura (art. XHID) al rabajo y su justa eti- de) anioulo 64 de Ja Convencién Americana sobre Derechos Hurmanos, soli tada por el gebiema de le Repiblion de-C stb que aver 2s fender reconocides por los Bstadas americanos ¥ mats de derecho consuetudinario generalmente acepladas por dichos Estados.” LOS DERECHOS ECONOMICOS, SOCIALES ¥ CULTURALES... 93 bucidn (art, XIV), al doseanso (art. XV) y a la seguridad social (art. XVD. La Convencién Americana sobre Derechos Humanos La Convencién —mis conocida como Pacto de San José de Costa Rica fixe adloptada cf 22 de noviembre de 1969 y recepta en su capitulo TH los derechos econsmicos, sociales y culturales. No obstante, tal capitulo cventa sclamente-con un articulo, en el cual los Estados se comprometen al desarrollo progresivo de esos derechos. En efecto, el Act. 26 prescribe: Los Estados partes se comprometen a adopter providencias, tanto & nivel interno como mediante fa cooperaciGn intemacionel, espe~ cielmente econémica y eniea, para lograr progresivamente: la plena cfectividad de los derechos que se derivan de las normas econémicas, sociales y sobre éducaciGn, clencia y cultura, conteni- das on la Carta de Ia Organizacién de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Altes, ep Ia medids de les recursos disponibles, por via legislaiva & otros medios apropiados. Es dable mencionar que inicialmente en los borradores de Ia © Convencién todavia se contempiaban los derechos econémicos, sociales y culturales, pero en el texto final fueron excluides,’ con Ja tibia salvedad de] articulo 26 ya citado.” © Cf. Dinah Shelton, quien reftere que en el debate las objecioncs a ta ferades por BUA y México (SHELTON, 7 Sleato es qe tamii€n en el at. 42 se prescbe la obligacisn de. Tos ex- talos de enviar aia Comisién woa copia de los infories que elevan al Consejo 100 FERNANDO OLTRA SANTA CRUZ imerpretaciOn del art. 26 del Pacto de San José de Costa Rica para definir ef contenido minimo de los derechos sociales prote- gidos por ese Tralado, » través de le incorporacién de nornnas de Ja Declaracion y det Protocolo de San Salvador en ¢} marco con- vencional. Cita como ejemplo ef caso “Cinco Pensionistas ciPera” en él cual la Comisiéa sostave que et art. XVE de Ia Deciaracién Americana puede ser utilizaéo para interprotar el ‘alcance del derecho contemplado en el art. 26 de ta Conven- ida Por otra parte, resalta la importancia de las *...vias indizec- tas como una de las reas de mayor potencial en Ia arena regio nal...” para la proteccin de tos derechos sociales." ‘A pesar de Ia limitacién reseffada, debemos destacar que, en muchos casos, son los mismos osdenamientos internos los que consagran los derechos sociales, brindando {ambién su justiciai Tidad. Un claro ejemplo de esto To encontramos en ¢} sobreabun- dante articulado que a esta materia le dediea Ja Constitucién de le Ciudad Auténoma de Buenos Aires. Por su parte, conviene citar también a 1a Corte Interameri cana de DDHH en un célebre fallo en el que tos jueces Antonio ‘A. Cangado Trindade y A. Abreu Burelli emiticron un vato con- curente. Alli, con una alta claridad conceptual, sostuvieron la Aecesaria inclusida de una visi6n integral de} derecho a Ja vida,” expresando que El derecho a la vida implica no sole la obligacién negativa de no privar a nadie de la vida arbitrariamente, sino tambicn Ta obli- gaciGn positiva de tomar las medidas pevesarias para asegurar que iéa de los DESC en ef sistema ime: te Krsticewic, Viviana: “La Prot 188. americana”, on Construyendo..., 0b. 37 Thid., pig. 173. aos LOS DERECHOS ECONOMICOS, SOCIALES ¥ CULTURALES... 101 ore eae gavel derecho bésico. Dicha interpretacién del - , cle modo que abarque medidas posit a Positivas de pro- tern por pst del Esto, never resp yd tonto en ional como en la doetrina. Yu haber duda de que el derecho fundamental ala “ida perte oe domingo del jus cogens: Penenese at a ; a ! dre @ la vida no puede seguir siendo concebido res- Sivanete, como Jo fue en e} pasado, referido s6lo a ia probibi- in dela privacin aeiratia def vida sia, Creemos gu itr sen ae So vida: cunndo s provocada su muerte dis ilfcito del homicidio, asf como cuando to ae even lores cman Gis gus igualeni conducen aa raerte de persones como cel a ‘espece. Enel Presente caso Villagrén Morales versus Guate- ‘mae (Fonds) tinea ere de nis por agentes ples aoe tad, hay la circunstancia agravante de que Ja vit de os me yoscaeet de cualguee sentido; es decir, los niitos victima- y 0 privados de creat y desarrll sos olla uz pro le % ene de procurar un sentide para su propia. cxistencie, presente oat Bada de. pe snedidas positivas se acentia =n relacién con la proteccién di ‘ulnerabies ® ifdefensas, en situacién de Tene Som nos ene calf. La prveeignarbitraia de fa vila no elim. y Paes: al ilieite del homicidio: se extiende. igaaimente ‘ Privaciia del derecho do vivir com dignidad. Leta vision cous ceptualiza el derecho a lu vide como perteneciente, a a seminio de fos derechas viviles y tieos, asi come nachos econdmicos, sociales '¥ cultucales, flustrand asi la interrelaci6 pie Hummes 1s 2ct6n © indivisibiidad de todos tox derechos % CE. Caso Villegrén Morales ela daia” ieee Y otros, conocido como “Cas dela calle”, sentencia del 19/11/1995, © como “Caso de los FERNANDO OLTRA SANTA CRUZ. 104 Y aifade que estas han sido ampliameate reconocidas por los Srganos de supervision, por los Principios de Limburgo” y en distintos comentarios generales del comité DESC. Conclusiones ‘Los derechos econémicos, sociales y cultorales son derechos fundamentales del ser bumano. Asf, tienen plena operatividad que los hace exigibles hasta el “imdsimo de los recursos disponi- bles" como establece el articulo 2.1 del Pacto de Derechos Beo- nGmicos, Sociales y Culturales. Ademés, el Estado 20 puede adoptar medidas o incurrir en omisiones restrictivas, que impli- {quen un retroceso en el reconocimnienta y vigencia de los DESC. En virtud de ello, convicne reafinmar finalmente que esta- mos hablando de los derechos més esenciales que hacen a la dig- nidad de las personas y que posibilitan la base més elemental para “ejercer” el derecho @ una vide humana. 2 Principios 16 y 24 LA RAZONABILIDAD DE LA DURACIO! Bl iI DDE LA PRISION PREVENTIVA 4 LALUZ DE LA JURISPRUDENCIA INTERAMERICANA JUAN Tanacio Porez Curci! Lintroduccién, Desde la éptica del sistema inter: i i ; opti is americano, la cuestién esta Glen delimitada: cuando un Estado acepta la competencia eae conte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante, ‘Carte Intrarueriana”), sume que ela ests faculada para deci. ir sobre los casos relativos a fa interpretacion y aplicaciéa de la [ cayveneln Americana sobre Derechos Humanos (en adelante, )? Ademis, someterse a Ja competencia de la Conte Intex, americana implica aceptar que clla pueda tomar ciertas medida Provisionales en casos graves y urgentes,? sto. ¥ que en sus decisio- ? Profesor Adjunto de Dercchos Humanas y Derecho Internacionel Pibli- coon a Facultad do Derech ni ss SER RaniNg do Derecho ci Univesind Carden Argentina yen la Un- 3 Conveocién IDH, art. 82, pa i art. 62, pins, Ly 3, 9 Convencién IDH, a. 63, par 2.

También podría gustarte