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INTRODUCCION

Centremos nuestro interés en La obra homérica. La Ilíada, ateniéndonos a su

título, sería el poema de ilio o de Ia guerra de Troya; pero en realidad Io es de un

momento crítico de ella: Ia ira o rencor de Aquiles que pone en trance de

completo desastre al ejército y armada aquea ante los muros de Troya. En rasgos

esenciales, nada más sencillo y nítido que el plan o argumento del gran poema:

Aquiles, el mejor, es decir, el más valiente de los aqueos, se retira a sus tiendas y

se abstiene de Ia lucha, despechado contra Agamemnón, el rey de reyes, que Le ultraja,

arrebatándole su parte de botín de guerra. A petición de Tetis, madre de Aquiles, Zeus promete

Ia victoria a los troyanos hasta que los aqueos reparen el honor de su hijo.

PEQUEÑO DESENLASE

Tras la batalla que llevó a la muerte de Héctor, Priamo, su padre, llegó a

escondidas al campamento de los Mirmidones y rogó a Aquiles le diese su

cuerpo para que pudiese rendirle los honores póstumos. Aquiles accedió tras

varios ruegos del anciano hombre y mandó a que lavasen el cadáver, el cual ya

había sido magullado por la humillación del héroe griego, arrastrándolo con su

carroza por toda la parte externa de la ciudad de Troya. Se dieron 10 días de

sepelio y en el décimo día, el cuerpo de Héctor sería quemado en una pira y sus

restos colocados en una urna de oro. Los allegados al llamado Domador de

Caballos celebraron con el rey Priamo el banquete fúnebre.


Aquileo persigue a los troyanos hasta el vado del río Janto. La fuerza troyana se
dividió en dos: un grupo corre de vuelta a Troya, mientras que el otro intenta
cruzar el río para escapar de Aquileo. El guerrero se lanza con todo y hacia lo
troyanos matando a cada uno de ellos y cansado de matar a tantos troyanos se
lleva a 12 para matarlos luego de descansar. Licaón, hijo de Príamo, huye del rio
cuando se encuentra con Aquiles. Antes el guerreo aqueo lo había capturado y lo
vendería como esclavo pero al final Licaón logro escapar de aquíleo y regreso a
troya donde estuvo a salvo 11 dias con su padre hasta que nuevamente cae en
manos de Aquileo Irónico, Aquileo califica de milagro el regreso de Licaón de
la esclavitud. Licaón suplica por su vida, pero Aquileo le dice que, desde que
murió Patroclo, no le perdona la vida a ningún troyano, y lo mata. Anuncia que
muchos troyanos morirán hasta que él expíe la muerte de su amigo Patroclo.
El guerrero sigue matando troyanos en el río. Escamandro, el dios del río, toma
la forma de un hombre y le dice a Aquileo que está enojado, porque los cuerpos
y la sangre obstruyen su cauce y no puede llegar al mar. Le pide que lleve la
lucha a la tierra. Aquileo accede, pero dice que no va a dejar de matar troyanos.
Escamandro le pide a Apolo que ayude a los troyanos. Ante esto, Aquileo salta
desde la orilla al centro del río para continuar su matanza, pero el río lo ataca y,
al mismo tiempo, ayuda a los troyanos escondiendo a los vivos en sus remolinos
y dejando en las orillas a los muertos. Aquileo resiste, pero Escamandro lanza
olas y lo persigue con su corriente, al punto en que casi lo mata. Aquileo le pide
a Zeus auxilio de los dioses, y le dice que morir en manos de Escamandro sería
una deshonra; prefiere que lo mate Héctor y morir con
honor. Posidón y Atenea ayudan a Aquileo, le dan vigor y consejos; entre ellos,
que debe seguir luchando hasta matar a Héctor, y después volver a las naves. El
Escamandro le pide al río Símois ayuda para ahogar a Aquileo y salvar a los
troyanos, pero Hera interviene llamando a su hijo Hefesto para que luche con su
fuego. Hefesto incendia cadáveres, la llanura, árboles y plantas, y hasta el
mismo río, que hierve. Escamandro decide no luchar y le pide a Hera que su hijo
deje de atormentarlo.
Los dioses comienzan a luchar entre ellos, divididos en dos bandos. Ares ataca a
Atenea, y ella lo hiere con una piedra que lo deja sin fuerza. Luego, ataca
a Afrodita y quedan junto a Ares tirados sobre el suelo. Posidón incita a Apolo a
luchar juntos, pero este se niega, diciendo que no luchará por los mortales.
Ártemis, su hermana, lo acusa de cobarde, y Hera, al oír la burla, le saca el arco
y la flecha a Ártemis y comienza a golpearle la cabeza de un lado a otro.
Ártemis y su madre Leto se retiran de la batalla. Ártemis va al Olimpo y se
queja ante Zeus del duro trato que recibe de Hera.
Mientras tanto, Apolo entra a Troya para cuidar el muro de la destrucción aquea.
Aquileo sigue matando troyanos. Príamo, desde su torre, observa el desastre
provocado por Aquileo. Ordena que se abran las puertas de Troya para que los
troyanos derrotados vuelvan a entrar en la ciudad. Gracias a la ayuda del dios,
logran salvarse.

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