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04 A Bloody Kingdom - J.J. McAvoy
04 A Bloody Kingdom - J.J. McAvoy
Algunas autoras ya han descubierto los foros que traducen sus libros
ya que algunos lectores los suben al Wattpad, y piden en sus páginas
de Facebook y grupos de fans las direcciones de los blogs de descarga,
grupos y foros.
~ J.J. McAvoy
INDICE
Prólogo Capítulo 15
Capítulo 1 Capítulo 16
Capítulo 2 Capítulo 17
Capítulo 3 Capítulo 18
Capítulo 4 Capítulo 19
Capítulo 5 Capítulo 20
Capítulo 6 Capítulo 21
Capítulo 7 Capítulo 22
Capítulo 8 Capítulo 23
Capítulo 9 Capítulo 24
Capítulo 10 Capítulo 25
Capítulo 11 Capítulo 26
Capítulo 12 Capítulo 27
Capítulo 13 Epilogo
Capítulo 14 Sobre J.J
McAvoy
Prólogo
"Me siento como yo mismo, fuerte y débil a la vez."
~ Verónica Roth~
MELODY
¿El Señor? Estoy seguro de que Liam disfrutó de eso. Sin decirle nada
más, subí las escaleras. Una vez más, debido al maldito sindicato de
maestros, llegaba tarde a casa. Conociendo a Ethan, probablemente
todavía estaba tratando de mantenerse despierto. Nunca se acostaba sin
verme primero y esperaba eso más que nada en el mundo... él, todos mis
hijos, hizo que me doliera el corazón de la mejor manera posible. No lo
entendía. Apenas me reconocía con ellos... estaba en paz. Se sentía
extraño. Nunca había sentido paz en toda mi vida.
Desde que era una niña, mi padre me inculcó que era una Giovanni.
Necesitaba ser fuerte, ser despiadada. Cuando era adolescente, vi como
moría lentamente delante de mí, su legado se desvanecía junto con él. Le
di mi vida a la familia italiana. De adulto, luché contra mi madre y mi
abuelo; el mundo parecía que se iba a desmoronar a mí alrededor. Y sin
embargo llegué al otro lado y cada vez que miraba las caras de mis hijos,
veía esa victoria.
¡BANG!
¡BANG!
¡BANG!
—¡WYATT! ¡DONA!
—¡Señora, no es seguro!
Sangre.
Era la única palabra que conocía mientras corría hacia ellos. El cuerpo
de Wyatt sobre el de Dona, ambos desplomados sobre la cama.
No se movieron.
No respiraban.
¡BANG!
¡BANG!
¡BANG!
—¡Mel, corre!
Fue sólo porque era él. Liam. Su voz lo aclaró todo otra vez y deseé que
no lo hubiera hecho. No quería verlo así. De rodillas, con un arma
apuntando a su cabeza. Sus ojos verdes abiertos de miedo, pero para él
mismo, no para mí.
Detente, pensé.
—Para, —susurré.
—Por favor. ¿Qué te he dicho sobre decir por favor, Melody? —El hombre
se dio la vuelta y cuando lo hizo, todo el aire de mis pulmones se evaporó.
—¿Papá?
—¿Lo soy? Porque la hija que entrené, la hija que crié, no es tan débil.
Melody Nicci Giovanni, la hija de Manos de Hierro, Melodía Sangrienta,
eso es lo que eres. ¿Qué? ¿Pensaste que sólo porque derrotaste a los
rusos, a tu madre y a tu abuelo, se había acabado? ¡Qué te irías a caballo
hacia el atardecer con tu familia irlandesa! ¡NO HAY SOL PARA TI,
MELODY! No hay lugar donde puedas esconderte. Siempre habrá alguien
detrás de ti. ¿Cuántas malditas veces tengo que enseñarte esta lección?
—Mírate. Nunca debí dejarte entrar en esta familia. Te han hecho débil.
Eres una jefa, Melody. Perteneces a la Mafia. No a la tribu de los Brady.
Saca tu cabeza de las malditas nubes y actúa según lo que eres.
¡BANG!
—¡LIAM!
—¿Mel? ¿Qué pasa? —Liam se levantó sobre su codo, con los ojos aún
medio cerrados.
Todavía podía sentir sus ojos sobre mí mientras caminaba hacia el baño.
Cerrando la puerta detrás de mí, dejé caer la pistola junto al lavabo antes
de acercarme y abrir el grifo.
Liam muerto.
Ethan muerto.
Wyatt muerto.
Dona muerta.
Sólo yo. Siempre sólo yo... el pensamiento me asustaba. Yo, que había
pasado casi toda mi vida sola, tenía miedo de estar sola. Justo cuando
me sentía... como un Callahan... por supuesto, mi padre aparecía en mi
mente para recordarme que era Giovanni antes que nada.
Esta era la razón por la que tenía miedo de estar sola... desde que nos
casamos, desde que entré en su casa, nunca miró hacia otro lado, nunca
me dejó estar sola. Siempre me cubrió la espalda y por eso me apoyé en
él.
—¿Mel?
—Te amo. —Se rio cuando traté de sacudirme de sus brazos, pero me
abrazó más fuerte.
LIAM
—¿Sí, papá?
—Sí, Señor.
—Señor, —Fedel asintió mientras salía del Rolls Royce. Fedel había
cambiado a lo largo de los años; la muerte de Monte le había afectado
mucho. Su cabello negro se había reducido considerablemente, su tono
de piel aceitunado se había aclarado un poco en todos los años que había
estado aquí, pero eso no era nada en comparación con su
comportamiento actual. No se arriesgaba con nadie, apenas hablaba a
menos que fuera necesario y había oscuridad en sus ojos con la que
estaba familiarizado. A dónde fui, él fue. Ahora era mi mano derecha;
italiano, irlandés, ya no importaba; estábamos más allá de eso.
Sin decir una palabra, me adelanté con Fedel y otros tres guardaespaldas
rodeándonos. Nadie nos habló al entrar, ni la anfitriona ni los valets, sólo
asintieron brevemente antes de continuar con lo que hacían para
ganarse la vida. Los que estaban en el vestíbulo de mármol estaban
confundidos pero se apartaron de nuestro camino como si fueran agua
y yo Moisés.
Antes de que Fedel pudiera moverse, un hombre mayor con cabello gris-
negro... George, su etiqueta de identificación decía con la palabra
Gerente abajo... paso adelante. —Keri, es hora de tu descanso.
Levantó una ceja, pero no dijo nada y salió. Cuando lo hizo, el resto de
nosotros nos subimos.
—¿Tu edificio? —Sonreí con eso—. Eres un niño, ¿Cómo puedes ser
dueño de algo?
—Mi padre...
—Estás de rodillas, eso significa que estás a mis pies, ¿Te parece una
posición desde la cual puedes amenazarme? —Quería arrancarle la
maldita cabeza de los hombros por hacer que haga esto en el día de hoy
de todos los malditos días—. Le advertí a tu padre. Me aseguré de que
recibiera mi mensaje, mantén tus malditas drogas fuera de mi ciudad,
¿Y aún así qué encuentro? Tus drogas en mi ciudad. Ahora, ¿Qué se
supone que debo hacer sobre esto, Tàiyáng Ruò? Jiàn? Si no te mato,
parece que soy una perra, y como puedes ver mi hijo está aquí, así que
no puedo permitir eso. Si te mato, tendré que matar a mucha más gente
después. Personalmente, no me importa. Pero mi esposa es la
Gobernadora y su plan es escuelas más seguras, calles más seguras, y
todo eso.
—Por... favor...
—Ethan.
—Por favor. Por favor. ¡No! Lo que quieras... te daré lo que quieras, —dijo
mientras sollozaba, escupiendo de sus labios—, Perdóname. Yuánliàng
wǒ! Yuánliàng wǒ!
—Yo...
Le arrebaté el arma y disparé no una sino dos veces, ambas balas hacia
su entrepierna, con el cuerpo encogido, hasta que se desplomó mientras
gritaba por su padre. Sin hacerle caso, me volví hacia mi hijo mirándole
a los ojos.
—Gente como él, —asentí al tonto detrás de mí—, son la razón por la que
nunca debes estar orgulloso de ser llamado Liam Jr. sólo puedes estar
detrás de mí por un tiempo antes de que tengas que defenderte a ti
mismo. Es mejor que aprendas esto ahora antes de que termines como
él sangrando en el piso de un hotel, pidiendo a gritos que alguien más
salve su patética vida. ¿Me entiendes?
Lo he visto.
—Tàiyáng Ruò Jiàn, cuando tu padre te pregunte quién te hizo esto, dile
que, Liam Callahan, acepta sus disculpas por adelantado. Dile que si
tengo que volver a tratar con la familia Tàiyáng, no tendré piedad y
perderás tu otra cabeza, —dije mientras veía salir la sangre de él. Sollozó
y se acurrucó en una bola en el suelo.
—¿Tío Declan? —Ethan dijo con una sonrisa. Corrió hacia el hombre que
estaba vestido con un traje oscuro ajustado, camisa y corbata negra. Su
cabello castaño oscuro estaba muy corto a los lados y más largo en la
parte superior, con el estilo de quien podría adivinar era de Coraline. De
ninguna manera se esforzaría en venir aquí si nuestra familia no tuviera
que hacerlo. —Tío, ¿Por qué no llevas pajarita?
—¡SÍ! —Se paró más derecho y asintió tan seriamente que quise reírme.
Una sonrisa se extendió por los labios de Declan y sus ojos se
encontraron con los míos. Sabía exactamente lo que pasaba por su
mente y estaba seguro de que él también sabía lo que había en la mía.
El viaje a la suite del ático fue corto. Los dos hombres que estaban en la
entrada no dijeron una palabra, sólo me abrieron la habitación de la
suite. Me importaba una mierda lo bien que se veía la habitación o lo
bien que estaba la vista. En el momento en que la vi, luciendo un
pecaminoso vestido largo de color crema que abrazaba cada una de sus
curvas y colgaba de sus hombros, exponiendo la parte superior de su
espalda, nada más importaba. Estaba de pie en la terraza, mirando la
ciudad. Antes de que me diera cuenta, estaba detrás de ella, moviéndole
el cabello a un lado con una mano y agarrándole la cintura con la otra,
besándole el cuello.
—Ahh... —Se quejó cuando le agarré los pechos, los dos frustrados por
la cantidad de tela entre la palma de mi mano y su piel. Ya estaba duro
para ella y la forma en que presionó contra mí, estoy seguro de que lo
sabía.
—No tener tiempo para tener sexo no es un récord que quiera romper. —
Fruncí el ceño y puse mis manos a ambos lados de ella. Dos semanas.
Dos semanas olvidadas de Dios, que era el tiempo que había pasado
desde que tuve sexo y estaba empezando a perder mi maldita mente.
Entre nuestros “trabajos” y nuestros hijos, no teníamos tiempo. Antes,
siempre hacíamos tiempo... no importaba lo que pasara—. Actuar como
un adulto y ser razonable no hace más que proporcionarme bolas azules.
Soy demasiado sexy para sufrir de bolas azules.
—Bueno, sigues volviendo por más, así que ¿Cómo no voy a estarlo?
—Entonces esta noche será mejor que sea exactamente como lo describe,
Sr. Callahan.
—Lloró por su padre como una perra. Supongo que vino aquí para
demostrarle a su padre y al resto de la tríada que tenía pelotas... se las
quité.
—¿Pelear?
—Ganar.
Capítulo 2
"Seguimos pensando que un hombre poderoso es un líder
nato y una mujer poderosa es una anomalía".
~ Margaret Atwood ~
MELODY
Ahora, a los 33 años, soy la mujer más poderosa del maldito estado.
Retrocediendo, aplaudí junto con todos los demás antes de pasar a tomar
fotos con el Alcalde Weston, su esposa y varios Comisionados de Policía
de todo el estado. Como siempre, Liam estaba a mi lado, pero me di
cuenta de que no podía esperar para irse.
No lo entendí. —¿Quién?
—Acabo de hacerlo.
—¿Tiene la Gobernadora...?
—Mamm. —Se quejó con el ceño fruncido por mi apodo, pero me acerqué
para darle un abrazo.
Sentí que mi ceja se elevaba ante su alianza, y luego me volví para ver a
Declan poniendo su teléfono en su bolsillo de la solapa.
—¡Tío!
Dos emociones corrieron por mis venas en el momento en que dijo esas
cuatro pequeñas palabras... la rabia y el dolor. No era mucho, pero
estaba ahí. Sonriendo, sólo le acaricié el cabello.
Bien.
—¿Mel?
Fue un paseo mucho más largo de lo necesario desde nuestra mesa hasta
el baño. Cada dos pasos, la gente seguía apareciendo frente a mi cara,
empujando mi restricción al máximo. Pensé que finalmente había
escapado de ellos, cuando empujé la puerta de madera y pisé los azulejos
de mármol del baño, pero allí mismo, en el lavabo, vestida con su
uniforme de hotel, había una rubia llorando.
No me hables.
No me hables.
No me jodas.
—Está bien, no me importa de cualquier manera, —dije y agarré mi lápiz
labial.
—¿Qué?
Me dirigí hacía la puerta antes de recordar algo. —Si las personas más
negativas del planeta se han mudado a Chicago, ¿Qué dice eso de ti? Si
no puedes estar aquí, no es culpa de nadie más que tuya.
Señora.
Señora.
Señora.
—Señora...
—¿Papá?
Pude ver que parecía herido y confundido, pero asintió. Su cabeza bajó.
Me levanté y puse mi mano en su cabeza, frotando la parte de atrás
cuando dejó caer sus manos.
—Si Mel estuviera cerca para escuchar ese pequeño discurso, —dijo
Declan a mi lado.
—Que los jodan a los dos, —murmuré en voz baja. Las puertas se
abrieron de nuevo y estábamos en el lobby de color crema con dorado
del hotel. Frente a nosotros, otro par de ascensores se abrieron y aunque
sabía que estaba enojada conmigo, no pude evitar que se formara una
pequeña sonrisa en mis labios cuando salió, un ejército de trajes negros
detrás de ella.
Era tan impresionante; nadie podía apartar la vista de ella, sus ojos
estaban llenos de lujuria, celos, respeto y miedo. Entraba en una
habitación y ordenaba todo con una sola mirada. Su lugar estaba a mi
lado, pero en vez de venir a mí, se acercó y puso sus brazos sobre los
hombros de nuestro hijo, sin dirigirme una sola mirada.
—Así que...
—No provoques que te haga daño, —le dije a Declan. Caminando hasta
su lado, le envolví el brazo alrededor de la cintura.
—Sí.
Cerré los ojos e intenté relajarme, pero sólo unos segundos después el
auto se detuvo y estábamos a las puertas de la mansión.
A lo largo de los años, la habíamos ampliado para hacer sitio a los nuevos
miembros de nuestra familia. Regla Cinco Una familia. Un techo. Sí,
aunque ahora vivíamos básicamente en un palacio, algunos días se
sentía abarrotado.
—Lo tengo, —le dije. Salí del auto y me acerqué al otro lado para
levantarlo del asiento.
2
Mio bel leoncino significhi tutto per me: Mi lindo leoncito significas todo para mí.
Sus brazos serpentearon alrededor de mi cuello. No puedo creer lo
grande que se está haciendo.
—Iré con ellos ahora, —dijo Melody y besó la mejilla de Ethan antes de
subir las escaleras.
—No, Señor. Entre su madre y la Sra. Coraline, fue una velada informal.
Hornearon pastelitos, pasaron un tiempo afuera antes de ver una
película con palomitas de maíz en la sala de cine. La mayoría se durmió
después de eso.
—Ethan, tienes que cambiarte, —le dije cuando sus ojos se abrieron.
Hizo una cara antes de levantar el edredón y arrastrarse por debajo sólo
con su bóxer. Se volvió a dormir.
—¿Papá?
Donatella se sentó frotándose los ojos.
—Te quiero más, —dije y besé el espacio entre sus cejas—. Duerme bien.
No me jodas.
¿No hay armas? ¿Nada de maldiciones? ¿Ni siquiera una mirada? Todo
estaba mal.
Tirando la pistola debajo de la cama me puse de pie más recto. —Sí, ¿Por
qué no lo haría?
Maldita sea. Esto era más estresante que el hecho de que fuera
heterosexual y se peleara conmigo.
Sus ojos se encontraron con los míos en el espejo del baño, un cepillo de
dientes en su mano y una bata de seda cubriéndola.
—¿No hay armas esta noche? —Le pregunté mientras tomaba la pasta
de dientes.
Miré hacia abajo y, por supuesto, allí estaba con una caja de pañuelos.
—Mel, no nos vamos a la cama enfadados el uno con el otro, —le recordé
mientras me movía a mi lado de la cama.
No me respondió.
Una vez más, no dijo nada y apagó las luces. La única fuente de luz era
de la luna azul grisácea que entraba por la ventana.
Esto era ridículo. —Lo tomé hoy porque estaba listo. No estaba en
peligro, ni yo...
No lo hizo.
DECLAN
—¿Hiciste qué?
—Tú y yo sabemos que Melody ama a Liam más que a nada en este
mundo. Lo está torturando un poco... porque otra vez debe haberla
cagado. Entonces, ¿Qué hizo? —Se acercó a mí y me empujó al borde de
la cama mientras me quitaba la corbata. Agarré su cintura.
Tenía razón. Pero aún así. —Nunca ha sido del tipo de envenenamiento.
Esperaba que le diera con un bate en las costillas o algo así.
Puse los ojos en blanco. —Se supone que debes decir que también me
extrañaste, Cora.
—¿Lo hice? Honestamente, estaba tan ocupada con todo el mundo que...
—Declan...
—Oblígame, cariño.
—Con gusto... —Los dos hicimos una pausa cuando oímos sonar el
monitor del bebé—. Maldición.
—Es como Liam porque se parece a Liam. Podría haber nacido sordo y
seguir siendo igual. Hoy se fue a trabajar con Liam...
—Ahora sí.
—Pero...
—Me voy. Me voy. —Se rio, besándonos a los dos antes de irse. Cuando
me senté en la mecedora con él en el pecho, no pude evitar sacudir la
cabeza... ¿Qué nos había pasado a todos?
Los grandes y malos Callahan, todos a merced de sus hijos. Era una
locura...
Sin embargo, estaba nervioso... cuanto más durara nuestra paz, más
difícil sería si algo pasara y siempre pasaba algo con esta familia.
NEAL
Estaba casado con la adicta al trabajo más hermosa del mundo.
Hice lo mejor que pude para no comparar a Mina y Olivia; eran como el
sol y la luna. Si alguien me pidiera hacer una lista de sus diferencias,
me llevaría horas explicarlo. La diferencia más obvia era que Olivia era
una chica irlandesa rubia de ojos azules y Mina era de origen coreano.
Incluso los lados de las camas en las que dormían eran diferentes. Pero
la diferencia más importante, la única que importaba... era lo feliz que
era ahora. Cuando estaba con Olivia, pensaba que era feliz. Pensaba que
nuestro matrimonio estaba bien... sólo después de conocer a Mina me di
cuenta de que estar bien era tan bueno como estar en coma. Estás vivo,
pero no hay manera de que pueda ser visto con vida.
Liam y Melody.
Declan y Coraline.
Liam... estaba tan envuelto alrededor del dedo de Mel, que estaba seguro
de que estaba permanentemente doblado. Era la definición viviente del
término "loco de amor". Tenía que estar loco, ¿Qué otro tipo de hombre
permitiría a su esposa hacer un hábito de dispararle y aún así aferrarse
a ella? Fue y se quedó en la cárcel con la esperanza de que volviera por
él. Fue a la guerra por ella.
—Hola. —Sonrió.
—NEAL.
MELODY
—Mel respira...
—¿Qué?
—Lo siento, ¿Te perdiste el hecho de que fuiste a mis espaldas y llevaste
a mi hijo a ver a uno de los hijos de la tríada sin mi conocimiento o
consentimiento?
—¡No hagas eso! ¡No hagas que suene como si estuviera equivocada!
Tiene casi diez años, Liam, DIEZ. ¡Necesita ser más fuerte primero! Toda
nuestra mierda lo encontrará eventualmente. El mundo va a tratar de
derribarlo. Paso cada puto momento presionándolo para que sea más
fuerte mientras trato de mantenerlo a salvo. Toda mi vida he pasado
probando que soy Melody Giovanni. He pasado por un infierno como
Melody Callahan y ahora mi hijo me mira como si fuera un ama de casa
y mi marido ya no cree que deba darme pistas sobre nuestro negocio
familiar. Mientras tanto, estoy dirigiendo un maldito estado. ¿Qué es lo
que pasa? A ti. ¡No me hablas! ¡Estás ocultando cosas!
Me reí. Maldita sea. Quería ser sería pero la mirada en su cara mientras
decía eso era divertidísima. —¿El perro del amo?
No me jodas.
8
Il cane del padrone3 —El Perro del Amo
—¡Ríndete!
—Lo dice la mujer que me envenenó hace cinco minutos, —dijo mientras
me despojaba de mi bata de seda y me quitaba el camisón de los
hombros—. La noche casi ha terminado y todavía no he cumplido mi
promesa.
—Liam...
¡ZAS!
—¡Ah! —Gemí, queriendo cerrar las piernas por el puro placer que me
atravesaba como una electricidad.
¡ZAS!
Mi pecho se elevaba y caía con cada respiración al sentir su látigo en mis
muslos.
¡ZAS!
—Estás temblando, nena, —dijo justo antes de que dos de sus dedos se
deslizaran dentro de mí junto a su lengua. Mi cuerpo reaccionó
empujando hacia delante, estirando las piernas para sentir su lengua.
—¡No! —Grité.
—Liam...
—Por favor... ugh... ahh... —Jadeó cuando le mordí el pezón y dejó que
mi lengua se deslizara por encima, disfrutando de la sensación de ella
debajo de mí. Lentamente dejé besos en el espacio entre sus pechos antes
de tomar el otro pezón en mi boca.
—Joder. ¡Maldita sea! —Siseó mientras repetía la acción una y otra vez.
Sin importar lo mojada que estaba mi mano, sin importar lo mucho que
me palpitaba la polla, quería se corriera por mí así. Estaba tan
concentrado en ella, que mis sentidos se nublaron, que no me di cuenta
de que había logrado salir de las ataduras de su muñeca hasta que sus
manos me arrancaron la cara desde su pecho hasta sus labios.
Mierda. —Mel...
Vi el deseo y la lujuria en sus ojos que sin duda coincidían con los míos.
Desatando las ataduras de sus tobillos, la empujé contra la cabecera.
Extendiendo sus piernas, le quité el vibrador húmedo y lo tiré a un lado
en algún lugar, y luego me arrodillé justo frente a ella. Me miró fijamente,
excitada, salvaje, apasionada... todo lo que amaba de ella en una sola
mirada.
—Así es como se siente una verdadera follada. —La besé, y fue sucio,
húmedo, sexual, nuestras lenguas juguetonamente golpeándose entre sí.
Empujé hacia adelante, con fuerza, una sonrisa malvada se extendió por
mis labios al ver cómo su cuerpo respondía al acercarse a mí. No había
palabras que pudieran expresar más que nuestros gemidos. Cada vez
que me golpeaba contra su coño, podía sentir que perdía todo el control.
Quería más. Quería llenar cada centímetro de ella y algo más. Quería
que se despertara por la mañana y que no fuera capaz de caminar
derecha. Como lo prometí, la cabecera se golpeó contra la pared como si
nos estuviera animando. Con cada empujón, su coño se apretaba más y
más alrededor de mi polla. Mis oídos se llenaron con el sonido de su
placer y nuestra piel chocando entre sí mientras sus piernas me
envolvían.
—¡Oh... joder, sí! —Gritó mientras se echaba hacia atrás para agarrar el
cabecero con una mano, y con la otra tomaba su propio pecho, apretando
los pezones.
—Eres un gran idiota, Liam Callahan, —se las arregló para decir.
—Me protegerías. —Sonreí y ella resopló con eso—. ¿Qué se supone que
significa eso?
Nunca podía ganar contra ella... pero perder tenía sus propias ventajas.
Capítulo 5
"Creo que tengo un patrón de ser agradable y encantador
y luego oscuro y retorcido."
~ Ryan Murphy ~
MELODY
—Dime, Liam, ¿Qué se supone que debo usar cuando me veo como si
fuera...
—¿Follada hasta que salió el sol? —interrumpió, sus ojos vagando sobre
su obra con orgullo.
Maldita sea.
Podía sentir sus ojos sobre mí mientras me vestía y hacía lo posible por
ignorarlo, pero como no podía pasar una hora sin tratar de tentarme, se
acercó por detrás de mí y me arrancó la bufanda del cuello.
—¡MAMI!
Un escalofrío bajó por mi espina dorsal mientras dejaba caer los tacones
de mis manos y empujaba a Liam fuera de mi camino. Corrí, con el
corazón latiendo fuertemente en mi pecho mientras abría la puerta de su
habitación.
—¿Wyatt? —Lo llamé, sólo para encontrarlo parado frente a Dona. Ella
se escondía detrás de él, con su cabello castaño cubriéndole la cara
mientras Wyatt miraba a la criada que tenía adelante.
Sentí que Liam pasaba corriendo por delante de mí, acercándose a Dona
y acariciando suavemente su cabello. Su cara estaba ruborizada y sus
ojos verdes luchaban contra las lágrimas, pero lo peor era la dolorosa
quemadura roja en la parte superior de su oreja. Me quedé mirando
sorprendida mientras ella hacía un gesto de dolor. Mi conmoción se
convirtió en rabia.
Liam, que ahora tenía a Dona en sus brazos, con su cara vacía de
cualquier emoción, abrió la puerta mientras yo la echaba.
—No la eliminen, pero que sea el ejemplo para cualquiera que haga daño
a mis hijos. —Mis manos temblaban de rabia; quería estrangularla—.
¡Ahora! ¡Aléjala de mí!
Asintió hacia uno de los hombres detrás de él, y ellos le agarraron los
brazos antes de arrastrarla pataleando y gritando por el pasillo.
Respira.
Respira.
—Lo sé. Te creo, cariño. Estoy orgullosa de ti. Siempre protege a tus
hermanos, ¿De acuerdo? —Susurré, rozándole el cabello. Era más
oscuro que el de Ethan, más negro, pero al sol, todavía se podían ver
tonos de marrón en él.
—Lo siento princesa, pero tengo que hacerlo. —Liam frunció el ceño,
frotando la crema en su oreja mientras le sostenía el cabello. Después,
tomó un pequeño trozo de gasa y lo envolvió alrededor de su oreja lo
mejor que pudo—. Ya está, hecho.
4
Il mio preziosa agnello4 —Mi precioso corderito.
—Sin tocar. —Sostuve su mano hacia abajo—. Ahora, vamos a arreglar
este cabello tuyo.
—¡Sin rizos!, —exigió, al borde de las lágrimas otra vez. El puño de Liam
cerrado, su mandíbula apretada al verla.
—Sin rizos, lo prometo. Vamos, Nana te hará la más bella trenza celta.
—Evelyn extendió su mano. Saltando, tomó su mano y se acercó a la
cómoda. Con Ethan y Wyatt a su lado, todos estaban riéndose en
segundos.
—No quiero ver nunca a esa mujer en mi casa, Mel. No me importa cómo
suceda. Quiero que se vaya.
—Entonces se ha ido.
—Está encerrada por ahora Jefa, a menos que desee que sea castigada
de inmediato.
—¿Jefa?
—La risa es algo bueno, ¿No? Mi hija es más querida de lo que fui yo y
eso es algo bueno... pero es suave, Fedel. Me molesta porque en el fondo
de mi mente sé que no puede permanecer inocente por el resto de su
vida. No puede estar detrás de su padre y sus hermanos para siempre.
No quiero que sea una damisela en apuros. Se corta la mano o se quema
y el mundo se detiene en esta casa. No siempre puede ser así, pero no sé
cómo hacerla una luchadora sin romperla primero.
—¿Jefa?
La puerta detrás de mí se abrió y Dona corrió hacia mí, girando para que
pudiera ver el intrincado nudo en su cabello. —¡Mami! ¡Mami, mira lo
que hizo Nana!
—¡El tío Neal se los comerá todos otra vez! —Ethan entró en pánico,
corriendo tras él.
—¿Qué es esta obsesión que tienen con los gofres? Incluso cuando
estabas embarazada los inhalabas a montones. —Liam trató de no
sonreír, pero pude ver la comisura de sus labios levantarse.
Amaba a mi familia. Liam. Mis hijos. Evelyn. Todos. Pero los domingos
seguían siendo los más difíciles para mí, la burbuja de alegría que hacía
que una parte de mí, quisiera poner los ojos en blanco. ¿Qué me pasaba
que no podía adaptarme? Incluso después de todos estos años, era como
si mirara fijamente a la Tribu Brady 5; era demasiado azúcar y dulzura.
Me estaba enfermando.
5
Tribu Brady — Es una serie de televisión Gira en torno a la convivencia de un matrimonio recién casado
formado por Mike y Carol. Cada uno de ellos aporta tres hijos.
—Le envié la información, pero no cruzo esa línea Melody. Mi trabajo es
mantenerte fuera del barro, no entrar en él.
—Escuché que Bella Vista tiene una nueva pandilla. No estaba segura,
pero aparentemente es verdad. Como Gobernadora creo que debería
darles la bienvenida, ¿No?
—Melody...
La guinda del pastel fue cuando fuimos al comedor social, como siempre
lo hicimos después de la iglesia. Habíamos construido el Orlando-Sedric,
conocido simplemente como el OS Center, a sólo una cuadra de la iglesia
para proveer a la comunidad. También era una forma de que los
irlandeses e italianos se reunieran pacíficamente, aunque el centro
estaba abierto a todos. Melody personalmente llevaba bandejas con agua
mientras Dona la seguía y le daba servilletas a todo el mundo. La sonrisa
que se le dibujó en la cara no era tan falsa como de costumbre, pero
tampoco era real. Estaba en piloto automático, así que otra vez. O alguien
estaba muerto, o alguien estaba muriendo.
—Toda esa crema te hará engordar, —gritó Ethan tan fuerte que hasta
Coraline, que estaba en el extremo de la mesa, giró la cabeza hacia él.
Eso fue todo, me reí de inmediato; no pude evitarlo. No sólo parecía tan
orgullosa de sí misma, sino que Ethan estaba tan confundido y molesto
que sus orejas se estaban poniendo rojas.
—¿Qué pasó con todas esas risas? —Mel se acercó mientras me quitaba
los guantes.
—Ethan perdió una pelea con una chica por un pastel. —Wyatt lo delató
en un instante, haciendo que Ethan tomara una de las toallas y se la
tirara a la cabeza—. ¿Qué? ¡Es verdad!
—¿Por qué iba a hacer eso? —Agarró los brazos de sus hermanos, tirando
de ellos hacia la mesa de mi madre. Se sentó con un grupo de mujeres
mayores, todas ellas jugando a las cartas y bebiendo té helado que estaba
seguro que tenía algo más fuerte.
—¿Por qué, estás celosa? —Me dio pena la chica que cualquiera de
nuestros hijos se atreviera a traer a casa—. Lo siento, pero tendrás que
hacer que Wyatt lo diga todo.
—Melody.
—Lo siento, —gruñó—. Tenemos paz, Liam. Paz verdadera. Por favor, yo
no...
—Entiendo eso, por lo que he estado esperando para ver hasta dónde
llegaría este nuevo idiota. Si se hubiera establecido y seguido las reglas,
no tendría que intervenir, pero ¿Aparentemente algo pasó en las últimas
veinticuatro horas que no conozco?
—¿Así que Mel fue a poner orden ella misma? ¿Sin hombres? —Declan
presionó como si fuera a contarle más; aunque lo supiera, no se lo diría,
pero me molestaba no saberlo—. ¿Tiene un hombre dentro?
Neal agitó la cabeza. —Creí que tu plan era mantenerla limpia para
cuando se presentara a la presidencia. Si alguien la ve...
—No, pero...
—Pero, ¿Qué pasa con tu esposa? —Terminé por él—. Estoy feliz de que
Mina te traiga tanta alegría Neal, y entiendo tu necesidad de protegerla,
pero recuerda que ella vino a esta familia con los ojos bien abiertos. Eligió
trabajar para mi esposa. Ella es leal. Mel protege a los que le son leales.
No deberías preocuparte. Digo sabiendo muy bien que no escucharás,
pero es necesario decirlo. Las mujeres Callahan no son sólo iconos de la
moda y líderes de la caridad. Se ensucian las manos tanto como
nosotros. Si eso es todo, ambos pueden irse.
Ninguno de ellos dijo nada más antes de volver a sus mesas. Pude ver
que Neal estaba molesto, pero iba a tener que superarlo.
—¿Jefe?
—¡Que!
—Por favor, hazlo rápido, —dijo Mina detrás de mí mientras otro guardia
caminaba delante. El lugar olía a café rancio, panqueques y carne de res.
Cada puesto estaba lleno de miembros de la Realeza. Sus cabezas se
dirigieron hacia mí, sus ojos me miraban desde mi cara hasta mis
tacones.
6
Guetos —Es un área separada para vivienda de un determinado grupo étnico, cultural
o religioso, voluntaria o involuntariamente, en mayor o menor reclusión.
Siempre era fácil detectar al líder de un grupo. Siempre era el que se
sentaba en la mesa más alejada de la puerta, de espaldas a la pared. Su
mesa siempre tenía, al menos, una mujer y un cigarrillo o bebida en la
mano. En este caso, eran dos mujeres de piel clara y un cigarro.
—Tienes la piel como una mujer blanca, los ojos como una mujer blanca,
y tu nariz tan arriba que tienes que ser una mujer blanca. —La chica de
su derecha se rio.
—Sí, esa misma. —Se rieron—. ¿De dónde vienes, chica? Porque me
pareces muy blanca en este momento.
—Hazlo. Acabo de venir de la iglesia y juro por Dios que acabaré contigo.
—Sigo aquí, perra. ¿Cuándo será mi final? —Se burló de mí, balanceando
su cintura mientras se iba. Ignorándola, me concentré en la limpieza.
—¿Puedes creer a esta perra? —Se rio de inmediato junto con el resto de
su pandilla—. ¿Vienes a mi restaurante y me vas a dar órdenes, cariño?
Vuelve a tu agujero de marfil y jódete. No hay manera de que yo, Big
John Matty, escuche a una puta italiana, sea Gobernadora o no.
—¡MÁTALA!
Todos se levantaron con sus armas, pero antes de que pudieran apretar
el gatillo, sus teléfonos empezaron a sonar uno por uno.
—Si yo fuera todos ustedes, contestaría eso. Sólo Dios sabe cuándo
volverán a saber de su madre, su hermano, su hija o su hijo... demonios,
incluso tienes a algunos tipos esperando en algún lugar. Quiero decir
que en un minuto están ahí y al siguiente BOOM, el gobierno debería
haber hecho algo con esos cables defectuosos antes ¿eh? —Dije con
calma, alcanzando una cuchara.
—¿Willow?
—¡Zoe!
—¿Qué?
—¿Y tú lo ordenaste?
Tragó y asintió.
Sus ojos azules se encontraron con los míos a través del espejo. —Me
apunto, Gobernadora.
—Brillante.
Las mujeres de esta familia están locas y soy quien las hizo así, ¿En qué
me convierte eso?
Capítulo 6
"Todo depende de la educación".
~ Leo Tolstoi ~
LIAM
—¿Qué solía decir papá? Un hombre que cree que gobierna a su esposa
o no la conoce o es un tonto, —respondió Neal.
—¿Por qué la gente de hoy en día siempre está obsesionada con lo nuevo?
¿Eh? ¿Qué pasó con los clásicos, metanfetamina, heroína, cristal?
Tenemos aspirantes a científicos medio locos que mezclan mierda de la
que no saben nada y se la entregan a la gente con una pegatina brillante
que dice “nuevo” para que los idiotas se traguen esa mierda. —Odiaba a
los estúpidos que se creían inteligentes; no había razonamiento con ellos.
—¿Así que lo que dices es que estás aún más loco por ella que cuando la
conociste? —Declan se burló, con una sonrisa engreída en su cara.
—¿Oyes eso Neal? —Me incliné hacia adelante con un dedo en la oreja—
. Coraline se rompió una uña, ¿No deberías ir corriendo a comprarle un
maldito spa para agregarlo a su colección? Ya hay un restaurante
Coraline en Main.
—Una maldita estrella. Al menos mi esposa puede visitar los lugares que
le compré, —añadió Declan. Mientras tanto, traté de calmarme.
—¿Fuiste tú quien le dio todo eso? —La puerta se abrió cuando mi madre
entró, ahora vestida con pantalones negros informales y una camisa de
botones. Siempre iba vestida de negro a menos que saliéramos; nunca
dejaba de llorar a nuestro padre. Su cabello castaño cobrizo ahora estaba
resaltado con canas—. Estoy bastante seguro de que Mel argumentaría
que fue un esfuerzo de equipo.
—No se detengas por mí. Sólo quería que supieras que mañana
seleccionaré nuevas niñeras para los niños junto con Coraline.
Recordar esta mañana me puso tenso otra vez. Me dio una palmadita en
el brazo. —No te preocupes, nadie le hará daño a mis nietos.
—Gracias, mamá.
Asintiendo, volvió a la puerta. —Oh, y por muy buenos que sean sus
regalos... nunca superarán a los de tu padre, incluso si Mel se convierte
en Presidenta.
Todos nos quedamos quietos por un momento, dejando que sus palabras
se asimilaran antes de que me volviera para enfrentarlos. —¿Qué le dio
papá que no sepamos?
—¿Quizás está siendo tan arrogante como Liam y significa que somos los
mejores regalos que ha recibido? —Declan dijo; era plausible, pero no
estaba seguro.
Maldita sea, ahora sí que quiero saberlo.
Declan se pasó los dedos por el cabello. —Sabes que esto significa que la
Tríada tendrá un control aquí. Y una vez que eso ocurra...
—Adelante.
—Mel se sintió mal. —Estuvo mal sonreír, pero no pude evitarlo. Fue
emocionante verla pelear.
MELODY
Sus puños eran rápidos.
—¡Cora!
—Podríamos ser así si no fueras... —Su voz se apagó cuando lo miré con
desprecio. Moviéndome hacia la esquina del ring, agarré mi botella de
agua y mi toalla.
Cinco.
Cuatro.
Tres.
Dos.
—No.
—¿Perdón?
—No, —dijo otra vez, moviéndose para salir del ring como si eso fuera
todo y debía inclinarme ante sus órdenes.
—MELODY CALLAHAN, no tengo nada más que decir sobre esto. Mi hija
no va a pasar por un infierno. No. Fin de la discusión.
Este hijo de puta ha perdido la cabeza.
—¿Por quién? ¿Por ti? ¿Yo? ¿Sus hermanos? Ya has tomado a Ethan bajo
tu ala, y Wyatt ya está practicando el tiro al blanco. Sé que amas a Dona
hasta la luna y vuelta a la tierra diez veces, pero ponerla en una burbuja
¡No es suficiente! Mi padre me quiso lo suficiente como para entrenarme.
—¡Tu padre sabía que estarías sola! Sola. Melody, pensabas que tu
madre estaba muerta. Tu padre se estaba muriendo. El resto de tu
familia se había ido. ¡Todo lo que tenías era a ti misma! Tu padre te
convirtió en un arma porque era lo único que podía hacer por ti. ¡Lo
entiendo, pero también entiendo cómo te destruyó! ¡Has estado luchando
tanto tiempo que no sabes cuándo parar! Cuando nos conocimos, ni
siquiera sabías cómo amar. Incluso ahora no puedes moverte ni un
metro sin ejercer tu dominio. Nunca te sientes segura. Luchas por ser
esposa, madre y todo lo demás. ¡Estás luchando constantemente! Y te
amo por todo el esfuerzo que haces. Te amo con todas tus cicatrices, pero
amo a Dona demasiado para dejarla luchar así.
—¿Qué?
—Tal vez lo hayas olvidado, pero eres el príncipe que heredó las llaves
del reino de tu padre. ¿Sabes lo que fue para tu familia antes de que tu
padre se convirtiera en Ceann na Conairte? Probablemente no, porque
Sedric hizo lo mejor que pudo para mantenerlos a todos en una burbuja.
Tu padre tenía dos hermanas. Una fue violada y decapitada, y la otra
quedó atrapada en su casa cuando se incendió. Declan no es tu
hermano, es tu primo. Su padre y su madre fueron asesinados a tiros,
87 balas entre ellos. Después de perder a su precioso hijo, Shamus, tu
abuelo abandonó América y regresó a Irlanda. Tu padre casi fue
asesinado para salvar el nombre de Callahan; la guerra entre los
irlandeses y los italianos fue más sangrienta que nunca. ¿El ejército de
la familia Callahan? ¿Dónde estaba cuando tu madre fue atacada,
cuando casi te pierde y perdió a tu hermana gemela? Miro por encima
del hombro porque nunca estoy a salvo, no porque mi padre me haya
convertido en un soldado, sino porque nací en la mafia. El momento en
que te sientes cómodo, el momento en que crees que estás a salvo es el
momento en que te vuelves arrogante y alguien te mete una bala en el
cerebro.
—Mamá. —Me hizo una cara, frotándose los ojos—. Tengo casi diez años,
no necesito que me arropen.
—¿Te lavaste los dientes? —me preguntó seriamente; hice lo posible por
no reírme.
—Sip. —Asentí.
—¿He...?
—¿Le diste las buenas noches a papá? —me preguntó.
—¡Mel!
Mis ojos se abrieron cuando me arrancaron la almohada de la cara. Miró
fijamente hacia abajo con los ojos abiertos, el sudor goteando por los
lados de su cara y nariz.
—¿Qué...?
—Vine aquí listo para terminar nuestra discusión sólo para encontrar
que no respondías con una almohada sobre tu cara.
Sonreí. —¿De verdad crees que así es como voy a llegar a mi fin? ¿Una
almohada?
Silencio.
—Me puse agresiva pero deberías saber que así es como soy. Sin
embargo, no lo hago porque quiera molestarte, Liam...
Él tenía razón.
MINA
Crecí pobre.
No. Los pobres del barrio chino eran un tipo de pobres completamente
diferente.
Estuve allí durante dos días antes de que alguien me comprara. Era un
hombre relativamente joven, de unos veintitantos años. Nunca me tocó,
sólo quería que me desnudara, bailara y luego me vistiera de nuevo. Pagó
tanto que nadie más me tocó. Cuando tenía doce años, me trajo a casa
para ser la compañera de juegos de su propia hija. Me di cuenta de que
nos parecíamos, su hija y yo. Incluso me hizo llamarlo Padre. Se aseguró
de que fuera a la escuela con su hija, se aseguró de que me vistiera bien;
a todos los de fuera les debió parecer que era afortunada como si hubiera
sido adoptada por una familia amable y generosa. Nunca dije una
palabra de las cosas que sucedían en su casa. Esperó hasta los quince
años para tocarme. Cuando tenía diecisiete años, trajeron a casa a otra
joven. Su esposa me despidió tranquilamente con dinero para callar...
fue entonces cuando me di cuenta de que no era que no lo supiera, sino
que fingía no saberlo.
Se lo dije antes de irme y todo lo que me preguntó fue si había arroz. Era
divertido de una manera enfermiza, retorcida y horrible. La entendí, y
mirando hacia atrás no estaba segura de que más me hubiera pasado.
¿Me habría muerto de frío? ¿Me habrían violado en la calle? ¿Habría
muerto de hambre antes de ser violada? ¿Congelada antes de morir de
hambre?
Sólo cuando tuve una hija me di cuenta de que quería hablar, no sólo
por mí, sino por ella, porque al menos podía defenderme. Nunca había
luchado antes; nunca había tenido el poder de hacerlo. Una vez que lo
hice, me di cuenta de que tenía cicatrices encima de las cicatrices de la
vida que había vivido.
—¿Mina?
—No podría pensar en un honor tan grande, —dijo, sus ojos volvieron a
mirarme durante unos breves segundos.
—No podría haberlo hecho sin ti, —dije automáticamente, para su placer.
—Por supuesto.
—Cualquier cosa.
—Mina.
Ese era el poder que tenía ahora, para señalar a alguien y ordenar su
muerte y que se hiciera. Eso fue lo que Mel me ofreció. Valía más que el
oro.
Uno por uno, todos los que me habían hecho sufrir, iría por ellos, y uno
por uno se ahogarían en su propia sangre.
—¿Mina?
—¿Cómo lo supiste?
—Adelante.
—¿Qué es?
—Sí, Gobernadora.
—Puedo ver que estás molesto. —Sonreí; siempre era divertido ver a una
rata correr hacia una trampa—. Y también podría dedicar tiempo a
explicarte mi razonamiento, pero no me gusta tu tono. Cuando mis hijos
hacen berrinches, normalmente los mando a sus habitaciones. ¿Qué tal
si vas a tu oficina y cuando...
—Me preocupo tanto por tu mujer y tus hijos como tú mientras te follas
a esa guapa de diecinueve años con los pechos alegres.
—Gobernadora...
LIAM
—Señor...
Tragó, lamiéndose los labios. —Nos robaron, Señor... unas seis kilos de
producto y diez grandes.
Una vez más levanté la mano y una vez más, se calló. Rascándome un
lado del cuello, miré por la ventana; las nubes de arriba estaban
cambiando lentamente de blanco a gris, y de gris a negro.
—Señor...
—¿Está bien?
—Dijiste que ibas a ver a estos niños, así que vamos. Está a sólo dos
cuadras de la carretera, ¿Verdad? —Metí la mano en mi chaqueta y
saqué un billete de cien dólares, caminando hacia mi camarera favorita
detrás de la barra y deslizándolo por el mostrador hacia ella.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que del café sólo es veinte? —Ella
sonrió.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que eso no cubre ni siquiera ver tu
hermoso rostro? —Respondí.
Trató de hacerme una mueca, pero no pudo evitar que se le formara una
sonrisa en las mejillas, las arrugas de su cara son más prominentes
ahora que nunca.
—Hola, Sr. Callahan. —Dos jovencitas, tal vez tres o cuatro años mayores
que Dona, me saludaron una vez que nos acercamos al vecindario.
—Como si, Bertie. Si alguien trabajara para los Callahan sería yo. —El
segundo, y más bajo, de los cuatro infló el pecho. Todos se rieron de él.
—Aquí es, —dijo Flannery cuando nos detuvimos en una casa en ruinas
con lo que una vez fue una puerta verde; la mayor parte de la pintura
estaba ahora desportillada y en su lugar se veía marrón. Flannery me
miró, inmóvil.
—¿Esperas que llame a la puerta?
Eché un vistazo a las tablas del suelo, y el polvo caía de ellas mientras
se movían.
—Gracias, señora, pero estoy bien. No tiene por qué preocuparse, —le
dije.
—El Sr. Callahan quería hablar con los dos, —les dijo su madre.
—Supongo que por las expresiones de sus rostros saben quién soy, —les
dije cuando finalmente bajaron y se pararon al lado de su madre.
—Así que, ¿Puede explicarme por qué pensaron que era una buena idea
robarme? —Pregunté, y en el momento en que lo hice, su madre miró
entre ellos, el miedo ahora cubriendo todo su cuerpo mientras temblaba.
Estaba mintiendo. Pude ver que estaba mintiendo por lo sorprendido que
estaba su hermano al verlo hablar.
—¡Por favor. Por favor, no los lastimen! Son niños. ¡Estúpidos niños de
mierda! Los castigaré, lo juro. ¡Y se lo devolveremos con intereses! Sr.
Callahan...
—¡Cállate, Rob!
—¡Esta fue una idea tonta desde el principio! —gritó, y luego me miró—.
No lo gastamos. Está todo arriba.
—¿Demasiado tarde?
—Ya sean diez centavos, diez dólares, diez mil dólares, o diez malditos
millones, me importa porque es MIO. Es mi negocio. Mi sudor. Mi sangre.
¿Creen que son los únicos chicos del East Side con un padre jodido? ¿Por
qué no me están robando?
—¡Porque no tienen las pelotas! —Bryan gritó.
—Fedel.
—Hubo un tiroteo.
Capítulo 9
"Aquí, una vez que los agricultores en conflicto se
pusieron de pie, Y se efectuó el disparo que se
escuchó en todo el mundo".
~ Ralph Waldo Emerson ~
LIAM
Nueve.
Nueve muertos.
—Muévete. —Mi voz era baja pero dura, listo para agregar otro al conteo
de muertes si fuera necesario. Cada segundo que pasaba allí, era un
segundo que estaba lejos de mis hijos. Mi corazón golpeaba
dolorosamente contra mi pecho de sólo pensarlo.
—Señor, hasta…
—Déjenlo pasar. —Era nada menos que el Jefe Defecto Beau Brooks,
alias el perro policía favorito de Melody.
Sin esperar a nadie, atravesé la puerta lateral con Brooks dos pasos
detrás de mí. Lo primero que noté cuando entré en el pasillo con armarios
bajos de color azul intenso, fueron las loncheras, docenas de ellas en el
suelo de baldosas. Todos los sándwiches se rompieron por pequeñas
huellas, una manzana a medio comer metida en una esquina... Todas
las puertas de las aulas estaban cerradas, y los paneles de vidrio que te
permitían mirar dentro estaban cubiertos con una especie de sábana
gris.
—¿Sr. Callahan?
—¿Dónde están mis hijos? —Le pregunté, incapaz de apartar mis ojos.
—El director los separó del resto de los niños cuando los trajeron de
vuelta. Están esperando en la oficina con los guardias y dos de mis
oficiales. Estaban en el patio cuando empezaron los disparos. Estoy
seguro de que vieron caer a algunos de sus amigos. Aún no hemos
atrapado al francotirador. —Habló mientras subíamos las escaleras;
habría corrido pero necesitaba un segundo para componerme antes de
verlos. La rabia que inundó mis venas hizo que mis manos se tensaran.
Dondequiera que estuvieran mis hijos estaba fuera de los límites.
Quienquiera que haya hecho esto no sólo lo mataría, sino que lo
despellejaría vivo—. Esto es todo.
—Hola, papá. —Me dio una pequeña sonrisa. De cerca, noté el corte
sobre su ceja y los rasguños en sus manos.
—Hola Wyatt, —le dije a cambio, mirándolo para ver si estaba herido en
alguna parte. No pude ver nada—. ¿Estás herido?
—¡Oye! —les grité a los dos—. Ethan, estaba hablando con tu hermano,
no contigo. Ve a sentarte.
—¿Estábamos?
Antes de dañar al hijo de otro hombre, recuerda que tienes tres propios.
Por el bien de la paz, que esta sea la última vez que nuestras armas se
crucen.
Tàiyáng Ju-long
Revisé las fotos, Dona gritando desde atrás de una mesa azul, sus manos
agarrando tan fuerte que parecían blancas. Wyatt buscando a una chica
con un abrigo púrpura en el borde lejano de la puerta mientras Ethan lo
arrastraba hasta donde estaba Dona. Quienquiera que las haya tomado
lo había hecho de cerca.
—Mel...
ETHAN
—¿Por qué no está mamá aquí todavía? —Dona hizo una mueca, tirando
de las orejas de su elefante de peluche, Sr. Missmore. Papá le puso el
nombre por ella porque no podía decidirse. La criada le peinaba
suavemente, sin hablarnos; nunca nos hablaban a menos que les
preguntáramos primero.
—¡Si vas a decir algo, dímelo a la cara! —No quise gritar, pero me puso
de los nervios.
—¡No!
—¡SÍ!
—Suéltame.
—Wyatt...
Cuando lo dijo, le solté el brazo. No sabía por qué, pero me dolía el pecho
como si me doliera de verdad. Se sentía como si estuviera en llamas. No
sabía qué hacer o qué decir, así que mentí. —¡Yo también te odio!
—¡Ay!
Los dos miramos a Dona, que nos había golpeado con el Sr. Missmore
tan fuerte como pudo.
—Te odio, Ethan, y te odio, Wyatt.
—Soy mayor que tú, me estás copiando... —Salté cuando nos golpeó de
nuevo, esta vez con las manos, dejando al Sr. Missmore en el suelo.
—Te odio, Ethan, y te odio, Wyatt. —Sacó el labio inferior y cruzó los
brazos.
—Si se odian el uno al otro, entonces tengo que odiarlos a los dos. Están
siendo estúpidos. ¡ESTÚPIDOS! E-S-T-U-P-E-D-O-S, —gritó tan fuerte
que tuvimos que separarnos.
—¿Por qué eres amable con todos menos con tus hermanos? —Le
pregunté y se metió los dedos en los oídos, tarareando para sí misma.
Toc toc.
Sedric, por otro lado, se parecía al tío Neal, excepto que sus ojos eran
marrones. Sólo tenía seis años pero ya tenía la misma altura que Wyatt.
Amaba el fútbol más que nada, así que el tío Neal lo llevaba al juego todos
los fines de semana. Creía que por eso siempre nos ganaba en los
concursos de pulseada.
7
Chinkerbell— es un insulto étnico en idioma inglés que generalmente se refiere a una
persona de ascendencia china, o de cualquier tipo de
la tía Cora... bueno, era la hija de la tía Cora. También era una fanática
de la informática; ella y el tío Declan pasaban todo el tiempo trabajando
con ordenadores.
—Nari, creo que deberías decirle al tío. —Helen me agarró por cada lado
de mi cara—. Ethan no se ve tan bien.
—Ha vuelto. —Se animó, aparto sus manos de mis mejillas y las levanto
en el aire mientras daba vueltas—. Te dije que estaba bien.
—Bien, hazte daño. A ver si me importa. —Levantó las manos. Fue algo
gracioso porque el tío Neal también lo hacía.
—Ethan. —Helen se acercó a mí. Verla seria era raro, ella y Dona tenían
la misma edad, pero Helen siempre se sentía mayor incluso cuando
bromeaba.
—¿Qué?
—Nada, sólo quería decir tu nombre en serio, como mi madre lo hizo con
mi padre, —bromeaba.
Mierda.
—Te lo explicaré más tarde. Vamos, tenemos que volver antes de que
venga mamá. —Nari tomó su mano y sujetó a Helen, arrastrándolos
hasta la puerta—. Buenas noches, Ethan.
Mami lloraría si hubieran sido disparados. Sólo había visto llorar a mamá
una vez y fue cuando era un bebé y Wyatt estaba enfermo. No quería
volver a verlo.
—¡Gobernadora! ¡Gobernadora!
—¿Me gustaría explicarte por qué eres una idiota? No hay problema. No
estoy segura de que te queden suficientes neuronas para averiguarlo por
ti misma. Nueve niños murieron hoy. Nueve. En la escuela a la que asisten
mis hijos. Pasé las últimas horas hablando con el FBI, la policía local y las
familias de las víctimas, lo que significa que no he podido ir a casa y ver
a mis propios hijos. Es el deber del Alcalde hablar en momentos como
estos, pero esta ciudad no tiene uno en la actualidad, así que me ofrecí.
En lugar de centrarme en la tragedia que se avecina, ¿Quieres que me
tome el tiempo de comentar sobre dos hombres y sus hazañas sexuales?
Si quiere ser una reportera de noticias, Srta. Salinger, informe las noticias.
Si quiere hacer titulares impactantes, empiece un blog y lárguese de aquí.
—¿De quién te escondes? Recuerdo las veces que solías correr por toda
la casa desnudo...
—¿Mamá?
—¿Wyatt?
—¿Papá me odia?
—¿Qué? —De todas las cosas que imaginé que me preguntaría, nunca
se me había ocurrido eso—. Wyatt, cariño, ¿Cómo puedes pensar eso?
—¿Qué?
—La tía Cora y el tío Declan siempre dicen que eres súper fuerte. Te vi
pelear con Fedel, y ganaste...
Asintió.
—Liam. —Le tiré del cabello una vez más, forzándolo a quedarse quieto—
. Respira por mí.
—Sigue respirando...
—¿Estoy dando a luz? ¿Por qué tengo que seguir respirando así?
Golpeando su brazo tan fuerte como pude, traté de alejarme de él,
murmurando, —Eres un culo.
—No lo sé.
—¿Qué?
—Bien, bebé grande, pero antes de que te preocupes por eso, tenemos
que preocuparnos por los hijos de puta que les dispararon hoy.
—Siento que cada vez tengo menos dignidad cuanto más vengo aquí. —
Gemí, poniendo mis manos sobre mi boca. La puerta se cerró detrás de
mí.
—¿Qué tiene que ver Stan Lee con La Guerra de las Galaxias? ¿Te refieres
a George Lucas? —me preguntó tan seriamente que quise pegarle.
—No solo es que quiero saber. ¿Stan Lee o George Lucas? ¿Cómo no
sabes la diferencia...?
Se detuvo al oír la risa de Coraline. Era tan extraño y único que no pudo
evitar detenerse. Se sentó cómodamente en el regazo de Declan en el lado
opuesto de la habitación, vestida con jeans informales y una blusa
blanca.
—Lo siento. —Se limpió los ojos—. Pero, ¿En serio? Vine aquí esperando
el discurso de Liam y Melody “vamos a quemarlos a todos” y en su lugar
¿Estás peleando por Stormtroopers y Stan Lee? Gracias por alegrar el
ánimo, de verdad.
Declan lo perdió, al igual que Neal, e incluso Mina parecía que estaba
haciendo todo lo posible para mantener la compostura. Miré a Liam, pero
él sonrió, moviendo la cabeza.
CORALINE
Era casi imposible decir que Ruò Jiàn y Liling eran hermanos por la
forma en que se comportaban. Eran completamente opuestos. Ruò Jiàn
tenía un aspecto grasiento, su cabello negro largo y tenía perforaciones
en ambas orejas. Parecía como si hubiera recogido la ropa a ciegas,
llevaba una chaqueta de jeans de los 90 con un dragón dorado en la
parte de atrás, y sus jeans parecían dos tallas más grandes, lo que me
hace pensar que todo su atuendo era un horrible retroceso a la edad
oscura. Mientras tanto, su hermana menor estaba de pie con orgullo,
con su cabello largo y oscuro en una cola de caballo. Llevaba un largo
cheongsam tradicional rojo bordado con un dragón dorado en el puño
del cuello. Ambos tenían la piel blanca y pálida, pero ese era el final de
las similitudes.
—En unos días, Liling se casará con Emilio Esteban Cortés, de 36 años,
aquí en Chicago...
—No finjamos que no había una razón, —dijo Liam, sin apartar la vista
de la pantalla, con el dedo sobre los labios—. Me casé con Melody por
una alianza. Neal te casaste con Mina... bueno, porque ella ya estaba
dentro...
—Es todo lo que sabemos, Señor, —respondió Fedel. Emilio estaba ahora
en la pantalla. Era atractivo, con un largo cabello negro rizado que se
detenía en sus hombros, grandes ojos color avellana, y una piel besada
por el sol. Medía más de 1,80 m y tenía hombros anchos. ¿Un nadador
tal vez?—. Nació aquí en Chicago, pasó toda su vida aquí sin hacer nada
digno de mención, salvo alguna organización comunitaria, y se graduó
en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chicago hace unos años.
Antes de eso enseñó inglés en Shanghai durante ocho meses; ahí es
donde creemos que entró en contacto por primera vez con Liling. Aparte
de eso, es un fantasma.
—Es una persona. Las balas no dañan a los fantasmas. Algo no está
bien, Fedel, y quiero saber qué es, —declaró Melody, hablando por
primera vez desde que comenzamos esta conversación, lo que no habría
sido tan extraño, si no fuera por el hecho de que no podía apartar la
mirada del hombre de la pantalla.
—Sí, Jefe, uno de los nuestros estará en Hong Kong por la mañana.
—La policía...
Buzzz.
Buzzz.
Urgh.
—¿Cariño?
Odiaba mentirle y aún así podía hacerlo. Sonriendo, asentí. —Sí, Darcy
está teniendo un ataque de nuevo. El deber de mamá llama.
—Estoy bien. ¿Qué hay de las dos criadas que despedí esta mañana? —
Empujando la puerta y parado frente a mí, me dio una pequeña tarjeta.
—La policía fue contactada como usted lo solicitó, y me dijeron que sus
cuentas bancarias estaban congeladas...
—¿Qué está pasando, O'Phelan? —Perdí la cabeza—. Hace unos días una
niñera le quemó la oreja a mi sobrina, ahora dos fueron atrapados
robando. Así no es como dirijo esta casa. Mañana, antes del amanecer,
los quiero a todos en la cocina. Háganles saber que quien llegue tarde no
sólo será despedido sino que será castigado. ¿Está claro?
—¿Señora? —Dos guardias se volvieron hacia mí, dejando caer las cartas
que estaban jugando. Justo debajo del sótano de la casa estaba el sótano
de seguridad, como a Declan le gustaba llamarlo. Mostraba todas las
cámaras de la casa y funcionaba como una especie de cárcel.
—Sí, Señora.
No dijeron nada y yo tampoco, los deje allí y me moví a las celdas. Allí
estaba la criada, su ropa rasgada, los labios agrietados y la piel seca, se
sentó en la esquina temblando. Abriendo la puerta, casi me atraganto
con el olor.
—Tres días difíciles, ¿eh? —Pregunté con una mano sobre mi nariz.
—No quería...
—Dime la verdad.
—Yo...
—Soy la única que puede salvarte, Theresa, lo sabes. Entiendo que Wyatt
es sobreprotector con su hermana. Dime, ¿Es esto un error?
—Mamá, ¿Va todo bien? —Pregunté, notando que no quería que Mina y
Neal nos escucharan. No respondió, sólo siguió caminando.
—Buenas noches, madre, —dijo Neal, abriendo la puerta de su
habitación.
—¡Buenas Noches! —Les hizo señas con la mano. Neal me miró de forma
extraña y sólo pude encogerme de hombros—. Acompáñame, Declan.
—¿Sobre qué?
—Yo…
—¡Ma! Dímelo.
LIAM
—¿Qué está pasando? Dijiste que tal vez dos cosas esta noche.
—Mel, dame una lista de la gente que te gusta, estoy seguro de que es
mucho más corta...
—No es mi habitual desdén que siento por la gente, Liam. La miro y veo
algo similar a mí y no me gusta.
Había días en que olvidaba que estaba casado con una perra total y en
esos días, ella se aseguraba de recordármelo claramente.
—No te preocupes por ella ni por un segundo. Este Emilio, creo que
puede ser el hijo de un enemigo de mi padre. Puedo decir que es un
monstruo.
—No los estás tomando en serio, ¿Verdad? —Su mirada se volvió hacia
mí y todo lo que pude hacer fue encogerme de hombros.
—Puede que lleve un traje. Puedo ir a la iglesia. Pero lo último que soy,
esposa, es civilizado. No voy a jugar con esta gente. Si tengo que lanzar
bombas sobre toda China, lo haré. Habrá venganza por lo de hoy.
Una sonrisa malvada se extendió por sus labios rojos. —Ahora sólo
intentas excitarme.
Se movió hacia el frente del escritorio, cruzando los brazos. —¿Pensé que
ibas a hablar con tu hermano?
—Sí, pero sólo a mí, —susurré cuando se inclinó más cerca, quitándose
un mechón de su cabello oscuro de la cara. Nadie más la entendía como
lo hacía y nunca quería que eso cambiara. Sus labios se posaron sobre
los míos, sus ojos siguiéndome.
No me jodas.
—¿Jefa?
—La forma en que lo bebe, no estoy seguro de que le haga ningún efecto,
—respondió, de pie como si estuviera en el ejército, brazos a la espalda,
pecho hinchado con orgullo, ojos sin emoción. Cuando llegué por
primera vez a esta casa, tenía un ejército de mi gente, Monte, Ben, Jinx...
y ahora era sólo él. Jinx había muerto en el único lugar que había
considerado su hogar, en el cielo. El FBI dijo que fue un accidente, que
un pájaro se estrelló contra una de las alas del avión, pero si olía a
mierda es porque era una mierda. Se suponía que debía estar en ese
avión. Era la que se suponía que iba a morir, al igual que Monte, al igual
que Ben. Ahora sólo era Fedel.
—¿Jefa?
—Emilio Esteban Cortés, —dije, levantando su foto—. ¿Sabes a quién se
me parece?
—Jefa, con gusto lo mataré en cuanto lo vea. ¿Has hablado con Liam
sobre esto?
No dijo una palabra hasta que se dio cuenta de que realmente íbamos a
la cocina.
—Eso depende.
—¿En qué exactamente? —Colocando el sartén en la estufa, agarré el
cuchillo y sus ojos cayeron sobre él, luego de vuelta a mi cara.
—Dímelo tú.
—¿Unión fraternal?
—Seguro.
—Maldita sea, Neal... ¿Puedes fingir por un segundo que esto es normal?
¿Que comemos malditas tortillas juntos? Jesucristo.
Acercando una silla a su lado, recogí mis huevos, mirando nuestro reflejo
en el acero inoxidable a través de la isla por un segundo. Como siempre,
cuando se trataba de músculo, me superaba. Era como un tanque.
Siempre odié cómo se alzaba por encima de mí cuando crecía.
—No hablo de mí, hablo de ti. Pero no, nunca. Siempre sentí que mi
padre me amaba.
—Liam, me comí tu tortilla; ¿Me darás una pista de lo que está pasando
ahora?
—Huh.
Abrí la boca para hablar, para decir que no quería ser el primero, que
estaba equivocado, pero una vez más, todas mis palabras me fallaron.
Lo había dicho todo perfectamente, como si hubiera esperado años para
hablar... tal vez sí.
—Vamos a necesitar algo mucho más fuerte que el agua si vamos a tener
esta conversación. —Se levantó y buscó en los armarios hasta que
encontró el vino de cocina—. ¿Suficientemente bueno?
—Un vaso para ti, la botella para mí. —Sonrió antes de tomar un trago.
El hecho de que todavía pudiera sonreír de verdad...
—No estoy seguro de si alguna vez he estado orgulloso, —susurré,
mirando fijamente al vino tinto, como la sangre en una copa—. Sin
embargo, he estado agradecido.
—¿Agradecido?
—Huh. —Bebió.
Lo dijo como si fuera un corte limpio. —Se suponía que tenías que tener
todo esto, Neal. El título, el poder, todo; ¿Cómo no iba a pensar que
querías esto?
—¿Y qué hago si tengo dos hijos iguales? ¿Qué hago si Wyatt y Ethan no
se arreglan naturalmente como nosotros?
CORA
Me dio el tulipán amarillo y rojo con una mano y me alcanzó con la otra,
colocando mi cabello detrás de las orejas.
—¿Qué?
—Estoy tan libre de cáncer como el año pasado y el anterior. Estoy sana
y libre de cáncer, —repetí.
—Espera, pero Evelyn dijo que el hospital llamó para avisar que mañana
empezarás con la quimio y que hoy estarás haciendo los análisis de
sangre...
—Yo no, mi prima. —No quería decírselo porque no quería volver a hablar
de Imani con él, no después del infierno por el que nos hizo pasar—. Ella
tiene cáncer. Estoy pagando por eso y actuando como su contacto de
emergencia. Me ha estado llamando durante semanas y honestamente
me está volviendo loca. Esperaba que la ayudara a mejorar y que lo
aceptara sin desenterrar el pasado. Por eso he venido aquí.
Se rio tanto que temblé con él, envolviendo mis brazos alrededor de su
pecho.
Levantó una ceja y sonrió, cerrando su meñique con el mío. —Puedo vivir
con eso.
—¿Vas a entrar conmigo? ¿Para ver a Imani, quiero decir? —Le pregunté,
y se puso tieso.
—¿Imani?
Silencio.
Pero, después de todos estos años, ¿Qué otra cosa podríamos ser sino
silencio?
Mi dinero. El dinero con el que habían vivido toda su vida era el dinero
de la familia Wilson que me dio mi padre. Era de ellos, lo había dicho
cientos de veces, y aún así no lo entendieron.
—Lo que hace frío es dejar a tu familia por un montón de gente blanca,
—murmuró en voz baja; volví a ignorarla. Uno pensaría que después de
todos estos años, después de todo lo que hemos pasado, ya se habría
callado—. Te vendiste, Cora...
—No. Elegí mi felicidad por encima de la tuya. ¿Crees que eres la primera
persona que intentó hacerme sentir culpable? ¿Por qué? ¿Porque no
estoy viviendo al nivel que ellos quieren? ¿Porque eres infeliz? Lo siento.
Me elegí a mí, y puede que no sea perfecto, puede que no sea un sueño
o un cuento de hadas, pero mis buenos días superan a los malos. Eso es
todo lo que podemos esperar en la vida, ¿no?
No respondió, así que la empujé. Eso fue suficiente unión familiar de los
Wilson para que nos durara otra década. Me aseguraría de que ella
recibiera sus tratamientos y luego terminaría.
DECLAN
—¿Dónde estás?, —dijo al teléfono, y observé cómo giraba buscándome.
El tulipán que le había dado estaba ahora trenzado en su cabello.
—Oh, Dios mío. —Su boca estaba abierta, sus ojos marrones
absorbiendo cada centímetro del Chevrolet Bel Air Convertible de 1957
de color rojo brillante que tenía delante.
—Ya voy. ¡Ya voy! —Se rio, deslizándose en el asiento rojo y blanco—.
¿Trajiste a Darcy?
Deslizándose sobre el capó del auto, podía oírlos reír cuando entraba. —
Por supuesto, traje a Darcy, no puede ser una noche de cine familiar si
toda la familia no está aquí.
—Se añadieron. Este auto es cien por ciento seguro para la carretera. —
Le guiñé un ojo, mirando a Helen. Tosí antes de fingir que agarraba un
altavoz de la radio, sosteniendo el micrófono imaginario en mis labios—.
Última llamada, última llamada para la familia Callahan. Por favor,
comprueben que todos los miembros de su grupo estén bien sujetos...
¿Helen?
—¿Darcy?
—Comprobado.
—Bien...
Cora no pudo soportarlo más; se rio tanto que resopló, lo que sólo me
hizo reírme de ella.
—¿Cora?
—¡AHORA! —Grité, y ella salió corriendo tan rápido como pudo hacia mí.
—Me han dado, —gritó mientras corría hacia ella. Me golpearon con
bolas de pintura una y otra vez. Levantando mis manos en la derrota,
ella y Sedric salieron de sus escondites. Mina sacó humo falso de su
arma mientras Sedric mantenía la suya apuntándonos.
Antes de que pudiera decir algo, Nari le disparó justo en el pecho; incluso
fue lo suficientemente rápida para alcanzar a Mina. Las dos luces de sus
chalecos se encendieron, lo que significa que ella recibió los disparos
mortales.
La besé y se rio, pero antes de que pudiera decir nada más, Sedric volvió
corriendo, con el culo desnudo y sin vergüenza alguna.
—No demasiado rápido para mí. —Nari sacó el arma y se fue corriendo.
Se encogió de hombros. —Los chicos tienen que hacer lo que los chicos
tienen que hacer.
—Sedric. —Ni siquiera sabía qué decir; sólo puse mi mano en su cabeza,
caminando hacia el sauna. Ajusté la temperatura antes de que ambos
entráramos. Agarramos las toallas y nos subimos a los asientos,
recostándonos. Había comprado el centro de paintball cuando empezó a
caminar como un lugar para entrenar pero también para divertirse.
Estaba abierto al público de miércoles a domingo, así que la mayoría de
los lunes y martes, estábamos todos allí.
Estaba tan acostumbrado a esto, que incluso sabía cuándo añadir agua
a las rocas sin que yo dijera nada. Se recostaba y se relajaba. ¿Estaba
malcriado? Un poco. Pero me alegraba; la vida se ponía más difícil, al
menos ahora era inocente.
—Sí.
—No soy bueno para las réplicas, —respondió—. Todas las chicas lo son.
Helen es la mejor, incluso le gana a Nari.
—Sí. Nari cree que Kevin del Plane Owl es el más guapo y Helen cree que
es Ian... todos me parecen raros. —Bostezó.
—Duh, papá. —Frunció el ceño. Era algo joven para los chicos, ¿Verdad?
—Ambos.
MELODY
4:56 AM
57.
58.
59.
—Mami...
—Ahora.
—Vivirás.
Fedel la recogió con facilidad y la volvió a meter, esta vez con más dureza.
El sonido de su cara golpeando el agua me secó la garganta. Le llevó un
segundo pero volvió a nadar, se quitó el cabello de la cara y jadeó
buscando aire.
—¡Ahora!
—Hazlo de nuevo.
—¿Qué?
—Hazlo de nuevo.
—¿Por qué?
—Porque yo lo digo.
—¡Mamá!
—¡Ahora, Donatella!
Golpeó su mano en el agua pero hizo lo que dije, esta vez, más rápido,
más rápido que yo a su edad... pero no se trataba de velocidad. Ella
aprendería eso de la manera difícil.
—¡Cuántos!
—100.
—Has hecho dos, sólo faltan 98 más, —declaré—. Quédate ahí el tiempo
que sea necesario, Donatella.
Tuvo que dar diez vueltas antes de tener que parar, jadeando para
respirar. De nuevo me miró y debió haber visto algo en mi cara porque
parecía herida pero no dijo nada, sólo volvió a nadar.
Me equivoqué.
Estaba más débil de lo que pensaba. No fueron diez; sino seis. Dio seis
vueltas más antes de que sus piernas se acalambraran y gritara.
—Mamá... —Intentó llamarme antes de que su cabeza cayera bajo el
agua. Se me cayó el corazón. Me agarré al borde de mi asiento, pero no
me moví. Fedel se zambulló y aunque sabía que no estaría bajo el agua
por mucho tiempo y que la atraparía fácilmente, aún así contuve la
respiración.
Asintió, con el labio temblando, pero no pudo evitar que las lágrimas
rodaran por los lados de su cara.
8:27 AM
—¡Basta! —Me gritó, levantando las manos—. ¡Estoy cansada! ¡Me
duelen las piernas! ¡Me duelen las manos! ¡Me duele todo!
—Es triste, ¿Quieres que te bese y te haga sentir mejor? —Me burlé,
dando vueltas alrededor de ella en el ring—. Nuestra pobre princesita. Le
duelen las piernas, le duelen los brazos... ¡oh no!
—¡Eso puede ser porque es difícil para nosotros decir si lo sabes o no! —
gritó—. No dije nada cuando entrenaste a Cora porque ella quería esto.
Pero Dona no...
—Si le diera a Dona todo lo que quiere, viviría de pasteles de fresa y se
teñiría el cabello de rosa. No le das a los niños lo que quieren, les das lo
que necesitan.
Asentí con orgullo. —Sí. La primera de su vida y ahora sabe lo que es ser
golpeado. Sabe que es doloroso pero que se puede sobrevivir. Hoy
aprendió que su cuerpo es más fuerte de lo que cree. Con todo, es un
buen día. ¿Así que la dejarás dormir en su habitación o seguirás
quejándote de que es una delicada flor que necesita ser protegida de su
malvada mami?
—¿Qué voy a hacer? —En el momento justo Liam entró, vestido con
pantalones cortos negros y una camiseta negra sin mangas, Ethan a su
derecha y Wyatt a su izquierda. Ambos estaban confundidos hasta que
vieron a Donatella.
—Dona esta...
—Terminó su entrenamiento del día; ustedes dos no, así que quédense
quietos. —Miró a Wyatt.
—¡No! —Wyatt gritó, alejándose, y una vez más Liam lo tiró hacia atrás,
más fuerte esta vez. Cuando lo soltó, se golpeó tan fuerte que volvió a su
trasero. Los ojos de Ethan se abrieron de par en par mientras miraba
entre ellos.
Wyatt no habló.
—Dije, ¿Está claro?
—Sí...
—Sí, ¿Qué?
—Sí, Señor.
No importa.
—Papi... —Le tendió la mano y esta vez, miré a Liam. Sin emoción, él la
miró fijamente, y ella dejó caer sus manos lentamente—. ¿Papá?
—Declan, tráele hielo, —dijo, y para todos los demás, debió parecer un
hijo de puta de corazón frío, pero para mí, parecía que era el que más
dolor tenía.
LIAM
11:45 AM
—¡Ugh! —Wyatt gritó como un mono mientras corría hacia mí. Pateó y
golpeó como un loco mientras yo me reía, poniendo mi mano en su
cabeza para sujetarlo. Ethan se puso detrás de mí e intentó golpearme,
pero extendí mi pierna y le di una patada en la nariz antes de golpear a
Wyatt en el estómago, con suavidad, por supuesto, no para él, pero para
mí, fue suave.
—Lo siento, ¿Qué fue eso? —Sonreí, me estiré—. Parece que tengo dos
pequeños maricas como hijos. ¿Quizás deberíamos traer a Dona para
que los ayude?
Me gritaron... otra vez... sonriendo... otra vez... sólo para que les pateara
el trasero.
—¡Basta! —Yo no les grité, pero Dona lo hizo. Sujetando una bolsa de
hielo en su cara, se subió al ring. Lo primero que noté fue cómo sus
piernas se movían; también vi que su boca estaba hinchada, y lo peor de
todo, sus ojos estaban rojos. Se puso delante de mí, mirándome con
tanta rabia que no sabía qué decirle. Se parecía a su madre.
—Es una pequeña jefa, ¿No? —Me volví para ver a Cora, con el cabello
recogido en una cola de caballo, sonriéndoles—. Me recuerda tanto a
Melody, es impresionante. Hoy, su madre la golpeó hasta el suelo; Declan
vino a mí enfadado por lo mucho que Mel la había empujado, gritando
que no dejara que Helen se hiciera ninguna idea. Sin embargo, aquí Dona
está sosteniendo una bolsa de hielo en su mandíbula tratando de ayudar
a sus hermanos. Es mucho más fuerte de lo que nadie le da crédito. Me
sorprende, sin embargo, que le permitas entrenar. Pensé que serías tan
cabeza dura como Declan.
—No, ya sabes que Declan tiene problemas para hablar de todo eso. Pero
Evelyn me dijo que fueron asesinadas.
—No sólo fueron asesinados. Fueron torturadas. Fianna murió antes que
el padre de Declan, así que apenas la recuerdo. Sólo sabía que era la
primera vez que mi padre y mi tío trabajaban juntos, matando a docenas;
arrasaron la ciudad con ira. —Al igual que Ethan y Wyatt, mi tío y mi
padre siempre estaban peleando. Cuando mi padre se fue de casa, en
realidad empeoró, pero la muerte de la tía Fianna los unió de nuevo.
—Evelyn dijo que el padre de Declan murió poco después de eso, —dijo
suavemente—. La vida de una familia de la mafia.
Es verdad.
—Mi tía Abby era una niña salvaje. Amaba la vida. Pasaba sus días
viajando por todas partes; cada vez que venía a vernos nos traía algo
nuevo. Para su décimo tercer cumpleaños, le regaló a Declan el diente de
un tigre bebé y yo estaba muy celoso. Nos ponía obras de teatro en el
patio trasero y nos obligaba a ser sus coprotagonistas. Era increíble y mi
padre la amaba hasta morir. Mi madre bromeaba con que él amaba a
Abby más que a ella, así que el día que la asesinaron y le enviaron su
cabeza... se derrumbó. Esa fue la primera y última vez que vi a mi padre
llorar... no, sufrir. Me dijo que había fracasado como hermano, como
hombre y como líder de la familia; dijo que no podía esperar al día en que
tomara el mando. Me asustaba ver a mi padre así, derrotado. Ahora,
todos estos años después, lo entiendo. El mundo es cruel, pero es
especialmente cruel con las mujeres. Cuando esa mujer no está
emparentada contigo, es sólo una parodia. Cuando lo está... no hay nada
peor. Así que... —respiré profundamente, mirando a mi propia hija
mientras sonreía a sus hermanos—. Como siempre, mi esposa tiene
razón. Quiero que Dona dé una buena pelea si alguna vez lo necesita.
Quiero que ponga el temor de Dios en cualquiera que se cruce en su
camino. No quiero verla tropezar para llegar a ese punto. —Aún así, no
había nada más que pudiera hacer.
—¡Tiempo dentro! —Dona llamó antes de deslizarse hacia atrás fuera del
ring. Cora se acercó a ella.
No estaba segura de lo que les había dicho, pero por primera vez en casi
dos horas, finalmente trabajaron juntos. Wyatt trató de llamar mi
atención hacia la izquierda mientras Ethan venía de la derecha. Poco a
poco una sonrisa se extendió por mis mejillas... mis hijos, pude verlo en
sus ojos, este era el comienzo, la oscuridad en sus ojos, y su potencial
se estaba mostrando. Superarían incluso mi propia grandeza.
—¡Maldita sea! —Ethan siseó entre dientes cuando mi puño chocó con
su estómago.
—Bueno, todo esto es muy triste. —Me encogí de hombros, dejé caer la
toalla y me puse la ropa interior antes de agarrar la loción de mi
tocador—. De cualquier manera, deberíamos esperar antes de ver a los
padres.
—Déjame adivinar, ¿Elegiste esta ropa para parece que no tuve tiempo
de vestirme, sólo corrí a la llamada de la gente?
—Melody.
—Puedo correr con tacones, —dije otra vez, metiéndome en mis jeans. A
decir verdad, no me importaba. Los niños murieron, pero no me importó
porque no eran mis hijos. No eran familia. Eran sólo cuatro caritas al
azar. Lo que quería hacer, lo que sí me importaba era quedarme en casa
con mi familia como prometí. Sin embargo, también prometí no hacer
esta ciudad tan sangrienta, pero Chicago era aparentemente adicta a la
violencia.
—O'Phelan, hazle saber a Liam que estaré fuera hasta la cena, —dije
cuando abrió la puerta. Se inclinó ligeramente.
—Por supuesto, Señora.
Asentí. —Es una Norma 6.5 pero se dispara con un rifle de francotirador
Truvelo; quien dispara es un profesional de largo alcance. Es ligero,
dependiendo de la longitud del cañón, por supuesto. Es lo
suficientemente compacto como para arrastrarlo y la precisión es de 1
MOA en...
—Es curioso, no divagas sobre nada más que sobre las armas.
—Murphy...
—¿Adónde vamos?
12:17 PM
BANG.
El disparo fue tan fuerte que hizo eco en mis oídos. Como las hormigas,
todas empezaron a correr, tropezando unas con otras mientras yo caía
de espaldas. Murphy y los otros guardias me agarraron, todos ellos me
llevaron a la seguridad del hospital. Sabía que estaban gritando, podía
ver que sus bocas se movían, pero no podía oír nada. Mirando mi camisa
blanca de Valentino, vi la sangre empapada en la tela y sólo un
pensamiento vino a mi mente.
NEAL
12:24 PM
Al abrir la nevera, busqué por todas partes, pero parecía ser un maldito
loco por la salud. Mierda sin gluten, fruta, col rizada... ¿Cómo es que la
gente vive así?
Se giró hacia su lado. La sangre... primero una gota, luego dos, luego
mucho más de lo que podía contar... lentamente comenzó a derramarse
de su cabeza.
8
Pidgin— Lengua formada a partir de dos o más lenguas, especialmente el inglés y
alguna lengua de Asia o de África, y que permite la comunicación entre hablantes de
distintas lenguas.
Todo lo que estaba en mis manos se cayó y se deslizó al suelo. Todo se
ralentizó, todo... los latidos de mi corazón, mi respiración, mi
movimiento, el reportero en la pantalla. Todo fue lento con la excepción
de Mel. El video de ella hablando un momento, luego cayendo de
espaldas, todo duró dos, tal vez tres segundos, y lo tenían en bucle.
Melody hablando. Melody cayendo. Mina gritando. Melody siendo llevada
al interior. Una y otra y otra vez. Melody hablando. Melody cayendo. Mina
gritando. Melodía siendo llevada adentro.
—No tenemos ninguna actualización del hospital, sin embargo, John, hay
mucha sangre frente a las puertas del hospital.
DECLAN
12:30 PM
Se estaba riendo.
Cada vez que estaba con sus hijos, no podía evitar sonreír, incluso ahora
que estaba enseñando a Ethan y Wyatt cómo vendar sus propias heridas.
Dona se sentaba a su lado, observando, y de vez en cuando se acercaba
y le acariciaba el cabello. Los tres, Ethan, Wyatt y Dona, sentían dolor,
pero seguían escuchando atentamente, viendo cómo les mostraba cómo
se vendaba el brazo con una mano.
—¿Qué? ¡No!
—¡Papá!
—¡Oye! ¡No le des una cabeza grande! —Ethan gritó. Wyatt le agarró del
brazo—. ¡Ay!
—Ethan sabe cómo atarlo, —murmuró más para sí mismo que para mí,
mirando por encima del hombro—. Lo sabe, pero sólo quiere que Wyatt
se sienta bien consigo mismo. Creo que exageré con Wyatt. Ethan ama a
su hermano, y no creo que nada pueda cambiar eso.
No dije nada, sólo lo miré fijamente, con el corazón en los oídos. Iba a
matarme por dudar, pero... sabía lo que pasaría cuando dijera las
palabras.
Finalmente, se volvió hacia mí. Sus ojos me miraron una vez, su cuerpo
se tensó al ver mi cara. —Declan. ¿Qué pasa?
Joder.
—Declan...
Dio un paso atrás de mí, una pequeña sonrisa en sus labios mientras
sacudía la cabeza. —¿De qué estás hablando? Mel fue a tomar una
ducha. Todos almorzaríamos...
—Liam.
—Liam, yo conduciré...
La mirada en sus ojos cuando hablé... fue espeluznante. Ni una sola vez
pensé que me mataría, pero no dudé que si me subía al ascensor con él,
me cortaría la garganta.
Era un homicida.
LIAM
12:32 PM
Mi esposa.
Mi Melody.
Ella no se muere.
—Por supuesto, su alteza, haré lo que me pida sin pensar por mi cuenta.
—Y también infantil.
Sonrió mientras envolvía una corbata que no me había dado cuenta que
tenía alrededor de mi cuello, acercándome. —Si quieres matarme,
adelante, pero recuerda la regla tácita entre nosotros. Eres mío, Liam.
Me perteneces. Tu cara, tu cuerpo, tu corazón, tu alma, tú me la vendiste
y yo te vendí la mía. Así que si yo muero, tú mueres. Si tú mueres, yo
muero. Mientras haya aire en tus pulmones, hay aire en los míos. Así
que no finjas, Liam. No engañas a nadie... ni siquiera a ti mismo. Así que
o me dejas ir y me besas, o nos matas a todos y terminas con esto.
Me congelé. —¿Todos?
—Todos, —repitió.
La ira que había tenido, todo, se había ido, y besarla me recordó, otra
vez, que tenía razón. Estábamos conectados el uno con el otro. Era el
aire en mis pulmones, la sangre en mis venas; ella era toda mi vida.
12:40 PM
Colocando mis armas en las fundas de los hombros a mis lados y otra
en el tobillo, abrí la puerta de mi habitación sólo para encontrar a Fedel
vestido, con guantes negros y todo, esperando. No necesitaba ninguna
orden, sólo me siguió.
Los únicos que iban a morir eran los que se atrevían a desafiarme de
esta manera, a insultarme de esta manera. Mi esposa está viva, y ellos
son los muertos.
FEDEL
1:03 PM
A lo largo de los años, he observado a los dos, mis Jefes. Con cada año
que pasaba, veía como se parecían más y más. Cuando conocí a Liam,
pensé que no era más que un perro rabioso, y en gran parte, estaba en
lo cierto. Actúa por puro instinto, no espera y calcula, mata no sólo para
probar un punto, sino porque se excita con el poder del mismo. Era como
si estuviera orinando en su territorio y quisiera que el mundo lo supiera.
—¡Sr. Callahan!
—Sr. Callahan, ¿Tiene algún comentario?
—¿Por qué estás vivo? —Liam hizo una pausa, mirando las puertas
dobles de la sala de operaciones. Se leía “SÓLO DOCTORES MÁS ALLÁ
DE ESTE PUNTO” en letras azules... como si eso lo detuviera.
—Señor...
—Sí...
—Entonces, ¿Por qué estás vivo, y mi esposa está ahí? ¿No debería ser
al revés?
Por alguna razón, eso fue lo que le llamó la atención. Arrancando sus
ojos de las puertas, miró fijamente al hombre.
—¿Lo atraparás?
—Lo juro.
—Señor...
BANG.
—¿Jefe? —Me giré para encontrar su arma, el cañón tan caliente que el
humo salía de ella directamente a mi ojo.
Asentí.
—¡Oh Dios mío! —Una enfermera gritó, subiendo las escaleras, con los
ojos pegados al cuerpo ensangrentado ahora en el rellano de las
escaleras. Tomó el pulso antes de que sus ojos se encontraran con los
míos...
MINA
1:05 PM
—Si sabes algo más, por favor llámanos. —El oficial me dio su tarjeta y
me pregunté cómo diablos podían ayudar, pero la tomé de todos modos.
12:17 PM
BANG.
—¡Señora! ¡Señora!
1:06 PM
—¿Sra. Callahan?
—¿Sra. Callahan?
Una vez más me di vuelta y otra vez era una enfermera mirándome. Me
miró de arriba a abajo, con un pequeño ceño fruncido en los labios.
LIAM
2:52 PM
¿Por qué es tan difícil para mí protegerlos? ¿Por qué siempre le estoy
fallando? Debería morir. Un hombre que no puede proteger a su familia
no los merece. Debería morir.
—¡LIAM!
—Está estable.
Abrió la boca para hablar, y luego la cerró de nuevo, sin decir nada.
—¿Mel?
—Esta será la última vez que vengas al hospital, Mel. —Le apreté la
mano—. No puedes seguir haciéndome pasar por esta mierda.
DECLAN
3:37 PM
—¿Hiciste qué?
—No importa, Liam puso el temor de Dios en él. No cree que ninguna de
estas mujeres lo haga...
—¿Alguna vez has pensado que está mintiendo? —Cerré las puertas de
los apartamentos al salir del edificio, que olía a pis y a hierba—. Sigue
dándome nombres, y mantente cerca del ordenador; el programa que he
creado debería seguir produciendo nombres que se ajusten a los
criterios.
—Muévete, —les dije, y uno por uno sus cabezas se volvieron hacia mí.
—¿Esto es tuyo?
—¡Eh!
Mi puño chocó con su nariz tan rápido que su cabeza se dobló hacia
atrás y su cuerpo cayó al suelo. Se quedaron atónitos antes de que
algunos sacaran cuchillos y todos levantaran los puños.
—¿Púas entonces?
—Pasaré en dos.
Tres.
Dos.
Uno.
Uno por uno, pequeños puntos rojos aparecieron en cada uno de los
autos. Ningún auto o vidrio era cien por ciento a prueba de balas y yo
estaría feliz de probárselo.
En cambio, la puerta trasera del segundo auto se abrió. Todo lo que vi
fue un par de zapatos de cuero de serpiente negra y un bastón marrón
al salir. —Ustedes los Callahan sí que saben cómo recibir a un hombre.
—No veo ninguna razón por la que deba hacerlo. Después de todo,
nuestras familias no están en los mejores términos en este momento.
—¿Qué carta?
Hijo de perra. —La carta fue entregada segundos después de que usted
disparara en una escuela local a la que asisten mi hijo y mis sobrinos.
Esa carta.
—No existe tal cosa como una bala mal entendida, Ju-long.
El viento aullaba, soplando sobre nosotros con tal fuerza que parecía que
los cuchillos estaban rebanando mi cara, y sin embargo ninguno de los
dos se movió, ninguno de los dos miró hacia otro lado.
—Reconozco que usted y su familia están en un gran dilema. Sin
embargo, esperaba que no nublara su juicio hasta tal punto. —Metió la
mano en el bolsillo de su chaqueta y le apunté con la pistola en la cabeza.
Lo miró fijamente antes de sacar el cigarro y ponérselo en los labios. Uno
de sus hombres se acercó con una luz, quemando el extremo de la misma
antes de retroceder. Inhalo durante un largo rato y luego sopló el humo
de su nariz—. Mi familia y nuestra gente no tienen nada que ver con los
acontecimientos actuales de esta ciudad.
—Disculpe si no le creo...
—Sí, Señor.
Al pisar el pedal, pasé a toda velocidad por delante de los dos autos
mientras las llamas los envolvían. Nada de esto tenía sentido... si no fue
el Tàiyáng, ¿Entonces quién?
Ni siquiera necesité buscar una estación para escuchar las noticias sobre
Mel; todos en todas partes hablaban de ella.
Tan pronto como dijo las palabras, todas las máquinas a nuestro
alrededor emitieron varios pitidos.
—Señor, necesita...
—¡Cargando!
¿Esto es el infierno?
Tenía que serlo. Una vez más todo se quedó en silencio, aunque estaba
seguro de que estaban gritando. Podía verlos gritar, y aún así lo único
que podía oír era el sonido de mi propio corazón tocando en mis oídos.
—¿Liam?
—¡Estoy despierto! —Grité, abriendo los ojos para ver un par de ojos
marrones que miraban fijamente a los míos.
—03:00 AM. Dijiste que sólo la revisarías, pero eso fue hace dos horas.
—Me hizo una mueca, meciéndose de un lado a otro, presionando
lentamente su mano contra la mejilla de Dona.
—Si tuvieras gripe, Mel, nos encerraría en una habitación juntos y sería
el mejor médico que hayas tenido. Soy un marido de servicio completo,
¿No lo sabes?
Girando los ojos, se inclinó hacia adelante y puso su frente sobre la mía.
—Tendré que estar desnuda en la nieve para poder probar a mi marido
de servicio completo.
—No me gusta la idea de que estés enferma, así que por qué no jugamos
al doctor y a la enfermera sin que ningún paciente se interponga en el
camino. —Besé sus labios rápidamente.
—Tú y yo vamos a terminar esto más tarde. Mientras tanto, ven con
papá, —dije, levantando a Dona de sus brazos y volviendo a los míos,
haciéndola rebotar suavemente.
—Y Liam sólo juega en el equipo de mamá para que funcione. —Le guiñé
un ojo.
4:11PM
—Su corazón está fallando... esto ocurrirá más y más frecuentemente sin
un trasplante, y cada vez puede haber daño cerebral...
—No...
—Se supone que debes estar con los niños. —Gemí, me di la vuelta y
busqué un pañuelo para limpiarme la boca.
—Tal vez porque te sientes culpable. Se siente igual que con Sedric y no
querías sentirte así nunca más, —respondió, agachándose a mi lado—.
Prefieres ser el que esté en la cama, ¿Verdad?
—¿Qué?
Me dio la toalla.
—Cora...
—Sí, lo sé. Así que deja de sentir lástima por ti mismo y vámonos antes
de que intente dejarnos otra vez.
—¿Adónde vamos?
No estaba segura de si seguía soñando pero no dije nada, más bien asentí
para que Fedel hiciera lo que dijo mientras caminábamos hacia los
ascensores.
CORA
4:15 PM
—¿Importa?
—¿Incriminarme?
—Sí. —Se sentía como hace toda una vida, Imani, su novio Otis, a quien
Declan había matado en mi honor, el caos que era mi vida justo antes de
casarme con Declan y me di cuenta de que el mundo estaba aún más
jodido de lo que pensaba—. Ella también tiene cáncer de ovario... por
eso, hice que la trasladaran a este hospital. Empieza la quimio por la
mañana. Si lo hace, todas las células de su cuerpo serán afectadas. Los
doctores dicen que está en perfectas condiciones con la excepción de sus
ovarios. Ella es AB negativo, treinta, y yo tengo voz en las decisiones
médicas; era parte del trato para que pagara su tratamiento.
Por primera vez desde que entré en el hospital, Liam se puso de pie, con
una pequeña pero malvada sonrisa en sus labios, su expresión era fría.
—Lo que significa que si muere, tú tienes voz y voto sobre quién obtiene
sus órganos o no, —lo dijo más a sí mismo que a mí, ya alcanzando el
pomo de la puerta cuando lo detuve—. Cora...
¿Cómo conseguí que rompiera cada juramento que hizo? —Dos millones
en deudas de juego. Así es como la gente de sangre fría y despiadada
puede ser... —No tenía espacio para juzgarlo, sin embargo.
LIAM
4:23 PM
Le tomó dos minutos a Imani morir, diez minutos a Cora fingir el duelo
antes de consentir, y otro minuto para que vinieran por Melody.
—Jefe.
—Tienes que ver esto. —Me entregó la tablet, pero todo lo que vi fue una
imagen pixelada de un callejón, tal vez una esquina de la calle.
—¿Esa es...
Mel tenía razón, era un monstruo, desfilando como todos los demás.
—Liam.
—¿Qué quieres que haga? —Fedel preguntó—. Declan fue detenido por
Ju-long y le dijo que todo esto era un malentendido.
ETHAN
10:08 PM
—Sí. Es difícil de creer que la Jefa muriera así. Es una perra dura.
El tío Neal era un buen mentiroso, pero el tío Declan y papá eran mejores
mentirosos, así que podía saber cuándo estaba mintiendo.
—Tu madre está bien. Sólo está trabajando hasta tarde. —Esa era su
mentira, y yo no quería ser un bebé. No quería enfadarme o alterarme,
pero ese dolor volvió a mi pecho. Me dolió, me dolió más que cuando
Wyatt dijo que me odiaba.
—Ethan...
—Estás mintiendo. —No. No. No. No quiero llorar. Los niños grandes no
lloran. Papá nunca llora. Limpiándome la cara tan rápido como pude, no
se detenía. ¡Maldita sea!—, ¡Mi mamá! ¡Qué le pasó a mi mamá! ¿Está
muerta?
—No...
—No pasa nada, vuelve a la cama, Wyatt. —El tío Neal mintió de nuevo,
esta vez tomándome de la mano y arrastrándome fuera de la habitación.
—Eres el mayor, así que cuando tu padre no está cerca, es con quien
cuenta para cuidar de tus hermanos. Si te viera ahora mismo, se
decepcionaría, —añadió cuando el tío Neal me soltó los brazos. Me caí
justo delante de ella.
—Tu madre está herida, Ethan. —Sonrió con tristeza, y por alguna razón
no pude moverme—. Te digo esto porque tu hermano y tu hermana se
enterarán y cuando lo hagan, necesitarán que su hermano mayor sea
fuerte.
—Pero... ¿Pero está bien? —Nadie podría lastimar a mi mami. Papá
siempre dijo que era la más fuerte. Nadie era más fuerte que ella.
—Mi tesoro, nunca tienes que pedirme perdón por nada. —Me abrazó.
Nana siempre olía a vainilla y eso me hacía sentir mejor—. Ahora a la
cama.
Frunció el ceño. —¿Qué está pasando? ¿Por qué estamos aquí? ¿Dónde
están mamá y papá? ¿Por qué estabas llorando?
—¿Cómo lo sabes?
Sólo cuando lo dijo sentí que mis piernas empezaron a tambalearse y que
mi espalda me dolía. Wyatt se levantó la camisa y toda su piel tenía
moretones púrpura.
—La tía Cora dijo que no se moviera mucho o le dolería más. Chicos, no
me escuchan. —Sacudió la cabeza hacia nosotros, dándose la vuelta.
—Sarcasmo, ¿Alguna vez has oído hablar de él? —Le tiró una almohada.
—¿Sra. Callahan?
—¿Sra. Callahan?
—¿Sra. Callahan?
¿Quién es este?
Intenté levantar los párpados, pero parecía que estaban pegados con
cinta adhesiva. ¿Por qué no puedo moverme? ¿Qué carajo? ¿Qué es lo
que pasa? ¿Dónde estoy?
—Mel, cariño.
¿Liam?
¿Qué es esto?
De nuevo, abrí los ojos. Todo era borroso como si estuviera borracha
hasta que sentí el aliento de perro caliente sobre mí. Su cabello rojo, sus
ojos marrones, y estaba demasiado cerca para mi comodidad.
¡Deténgase! Quise gritar, pero lo único que salió de mi boca sonó como
un gruñido.
—Sí...
—Ten paciencia con él, ¿De acuerdo? Ha luchado por traerte de vuelta
del infierno más de una vez en las últimas veinticuatro horas.
¡BANG!
—¡Melody! ¡Melody!
—Disparo... —Me dispararon. ¡Me dispararon, carajo!
Me preguntó mientras frotaba algo frío bajo los pies; me sacudí. —Sí.
—Les daré un poco de tiempo, —dijo el doctor, y por primera vez, noté
que el equipo de doctores detrás de él que se iban uno por uno hasta que
sólo éramos Liam y yo. Se sentó en el borde de la cama, su mano sobre
la mía, las comisuras de sus labios se levantaron con una pequeña
sonrisa, pero no llegó a sus ojos. Su corbata, la corbata verde que le
regalé porque le hacía resaltar los ojos, colgaba libremente de su cuello.
El cuello de su camisa estaba arrugado, las mangas dobladas hasta las
muñecas. Parecía como si alguien lo hubiera atropellado y apenas había
salido con vida.
Cuando finalmente me miró a los ojos, todo lo que vi fue dolor y lágrimas
que no dejó caer. En vez de eso, las lágrimas cayeron de mis ojos.
—Volví. —Sonreí, y estaba demasiada cansada para hacer otra cosa que
no fuera apretarle la mano—. Siempre vuelvo a ti, ¿No?
—Tiene que tomarse las cosas con calma, Sra. Callahan. No puede
estresarse innecesariamente, —dijo una mujer mientras revisaba las
máquinas y me miraba una vez más.
Cuando salga de esta cama, iré por cada uno de los malditos que
pensaron que podían conmigo. Soy Melody Nicci Giovanni Callahan. No
moriré tan fácilmente, estúpidos hijos de puta.
LIAM
Esperé una hora después de que se durmiera para finalmente irme de
su lado. Por primera vez en veinticuatro horas, fui capaz de pensar
claramente, de pensar más allá de ella y en lo que podría o no pasar.
Mirándola, su pecho subiendo y bajando mientras dormía cómodamente,
cerré la puerta detrás de mí y salí al pasillo donde Fedel y Declan me
esperaban.
—Liam, no sé qué está pasando aquí, pero esto podría ser una trampa,
—dijo Declan, todo su cuerpo tenso—. Cuando me acorraló, juró que a
él y a su familia les habían tendido una trampa. Lo siguiente que
sabemos es que su yerno es el maldito Alcalde.
—¿Por qué?
—Liam...
Primero, le había dicho la verdad a Declan y no tenía nada que ver con
los ataques a mi familia.
Segundo, este fue probablemente uno de los golpes de estado más suaves
que he presenciado. Su hija y su marido no sólo habían conseguido
establecerse en Chicago de la noche a la mañana, sino también
deshacerse de la cabeza de la tríada china, haciendo parecer que era algo
que yo había hecho como represalia.
MELODY
—¡Oye!
No abrió los ojos, sólo respiró profundamente y dijo —Inspira por la nariz
y exhala por la boca y... ¡ay! Joder, Mel.
—Liam y Melody.
—¡ADELANTE!
—Tía Cora, deja de llamarnos así, —oí decir a Wyatt con mal humor.
—¿Wyatt? —Llamé.
—¡Mamá!
—Sí...
Frunció el ceño. —¡La tía Cora sigue haciéndome nadar y correr! A pesar
de que el tío Declan dijo que no tenía que hacerlo. Estoy tan cansada,
Ethan y Wyatt siguen peleando. ¡El tío Neal se come todos mis bocadillos
favoritos! Se puso seis Oreos en su boca ¡Mamá, SEIS! ¿Qué más? ¡Oh...
Nana y la tía Mina nos hacen hacer todo este trabajo escolar todos los
días! Yo...
—¿El video?
—¿Tú y papá van a hacer algo? No van a volver a hacerte daño, ¿Verdad?
—Me di cuenta de que estaba herido. No eran conversaciones para
tenerlas por teléfono. Necesitaba estar ahí, abrazarlo y decirle a la cara
que esto no volvería a pasar.
—¿Mel?
—Oooh, ahora realmente quiero saber. Hijo, —dijo con una cara severa.
—Nada. Sólo preguntaba cuándo regresará mamá. —Mintió, e incluso yo
me sorprendí por eso. Nunca jamás le mintió a Liam. Los ojos de Liam
me miraron por un rápido segundo; él también lo había captado, pero no
presionó.
—Bueno, volveremos para la cena, así que asegúrate de que tu tío Neal
no esté cerca de la cocina, ¿De acuerdo?
—¿Significa esto que estás de acuerdo con que vuelva al trabajo? —Me
senté.
No dije nada, lo que fue tan bueno como estar de acuerdo. Necesitaba
volver al trabajo. Necesitaba que el mundo supiera que no estaba en
soporte vital o incluso asustada.
—No...
LIAM
Nos volvimos descuidados. Fue el efecto de nuestra propia arrogancia.
¿Quién nos dispararía? ¿Cómo pudimos permitirnos pensar así?
Habíamos estado en la cima durante tanto tiempo, nuestros enemigos
estaban tan golpeados y destrozados que ni una sola vez nos detuvimos
a pensar que tal vez, sólo tal vez, alguien nos miraba a través de un
visor... Ni una sola vez pensé en eso; estaba demasiado envuelto en
disfrutar de mi vida. Ni siquiera tomé en serio la advertencia de Mel sobre
Liling y Emilio, y como siempre, cuando se trataba de estas cosas, sus
instintos eran correctos. La había cagado y eso no podía volver a pasar.
—Tengo que asegurarme de que todo y todos estén listos, —dije mientras
abría la puerta. Cuando se dio la vuelta para mirarme, sus labios rojos
en una línea dura, la nariz acampanada, y los brazos cruzados bajo sus
pechos, pensé que mi corazón se había detenido.
—Es una calle de doble sentido, Sra. Callahan, —dije, moviéndome para
empujarla por detrás—. Sé que disfruta de sus discursos, pero sáltese
los de hoy. Hágales saber que está viva y bien.
—No es nada...
No dije nada. Nos estamos volviendo demasiado viejos para esta mierda.
—¡Gobernadora! ¡Gobernadora!
Ambos salieron del auto, Emilio, con su cabello oscuro en un corte más
apropiado para el Alcalde pero aún rebelde, vestido con un traje gris y
corbata negra con un ping de la bandera americana en el frente. Liling
llevaba un vestido de cóctel de encaje transparente, su cabello recogido
a un lado, un ramo de lirios en sus pequeñas manos.
¿Nos estaban jodiendo? ¿En serio? ¿Eran realmente tan intrépidos, o
simplemente tan estúpidos? Lilith se inclinó, una suave sonrisa en su
rostro mientras le entregaba a Mel las flores... como si la estuviera
mirando.
—Mi esposa te trajo flores. —Asintió hacia Liling, que apretaba con
fuerza el ramo pero se las arregló para componerse de nuevo.
—Que le den a la paciencia, Liam, quiero venganza. —Se volvió hacia mí.
MELODY
¿Intentó darme flores? ¿Casi me mata e intentó darme flores? No
cualquier flor, ¿Pero la flor más comúnmente asociada con los servicios
funerarios? Era como si me escupiera en la cara. Me costó todo para no
estrangularla. En ese momento, pensé en al menos dos docenas de
formas de matarla mientras miraba sus ojos negros y brillantes.
—Mel... ¿Mel?
Cuando abrí los ojos, el auto se había detenido justo afuera de la casa.
Me dio una palmada en la cara cuando parpadeé dos veces, luego tres
veces antes de sentarme.
—Ruò Jiàn...
—Sólo una película y luego nos iremos... dijiste que verías una película
con nosotros antes, mamá, pero no lo hiciste, —respondió Ethan.
Por alguna razón, no creí que pudiera luchar contra esta... esta familia.
Mi familia. No era la primera vez que me disparaban, ni pensaba que
sería la última. Sin embargo, era la primera vez que estaba rodeada de
tanta gente. Sabía que eran mi familia. Estuve allí para todos sus
cumpleaños y navidades, pero esta era la primera vez que realmente los
vi estar allí para mí. Me sentí abrumada por eso.
Aún así, estaba tan hipnotizada por ellos que no me di cuenta cuando
Liam se escabulló de la habitación. Declan fue el que se acercó de
puntillas a mí y me dio un teléfono móvil. No dijo nada. La pantalla se
encendió... allí en nuestro sótano estaba Ruò Jiàn. Me dio un auricular,
y acariciando la cabeza de Helen, se fue tan silenciosamente como había
entrado.
—¿Quién está ahí? No sabes con quién te estás metiendo. —Ruò Jiàn
gritó tontamente, con la cabeza golpeando en todas direcciones cuando
entré en la habitación.
—Desátalo y quítale la venda de los ojos, —le dije a Neal, que lo hizo
mientras me quitaba la chaqueta y se la entregaba a Fedel.
—Liam.
—Si me dices que descanse una vez más te verás peor que nuestro
invitado aquí. —Se quejó, quitándome el segundo par de mis manos—.
Sabía que te estabas conteniendo, pero si no te controlas, él morirá y no
obtendremos respuestas.
—Oh boo boo, tu gran bebé, —murmuró en voz baja pero frotó
ligeramente el segundo nudillo. No había nada más que pudiéramos
decir, así que me senté allí, dejando que me tratara mientras
esperábamos que el cabrón volviera...
Y esperé.
Y esperé.
Y jodidamente esperé hasta que estuve listo para devolverle la vida. Dos
horas esperamos hasta que se drogó con tanta morfina que pudo
sentarse y hablar... un poco.
—Deja la habitación, —me dijo, y la mirada en sus ojos fue la única razón
por la que no discutí, saliendo para unirme a Declan y Neal mirando a
través del espejo.
—¿Por qué... por qué te importa? —se las arregló para decir.
—Me importa porque sé que no es tu culpa, —susurró—. Y tú no tienes
nada que ver con nada de esto. Eres tan víctima como yo. No sé lo que
has oído sobre mí, pero no es verdad, y no quiero ver a más gente herida.
—Tu hermana mató a niños. Niños inocentes. Puede que no sea una
santa, pero no soy un monstruo o una mentirosa. —Estaba mintiendo;
era ambas cosas—. Liam me escucha porque soy inteligente y me ama.
—¿Ruò Jiàn? —Tomó una toalla para limpiar la baba que salía de su
boca—. Tu hermana no sólo mató a los niños, sino que también mató a
tu padre. Ella y Emilio no se preocupan por nadie más que por ellos
mismos. ¿Cómo crees que llegaste aquí? No te protegieron porque no les
importaba. Es hora de que te cuides. Une tus manos con Liam. Me
aseguraré de que te escuche. Deberías ser la cabeza de tu familia.
Deberías ser el líder de la tríada Tàiyáng, no tu hermana, ni un extraño.
Tú. Liam puede hacer que suceda, sólo tienes que decirle lo que sabes.
—¿Aparte de?
¿Qué?
CORA
—¿Descansar en paz?
Ni siquiera tuve que volverme para saber quién era. Apestaba a Chanel
Número 5 y a un inflado sentido de la importancia personal. Cuando me
di la vuelta, vi que estaba vestida con un enorme y horrible sombrero
negro de iglesia, traje, guantes e incluso un pañuelo negro.
SLAP.
Para una mujer de sesenta y tantos años, debo reconocer que tenía una
mano... podía golpear a una persona. Mi mejilla ardía tan mal que utilice
una mano para flexionar mi mandíbula y frotar un lado de mi cara.
—Señora, entiendo que esté de luto, pero nadie golpea a mi esposa por
ninguna razón, al menos no sin una pelea de mi parte. Sea lo que sea,
estoy seguro de que podemos hablarlo, —dijo con calma. Con toda
honestidad, no lo quería aquí en este momento.
—Un día, Coraline, un día todo esto volverá a ti y sufrirás por ello. Pero
no te preocupes, iré a tu funeral y le daré mis condolencias. —Se dio la
vuelta para irse.
Declan se movió para tomar mi mano, pero lo rodeé, sin decir nada
mientras salíamos, el sol era tan brillante que tuve que ponerme las gafas
de sol. No tenía energía para hablar con nadie y por suerte no tuve que
hacerlo cuando el auto se detuvo frente a la iglesia en ese momento.
Declan mantuvo la puerta abierta para que entrara primero y cuando lo
hice, el ruido del mundo exterior se amortiguó. Cerré los ojos, respirando
con calma.
—No voy a decir que no hiciste nada malo, —continuo, y en eso abrí los
ojos para mirarlo a través de mis gafas de sol—. No voy a decir que hiciste
algo bueno o incluso lo correcto. No es tan simple como eso. Hiciste lo
mejor que pudiste para nosotros y nuestra familia. Todos los demás en
el mundo pueden juzgarte, pero para nosotros y nuestra familia, significa
todo. Gracias, Cora, por todo. —Me besó el dorso de la mano.
—Aeh Fedel, ¿Qué dicen los Jefes sobre esta nueva droga y esa mierda?
¿Realmente está convirtiendo a la gente en zombies como dice el Gran
Tony o está dando la lata otra vez? —Giulio, el hombre de la silla, se rio.
—¿Qué les digo, muchachos? ¡Cosas hechas en China! —El Gran Tony
respondió y hasta yo me reí de eso—. Probablemente oliendo smog,
plástico y huesos de perro.
—Vai e for titi, grassone bastardo10, —se echó atrás, lo que hizo que el
hombre se pusiera de pie. Tres segundos... ese es el tiempo que nos tomó
discutir. Jesús, nuestra gente, juré que vivían para esta mierda.
—¿De qué va todo esto, bebés? —El tío Vinnie gritó, saliendo del baño y
todavía ajustándose el cinturón. Siempre afeitado con sombrero de copa,
9
¿Potresti Aiutarmi? ¡Ho bisogno di un dottore! —¿Podría ayudarme?
¡Necesito un médico!
10
Vai e for titi, grassone bastardo10, —Ve por ello, gordo bastardo.
jersey y corbata, Vincent Buccieri o el tío Vinnie como todos le llamaban
porque realmente era como ese extraño tío viejo que no se conocía en la
boda pero con el que todos hablaban de todos modos, era el mayor de
todos nosotros, con ochenta y siete años el mes que viene—. Cuando yo
tenía tu edad, echábamos a los perros irlandeses de la ciudad, no nos
peleábamos con nosotros mismos.
Uno por uno sus ojos se dirigieron a mí. No era un secreto que era la
mano derecha de Melody Nicci Giovanni Callahan; era parte de la razón
por la que muchos de ellos también venían aquí, para conseguir una
palabra o un favor o un trabajo a través de mí. Nunca cometieron el error
de insultarla delante de mí.
—Oh sí, tío Vinnie, —dije, sentado en la silla—. El jefe quería que les
agradeciera a usted y a su esposa por la botella de Masseto de 1990.
—¡Non c'è problema!11 —dijo, moviéndose para tomar asiento en una silla
de barbero vacía.
—¡E' perfetto!12 —Se besó las yemas de los dedos—. Siempre he dicho
que nadie puede escoger una botella de vino como un Giovanni. Cuando
Orlando era joven, solían decir que si el vino no fluía en la calle de Bosa,
estaba durmiendo o follando.
Me reí de eso. La última vez que volví a Bosa fue justo después del cuarto
cumpleaños de Wyatt y Donatella.
11
Non c'è problema —No hay problema.
12
E' perfetto12 —Es perfecto.
Frunció el ceño a la maquinilla de afeitar, y luego a mí. —¿Ven esto,
amigos míos? Tacaño, quejándose de los cortes de cabello gratis cuando
puede pagarlos.
El tío Vinnie sacó su periódico, diciendo con orgullo —Los Buccieri y los
Giovanni son una familia.
—Si ustedes dos son familia, ¿Qué somos el resto de nosotros? —Giulio
interrogó.
—Oh no. —El Gran Tony suspiró, girando a Giulio para que se mirara al
espejo.
Casi me sentí mal por él cuando el tío Vinnie empezó a despotricar, —No
lo entiendes. ¿Qué es lo que no entiendes?
13
Sei uno stronzo— Eres un imbécil.
a tu propia gente, entonces eres un fenómeno de la naturaleza. Morirás
en el frío. No entiendes el italiano. ¡Bien, no entiendo el inglés! ¡Aprende!
Todos nos reímos, incluso yo, que estaba seguro de que los kilts eran
algo escocés.
Asintió antes de mirar al chico con asco. —No entiendes el italiano. Huh.
¡Marmocchio!14
—La próxima vez. Los veré a todos la semana que viene, y chico. —Puse
mi mano en la cabeza del pobre chico que Vinnie había destruido—. Trata
de aprender algunas palabras para entonces. Tómate tu tiempo; no serás
un fenómeno para siempre.
14
¡Marmocchio!— Mocoso
negro y una corbata verde oscura. En sus manos había un paraguas,
cuyo mango era un lobo plateado.
—Claro, claro, por supuesto, el perro debe volver con su amo. —Asintió,
colocando el paraguas hasta su hombro. Si esperaba una reacción, no la
obtendría de mí—. Ven a trabajar para mí, Fedel.
—¿Repítelo? —Mis ojos se abrieron de par en par. De todas las cosas que
me imaginé que diría, esto no estaba en la lista.
—Dime, Fedel, —dijo. Cuando me moví para entrar, se dio vuelta, su cara
sin emoción e imposible de leer—. ¿Por qué todo el mundo llama a Melody
por su nombre completo? Es un trabalenguas, ¿No crees? Melody Nicci
Giovanni Callahan.
¡BOOM!.
LIAM
No sólo se fueron sus guardias, sino que también lo hizo el joyero, que
se encerró detrás del mostrador antes de correr detrás de mí y entrar en
el cuarto de atrás.
—Realmente eres una idiota épica, ¿verdad? —La miro con puro asombro
antes de reírme—. Jesús, no es de extrañar que Ju-long no quisiera
dimitir, sus dos hijos son unos imbéciles.
—¡Hijo de puta! —Me ataca—, pero antes de que pueda hacer algo más
que ruidos de animales con su boca, le golpeó el brazo y le agarro un
puñado de cabello antes de golpear su cabeza contra la vitrina. No
escucho sus gritos mientras arrastro su rostro por los bordes del vidrio,
cortando su piel de porcelana antes de arrojarla al suelo, con mis zapatos
sobre su pecho.
—Él…
—Melody no pudo luchar contra mí, así que te envió a ti… ¡Argh! —Grita
cuando muevo mi mano hacia atrás y disparo a sus piernas. Cuando le
quito el pie del pecho, rueda sobre su lado, haciéndose una bola cuando
me acuclilló a su lado.
—Le disparaste a mi esposa. —Me burló, la ira que había estado tratando
de contener sale burbujeando a la superficie—. Esa es la diferencia entre
ustedes dos. Mi esposa te habría matado con sus propias manos. Sin
embargo, ¿creo que es una pérdida de tiempo para la Gobernadora, ¿no?
—Emilio…
BANG.
—Tu…
—Era una pregunta de sí o no, Liling. ¿Quién coño te crees que eres para
disparar a mi mujer? La madre de mis hijos, la Jefa de la Mafia Italiana…
—¡Por ahora! —Me escupe.
—Liling, descubrirás que hay cosas peores que morir, como lo hizo tu
hermano… te lo prometo.
MELODY
En el momento en que atravieso las puertas, todo lo que escucho son
aplausos; vienen del equipo de seguridad, el personal en el terreno e
incluso algunos invitados en un recorrido por el edificio estatal.
Como había dicho, nada estaba fuera de lugar mientras caminaba por la
alfombra azul, moviéndome detrás de mi escritorio Bubinga y
sentándome de nuevo en la silla.
Inclina su cabeza, una sonrisa en sus labios. —Esto es sólo una silla. —
Señala su asiento antes de señalar el mío. —Eso es un trono. Te sientas
ahí, controlas este estado.
Bip.
—El caso Duncan. —Uno de ellos habla y tengo que cerrar los ojos e
inhalar profundamente, con las uñas clavadas en el brazo de la silla.
—Nosotros no…
—Bruce, está bien. —Asiento con la cabeza a la puerta, con los ojos en
los zapatos de piel de serpiente que tengo en mi escritorio.
—Estábamos en el caso de Duncan.
—Pueden irse todos, —le digo a los miembros del ayuntamiento, y no fue
necesario decírselo dos veces. Todos se apresuraron a salir lo más rápido
posible—. Mina, tú también.
—Mel…
—Vete.
—¿Quién eres, Emilio, y qué mierda quieres de mí? No dirás nada sobre
el caso Duncan porque lo usaste como palanca para tener el privilegio de
valer algo.
Volviéndose, sonríe como si fuera realmente feliz; tal vez estaba loco.
—Es por esto que todos te aman, ¿verdad? Tu ingeniosa frase, tu acto de
chica dura. ¿Cómo fue escuchar que alguien le disparó a tus hijos?
quiero decir, todos ustedes fueron criados con cucharas de plata en sus
bocas; debe haber sido impactante darse cuenta de que no eran
invencibles.
—¿Así que esto es un juego para ti? ¿O es una venganza por el hecho de
que tu padre Marcos fue sacado como una perra, y tuviste que
arrastrarte y rogar para que alguien se fijara en ti? ¿Viviste una vida de
golpes duros? Puedo hacer que alguien venga y toque el violín mientras
me cuentas tu triste historia, —le respondo mientras mira sin decir nada,
retrocediendo hacia la puerta.
—Estoy bien.
—Mel.
¡MALDITA SEA!
Ella tiembla por un segundo antes de que diga, —Detente… otra vez…
detente. Verás, creo que hay algo en la gente que los hace innatamente
susceptibles a las órdenes. Algunas personas son sólo seguidores,
mientras que otras, unas pocas, nacen para liderar. Tú no naciste para
liderar, Liling. Pensaste que lo eras, pero simplemente no lo eres. ¿Es por
eso que Emilio fue capaz de tenerte tan envuelta alrededor de sus dedos?
—¿Mel?
—Me siento como mi vieja yo otra vez, gracias a ti. —Le estrecho la mano,
mirando al resto de ellos—. Gracias a todos ustedes. ¿Cómo están los
niños?
—Creí que habías dicho que había cuatro familias. —Sólo he contado
tres.
—La Familia Valentino. —Se movió al otro lado del pasillo a otra
habitación, mirando a través del cristal a una pareja de cabello
castaño—. Fueron los que perdieron a su hijo mayor y su hija. Su
segundo hijo, Toby, sobrevivió. Los niños estaban juntos cuando ocurrió
el tiroteo. No han dejado el hospital desde entonces. Hemos preparado
camas e incluso les hemos permitido usar las duchas de aquí. Al
principio, intentamos mantener a Toby con el resto de los niños, pero su
condición… es el que se rasgó los puntos. De todos los niños, es el que
mejor se ha recuperado, físicamente, pero entre sus pesadillas y el
rechazo a comer, dormir o incluso hablar, lo está poniendo enfermo.
Tampoco quiere hablar con el psicoterapeuta infantil.
—Sí… —Su esposa trató de decir algo, pero no pudo—. Y gracias por
venir. Estoy seguro de que tienes a…
No… por favor… no, no me llores… ¡maldita sea! Tengo que forzarme para
no encogerme, despegándome lentamente de ella mientras soplaba en
una servilleta.
—Si a ninguno de los dos les importa, ¿creen que puedo hablar con su
hijo? —Preguntó, mirándolo de nuevo.
La cabeza del chico se disparó hacia mí, con los ojos bien abiertos.
—¿Qué?
No responde.
—Mierda, —digo otra vez y pone una cara—. Mierda. Maldición. Maldita
sea. Joder. Joder. Joder. ¡MIERDA!
Abre la boca pero luego se detiene, haciéndome ver que había dejado de
hablar porque estaba triste pero había seguido sin hablar porque sentía
que todos trataban de hacerlo hablar. Estaba siendo terco… y a los niños
se les permitía ser tercos a veces, especialmente cuando estaban
molestos.
—Vamos, sé que quieres… —Me inclino más cerca—. Esta podría ser la
única oportunidad que tienes de decírselo a un adulto y no meterte en
problemas.
—Choca esos cinco. —Me deja colgada, poniendo una cara como si dijera
“no es genial”.
—Lo sé. Los muertos no pueden volver. No estoy aquí para hacerte sentir
mejor porque la verdad es que no lo harás. Siempre te vas a sentir mal.
Así que llora, enfádate, pero no te quedes aquí sentado mirando por la
ventana sin hacer nada. No es justo para tu hermano y tu hermana. No
los conozco, pero que te rindas no parece algo que un hermano quieran
para uno de su hermano. No puedo prometerte otra cosa que la persona
que hizo esto… le hará más daño que a tí.
—¿Qué es?
—Sí, lo sé, pero son las personas raras las que gobiernan el mundo, —le
dije—, levantándome de la silla.
—¿Te vas? —Frunce el ceño, mirándose las manos—. Mi mamá y mi papá
siguen llorando y peleando. Los médicos siguen preguntándome cómo
me siento… no lo sé. No quiero estar aquí, pero tampoco quiero estar
allí.
—Tengo que hacerlo, soy una de las personas raras que gobiernan el
mundo. Necesitas recordar Toby, que tus padres siempre estarán tristes
también, los doctores no te dejarán en paz hasta que salgas de su
hospital, y nadie quiere salir ahí fuera, como que tienes que hacerlo. Es
una mierda, pero eso es lo que hacemos los adultos todo el tiempo.
Sonrío. —Genial, hablaré con tus padres. Pero deberías tratar de salir de
la cama y limpiarte, te ves un poco enfermo.
Por el rabillo del ojo, veo a Mina echarme una mirada. —Sólo necesitaba
a alguien que no estuviera de duelo. Le pedí que viniera a jugar con mis
hijos. Espero que podamos llegar a un acuerdo.
Nada me sorprende.
LIAM
Emilio,
Si estás leyendo esta carta, significa que tu madre te ha dicho quién eres:
un Giovanni, el hijo de Orlando Giovanni, un hombre que llegó a este país
desde el pequeño pueblo de Bosa sin nada, excepto el reloj de bolsillo de
mi abuelo y un nuevo par de zapatos que le robé al hijo de mi vecino. De
todas las preguntas que tienes para mí, la más importante para ti sería
por qué no estoy en tu vida. Es muy simple: nuestro nombre es "Giovanni",
el que se muestra favorable, pero en realidad es una mentira. Nada nos
resulta fácil, nada se da, debemos tomar todo lo que queremos y
defenderlo hasta que no haya aire en nuestros pulmones. Toda mi vida he
luchado por mi nombre. No te lo daré sin más. Lucharás y sólo si
sobrevives podrás ser mi hijo. ¿Puedes gobernar como yo he gobernado,
como la cabeza de los italianos? Con nuestro pueblo, el respeto se gana,
así que gánate tu nombre. Lucha por tu nombre. Hasta que no puedas
hacerlo, nunca podrás ser mi hijo.
Esta es la lección, el entrenamiento que te estoy dando. Un día, tal vez, si
tengo suerte, podré verte, ver mi legado y que el nombre de la familia
continúe.
Orlando Giovanni
—Todas las veces que me empujó y me torturó, dijo que era para que
nadie dudara de mí cuando me hiciera cargo. Era una mentira. No
contaba conmigo. Estaba aburrido o tal vez me puso como el último
obstáculo para su hijo. De cualquier manera, la única persona que pensé
que siempre estaba orgulloso de mí, siempre vio lo mejor de mí, es la
misma persona que planeó apuñalarme por la espalda. Mi propio padre.
Puedo sentir el cuchillo en mi columna, Liam. Me engañaron.
—Melody, levántate.
—Liam…
—No eres sólo una Giovanni. Eres una Callahan. Estoy orgulloso de ti.
Veo lo mejor de ti. Eso es todo lo que me importa. Cuando tu padre
murió, te confió a mí. Me importa una mierda lo que diga el papel y a ti
tampoco debería importarte. Entonces, ¿has vuelto de la tierra de los
locos o voy a tener que seguir escuchando la trama de “Las pasiones de
Melody”? —Sonrío.
—Te lo digo, haríamos una fortuna conn ese programa. —Una sonrisa se
extiende por su rostro—. Pero sí, he vuelto. Un poco achispada, pero he
vuelto.
—¿Qué pasa?
—Están organizando una reunión. Está aquí ahora con la mayoría de las
familias, —responde Fedel mientras se acomodaba en su silla—. ¿Qué
quieres que haga?
—Mel…
—¿Y qué?
—Así que vamos a ver qué pasa esta noche. No sabes con seguridad si
alguien realmente lo seguirá.
—Bien.
FEDEL
Los traidores.
—Tu padre fue uno de los hombres más fuertes que he conocido. —El tío
Vinnie pone su mano sobre su hombro, hablando en italiano—. Puso el
miedo en los hombres aunque no tenía ni idea de lo que era el miedo.
¡No hay mejor hombre que un italiano! No hay gente como los italianos.
Nos apoderamos del mundo. En todos los países nos puedes encontrar;
siempre hay un poco de Italia en alguna parte, dijo.
—Así que no lo entiendo. —El Gran Tony entra en el patio, con un cigarro
en una mano y un vaso de vino tinto en la otra—. Sabías que todo este
tiempo, eras un Giovanni y te mantuviste alejado… ¿Orlando sabía de ti
y te dejó con una mujer mexicana?
Sonreí por eso, pero había trabajado para Melody el tiempo suficiente
para saber que era una sonrisa falsa. Estaba amargado y enfadado, pero
enmascarándolo con sonrisas, asentimientos y alcohol.
—No, está bien. Honestamente, sólo estoy aquí para conocer mis raíces.
—No estamos casados. Sólo era… una amiga muy especial. Les guiña un
ojo y se ríen; la broma debe haber pasado por mi cabeza.
Estaba a punto de decir algo cuando el Gran Tony vuelve a hablar. —No
finjamos que no sabemos lo que está pasando aquí. Después de todo, su
amiga le disparó a la hija de Orlando… y a sus nietos. Sinceramente, me
importa un carajo quién sea, pero no quiero verlo. No es uno de nosotros.
—La Jefa. —Se ríe de eso—. ¿La jefa de qué? Es la Gobernadora, una
mamá. Le entregó todo a Liam Callahan hace años. Ya lo sabes. ¿No es
con él con quien te reúnes ahora? Te tiene arrastrándote hacia el hombre
cuya familia casi destruyó toda la tuya, un hombre cuya única lealtad es
hacia los suyos. Si quieres la verdad, bien, tenla. Melody Callahan se
alejará de nosotros pacíficamente o le quitaré el poder pieza por pieza.
BANG.
MELODY
—¡Oh, los he echado de menos a todos! —Envuelvo mis brazos alrededor
de mis hijos, todos ellos ahora en mi cama conmigo. Liam se apoya en el
poste de la cama, con los brazos cruzados pero con una pequeña sonrisa
en su cara mientras nos miraba.
—Mami, dijeron que nos vamos, ¿por qué? —Dona juega con mi cabello,
retorciéndolo—. No quiero ir otra vez.
—Pero mami y papi tienen trabajo que hacer. —Le toco la nariz.
—¿Quién eres? —Quise preguntar, pero no podía hablar, así que Liam
pregunta por mí.
Los irlandeses y los italianos estaban buscando sangre otra vez. No había
nada más que decir, no había palabras para describir esto. Por el
momento, me centraría en mis hijos. Conocía a Emilio lo suficiente como
para saber que iría tras ellos, que intentaría quitármelos y no le daría
una oportunidad.
Fedel…
Asiente a mi lado mientras me rodea con sus brazos. —Pero papá dice
que a veces tenemos que hacer cosas malas para obtener buenos
resultados. Si no lo hace, alguien más lo haría, y podríamos salir
lastimados.
Asiento. —Te envío lejos para que papá y yo podamos hacer lo que
tenemos que hacer y no preocuparnos de que no estés a salvo. Crece y
sé más fuerte, y nadie hará que te escondas de nuevo.
—Bien. Pero cuando sea mayor, voy a luchar contra ellos por hacerte
esto. —Salta, mirándome fijamente.
—La tengo, —le digo a la criada, que no dice nada, sólo deja el cepillo y
sale de la habitación.
Se ríe, —No es posible, mami, eres como un pez. Papá dice que bebes el
agua a medida que avanzas.
Giré mis manos frente a su rostro una y otra vez antes de soplar en sus
ojos. —Ahí, te estoy dando el poder de intervenir y detenerlos de
cualquier manera que puedas.
—Wyatt.
Sus ojos se abren mucho y se voltea para mirarme a los ojos. —¿Qué?
Su boca se abre y luego se cierra de nuevo antes de que una lenta sonrisa
se extienda por sus labios. —¿En serio?
—Mel… —Mi voz se apaga cuando la veo dormida junto a Wyatt, que
estaba acurrucado a su lado. Los habría dejado, pero era egoísta.
—Si… si tengo un plan que garantice que nadie se meta con nosotros
nunca más, ¿me perdonarías el dolor que causaría?
No responde, sólo cierra los ojos. —Fedel… era más que un soldado…
era como mi único hermano.
—Lo sé.
Capítulo 21
“Los funerales no son para los muertos.
Son para los vivos”.
~ Gavin Extence ~
LIAM
Llovía a cántaros como si Dios planeara inundar la tierra otra vez, cada
gota de lluvia golpeando fuertemente nuestros paraguas mientras nos
parábamos y nos alejábamos de la funeraria hacia nuestros autos. Cinco
Chevy Tahoe negros estaban estacionados en el frente, cada una de las
ventanas estaba tan oscura que podía ver mi reflejo. No dije nada. Los
dos nuevos hombres que habían sido ascendidos desde la muerte de
Fedel. Rowan, que era irlandés y de constitución fuerte con cabello rubio
y ojos marrones, y Lucian, un hombre delgado con cabello marrón rizado
y una marca de nacimiento en su mejilla, ahora estaban en su lugar.
Habían trabajado bajo el mando de Fedel desde el principio; era como
mirar a los perros sin su correa.
—¡ABAJO! —Grito mientras los hombres salen del auto, con los rifles
listos mientras nos disparaban no sólo a nosotros sino también a los
niños. Las balas golpearon el metal, haciendo chispas en los vidrios a
prueba de balas.
—Con mucho gusto. —Se pone detrás y abre la puerta del auto, al igual
que yo, la lluvia nos empapa a los dos cuando salimos. Puedo sentir
cada gota golpeando mi cara, empapando mi traje e incluso mis
calcetines. Lo único que había entre ellos y nosotros eran nuestras
puertas. No éramos sólo Mel y yo; todos nuestros hombres en los autos
detrás de nosotros salen, marchando por la línea y disparando.
—¡JODER CON ESTO! ¡DALE A ESA PERRA! —otro gritó—, pero en lugar
de apuntarle a ella, le dispararon al auto de los niños, ahora de costado
en una zanja junto a un árbol.
—¡Mátalos a todos! —Grito, viendo como uno por uno caen como moscas.
—¡DETENTE! —Melody grita una vez que el último cae de rodillas y se
arrastra detrás de su Tahoe, la sangre brota de su pierna en la calle sólo
para ser lavada por la lluvia.
—Retrocede, —le dice a Lucian antes de correr hacia los niños, el humo
ahora sale del motor del auto—. ¿Declan?
—Deja de quejarte y muévete. —Lo aparto y veo a los niños detrás de él.
No eran nuestros, sino huérfanos, todos ellos se agarraban fuertemente
unos a otros e intentaban no gritar, aunque la niña estaba llorando.
—¿Lo hicimos bien? —pregunta el mayor, que se suponía que era Ethan,
tragándose el nudo en la garganta.
—Sí, lo hiciste… así que voy a mantener mi promesa. Ahora salgan, esto
va a explotar, —les digo—, mientras Declan me ayudaba a sacarlos uno
por uno.
Les digo que se dirijan al otro auto antes de mirar a Mel, que estaba
encima de un hombre roto apoyado en el neumático del auto. —¿Está
bien?
RING.
RING.
RING.
¡VAMOS!
—¿Liam?...
—Qu…
¡BOOM!
—Tío Neal…
—Pero me pica.
Respondí. —¿Liam?
¡BOOM!
—¡NEAL! —Mi madre grita y me doy la vuelta a tiempo para ver los
zapatos negros de los hombres mientras agarran a Ethan, Wyatt y Dona,
todos ellos luchando en sus brazos.
—¡DÉJENLOS IR! —Mi madre los alcanza, pero uno de los hombres la
abofetea tan fuerte que se cae a la acera.
—Estoy... bien... —Me sentía bien, pero sabía que eso era malo—. Esto...
esto... no es Chicago... la carrera de los irlandeses... Boston. Ellos... no...
conseguirán...
¿Está herida? Quería preguntar pero mantener los ojos abiertos requiere
mucha más fuerza de la que debería tener. Lo último que veo son
hombres que se acercan por detrás de ella; quiero decirle que corra pero
sólo mantiene los ojos sobre mí, sollozando.
Liam se va a enfadar.
WYATT
—¡DÉJAME IR! —Dona muerde a uno de ellos y le da una bofetada en el
rostro, haciendo que caiga a nuestro lado.
—Lo siento. —Se levanta para que ella se aleje—. ¿Estás bien?
—No.
—Mentiroso, —murmuró—. Siempre estaba haciendo eso, tratando de
fingir que eres siempre tan fuerte.
No hablamos.
—Tenemos que salir de aquí. —Ethan pone sus manos sobre nosotros.
—Creo que sé cómo. Mami me hizo hacer esto. —Sólo necesito recordar.
—¡NO!
—Entonces sal.
—Lo sé, pero tenemos que hacer las cosas que nos asustan para ser
fuertes, ¿bien? —No podía dejar de temblar.
—¿Wyatt?
Cuando lo hice, la luz entró muy brillante, y pude ver afuera, pero era roja
y borrosa.
—Lo hice.
—Pronto, cariño. Ahora mira a tu alrededor; ¿ves otro panel… quiero decir
algo que cubra el suelo?
—Levántalo y verás un cable como el que usa papá para sus videojuegos.
—Sí, Wyatt, los juegos viejos. —Se rio otra vez. Me gustaba cuando se reía.
—¡No me gusta esto, mami! —Empecé a llorar y me sentí aún más mal
porque mis pantalones estaban mojados.
—Lo sé. —Me abrazó—. A mí tampoco me gusta, pero estás a salvo cuando
eres fuerte. Trabajaremos en todo, uno por uno. Estaré allí todo el tiempo.
—Lo siento, —dice otra vez—. Me preocupé. No decías nada; pensé que
estabas herido.
—¿Qué?
—Bien. Está bien, está bien. Wyatt, siéntate lo más lejos posible. Dona,
deslízate por debajo de él, y Wyatt, gira sobre nosotros.
—Ugh. —Gire a Dona, que gemía, y luego a Ethan hasta que estoy en su
lugar. Vuelvo a sentir las paredes. Esperaba que fuera como el primer
auto; los otros autos en los que me había metido mamá eran difíciles.
No dije nada.
—Nadie conoce todas las reglas, Ethan, ni siquiera tú, —dice Dona—, y
me siento mejor usando el cuchillo para golpear la cosa roja.
—¡AH! —Dona grita. Todos gritamos cuando el auto frena fuerte antes de
chocar con algo. Mi espalda golpea a Ethan y el cuchillo me corta la
mano.
—¿Qué mierda estás haciendo? ¡Ve tras ellos joder! —Alguien grita—,
pero Ethan sigue diciendo que no mire atrás y que corra y eso es lo que
hacemos, alejándonos de esa gente y pasando por delante de tiendas y
almacenes. Todo esta sucediendo tan rápido. Estoy tan cansado, pero no
dejo de correr… hasta que Dona tropieza una vez que doblamos la
esquina en un callejón. Olía a caca y a pis por todas partes.
—¡DONA! —Casi me caigo cuando intento girar. Uno de los hombres todo
vestido de negro se acerca por detrás de ella y la agarra.
¡BANG!
—¡LOS TENEMOS! —Todos nos giramos para ver a tres tipos al final del
callejón. Ethan les apunta con el arma y ellos levantan las manos en el
aire.
—Ethan, —dice el primer grandote. Era calvo pero tenía escritos a los
lados de la cabeza y una gran barba—. Tu padre nos envió. Somos
irlandeses. Estamos aquí…
Ethan no baja el arma. —Si trabajan para mí, bajen sus armas.
—¿Eh?
—Vi cómo disparaban a los tipos que nos llevaron. No están mintiendo,
—responde— antes de volverse hacia ellos, —¿Verdad?
Asiente, bajando el arma. Mira por encima del hombro al hombre que
estaba detrás de nosotros pero no dice nada mientras los seguimos fuera
del callejón y hacia los autos.
Cuando las puertas se cerraron, nos sentamos todos juntos. Uno de ellos
me agarra del brazo, pero Ethan agarra el suyo primero.
Nadie responde.
Ese es el tiempo que nos lleva llegar al aeródromo y que ellos preparen
el jet para nosotros. Estábamos a punto de embarcar cuando mi teléfono
suena.
—Son ellos. —Mel se vuelve hacia mí, su rostro tan cerca del mío que
puedo ver su respiración.
—Están bien. Wyatt tiene un corte en el brazo pero está bien. Ethan...
—Derribó a uno de los hombres que los perseguían. Creo que está un
poco conmocionado. No quiere soltar el arma ni relajarse. Probablemente
no lo hará hasta que venga alguien que conozca.
—¿Papá?
—¿Dónde estás?
—Todavía estoy en Chicago, pero estaré allí pronto. La familia con la que
estás, puedes confiar en ellos...
—No fui sólo yo, Wyatt nos sacó del maletero, —dice, un poco más
optimista—. Veo a Melody sonreír tan ampliamente y tan orgullosa, que
es difícil no sonreír.
—Tu madre y yo los amamos, ahora devuelve el teléfono a Max, —le digo.
—Está bien.
—¿Señor?
—Estaré allí...
—¿Qué?
—¿Perdón?
—Lo que estoy diciendo es que maten a ese maldito que tienen en
Chicago. Boston está bien, y es leal a ti. No hay forma de que nadie pase
por el ejército que tenemos aquí. Ha sido pacífico por tanto tiempo aquí
que tenemos a nuestros abuelos robustos, felices de que finalmente
Chicago no es la única ciudad que tiene acción. Muéstrales lo que pasa
cuando se meten con nosotros, Jefe. Los malditos italianos no sirven
para nada.
—Quiere echarnos, para decir que hizo que los Callahan dejaran su
reino. Es sólo otro viaje del ego para el hijo de puta. —Se trona la
mandíbula a un lado—. Nos ha pillado en esta, Liam. Si algo les pasara...
si los perdiera...
MELODY
—¿Cariño?
Sus zapatos mojados chirriaban sobre las tablas del suelo al entrar en la
casa. Le oigo meter la mano en el cajón y sacar el que probablemente era
el revólver que mi padre le regaló hace años.
—Bueno, eres una maldita tonta si crees que voy a decirte algo.
BANG.
BANG.
BANG.
Tres disparos en total, y cae mientras bebo más vino y Liam se acerca
justo detrás de mí. Sosteniendo la copa hacia él, me da el arma para
poder tomarla.
—No veo por qué tanto alboroto, —dice, a pesar de que había terminado
la copa—. De hecho, creo que podría ser más fuerte.
—No tenía por qué ser así... todos me obligaron hacer esto, —susurro,
Liam ya está esperando en la puerta.
—¿Estás bien?
Lo miro, con las cejas levantadas. —¿Y por qué no iba a estarlo? Era mi
plan, ¿no?
Siento que mis ojos se estrechaban ante eso. Sonaba como si yo fuera la
que más probabilidades tenía de volar mierda cuando en realidad había
aprendido eso de él. —Viniendo del hombre cuya primera opción es
siempre “encender a estos hijos de puta”... eso es divertido. Digamos que
fue un esfuerzo de equipo.
—Debajo de ti tal vez, pero soy una esposa codiciosa; es uno de mis
muchos pecados. —No puedo evitar que la sonrisa se extienda por mis
labios. Se inclina, me levanta la barbilla y la sostiene delante de él.
Sus labios se mueven sobre los míos. —Conozco muy bien tus pecados,
esposa, son los que te hacen única y exclusivamente apta para ser mía.
—¡Detén el auto y sal de aquí! —Me las arreglo para decir mientras le
agarro un puñado de su cabello, a Liam parecía no importarle una
mierda. Mordí mi dedo, girando mi cabeza lejos de él mientras me besa
por el cuello, masajeando mi pecho antes de meter mi pezón en su boca,
los botones de mi blusa saliéndose.
—Liam... —Me quejo cuando oigo las puertas del auto abrirse y cerrarse.
Lentamente caigo de espaldas.
Sonriendo para mí, abro las piernas. —Estoy segura de que lo resolverá.
—Hazlo. —Lo provocó, y me apreta las manos con más fuerza—. Sé que
me quieres, cariño… no te contengas conmigo ahora…
¡ZAS!
No me jodas…
¡ZAS!
¡ZAS!
—Jesús…
¡ZAS!
¡ZAS!
¡ZAS!
¡ZAS!
¡ZAS!
—Liam, no puedo…
¡ZAS!
—Lo quiero.
¡ZAS!
¡ZAS!
Se empuja tan fuerte que tengo que rodearlo con mi brazo, y mi otra
mano se apoya en el techo. Me folla sin piedad, todo el auto tiembla con
nosotros, y aún así no es suficiente para él. Me da la vuelta y se entierra
más profundamente en mí, con la piel pegada, y el sudor de él cayendo
sobre mí mientras gruñe. Me encanta… cada follada, cada gemido, su
fuerte agarre en mi muslo; todo es mi paraíso personal.
—Es un regalo.
—Señora, es Frankie…
—¿Quién carajo…?
—Fedel me trajo.
—Como mi padre solía decir, aiutati che Dio ti aiuta, —digo en el teléfono
mientras Liam mira confundido, cuidadosamente volviendo a atar su
corbata—. Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos. Todos los demás
son débiles.
LIAM
El hecho de que tenga que arrastrarme personalmente al hospital sólo
para conocer a la madre de este hijo de puta, a las 8 de la mañana,
cuando tengo mi propia familia con la que lidiar, es la pesadilla de mi
existencia en este momento. La ha escondido a plena vista, a no más de
cinco millas de la oficina del Alcalde.
La clínica esta en un pequeño edificio. Cuando las puertas de cristal se
abren y paso, lo único que puedo oler es desinfectante y gente mayor.
—¿Quién es usted?
No hablaba en serio.
—¿Hola?
Se inclina más cerca sobre el mostrador. —Ya que todos ustedes son
familia, deberían saber esto. Emilio… está un poco fuera de sí. Lo ha
hecho todo por su madre; sin ella, debe estar realmente destrozado.
Dígale a la Gobernadora que, no sé, que se ponga en contacto con él o
algo así. Puede que le ayude a tranquilizarse sabiendo que no está solo.
El pobre hombre está a un paso de una ruptura, si me preguntas.
—¿Qué es?
—Nada, sólo que no te pongas a hablar del padre cuando estés cerca de
él. Es un buen tipo, pero lo que sea que haya hecho su padre, le ha
afectado mucho.
Había creado la droga Blphine para entrar con los chinos. Había usado
a los chinos para elevar su perfil y convertirse en Alcalde. Para ser
considerado apto para ser Alcalde, ya era abogado. Una vez que se
convirtió en Alcalde, usó esa plataforma para anunciar que era un
Giovanni, sabiendo muy bien que llamaría la atención de todos. Poco a
poco se fue acercando más y más, todo con el fin de destruir las dos
cosas de las que Orlando se había enorgullecido, su gente y su hija.
Capítulo 23
“Ojo por ojo, diente por diente. Una quemadura por
una quemadura. Una vida por una vida. Así es como todo
esto comenzó. Y así es como va a terminar”.
~ Jenny Han ~
MELODY
—Es con gran dolor que estoy aquí ante todos ustedes una vez más, tras
la tragedia de Terni. Anoche, inesperadamente, debido a unos hornos
defectuosos e inadecuados, el monóxido de carbono se filtró en más de
una docena de casas, matando a los residentes que estaban dentro
mientras dormían. La oficina del Gobernador, junto con la policía local,
está investigando este asunto. Hasta ahora, se sabe que estos hornos
fueron instalados por el ahora cerrado B&B Heat & Cooling. Como
Gobernadora, solicito que todos los ciudadanos del estado revisen sus
hornos. Si encuentran que el suyo vino de esta compañía, por favor
salgan de sus casas y llamen a control de envenenamiento. —¿Hornos
defectuosos? No era la mejor historia, pero era posible y parcialmente
cierta—. Ahora le sederé cualquier otra pregunta a…
—¡Asesina! —grita una mujer, agarrando una foto de alguien que sólo
podía asumir que era un miembro de alguna familia de los fallecidos. Los
guardias se acercaron a ella mientras me señala—. ¡Tú hiciste esto!
¡Monstruo! ¡Puta! ¡Tú los mataste! ¡Sé que fuiste tú! ¡PERRA MALVADA!
—Comienzan a arrastrarla mientras luchaba con ellos, todavía
gritándome, diciendo en italiano— ¡Que Dios se apiade de tu alma,
porque yo no tendré ninguna!
—¿Los eventos de las últimas semanas vuelven a poner una nube sobre
Chicago?
—Esto pasará. Han pasado cosas peores, Señora. Todo el mundo sabe
que esta ciudad estaba al borde del caos antes de que usted entrara. —
Bruce se para frente a mí, metiendo la mano en su feo chaleco para tomar
el teléfono. Ignorándolo, paso junto a él y hacia mi oficina, mis tacones
golpeando el suelo de mármol. Ni siquiera podía pensar en eso ahora; lo
más importante era encontrar a Emilio.
—Su marido, Señora. —Bruce me da el teléfono cuando me dirijo a mi
oficina.
—¿La atrapaste?
Cinco.
Cuatro.
Tres.
Dos.
Uno.
—Dios…
Gritando, me abalancé sobre él mientras se alejaba a trompicones de mí.
Choqué su cuerpo contra el reloj del abuelo y agarré un trozo de cristal,
y se lo clavé en los ojos.
—¡Joder!
—¡Melody!
—No hay nadie ahí fuera, ¿verdad? —Asiento hacia la puerta detrás de
él.
—Su oficina está vacía pero todavía hay algo de seguridad, responde.
Busco en el cajón de abajo una botella de mi vino tinto favorito.
—Estoy bien.
—Eso lo decido yo, —dice seriamente.
—¿Desde cuándo?
—Melody, nena, hazme un favor y lánzala, —me dice y me lamo los labios
por él, saliendo lentamente por la puerta.
—Cuando quieras…
—Joder, creo que me he roto las piernas, pero viviré. Declan y su dulce
trasero se están tomando su tiempo.
—Eso es bueno.
—Lo sé. —Fuerzo una sonrisa—. Por eso es bueno que no estés
demasiado herido… oh… porque… porque…
—VAYAN…
BANG
—Sabes, Callahan, todo esto fue demasiado fácil para mi gusto, —dice,
inclinándose sobre mí—. Pero por otra parte, a todos los que te has
enfrentado hasta ahora querían el poder, querían lo que tú tenías; a mí,
en cambio, me importa un bledo. Estoy aquí para ver cómo arde todo.
Cada momento que desperdicié con este mimado fue un momento lejos
de ella.
—Esas son sólo algunas de las preguntas que quería hacerle a mi padre,
pero el viejo tenía que morir. Toda esa charla de que soy fuerte y él
muere, maldito hipócrita...
BANG.
Dando la espalda a él, intentó volver hacia ella, pero no puedo. Todo se
desdibuja y antes de que pueda detenerme o prepararme para el impacto,
estaba boca abajo.
—¡POLICÍA DE CHICAGO!
Por supuesto... ahora vienen. Había muy pocas cosas con las que se
podía contar en este Chicago; los Cubs siempre ganaban el partido
inaugural, la ciudad siempre estaba ventosa, y la policía nunca podía
llevar sus culos a ningún sitio a tiempo.
9:24 AM
Podía oírlos sobre mí, pero no podía abrir los ojos, se sentían muy
pesados.
—¿Cómo se ve su pierna?
—Sólo vete. —Su voz es severa y dura, nada parecido al hombre con el
que me había casado—. Toma a los niños y vete.
—¡Maldita sea, Mina! ¡VETE! ¡VETE! —Grita, con el pecho hinchado como
un toro—. Apenas puedo mirarme a mí mismo y no soporto que tú
también me mires.
—¿Mamá?
—Pero dijo que podía hablar con él cuando quisiera. —Trata de alejarse.
—¡Sedric!
—¡Sedric, te extrañé! —Helen lo rodea con sus brazos, pero Sedric trata
de alejarse.
—No, vamos a pintarte las uñas. ¡Vamos, Nari! —Une los brazos con
ambos y los aparta.
—Nana dice que una chica siempre debe hacerse la manicura, dice que
debes cuidarte. No quieres que el tío Neal piense que no te cuidas,
¿verdad? —responde, derrotando totalmente a Nari.
—Tu hija es inteligente, —le digo cansadamente a Cora, quien sonríe con
orgullo.
Las dos nos reímos, pero dura poco. Mira por encima de mi hombro. —
¿Cómo está?
—Cora. Mina. —Evelyn viene hacia nosotros, con los ojos rojos. Sólo Dios
sabe lo doloroso que debió ser la situación para ella.
—Por favor, prepárense para salir y asegúrense de que los niños no vean
o escuchen ninguna noticia. Voy a buscar a Ethan, Wyatt y Donatella.
No lo creería.
Nunca.
Capítulo 24
“Quedarse con tu familia es lo que la convierte en
una familia"
~ Mitch Albom ~
LIAM
—¿Sr. Callahan?
—¿Sí?
—¡Alto!
5:55 PM
—Ugh. —Me quejo. Cambiando de lugar, abro los ojos, pero los vuelvo a
cerrar cuando me encuentro con una luz brillante en la cara.
Bip.
Bip.
Bip.
—No te muevas.
—¡Mel!
Esta sentada en una silla de ruedas, su rostro tan pálido que ni siquiera
estaba seguro de si era ella o un fantasma. Apoya su cabeza en mi regazo
y me mira fijamente, sus ojos marrones como dagas al corazón… buenas
dagas. Una sonrisa se extiende por mi cara.
—Hola
—Nos han dado una paliza, Liam. —Sólo tenía que ir y arruinar el
ambiente.
—¿Qué?
—¡Liam! —Los dos nos giramos hacia la puerta. Allí, Declan, un equipo
de doctores, Cora, Evelyn y Mina nos miran fijamente.
Espera…
—Estoy bien…
—¡Llévala a donde tiene que ir! —Me quejé a los médicos, ignorando el
dolor en mi hombro. Me apretó la mano de nuevo y también la apreté.
—¡Mamá, hice lo que me enseñaste! ¡Nos saqué del auto! Ethan no pudo
hacerlo. No creyó que pudiera hacerlo, pero lo hice. —Wyatt sonríe con
orgullo.
—¡Papá!
—¿Eh?
Su cara se pone roja. —No. Extraño a todos, pero mamá es una niña y
hay que tener cuidado con las niñas.
—¡No para siempre! Mami dijo que voy a ser capaz de cuidarme a mí
misma.
—Cómo…
Sus hombros se ponen rígidos y baja la cabeza, mirando sus pies, —Está
en muy mal estado, emocionalmente.
—¿Qué?
—Le pasó algo malo. No lo mimes. No dejes que sienta que merece ser
compadecido. Dale tiempo, pero si no empieza a reponerse, entonces es
tu trabajo traerlo de vuelta a la realidad. Ha perdido un miembro; sigue
siendo tu marido, un padre, un hijo y un hermano. No puede entenderlo
solo. —Dicho esto, iba a necesitar tiempo para aceptarlo.
—Sí, Señora.
MINA
La mujer casi se muere.
Había pasado por un infierno y regresado, y aún así se las arregló para
pensar en todo. ¿Cómo? No estaba segura. No había nadie más como
ella, por lo que me decepcionó su decisión, pero de cualquier manera,
me hizo sentir orgullosa de tener su mismo apellido.
Las luces parpadeaban una y otra vez, casi me cegaron cuando salí al
frente del podio.
—Sedric…
—Ethan me dijo que su pierna se ha ido, así que está triste. Gracias,
Ethan. Brillante. —Pero todavía quiero verlo.
—Sedric…
—Hola.
Neal los mira fijamente a ambos, con los ojos llenos de lágrimas.
—Podemos jugar dos rondas. Jugaré con los dos, —finalmente se las
arregla para decir, aunque sonaba como si su garganta se estuviera
cerrando.
—Cariño, ¿por qué no vamos a la cafetería con los niños a comer algo
horrible? —Declan se acerca, colocando la silla del bebé Darcy junto a la
silla de Helen, que también se estaba quedando dormida.
—Pregúntame mañana.
—¿Por qué estás tan preocupado? ¿Crees que soy un doble agente o algo
así?
—¿Mango?
—No le des importancia, Liam. Además, sabes que odio los hospitales. —
No me mira, sólo toma un sorbo de su bebida.
—No sé si no puedo hacer una gran cosa de esto, Mel… es una especie
de…
—¡Oh Dios mío, eres tan malditamente molesto! —me grita. Me rio,
levantándome de mi silla e inclinándome para besarla.
LIAM
DÍA 1
11:57 PM
—Si tenemos que hacer otra de estas malditas cenas de la policía el año
que viene voy a perder la cabeza, —refunfuñé, quitándome la corbata
mientras el conductor se alejaba del hotel. Melody apoya su cabeza
contra mi brazo pero no respondió.
—Mel. ¿Melody?
—No te dije que dejaras de apoyarte en mí. —Fruncí el ceño y pone los
ojos en blanco.
—Voy a... —Vi los faros que venían justo detrás de su cabeza.
5:04 AM
—¿Qué es y qué demonios me dio ese doctor? Siento como si tuviera una
boca de algodón. —Estiro la boca, sacando la lengua.
—¿Y Melody? —Estiro mi cuello— Estaba del lado del auto cuando fue
golpeado. ¿Cómo está? Deberían habernos puesto en la misma
habitación, se va a quejar de mí.
No dice nada.
¿Qué?
¿Qué?
No lo he entendido.
Estaba tan silencioso que podía oír que ninguno de los dos respiraba, el
único ruido provenía de la máquina que estaba sujeta a mi brazo.
Me rio.
Me rio tan fuerte que me duelen las costillas.
—Estás loco, —le digo, sin poder dejar de reír—. ¿Sabes quién es mi
esposa? Ella no muere. Mi esposa no muere, Declan, así que inténtalo
de nuevo, con una historia que crea.
—Ella se precipitó con una hemorragia masiva como tú, pero su corazón
no pudo soportar el estrés y se rindió...
—Liam...
La miro fijamente a los ojos. —Mamá, por alguna razón Declan quiere
joderme hoy, así que si lo mato, ahora ya sabes por qué.
—¿Dónde está Melody? —Miro cada una de sus caras y todas se parecían
a Declan—. ¡Bien, encontraré a alguien con un título médico para
responder a la maldita pregunta ya que es muy difícil para todos ustedes!
Silencio.
—Declan, te juro por Dios que te voy a matar si no paras esta mierda. O
me llevas con ella o dejas de entrometerte.
—Por aquí, Sr. Callahan. —La doctora ciervo bebé me lleva a los
ascensores y aún no puedo pensar cuando subo. Mi mente esta en
blanco, simplemente vacía.
Las puertas se abren y lo primero que noto es que el piso esta poco
iluminado, como cuando fui a ver a mi…
—Liam…
8:11 AM
Tres horas. Nos había llevado tres horas volver a ese piso. Mis piernas se
habían rendido en algún momento y me había conseguido una silla de
ruedas. Odiaba esas cosas; me recordaban a cuando era un niño.
Prefería caminar con un pie roto… pero no podía encontrar la fuerza, así
que me llevó por el pasillo. Cuando llegamos a la habitación, me sentí
mal, tan mal que mi pecho empezó a subir y bajar de nuevo.
—Liam…
—¿Mel? ¡Melody!
Era ella. Solo que estaba tirada ahí. ¿Era eso? No murió de esta manera.
No. Teníamos planes y no había podido despedirme… o incluso… no le
había dicho nada. —¡Ahh! MELODY!
Nada.
DÍA 3
Toc.
Toc.
—Liam, quita eso de mi rostro, te juro que voy a hacerte daño. Empujó la
cámara a un lado.
—¿Cómo puedes herir a un hombre con una cara como la mía? Dije, en
sincronía con mi yo grabado.
—Dilo.
—¿Decir qué?
—Eres tan...
—Dilo...
—¡Oh Dios mío, bien! Te amo, Liam. Yo, Melody Nicci Giovanni Callahan,
¡TE AMO! ¿Eres feliz ahora?
Sonreí tan fuerte como lo había hecho en ese entonces. —Sí. Estoy
encantado porque yo también te amo.
DÍA 5
—Liam.
Otra vez me besa la frente. —Juro que después del funeral será diferente.
DÍA 6
Maldita sea.
Cuando salí vi los vellos que habían crecido alrededor de mi barbilla, las
oscuras sombras alrededor de mis ojos... lo vi claramente, no podía ser
el encargado de lidiar con ello. Una ducha y una muda de ropa era
suficiente, sólo unos jeans y un jersey blanco. Agarrando una de las
muletas que me habían dado pero que ni siquiera había pensado en usar,
respiré profundamente y abrí la puerta de la habitación de Dona y Wyatt.
—¡TE ODIO! ¡LOS ODIO A TODOS! ¡Váyanse! —gritó antes de que algo
se rompiera.
—Lo tengo, —le digo al resto de mi familia. No dijeron nada, sólo nos
dejaron solos, la puerta chasqueó suavemente cuando se cerró. Ninguno
de ellos vino a mí. En cambio, miraron fijamente un momento antes de
que Ethan se diera la vuelta y mirara por la ventana. Dona enterró su
rostro en la almohada y Wyatt se quedó quieto, mirando al techo.
—¡Ya no soy un niño, papá! —me grita. Cuando le miro a los ojos, todo
lo que vi fue dolor y rabia—. No somos niños. ¡Todos aquí somos lo
suficientemente mayores! He estado con Wyatt y Dona todo este tiempo.
¡No soy un niño!
—¿Wyatt? —Miré hacia arriba, pero no vino a mí, sólo se quedó ahí
acostado.
No quise forzarlo porque entendí que no era que no quisiera hablar, sino
que no podía. No tenía nada que decir.
Comimos.
Hablamos.
Lloramos.
Y luego se durmieron a mí alrededor. No pude hacer nada más que
quedarme ahí escuchando su respiración. Me dio paz; cada uno era una
pequeña parte de ella.
DÍA 7
—¿Podrías, por favor? Me falta una mano —Sonrío y me volví hacia ella,
sin esperar que supiera cómo atarme la corbata. Sin embargo, la levantó
y la volteó perfectamente, incluso ajustándola hasta mi cuello. —¿Quién
te enseñó a hacer esto?
Toc toc.
—Su madre los quería mucho a todos, ¿de acuerdo? ¡Mucho! —dijo, y
sentí que mi garganta se cerraba. No quería ir. No podía hacer esto. Pero
salí al pasillo con ellos.
Una por una se fueron antes de dejarme con mi madre. Coloco sus
manos sobre mi cara.
—Sólo supera el día de hoy, —me susurró—. Hay sangre ahí dentro y los
tiburones están dando vueltas. No puedes olvidar que eres el Ceann na
Conairte. Necesitan vernos fuertes.
—Dona, ten cuidado. —Ethan la tira hacia atrás, con los ojos bien
abiertos.
—Lo siento…
El largo viaje pasó mucho más rápido que de costumbre; como la policía
había despejado el camino, sólo tomó diez minutos.
—Tenemos que hacer cosas que no nos gustan Ethan; es parte de ser un
líder. —Escupo esa mierda con facilidad, arreglando mis gemelos cuando
los autos se detuvieron… en la misma iglesia en la que nos habíamos
casado.
Como siempre, nuestra familia fue a los primeros bancos, a pocos metros
de su ataúd.
Yo era más joven que ellos cuando perdí a mis dos padres.
Quería decirle esto, explicarle la oscuridad, pero en vez de eso hice lo que
todos los maridos de la mafia habían hecho antes de mí, mentí e hice
una promesa.
LIAM
DÍA 7
Estaba oscuro cuando llegamos a casa y mi madre entró con Wyatt por
mi hombro. Estaba despierto, pero todos los gritos y llantos que había
hecho en el entierro lo habían cansado. Apenas podía caminar derecho
por sí mismo. Todos entramos en la habitación de Ethan y se quedó en
la cama.
—Antes de que tu madre... falleciera... me pidió que les leyera una carta.
—Metió la mano en su bolso y sacó un trozo de papel—. Mi corazón
empezó a acelerarse.
Todos se sentaron.
—Ethan, mi primer tesoro, recuerda incluso en tus peores días que eres mi
hijo y que eso significa que nada es imposible para ti. Sí, cuidar de tus
hermanos es importante, incluso si Wyatt te molesta...
—Se pelean porque es más fácil que tomarse el tiempo para hablar y a
menudo dicen lo que no quieren decir. Será difícil, pero si alguien puede
mantener a Ethan y Wyatt bajo control, eres tú. Tú, Donatella, tienes
sangre italiana e irlandesa en tus venas; demuéstraselos la próxima vez
que te hagan enfadar... puede que incluso te pongas verde. —Dona se rio,
envolviendo con sus brazos a sus hermanos, que seguían
enfurruñados—. También Don Don, dale a tu padre un abrazo tan a
menudo como puedas. Él vive para esos preciosos segundos... no lo
olvides, cuando seas adolescente y se pelee contigo por el maquillaje,
¿bien?
—Habla por ti mismo. —Dona sonrió con orgullo, levantando los brazos
como si tuviera cinco años de nuevo.
Pero de todas formas caminé hacia las puertas y pasé por la habitación
de Dona y Wyatt. Wyatt quería que se fuera ahora, pero a Dona todavía
le gustaba compartir la habitación; le di otro año antes de que se
volvieran locos el uno al otro. Al entrar en nuestra habitación, el dolor
me golpeó como una ola cuando abrí la puerta. Se sentía diferente allí.
Lo siento.
—Maldita seas Melody… maldita seas. —Me doy la vuelta y tiro el papel
al otro lado de la habitación—. ¿ESO ES TODO? REALMENTE MEL! —
Grité al cielo.
—Por más difícil que me resulte pedir perdón, eso es decir mucho, ¿no?
—Era yo… sólo… hicimos que pareciera que estaba realmente muerta.
Me doy la vuelta, el dolor en el pecho por lo que estaba seguro que era
un ataque al corazón, un derrame cerebral, o simplemente la rabia era
lo único que impedía hablar. Allí estaba ella con pantalones jeans y una
camisa informal. Sus ojos marrones estaban hinchados por lo que sólo
pude adivinar que estaba llorando… ¿por qué? No tenía ni idea, porque
era el que supuestamente había perdido a su esposa.
—Liam… ¡escúchame!
—¡No! —Me alejé de ella, todo mi cuerpo temblaba. No podía creer esta
mierda—. No, no tienes derecho a hablar, los muertos no hablan. ¿Siete
días Melody, siete malditos días y vienes aquí y dices que te escuche?
¿Me estás jodiendo? ¡O me despierto o uno de nosotros va a morir de
verdad esta noche!
—Oh, Dios mío. —Esas fueron las únicas palabras que pude decir—. Mis
manos estaban en el aire, listas para golpearla, pero no me atreví a
hacerlo.
—Hice esto por nosotros… por todos nosotros. —Se apoyó contra la
pared.
—¿Lanzaste una bomba nuclear sobre nuestra familia por nosotros?
¿Cómo es eso? Por favor, explícalo, ¡porque tal vez soy demasiado
estúpido para entender cómo fingir tu puta muerte podría ser algo
bueno!
Inclino la cabeza.
—¿Y porque querías ñoquis dejaste que nuestros hijos lloraran a una
madre que está viva?
—¿Estás segura? Porque es difícil para mí decirlo. ¡Melody, los has roto!
Has hecho exactamente lo que tu madre te hizo. Durante años, he
tratado de salvarte de ti misma, ¿para qué? Para probar que no has
aprendido nada...
—Exactamente. —Tu familia fue lo más cercano que vi y aún así tuviste
una infancia jodida. ¿Nuestros hijos? Cada segundo de cada día les
mostrábamos cuánto los queríamos. Incluso cuando los entrenábamos,
no podíamos ser tan fríos como lo fueron nuestros padres. Son Giovanni-
Callahan; no pueden ser blandos. En cinco años Ethan será un adulto
legal. Si nos fuéramos, la gente los mataría sólo para hacer una
declaración. Amo a mis hijos. Los quiero hasta el punto de esto... sentada
aquí y sabiendo que están dos habitaciones más allá y que no puedo
tocarlos... es un infierno, pero lo haré si significa que crecen para ser las
personas más despiadadas y poderosas que esta ciudad haya visto
jamás. No te vuelves despiadado con abrazos y besos. Es el dolor lo que
nos hace. Ellos van a ser grandes... se elevarán por encima de esto... y
sonreiré cada vez que alguien dude de ellos y les demuestren que están
equivocados.
—No se fueron ni siquiera por media hora. Sí, fue aterrador, y sí Ethan
demostró que haría lo necesario cuando llegara el momento... pero con
nosotros a su lado, en unos pocos años, se desvanecería en el fondo.
También pensé en decirles que todavía estaba viva, pero eso anula el
propósito. Y vuelvo a estar en el punto de partida. Dime, Liam, ¿cómo
nos aseguramos de que nuestros hijos sean tan despiadados como para
soportar las tormentas de mierda que vendrán cuando nos hayamos ido?
¿Cómo haces a alguien fuerte sin romperlo? ¿Quién en esta familia no
está roto? Cora mató a su prima y me dio su corazón, Mina esperó años
para vengarse, Declan perdió a sus dos padres a una edad temprana, y
él era mucho más joven que nuestros hijos. Tú estabas enfermo, Neal fue
ignorado y pasado por alto. Esto es la mafia. La persona que está más
rota es la que gana al final del día.
Sí, mi esposa muerta-viva estaba loca; ahora yo era positivo. —¿Así que
quieres que me quede con nuestros hijos hasta que estén listos? ¿Y
dónde estarás tú, comiendo ñoquis mientras yo juego al padre soltero?
—¡Melody!
—Puedo esperarte Liam porque planeo vivir una vida muy larga. Sin
nadie que me busque, puedo cuidar de todos ustedes…
—Miro esto todas las mañanas para pasar el día, —dijo, tomando una
cucharada de gelatina—. Funciona la mayoría de los días, pero otros días
es tan malo como el día en que tu padre me dejó. Ahora entiendes ese
dolor, ¿correcto?
—No hables en nombre de las madres hasta que lleves un niño durante
nueve meses y pases horas de trabajo de parto sólo para sacar su gorda
cabeza, —dijo antes de respirar profundamente—. Es difícil ver ahora
cuando miras a Ethan, Wyatt y Dona. Su dolor triunfa sobre todo.
Todavía son jóvenes. Me duele por ellos y justo cuando siento que no
puedo soportar mirar sus caras, recuerdo a tu padre. No se convirtió en
el Ceann na Conairte sin casi perderlo todo. Sufriste de niño, fuiste
cazado tantas veces.
—Tu padre quería que todos ustedes fueran a la escuela. ¿Sabes cuántas
veces intervino para detener a francotiradores, secuestradores, gente que
nos odiaba tanto y que sólo quería derramar la sangre de los Callahan?
El mundo es frío, sucio, doloroso y sangriento. Sus hijos necesitan
saberlo o de lo contrario morirán, y me niego a poner a nadie más de esta
familia en una tumba antes de irme. Mi culpa por tu padre me mantiene
despierta a veces.
—¿Culpa?
—Ma... está bien —No sabía qué más decirle, así que le besé la cabeza y
agarré mi bastón mientras cojeaba hacia la puerta.
—Liam.
—Le prometí a mis hijos. Estaré aquí por la mañana. Sólo... vete, —dije—
pero fui quien me aleje camino a mi habitación.
—Dios sabe que te encantan tus zapatos, —le respondí—. ¿No vas a
beber? Cuéntame la nueva trama de Las Pasiones de Melody.
Gracias por eso, Ma... resoplé, agarrando más fuerte el bastón que tenía
a mi lado.
—Si estás en contra de esto, Liam, no voy a lograrlo...
—¿Fácil? —Aparto el brazo—. Nada es fácil para mí, Liam. ¡NADA! Tú...
Besarla fue como subir a tomar aire. Sentir su cuerpo presionado contra
el mío me arrancó el corazón y en ese momento, nada era importante
porque ella estaba allí... estaba viva.
MELODY
DÍA 8
Perra.
Puta.
Zorra.
Monstruo.
Diablo.
Bruja.
Despiadada.
Esas eran las lecciones que mi padre me había enseñado, y nunca las
había cuestionado hasta el día en que lo conocí. Era repugnante y
horrible... después de todas las peleas, la sangre y el entrenamiento, era
una mujer como todos los demás y quería ser feliz para siempre. Lo
quería a él.
Se rio. —Has estado diciendo que eres mi esposa y mi amante desde que
nos casamos.
—Eso es porque sabía que te estresaría más que tener las dos cosas.
Melody Callahan, soy como una caja de bombones: nunca sabes qué tipo
de mujer seré la próxima.
—Sí, lo sé.
—Te amo, Liam. Siento haberte hecho sufrir... te amo. Te amo de verdad.
—No podía dejar de decirlo.
Me besó la cabeza y luego mi nariz, ojos y mejillas antes de que sus labios
se cernieran sobre los míos. —Yo también te amo... mi hermosa amante.
Epílogo
“Había una vez una mujer del estado de oro cuyo corazón
era demasiado frío. Conoció a un hombre, se unió a su clan,
así que la historia está contada. Lucharon y sangraron,
Gobernaron y engañaron, sin embargo, todas las cosas deben
llegar a su fin. Su corazón se entregó, y se fue a la tumba,
terminando con su despiadada ola de crímenes”.
~ J.J. McAvoy ~
—No has estado parada aquí todo este tiempo, ¿verdad, nena? Sonrió,
dejando caer la bolsa a mis pies antes de agarrar mi cintura.
—Debes. Ahora vamos, tenemos una larga vida para empezar a vivir, —
respondí felizmente.
—¿Lo prometes?
—Lo juro.
¿Volveríamos? No.
Mi padre tenía razón, mientras yo estuviera viva, nunca tendría paz. Así
que ahora que el mundo pensaba que estábamos muertos…
Puede que no fuera un “felices para siempre” para todos, pero era todo
lo que siempre había querido…
FIN
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