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Joseph Aguilar Diaz

XI. SE COMPLETA EL DOMINIO


En 1818, el dominio de la compañía en la India se transformó en el imperio de la
India británica. A pesar de controlar gran parte de la región, áreas como
Pondicherry, Goa, Punjab, Cachemira, Sind, Birmania y Afganistán permanecieron
al margen. La expansión británica fue impulsada por múltiples motivos: seguridad
contra potenciales amenazas, como la influencia rusa; beneficios comerciales, dada
la creciente influencia de comerciantes e industriales ingleses; consideraciones
morales y religiosas, con grupos evangélicos buscando "civilizar" a las regiones
vecinas; y un creciente sentimiento de superioridad europea. Por ejemplo, las
anexiones en Birmania estuvieron motivadas principalmente por razones de
seguridad y por disputas administrativas y comerciales. El proceso expansionista
culminó en 1886, cuando Birmania fue anexada al Imperio indio, en parte como
respuesta al crecimiento de la influencia francesa en Indochina.

En el noroeste, los responsables de la política inglesa se enfrentaron con el


poderoso reino punjabi de los sikhs, liderado por Ranjit Singh, y con el reino afgano
en manos de Dost Mohamed Khan. Más allá, el Imperio persa experimentaba la
influencia creciente de Rusia, cuyo avance hacia Constantinopla estaba
intrínsecamente relacionado con la política británica en Asia. El temor británico a la
expansión rusa llevó a intentar reemplazar al gobernante de Kabul por el ex rey
Shah Shuja, lo que desembocó en conflictos, ocupaciones y, eventualmente, en la
anexión del Sind en 1843, después de una campaña militar. Se cuestionó si las
“bendiciones de la civilización” justificaban tales acciones. En tanto, el Punjab,
históricamente conflictivo y diverso étnicamente, vio el surgimiento del movimiento
sikh bajo Ranjit Singh, que, aunque logró consolidar un poderoso estado, colapsó
tras su muerte. La intervención británica culminó con dos guerras sikh y la anexión
del Punjab, dejando solo a Cachemira bajo control del rajá hindú de Jammu.

A mediados del siglo XIX, el Punjab, una región clave en India, fue sometida y
reorganizada por las fuerzas británicas bajo la dirección de Dalhousie y los
Lawrence. Esta administración británica, con un enfoque en el sistema del Punjab,
trajo mejoras materiales como carreteras y puentes, y una administración justa pero
dura. Aunque esta gestión trajo prosperidad y orden, no logró una verdadera
cohesión, quedando latentes tensiones y sentimientos separatistas. La lealtad del
Punjab durante el Motín de 1857 fue superficial, destacando la falta de unidad. Por
otro lado, la tensión entre las tradiciones indias y las innovaciones occidentales
crecía en toda India. Mientras que el occidentalizador Dalhousie promovía
activamente la educación y la infraestructura basadas en modelos occidentales,
también anexaba estados indios bajo diferentes pretextos, creando malestar entre
las élites. Esta agitación culminó con un incidente militar relacionado con cartuchos
engrasados impuros para rifles, percibido como una amenaza religiosa,
desencadenando el Motín de 1857.
Joseph Aguilar Diaz

El Motín de 1857 comenzó con un levantamiento en Meerut el 10 de mayo,


culminando casi un año después con la caída de Gwalior. Esta revuelta, que
sorprendió a las autoridades británicas en gran medida desprevenidas debido a la
reciente guerra de Crimea, vio enfrentamientos feroces y represalias brutales por
ambas partes. La revuelta, aunque inicialmente de naturaleza militar, evolucionó a
una respuesta más amplia en la India, manifestando diversas quejas regionales y
agrarias. A pesar de su carácter fragmentario y nostálgico, centrado en las glorias
pasadas y en la resistencia contra la occidentalización, el Motín tuvo consecuencias
significativas. Los británicos reevaluaron y ajustaron su política y administración en
la India, y la población india comenzó a inclinarse más hacia las perspectivas
occidentalizadas y educativas, viendo al Occidente no como un entrometido
permanente, sino como un factor eventualmente integrable en la India.

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