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Juan Bautista de La Salle experimentó una vocación sacerdotal desde la infancia, a pesar

de la preferencia de su padre por una carrera jurídica. Fue ordenado sacerdote el 9 de


abril de 1678 después de superar desafíos personales como la pérdida de sus padres y la
responsabilidad de cuidar de sus hermanos.

Sin embargo, lo excepcional de su vocación radica en su profundo llamado hacia la


educación y el servicio a niños desfavorecidos. Esto lo llevó a fundar las Escuelas Cristianas
y dedicar su vida a este propósito.

Fue beatificado en 1888 y canonizado en 1900 por el Papa León XIII. A lo largo de su vida,
sus restos sufrieron traslados debido a persecuciones en Francia y finalmente se
depositaron en Roma en 1937.

En 1950, el Papa Pío XII lo nombró patrón de los maestros y de quienes trabajan en
educación. Su legado educativo se extendió por todo el mundo, con escuelas lasallistas
presentes en 80 países. Su festividad se celebra el 7 de abril, y su vida es un ejemplo de
cómo una vocación puede evolucionar para servir de manera significativa a la humanidad.

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