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PREÁMBULO DE BATALLA DE CARABOBO

Tratado de Armisticio
Deseando los gobiernos de España y de Colombia transigir las discordias que existen entre
ambos pueblos; y considerando que el primero y más importante paso para llegar a tan feliz término
es suspender recíprocamente las armas, para poderse entender y explicar, han convenido en
nombrar comisiones que estipulen y fijen un Armisticio, y en efecto han nombrado, Su Excelencia
el General en Jefe del Ejército Expedicionario de Costa Firme, don Pablo Morillo, conde de
Cartagena, de parte del Gobierno español, a los señores Jefe Superior Político de Venezuela,
brigadier don Ramón Correa; alcalde primero constitucional de Caracas, don Juan Rodríguez de
Toro, y don Francisco González de Linares; y Su Excelencia el Presidente de Colombia, Simón
Bolívar, como Jefe de la República, de parte de ella, a los señores general de brigada Antonio José
de Sucre; coronel Pedro Briceño Méndez, y teniente coronel José Gabriel Pérez, los cuales
habiendo canjeado sus respectivos poderes el veintidós del presente mes y año, y hecho las
proposiciones y explicaciones que de una parte y otra se han deseado, han convenido y convienen
en el tratado de Armisticio, bajo los pactos que constan de los artículos siguientes:
Artículo 1º Tanto el ejército español como el de Colombia suspenden sus hostilidades de todas
clases, desde el momento que se comunique la ratificación del presente tratado, sin que pueda
continuarse la guerra, ni ejecutarse ningún acto hostil entre las dos partes en toda la extensión del
territorio que posean durante este armisticio.
Art. 2º La duración de este armisticio será de seis meses, contados desde el día que será
ratificado; pero siendo el principio y base fundamental de él la buena fe y los deseos sinceros que
animan a ambas partes de terminar la guerra, podrá prorrogarse aquel término por todo el tiempo
que sea necesario siempre que expirado el que se señala no se hayan concluido las negociaciones
que deben entablarse y haya esperanza de que se concluyan.
Art. 3º Las tropas de ambos ejércitos permanecerán en las posiciones que ocupen al acto de
intimárseles la suspensión de hostilidades; mas siendo conveniente señalar límites claros y bien
conocidos en la parte que es el teatro principal de la guerra para evitar los embarazos que presenta
la confusión de posiciones, se fijan los siguientes:
1º El río de Unare, remontándolo desde su embocadura al mar hasta donde recibe al
Guanape; las corrientes de éste subiendo hasta su origen; de aquí una línea hasta el
nacimiento del Manapire; las corrientes de éste hasta el Orinoco; la ribera izquierda de
éste hasta la confluencia del Apure; éste hasta donde recibe al Santo Domingo; las aguas
de éste hasta la ciudad de Barinas, de donde se tirará una línea recta a Boconó de Trujillo;
y de aquí la línea natural de demarcación que divide la provincia de Caracas del
Departamento de Trujillo.
2º Las tropas de Colombia que obren sobre Maracaibo al acto de intimárseles el armisticio
podrán atravesar por el territorio que corresponde al ejército español para venir a buscar
su reunión con los otros cuerpos de tropas de la República, con tal que mientras que
atraviesen por aquel territorio las conduzca un oficial español. También se les facilitarán
con este mismo objeto las subsistencias y transportes que necesiten, pagándolas.
3º Las demás tropas de ambas partes que no estén comprendidas en estos límites señalados,
permanecerán, como se ha dicho, en las posiciones que ocupen, hasta que los oficiales
que por una y otra parte se comisionarán, arreglen amigablemente los límites que deben
separar el territorio en que están obrando, procurando —378→ transar las dificultades
que ocurran para la demarcación de un modo satisfactorio a ambas partes.
Art. 4º Como puede suceder que al tiempo de comunicar este tratado se hallen dentro de las
líneas de demarcación que se han señalado en el artículo 39, algunas tropas o guerrillas, que no
deben permanecer en el territorio que estén ocupando, se conviene:
1º Que las tropas organizadas que se hallan en este caso, se retiren fuera de la línea de la
demarcación, y como tal vez se hallan algunas de éstas pertenecientes al ejército de
Colombia en las riberas izquierdas del Guanape y del Unare, podrán éstas retirarse y
situarse en Píritu o Clarines, o algún otro punto inmediato.
2º Que las guerrillas que estén en igual caso se desarmen y disuelvan, quedando reducidas
a la clase de simples ciudadanos los que las componían, o se retiren también como las
tropas regladas. En el primero de estos dos últimos casos se ofrece y concede la más
absoluta y perfecta garantía a los que comprenda, y se comprometen ambos gobiernos a
no enrolarlos en sus respectivas banderas durante el armisticio, antes, por el contrario,
permitirles que dejen el país en que se hallan y vayan a reunirse al ejército de que dependan
al tiempo de concluirse este tratado.
Art. 5º Aunque el pueblo de Carache está situado dentro de la línea que corresponde al ejército
de Colombia, se conviene en que quede allí un comandante militar del ejército español con una
observación de paisanos armados que no excedan de veinticinco hombres. También se quedarán
las justicias civiles que existen actualmente.
Art. 6º Como una prueba de la sinceridad y buena fe que dictan este tratado, se establece que
en la ciudad de Barinas no podrá permanecer sino un Comandante militar por la República con un
piquete de veinticinco hombres de paisanos armados de observación, y todos los peones
necesarios para las comunicaciones con Mérida y Trujillo, y las conducciones de ganados.
Art. 7º Las hostilidades de mar cesarán igualmente a los treinta días de la ratificación de este
tratado para los mares de América, y a los noventa para los de Europa. Las presas que se hagan
pasados estos términos, se devolverán recíprocamente; y los corsarios o apresadores serán
responsables de los perjuicios que hayan causado por la detención de los buques.
Art. 8º Queda desde el momento de la ratificación del armisticio abierta y libre la comunicación
entre los respectivos territorios para proveerse recíprocamente de ganados, todo género de
subsistencias y mercancías, llevando los negociadores y traficantes los correspondientes
pasaportes a que deberán agregar los pases de las autoridades del territorio en que hubieren de
adquirirlos para impedir por este medio todo desorden.
Art. 9º La ciudad y puerto de Maracaibo queda libre y expedita para las comunicaciones con los
pueblos del interior, tanto para subsistencias, como para relaciones mercantiles, y los buques
mercantes neutros o de Colombia que introduzcan efectos, no siendo armamentos ni pertrechos de
guerra, o los extraigan por aquel puerto para Colombia, serán tratados como extranjeros y pagarán
como tales los derechos, sujetándose a las leyes del país. Podrán además tocar en ella, salir y
entrar por el puerto los agentes o comisionados que el gobierno de Colombia despache para
España o para los países extranjeros, y los que reciba.
Art. 10. La plaza de Cartagena tendrá la misma libertad que la de Maracaibo, con respecto al
comercio interior, y podrá proveerse de él durante el armisticio para su población y guarnición.
Art. 11. Siendo el principal fundamento y objeto primario de este armisticio la negociación de la
paz, de la cual deben recíprocamente ocuparse ambas partes, se enviarán y recibirán por uno y
otro gobierno, los enviados o comisionados que se juzguen convenientes a aquel fin, los cuales
tendrán el salvoconducto, garantía y seguridad personal que corresponde a su carácter de agentes
de paz.
Art. 12. Si por desgracia volviere a renovarse la guerra entre ambos gobiernos, no podrán abrirse
las hostilidades sin que preceda un aviso que deberá dar el primero que intente o se prepare a
romper el armisticio. Este aviso se dará cuarenta días antes que se ejecute el primer acto de
hostilidad.
Art. 13. Se entenderá también por un acto de hostilidad el apresto de expedición militar contra
cualquier país de los que suspenden las armas por este tratado; pero sabiendo que puede estar
navegando una expedición de buques de guerra españoles, no hay inconveniente en que queden
haciendo el servicio sobre las costas de Colombia, en relevo de igual número de los que componen
la escuadra española, bajo la precisa condición que no desembarquen tropas.
Art. 14. Para dar al mando un testimonio de los principios liberales y filantrópicos que animan a
ambos gobiernos, no menos que para hacer desaparecer los horrores y el furor que han
caracterizado la funesta guerra en que están envueltos, se compromete uno y otro gobierno a
celebrar inmediatamente un tratado que regularice la guerra conforme al derecho de gentes, y a las
prácticas más liberales, sabias y humanas, de las naciones civilizadas.
Art. 15. El presente tratado deberá ser ratificado por una y otra parte dentro de sesenta horas, y
se comunicará inmediatamente a los jefes de las divisiones por oficiales que se nombrarán al intento
por una y otra parte.
Dado y firmado de nuestras manos, en la ciudad de Trujillo a las diez de la noche del día
veinticinco de noviembre de mil ochocientos veinte.
Ramón Correa.- Antonio José de Sucre.- Juan Rodríguez del Toro.- Pedro Briceño Méndez,
Francisco González de Linares. José Gabriel Pérez.-
28 DE ENERO DE 1821: EL ZULIA SE DECLARA LIBRE E INDEPENDIENTE DEL
GOBIERNO ESPAÑOL
Jorge Sánchez Meleán
Una decisión política transcendental
Hace 193 años, el 28 de enero de 1821, el pueblo del Zulia , asumió su primera decisión
política de importancia: tomó la decisión a través del Ayuntamiento de la Provincia de
Maracaibo, de declararse “libre e independiente del gobierno español” y “en virtud de su
soberana libertad se constituye en República Democrática y se une por los vínculos del
pacto social a todos los pueblos vecinos y continentales que bajo la denominación de Republica
de Colombia defienden su libertad en independencia bajo las leyes imprescriptibles de la
naturaleza”. Esta decisión trascendental en la historia del Zulia, es poco conocida y
valorada por los zulianos y venezolanos de hoy. Una historia patria escrita con criterios
centralistas así lo ha determinado. Los zulianos debemos tener bien claro, que nuestros
antepasados no se sumaron al proceso independentista de Venezuela ni el 19 de abril de
1810, ni suscribieron el acta de independencia de 1811.
Nos Nos
incorporamos al proceso independentista entonces, el 28 de enero de 1821, mediante
golpe bien planificado por los patriotas locales y los hermanos Delgado, uno de los cuales
Francisco, era el gobernador político encargado realista. Bolívar y Urdaneta desde
lejos, movieron los hilos conspirativos. Esta decisión de los zulianos fue fundamental
en el proceso de independencia nacional, razón por la cual, ha debido ser mejor
valorada por los historiadores venezolanos. Gracias a ella, La Torre declaró roto
el armisticio firmado el 26 de noviembre de 1820 en Trujillo, entre Bolívar y Morillo, que
suspendía la guerra por seis meses; y como consecuencia de todo ello, se emprendió la
Campana de Carabobo, básica también aunque no definitiva en el proceso independentista
de la Patria. Los zulianos siempre fuimos distintos, antes de la independencia, durante y
después de ella. Circunstancias de diverso tipo así lo determinaron. Por ello, nos
sumamos al proceso independentista por un camino diferente al acordado por quienes
siguieron la senda de la Junta Conservadora de los derechos de Fernando VII en 1810
desde Caracas, y dimos nuestra contribución inestimable no solo a la independencia de
Venezuela, sino a la de todo el continente .No estuvimos “ausentes” del movimiento
independentista por “buen tiempo”,
como han afirmado algunos historiadores, sino esperando el momento oportuno para hacerlo,
porque las características de la Provincia de Maracaibo no eran similares a la del resto del país.
¿Por qué entonces nos sumamos al proceso independentista en 1821 y no en 1810 o
1811? ¿Por qué no suscribimos el acta de independencia de 1811? Simplemente, porque éramos
distintos y lo hemos seguido siendo, sin que ello desmerite en lo mas mínimo nuestro
compromiso con el país.
II Una región histórica diferente El Zulia es una región venezolana con una definida
circunstancia geográfica. Durante la Colonia y hasta 1777, estábamos más vinculados
con los territorios hoy colombianos, que con los que forman nuestro país. Solo
quedamos definitivamente unidos a Venezuela desde que Carlos III negara la petición del
Ayuntamiento de Maracaibo, de que se le reintegrara al Virreinato de Nueva Granada.
Elementos geográficos obligaron a Maracaibo a tener una hermética existencia, entre tres
cadenas montañosas y solo con un cordón umbilical hacia el mar: la barra de nuestro lago.
Fue nuestra única comunicación con América y el mundo en general. Por ello los zulianos
y en especial los maracaiberos, no teníamos las mejores posibilidades de estar informados sobre
las ideas y movimientos que se sucedían en el resto de Venezuela y el mundo. Solo una
elite de criollos o peninsulares estaban al tanto de lo que acontecía. Los revolucionarios
maracaiberos, tenían profundas dificultades para predicar y convencer al pueblo llano
de incorporarse a los cambios profundos que estaban en gestación. Por otro lado,
cuando se produce la integración político-administrativa de Venezuela, a partir de 1777, a
solo 33 años del movimiento independentista del resto de Venezuela, la Provincia de
Maracaibo llevaba tres siglos desarrollando sus medios de producción y de vida. Éramos ya una
región histórica, con dinámica propia, distinta a la del resto de Venezuela. Teníamos nuestros
propios “modos de hacer, de vivir y de creer” como lo afirma Marlene Nava. Dentro de la
unión venezolana llegamos a tener la mayor conciencia del ser regional, de su diferenciación,
como lo sostiene R. Ortega. En esa región histórica había una élite muy celosa de su
autonomía e identidad que no estaba dispuesta a perder sus privilegios y el liderazgo que
ejercían en la producción y comercio del occidente venezolano. Esa
elite fue además muy bien manejada por personajes como Fernando Miyares, gobernador
y luego Capitán General de Venezuela, pues era hombre pródigo en cordialidad y sabia
sembrar la hispanidad en la región. Había construido además un entramado familiar y económico
con la elite maracaibera, todo lo cual fue un freno para la decisión de esa sociedad a
favor de la independencia en 1810 y 1811. Por ello, no se veía con confianza a un proceso
político inédito, dirigido desde Caracas. Desde allí se vendía la idea de una sola patria
unida y fuerte, pero en beneficio del centro y no de las provincias. Nuestro gran historiador R.M
Baralt afirma que para 1810, Maracaibo era la única ciudad de Venezuela que competía
con Caracas, tanto en comercio, como en cultura y riqueza.. Expresó que Maracacibo, siempre
mantuvo “un secreto deseo de separarse del gobierno de Caracas”. Y José Domingo Rus,
maracaibero diputado a las Cortes de Cádiz en 1812, planteó allí la creación de la Capitanía
General de Maracaibo, independiente de Caracas. En el fondo, los zulianos anhelaban la
independencia, pero por otro camino, porque éramos y somos diferentes. Además, siendo
la Provincia de Maracaibo clave para el gobierno español, aquí había un ejército importante,
sobre todo, si consideramos que para comienzos del siglo XIX la población de Maracaibo
llegaba solo a 20.000 habitantes aproximadamente. Ese contingente acantonado en
Maracaibo era capaz de enfrentar a cualquier enemigo proveniente del resto de Venezuela o de la
Nueva Granada, como lo afirma Vinicio Nava Urribarri. Según Márquez Morales en 1799,
cuando el levantamiento de Pirela, habían 400 veteranos; en 1810 las milicias del
Gobernador Miyares llegaban a 900 efectivos y ya para 1819 el Gobernador Montenegro y
Colón contaba con 1200 soldados. Por las razones citadas, no fue fácil para quienes
liderizaban el movimiento independentista nacional actuar sobre Maracaibo. Esta provincia
era distinta. Se le dio prioridad a otras e incluso a la Nueva Granada. En esta tierra no solo
permanecía escondido todavía el oro negro que nos haría famosos en el siglo XX, sino un
espíritu libertario que comienza a manifestarse desde 1799, hasta que aflora
definitivamente para no ocultarse nunca, el 28 de enero de 1821.
III
LAS MANIFIESTAS TENDENCIAS Y PROPÓSITOS DE INDEPENDENCIA
Esta Provincia de Maracaibo entonces, no se mantuvo ausente del movimiento
emancipador, iniciado en Venezuela desde fines del siglo XVIII, como sostienen algunos
historiadores. Durante el primer cuarto del siglo XIX fueron múltiples las acciones para
enfrentar al régimen monárquico, pero no estaban dadas las condiciones objetivas para su
participación más amplia, que si se dieron en el centro y oriente del país, para declarar
la independencia e iniciar la lucha armada para conquistarla. Así, en febrero de 1799, en
la Villa de Santa Rita intentan deponer de su cargo a don Bernardino Oquendo Teniente
de Justicia Mayor. En marzo de ese mismo año, Francisco Javier Pirela mulato de
Maracaibo encabeza una revolución, que fue delatada y que según se le informa al
Capitán General Guevara y Vasconcelos, “era una sublevación contra el régimen español,
para establecer la Republica”, como lo sostiene Ocando Yamarte en su historia del Zulia.
Más recientemente A. Lombardi Boscán en brillante investigación, es escéptico en otorgarle
algún tipo de contenido político a este complot. Medina Chirinos, en cambio, considera que
la revolución de Pirela era la continuación de la de Gual y España y la de Cartagena.
Para Nava Urribarri, en 1801 las mujeres republicanas de Maracaibo llevan a cabo una
campaña de
panfletos y propaganda verbal en los templos y desde los postigos de las casas de familia.
En diciembre de 1808 circuló un manifiesto conspirativo en la esquina de la Administración del
Correo suscrito por “Los hijos de Maracaibo”. Como lo afirma Ocando Yamarte, “En
Maracaibo se escondía una corriente republicana muy decidida”. Miyares por eso lo
calificó de pasquín y pretendía hacer creer que era una acción individual, para ocultar que
existía un movimiento contrario a la monarquía. Algunos historiadores afirman que cierta
relación tuvo que existir entre los revolucionarios de Caracas y Maracaibo en aquellas
fechas, pues el 24 de noviembre en Caracas, fueron apresados el Marqués del Toro, los
Tovar, José Félix Rivas y otros. Millares Carlo cita tres intentos a favor de la independencia
en Maracaibo en los años 1810, 1811 y 1812, aportando, como bien sabia hacerlo, pruebas
documentales. El primero pretendía tomar los cuarteles, apresar al Gobernador Miyares y
embarcarlo para Cuba. El segundo, que Ocando Yamarte califica de “revolución abortada
de Maracaibo”, puso de manifiesto que en esta ciudad “ardía subterráneamente la subversión
a favor de la independencia”, y aparecían como lideres Juan Evangelista González y José
Meza. El tercero en 1812, pone igualmente de relieve que el espíritu de independencia había
calado en Maracaibo. Cada día se captaban más partidarios. Se urdió un plan para actuar
sobre la ciudad con el fin de tomar los cuarteles, cárceles, deponer al gobernador y formar un
gobierno unido al de Caracas. La fecha del golpe seria el 14 de febrero, pero hubo un traidor y el
gobernador frustró las acciones planeadas. Los comprometidos fueron remitidos a Puerto Rico.
Según Ocando Yamarte, este movimiento es el que suelen equivocadamente ubicar el 26
de marzo como surgido en “la Escuela de Cristo” que se reunía en la ermita de Santa
Ana para promover igualmente la independencia. Gibraltar se alza en 1813 bajo el
liderazgo de Juan Evangelista González, quien extiende sus actividades revolucionarias
a Trujillo, Mérida y Táchira. Un huracán en Maracaibo el 25 de Julio de 1813 pone de
manifiesto el clima revolucionario existente, cuando los capuchinos de la iglesia de San
Francisco, como lo expresa Márquez Morales, vociferaban que ese fenómeno “era castigo
de Dios por las manifiestas tendencias y criminales propósitos de independencia
de los maracaiberos”. En mayo de 1814, poco tiempo después de marcharse el gobernador
Fernando Miyares, los rumores ponen de manifiesto un plan para asesinar al comandante
realista Ramón Correa y a 350 españoles, derrocar al gobierno y proclamar la Republica.
Nuevo intento revolucionario ocurre en marzo de 1817. Se proyectaba volar el almacén
de pólvora contiguo al Cuartel de Veteranos. Una nueva delación impidió esta revuelta y
muchos de sus promotores fueron a prisión. Pero mientras el tiempo transcurría, las
condiciones objetivas para la incorporación de Maracaibo al proceso independentista
se hacían más favorables. Cada vez esa corriente republicana crecía y se hacía más decidida.
Solo faltaba un empujón final.

IV
LA LIBERACIÓN DE MARACAIBO: OBJETIVO FUNDAMENTAL DE LA
ESTRATEGIA PATRIOTA

La liberación de Maracaibo se convirtió entonces en un objetivo fundamental de la


estrategia revolucionaria, especialmente después de dos sucesos del año 1819: la liberación
de la Nueva Granada y la creación de la Gran Colombia. Se inició por ello, la denominada
Campaña de Maracaibo. Bolívar deseaba ardientemente la toma de esta ciudad, para lo
cual contaba con el apoyo entusiasta de Rafael Urdaneta. En Angostura (1819), otorgó
recursos al General Montilla, para que se encargara de cubrir la parte oeste de Maracaibo.
Bolívar en persona estaba dispuesto a activar “la toma de Maracaibo”. Urdaneta actuaria por el
este. Ocando Yamarte dice que era “la operación tenazas sobre Maracaibo”. El Libertador
empuja a Montilla hacia esta. Le expresa al Vicepresidente Santander, que colabore con
Urdaneta pues de ello “depende la salud de Nueva Granada”. Maracaibo se
convirtió en una obsesión para Bolívar. En abril de 1820 Urdaneta estaba en Apure con 1000
veteranos y el General Lara corría a Ocaña a reunirse con el General Carmona para cooperar
con Montilla en la toma de Maracaibo. Bolívar se dedico a esta campaña, estableciendo
su cuartel en la Villa del Rosario de Cúcuta. Se empeño en la construcción de una flotilla en el
rio Zulia para llevar una expedición a Maracaibo, si fallaban los planes de Lara o Montilla.
Pero La Torre, General realista de las tropas de Morillo, se asentó en la Grita. Bolívar se
preocupó. La Torre no se movía a pesar del paso del tiempo. Bolívar solo esperaba a
Urdaneta para atacarlo. En mayo de 1820, el Libertador decide que dos batallones marchen
hacia Ocaña, para concentrar allí las tropas que por el occidente operarían sobre Maracaibo. Las
características geográficas de la ciudad dificultaban las acciones. Requería noticias sobre las
tropas de ambos bandos. Montilla estaba ya en Valle de Upar con 500 hombres. Lara tenía
la orden de atacar por Perijá.
En junio poco habían cambiado las cosas. Bolívar no se decidía a desalojar a La Torre, a pesar
de que este envió refuerzos a Maracaibo. La ciudad estaba asediada por todas partes. Urdaneta
salió el 22 de junio hacia la Grita. Las autoridades realistas sentían peligro especialmente
por occidente. La Torre y Morillo las protegían por el sur y el este. Envían tropas realistas
a Santa Marta para atacar en conjunto a los republicanos, pero Montilla enfrenta con éxito
ese intento. Bolívar en junio creía que Montilla o Lara tomarían a Maracaibo en tiempo
perentorio. Pero ello no fue posible. Se enteró por un baquiano del rio Zulia, que habían
sido derrotados. La Torre había bloqueado el sur pero estaba ya en problemas. Maracaibo
y Morillo le pedían auxilio. No se movía, pero Urdaneta con 2.000 hombres iba tras él
para desalojarlo de la Grita. Aunque Urdaneta no pudo nunca llegar a Maracaibo, los patriotas
de la ciudad se comunicaban constantemente con él a través de emisarios. Pero mientras la
Campana de Maracaibo seguía su curso, un suceso inesperado interrumpe las acciones.
Un golpe dado en España por quienes encabezaban las tropas que iban a ser enviadas
como refuerzo a América, obligó por los momentos a Fernando VII a transigir con las ideas
liberales. Morillo se sentía consternado al recibir la orden del rey de proceder con los rebeldes
de manera pacífica.
Envía a Bolívar una comunicación planteándole la firma de un cese de
hostilidades durante un mes. Miguel de La Torre le reitera al Libertador tal solicitud. Bolívar
acepta la tregua, pero plantea adicionalmente el reconocimiento por España de la República de
Colombia. Se inician las negociaciones para la firma de un tratado de regularización de la guerra.
El Libertador no pierde esa oportunidad para mejorar las posiciones y organizar mejor al
ejército patriota. En octubre, toman la ciudad de Trujillo y anteriormente habían ocupado
Mérida. El 25 de noviembre terminan las negociaciones con los españoles para la firma del
tratado. Se acordó un armisticio de seis meses prorrogable y el tratado de regularización con
el fin de reducir loa atropellos de parte y parte y establecer normas para el tratamiento de
prisioneros, heridos y muertos. Al día siguiente, en entrevista memorable en la ciudad de
Santa Ana (Trujillo) Morillo y Bolívar firman los acuerdos mencionados, en la misma
casa en la que éste, siete años antes, había emitido el decreto de Guerra a Muerte. El
General Morillo el 17 de diciembre se embarca definitivamente para España,
dejando al frente de las fuerzas realistas al General Miguel de La Torre. Este hecho
inesperado, para ambos bandos, había paralizado, por lo
menos en apariencia, la Campaña de Maracaibo. Y digo en apariencia, porque ya era
muy difícil detener las ansias de libertad de los patriotas de Maracaibo.

V
Maracaibo al fin libre e independiente del gobierno español

El armisticio permitió avivar las fuerzas de comunicación entre los revolucionarios para la
toma de Maracaibo. Esa comunicación tenía un eje indiscutible: el General Rafael Urdaneta,
comandante en jefe de la División de la Guardia, con jurisdicción límite, de acuerdo al
Tratado, desde Barinas siguiendo una línea hasta Momoporo en la orilla del lago de
Maracaibo.
Su ejército estaba compuesto por 4 escuadrones de caballería y varios batallones, al
frente de uno de los cuales estaba el teniente –coronel José Rafael de las Heras, quien como
Urdaneta estaba muy vinculado con Maracaibo. El Libertador había viajado a Bogotá. Las
comunicaciones de los patriotas con Urdaneta se multiplicaron con excusas de diferentes
motivos. Ocando Yamarte llama a esos movimientos “los viajes de la independencia”.
Para enero de 1821, Maracaibo estaba gobernada por Francisco Delgado, como Gobernador
Político Intendente y Comandante Provisional, en sustitución de Don Feliciano
Montenegro, quien según Besson, abandonó su cargo, por haber Morillo reconocido la
Constitución de Cádiz. Delgado era un zuliano de méritos, que había llegado a altas
posiciones en el gobierno realista, a pesar de no ser español de nacimiento. Tenía dos
hermanos, José María y Juan Evangelista, decididos republicanos. En Gibraltar, al
frente del Ayuntamiento estaba un patriota de larga tradición: Juan Evangelista González.
Su comunicación con Urdaneta y Bolívar era permanente. Urdaneta les ayudaba moral
y materialmente. El 26 de enero los patriotas de Maracaibo realizaron una reunión decisiva,
donde se planificaron los pasos a dar. El golpe se daría cuando se tuvieran noticias de que las
tropas republicanas estaban ya en camino , para darle apoyo a la decisión que tomaría el
Cabildo. Urdaneta envió al batallón Tiradores comandado por Heras, quien debían
embarcarse en Gibraltar. Sería el soporte militar del pronunciamiento. Bolívar no podía
pronunciarse ni actuar por la vigencia del armisticio. Delgado y González se habían puesto
de acuerdo. Seria González desde Gibraltar quien enviaría el pliego revolucionario con una
moneda de santo y seña, obedeciendo las instrucciones del General Urdaneta.
La noche del 26 de enero, la señora Dolores Moreno, en la Rita, recibió el documento y
la moneda. Al único batallón que podía crear problemas, el Valcárcel, se le sacó del juego con una
orden falsa de parte de La Torre. Se le movilizó hacia Coro. El Gobernador Delgado el
27 de enero por la noche, envió a Antonio Castro, esposo de Dolores Moreno a buscar noticias
a la Rita. Inmediatamente se devolvió con el pliego y la moneda que tenía su esposa. A las 3 am
del día 28 se los entregó a Francisco Delgado. La organización acordada se puso entonces
en movimiento. El pueblo se fue hacia el Ayuntamiento y éste reunido en Cabildo Abierto
en la Sala Consistorial, decidió

“declarar como declara al pueblo de Maracaibo, libre e independiente


del Gobierno español, cuales quiera que sea su forma desde este
momento en adelante; y en virtud de su soberana libertad se constituye en
República Democrática y se une con los vínculos del pacto social a
todos los pueblos vecinos y continentales , que bajo la denominación de
República de Colombia defiendan su libertad e independencia, según las
leyes imprescriptibles de la naturaleza”.

Se depositó el poder en Francisco Delgado “a nombre del gobierno político, militar e


intendencia para que sostuviera su libertad e independencia y cuidara de su seguridad
y tranquilidad”. Delgado inmediatamente informó al Libertador de lo acontecido. En los
acontecimientos habían actuado las tropas de la guarnición y también el pueblo, en todos
los estratos sociales. Delgado anotó, que habían testificado la adhesión a la República
incluso españoles y criollos, “que antes fueron prosélitos de la opresión”. Así mismo, se
informó al General Rafael Urdaneta.
Le agradecieron sus “delicadas atenciones” y le invitaban a hacerse presente en
Maracaibo que había conseguido su libertad “bajo la inmediata protección de su benemérito
hijo”. Era evidente que Bolívar y Urdaneta habían fraguado la toma de Maracaibo, retrasada un
tanto por la firma del armisticio. El día 30 de enero, ya las tropas de Heras se hicieron presentes
conducidas por Tomás Vega y Manuel Castro. Para ese momento, los realistas aun
dominaban en Pasto, Cartagena, Santa Marta, Coro y en Caracas, pero habían perdido a
la Provincia de Maracaibo. Eso era un golpe mortal para el dominio español en nuestra
patria, como muy pronto se pondría de manifiesto.

VI
Las importantes consecuencias del 28 de enero de 1821

El pronunciamiento de Maracaibo entonces, no es solo una fecha de trascendental


importancia para el Zulia, sino para toda Venezuela. En cuanto al Zulia, como expresa
Morales Manzur. “esta fecha marca la definitiva decisión del Zulia de formar parte de
Venezuela, desatancándose que el compromiso de 1821, se mantuvo, a pesar de todas
las tempestades políticas que se registraron durante el siglo XIX.” Y en cuanto a Venezuela, la
primera consecuencia fue su efecto sobre el armisticio acordado en noviembre del año
anterior. Bolívar y Urdaneta estaban en una posición delicada. Urdaneta desde Trujillo
da una primera explicación a Miguel de La Torre. Le expresa que el pronunciamiento es
“obra del pueblo de Maracaibo”. Lamentaba que la decisión del pueblo hubiera sucedido
en tiempos de paz, pero que él no podía desatender “las súplicas de los habitantes de
Maracaibo”, que solicitaba acogerse a la protección de las armas de la República. En su
fuero interno Bolívar estaba jubiloso, a pesar de que los acontecimientos del 28 de enero pudieran
ser motivo para el rompimiento del armisticio. Reconocía que Maracaibo, que una vez más
demostraba ser diferente, hubiera logrado sus propósitos sin los “males y sacrificios de la
guerra”.
Felicitó a Urdaneta por la prudencia con la que había conducido el asunto. Encomendó a
Montilla vigilar las tropas realistas que habían salido de Maracaibo hacia Rio Hacha. Los
españoles reaccionaron como era de esperarse. La Torre pretendía que Urdaneta retirara
las tropas de Maracaibo. Bolívar también dio explicaciones a La Torre y “desaprobaba” el
avance de Heras a Maracaibo. Argumentaba que el análisis del acta del pronunciamiento
eximia al gobierno de toda responsabilidad. Según Bolívar, ningún gobierno podía oponerse a
la decisión libertaria de un pueblo, y además, en el armisticio, ninguna clausula impedía amparar
el derecho de aquellos pueblos que se “acojan al gobierno de Colombia”. La Torre no
aceptó ninguno de los argumentos presentados. Pretendía que salieran de Maracaibo
las tropas que se habían enviado. Pero ni Bolívar ni Urdaneta, que habían hecho una jugada
maestra, estaban dispuestos a ceder. Para proteger más a Maracaibo, Bolívar ordena a
Urdaneta el 3 de marzo ir a su ciudad natal, como Comandante en jefe de la Guardia, para
cuidarla y protegerla. Ningún enemigo debía penetrar la ciudad. Por todo ello, entre marzo y abril
de 1821 se reanudaron las hostilidades entre patriotas y realistas y se inicia la Campaña
de Carabobo. Entre tanto, el Congreso Constituyente de Cúcuta en mayo de 1821 crea el
Departamento Zulia integrado por las provincias de Coro, Trujillo, Mérida y Maracaibo, cuya
capital era Maracaibo.
Ese mismo mes, Bermúdez derrota a los realistas en el Guapo. Urdaneta en occidente vence en
Casigua y el 11 de mayo entra a Coro. El 15, las tropas de Bermúdez entran a Caracas y el 25,
Cruz Carrillo toma Barquisimeto. Páez sale de Achaguas hacia Guanare. La Torre se retira hacia el
lago de Valencia para defender a Puerto Cabello y detener en la llanura de Carabobo los
avances patriotas desde occidente. Pero le fue imposible, pues el 24 de junio las fuerzas
de Simón Bolívar, con la participación de Páez, Cedeño, Farriar y Ambrosio Plaza vencen
a Miguel de La Torre en la Batalla de Carabobo. Esta batalla, aunque no sellaba definitivamente
la independencia de Venezuela, si fue decisiva en ese propósito. Todo ello fue
acelerado, como consecuencia del Pronunciamiento de Maracaibo el 28 de enero de 1821. Pero
los españoles, no daban su brazo a torcer. Seguían en la lucha y para ellos Maracaibo
era fundamental. Desde inicios de 1822 Lino de Clemente Intendente del Departamento
Militar tuvo que enfrentar alzamientos. La independencia de Maracaibo enfrentaba peligros,
aunque el Intendente los negara. En abril, Tomás Morales llegó a los Puertos de
Altagracia, donde estaba Heras organizando una expedición hacia Coro.
Allí estableció su cuartel general. Se dispuso a sitiar a Maracaibo por el norte y el sur.
En esos combates muere Heras, quien había sido clave en el Pronunciamiento. Morales
persiste en tomar la ciudad y desde Puerto Cabello se viene al Zulia, desembarcando
en Cojoro con 1500 hombres en agosto. Vence al Teniente Coronel Francisco Farías en
Sinamaica en septiembre, mientras engrosaba su ejército. Morales vence a Castelli cerca del
rio Limón. Entra a Maracaibo el 7 de septiembre de 1822, en medio de la consternación del
pueblo. Se empeñó en castigar a la ciudad. Según R.M Baralt, al verse “dueño de Maracaibo,
expidió un decreto imponiendo pena de muerte y confiscación a los extranjeros que se
consiguiesen con armas en la mano”. Fueron días de barbarie para cobrar a Maracaibo
su pronunciamiento de enero de 1821. Mueren muchos jóvenes y lideres fundamentales,
como el coronel Francisco Delgado y su hermano Nepomuceno. En esos días aciagos, por su
valor, pasa a la historia nuestra heroína Ana María Campos. Pero Maracaibo, después del
28 de enero de 1821, estaba dispuesta a ser siempre libre e independiente. Los jefes
republicanos inician el denominado bloqueo de Maracaibo. Unen sus esfuerzos Mariano
Montilla jefe del Departamento Militar de Rio Hacha,
Por otro lado, Manuel Manrrique Comandante del Departamento Zulia y el Capital de Navío
José Prudencio Padilla, Comandante General de la Escuadra de Operaciones sobre el Zulia,
quien tenía apenas 28 años. Después de nueve meses de luchas, se dio la gran batalla del 24
de julio de 1823, batalla naval, donde la flota patriota estuvo al mando de Padilla, quien venció a
Ángel Laborde y Navarro. Con esa batalla en las aguas de nuestro lago, se sella definitivamente
la independencia de Venezuela, aunque asi no lo reconozca la historia escrita desde el
centro. El 3 de agosto de 1823, Francisco Tomas Morales firma el acta de la Capitulación,
como último Capitán General de España en Venezuela, a donde regresa. En consecuencia,
después del 28 de enero de 1821, solo once meses mas estuvo Maracaibo privada de
libertad, para nunca más estarlo hasta el día de hoy. Lo acontecido en el Zulia ese día
de enero, marcó para siempre nuestro compromiso con la independencia y libertad y
desencadenó la lucha final por la independencia nacional. Y como bien lo expresa Ocando
Yamarte en su historia, “si bien Maracaibo fue la última en entrar en la lucha a favor de
la República, también fue la última en soltar las armas de la libertad”.

VII
Rescatemos la importancia del 28 de enero de 1821

Por todo ello, el 28 de enero de 1821 es una fecha a la que los zulianos y venezolanos
debemos dar la importancia que merece. Ya lo hace nuestro escudo, que solo recoge dos
fechas: el 24 de agosto de 1499 cuando Ojeda descubrió el golfo y lago de Maracaibo; y el
28 de enero de 1821, cuando la Provincia de Maracaibo decidió independizarse del gobierno
español. Para Morales Manzur “equivale a la suma del 19 de abril y el 5 de julio nacionales y
ha sido fecha poco valorada en la mayoría de las historias generales de Venezuela e
incluso del Zulia”. De allí que este Cuerpo, heredero de aquel que, en Cabildo Abierto en
la Sala Consistorial, en esta ciudad, con su Presidente y Regidores, Sindico, Procurador y
Secretario decidieron “poner o restituir al pueblo en el uso y goce de la libertad soberana”, cada
año a partir de este momento, debería realizar una sesión solemne para conmemorar
tal acontecimiento y reflexionar sobre el presente y futuro del Zulia.
así mismo, propongo a este Cuerpo, cuando solo faltan siete años para la
conmemoración de los dos siglos del Pronunciamiento de Maracaibo por la libertad, designe
una comisión amplia y plural, que con tiempo suficiente, en conjunto con los funcionarios
de este municipio y con las demás ramas del Poder Público, planifique las actividades y obras
con las que deben recordarse los doscientos años de la incorporación del Zulia al proceso
independentista venezolano en el 2021.
Este municipio, además, adelantándose a estos acontecimientos, debería
plantear al Poder Ejecutivo y Legislativo del Zulia, que se decretara como día feriado
en toda la jurisdicción del Estado, al 28 de enero, cumpliendo claro está, con las disposiciones
legales sobre la materia. Es bueno recordar, que solo en el año 2002, el exgobernador Manuel
Rosales, decretó como día de júbilo la celebración del 28 de enero, al que se denominó “Día
de la zulianidad”. Por otra parte, quiero recordar a este Ayuntamiento, que cuando se
cumplieron 166 años del “Pronunciamiento del Ayuntamiento de Maracaibo sobre
su independencia y anexión a la Gran Colombia” como expresaba el Acuerdo que traigo a
colación, este Municipio acordó dar el nombre de Paseo 28 de Enero al actual Paseo
Ciencias. En el mismo documento se aprobó además, “erigir un monumento
conmemorativo en el referido Paseo”. El Acuerdo fue firmado por Carmen Ramona Morán
Vera como Presidente encargado y Aura Velázquez Pérez como Secretaria. En el Paseo,
en acto celebrado al efecto, se dejó constancia de ello, con una placa conmemorativa. Hoy,
el gobierno del estado Zulia adelanta una remodelación de ese espacio urbano, y es el
momento para que el Municipio Maracaibo intervenga, en base a las competencias
constitucionales y legales que tiene en materia de patrimonio histórico, parques, jardines, plazas
y en materia de nomenclatura y ornato público, con el fin de hacer realidad lo que decidió
este Cuerpo hace 27 años. En el nuevo Paseo, al que se le quiere dar el nombre de Paseo de
los Libertadores, la fecha del 28 de enero de 1821 y los nombres de quienes participaron,
tanto en el pronunciamiento, como en la batalla naval de 1823, no deben ser ignorados. La
historia de Venezuela y los monumentos que la recuerdan, no puede pasar por alto lo
acontecido en cada una de las provincias que constituían nuestro territorio a principios del
siglo XIX, porque Venezuela éramos todos. Ese paseo debe denominarse entonces Paseo 28 de
Enero.

VIII
En defensa permanente de los “nativos fueros”

Apreciados señores:
Por todo lo expresado, es evidente que el Zulia ha sido siempre una Patria muy
particular. Siempre hemos sido distintos. Hemos tenido nuestra propia fisonomía, antes y
después del 28 de enero de 1821. Sin embargo, como bien lo expresó el Dr. Rafael Caldera en
discurso memorable en la Universidad del Zulia en 1958, “no se puede tener cabal idea de lo que
Venezuela constituye como estructura nacional y de sus potencialidades futuras, sin apreciar lo que
es el Zulia y lo que significa en la vida venezolana”. Desintegrada la experiencia de
la Gran Colombia aceptamos con discrepancias el modelo de estado de la Constitución
de 1830 y desde ese momento, comenzó la lucha por nuestra autonomía político-
territorial, dentro de un estado federal bien entendido. Desde el siglo XIX hasta hoy, nunca el
Zulia ha dejado de enfrentar a las autocracias y a los autócratas que hemos tenido. Hoy,
doscientos tres años después de la declaración del 5 de julio de 1811 y a ciento noventa
y tres años del Pronunciamiento de Maracaibo a favor de la independencia nacional,
seguimos defendiendo con calor la autonomía de los estados y municipios, consagrada en
la Constitución de 1999, ante cualquier acción que pretenda desvirtuarla. En estos momentos,
los maracaiberos y todos los zulianos debemos defender las competencias y recursos
del estado Zulia, de sus municipios y de sus parroquias. Hoy más que nunca entonces,
debemos avivar el espíritu de zulianidad que llevamos en la sangre. En esta hora crucial
para el país, debemos reafirmar los principios y valores que han servido de fundamento al
Estado que nos dimos hace dos siglos, y que nadie tiene derecho a menoscabar: la
libertad, la justicia, la igualdad, la vida, la democracia, la ética, el pluralismo político, y el
federalismo. Inspirados en el espíritu que animó a los patriotas de Maracaibo del 28 de
Enero de 1821, llegó la hora de defender con fuerza y convicción lo establecido en el
artículo 2 de la Constitución del estado Zulia: el derecho a la autonomía, como base de su
autogobierno, dentro del estado federal descentralizado consagrado en la Carta Magna.
Ese autogobierno, no puede circunscribirse solo a unidades socioterritoriales sin
autonomía, manejadas desde el poder nacional porque previamente requiere de la
autonomía político territorial. Ello además es antihistórico e inconstitucional. Hoy, la zulianidad
que siempre nos ha hecho distintos, debe ser la fuerza que nos guíe en la defensa de
eso que Udón Pérez llamó “los nativos fueros”. Y recitando la última estrofa de su himno, que
es también el nuestro, como homenaje a quienes nos dieron la libertad hace ciento noventa
y tres años, le reitero al Zulia que:
¡ Jamás, jamás los déspotas
o la invasión taimada,
la oliva por la espada
te obliguen a trocar;
y sigas en la cúspide
triunfante como eres,
rumores de talleres
oyendo sin cesar:
en vez de los clarines
i el parche militar!
Bibliografía
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Dr. Raimundo Andueza Palacios

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Maracaibo y la Independencia de Venezuela

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Morales Manzur Juan Carlos, Exposición en la Academia de Historia del estado Zulia,

El Zulia: independencia y autonomismo. Enero 2014


La exitosa estrategia con la que el Libertador triunfó en Carabobo
Por Haiman El Troudi | Destacadas, Lo Afirmativo Venezolano, Patrimonio | | 8 junio,
2021 | 22
La estrategia del Libertador Simón Bolívar de reunificar y cohesionar las fuerzas patriotas mientras
desarticulaba el férreo orden del ejército realista, signó el triunfo de los revolucionarios en la batalla
de Carabobo, el 24 de junio de 1821.

En 1820, a un año de la victoria en la batalla de Boyacá, que puso a Bogotá y Cundinamarca bajo
el dominio patriota, Bolívar se trazó como meta una campaña decisiva en Venezuela que marcara
su liberación definitiva. Pero era necesario crear las condiciones para el éxito absoluto,
comenzando por el reencuentro y abastecimiento del Ejército Libertador.

Entonces, el destino había vuelto a aliarse con la revolución independentista venezolana. El plan
ingeniado por el Libertador para reunir a las tropas en todo el territorio nacional, así como para
desestructurar a las bien plantadas fuerzas imperiales, se vio providencialmente reforzado con la
Revolución Liberal en España, que frenó el absolutismo del rey Fernando VII por tres años y
propició un armisticio en la guerra independentista.

El ejército más poderoso de los españoles


La exitosa estrategia con la que el Libertador triunfó en Carabobo
Batalla de Boyacá.

Una fuerza calculada en 14 mil hombres poseía el ejército español en 1820, considerada la más
poderosa en los países rebeldes suramericanos. Los realistas tenían el poder en Maracaibo, Coro,
Puerto Cabello, La Guaira, Barcelona y Cumaná, así como en la capital (Caracas) y toda la región
central del país. Al mando de los generales Pablo Morillo y Miguel de la Torre, también disponían
de los grandes ingresos por la exportación de Cacao y añil.

En contraste, las fuerzas patriotas en Venezuela no superaban los 6 mil hombres y se encontraban
diseminadas en un empobrecido territorio nacional, donde solamente dominaban la isla de
Margarita y Maturín en oriente; San Cristóbal, Mérida y parte de Trujillo, en occidente. La provincia
de Guayana, al sur y Apure, en los llanos.

Este fue el escenario que recibió al Libertador Simón Bolívar a su regreso victorioso. Se afirma que
ante la precaria situación tanto económica como militar en Venezuela, además del peligro de un
intento de reconquista realista de los territorios liberados en la ya para entonces Gran Colombia, el
héroe caraqueño ideó la batalla decisiva para sellar la independencia venezolana.

España busca restablecer su autoridad conciliando


La exitosa estrategia con la que el Libertador triunfó en Carabobo
Firma del Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, estado Trujillo, 25 de noviembre de
1820.

En España, también en 1820, las nuevas autoridades liberales que habían obligado a Fernando VII
a jurar la Constitución de 1812, texto que contemplaba una monarquía parlamentaria y el fin de la
Inquisición entre otras amplias libertades, se dispusieron a restablecer su autoridad en las colonias,
pero por la vía conciliatoria, prometiendo instituciones liberales, una amplia amnistía e incluso
ofreciendo dignidades y empleos a los insurgentes.

El 6 de junio del mismo año, el general Pablo Morillo recibió las instrucciones para negociar un
armisticio con las autoridades republicanas. Tanto el jefe realista como los líderes patriotas
despreciaban la iniciativa. El primero la consideraba una humillación que poco beneficio traería.
Los segundos defendían el orgullo patrio y el honor por la sangre derramada.

Pero el Libertador aprovechó la oportunidad de ganar tiempo con el armisticio y así recomponer
sus fuerzas. El tratado se firmó el 25 de noviembre de 1820, en Trujillo, con el general Antonio José
de Sucre en representación de la República y el brigadier Ramón Correa por los españoles. Al día
siguiente llegó a su fin la Guerra a muerte, decretada por Bolívar en 1813.

Entretelones de una difícil negociación


Arduas fueron las negociaciones para lograr el tratado de Armisticio, constituidas por una serie de
conferencias llenas de interrupciones y dificultades de ambas partes. “¡Están locos!: ignoran lo que
mandan; no conocen el país, ni los enemigos (…) ni las circunstancias; quieren que pase por la
humillación de entrar en estas comunicaciones”, habría exclamado Morillo ante su secretario y
director de la Gaceta de Caracas, José D. Díaz.

La exitosa estrategia con la que el Libertador triunfó en Carabobo

No obstante, una vez sellados los arreglos para iniciar la negociación se dio la famosa entrevista
de Santa Ana de Trujillo entre Bolívar y Morillo, de la que ambos escribieron favorablemente. El
español calificándola como “uno de los días más alegres de mi vida”, narró: “Todos hicimos locuras
de contento, pareciéndonos un sueño el vernos allí reunidos como españoles, hermanos y amigos.
Crea Ud. que la franqueza y la sinceridad reinaron en esta reunión”.

“Nos abrazamos un millón de veces, y determinamos erigir un monumento para eterna memoria
del principio de nuestra reconciliación en el sitio en que nos dimos el primer abrazo”, dejó plasmado
el venezolano. Pero dos derechos irrenunciables siempre ensombrecieron el acuerdo: para los
españoles, el de restituir su poder imperial y para los patriotas el reconocimiento de la República.

Independentistas fortalecidos por el armisticio


La exitosa estrategia con la que el Libertador triunfó en Carabobo
General Miguel de la Torre.

Además de haber otorgado tiempo para recomponer parte de las filas del ejército revolucionario,
el armisticio fortaleció la imagen y el apoyo interno a los patriotas, pues la estrategia conciliatoria
de los españoles fue percibida como una muestra de debilidad del Rey y como una posibilidad real
de triunfo local, por quienes seguían respaldando a la corona en la República, bien por intereses
económicos, bien por miedo.

Los patriotas también se vieron favorecidos por la partida del general Morillo, quien a los días de
la firma del armisticio, quizás convencido de su eventual fracaso, partió de Venezuela, dejando a
una parte de sus hombres desmoralizados y en manos del general de la Torre.

En efecto, la tregua pautada para seis meses apenas duró dos porque el 29 de enero de 1821,
el comandante José Heras, sin consultar con el alto mando, atendió el pedido de auxilio desde la
provincia de Maracaibo que había proclamado su adhesión al gobierno republicano. De nada
valieron las exigencias de cumplir con el tratado hechas por de la Torre al Libertador. Se acordó
que las hostilidades se reanudarían el 28 de abril.
Perdiendo también se gana
La exitosa estrategia con la que el Libertador triunfó en Carabobo

Imagen de la Revista Memorias N° 3 del Centro Nacional de Historia.

Perdiendo también se gana. Nunca un dicho popular fue tan cierto como cuando el general José
Francisco Bermúdez liberó a Caracas del control imperial, como parte de la estrategia de distracción
de las fuerzas enemigas (conocida como diversiones) desplegada por el Libertador en el país,
viéndose obligado a perderla en un lapso de 15 días.
Siguiendo las órdenes de Bolívar, Bermúdez avanzó desde el Unare sobre Caracas con unos
1.200 soldados que batieron a unos realistas en El Guapo e hicieron que huyeran de Guatire otros
700. Fue el 12 de mayo de 1821. Dos días después entró a una Caracas evacuada por los
españoles. El 20 llegó a La Victoria, pero fue repelido y obligado a retroceder a la capital para
marchar en retirada a Guatire.
Pero la estrategia del Libertador desestructuró toda la formación del ejército de Miguel de la
Torre, quien se tuvo que devolver cuando pretendía atacarlo por sorpresa en Guanare y que
desguarneció el Occidente, al enviar a sus mejores contingentes a defender Caracas, por lo que
cayeron Coro y Barquisimeto.
De igual manera, la poderosa vanguardia de Francisco Tomás Morales, obligada a moverse,
dejó libre el flanco sur del general de la Torre, lo que aprovecharon las fuerzas de José Antonio
Páez para avanzar. En conclusión, el general Bermúdez había perdido la batalla de Caracas, pero
el Ejército Libertador, gracias a sus operaciones en el marco de las diversiones emprendidas por
Bolívar, ganaría la Batalla de Carabobo.

La Batalla de Carabobo reivindicó la unidad patriótica para la libertad de Venezuela


Carabobo fue más que una batalla, fue una expresión de unidad cívico-militar de los patriotas
con estrategias y organización comandada por el Libertador Simón Bolívar, para alcanzar la
independencia y derrotar tres centurias de dominación y vasallaje extranjero.
Fue una victoria construida con destreza militar que llevó consigo las banderas del proyecto de
República, que avizoró nuestro padre de la Patria en el Discurso de Angostura en 1819, y con ello
el carácter irreductible de consolidar la independencia de Venezuela.
El encuentro bélico resumía los 11 años de la Guerra de Independencia, los anhelos y desafíos
de un pueblo que clamaba por su libertad y por abandonar toda dependencia política extranjera.
Bolívar supo interpretar la voluntad colectiva y un grito de independencia sellaría en Carabobo la
derrota del fuego enemigo.
Las coyunturas sociales y políticas que antecedieron a la gloriosa batalla de Carabobo del 24 de
junio de 1821, estuvieron signadas por marchas y contramarchas, victorias y fracasos que como en
toda guerra o acción bélica ocurren para concretar los objetivos planteados, y está no fue la
excepción. El curso inexorable por la causa republicana continuaba su marcha con Bolívar “el
hombre de las dificultades”, al frente.
“La batalla de Carabobo no es un hecho fortuito, que se dio como si llegamos al Campo de
Carabobo y se enfrentaron dos ejércitos (Libertador y Realistas), sino que se dio la preparación de
todo una estrategia para lograr pelear allí”, nos refiere en su reflexión y estudio G/B Frank Zurita,
Jefe de la División de Doctrina y Adiestramiento Militar y docente e investigador de la Universidad
Militar Bolivariana de Venezuela.
En el preámbulo historiográfico se registra que las operaciones bélicas se habían detenido a
causa de la firma del Armisticio de Trujillo, constituido por dos acuerdos firmados entre la Gran
Colombia, representada por el Libertador Simón Bolívar y el reino de España con el jefe de la fuerza
expedicionaria enviada por el rey Fernando VII, el Mariscal de Campo Pablo Morillo, durante los
días 25 y el 26 de noviembre de 1820 en Santa Ana de Trujillo, Venezuela.
Éstos derogan el Decreto de Guerra a Muerte, acordaban la tregua de las acciones de guerra
por seis meses y el reconocimiento de Colombia como República. El Armisticio de Trujillo, ha sido
considerado como el primer acto de diplomacia de la República.
Para comienzos de 1821, Bolívar se encontraba en Boyacá, y en su ausencia ocurre el
pronunciamiento de Maracaibo a favor de la República, el 28 de enero de ese mismo año, lo que
rompía la tregua del Armisticio de Trujillo. Esto significó una verdadera derrota para los Realistas,
dado que Maracaibo siempre les había servido a sus intereses.
El historiador Jacinto Pérez Arcay, en su obra literaria Carabobo un punto itinerario, nos relata
que este hecho “más que fruto de actitud popular, se trata de una maniobra política hábilmente
estimulada por el General Rafael Urdaneta, oriundo de la ciudad realista y comprensiblemente
ansioso de incorporarla a la causa que él viene sirviendo”.
Después del Armisticio de Trujillo, Pablo Morillo, entrega a Miguel de la Torre el mando del
ejército Realista. Al romperse la tregua en enero de 1821, La Torre protesta ante Urdaneta y luego
ante el Libertador, quien en una extensa carta le responde y en conclusión refiere que: “el armisticio
no incluye cláusula alguna que impida a un pueblo abrazar la libertad, ni él puede impedirlo”. En
respuesta también el Libertador desaprueba al Coronel José Rafael de las Heras, subalterno de
Urdaneta y quien estuvo al frente del alzamiento, afirmando que sería juzgado por haberse
excedido en sus facultades.
Bolívar, se mantiene adherido al Armisticio de Trujillo, pero el 10 de marzo de 1821, escribe a
La Torre, Comandante en jefe de los Realistas, anunciando su determinación de poner fin dentro
del plazo estipulado que eran de 40 días, a no ser que se reconozca la independencia absoluta de
Colombia. El comandante español imposibilitado para conceder tal reconocimiento, anuncia que la
fecha de expiración del tratado será el 27 de abril, comenta Pérez Arcay.

En la Campaña de Carabobo, se fue construyendo la victoria


En el mes d abril de 1821, el Libertador comienza a preparar la Campaña de Carabobo, como
elemento fundamental de la acción bélica independentista que le daría el triunfo el 24 de junio,
aprovechando estos meses cuando se da inició propiamente a las hostilidades entre patriotas y
realistas.
Bolívar, en su evolución militar tiene una concepción amplia de las operaciones en tiempo y
espacio con alcance estratégico, posee dominio sobre sus comandantes de cuerpo y está por
primera vez en condiciones de comprometer un plan concertado, nos aporta Pérez Arcay.
Igualmente marcha en la consolidación de las estrategias militares, la liberación de los territorios,
la superioridad numérica de sus batallones frente a los realistas y un elemento estratégico fueron
la llamadas “diversiones”, maniobras militares destinadas a desviar la atención del enemigo hacia
un lugar de menor preponderancia para atenuarlo en la acción principal.
Para entonces, un componente a favor de los patriotas había sido la liberación de los territorios,
antes al mando de los Realistas. Los republicanos se habían enseñoreado de Guayana y las
Provincias de oriente, siendo esto una ventaja de dominio amplio del semicírculo que describe a
Guárico, Calabozo y Trujillo, para llegar a los Andes merideños, hasta Maracaibo ya incorporados
a Colombia.
Los Realistas por su parte ocupan una amplia franja de espaldas al mar aún bajo dominio de su
escuadra, por esta vía recibían de España alimentos, armas, pertrechos y municiones. Además
dominaban puntos estratégicos como Caracas y Coro. Pérez Arcay, sostiene que Bolívar, quien ya
contaba con el triunfo de Boyacá y la Nueva Granada, además de los territorios libres de Venezuela,
está entonces en capacidad de elegir estrategias.
“Si opta por la ofensiva (…) con su temperamento y superioridad material relativa puede escoger
momento, dirección y dosificación de los esfuerzos, dispone de la iniciativa, en tanto su antagonista,
no tiene otro camino que aguardar el golpe y reaccionar en concordancia”, añade el historiador.
Zurita, nos explica uno de los principios de la Campaña de Carabobo: “En esa campaña se dan
varias operaciones militares, esas operaciones estaban destinadas justamente a tratar de
desmembrar el ejército español, antes que se concentrara y pudieran dar una batalla decisiva, es
decir si La Torre se presentó en esa zona central con 6000 hombres, la idea de Bolívar era llegar a
la batalla decisiva que todavía no tenía precisión de donde iba a ser, podía ser en San Carlos, podía
ser en Barinas, pero se dio fue en Carabobo, y él pretendía llegar a esa batalla con superioridad
numérica”.

Diversiones militares, estrategia para la victoria


Para comenzar la batalla campal que culminó el 24 de junio en las llanuras de Carabobo, Bolívar
define las “diversiones militares”, de las cuales Zurita nos dice que apuntaron a restarle fuerzas
ejército español y cuando se presentarán en la batalla decisiva, ellos estuvieran en una cantidad
inferior de soldados. Además, era imprescindible unir a los tres ejércitos: el de Páez, Urdaneta y el
suyo para salir en busca del ejército Realista de manera simultánea.
Mientras tanto el ejército de Oriente a la mano del General José Francisco Bermúdez, llegando
a Caracas, obligaría a los españoles a dividir fuerzas.
Bolívar se pone en marcha. El 5 de marzo de 1821, está en Trujillo. El 21 en Achaguas y el 28
del mismo mes en Payara. Regresa a Barinas, a donde llega el 12 de abril, pasa por Guanare el 17
de mayo, por Ospino el 28, ocupando el 30 de mayo la Villa de Araure, nos relatan los historiadores
Carlos Fagúndez y Carmen Marcano de Fagúndez, en su obra literaria Simón Bolívar Año tras año
1783-1830.
Para el 30 de abril, Bolívar había conseguido la plena unidad espiritual de sus fuerzas con el
hábil gesto de designar jefe de su Estado Mayor General a Santiago Mariño.
Entre marzo y mayo de 1821, el Libertador en una gran actividad estratégica se había reunido
con casi todos los jefes patriotas discutiendo las maniobras para la gran batalla. En todos los
encuentros había concertado concentrar a los ejércitos en San Carlos a donde llega el 2 de junio y
el 5 llega el grueso de su ejército.
El General José Antonio Páez, inicia su marcha el 10 de mayo en Achaguas. Atraviesa el río
Apure con un ejército de 2.500 hombres, 2.000 caballos de reserva y 4.000 novillos para alimentar
la tropa, en pleno tiempo de lluvias. La caballería de Páez, entra en San Carlos el 4 de junio y el 18
llega la infantería.
Entre tanto, la diversión al mando del general José Francisco Bermúdez, partió el 28 de abril por
instrucciones del Libertador, desde Barcelona en Oriente, con 1.200 hombres la mayoría
campesinos, esclavos y ciudadanos humildes quienes iban rumbo a Caracas y esta acción estaba
encaminada a dislocar el dispositivo de La Torre, forzándolo a volver a su espalda. Bermúdez pasa
por Tacarigua de la Laguna, el Guapo y Chuspita desalojando a grupos combatientes en el trayecto.
De Barlovento marchan hacia Guatire, en donde recorrerán más de 129 kilómetros. Una vez en
el lugar, vuelven a luchar contra el ejército imperial en el Combate de El Rodeo, el 12 de mayo de
1821. Tras unas tres horas de lucha, ocurrida específicamente en el sector Trapiche de Ibarra. El
Ejército Patriota sale victorioso, dejando solo un saldo de 90 hombres, entre muertos y heridos. Se
dice que en el enfrentamiento se incluían venezolanos que estaban de acuerdo con la colonización.
A diez días para la Batalla de Carabobo, el 14 de junio de 1821, las tropas patriotas del General
José Francisco Bermúdez, luchan en un cruento y sangriento combate contra los soldados del
Ejército de las Banderas del Rey en el sector Macuto, situado al sur oeste de Santa Lucía.
“El Combate de Macuto fue un duro y cruel enfrentamiento bélico que duró aproximadamente
unas siete horas, hasta que al final fue debilitado el ejército realista y sale victoriosa las fuerzas
republicanas y patriotas. A los realistas no les queda otra opción que huir hacia el noroeste y tomar
el camino hacia Soapire”, cuenta Juan Ramón Ávila, cronista de Santa Lucía del municipio Paz
Castillo.
La misión del General en Jefe del Ejército de Venezuela, José Francisco Bermúdez,
encomendada por el Libertador Simón Bolívar, está cumplida. Las fuerzas castrenses del Rey
Fernando VII, están debilitadas moral y militarmente. Además se logró recuperar territorios
ocupados por los españoles y se impidió que fuerzas imperiales llegaran a los campos de Carabobo
para el conflicto bélico final del 24 de junio de 1821. La Batalla de Carabobo, está servida para el
triunfo de los patriotas y la liberación de Venezuela.
Lo propio ocurriría con el Coronel Cruz Carrillo, quien lleva a su mando el grueso del ejército en
occidente. Haría un ataque secundario por el norte sobre el eje Trujillo-Barquisimeto –San Felipe,
con el doble propósito de atacar el flanco norte de La Torre, a la vez que encubrir la aproximación
del general Urdaneta por la ruta Maracaibo, Coro-Barquisimeto. El prócer culmina sin
contratiempos.
Enterado del movimiento de los ejércitos patriotas, el general La Torre concentraba sus fuerzas
desde el 5 de mayo en Guanare, mientras Morales, desde los llanos trataba de impedir que Páez,
llegará a San Carlos. La torre concentra sus tropas en Valencia donde establece su cuartel general,
ubicando sus fuerzas en la llanura de Carabobo con la idea de detener el punto de marcha de
Bolívar hacia Caracas.
Bolívar concluye esta estrategia conformando tres divisiones y el orden jerárquico para la batalla.
La primera División, la comandaba el General José Antonio Páez, la segunda el General Manuel
Cedeño y la tercera el Coronel Ambrosio Plaza.
La estrategia de mando quedó conformada por el Libertador Simón Bolívar, como General en
Jefe de la batalla, el General Santiago Mariño jefe del Estado Mayor General, el Coronel Pedro
Briceño Méndez, Ministro de Guerra y el Coronel Bartolomé Salom, Sub Jefe Estado Mayor.

La independencia se selló a sangre y fuego patrio


En la Sabana de Taguanes, el 23 de junio de 1821, Bolívar pasa revista al ejército Libertador
que había hecho una gran parada frente a su General en Jefe, quien arengando su tropa exclamó:
¡Mañana seréis invictos en Carabobo!”
El historiador Zurita, nos dice que cuando Bolívar se presenta en el Campo de Carabobo ya La
Torre estaba establecido en defensa allí. De los 6000 hombres que tenía al principio La Torre sólo
le quedaban 4700, y Bolívar llegó con 6000 militares esto como parte de las estrategias patriotas
de distraccion, fijación, engaño y concentración de fuerzas.
“Bolívar va a dar la batalla decisiva, una batalla que se resume con el fuerte del ejército
Libertador, más de 2000 caballos con sus jinetes, lanceros y esa era la gran arma del momento,
una caballería de mayor alcance, velocidad y rapidez. El ejército español viendo esa situación
planteó una batalla defensiva en la cual las maniobras se hicieran en un lugar que sea totalmente
quebrado, con muchas colinas y vegetación para que los caballos tengan esa capacidad de
desarrollar el gran potencial”, refiere Zurita.
En ese contexto Carlos Fagundez y Carmen Marcano de Fagundez, sustentan que en la mañana
del día 24 de junio, Bolivar aprecía el dispositivo realista desde la altrura de Buenavista. El enemigo
ocupaba la Planicie de Carabobo y algunas colinas que las rodeaban.
Sólo dos caminos conducían a Carabobo: Uno por San Carlos y uno por el Pao. Ambos están
bien defendidos por los realistas, especialmente el de San Carlos, donde estaba ubicada la
artillería.
“Convecido Bolívar de que La Torre esperaba un ataque frontal, utlizando la táctica de la
sorpresa, hace adelantar a dos de sus divisiones para inducir a los españoles a pensar que su
centro sería atacado. Mientras tanto, ordena a Páez rodear el ala derecha de La Torre, que era más
débil y atacar al enemigo por la retaguardia”, nos dicen los autores Fagúndez.
Páez, quien inicia las operaciones a las once de la mañana por la Pica de la Mona, se encuentra
con un terreno accidentado y un sendero estrecho que los hombres apenas podían pasar de dos
en fondo, abriéndose camino con sus machetes a través de la maleza. La Torre comprende
demasiado tarde que sería atacado por el ala derecha.
La Torre se percata que realmente vienen por un flanco que él cree imposible, y reacciona tarde,
pero bien, porque manda a sus unidades a que le hagan frente a las tropas de Páez.
“Ya Bolívar había escogido un tremendo dispositivo para resolver la coyuntura, puso a su mejor
hombre al frente de ese ataque de ruptura que era el General Páez, y con ello la mejor infantería
que eran los Bravos de Apure y los Cazadores Británicos. Eso le va a dar los momentos decisivos
cuando se creía que la batalla se podía perder con esos elementos, es con lo que Bolívar supera
ese obstáculo que le puso La Torre para entrar a la sabana de Carabobo”, detalla Zurita.
La disposición de la batalla queda trastornada al tener La Torre que utilizar sus reservas de
vanguardia. El jefe español envía primero un regimiento y luego otros dos contra los patriotas,
asunto que los comprometían en una situación difícil. Bolívar, quien dirigía la batalla desde la colina
envia refuerzos de la segunda división.
Las columnas de infantería toman las posiciones españolas por asalto y avanzan hacia la llanura,
ambos bandos ponen en movimiento su caballería, pero los jinetes de Páez deciden la victoria a
favor de los patriotas.
“Cuando Páez entró a la sabana con los caballos ya la situación para los españoles se hizo
cuesta arriba. Cundió el pánico, entraban los llaneros que eran mortales con esas lanzas y
prácticamente la batalla se había perdido. El esfuerzo o la acción principal de los realistas era
impedir que llegaran los llaneros a la sabana, quienes en primer orden no habían entrado todos,
apenas ingresaron 200”, nos dice Zurita.
Con la accion relatada dos regimientos españoles quedaron destruidos y el tercero se rinde
cuando es completamente rodeado. Lo que quedaba del ejército español, la artillería, dos
regimientos de infantería, intentan retirarse pero la segunda y tercera división que Bolívar había
retenido se precipitan con toda sus fuerzas sobre el ejército en retirada. El propio Bolívar, cabalgó
a las llanuras a tratar de perseguirlos, pero desiste de la idea, comentan los historiadores Fagúndez.
Zurita, refiere la importancia de la participación de Páez, en la batalla y sostiene que “era un
prestigio poner un hombre como Páez, en ese ataque. Bolívar lo que hizo con inteligencia es que
esa batalla se diera a nuestro favor. Nadie se fijó en los 200 caballos, sino que entró Páez y Páez
era el centauro y eso cundió el pánico en las filas españolas, empezaron a desplegarse de manera
desordenada y va a terminar un efecto domino sobre el ejército Realista, se van a creer perdidos
en ese momento y van a tratar de salvar sus vidas”.
Al finalizar la batalla, La Torre y Morales, protegidos por el batallón Valencey, llegan a Puerto
Cabello con los 2000 hombres que quedaban del ejército Realista que había combatido por casi 10
años en Venezuela. Los heridos y prisioneros fueron tratados con justicia de acuerdo al Armisticio
de Trujillo.
En el encuentro militar ofrendaron sus vidas los generales patriotas Manuel Cedeño y Ambrosio
Plaza y el Coronel Tomás Farriar.
El General José Antonio Páez, quien había sufrido un ataque de epilepsia en plena batalla, fue
milagrosamente salvado por un llanero que combatía en el ejército Realista. Páez ve caer al
teniente de Caballería popular Pedro Camejo o “Negro Primero”, quien al fragor de la batalla se
presenta ante Páez, ¡y este al verlo vacilante en su caballo le grita “!¿Tienes miedo?!”:- “!No mi
general, ¡vengo a decirle adiós porque estoy muerto!”. Al terminar el encuentro Bolívar asciende a
Páez, a general en jefe en el propio campo de Carabobo, recoge la obra Simón Bolívar año tras
año 1783-1830.
La batalla de Carabobo, había durado una hora y con un sentimiento patriota de unidad el padre
de la Patria, había consagrado un resonante triunfo militar y estratégico para liberar a Venezuela
de 300 años de vasallaje español, lo que significo además un impacto geopolítico que adquirió un
carácter social e internacional. Bolívar nos había liberado de la dependencia política extranjera.
Hoy también decimos con Bolívar, “se ha confirmado con una espléndida victoria el nacimiento
político de la República de Colombia”, para expresar la unidad soñada de la América meridional,
que tanto Bolívar luchó y donde Venezuela se inscribió aquel 24 de junio de 1821.
En el Bicentenario de Carabobo, rendimos honores a los hombres y mujeres que dieron esta
batalla y hasta ofrendaron sus vidas bajo el fuego enemigo para sellar la independencia y derrotar
el coloniaje español.

La batalla de Carabobo o del Cerro de La Mona 6 fue una de las principales acciones militares
de la Guerra de Independencia de Venezuela en el marco de las Guerras de Independencia
Hispanoamericanas que se llevó a cabo en el Campo de Carabobo el 24 de junio de 1821, por parte
del ejército revolucionario contra el ejército real español. Esta batalla fue decisiva en la liberación
de Caracas el día 29 de junio.

Antecedentes

El levantamiento y rebelión de Rafael Riego en Andalucía el año 1820, desintegró y dispersó las
tropas expedicionarias reunidas para la Grande Expedición, con ello desapareció la amenaza de
invasión española del Río de la Plata y Venezuela, y en consecuencia en dichas regiones se
desmorona la resistencia realista. El nuevo gobierno del Trienio Liberal envío comisionados para
acordar la paz con los revolucionarios. Pero agotados los plazos del armisticio del 28 de
abril de 1821 sin alcanzar a ningún acuerdo, ambos bandos comenzaron una movilización de sus
fuerzas.

Los leales al Rey poseían un despliegue que hacía favorable un combate en detalle, venciendo
a las divisiones patriotas de la Gran Colombia una a la vez.7 Los grancolombianos, en cambio,
necesitaban concentrar sus tropas para poder obtener una sola batalla decisiva. El general
republicano Mariano Montilla al mando de tres mil hombres puso bajo asedio Cartagena de
Indias entre el 14 de julio de 1820 y el 10 de octubre de 1821 (durante la vigencia del armisticio
hubo un alto al fuego) y ocupó Riohacha y Maracaibo (lo que llevó al fin de la tregua).89 Bolívar en
persona comandaba 5000 soldados acantonados en Barinas y Páez marchaba hacia él con 4000
refuerzos. Bermúdez por su parte avanzaba hacia Caracas con 2000 desde el Oriente. Por último,
el ejército neogranadino se encargaba de las operaciones en el valle del Magdalena.8 La Torre en
cambio, disponía de 9000 soldados distribuidos a lo largo de toda la costa caribeña venezolana y
neogranadina en distintas guarniciones pero con sus comunicaciones interrumpidas desde la
revolución en Maracaibo que llevó a que dicha ciudad pasara a poder republicano.8 Más de dos
años antes (1818) sus fuerzas eran de 18 000 combatientes, pero a causa de las continuas derrotas
ante los independentistas habían descendido a la mitad.1011 Bolívar y sus ejércitos totabilizaban en
cambio 20 000 hombres12 frente a los cerca de ocho mil que eran pocos años antes.

La concentración patriota se realizó en la ciudad de San Carlos, donde acudieron los ejércitos
de Bolívar, parte del de Páez y la división del general Rafael Urdaneta.8 En total más de 10.000
hombres. La Torre tenía por su parte 50008 a 6300.15 El ejército de Oriente, dirigido por José
Francisco Bermúdez realizó una maniobra de distracción avanzando sobre Caracas, La Guaira y
los Valles de Aragua que obligó a La Torre a enviar unos dos batallones de infantería y un
escuadrón de caballería a Barquisimeto en su contra para recobrar las posiciones y asegurar su
retaguardia,8 unos mil combatientes.15 El ejército de Bolívar avanzó de San Carlos a Tinaco cubierto por la
avanzada del coronel José Laurencio Silva, que tomó las posiciones realistas en Tinaquillo. El 20 atraviesa el
ejército grancolombiano el río Tinaco y el 23 Bolívar pasa revista a sus fuerzas en la sabana de Taguanes.

Beligerantes

Gran Colombia Imperio español

Comandantes

Simón Bolívar Miguel de la Torre


José Antonio Páez Francisco Tomás Morales
Manuel Cedeño †
Ambrosio Plaza

Fuerzas en combate

Total: 6.000 hombres


Total: 10 000 1
2500-3500 infantes
7000 infantes
1500-1600 jinetes
3000 jinetes
2 cañones y 62 artilleros

Bajas

2003o 3004muertos y heridos 2908 muertos, heridos y prisioneros3


1 pieza de artillería

Previo al combate, Miguel de la Torre distribuyó sus fuerzas de manera con tal que cubrieran por
el oeste el camino de San Carlos, y por el sur el de El Pao. La primera línea defensiva fue confiada
a la Primera División dirigida por el teniente coronel Tomás García, la cual se organizó en tres
batallones principales. El batallón de Valencey a cargo del teniente coronel Andrés Riesco, ocupó
la parte sur del camino; a su derecha se situó el batallón Hostalrich comandado por el teniente
coronel Francisco Illas, en columna de marcha detrás de las anteriores. Además de esto, dos piezas
de artillería fueron colocadas en una pequeña altura, delante de la línea formada por el Valancey y
el Barbastro. La posición correspondiente a la vía de El Pao fue ocupada por la División de
Vanguardia liderada por el brigadier Francisco Tomás Morales, quien contaba con dos batallones
principales y uno de reserva. Primero tomó posiciones el batallón ligero del Infante, a cargo del
teniente coronel Simón Sicilia; e inmediatamente detrás de esta unidad se situó el batallón ligero
del Príncipe. La reserva quedó integrada por el segundo batallón del Burgos, bajo la jefatura del
teniente coronel Joaquín Dalmar, quien disponía de cuatro regimientos de caballería. En cuanto al
cuartel general, el mismo quedó establecido cerca del batallón Burgos.
El 15 de junio de 1821, Bolívar reorganizó su ejército en tres divisiones. La primera a cargo de José
Antonio Páez, y formada por los batallones Bravos de Apure (al mando del teniente
coronel Francisco Torres) y los mercenarios ingleses agrupados en el batallón Cazadores
Británicos (al mando del coronel inglés Thomas Ildeston Farriar); además de 7 regimientos de
caballería. La segunda, comandada por el general de división Manuel Cedeño, y constituida por los
batallones Tiradores (el polaco teniente coronel Ludwig Flegel) y Vargas (el neogranadino teniente
coronel Antonio Gravete), a lo que se sumaba un escuadrón de caballería. La tercera, bajo las
órdenes del coronel Ambrosio Plaza y constituida por 4 batallones: El Rifles a cargo del teniente
coronel irlandés Arthur Sandes, Granaderos de Colombia al mando del coronel
neogranadino Francisco de Paula Vélez, Vencedor de Boyacá dirigido por el coronel
alemán Johann von Uslar y el Estado Anzoátegui, comandado por el Coronel José María
Arguidegui; completado todo esto por un regimiento de caballería,

Orden de batalla[
Orden de batalla
Patriotas Realistas

Comandante en Jefe Comandante en Jefe

General Simón Bolívar Mariscal de Campo Miguel de la Torre

Miguel de la Torre
Simón Bolívar
Unidades y Comandantes16
Jefe del Estado Mayor
Escuadrón del General; Teniente Coronel Jacinto Perera

General Santiago Marino División de Vanguardia (Refuerzo del flanco);


Brigadier Francisco Tomás Morales
Unidades y Comandantes
Primera División; General de División José Antonio Páez Batallón expedicionario "Burgos", Teniente Coronel
Juaquín Dalmau
Batallón "Bravos de Apure", Teniente Coronel Juan Batallón del país "Cazadores del Infante Francisco de
José Conde Paula", Teniente Coronel Simón Sicilia
Batallón "Cazadores Británicos", Coronel Tomás
Regimiento de Caballería "Húsares de Fernando VII",
Farrier
Teniente Coronel Ramón Calderón
Regimiento de Caballería "Honor", Teniente coronel
Regimiento de Caballería "Lanceros del Rey", Teniente
José Cornelio Muñoz
Coronel Tomas de Renovales
Regimiento de Caballería "Muerte de Guasdualito", Primera División; Teniente Coronel Tomas García
Coronel Juan Pablo Burgos
Regimiento de Caballería "Venganza de Mantecal", Batallón expedicionario "1.º de Valencey", Teniente
Coronel Juan Briceño Coronel Andrés Riesco
Regimiento de Caballería "Cazadores Valientes de Batallón expedicionario "Barbastro", Teniente Coronel
Apure", Teniente Coronel José María Angulo Juan Nepomuceno Montero
Batallón expedicionario "Hostalrich"(Refuerzo del
Escuadrón de Caballería "Húsares de Apure", Coronel
flanco), Teniente Coronel Josef Isturi
Guillermo Iribarren
Quinta División; Coronel José María Herrera
Regimiento de Caballería "Guías de Apure", Teniente
Coronel Facundo Mirabal
Batallón del país "Príncipe", Teniente Coronel Diego
Segunda División; General de División Manuel Cedeño Fragoso

Escuadrón de Caballería "Cazadores de Guías del


Batallón "Tiradores", Teniente Coronel Rafael de Las General", Teniente Coronel Domingo Loyola
Heras
Batallón "Boyacá", Teniente Coronel Ludwig Flegel Regimiento de Caballería "Dragones Leales a
Fernando VII", Teniente Coronel Antonio Gómez
Batallón "Vargas", Teniente Coronel Antonio Gravete

Escuadrón de Caballería "Sagrado", Coronel Francisco


Aramendi 6º Escuadrón de "Artillería Volante" (dos piezas);
Capitán Inocenc
Tercera División; Coronel Ambrosio Plaza

Batallón "Rifles", Teniente Coronel Arthur Sandes


Batallón "Granaderos de la Guardia", Teniente Coronel
Juan Pantaleón
Batallón "Vencedor de Boyacá", Coronel Johannes
Uslar
Batallón "Granaderos de Colombia", Coronel Francisco
de Paula Velez Carbonell.
Batallón "Anzoátegui", Teniente Coronel José María
Arguindegui

Regimiento de Caballería "Guardia de Honor", Coronel


José Rondón

Fuerzas presentes en el combate[


Los cálculos decimonónicos sobre las fuerzas presentes en Carabobo tienden a ser muy
favorables para uno u otro bando, variando mucho entre sí. Sin embargo, todos reconocen la
superioridad numérica de los independentistas. La de Alison da 4001 para La Torre y 8000 para
Bolívar, de estos últimos 1200 eran miembros de la Legión británica y 3000 de
caballería llanera comandada por Páez.17 Mosquera cifra al ejército grancolombiano en 9000 o
10 000 hombres18 pero Mulhall lo rebaja a 7500.19 Incluso Karl Marx reconoce la superioridad
numérica grancolombina: 1500 jinetes y 2500 infantes realistas contra 3000 jinetes y 6000 infantes
(1100 británicos) patriotas.20 Por su parte, Dromundo eleva la cifra de infantes realistas a 3500
aunque conserva la de jinetes.21 Lo mismo hace López.15
Estimaciones modernas en cambio discrepan de dichas cifras. Zamora habla de solo 4300
realistas y 6500 republicanos.22 Respecto de esta última cifra coincide con la de Bushnell, 2500
jinetes y 4000 infantes.23 López habla de 4000 infantes y 2300 jinetes.15 Sinclair estima el ejército
revolucionario en 10 000 combatientes, 3000 jinetes y el resto infantes.24 De Armas Chitty da unas
cifras muy similares a las de Marx respecto de la tropa realista: 2566 infantes, 1651 jinetes y 62
artilleros con 2 cañones.2 Francisco Javier Yanes estimó en 5.000 hombres de infantería y
caballería a los soldados realistas en la llanura de Carabobo.
Batalla

Despliegue y primeras maniobras

A primera hora del 24 de junio, desde las alturas del cerro Buenavista, Simón Bolívar hizo un
reconocimiento de la posición de los realistas sobre su caballo blanco Palomo y llegó a la conclusión
de que esta era inexpugnable por el frente y por el sur. En consecuencia, ordenó que las divisiones
modificaran su marcha por la derecha y se dirigieran al flanco derecho realista, el cual estaba
descubierto; es decir, Bolívar concibió una maniobra tendiente a desbordar el ala izquierda
enemiga, operación ejecutada por las divisiones de Páez y Cedeño, en tanto que la división de
Plaza seguía por el camino hacia el centro de la posición de ataque de los compatriotas al mando
de Bolívar.

Flanqueo de la 1.ª. División y contraataque del Burgos

Al darse cuenta La Torre de la maniobra, ordenó al batallón Burgos que marchase al norte a
ocupar la altura hacia el Bravos de Apure, cabeza de la primera división, el cual después de cruzar
el riachuelo de Carabobo, trataba de escalar la pendiente que lo llevaría a la parte plana de la
sabana. Tan violento fue el contraataque del Burgos, que el Bravos de Apure tuvo que replegarse
por dos veces. La situación cambió cuando una unidad que lo seguía, el batallón Cazadores
Británicos, se enfrentó y lo obligó a retroceder. En esta acción, el Batallón Británico demostró una
gran valentía y sangre fría, soportando cada una de las cargas del ejército real, perdiendo a su
comandante Tomás Farriar y a 17 de sus oficiales superiores, pero permitiendo a los "Bravos de
Apure", liderados por Páez, reorganizarse y contraatacar de forma efectiva.

El flanco derecho del ejército real se retira

Choque entre las fuerzas grancolombianas y realistas.

Para detener el repliegue de las unidades realistas que había producido la operación
Republicana, La Torre envió los batallones Príncipe, Barbastro e Infante, los que lograron sostener
la línea de combate, pero solo por breve tiempo, pues el grueso de la caballería de la primera
división del ejército patriota entró por el norte de la sabana Con el fin de hacer frente a este nuevo
ataque, La Torre ordenó al Húsares de Fernando VII que cargase contra la caballería rebelde, pero
esta unidad se retiró después de disparar sus carabinas.

Finalmente, atacados de frente por la infantería y por la derecha por la caballería, los batallones
leales al Rey optaron por la retirada. Como último recurso, La Torre le ordenó al regimiento de
los Lanceros del Rey que atacara a la caballería grancolombiana, pero esta unidad no sólo
desobedeció la orden, sino que huyó ante la embestida de las fuerzas de Bolívar Al entrar la batalla
en su fase final, el 1.º de Valencey forma cuadro y comienza a retirarse, los rebeldes iniciaron una
tenaz persecución del ejército real, la cual fue llevada a cabo hasta Valencia y seguirán hasta llegar
a salvo a Puerto Cabello. De los 4279 efectivos que participaron en la batalla de Carabobo, los
realistas perdieron dos oficiales superiores, 120 subalternos y 2786 soldados.

Consecuencias

La Batalla de Carabobo fue la acción más importante para la independencia de Venezuela. A


pesar de que la guerra proseguiría hasta 1823, debido a que algunos restos de las fuerzas
realistas lograron escapar del campo de batalla y lanzarían varias campañas contra el occidente
del país, conocidas como la "Campaña de Occidente"; el poder de los españoles en Venezuela
estaba liquidado y esto le permitió a Bolívar iniciar las Campañas del Sur mientras que sus
subordinados acababan la lucha en Venezuela.

Los últimos focos de resistencia realista cayeron en las campañas posteriores, Cumaná en el
oriente fue tomada poco después, el 16 de octubre del mismo año. Mientras que Francisco
Tomás Morales logró refugiarse en Puerto Cabello con 2000 sobrevivientes de Carabobo (más
1000 hombres de la guarnición local),26 pronto reunía más de 5200 hombres27
reconquistando Maracaibo y Coro el 7 de septiembre y 3 de diciembre de 1822, respectivamente
. Tras las derrotas realistas en Cumarebo, en la batalla naval del Lago de Maracaibo del 24 de
julio de 1823 y el asedio planteado por el general Páez en Puerto Cabello la situación realista se
hizo insostenible y tuvieron que evacuar la plaza el 8 de noviembre de 1823, dos días después
el castillo de San Felipe fue tomado , acabando así la guerra de independencia en Venezuela
después de más de trece años .

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