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Para empezar: elegimos el modelo, cortamos y preparamos la tela, estabilizamos y cosemos las

primeras secciones.

Nivel: Intermedio, o Inicial con ambiciones.

No se me ocurre una prenda más clásica, versátil y


comodín que el famoso sobretodo color caramelo, más
conocido en el mundo fashionista como el camel coat.

El rey indiscutido de esta prenda tan elegante


es Ralph Lauren, quien lo popularizó con su
estilo Preppy (tipo universitario high level de la costa
Este, bah) acompañado de sweaters de cashemir y
jeans clásicos, o como broche de oro de un buen traje
sastre.

El camel coat va con todo, combina con todo y le


queda bien a todos. Si quieren comenzar con un
básico de esos que duran toda la vida, éste es uno de
ellos.

Buscando inspiración

Foto: businessoffashion.com

Un camel coat tiene muchas opciones: más o menos entallado, más o menos largo, con
bolsillos tipo aplique o tipo ojal, con dos o cuatro (o tres!) bolsillos, con solapas anchas o
angostas. Yo elegí algo ni muy-muy ni tan-tan, para que me acompañe con todos los estilos.
Y me inspiré en esta divinura by Paco Rabanne 2018.
Si les gusta mi elección, estoy trabajando para que muy pronto puedan descargar las
instrucciones para dibujar el patrón. Pero mientras tanto, una muy buena opción es este
molde que compré hace algunos meses en Burda. Solo tienen que medir el largo y adaptarlo
a su gusto.

¡Comenzamos!

¡Allá vamos! El primer paso para toda prenda relativamente complicada es hacer la muestra
o muselina. En alta costura y en sastrería se le llama toile. No es otra cosa que una versión
rápida de la prenda, hecha en lienzo de algodón.
Tip: La muselina, en realidad, es el nombre de un tipo de tela de algodón, blanca o cruda,
que sirve como relleno, como estabilizador, o para hacer ensayos. Es por eso, que a la
muestra de prueba se la conoce como ¨la muselina¨.

En mi caso, no les voy a mentir: soy muy ansiosa. Y coser la muselina significa hacer dos
prendas. Reconozco que es el mejor método, pero cuando estoy cosiendo algo simple
(como ropa deportiva o algún diseño en telas de punto) o cuando estoy utilizando un molde
que ya conozco… evito este paso 😛

Peeeeeero, en una prenda como esta… es ineludible.

La muselina es la prenda que se puede recortar, dibujar, pinchar y hasta escribir. Una vez
que se miren en el espejo y vean que les queda perfecta, es hora de… ¡descoser!
Sí, leyeron bien. Hay que descoser todas las partes de la muselina para obtener el molde
final. Si tienen paciencia, pueden calcar las partes sueltas en papel. Si son ansiosas como
yo, pueden utilizar esas partes directamente como molde final. Por suerte existe un nombre
muy fashion para este proceso: soft pattern (en español: patrón blando ¡gracias a los
cielos por el Marketing!).
En este caso, estoy utilizando un precioso paño de lana 100%, que suele ser lo mejor para
un señor camel coat con todas las letras.

Recuerden respetar el sentido del hilo a la hora de ubicar los moldes. Si están cancheras,
pueden encimar la tela del interior y el paño y cortar todo al mismo tiempo. Al ser telas
gruesas, utilizo la máquina de corte (se venden en mercerías industriales) pero se puede
usar una buena tijera de sastre bien afilada.
Estabilización

En el archivo del patrón, está marcado con gris cuáles son las partes que necesitan
estabilización. Pero antes vamos a repasar algunos conceptos: la estabilización de la tela
consiste en reforzar con entretelas especiales diferentes partes del patrón, de acuerdo a
cómo queremos que se comporte la prenda.

Existen diferentes tipos de estabilizadores o entretelas, aunque mayormente se dividen en


dos grandes grupos: los tejidos y los no tejidos.
Los no tejidos son los más populares. Son aquellas entretelas que no están tejidas en un
telar, como el resto de las telas, sinó armadas de una pasta prensada (como el paño, los
trapos de cocina y el papel). Pueden venir con pegamento que se activa con calor en uno de
sus lados, o no. Y se consiguen de diferentes gramajes, desde una muy finita casi
transparente a una tan gruesa que parece un papel duro.

Los estabilizadores tejidos son mucho más caros y se utilizan para sastrería, o alta costura.
Son telas con textura y gramaje parecidos a un lienzo de algodón y algunas también traen
pegamento.

Dentro de este grupo está la llamada horse hair (pelo de caballo), el estabilizador clásico de
cuellos y solapas en sastrería. Esta entretela no trae pegamento y se cose con una puntada
en espiga hecha a mano. El horse hair tiene la particularidad de tener mucho cuerpo, pero
con gran maleabilidad. Es por eso que le da a los cuellos la rigidez necesaria, sin dejarlos
tiesos. ATENCION: todas las penurias que se viven al coser a mano estos cuellos, se
olvidan por completo al ver la prenda terminada. Un cuello estabilizado con horse hair es un
camino de ida: no hay vuelta atrás 😉
¿Se animan a coser a mano un estabilizador como horse hair? En esta prenda, lo vamos a
usar en dos partes pequeñas: el cuello y la solapa (en la solapa además me gusta agregarle
una cinta de algodón, marcando la línea de doblez).

Aquí pueden ver cómo lo hago en el cuello. La puntada es larga y en diagonal, como una
espiga. Y se parece a una puntada invisible, de esas que apenas pellizcan la tela para que
no se vean las puntadas en el derecho de la prenda. No necesita ser perfecta ni mucho
menos ¡nadie la va a ver! En este tutorial les muestro cómo se puede dar forma a un molde
dependiendo que tan tupida o suelta sea esta puntada.
En este caso, el paño que compré es muy suave y bastante blando, así que decidí
estabilizar todas las piezas con una entretela tejida muy fina y suave, con adhesivo que se
pega con la plancha. Además, agregué una entretela no tejida más gruesa en todo el borde
inferior del dobladillo, las sisas, los puños, las tapas de bolsillos y las trabillas de las mangas.
Un vez que la entretela está fijada y planchada en todas las partes de nuestra prenda, llegó
la hora (¡por fin!) de coser.

Comenzamos cerrando las pinzas de espalda y delantero, luego cerrando la costura central
de la espalda.

Y aquí entra nuestra gran amiga: la plancha.

Mandamiento de costura #1: no se puede realizar ningún proceso de costura, sin una
buena plancha. Esta señora es tan importante como la máquina de coser.
Cuando comencé mis días de costurera autodidacta, cosía apuradísima todo de un tirón y
planchaba al terminar. ERROR. La plancha fija y da forma a cada paso terminado en la
máquina de coser. Además, el proceso de planchado tiene otra función: nos hace frenar la
velocidad de la costura, disfrutar el detalle, entender y moldear la forma de la prenda… es el
momento zen del diseño, tienen que disfrutarlo.
En las prendas de buena manufactura, las costuras se planchan abiertas. ¿Por qué? Porque
hay que intentar respetar el Mandamiento de costura #2: siempre se debe intentar reducir
al mínimo las superposiciones de tela. Si la costura se plancha o se dobla para un solo lado,
se superponen tres capas de tela en el márgen. Si se plancha abierta, solo dos. Este
mandamiento es de oro. Repetirlo como un mantra, es la clave de una prenda perfecta.

¿Cómo van hasta ahora? ¿Ya están agotadas? La diversión recién empieza 😉

¡Amigas y amigos! Aquí está reescrita esta parte de la construcción del Camel Coat cuyo posteo
original, por alguna razón misteriosa del cyberespacio… desapareció.

Pero no está muestro quién pelea, dice el dicho y aquí les traigo nuevamente el paso a paso
para colorcar la solapa del cuello y los bolsillos con tapita.

Bolsillos ojal con tapa

Para comenzar, enfrenten derecho con derecho de cada tapa y cosan todo el contorno,
utilizando la entretela como guía de costura.
Luego, limpien los márgenes de costura, rebajando bien las esquinas. Den vuelta hacia el
derecho y planchen.

Luego, decidan el tamaño de su abertura ojal y marquen con un hilván en algún hilo de tono
contrastante, como muestra la foto:

Al borde general, agreguen dos líneas paralelas (arriba y abajo) a 6 mm del hilván. Dibujen
las líneas con tiza o jabon y margen saliendo 3 o 4 cm de cada lado (luego nos va a servir de
referencia para la confección). Marquen también las líneas perpendiculares de los extremos
del ojal.
Aquí viene la matemática: cada tirilla del ojal debe tener de alto media medida del alto del
ojal + los 6 mm de margen que dejaron. En mi caso, como el ojal es de 1,6 cm, la tirilla mide
16 mm + 6 mm= 22 mm, es decir 2,2 cm de alto, por el ancho que le dieron al bolsillo (y un
par de cm a cada lado de márgen de costura).

Acuérdense también que esta tirilla se corta siempre doble. Es decir, como mi boca de ojal
mide 1,6 cm x 12 cm mis tirillas van a terminar siendo una pieza de tela de 4,4 cm de alto x
16 cm de ancho.

Cuando tengan las tirillas cortadas, doblen al medio en sentido horizontal y planchen. Luego
apoyen cada tirilla con el doblez tocando la línea de tiza que dibujaron previamente.

Cosan un pespunte, comenzando en la marca de tiza de un costado, siguiendo en línea


sobre el hilván horizontal y terminando en la marca del otro costado. Les tiene que quedar
así:
Del lado del revés, corten la abertura del ojal, frenando a 1,5 cm y terminando el corte en un
pico. CLAVE: con una tijera o cortahilachas bien filoso corten bien hasta las esquinas del
pico, llegando lo más junto posible a la costura.

Cuando más preciso sea ese corte, más lindo va a quedar el ojal.

Den vuelta las tirillas hacia adentro de la prenda y planchen con vapor. Del revés les va a
quedar así:

Y del derecho así:


Pueden fijar con un hilván la abertura, para que no se les abra mientras siguen cosiendo.

Con el derecho hacia arriba, doblen la tela hasta poder ver los costados del ojal y cosan un
pespunte siguiendo las líneas de hilván para cerrar todo el contorno.

Con el ojal ya terminado, vamos a agregar las tapitas, como muestra la foto y fijarlas
cosiendo el margen superior de la tapa al márgen de costura superior del ojal.
Utilicen una marca de tiza para saber cuál es la posición correcta.

¡Hora de agregar el forro! Corten dos rectángulos de tela de forro usando la siguiente
referencia: el primero debe ser del mismo ancho que las tirillas y de el alto que quieran que
tenga el interior de bolsillo + 2 cm. El segundo debe ser igual, pero sin esos 2 cm.

A continuación, cosan el rectángulo más alto al márgen superior del ojal, como muestra la
foto:
Luego, cosan el rectángulo más corto al márgen inferior del ojal.
Planchen y cosan con un pespunte doble todo el contorno del forro para cerrar el interior de
bolsillo. ¡Les va a quedar así de lindo!
Antes de comenzar con el cuello, cosan los hombros y planchen muy bien con los márgenes
de costura abiertos.

El cuello

Enfrenten las dos partes del cuello y cosan todo el contorno de solapa, como marca la línea
de puntos.
Limpien los márgenes de costura de las esquinas, den vuelta y planchen.

Luego, ubiquen el cuello como muestra el dibujo:

¡Listo el cuello! En la siguiente parte, ponemos las famosas mangas embebidas, una de las
técnicas más importantes en la construcción de sacos sastre.

¡Gracias por acompañarme!

En este capítulo, armamos las mangas y repasamos la técnica de embebido.

Nivel: intermedio con coraje

La clave de una prenda sastre: las mangas

No es para que se pongan nerviosas, pero nada es tan vital en la técnica de una prenda de
sastrería como las mangas. Muchos sastres en todo el mundo han dedicado AÑOS al
estudio de la moldería para mangas, incluida Coco, quien aseguraba que la clave del
perfecto calce de sus chaquetas Chanel era (¡y lo sigue siendo!) su diseño de mangas con
molde de tres partes.

Las mangas de esta prenda tienen una pequeña curvatura a la altura del codo, que
acompaña el movimiento natural del brazo. También, como toda prenda de este estilo,
tienen un área de embebido en la parte superior de la copa. Esa frase me sonó muy
técnica 🤓 mejor la explicamos paso a paso:
Comencemos con lo más fácil: Si les gusta la manga con trabilla (esa tirita de tela con un
botón estilo militar) en el puño, este es el primer paso. Para coser la trabilla tienen que
realizar el mismo proceso que en el cuello y las solapas de bolsillo: enfrentar los derechos
(uno de los cuales tiene estabilizador), pespuntear todo alrededor, recortar los excedentes,
dar vuelta, planchar y -si les gusta- hacer un pespunte decorativo.

Una vez listas las trabillas, las tienen que fijar en el puño, a la altura que deseen, con
alfileres y coser a máquina las costuras de la manga para que quede el ¨tubo¨completo.
Y planchar las costuras abiertas con vapor, ayudándose de un almohadoncito.
Ahora llegó la hora de transpirar 😅: relax, tomen aire y prepárense la infusión que más les
guste porque vamos a empezar el proceso que hace la diferencia en las habilidades de toda
buena costurera: saber embeber una manga.

Si se fijan en el dibujo del molde, en la copa de la manga (la parte redonda que coincide con
el hombro) hay una marca zig zag que delimita la zona que hay que embeber. ¿Qué significa
esto? Embeber es la técnica de forzar la tela de la manga para que se ajuste al ancho de la
sisa. En este caso, como en todo molde con este tipo de mangas, la circunferencia de la sisa
de la manga es mayor (bastante mayor) a la de la sisa del cuerpo. Si no «apretamos» la
manga, no va a coincidir con la sisa del cuerpo y nos va a sobrar tela en la costura (y vamos
a emitir toda clase de insultos irrepetibles).

Para apretarla elegantemente, tenemos que hacer un hilván tupido (dos filas paralelas) en
toda la zona marcada para embeber.

Una vez hecho el pespunte, tiren suavemente de los hilos hasta hacer coincidir la medida de
la manga y la sisa.
Al ver la parte del hombro, pueden ver para qué sirve esta técnica: le da esa «montañita»
que -no solo es característica de la manga sastre- sino que hace que sea más cómoda la
prenda en general.
Luego, unan la manga al cuerpo, haciendo coincidir las marcas de registro y fijen con un
hilván fino toda la costura. Pruébense la prenda para chequear que la manga está bien
puesta y que les queda como ustedes quieren.

Ahora, a la máquina de coser. Sin prisa, con mucho cuidado, frenando todas las veces que
sea necesario, realicen la costura en toda la sisa chequeando que la tela de la manga no
haga arrugas ni frunces.

Les va a parecer que el molde está mal, que no coincide. Nop. No está mal. Es así.
Cuando logren terminar y den vuelta la prenda, van a ver porqué se hace la manga así:
queda primoroso, además de ser una manga que brinda más libertad de movimientos.
¡Lo lograron! ¡Tienen una manga sastre, embebida! Mi abuela diría: «espléndida».

Ahora se pueden relajar, solo falta la parte más divertida de toda confección: las
terminaciones. Este es el momento en donde limpio mi mesa de trabajo y el desastre de
hilos y telas que quedan en el piso. El trabajo duro terminó: somos unas genias.

¡Nos vemos en la próxima!

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