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Criminalística

Gonzalez, M. R. “La criminalística en auxilio de la justicia”, en: Antología De La


Investigación Criminalística. (2.a ed.). Instituto Nacional de Ciencias Penales, México
(2014), pp: 193-220.

El Doctor Luis Rafael Moreno González, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias


Penales, fundador de la Academia Mexicana de Criminalística y de la Sociedad
Mexicana de Criminología, Investigador Emérito y Doctor Honoris Causa del Instituto
Nacional de Ciencias Penales. Escribió decenas de libros y artículos científicos,
específicos de su especialidad como impulsor de las ciencias forenses para el
esclarecimiento de los hechos delictivos, de los que destaca: “La criminalística en auxilio
de la justicia”. En esta obra se exponen las siete interrogantes claves para el análisis
criminalístico y los principales fundamentos de esta disciplina.

El autor comienza dividiendo a la criminalística en dos etapas, en el pasado como una


disciplina auxiliar del derecho penal, en el presente, gracias a los avances de la ciencia
y de la técnica de las cuales se nutre. La considera una pieza fundamental del
procedimiento penal, brindando información veraz y objetiva a los encargados de
procurar y administrar justicia. Insiste en la modernización de la criminalística, para que
se puedan optimizar los métodos de investigación y los servicios que prestan a sus
laboratorios, así como elevar la excelencia profesional de sus investigadores.

El Dr. Luis Rafael señala que la criminalística se ocupa fundamentalmente de determinar


en qué forma se cometió el delito y quién lo cometió. Para él autor, la principal tarea de
la criminalística es la lucha directa contra el crimen y con ayuda de la verificación
científica del delito y del delincuente. Por ello, su historia se encuentra vinculada a la de
la medicina forense y a la de la criminología, considerando a médicos y abogados
como protagonistas esenciales en nuestro país.

Propone que, durante la investigación de los ilícitos, los agentes investigadores del
Ministerio Público, policías judiciales y peritos deban integrar un sólido y fuerte equipo de
trabajo, bajo el mando de los agentes investigadores del Ministerio Público.
Fundamentando en que cada uno de los integrantes del equipo tiene funciones
específicas que deben ser respetadas por los demás, a fin de evitar interferencias que
se traducen en vergonzosos fracasos generadores de impunidad u originando errores
judiciales de consecuencias graves cuando, en el orden penal, se castiga como autor
de un delito a quien no lo ha cometido.

El autor nos propone siete preguntas claves para un eficaz y correcto análisis de estudio
pues si se consigue contestarlas el crimen queda completamente esclarecido:

La primera y más importante pregunta, ¿qué sucedió?, considera esta pregunta


fundamental para el comienzo de la investigación, ya que a menudo depende de ella
que la investigación pueda o no continuar. La interrogante ¿quién es la víctima?, nos
dice que suele ser difícil de contestar por la forma en que se haya producido la muerte.
La respuesta a la segunda pregunta ¿cuándo sucedió?, necesita la participación de un
perito médico forense, quien tomará en cuenta para responderla los siguientes datos:
rigidez, enfriamiento, livideces y putrefacción. El lugar del crimen, ¿dónde se cometió?,
el autor nos señala que no siempre corresponde al lugar donde se encuentra el cadáver.
Enfocar el “lugar de los hechos” equivale, frecuentemente, a descubrir al culpable. La
respuesta a la interrogación ¿cómo ocurrió?, supone también la investigación de las
circunstancias más antiguas vinculadas al hecho. La pregunta ¿Con qué instrumento se
ejecutó el hecho? La importancia de plantear esta interrogante es obvia pues el autor
comenta es una pieza fundamental en el estudio del caso. ¿Por qué se cometió el
hecho? En ocasiones la propia naturaleza del caso nos da la respuesta, pero con
frecuencia se necesita de mucho ingenio para descubrirla. Para contestar las ‘‘siete
preguntas clave de la investigación criminalística’’, requiere especial importancia los
‘‘indicios’’. también conocidos como ‘‘testigos mudos de los hechos’’. Para el Dr. Luis es
esencial que las respuestas sean claras y concisas.

El escritor considera a las fuentes de indicios a la propia escena del crimen, la víctima o
los sospechosos. Entre los indicios más frecuentes se tienen la sangre, el semen, la saliva,
las fibras, las armas, los proyectiles, los casquillos, las impresiones dactilares, las pinturas y
los cabellos. Cada indicio, conforme a su naturaleza y ubicación, permite reconstruir los
hechos e identificar a su autor o autores.

El Dr. Luis Rafel concluye que para la criminalística es importante que los estudiosos de
esta disciplina para procurar e impartir justicia cuenten con una disciplina que les
permita acercarse, con todo rigor científico, al conocimiento de la verdad histórica de
los hechos sometidos a su consideración y poder superar a los errores judiciales evitando
la impunidad en los casos.

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