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Las instituciones y su disefio ROBERT E. GOODIN* El objetivo principal de esta introduccién consiste en determinar el cam o de Ia literatura exis en relacién con rias acerca del 0 institucional. El propésito es ofrecer un contexto para las contribuciones que integran estos trabajos, asi como trazar un mapa del terreno que con- forman colecciones més generales. El capitulo comienza con una relevacion de las continuidades y dis- continuidades que aparecen en el estudio de las instituciones, en primera instancia, sobre la base del estudio de cada disciplina por separado. Evito definir el término «institucién» de manera prematura y perentoria, ya que prefiero permitir que cada disciplina haga ofr su voz propia. Inevita- blemente, cada una de ellas (y también cada subdisciplina) se concentra en distintas instituciones, que son consideradas paradigmiticas, y selec- * Un trabajo anterior, muy diferente, sirvié como antecedente para las conferencias de la ANU de las cuales se han extraido Ia mayoria de los demis capitulos de esta obra. Agradezco # Geoff Brennan por ayudarme a desarrollar esos temas y a los participantes en las conferencias por ayudarnos a aclararlos. También tengo una deuda de gratitud con Paul Bourke por hb opor- tunidad de ensayar estas ideas en la Australian Historical Association [Asociacion Histérica Aus- traliana] y, por sus comentarios y criticas, con David ‘Austen-Smith, John Braithwaite, John Dryzek, Patrick Dunleavy, Patricia Harris, Barry Hindess, Claus Offe, Philip Pettit, Peter Self, Barry Weingast y, ‘ I 13 -aracteristicas como SUS FasBos definitorios. Mi Ppropuesta cioma diferente art rrr un corsé, en lugar de con una camisa de fuer- sa das estas disciplinas hayan tenido la oportunidad de ia manera, las consolidaremos para alcanzar algunas la funcion de las institu- rales acerca de la forma y te de este proceso, voy a identificar una defi- ninimalista del término «instituciones», con la que podrian estar ucionalistas, de enfoques tradicionales ‘oda una gama de disciplinas. es cenir esta ya, Una vez que €0 hacerse oit a su Prop} reflexiones mas gene! ciones sociales. Como par nicién m de acuerdo la mayoria de los instit mas modernos, provenientes de t Ese andlisis aporta una plataforma a partir de la cual resulta factible mas secciones, argumentos acerca de la posibilidad de perfeccionar las instituciones sociales, Las cuestiones clave a este res- pecto se refieren a en qué medida las instituciones emergen accidental- mente o evolucionan automaticamente, y al grado en el que estan sujetas al disefio y redisefio deliberados. En tanto el disefio (0 redisefio) institu- cional de uno u otro tipo constituya una aspiracién realizable en algiin sentido, surgiran nuevos cuestionamientos acerca de qué clases de princi- pios, tanto normativos como empiricos, podrian emplearse adecuadamen- plantear, en las dos lt te para esta tarea, institucionalismo, clasico y nuevo Cada una de las diversas disciplinas que conforman colectivamente las ciencias sociales han contenido una tradicién institucionalista mas antigua. En cada uno de los casos, esa tradicién ha resurgido recientemente con al- gin nuevo giro. manera que el institucionali dentro dk cada disciplina, se ocupaba de determinados aspectos ligeramente distin-_. tos del fenémeno y consideraba las instituciones sociales como soluciones los probles cada disciplina respectiva sosteni: centrales, el nuevo institucionalismo tiene un significado levemente diferente en el con texto de cada una de estas disciplinas alternativas. Cada perspecti de efectuar su contribucién a una vision mas completa de bs oo cuales las instituciones modelan la vida social. Pero las ventas que as ienen i " Por construir de esta manera una verdad mis amplia s6lo pueden alcanzarse a travé ravés de la toma de concienci: i onciencia de aes nalismo» no es uno, sino muchos,! neia de que el «nuevo institucio- ale Late pairs ce tanto tie MPO 1a historia consistfa principalmente en historia po. lo i ~ N va endl estudio de las guerras, los eyes y las intrigas cortesanas, Por lis mbién es cierto que la historia es Y siempre ha sido, esencial , esencial- tal restr w" tion de narrativa: un buey i «una cues uen relato exige un buen dramatis nae. Asi, historia politica tradicioy ‘a las instituci nalizada lente personificadas: ersona de su pri jv stds et ° os del reino, en la de corte; | vAungue se contara a través de relatos acerca de jonas y del core individual, la histori en narraciones acerca de iones poli rma. Los reyes y sus cortes, los Estados constituidos rede yerras entre ellos son artefactos institucionales, pr i sean politica. En este sentido, tradicional i isci Jina ha sido_altamente instituci i 4 fadicionalmente también, sin embargo, era el subsistema especifica~ mente politico de las instituciones sociales lo que atraia la mayor parte de la atenci6n del historiador. Ciertamente, también se tenia en cuenta el funcionamiento de las instituciones sociales y econdmicas, pero bésica- mente solo en cuanto estaba relacionado con la politica, Ese especial én- -fasis_en_diversas instituciones, en_esencia tnicamente en las politicas, constituye lo que caracterizaré aqui como el «institucionalismo clasico» en, cbhistoria, Durante el curso del siglo xx, la concepcién de la historia como el es tudio de los reyes y de las guerras cay6 en desuso. La historia politica ha cedido su lugar gradualmente a la historia social. En este cambio, simbo- lizado tanto como precipitado por la escuela de los Annales, la historia ha llegado a ser concebida cada vez més como la historia de la vida cotidia- na, Silo que resulta central para la historia es la experiencia vivida del pa- sado, la historia cortesana resulta en gran medida irrelevante. Histérica- mente, los hechos cortesanos sélo han afectado los margenes de la vida cotidiana, Incluso, histéricamente, cuando su efecto fue una guerra En afios mis recientes, el punto focal de la historia como disciplina ha Virado una vez més. La vida privada de las personas comunes, como he- mos llegado a descubrir, no se encuentra aislada y completamente aparte del resto de la sociedad en general. En consecuencia, se ba prodacieo se Personalidades cautiva- ist ah : ‘ 4s generales. El eje de es ‘a nueva historia no son necesariamente las acci sere ¥ S05 Or 15 tes (ni sus equivalentes contemporineos: presidentes y gabinetes, legisla. dores y jueces, financieros y magnates de los medios de comunicacién) Por cierto que las formas mas modernas de investigacién histérica No se concentran en esto con exclusion de cualquier otro factor, como Pueden haberlo hecho las formas mas antiguas. El nuevo enfoque es, simultaneamente, mas amplio y mas Testringido, Se concentra en las instituciones sociales de manera mas amplia (incly. yendo, por ejemplo, las iglesias, la familia y el mercado laboral) y en Jos organismos del Estado de manera mis estrecha (el funcionamiento de las agencias de asistencia social, los Consejos del Menor, o las oficinas de obras publicas o de salud pablica).? Como resultado de esta reorientacién, la historia nuevamente consiste en una narracion sobre el funcionamien- to de las estructuras sociales, aunque hoy se agregue un nuevo enfoque al impacto real que tales estructuras tienen sobre la vida privada de las per- sonas reales. La contribucién particularmente hist6rica al institucionalismo, clasico nuevo, radica en la fijacion de esta disciplina con el pasado. Si cada dis- ciplina «posee», dentro de las ciencias sociales, una variable especifica, la ser una ciencia social, la historia es simplemente el estudio de la forma en la que el pasado moldea el presente y el futuro. O, para decirlo en un es- tilo menos parecido al de Whigg, podriamos afirmar que la historia s6lo consiste en narrar relatos acerca del pasado que internalizamos como pro- ios, los cuales, al ser contados una y otra vez, nos moldean a nosotros y a nuestras acciones futuras.° El hecho de que el pasado ejerce este tipo de influencia sobre nosotros, constituye un supuesto central de Ia historia como disciplina; éste es el énfasis peculiar que imparte a sus distintas formas de institucionalismo.. Se supone que los interrogantes acerca de por qué y como ejerce el pasado este tipo de dominio seran resueltos por otras disciplinas. Los buenos his- toriadores especulan, naturalmente, acerca de la dindmica psicolégica, so- ciol6gica o politica intervinientes. Apuntan hacia la satisfaccién que pro- viene de ajustar nuestra vida a una estructura narrativa mayor, o bien hacia 2. Véase Evans et al. (1979) y Steinmo et al. (1992). Estudios modelo son el de Theda Skocpol, Protecting Soldiers 992), o,el de Karen Orren, Belated Feudalism (1991). 3, Esta formulacién Imente al reconocer as maneras en las que le- tiene el lugar central atribuido al «pasado»; lo que cias la categoria de ~ _na,Aun asi, se trata de un tema importante. Las elecciones se realizan siempre dentro de un contexto; el contexto no esta determinado tinica-~ mente por la escasez material y por las tecnologias de la produccién (ni ~para trasladarnos a otro marco analitico que, sin embargo, comparte la misma miopia— por los modos y fuerzas de produccién). La economia no solo necesita apelar a algiin tipo de relato institucio- nal a fin de establecer el contexto para las elecciones individuales. A tra- vés del énfasis en las elecciones individuales y en las maneras en que éstas se concatenan en elecciones colectivas, la economia es también capaz de brindar una perspectiva particular (aunque, quizds, particularmente par- cial) de la génesis y evolucién de las instituciones a través de elecciones pasadas de individuos y grupos. 1.4. El nuevo institucionalismo en la ciencia politica Jeccion piblica, el problema particular al cya) Tespon de la ele mo es, principalmente, éste. Tanto para la &on, . faa - 10. Jos modelos de politicas de eleceigy Pub icy Dentro ¢e ] nuevo jnstitucionalisn dl mia neoclisica ai se Ta clave radica en encontrar un equil ti este contexto, Fea de la intransitividad del voto de la mayorig tpn desequilibrio, ah los problemas centrales de la vida politica (quizig a pL instituciones politicas que restringen la gama de Posibji_ a des que puede contemplar este tipo de voto ofrecen una solucién impe. cable a este problema central. Los dispositivos institucionales =tales Com, las estructuras de comité en las les islaturas, el parlamentarismo bicamera ‘ciacia estatal, modelada a partir de la teoria econdmica de inempresa. Erp ia 10s Cast ncibe, dentro de esta tradicion, en fan. cién_de war leseos de los «causantes» sean e! fectivame) realizados por aquellos que se supone deben actuar como sus «agentes», [a mejor manera de hacerlo depende de un complejo cdlculo sobre los Costos comparativos de la supervision en ambas direcciones, tanto interna (la vigi- facia de a conducta de los subordinados) como externa (el contol de lay. lidad de los bienes y servicios que entre gan los proveedores externos). Perg en el caso de la agencia publica, al igual que en el de la empresa privada, a menudo tiene més sentido minimizar los Costos de transaccién a través dela oncentrarnos demasiado en la adopcién por Parte de los nuevos ins- 1 malistas de estas importantes ideas propias de la economia, sin em- itu! nos llevaria a ignorar las perspectivas particulares acerca de las ins- bal ‘ones que pueden observarse en la ciencia politica. Después de todo, dct institucionalismo en la ciencia politica se alimenta explicitamente el = antigua y honrosa tradicion del «Gobierno» (como se denominaba “isa diciplina ef ef sistema universtario anglosajén), que se dedicaba al estudio del Estado en su forma institucional: organigramas, departamen- yo ministracion publica en una concepcion amplia y lo ue luego se ha dado en llamar «el aparato del Estado». Un texto ejemplar ‘en este tema puede ser Ta obra maestra de Bryce de 1888, American Com- monwealth, que pasa revista a las ramas del Estado nacional, provincial o estatal y municipal, junto con los partidos Politicos y las «instituciones so- ciales» (que incluyen desde la profesién del derecho y la magistratura has- ta las finanzas y los ferrocarriles).°> jicleo de la «revolucién conductista» dentro de la ciencia politica -de hecho, la revolucién que dio origen a la denominacién moderna de esta disciplina— consistia en negar que la forma determinara la fincidn_en we los organigramas y los mitos institucionales constituyeran re- resentacior lecuadas de la practi ** Lo relevante no es lo que se supone que las personas deben hacer, sino lo que en realidad hacen. En la medida en que los individuos interioricen las expectativas asociadas a un papel, la forma resulta una guia adecuada con respecto a la funcién y el mito, con respecto a la practica. Sin embargo, en la medida en que sean divergentes (y a menudo lo son, considerablemente), lo que los estudian- tes de la ciencia politica del mundo real deben examinar son la funcién y la practica; la conducta real y no el mito rector. Li ontie! ti 4 in 1 erfecta generalidad de s Ix cacion ha si erada, ya que existen importantes aspectos ¢ we las i relevantes para la conducta, y es a ésto: a la resurreccién por parte del «nuevo institucionalismo» di instil as antigua dentro de la administracién pit blica, El enfoque conductista resulta Gtil para fijar la atencién sobre la agencia, sobre los individuos y grupos de indivi¢ a conducta se os que at 35. Bryce, 1888, * 36. Dentro de la administracién pablica, la obra a mon, Administrative Behavior (1957), pers cién conductistaen general, véase nn moldeados por las estructuras, organizaci, Ones rata, Pero Estos a dades colectivas, actan por Intermedia 4° iM, euciones Fer duos desean hacer y Io que pueden hacer qe,“ &y ndiv’ ‘0 que lost = medida, de la tecnologia een We este» nt 5 on sn se puedan tener facil acceso con el fin de Poner ey Pri coals mi 4 cance 0 rantades indivi juales y colect percibido por los ciudadanos individuales como ung Tstriceis sto es ienes estin a cargo del aparato del Estado, como una Portunigs” y por qi término neoinstitucio, + Pe bernabilidad ~para emplear un tér malista dent, 7 ni de la administracion piblica~ esque mens ase le conduccién dey” menos We i - le jedad por parte de los funcionarios que controlan lo que, desde ¢| u i vista organizacional, constituye los «altos mandos» de la sociedaq Se ee ee dee iedad Existen, por supuesto, limitaciones a la clase de drdenes We Puede, cemitirse eficazmente desde estos altos mandos. Los mlsmos que admin tare ido enfrentan diversas restricciones, tanto en bs de mando» (es decir, el poder para implementar sus ecisiones).¥ Es pos. ble que los institucionalistas clisicos no hayan sido lo suficientemente sen. sibles a tales restricciones. Sin embargo, en el mismo sentido, los Tevolu. cionarios conductistas no fueron lo suficientemente sensibles a tales posibilidades. Para lograr una explicacién relativamente completa de los resultados politicos, es necesario «devolver su papel al Estado» Para com. Pletar ls expliaciones de la dindmica politica que formulan lee conduc. Ustas, esencialmente en el ambito del individuo.” La explicacién conductista acerca de la acci6n individual es, esencial- tica sus vol dicion, también ha surgido recientemente el mismo reconoci- rat cst cardio ala importancia de las Convenciones sociales institucionali- mnt rie das. s 2, . - Le principal herramienta analitica dentro del estudio Por actores ra- nates de la politica es la teoria de los juegos. En las representaciones e populares de estas técnicas, el principal juego que se presenta como my patron bisico: para toda vida social es el Dilema del Prisionero, de ini- cua reputacion."' La particularidad del Juego ~lo que lo convierte en un puen modelo para tantos aspectos de la vida social— radica en que es posi- ble afirmar que captura el niicleo de la légica subyacente al problema de Jnaccion (0 de la inaccién) colectiva.* Dentro del juego, las recompensas estan estructuradas de manera tal que resulta cierto, al mismo tiempo, que: (a) para cada jugador resultaria conveniente que todos los jugadores tomen algun curso de accién cooperativo; (b) para cada jugador resultaria aun mds conveniente, independientemente de lo que hagan los demis, desertar de esa accion cooperativa; (c) la concatenacidn de tales estrategias estrictamente predominantes para los jugadores individuales en una tinica ronda del Dilema del Prisionero tiene como efecto la desercién de todos os participantes, lo que hace que todos terminen en una posicion peor de la que hubiesen logrado si absolutamente todos hubiesen cooperado. Esto resulta verdadero, sin embargo, tnicamente si el juego se realiza en una Gnica ronda, Cuando el juego es reiterado (se juega una y otra vez entre los mismos jugadores), la estructura estratégica de la situacién cam- bia de manera dramitica. En este caso, son racionalmente preferibles for- mas de jugar mas cooperativas, ya que cada jugador tendra un interés es- tratégico en establecer su reputacién de ser una persona dispuesta a cooperar con quienes se muestren cooperativos.** En consecuencia, con el transcurso del tiempo se desarrollan normas de cooperacién incluso entre os egoistas hiperracionales de la teoria de los juegos mis individualista. A través de ellas, emergen convenciones y surgen instituciones, incluso, 41, En las aplicaciones més refinadas, los juegos de cooperacién/coordinacién ocupan un lugar preponderante. Véase, por ejemplo, Luce y Raiffa, 1957; Snidal, 1985; Ordeshook, 1986. 42. Hardin, 1982a. 43. Véase, por ejemplo, Taylor, 1987; Axelrod, 1984, 1986; y Hardin, 1982s, b. Se encon~ ‘wari una interesante aplicacién a las disputas por irupein de ganado vecino en a pro pios y por delimitacién con alambrados emel oeste:de Estados Unidos en Te 7 tre las estrategias «puras», la represalia ojo por ojo (que repite lo-mismo que hays < resulta ejemplar y, por lo tanto, ¥ is famosa de en- otra parte la tiltima vez) es la Ginica que es la mis c re . jias mixtas» que podria tte éstas. No obstante, en principio, existe un cie reciproca lograr mejores resultados para todo te modelo de conducta humana extremadamente indiy, esl dentro de Haug, lista. Asi, di tancia de las instituciones, que proviene sobre la impor elos individualistas —sea que estén basadog recciones: sde'as propensiones de la conducta individual ico Oat mitégica basados en la elecci6n raciona|— los de céleu i nte las elecciones individuales, y mucho menos los regu’ explicar cabal - recurrir a cierta referencia al contexto Socioinstinuc. tados socials, an el que se insertan las acciones de tales individugs L nal aaa suman que necesitan devolver su papel al Esta condus 05 \do; los tedrj, de la teoria de los juegos lo consideran un emergente de sys cos fs Propiog modelos_De cualquier manera, las instituciones f oliticas ° de Otto tip han recuperado un lugar destacado dentro de la sone polit ca te) Ademis de estas corrientes intelectuales dentro de la disciplina, se han producido, desde luego, nuevos acontecimientos en el mundo extern que han servido para recordar la importancia de las Instituciones alos es. tudiosos de la politica. La ruptura de la hegemonia estadounidense hacia el final del mundo de la posguerra —tras la Segunda Guerra Mundial lle. v6 a un aumento del interés de los académicos dedicados a las relaciones internacionales por los diversos regimenes e instituciones ‘nternacionales a través de los cuales se alcanzaba, sin embargo, la coordinacién.** La cai. da del socialismo estatista en Europa central y oriental, con el fin de la la ciencia politica, existe un MOvimienty en Ce 70 alcany, €n este contexto, * Por tiltimo, la declinacién de ccidental y la aparicié; i 44, Hardin, 1982a, b, Elst en Bates, 1988, 45. Keohane, 1984, 1986. x 46. Off, 1991; Offey p de Tuego, con respecto ala mundo, desde el sur de Ei Stepan y Skach, 1993), 47. Sandholtey Zy, _gramos una variable clave a cada una de as ciencias social asignitsipria a la ciencia politica seria el «poder. De lo aue s esr ea es dela capacidad de una persona o un jones de los demas; deseados independientemente de la aos perso, Este foco disciplinario mis amplio sob ls causas cs de as luchas por el poder politico imparte un tono par- comer patucionalismo dentro de la ciencia politica, ya se cisco o rls farn0%s palabras de Schatschneider, sLa organizacin esl me Fain del prejucioe.” La existencia de insttuciones hace que al et van mis ficiles y otras més dificiles, Tener un gcerminas personas una mayer capacidad para imponer al mundo si_ ‘yoluntad, a expensas fe que otros carezcan de acceso a tales recursos de 00 acerca de la politica, los partidos y los grupos de presién (para em- pleat ls palabras que forman el titulo de la gran obra de V. O. Key). Continaa siendo una cuestién clave para los analistas del nuevo institu- cjonalismo dentro de la ciencia politica en general. rupo para con- ejor atin, para lograr los 4.5. El nuevo instituctonalismo en la teoria social Todo este nuevo institucionalismo dentro de cada una de las disciplinas que constituyen las ciencias sociales se relaciona con temas mas genéricos den- tro de la teoria social en general, desde la filosofia de las ciencias sociales hasta la filosofia politica normativa. Los temas que plantea el nuevo institu- cionalismo en las distintas disciplinas han surgido una y otra vez en aquellos discursos de orden superior, de diversas maneras, en los tiltimos afios. Ine- vitablemente, presentaré aqui s6lo un bosquejo estilizado de debates que a menudo se proponen indagar las verdades mas profundas de la metafisica, la epistemologia o la ontologia (y que s6lo ocasionalmente lo logran). Es innegable que ha existido un «retorno a la gran teoria en las cien- cias humanas».*' En parte, esto equivale simplemente a decir que los pro- wwf __ §8. La que formula Dahl en Modern Political Analysis, 1963, sigue siendo la mejor expre- ‘tin breve de esta posicién. : n 49, Schattschneider, 1960. 50. Key, 1942. Politics, Parties, and Pressure 31. Skinner, 1985. También se produce “Gan teoria», bajo el signo del posmodernis agran escala han vuelto a inte, ios Y iro OP cio royectos se bifurca, bjs; tos OP Te de ests incipientes proy os Gr rimera offec cid: ue una elu upone q fen vas Jas cuales las es ma I aa o de, en princip!o> brindar von dera que lo cent que y, a consi . ~ segunda ram: Io suficientemente rica Y elaborada de las manera * 10n interpretac ntes actuan € interacttan puede, en principio, oftecer ung age que los Itados sociales. plicaci6n absoluta Este argumento Star Ja age i) Pasicamente e a la eestructuray COMO Variable ex) i iacion lo suficientemente rica y elaborag tructuras moldean los resultado, sor & a explicacion absolutamente integr, . ey tral es la «agencia» y supone oy. * eh Catiy, mente completa de los result ; bisico se repite en una miriada de maneras y lgarey distintos. En ocasiones, se Jo representa como una Controversia entre dis, snlzas: los socidlogos desempefian el papel de defensores de las explica, ciplinas; tructurales y los economistas, el de defensores de los modelos in ciones ; basados en la agencia.® Otras veces, adopta Ia forma de uy oi tro de alguna disciplina en particular o, incluso, dentro de alguna tradici6n teérica en especial. Resulta notorio, en los a. timos afios, el caso del marxismo, dentro del cual se ha producido el cauge y caida del marxismo estructural» de inclinacion althusseriana; la emer- gencia de una escuela del marxismo de la «elecci6n racional»; y los intentos, dentro de esta escuela, de adaptar premisas para la accion esencialmente individualistas a un marco macrosociolégico de rasgos funcionalistas con algn formato marxista reconocible.* argumento interno de: $0, esti puesto en la contingencia y la incertidumbre, tanto de las instituciones como de todo lo demas; en esta versin, sin embargo, el neoestructuralismo se alinea con el nuevo instituciona- lismo en lo que respecta a a historia, que admite y, de hecho, celebra la contingencia histrica de las insttuciones particulares que tenemos, pero procede a emplear el hecho de la existencia de tales insttuciones para explicar lo que sucede a continuacién, Otros, sensibles a los problemas de la contingencia y la incertidumbre, ven la institucionalizacién como una solucién precist- ‘mente para ese problema; tal es el eje, por ejemplo, de los «nuevos institucionalistas» en los re- clentes debates de las ciencias sociales en Francia, aunque no siempre acepten esa denominacién (Wagner, 1994) 52, Barry, 1970. _ 53. Con respecto al periodo althusse ci6n racional» acanza su cumbre en el (1978) establece cimientos funcionalistas ‘sta explicacién, aunque el éxito de este representa, quizis, el mej eepininnterces. agencia y la estructura en un no de la teoria soci: eneral, el nuevo institucionalis- jderarse como nada mas (y nada menos) que el reconoci- inar la agencia y la estr lemente completa.” In- jefe! jos mas fires deben acept: 1 clus? ramientas XP cativas deben aceptar que las preferencias de las Tat ue constituyen la fuerza motora de este modelo) tienen que te- on igen externo al mismo; y no es necesario ahondar muy pro- ner raver que provienen, en tltima instancia, de las estructuras de las do Pa as pasadas, de la posicién social o de la socializacién previa.® een ales defensores de las explicaciones estructurales no pue- im | hecho de que deben existir agentes aunque sean agentes orat © i . - den ig? = construidos que sirvan como vehiculo e implementacién sil erativos estructurales, que estos agentes inevitablemente re- ety nel proceso de aplicarlos y reforzarlos.* controversia semejante dentro de la filosofia politica norma- tales debates de la teoria social y de la politica empirica. se la representa como un debate entre el liberalismo y el ‘comunitarismo. En esta controversia tan estilizada, los liberales estan re- —presentados come los defensores de modelos iluministas de la agencia hu- ‘mana: los individuos son racionales, librepensadores, cosmopolitas, univer- salistas, sin compromisos. Los comunitaristas sefialan, por el contrario, las manera en las que los individuos se enraizan inevitablemente en sus rela- cjones sociales: cuando jévenes, todos debemos aprender algo de alguien; yenel camino, todos hemos llegado a establecer diversos compromisos con personas, principios y proyectos que surgen de nuestras distintas expe- riencias sociales. Estas son, desde el punto de vista comunitario, las verda- deras fuentes del yov..” En el mundo real, simplemente no existe un yo completamente independiente, librepensador, sin compromisos, capaz de realizar esos clculos heroicamente universalistas que desempefian un papel tan central en los relatos del iluminismo liberal. También en este caso parece existir alguna perspectiva de acercamien- to entre ambos campos.® Los liberales iluministas pueden y deben reco- formularan © Existe una tiva, poralela a Normalmente, 54. Lukes, 1973; Wendt, 1987. 58. Sut Ferejohn, 1994; Gintis, 1972. 56. Hindess, 1988, 57. Sandel, 1982; Taylor, 1989. 38. Con ‘lo de acuerdo en ‘Uestiones de socio hho innegable de que todo individuo ha sido tiadg en nocer el hec! nada, con sus propios valores e intereseg Catactey alga, cultura aon asi deba ser. Toda persona debe Comenzay iti 5 que Tae e emee y qué bagaje acarreamos determing alg, lugar: io movernos en ciertas direcciones que en otras, "T, 205 te. ~ vy debe ser aceptado genérica y universalmente.9 Hasta el mes” ‘sty puede S ido de los liberales puede estar de acuerdo, ficilmente, Sobre 1% vencl\ Principios, Causa In, ‘ illosa frase de Sen, | imi ha vida de los individuos; en la maravillo » la maxi iZacig racional que no toma debidamente en cuenta este tipo de valores 1, Cig, dela la conducta de «agentes racionales» como tales, «idiotas racionales». El hecho de que estemos socialmente enra implica, necesariamente, que nunca podamos cidn original. El hecho de que comencemos eI que experimentemos mayores 0 menores dificul Juicios de esa educacién no coloca a esos prej Privilegio. Esto no significa que no podamos o rae, Mo, ', Sino UNicamente lag le izados de tales Maneras ttascender nuestra for; ‘nun determinado lugar , iltades Para sup. uicios en una no debamos ag Far 10§ pre situacién de Pirar a logtar mo para el mundo en general.*" E] hecho de que esta aspiracion residual de la ilustracién liberal sea, en tiltima ij il da ser la mejor manera de | trovertida para la filosofia adecuado para Participar en ‘ar, en el contexto del deba Coincidencia y no doy te, que ha habido un actones en cierta me, politica contempors tal controversia, Lo te actual, es donde nde se mantiene Ja polé; reciente Teconocimient dida integradoras de S¢ encuentran los puntos de ‘mica. La idea €s, simplemen- '0 de la importancia de expli- la estructura social y de la agen- mana dentro de un modelo compuesto mis general de la condicion tanto dentro de la teoria social empirica como de la normativa ia hu puma 16 El nuevo institucionalismo: uno de tantos Los nuevos temas institucionales emergen con una variedad de formas dentro de una gama de contextos disciplinatios. A pesar de sus diferencias, todas estas variaciones sobre los temas de los nuevos institucionalistas re- sultan esenciales y, lo que es mds importante, complementarias. nuevo institucionalismo, en su raiz, constituye un recordatorio de las distintas posiciones contextuales dentro de las cuales se sitita b ite Social, Al recoger y reunir todas estas diferentes ramas disciplinarias, un_ Squevo institucionalismo consolidado servirfa para recordarnos, entre otras, fas siguientes proposiciones: “\1, Los agentes individuales y los grupos persiguen sus respectivos pro- -ctos en. UN Contexto que se encuentra colectivamente restringidg. Entre las muy diversas formas que toman tales restricciones, en cierta medida significativa puede decirse que . Tales restricciones toman la forma de instituciones: patrones orga: nizados de normas y papeles socialmente construidos asi como con- ductas socialmente prescritas que se esperan de quienes desempefian tales papeles, los cuales son creados y recreados con el correr del tiempo. Ademis, . Por estrictas que sean, esas restricciones resultan, sin embargo, ven: tajosas en otros diversos aspectos para los individuos y los grupos en | ue hace a la consecucién de sus propios proyectos més particulares.' 63. Nétese que Eisenstadt (1968, p. 409) trazaria una distincién entre los papeles sociales y ‘ks instituciones; por deferencia hacia los argumentos que presenta, incluyo también expectati- ‘Wis hormativas que no resultan especificas con respecto'a/uny ___ 64. Resulta sorprendente que este tema ocupe un. istas en el ‘mbito de la economia, teniendo en cuenta que el paradigma neoclisico mo nos prepara para su- Ponerio asi. John Commons (1931, p. 649) desarrolla esta idea hasta llegar de «ins- ‘tuci6n» como una eaccién colectiva de tos, pero en dero en muchos aspectos, Parte Jo Esto result verda * Porgy. mos factores contextuales que restringen las ac¢j Pe Ones dey > mis! a 8 di * dvidvo y del grupo moldean también los deseos, Preferencias , : tivaciones de esos mismos agentes individuales 0 grupales, . Profundizando en la naturaleza de estas restricciones, es Posible a} Me, nos afirmar lo siguiente: 5. Tales restricciones tienen, distintivamente, raices histricas, <5 artefactos residuales de las acciones y elecciones del pasado; y 6. Tales restricciones encarnan, preservan e imparten recursos fe pb. der diferenciales con respecto a los distintos individuos y grupos, En conclusién, sin embargo, 7. La accion individual y grupal, por muy restringida por el = y moldeada socialmente que esté, constituye la fuerza motriz q guia la vida social. Jiferentes nuevos institucionalistas provenientes de disciplinas diferen- tes variarian el éntasis entre estas proposiciones. De hecho, algunos nue- de estas proposiciones en particular. Sin embargo, una sintesis de este ti- po parece capturar el espiritu que motiva al nieve ican, mo un todo. De hecho, es la amplitud misma de sion mas general lo que hace que este movimiento sea tan ‘motivador para tantos investigado- res provensentes de formaciones disciplinarias tan diversas. 1.2. Formas y funciones de las instituciones sociales Existe una amplia diversidad dentro de las disciplinas, y entre si, en cuan- to a lo que interpretan como «institucio n por qué. Esta diversidad es Consecuencia, en gran id ue existe dentro de ca- da tradicién por buscar iniciones en de algin modo «inter nas» para las practicas te6rico consiste en la biis- queda de una descripe hermenéutica, al menos Parcialmente. El obj ‘ © que son las ins-, vs, y de por qué sur jue pueda ser reconocida en algvin sentid jos propios participantes.como descripcid conducta. Cuan- f adams el derecho contractual 0 los comités parlamentarios, does Bn por ejem- ncia de a» instituci or lo tanto, la de «una» institucién poe de ese contexto) se encuentra tradicionalmente ligada a lo ue ha- a al por qué existe. Dado que lo explicado varia entre las distintas dis- e Zz A . . £ yinas, también varian las explicaciones; por lo tanto, también cambian sphinass . j > . te definiciones del concepto mismo de una «institucién, a Esta diversidad en las definiciones es, sin embargo, casi exclusivamen- te, el efecto de la inelinacion por buscar una definicién del término que sea sinternar, est0 €s, embebida de una teoria y basada en una disciplina en particular. Permitamonos desviar el foco de nuestra atencién de estas explicaciones internas y no Ocuparnos tanto por el papel que desempefian Jas instituciones en particular en las vidas de los individuos dentro de con- textos especificos. En su lugar, adoptemos una explicacién «externa» de Jas instituciones de lo que hacen. Este no es un relato que aquellos in- volucrados en Ja practica reconozcan necesariamente como propio; no describe sus motivaciones, objetivos o percepciones. Por el contrario, se trata de una historia narrada desde afuera, por un observador que no es parte de la practica, acerca de los efectos de las instituciones. Es una his- toria acerca de «qué hacen» y no acerca de «por qué lo hacen», Al cambiar por esta posicién externa, resulta mucho mis ficil alcanzar una definicion acordada del concepto de institucién. Desde este punto de no, una institucion social no es mas que un «patron de conduct recurrente, valioso y estable»,“° en su caracterizacién mas general. Esta ca- racterizacion puede Ser quizas demasiado general como para resultar real- mente util. Por ejemplo, es posible que deseemos estipular, ademas, que una institucion es necesariamente un fendmeno social. individ 0 son en. si mismos instituciones, valiosos y estables» que sean Sus patrones de conduc i res Cuentan como «instituciones» en este sentido, por mas «recurrentes, valiosos y establesv que sean las conductas que se desprendan de ellos,” eee cael amines: eine ice alcicaaae 65. Huntington, 1968, p. 12. Véase también Eisenstadt, 1968, p. 409. 66, Aunque fuera cierto que la identidad personal es inconstante en el tiempo (como su- Sere Parfit, 1984) o inestable en cualquier momento dado (como lo sugiere la literatura del «yo ‘nltiples de Elster, 1985), aim seriamos renuentes a describir el eacwerdo negociado» que cons- ‘tuye laidentidad actual de cualquier individuo como algo sinstituci epto en un ‘Sentido extremadamente metaférico. rt 67. Cabe recordar la distinci6n que traza Hart (1! TiiS2 S24 nuestro (apreciado) habito de ir al “olectiva de que los hombres deban sacarse el una caracterizacion relativamente i gO, sin emba . necesita para capturar ha gama diversa de activy Prec te 4a considerar instituciones y para teorizar o, “8 5 star | ‘ i vefictue ne Ol ies, ciales que NOS Coe Como minimo, deseariamos incluir institucig 8energ) e Ja esfera de Jas instituciones de familia Y parentesco, que se ¢ “ Jamentacion de las relaciones reproductoras tra en are duos dentro de una sociedad, y en la socialiy, ries miembros de cada eae «+ ada esfera de la educacidn», que amplia la anterior y “Se Telaciong Se Ia socializacion de los j6venes hasta que se convierten en adultos, en la transmision diferencial de la herencia cultural de ung Sociedag de generacion en generacion»; . « da esfera de la economia», que «regula la produccién, distribucign , consumo de bienes y servicios dentro de una sociedad dada, + a esfera de la politicar, que «trata sobre el control del uso de ly fuer. za dentro de una sociedad y el mantenimiento de la Paz dentry y fuera de sus fronteras, asi como también del control de la movil, ci6n de recursos para la instrumentacién de distintos fines, y la ang culacion e instalacion de ciertos objetivos para la colectividady; + dda esfera de las instituciones culturales» que «se ocupa de la provisign de condiciones que faciliten la creacién One, th Y biol, ce AClon inc ¥ conservacién de artefactos culturales (religiosos, cientificos, artisticos) y de su distribucidn di. ferencial entre los diversos grupos de una sociedady; y * a esfera de la estratificacién, que regula la distribucion diferencial de Posici6n, recompensas y recursos, asi como el acceso a ellos por par- te de los distintos individuos Y grupos dentro de una sociedad». Un ras central que define la «institucionalizacién» en to: estas es- feras es la naturaleza estable, recurrente, Tepetitiva Y pautada de la con- ducta que tiene Tu ir Stucionalismo» ha sido caracterizado como «el Proceso a través del cual organizaciones y Procedimientos juieren estabilidad».” Dentro ‘pp. 410. 414-418). A nstil ii gems, esto NO CO) ee un subproducto incidental de la institucio jzacions HO se = simplemente, de una consecuencia de «la valotiea= : nada id ae jon de eee ada organizacion © procedimiento» por cierta jndependientes. Por el contrario, ora la estabili ili Jap aones insbtucionalizados y lo que resulta valiow deellos” JosPersjecho resulta absolutamente clave para los anlisis del titucionalismo, en particular dentro de la ciencia politica dela ec ee mia. El papel de las instituciones, desde el punto de vista ee snbinic, consiste en Ja reducci6n de los costos asociados con la eerdaaire er “atie tiempo. El mecanismo crucial por medio del cual tiene lugar esto = sistema de «reglas fijadas», dentro del cual resulta cada vez mas oneroso Srmbiar las reglas de cada nivel sucesivo de la jerarquia.”’ Una forma de expresar esta idea, que resulta solo ligeramente exagerada, consiste en afir- mar que puede haber un mercado para cualquier cosa en tanto no haya un mercado para todas las cosas. Los derechos de propiedad y los contratos que regulan los intercambios de bienes no tendrian valor alguno si resul- tara mis econémico comprar y vender policias y jueces que comprar y vender terrenos. Es precisamente la estabilidad y la confianza en las reglas més profundamente fijadas que regulan el sistema judicial lo que hace que el flujo del mercado sea factible. De manera similar, gran parte de la ne- gociacion y de los intercambios politicos normales resulta posible solo dentro del contexto de estabilidad que aportan normas mas profunda- $e institucionalizadas, que abarcan de: las reglas = mente imbrica y las estructuras de comités hasta la ene mba = ae cones hasan propia Constitucién.” — ~ Reflexionemos por un momento acerca de la naturaleza de las consti, tuciones. Se supone que son, por naturaleza, estables en el tiempo y difi- ciles de cambiar. Por esa razon, nor! ente incluyen requisitos que exigen mayorias especiales y procedimientos agravados para poder enmendarlas 0 reformarlas. Pero, si reflexionamos sobre ello, la razon por la que las suce- sivas generaciones se han sentido obligadas por esas normas es, Por cierto, un misterio, Los Padres Fundadores no eran semidioses sobrehumanos. Lo we hicieron fue simplemente borrar un conjunto de acuerdos institucio- les y comenzar de nuevo., Por qué las generaciones sucesivas deberian sentirse obligadas a vivir seguin sus normas i ft wi 70. Soskice, Bates y Epstein, 1992. 71. North, 1990. 72. Buchanan y Brennan, 1985. Hardin, que son libres de hacer lo mismo que el}, tir 108 hi también ellos, desde cero> 1 bic en lugar de my comenzar, 1 val omen! , en el valor que todo, cieron en sum e encuentra, por supuesto, qi 8 Obteng. La respuest st de que nuestras actividades estén restringidas Por la Con, cho estan., 10n i mos por él Smile de la manera en que lo ‘ 7 de ciery fe ei “ titucion ae ent ales en normas resumibleme: - - n et mit, acuerdos fun isos entre nosotros que resultan creibles, de una Maner, um CO oe se dos simplemente en lente tucion, uml ee : fasmados simplemente en legislacion a posible si estuvieran p! ye no serfa pos ‘as anuales puedan modifie, 1c dinaria, sujeta a que Se ne eetaealoee ion vos De ia mans (el derecho de ponernos en posicidn de ye ios oe «permite hacer convenios de cumplimiento diferido cor oa ion manera, podrian no tener credibilidad, también en jy etiam o clects el derecho constitucional (el derecho de Ponernos en movin de que nuestros actos sean desestimados Judicialmente) NOS permite celebrar compromisos con grupos minoritarios e intereses sectoriales que, en otras circunstancias, podrfan no merecernos confianza. 1.3. Aparicién y transformacién de las instituciones tituciones, aun ente estables, no son sin emba: eternas ¢ inmutables..En esta seccién consideraré brevemente Cuestiones mas amplias referidas a la aparicién y transformacién de las instituciones, En primera instancia, se trata de planteamientos fundamentalmente empi-_ ticos: ¢de donde surgen las institucio; nes y cuales son las fuerzas que las impulsan al cambio? Con frecuencia se considera que el alcance adecua- do (0 su ausencia) para las teort: del disefio institucior - centra en una respuesta a tales interroga ‘aintencién. En la seccién 1. . érminos generales, tre fsicas en L . gaisten- en. LETIDOS 20 esp manetashisica las que las institu- (0 las sociedades humanas en general “ones. sociales formarse en el c i 0.7 ede roducirse por accidente. En esta concey g a necesidad natural o social, ni mecanisi igen Jos cambios. Lo que sucede, simplem: !) pueden surgir y — ara utilizar un i ctico caracteristico del i dialéctico ae posmodernismo que, a su vez, captura eficazmente el espiritu altamente contextualizado de muchas explicacio- nes microhistoricas, se trata de una cuestién puramente de contingencia.”® En segundo lugar, la transformacion social puede ser una cuestion de evolucibn. Como en los analogos biolégicos de los que parten estos mode- igs, la vriaciOn inicial puede haber tenido lugar completamente por acci dente, como una cuestion de puro azar. Sin embargo, en estas concepcio- nes existen ciertos mecanismos de seleccién, habitualmente de naturaleza competitva, que déterminan la supervivencia de variedades particulares.” Las que electivamente sobreviven durante un periodo prolongado de tiem- po pusden, por lo tanto, considerate, como sme adapted 2 sus res pectivos medios ambiente que las que no lo logran.” Ei er lugar, ede ser un producto de la interven- cin intencional. Es deci bio puede ser e una intervencion por parte de agentes dotados de intencién en biisqueda de un ob- jetivo. Tales age ee ein ser individuos aislados 0 grupos organizados.” 74, Aunque difiera en los detalles, esta divisiGn debe su inspiracion y, en aspectos crucia~ ies, su eaboracién a Elster (1983). Knight (1992) desarrola eficazmente los temas evolutivos ¢ invencionales de maneras algo diferentes a como que se plantean en estas piginas. 75. Rorty, 1989. Existe un énfasis paralelo, aunque menos insistente, de la politica compa- sada sobre las coyunturas histéricas particulares, como condiciones facilitadoras esenciales del cambio social. 76, Este tipo de anilisis subyace desde la tcoria Whig de la historia hasta los modelos neo- clisicos de la competencia capitalists, y una de las més recientes teorias del desarrollo de la em- pres (Nelson y Winter, 1982; Winter y Williamson, 1991) Lainvestigacin reciente acerca del surgimiento de la cooperacion en otros contextos sociales se basa explicitamente en modclor evolutivos (véase, por ejemplo, Axelrod, 1984, 1986; Ellickson, 1991). 77. Exe puede resultar un débil halago, segin cuil sea nuestra opinién acerca del entorno competitive como mecanismo de seleccin; de la misma manera que el arte menor y 1a mala ‘misica pueden ddeteriorar as sensibilidades estticas de los individuos, y expullarasi al gran ar~ tey ala buena masica, también algunos entornos competi e eee vulgares formas sociales, y no las mejores. 78. El hecho mismo de que tengan terminar planes de accién conjuntos los califica (French, 1979), se derivan de sus intervenciones intencig, te Jo que s¢ Proponia uno, 0 un cop, Paley eden peneficiarlos a todos o a ninguno de los = de jn.” Incluso si el resultado no estaba Previstge Ja logica explicativa fundamental Continiig siengt Fen su forma, en Ia medida en que la hse S40 < - a Si érminos de intenciones, ¢ interaccio, nte en termi NES sencialme! Ne tre éstas. al de cambio institucional involucra, casi se, rameng, ment: t0d0 a paramente Tortuitos ¢, incluso cuando ag dents y erores Ps aurgen normalmente en él teflujo de la intenciong, es, de code imanierae A " crore de cdlculo por parte de agentes dotadog dad, a través de ols etba en proyectos propios. Asi, lo que los agentes de inten eneign hacen deliberadamente (0, con mis frecuencia, mie hacer) resulta pertinente incluso al moldear el cambio so. cial e institucional esencialmente accidental. : La intencionalidad desempefia un papel incluso mas central dentro de los relatos evolutivs acerca del cambio social e institucional, ya que e| Los agentes -individualmente 0, con mas frecuencia, colectivamente- se encuentran, en ocasiones, literalmente Iamados a decidir qué tipo de acuerdos sociales preferirian mantener y reproducir. Con mayor frecuen- cia, se descubren «votando con los pies», decidiendo en cual de entre va- ios acuerdos alternativos preferirian participar. Las instituciones que tie~ nen_relativamente mayor cantidad de participantes cuentan con una ventaja comparativa (econémica, militar, 0 de cualquier tipo) frente a las yes que nsformacions ment Las tral ser exactam' tienen menos. casos el «mecanismo de seleccién» que re- sulta central para los modelos evolutivos impli i deliberadas por arte de agentes dotados de intenci6: ea directa o indirectamente, Alternativamente, este mecanismo puede adoptar una forma mis he- geliana, Esto normalmente se describiria en funcién de una «idea central 79. «Beneficiar a todos» nos recuerda Jos modelos 10s de convenciones (ala manera de Hume o delos que son mis semsibles a las asimetrias de ue subyace a cualquier institucién particular, ‘acional a través del tiempo y se analizaria eral emp sin, presente en | a repiblica norteamerican: crise wientoS de la rep ‘a, entre los «derechos inaliena- pes» 4 todos Wes a ee y la institucién de la esclavitud: dentro de una Jectura ie at ba int ee te muchos se resistirian, el si- wien medio siglo : a ‘ stados Unidos se explica anicamente mt el proceso de resolucion de esta tensién. Otro ejemplo posibe- mente menos controvertido s el de la historia de la expansion del sufra- una vez que se sanciond el suftagio masculino universal, resultaba muy dificil encontrar fundamentos cabales y basados en principios para impr] suiagio ls mujeres 0 las personas negras. Muchos contarian un relato similar, mas general, acerca de concepciones de los’ derechos del w qdadano en expansiOn: una vez que los derechos civiles fundamentales fon sido reconocidos a todos los seres humanos, existe una inexorable rendencia hacia [a concesin de derechos politicos bisicos a los indivi- duos; y una vez que éstos han sido otorgados, existe otro empuje inexo- sable hacia el reconocimiento de determinados derechos al bienestar bi- sicos a todos los seres humanos."' Incluso es posible narrar un relato similar acerca de la expansi6n de la Unidn Europea: la idea inicial restrin- gida aun libre mercado de bienes y trabajo necesariamente implicaba una caida de las barreras a la libre circulacién de la mano de obra en las fron- teras, lo cual implica necesariamente que las pensiones deben ser méviles y los derechos de seguridad social deben ser uniformes o transferibles, de manera que, en ultimo término, se desarrolla «naturalmente» mucho mas que un mercado coméin de bienes y servicios. Ya sea que estos relatos puedan considerarse motivadores 0 no, el esti- Jo mas amplio de anilisis que representan merece por cierto su inclusion en este meni explicativo ampliado. Lo que sucede, en cada caso, puede describirse mds naturalmente en funcion de una «idea motivadora» del sis- tema que de alguna manera «se resuelve por si misma». Continda siendo quizés, basicamente, una explicacion evolutiva. Pero lo que resulta carac- teristico de esta forma de evolucién es que la «seleccién» que implica se realiza en funcién de una «idea motivadora»: el hecho de que explique gids 80. Agradezco a John Ferejohn por imponerme el significado de la alternativa en a pre- ‘sente conexién. 81. Goodin, 1992, capitulos 1 y 5. Marshall, 1949. Otro ejemplo: de la legislacién amo/siervo en Estados Unidos, tal rvivencia de algunas variantes de insti vas de supe! lo haga en funcién de Ja 0 las de oY ments competitivo. ntorno uede considerarse basicamente como ey, j, este relato seas es, al menos en parte, intencional, -, futivo en su forma, pero a enibn de la idea motivadora de la instituci, nm intencion que a de la esclavitud, se trata de la dificultad que en- tern: an n ctiad Washington y Jefferson para reconciliar sus yj_ castes bo Deedes (al negar deliberadamente a sus propios esclavos ¢} das pili . oa los principios que profesaban dictaban para todos Jo, Eo ee creaba la tensién en cuestion. En el caso de la eXpansign bomb) al suftagio oa la ciudadania, se trata de la dificultad que enfrentan quienes se resisten a tal expansién para encontrar un funda. mento basado en principios para poner freno a la fuerte tendencia que es- ta tensién crea. Y asi sucesivamente. Los principios que animan a los hombres son en si mis: inanimados, absoluto. Lo que hacen estos principios es «animar» a los agentes dotados de intencién que los interiorizan, y «resolverse por si mismos» significa que tales agentes los implementan de manera coherente en toda la gama de sus aplicaciones correspondientes, Asi, incluso en esta version hegeliana del relato evolutivo de la transformacién social € institucional, los agentes do- tados de intencién continian ocupando un lugar central, En este caso, al igual aparentemente que en todos los dems, ni lecesitamos una explicacion ue se nutra de los conceptos de la intencionali juizas también del accidente, ademas de las Presiones puramente evolucionistas. tUciong, s S Presig. pect Resulta evidente que es much FeSPecto a este titulo, Puede, snplemente intentar situar las teorias de} disefio Institucional . nk yn ment de explicaciones mas amplio, en relacion e menudo se considera que tales teory as, formulad. : - as en los términos del disefio institucional, estan lente vine uladas con teori = _—— Orias Cor respect cambio social basa Ja intencionali d."* La fuente de : ipidea n0 3 dificil de discernir. Después de todo, el diseio tedisefi Ms no son ta natural suponer que esencialmente actividades intencionales; asi, resul glo se deberia hablar en funcién de disefio institucional en los casos sue itencionalided cumple un papel central paren ads, eePel cont par TP Mscrerones En el mismo sentido, resulta natural suponer mulgan con las concepciones de «disefion no tienen sentido en au i mae sencia de un diseito o de unos disefiadores dotados de intencién, si Jas:instituciones simplemente surgen de mane : 4 Ta ac de maneras no intencionales, en respuesta a determinado accid ist6rico; en ocasio- nes, simplemente, evolucionan naturalmente, I na de maneras no intencionales, de acuerdo con determinada logica ropia mas profunda, ui poeen < En la medida en 4 ¢ las instituciones son asi, productos del accidenté o de a evolucion y no le la intencin, y en la medida en que las teorias del disefio institucional resuponen la intencionalidad, estas teorias (sean empiricas o normativas solo pueden desempefar un papel muy limi itado. O esto es lo que nor- malmente se supone, Esta manera de pensar es, sin embargo, errénea en varios aspectos. En primer lugar, interpreta el alcance de la explicacién intencional de mane- ra excesivamente estrecha., que las teorias que co- instituciones son a menudo el resultado de actividades intencionales que se descaminan: subproductos i istos, d lerivados de ciertas acciones intencionales que se super onen entre si, de mo se llega a tales resultados, debemos hacer referencia esencialmente a las intenciones, y a las interacciones entre ellas_ La explicacién continda sien- do intencional en la forma, aunque el resultado no lo sea Una institucion’ puede, asi, ser efecto de la accion intencional sin ser literalmente el pro- \ ducto de eliberado de la accion de alguien. El Mito del Disefiador Dotado de Intencién (y, atin mis, el Mito del Di- Sefio Intencional) debe evitarse cuidadosamente 85. Este es cl micleo de la critica que hace Oakshot | '0 en la politicas y a reparos paralelos contra el p ‘Tombrar sélo dos ejemplos famosos. 84. Merton, 1936. aImente, no existe un tinico disefio nj y, Norm: guns die e, se trata de gran canti lad de intentos local uperponen scional de | disefio d€ : adecuadamente en gn tener eza inevitablemente roceso de disefio.” El disefio inte de instituciones constituye, sin embargo, 54), dice nora. En cierta medida, resulta indudablemente cig io hhumano directo. Incluso en los casos en los que el disefio directo re_ sata imposible, sin embargo, el disefio indirecto a menudo resulta af ticable. Los accidentes ocurren, pero la frecuencia y tendencia de estos accidentes puede ser moldeada en una medida significativa por las inter. vn aciones intencionales de los responsables del planeamiento social." Ly evolucién, en sentido estricto, puede avanzar por su propio impulso, en gran medida independientemente de los organismos que estan sujetos a ella. No obstante, especialmente en los contextos sociales, los criterios de éxito en la lucha por la supervivencia —aquello que el andlogo de la «selecci6n natural» admite dentro de un contexto social, aquello que con- tribuye a la longevidad de cualquier institucion determinada, y a las po- sibilidades de que sus sucesoras sobrevivan hasta un futuro lejano- son todas cuestiones que pueden y deben estar sujetas a la eleccién social consciente. k 7 robustas que puedan resistir los distintos embates que estan des- cio! itablemente. En la me . ive ga suit nae odiiame, a en que el mundo social es- i ve . s ‘ és oe a reson 7 veces 7 nei aplicar principios de di- as aa reformular e © seleccion y las estructuras de sce ensa sociales que determinan que algunas innovaciones tengan éxi- co re ; que ots fracasen. , toy ue nos muestran las teorias acerca del cambio social como acci- a0 evolucion es que los resultados sociales en sf no estan sujetos di- ‘amente (0 al menos no en una medida importante] a ct is iseho i en o el redisefio intencionales. Tales teorias se proponen jiitar el alcance de la intencionalidad dentro de los modelos descriptivos, consecuentemente prescriptivos, de la vida social. Cualquiera que sea su objetivo, i embargo, lo que estas otras teorias realmente indican son las osibilidades para el disefio o el redisefio en un nivel superior. Es posible ue los resultados sean el producto del azar, pero las tasas de accidentes pueden ser alteradas deliberadamente. El disefio y el redisefio pueden te- Fe cierto papel, incluso en. aguelos mundos socales donde ls intenci ntencio- _nlidad es menor Cuando los agentes intencionales no pueden ejercer su voluntad di- mente, comienzan a buscar maneras de hacerlo indirectamente. En rectal ue acabamos de describir, pueden tener éxito en su btisqueda de me- has mente se verial izadas. Resulta ironico que, cuanto menor sea jntencionalidad directa del mundo social en el que nos encontremos, en mayor medida la esfera adecuada para los principios del disefio se desvia de la formulacién intencional del nivel de las politicas y los resultados, acercindose a la formulacion intencional de las instituciones y las pricti- cas, AX, el supuesto de que el mundo social no admite un alcance amplio para el cambio intencional y el disefio directo expande, de hecho, el al- cance de las teorias acerca del disefio indirecto (es decir, institucional en sentido estricto), en lugar de reducirlo. De la misma manera que, en ocasiones, se considera que la teoria plican un ndcleo «creacionista». Esta critica plantea ue hablar de «dise- fi implicar, necesariamente, que se habla de una «construccion aad e, en ocasiones, los diseBodones institucionale, cnef en peligrosamente a tales emboscadas. En general, sin embast*e acerqui ue su eje esté puesto en las instituciones Tesguarda q los "BO, oy ee So a isaional de cualquier falacia creacionista: de no te Sticg, scion puesta en el disefio podria hacerlos caer en €54 tramp, asi, |, ate del sentido gue tiene el estudio de las instituciones, degy dent rastros en el presente y restringe nuestras acciones Presentes Nuestras fr itil recordatorio de este concepto. Tales frases resultan tudimentarias Yk insistencia en su evocacion resultaria innecesariamente Pomposa, Pero hij ide mis amplia ala que sirven de indicadores deberia encontrarse constants, mente presente en nuestras mentes: insttuciones soul €ncontramos continuamente trabajando co) nde fonds : njunto de practicas del pasado, que : ¥ posibilidades particulares, 1.3.3. Teorias del disetio Es posible qu MO yy 87. Coleman (1993, » P- 2), por 12s sociedades, encontrar una argumentacion explicita acerca de los proble- ve TiO, debemos buscar mucho mis alla de cualquier enfoque =jonalista estrecho, hasta encontrar los principios y proposiciones gst sos rescatar en €8 esfera, definiciones no son dificiles de encontrar. Quizas la mas atil afirma, te, que «el diserio consiste en la creacién de una forma de pro- 1 ados valiosos en_un contexto en particular que sirva de base im accion.” Sin embargo, para un debate mas profundo la literatura de politicas publicas ¢ instituciones politicas a menudo nos aleja de- del campo, hacia textos sobre estética, ingenieria, arquitectura, di- sei grafico 0 planeamiento inmobiliario.” Es muy factible que se pueda aprender sobre el estudio del disefio institucional a partir de estas discipli- as distantes. Sin embargo, los puntos en donde es posible la analogia y en donde no lo es deben ser cuidadosamente investigados; los objetos del di- seo son tan especificos que no puede concebirse seriamente el intercam- bio generico entre los gajes de estos oficios tan distintos, ni su aplicacin imrefleniva al disefio de las instituciones sociales. Hasta el momento, fio Obs- tante, estas analogias elegantes de los conceptos del disetio tomadas de dis- ciplinas distantes no son mas que eso. Asi, nos encontramos en una posicién incémoda. Lo paupérrimo de la lnteratura especifica acerca de temas de disefio en el estudio de las institu- aones sociales nos obliga a buscar una guia fuera de este campo, pero de- bemos evitar alejarnos demasiado, so pena de que las lecciones aprendidas resulten completamente inaplicables. Afortunadamente, es posible encon- trar mucho de lo que necesitamos relativamente cerca de nuestro campo. Recientemente, han surgido debates de gran interés acerca de la proble- mitica del «disefio», al menos en tres campos diferenciados dentro de la li- teratura sobre ciencias sociales relacionada. Si los ordenamos de menor a mayor nivel de generalidad, estos argumentos se ocupan del diseiio de po- liticas, de mecanismos, y de sistemas completos. Exite una modesta literatura que tiene artaigo en la ciencia politica contex- creativa de la gecopllecte yla innovacién, YM Compr TOES one nen —A menudo, «pa serio tanto con "0 de politicas es la «factibilidad>, en uno y otto. — central en el disefio Jementacion de las elecciones de politica, = Sentid, la posibilidad ie Sa a los recursos € incentivos con que Cuentan > Gonsideracion del = = necesariamente deberin estar involucrads = agentes Y SS ie intenciones de quienes determinan lay Politics» eo general de gran parte dela literatura acerca de] disco G, mecanismos», una literatura de raiz econdmica, consiste en a Prescripcige de mecanismos para la asignacion de recursos en general. Estos argu. mentos se dirigen al nitcleo mismo de la economia moderna, Y Fepresen, tan nada menos que la biisqueda de mecanismos posibles y Modelos crej~ bles para sustentar los equilibrios econdmicos, la ausencia del arbitro ideal Walras. os de esta literatura econémica acerca del disefio de Mecanismos ¢] «principal problema atin no resuelto» radica en «la adecuada integracién de Jos aspectos de la informacién y los incentivos»,”” Los mecanismos se en. cuentran aparentemente condenados a fracasar —en sus intentos de asignar recursos de forma 6ptima en el sentido de Pareto— si intentan Tespetar, a] mismo tiempo, las restricciones de la «descentralizaci6n de la informacion» y de la «compatibilidad de incentivos»: los productores y los consumidores, 9 ambos, tendran en ese caso un incentivo para desviarse de las normas for- males del mecanismo de asignacion de recursos (una falla en la «compatibi- lidad de incentivos»), y pueden hacerlo falseando los hechos acerca de los cuales poseen informacion Gnica y privilegiada, gracias a la «descentraliza- cin de la informacion» (los productores, acerca de la funcion de la produc- cién: los consumidores. acerca de sus preferencias).™ Este es el estado basico del problema del «disefio de mecanismos» tal como aparece en la economia, Yss-en esta forma que ha dado lugara una amplia literatura acerca del dise- ou Optimo de diversos mecanismos de ignaci combinacion

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