Módulo 0

Mavó ​- ​Introducción

Lección 2
Parte 1

Vida Nueva - Jáyim Jadashim

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Vida Nueva - Jáyim Jadashim

Como vimos en la lección anterior, las Sagradas Escrituras tienen como propósito llevarnos
a una vida nueva, la vida eterna en el Mesías Yeshúa. Cuando una persona cree a las
Sagradas Escrituras y acepta a Yeshúa como su Señor - Adón, empieza un proceso de
cambio y transformación que le impulsa a dejar la vida pasada y dirigirse hacia la meta
nueva, esto como una evidencia del verdadero arrepentimiento.

“Así que, desde ahora, ninguno de nosotros conocerá según la carne; y aunque
hayamos conocido al Mesías según la carne, ya no lo seguiremos conociendo así.
Por tanto, si alguno está en el Mesías, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado,
y ha llegado lo nuevo!” (2 Corintios 5:16-17).

Esta vida nueva demanda de nosotros renunciar a toda forma pasada de vida que no sea
conforme al modelo de la vida del creyente en Yeshúa. Todo lo que no se ajuste al modelo
que el mismo Yeshúa nos dio debe ser desechado de nosotros, y se trata de una decisión
personal. Así como cada día decidimos qué vestido ponernos, igualmente debemos tomar la
decisión de cómo nos vestiremos espiritualmente.

“En cuanto a la antigua manera de vivir, desechen el viejo hombre que se

corrompe por los deseos engañosos, y renuévense en el espíritu de su mente;
vístanse del nuevo hombre, del creado según Dios en la justicia y santidad de la
verdad” (Efesios 4:22-24).

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La renovación de la mente

La vida nueva, significa una renovación de la mente del hombre.

En griego la palabra “mente” es “nus” que se refiere al intelecto humano, su

raciocinio, su forma de pensar.

La forma simbólica de “mente” en hebreo es “lev” que se traduce como “corazón”.

En el contexto hebreo, se usa esta expresión para referirse a la forma de pensar,
de decidir de una persona, es decir se piensa con el corazón, no como en occidente
que decimos sentir con el corazón.

Hablando del rey de Asiria – Ashur, el profeta – naví dice:

“Aunque él no lo considerará así, ni su corazón lo pensará de esta manera, sino

que en su corazón querrá exterminar y cortar naciones no pocas” (Isaías –
Yeshayahu 10:7).

Esa forma simbólica de la mente tiene su realidad espiritual en el “alma”, que en

hebreo es “néfesh”.

“No comas pan con el avaro, ni codicies sus manjares, porque según el portón de
su alma [néfesh], así es él. ¡Come y bebe! Te dirá. Pero su corazón no estará
contigo” (Proverbios – Mishlé 23:6-7).

Cuando dice “el portón de su alma”, la palabra “portón” en hebreo es “sháar”, que
hace referencia a los portones que eran los accesos a las ciudades, y por donde
entraba y salía todo el comercio, y en la antigüedad se entendía que una ciudad
era conforme a lo que entraba y salía por sus portones.

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Debido a que hay una doctrina que niega el alma, y que enseña que “néfesh” significa
“garganta” o “cuello”, y no “alma”, se hace necesario que aclaremos con argumentos el
concepto real de “alma” desde el contexto hebreo.

Lo primero que diremos es que, la palabra “garganta” o “cuello” en hebreo no es

“néfesh” como argumentan los negacionistas del alma, sino “garón”.

tal como aparece en los siguientes textos:

“Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; en su interior hay hedor, sepulcro

abierto es su garganta [garón], con su lengua hablan falsedad” (Salmos –
Tehilim 5:9).

Esto lo confirma la carta a los Romanos que usa la palabra griega “lárynx” en referencia a
“laringe” o “garganta” para traducir el texto hebreo.

“Sepulcro abierto es su garganta [lárynx]; con su lengua falsean. Veneno de

serpientes hay debajo de sus labios” (Romanos 3:13).

“Estoy cansado de llamar, mi garganta [garón] se ha enrojecido…” (Salmos -

Tehilim 69:3a).

“¡Clama a voz en cuello [garón], no te detengas! ¡Alza tu voz como un shofar!

¡Denuncia a mi pueblo su rebelión, a la casa de Jacob - Yaakov sus pecados!”
(Isaías - Yeshayahu 58:1).

Cuando Siquem – Shéjem vio a Dina – Dináh, la Biblia dice que su alma se apegó a ella, es
decir, su ser.

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“Pero su alma [néfesh] se apegó a Dina - Dináh, la hija de Jacob - Yaakov, y se

enamoró de la joven, y habló al corazón de la joven” (Génesis - Bereshit 34:3).

En su profecía y bendición, el patriarca Jacob - Yaakov dijo sobre sus hijos Simeón - Shimón
y Leví:

“En su consejo no entre mi alma [néfesh], ni mi honra se una a su compañía, pues

en su furia asesinaron varones, y en su temeridad destrozaron bueyes” (Génesis -
Bereshit 49:6).

YHWH dice a su pueblo Israel - Yisrael.

“Pondré mi Morada en medio de ustedes, y mi Alma [néfesh] no los aborrecerá”

(Levítico - Vayikrá 26:11).

También vemos que los deseos están en el alma, no en la garganta.

“Y Jonatán – Yejonatán dijo a David: Lo que deseare tu alma [néfesh], haré por
ti” (1 Samuel - Shemuel 20:4).

Como en esencia somos alma – néfesh, ella lleva todas nuestras emociones.

“¿Por qué te abates, oh alma [néfesh] mía, y te agitas en mí? Espera en Dios,
porque aún he de alabarlo: ¡Él es mi salvación y mi presencia!” (Salmo – Tehilim
42:5).

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“Lleven sobre ustedes mi yugo, y aprendan de Mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallarán reposo para sus almas [Gr. Psyjé]” (Mateo – Matityahu
11:29)

Habiendo aclarado lo anterior, diremos que la renovación de la mente indica una renovación
de nuestra alma, nuestro ser espiritual, nuestra realidad última. Nosotros como seres
humanos estamos formados por partes, tal como lo dice el apóstol – shalíaj Pablo – Shaúl.

“Y el mismo Dios de paz les santifique por completo, en cada parte de ustedes:
espíritu [Gr. Pneyma], alma [Gr. Psyjé] y cuerpo [Gr. Soma]. Y sean guardados
irreprensibles en la venida de Yeshúa Mesías, nuestro Señor - Adón” (1
Tesalonicenses 5:23).

Nuestro cuerpo, formado del polvo de la adamáh, que es la materia prima de la que estamos
formados, volverá a su estado inicial, pues pertenece a este mundo, a esta dimensión.

“Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que retornes al suelo [adamáh],
porque de él fuiste tomado, pues polvo [afar] eres y al polvo volverás” (Génesis -
Bereshit 3:19).

“Pero esto les digo, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el Reino
de Dios; así como la corrupción no hereda la incorrupción” (1 Corintios 15:50).

“Y el polvo [afar] habrá de volver a la tierra [érets], de donde procede, pero el

espíritu [rúaj] retornará a Dios, que lo dio” (Eclesiastés - Kohélet 12:7).

Así que el cuerpo físico, que es el medio por el cual nos movemos en este universo o
dimensión, formado del polvo, se desintegrará y volverá al polvo de esta tierra de donde fue

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tomado. El espíritu, que es la consciencia Divina en el hombre y a su vez aliento o soplo que
da vida al cuerpo, regresará a Dios quien lo dio.

Tengamos en cuenta que la palabra hebrea “rúaj” y la griega “pneyma” que

comúnmente se traducen como “espíritu” significan esencialmente “viento”
“soplo”.

“Pero YHWH mandó un gran viento [rúaj] sobre el mar, y se alzó una gran
tempestad en el mar, de manera que la nave estaba a punto de romperse” (Jonás
– Yonáh 1:4).

“El viento [Gr. Pneyma] sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de
dónde viene ni a dónde va, así es todo el que ha nacido del Espíritu [Gr. Pneyma]”
(Juan - Yehojanán 3:8).

No vayamos a confundir el espíritu o soplo común que Dios ha dado a todos los hombres, y
que regresará a Dios cada vez que un hombre muere, con el Espíritu Santo o de Santidad de
Dios.

En cuanto al alma, que es lo que somos esencialmente, será lo que pase a la eternidad, sea
para salvación o para condenación. Por eso, es que se nos habla de una transformación de
nuestra mente o alma, pues es ahí donde tomamos todas nuestras decisiones, para bien o
para mal. Yeshúa Mesías dijo:

“No teman a los que pueden destruir el cuerpo, pero no pueden destruir el alma
[Gr. Psyjé]. Más bien, tengan temor de Aquel que puede destruir el cuerpo, así
como el alma [Gr. Psyjé] en el Gueena - GaiHinom” (Mateo - Matityahu 10:28).

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“Pues ¿de qué le beneficiaría al hombre ganar todo el mundo, pero dañar su alma
[Gr. Psyjé]? ¿Qué podría dar el hombre a cambio de su alma [Gr. Psyjé]?” (Mateo
- Matityahu 16:26).

La continua renovación que debemos tener se debe a que el alma tiende a impurificarse a
mancharse, ensuciarse con las cosas de este mundo, es decir con la forma de conducta y de
vida de este mundo.

“Por lo cual, alejando toda suciedad y abundancia de malicia, acepten con

mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar sus almas [Gr. Psyjé]”
(Santiago - Yaakov 1:21).

“Almas adúlteras ¿acaso no saben que la amistad con el mundo es enemistad con
Dios? Quien quiera tener amistad con el mundo, se vuelve enemigo de Dios”
(Santiago - Yaakov 4:4).

Así que, el propósito de la renovación de nuestras almas es poder salvarnos de la muerte.

“Porque el Hijo del Hombre no vino para destruir las almas [Gr. Psyjé] de los
hombres, sino para salvarlas” (Lucas 9:56).

“Entiendan que, quien haga volver al pecador del extravío de su camino, salvará
su alma [Gr. Psyjé] de la muerte y cubrirá multitud de pecados” (Santiago –
Yaakov 5:20).

“A quien ustedes aman sin haberlo visto, en quien aun no habiéndolo visto han
creído en Él. Por lo cual, ustedes se alegran con gozo indescriptible y glorioso;
obteniendo así el propósito de su fe: la salvación de sus almas [Gr. Psyjé]” (1
Pedro – Kefas Álef 1:8-9).

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La renovación del alma se da en la obediencia continua a la Verdad, en una lucha constante

contra los deseos carnales o de este mundo.

“Habiendo ustedes purificado sus almas [Gr. Psyjé] en la obediencia a la verdad

por medio del Espíritu para un amor fraternal sincero de corazón, ámense
intensamente los unos a los otros” (1 Pedro – Kefas Álef 1:22).

“Amados, les ruego, como a extranjeros y peregrinos, que se abstengan de los

deseos carnales que batallan contra el alma [Gr. Psyjé], teniendo una excelente
conducta entre los gentiles, para que en lo que difamen de ustedes como de
malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, a causa de su excelente
obrar” (1 Pedro – Kefas Álef 2:11-12).

Nuestra esperanza siempre estará en que, si decidimos vivir una vida en santidad para
nuestro Señor, Él será quien cuide de nuestras almas.

“Porque ustedes eran como ovejas extraviadas, mas ahora fueron devueltos al
Pastor y Guardián de sus almas [Gr. Psyjé]” (1 Pedro – Kefas Álef 2:25).

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