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Ana María Shua

El extraño caso de Marcelo

A Marcelo, hasta la edad de siete años,

No le había pasado nada extraño.

Pero un día hubo un hecho estrafalario:

Marcelito decidió ser un canario.

La mamá andaba bastante preocupada:

Su hijo comía mijo y aleteaba.

Imitando a una paloma de la plaza

Aprendió a revolotear a lo torcaza.

Se volvió por el aire hasta su casa

Y aterrizó tranquilo en la terraza.

Se hizo amigo del loro de su tía

Y conversan entre ellos todo el día.

Como ya no le gusta más su cama,

Ahora duerme parado en una rama.

Los vecinos llamaron a los diarios

Por el caso del niño canario.

Un gato fue a atacarlo, equivocado,

Y Marcelo lo hizo en estofado.

Decían por la tele al poco rato:

¡Canario gigantesco come gato!

Un loro un poco raro

Digamos que es un loro un poco raro

Con orejas muy largas, cuatro patas,

Es un loro que come zanahorias

Y que anda a los saltos por las matas.


No es un perro, no es un bicho, no es un oso.

Y si dice que es un loro,

Yo le creo,

Porque no existen

Conejos mentirosos.

Elsa Bornemann

Un día, una brújula

Un día, una brújula

–que ya era muy viéjula–

chocó con burbújulas

y cayó en mis téjulas.

Prontito, a la bóbula

metí en una cájula

y –hoy– con su escóbula

yo barro las lájulas.

¡Qué brujita pávula

y conservadórula!

¿Por qué no volábula

en aspiradórula?

El estornudo

Vengo acompañado

por Don Resfriado.


Si sienten cosquillas

abran la sombrilla

y también la boca,

porque si no, explota.

¡Atchís!, mi saludo.

Soy el Estornudo.

Habla el colectivo

Mi cuerpo es de lata

Toda pintada

Y de goma mis patas

Bien reforzadas.

Sí. Tengo pies redondos

Como manzanas

Y muchos ojos grandes

Que son ventanas.

Hay asientos de cuero

En mi barriga

Y la lleno de gente

Como de hormigas.

Yo nací en un taller

No sé por dónde.

Soy hijo de un tranvía

Que llegó a conde.


Como un día lo echaron,

Quedó sin plata,

Por eso estoy yo ahora

Traca que traca.

Mi primo es un taxi

muy poligriyo,

siempre de traje negro

con amarillo.

Por la ciudad yo ando

todos los días.

¡Siempre el mismo camino...!

¡Quién lo diría!

Un número es mi nombre

y mi apellido

lo sabe todo el mundo.

¡Muy conocido!

Nací en Buenos Aires

y aquí yo vivo

para servir a ustedes:

El Colectivo.

El pan flauta

Todos los días toco

Con el pan flauta,

Un bailecito loco
Que a mí me encanta.

Cuando clavo mi diente

En su barriga

Toda mi boca siente

Canción de miga.

Llora la regadera

¡Oh! ¡Llora la regadera!

No quiere ser jardinera…

Kilos de lágrimas tira

Hacia la tierra que mira,

Y las plantas enojadas

Con sus chinelas mojadas

Le gritan: —¡No llores más

Y vete a dormir en paz!

Se traga quince secantes

Pero aún no es bastante.

Llora tanto, pobrecita,

Que ahoga a una margarita.

En su nariz amarilla

El agua brilla que brilla…


Y en vez de una margarita

Parece una mar… chiquita

La orquesta más rara del mundo

Guitarras para los gatos,

erkes para las vaquitas,

cascabeles para patos

y para ovejas, cajitas...

Quenas para los caballos,

charangos para zorritos

y bombos para los gallos,

las gallinas, los pollitos...

Un loco lindo inventó

todos estos instrumentos

y una orquesta organizó:

¡la más rara del momento!

¡Tocando por los senderos

va la animalesca orquesta

de animales musiqueros!

¡No se pierden ni una fiesta!

El humo

El humo

De las chimeneas

Se va de viaje

Y por eso se pone

Su mejor traje.

Para
No perderse

Deja sus huellas

Por toda

La escalera

De las estrellas.

Puentes

Yo dibujo puentes

Para que me encuentres:

Un puente de tela,

Con mis acuarelas…

Un puente colgante,

Con tiza brillante…

Puentes de madera,

Con lápiz de cera…

Puentes levadizos,

Plateados, cobrizos..

Puentes irrompibles,

De piedra, invisibles…

Y tú…¡Quién creyera!

¡No los ves siquiera!

Hago cien, diez, uno…

¡No cruzas ninguno!

Casita de papel

La casita de los versos


Es de papel y chiquita,

Pero allí cabe de todo

Lo que uno necesita

En sus siete habitaciones

Con sus siete ventanitas:

En una hay sueños violetas,

Hay en la otra, sonrisas;

En la tercera, un gigante

Bien dibujado con tiza

Que guarda hermosas palabras

Debajo de la camisa…

En la cuarta habitación

Un cofre con musiquitas;

En la quinta, dos espejos

Para ver cosas bonitas…

(por uno se ven los pájaros

Y por el otro, estrellitas…).

En la sexta habitación

Cubre paredes y suelo,

Un jardín de tulipanes

Con césped de terciopelo

Y escalera-caracol

Para ir a bailar al cielo.

En la séptima hay dos lunas

En el fondo de un baúl:

Una huele a azúcar tibia,

La otra a perfume azul…

Una usa hebillas de oro,

La otra moños de tul.


¡Ay! ¡Qué casa primorosa,

De papel y tan chiquita!

Pero… ¿han visto?, cabe todo

Lo que uno necesita

En sus siete habitaciones

Con sus siete ventanitas

Una ballena bebé

Una ballena bebé

(o sea, una ballenita)

Por culpa de un pescador

Perdió un día a su mamita…

Y en su cuna de coral

Quedó, entonces, muy solita.

Lloró mucho, acurrucada

Bajo su colcha de arena…

Pero si el mar es mojado

Y sala todas las penas

¿quién diablos iba a notar

Sus lágrimas de ballena?

Pero una vez, en que estaba

Haciendo tristes pucheros,

Se le acercó un submarino,

Y como era el primero

Que ella veía bajo el mar,

Siguió feliz su sendero.

—Pero, ¡ay! ¿qué es eso que

Mi periscopio está viendo…?

—así gritó el submarino—.


¿Una ballena siguiendo

La ruta que abro en el mar…?

¿Qué querrá…? ¡Yo no comprendo!

Pero de pronto sintió

Una caricia chiquita

En su cara de metal

Y oyó que la ballenita

Con amor le repetía:

—¡Por fin volviste, mamita!

Y emocionado entendió

El submarino tan duro:

Adoptó a la ballenita

Su corazón de aire puro

Y, desde entonces, van juntos…

Yo los he visto. Lo juro.

Caracolada

Miren qué pareja

Rara y elegante:

Caracola enana,

Caracol gigante.

Pasan por la playa

Con la carpa a cuestas,

(para no perderla

Se la llevan puesta).

Él usa un sombrero

De paja, bonito,

Por dos agujeros

Salen sus cuernitos.


Y su novia enana

Luce, femenina,

Anteojos blancos

Y una capelina.

Con finos bermudas

Él va por la playa

Y la caracola

Con bikini a rayas.

Pero un viento loco

Los burla soplando

Y allá, por el aire,

Se lleva volando

Bikini, anteojos,

Sombreros, bermudas…

El queda sin ropas

Y ella… ¡desnuda!

El caracol, triste,

Tras ellos se lanza

Y aunque corre y corre,

Nunca los alcanza.

Y sin capelina,

Sombrero ni guantes:

Caracola enana,

Caracol gigante.

Gustavo Roldán

Iris Rivera
Javier Villafañe

El gallo Pinto

Pintín Pintonero

pitando en un pito,

me dijo una tarde

que era el Gallo Pinto,

eñ de cresta roja,

el de largo pico,

plumas de colores

y cuerpo chiquito.

—Pintín Pintonero,

del buen Gallo Pinto

¿quiénes son los padres?

—Pintores de oficio

y con muchas pintas

pintaron al hijo.

—¿Quién es la madrina?

¿Quién es el padrino?

Una bataraza

y un gallo vecino.

—¿Se hizo mucha fiesta

cuando fue el bautismo?

—Se bailó tres noches


a orillas del río.

Por piano una rana,

por violín un grillo.

La luna en el árbol,

la madre en el nido.

—Pintín Pintonero,

¿canta el Gallo Pinto?

—Él canta que canta,

yo pito que pito.

Laura Devetach

Liliana Cinetto

María Cristina Ramos

Maria Elena Walsh

La vaca estudiosa

Había una vez una vaca

En la Quebrada de Humahuaca.

Como era muy vieja, muy vieja,

Estaba sorda de una oreja.

Y a pesar de que ya era abuela

Un día quiso ir a la escuela.


Se puso unos zapatos rojos,

Guantes de tul y un par de anteojos.

La vio la maestra asustada

Y dijo: - Estas equivocada.

Y la vaca le respondió:

¿Por qué no puedo estudiar yo?

La vaca, vestida de blanco,

Se acomodó en el primer banco.

Los chicos tirábamos tiza

Y nos moríamos de risa.

La gente se fue muy curiosa

A ver a la vaca estudiosa.

La gente llegaba en camiones,

En bicicletas y en aviones.

Y como el bochinche aumentaba

En la escuela nadie estudiaba.

La vaca, de pie en un rincón,

Rumiaba sola la lección.

Un día toditos los chicos

Se convirtieron en borricos.

Y en ese lugar de Humahuacala

Única sabia fue la vaca.

La bruja
La bruja, la bruja

Se quedó encerrada

En una burbuja.

La bruja, la boba,

Con escoba y todo

Con todo y escoba.

Está prisionera,

Chillando y pateando

De mala manera.

Tiene un solo diente,

Orejas de burro

Y un rulo en la frente.

Que llore, que gruña,

Que pique su cárcel

Con diente y con uña.

El loro la chista,

Se ríe y la espía

Con un largavista.

A su centinela,

Lechuza mirona,

Le da la viruela.

Que salte, que ruede,


Que busque la puerta,

Que salga si puede.

¡Se quedó la bruja

Presa para siempre

En una burbuja!

La mona jacinta

La mona Jacinta

Se ha puesto una cinta.

Se peina, se peina

Y quiere ser reina.

Ay, no te rías de sus monerías.

Mas la pobre mona

No tiene corona.

Tiene una galera

De hoja de higuera.

Ay, no te rías de sus monerías.

Un loro bandido

Le vende un vestido,

Un manto con plumas

Y un collar de espumas.

Ay, no te rías de sus monerías.

Al verse en la fuente

Dice alegremente:

“Qué mona preciosa.


Parece una rosa”

Ay, no te rías de sus monerías.

Levanta un castillo

De un solo ladrillo

Rodeado de flores

Y sapos cantores.

Ay, no te rías de sus monerías.

La mona cocina

Con leche y harina.

Prepara la sopa

Y tiende la ropa.

Ay, no te rías de sus monerías.

Su marido mono

Se sienta en el trono

Sus hijas monitas

En cuatro sillitas.

Ay, no te rías de sus monerías.

En el país de Nomeacuerdo

En el país de Nomeacuerdo

Doy tres pasitos y me pierdo.

Un pasito para allí

No recuerdo si lo di.

Un pasito para allá,


Ay, qué miedo que me da.

Un pasito para atrás,

y no doy ninguno más

porque ya, ya me olvidé

dónde puse el otro pie.

Un hipopótamo

Un Hipopótamo tan chiquitito

Que parezca de lejos un Mosquito,

Que se pueda hacer upa

Y mirarlo con lupa,

Debe de ser un Hipopotamito.

La familia Polillal

La polilla come lana

De la noche a la mañana.

Muerde y come, come y muerde

Lana roja, lana verde.

Sentadita en el ropero

Con su plato y su babero,

Come lana de color

Con cuchillo y tenedor.

Sus hijitos comilones

Tienen cuna de botones

Su marido don Polillo

Balconea en un bolsillo.
De repente se avecina

La señora Naftalina.

Muy oronda la verán,

Toda envuelta en celofán.

La familia Polillal

La espía por un ojal,

Y le apunta con la aguja

A la Naftalina bruja.

Pero don Polillo ordena:

–No la maten, me da pena;

Vámonos a otros roperos

A llenarlos de agujeros.

Y se van todos de viaje

Con muchísimo equipaje:

Las hilachas de una blusa

Y un paquete de pelusa.

En una cajita de fósforos

En una cajita de fósforos

Se pueden guardar muchas cosas.

Un rayo de sol, por ejemplo

(pero hay que encerrarlo muy rápido,

Si no, se lo come la sombra)

Un poco de copo de nieve,


Quizá una moneda de luna,

Botones del traje del viento,

Y mucho, muchísimo más.

Les voy a contar un secreto.

En una cajita de fósforos

Yo tengo guardada un lagrima,

Y nadie, por suerte la ve.

Es claro que ya no me sirve

Es cierto que esta muy gastada.

Lo se, pero que voy a hacer

Tirarla me da mucha lastima

Tal vez las personas mayores

No entiendan jamás de tesoros

Basura, dirán, cachivaches

No se porque juntan todo esto

No importa, que ustedes y yo

Igual seguiremos guardando

Palitos, pelusas, botones,

Tachuelas, virutas de lápiz,

Carozos, tapitas, papeles,

Piolín, carreteles, trapitos,

Hilachas, cascotes y bichos.

En una cajita de fósforos

Se pueden guardar muchas cosas.

Las cosas no tienen mamá.


El vendedor de sueños

Vendo sueños con gusto a caramelo,

Países raros, lentas maravillas,

Ángeles que dan cine por el cielo,

Y relámpagos para pesadillas.

Sueños como trapitos de colores,

Imágenes y muchas otras cosas.

Algunos tienen pájaros y flores.

Otros, infierno y brujas espantosas.

Sueños y sueños para todo gusto:

Cajas de azufre, paquetitos rojos.

Lágrimas o canción, amor o susto

Para los niños que cierran los ojos.

Llevo en mi cesta el mágico tesoro.

¡A ver quién me lo compra, quién me llama!

Dejen afuera su moneda de oro,

Y mírenme pasar desde la cama.

Así es

El cielo es de cielo,

La nube es de tiza.

La cara del sapo

Me da mucha risa.
La luna es de queso

Y el sol es de sol.

La cara del sapo

Me da mucha tos.

Doña Disparate

Doña Disparate,

Nariz de batata,

Se olvida, se olvida

De cómo se llama.

Se olvida el rodete

Detrás de la puerta,

Duerme que te duerme

Cuando está despierta.

Se quita el zapato,

Se pone el tranvía,

Bebe la botella

Cuando está vacía.

No sabe, no sabe

Y aprieta el botón

Para que haya luna

O se apague el sol.

Oye con el diente,

Habla con la oreja,

Con un cucharón
Barre la vereda.

—¡Señor boticario,

Véndame tornillos!

—¡Señor verdulero,

Hágame un vestido!

“¡Guau!”, dice el felpudo.

“¡Miau!”, dice la jarra.

¡Que yo soy el perro!

¡Que yo soy la gata!

Doña Disparate,

Nariz de merengue,

Se “ecovica”, digo

Se equivoca siempre.

Breves biografías de los autores

Ana María Shua: Nació en Buenos Aires en 1951. Es escritora de variada y reconocida producción,
que incluye novela, cuento, poesía, microrrelato y guion cinematográfico. De su vasta obra, cabe
recordar Soy paciente (1980), Los días de pesca (1981), Casa de geishas (1992) y Caracol presta su
casa (2000).

Elsa Bornemann: Nació en Buenos Aires en 1952. Es Profesora en Letras. Se dedicó a la Literatura
infantil y ha publicado antologías, traducciones, ensayos sobre el tema. Recibió muchos premios y
distinciones.

Algunos títulos de sus libros publicados: Tinke-Tinke, El espejo distraído, Cuadernos de un delfín,
Un elefante ocupa mucho espacio, El niño envuelto, entre muchos otros.
Javier Villafañe: Nació en Buenos Aires en 1909. Fue titiritero, poeta y narrador argentino de
importancia capital para el teatro y la literatura dedicados a los niños. Entre otros libros, publicó
Coplas, poemas y canciones (1938), Títeres (1943), Los sueños del sapo (1963) y Maese
Trotamundos por el camino de Don Quijote (1983).

Laura Devetach: Nació en Santa Fe, Argentina, en 1936. Es maestra y Lic. En Letras. Hoy vive en
Buenos Aires. Ha escrito mucho y mereció numerosas distinciones por su actividad. Colaboró en
distintas revistas: Billiken, Humi, Vivir.

Algunos títulos de sus libros: La torre de cubos, Una caja llena de…, El ratón que quería comerse la
luna, El hombrecito verde y su pájaro, Margarita tenía una pena, Coplas de la humedad, entre
muchos otros.

Liliana Cinetto: Profesora de Enseñanza Primaria, Profesora en Letras, escritora y narradora oral.
Ha publicado más de veinte libros para chicos. Su última novela Cuidado con el perro fue editada
por Santillana.

Participó en distintos festivales internacionales representando a la Argentina.

Recibió premios y menciones.

María Cristina Ramos: Nació en San Rafael, Mendoza, en 1952. Es profesora, escritora y editora
dedicada a la literatura infantil; está radicada en Neuquén desde 1978. Es autora de libros de
poesía, como Un sol para tu sombrero (1988) y La luna lleva un silencio (2005), y de narraciones,
como El libro de Ratonio (1995) y La rama de azúcar (2004).

María Elena Walsh: Nació en Ramos Mejía, Pcia. De Bs. As., en 1930. Egresó en 1948 de la Escuela
Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Estudió en Estados Unidos. Vivió en París, donde
presentó espectáculos de canciones folklóricas. En 1956 comenzó a publicar sus poemas para
niños.

Algunos de sus libros: Tutú Marambá, El reino del revés, Zoo loco, Dailan Kifki, Cuentopos de
Gulubú, Versos para cebollitas, Chaucha y palito, y muchos más.

Recibió múltiples premios y distinciones.

Marta Giménez Pastor: Nació en General Pico, La Pampa, Argentina. Maestra, profesora de
educación preescolar. Escritora, periodista, poeta, ha publicado libros, antologías, obras de teatro y
de títeres para niños.

Algunos de sus libros: Versos en sube y baja, La pancita del gato, Cuentan mis abuelitos, Corazón
de galletita, El duende de los sueños, Una vaquita en el jardín, entre otros.
Silvia Schujer: Nació en 1956 en Argentina. Periodista y escritora. Coordinadora del departamento
de Difusión de Literatura Infantil y Juvenil de Editorial Sudamericana.

Recibió premios y distinciones.

Algunos de sus libros: Cuentos y chinventos, Historias de un primer fin de semana, Abrapalabra,
Lucas duerme en un jardín, Palabras para jugar, A Lucas se le perdió la A.

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