Está en la página 1de 5

Leyenda de la Laguna Verde

  

Cuentan los abuelos que cierta vez ya hace mucho tiempo existía un pozo al cual
no muy lejos de ahí les servía de sustento a una familia. La familia estaba
conformada por tres personas, el papa, la hija y la mama. El señor al morir su
mujer se consiguió otra esposa la cual llevo a vivir con él.

La niña veía a su madrastra como alguien muy mala, y si, si era cierto por que la
maltrataba mucho y no la trataba bien.

Cierta vez el señor se fue a trabajar muy lejos y tardaría en regresar: y así que la
niña se quedó solo con su madrastra.

A la niña la mandaban siempre a traer agua de pozo con un cántaro de barro al


cual llenaba de agua para los quehaceres de hogar, pero la niña siempre rompía
el cántaro.
Y si la mandaban otra vez otra vez rompía otra vez el cántaro; ya de tanto la
señora se cansó y le pegaba y le regañaba.

A la madrastra no le convenía que siempre que se iba a traer agua la niña,


rompiera un cántaro por eso ya de tanto decidió darle un canasto para que trajera
el agua.
La niña al traer agua con el canasto se le salía toda, y cuando llegaba a su casa
no tenía nada de agua.

La madrastra sabiendo que era imposible traer agua con el canasto le seguía
reprendiendo.
La niña al no saber qué hacer decidió tapar los agujeros del canasto con lodo pero
todavía el agua se salía.

De tanto la niña comenzó a llorar y llorar, y de repente se le apareció un señor de


muy alta estatura y muy bien vestido.

Y le pregunto: ¿Por qué lloras?

Y la niña contesto: es que mi madrastra me regaña porque rompo los cantaros, y


ahora ya no me dio cantaros, me dio un canasto lleno de agujeros.
Pero eso no es problema; dijo el señor. Llena de agua el canasto y veras que no
se saldrá el agua.

Así la niña llevo el agua con su madrastra y no le regaño por el agua; pero le
regaño más por llegar tan tarde a su casa.

La niña volvió al día siguiente al pozo y de nuevo se encontró con el señor.

El señor le dijo: veo que aun así te regaño. Mejor ven conmigo; en mi casa no te
regañarán, ni te maltrataran, allá tú serás la reina. La niña no lo pensó dos veces y
acepto ir con el señor.

Entonces la niña cerró los ojos y apareció en una finca, vio borregos, caballos,
vacas, gallinas etc., y también personas que conocía y ya habían muerto.
Entonces la niña estuvo muy contenta.

Luego el papa de la niña regreso del trabajo y pregunto a la madrastra que dónde
estaba su hija, la mujer solo dijo que vio cuando se estaba ahogando en el pozo.
El señor regaño mucho a su mujer y luego se fue a llorar al pozo. De pronto el
hombre apareció de nuevo y le pregunto:
¿Por qué lloras? Y el señor contesto: Es que mi hija se ahogó en el pozo y mi
mujer no hizo nada.

No te preocupes, dijo el hombre. Tu hija está conmigo en mi rancho, cierra los ojos
y v eras que estarás con tu hija.

Entonces el señor serró sus ojos y apareció donde estaba la niña. El señor se
quiso llevar a la niña pero no se lo permitió; entonces a cambio le dio un cofre
lleno de dinero. Pero le advirtió no lo abras antes de tres días y que no lo vea tu
mujer.

Entonces el señor se fue a su casa y no le dijo nada a su mujer; pero la mujer se


llenó de curiosidad y abrió el cofre, entonces todo se convirtió en un enjambre de
avispas.
Así fue como la niña se quedó ahí.

Y se cree que el pozo se fue creciendo junto con la niña, hasta hoy, cuando se ha
convertido en una laguna la cual aseguran que está encantada.

Tiempo después empezaron a salir de sus aguas unos muñecos de madera y


unos hombres que se convertían en puercos gigantes a los que llamaron
“tzuyoyas”, quienes perseguían a las gentes, devorando a los que tenían la mala
suerte de encontrarlos.

Había en la iglesia dos santos crucificados a los lados del santuario: dimas al lado
derecho y gestas a la izquierda representando al mal. Todos los brujos le rezaban
y le llevaban ofrendas misteriosas. El anciano don Nicanor rezaba todos los días a
dimas, el milagroso santo del bien, a la derecha del altar, quien le indico que para
salvar a nuestros niños y mujeres de la amenaza de los tzuyoyas deberíamos
tomar una piedra, hacer la señal de la cruz y arrojársela.

Todos le obedecimos y empezaron a desaparecer los monos de palo y los puercos


gigantes; para terminar de una vez con esas fuerzas del mal, mandamos traer al
señor obispo, y le pidieron que bendijera la laguna.
“Cuando era niño – cuenta un anciano – me mandaron agua a la laguna, pero me
sorprendí mucho cuando, al sumergir el cántaro a la laguna para llenarlo de agua,
salto un pez de oro, de legitimo oro, entrando al cántaro. Le tuve miedo y lo deje ir
nuevamente al agua. Las personas que le comente lo que había hecho con el pez,
me dijeron que había soltado mi suerte”.

Hasta la fecha es misterio para muchos, el hecho de que islotes flotantes (hasta
de 30 x 10 metros aproximadamente) recorren a lo largo y ancho de la laguna.

Unos atribuyen este fenómeno al “encanto” de la laguna y otros aseguran que


anuncian “mal tiempo”. La verdad es que siendo pequeños islotes, están cubiertos
en su mayor parte por plantas (carrizos) que alcanzan hasta 4 o 5 metros de altura
en cuyas hojas chocan el aire procedente de norte o del sur, siendo esta fuerza la
que hace que el islote se mueva siempre en la misma dirección del viento.

“Cuando se acerca un norte, una lluvia la laguna empieza a retumbar y el Zárate


se mueve, andando de un lado a otro, sin que sepamos porque, pues el agua de la
laguna siempre está limpia, ya que tiene corriente. Tampoco creemos que sea por
el aire, porque no se siente.

Estábamos bañando por el árbol de limón cuando se movió el zácate. Le dije a mi


compadre: ahorita salimos de la duda; nos zambullimos y cruzamos al otro lado y
de regreso, varias veces, y nada.

Todos dicen que es culebra o que es aire, pero si fuera eso lo llevara a cualquier
parte y no andaría derecho al zacate, para después volver al mismo lugar”.

“Recuerdo que cuando éramos chamacos quisimos quemar un tapesco de ese


zacate con la lumbre de bastante orilla de palma que fuimos a traer. Hice una
escoba para prenderla y acercarla al tapesco cuando el zacate se va retirando
¡como si hubiera visto que lo íbamos a quemar! como ya no lo alcanzaba le tire la
escoba y se incendio el zacate, con una tronazon que daba gusto, huyendo de
nosotros. Por eso les digo que no lo anda nada. Quien sabe que será”.

Mucho después el 27 de agosto de 1952, cuando era presidente don Humberto


Urbina Camacho, cayo en la laguna verde una avioneta, resultando muerto el
piloto, eran como las nueve de la mañana y cuando escuchamos retumbar la
laguna fuimos a ver: nuestra sorpresa fue grande cuando vimos la avioneta en
medio de las aguas. tomamos unas lanchas y nos dirigimos a rescatar a los
sobrevivientes, entre los que estaba el Dr. Samuel león brindis, que años después
al ser gobernador, por agradecimiento al pueblo que lo auxilio, doto a este
municipio con agua potable y mando construir la carretera de terracería que
actualmente nos comunica a Copainala, cabecera municipal del distrito. Tal vez
esa sea la suerte que nos ha traído la laguna.

También podría gustarte