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Cien Años de Soledad.

Gabriel García Márquez es considerado uno de los más grandes escritores del siglo XX,
y su obra "Cien años de soledad" es un hito en la literatura universal. Publicada por primera
vez en mayo de 1967, esta novela ha cautivado a lectores de todo el mundo con su narrativa
envolvente, sus personajes inolvidables y su mezcla única de realismo y fantasía.

Cien años de soledad relata la historia de la familia Buendía a lo largo de seis


generaciones en el pueblo ficticio de Macondo. El pueblo es fundado por diversas familias
conducidas por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, un matrimonio de primos que se
casaron llenos de presagios y temores por su parentesco y el mito existente en la región, el cual,
presagiaba que su descendencia podría tener cola de cerdo. Pese a ello, tuvieron tres hijos: José
Arcadio, Aureliano y Amaranta (nombres que se repetirían en las siguientes generaciones).
José Arcadio Buendía, el fundador, es la persona que lidera e investiga con las novedades que
traen los gitanos al pueblo (teniendo una amistad especial con Melquíades, quien muere en
variadas ocasiones y que sería fundamental para el destino de la familia), y termina su vida
atada al árbol hasta dónde llega el fantasma de su enemigo Prudencio Aguilar con el que
dialoga. Úrsula es la matriarca de la familia, quien vive durante más de cien años cuidando de
la familia y del hogar.

Uno de los aspectos más notables de la novela es su estilo narrativo, el realismo mágico,
una técnica literaria que mezcla lo cotidiano con lo extraordinario de una manera que desafía
las leyes de la realidad. Esto permite que elementos fantásticos, como lluvias de flores
amarillas, levitaciones y visitas de fantasmas, se integren de manera natural en la narrativa,
creando un mundo mágico y sorprendente que es a la vez familiar y extraño. Esta fusión de lo
real y lo mágico enriquece la trama y aporta profundidad a los personajes, haciendo que la
novela sea una experiencia única de lectura.

Otro aspecto característico de la novela es su exploración de la historia y la política de


América Latina. A través de la historia de Macondo y la familia Buendía, García Márquez
refleja las luchas y conflictos que han marcado la historia de la región, desde la colonización
española hasta las guerras civiles y las dictaduras. La novela también critica la corrupción, la
opresión y la explotación económica que han plagado a muchos países latinoamericanos a lo
largo de la historia. Al mismo tiempo, el autor muestra un profundo amor por su tierra natal y
su cultura, celebrando la riqueza y la diversidad de la región.

En cuanto a la técnica narrativa, el tono utilizado es pasivo y se vale de un narrador


omnisciente. En otras palabras, cada evento se relata en tercera persona, sin emitir juicios
personales y sin distinguir entre la realidad y los elementos sobrenaturales. Esta característica
permite que los eventos se presenten de manera objetiva. Sin embargo, debido a los saltos
temporales y la falta de linealidad en la narrativa, la obra puede resultar confusa para los
lectores menos experimentados, quienes podrían tener dificultades para comprenderla.

Como conclusión, el libro nos regala una perspectiva profunda y reflexiva sobre el ciclo
de la historia, la inevitabilidad del tiempo y la fragilidad de la memoria humana. A medida que
la historia de la familia Buendía llega a su trágico y circular fin, el autor nos recuerda que la
soledad es una constante en la vida de todos los seres humanos. A pesar de las luchas y los
logros, las alegrías y las penas, todos compartimos la experiencia de la soledad en algún
momento de nuestras vidas.

La novela también nos insta a considerar cómo nuestras acciones y decisiones


individuales pueden tener un impacto profundo y duradero en las generaciones futuras. A través
de sus personajes, vemos cómo los errores y las obsesiones de una generación pueden repetirse
en las siguientes, perpetuando ciclos de destrucción y sufrimiento. Sin embargo, también hay
espacio para la redención y el entendimiento, ya que algunos personajes aprenden de los errores
de sus antepasados y buscan un camino diferente.

Por último, es una obra que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia historia y el
legado que dejamos atrás. Nos recuerda que, a pesar de la inevitabilidad de la soledad y el paso
del tiempo, nuestras acciones pueden tener un impacto significativo en el mundo que dejamos
atrás para las generaciones venideras. El autor nos deja con un sentimiento de asombro y
contemplación, recordándonos la profundidad y la complejidad de la experiencia humana y la
importancia de preservar nuestra historia y nuestras raíces en un mundo que a menudo parece
perderse en el huracán del olvido.
La estructura de "Cien años de soledad" es lo primero que destaca, ya que el autor utiliza
diversos recursos literarios para crear un ciclo temporal en el que los eventos y los nombres de
los personajes se repiten. Esta característica no choca con el contexto de la historia, ya que
claramente se pueden identificar episodios de la historia colombiana, específicamente las
guerras civiles que tuvieron lugar en el país durante la mitad del siglo XIX.

Para concluir, desde una perspectiva personal, esta obra me ha permitido sumergirme
en la rica historia, cultura y sociedad latinoamericana, lo que ha ampliado mi comprensión del
mundo. Además, al analizar la compleja trama y los personajes, he desarrollado habilidades
críticas esenciales para mi éxito académico de la asignatura. Pero, lo más valioso es el cómo la
novela explora temas universales como el amor, la soledad, el poder y la identidad, lo que me
ha inspirado a reflexionar sobre mi propia vida. Además, de que en mi bachillerato académico
me inculcaron mucho las reseñas y la idea que transmite esta novela, motivo por el cual me
animé a trabajar con ella durante el presente semestre.

Nathalia Pereira Gallego.

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