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El Barroco nació en Italia a finales del siglo XVI, alcanzando su esplendor en el siglo
siguiente, perviviendo hasta el XVIII. La denominación de Barroco proviene del siglo XVIII y
tiene la carga peyorativa que todos entendemos.
El Barroco español fue un movimiento cultural y artístico desarrollado durante el siglo XVII
El Barroco es el período literario que aparece tras el Renacimiento y abarca desde finales
del s. XVI hasta los últimos años del s. XVII. El Renacimiento, como sabes, fue una época
de esplendor político y económico para España.
ARQUITECTURA
CARACTERÍSTICAS GENERALES
- La España del siglo XVII impuso a la arquitectura una evolución distinta a la del
modelo Europeo. Aquí el modelo herreriano, con su austeridad y su simplicidad
geométrica, pervivió hasta la primera mitad del siglo XVII, aunque la necesidad de
lujo y ostentación por parte de las clases dominantes lo recubrió de una frondosa
ornamentación.
- Las estructuras de las construcciones son simples, las cúpulas son fingidas de yeso
y sostenidas con armazón de madera, pero los interiores se recubrían con grandes
retablos, dorados y pintados. Algunas fachadas, especialmente en el norte y levante,
se conciben casi como retablos y experimentan la misma evolución que estos: desde
una ordenación al estilo clásico, derivada del modelo de El Escorial, hasta la
complicación fantasiosa de algunos arquitectos barrocos.
- En la segunda mitad del siglo XVII, los elementos lo cubren todo y se introducen
elementos nuevos, como las fantásticas columnas salomónicas.
- En arquitectura civil, las obras son mucho más serenas y equilibradas y destacan el
conjunto de Plazas Mayores
- Las fachadas adquieren gran importancia, a veces, casi independencia del resto de
la obra; mientras que en los interiores, las líneas constructivas desaparecen bajo
una abundante ornamentación con exuberancia de flora y fauna, sobre numerosas
cornisas y columnas griegas y romanas. De éstas, las retorcidas, llamadas
salomónicas, son las más comunes. También las plantas constructivas cambian,
manifestándose preferencia por las circulares, elípticas o mixtilíneas.
- Se construyen edificios con materiales pobres y de aspecto sombrío. Los centros
principales en que se desarrolla el barroco son Madrid, Sevilla, Valencia, Toledo y
Valladolid.
Ahora vamos a hablar de la plaza mayor . Los edificios que rodean la plaza se componen de
cinco pisos (aunque en el sector oeste, debido al fuerte desnivel, tienen más de 8 pisos
hacia la calle mesones), con una zona baja porticada, tres pisos de ventanales y un último
piso de buhardillas realizadas sobre la propia techumbre, generando una fuerte tendencia a
la horizontalidad (dado el predominio de las molduras y elementos en horizontal) tan solo
aliviada en las dos fachadas enfrentadas que potencian más su verticalidad con las torres
cubierta por chapiteles de pizarra.
El material utilizado es la piedra (pilares, columnas y arcos de la zona baja; marcos de las
ventanas) y el ladrillo, utilizando la pizarra para techos a dos aguas y chapiteles de las
torres.
En la zona baja de los edificios principales encontramos arcos de medio punto, utilizando
para el resto de los vanos los dinteles.
En cuanto a los elementos constructivos, en las zonas centrales aparecen columnas
adosadas de orden dóricos, utilizando pilares en el resto de los soportales y pilastras
(también dóricas) en los encuadres de las torres.
En general podríamos hablar de un equilibrio del vano y el muro que se alternan
rítmicamente.
La decoración tiende a la reducción geométrica, tan sólo apareciendo en los dinteles en la
fachada principal un escudo de la monarquía austríaca de carácter propagandístico situada
en una hornacina decorada con elementos arquitectónicos
Al encontrarnos con una fachada escasamente articulada no se pretende en ella juegos de
luces, apenas visibles más que en la zona baja.
JUVARRA Y SACHETTI. EL PALACIO REAL DE MADRID
El Palacio Real está construido sobre los terrenos del antiguo Alcázar, que fue destruido por
un incendio el 24 de diciembre del año 1734. Al año siguiente, el rey Felipe V encargó al
arquitecto siciliano Felipe Juvarra la construcción de un nuevo palacio cuyo proyecto,
magnífico, de amplias dimensiones y ubicado en los altos de San Bernardino, no pudo
terminar antes de su muerte. La nueva residencia, de fuerte carácter horizontal y organizada
alrededor de cuatro patios con un gran eje de sabor francés, se desligaba del Alcázar de los
austrias al abandonar el solar tradicional destinado al mismo.
La capilla, que avanza rompiendo el alzado norte, se cubre con cúpula de media naranja
sobre pechinas, y en su decoración tomaron parte Ventura Rodríguez y Corrado Giaquinto,
que pintó la bóveda. Carlos III, que fue el primer rey que ocupó el palacio, continuó las
obras del mismo bajo el mando de Sabatini, que eliminó parte de la decoración exterior y
proyectó la ampliación del edificio por los lados norte y sur, aunque sólo se llevó a cabo el
ala sudeste y la definitiva escalera principal -transformó la caja de la simétrica en el salón de
columnas-, así como la cimentación de la parte norte, destinada a la ampliación de la capilla
mediante una nave flanqueada por dos patios rectangulares, que no se llegaron a realizar,
por lo que se reaprovecharon por el mismo arquitecto para erigir las caballerizas, en el lugar
que ahora ocupan los llamados Jardines de Sabatini.
Los dos brazos paralelos de la plaza de Armas se dejaron abiertos a modo de pórticos
según idea de Ventura Rodríguez, aunque no se terminaron hasta bien entrado el siglo XIX
bajo proyecto de Narciso Pascual y Colomer. Asimismo, en estas fechas tardías del reinado
de Isabel II se ejecutaron los jardines del Campo del Moro, que estaban sin hacer desde los
proyectos de Sachetti y Ventura Rodríguez. Los jardines actuales son el resultado de la
compra de terrenos realizadas por Felipe II para proporcionar al Alcázar un entorno natural
de corte renacentista, pero las diferencias de cota entre el edificio y el parque impidieron su
formalización definitiva a pesar de los sucesivos proyectos, generalmente basados en el
tratado de Dezallier d-Argenville, entre los que destacan los realizados por el mismo
Sachetti, Garnier de L-Isle, Esteban Boutelou y Sabatini, que fijó los límites definitivos del
parque.
Entre el siglo XVI y su definitiva realización sólo se llevaron a cabo diversas construcciones
de contención y acceso, como rampas abovedadas, grutas y estufas situadas en las
pendientes de bajada al río, así como una pequeña intervención de Juan de Villanueva para
acceder a la Casa de Campo. Pascual y Colomer realizó la primera formalización ejecutada
del Campo del Moro -llegó a crear una escuela de jardinería-, aunque vio interrumpido su
desarrollo por la Revolución de 1868. Años más tarde se efectuó el proyecto de Oliva y
Amat, con un trazado sinuoso y romántico que fue alterado en la década de 1960 al crear el
gran tapiz verde que sube hacia la fachada central del palacio.
En tiempos del rey Alfonso XII se construyó la escalera posterior de acceso al Campo del
Moro y los jardines del lado norte, llamados de Sabatini, que fueron realizados, tras el
derribo de las Caballerizas Reales entre 1932 y 1934, por el arquitecto Fernando García
Mercadal al ganar el concurso convocado al efecto con un proyecto de estilo neoclasicista
terminado tras la Guerra Civil. En 1999, Patrimonio Nacional decidió retomar la antigua idea,
que se remonta a 1934, de crear un Museo para las Colecciones Reales, para lo cual
convocó un concurso de ideas restringido, en el que el principal condicionante ha sido el
emplazamiento bajo la Plaza de la Armería.
El cuerpo central se divide por un acusado entablamento en dos niveles y se remata con
la espadaña de estructura piramidal o triangular que crea efecto de verticalidad. Por otra
parte este cuerpo central se divide en tres calles mediante columnas gigantes de orden
corintio y fuste estriado que sobresalen del muro contribuyendo a crear clarooscuro y
también dinamismo.
ESCULTURA
CARACTERÍSTICAS GENERALES
Las características generales son: sentido de movimiento, energía, tensión, composición
asimétrica con predominio de las diagonales y los escorzos, fuertes contrastes de luces y
sombras que realzan los efectos escenográficos y el naturalismo.