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ÁNGEL RODRÍGUEZ TEJERO; EL GENERAL Y SUS DIBUJOS

(Parte Primera: Vida y obra)


Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé
en AÑORANZAS RECUERDOS Y SEMBLANZAS (16/09/23)
Nuevamente, he de agradecer a mi tío Santiago Rodríguez-Santafé y a mi prima, María
Atienza; la entrega de datos y fotos sobre Ángel Rodríguez Tejero (y las de su propia familia; una saga de
militares que desde el siglo XIX han servido fielmente a España). Asimismo, mi agradecimiento a mis
primas, Fátima y Marisol Santafé Casanueva; que me entregaron numerosas imágenes y
documentos familiares, permitiéndome fotografiar obras de nuestro tatarabuelo Angel y de su hija (la
bisabuela Carolina -una magnífica pintora que se vio obligada a dejar el arte, después de casarse-).
ESTA ES LA PARTE PRIMERA, PARA LLEGAR A LA SEGUNDA,
PULSAR: https://recuerdosyanoranzas.blogspot.com/2023/09/angel-rodriguez-tejero-el-
general-y-sus.html
SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos imágenes de Angel Rodríguez Tejero. Arriba, foto
tomada después de mayo de 1898 (con unos sesenta años); vestido de general y luciendo las
numerosas medallas y cruces ganadas. Para iniciar el artículo recordaremos que fue ascendido al
generalato en plena crisis del 98; cuando El Desastre llegaba a su punto álgido, con la derrota española
ante Estados Unidos. Asimismo, volveremos a mencionar que Rodríguez Tejero pertenecía a una
élite militar, liberal y muy culta; cercana a José Canalejas (por lo tanto, contraria a un
enfrentamiento bélico entre España y los americanos). Su proximidad a Canalejas la observamos al
conocer que su yerno era Nicolás Santafé; socio y amigo íntimo de Manuel Cóbo Canalejas (primo y
hombre de confianza del estadista). De la amistad inquebrantable entre Nicolás Santafé y Manuel Cobo,
nació la unión de sus dos primogénitos (Ángel Santafé y Concepción Cobo); matrimonio del que proceden
los Santafé Cobo; Ángel, Concepción, Ma. Luisa, Ma. Teresa (mi madre) y Manuel, bisnietos de Rodríguez
Tejero. Abajo, junto a su mujer -Germana Gómez de Velasco- en los tiempos en que se casó
(fotos entorno a 1864).

El capítulo procede de uno anterior (publicado hace tres años) donde relataba la biografía de
mi tatarabuelo, el general Rodríguez Tejero -famoso dibujante-. Para consultarlo, hacer "clik"
sobre su título (abrir link junto estas líneas): ANGEL RODRÍGUEZ TEJERO (1837-1908): El General
de los pinceles -y su saga-.

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general, en el que se contienen los
artículos de "Añoranzas, recuerdos y semblanzas" y sus enlaces. Para acceder al índice haga "clik" sobre esta
línea: http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2015/04/pulsar-sobre-las-lineas-de-enlace-hacer.html

EL ARTÍCULO puede leerse enteramente, o bien de forma resumida -siguiendo las letras destacadas
en rojo y negrilla-.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de las
hijas de Ángel Rodríguez Tejero; donde vemos a mi bisabuela Carolina y a su hermana
Consuelo. Al lado, un retrato Consuelo, segunda de la familia Rodríguez Tejero; o bien de su
hija, Consuelo Corona Rodríguez (cuyo autor desconozco). Abajo, foto de 1920
(aproximadamente), con mi bisabuela Carolina cuando tenía unos cincuenta y cinco años
de edad; en su casa de Madrid (Pérez Galdós 3). En el fondo, se observan algunas acuarelas
(pintadas por ella o por su progenitor). Asimismo, en la pared y sobre el interruptor eléctrico, vemos la
fotografía original de Rodríguez Tejero, vestido de general; que hemos subido al comenzar el artículo.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes más
de la familia. Al lado, mi bisabuelo Nicolás, junto a Eugenia de Montijo, en la última
instantánea de ella; primavera de 1920 -poco antes de que muriese-. La foto se tomó en la
parte de Villa Miranda, que la emperatriz regaló al que fue su hombre de confianza (Nicolás
Santafé). La vemos sentada en silla de ruedas, junto al que era su banquero y apoderado de
sus sobrinos (los Alba y los Tamames).

Abajo, mi bisabuela Carolina junto a su marido: Nicolás Santafé Arellano. La foto fue
tomada durante el verano, entorno a 1915; en un balneario de Europa. Probablemente en los
que frecuentaba la emperatriz Eugenia (llamados Eugénie-les-bains); donde los Santafé
descansaban durante el mes de agosto, cuando iban a Biarritz y Las Landas-. Como ya hemos
narrado en otros capítulos, ella tuvo que abandonar la pintura al casarse; por expresa orden del banco que
regentaba su marido y porque él trabajaba como agente de cambio, en La Bolsa de Madrid. Al parecer, en
la época no estaba bien visto que una mujer frecuentase el ambiente del arte (donde “hasta posaban
modelos desnudos...”). Finalmente, en 1890 y a los 25 años de edad, la bisabuela Carolina dejaría de pintar
-al menos en público-, para dedicarse a sus hijos y acompañar a su marido. Una triste historia que nos
privó de una gran artista, pues sus cuadros de juventud son verdaderamente magníficos.
PREFACCIO:
Antes de comenzar este capítulo, diremos que se trata de la ampliación de otra entrada,
editada hace cuatro años -ver (1) -. Un artículo que subí el 31 de agosto de 2019, en el que relaté la
biografía de mi tatarabuelo, Ángel (que me dio nombre); basándome en otra que escribió su también
tataranieto: Javier Sanjuan Rodríguez y Corona (4) . En aquel capítulo escrito hace casi un lustro; realicé un
relato, que en ahora intentaremos ampliar, ayudado por las nuevas publicaciones que han aparecido sobre el
“general de los pinceles” desde entonces -en especial las escritas por Joseán Ruiz de Azúa (2) y Enrique
Gallego Lázaro (3) -. Aunque, en el presente trabajo no deseamos simplemente recoger la vida o
los hechos históricos que rodearon a Ángel Rodríguez Tejero; sino, interpretarlos y expresar
una opinión (conforme a nuestra época y la de referencia). No solo por tratar sobre la vida de un familiar;
sino -principalmente- por comentar la de un militar. Lo que nos llevará, finalmente, a un
pequeño análisis sobre el estado actual del mundo castrense en nuestro país; debido al abandono
de su imagen y a la falta de admiración que los “nuevos” españoles tienen hacia el ejército -en mi opinión-.
Pese haber sido una institución, que nos ha cuidado y protegido durante siglos.

A) VIDA DE ÁNGEL RODRÍGUEZ TEJERO:

De nuevo, trazaremos un esbozo biográfico, tomando como guía la referida separata escrita
por Enrique Gallego Lázaro, publicada recientemente -2021; ver cita (3) -. Junto al ya mencionado
opúsculo, en el que basamos nuestro capítulo anterior; de Javier Sanjuan Rodríguez y Corona (4) . A lo
que añadiremos otros datos obtenidos por nuestros medios, incluyendo los que recogen estudios como el
de Josean Ruiz de Azua (2) , o los de Jesús Burgueño y Montse Guerrero Lladós (6) . Redactando un
bosquejo con orden cronológico; basado en los trabajos de Sanjuan Rodríguez y de Enrique Gallego Lázaro.
Adjuntando una explicación de hechos históricos, que rodearon la vida de Ángel Rodríguez Tejero (escritos
en diferentes colores):

-En negro = Vida profesional y familiar de Ángel Rodríguez Tejero


-En Azul = Medallas concedidas y obra publicada
-En Morado = Hechos históricos que rodean la vida de Ángel Rodríguez Tejero.
SOBRE ESTAS LÍNEAS: Arriba, Reunión de los Santafé y Rodríguez en la casa de Nicolás
Santafé, de Madrid (Pérez Galdós, 3). La fotografía (que ya habíamos publicado y que nos facilitó
Ma.Sol Santafé y Javier Casanueva -a los que agradecemos su enorme generosidad y amabilidad-); es casi
coetánea al fallecimiento de Angel Rodríguez Tejero. La fechamos hacia 1910 (dos años después de que
muriese el padre de mi bisabuela) y está tomada en el salón donde tenían expuestos algunos cuadros
pintados por él y por su hija.
Los protagonistas, de derecha a izquierda son: a)-Martín Santafé (hermano de mi abuelo, con
dieciséis años -aproximadamente-) // b)-Jaime Santafé (en el centro y con unos once años; hermano
menor de mi abuelo) // c)-Teresa Santafé (hermana de mi abuelo Angel, con unos diecisiete años). // d)-
Juan Santafé Arellano (arquitecto del Hipotecario y hermano de mi bisabuelo Nicolás) // e)-María
Santafé (hermana menor de mi abuelo Angel, con unos diez años) // f)- Angel Santafé Rodríguez (mi
abuelo materno, de lado y con diecinueve años -aproximadamente-)

BAJO ESTAS LÍNEAS: Fotografías de los Rodríguez y los Santafé; que también habíamos
publicado y que me hizo llegar Ma.Sol Santafé y Javier Casanueva (a los que agradecemos su enorme
generosidad y amabilidad). En ella vemos a Angel Rodríguez, ya general, junto a dos de sus
hijos y su yerno (acompañado por tres de sus nietos). Creemos que es de 1898; pues aparece
mi abuelo Angel (el mayor de los niños) con unos siete años. Las personas que la protagonizan;
son, de derecha a izquierda:
La bisabuela Carolina (hija menor de Angel Rodríguez, con unos treinta y cuatro años). Mi abuelo
Angel Santafé Rodríguez (frente a la balaustrada), nacido en 1891 y con siete años (aprox). Detrás,
nuestro tatarabuelo, Angel Rodríguez Tejero, con unos sesenta años y ya ascendido a
General. Bajo él y desenfocado, el tío Martín Santafé, hermano de mi abuelo Angel. En
medio y junto al tatarabuelo, su hijo Juan, hermano de la bisabuela Carolina y también
militar; quien en estos días era Primer Teniente de Dragones, de la Lusitania XII. Tras
él, también en la balaustrada, la hermana de mi abuelo Angel, Teresa Santafé. Al final (a
nuestra izquierda), mi bisabuelo Nicolás Santafé Arellano; agente de cambio y bolsa (bolsista)
que por entonces tendría casi cincuenta años y era consejero del Banco Hipotecario de España, tanto como
administrador o apoderado de la Casa de Baviera, Peñaranda, Tamames, Montijo y de Alba (entre otras
fortunas que financiaba o asesoró).
A-1) Desde el nacimiento, hasta su boda (1827 – 1864):
-1837: Ángel Rodríguez Tejero (o bien, Tegero) nació en el barrio de El Salvador, en Segovia capital; el
primero de marzo (poniéndole por nombre la onomástica de ese día). Su padre era organista y músico de la
catedral; suponiendo la familia que descendía del hermano mayor de San Alonso Rodríguez -también nacido
en Segovia-.
-1837/56: Hasta los veinte años se forma como dibujante y pintor; primero en su ciudad natal y más tarde
en la Academia de San Fernando (de Madrid). Estudiando junto a maestros como: José Madrazo, Antonio
Ma. Esquivel o Pérez-Villaamil (igualmente militar). No logra una deseada beca para estudiar en Roma, ni en
París; por lo que sus padres deciden que entre en el ejército.
-1857: Ingresa como soldado de Infantería, en el regimiento América 14 (agosto de este año), siendo
destinado en Madrid como dibujante militar con la graduación de Cabo 2º. No tratándose su integración de
un alistamiento por quintas -que le hubiera reclutado a los dieciocho años (en 1845)-. Sabemos que entró de
soldado dibujante, debido a que el ejército, por entonces, no disponía de fotografía instantánea y necesitaban
láminas para conocer bien la topografía, los mapas, e incluso los movimientos en batalla (dejando así
testimonio de las ellas).
-1858/59: La familia recuerda que estuvo en África, asistiendo como pintor (aunque no hay testimonio
oficial de ello). De tal manera, decíamos en nuestro anterior artículo, que cuando O´Donnell decide
atacar Tetuán (en 1859); nace en España una gran ola de patriotismo, que provoca el
alistamiento voluntario de muchos jóvenes, quienes partirán hacia África. Uno de ellos fue Angel
Rodríguez Tejero -según narraban sus bisnietos Santafé-; del que afirmaban, llegó a las costas de Rif, con
unos veintidós años -pincel en mano-. Para situarse en primera línea a dibujar las cargas, las operaciones
militares y todo movimiento o estrategia que el alto mando le pide reflejar en sus bocetos. En la familia
contaban que cuando el tatarabuelo se alistó voluntario a la Guerra de África, iba movido más por razones
artísticas, que patrióticas. Pues durante el siglo XIX se había producido un movimiento ligado a la pintura
costumbrista y preciosista, ambientado en el mundo árabe. Regresando aquel “militar dibujante” a Madrid al
acabar la guerra de Tetuán (en abril de 1959); hemos de suponer que lo hizo junto a todos los soldados
venidos de África, a celebrar la victoria. Su nieto, Martín Santafé, narraba su estancia con O´Donnell,
mostrando unos cuadernos de juventud, donde se reflejan las batallas de Tetuán (carpetas de las guerras del
Rif, que permanecen en propiedad de sus tataranietos). Acerca de los referidos hechos, hace evidente su
participación en la guerra de África de 1859; no solo los mencionados almanaques, de croquis con cargas y
batallas de Castillejos; que los familiares conservan. Sino principalmente, que el rey Alfonso XII y su
hermana comprasen en sus exposiciones de los años 81, 82 y 83; varios cuadros suyos que contenían escenas
de la toma de Tetuán. Tal como recoge Ossorio y Bernat en su GALERÍA BIOGRAFICA de ARTISTAS
ESPAÑOLES, DEL SIGLO XIX. Escribiendo textualmente: "1881,1882 y 1883, el Sr. Rodriguez
Tejero presentó los siguientes asuntos: “La Escolta real”, “Tutto amore” (abanico), “Castillejos”, “Tres
recuerdos de la guerra de África”, “Fuego entre nieve”, “A las bodas del emir”, “Hacer por la vida” y “Hacer
por la muerte”, comprados por el Rey y la Infanta Doña Isabel” -SIC (9) -. De lo que trataremos, al hablar
sobre la obra de este general pintor, en el epígrafe "4-B"; donde recogemos enteramente la reseña que
Ossorio Bernat escribe sobre el "dibujante militar", en su diccionario de pintores y escultores del XIX.
-1860: En igual regimiento, se le asigna como función, trabajar para el Depósito Militar de Madrid.
-1861: Es ascendido a Sargento 1º y destinado al regimiento Arapiles, también situado en la capital de
España.
-1862: Pasa a Jaén y ascendido a Subteniente.
-1862: Tristemente se incendia el Alcázar de Segovia, sede por entonces de la Academia de Artillería; y Angel
Rodríguez participa económicamente -tanto como artísticamente- en las labores para su recuperación.
-1863: Regresa al Depósito de Guerra en Madrid (con el grado de subteniente), donde recibe la “cruz blanca
de 1ª clase del Mérito Militar en premio a su cooperación por los trabajos para el levantamiento de los
planos pedidos por Napoleón III, con objeto de esclarecer el estudio de las campañas de Julio César en
España” -SIC (3) -. Su tataranieto Sanjuán Rodríguez y Corona, nos dice que tristemente este trabajo acerca
de Julio César se perdió casi en su totalidad (al igual que otros tantos de los que hizo Angel Rodríguez
Tejero); ensombreciendo la grandeza de su figura como humanista y artista. Más tarde trataremos sobre
estos mapas, de los que se conserva una copia en el Palacio Real.
-1863: Es ascendido a teniente.
-1863: Enrique Gallego escribe que: “Junto a los alféreces José Argüelles, Juan Clausells, Antonio Corona y
Juan Domínguez; los sargentos primeros Victorio Pajares e Isidro Lledó; y el sargento segundo Enrique
Rodríguez Brizuela, realizó numerosos planos para el Ministerio de la Guerra. Entre ellos destacaron el de
la batalla de Alcolea y el álbum militar remitido más tarde a Amadeo I” -SIC (3) -.
-1864: Contrae matrimonio con Germana Gómez de Velasco; con la que tendrá tres hijos: Carolina nacida en
1865 (casada con Nicolás Santafé Arellano); Juan (que llegó a Coronel de cazadores, casado con Cándida
Orio-Zabala y Grajera) y Consuelo (casada con el también militar; Ignacio Corona).
-1864: Desde este año, se estaba produciendo una enorme inestabilidad económica. Por lo que todo aquel
patriotismo y espíritu positivo que trajo la victoria de Tetuán (de 1859), se había venido totalmente abajo un
lustro más tarde. Principalmente, cuando la crisis llegó al abastecimiento de las ciudades, provocando
hambrunas y desolación entre la población española. Todo ello hizo que volviera al poder el general Narvaez
en 1864, quien con su espadón llegó a cometer atrocidades; siendo pronto expulsado del gobierno y
sustituido de nuevo por O´Donnell.

SOBRE Y BAJO ESTAS LíNEAS: Reunión de los Santafé y Rodríguez en la casa de Nicolás
Santafé en Madrid (Pérez Galdós, 3). La fotografía que ya habíamos publicado, gracias a que Ma. Sol
Santafé y Javier Casanueva nos la hicieron llegar; es también muy cercana al fallecimiento de Angel
Rodríguez Tejero. La habíamos fechado hacia 1910 (dos años después de que muriese el padre de mi
bisabuela) y está asimismo tomada en el salón donde tenían expuestos cuadros del tatarabuelo. Aunque en
sus identificaciones habíamos cometido un error; confundiendo a Consuelo (la hija segunda de Rodríguez
Tejero) con la esposa de Carlos Corona. Rectificamos las identificaciones en la imagen de abajo y de
nuevo numeramos a los protagonistas, quienes de derecha a izquierda son:
1)-Teresa Santafé (hermana de mi abuelo Angel Santafé).
2)-Martín Santafé (hermano de mi abuelo).
3)-German Gómez de Velasco; Sra. de Rodríguez Tejero (mujer del general).
4)-Angel Santafé Rodríguez (mi abuelo materno).
5)- Nicolás Santafé Arellano (yerno de Rodríguez Tejero y marido de Carolina; mi bisabuelo).
6)- Ignacio Corona Rodríguez, (hijo de Consuelo y sobrino de Carolina. Nieto mayor de Rodríguez;
muerto unos cuatro años después de esta fotografía, en la Guerra de África).
7)- Carolina Rodríguez (hija mayor de Rodríguez Tejero y madre de mi abuelo materno).
8)- Carlos Corona Rodríguez, (hermano de Ignacio, el militar; segundo hijo de Consuelo y nieto del
general. Padre del bebé que vemos en el centro).
9)-Consuelo Rodríguez (segunda hija de Rodríguez Tejero; hermana de la bisabuela Carolina y madre
de Ignacio y Carlos; viuda de Ignacio Corona Gómez-Gamero; abuela del bebé que vemos en el centro).
10)- Jaime Santafé (hermano menor de mi abuelo).
11)- Primera bisnieta de Angel Rodríguez Tejero (hija de Carlos Corona Rodríguez).
12)- La tía María Santafé (hermana menor de mi abuelo Angel), con unos diez años.
Observemos al fondo, algunos cuadros del tatarabuelo Angel, entre los que destaca su
autorretrato y varias escenas costumbristas. Asimismo, es importante indicar que estos dos hijos
de Consuelo -numerados en foto como 6 y 8- (Ignacio y Carlos Corona); quedaron huérfanos de
padre en 1895; momento en que fueron recogidos por Angel Rodríguez Tejero.
Trasladándolos junto a Consuelo (la viuda), para vivir en Tarifa; donde su abuelo ocupaba
el cargo de Gobernador Militar. Pasando su primera infancia en el castillo de Guzmán el Bueno
(residencia del gobernador); un recuerdo que nunca olvidaron y que inspiró su vocación
militar. Tristemente, en 1914 el mayor de ellos (Ignacio Corona) murió en la Guerra de
África.

BAJO ESTAS LíNEAS: Recordatorio de fallecimiento en la Guerra de África de Ignacio


Corona Rodríguez (nieto de Angel Rodríguez Tejero y sobrino de mis bisabuelos, Nicolás y
Carolina). La necrológica que incluyo, ha llegado hasta mí desde Javier Sanjuan Rodríguez y
Corona; gracias al Coronel Santiago Rodríguez Santafé. Quien me explicó que ambos hermanos
(a la derecha de la imagen), eran Carlos e Ignacio Corona Rodríguez. Abuelo y tío abuelo de Javier
Sanjuan Rodríguez y Corona. Enviándome el recordatorio de la muerte en campaña de Ignacio;
que cayó en Arcila, en febrero de 1914. Desde aquí, nuestro respeto y nuestra memoria a
quienes dieron su vida por nuestra nación -como Ignacio Corona Rodríguez-; pues gracias a ellos y
a su tremendo sacrificio, hemos nacido en una España estable y plena de libertades.
A-2) Desde su boda hasta el comienzo de la III Guerra Carlista (1865 - 1872):
-1865: Nace su primera hija: Carolina (que se casará en 1890 con Nicolás Santafé). Continúa en el Depósito
Militar, donde recibe el mando como teniente.
-1865: Cruz Blanca de primera clase al mérito militar; por su cooperación en el Estudio sobre las Campañas
de Julio César en España.
-1864/1866: Tras dos años de mandato, Leopoldo O´Donnell traiciona a la reina y urde un complot para
destronarla; golpe de estado que fue descubierto, costándole el cargo al instigador.
-1866: Debido a la fidelidad mantenida durante los hechos antes narrados; toma el mando de capitán en el
mismo destino. Su ascenso a capitán, nos dice Enrique Gallego Lázaro que sucede “tras los sucesos
acontecidos con la sublevación del cuartel de San Gil el 22 de junio en Madrid, año en que también le fue
concedida la cruz de Carlos III en recompensa por los trabajos que ejecutó en el Mapa y Manual itinerante
militar de España” -SIC(3)-. Al parecer, participa en el desmantelamiento de otro intento de Golpe de
Estado, que se cercena el dos de febrero.
-1866: Cruz de Carlos III; por su trabajo en el mapa y manual itinerario militar de España.
-1866: De nuevo se impone en el gobierno el general Narvaez, con su autoritarismo manifiesto; impidiendo
que la alternancia de poder pudiera existir y condenando al Estado a una enorme inestabilidad. Tanta, que se
llega a un acuerdo firmado por todas las fuerzas políticas, con el fin de destronar a la reina. Cuando al
descontento político, se unió la crisis económica; un caos empresarial arrastrado desde hacía dos años y que
en 1866 desembocó en una hecatombe financiera, provocando la falta de abastecimiento en las ciudades.
-1867/68: La población -casi en su totalidad- hablaba de derrocar a Isabel II; desembocando todo ello en el
pronunciamiento de Topete, ayudado por Prim (septiembre de 1868) y en la expulsión de la reina, que se ve
obligada a marcharse en tren hasta Francia.
-1868: Es ascendido a Capitán, en octubre de ese año. Habiendo sido nombrado comandante en 1868
-meses antes de que Isabel II fuera expulsada-. Pero no recibe el mando hasta tres años más tarde; cuando ya
se había restaurado la monarquía. Tomando su cargo definitivamente como comandante en 1871; tras llegar
al trono Amadeo de Saboya. Después de los dos años revolucionarios que dieron nombre al “sexenio”, que
comprenden desde 1868 a 1874. Todo lo que refleja su fidelidad a la Corona.
-1868/1874: Puede considerarse una de las peores etapas de la Historia de España. Donde se mezclaron
numerosos hechos que a continuación resumo en breves palabras y que más tarde explicaremos, para
comprender bien la vida de este militar. Pues desde este trienio (68-71) nació el famoso “sexenio”, en que
comenzaron los pronunciamientos “legales”; el odio hacia la reina; el descontento general; la proclamación
de una República eventual bajo regente; la votación para una monarquía electa; el asesinato del que
promovía al monarca; la llegada y expulsión del rey elegido; etcétera y etc . Un largo etcétera de situaciones
difíciles (o incomprensibles), que terminarán en la proclamación de la Primera República; que se convirtió en
un ejemplo de enajenación política y patriótica. Debido a ello, estos seis años comprendidos entre 1868 y
1874 son denominados por algunos, el “Sexenio Democrático”; aunque se conoce como el “Sexenio
Revolucionario”. Seis años en los que España prueba todo; desde la regencia con un gobierno provisional
encabezado por militares (1868-71); hasta el sistema de la monarquía electa. Nueva idea que se propone tras
la expulsión de Isabel II y que tuvo como candidatos principales al famoso príncipe de Hohenzollern
Sigmaringen y a Amadeo de Saboya.
-1868: Se prepara la Tercera Guerra Carlista y el Alzamiento del 69.
-1869/71: Comienzan las protestas y se suscita la rebelión Carlista. El alzamiento en 1869; más la intentona
de sublevación, de 1870 (llamada La Escodada). Se llega a la conspiración de 1871 en Navarra.
-1870/71: fue elegido Don Amadeo I monarca de España (en 1870); quien vino a su reino electo un año más
tarde, con el deseo de lograr una monarquía parlamentaria. Intención casi imposible de llevar a cabo; y que
se complicó cuando aquel nuevo soberano puso pie sobre nuestra tierra, momento en que mataron a su
mentor: el general Prim. Quedando así la reciente monarquía, descabezada, con el atentado de la Calle del
Turco.
-1871: Se le concede el grado de Comandante. Su “ascenso a comandante se debió a los servicios
extraordinarios que prestó en el Depósito de la Guerra” -SIC (3) -. Destacaremos que tan solo asciende
cuando Amadeo de Saboya le otorga el rango; asimismo, Ángel Rodríguez Tejero, tan solo toma sus cargos
cuando -más tarde- los firman Alfonso XII o su mujer regente (Ma.Cristina). Mientras, en los años de
República; permanece sin subir de grado y ni siquiera trasladarse.
SOBRE, BAJO Y JUNTO ESTAS LÍNEAS: Casa
de la familia de San Alonso Rodríguez, en Segovia. Se consideraba que Ángel Rodríguez
Tejero era directamente descendiente del santo (de sus hermanos, pues murieron todos los
hijos del jesuita que alcanzó los altares). Tanto es así, que sus bisnietos siempre narraron
como asistió a la canonización en Roma (un 15 de enero de 1888).

JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:


dos grabados de Ángel Rodríguez Tejero. Al lado, soldados custodiando ganado en Navarra
(1875). Abajo, batalla de Treviño; 1875.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos grabados de Ángel Rodríguez Tejero. Al lado, ejército del norte (1875). Abajo, pareja de
jinetes carlistas; 1875.
JUNTO Y BAJO ESTAS
LÍNEAS: dos grabados de Ángel Rodríguez Tejero. Al lado, La Puebla de Arganzón -Álava-
(1875). Abajo, sitio de Álava; 1875.

A-3) Desde la III Guerra Carlista hasta su regreso a Madrid (1872 – 1876):
-1872/76: Tercera Guerra Carlista. Encabezados por su rey -Carlos VII-, formaron un ejército de cincuenta
mil hombres y en 1872 proclaman la insurrección de Navarra, Cataluña y las tres provincias vascas (junto a
otros puntos aislados, de Castellón, Teruel y etc).
-1872/1876: Tercera Guerra Carlista, donde será enviado como dibujante al frente, con la misión de plasmar
las posiciones y el material bélico del enemigo (llegando pronto a Erremetería, con los liberales). Sus dibujos,
tomados con gran riesgo y secretamente desde los puntos de vigía; sirvieron para entender las tácticas
militares de los carlistas y su potencial armamentístico; logrando con ello, numerosas victorias. Muchos de
estos dibujos serán posteriormente publicados por la primera revista editada en nuestro país, llamada “LA
ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA”. Para la que colaboró desde este momento y a lo largo de toda
su vida. Debido a ello, a Angel Rodríguez Tejero, se le comienza a conocer en toda España como “El dibujante
Militar”; aunque al final le llamaron: “El general pintor” (el general de los pintores o el general de los
pinceles).
-1872/73: En este estado, sufriendo un atentado los reyes y viendo Amadeo que el país donde gobernaba era
peligroso y anárquico; decide marcharse, dejando el trono vacante.
-1873: Se proclama la Primera República; tomando los mandos de gobierno hombres de enorme cultura (sin
lugar a dudas), pero sin sentido de Estado, ni conocimientos políticos. Quienes -en principio- concebían a
España como un Imperio creado por los Reyes Católicos, formado por federaciones (mini Estados) que
podían segregarse. Tal como lo habían hecho durante todo el siglo XIX los nuevos países nacidos en Hispano
América. Con esta concepción de España, toda región, provincia y hasta los ayuntamientos que lo deseaban;
podrían declararse independientes de la Nación. La Primera Republica, proclamada en 1973, terminará con
el Sexenio Revolucionario. Tras un periodo de unos veinte meses y de absoluta anarquía; donde hubo cuatro
Presidentes de Gobierno y durante el cual los diferentes cantones, provincias y regiones españolas, llegaron a
declararse la guerra.
-1874: Se proclama La Restauración, retornando al trono Alfonso XII (aunque se deja en el exilio a Isabel II;
su madre). Comienza una etapa de paz y prosperidad que se inicia en 1874 y que perduró decenios.
-1873/74/75: Ángel Rodríguez Tejero continúa en las campañas Carlistas y en el 74 asiste a la toma de La
Guardia y de Irún; liberadas por su ejército de los partidarios de Don Carlos. Nuevamente destacamos que,
como militar, asciende solo cuando Amadeo de Saboya le nombra (comandante) o si lo hace Alfonso XII, y su
viuda (la regente, Ma.Cristina). Mientras en los años de República, permanece sin subir de grado y ni
siquiera trasladarse. Sigue este año en El Cuartel del Norte y solo un mes después logran la toma de Irún, que
se hallaba en manos de Don Carlos; consiguiendo esta plaza el 10 de noviembre. Finalmente, desde la zona
recuperada, inicia el bloqueo de Pamplona (empezado en febrero de 1875), cerrando el Valle de Echaurri y
formando parte para una comisión de canje de prisioneros, entre ambos bandos. Siendo nombrado entonces
Comandante de Estado Mayor, por las anteriores acciones; a las que se sumaron el reconocimiento de
Manclares y Subijana, tanto como su participación en la batalla de Treviño y en el ataque a Villareal de Álava.
Participando activamente, desde este momento, en distintos combates; entre los que destacaron el citado de
Restia, Peñacerrada, Bermeo y largo etcétera; llegando hasta Navarra para sostener la línea de Abarruza,
Miravalles, San Cristóbal y etc.. Acciones todas llevadas a cabo antes de que finalizase 1875.
-1875: Asiste a la toma de Pamplona y es nombrado comisionado para canjear presos; asignado Comandante
del Estado Mayor. Lo que describe Gallego Lázaro con las siguientes palabras: “como agregado al Cuartel
General del Ejército del Norte con el fin de auxiliar los trabajos fotográficos de este. Llegó a Miranda de
Ebro el 13 de septiembre y asistió a la toma de La Guardia el 8 de octubre, para, un mes más tarde,
efectuar un reconocimiento de la plaza de Irún que se hallaba sitiada por los carlistas. Asimismo, fue
testigo los días 10 y 11 de los hechos de armas que dieron por resultado la liberación de dicha plaza ” -
SIC (3) -.
-1875: Enrique Gallego expresa que: “Por su intervención en las operaciones de 1875 para el levantamiento
del bloqueo de Pamplona del mes de febrero, y las de mayo en el valle de Echauri, así como la participación
en la comisión para el canje de prisioneros en Viana, le fue concedida la cruz roja de 1ª clase del Mérito
Militar” (...) “En junio de ese año pasó a formar parte como comandante del cuerpo de Estado Mayor de
Plazas por las citadas operaciones en Navarra, acudiendo en esos días al reconocimiento de las
poblaciones alavesas de Nanclares y Subijana de Morillas. También ese mes participó en la batalla de
Treviño, del mismo modo que en la toma de Villareal en Álava, mientras que en agosto estuvo en el
combate de Restia”-SIC (3) -.
-1875: Cruz Roja de primera clase, al mérito militar por la liberación de la plaza de Irún; fue significado para
la Encomienda de Isabel la Católica por la toma de Villareal, de Álava.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres
grabados sobre dibujos de Ángel Rodríguez Tejero. Arriba, el general Quesada,
condecorado (1875). Al lado, ermita donde empezó la batalla de Treviño
(1875). Abajo, fuertes de los ejércitos del Norte (1875).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de un cuadro que
conserva mi prima Fátima Santafé, a la que agradecemos nos permita divulgarlo. Se trata
de un óleo pintado por mi bisabuela Carolina, con unos veinte años (antes de casarse y de
que tuviera que dejar este arte, como mandaban los cánones de entonces).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de un
abanico que también conserva mi prima Fátima Santafé, a la que agradecemos nos permita
divulgarlo. Se trata de una pieza decorada y pintada por mi bisabuela Carolina, hacia 1885
(con unos veinte años de edad).
BAJO ESTAS LÍNEAS: otro cuadro que conserva mi prima Fátima Santafé, a la que
agradecemos nos permita divulgarlo. En este caso es una joven tocando el laúd sobre un
almendro; también pintado al óleo por nuestra bisabuela Carolina (hija mayor de Ángel
Rodríguez Tejero), cuando era muy joven. Su estilo recuerda a la pintura italiana de la
época, siendo similar a los de Fausto Zonaro.

A-4) Desde el final de la III Guerra Carlista, hasta su nuevo traslado a Santoña (1876 -
1889):
-1876: Permanece en campaña, hasta que termina la Tercera Guerra Carlista. Es ascendido a Teniente
Coronel y meses más tarde pasa a ser Coronel, por méritos en el frente. Gallego Lázaro explica
detenidamente estas operaciones del siguiente modo: “La labor realizada en esa campaña de 1875 hizo que
fuera propuesto para la encomienda de Isabel la Católica, participando en noviembre en los combates de
Peñacerrada, Payueta, San León, Rivas, La Bastida, Recilla, Vallehermoso y Bermeo, y posteriormente en
la expedición a Navarra, así como en las acciones sostenidas sobre la línea de Abarzuza, Miravalles, San
Cristóbal y Oricáin” -SIC (3) -.
De tal manera, es ascendido a Teniente Coronel al final de la III Guerra Carlista -contienda que terminó el
día de su santo de 1876 y cuando además cumplía los treinta y nueve años-. Durante sus acciones militares es
nombrado Coronel por méritos en campaña, el mes de abril. Destinándole más tarde -de nuevo- al Depósito
de Guerra, después de declararle “Benemérito de la Patria”, por su participación activa al lograr la victoria
sobre los carlistas.
-1876: Medalla de Alfonso XII; con los pasadores de Pamplona y Treviño, teniendo derecho a usar los de
Orio, Miravalles y Elgueta.
-1876/1891: Junto al comandante Antonio Corona Cañeque (tatarabuelo de Sanjuan Rodríguez y Corona)
publica la NARRACIÓN DE LA GUERRA CARLISTA (1869/1876) -Depósito de Guerra, Madrid-
-1876: Gallego Lázaro nos dice sobre lo antes recogido, que: “fue ascendido a teniente coronel en febrero, y
a coronel en abril, siendo declarado benemérito de la Patria por haber contribuido a vencer la última
insurrección carlista” -SIC (3) -.
-1877: Finalizadas las campañas contra los carlistas, regresa al Depósito de Guerra con el grado de
Coronel. Permanece en la capital y en igual destino, hasta 1888
-1877: Regresa a Madrid; y sobre esta etapa Gallego Lázaro explica que a su retorno tuvo una “ mayor
dedicación a su faceta de artista naturalista como prueban las obras presentadas en diferentes
exposiciones: Una vista de Asturias, Recuerdos de Pasajes, Recuerdo de una campaña, En Tafalla; En los
ratos de ocio; De vuelta al trabajo; El telégrafo de sangre; Allí están; La Escolta Real; Tutto amore;
Castillejos; Tres recuerdos de la guerra de África; Fuego entre nieve; A las bodas del emir; El que espera
desespera; Los húsares en Bernedo; En guarnición; En operaciones; Convoy de heridos; Al agua; Al vino;
Antaño; Hoy; Mañana; Ogaño; Episodio de la batalla de Bailén; Agua, viento, tierra y fuego; Forrajeando
y Una descubierta (…) A esa lista habría que sumar Hacer por la vida y Hacer por la muerte, adquiridos
por Alfonso XII y la infanta Isabel; Se hace tarde, y Ya se van los quintos, comprados por la reina Doña
Cristina; y A tomar posición, comprado por las infantas” -SIC (3) -.
-1877: Cruz Roja de segunda clase, al Mérito Militar por la acción de Bernedo; en permuta de la encomienda
de Isabel la Católica. Enrique Gallego escribe: “En mayo de 1877 se le permutó la encomienda de Isabel la
Católica por la cruz roja de 2ª clase del Mérito Militar. Un año después le concedieron la medalla de la
Guerra Civil con los pasadores de San Marcos y San Marcial, y en noviembre fue condecorado con la cruz
sencilla de San Hermenegildo” -SIC (3) -.
-1877/1890: Colaboró con LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA; tal como expresa Gallego Lázaro: "En esa época
fue cuando trabajó como colaborador en la revista La Ilustración Española y Americana. Actividad que
realizó junto a algunos de los mejores literatos y artista españoles de finales del siglo XIX. Esta
publicación, de reconocido prestigio, se presentaba como “Periódico de ciencias, artes, literatura, industria
y conocimientos útiles”, en la línea de las grandes revistas ilustradas europeas como las francesas Le
Monde Illustré o L'Illustration, la transalpina La Illustrazione Italiana o la alemana Illustrirte Zeitung” -
SIC (3) -.
-1878: Medalla de la guerra civil, con los pasadores de San Marcos y San Marcial.
-1878: Cruz sencilla de San Hermenegildo
-1878: Diploma de bronce de la Exposición Universal de París (Francia)
-1881: publica su obra ALBUM DE CAMPAÑA (1881): “Álbum de campaña (croquis del natural). Curso
militar de `paisage´ y figura por el Coronel graduado, Comandante de E. M. de Plazas, auxiliar del Depósito
de la Guerra Don Ángel Rodríguez Tejero”.
Sobre este nos dice Gallego Lázaro: “Mejor acogida tuvo el Álbum de Campaña para la Junta Facultativa
de la Academia de Infantería, pues, aparte de las virtudes reconocidas por la de Artillería, habría que
sumar sencillez y sobriedad para croquis militares, con reseñas muy concisas y claras de la teoría del
dibujo; la manera de ver el natural y el modo de colocarse para dominar y dirigir con acierto el mejor
punto de vista” (…) “Consideraba la Junta toledana que el sencillo plan adoptado por Rodríguez Tejero era
de gran utilidad y un importante complemento del dibujo topográfico que se aprendía en las Academias
militares. Era cierto que el topográfico era más útil, pero en campaña no siempre había tiempo y ocasión
de hacer croquis topográficos, mientras que el dibujo de paisaje podía dar ideas de las posiciones enemigas
que estaban a la vista, pudiendo diseñarse en un corto plazo de tiempo. Si a eso se le sumaba el módico
precio, su fácil manejo y transporte, la Junta no podía más que suscribir la conveniencia de su enseñanza,
aunque no pudiera aplicarse al plan de estudios vigente por estar limitado al dibujo topográfico” -SIC (3) -.
-1881: Cruz Blanca de segunda clase al Mérito Militar, por su obra “Álbum de Campaña...”, tal como expresa
Gallego Lázaro: “En 1881 le fue concedida la cruz blanca de 2ª clase del Mérito Militar en premio de la
aplicación y laboriosidad que demostró en la publicación de la obra de dibujo titulada Álbum de Campaña,
Curso militar de figura y paisaje” -SIC (3) -.
-1886: publica EL DIBUJANTE MILITAR: Croquis de paisaje y figura. Por el auxiliar del Depósito de la
Guerra D. Ángel Rodríguez Tejero, Depósito de la Guerra, Madrid. Sobre ello, Gallego Lázaro escribe que en
este caso recibe una cruz igual a la que le otorgaron cinco años antes; esta vez por su obra “El dibujante
militar. De hecho, con la primera de ellas, aunque no pudiera servir de libro de texto para la formación
castrense, fue voluntad de la Corona, a partir de la exposición de la Junta Superior Consultiva de Guerra, y
de los informes de los directores generales de Infantería y Caballería, que dada la reconocida utilidad del
referido trabajo se recomendase la adquisición de cierto número de ejemplares en las Academias de
alumnos del Ejército, así como en las conferencias de los Distritos y Regimentales, por la utilidad que había
de reportar para la enseñanza del dibujo en dichos centros de instrucción”
“La importancia de este texto hizo que la Junta Facultativa de la Academia de Artillería, presidida por el
brigadier director Francisco Espinosa, emitiera un informe en el que exponía la utilización del método
Chartet como el más adecuado para que los alumnos se familiarizaran con la apreciación a simple vista de
las distancias sobre el papel. Igualmente, con dicho método, los alumnos podrían adquirir la conveniente
soltura para seguir con provecho los estudios de topografía y línea de copiado del natural, que tan
necesarios eran para los oficiales de Artillería dentro de la asignatura correspondiente del plan de estudios
vigente. En consecuencia, hubiera sido deseable que los modelos de Chartet hubieran tenido su
equivalencia española, y aunque el trabajo de Rodríguez Tejero no cumplía por completo las condiciones
para figuras como obra de texto en la clase de dibujo de la Academia” -SIC (3) -.
-1886: Cruz Blanca de segunda clase al Mérito Militar, por su obra “El dibujante militar”.
-1887: Placa de San Hermenegildo.
-1887: Nos dice Gallego Lázaro que: “Transcurrieron seis años desde estas importantes obras y Rodríguez
Tejero obtuvo de la placa de San Hermenegildo, siendo comisionado al año siguiente a Vigo y El Ferrol
para sacar vistas panorámicas con objeto de ilustrar los planos de dichas poblaciones”-SIC (3) -.
-1888: Publica el “Croquis de topografía y croquis militar de paisaje y figura” (Biblioteca Central de Madrid).
-1888: El día 15 de enero es canonizado en Roma San Alonso Rodríguez, que se tenía como antepasado
directo de Ángel Rodríguez; por lo que asiste a la ceremonia oficiada por el Papa León XIII, en El Vaticano
-1888: Desde 1876, había permanecido en Madrid y en igual destino, desde su venida de las Guerras
carlistas; hasta que en 1888 es nuevamente trasladado.
-1887/1889: Se casan sus hijas Carolina y Consuelo. La primera en 1889, con Nicolás Santafé Arellano;
banquero navarro, liberal y admirador de las hazañas militares de su suegro. Mientras Consuelo toma por
esposo en 1187, a Ignacio Corona y Gómez-Gamero (bisabuelo de Sanjuan Rodríguez y Corona), que era hijo
del entonces comandante Antonio Corona Cañeque; con el que Angel Rodríguez Tejero colaboró en
numerosos proyectos desde su juventud.
-1888-1891: Nacen sus primeros nietos. Ignacio y Carlos Corona (1889 y 1889), hijos de Consuelo. María
Teresa y Angel Santafé Rodríguez (1890 y 1891); hijos de su primogénita, Carolina y de Nicolás Santafé.

SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS


LÍNEAS: Arriba, preciosa acuarela de Angel Rodríguez Tejero, ambientada en las
inmediaciones de La Alhambra, llamada "Paseo". Al lado, carlistas llevados al indulto, en
Vitoria; por el mismo autor. Abajo, Vitoria después de la Guerra Carlista, dibujo de Angel
Rodríguez Tejero.
A-5) Desde su nombramiento de Coronel, hasta el final de su vida (1889 - 1908):
-1889: Como Coronel del Estado Mayor, se le nombra Sargento Mayor de Santoña (un cargo equiparable a
gobernador militar). Sobre ello, escribe Gallego Lázaro que: “En 1889 fue destinado a la 4ª Dirección del
Ministerio de la Guerra, obteniendo también el nombramiento de sargento mayor de la plaza de Santoña,
quedando en noviembre en situación de reemplazo del distrito de Castilla la Nueva” -SIC (3) -.
-1890: Recibe el cargo de Sargento Mayor -gobernador- de Mahón (Baleares). Lo que recoge Gallego Lázaro
del siguiente modo: “Un año más tarde fue nombrado sargento mayor de la fortaleza de Isabel II en
Mahón, contribuyendo a la publicación de la Narración Militar de la Guerra Carlista desde 1869 a 1876” -
SIC (3) -.
-1876/1891: Junto al comandante Antonio Corona Cañeque (tatarabuelo de Sanjuan Rodríguez y Corona)
publica la NARRACIÓN DE LA GUERRA CARLISTA (1869/1876) -Depósito de Guerra, Madrid-
-1892: Es nombrado Gobernador Militar de Menorca. Dice Gallego Lázaro: “En 1892 desempeñó de manera
interina el cargo de gobernador militar de Menorca y la plaza de Mahón hasta que lo destinaron como
gobernador militar a Tarifa” -SIC (3) -.
-1893: Se le asigna el cargo de Gobernador Militar de Tarifa; donde reside en el castillo de Guzmán el Bueno
y criará a algunos de sus nietos.
-1895: Muere Ignacio Corona Gómez-Gamero, marido de Consuelo, su segunda hija. A la que recoge, junto a
sus dos niños, que se trasladan a vivir en Tarifa (residiendo en el famoso castillo de Guzmán el Bueno;
recuerdo que marcará de por vida a los menores). Añadiremos que estos dos nietos eran Ignacio y Carlos
Corona, que hemos visto en fotos anteriores -una imagen de 1910, tomada en la casa de mi bisabuelo-.
Donde, asimismo, narrábamos que el mayor murió en la guerra de África, en 1914.
-1896/97: Canalejas y sus partidarios, se oponen desde un principio a la guerra de ultramar, intentando
llegar a un acuerdo con Estados Unidos y otras potencias. Ello se acentúa precisamente en 1896, cuando José
Canalejas Méndez, dimite como ministro (con la excusa de haber enviudado). Decidiendo viajar en
noviembre de 1897, hasta Estados Unidos, para visitar al presidente MacKinley en la Casa Blanca
-acompañado por algunos de sus familiares-. Donde llegará a un acuerdo de paz verbal con Mackinley, que
para nada servirá (debido a que los políticos españoles finalmente se obcecaron en declarar la guerra a
Norteamerica).
-1897/98: Promovido a General de Brigada se le requiere vivir en La Corte (Madrid). Es de enorme
importancia observar que en 1897 se le hace llamar, para que fije su residencia en Madrid Capital, tal como
figura en Hoja de Servicios); mientras se le asciende a general en junio de 1898. Cuando se está perdiendo la
Guerra Hispano Americana y todas las colonias.
-1896/97: Canalejas y sus partidarios, frente a la posibilidad de guerra en Cuba, deciden pactar con los
Estados Unidos. Debido a esta idea, en el año 1895 Canalejas se distanció de Sagasta e intentó dejar la
política, dedicándose plenamente al ejercicio de la abogacía. Pero en 1897, cuando enviudó y sufrió una
depresión, decide marcharse con su cuñado Alejandro Saint-Aubin hacia Estados Unidos y Cuba. Su
intención era hablar personalmente con el presidente MacKinley y concertar un acuerdo de paz privado, para
explicarlo en España; con el fin de evitar un conflicto bélico con los americanos. Así fue recibido en la Casa
Blanca en noviembre de este año y tras llegar a un pacto con Mackinley, se dirigió a Cuba -creyendo que se
podía solucionar por medios diplomáticos, el problema entre nuestro país y Estados Unidos-. En la isla
caribeña Canalejas se alistó como soldado camillero (pese a haber sido años antes ministro de defensa), para
conocer de primera mano la situación del frente cubano. Tras ello, el 31 de diciembre de 1897, él mismo arrió
por última vez la bandera española en Santiago de Cuba y el 1 de enero izó el estandarte de la autonomía
cubana (todo ello, cumpliendo un mandato de Las Cortes Españolas). De ese modo pasó José Canalejas
Méndez las navidades de la época en que enviudó; vestido de soldado con uniforme de rayadillo,
compartiendo cena y bailes con los compañeros del ejército y recogiendo en Cuba la última bandera española
que lució sobre esta isla -marcándola como territorio soberano nuestro-. Aunque mientras regresaba a Cádiz
(en febrero de 1898), se produjo la explosión del Maine; fortuita o debida a una bomba. Una deflagración
provocada en el interior del barco; ya que sus cuadernas se abrieron desde dentro hacia fuera (lo que
demuestra que habría sido un reventón de los "pañoles" o un bombazo colocado por un integrante de la
tripulación del acorazado).
-1896/98: Es de destacar que el yerno de Ángel Rodríguez Tejero (Nicolás Santafé) es un hombre de
confianza de Canalejas y el banco que dirigía -el Hipotecario- apoyaba la facción de este estadista, que se
oponía a la guerra con Estados Unidos. Un José Canalejas, que en 1910, llegará a Presidente del Gobierno;
habiendo comenzado su carrera en solitario al negarse entrar en conflicto bélico con los americanos, debido
la superioridad del ejército de Estados Unidos. La mano derecha de Canalejas era su primo Manuel Cobo,
muy unido a Nicolás Santafé; quienes postulaban por una España Regeneracionista, ideología que lideraba el
partido de Canalejas. Como ya hemos dicho, los hijos de Nicolás Santafé y Manuel Cobo (Angel y
Concepción) se casaron en 1918 y fueron padres de los Santafé Cobo -Ángel, Concepción, Ma. Luisa, Ma.
Teresa y Manuel-; bisnietos de Ángel Rodríguez Tejero).
-1898: Se produce El Desastre (guerra contra Estados Unidos y pérdida de los últimos territorios
ultramarinos). En junio de este año estaba en su punto más duro la contienda Hispano Americana, que se
inicia por la famosa voladura del Maine; declarando los americanos la guerra, unas semanas después de la
"falsa bomba española" en el acorazado estadounidense. Comenzando la contienda Hispanoamericana el 19
de abril de 1898 y venciendo los estadounidenses en mayo a la armada española en Cavite (Filipinas);
mientras la terrible derrota no llegó en Cuba hasta julio. Rindiéndose la plaza de Santiago el día 16 de este
mes; tan solo dos semanas antes de que Angel Rodríguez Tejero fuese nombrado general.
-1898: Se traslada a Madrid, cambiando su domicilio a la Calle Madera nº 29; donde residirá hasta su
fallecimiento, ocurrido diez años más tarde. Allí vivirá junto a su esposa (Germana), su hija viuda (Consuelo)
y sus nietos -hijos de esta última y de Ignacio Corona-.
-1898: Publican su ascenso a general los periódicos, el 23 de junio de 1898; tal como recoge Javier Sanjuan
Rodríguez y Corona, en su separata (5) .
-1898: Su ascenso al generalato precisamente en la crisis de El Desastre, nos habla de que este militar era un
reconocido liberal, enormemente fiel a la corona y moderado (políticamente hablando). Que sería llamado en
ese momento a La Corte y para ocupar este cargo, con el fin de apuntalar la nación; debido al tremendo
estado de caos que se vivía. Pues el famoso Desatre del 98 resultó ser un tremendo fiasco político y uno de los
mayores errores militares cometidos por los parlamentarios españoles en la Historia. Enorme equivocación
sobre la que advertían todos los Regeneracionistas, especialmente los krausistas y los allegados a José
Canalejas; quienes desde 1896, hablaban de claudicar como Imperio y pactar con Estados Unidos
(intentando evitar muertes, sacrificios y una posible humillación militar). De tal modo, entendemos su
ascenso a general, cuando sabemos que el grupo ideológico al que pertenecía Angel Rodríguez Tejero, era el
"canalejista" y liberal. Una tendencia que además le unía a su familia; en especial a la ideología que promovía
su yerno: Nicolás Santafé. Quien ya hemos señalado que tenía un enorme vínculo de amistad con Manuel
Cobo Canalejas, procedente del Regeneracionismo; permaneciendo ambos unidos al partido y facción de
José Canalejas. Que desde 1896 pugnaba por llegar a un acuerdo con el presidente MacKinley; para que los
Estados Unidos no entrasen en guerra con España (atacando Cuba). De ello, el viaje de Canalejas a La Casa
Blanca y a Santiago de Cuba a finales de 1897 -que ya hemos relatado-; intentando un acuerdo de paz entre
ambos países.
-1900: le conceden la Gran Cruz de San Hermenegildo.
-1901: Se le nombra General de Brigada y al haber cumplido la edad reglamentaria, se le propone para
entrar en la Reserva.
-1903: Pasa a la Reserva.
-1908: Fallece el día 2 de septiembre en Madrid, en su domicilio sito entonces en la Calle de La Madera Nº
29; aunque anteriormente vivió en la Calle Luna Nº (28/30/32).
-1928: Fallece su único hijo, Juan (casado con Cándida Orio-Zabala); retirado con el grado de coronel al
sufrir una enfermedad.
-1930: Fallece su esposa, Germana Gómez de Velasco; que desde 1908 vivió junto a su yerno Nicolás Santafé
y a su hija Carolina (en la Calle Pérez Galdós Nº 3)

SOBRE JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, Nicolás Santafé y su esposa Carolina (hija
de Angel Rodríguez Tejero), con Manuel Cobo Canalejas; en el Monte Igueldo (agosto de
1914). Este viaje se realizó al poco tiempo de comenzar la Primera Guerra Mundial, cuando todavía
Francia no había entrado en ella. Debido a una reunión en Biarritz (al parecer, convocada por la que había
sido emperatriz; Eugenia de Montijo); para debatir los pros y los contras de aliarse al conflicto.
Conflagración en la que -afortunadamente- España no participó; pese a las críticas que hicieron los
grandes belicistas, al tomar nuestra nación esta postura de neutralidad. Belicistas, entre los que
destacaban intelectuales como Ramón del Valle-Inclán; que proclamaba su indignación, porque el país en
que vivía “no era europeo” y no tomaba parte en la contienda.
De derecha a izquierda, en la imagen: 1º- Nicolás Santafé Arellano. 2º- Manuel Cóbo
Canalejas. 3ª- María Santafé (hija menor de Nicolás, con un paraguas). 4º- Angel Santafé
(mi abuelo, con canotier; hijo mayor de Nicolás Santafé). 5º Carolina Rodríguez (hija del
general y esposa de Nicolás Santafé). 6º- Jaime Santafé (hijo menor de Nicolás, con
canotier; padre de los Santafé Mira). 7ª- Concepción Cobo (mi abuela, hija de Manuel
Cobo). 8ª- Ma. Teresa Santafé (hija de Nicolás, con un paraguas; madre de los Santafé de
Villa). Para más datos; la foto debió ser tomada por Eloy Cobo, hermano de mi abuela (hijo
de Manuel Cobo).
Al lado, dibujo mío de José Canalejas Méndez; elegido
presidente del Consejo (gobierno) desde 1910 y asesinado un 12 de noviembre de 1912.
Abajo, el cadáver de Canalejas al llegar al Congreso de Diputados, mientras preparaban la
capilla ardiente. Junto a él, vemos a Manuel Cobo Canalejas y a su hermano (Julián Cobo)
-primero y segundo por la derecha (con bigotes y frente a su primo)-. El asesinato de
Canalejas se debió a varios motivos, entre los que destacó: Instituir La Mili Obligatoria (sin
poder pagar un soldado de sustitución, como se hacía hasta 1910). Obligando a todos los españoles ir al
ejército, sin redención económica (como denominaban a este uso tan corrupto, que permitía a los
adinerados, librarse del servicio de armas). Gracias al servicio militar obligatorio, en 1914 creemos que
España opta por no aliarse con ningún país beligerante en la Guerra del 14; debido a que, de hacerlo,
tendrían que alistarse todos (hasta los hijos de quienes lo decidiesen). Otra de la razones por las que
se ordenó el atentado de Canalejas, fue la intervención en Cuba y su amistad con el
presidente MacKinley (de Estados Unidos); quien también fue asesinado por un anarquista. Pues
-como hemos dicho- en 1897 fue a visitarle para llegar a un acuerdo de paz; al que Mackiley
accedió. Debido a ello, Canalejas conocía que la explosión del Maine había sido
probablemente un atentado (anarquista); promovido por quienes querían entrar en guerra con
España -especialmente W. Randolph Hearst y Teodoro Roosevelt-. De tal manera, al ser elegido
Presidente en 1910, ordenó una comisión de estudio sobre lo sucedido en el Maine; debido a
que el casco del acorazado todavía permanecía en el puerto de Santiago de Cuba. Aunque, muy pronto, La
Armada de Estados Unidos recogió esos restos de metal, los llevó hasta alta mar y los hundió en una sima
con miles de metros de profundidad. Tras este suceso, ocurrido en 1911; el Congreso americano dio
por cerrado el caso del Maine, sin posibilidad de nuevas investigaciones. Un año más tarde,
Canalejas fue asesinado; mientras los suyos seguían intentando demostrar que la explosión
del acorazado sucedió dentro del casco y no fue una mina española, o un torpedo lanzado
contra el barco (lo que era evidente, por estar sus cuadernas abiertas hacia el exterior).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Nombramiento y
ascenso a Coronel, de Angel Rodríguez Tejero (19-II-1891). Documento que me hicieron
llegar mis primos Ma. Sol Santafé y su marido Javier Casanueva (a los que agradecemos su
ayuda -indispensable, para poder desarrollar estos artículos-).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Como ya hemos
dicho; uno de los primeros trabajos de Ángel Rodríguez Tejero, fue colaborar en los planos
de “Las Campañas de Julio César en España”; que desarrolló el ejército español para el
emperador de Francia (entre 1864 y 1866). Al lado, mapa de Lérida, realizado por el Estado
Mayor; incluido en el referido almanaque sobre las batallas de César en Hispania. La
imagen está tomada del estudio de Jesús Burgueño y Montse Guerrero Lladós (6) -a quienes
agradecemos nos permitan divulgarlo-; donde lo publican como figura 2º con el siguiente
pié de foto: “Plano topográfico de Lérida al Ebro para la historia de las campañas de Julio César en España
(conjunto y detalle). Patrimonio Nacional, Real Biblioteca MAP/24 . Las estampas que orlan el título
corresponden a la fortificación de Lérida, el monasterio de Santa Maria d’Escarp (próximo a la confluencia de
los ríos Cinca y Segre) y la montaña de Montmaneu, muy visible y característica en la comarca del Segrià por
su forma cónica y posición aislada”-SIC (6)- . Abajo, otra imagen tomada del citado estudio
de Montse Guerrero Lladós y Jesús Burgueño, -a quienes agradecemos nos permitan
divulgarla-. En este caso, la publican como figura 4ª con la referencia siguiente: “Plano
topográfico de Córdoba al Genil para la historia de las campañas de Julio César en España. Patrimonio
Nacional, Real Biblioteca MAP/24 (2). Las estampas que orlan el título corresponden a Montemayor,
Córdoba y Espejo” -SIC (6)-.
B) OBRAS DE ÁNGEL RODRÍGUEZ TEJERO:
Al margen de una infinidad de acuarelas, dibujos y cuadros pintados al óleo; que el artista
militar expuso en numerosos eventos. Analizaremos en este epígrafe sus diseños publicados y
los croquis editados, en almanaques del Depósito de Guerra. Donde sabemos, que
primeramente trabajó en los famosos planos sobre “Las Campañas de Julio César en España”
(1866). Editando más tarde dos libros: “Álbum de campaña (croquis del natural): curso
militar de paisage y figura, (Madrid, 1881) y “El Dibujante Militar: curso militar de paisage y
figura” (Madrid, 1888)” . Acerca de estos cuadernos de dibujo, nos dice Joseán Ruiz de
Azúa en su obra sobre las Guerras Carlistas (2) : “No es de extrañar que los militares estuvieran
realizando bocetos, ya que el dibujo estaba incluido en su formación”. Citando que este uso se
explica, en el “Nuevo método elemental de dibujo topográfico para uso de las academias civiles y militares”
-Madrid 1872- (2a) . Donde sus autores, Antonio Corona y José Argüelles, escriben:
"Para dar más interés a este nuevo método de dibujo topográfico, lo hemos ampliado con una Cartilla de
Paisaje, el sistema Charlet, que ahora se utiliza en academias extranjeras, y especialmente en las militares.
Este tipo de dibujo, de ejecución tan sencilla, es el que mejor se adapta a la realización de bocetos o vistas
del campo, pues además de que sus herramientas, que se pueden reducir a un bolígrafo y cualquier tipo de
tinta, no ofrecen ninguna molestia, tal resultado, que con él cualquier vista se expresa como el paisaje más
completo. Este sistema de dibujo, despojado de todo lo inútil, y cuya ejecución es de lo más sencilla, es tan
imprescindible como el topográfico para los Oficiales en campaña, quienes en presencia del enemigo
pueden tomar notas y vistas de posiciones importantes, e ilustrar sus planos topográficos, representando
el terreno de dos formas distintas" (2b) . Añadiendo Josean Ruiz de Azúa que “Para ello, dicho libro
contó con un apéndice con el siguiente título: Cuartilla de paisage del sistema Charlet,
adoptada en las escuelas militares estrangeras.. y los autores de los dibujos fueron José
Argüelles y Ángel Rodríguez Tejero, autor de varias imágenes de la lista de Coches, una de
ellas de Rentería, como veremos más adelante” (2c) .

A su vez, gran parte de la obra de Ángel Rodríguez Tejero se desarrolló como “bocetista” de
las Guerras Carlistas; participando en el frente. Pintando croquis donde se desvelaba la situación de
tropas, los movimientos y la capacidad bélica; de los que servían al autoproclamado rey Carlos. Una
situación que fue aprovechada por la revista LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA,
que compró muchos de sus dibujos, para publicarlos. Trabajando el militar finalmente para
esta importante “cabecera”, como corresponsal; a la que facilitó casi un centenar de
croquis (ajenos a los realizados para informar a los mandos). Grabados donde se plasmaban los
uniformes, batallas o el aspecto de las gentes del Norte; y que incluían diseños mostrando paisajes,
ciudades o los aspectos folklóricos de la zona. Donde veremos cómo era la vida cotidiana de los carlistas y de
las tierras navarras, o de la zona vasca. Respecto a ello y a los reporteros bélicos, nos dice Joseán
Ruiz de Azúa:

“Para informar de todos los frentes de la guerra, las revistas enviaron dos corresponsales
uno de los cuales iba con el ejército liberal y el otro con el ejército carlista. Así, la revista Le
Monde Illustré estuvo representada por Dick de Lonlay en el partido liberal y León Abadías en el partido
carlista y cada uno contó los hechos desde su punto de vista y según su ideología. Era muy común que los
corresponsales hubieran servido en el ejército y, por tanto, precisamente, fueran seleccionados para esta
tarea. Gustave de Coutouly, Albert Schmidt o Mac-Graham eran corresponsales exmilitares. Este último,
por ejemplo, viajó con el ejército carlista como reportero del periódico The Evening Standard; sin poder
ocultar en sus crónicas, su simpatía por los carlistas. Según todos los relatos, fue muy buena la relación
entre los reporteros que estuvieron en el frente norte, durante la época carlista. Pudiéndose saber que los
corresponsales formaron un grupo, o una tribu (al estilo inventado por el fallecido Manu Leguineche, un
siglo después). Además, esos reporteros que firmaban sus crónicas o dibujos, se convertían en
protagonistas de las crónicas de guerra. De esta forma, José Luis Pellicer dibujaría la barraca llamada La
Rigada construida por los corresponsales, en tierras de Bizkaia. Pues eran tantos los periodistas, que
tuvieron que construir allí un refugio para escribir sus crónicas” (2d) .

Uno de ellos fue Ángel Rodríguez Tejero, del que Josean Ruiz de Azúa escribe: “Militar de
profesión, pero artista de vocación: se decía que lo llamaban `el general de los pintores´.
Sin renunciar a la crudeza de la guerra, pintaba lo que veía con medios rápidos: acuarelas,
bocetos, diseños... más tarde completaría estas imágenes o las enviaría a revistas, dejando
este trabajo en manos del difícil grabador. Fue autor de dos libros: Album de campaña (croquis del
natural): curso militar de paisage y figura, Madrid, 1881 y El Dibujante Militar: croquis de Paisaje y
figura, Madrid, Depósito de la Guerra, 1888; ambos equipados con bellas imágenes. Además de eso y como
hemos visto antes, también hizo parte del libro Nuevo elemental de dibujo topográfico para uso de las
academias civiles y militares (...) Junto a José Luis Pellicer nos brindó el testimonio gráfico
imprescindible de la campaña del Norte en las decenas de imágenes que publicó en la
revista La Ilustración Española y Americana. También caminó toda la zona de batallas y
dibujó vistas generales. De hecho, reflejó la acción del 11 de noviembre de 1874, de forma sintética: Los
distintos momentos de la batalla, los lugares estratégicos, los movimientos de las tropas y la ubicación de
los soldados, que aparecían en una sola imagen. Un año más tarde, tras el final de la guerra,
Rodríguez Tejero realizó una composición multiescena con varios rincones del lado de
Pasaia, entre los que aparecían las famosas bateadoras, como los lugares más singulares
entre Rentería y Pasaia. Esta composición fue firmada únicamente por Rodríguez Tejero y no existe la
del grabador” (2e) .

B-1) Las Campañas de Julio César en Hispania:


A continuación estudiamos lo que escriben los investigadores leridanos: Montse Guerrero
Lladós y Jesús Burgueño; sobre estos dibujos, dedicados a las batallas hispánicas de Julio
César. Una obra que encargó la reina Isabel II al Departamento de Estado Mayor, cuando
conoce el enorme interés que Napoleón III tenía por este general romano; del que antes había
publicado su vida militar, pero solo hasta el final de las Guerras de la Galia. De tal manera y
aprovechando la amistad entre la Casa Real española, con la emperatriz de Francia (Eugenia de Montijo); la
soberana solicita a los dibujantes militares de su ejército, que realicen los mapas y diseñen los croquis
-recogiendo estas campañas de César en nuestras tierras-.

Acerca del trabajo final obtenido, existe un interesante estudio que, ya hemos citado; publicado
recientemente por Montse Guerrero Lladós y Jesús Burgueño; intitulado: “Los mapas del Cuerpo de
Estado Mayor (1864-1867) referidos a los escenarios de las batallas de Julio César en Hispania. Un
singular encargo de Napoleón III a Isabel II” (6) . Donde se explican los pormenores y el resultado
de aquel libro que se preparó para el emperador de los franceses. Narrando sus autores
que “En 1858, Napoleón III crea una Commission de topographie des Gaules (Rafowicz, 2017), de cuyos
trabajos se deriva el proyecto de edición de una Histoire de Jules César. Aunque es obvio que fue
redactada por un equipo de especialistas, en la publicación el único nombre que figura es el de
Napoleón III, como autor del prefacio del primer volumen (Napoleón, 1865). El segundo
volumen, publicado en 1866, cronológicamente se detiene en el momento en que César cruza
el Rubicón (pronunciando su célebre «alea iacta est»), y por tanto la obra no llega a narrar los
acontecimientos de la segunda guerra civil de la República romana, cuando se producen las
batallas en Hispania” (6a) . Continúan Montse Guerrero y Jesús Burgueño explicando que: “el equipo
de Napoleón III precisaba de mapas topográficos fiables y de factura moderna. De ahí partió la singular
petición del «emperador de los franceses» a la reina de España, Isabel II” (…) Debido a que: “Las
relaciones entre las monarquías de España y Francia eran amistosas, y a ello contribuía, no de forma
anecdótica, la circunstancia de que la mujer de Napoleón III fuera la condesa española Eugenia de
Montijo. La personalidad de la noble granadina también se trasluce en algún detalle del trabajo del Cuerpo
de Estado Mayor, que al cabo resultó un elegante presente de Isabel II a los emperadores de
Francia” (6b) .

Más tarde exponen los investigadores que en su primera fase “Deseando S. M. el Emperador
de los Franceses tener a la vista los datos topográficos necesarios para la mejor ilustración
en la parte relativa a España, de la obra que está redactando sobre la Historia de Julio
César, S. M. la Reina se dignó ordenar se ejecutasen los trabajos necesarios al objeto por el
Cuerpo de Estado Mayor del Ejército con presencia de las notas que remitió el Gobierno francés, relativas
a la extensión que debían abrazar los planos, tanto en Cataluña como en Andalucía y a la escala, grado de
exactitud y demás condiciones que se deseaban en su ejecución” (6c) . Citando textualmente entre los
que colaboraron en ello al entonces “Subteniente de Secciones-Archivo Don Ángel Rodríguez
y los Sargentos segundos de Infantería Antonio Corona y Remigio Alonso ” . Este dato
muestra la unión entre Antonio Corona (6d) y Ángel Rodríguez desde su juventud; lo que
explica que años más tarde se convirtieran en consuegros. Al casarse entorno a 1888 el
primogénito de Corona (Ignacio) con la hija de Rodríguez Tejero (Consuelo); de cuya unión
nacieron dos niños. Nietos, que finalmente vivieron junto a su abuelo Ángel, cuando tristemente
muere su padre y la viuda pasa a residir en Punta de Europa. Donde Rodríguez Tejero fue destinado
como gobernador civil de Tarifa. Criándose los menores en el castillo de Guzmán El Bueno;
despertando aquella infancia, su vocación militar. En epígrafes anteriores hemos citado
varias veces a estos hijos de Consuelo y de Ignacio Corona (fallecido en 1895); que nunca
olvidaron su niñez en tierras andaluzas, junto a su abuelo general; en la fortaleza del
fundador de los Medina Sidonia. Llamados Ignacio y Carlos Corona; a los que hemos visto en
fotos anteriores -una imagen de 1910, tomada en la casa de mi bisabuelo Nicolás-. Donde aparecía uno de
ellos vestido de uniforme; recogiendo más tarde el recordatorio del mayor (Ignacio) caído en la
guerra de África, el año 1914.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos vistas
incluidas en el trabajo sobre Las Campañas de Julio César en España; que publican en su
estudio, Montse Guerrero Lladós y Jesús Burgueño, -a quienes agradecemos nos permitan
divulgarla-. Al lado, grabado de Lérida (donde Julio César venció a Pompeyo y sus
aliados). Abajo, la villa portuguesa de Mequinenza.

Siguen exponiendo Guerrero y Burgueño, el modo en que se llevaron a cabo las mediciones
para el referido almanaque sobre las batallas del César, en las cercanías de Córdoba; donde
colaboró Ángel Rodríguez (6e) ; logrando así levantar los mapas en dos fases. Más tarde los
autores refieren que “El resultado de ambas campañas se coleccionó en una gran carpeta que se conserva
en la Bibioteca del Palacio Real (MAP/24), con el título Planos para las campañas de Julio César en
España en letras de molde doradas; la dedicatoria a Isabel II se deduce por los anclajes de las
letras” (6f) . Finalmente, se añadieron al estudio y a la suntuosa carpeta, doce acuarelas que
pintó el famoso coronel Velasco, con escenas costumbristas de España, que nada tenían que ver
con el general romano; pero que -en opinión de los autores- se adjuntaron al estudio para
contentar a Eugenia de Montijo (esposa de Napoleón III, a la que le entusiasmaba Andalucía) (6g) .

Terminan narrando Guerrero y Burgueño que “Por otra parte, los mapas topográficos se
redibujaron en el Depósito de la Guerra, dándoles un bello y expresivo efecto de sombreado
del relieve. El principal artífice de esta apariencia fue el dibujante Ángel Rodríguez Tejero,
incorporado al Depósito de la Guerra desde 1860 y hasta 1889. Ya había sido condecorado en
1865 «en recompensa de los trabajos que ejecutó en el mapa y manual itinerario militar de España». Fue
autor de dos obras de dibujo: Álbum de campaña (1881) y El dibujante militar (1888); en la última ilustra
bellamente la técnica del «lavado del terreno»” (6h) . Finalizando por escribir estos investigadores: “La
satisfacción de la reina y del Gobierno por el exitoso resultado obtenido en la realización del
comprometido encargo topográfico solicitado por el monarca francés, justificó la
condecoración de todos aquellos que habían participado en la operación, desde los oficiales
de Estado Mayor a los dibujantes del Depósito de la Guerra. En primer lugar, por Real Orden de
5 de julio de 1865, «como recompensa de los trabajos prestados en el levantamiento de los planos de la
campaña de Julio César», se concedió a los oficiales la cruz de 1.ª clase del mérito militar, e igualmente, al
dibujante Ángel Rodríguez, «la cruz blanca de 1.ª clase del mérito militar en premio de su cooperación a los
trabajos para el levantamiento de los planos pedidos por S. M. el Emperador de los Franceses»” (6i) .

Baste decir, como anécdota, que en estos mismos años (1865/66), llegaba a París quien iba a
ser el yerno de Rodríguez Tejero: Nicolás Santafé Arellano (que se casaría con su hija en 1890, por
entonces recién nacida: Carolina). Marchando Nicolás, junto a su hermano Juan, hasta Francia,
huyendo desde Navarra; para no ser reclutados por los carlistas. Pues, aunque una parte de su
familia seguía este movimiento (principalmente los Arellano); renegaba de ellos su padre, Martín Santafé
(quizás por ser de origen converso). Sea como fuere, antes de que sus hijos cumplieran la edad de quintas, los
mandó a París; donde el primero (Nicolás) se hizo músico y matemático, mientras el segundo
(Juan) estudió arquitectura. Pasando ambos a trabajar para el Crédit Lyonnais, debido a que
en 1868 llegaron a la capital francesa, infinidad de nobles y adinerados españoles; tras ser allí
expulsada la reina Isabel II. Un momento en que los hermanos Santafé aprovecharon para
convertirse en asesores de inversión y movimientos bancarios, de esos exiliados hispanos en
Francia (entre ellos, de la propia soberana). Lo que les proporcionó el contacto con Eugenia
de Montijo; quien al perder el trono en 1871, decide finalmente abandonar el país que había gobernado
como emperatriz (poniéndose en manos de un estadounidense, que la conduce en su yate a Inglaterra). De
este modo, al poco de caer la monarquía en Francia, regresan los Borbón en España; con la
Restauración de 1874. Viniendo entonces los hermanos Santafé a nuestra tierra, como
representantes del Crédit Lyonnais. A su vez, ya muerto el emperador Napoleón III (en 1873);
Eugenia de Montijo volvió a tierras francesas, donde guardaban un gran recuerdo de ella. Residiendo
comúnmente en Biarritz, pero retornando frecuentemente a España, donde mantiene contacto
con los sobrinos más cercanos (sus herederos de la casa Alba y los Tamames). De los que
Nicolás Santafé, fue administrador o apoderado; mientras gobernaba el banco en cuya fundación
había colaborado (El Hipotecario). Siendo así, como curiosamente tanto Ángel Rodríguez, y
Nicolás Santafé; trabajaron para esta magnífica mujer que llegó a emperatriz de los
franceses.
SOBRE ESTAS LÍNEAS: Genealogía de los Arellano de Olite (Navarra); familia famosa por
su adscripción al movimiento Carlista. Destacando entre ellos, personajes como Luis Arellano
Dihenx; que militó en un partido político con esta ideología (en pleno siglo XX). Llegando a Diputado en la
II República; aunque más tarde se unió a los falangistas; para luego convertise en un fiel seguidor de Don
Juan de Borbón. Mi bisabuelo Nicolás Santafé Arellano, escapó de Navarra (junto a su
hermano Juan) y fueron enviados a París por su padre: Martín Santafé. Quien se
proclamaba liberal, sin desear que sus hijos sirveran al carlismo. Así fue como tanto Nicolás, y
Juan Santafé Arellano, se distanciaron de su famlia materna; lo que hizo que no volvieran a residir en su
lugar de origen. A este motivo se debía la gran admiración que sentía mi bisabuelo hacia
Ángel Rodríguez Tejero (su suegro). Ya que al casarse con su hija Carolina (en 1889), se unía a un
militar con infinidad de cruces y pasadores, ganados en batalla durante las guerras carlistas; destacando
sus campañas para la liberación de Pamplona y numerosos pueblos navarros. Entre ellos, aquel donde vio
la luz Nicolás Santafé (Caparroso); al que pudo regresar una vez vencidos los carlistas -Mi
agradecimiento a Juan Cruz Font, pariente lejano por la línea de los Arellano; que me hizo
llegar este árbol genealógico. Datos que he convertido en esquema y completado, hasta la
rama de mis hermanos-.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Diferentes dibujos de
Ángel Rodríguez Tejero, publicados en LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA
-revista con la que colaboró desde 1872-. Arriba, portada de una de las publicaciones. Al
lado, página completa con dibujos de la Guerra Carlista de Rodríguez Tejero. Abajo, llegada
del ejército del Norte; portada de La Ilustración, número XLVII.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dibujos de
Ángel Rodríguez Tejero, en LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA. Al
lado, ocupación de La Guardia, por el ejército del Norte. Número XXXVIII pag.
596. Abajo, puente de Pontones sobre el Ebro; Número XXXVIII pag. 596.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dibujos de
Ángel Rodríguez Tejero, publicados en LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA. Al
lado, soldados del ejército del Norte; Número XXXVIII pag. 597. Abajo, escenas cotidianas
del Ebro; Número XXXVIII pag. 597.
B-2) Su colaboración para la Revista “La Ilustración española y americana”:
Asimismo, sabemos que realizó innumerables croquis, publicados en esta cabecera. Dibujos,
cuyos originales tristemente se debían destruir, para transformarlos en xilografías; con el fin
de editarlos en tiradas con decenas de miles de ejemplares. En referencia a ello, nos dice
Josean Ruiz de Azúa, que: “Ángel Rodríguez Tejero llegó a Errenteria con el ejército liberal
como militar que era. Este militar de vocación artística es autor de numerosas imágenes
sobre la guerra carlista que abarcan desde las escenas de acción a las de carácter más
costumbrista. También es autor de diversas obras de dibujo para militares” (…) “Las escenas
que corresponden a Errenteria se publicaron en La Ilustración Española y Americana, revista en la que
publicó docenas de imágenes de la guerra” (2f) . Tras habernos comentado que: “Revistas como La
Ilustración Española y Americana, The Illustrated London News, The Graphic, L’Illustration, Le Monde
illustré, L’Univers illustré, Illustrirte Zeitung, Über Land und Meer: Allgemeine Illustrirte Zeitung, Nuova
Illustrazione Universale, etcétera, enviaron corresponsales para cubrir la Guerra Carlista. Esos
corresponsales acompañaban a los ejércitos en uno u otro bando y entre ellos había periodistas de
profesión y otros que, siendo artistas o militares, ejercían accidentalmente como tales. Al fin y al cabo, la
formación militar incluía el dibujo. Alguno de los corresponsales gráficos era militar de los ejércitos
combatientes y en el caso de los corresponsales extranjeros, tampoco era raro que tuviesen un pasado
militar” (2g) .

Sigue el autor, mencionando la peligrosidad que tenía este trabajo de corresponsal y


dibujante bélico; en el que muchos morían (fusilados como espías o bajo el fuego del frente).
Refiriendo Joseán Ruiz de Azúa: “En aquella época, el oficio de corresponsal de guerra era
tan arriesgado como en la actualidad y no faltan los testimonios sobre el carácter intrépido, e incluso
temerario, que le costó la vida a algunos de ellos. No era raro que tuviesen que tomar sus apuntes bajo el
fuego enemigo, si bien cada uno decidía qué riesgos quería correr. Enviar esas imágenes a la revista
correspondiente para que llegaran lo antes posible también les provocaba quebraderos de
cabeza” (…) “Los corresponsales gráficos que dejaron imágenes relacionadas con Errenteria
fueron Ángel Rodríguez Tejero, Pantaleón Jusué y Dick de Lonlay, todas ellas desde el
punto de vista del ejército liberal. A ellos hemos sumado, por su interés, los textos de dos
corresponsales literarios: Gustave de Coutouly y Manuel Curros Enríquez” (2h) .

JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dibujos de


Ángel Rodríguez Tejero, en LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA. Al lado, avanzada
del ejército del Norte en Logroño; Número XXXVIII pag. 597. Abajo, voluntarios de Zurbano
y voluntarios de Alcanadre; Número XLI, pág. 644.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dibujos de
Ángel Rodríguez Tejero, en LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA. Al lado, batería
de cañonazos carlistas; número XLIII, pag. 676. Abajo, acción en Rentería; número XLIII,
pag. 677.

Destaca Joseán Ruiz de Azúa, que Ángel Rodríguez Tejero: “El 22 de noviembre de 1874
publicó en dicha revista la imagen Acción de Rentería, el 10 del actual, firmando como grabador
de la misma Bernardo Rico, grabador que solía firmar tanto sus propios trabajos como aquellos que, sin
ser de su autoría, salían de su taller. Esta vista general de Errenteria es una imagen sintética en
la que se recoge, con el caso urbano en primer plano, los lugares estratégicos, distintos
momentos de la lucha, los movimientos de las tropas… La imagen está tomada desde el fuerte de
Darieta, en poder del ejército liberal y constituye un punto de vista original frente al más habitual de
Capuchinos para las imágenes de Errenteria” . Para terminar comentando que “Algunos años
después, acabada la guerra, el 8 de agosto de 1878, Rodríguez Tejero publicó en la misma
revista una composición múltiple de carácter costumbrista, con cuatro escenas: Tipos de la gente
del puerto, Una calle en Pasages de San Juan, Frente del mediodía de Pasages de San Pedro, Casas de
lavanderas entre Pasages y Rentería” (2i) .

Muchos de estos dibujos (croquis) que menciona el autor, los hemos visto en imágenes
anteriores; aunque Joseán Ruiz de Azúa asimismo comenta que: “hay que considerar que se
conservan muy pocos originales enviados por corresponsales gráficos, ya que una vez
registrados solían ser destruidos. En este caso la reproducción mecánica nos permite saber cómo era
el original” (2j) . Acerca de este trabajo de Ángel Rodríguez Tejero y otros corresponsales, sigue
escribiendo el mismo autor: “La revista La Ilustración Española y Americana cambió por
completo la naturaleza de la prensa ilustrada: las ilustraciones pasaron de ser puramente
decorativas a acompañar al texto e incluso sustituirlo, y prevaleció lo actual, lo nuevo. Como
resultado de este proceso, la estampa ilustrada se convirtió en una estampa gráfica. Las imágenes llevaron
al lector al evento y lo sumergieron en él, por así decirlo. Hoy en día, es muy común que viajemos al lugar
donde tienen lugar los acontecimientos -como dicen los locutores- principalmente a través de la televisión,
pero esta experiencia sólo estuvo disponible en el siglo XIX. Sucedió en el siglo XIX, a través de la prensa
gráfica” (2k) . “Siendo La Ilustración Española y Americana la más destacada entre las
revistas , contó con varios corresponsales para cubrir todos los escenarios de la guerra. En
el frente norte trabajaron en esta tarea, entre otros, Germán Aguirre, José Luis Pellicer y
Ángel Rodríguez Tejero. Así, el periódico La Ilustración Española y Americana comenzó a partir del 1
de octubre de 1873 con la publicación de las crónicas de la época carlista, bajo el título La guerra civil en
Cataluña y en las Provincias Vascongadas” (2l) .

SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Láminas del libro


de Ángel Rodríguez Tejero, “Album de campaña (croquis del natural)”. Arriba, Guetaria
(Guipuzcoa), plaza de la que fue nombrado gobernador el autor del dibujo. Al lado, soldado
liberal (tropas a las que él pertenecía). Abajo, Vera, en Navarra.

JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:


dos láminas más del libro de Ángel Rodríguez Tejero, “Album de campaña (croquis del
natural)”. A lado, estudio de soldados. Abajo, el Ebro en Álava.
B-3) Sus libros o álbumes; como método de enseñanza en la carrera militar:
Antes de recoger las imágenes de uno de los almanaques de Ángel Rodríguez Tejero; cuyas
láminas hemos podido tomar en su totalidad. Explicaremos la importancia que tenía el dibujo
militar, hasta la aparición de la “instantánea fotográfica” (a fines del siglo XIX). Una foto del
instante, que se perfeccionó a comienzos del XX, gracias a numerosas aportaciones; como las llevadas a cabo
en España por Ramón y Cajal. Hablamos de “instantánea”, pues la fotografía fija había nacido unos
cincuenta años antes; aunque precisaba de una larga exposición estática (tomando como borroso
todo cuanto se moviera). Debido a ello, para informes de guerra, cálculo de distancias en el
frente, o explicaciones sobre situación y movimientos del enemigo; el dibujo era
imprescindible, hasta la existencia de ese sistema “foto-instantáneo”. De este modo
entendemos que una de las asignaturas más importantes en el ejército era la de “creación de
croquis”; como lo fue ”el lavado” en arquitectura (luego llamado “análisis”). Pues un buen dibujante
castrense, que con rapidez pudiera tomar las posiciones o describir el armamento que veía;
sería capaz de transmitir una información valiosísima. Conforme explicamos, veremos mencionar
en esas lecciones de pintura, la velocidad en el trazo y hasta la capacidad de hacerlo a caballo (o al paso y de
pie); tanto como la de crear tintas a toda prisa. Algo que estudiaremos en el “método” de Ángel Rodríguez
Tejero; que en el siguiente epígrafe hemos transcrito en sus tres primeras hojas (páginas 1, 2, 3 de “ El
Dibujante Militar”).

Asimismo, los estudios de pintura y formas, servirían a los combatientes para calcular
distancias, aplicando sistemas de perspectiva; entre los que más destacaban aquellos que
trabajaban por comparación. Es decir, tomando como referencia un objeto, del que conocemos su altura
(un árbol, por ejemplo); situado en un punto cercano, del que sabemos cuánto hay hasta nosotros. Más tarde,
aplicando una escala calculada sobre otro árbol de similar tamaño, sito en la lejanía y hasta dónde deseamos
conocer una longitud. Descubriremos, de este modo casi instantáneo, las distancias con el
enemigo o con tropas afines; lo que es esencial para realizar cargas y sobre todo para la
artillería (calculando las parábolas de proyectiles). Por todo lo que narramos, añado por mi
parte, que resulta perfectamente comprensible que el inventor del lápiz fuera un comandante
inglés de origen francés, llamado Nicolás Jacques Conté (ascendido a general). Quien creó el
ingenio, cuando en Reino Unido comenzaron a escasear las minas de grafito (usadas como carboncillo, para
dibujar). Al descubrir que mezclando polvo de grafito con arcilla y grasas, se podría introducir en una rama
pequeña, a la que se había hecho un orificio central; pintando con su punta negra. Palo de madera, con ese
grafito arcilloso insertado, que se llamó entre nosotros “lápiz” (por considerarse al carbón, una piedra); pero
entre los ingleses “pencil” (cuya etimología es la de “pincel”). Finalmente, hemos de anotar que en las
guerras napoleónicas, el general galo que se proclamó emperador de Francia; se afanó en que
sus lápices fueran de mejor calidad que todos los de Europa. Para que sus oficiales pudieran
tener rápido acceso a cálculos, dibujos y cartas; que se comunicaban por mensajero o con
palomas.

Todo cuanto narramos, explica el por qué y la necesidad de buenos artistas en el ejército,
hasta la aparición de la instantánea fotográfica (entorno a 1900). Asimismo, es de destacar
que aquellos pintores militares, debían estar en la vanguardia más cercana al enemigo; para
poder crear croquis que desvelasen las posiciones y el armamento del contrario. Todo lo que
les convertía en verdaderos héroes y explica la fulgurante carrera de Ángel Rodríguez Tejero;
que ingresó de soldado dibujante con veinte años (en 1857) y dos décadas después ya era
coronel (1877) -retirándose de general-. Por lo demás y al parecer, estas clases de dibujo se
impartían en las academias militares, entregando a cada alumno uno de estos álbumes.
Libros cuyas láminas y método tenían que ir copiando, siguiendo el sistema de diseño, todos
los caballeros aspirantes. Siendo por entonces para un miembro del ejército, un “don del cielo”, trazar
esos croquis con maestría; lo que permitía actuar como dibujante, para informar en el frente. Un hecho que
-además- nos enseña por qué las élites del pasado valoraban tanto este arte. Guardando
grandes colecciones de pintura los reyes, nobles y militares de antaño; un uso que -por
desgracia- en nuestros días se ha perdido. Ya que todo adelanto tecnológico -como lo fue la
fotografía-; supone también un atraso cultural (algo que rápidamente comprendemos al pensar en la
televisión o en las calculadoras...).
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: páginas
de introducción, del Álbum “El Dibujante Militar: croquis de Paisaje y figura” (Madrid,
Depósito de la Guerra, 1888). Hojas intituladas “RESEÑA TEÓRICA”, que vamos a
transcribir a continuación. En ellas se enseña el método para crear bocetos, hablando de la
destreza en su rapidez, e incluso de hacerlos montado a caballo.
B-4) Los dos almanaques editados por Ángel Rodríguez Tejero: “Album de campaña
(croquis del natural): curso militar de paisage y figura” (Madrid, 1881). Y “El Dibujante
Militar: croquis de Paisaje y figura” (Madrid, Depósito de la Guerra, 1888):

Del primero (“Álbum de campaña; croquis del natural”), no hemos conseguido un ejemplar
completo; aunque en internet podemos ver varias de sus láminas (algunas, las hemos
recogido anteriormente). Del otro, llamado “El Dibujante Militar”, mi tío Santiago
Rodríguez-Santafé me hizo llegar un ejemplar; del que recojo todas sus páginas (con el fin de
divulgarlo). Del que a continuación transcribo sus tres primeras hojas, donde se explica el
método para lograr los dibujos militares. Bocetos imprescindibles por entonces, para plasmar y
transmitir cada situación o posición; con el fin de informar a superiores o de mandar a quienes se ordenaba.

“El Dibujante Militar: croquis de Paisaje y figura” -SIC-


PAISAJE
Reseña Teórica

PÁGINA I
“Luego que el dibujante esté suficientemente ejercitado en copiar con mano segura y trazo puro los
estudios que contiene este “Método”, y por lo tanto haya adquirido el sentimiento de las líneas y la manera
de tocar con bazas en distintas direcciones, los diferentes objetos que los modelos representan, podrá
empezar a copiar del natural” Conviene observar que no es prudente dejarse llevar de impresiones
engañosas a la vista, que suelen dar por resultado croquis deformes de líneas, Eso puede suceder cuando al
querer copiar edificios de formas regulares, no está el dibujante convenientemente situado, de manera que
la distancia entre él y el edificio, sea tal, que el conjunto de líneas de éste, sea gracioso y no presente
ángulos rectos que parezcan agudos, y otras faltas de igual índole, que suelen resultar al situarte cerca de
los edificios para copiarlos. Igual observación hacemos respecto á la distancia cuando se tato de copiar
algún detalle del género agreste, como una peña, una mata, un árbol ó un grupo de ellos; pues estos, según
á la distancia que se miran, son sus formas más determinadas, y es preferible á ponerse muy cerca de un
árbol. (pues el detalla de la hoja confunde al dibujante), colocarse á distancia donde se vean bien las masas
que forma el ramaje. Hay que tener presente que por lo mismo que la naturaleza es tan majestuosa en su
conjunto y tan perfecta en sus detalles, es preciso que el que quiera representarla esté iniciado en el secreto
de sorprenderla y mirarla por el lado que más hiera la imaginación. No conviene ponerse á dibujar sobre
el terreno en el sito que más agradable parece al primer golpe de vista; el preciso observarle bien desde
diferentes puntos; acercarte, separarse, sentarse, ponerse de pie y volverse en todos los sentidos, hasta
darse cuenta de la variación de efectos qué resulta de todos estos movimientos. De esta manera es como el
principiante adquiere poco á poco la magia de ciertas combinaciones de líneas que den por resultado
graciosos asuntos.
Para empezar á dibujar del natural, se elige entre los sitios más sencillos, aquellos que dan de una manca
franca determinar sus masas y sus líneas poco complicadas. De este modo, y por un orden progresivo en el
ejercicio del dibujo, el lápiz se acostumbra al dominio de la mano, y de los sitios más sencillos se va
pasando insensiblemente á los más complicados, el espíritu de observación se desarrolla, las impresiones
que se reciben son más rápidas, y se acostumbra el alumno, y esto es importantísimo, á no recargar de
líneas el dibujo. Esto sentado, pasemos á determinar la manera de empezar un croquis sobre el terreno.
Una vez colocado el dibujante en un sito desde el cual se abarque una mirada del paisaje elegido, se
determinan de una manera fija los límites de éste para no llevar la atención á los objetos que se encuentran
fuera de él. El recuadro que se traza en el pensamiento sobre el natural: debe estar siempre en harmonía
con el tamaño del croquis que se quiere tomar, y observar si es más conveniente, para el mejor efecto,
hacerlo apaisado o a lo alto. Determinado el tamaño del dibujo y la escala relativa de proporción entre la
copia y el modelo se pasa á trazar la línea de horizonte, la vertical que determina el punto de vista y la
línea de tierra. Llámase la línea de horizonte a la intersección del plano vertical del cuadro con el plano
horizontal que coincide con la vista del espectador. Algunos la colocan, y esto es muy razonable, un poco
debajo de la línea horizontal que divido en dos el cuadro (véase la siguiente figura). En este caso está la
línea A/B. El punto de vista en dicha figura, o sea”

PÁGINA II
“el vértice del ángulo óptico que se confunde en el ojo del espectador con la intersección del eje óptico y del
horizonte, se representa en la línea de horizonte por un punto V. A este punto concurren las líneas
paralelas que en el natural son perpendiculares al cuadro. El punto donde concurren las rectas que en la
naturaleza tienen una inclinación de 45º con el plano del cuadro, se llama punto de distancia. Las líneas
que forman otra clase de ángulos tienen varios puntos de concurso que se llaman accidentales. Por último,
se llama línea de tierra la horizontal desde la cual empieza en el natural el terreno que el dibujante ha de
copiar, ó sea el borde inferior del cuadro CD. Deben concurrir al efecto general todos los rasgos de un
dibujo. Los detalles son accesorios, útiles sin duda, pero que muchas es preciso sacrificar para dar más
harmonía al conjunto. A medida que los objetos se apartan de la línea de tierra sus formas aparecen más
inciertas, y los rasgos que determinan sus contornos deben ser menos pronunciados; pero todos estos
objetos han de fundirse en el dibujo como lo son en el natural y formar un solo conjunto.
Para la ejecución de un croquis se elije, en cuanto sea posible, sobre la línea de tierra una masa inmóvil de
una dimensión determinada, á la cual han de referirse todos los demás objetos, tales como los ofrece la
situación en el natural: se indica en alto y ancho los rasgos principales de esta masa sobre la base del
recuadro, y ellos ayudan a formar las grandes divisiones de una escala de proporción á la cual se ajustan
enseguida sin dificultad todos los demás objetos. Esta operación se verifica colocando dentro del límite
establecido para el croquis, puntos de referencia que señalen la posición de los objetos más marcados por
su elevación, aislamiento o cualquiera otra particularidad. Se mide perspectivamente la altura del primer
objeto indicado, colocando al nivel de su cima ó parte superior la punta del lápiz, que se coloca
verticalmente con el brazo tendido: en esta disposición se va corriendo la uña del pulgar á lo largo del lápiz
hasta que aquélla toque el nivel de le línea de tierra; se lleva esta medida sobre las verticales del recuadro,
que puede ser el margen del álbum, colocando la uña del pulgar sobre la extremidad inferior de una de
dichas líneas, y entonces la punta del lápiz señala el primer punto de referencia. Por una operación
análoga, colocando de nuevo la punta del lápiz, que se tiene esta vez horizontal, sobre la cima del objeto
mismo, se hace correr la uña sobre el lápiz sea á derecha ó izquierda, y se mide así la distancia de la altura
á la vertical del cuadro, quedando de este modo determinada la posición de la cima del primer objeto, que
puede ser un árbol, una roca, una torre, etc. Se hace análoga operación para un punto de referencia de su
base, y sucesivamente para todos los demás que se juzgue conveniente situar, sea por bajo ó por cima del
horizonte, teniendo presente que todas estas señales conviene que no estén muy distantes ente sí, para
caminar con más seguridad. Con un sencillo trazo se indica la posición general de los contornos
principales, y eso compone el bosquejo, al cual se añaden, para terminar el croquis, las separaciones de luz
y sombra y les detalles más principales de las masas más próximas de la línea de tierra. Los lejos deben
indicarse con líneas más ó menos débiles, según la distancia en que se encuentran, procurando razonar la
separación entre las diferentes montañas que pueden ofrecerse á la vista del dibujante, dando algunos
toques que determinen sus asperezas (Laminas 7; 26. 30 y 37)”.

PÁGINA III
“Las aguas, tan difíciles de representar en todo género de dibujo, requieren en éste un cuidado
especialísimo, atendido á que su representación exige franqueza y economía en los trazos horizontales, y
gusto en los verticales que reflejan los objetos exteriores y forman la magia de las aguas tranquilas
(Láminas 7, 8, 16, 23 y 30). En el mar las olas agitadas de los primeros términos exigen una combinación
de líneas movidas y desiguales que en los planos intermedios van siendo menos onduladas y que por fin
desaparecen en el horizonte formando una sola línea (Lamina 7).
El estudio de los árboles reclama una atenta observación del natural, con la cual se acostumbre el
dibujante á notar la diferencia de forma y follaje de cada especie, y adquiere la manera más conveniente
de reproducirlas con la mayor verdad posible. Sus masas, distintas y vigorosas en los primeros términos,
van siendo menos acentuados en los segundes y concluyen por confundirse en los últimos (Lamina 26).
Así como para explicar la teoría del paisaje hay ancho campo, para la de la figura humana son precisos
conocimientos más profundos, difíciles de inculcar en un alumno que no haya pasado de una manera
progresiva desde los primeros rudimentos de figura hasta copiar el desnudo. Mas como lo esencial de estas
lecciones es la representación del terreno donde van a temer ó han tenido lugar operaciones militares,
basta para animar estos paisajes colocar alguna figurita; pues según la frase de un notable paisajista
francés “un paisaje sin figura es como una bolsa sin dinero”. Con el estudio de las láminas de este “Método”
y ayudado con el natural se puede conseguir el dibujo indispensable para el objeto, y hacer tipos militares,
si no de líneas correctas como las de la estatuaria, que tengan por lo menos forma característica.
Nota: Advertimos que los croquis deben apuntarse en el natural con lápiz, y después, en la tienda de
campaña ó en el alojamiento, pasarlos de tinta, corrigiéndolos y dándoles los toques de gracia á que se
presta este género de dibujo, sin que pierdan la verdad. El lápiz admite fácil corrección, y con él se pueden
tomar apuntes, aún yendo á caballo, mientras que para hacerlos con tinta directamente es preciso estar á
pie quieto, y haber llegado al colmo de la perfección en dibujar del natural, para no tener que corregir la
más insignificante línea. Lo que es fácil alcanzar y así debe procurarlo el alumno, es llegar á copiar
directamente con pluma las láminas de este `Método´.”
SOBRE. JUNTO Y BAJO ESTAS
LÍNEAS: Portada, página 1 y 2 de “El Dibujante Militar: croquis de Paisaje y figura” (Angel
Rodríguez Tejero)
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Páginas 3 y 4
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 5 y 6
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 7 y 8
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Páginas 9 y 10

JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:


Páginas 11 y 12
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 13 y
14
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 15 y
16
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 17 y 18
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 19 y 20
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Páginas 21 y 22.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Páginas 23 y 24.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 25 y
26
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 27 y
28
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 29 y 30
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 31 y 32
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Páginas 33 y
34
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Páginas 35 y 36
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Páginas 37 y 38
BAJO ESTAS LÍNEAS: Página 39 ,última hoja del método de pintura, llamado “El Dibujante
Militar: croquis de Paisaje y figura”.

B-5) Reseña de Ángel Rodríguez Tejero, en el “Diccionario de artistas españoles del siglo
XIX):
A continuación vamos a recoger lo que nos dice J. Manuel Ossorio y Bernat (8) sobre este
pintor y militar, en su famosa obra dedicada a la vida de pintores y escultores del XIX;
denominada vulgarmente “la enciclopedia de artistas decimonónicos”. Obra redactada durante varios años
por este periodista y escritor, de enorme fama en su tiempo; nacido en 1834 y muerto en 1904. Quien destacó
como hombre polifacético; por cultivar el artículo de prensa y el ensayo, tanto como publicó novelas, teatro y
todo género -en prosa y poesía-. Cuyo diccionario, intitulado “GALERÍA BIOGRAFICA de ARTISTAS
ESPAÑOLES, DEL SIGLO XIX” ; dice literalmente sobre este general (9) :

“RODRIGUEZ TEJERO (D. Angel): Pintor y dibujante, natural de Segovia, consagrado principalmente á la
acuarela como procedimiento y á los asuntos militares como objeto de sus estudios. El señor Rodríguez
Tejero es coronel graduado, comandante de Estado mayor de Plazas y auxiliar del Depósito de la Guerra.
En las Exposiciones Nacionales de 1871 y 1878 presentó varios Paisajes á la aguada y la composición “Una
escuela en el Priorio” (Asturias). En las Exposiciones de acuarelistas en Madrid de 1878 á 1883 ha
presentado los siguientes asuntos: “Recuerdo de campaña, “Una vista de Asturias”, “Una hoja del álbum de
campaña”, “En Tafalla”, “En los ratos de ocio”, “Recuerdos de Pasajes”, “De vuelta del trabajo”. “El
telégrafo de sangre”, “Allí están”. “A tomar posición”, comprado por las Infantas. “Se hace tarde”,
comprado por la Reina Doña Cristina. “El halcón favorito”, “El que espera desespera”, “Ya se van los
quintos”, comprados por la Reina.
En las Exposiciones debidas á la iniciativa del dorador Sr. Hernández -en los años de 1881,1882 y 1883-, el
Sr. Rodriguez Tejero presentó los siguientes asuntos: “La Escolta real”, “Tutto amore” (abanico),
“Castillejos”, “Tres recuerdos de la guerra de África”, “Fuego entre nieve”, “A las bodas del emir”, “Hacer
por la vida y Hacer por la muerte”, comprados por el Rey y la Infanta Doña Isabel. “Los húsares en
Bernedo”, “En guarnición”, “En operaciones”, “Ratos de ocio”, “Convoy de heridos”, “Al agua”, “Al vino”.”
Antaño”, “Hoy”, “Mañana”, “Ogaño”, “Episodio de la batalla de Bailén”, “Agua, viento, tierra y fuego”;
“Forrajeando” y “Una descubierta”.
Son también obra de este-artista los títulos de Marqués de Miravalles y grandeza de España pertenecientes
al Capitán general D. Genaro de Quesada, el título de Marqués de Villa-Antonia, expedido á favor del
Brigadier Velasco; un cuadro representando La batalla de Elgueta, y númerosos dibujos en el periódico La
Ilustración. Ha publicado las obras Nuevo método elemental de dibujo topográfico. Cartilla de paisaje y un
Album de campaña, curso militar de paisaje de figura, por cuyo interesante trabajo fué agraciado con la
cruz blanca de segunda clase del Mérito militar”. -SIC (9) -

Añadiremos para acabar este epígrafe, que la compra (en 1881, 82 y 83) por Alfonso XII y su
hermana -la Infanta Isabel-; de varios cuadros de Rodríguez Tejero muestran su destino en el
Rif. Nos referimos a los llamados “Castillejos”, “Tres recuerdos de la guerra de África”,
“Fuego entre nieve”, “A las bodas del emir”, “Hacer por la vida” y “Hacer por la muerte” .
Demuestra su participación en la victoria de Tetuán (1859); tal como manifestaba su nieto
Martín Santafé Rodríguez. Quien, cuando nos narraba la vida de su abuelo, enseñaba
numerosos apuntes de juventud hechos por el “general pintor”; describiendo cargas de esta
contienda africana. Donde la familia tiene constancia que estuvo, bajo el mando de O ´Donnell; aunque
-al parecer- no hay constancia de ello, en documentos oficiales. Existiendo un cuaderno de apuntes, que -creo
recordar- contiene unos cien dibujos de estas batallas vividas en Tetuán por Rodríguez Tejero. Un hecho que
explica su fulgurante carrera militar, en la que asciende desde soldado hasta sargento en un trienio (de 1857 a
1860); llegando a coronel dieciocho años más tarde (en 1877).
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Tres acuarelas de
Angel Rodríguez Tejero, recientemente subastadas en la Sala Ansorena de Madrid (a la que
agradecemos nos permita divulgar las imágenes). Arriba, escena de guerra. Al lado, dama
con cántaro. Abajo, paisaje de playa vascongada.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Croquis sobre las
Guerras Carlistas, publicados por Angel Rodríguez Tejero, cuyos originales se han tomado
de la Biblioteca Digital de Navarra (https://binadi.navarra.es/opac/busca.php?autor=Rodr
%EDguez+Tejero%2C+%C1ngel&formTipo=0&codopac=OPBIN) -a la que agradecemos nos permita
divulgar las imágenes. Al lado, Puente la Reina; de Estella a Pamplona. Abajo, Tafalla;
almacenes militares carlistas.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Croquis sobre
las Guerras Carlistas, publicados por Angel Rodríguez Tejero, cuyos originales se han
tomado de la Biblioteca Digital de Navarra (https://binadi.navarra.es/opac/busca.php?
autor=Rodr%EDguez+Tejero%2C+%C1ngel&formTipo=0&codopac=OPBIN) -a la que
agradecemos nos permita divulgar las imágenes. Al lado, Vera; la resistencia de Don
Carlos. Abajo, Monte Esquinza.

FIN DE LA PARTE PRIMERA,


ÁNGEL RODRÍGUEZ TEJERO; EL GENERAL Y SUS DIBUJOS
(Parte Segunda: Su familia y las Fuerzas Armadas)

Nuevamente, he de agradecer a mi tío Santiago Rodríguez-Santafé y a mi prima, María


Atienza; la entrega de datos y fotos sobre Ángel Rodríguez Tejero (y las de su propia familia; una saga de
militares que desde el siglo XIX han servido fielmente a España). Asimismo, mi agradecimiento a mis
primas, Fátima y Marisol Santafé Casanueva; que me entregaron numerosas imágenes y
documentos familiares, permitiéndome fotografiar obras de nuestro tatarabuelo Angel y de su hija (la
bisabuela Carolina -una magnífica pintora que se vio obligada a dejar el arte, después de casarse-).
ESTA ES LA PARTE SEGUNDA, PARA LLEGAR A LA PRIMERA,
PULSAR: https://recuerdosyanoranzas.blogspot.com/2023/09/angel-rodriguez-tejero-el-
general-y-sus_16.html

SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Dos autorretratos pintados por mi tatarabuelo, Angel
Rodríguez Tejero (que ya habíamos publicado en un anterior capítulo de AÑORANZAS RECUERDOS Y
SEMBLANZAS). Arriba, de cuerpo entero y como general, fechado hacia 1898. Abajo, en
busto, que se supone realizado cuando era coronel (hacia 1880). Los dos retratos han sido
tomados de la separata escrita por Javier Sanjuan Rodríguez (también tataranieto del general-pintor), en
cuyo texto vamos hemos basado gran parte de cuanto he escrito sobre este antepasado común nuestro.
Este capítulo procede de uno anterior (publicado hace tres años) donde relataba la biografía
de mi tatarabuelo, el general Rodríguez Tejero -famoso dibujante-. Para consultarlo, hacer
"clik" sobre su título (abrir link junto estas líneas): ANGEL RODRÍGUEZ TEJERO (1837-
1908): El General de los pinceles -y su saga-.

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general, en el que se contienen los
artículos de "Añoranzas, recuerdos y semblanzas" y sus enlaces. Para acceder al índice haga "clik" sobre esta
línea: http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2015/04/pulsar-sobre-las-lineas-de-enlace-hacer.html

EL ARTÍCULO puede leerse enteramente, o bien de forma resumida -siguiendo las letras destacadas
en rojo y negrilla-.

BAJO ESTAS LÍNEAS: Gráfico con los descendientes directos de Ángel Rodríguez Tejero, en
sus dos ramas: Los Corona y los Santafé (pues su único hijo, Juan; murió en 1928, sin
prole). En este esquema vemos a los nacidos de Carolina y Nicolás Santafé, a la izquierda:
Ma.Teresa; Ángel -mi abuelo-; Martín; Jaime y María. Mientras los hijos de Consuelo,
casada con el militar Ignacio Corona, los tenemos a la derecha (Ignacio y Carlos; padre este
segundo de Consuelo, la abuela de Javier Sanjuan Corona). Es de destacar que Ángel
Santafé Rodríguez es era mi abuelo; quien casado con Concepción Cobo, fueron padres de
mi progenitora: Ma.Teresa Santafé Cobo. Asimismo, será objeto de nuestro estudio en este
capítulo, la descendencia de María Santafé (hermana menor de mi abuelo); casada con
Guillermo Rodríguez, sobrino nieto de Ángel Rodríguez Tejero. Quienes fueron padres de
una importante saga de militares.
C) LOS DESCENDIENTES DE ÁNGEL RODRÍGUEZ TEJERO:

C-1) Hijos y nietos:


Al comenzar este la primera parte, habíamos visto una fotografía de las hijas y nietos nietos
de Rodríguez Tejero, reunidos en la casa de Carolina y Nicolás Santafé (hacia 1910). Imagen que
repetimos mas abajo, para localizar mejor a todos los familiares. Aunque, como podemos observar
en el esquema presentado antes; de la unión del general con Germana Gómez de Velasco, en 1864;
nacieron tres hijos: Carolina (1865); Consuelo (1867); y Juan (1869) -que no dejó prole-. A
quienes vamos citar, en orden invertido, para facilitar la comprensión del artículo. Ya que en el siguiente
epígrafe trataremos en profundidad sobre los hijos de María Santafé; la menor de Carolina y Nicolás.

A) Juan Rodríguez: Nacido en 1869; ingresa en el ejército y en 1893 era teniente de Dragones Lusitania.
Contrae matrimonio con Cándida Orio-Zabala y Grajera. No tuvieron descendencia. Muere en 1928; con 58
años con el rango de coronel -ver imagen más abajo-.

B) Consuelo Rodríguez: Nacida en 1867; contrae matrimonio en 1888 con Ignacio Corona Gómez-
Gamero; hijo del militar Antonio Corona, también pintor e íntimo amigo de Rodríguez Tejero. Tuvo dos
varones: Ignacio (militar y muerto en la Guerra de África) y Carlos, bisabuelo de Javier Sanjuan Corona.
Queda viuda en 1895 y es recogida por su padre (Rodríguez Tejero); viviendo junto a él hasta que fallece.
Primero en Tarifa (donde el progenitor era gobernador militar) y más tarde en Madrid, cuando le ascienden a
general en 1898 -ver imágenes, más abajo-.

C) Carolina Rodríguez: Nacida en 1865, quiso ser pintora como su padre. Estudió con maestros como
Eduardo Rosales; aunque su principal amigo fue Aniceto Marinas. Un artista de origen segoviano, que
Rodríguez Tejero protegió y era dos años menor que su hija; aunque en 1887 ya fue un genio reconocido. En
1888 y al marcharse Aniceto Marinas becado a Roma, parece que decide casarse con Nicolás Santafé Arellano
(banquero y agente de cambio y Bolsa unos veinte años mayor que ella). Tras esta boda dejó de pintar y se
dedicó a su familia; teniendo cinco hijos: Ma. Teresa, Ángel, Martín, Jaime y María -Santafé Rodríguez-.
Murió a los ochenta y ocho años, habiendo tenido una sufrida vida. En la que primero ayudaría a su hermana
Consuelo, que quedó viuda con dos niños en 1895. Años más tarde (en 1908), muere su padre y recogió a su
madre, que vivió junto a ella y Nicolás Santafé; hasta que desaparece la progenitora en 1930. Aunque antes
que su madre, fallece su marido; en 1928. Ocho años más tarde, al comienzo de la Guerra Civil, mataron a su
hijo Ángel; ingeniero destinado como director en la siderurgia de Sagunto (21 de agosto 1936). Debiendo
acoger en su casa a los cinco huérfanos y a su nuera (Concepción Cobo, que muere poco después). De este
modo, con más de setenta años tuvo que criar a sus nietos Santafé Cobo; ayudada por su hijo Martín.
Muriendo en 1954, con más de ochenta y ocho años; pudiendo ver a esos cinco hermanos Santafé Cobo, con
sus carreras terminadas, casados y muchos con hijos. Mujer de gran carácter y fortaleza, podemos decir que
con ella se perdió una gran pintora, cuando dejó el arte para dedicarse a su familia. En mi opinión, tuvo una
relación con Aniceto Marinas (dos años menor que ella) en la época en que ambos estudiaban en la Academia
de San Fernando (desde 1884 a 1888). Por lo que al marchar a Roma Aniceto Marinas, en 1888;
posiblemente ella decide casarse con un banquero de éxito y dejar de pintar. Gracias a su fuerte carácter y a
sus relaciones en Madrid, durante la Guerra Civil logró sacar de la “checa” a su hijo Martín. Donde estaba
encarcelado por los milicianos, en la misma celda que su amigo, el duque de Peñaranda (hermano del duque
de Alba, que fue poco después fusilado en Paracuellos, tras “una saca”, en noviembre del 36). Asimismo, a
través de sus relaciones y con la colaboración de Gregoria Zamarra; logra trasladar hasta Madrid a los
huérfanos de su hijo Ángel (que había sido asesinado en Sagunto, en agosto de 1936) -ver imágenes, más
abajo-
SOBRE LÍNEAS: de nuevo la foto en casa de mi bisabuelo Nicolás Santafé (hacia 1910),
donde podemos ver a las hijas y a varios nietos de Rodríguez Tejero. A quienes
enumerábamos, identificándolos como:
1)-Teresa Santafé (hermana de mi abuelo Angel Santafé).
2)-Martín Santafé (hermano de mi abuelo).
3)-Germana Gómez de Velasco; Sra. de Rodríguez Tejero (mujer del general).
4)-Angel Santafé Rodríguez (mi abuelo materno).
5)- Nicolás Santafé Arellano (yerno de Rodríguez Tejero y marido de Carolina; mi bisabuelo).
6)- Ignacio Corona Rodríguez (hijo de Consuelo y sobrino de Carolina. Nieto mayor de Rodríguez
Tejero; muerto unos cuatro años después de esta fotografía, en la Guerra de África).
7)- Carolina Rodríguez (hija mayor de Rodríguez Tejero y madre de mi abuelo materno).
8)- Carlos Corona Rodríguez (hermano de Ignacio, el militar; segundo hijo de Consuelo y nieto del
general. Padre del bebé que vemos en el centro).
9)-Consuelo Rodríguez (segunda hija de Rodríguez Tejero; hermana de la bisabuela Carolina y madre
de Ignacio y Carlos; viuda de Ignacio Corona Gómez-Gamero; abuela del bebé que vemos en el centro).
10)- Jaime Santafé (hermano menor de mi abuelo).
11)- Primera bisnieta de Angel Rodríguez Tejero (hija de Carlos Corona Rodríguez; llamada
Consuelo, como su abuela).
12)- La tía María Santafé (hermana menor de mi abuelo Angel, con unos diez años).
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Arriba, Consuelo Rodríguez (hija de Rodríguez Tejero) y su hijo Carlos Corona. Al
lado, detalle de un retrato que ya vimos; seguramente de Consuelo Rodríguez o bien de su
hija, Consuelo Corona. Abajo, Consuelo Rodríguez junto a sus sobrinos en 1914 (Biarritz).
Ella, en primer plano a nuestra izquierda; detrás, con unos doce años, Jaime Santafé. A su
lado y sentado; mi abuelo Angel Santafé. A nuestra derecha, Ma. Teresa Santafé.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, el coronel Juan Rodríguez (hijo
de Ángel Rodríguez) y su mujer; imagen tomada de la separata de Javier Sanjuan
Corona. Abajo, de nuevo, detalle del recordatorio de la muerte en guerra de Ignacio Corona.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Mis
bisabuelos con sus hijos, hacia 1912. Al lado, sentados, Carolina Rodríguez y Nicolás
Santafé. Detrás, de izquierda a derecha; sus hijos: Jaime, Ma. Teresa y
Martín. Abajo, sentados, Carolina Rodríguez y Nicolás Santafé. Detrás, de izquierda a
derecha: una posible novia de mi abuelo Ángel (que dicen era la profesora de inglés); mi
abuelo Ángel y María Santafé (la menor de la familia).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de mi
abuelo Ángel Santafé. Al lado, en la casa de su padre de Madrid, hacia 1915. Abajo, en las
fincas de Cuenca (La Fuente de Pedro Naharro), hacia 1925.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de nietos
de Ángel Rodríguez Tejero. Al lado, Jaime Santafé Rodríguez; en la casa de sus padres, en
Madrid. Abajo, María y Martín Santafé Rodríguez, también en la casa de Pérez Galdós, 3
(Madrid).
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, mi abuela
Concepción Cobo; el día de su boda con Ángel Santafé. Abajo, los Santafé Rodríguez y los
Cobo Canalejas, en Pasajes (Guipuzcoa) hacia 1914. De nuestra izquierda a derecha: Eloy
Cobo; Jaime Santafé; Carolina Rodríguez; Ma. Teresa Santafé; Manuel Cobo Canalejas y su
hija Concepción (mi abuela). Al final y a la derecha, mi abuelo Angel.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado; tres
primas y amigas (bisnietas de Rodríguez Tejero). De izquierda a Derecha: Charo de Villa
Santafé. En el centro, Ma.Teresa Santafé Cobo (mi madre). A la derecha, Ma. Francisca
Santafé Mira. Abajo, los Santafé Rodríguez y los Cobo Canalejas, en Fuenterrabía, hacia
1914. De nuestra izquierda a derecha: Nicolás Santafé Arellano; Ma.Teresa Santafé; Angel
Santafé (mi abuelo); María Santafé; Manuel Cobo Canalejas; Concepción Cobo (mi abuela);
Eloy Cobo (hermano de mi abuela); Jaime Santafé.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, mi madre el día de
su comunión; hacia 1929. Abajo, bisnietos de Angel Rodríguez Tejero; hijos de Ángel Santafé
y de Concepción Cobo, fotografiados hacia 1925. De pie: Angel y Conchita. Sentados: Ma.
Luisa y mi madre (a la derecha) -falta Manuel, nacido unos meses antes-.
BAJO ESTAS LÍNEAS: Mis padres (María Teresa Santafé y Mario Gómez-Morán Cima); en la
iglesia de Santa Bárbara de Madrid; el día de su boda -2 de julio de 1951-.

C-2) Los hijos de María y Guillermo; descendientes más directos de Ángel Rodríguez Tejero:
Antes de finalizar este capítulo, desearía realizar un homenaje a mis familiares que dedicaron
su vida al ejército. Me refiero concretamente a los Rodríguez Santafé (o Rodríguez-Santafé) y
a sus hijos. Aunque -en verdad-, también era general del Cuerpo Médico de Tierra, un cuñado
de mi madre: Higinio Delgado, casado con mi tía María Luisa. Una persona de enorme bondad, que
precisamente conoció a su mujer, gracias los Rodríguez Santafé; cuando la invitaron a Ifni, en los años
cincuenta. Donde por primera vez vio a aquel médico, con el que años después se casaría; quien era un
hombre bueno y paciente, como pocos he conocido (tal como son sus cuatro hijas -mis primas Ma. Luisa,
Teresa, Ma José y Conchita-).

Por cuanto he dicho, vamos a recordar la rama militar de mi familia Santafé, que son los
descendientes más directos de Ángel Rodríguez Tejero; pues la madre de todos (María) era
nieta de él; mientras su marido (Guillermo Rodríguez) fue sobrino nieto. Recordaremos que
María era la hija menor de Nicolás Santafé y de Carolina Rodríguez; por lo que fue la hermana pequeña
de mi abuelo Ángel. Quien se casó con este otro descendiente de Rodríguez Tejero, que llegó
general, de nombre Gillermo Rodríguez; fundando una saga de militares que ha perdurado
hasta nuestros días. Personas cuyo espíritu de servicio y lealtad se fraguó en aquella guerra
olvidada, llamada Ifni-Sahara (7) ; donde vivieron durante años, defendiendo a los saharauis
que deseaban ser españoles. Una contienda durísima, donde se formaron a sangre y fuego, el
padre junto sus hijos; que vocacionalmente ingresaron en el ejército (en su mayoría). Así como
las hijas del tío Guillermo y de la tía María, se casaron también con militares. Todos ellos, buenísimas
personas, cuya disciplina y espíritu de sacrificio, solo es comparable con lo poco que la
Sociedad entrega a los miembros de las Fuerzas Armadas; a cambio de tanto como
ofrecen. Jugándose la vida y dedicándose de pleno a ayudar y auxiliar; en este caso a quienes tanto lo
necesitaron en África. Sirviendo primero en El Ifni y más tarde en todo el Continente, como miembros de la
OTAN. Por cuanto expreso, vamos a realizar un pequeño homenaje a esta familia de valientes
y buenas personas, que en verdad lo merecen. A través de algunas fotografías que me hizo
llegar mi prima María Atienza Rodríguez (hija de Emilio Atienza y de Conchita Rodríguez) a
la que agradecemos nuevamente su amabilidad).
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, Guillermo
Rodríguez, coronel de infantería; pasando revista a caballo en Sidi-Ifni, en el año 1958. Al
lado, la que sería su mujer (María Santafé) hacia 1910, con unos diez años de
edad. Abajo, ambos juntos (la tía María y el tío Guillermo), con unos sesenta años entorno a
1960 -él vestido de coronel-.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, Conchita
Santafé Rodríguez, prima de mi madre y una de sus grandes amigas; con su marido, Emilio
Atienza (gran amigo de mi padre). Abajo, Emilio Atienza en Ifni-Sahara. Ambos, son los
padres de María Atienza, quien me facilitó las fotos.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, Emilio
Atienza con sus hijos. De derecha a izquierda: Emilio (hijo), Emilio (padre), Guillermo e
Ignacio. Abajo, día de la boda de Conchita Rodríguez Santafé con Emilio Atienza; el ramo de
flores fue colocado sobre la tumba de un soldado recientemente caído en combate. Esta
imagen fue portada en varios periódicos de la época; mostrando lo dura que era la vida de
quienes estaban destinados en el Sáhara.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, el
tío Guillermo bailando con su hija Conchita (de teniente coronel, lo que me hace suponer
que la foto es cercana a 1955). Abajo, preciosa imagen de María Santafé, con sus hijos. De
izquierda a derecha: Martín (general), las gemelas Conchita y Asunción; Gonzalo (que fue
profesor) y Guillermo en el centro (general). Falta en la imagen Ma. Pilar, la hija menor,
que se casó con otro militar (Jesús Tejada); y Santiago (coronel); que no habrían nacido por
entonces.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al
lado, curiosa foto donde vemos a Asunción y a Conchita Rodríguez Santafé (arriba a
nuestra izquierda), junto a su padre (Guillermo) rodeados de amigos y compañeros del
Sahara. Abajo, la familia en su casa de Sidi Ifni. De derecha a izquierda: Santiago (partido
de risa); Conchita y su madre (la tía María); el tío Guillermo (parece que de comandante,
por lo que la foto sería cercana a 1950); Guillermo y Martín. En el centro y sentada, Ma.
Pilar; la imagen debió estar tomada por Gonzalo, o Asunción; que no aparecen en ella.
D) SOBRE “EL ESTAMENTO” MILITAR EN NUESTROS DÍAS:
Antes de terminar este capítulo, recordaremos que se trata de la ampliación de otra entrada,
editada hace justamente cuatro años (1) . Artículo que subí un 31 de agosto de 2019, en el que escribí
sobre mi tatarabuelo Ángel (quien me dio nombre) y donde realicé un bosquejo sobre su vida; que ahora
hemos intentado ampliar. Opúsculos en los que no deseamos únicamente recoger la biografía o los
hechos históricos que rodearon a Angel Rodríguez Tejero; sino más bien, interpretarlos y
expresar una opinión (conforme a nuestra época y la de referencia). No solo por tratar sobre la
trayectoria de un familiar; sino -principalmente- al comentar la vida de un militar. Lo que nos lleva a
un pequeño análisis personal sobre el ejército de hoy; donde desearía exponer ideas mías,
todas ellas ajenas a quienes he mencionado en nuestro artículo. Rogando perdón a los que antes he
citado y cuyas fotos he recogido; por si se sienten un tanto extrañados (sin querer decir
“agraviados”); al ver mis opiniones, como final y cierre de este capítulo. Así pues, pidiendo
disculpas a toda la familia antes mencionada; no puedo por menos que acabar, redactando unas líneas sobre
lo que pienso del mundo castrense en nuestros días.

Dado que existe una injusta visión, sobre el ejército, extendida entre muchos de nuestros actuales
compatriotas. Quizás, debido a una animadversión, muy común; procedente de quienes han inculcado
durante años, que los militares generan las guerras. Aunque debemos destacar que quienes
difunden este falso estigma, suelen dedicarse a la política. Unos dirigentes, que son los que
realmente toman decisiones y crean las contiendas; mientras al ejército le queda resolver
batallas. Es decir, son y fueron siempre los mandatarios, aquellos que decidieron sobre las conflagraciones;
debiendo resolverlas los militares (fieles y a sus órdenes). Sacrificando a la población en todas las
luchas -evidentemente-; pero por decisión directa de quienes gobiernan los Estados (fueran
repúblicas, reinos o principados). Así pues, a los militares hemos de agradecerles la paz y a
los políticos, los enfrentamientos. Resultando evidente que los primeros no desean que haya
guerras, ya que han de luchar en ellas. Mientras quienes dirigen las Sociedades, prosperan
principalmente generando polémicas y fracción. De ello, el dicho griego “divide y gobernarás” -que
literalmente es “divide y reinarás” (diairei kai basileua) -. Una triste paradoja que Julio César tradujo al
latín como: “divide y vencerás” (divide et vinces).

Pero continuando con el ejército, hemos de afirmar que a los militares debemos agradecer,
no solo la defensa y la paz; sino principalmente, la posesión y guarda de nuestro territorio. De
las tierras donde vivimos y los campos que cultivamos, junto a los mares y ríos que nos
enriquecen. Asimismo, la milicia, proporciona a la población una seguridad imprescindible
para que puedan constituirse como nación; evitando que gentes ajenas a nuestra civilización y cultura,
nos subyuguen o invadan (esclavizándonos -intelectual o industrialmente-). Todo ello, es una labor que
los miembros de las Fuerzas Armadas han realizado durante siglos; logrando la forma de
gobierno que finalmente el pueblo decide -en cada caso y lugar-. Pues, no cabe duda, que desde el siglo
XVII y tras La Ilustración; todo país tiene los dirigentes y el modo de gobernarse que “se merecen”. Siendo
solo culpa de los españoles que Fernando VII muriese en la cama y en el trono; después de traicionar a su
padre, a su madre; junto a “todo el que ladre”... . Tanto como fue responsabilidad de quienes habitaban
nuestras tierras, que muchos siguieran al descerebrado de su hermano: Carlos María Isidro. Generando casi
medio siglo de enfrentamientos civiles; a los que llaman Guerras Carlistas, debiendo haberlas denominado
“gallistas”. Otras “De bello gallico”, que describió Julio César; pero en este caso por la cresta roja y la
agresividad de esos fanáticos (partidarios de Don Carlos, luciendo boina colorada).
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: A
continuación recogeremos una serie de fotos de un famoso sacerdote, destinado en Tierra
Santa: El padre Sabino Muñiz. Imágenes que me ha proporcionado su sobrino y ahijado,
Sabino Alonso (al cual agradecemos su amabilidad). Resumo brevemente la vida de este
franciscano, destinado en Jerusalén; para que veamos la importante labor humanitaria que hacen muchos
de los militares (durante los periodos de paz y en los de conflagración). Pues el padre Sabino Muñiz tuvo
que desempeñar su postulado durante la II Guerra Mundial; momento en que decidió hacerse clérigo
castrense, para ayudar a los soldados. De tal manera, después de desempeñar numerosos cargos en Tierra
Santa, en 1941 se enroló en la RAF (reales fuerzas aéreas británicas); donde fue nombrado comandante y
capellán del VIII ejército de Reino Unido. Tras difíciles situaciones y vivir peligrosas vicisitudes, en las que
logró salvar infinidad de vidas -normalmente valiéndose de su rango de sacerdote-; le dieron por muerto
en la batalla de Alamain (julio de 1942). Allí, en mitad del desierto y a unos cien kilómetros de Alejandría;
antes de caer herido, parece que entró en contacto con el general alemán Rommel. Momento en que
comenzó a liderar el VIII ejército inglés, el general Claude Auchinleck; que manejaba los diferentes flancos
de Oriente Medio y quien por entonces había perdido numerosos puestos (mientras Rommel avanzaba
hacia El Cairo).

Viendo los alemanes que podrían llegar a la capital egipcia; desde los primeros días de julio de 1942
bombardearon sin piedad Alamain, donde se parapetaban algunas fuerzas del VIII británico. Llegando a
asediarlos durante más de veintisiete días; hasta que el 31 de ese mes, los ingleses deciden una
contraofensiva. En este momento, cayó herido el padre Sabino Muñiz, víctima de una bomba y sus más
cercanos creyeron que había muerto. Siendo echado al carro de cadáveres, lo recogió de allí un gran amigo
suyo (escocés y médico militar); que pudo comprobar como su corazón todavía latía. Llevándole al
hospital de campaña y logrando así salvarle la vida.

Después de todo, en 1946, el padre Sabino Muñiz celebró la victoria con una solemne misa, oficiada desde
lo alto de la pirámide de Keops. Un año más tarde, Churchil le declaró héroe de guerra; por lo que cuando
se retiró como sacerdote y regresó a España, le tramitó la pensión británica, su amigo Manuel Fraga (por
entonces, embajador en Reino Unido). Personajes como Rommel, le tuvieron gran respeto (pese a
pertenecer a las tropas enemigas) y se ganó la amistad de su jefe; el general Claude Auchinleck -junto a la
de Montgomery-. Entre sus más destacados colaboradores estuvo el famoso diplomático Angel Sanz Briz
(quien al igual que el padre Sabino Muñiz, salvó a muchos, jugándose la vida). Su biografía está escrita y
numerosos libros dinde refieren la importancia de este franciscano, que hizo el bien durante la peor
contienda que conoció la Historia de la Humanidad -ver cita (10) -.

En imágenes:
Arriba, el padre Sabino Muñiz, junto a amigos ingleses en la gran mezquita de El Cairo.
Al lado, desembarco de paracaidistas de la RAF, probablemente en Alamain (Alejandría).
Abajo, el padre Sabino Muñiz y dos compañeros del VIII ejército de Reino Unido; junto a la
Esfinge y la pirámide de Keops. Como decíamos, la victoria por parte de los aliados, fue celebrada en
1946 por el sacerdote; oficiando una multitudinaria misa desde la cima de esta Gran Pirámide.
Regresando a la labor de las Fuerzas Armadas, la que más se olvida es la humanitaria;
desarrollada no solo en enfrentamientos bélicos (ajenos y propios de la nación); sino
-también- ante cualquier catástrofe o problema de Estado. Baste recordar que, junto a los
sanitarios, fueron los militares -la policía y la Guardia Civil- quienes preferentemente auxiliaron durante el
confinamiento. Cuando a los trabajadores de hospitales, centros de salud y Fuerzas de Orden Público; se les
exigía poner en riesgo sus vidas, por el “bien común”. Pero no solo eso, también es la UME (unidad militar de
emergencias) la que actúa en casos de incendio o inundación. Pues el ejército se ve siempre en la
tesitura de “arreglar toda situación”, cuando se produce una grave crisis nacional (sea una
catástrofe climatológica, sísmica o una simple huelga descontrolada). Pese a ello y a las innumerables
intervenciones de Brigadas Especiales, para salvar vidas en zonas de guerra; movilizados,
intentando la paz y ayudar a los damnificados por esas contiendas lejanas. Todavía hay
políticos y personajes relevantes que se sienten en una situación de superioridad moral e
intelectual; permitiéndose despreciar la labor de nuestras Fuerzas Armadas. No solo eso, sino
que alientan a sus acólitos para que cuelguen a los militares el “sambenito” de verdugos sociales; intentando
desprestigiar su función y deteriorar su imagen.

Este sentimiento antimilitarista, en nuestra nación , va muy ligado a la Leyenda Negra y


procede de una animadversión contra España; potenciada principalmente desde 1898.
Cuando las últimas colonias se perdieron y “todos” quisieron adueñarse de los restos del
antiguo imperio hispano. Momento en el que surgen los “independentismos” y
“separatismos” radicales -dentro de la Península-; ideologías que se acrecentaron con la
proliferación de las nuevas teorías maximalistas extendidas desde mediados del siglo XIX (primero de tipo
anarquista y finalmente de raigambre marxista). Así pues, veremos desde entonces, una repetida
identificación del ejército español, con tropas de exterminio ultramarino; mientras la realidad histórica fue la
inversa. Pues gracias a los soldados y a los militares de nuestro país, lugares tan lejanos como
Filipinas o América, conocieron y se incorporaron a la civilización occidental. Ya que hasta la
aparición de españoles en aquellas lejanas tierras, sus habitantes se encontraban en la Edad
de Piedra (sin conocer siquiera el bronce; tal como sucedía en las culturas andinas o mexicanas). Algo muy
similar había sucedido en la Península Ibérica siglos antes; pues del mismo modo que aquellas
poblaciones de América o de Asia, fueron evangelizadas y colonizadas por los españoles. Los
habitantes autóctonos de nuestras tierras, desde hace tres mil años; entraron en la Edad del
Hierro, gracias a la llegada y establecimiento de fenicios, griegos, celtas, cartagineses y
romanos. Diferentes colonizadores que lograron crear las tribus celtíberas, comerciar desde el Ampurdán o
fundar Gadir; nacida como una de las ciudades más prósperas y antiguas de Europa. Aunque serían
finalmente los llegados desde Roma, quienes logran el gran proceso de aculturación ibérica; convirtiendo
nuestra España en una provincia llamada Hispania, que durante cinco siglos compartió la cultura, la paz y el
civismo del Lacio.

Todo ello se produjo en un proceso bélico de tipo intrusivo, con un coste en vidas (sin duda
alguna); donde hubo abusos en muchas de las contiendas libradas entre indígenas e invasores (con errores
inevitables). Pero aquellos sucesos culminan con un final y un resultado histórico positivo. Un
proceso colonizador sin el cual podemos aseverar que Iberia hubiera continuado siendo un
lugar perdido y atrasado. Pues sin la conquista de los romanos, los iberos habrían continuado luchando
entre tribus, durante siglos; cometiendo todo tipo de tropelías (ajenos al mundo del Derecho y a la cultura
latina). Por cuanto, si aquellas sociedades ibéricas hubiesen subsistido, sin ser vencidas por unas
civilizaciones superiores (en tecnología o en valores culturales y morales). El resultado de males
históricos, superaría ampliamente los efectos de la invasión romana. Habiendo sufrido los
habitantes autóctonos mayor dolor, más injusticia y más muertes; de las que se produjeron
con todas esas conquistas y aculturaciones (fenicia, cartaginesa o latina). Debiendo aclarar,
que lo antes expuesto no se trata de un alegato a la colonización, ni al supremacismo de algunas
Sociedades; menos aún, una defensa del belicismo expansivo. Siendo tan solo lo que las Naciones Unidas
y la OTAN, apoyan; cuando en cualquier punto del Planeta, un país vulnera los Derechos
Humanos y ordenan el envío de tropas desde otros lugares (más avanzados y justos). Intentando
imponer en esas tierras, donde impera el caos, un orden similar y conforme a los valores del
siglo XXI. Una moral que hoy se mide bajo la Carta de Derechos del Hombre, pero que antaño tenía su base
en el pensamiento cristiano y en el humanismo de teóricos religiosos.
SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, christmas de felicitación conmemorativo, publicado
con la efigie de Sabino Muñiz, donde vemos la Gran Pirámide en la que ofició la misa de la
victoria -el año 1946-. Abajo, una preciosa foto del padre Sabino Muñiz, junto a arqueólogos
ingleses, en unas ruinas, que parecen de Jerash, o bien Palmira.
JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: imágenes del comandante
capellán Sabino Muñiz, junto a dos mandos de la RAF.

Tras lo antes expuesto, bastará añadir que junto a esa falsa acusación proferida contra los
miembros de las Fuerzas Armadas; afirmando que ellos provocan las guerras -mantenida
fundamentalmente por dirigentes radicales-. Otra de las máximas antimilitaristas, también muy
repetida, es la de aseverar que en esas contiendas tan solo mueren soldados. Diciendo que las
conflagraciones son dirigidas por generales sexagenarios, sentados en sus despachos; o por
jefes cincuentones, apoltronados en sus destacamentos. Ante lo que yo me pregunto: ¿Qué hacen el resto de
hombres civiles, mayores de cincuenta años, cuando se produce un conflicto militar?. La respuesta es, que si
son civiles, en caso de guerra la población masculina de esa edad permanece en su lugar de
residencia (junto a las mujeres y niños). Obligando normalmente reclutarse, tan solo varones
menores de cincuenta años; por motivos de salud, de fortaleza o resistencia. Por lo que
aquellos generales “sesentones”, deben participar en las contiendas; resolviendo las batallas
desde un despacho -sito en retaguardia o primera línea-. Tal como están también obligados hacer, los
militares mayores de cincuenta años; viviendo las batallas muy de cerca y activamente (en el
frente o en lugares de apoyo). Mientras el resto de compatriotas masculinos, con igual o menor
edad; quedan excluidos del servicio de armas, pudiendo permanecer fuera de peligro y
alejados de las líneas de fuego. Por último, la tontería final es la aseveración de que mueren
muchos más soldados, que mandos; algo absolutamente lógico, cuando por cada jefe o
comandante, hay miles de reclutados, sin rango.

Ante lo expuesto en el párrafo anterior, nos debemos plantear quiénes son los grandes
perjudicados en caso de producirse una confrontación bélica (además de la población en general; y
en especial, los menores). Debiendo responderse que los militares profesionales son siempre los
que mayor responsabilidad y más obligaciones tienen, en esta situación; participando en
ellas, al menos hasta los sesenta y cinco años. Así pues; ante la evidencia de que los
gobernantes son quienes declaran el Estado de Guerra y conciertan la paz (tal como podemos
comprobar a lo largo de la Historia, hasta hoy). Nos queda deducir quiénes crean verdaderamente
las confrontaciones armadas; a lo que responde el pasado y el presente, dejando ver que
fueron siempre los dirigentes. En una sucesión de hechos, que muestran la indiscutible evidencia de
que los gobernantes; fueron -serán y son- los “señores del acero”. Pese a ello, es muy común
entre los que se dedican a la política, culpar a los militares de las guerras; argumentando que
una gran parte de los mandatarios han pertenecido al ejército. Algo que puede resultar cierto
en el pasado remoto, pero no hoy; donde los miembros de las Fuerzas Armadas apenas
ocupan cargos en el Poder Ejecutivo. Por lo demás, la gran mayoría de los dirigentes históricos han
procedido de la nobleza, de las Casas Reales o del clero (y no tanto de los estratos militares). Debiendo
destacarse, que quienes han manejado modernamente los hilos de las Naciones; fueron
principalmente licenciados en Derecho, grandes economistas y banqueros. Por lo que
deberíamos culpar de las contiendas acontecidas desde el siglo XVIII; a los abogados, a los
financieros y a los cercanos al poder -mucho antes que a los miembros del ejército (que solo obedecen
y las sufren)-. Aunque, contrariamente a toda lógica, existe una nueva ideología (extendida por
algunos que dirigen los Estados más modernos); culpando a los militares de las
conflagraciones. Falsa acusación, mantenida con unas premisas absolutamente demagógicas; pues
afirmar que los miembros de las Fuerzas Armadas generan las guerras, es como decir que los
jueces son culpables de la ley que aplican.

SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Al lado, el franciscano Sabino Muñiz, con algunos conocidos
de El Cairo. Abajo, junto a soldados de la RAF.
Al final de sus días, el padre Sabino Muñiz regresó a España, donde actuó como enlace entre
El Vaticano y Tierra Santa, para lograr recuperar los Derechos Históricos que España tenía
sobre Jerusalén. Una labor en la que le ayudó activamente su amigo Angel Sanz Briz; el
ángel de Budapest, que salvó a más judíos que Schindler (por entonces embajador de
España ante la Santa Sede). Ver documentación que recogemos en cita (9) .
E) CUARENTA AÑOS DESPUÉS:

Dicen que para juzgar un hecho -o una parte de tu vida-, se necesitan cuatro décadas (al
menos). No sabemos si harán falta tantos años para comprender la verdad de nuestro pasado; aunque no
me cabe la menor duda, de que cuanto más nos alejamos de lo vivido, mejor perspectiva tenemos. Una idea
que regresa a mi mente, cuando recuerdo lo acontecido a comienzos de “los ochenta” (cuarenta años
atrás). Destacando en mi memoria, principalmente “La Mili”; donde entré en septiembre de 1981 y
salí en diciembre del 82. Pasando allí unos quince meses, comprendidos entre mis veintiún y veintidós
años. Una etapa que en su momento no alcancé a juzgar, ni a entender plenamente; pero que
con la edad, fui asimilando. Y utilizo la palabra “asimilar”, porque en la vida toda experiencia que te
enriquece, necesita un proceso de digestión; tal como sucede con los alimentos ingeridos. Cuya capacidad
nutritiva se basa en esa labor que el estómago realiza, hasta transformarlos en energía o en vitaminas.
Convirtiendo, asimismo, una parte de ellos en inútiles detritus o grasas (perniciosas y antiestéticas). Aunque,
finalmente, todo compone nuestro “ser” , viviendo encapsulado en un cuerpo y una mente, que debemos de
cuidar y conservar el mayor tiempo posible.
Así pues, si comprendemos la amargura vital, como la acidez estomacal; y consideramos la úlcera de
duodeno, similar a la depresión -o a la desesperación-. Creyendo que la tristeza pudiera ser una forma de
anorexia espiritual y la incontinencia emocional, semejante a la bulimia. Llegaríamos a ver qué
alimentos (o hechos) de nuestro pasado han podido ir configurando esas enfermedades
anímicas, psíquicas y hasta somáticas; que hemos cultivado durante años. Siendo
especialmente interesante estudiar lo que se ha ingerido en nuestra infancia y juventud;
cuyos pasajes marcan toda la existencia y su salud. Por cuanto “La Mili”, es uno de los
momentos que más huella dejó en todos los que la hicimos; aunque en su día, no
comprendimos lo importante que sería en la memoria invisible. Llegando a convertirse en una
“culminación” de la personalidad; pues cuanto uno es y uno desea, en la vida; apenas cambiará desde ese
periodo del ejército. Convirtiéndose La Mili, en una acentuación del “yo mismo”, completada
durante aquellos meses en los que vivías reclutado y separado de la familia. Donde por fin
afloraba el “ego verdadero”, al estar muy lejos de toda influencia paterna, sin el apoyo de los
hermanos y apartado de los amigos íntimos. Un momento en que eras solo “tú mismo” y donde te
reconocías tal como querías ser; fuera de contactos con parientes y gentes cercanas a la infancia.
Produciéndose el “milagro” de la maduración del ego, precisamente en esos meses de Mili; durante los que te
comportabas como realmente el interior te ordenaba. Llegando a conocer incluso nuestra inteligencia de
reptil y los deseos más primarios; que hasta entonces uno mantenía absolutamente ocultos, tras años de
educación y normas colegiales o de grupo.

Así pues, pasado el tiempo, uno se va dando cuenta de cuánto habías “crecido” interiormente,
gracias a esa etapa de soledad “militar”; durante la que nadie próximo a tu pasado, te
influyó. Convirtiéndose esa Mili en una experiencia, tan solo comparable a la de trasladarse
años a un país extranjero; donde no tienes contactos, ni conocidos. Todo lo que hace, que
quienes la hemos hecho, terminemos por reconocer que fue una etapa “útil” para
formarse. Donde se comprendía que el Mundo está lleno de injusticias y que la suerte es un factor común
en toda existencia. Un hecho cotidiano llamado “fortuna”, que marca las diferentes vidas; pues no es lo
mismo nacer sano y fuerte, que ser débil y enfermo; o venir a la Luz con grandes capacidades, que carecer de
todo recurso intelectual. Algo que en La Mili se entendía rápidamente, comprobando que no era igual “ser
gracioso, que tener gracia”. Pues a los graciosos les mandaban arrestados y a los que tenían gracia, les abrían
todas las puertas. Aunque en nuestros días, se ha impuesto una Sociedad inversa; donde el graciosillo es
premiado y aquel que tiene ingenio y sentido del humor, llega a ser perseguido.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LíNEAS: tres
imágenes relacionadas con mi Servicio Militar. Arriba, dos fotos de carnet; una tomada en
La Mili (1982) y la de nuestra izquierda, un año antes de entrar en el ejército. Vemos en
ellas, la diferencia de personalidad, en tan solo treinta meses. Al lado, en Cerro Muriano
(septiembre de 1982), con veinte años, haciendo la instrucción. Abajo, el Capitán General
para el que serví como chófer (Manuel Saavedra Palmeyro); junto a él y vestido de civil,
Matías Blanco-Cobaleda.

Pero regresando al mundo exclusivamente castrense y a cuanto tratábamos en nuestro epígrafe anterior;
hemos de añadir que la famosa Mili, fue el hecho que más potenció el antimilitarismo en nuestro
país. Donde durante esos años de “servicio obligatorio”, veían el ejército como una fuente de
explotación y un estamento que “robaba” parte de tu vida. Tanto es así, que numerosos “chicos” de
los años setenta y ochenta sufrían alteraciones psíquicas y preferían pasar verdaderas calamidades (en los
tribunales médicos), antes que ir al ejército. Presumiendo de haberse librado de “pringar”, quienes lo
lograban. Una exención del “servicio militar” por motivos falsos, que se veía “muy elegante” por entonces;
aunque suponía que otros la hiciéramos durante más tiempo. Pues lo que unos no cumplían, los demás
debíamos de sustituirlo Siendo estos individuos que tanto se quejaban de La Mili, los mismos que
al llegar al poder, subieron paulatinamente los impuestos; hasta llegar a un Estado que
recauda la mitad de lo que muchos ganan. Es decir, que aquellos a quienes tan terrible les parecía que
un joven tuviera que servir a su país quince meses; son los que ven magnífico que el gobierno recaude un
medio de lo que sus súbditos cobran. Necesitando imponer esas cantidades desorbitadas, por haber
generado una Nación repleta de funcionarios civiles y de políticos; con una Administración,
cuyo coste supera el de cualquier otro país avanzado. Es decir, que es muy malo invertir en
defensa; pero buenísimo llenarse de mandatarios y de cargos administrativos, que sangran al
contribuyente.

Así fue como el presidente Aznar quitó La Mili (quizás buscando el voto de los jóvenes); una
obligación civil que había impuesto Carlos III y que José Canalejas hizo intransferible. Pues
hasta 1911 se pagaba a un “redentor de servicio”, que realizaba esa función; sustituyendo al
que dotaba al ejército con el dinero necesario, para que un soldado profesional la cumpliese
por él. Siendo ese sistema tan injusto, el modo en que se hacía La Mili hasta que la instituyó como un deber
personal, José Canalejas (nuestro pariente y admirado amigo de Ángel Rodríguez Tejero). Sin poderse
contratar desde entonces, a un segundo que “redimiera” al que le pagaba. Ello, no solo porque era una
absoluta inmoralidad que quienes tenían dinero para costearse un suplente, no fueran al
ejército; mientras los pobres estaban abocados a su cumplimiento. Sino, en virtud de un
hecho civil y social, como es el deber común de defender el Estado; logrando así que las
guerras fuesen por y para todos los compatriotas. Algo que no sucedía cuando los ricos
podían salvarse del ejército; mandando al frente a quienes no tenían para comprar el soldado
de sustitución. Por todo ello, desde que Canalejas impuso un servicio militar obligatorio, las
contiendas en España comenzaron a ser decididas “de otro modo” y a reducirse. Tanto, que debido a
ello -en mi opinión- nuestra nación no participó en la Primera Guerra Mundial; retirándose de
numerosos lugares donde se libraban batallas inútiles (en especial, el Norte de África). Es decir,
que la obligatoriedad de ir al ejército, dictada por este mandatario; tuvo como consecuencia que
España no entrase en la conflagración del 14. Una gran paradoja que nos enseña la verdad de
la Historia; pues cuando a todos se recluta, nadie desea enfrentamientos bélicos... .

Pero hoy en día, las Fuerzas Armadas de Europa -en su mayoría- son profesionales; por
cuanto a la población civil poco le importa el destino de “esos contratados” (a los que además
tachan de ultra patriotas). Una situación que pone en peligro estas naciones tan avanzadas;
donde se ha decidido nuevamente mantener un “ejército de pago” -como se hacía, siglos atrás-.
Militares a los que se les “da” un sueldo, a cambio de defender el Estado. Un deber que,
éticamente, corresponde a todos los ciudadanos; tal como es una obligación común, pagar
impuestos. Pues de lo contrario y pensando que a la guerra tan solo van los militares; es
posible que se desate una contienda imparable. Debido a que los gobernantes y su ciudadanía,
se sienten tan alejados del peligro; que pueden caer en la misma situación del año
1914. Cuando pensaron los mandatarios, que en las primeras batallas de ese año 14, tan solo iban a morir
unos pocos soldaditos y algunos militares de oficio. Comenzando así la Primera Guerra Mundial, donde en
un trienio, desapareció prácticamente toda una generación de europeos -los hombres nacidos entre 1865 y
1900-. De tal manera; en mi opinión, habría de instaurarse nuevamente La Mili; con un
servicio obligatorio para chicos y chicas, que tuviera unos seis meses de duración (dos
veranos o un semestre). Debiendo durante ese tiempo, los jóvenes reclutados: cuidar y
desbrozar los montes -para evitar incendios-; trabajar para la “España vaciada” -prestando
ayudas a los ancianos de los pueblos-; o bien, recuperar el patrimonio cultural y artístico
-realizando obras de rehabilitación, en lugares que lo precisen-.
SOBRE Y BAJO ESTAS LíNEAS: Arriba, foto-litorafía que recoge un momento de la misa por el
asesinado Presidente del Consejo, José Canalejas; funeral de cuerpo presente celebrado en
San Francisco el Grande. Estas y otras imágenes de gran interés se presentan en una Web del
Ayuntamiento de Madrid, que ofrece el ejemplar que la publicación Nuevo Mundo dedicó a la muerte
del estadista
(Ver: http://www.memoriademadrid.es/fondos/NOTICIAS/HEM_NuevoMundo_Suplemento984_1912111
4.pdf ).

AL LADO: Manuel Cobo Canalejas, junto al cadáver de su amigo y admirado


primo, José Canalejas Méndez (del que no se separó hasta que fue llevado al Panteón).
ABAJO: El cuerpo del Presidente asesinado el 12 de noviembre de 1912, al llegar al Congreso de
Diputados; la imagen está tomada en los momentos previos a preparar la Capilla Ardiente. Entre los
fotografiados vemos a Manuel Cobo Canalejas (tercero comenzando por la derecha) y a su hermano (al
lado). Se dice que el asesinato de este gran mandatario pudo deberse a su intención de
acabar con el sistema de caciquismo y con la compraventa de las elecciones (pretendiendo
hacer de España una verdadera Democracia). Asimismo, otro de los motivos del atentado que le
costó la vida, estuvo en la institución del Servicio Militar obigatorio; lo que fue crucial para
que España no entrase en la Primera Guerra Mundial (ya que en 1914, toda la población joven de
nuestra nación estaba reclutada; sin excepciones, ni privilegios).
ABAJO: Estudio de telas; último cuadro que pintó mi bisabuela Carolina (hija mayor de
Ángel Rodríguez Tejero), obra al óleo que ya habíamos publicado. Como ya hemos narrado,
tuvo que abandonar la pintura al casarse en 1889. Tras ello, parece ser que regaló su caballete, sus
pinceles y su caja de óleos a un estudiante que le acompañaba en las sesiones que compartía, junto a
discípulos de Eduardo Rosales. La situación que narramos parece incomprensible en el día de
hoy; pero antaño, las esposas “bien” no debían desempeñar ciertas profesiones. Unos
límites sociales que se debían principalmente a que las mujeres tampoco eran reclutadas;
por cuanto se las consideraba como menores de edad. Debiendo ser “protegidas” por sus maridos;
al tener los hombres la obligación de ir al frente, en caso de confrontación bélica. Siendo frecuente que los
varones tuvieran que participar en una contienda; pues no hubo una generación que antaño no viviese la
guerra. Constituyendo principalmente esa exención de servir en las Fuerzas Armadas, el
motivo de discriminación de la mujer en Occidente; quienes hasta los años treinta no pudieron ni
siquiera votar en España. Al considerarse que, como no defendían la patria con sus vidas, no
eran dueñas del país en pleno Derecho; debiendo dedicarse a cuidar la familia y a sus hijos.
Para terminar diremos que este concepto sobre la mujer, tratada como “una menor a
proteger”; varió principalmente después de la Primera Guerra Mundial. Cuando en sus
batallas comienzan a morir tantos civiles como soldados. Debido a que el armamento usado en
esta conflagración del 14; por su potencia y virulencia, llegaba hasta los que permanecían en
retaguardia. Usándose por primera vez aviones y piezas de artillería de alto alcance; a lo que
se unieron ataques químicos. Lo que provocó que el número de caídos en batalla, sumasen
unos diez millones; y que los muertos civiles se acercaran a los seis millones de
personas. Unos hechos jamás sucedidos; pues durante el siglo XIX, fallecía una mujer, por cada cien
hombres que perdían la vida en contienda. Pudiendo calcularse que antes de 1750, el porcentaje se
acercaba a un civil por cada mil soldados caídos en batalla. Es decir, que hasta el siglo XX, los
ajenos al ejército apenas morían a manos del enemigo; aunque las mujeres en numerosas
ocasiones eran raptadas o esclavizadas (cuando conquistaban sus países).

Pero tras la I Guerra Mundial, todo el panorama “bélico femenino” cambió; ya que se hizo
necesario reclutar centenares de miles de enfermeras y crear fábricas donde las mujeres
producían armamento, abastecimiento y alimentos para e Frente. Estos hechos, unidos al los
bombardeos aéreos sobre ciudades y los ataques a industrias donde trabajaban las voluntarias. Hizo que
la mujer tomase por primera vez un papel preponderante en la guerra; logrando pronto ser
reconocidas socialmente. Toda una paradoja; pues los Derechos de la Mujer, comenzaron a
ser respetados con algo tan horrible como una contienda de dimensiones colosales, llamada
por entonces: La Gran Guerra (con 65 millones de movilizados; 10 millones de militares caídos; 20
millones de heridos y 6 millones de civiles muertos).

Lo que narramos -historia muy triste, pero real- explica el espíritu de los hombres del
pasado. Quienes mantenían a sus esposas e hijas, como “menores protegidas”; con una intención quizás
infantil, pero no tan malintencionada. Féminas a las que despojaban de muchos Derechos civiles,
aunque bajo el beneficio de no tener que participar en batalla. Una situación que
definitivamente cambió después de la Segunda Guerra Mundial; cuando murieron más
civiles que militares (11) . Cifras de las que destacan los 600.000 soldados polacos caídos y los
6.000.000 fallecidos entre la población común. Una proporción que se superó en Países Bajos, donde
desaparecieron dieciocho civiles, por cada alistado. Destacando Checoslovaquia, donde hubo treinta veces
más muertos entre las gentes no reclutadas (7.000 caídos en el Frente y 315.000 ciudadanos, en las zonas
sin confrontación). Todo lo que acabó con el “mito” de que las mujeres vivían en una burbuja,
protegidas por los hombres. Iniciándose una nueva Era, donde se replanteó la relevancia
social y los Derechos Femeninos; que venían reclamándose desde el siglo XIX.
Constituyendo una verdadera paradoja, que hechos tan terribles como las dos Guerras
Mundiales; fuesen los que definitivamente obligasen al Planeta a plantearse una igualdad
entre mujeres y hombres.

FIN DE LA PARTE SEGUNDA,


CITAS primera parte:
.
(1) : ANGEL RODRÍGUEZ TEJERO (1837-1908): El General de los pinceles -y su saga-.
http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com/2019/08/angel-rodriguez-tejero-1837-1908-el.html
.
(2) : La Segunda Guerra Carlista en Errenteria vista de cerca: el testimonio de los corresponsales gráficos Josean Ruiz
de Azua // BIGARREN KARLISTALDIA ERRENTERIAN BERTATIK BERTARA: BERRIEMAILE GRAFIKOEN LEKUKOTASUNA
Josean RUIZ DE AZUA
https://static.errenteria.eus/web/eu/herria/artxiboa/Bilduma/Bilduma%2026_2014/web%20por
%20articulos/ruiz-azua.pdf
(2a) : “Nuevo método elemental de dibujo topográfico para uso de las academias civiles y militares” en el libro de 1872, se dice en la
presentación de los temas: ARGUELLES, José; CORONA, Antonio: “Nuevo método elemental de dibujo topográfico”, 1872, sl, pp. 11
(2b) : Idem. (2) Pag 18, citando (2a)
(2c) : Idem. (2) SIC Pag 18,
(2d) : Idem. (2) SIC Pag 18,
(2e) : Idem. (2) SIC Pags. 33 y 34
(2f) : Idem. Pag 10
(2g) : Idem. Pag 9
(2h) : Idem. Pag 9 y 10
(2i) : Idem. Pag 10 y 11
(2j) : Idem. Pag 11
(2k) : Idem. Pag 16
(2l) : Idem. Pag 18
.
(3) : Biografía del general de Infantería Ángel Rodríguez Tejero Enrique Gallego Lázaro // Academia de las Ciencias y las
Artes Militares / Sección de Diccionario Biográfico Militar // 11 de Marzo de 2021
https://www.acami.es/wp-content/uploads/2022/05/Bio-Angel-Rodriguez-Tejero-web.pdf
.
(4) : Javier Sanjuan Rodríguez y Corona
Biografía de Ángel Rodríguez Tejero
.
(5) : Recoge Javier Sanjuan Rodríguez idem (4); en su separata sobre la vida de Angel Rodríguez Tejero, que su ascenso a general fue
publicado por La Gaceta de Madrid, con fecha 23 de junio de 1998; firmada por la Regente Ma.Cristina en nombre de su hijo (Alfonso
XIII). Saliendo la noticia de sus anteriores nombramientos como gobernador militar de Tarifa y de Mallorca, en varios periódicos de la
época (entre ellos “El diario ilustrado El Globo” o “Periódico El Popular”).
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(6) : Jesús Burgueño y Montse Guerrero Lladós
Departamento de Geografía y Sociología, Universitat de Lleida; Volumen 2021-1. Año XLI, pp. 79-99
Los mapas del Cuerpo de Estado Mayor (1864-1867) referidos a los escenarios de las batallas de Julio César en
Hispania. Un singular encargo de Napoleón III a Isabel II
(6a) : Idem. Pag 84
(6b) : Idem. Pag 84
(6c) : “Deseando S. M. el Emperador de los Franceses tener a la vista los datos topográficos necesarios para la mejor ilustración en la
parte relativa a España, de la obra que está redactando sobre la Historia de Julio César, S. M. la Reina se dignó ordenar se ejecutasen
los trabajos necesarios al objeto por el Cuerpo de Estado Mayor del Ejército con presencia de las notas que remitió el Gobierno
francés, relativas a la extensión que debían abrazar los planos, tanto en Cataluña como en Andalucía y a la escala, grado de exactitud
y demás condiciones que se deseaban en su ejecución. Estos trabajos se han ejecutado en el campo por el Comandante de E. M. Don
Rafael Moreno y los Capitanes del mismo Cuerpo Don José Gámir, Don Vicente Ferreres y Don Miguel Bosch y han sido puestos en
limpio en el Depósito de la Guerra por el Comandante de Caballería Don Juan Buitrago1, el Subteniente de Secciones-Archivo Don
Ángel Rodríguez y los Sargento segundos de Infantería Antonio Corona y Remigio Alonso”. Idem. Pag 85 y 86
(6d) : En cita a pie de Página, el referido estudio de Burgueño y Guerrero, nos dice:
“Antonio Corona Cañeque (Meco, 1836; Madrid, 1901), agms: leg. C-3398.
Grabador del Depósito de la Guerra desde 1861 y hasta su retiro en 1891”. SIC pag 86
(6e) : ”En la parte de Andalucía se empezó por medir una base de 2.640 metros en la inmediación de Córdoba, […] y se representó el
relieve por curvas de nivel equidistantes 10 metros […]. Estos trabajos se han ejecutado en el campo bajo la dirección del teniente
coronel de E. M. Don Hipólito Obregón, por los capitanes del mismo cuerpo don José Sánchez Molero, don Narciso Barraguer [sic],
don José Galvis, don Luis Maren- don Ángel Rodríguez, y el sargento segundo de Infantería José Argüelles y cabo primero Juan
Domínguez” SIC pag 86-88
(6f) : “El resultado de ambas campañas se coleccionó en una gran carpeta que se conserva en la Bibioteca del Palacio Real (MAP/24),
con el título Planos para las campañas de Julio César en España en letras de molde doradas; la dedicatoria a Isabel II se deduce por
los anclajes de las letras, pero parece que fue arrancada (¿quizás en la revolución de septiembre de 1868?). Sin duda Napoleón III
recibió una carpeta con las mismas características y documentos. La colección se compone de los dos grandes planos topográficos a
escala 1:40.000 (con las firmas del teniente general director del Cuerpo de EM y senador del reino Eusebio de Calonje, el brigadier de
EM jefe del Depósito de la Guerra Francisco Parreño, y el coronel jefe de la Sección Topográfica Juan de Velasco), así como 12
acuarelas de paisajes, a las que nos referimos más adelante” SIC pag 88
(6g) : “El 26 de octubre de 1864, se ordenó al teniente coronel Juan de Velasco su desplazamiento a los terrenos donde se estaban
levantando los planos que debían servir a su majestad imperial Luis Napoleón para la historia de las campañas de Julio César, «con
objeto de tomar vistas y poder dar a la representación gráfica la verdadera fisonomía del terreno».(...) Velasco realizó su cometido
artístico en pleno invierno, entre el 11 de noviembre de 1864 y el 6 de febrero de 1865. El resultado fueron 12 bellas vistas, algunas —
principalmente las andaluzas— adornadas con escenas costumbristas de nulo interés para la historia de las batallas de Julio César.
Con toda probabilidad se pintaron pensando más bien en la emperatriz Eugenia de Montijo, natural de Granada y aficionada a los
toros (Margarit, 1999)”. SIC pag 90
.
(7) : Para informarse de lo que fue la contienda y leer sobre las operaciones del coronel Guillermo Rodríguez;
recomendamos el libro “IFNI-SAHARA, LA GUERRA IGNORADA” de Ramiro Santamaría (Madrid 1984) .
Asimismo, recomendamos leer estas páginas del Ministerio de Defensa, donde se describe pormenorizadamente el
conflicto:
https://ejercito.defensa.gob.es/Galerias/multimedia/revista-
ejercito/2018/932/accesible/Revista_Ejercito_Accesible.pdf
.
(8) :J. Manuel Ossorio y Bernat
WIKIPEDIA
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Ossorio_y_Bernard
BIBLIOTECA NACIONAL
https://www.bne.es/es/autores/ossorio-bernard-manuel
REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
https://dbe.rah.es/biografias/7575/manuel-ossorio-y-bernard
.
(9) : GALERÍA BIOGRAFICA de ARTISTAS ESPAÑOLES, DEL SIGLO X I X
J.Manuel OSSORIO Y BERNARD
MADRID 1883-1884
IMPRENTA DE MORENO Y ROJAS CALLE DE ISABEL LA CATÓLICA, NÚM. 10
Artículo: Rodríguez Tejero, Angel (pags 590-591)

.
CITAS segunda parte:
.
(10) : VER:
-LA HUELLA DE ESPAÑA EN TIERRA SANTA tomo II, (Revista Geográfica)
-LOS DERECHOS HISTÓRICOS DE ESPAÑA EN TIERRA SANTA por Miguel Vallecillo Martín (Archivo Ibero Americano 78; Nº 286,
año 2018 pags 90 y ss.)
SIC pag 99: “Presencia que ya no será predominante, la dramáticamente gloriosa de otros siglos pasados, pero que sí puede ser, en su
actuar en los planos religioso y científico, y en su cultivo de la Historia de Tierra Santa, digno testimonio de ella». (..) Estos eran el P.
Juan R. de Legísima, Comisario General de Tierra Santa en Madrid, Fr. Sabino Muñiz, personalidad influyente en las
esferas políticas y diplomáticas, Fr. Patrocinio García Barriuso, doctor en derecho civil y canónico, Fr. Esteban Ibáñez, con
contactos en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Fr. Basilio del Río, último Procurador español en Jerusalén, Fr. José Isorna,
Superior de San Francisco el Grande y Presidente de la Comisión Permanente de la Obra Pía”.
SIC pag. 100: “El P. Sabino Muñiz, miembro de la Junta de la Obra Pía y ex morador de San Francisco el Grande, estaba en contacto
epistolar con el P. Legísima y le transmitía, el 8 de febrero de 1980, las noticias que le enviaba desde Roma, su amigo Ángel, como él le
llamaba, y que era el Embajador de España ante la Santa Sede, D. Ángel Sanz Briz, con quien le unía una gran amistad. Entre esas
noticias, le proponía que la Obra Pía y los franciscanos españoles dejaran de colaborar económicamente y con personal a Tierra
Santa, y que abrieran los ojos para darse cuenta que no todos los misioneros españoles, sobre todo los jóvenes, estaban en contra de la
supresión de los derechos y privilegios.73 Como había que reaccionar contra el Acuerdo, comenzó la ofensiva de escritos de los
Provinciales, Comisarios de Tierra Santa, misioneros etc.”
-SIC Citas pag 100: “Carta desde Benidorm del P. Sabino Muñiz al P. Legísima, del 8-II- 1980, en la que parece que su amigo Ángel
era el embajador español ante la Santa Sede, Ángel Sanz Briz: «…las apreciaciones que me revela en su carta coinciden ampliamente
con las que me escribe Ángel en dilatado escrito que recibí el fin de semana pasado, basadas, casi en su totalidad, en la actitud que
deben tomar los Provinciales de España, que debe de ser enérgica y contundente. Es necesario que la Orden en España tome una
actitud en ese sentido, haciéndole entender al Custodio y también al General, que “si la Orden no quiere reconocer y respetar los
derechos legítimos de España, su contribución al sostenimiento de los Santos Lugares serán restringidos notablemente en el campo
económico, diplomático y, sobre todo, en la aportación de personal, pues resultaría degradante para España que después de
contribuir tan largamente con sus religiosos se viese desplazada burlosa y discriminadamente al ínfimo lugar en todos los ámbitos y
en todo el quehacer de la Custodia…” son palabras textuales enviadas por Ángel”.
-SIC pag 102: “Carta del P. Sabino Muñiz al P. Legísima, de 24-II-1980, transmitiéndole noticias que le enviaba desde Roma el
embajador D. Ángel Sanz Briz. «… “Sobre el asunto candente de los Derechos en Tierra Santa debo decirte que al parecer se
encuentran en un bache profundo sin fácil salida, dado que la Custodia ha rechazado el plan de Campo Rey en múltiples
insinuaciones, entre otras, el olivar de Ramleh, la Casa nova de Jaffa, el Hospicio de Estambul, los terrenos de Jaffa, lo del Museo, los
almacenes de Ramleh… lo quieren todo y sin condiciones. España, apuntan, debe tener presencia allí como la tenemos todos, apunta el
Custodio cínicamente… Ya ves en qué laberinto sin fácil salida se ha metido el Sr. Campo Rey y los que le apoyan, sin saber lo que se
traen entre manos, de consecuencias incalculables y muy serias para España y su prestigio…”. Me advierte también otra cosa
sumamente grave y se deduce de lo que copio… “Mis noticias son que el Custodio o la Custodia tiene pensado dar la campanada grave
en el próximo Capítulo a celebrarse muy en breve, y de proceder a nombramiento de Superiores de los conventos españoles a
religiosos de cualquier nacionalidad… lo que implicará una batalla campal, lo piensa, incluso, a las narices del Visitador, cumpliendo
las aspiraciones de la mayoría de los moradores religiosos actualmente de servicio en la Custodia. No creo que prospere”...
-SIC pag 110: Parece ser que el Custodio propuso dos posibles soluciones: una era la supresión de los derechos y privilegios de los
españoles, que era lo que pretendía; otra, la posibilidad de confirmar la situación por tres años más con la esperanza de que se
clarificasen las cosas y se calmaran los ánimos. Como el clima estaba tan enrarecido, parece, según le informaba el embajador en
Roma al P. Muñiz, que los franciscanos españoles en Tierra Santa, se dividían en dos grupos: uno contemplaba la posibilidad de
suspender el Capítulo y que se nombrase el nuevo gobierno de la Custodia por decreto hasta que se llegara a un acuerdo; el otro
opinaba que se celebrase el Capítulo normalmente, es decir, según los nuevos Estatutos, y posteriormente se negociase con la Santa
Sede un acuerdo que zanjase definitivamente el tema. (...) Como queda acreditado por los hechos, se optó por la segunda posibilidad
en el Capítulo de la Custodia, de noviembre de 1980, que era la que estaba en la lógica de lo que se pretendía y se procedió, con este
sostenido respaldo pontificio, a las elecciones según los nuevos Estatutos. Se había llegado así a la abolición de los privilegios
nacionales”
-"The Battle for Egypt: The Summer of 1942». Historical Publications Branch, Wellington.
.
(11) : Las cifras estimadas sobre muertos civiles y militares en la Segunda Guerra Mundial son:
-Unos 600.000 soldados polacos caídos y 6.000.000 fallecidos entre la población no militar.
-17 millones de civiles rusos, frente a los 12 millones de soldados.
-Se superaron en tres veces, las bajas sufridas por “gentes comunes” a las del el ejército, en países como: Yugoslavia y Hungría.
-Mientras en otros, como: Checoslovaquia, Holanda, o Grecia; los muertos civiles fueron entorno a diez y treinta veces más, que los
caídos en el frente. Destacando los checos, de los que murieron 315.000 en las ciudades, mientras solo lo hicieron en batalla 7000
soldados.
-Por su parte, otros países mantuvieron un número de bajas casi igual entre la población común y la de alistados; caso este de Francia,
Rumanía y Alemania.
-Mientras en los restantes murieron más soldados que civiles; tal como sucedió en Italia y en Bélgica (con tres alistados caídos por cada
no reclutado). En Reino Unido, con cuatro militares por cada ciudadano común; y en USA con 68 movilizados caídos, por cada
americano no militar fallecido.
-No he logrado hacerme con las cifras de países asiáticos.

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