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Benedicto Xvi Un Profeta de La Esperanza
Benedicto Xvi Un Profeta de La Esperanza
de la esperanza
[1]
INDICE
INTRODUCCIÓN, por Álex Rosal............................................... 7
[2]
«Informe sobre la fe»: la novedad profética que sigue
siendo relevante, por Jorge Soley ...................................... 36
[3]
El discurso de Ratisbona: cuando Al-Qaeda amenazó de
muerte a Benedicto XVI, «el devoto de la cruz», por J. M.
Carrera .............................................................................. 83
[4]
Benedicto XVI, al encuentro de los mártires españoles,
por Jorge López Teulón ..................................................... 123
[5]
Benedicto XVI el Grande, por Jesús María Silva
Castignani .......................................................................... 160
El hombre de los ojos buenos, por Giovanni Maria Vian ... 170
[6]
INTRODUCCIÓN
Con la muerte del Papa emérito Benedicto XVI nos ha atrapado una
cierta orfandad. La claridad de sus respuestas, sus
argumentaciones sólidas, su don de profecía, unidas a su humildad
y sencillez hacían de Benedicto un padre que representaba un
ancla firme ante las tempestades, así como la dulzura para
proponer las verdades de la fe sin imponer, y un optimismo
cristocéntrico que nos encaminaba a la esperanza.
Confío que estas páginas puedan darle luz y certezas ante los
contratiempos y dificultades que todos tenemos, y sirvan de
aperitivo para ahondar más en la obra de este profeta de la
esperanza.
Álex Rosal
[7]
LA MUERTE DE BENEDICTO XVI
[8]
1. Las últimas horas con vida de Benedicto
XVI: «Jesús, te quiero»... y la presencia del Papa
Francisco
En las últimas horas han transcendido las que serían
las últimas palabras con vida de Benedicto XVI. La periodista
argentina Elisabetta Piqué, del diario La Nación, ha asegurado que
ante de morir dijo en alemán: "Jesus, ich liebe dich" ("Jesús, te
quiero").
Según este mismo diario, la muerte del Papa ocurrió en su
habitación del primer piso del Monasterio Mater Ecclesiae,
ubicado en los Jardines del Vaticano. "Tras confirmarse, el
arzobispo Georg Ganswein, secretario de Benedicto,
enseguida llamó por teléfono a Francisco para avisarle del
fallecimiento. Diez minutos después, el Santo Padre llegó hasta el
lecho de muerte para darle una bendición final y rezar en silencio
junto a su cuerpo ya sin vida", dice la periodista.
El diario argentino asegura que "junto a Benedicto XVI se
encontraba su secretario Ganswein, sus dos médicos, las cuatro
mujeres consagradas del grupo Memores Domini (Carmela,
Loredana, Cristina y Rossella), sor Birgit Wansing, su secretaria
alemana y dos enfermeros. Francisco enseguida quiso que la
noticia se supiera a la mayor brevedad, por lo que el arzobispo
Gaswein llamó por teléfono al director de la Sala de Prensa, Matteo
Bruni".
Como también informa el diario ABC, en los últimos días,
Benedicto XVI, a sus ayudantes "les pedía disculpas continuamente
'por la lata que os estoy dando y os he dado en estos años'".
La salud de Benedicto XVI había ido empeorando desde hace
varios días. El propio Papa Francisco compartió públicamente la
noticia sobre el empeoramiento del estado de salud de su
predecesor al final de la última Audiencia General del año, el
pasado 28 de diciembre, cuando invitó a rezar por el Papa
emérito, "muy enfermo", para que el Señor le consuele y le
sostenga "en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final".
[9]
2. Estas fueron, minuto a minuto, las
últimas horas con vida de Benedicto XVI: «Pero
¿está agonizando?»
Benedicto XVI sufrió "una agonía breve, rodeado de la
oración de sus más cercanos colaboradores". Es lo que ha revelado
el arzobispo Georg Gänswein, secretario del difunto Papa, este
pasado miércoles, en una entrevista concedida en alemán
a Vatican News.
Durante su conversación con el medio vaticano, el
colaborador de Ratzinger comentó que tuvo que regresar de
prisa de Alemania el 27 de diciembre, donde visitaba a su familia.
Una de las consagradas del monasterio Mater Ecclesiae le llamó
para decirle que Benedicto XVI había pasado mala
noche. Gänswein llegó a la 1 de la madrugada del 28 de diciembre:
"Fui inmediatamente a su cama y tuve miedo porque respiraba con
mucha dificultad".
[11]
3. Cerca de 200.000 fieles dieron su último
adiós al «Papa humilde», el doble de lo que todos
esperaban
La capilla ardiente de Benedicto XVI en la basílica de San
Pedro cerró este miércoles a las 19:00h con un auténtico récord de
peregrinos. Según la Gendarmería Vaticana, la cifra de fieles que
ha desfilado ante los restos del Papa emérito ha rondado los
200.000. Más del doble de lo que se esperaba.
Durante los tres días que han estado expuestos los restos de
Benedicto XVIl se ha podido ver a personalidades de la talla del
primer ministro húngaro Viktor Orbán, y a compañeros en el
episcopado del difunto Papa como los cardenales Antonio
Cañizares, el ex secretario de Juan Pablo II, Stanisław Jan
Dziwisz, o el australiano George Pell.
Recuerdo inolvidable
[12]
Las primeras de la cola
[13]
4. El primer funeral por un Papa emérito:
Francisco predicó sobre cómo Dios usa
instrumentos frágiles
P. J. Ginés
La ceremonia de exequias
Ritos finales
[15]
Políticos y autoridades que acudieron
[17]
Representantes ecuménicos
El ataúd y la tumba
[18]
5. Benedicto XVI ya descansa en las Grutas
Vaticanas; en el lugar donde estuvo su «amigo»
Juan Pablo II
Los restos mortales del que fuera Papa emérito Benedicto
XVI ya descansan en las Grutas Vaticanas. Exactamente en el
mismo lugar donde fue enterrado por primera vez su "amigo" San
Juan Pablo II. Su secretario, las consagradas que lo cuidaron hasta
el último día y un grupo muy reducido de personas más, estuvieron
presentes durante el entierro. El decano del Colegio
Cardenalicio, Giovanni Battista Re, fue el encargado de oficiar un
responso.
Antes del funeral, en la Basílica de San Pedro, se preparó su
cuerpo para ser enterrado. Sus secretarios taparon su rostro con
un velo blanco y firmaron las actas.
Tras el funeral, presidido por el Papa Francisco, el cuerpo de
Benedicto fue llevado de nuevo a hombros hasta el interior de la
Basílica de San Pedro.
Posteriormente fue portado hasta el lugar exacto de la
inhumación. En la necrópolis situada bajo el subsuelo de la
basílica, vecina al lugar donde está la tumba de San Pedro. Allí se
colocaron los restos de Benedicto XVI en tres cajones diferentes.
Finalmente, antes de ser enterrado, se lacró la caja mortuoria.
Las llamadas Grutas Vaticanas ocupan una parte de la nave
central, entre la Basílica de Constantino y la actual. Además de
tumbas papales, hay ataúdes de reyes y reinas desde el siglo X. Y,
también, capillas dedicadas a diferentes santos del cristianismo.
Un lugar muy visitado por millones de peregrinos a lo largo
del año, donde se encuentra, por ejemplo, una estatua hecha de
mármol de San Pedro entronizado o el monumento funerario de
Calixto III. Papas como Pío X, Benedicto XV, Pío XI, Pío XII, Juan
XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I descansan en ese mismo lugar.
Aunque no ocurre lo mismo con muchos otros. Pío IX fue
enterrado en la Basílica de San Lorenzo Extramuros, y León XIII,
en San Juan de Letrán. Los dos últimos pontífices enterrados
extramuros. A partir de los próximos días, cuando se abra al
público, se podrá contemplar la tumba de Benedicto XVI, rezar por
su alma y encomendarse a él.
[19]
LA VIDA DE JOSEPH RATZINGER
[20]
1. Los tres regalos que pidió por Navidad el
niño Ratzinger... y «la risa de felicidad» por un
peluche
J. Cadarso
Amor a la liturgia
[22]
2. La madre de Benedicto XVI, hija ilegítima... y
la novia desconocida del joven Ratzinger
estudiante
En septiembre de 2016 salió a la venta en Italia el libro-
entrevista Últimas Conversaciones, en el que el periodista
alemán Peter Seewald recogía algunos diálogos, a veces
reveladores, mantenidos con su compatriota el Papa
emérito Benedicto XVI.
Entre las sorpresas del libro figuraron algunas circunstancias
familiares desconocidas hasta ahora, como el hecho de que su
madre, María Rieger, fuese hija ilegítima, es decir, que ella nació
fuera del matrimonio.
La familia Ratzinger lo descubrió en plena época de
nazismo, cuando la burocracia alemana empezó a exigir
certificados raciales de antecedentes arios en numerosas
ocasiones. Joseph Ratzinger, padre del Papa emérito, que era
gendarme en Baviera, tuvo que presentar un certificado racial suyo
y de su esposa. Al reunir la documentación se dieron cuenta de que
María Rieger había nacido antes de que sus padres se casasen. Su
padre, el panadero Rieger, pensaba que esa situación civil se
arreglaba automáticamente al celebrar el matrimonio, pero
descubrió después que no era así.
La familia de Benedicto
[24]
3. Ratzinger, ¿de progresista a conservador?
Es «un falso mito», sostiene Pablo Blanco, su
biógrafo
Carmelo López-Arias
-Han sido tantos... Destacaría los que tienen que ver con la
vida y la familia, aunque no fueran inicialmente sus temas más
cercanos, pero también los eclesiológicos, los que tienen que ver
con la tarea del teólogo y la declaración Dominus Iesus, en la que
recordó la divinidad de Jesucristo y que Él es el único Salvador. En
este sentido, debería haber encontrado total sintonía con otros
cristianos, pero recordar la doctrina sobre la Iglesia y el
ecumenismo expuesta por el Vaticano II molestó a los
protestantes, sobre todo en su país natal. Además, casi todos
los documentos del pontificado de Juan Pablo II pasaban por su
mesa y en no pocos de ellos pudo dejar también su huella y su
talento teológico.
[28]
4. ¿Por qué seguir en la Iglesia a pesar de la
tormenta? Ratzinger ya lo planteó y respondió
en 1970
C.L.
[29]
seguir siendo cristiano y miembro de la Iglesia en los momentos en
los que la bate la tormenta.
El texto ha sido traducido y preparado por el sacerdote y
teólogo Pablo Cervera para su inclusión en el tomo VIII/2 (La
Iglesia, signo entre los pueblos, de aparición en enero de 2019) de
las Obras Completas de Joseph Ratzinger.
[30]
queda reducida a esa realidad institucional" y "la pregunta sobre la
Iglesia se plantea en términos de organización".
[31]
Razones para seguir en la Iglesia
[33]
En efecto, "se nos quiere hacer creer que se puede llegar a
ser hombres sin el dominio de sí, sin la paciencia de la renuncia y la
fatiga de la superación, que no es necesario el sacrificio de
mantener los compromisos aceptados, ni el esfuerzo para sufrir con
paciencia la tensión entre lo que se debería ser y lo que
efectivamente se es". Pero "en realidad, el hombre no es salvado
sino a través de la cruz y la aceptación de los propios
sufrimientos y de los sufrimientos del mundo, que encuentran
su sentido liberador en la pasión de Dios. Solamente así el
hombre llegará a ser libre. Todas las demás ofertas a mejor precio
están destinadas al fracaso".
[35]
5. «Informe sobre la fe»: la novedad profética
que sigue siendo relevante
Jorge Soley
[36]
expectativas e ilusiones fueran tan altas, es seguro que nunca la
Iglesia, en su milenario deambular por la tierra, ha sufrido
una hecatombe como la vivida en el último tercio del siglo XX.
Seminarios vacíos, miles de sacerdotes secularizados y religiosos
exclaustrados, fieles menguantes en los bancos de las iglesias… y
un discurso oficial que insistía en que todo iba de maravilla.
Una disonancia cognitiva de libro que, no es de extrañar, dejaba
aturdidos, desorientados, a muchos cristianos. No es pues de
extrañar que las palabras claras, sosegadas y valientes, y el análisis
riguroso de Ratzinger sorprendiera y sedujera a un tiempo. La
titubeante nave de Pedro era ahora dirigida por un Papa que no se
resignaba a verla naufragar, y su brazo derecho era un teólogo que
había gozado de prestigio entre los más “progres” pero que había
decidido ser fiel a la Iglesia antes que a sus colegas y que,
precisamente por su procedencia, había calado perfectamente los
motivos de la desorientación en que la Iglesia se hallaba sumida.
El libro, leído hoy en día, sigue siendo de enorme interés, pero
con el añadido de que el tiempo ha confirmado mucho de lo que en
aquel 1985 eran advertencias y que luego se han revelado
profecías. Sin ir más lejos, cuando señala el peligro de lo que
entonces ya empezaba a estar presente y ahora conocemos como
“ideología de género”. Comenta Ratzinger al respecto que “el
conformismo corriente es previsible: poco importa ser hombre o
mujer, todos somos simplemente personas humanas. Esto, en
realidad, no deja de ser grave, por muy bello y generoso que
parezca. Significa que la sexualidad no se considera ya como
enraizada en la antropología, significa que el sexo se mira como
una simple función que puede intercambiarse a voluntad”. ¡Qué bien
lo vio venir!
Informe sobre la fe constituye también la puesta de largo en
público de lo que luego se conoció como «hermenéutica de la
continuidad», actitud y perspectiva tan querida por el futuro
Benedicto XVI. Al hilo de las preguntas de Messori va apareciendo
este enfoque que el entonces cardenal Ratzinger expone con su
acostumbrada claridad. Como cuando explica que “es imposible
para un católico tomar posiciones en favor del Vaticano II y en
contra de Trento o del Vaticano I. Quien acepta el Vaticano II, en la
expresión clara de su letra y en la clara intencionalidad de su
espíritu, afirma al mismo tiempo la ininterrumpida Tradición de la
Iglesia, en particular los dos concilios precedentes”. Y más
adelante, proclama: “no me gustan los términos pre o post conciliar,
aceptarlos significaría aceptar la idea de una ruptura en la historia
de la Iglesia”.
Ratzinger, lo decíamos antes, tiene en este libro el enorme
mérito de afrontar la realidad sin disimulos y prueba de ello es su
[37]
juicio sobre las causas de la crisis en que se encuentra sumida la
Iglesia, lo que le lleva a firmar que “la crisis de la Iglesia actual es
ante todo una crisis de los sacerdotes y de las órdenes
religiosas”.
También señala el entonces cardenal que aquella
desorientación de la que hablábamos estaba provocada por
una comprensión sesgada o directamente errónea de lo que es
la Iglesia. Así responde a la pregunta sobre la crisis del concepto
de Iglesia: “Aquí está el origen de buena parte de los equívocos o
de los auténticos errores que amenazan tanto a la teología como la
opinión común católica… Mi impresión es que se está perdiendo
imperceptiblemente el sentido auténticamente católico de la realidad
«Iglesia» sin rechazarlo de una manera explícita… Para algunos
teólogos, la Iglesia no es más que una construcción humana, un
instrumento creado por nosotros y que, en consecuencia, nosotros
mismos podemos reorganizar libremente a tenor de las exigencias
del momento”.
Esta errónea visión se concreta, por ejemplo, en la cuestión
de la intercomunión entre católicos y protestantes, algo de lo que se
habla hoy a menudo pero que ya algunos planteaban entonces.
Ratzinger explica muy bien el porqué de su imposibilidad: “Muchos
católicos piensan que está prohibición es el último fruto de una
mentalidad intolerante que ha pasado de moda… Pero no es
cuestión de intolerancia ni de retraso ecuménico. Para el Credo
católico, si no hay sucesión apostólica, no hay sacerdocio
auténtico y por tanto no puede haber eucaristía sacramental en
sentido propio. Nosotros creemos que esto ha sido querido así por
el mismo Fundador del cristianismo”.
Precisamente en el ámbito eclesiológico, al que Ratzinger da
un enorme valor, encontramos otra reflexión, de tono bastante
crítico, que llama poderosamente la atención. Ratzinger comenta la
preeminencia, tras el Concilio Vaticano II, de la visión de la Iglesia
como “pueblo de Dios”, un término con el que ahora nos topamos
por doquier. Pero el cardenal advertía de que con este lenguaje
“corremos el peligro de abandonar el Nuevo Testamento para volver
al Antiguo. En realidad, “pueblo de Dios” es, para la Escritura, Israel
en sus relaciones de oración y de fidelidad con el Señor. Pero
limitarse únicamente a esta expresión para definir a la Iglesia
significa dejar un tanto en la sombra la concepción que de ella nos
ofrece el Nuevo Testamento. En éste, la expresión “pueblo de Dios”
remite siempre al elemento veterotestamentario de la Iglesia, a su
continuidad con Israel. Pero la Iglesia recibe su connotación
neotestamentaria más evidente en el concepto de “cuerpo de
Cristo”. Se es Iglesia y se entra en ella no a través de pertenencias
sociológicas, sino a través de la inserción en el cuerpo mismo del
[38]
Señor, por medio del bautismo y de la eucaristía. Detrás del
concepto hoy tan en boga de Iglesia como “pueblo de Dios”
perviven sugestiones de eclesiología que vuelven, de hecho, al
Antiguo Testamento, y perviven también, posiblemente, sugestiones
políticas partidistas y colectivistas”.
Algo de esto vislumbraba hace cuatro décadas el cardenal
Ratzinger en lo que ya entonces algunos empezaban a llamar
“teología del pueblo” y de cuyas peligrosas desviaciones advertía
ya entonces cuando explicaba que “el pueblo se convierte en un
concepto opuesto al de jerarquía y está en antítesis con todas las
instituciones designadas como fuerzas de la opresión. Finalmente,
es el pueblo quién participa en la lucha de clases, la 'Iglesia popular'
se contrapone a la Iglesia jerárquica... en el concepto de pueblo se
transformó en un mito marxista la realidad del pueblo de
Dios tan acentuada en el Concilio” (por cierto, el análisis de
Ratzinger, escrito en 1984, sobre la teología de la liberación,
breve y certero, reproducido en la parte final del libro, merece ser
leído con atención también a día de hoy).
No pretendemos agotar el rico y variado elenco de cuestiones
que aborda Ratzinger de la mano de Messori, pero bastará, para
evidenciar el valor de este Informe sobre la fe, algunas citas
sobre cuestiones hoy especialmente candentes.
Como el papel de la Conferencias Episcopales. Aquí el
comentario del cardenal Ratzinger es devastador: “En Alemania ya
existía una conferencia episcopal en la década de los 30. Pues
bien, los documentos verdaderamente enérgicos contra el
nazismo fueron los escritos individuales de algunos obispos
intrépidos. En cambio, los de la Conferencia resultaron un tanto
descoloridos, demasiado débiles para lo que exigía la tragedia”.
Y sobre la liturgia, afirma: “La liturgia no es un show, no es un
espectáculo que necesite directores geniales y actores de talento.
La liturgia no vive de sorpresas simpáticas, de ocurrencias
cautivadoras, sino de repeticiones solemnes. No debe expresar la
actualidad, el momento efímero, sino el misterio de lo sagrado”.
Comentando el hecho de la desaparición del latín en la misa,
Ratzinger reconoce que “también este es uno de los casos de
desajuste -frecuente en estos años- entre las disposiciones del
Concilio, la estructura auténtica de la Iglesia y de su culto, las
verdaderas exigencias pastorales del momento y las respuestas
concretas de ciertos sectores clericales. Y sin embargo, la lengua
litúrgica no era en modo alguno un aspecto secundario. En los
orígenes de la ruptura entre el Occidente latino y el Oriente griego
hay también un problema de comprensión lingüística. Es probable
que la desaparición de una lengua litúrgica común venga a
[39]
reforzar las tendencias centrífugas entre las diferentes áreas
católicas”.
Y para acabar, y de paso disipar cualquier duda que aún
pudieran albergar sobre la importancia y valor de este Informe sobre
la fe, una cita de Joseph Ratzinger que es de aplicación a todo
tiempo y lugar: “Debemos tener el coraje de ser inconformista ante
las tendencias del mundo opulento. En lugar de acomodarnos al
espíritu de la época, deberíamos ser nosotros quienes
imprimiéramos de nuevo en este espíritu el sello de la austeridad
evangélica”.
[40]
6. Benedicto XVI desvela enfrentamientos
dramáticos y «lágrimas» en la Comisión
Teológica Internacional
Carmelo López-Arias
Discusiones abiertas
[43]
7. Los santos preferidos de Benedicto, su
ritmo de oración y sus puntos fuertes, revelados
por Gänswein
El pasado 22 de noviembre de 2022, Andreas Thonhauser, de
la oficina de EWTN en el Vaticano, entrevistó en profundidad al
arzobispo Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia y
secretario personal de Benedicto XVI, sobre su día a día, el legado
del Papa emérito y aspectos de su Pontificado y su
espiritualidad. Trabajó con él desde 1995, y vivió con él en el
monasterio Mater Ecclesiae tras su renuncia. A sus 66 años, la
perspectiva de Ganswein sobre Benedicto XVI es única, cercana y
profunda.
[44]
De las figuras más modernas, el secretario del Papa emérito
añade a "Madre Teresa, por su simplicidad y convicción. De
hecho, lo que ella vivió fue más que una conferencia de teología.
Ella vivió el Evangelio y eso, para él, era decisivo".
Detalla que el teólogo Ratzinger conoció a Madre Teresa en el
“Katholikentag” [Día Católico] de Freiburg en 1978. "Él llevaba un
año de arzobispo y yo llevaba un año en el seminario. La Madre
Teresa estaba allí, en la catedral de Freiburg, y también él, el
cardenal de Múnich, Joseph Ratzinger".
[45]
por fin se presentara ante él, le mostraría mansedumbre y
misericordia, sabiendo, por supuesto, de sus debilidades y de sus
pecados, de su vida.... Pero, como decía San Juan: Dios es más
grande que nuestro corazón".
[46]
El legado que deja: encíclicas y libros populares
[48]
Satisfecho por lo que logró hacer
[49]
8. Ateos, agnósticos, políticos... 8
conversos que se hicieron católicos a través de
Ratzinger
Pablo J. Ginés
[51]
4. El judío 'new age' que soñó con Jesús: la mirada de
Benedicto XVI lo atrapó
[52]
6. La senadora socialista española que entró en la fe
leyendo libros de Ratzinger
[53]
8. La periodista inglesa de clase alta ajena del todo al
catolicismo
[54]
9. Se hace público el testamento espiritual
de Benedicto XVI: «¡Manteneos firmes en la fe!»
En las últimas horas ha transcendido el testamento
espiritual que dejó escrito Benedicto XVI el 29 de agosto de 2006.
Un legado para todos los cristianos que no tiene desperdicio.
******
"Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia las
décadas que he recorrido, veo en primer lugar cuántas razones
tengo para dar gracias. En primer lugar, doy gracias a Dios
mismo, dador de todo bien, que me dio la vida y me guió en
diversos momentos de confusión; siempre me levantó cuando
empecé a resbalar y siempre me devolvió la luz de su semblante.
En retrospectiva veo y comprendo que incluso los tramos oscuros y
fatigosos de este camino fueron para mi salvación y que fue en ellos
donde Él me guió bien.
Doy gracias a mis padres, que me dieron la vida en una
época difícil y que, a costa de grandes sacrificios, con su amor
prepararon para mí una morada magnífica que, como una luz clara,
ilumina todos mis días hasta el día de hoy. La lúcida fe de mi
padre nos enseñó a los niños a creer, y como señal siempre se
ha mantenido firme en medio de todos mis logros científicos; la
profunda devoción y la gran bondad de mi madre son un legado que
nunca podré agradecerle lo suficiente. Mi hermana me ha asistido
durante décadas desinteresadamente y con afectuoso cuidado;
mi hermano, con la lucidez de sus juicios, su vigorosa resolución y
la serenidad de su corazón, me ha allanado siempre el camino; sin
este constante precederme y acompañarme, no habría podido
encontrar la senda correcta.
De corazón doy gracias a Dios por los muchos amigos,
hombres y mujeres, que siempre ha puesto a mi lado; por los
colaboradores en todas las etapas de mi camino; por los profesores
y alumnos que me ha dado. Con gratitud los encomiendo todos a
Su bondad. Y quiero dar gracias al Señor por mi hermosa patria en
los Prealpes bávaros, en la que siempre he visto brillar el esplendor
del Creador mismo. Doy las gracias al pueblo de mi patria porque
en él he experimentado una y otra vez la belleza de la fe. Rezo para
que nuestra tierra siga siendo una tierra de fe y os lo ruego,
queridos compatriotas: no os dejéis apartar de la fe. Y, por último,
[55]
doy gracias a Dios por toda la belleza que he podido
experimentar en todas las etapas de mi viaje, pero especialmente
en Roma y en Italia, que se ha convertido en mi segunda patria.
A todos aquellos a los que he hecho daño de alguna
manera, les pido perdón de todo corazón.
Lo que antes dije a mis compatriotas, lo digo ahora a todos los
que en la Iglesia están confiados a mi servicio: ¡manteneos firmes
en la fe! No se confundan. A menudo da la impresión de que la
ciencia -las ciencias naturales, por un lado, y la investigación
histórica (especialmente la exégesis de la Sagrada Escritura), por
otro- es capaz de ofrecer resultados irrefutables en contradicción
con la fe católica.
He vivido las transformaciones de las ciencias naturales
desde hace mucho tiempo, y he podido comprobar cómo, por el
contrario, las aparentes certezas contra la fe se han
desvanecido, demostrando no ser ciencia, sino interpretaciones
filosóficas sólo aparentemente pertenecientes a la ciencia; del
mismo modo que, por otra parte, es en el diálogo con las ciencias
naturales como también la fe ha aprendido a comprender mejor el
límite del alcance de sus pretensiones, y por tanto su
especificidad.
Hace ya sesenta años que acompaño el camino de la
Teología, en particular de las ciencias bíblicas, y con la sucesión de
las diferentes generaciones he visto derrumbarse tesis que parecían
inamovibles, demostrando ser meras hipótesis: la generación
liberal (Harnack, Jülicher, etc.), la generación existencialista
(Bultmann, etc.), la generación marxista. He visto y veo cómo de la
maraña de hipótesis ha surgido y vuelve a surgir lo razonable de la
fe. Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y
la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su
cuerpo.
Por último, pido humildemente: rezad por mí, para que el
Señor, a pesar de todos mis pecados e insuficiencias, me reciba
en las moradas eternas. A todos los que me han sido confiados, mis
oraciones salen de mi corazón, día a día.
Benedictus PP XVI.
[56]
10. Se publica el libro que Benedicto XVI
quiso póstumo: su teología, a modo de
testamento espiritual
El viernes se pone a la venta en Italia el libro que recoge los
escritos de Benedicto XVI posteriores a su renuncia al pontificado.
Se titula Qué es el cristianismo (Mondadori) y el subtítulo lo
presenta como Casi un testamento espiritual.
[57]
Tras el affaire del libro con Sarah, llegó la respuesta: aceptaba
la idea, pero "ponía una condición tajante: la obra debía publicarse
después de su muerte".
[58]
acusaciones sobre presuntas posiciones antijudías en mi
pensamiento las rechacé terminantemente en su día", añade.
-el cuarto capítulo recoge una entrevista con el padre Daniele
Libanori en la que aborda la cuestión de si Jesucristo debía morir
para restaurar el orden del ser, trastocado por el pecado: "La
respuesta clásica", explica Ratzinger, "fue elaborada por San
Anselmo de Canterbury y hoy es para nosotros casi
incomprensible": "En la entrevista he intentado mostrar cómo
podemos hoy comprender racionalmente el motivo del
sufrimiento y de la muerte de Jesucristo".
-Luego vienen dos textos, uno sobre el sacerdocio, antes
citado, y otro sobre la Eucaristía, donde afronta el debate sobre
la intercomunión (comunión de protestantes en misas católicas),
"que periódicamente se replantea con fuerza en Alemania". Estudiar
esto le ha permitido "una mirada más profunda" sobre la Presencia
Real y una "nueva definición" de lo que significa comer y beber el
Cuerpo y la Sangre de Cristo.
-el siguiente capítulo trata "cuestiones morales" y "una
contribución fundamenta sobre la cuestión de la Iglesia y del
escándalo de los abusos sexuales".
-y un último capítulo sobre cuestiones históricas, como su
texto por los cincuenta años de la Comisión Teológica
Internacional (en el que hizo importantes revelaciones sobre su
funcionamiento), un recuerdo a Juan Pablo II en el centenario de
su nacimiento, unas palabras con motivo del 75º aniversario de la
muerte del padre Alfred Delp (condenado a muerte por los nazis) y
una entrevista sobre San José.
[59]
EL PONTIFICADO DE BENEDICTO XVI
[60]
1. Aquel feliz día en el que Benedicto XVI se
convirtió en Papa
Joseph Pearce
[61]
alegría, gritando y saltando. ¡Me encontré a mí mismo dando
brincos con el decano, agarrándonos mutuamente por los brazos
de la manera más indecorosa!
El padre Fessio rompió a llorar de alegría incontroladamente.
Antiguo alumno de Ratzinger y estudioso desde mucho tiempo
atrás de la obra del cardenal, Fessio, como fundador de Ignatius
Press, había publicado la primera traducción inglesa de muchas de
los libros de Ratzinger. Para este grande y fiel jesuita, la elección de
su mentor a la Cátedra de Pedro no era solamente la respuesta a
sus oraciones, sino un sueño hecho realidad. Su alegría personal
era una razón adicional para la mía propia, acentuando la euforia
absoluta del momento.
Imagino que escenas de alegría similares estallaron en todo el
mundo allá donde se hubiesen juntado dos o tres católicos fieles.
En contraste, la elección de Ratzinger fue recibida con dolor y
horror por aquellos cuyos errores heterodoxos y
apóstatas habían sido condenados por el nuevo Papa durante sus
muchos años como prefecto de la Congregación para la Doctrina de
la Fe. Como siempre, estos lobos envueltos en piel de cordero
aullaron al unísono con los lobos de los medios
laicistas, uniéndose a los enemigos confesos de la Iglesia en su
odio al héroe de la ortodoxia que les había hecho retroceder en
sus años como fiel y valiente servidor de Juan Pablo II.
En la guerra terminológica que siguió a la elección del Papa,
los enemigos de la ortodoxia descalificaron al nuevo pastor alemán
como “el rottweiler de Dios”. Aunque la delicadeza y la santidad de
Ratzinger no merecían semejante epíteto, resultaba irónicamente
acertado que los lobos que querían devorar al rebaño odiasen al
rottweiler que les había impedido valientemente hacerlo!
Tal es mi admiración por Benedicto, que siento hacia él lo
que G.K. Chesterton sentía hacia el santo dominico Vincent
McNabb. Chesterton escribió que “el padre McNabb camina sobre
un techo de cristal sobre mi cabeza”. Al menos con la misma
intensidad, yo también siento que Benedicto camina sobre un techo
de cristal sobre mi cabeza, no solo en razón de su santidad y de su
sabiduría y magisterio, sino en razón del gran regalo que su
pontificado fue para la Iglesia.
[62]
2. Doce cosas en las que el Papa Benedicto XVI
fue un absoluto pionero
Pablo J. Ginés
[63]
2. ¡El primer Papa en superar los 93 años y cinco meses
de vida!
[66]
Así, Benedicto se convirtió en el primer Papa en visitar una
sinagoga en Alemania, gesto de gran simbolismo.
[67]
10. ¡Lanzó un decreto contra el blanqueo de dinero en
entidades vaticanas!
[69]
3. Benedicto XVI, «el primer Papa tuitero»: esta
es la historia de cómo la Santa Sede aceptó la
idea
Sabido es que el fallecido Benedicto XVI fue siempre una
persona muy abierta a dialogar con ideas presumiblemente
enfrentadas, y sabido es, también, que esa apertura le hizo ser
un absoluto pionero en muchas cosas de la Iglesia. (Puedes leer
aquí las 12 facetas donde Benedicto fue el primero de todos). De
una de ellas se cumplieron diez años, precisamente, el pasado 12
de diciembre de 2022: el estreno de la primera red social de un
Papa.
El usuario @Pontifex de Twitter fue un paso muy importante
para seguir cumpliendo con la misión de hacer llegar el mensaje
de Cristo a todos los rincones de la tierra. Con 53 millones de
seguidores actualmente, la cuenta se publica desde 9 perfiles en
diferentes idiomas (incluyendo el latín).
Algo impensable
[70]
Daba vértigo
La clave que le hizo despertar esa idea a Entrala fue algo que
dijo el fallecido Papa. "Cuando hay problemas, los grandes
cambios urgen. La oportunidad que vi para para llamar a la puerta
del Vaticano ofreciendo mi ayuda fue un mensaje del
Papa Benedicto XVI en el que decía que parte de la crisis de
imagen que sufría entonces la Iglesia se debía a
[71]
su desconocimiento del uso de las redes en la comunicación del
Vaticano", expresa.
El problema era que el experto no conocía a nadie en el
Vaticano. "Cuando escribí al Vaticano, no tenía ningún contacto
previo, no conocía a nadie en la Curia. Las posibilidades de que
esa oportunidad de negocio para mi agencia tuviera éxito eran
ínfimas. Pero estaba tan convencido de que podíamos ayudarles,
que escribí una carta y la envié por correo. Así comenzó todo. Y la
carta llegó. Y me llamó por teléfono un alto responsable del
Vaticano", relata.
Una vez sentados en la misma mesa, Entrala expuso a los
representantes de la Santa Sede lo que tenía pensado hacer. "La
relación con el Vaticano comienza con un taller de formación en
Roma para sus cuadros directivos sobre la influencia en Internet.
Ese workshop abrió mentes y facilitó la creación de una red de
aliados de la innovación digital en la Santa Sede", afirma.
[72]
4. La valentía de Benedicto XVI contra abusos
sexuales: tomó las riendas por la inacción de
los obispos
P.J. Ginés
[76]
Y en la entrevista de 2010 con Peter Seewald publicada
en "La luz del mundo", Benedicto comentó: "La homosexualidad
es incompatible con la vocación sacerdotal. De otra manera, el
celibato mismo perdería su significado de renuncia".
Sullins asegura que, junto con otras medidas, los controles
más estrictos en los seminarios de EEUU lograron mejoras: hay
muchísimos menos abusos contra niños y adolescentes varones,
que además cometen sacerdotes ordenados entre los 60 y los 80.
Los 20 clérigos abusadores sexuales condenados que fueron
ordenados después de 2006 abusaron todos de muchachas o de
mujeres, no de varones. Hoy se puede constatar que con Benedicto
cambiaron las cosas y empezó la mejoría.
[77]
5. Los ordinariatos anglocatólicos: la atrevida
«revolución» ecuménica de Benedicto XVI que
cuajó bien
Pablo J. Ginés
[78]
Una carretera para recibir anglicanos al catolicismo
[79]
Barnes y David Silk, antiguo obispo de Mallarat, en Australia. Y un
poco después, Mercer.
Se fueron consolidando 3 ordinariatos creados por
Benedicto XVI: en Gran Bretaña, en Norteamérica y en
Australia, salpicando luego con grupos en Japón, Papúa y las
Marianas.
Los primeros años fueron complicados, sobre todo
económicamente. Patronos que habían prometido dinero y apoyo
no cumplieron. Benedicto XVI ordenó entonces apoyar al
ordinariato inglés con dinero vaticano en sus primeros inicios.
Al pasar los años, la apuesta de Benedicto XVI por los
ordinariatos parece más capaz de ofrecer frutos selectos que de
mover masas, pero no hay duda de que se ha consolidado. Hay
entre los tres ordinariatos unos 200 clérigos que antes eran
anglicanos, al menos 13 antiguos obispos anglicanos y casi
10.000 fieles que también lo eran.
[82]
6. El discurso de Ratisbona: cuando Al-Qaeda
amenazó de muerte a Benedicto XVI, «el
devoto de la cruz»
J.M. Carrera
[83]
La difusión violenta de la fe, "algo insensato"
[84]
embajador del Vaticano para pedir explicaciones. Semejantes
pronunciamientos tuvieron lugar en Kuwait y Arabia Saudí.
La respuesta diplomática no fue la única. 10 años
después, sor Leonella Sgorbati, religiosa de 65 años que
trabajaba en un hospital infantil de Mogadiscio (Somalia)
fue asesinada en respuesta al discurso de Ratisbona. También
falleció su guardaespaldas, conductor y padre de cuatro hijos,
Mohamed Osman Mahamud. La religiosa llevaba cerca de treinta
años trabajando en África, y ya ha sido declarada beata y mártir.
En Nablus (Cisjordania), un grupo de hombres
armados incendiaron la puerta de una iglesia católica antes de
abrir fuego contra el edificio y darse a la fuga. Fue una de las
decenas de iglesias que fueron atacadas e incendiadas tras la
polémica, destacando estas cinco de Palestina.
No fueron pocas las amenazas proferidas contra el Papa
por grupos yihadistas. En Basora (Irak), la quema de la efigie del
Pontífice por 500 manifestantes se unió a las amenazas proferidas
por Al Qaeda, que “continuará la yihad hasta la caída de
Occidente”.
También el grupo Ansar al-Suna dedicó esta amenaza a
Italia: “Para ustedes tenemos la espada, en respuesta a su
arrogancia”. Semejantes consignas se trasladaron a otros países y
grupos, como este del consejo de los Muyahidin: “Al devoto de la
cruz le decimos que él y Occidente serán derrotados como en
Iraq, en Afganistán y en Chechenia”.
No todas las repercusiones fueron negativas. De hecho, hubo
instituciones que felicitaron al Papa por sus palabras dedicadas al
encuentro entre la fe y la razón. Así lo hizo la Universidad de
Tubinga, al conceder el premio “Discurso del Año” al
pronunciado por Benedicto en 2006.
[85]
De hecho, Benedicto llegó a emitir dos rectificaciones
solemnes, hasta cuatro gestos de distensión diplomática y
modificó su propio discurso, añadiendo hasta 13 notas
aclaratorias de lo expresado, que se pueden consultar en
el documento oficial.
En la tercera nota, referida al párrafo que suscitó la
polémica, lamentó definitivamente que la cita se considerase
como su propia opinión personal.
“Espero que el lector pueda captar que esta frase no expresa
mi valoración personal frente al Corán”, escribió. “Citando el
texto del Emperador Manuel II intentaba únicamente evidenciar la
relación esencial entre Fe y Razón. En este punto estoy de
acuerdo con Manuel II, sin hacer mía sin embargo, su polémica”,
añadió Benedicto.
La que llegó a ser definida como la peor crisis política y
diplomática de la historia reciente del Vaticano llegó a su fin el
25 de septiembre del mismo 2006.
Aquel día tuvo lugar el cuarto gesto de disculpa por parte
de Benedicto al recibir a 22 diplomáticos de países musulmanes
y una veintena de líderes islámicos italianos en Castelgandolfo,
destacando la presencia de representantes de Irán, Irak,
Pakistán, Turquía y Siria.
Sin embargo, la consigna transmitida por la cadena árabe que
emitió el discurso del Papa Al Yazira no fue esperanzadora respecto
al cierre definitivo del conflicto: “El Papa sigue sin disculparse”.
[86]
7. El gran discurso de Benedicto XVI sobre la
fe y la cultura
Antonio R. Rubio Plo
[87]
gestando una nueva, aunque en la intención de los monjes no
había expresamente ningún propósito cultural. El propósito de
aquellos religiosos era Quarere Deum [Buscar a Dios]. Sin
embargo, no se trataba de una finalidad genérica o abstracta.
Benedicto XVI subrayó que el camino de la búsqueda era a través
de la Palabra de Dios, de los libros de las Sagradas Escrituras.
El benedictino Jean Leclerc, citado por el Papa en el
discurso, supo expresarlo en esta brillante síntesis: “Amor por las
letras y deseo de Dios”. Cuando leí este pasaje, tuve muy claro
que Claudio Frollo, es decir, Víctor Hugo, se había equivocado en
su pronóstico: la imprenta, y menos aún los manuscritos
medievales, no mató a la catedral, ni amenazó la existencia del
cristianismo. La edad media cristiana no separó drásticamente
la razón de la fe, tal y como hizo la modernidad.
Como bien recordaba el Papa, “el deseo de Dios, el amor a
Dios incluye el amor a las letras, el amor por la palabra”. El
auténtico cristianismo no separa las ciencias profanas de las
religiosas. Las ciencias profanas, en opinión del pontífice, resultan
importantes precisamente por esa búsqueda de Dios emprendida
por el hombre. Muchos cristianos no pueden admitir esta drástica
separación, que nos ha acompañado en los últimos siglos y que no
solo ha perjudicado a la fe sino también a la razón.
Me viene el recuerdo de una escritora francesa del siglo
XX, Marie Noel, autora de inspirados poemas, y que en una carta a
su director espiritual expresaba que no quería elegir entre
Montmartre y Montparnasse. El primero, el monte de los mártires,
simboliza la fe cristiana, mientras que el segundo es el parnaso
o monte de los poetas. La escritora quería estar presente en los
dos a la vez, en la basílica parisina del Sacré Coeur y en los
círculos intelectuales del barrio de Montparnasse de las primeras
décadas del siglo XX.
Volviendo al discurso del Colegio de los Bernardinos, cabe
añadir que Benedicto XVI habla de la importancia de
la biblioteca en el monasterio, pues “indica el camino hacia la
palabra”. Por tanto, la formación y la erudición del hombre son
importantes porque son instrumentos con los que puede servir
mejor al Dios que está buscando. Y toda esa gran aportación
cultural empieza en aquellos monasterios medievales en los que se
lee e interpreta la Escritura y se desarrolla una comunidad en la que
se vive la Palabra, ajena a toda interpretación fundamentalista. Por
lo demás, en los monasterios se asiste a la complementariedad
del ora et labora, que permite apreciar las raíces cristianas del
trabajo, ausentes en el mundo grecolatino donde el trabajo era
considerado una actividad servil.
[88]
Benedicto XVI apunta también en su discurso a las
consecuencias de la ruptura entre fe y razón. Quienes fomentaron
esa separación en nombre de la libertad no se dieron cuenta de lo
que traería consigo. El Papa tiene al respecto palabras muy
certeras: “Sería fatal si la cultura europea de hoy llegase a entender
la libertad como falta total de vínculos y con esto favoreciese
inevitablemente el fanatismo y la arbitrariedad. La falta de vínculos
y la arbitrariedad no son la libertad, sino su destrucción”.
En efecto, los tiempos que estamos viviendo son los del
triunfo de un emotivismo moral, arbitrario, caprichoso y de débiles
fundamentos. Ese emotivismo cuestiona ciertamente la fe,
aunque acaso es mucho más preocupante que prescinda de la
razón. Cabría añadir que son tiempos de irracionalidad, tiempos
de ídolos que se hacen a sí mismos, tiempos de ídolos sin
perspectiva que solo aspiran a vivir el presente.
En este discurso de París, Benedicto XVI llega a la conclusión
de que el fundamento de toda verdadera cultura es la búsqueda
de Dios y la disponibilidad para escucharle. El amor a las letras
va de la mano de la búsqueda de Dios. Una fe encerrada en sí
misma, una fe ajena a la cultura será incapaz de encontrar a Dios.
El gran legado del Papa Ratzinger es la insistencia en no
desvincular la fe y la razón, la necesidad de la alianza entre ambas,
la necesidad de una recíproca apertura.
[89]
8. Cardenal Sarah: «Benedicto XVI será
recordado como el Papa del "Summorum
Pontificum", de la paz litúrgica»
Apartado ya de sus obligaciones como prefecto de la
Congregación para el Culto Divino, el cardenal Robert Sarah, de 75
años, mantiene una activa presencia pública. Sus palabras son
siempre escuchadas con esperanza por una amplia porción de la
opinión pública católica, y nunca defrauda. Lorenzo Bertocchi le
ha entrevistado para Il Timone:
[92]
»A la luz de cuanto he dicho, se puede comprender la
importancia del cuidado de las almas, el celo por las
almas, animarum zelus, que consiste en el interés que el pastor
debe nutrir por la salvación eterna de las ovejas que le han sido
confiadas. Benedicto XVI, en una homilía del 5 de abril de 2012,
Jueves Santo, dijo: "Y, como sacerdotes, nos preocupamos
naturalmente por el hombre entero [...] no sólo nos preocupamos de
su cuerpo, sino también precisamente de las necesidades del alma
del hombre: de las personas que sufren por la violación de un
derecho o por un amor destruido; de las personas que se
encuentran en la oscuridad respecto a la verdad; que sufren por la
ausencia de verdad y de amor. Nos preocupamos por la
salvación de los hombres en cuerpo y alma. Y, en cuanto
sacerdotes de Jesucristo, lo hacemos con celo. Nadie debe tener
nunca la sensación de que cumplimos concienzudamente nuestro
horario de trabajo, pero que antes y después sólo nos
pertenecemos a nosotros mismos. Un sacerdote no se pertenece
jamás a sí mismo. Las personas han de percibir nuestro celo,
mediante el cual damos un testimonio creíble del evangelio de
Jesucristo".
»Pero hoy se habla poco del Evangelio y ya no se habla de
las almas. La pastoral actual se ocupa principalmente del
cuerpo, la vida, las cosas materiales. Así, cuando Jesús dice,
"¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si
pierde su alma?", todas las traducciones modernas dicen "¿si
pierde su vida?" (Mt 16,26) [No es el caso de la Biblia de la
Conferencia Episcopal Española, ndt].
»Lo mismo se puede aplicar a la Santa Comunión. El texto
latino dice: "Domine, non sum dignus, ut intres sub tectum meam,
sed tantum dic verbo, et sanabitur anima mea". La última parte se
ha traducido: "Bastará para sanarme". El sacerdote cuida de las
almas. Si no se preocupa por las almas es inútil. Esto, para un
sacerdote, significa cuidar del prójimo, ser un "curato", como San
Juan María Vianney [Santo Cura de Ars].
[95]
9. La JMJ de Madrid, el gran evento de
Benedicto XVI con los jóvenes: unos días que
hicieron historia
Javier Lozano
[96]
En plena vigilia se desató una enorme tormenta. Un diluvio
cayó sobre todos, incluido el Papa, mientras la fuerza del
viento ponía en jaque el escenario principal. Los relámpagos y
truenos se cernían encima de la multitud, que se procedía a realizar
una de las adoraciones más impresionantes que se han visto.
La tormenta se disipó de repente y entonces el silencio de un
millón y medio de personas arrodilladas dio la vuelta al
mundo mientras se adoraba a Cristo-Eucaristía expuesto en la
impresionante custodia de Arfe traída expresamente desde
Toledo. Los que allí estuvieron y los que pudieron verlo a través de
la televisión nunca olvidarán aquellos instantes.
“Hemos vivido una aventura juntos. Firmes en la fe en Cristo
habéis resistido la lluvia. Antes de marcharme, deseo daros las
buenas noches a todos. Que descanséis bien. Gracias por el
sacrificio que estáis haciendo y que no dudo ofreceréis
generosamente al Señor. Nos vemos mañana, si Dios quiere, en la
celebración eucarística. Os espero a todos. Os doy las gracias por
el maravilloso ejemplo que habéis dado. Igual que esta noche,
con Cristo podréis siempre afrontar las pruebas de la vida. No
lo olvidéis”, dijo Benedicto XVI a los jóvenes aquella noche.
Pocos minutos antes animaba así a los jóvenes: “si
permanecéis en el amor de Cristo, arraigados en la fe, encontraréis,
aun en medio de contrariedades y sufrimientos, la raíz del gozo y la
alegría. La fe no se opone a vuestros ideales más altos, al
contrario, los exalta y perfecciona. Queridos jóvenes, no os
conforméis con menos que la Verdad y el Amor, no os conforméis
con menos que Cristo”.
El domingo por la mañana se celebró la multitudinaria misa
presidida por Benedicto XVI y en la que concelebraron cientos de
cardenales y obispos así como miles de sacerdotes.
En su bella homilía, Benedicto XVI recordó a los peregrinos:
“tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos, y que tu fe sirva
igualmente de apoyo para la de otros. Os pido, queridos amigos,
que améis a la Iglesia, que os ha engendrado en la fe, que os
ha ayudado a conocer mejor a Cristo, que os ha hecho descubrir
la belleza de su amor. Para el crecimiento de vuestra amistad con
Cristo es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa
inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como
la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción
frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y
meditación de la Palabra de Dios”.
Y a raíz de esto añadió: “de esta amistad con Jesús nacerá
también el impulso que lleva a dar testimonio de la fe en los más
diversos ambientes, incluso allí donde hay rechazo o
indiferencia. No se puede encontrar a Cristo y no darlo a
[97]
conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para
vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe.
El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente
a Dios. Pienso que vuestra presencia aquí, jóvenes venidos de los
cinco continentes, es una maravillosa prueba de la fecundidad del
mandato de Cristo a la Iglesia: «Id al mundo entero y proclamad el
Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15). También a vosotros os
incumbe la extraordinaria tarea de ser discípulos y misioneros de
Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que
aspiran a cosas más grandes y, vislumbrando en sus corazones la
posibilidad de valores más auténticos, no se dejan seducir por las
falsas promesas de un estilo de vida sin Dios.
Esa misma tarde Benedicto XVI abandonaría Madrid con
rumbo a Roma, en el que sería su última visita a España. Pero en
su regreso se llevó una pequeña parte del corazón de los
católicos españoles.
[98]
10. Benedicto XVI y la ciencia
Alfonso V. Carrascosa
[99]
desvanecido, demostrando no ser ciencia, sino interpretaciones
filosóficas que sólo parecen ser competencia de la ciencia.
Desde hace sesenta años acompaño el camino de la teología,
especialmente de las ciencias bíblicas, y con la sucesión de las
diferentes generaciones, he visto derrumbarse tesis que parecían
inamovibles y resultar meras hipótesis: la generación liberal
(Harnack, Jülicher, etc.), la generación existencialista (Bultmann,
etc.), la generación marxista. He visto y veo cómo de la confusión
de hipótesis ha surgido y vuelve a surgir lo razonable de la
fe. Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y
la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su
cuerpo·.
No se puede decir más claro y mejor. En el caso de las
ciencias naturales, la evolución ya no es incompatible con la fe
católica, puesto que en todo caso sería el modo en el que Dios
Creador ha llevado a cabo su obra. De otra parte, quienes
ideológicamente la siguen contraponiendo con la misma no hacen
otra cosa que poner en evidencia su inmaterial convencimiento
de que la materia orgánica tiene capacidad autoorganizativa,
algo que nadie ha demostrado. El corazón de esas afirmaciones es
aplicable 100% a la antinatural y anticientífica ideología de género,
a la que veremos caer como vimos caer el Muro de Berlín, no sin
antes dejar un reguero de sufrimiento cuyas principales víctimas
serán quienes la secunden.
En Madrid tuvo lugar un encuentro singular –sólo se ha hecho
esa vez en una JMJ- al que yo asistí. Me refiero a la reunión con
los profesores universitarios en la JMJ 2011, organizada por el
cardenal Rouco en el Monasterio de El Escorial. Creo recordar
haber oído a Rouco decir que uno de los motivos de hacerlo fue que
muchos de los jóvenes que iban a las JMJ acababan siendo
profesores de universidad o científicos, y que era bueno que el
Papa les diera una palabra.
Allí, en la Basílica de San Lorenzo de El Escorial, el viernes
19 de agosto de 2011, un jovencísimo historiador católico, el
doctor Alejandro Rodríguez de la Peña, dio la bienvenida a
Benedicto XVI, que nos dijo cosas absolutamente coincidentes con
su testamento espiritual: "En este emblemático lugar, razón y fe se
han fundido armónicamente en la austera piedra para modelar uno
de los monumentos más renombrados de España… en el lema de
la presente Jornada Mundial de la Juventud: Arraigados y edificados
en Cristo, firmes en la fe (cf. Col 2, 7), podéis también encontrar luz
para comprender mejor vuestro ser y quehacer. En este sentido, y
como ya escribí en el Mensaje a los jóvenes como preparación para
estos días, los términos 'arraigados, edificados y firmes' apuntan a
fundamentos sólidos para la vida (cf. n. 2)… los jóvenes necesitan
[100]
auténticos maestros; personas abiertas a la verdad total en las
diferentes ramas del saber, sabiendo escuchar y viviendo en su
propio interior ese diálogo interdisciplinar; personas convencidas,
sobre todo, de la capacidad humana de avanzar en el camino hacia
la verdad. La juventud es tiempo privilegiado para la búsqueda y el
encuentro con la verdad. Como ya dijo Platón: 'Busca la verdad
mientras eres joven, pues si no lo haces, después se te escapará
de entre las manos' (Parménides, 135d). Esta alta aspiración es la
más valiosa que podéis transmitir personal y vitalmente a vuestros
estudiantes, y no simplemente unas técnicas instrumentales y
anónimas, o unos datos fríos, usados sólo funcionalmente… No
podemos avanzar en el conocimiento de algo si no nos mueve el
amor; ni tampoco amar algo en lo que no vemos racionalidad:
pues 'no existe la inteligencia y después el amor: existe el amor rico
en inteligencia y la inteligencia llena de amor' (Caritas in veritate, n.
30). Si verdad y bien están unidos, también lo están conocimiento
y amor. De esta unidad deriva la coherencia de vida y pensamiento,
la ejemplaridad que se exige a todo buen educador".
El propio Rodríguez de la Peña señalaba no hace
mucho refiriéndose a este encuentro -en el que él tuvo tan
destacado papel- que entre los pontífices romanos que podemos
considerar intelectuales destacados en su época cabe nombrar
sobre todo tres figuras: Silvestre II (999-1003: el gran
matemático Gerberto de Aurillac), Inocencio III (1198-
1216: Lotario Segni, autor de influyentes tratados de mística y
teología), y Pío II (1458-1464: el célebre humanista y poeta Eneas
Silvio Piccolomini).
A estos tres nombres indicaba que era de justicia añadir el de
Joseph Ratzinger, Benedicto XVI (2005-2013), al que en la JMJ de
Madrid se dirigió en estos términos: "Vivimos hoy un momento
histórico por la significación especial que tiene el hecho singular de
que un Papa que ha dejado ya su huella en la historia como un
apóstol de la unidad entre Fe y Razón, un apóstol de la divina
Sabiduría, se reúna con profesores universitarios precisamente
aquí, en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. (…) Vuestras
sabias enseñanzas y reflexiones sobre el lugar vital de la religión
revelada en la sociedad actual, y quisiera resaltar por encima de
todos sus históricos discursos en la Universidad de Ratisbona y
en los Bernardinos de París sobre el vínculo entre la teología
cristiana y las raíces de la cultura de Europa, nos han sido a todos
nosotros de gran ayuda de cara a situar en sus justos términos el
debate intelectual con los que no creen en el llamado atrio de los
gentiles. Y ello, bajo la premisa expuesta por Vuestra Santidad en
los Bernardinos: ‘Lo que es la base de la cultura de Europa, la
[101]
búsqueda de Dios y la disponibilidad para escucharle, sigue siendo
aún hoy el fundamento de toda verdadera cultura'".
[102]
11. Benedicto XVI, siempre cercano a las
personas con discapacidad
Ignacio Segura Madico
[105]
12. Los 10 santos del mundo hispano -de
tres continentes- que Benedicto XVI canonizó
para la Iglesia
Pablo J. Ginés
[108]
8. Santa Bonifacia Rodríguez, fundadora de las Siervas de
San José (1837-1905)
[110]
13. La teología mariana de Benedicto XVI: el
Rosario, las devociones locales, el amor a
Lourdes y Fátima
Pablo J. Ginés / Cari Filii
[114]
14. Benedicto en Tierra Santa: su viaje en
2009 y su relación con el mundo judío y los
cristianos árabes
P.J. Ginés / Fundación Tierra Santa
[116]
Shoah y su condena sin ambigüedades de la negación del
Holocausto de ninguna manera".
Lauder considera al difunto Pontífice emérito "una figura
impresionante de la Iglesia Católica, tanto como Papa y antes como
cardenal, que dio a las relaciones judeo-católicas bases sólidas
teológicas y un mayor entendimiento. Ningún Papa antes que él
visitó tantas sinagogas y se esforzó así en encontrar a
representantes de las comunidades judías locales cuando visitaba
naciones extranjeras".
[118]
15. Benedicto XVI y la dictadura del
relativismo
Ángel Manuel García Carmona
[119]
hasta el libertinaje; del colectivismo al individualismo radical; del
ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al
sincretismo, etc. Cada día nacen nuevas sectas y se realiza lo que
dice san Pablo sobre el engaño de los hombres, sobre la astucia
que tiende a inducir a error (cf. Ef 4, 14). A quien tiene una fe
clara, según el Credo de la Iglesia, a menudo se le aplica la
etiqueta de fundamentalismo. Mientras que el relativismo, es
decir, dejarse «llevar a la deriva por cualquier viento de
doctrina», parece ser la única actitud adecuada en los tiempos
actuales. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que
no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida
sólo el propio yo y sus antojos.
A todo esto, proponía hacer frente mediante la
consideración del Hijo de Dios como la medida del hombre
verdadero. Para él, el camino no era lo que, a modo de símil,
describía como «continuas peripecias de quienes son como
niños zarandeados por las olas». Su consejo era entablar
amistad con Cristo, lo cual nos faculta y empodera para
discernir entre el engaño y la verdad.
[120]
imposibilidad natural, un patrón homogéneo de pensamiento
único impuesto artificialmente).
Esto acaba arrastrando a la regla de la mayoría, en
ausencia de consenso- Básicamente, porque se piensa, una vez
más, que cuanto más, mejor (esto ocurre cuando se habla de
limpiar la casa, de ganar dinero, beber agua con fines de
hidratación, ahorrar o lavarse los dientes con fines de higiene
bucodental). En este caso, se hablaría de enfrentarse a un
número nulo o ínfimo de personas.
[122]
16. Benedicto XVI, al encuentro de los
mártires españoles
Jorge López Teulón
[123]
24 sacerdotes diocesanos, 462 religiosos, 1 diácono, 1 subdiácono,
1 seminarista y 7 laicos) que pertenecían a 23 Causas. Si no me
equivoco fue la última beatificación en Roma (a excepción de
aquellos cuyas causas instruya la diócesis de Roma). Nunca
olvidaremos aquellas jornadas. Toledo se presentó en Roma con
800 peregrinos... sus palabras desde el balcón fueron inolvidables.
El 23 de enero de 2010 fue beatificado en la Basílica de Santa
María de Mataró (Barcelona), el sacerdote diocesano Beato Josep
Samsó i Elias, martirizado el 1 de septiembre de 1936.
El 17 de diciembre de 2011 en la Catedral de La Almudena de
Madrid subieron a los altares el Beato Francisco Esteban Lacal,
sacerdote profeso, y 21 compañeros de la Congregación de los
Misioneros Oblatos de María Virgen Inmaculada. Los religiosos
trabajaban en Pozuelo y casi todos fueron ejecutados en
Paracuellos del Jarama (Madrid). Junto al grupo de Oblatos fue
beatificado el seglar y padre de familia Cándido Castán San José,
vecino del pueblo de Pozuelo, que fue detenido en su casa y
llevado al convento para ser ejecutado “por su vivencia no
disimulada de la fe católica”.
Así que el cómputo total de los mártires de la persecución
religiosa española durante el pontificado de Benedicto XVI es
de 530 mártires.
GRACIAS, Santo Padre. Gracias por todo... ¡también por
nuestros mártires!
[124]
17. Gänswein ve en la traición de Paolo
Gabriele a Benedicto XVI algo «diabólico» que le
obligó a presentar su dimisión
Carmelo López-Arias
Las polémicas
[128]
Para Gänswein fue, además, motivo de dimisión, que
presentó a Benedicto XVI asumiendo su responsabilidad porque era
el superior directo de Gabriele. El Papa no se la aceptó, y le reiteró
su confianza elevándole al episcopado a finales de 2012, algo que
normalmente no se hace con los secretarios papales mientras están
en el cargo.
Gänswein vio a Gabriele pocos días antes de su fallecimiento,
el 24 de noviembre de 2020, a los 54 años de edad. El ex
mayordomo, gravemente enfermo, le mandó llamar porque quería
morir reconciliado con él: "Hablamos confidencialmente
mirándonos a los ojos, me pidió el Viático y luego rezamos junto a
su esposa y sus tres hijos... Luego no dejamos de mandar alguna
ayuda a la familia, con la discreción propia del caso".
[129]
18. La inesperada renuncia de Benedicto
XVI, un hecho histórico que cambiaría el rumbo
de la Iglesia
Javier Lozano
[130]
Una situación con muy escasos y lejanos precedentes
[131]
problema mayúsculo, y al que se ha enfrentado también Francisco,
que ha podido comprobar la dificultad de poder cambiar la situación.
En aquel momento se cernía también sobre la Iglesia una
nueva oleada de casos de abusos sexuales cometidos por
clérigos en el pasado. En este caso tanto los problemas internos
como la presión externa hicieron que para el Papa fuera una
situación de gran urgencia.
¿Fueron estos motivos suficientes unidos a su vejez y falta de
fuerzas lo que llevaron a Benedicto XVI a renunciar?
Ocho años después, ya en 2021, habló a un periodista
del Corriere della Sera sobre los motivos de su renuncia. Esto dijo:
"Fue una difícil decisión. La tomé con plena conciencia y creo que
hice bien. Algunos amigos míos, un poco 'fanáticos', todavía están
enfadados, no quisieron aceptar mi elección. Pienso en las teorías
de la conspiración que lo siguieron: se dijo que fue culpa del
escándalo de Vatileaks, parte de una conspiración del lobby gay, o
del teólogo conservador lefebvriano Richard Williamson. No
quieren creer en una elección consciente. Pero yo tengo buena
conciencia".
En una entrevista en 2016 con La Reppublica, el Papa emérito
ahondaba también en esta fuerza física necesaria para desempeñar
su función. Citaba su viaje a México y Cuba en 2012 recordando:
“en esos mismos días, sin embargo, experimenté con gran fuerza
los límites de mi resistencia física. Sobre todo, me di cuenta de
que ya no estaba en disposición de afrontar un futuro vuelo
transoceánico por los problemas del huso horario”.
Y al fondo aparecía la JMJ de Río de Janeiro de 2013, que a
la postre fue la primera a la que acudió Francisco: “después de la
experiencia del viaje a México y a Cuba, ya no me sentía capaz de
realizar un viaje tan comprometido. Además, con la impronta
marcada por Juan Pablo II en estas jornadas, la presencia física del
Papa era indispensable. No se podía pensar en una participación
televisiva o en otras formas facilitadas por la tecnología. Ésta
asimismo era una circunstancia por la cual la renuncia era para
mí un deber”.
Pocas horas antes de hacerse efectiva su renuncia el 28 de
febrero de 2013 a las 20 horas, el todavía Papa abandonaba el
Vaticano para instalarse en Castelgandolfo, donde poco después ya
sería Papa emérito. Su vuelta a la Santa Sede se produjo ya al
monasterio Mater Ecclesiae, en el interior de los muros vaticanos,
donde había decidido pasar el resto de su vida dedicado a la
oración por la Iglesia. Y así lo ha hecho hasta su fallecimiento.
[132]
CÓMO PASARÁ A LA HISTORIA JOSEPH
RATZINGER
[133]
1. Messori evoca a Ratzinger: «Nunca he
conocido a un hombre tan bueno, tan
disponible, tan humilde»
Se reían de Vittorio Messori cuando dijo que quería
entrevistar al cardenal Joseph Ratzinger, a la sazón prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, por su carácter retraído y
su entrega total a su trabajo.
Aquella entrevista, sin embargo, tuvo lugar, y no solo daría
lugar a la publicación del Informe sobre la fe, uno de los libros
religiosos más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, sino a
la buena amistad entre ambos. Riccardo Cascioli, director de La
Nuova Bussola Quotidiana, ha entrevistado al periodista italiano
para recordar aquellos tiempos y también su encuentro con el que
ya era Papa emérito:
“Nunca he conocido una persona tan buena y humilde”.
Vittorio Messori recuerda así a Joseph Ratzinger, el Papa emérito
Benedicto XVI, pocas horas después de su muerte. Al teléfono
desde su casa de Desenzano sul Garda, convertida ahora en
eremitorio tras la muerte el pasado 16 de abril de su
esposa Rosanna, Messori recorre sintéticamente las etapas de
su amistad con Ratzinger, iniciada en 1984 cuando insistió en
hacerle una entrevista que se convertiría luego en el Informe sobre
la fe, un libro que “hizo mucho ruido en todo el mundo”.
La "bomba"
[134]
“Me tomaban el pelo”, cuenta Messori, “cuando decía que iba
a hacer una entrevista al cardenal Ratzinger. En la Congregación
para la Doctrina de la Fe decían que no lo conseguiría, que él no
salía nunca de la Congregación. Por otra parte, también tenía fama
de ser muy cerrado y poco hablador. Yo sin embargo insistí y
finalmente nos recluimos en la montaña durante tres días junto a
dos religiosas alemanas que nos preparaban la comida”.
Fue en Bressanone, en el seminario local, en agosto de 1984.
Allí nació el libro que supondría un evento de gran importancia para
la Iglesia.
[135]
estudiantes”. Y fue llamado nada menos que al papado en abril de
2005.
[136]
2. Benedicto XVI, un «auténtico» fracasado
Juan Cadarso
[137]
aspiraciones vitales a dedicarse al estudio y a tocar el piano cuando
le llamó el papado. Y prefirió Su voluntad. Conocida fue la
humillación que sufrió, del robo de correspondencia por su propio
secretario personal. Conocida, por supuesto, fue su renuncia a la
cátedra de Pedro, ¡la primera en 600 años!, con los consiguientes
titulares de: "El Papa que se bajó de la cruz". Y él, eligió Su
voluntad. Conocido era, también, que Benedicto XVI fue etiquetado
con el condescendiente: "Un Papa de transición". Sabido era,
además, que le precedió el Papa más grande del siglo XX. Y,
conocido ha sido el intento de convertirlo en líder de una Iglesia
partidista… pero él siguió siempre a su sucesor.
Hoy podemos decir que Benedicto XVI fracasó como
hombre en casi todos sus proyectos personales. Nada en esta vida,
a pesar de su inmensa valía humana, llegó a salirle exactamente
como tenía pensado. Al final siempre ocurría algo que cambiaba
todos sus planes. Pero, como buen cristiano, la gloria para este
sabio no estaba en la corona de laurel sino en la de espinas: su
verdadero triunfo fue seguir fielmente los planes que Dios tenía
reservados para él. No olvidemos que tuvo que marcharse de este
mundo en el silencio, la oración y la contemplación de un frío
monasterio vaticano.
Mientras escribo estas líneas miro el crucifijo de mi habitación
y solo me sale decir: ¡Qué cerca de Dios estuvo Benedicto
XVI! Porque ¿no seguimos acaso a un "fracasado" que siendo Dios
prefirió morir en la cruz por amor a todos nosotros? ¿No es
precisamente en la cruz, en "el leño verde", donde estamos
llamados a ser luz? Al Papa que se nos ha ido nunca se le podrá
acusar de esconder sus talentos, de irresponsable, de poco
ambicioso o de indolente… simplemente, buscando cumplir con su
deber, antepuso siempre la voluntad de Dios. ¿No es acaso un
modelo para todos nosotros? Desde luego que sí.
Hoy, aquel que se presentaba como un "humilde trabajador de
la viña del Señor" ha ascendido en el escalafón. Ahora, a
nosotros, solo nos queda vivir algún día… ¡otra aventura juntos allá
arriba!
[138]
3. Rémi Brague: «Si ser conservador
significa no ceder a las manías progresistas,
Benedicto XVI lo fue»
El filósofo francés Rémi Brague es uno de los pensadores
católicos de referencia en nuestro tiempo. Ganador del Premio
Ratzinger en 2012, conocer su valoración sobre la figura de
Benedicto XVI es obligado. Alexandre Devecchio le ha entrevistado
en Le Figaro:
[139]
hombres del siglo XXI, como había animado la de los monjes un
milenio antes.
[142]
4. ¡Gracias, padre! (Benedicto XVI «in
memoriam»)
Monseñor José Ignacio Munilla
In memoriam
[143]
la caridad en una misma esperanza, sin ceder a la tentación de
las contraposiciones dialécticas. Dios es la Verdad, al mismo
tiempo que el Amor, lo cual funda nuestra esperanza. Su gran
esfuerzo por expresar la sinfonía de las tres virtudes teologales -fe,
esperanza y caridad- ha sido colosal. Este ha sido el motivo, en
última instancia, por el que Joseph Ratzinger–Benedicto XVI ha sido
tan incomprendido y atacado, principalmente por cuantos no toleran
que la Iglesia Católica se resista a asumir el espíritu de la
mundanidad.
Me parece ilustrativo compartiros la circunstancia en la que
tuve mi primer encuentro con Benedicto XVI. En el verano de 2006
se celebraba en Valencia la Jornada Mundial de las Familias, y yo
acababa de ser nombrado obispo de Palencia, aunque todavía no
había sido consagrado. En la capilla del Santo Cáliz de la Catedral
de Valencia, Benedicto XVI se encontró con todos los obispos de
España, donde me permitieron acceder, a pesar de ser un simple
advenedizo. No olvidaré nunca las palabras que Benedicto XVI
dirigió a los obispos allí presentes, a propósito de la reciente
aprobación, por el episcopado español, de la Instrucción
Pastoral Teología y secularización en España, en la que se salía al
paso de tantos errores modernistas que se estaban infiltrando
dentro de la propia Iglesia: “¡Habéis salido a defender la fe de los
sencillos, y Dios os lo pagará!”. Me quedé conmovido al escuchar
esa expresión, porque comprendí que a Joseph Ratzinger–
Benedicto XVI, siendo uno de los mayores intelectuales en la
historia de la Iglesia, lo que le importaba por encima de todo era la
fe de los sencillos, la fe del pueblo de Dios que se le ha
encomendado.
Y no quiero concluir sin hacer referencia a estos últimos diez
años de retiro y de ocultamiento. Cuando el pasado miércoles el
Papa Francisco hizo pública la gravedad del estado de Benedicto
XVI, pidiendo oraciones al mundo entero ante la inminencia de su
fallecimiento, pronunció unas palabras misteriosas que merecen ser
meditadas: “El Papa emérito sostiene a la Iglesia en su silencio”.
¿Sostiene a la Iglesia? ¿Qué significa esa expresión? Algún día
comprenderemos, cuando estemos en la presencia de Dios, cómo
los últimos años de los ancianos y de los enfermos han podido
llegar a ser especialmente fecundos en los designios de Dios.
En el caso de Benedicto XVI esto ha podido alcanzar un grado
muy especial. Baste solo hacer un esfuerzo de intuición e
imaginación, para comprender cuánto ha rezado y
ofrecido Benedicto XVI en su retiro, en medio de la grave crisis que
vive el mundo y la propia Iglesia. Su vida ha sido ofrecida, junto con
el sacrificio de Cristo en la Eucaristía, por todos y cada uno de
nosotros. Por cierto, es impresionante la noticia que hemos
[144]
conocido de que la misma víspera de su fallecimiento concelebró
la Santa Misa en su propia habitación. ¡Con qué emoción
pronunciaría las palabras de la doxología: “Por Cristo, con Él y en
Él”!
En nombre de la diócesis de Orihuela-Alicante, te
despedimos diciendo: ¡gracias, padre! ¡Descanse en Paz!
[145]
5. George Weigel: «Ratzinger nunca pensó
ser más sabio que la Tradición, se veía como su
servidor»
C.L.
[148]
6. La Iglesia de Ratzinger
Eduardo Gómez
[149]
intromisión de la realidad meramente humana en la realidad
suprahumana, “los contenidos de la fe terminan por
hacerse arbitrarios: la fe no tiene ya un instrumento auténtico,
plenamente garantizado, por medio del cual expresarse”.
Ratzinger desveló el problema capital: si el secularismo
social enfermó a las naciones, el secularismo seudo teologal, o
mejor dicho, la connivencia con el secularismo (el acercamiento
horizontal al mundo) enfermaría a la Iglesia fundada por Dios.
Hubiera bastado según el (por aquel entonces) cardenal prefecto
con recordar la estructura fundacional de la Iglesia: el cuerpo
místico de Cristo y sus mandatos instituidos en
los sacramentos “que brotan de Cristo muerto y resucitado“.
Por tanto, parafraseando al difunto Papa emérito, la Iglesia no
es de los feligreses, ni de los prelados, Cristo es el único
propietario. La Iglesia de Roma no es de esos curillas con ganas
de casamentar a todo quisque, o de democratizar la Iglesia, menos
aún de los fatuos detractores de Benedicto XVI que claman por la
asunción eclesial de toda su tonticie ideológica. El propio
término ecclesia significa reunión de fieles, no una mundanal
asamblea para delirios revolucionarios. Y los fieles se caracterizan
por guardar los mandatos.
La profundidad teologal de Benedicto XVI en sus años de
cardenal le llevó a inferir que el rechazo del concepto originario de
la Iglesia católica iba a desmoronar el concepto auténtico de
obediencia y la autoridad misma querida por Dios al respecto.
Benedicto señala que muchos teólogos y curillas de poca monta
han olvidado que la Iglesia de Cristo no es un partido, ni una
asociación, ni un club, ni se define por el voto de las mayorías
autocomplacientes. Su fundador es la única autoridad por los siglos
de los siglos, aun habiendo sido compartida con algunos hombres,
hasta su retorno. La estructura de la Iglesia de Cristo nada tiene
que ver con el papanatismo democrático; es, según Benedicto,
“sacramental y por lo tanto jerárquica; porque la jerarquía
fundada sobre la sucesión apostólica es condición indispensable
para alcanzar la fuerza y la realidad del sacramento“.
Por si les quedara alguna duda a los curillas de afán
secularizante, en su primera encíclica Benedicto XVI pontifica
que Dios es el fundamento de toda nuestra vida y de todos los
ámbitos de la vida. Dicho lo cual ni el más eximio de los prelados
con tentación luterana puede ser fundamento de la Iglesia,
designada por Benedicto como “Iglesia del Señor” y “espacio de la
presencia real de Dios en el mundo”.
Todas las afirmaciones de Benedicto sobre el
asunto conducen a la Iglesia originaria y a la denuncia del
secularismo antecámara de la masiva apostasía propagadora de la
[150]
idea de un Dios que no fundamenta nuestra vida, sino que nuestra
vida fundamenta a Dios. El mundo al revés que se encontró
Benedicto XVI en la Iglesia. La Verdad solo se revela a los hombres
una vez entregados a su destino. Los cielos aguardan al siervo
Joseph Ratzinger por su exquisita defensa de la Fe.
[151]
7. Benedicto devolvió a los hombres y a la
Iglesia a la centralidad de Dios
Luisella Scrosati
[152]
Santísima Trinidad, en el hoy temporal y en el hoy eterno. Benedicto
XVI era lúcidamente consciente de que la Iglesia se estaba
dispersando en las muchas cosas por hacer, es decir, había
perdido su finalidad latréutica, porque ya no tenía una liturgia
orientada ad Deum: “Estoy convencido de que la crisis eclesial en la
que nos encontramos hoy depende en gran medida del colapso de
la liturgia”, explicaba en su libro autobiográfico Mi vida.
Las primeras víctimas de esta pérdida del centro han sido los
sacerdotes y las personas consagradas. A los primeros les
recordaba, con la palabra y el ejemplo, la esencia de su vida: astare
coram te et tibi ministrare. Desde este “estar ante Dios y servirle”, el
sacerdote se convierte en “uno que vigila. Debe estar en guardia
contra los acuciantes poderes del mal. Debe mantener al mundo
despierto para Dios. Debe ser alguien que se mantenga en pie:
recto ante las corrientes del tiempo. Recto en verdad. Recto en el
compromiso por el bien” (Homilía, Misa Crismal, 20 de
marzo). Recto ante Dios, no inclinado ante el mundo. A los
monjes y a las personas consagradas les recordó la vida angélica,
que no es otra cosa que “una vida de adoración. Esto también
debería aplicarse a los monjes. En primer lugar, no rezan por tal o
cual cosa, sino simplemente porque Dios merece ser adorado.
[...] Tal oración sin un propósito específico, que pretende ser puro
servicio divino se llama, por tanto y con razón 'officium'. Es el
'servicio' por excelencia, el 'servicio sagrado' de los monjes. Se
ofrece al Dios trino que, por encima de todo, es digno 'de recibir la
gloria, el honor y el poder' (Ap 4,11), porque ha creado el mundo de
un modo maravilloso y de un modo aún más maravilloso lo ha
renovado” (Discurso en la abadía de Heiligenkreuz, 9 de septiembre
de 2007).
Habiendo quitado a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo del
centro y del centro del centro, son por tanto la familia y el hombre
los que pierden la conciencia de su propria identidad. En
el Ángelus del 27 de diciembre de 2009, el Papa captó el corazón
de la realidad de la familia: “Dios ha querido revelarse naciendo en
una familia humana, ¡y así la familia humana se ha convertido en un
icono de Dios! Dios es Trinidad, es comunión de amor, y la familia
es, en toda la diferencia entre el Misterio de Dios y su criatura
humana, una expresión que refleja el Misterio insondable del Dios
amoroso. El hombre y la mujer, creados a imagen de Dios, se
hacen en el matrimonio 'una sola carne' (Gn 2,24), es decir, una
comunión de amor que genera nueva vida. La familia humana, en
cierto sentido, es un icono de la Trinidad por el amor
interpersonal y la fecundidad del amor”.
Sin este horizonte, la moral familiar se convierte en
un mezquino juego de mortificar unas veces el amor
[153]
interpersonal y otras la fecundidad. A su vez, el hombre creado a
imagen y semejanza de Dios, si pierde el sentido de Dios, si se
separa de Él, queda “reducido a una sola dimensión, la horizontal, y
es precisamente este reduccionismo una de las causas
fundamentales de los totalitarismos que han tenido trágicas
consecuencias en el último siglo, así como de la crisis de valores
que vemos en la realidad actual. [...] Si Dios pierde su
centralidad, el hombre pierde el lugar que le corresponde, ya no
encuentra su lugar en la creación, en las relaciones con los demás”
(Audiencia general, 14 de noviembre de 2012) y cae en el engaño
de considerarse dios, dueño de la vida y de la muerte, de la verdad
y del bien.
La Iglesia es a su vez el centro del mundo, el monte del
templo del Señor, “erigida en la cima de los montes” y “más alta que
las colinas”, a la que acuden todos los pueblos, para conocer los
caminos del Señor y “caminar por sus sendas” (Is, 2, 2-3). Pero un
centro “descentrado” ha privado al mundo de su centro de
gravedad, piense lo que piense Nietzsche; ha sumido al mundo
entero en la desorientación y la desintegración. En sus
recientes Apuntes, el Papa emérito volvía a lanzar un lamento y una
advertencia: “Una sociedad en la que Dios está ausente -una
sociedad que ya no lo conoce y lo trata como si no existiera- es una
sociedad que pierde su criterio. En nuestra época se ha acuñado
el lema 'la muerte de Dios'. Cuando Dios muere en una sociedad,
ésta se vuelve libre, nos aseguran. En verdad, la muerte de Dios
en una sociedad significa también el fin de su libertad, porque
muere el sentido que ofrece orientación. Y porque desaparece el
criterio que nos muestra la dirección enseñándonos a distinguir el
bien del mal. La sociedad occidental es una sociedad en la que Dios
está ausente en la esfera pública y para la que no tiene nada más
que decir. Y por eso es una sociedad en la que cada vez se pierde
más el criterio y la medida de lo humano”.
El Papa Benedicto nos cogió de la mano y nos indicó la única
solución para la felicidad humana y el nuevo florecimiento de la
Iglesia: Dios en el centro de la liturgia, la liturgia en el centro de
la Iglesia, la Iglesia en el centro del mundo. Su pontificado fue un
rayo de luz que el Cielo concedió a nuestro mundo de tinieblas, y
las tinieblas no lo acogieron. Pero seguirá siendo la enseñanza
esencial para el hombre esencial; por tanto, nunca desaparecerá.
[154]
8. Un profeta sin igual
Enrique Álvarez
[155]
vendavales posconciliares (el antiespíritu del Concilio, como él
mismo lo llamó). Un Papa, pues, bueno y sabio, aunque no tan
grande como San Juan Pablo II.
Pero Benedicto ha sido mucho más que un buen Papa, y
también mucho más que una figura clave para la Iglesia de nuestro
tiempo. Ratzinger es la figura clave de toda la cultura occidental
en esta hora tan avanzada de su crepúsculo. Ha sido la voz que
más ha clamado, y no tan suavemente como algunos piensan, por
la defensa y recuperación de esta cultura basada en un concepto
integral de la razón. No ha sido un puro y duro defensor de la
ortodoxia católica, no ha sido un mero gran escolástico sino una luz
en las tinieblas de la segunda mitad del siglo XX, un profeta vibrante
de esa civilización que nació en Grecia y que, a través de la
aportación romana, bíblica, patrística, benedictina, renacentista e
ilustrada, constituyó el gran árbol del humanismo europeo -luego
también americano- que ha dado los mayores frutos de humanismo,
de racionalidad y de libertad.
El legado de Ratzinger es el legado que va de San
Agustín hasta los padres fundadores de la Unión Europea,
pasando
por Dante, Erasmo, Descartes, Bach, Mozart, Leonardo, Cervant
es, Shakespeare... Si lo que él advirtió, amonestó y señaló tantas
veces cayera en olvido, el nihilismo habrá triunfado definitivamente
y toda nuestra cultura será pronto un cadáver.
A lo largo de sus veinte siglos, es claro que la Iglesia ha
tenido Papas mayores y teólogos más importantes que Benedicto
XVI, pero sin duda no ha tenido nunca una mente tan penetrante,
un profeta tan lúcido y a la vez tan terrible como él en sus avisos,
desde 1968, sobre el riesgo de muerte de la civilización cristiana.
[156]
9. Joseph Ratzinger/Benedicto XVI:
teólogo, pastor, predicador
Pablo Cervera Barranco
Ríos de tinta (aunque cada vez sea más virtual por la crisis del
papel) corren estos días en medios de comunicación sobre
la grandeza teológica de este gran hombre que nos acaba de
dejar. Creo que seguirá siendo poco todo lo que se diga y estudie al
respecto dada la envergadura cuantitativa y cualitativa de su obra
teológica. Las 15.000 páginas de sus obras completas en la
edición alemán dicen mucho de ello.
Sin embargo, hay un aspecto del que no se habla
suficientemente y que sería aplicable tanto a su etapa de sacerdote-
obispo-cardenal como a su pontificado. Me refiero al aspecto de
la predicación.
Es conocida la tesis del teólogo suizo Hans Urs von
Balthasar de que la teología y la santidad corrieron parejas hasta la
Edad Media.
Hasta entonces pastores, teólogos y predicadores
coincidían en la misma figura. Los Santos Padres fueron grandes
pastores y la mayor parte de su teología está recogida en su
actividad de predicación. El pueblo de Dios recibía un banquete de
evangelización a través de la riqueza, presentada muy
diversamente según tradiciones o lugares, de la predicación
litúrgica, o de las explicaciones mistagógicas de los
sacramentos.
Por más que se haya insistido desde las instancias vaticanas
en los temas de la predicación y la homilía (exhortación
apostólica Verbum Domini sobre la palabra de Dios en la vida de la
Iglesia; Directorio Catequético, 29 de mayo de 2014; el
Papa Francisco, en preciosos párrafos en la Evangelii gaudium,
135-143), la predicación en la Iglesia suele tener un notable déficit
de preparación, contenido y expresión comunicativa.
Si desde la Edad Media se separó la santidad y la teología, en
nuestro tiempo la predicación anda muy descolgada de la teología.
Es verdad que son funciones distintas. La teología
pretender ahondar en el misterio de Dios y de la revelación,
hacerlo comprensible en cada momento de la historia. La
predicación, por su parte, debería buscar introducir a los fieles en
el misterio de Dios, para lo cual muchas veces se hace necesaria
una tarea explicativa de la Palabra de Dios aunque no sea de
naturaleza estrictamente teológica.
[157]
El volumen de escritos de predicación de Joseph
Ratzinger es asombroso: se trata del volumen 14, que consta de 3
tomos con un total de 2.200 páginas. Todavía están a la espera de
ser publicados en nuestra lengua. A ellos hay que sumar otras 400
páginas del tomo 12 que incluyen predicaciones en retiros
sacerdotales, ordenaciones sacerdotales y diaconales, primeras
misas y misas jubilares. Este sí existe ya en
castellano: Predicadores de la Palabra y servidores de vuestra
alegría (BAC, Madrid 2018).
Esperemos que los editores se lancen pronto con los otros
tres mencionados… y con todo el resto de la obra que falta por
publicar. La predicación de los años como Papa se recogió en tres
volúmenes en la BAC siguiendo los tres años litúrgicos. Son 1.500
páginas.
[159]
10. Benedicto XVI el Grande
Jesús María Silva Castignani
[160]
Y para esto ha sido fundamental Ratzinger, capaz de dialogar
con ateos, con agnósticos, con filósofos, con representantes de la
teología de la liberación, con los Padres de la Iglesia, con la
antigüedad cristiana, con el pasado, el presente y el futuro. Todo lo
que él ha hecho y predicado ha permitido que la Iglesia, en un
momento en el que corría el riesgo de hundirse y de perder su
identidad, haya mantenido su esencia.
Cuando nuestro gran papa san Juan Pablo II fallece en el
domingo de la Divina Misericordia, poco después es elegido Joseph
Ratzinger como Papa Benedicto XVI. Es un momento en el que se
le concede a la segunda persona más influyente del siglo XX ser el
sumo pontífice, para que sirva no ya solamente como teólogo, sino
también como pastor de la Iglesia Universal. Y así, todo lo que ha
salido de la mano de Benedicto XVI durante el tiempo de su
pontificado ha sido una auténtica maravilla, una delicia, porque en
todos sus discursos y sus escritos vemos una espiritualidad
encarnada, una fe vivida.
Los medios de comunicación nos lo presentaron como si
hubiese sido poco menos que Satanás hecho papa. Como siempre,
los medios de comunicación haciendo un flaco favor a quien había
sido en el fondo quien había mantenido la fe incólume durante el
pontificado de san Juan Pablo II… Benedicto XVI ha sido el primer
papa que ha hablado de un modo profundo de la ecología, que ha
trabajó incansablemente por la unidad de la Iglesia, fue el papa que
ha tenido más encuentros con grandes líderes de otras religiones y
de otras confesiones cristianas; hizo una inmensa labor por la
unidad de la Iglesia, dio seriedad y firmeza a la Santa Sede, y fue el
papa que tuvo que hacer frente a todo el problema de los abusos,
que constituyeron un claro ataque coordinado a la imagen de la
Iglesia en la persona del Papa Benedicto XVI. Esta iba a ser la gran
mancha que se cerniría sobre la Iglesia del siglo XXI, y podemos
decir que el pontificado del papa Benedicto XVI ha estado marcado
por esta gran herida, este gran dolor en la Iglesia, que nos ha
afectado a todos.
Porque, siendo cierto que ha sido una minoría muy pequeña
la que ha caído en este terrible pecado y delito, es algo que a todos
nos has dolido, y que además ha sido difundida por los medios de
desinformación masiva para manchar el rostro de la Iglesia, para
manchar el rostro de los sacerdotes, para manchar la reputación de
la Iglesia, y para verter una nube de ceniza polvo y sombras sobre
nosotros.
Todo esto lo tuvo que afrontar Benedicto XVI, que fue
conociendo poco a poco y con gran dolor todos los escándalos que
se habían cometido, todos los encubrimientos que se habían dado,
todas las tácticas de los enemigos de la Iglesia. Todo esto le fue
[161]
consumiendo poco a poco, si bien fue él precisamente quien había
reformado la doctrina penal de la Iglesia para que este tipo de
pecados pudieran ser juzgados de un modo directo e inmediato con
una pena mayor. En ese sentido, el Papa Benedicto XVI ha sido un
baluarte de la Iglesia en un momento en el que se han ido
manifestando enemigos en el interior de la misma. En este siglo
hemos visto la abominación de que dentro de la Iglesia ha habido
obispos y cardenales que han negado la doctrina de la Iglesia, que
han negado la verdad de la fe, que han atacado la unidad de la
Iglesia.
Esto fue mermando poco a poco el corazón y la mente de
nuestro gran Papa Benedicto XVI, que tras un periodo largo casi de
un año de reflexión, se da cuenta de que lo más grande que puede
hacer por la Iglesia es rezar. Y por eso decide, no renunciar al
papado – porque Benedicto XVI nunca renunció al papado, siempre
fue el papa Benedicto XVI –, sino renunciar a ejercer el Ministerio
petrino, para retirarse a una vida de oración, de contemplación y de
penitencia para pedir por la Iglesia. Así se convierte en el papa
emérito Benedicto XVI; sigue siendo papa, pero ya no como quien
rige la comunidad eclesial, sino como alguien que ora y que nos
enseña que la oración tiene un poder inigualable a los ojos de Dios.
Por eso se retira a rezar por la Iglesia: porque él toma consciencia
de que eso es lo más grande que puede hacer por ella.
Así, durante estos años en que ha sido papa emérito ha
sostenido a la Iglesia con su oración de un modo misterioso cuya
eficacia no podemos conocer. En un tiempo de convulsión y de
divisiones, en un tiempo en que la iglesia en Alemania de la que él
procedía ha producido como una rasgadura en la túnica de Cristo,
en un momento de gran crisis, de muchos problemas, de muchas
divisiones internas, Benedicto estaba ahí como una voz de fondo,
rezando por la unidad de la Iglesia, recordándonos lo que ha sido el
siglo XX y el siglo XXI teológica, espiritual y eclesialmente.
Por eso pienso que la muerte de Benedicto XVI marca
verdaderamente un cambio de época, ya que de algún modo
dejamos atrás esa época de papas santos que hemos tenido en una
Iglesia poco dividida, y pasamos a una nueva época en la cual la
Iglesia vive una gran incertidumbre, pero con grandes lumbreras en
el cielo: San Juan XXIII, San Pablo VI, San Juan Pablo II, el beato
Juan Pablo I y ahora Benedicto XVI que, si está en el cielo, sin duda
va a rogar de un modo especial por nosotros. Podemos imaginar
cómo habrá sido el reencuentro de Juan Pablo II y de Benedicto
XVI…
Recuerdo una frase que dijo el padre Pío poco antes de morir:
el Padre Pío hará más ruido muerto que vivo, como diciendo: yo
desde el cielo voy a hacer todavía más que lo que he hecho en la
[162]
tierra. Tengo la intuición de que esto es exactamente lo que va a
pasar con Benedicto XVI. Él, estando vivo, hizo mucho ruido, mucho
bien al mundo y a la Iglesia; al final de su vida estuvo callado,
orando en silencio y recogimiento; pero ahora desde el cielo seguro
que va a hacer mucho más ruido para el bien de la Iglesia.
Demos gracias a Dios por este gran hombre, por este gran
papa, por este hombre de Dios. Pidamos que esté ya en el cielo, y
que si está allí interceda por nosotros. Pidamos a todos los grandes
pontífices de estos siglos que rueguen por nosotros, y que en este
cambio de época la Iglesia sea regida por quien es su verdadero
pastor: Cristo. Benedicto XVI el día que renunció dijo que confiaba
la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo.
Que así los santos papas desde el cielo rueguen por nosotros, para
que sea Cristo quien rija y quien dirija a la Iglesia.
[163]
11. Benedicto el Sabio
[164]
12. El humilde profeta y los lobos
Álex Rosal
[167]
13. Un Papa trágico
Juan Manuel de Prada
[168]
desde luego, el más hermoso y suave guante de terciopelo, pero su
mano era endeble y no tardaron en quebrarle el pulso. No le ayudó,
por supuesto, haberse rodeado de colaboradores que, lejos de
suplir sus carencias, las aprovecharon en su beneficio.
Su debilidad desembocó en una renuncia cuyas
consecuencias los espíritus que no chapotean en el 'meapilismo
pompier' conocen bien. Y entre esos espíritus perspicaces se
contaba, lúcido y doliente, el suyo. Descansa en paz, amado
Benedicto.
Publicado en ABC.
[169]
14. El hombre de los ojos buenos
Giovanni Maria Vian
[170]
agosto de 1978, cuatro días después de su muerte, el cardenal
Ratzinger lo describió en palabras que anticipaban su propio
pontificado difícil: "Un Papa que hoy no sufre críticas fracasaría en
su tarea de cara a este tiempo. Él se resistió a la telecracia y a la
demoscopia, los dos poderes dictatoriales de hoy", no tomando
"como parámetros el éxito y la aprobación, sino la conciencia, que
se mide en la verdad, en la fe".
Al final, al despojarse del poder papal, Benedicto XVI dio un
ejemplo radicalmente evangélico coherente con toda una vida
de búsqueda de lo absoluto. Ha sido, según la distinción clásica
utilizada para los distintos pontífices, un Papa religioso más que
político, o simplemente un verdadero "siervo de los siervos de
Dios", el título – que se remonta a Gregorio Magno– más auténtico
y más exigente para cada obispo de Roma.
[171]
sobre la imagen de Benedicto XVI, quien enseguida fue presentado
a la opinión pública como el "pastor alemán", o incluso como el
Papa que en su juventud habría tenido simpatías con Hitler,
mientras que la realidad histórica es totalmente diferente.
Conocedor como pocos de la tradición cristiana, el teólogo
Ratzinger fue consciente de la dificultad de comunicarla y hacerla
comprensible hoy. Al comienzo de su Introducción al cristianismo,
un libro que alcanzó las cincuenta mil copias en 1968 y lo hizo
famoso, narra un apólogo de Søren Kierkegaard. En el campo, se
incendió un circo y un payaso, "ya vestido para el espectáculo", fue
enviado a pedir auxilio en el pueblo cercano, para evitar que el
fuego se extendiera. Pero los aldeanos "tomaron los gritos del
payaso únicamente por un ingenioso truco" y lo aplaudieron. La
desesperación del payaso "solo intensificó la risa: se notaba que
estaba actuando maravillosamente". Hasta que las llamas
destruyeron el circo y el pueblo.
Esta es hoy la situación del teólogo, que ya no puede
hacerse entender. En este contexto culturalmente secularizado y
ahora descristianizado, Ratzinger ha demostrado un conocimiento
extraordinario de la tradición cristiana que estudió rigurosamente,
acompañándola con una rara habilidad para comunicarla en el
lenguaje contemporáneo. Según el teólogo elegido Papa, la
tradición es una realidad viva y dinámica –como indica la propia
palabra, que significa "transmisión"– y es muy diferente del
significado de depósito intangible, que debe conservarse sin
variaciones. Esclarecedora al respecto es la valoración del Concilio
Vaticano II, que según Benedicto XVI, como en 2005 dijo en el largo
discurso navideño a la curia, debe interpretarse en una lógica de
"reforma", y no de "ruptura", con respecto a la tradición. Y en
2012, al presentar la edición definitiva de sus escritos conciliares, el
Papa recordó cómo en vísperas del concilio "el cristianismo, que
había construido y moldeado el mundo occidental, parecía perder
cada vez más su fuerza efectiva".
Por eso era necesario el aggiornamento del Vaticano II,
porque "el cristianismo debe permanecer en el presente para poder
moldear el futuro", sin pesimismo y sin nostalgia por el pasado,
estéril y en definitiva ahistórica. Ratzinger siempre ha estado atento
a la historia, y es por ello que no identifica al cristianismo, que
"había construido y moldeado el mundo occidental", con una
cultura, sabiendo bien que al hacerse histórica la fe cristiana se
encarnó en diferentes culturas. Por la misma razón, desde los
años sesenta el joven teólogo se ha opuesto a cualquier forma de
absolutización política del cristianismo, aunque nunca ha dejado de
prestar atención a los acontecimientos políticos.
[172]
Y la historia da contenido también a su último trabajo, la
trilogía sobre Jesús de Nazaret. Iniciada en 2003 y publicada entre
2007 y 2012, lleva la firma "Joseph Ratzinger Benedicto XVI"
porque, como se afirma en la premisa del primer volumen, no es un
acto del magisterio papal sino solo una expresión de una búsqueda
personal del "rostro del Señor". Pero, después de la historia,
quedan otras preguntas que resumen la lección de Ratzinger, como
escribió presentando el tercer volumen: ¿es verdad lo que se ha
dicho de Cristo, "me concierne a mí, y de qué manera?".
Publicado en La Razón.
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15. «Ningún Papa en la historia ha escrito
una teología tan elevada»: un póstumo de Pell
sobre Ratzinger
El cardenal George Pell murió inopinadamente el 10 de
enero, diez días después de Joseph Ratzinger. Pero tuvo tiempo
de escribir una valoración teológica sobre su obra, que ha publicado
póstumamente Il Timone en su número de febrero, como parte de
un especial sobre el Papa alemán en el que participan, junto a otros
colaboradores, siete cardenales además del fallecido: Angelo
Bagnasco, Willem Eijk, Gerhard Müller, Mauro
Piacenza, Camillo Ruini, Robert Sarah y Matteo Zuppi.
***
[174]
El tomismo
La liturgia y el testimonio
[176]
16. Sarah describe a Benedicto: «Un profeta
de la verdad que es Cristo frente al imperio de la
mentira»
La revista francesa La Nef ha consagrado en su número de
febrero un dossier especial a la figura de Benedicto XVI.
Recogemos la contribución del cardenal Robert Sarah, quien
publicó con el Papa emérito uno de sus últimos libros, Desde lo más
hondo de nuestros corazones.
Como un padre
[179]
Benedicto XVI amaba a las familias y a los enfermos. Para
entenderlo, hay que haberle visto con los niños hospitalizados. Hay
que haberle visto dándole un regalo a cada uno. Hay que haber
visto la pequeña lágrima de emoción que brilló en su amable rostro.
A él, recordémoslo, se debe la lucidez de la Iglesia sobre
la pedofilia. Sabía cómo llamar al pecado por su nombre, cómo
conocer y escuchar a las víctimas, y cómo castigar a los culpables
sin la complicidad que a veces se disfraza de misericordia.
En la oración y el silencio
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