Está en la página 1de 3

El colombre

Dino Buzzati

Cuando Esteban Roi cumplió los doce -Ojalá no te hubiera escuchado - kilómetros, y durante algún tiempo,
años, pidió como regalo a su padre, exclamó el capitán-. Ahora temo por distraído por su nuevo ambiente,
capitán de barco y patrón de un bonito ti. Eso que has visto asomar de las Esteban dejó de pensar en el monstruo
velero, que lo llevase consigo a bordo. aguas y que nos sigue no es una cosa. marino. Sin embargo, cuando en las
-Cuando sea mayor -dijo-, quiero Es un colombre. Es el pez que los vacaciones de verano volvió a casa, lo
navegar por los mares como tú. Y marineros temen más que ningún otro primero que hizo en cuanto dispuso de
mandaré barcos todavía más bonitos y en todos los mares del mundo. Es un un minuto libre fue apresurarse a ir a
grandes que el tuyo. escualo terrible y misterioso, más la punta del muelle para hacer una
-Dios te bendiga, hijo mío -respondió astuto que el hombre. Por motivos que especie de comprobación aunque en el
su padre. Y como justamente aquel día quizá nunca nadie sabrá, escoge a su fondo lo considerase superfluo. Aun
su carguero debía partir, se llevó al víctima y, una vez que lo ha hecho, la admitiendo que toda la historia que le
chico consigo. sigue años y años, la vida entera, hasta contara su padre fuera verdadera,
Era un espléndido día de sol; el mar que consigue devorarla. Y lo más después de tanto tiempo el colombre
estaba tranquilo. Esteban, que nunca curioso es esto: que nadie puede verlo sin duda habría renunciado a su
había subido al barco, paseaba feliz si no es la propia víctima y las asedio.
por cubierta admirando las personas de su misma sangre. Pero Esteban se quedó allí parado,
complicadas maniobras del aparejo. Y -¿ y no es una leyenda? atónito, con el corazón desbocado. A
preguntaba esto y lo otro a los -No. Yo nunca lo había visto. Pero unos doscientos o trescientos metros
marineros, que, sonriendo, se lo como lo he oído describir tantas veces, del muelle, en mar abierto, el siniestro
explicaban todo. en seguida lo he reconocido. Ese pez iba arriba y abajo con lentitud,
Cuando fue a parar a la toldilla, el hocico de bisonte, esa boca que se sacando de cuando en cuando el
chico, picado por la curiosidad, se abre y se cierra sin cesar, esos dientes hocico del agua y volviéndolo hacia
detuvo a observar una cosa que salía espantosos... Esteban, no hay duda, tierra, como si mirase ansiosamente si
intermitentemente a la superficie a una desgraciadamente el colombre te ha Esteban Roi aparecía por fin.
distancia de unos doscientos o elegido y mientras andes por el mar no De esta suerte, la idea de aquella
trescientos metros, allí donde estaba la te dará tregua. Escucha: vamos a criatura enemiga que lo esperaba
estela de la nave. volver ahora mismo a tierra, tú noche y día se convirtió para Esteban
Aunque el carguero volara ya, desembarcarás y nunca más te en una secreta obsesión. E incluso en
empujado por un magnífico viento de separarás de la orilla por ningún la lejana ciudad le ocurría despertarse
popa, aquella cosa mantenía siempre motivo. Tienes que prometérmelo. El en plena noche víctima de la
la misma distancia. Y, aunque él no trabajo del mar no es para ti, hijo mío. inquietud. Estaba a salvo, sí,
comprendía su naturaleza, tenía algo Tienes que resignarte. Por otra parte, centenares de kilómetros lo separaban
indefinible que lo atraía intensamente. en tierra también podrás hacer fortuna. del colombre. Y, sin embargo, sabía
Al dejar de ver a Esteban por allí, su Dicho esto, hizo invertir el rumbo que más allá de las montañas, más allá
padre, después de haberlo llamado a inmediatamente, volvió a puerto y, de los bosques, más allá de las
grandes voces en vano, abandonó el con el pretexto de una inesperada llanuras, el escualo lo aguardaba. Y
puente y fue a buscarlo. indisposición, desembarcó a su hijo. que, aunque se trasladara al continente
-Esteban, ¿qué haces ahí plantado? -le Luego volvió a partir sin él. más remoto, el colombre se apostaría
preguntó al verlo finalmente en la Profundamente agitado, el muchacho en el espejo del mar más cercano con
popa, de pie, absorto en las olas. permaneció en la orilla hasta que la la inexorable obstinación de los
-Ven a ver, papá. última punta de la arboladura se instrumentos del destino.
El padre acudió y miró también en la sumergió detrás del horizonte. Más Esteban, que era un muchacho serio y
dirección que le indicaba el muchacho, allá del muelle que cerraba el puerto, diligente, continuó sus estudios con
pero no alcanzó a ver nada. el mar quedó completamente desierto. provecho y apenas fue un hombre
-Es una cosa oscura que asoma cada Pero, aguzando la vista, Esteban encontró un empleo digno y bien
tanto de la estela -dijo-, y que nos alcanzó a distinguir un puntito negro remunerado en un almacén de la
sigue. que aparecía intermitentemente sobre ciudad. Mientras tanto, su padre murió
-A pesar de mis cuarenta años -dijo su las aguas: era "su" colombre, que iba víctima de una enfermedad, su viuda
padre-, creo tener todavía buena vista. lentamente de aquí para allá, vendió su magnífico velero y el hijo se
Pero no veo nada en absoluto. empeñado en esperarlo. halló en posesión de una discreta
Como su hijo insistiera, fue en busca Desde entonces, se emplearon todos fortuna. El trabajo, las amistades, las
del catalejo y exploró la superficie del los recursos posibles para alejar al distracciones, los primeros amores:
mar allí donde estaba la estela. muchacho del deseo del mar. Su padre ahora Esteban se había hecho ya su
Esteban lo vio ponerse pálido. lo mandó a estudiar a una ciudad del vida, pero a pesar de todo el
-¿Qué es? ¿Por qué pones esa cara? interior distante centenares de pensamiento del colombre lo
perseguía como un espejismo a la vez los éxitos, los millones, no conseguían de la noche. En el cielo, como una
funesto y fascinante; y, con el paso de apartar de su ánimo aquel continuo hoz, lucía la luna.
los días, en vez de desvanecerse, tormento; y nunca, por otra parte, se le No tuvo que esforzarse mucho.
parecía hacerse más insistente. pasó por la cabeza vender la nave y Súbitamente, el horrible hocico del
Grandes son las satisfacciones de una retirarse a tierra para emprender colombre emergió al lado de la barca.
vida laboriosa, holgada y tranquila, negocios distintos. -Aquí me tienes por fin -dijo Esteban-.
pero aún mayor es la atracción del Navegar, navegar, ése era su único ¡Ahora es cosa nuestra! -Y, reuniendo
abismo. Apenas había cumplido afán. Apenas ponía pie en cualquier sus últimas energías, levantó el arpón
Esteban veintidós años cuando, tras puerto después de largas travesías, en para lanzarlo.
despedirse de sus amigos y abandonar seguida lo espoleaba la impaciencia -Ah- se quejó con voz suplicante el
su empleo, volvió a su ciudad natal y por partir. Sabía que allá lo esperaba el colombre-, qué largo camino hasta
comunicó a su madre su firme colombre y que el colombre era encontrarte. También yo estoy
intención de seguir el oficio paterno. sinónimo de perdición. Era inútil. Un destrozado por la fatiga. Cuánto me
La mujer, a quien Esteban jamás había impulso indomable lo arrastraba de un has hecho nadar. Y tú huías, huías. Y
hecho mención del misterioso escualo, océano a otro sin descanso. nunca has comprendido nada.
acogió con júbilo su decisión. En el Hasta que de pronto un día Esteban -¿Por qué? -dijo Esteban picado en su
fondo de su corazón, que su hijo reparó en que se había hecho viejo, orgullo.
hubiera abandonado el mar por la viejísimo; y ninguno de los que lo -Porque no te he seguido por todo el
ciudad siempre le había parecido una rodeaban sabía explicarse por qué, mundo para devorarte, como tú
puñalada a las tradiciones de la siendo rico como era, no dejaba por pensabas. El único encargo que me dio
familia. fin la azarosa vida del mar. Viejo, y el rey del mar fue entregarte esto.
Y Esteban comenzó a navegar, dando amargamente infeliz, porque toda su Y el escualo sacó la lengua, tendiendo
prueba de dotes marineras, de existencia se había gastado en aquella al viejo capitán una esfera
resistencia a las fatigas, de ánimo especie de loca fuga a través de los fosforescente.
intrépido. Navegaba, navegaba, y en la mares para escapar de su enemigo. Esteban la cogió entre los dedos y
estela de su carguero, de día y de Pero para él siempre había sido más miró. Era una perla de tamaño
noche, con bonanza y con tempestad, fuerte que la dicha de una vida desmesurado. Reconoció en ella la
se afanaba el colombre. Él sabía que holgada y tranquila la tentación del famosa Perla del Mar que procura a
aquélla era su maldición y su condena, abismo. Y una tarde, mientras su quien la posee fortuna, poder, amor y
pero quizá por eso mismo no tenía magnífica nave se hallaba fondeada paz de espíritu. Pero ahora era ya
fuerzas para apartarse de ella. Ya frente al puerto donde había nacido, se demasiado tarde.
bordo nadie veía el monstruo excepto sintió próximo a morir. Entonces -Ay de mí -dijo meneando tristemente
él. llamó a su segundo oficial, en quien la cabeza-. Qué horrible malentendido.
-¿No veis nada por allí? - preguntaba tenía mucha confianza, y le instó a que Lo único que he conseguido es
de cuando en cuando a sus no se opusiera a lo i que pensaba desperdiciar mi existencia; y he
compañeros señalando la estela. hacer. El otro se lo prometió por su arruinado la tuya. -Adiós, hombre
-No, no vemos nada. ¿Por qué? - No honor. infeliz -respondió el colombre. y se
sé. Me parecía... Una vez seguro de esto, Esteban sumergió en las aguas negras para
-¿No habrás visto por casualidad un reveló al segundo oficial, que lo siempre.
colombre? - decían ellos entre risas al escuchaba turbado, la historia del Dos meses más tarde, empujado por la
tiempo que tocaban madera. colombre que durante casi cincuenta resaca, un bote arribó a una áspera
-¿De qué os reís? ¿Por qué tocáis años lo había seguido sin cesar escollera. Fue avistado por algunos
madera? inútilmente. pescadores que, movidos por la
-Porque el colombre es un bicho que -Me ha seguido de un confín a otro del curiosidad, se acercaron. En el bote,
no perdona. Y si se pusiera a seguir a mundo -dijo- con una fidelidad que ni todavía sentado, había un blanco
esta nave, eso querría decir que uno de el amigo más noble habría podido esqueleto; y, entre sus dedos
nosotros estaba perdido. mostrar. Ahora me voy a morir. descarnados, sujetaba un pequeño
Pero Esteban no cedía. La constante También él, ahora, estará guijarro redondo.
amenaza que iba en pos de él parecía terriblemente viejo y cansado. No El colombre es un pez de grandes
más bien multiplicar su voluntad, su puedo traicionarle. dimensiones, espantoso a la vista,
pasión por el mar, su arrojo en los Dicho esto, se despidió, hizo arriar un sumamente raro. Dependiendo de
momentos de fatiga y peligro. bote y, después de hacer que le dieran los mares y de los pueblos que
Una vez se sintió dueño del oficio, con un arpón, partió.
habitan sus orillas, recibe también
el pequeño caudal que le había dejado -Ahora voy a su encuentro -anunció-
su padre adquirió junto con un socio Es justo que no lo defraude. Pero
el nombre de kolomber,
un pequeño vapor de carga, luego se lucharé con las fuerzas que me kahloubrha, kalonga, kalu-balu,
hizo su único propietario y, gracias a quedan. chalung-gra. Curiosamente, los
una serie de travesías afortunadas, Con débiles golpes de remo se alejó naturalistas desconocen su
pudo a continuación comprar un del barco. Oficiales y marineros lo existencia. Hay incluso quien
verdadero buque mercante y apuntar a vieron desaparecer a lo lejos, sobre el sostiene que no existe.
metas cada vez más ambiciosas. Pero plácido mar, envuelto en las sombras

También podría gustarte