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Fe en Dios
Ejemplos de fe: Así eran los
personajes de la Biblia
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EJEMPLOS DE FE | JONATÁN
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Unidos por una gran amistad
La batalla ha acabado y el silencio
se adueña del valle de Elah. El
viento suave de la tarde agita las
telas de las tiendas del
campamento militar, y el rey Saúl
reúne a algunos de sus hombres,
incluido su hijo mayor, Jonatán. Un
joven pastor les está contando
emocionado su historia. El joven es
David, y habla con gran celo y
entusiasmo. Saúl escucha con
mucha atención cada palabra que
sale de la boca de David. Pero
¿qué piensa Jonatán? En su
extensa carrera en el ejército de
Jehová ha conseguido muchas
victorias, pero la de hoy no ha sido
suya, sino de este joven.
David ha matado al gigante Goliat.
¿Envidia Jonatán toda la fama que
David está ganando?
El fundamento de la amistad
¿Cómo es posible que David y
Jonatán se hicieran amigos tan
rápido? La respuesta está
relacionada con el fundamento de
su amistad. Pensemos en el
contexto. Jonatán estaba pasando
por una época difícil. A lo largo de
los años, su padre, el rey Saúl,
había cambiado, y no para mejor.
Antes había sido un hombre
humilde, obediente y fiel, y ahora
era un rey arrogante y
desobediente (1 Samuel 15:17-19,
26).
Un conflicto de lealtades
Al principio, Saúl le tenía mucho
afecto a David y lo puso a cargo de
su ejército. Pero, poco después,
Saúl se dejó vencer por un
enemigo que no había logrado
dominar a Jonatán: la envidia.
David obtuvo una victoria tras otra
contra los enemigos de Israel, los
filisteos. Por eso se ganó la
alabanza y la admiración de la
gente. Algunas mujeres israelitas
incluso cantaron: “Saúl ha derribado
sus miles, y David sus decenas de
miles”. A Saúl no le gustó nada esa
canción. El relato dice que Saúl
miró a David con desconfianza
desde ese día (1 Samuel 18:7, 9).
Tenía miedo de que David intentara
arrebatarle el trono. Pero eso
no tenía ningún sentido. Es cierto
que David sabía que iba a ser el
siguiente rey, pero nunca pensó en
quitarle el lugar a Saúl, el rey
escogido por Jehová.
El precio de la lealtad
Jonatán volvió a intentar que su
padre hiciera las paces con David,
pero esta vez Saúl ni siquiera lo
escuchó. David fue a ver a Jonatán
a escondidas y le confesó que
temía por su vida. Le dijo a su
amigo: “Solo hay como un paso
entre yo y la muerte”. Jonatán
accedió a averiguar las intenciones
de su padre y contarle a David si
Saúl estaba dispuesto a arreglar la
situación. Mientras David
permanecía escondido, Jonatán le
enviaría una señal con el arco y las
flechas para indicarle la postura de
Saúl. Jonatán solo le pidió a David
que jurara cumplir la siguiente
promesa: “No cortarás tu propia
bondad amorosa de estar con mi
casa hasta tiempo indefinido.
Tampoco, cuando Jehová corte a
los
enemigos de David”. David
prometió que siempre cuidaría y
protegería a la familia de Jonatán
(1 Samuel 20:3, 13-27).
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