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Construir la escritura
Cu biefta. de Ferrnn Cartes y Ai1ontse Plnss
Out-dl.n f'isutO!l-ll.-••e pruhibid~11. Un l.? =.utul luición e11ou il~ d~ '•h lhl1l.:art'll del oop¡irlr,lt!,
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Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . 11
El reto de enseriar a escribir . . . . ............ 11
Una declaración de principios . . . . . . . . . .. . . . . 15
Organización . . . . . . . . . . . . . . . . ............ 17
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . ............ 21
l. ¿Qué es escribir? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
1.1. Concepción básica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
J .2. Escritura y desarrollo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
1.3. Funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
1.4. Procesos cognitivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
1.5. Características textuales . . . . . . . . . . . . . . . . 77
1.6. Representaciones sociales . . . . . . . . . . . . . . 88
9
4.3. Cooperación entre iguales .. . . . . . .•.. ... 216
4.4. Tutoría . .......... ...... ...... . . . .. .. 231
4.5. Pautas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241
4.6. Pruebas . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246
4.7. Carpetas . . . .•.. . ..•........ ........ .. 264
4.8. Rcsurnen . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . 27 l
5. Activid ad es . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
5. 1. General es ..... . . .•... .. . .... . . ....... 276
5.2. Intensivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 305
5.3. Extensivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 365
5.4. Para aprender o tras materias .. .......... 376
Bibliograffa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 393
10
PRESENTACIÓN
11
mujer en el deporte que, aunque fuera sólo en un ejem-
plo irrelcvanle, afl.adía más leña al fuego. Creo que hoy
en día se han disipado las circu nstancias que sustemaban
estos argumentos y he decidido recuperar la cita para este
volumen -¡con perm iso del ed itor y licencia para cam-
biar el ejemplo!
En efecto, empezamos a ser más conscientes de los al-
tos requerimientos verbales y cognitivos que exige Ja
composición, además de su importancia sociocultural en
un estado de derecho, científico, literario y burocratiza-
do como el nuestro. No es sólo que antropólogos, lingüis-
tas, psicólogos y pedagogos esLén investigando Jos cono-
cimientos y las habilidades que se utili:tan en el acto de
escribil; sino qu e publicaciones recientes han difundido
tanto en el ámbito educativo como en la d ifusión general
una visión más realista de esta técnica. Poco a poco se de-
rrumban los tópicos: la ingenuidad de reducir la escritu-
ra a cuestiones ortográficas, el prejuicio de asociar los
borradores y Ja revisión a la falta de talento, por no ha-
blar de la falsa disociación entre escritu ra y ciencia.
Del mismo modo espero que esta cita haya perdido
su presunto poder intirnidador y que, al contrario, e l lec-
tor Ja comprenda con la intención con la que creo que
fue escrita: la de plantear de manera descam ada el reto
al que deben responder los que se preocupan por ense-
ñar a escribir a las nuevas generaciones, y también a las
actuales: ¿qué debo hacer para conseguir que jóvenes y
adultos aprendan a realizar un acto de tamaña dificultad
cognitiva? Carece de sentido discutir si es juslo que es-
cuela y sociedad nos exijan a todos saber realizar dicha
actividad. Nos guste o no, vivimos en una sociedad alfa-
betizada, donde no sólo resulta temerario pretender so-
brevivir sin escritura, sino que nuestra propia mente
piensa con signos gráficos. y nuestra comunidad se mue-
ve por impulsos discursivos visuales.
La escritura, •la·más trascendental de todas las in-
venciones tecnológicas humanas• (Ong, 1982, pág. 87),
nació hace relativamente poco, h acia el 3500 a.c. Pero
pronto se convirtió en una potente •tecnología del inte-
lecto• (Goody, 1968, pág. 1 l) que facilitó «la domestica-
ción de la mente salvaje• (Goody, 1977). Dicho de otro
12
modo, lo que creó la mano humana acabó moldeando
las comunidades y la mismísima mente de su creador.
Muchos elementos esencia les de nues tra civilización ac-
tual tienen origen e n la escritu ra:
13
mos tan ingenuos de pensar que todo lo que escuchamos
es oral! Muchos discursos, parlamentos e incluso entre-
vistas y debates que perc ibirnos por vía oral han s ido ela-
borados p1·e,ria y cuidadosamente con guiones, scripts y
olras formas escritas de elaboración del significado.
Oral sólo es el pa pel para envolver el regalo y el lazo para
adornar: lo que se esconde dentro es escrito: el conte1údo,
el estilo de pensamiento, las preocupaciones, Jos proce-
sos de producción, etc. Incluso cuando en aparienci a ni
se lee ni se escribe estamos en contacto con la escritura.
Es impensablc esquivar o desembarazarse de todas las
formas culturales que nuestra comunidad ha desa n·olla-
do con la escritura.
Pero Ja magnitud de esta Lécnica no se corresponde
siempre con el prestigio, las opiniones o los esfuerzos que
se le dedican. ¿Quién no ha escuchado más de una vez
que cada día se escribe menos?, ¿que la eserittua es una
herramienta obsoleta con relación a las tecnologías orales?
Creemos ciegamente que dominar Ja ortografía es fácil,
que basta Ja primaria para aprenderla, pero litego tropeza-
mos a diestro y siniestro con todo tipo de en"Qres gal1'afa-
les. En teoría debe ser suficiente la educación de Bachille-
nllO para preparar a un joven para entrar en la selva de
textos académicos y científicos que le esperan en la uni-
versidad, pero después el trabajo es suyo para sa.lir adelan-
te, y las penas las pasa el profesorado. Por Olro lado, pocos
consideran necesario formar a los profesionales de las em-
presas en redacción técnica, jurídica o adrninistraliva ...
pet"O todos hemos maldecido unas instrucciones torpes
que no aclaran el funcionamiento de un aparato -y que
incluso pueden conducirnos a estropearlo-, o hemos su-
liido Ja letra pequeña de un contrato o nos hemos ext.ra-
>1ado en alguna subordinada de una carta comercial.
M.ás allá de discusiones estériles sobre s i el redactor
•nace• o •se hace•, sobre si la escritura tiene más •técni-
ca• o «arte-, necesitamos respuestas eficaces al reto de en-
se1'1ar a escribir a las personas que necesitamos escribir en
el mundo alfabetizado en el que vivimos. Debemos prc-
gunlamos: ¿cómo podemos cambiar esas concepciones
tan esquemáticas y eJTÓneas sobre la escritura?, ¿no debe-
ría extenderse hasta la universidad, y en todas las licencia-
14
turas, la cnset1anza de la composición especializada (artí-
culos científicos, leyes, informes, divulgación científica)?,
¿no deberían formarse en redacción los profesionales en
ejercicio?, ¿no deberían incorporarse inmediatamente a la
cnsei'Janza de la composición las nuevas tecnologías (orde-
nadores, indusll'ias de la lengua, Internet), puesto que ca-
rece de sentido escribir hoy sin ellas?, y tantas otras.
Este libro pretende reflexionar modestamente sobre
estas cuestiones y ofrecer una propuesta práctica, fun-
dame ntada teór icamente, para acomete r el objetivo de
enseñar a escribir. Parte de la convicción de que la es-
critura tiene un importante com pone nte técnico que
puede ser enseñado con instrucción eficaz; y que puede
ap1·ende1', con más o menos pericia, cualquier persona
que tenga interés en utilizarla - y asume que el interés
individual surge de la necesidad de integrarse en una
com unidad alfabetizada.
También considera que la mejor propuesta didáctica
no es la que dicta la corrien te ley de ordenación educati-
va, sino la que se basa en los conocimientos científicos
más actuales, de las disciplinas correspondientes. La
c iencia avanza d ía a día y las leyes de enser1anza enmo-
hecen poco a poco y sólo se actualizan de vez en cuando
- según la voluntad de los gobiernos-. Lo que hoy es la
mejor respuesta d idáctica a un reto puede quedar supe-
rada pasado maii.ana. Y los docentes -que creo que as -
piramos a merecer el mismo reconocimiento que atri-
buimos, por ejemplo, a médicos y arquitectos- tenemos
que poder ofrecer a nuestros alumnos los recursos edu-
cativos más actuales, porque nadie entendería que un
médico intentara curar hoy una tuberculos is con tisanas
y cama, o que un arquitecto diseñara una casa con vigas
de madera.
15
ve•1ido, porqu e se tra ta de una declaración de principios
de la Asoc iación Nacional de Profesorado d e Inglés de
los EE.UU (NCTE), en el que expone sin pelos en Ja len-
gua su punto de vista sobre la ensei\anza de la com posi-
c ión. Tam bién co nstituye u n resume n de este l ibro:
16
bilidnd crílica de autoevaluar su trabajo, de rnanera que
puedan convertirse en redactores eñciemes y autónomo~
más allá del centro educativo.
Organi zación
17
llevas dentro?, ¿y tus lectores?, (. 110 fruncirán el cel1o con
esta nueva entrega?, ¿no están ya algo ca nsados de tanto
libro sobre escritura?•. Pero las ganas de aprender no
tienen freno v las necesidades del aula v los alumnos de
cad a día empujan para bu scar soluclo~es nuevas e in·
tentar experiencias nunca ensayadas. Del mismo modo,
los escritos nacen y crecen de las circunstancias puntua-
les , muchas veces sin calcular la utilidad pos terior que
llegarán a 1cne1: Uno empie7.a con u n ejercicio para
aquella clase, con un esquema para una charla, con un
resumen de un artículo, con un texto para una revista ... y
al ca bo de los años una infinidad de documentos duer·
men desparramados por el disco duro del ordenador.
La primera idea de este libro surgió de la volm1tad de
ordenar v difundir este material. Pero los ordenadores tam·
bién faciÍitan la posibilidad perpetua de reconvertir la ma-
teria primera, bmta y natural, en productos más refinados.
Si escribir es reesc1ibir, como a finna el poeta, el texto se
reinventa en cada contexto y, después ele varias generacio-
nes perdidas de ensayos y fallos, nace una propuesta nueva,
alejada de los pri meros bom1dores. Cons1ruir la escrirura se
presenta como un libro nuevo, aunque surja de la expe-
riencia de cinco afias de docencia en compos ición y de
formación del profesorado, que incorpore algunos docu ·
mcntos publicados en esta época y que explore más a fon.
do y más lejos los cam inos tomados en otros libros.
Se dirige fundamentalmente al docente de Lengua de
todos los niveles, pero sobre todo al de medias: ESO, Ba-
chille rato. También puede tener interés para docentes de
otras disciplinas (Naturales, Experimentales), que pre-
tendan usar la escritura como instrumento de aprendi7.aje.
Los primeros cuatro capítulos c.>xponen los fundamentos
de la enseñanza de la composic ión: objetivos, contenidos,
metodología y evaluación. ¿Qué es escribir? sinteli7.a las
aportaciones de las c iencias del lenguaje y de la psicolo-
gía sobre la p ráctica de la escri tura. ¿Cómo se escribe en
el centro escolar? analiza las prácticas de composición
que realizan actualmente los al umnos de seeundaria y
d iagnostica los defectos y las limitaciones que presenta n,
según los pdncipios tcóticos tlel capítulo anterior. ¿Cómo
ensetlar? describe una p·ropuesta didáctica altemaliva a
18
estos res u Itados, con modelos de programación de act ivi-
dades y orientaciones para prepa rar ejerc icios. Fi na l-
mente, ¿Cómo evaluar? c nliende la evaluación de mane-
ra muy amplia, como uno de los momentos esenciales del
aprendizaje. e incorpora variadas técnicas que permiten
desarrollar un auténüco objetivo fonnativo.
Actividades consta de trein ta actividades que ejempli -
fican ht fundamentación anterior y ofrecen un mucsu·ario
heterogéneo de recursos. Pero la dicotomia teoría/prác-
tica resulta relativa, puesto que en los primeros capítu-
los numerosos ejemplos concretan las afirmaciones teó-
r icas, y en este último el comentario panicular de cada
propuesta incluye ocasionalmente referencias a investi-
gaciones y a principios teóricos.
Por honestidad qui ero mencionar Jos artículos ya pu-
blicados que he utili zado en este libro. L<l tecnología in-
formática genera clones, di sfraces y paráfrasis de un
mismo texto que circulan anárquicamente por el espacio
cdiwrial, a veces sin previo aviso. Muchos de los texLos
ya publicados que se han d ilu id o e n es te li bro aparecie-
ron en contextos loca les, lejanos o de acceso limitado:
artículos publicados en catalán.' gallego,' en el extranje-
19
ro ,' en actas de congresos y jornadas,• o en colaboración
con otros autores.•
Cabe hacer también a lgunas precisiones te1mi nológi -
cas . Prefiero la denominación composició11 a otras co-
rrientes (escritura, expres ión escrita y redacción ), porque
la primera acepci ón de la misma es •acción y efecto de
c ompo ner• (DRAE), por lo que incluye tan to el proceso
20
como el producto del uso escrito. Pero la necesidad de
transparencia comercial ha aco nsejado tisarescritura en
vez de composición (¿ musical , tipográfica, pictórica?)
en el titulo del libro. Dentro del texto usamos composi-
ción y el resto de denominaciones act úan como sinóni-
mos estilísticos contextuales, aunque los significados de
Jas mismas no siempre coincida n.
Del mismo modo, utilizo con frecuencia aprendiz/
aprendices, además del colectivo alumnado, en vez de
discente o aprendiente/s. En los últimos años algunos
textos y au !'ores (sobre todo en el cam po de la didác tica
de E/LE, español como lengua extranjera) prefieren ese
último tér mino para referirse a alumno, porque designa
a homb1·cs y mujeres y porque se refiere específicamen-
te a la tarea de aprender sin connotaciones de otro Lipo,
como es el caso de aprendiz (¿carpintero, mecánico?). El
DRAE recoge aprendiz como • persona que aprende al -
gún arte u oficio• y • persona que, a efectos laborales, se
halla en el primer grado de una profesi ón manual»; e in-
cluye apren.diente co mo partícipio a ct ivo antiguo de
aprender, con el significado de •que aprende• . No o bs-
tante, he preferido la opción aprendiz/aprendices por ser
más común entre el profesorado - ¡prefiero que las dis-
crepancias sutjan por cuestiones más profu ndas!
Agradecimientos
21
las, inslitutos y centros de formación, los cuales me han
permitido desarrollar mis ideas, y me han exigido prepa-
rar esque mas y resúme nes que a la postre han desembo-
cado en este libro.
Algu nas deudas concretas tienen apellidos. Agradezco
a los IES Jaume C11ll ls de Vic, Rubi ó i Ors de Sant Boi de
Llobregat y Maria Aurt:lia Capmany de Comella las faci-
lidades que me dieron para entreviscar a su alu mnado.
así como a ,\ngels Viladonu1t, Gloria Sanz y J aume Vi -
ilals, que se encargaron de planificar las entrevistas y de
organi zarlas en los centros. Montserrat Aced tradujo un
capítulo completo del original catalán. Debo a Cristina
Gelpl la idea de elaborar una gráfica del proceso de com-
posición (véase pág. 292); a Joan Costa y a Victoria Alsi-
na, consejos sobre la 1raducción de algunos términos y
fragmentos ingleses; a Anna Camps, la utilización del
concepto «caja negra • en el esquema de la tarea de com-
posición (véase pág. 132); a Mere~ Tricás. el ejemplo de
El País sobre la coherencia textual (véase pág. 29), y a
María Isabel De Gregorio de Mac y a Giovanni Pa rodi. a l-
gunos ejemplos americanos. También Joan Costa, Lour-
des Oíaz, Carmen Lópcz y mi hermano Jord i leye ron bo-
rrado1·cs previos de algun os capítulos y me ayudaron a
que este libro lenga menos errores.
22
1
¿QUÉ ES ESCRlBlR?
23
Este capítulo recoge esas aportaciones y traza un pa-
nora ma global. forzosamente sintético, de los conoci-
mientos, las destreza s e incluso Jos valores que hoy sa-
bemos que r equiere la composición. Prescindimos de
algunas mati7.acioncs que cabría ap untar desde la óptica
de la investigación. Por ejemplo, Ja distinción de los con-
r.cnidos de Ja composición en tres a partados excluyentes
(Procesos cognitivos, Características textuales y R eprese11.-
ta.ci011es sociales) r emite a la conocida organización cur-
ricular de conceptos (información. conocimientos, da-
tos), procedimien1os (habilidades. destrezas) y valo re.s
(creencias, opiniones, hábitos) y simplifica la cuestión al
o mitir las conexiones cnu·c los tres planos .
As(, el conocimiento de una regla gramatical (concor-
dancia entre sujeto y ver bo) exige la destreza de saber apli-
carla en la fase de textua lizac ión y/o rc\~sión del apartado
de procedimientos. Del mismo modo, el subproceso de re-
visión está relacionado con unos dete rm inados valores y
h ábitos de escritura (quien se represente la composición
como una actividad espontánea e inmediata, parecida al
diálogo oral, raramente producirá bo1Tadores de su escri-
to o los revisará). También resulta obvio que las actitudes
y las opiniones que se puedan tener descansan, en parte,
sobre un poso de conocimientos y de destrezas.
24
otros, pedir dinero, organizar una actividad, buscar apro-
bación, etc. Para expresar nuestro amor a un ser querido
podemos invitarlo a cenar; regalarle u n ramo de rosas;
a brazarlo o darle un beso; decirle, en una conversación, te
quiero, no podría vivir sin ti, m.e vuelves loco, o escribirle
una nota secreta con las mismas palabras. Escribir es una ·
forma de usar el lenguaje que, a su vez, es una forma de ·
realizar acciones para conseguir objetivos. Al ser la "ida
humana tan extremadamente social, una gran pa1tc de
nuest..ras acciones son verbales, de modo que somos más
pa labras que hechos -o estamos hechos de palabras.
Hasta cierto punto, las intenciones comunicativas
Jlegan a ser más importantes que las mismas palabras. Si
tenemos que explicar a una tercera pel'sona el contenido
de una nota recibida, basta con aclarar su objetivo: m.e
dice que me quiere, aunque ninguna de esas palabras
aparezca en el original. En algunas situaciones, la inten-
ción puede incluso modificar el significado convencio-
nal de las expresiones: en la misma nota, un autor puede
escribir me descompon.es, me trastomets, me estás destro-
zando, o incluso un te odio enixecomillado, siempre con el
mis mo sentido de te quiero . En la misma línea, una pala-
bra tan inocua como gracias puede significar agradeci-
miento por algo realizado, pero también otras muchas
cosas: lira. aquí los restos de comida, si figura en el cubo
de basurn de un restaurante de comida rápida; recibí el
regalo, anotado en una tarjeta de acuse de recibo, o dame
dinero si la escribe en un cartelito un mendigo sentado
M ) a~ll~ . .
La fuerza que tienen las intenciones cuando se aso-
cian a los contextos comunicativos es tan fuerte que pue-
den modificar el significado de las palabras:
25
za» y firmó. El resto de compañeros pronto e mpezó tam-
bién a denom inar «gcn.tHeza» a cada actividad que se in-
rercambiaban, hasta que llegó m1 momento en que los
cuairo hablaban así:
- Oye, ¡me fue racal la gentileza del o tro día!
-Probé tu gentileza con el 1•0 y funtá.'>lico, tú.
-Escucha, Montserrar, añadí más frases a ru gcnrileza de
prono mbres. Te la paso mañana.
26
der a escribir sólo tiene sentido si sirve para acometer
propósitos que no se pueden conseguir con la oralidad.
Entre otras cosas,.:e sc1ihir consiste en aprender a utilizar l
~S( ' L.;'
las palabras para- que s ignifiquen lo que uno pretende
que signifiquen en cada contexto,)(Véase Actos de escri-
tura, pág. 305, y Coches abandonados, pág. 309.)
,-
1. l .2. Contextualización
3a S minutos
3b Señor Matías,
Quiero informarle de que, en este momento, ya se ha pa-
sado usted media hora de lo acordado y que debería aca-
bar in n1edialamente para que quede tiempo para las pre-
guntas posterio res.
27
3a 1i·ansmite el único dato que desconoce el destina-
tario. que es el propósito del moderador de pasar al co-
loquio. Los datos de 3b pu eden recuperarse fácilmente a
partir del contexto. lncluso sin co mpartir lugar y tiem-
p o, el conocimiento enciclopédico permite relacionar
datos y realizar inferencias. Fijémonos en este escdto:
28
cindible, para que el menor número de palabras pueda
\
transmitir todo lo necesario. Véase Tnstancia redundante,
pág. 309.
29
las letras, que se ofrezca a Jos lectores para que lo descod i-
fiquen como quien abre u n paquete. Al contrario, sólo exi.s -
te en las mentes del autor y del lector y se construye durnnte
los actos de composición y lectura, a partir de Ja interac -
ción entre el conocimiento previo y Jo enunciado por el tex-
to. Como consecuencia de este hecho, el contenido de un
escrito nunca será el mismo para todos Jos lectores, puesto
que cada persona posee diferentes conocimientos previos.
Incluso un mis mo lector puede interpretar de manera dife-
rente un mismo texto leído en d istintas fechas, ya que sus
conocimientos varían con el tiempo: se incrementa su poso
cultural con lecturas y expe1;encias de todo tipo, pero ta m-
bién se olvidan hechos circ1mstanciales (el mismo ejemplo
anterior m uestra cómo el paso del tiem po modifica Ja «CO·
herencia» de un titular). ·
Linda Flower representa con este esquema el proceso
de construcción del significado: ·
Modelo de constr ucción del discurso (Flower, 1994, pág. 53)
,'
• ' '
~
,
' E..-,crito~· l<'A.>r..:::kr..:;i$tl
Rcprcsc:ntaci.ó n mental
del cscrilor ( Texto )
1 leo11'1'.:i.cn'l'.:1t~I
'
'
Conlexto socüil
Convéocioocs <lisc:u r~h·a::;
30
Los aspectos más relevantes del c.s quema son:
31
nicación, asf como la~ di ferencias que inevitablemente
lienen autor y leclo r en Ja inter pretación de un mismo
con texLO compartido y de una (mica forma gráfica tex-
t ual. Por lo tanto, carece de senlido considera r que los
textos tienen pmpiedades inmanentes de coherencia, co-
hesión o adecuación, cua ndo estos hechos se manifies-
tan a través de procesos dinámicos y abiertos de (des)co-
dificación. Si la coherencia se co nstruye a partir del
contexLo, la enseñ an;ca de los procesos de construcción
de coherencia tambi ~n debe basarse en actividades que
·pongan al aprendiz en situaciones equivalentes.
32
ción, edición) ha facilüado que los escritos actuales in-
corporen formas variadas de expresión icónica (dibujos,
fotografías) o paraverbal no lineal (esquemas, gráficos,
diagramas de flujo). Algunos autores han incorporado
este elemento en los modelos teó1icos de explicación de
la comunicación escrita.
,
'
33
que se asoman en cada n uevo texto usado por el ha blan-
te, incluso sin pedir permiso:
34
autores). Y es que, en pulubrns de Reyes (1990), somos
prisioneros de una lengua que heredarnos cargada de
voces, connotaciones y puntos de vista, que estamos
obligados a 1·epetir incesantemente. Ko hablamos a tra·
vés de la lengua, sino que la lengua habla a través de no-
sotros, corno dijo M. Heidegger y re1.oman estas pala- '
bras de Emilio Llcdó:
l.1.6. Varü1ción
35
nerales/específicos, subjetivos/objetivos), parece menos
difundida Ja idea de qu e la escritura también cont iene.
va1;aciones sistemáticas. Al reducir los textos escritos a
la modalidad estándar y a los regist.ros formales, espe-
cializados y objetivos, se destacan sólo los géneros escri-
tos más conocidos o prestigiosos, que son sólo una parte
de la producción gráfica.
Lo escri to incluye textos dialecta les (cartas pr.ivadas,
literatura) y estándar, con variado grado de formalidad
(invitaciones formales, cartas privadas). especificidad (ar-
ticulo cienc.ífico, noticia de divulgación científica, publi-
cidad) y objeti~;dad (columnas de opinión, instrucciones
de un aparato). Aprender a escribir significa aquí aprell ·
der a elegir para cada contexto la variedad y el registro
más idóneo entre el amplio repertorio que se nos ofrece.
(Véase Cartas de recomendación , pág. 343.)
36
como (l(ricanos, estallar, pequet1o o artefacto . En cambio,
b) orienia el hecho hacia una interpr etación tolalmente
difere nte. con denominaciones mucho más marcadas
como banda terrorista, explotar unt1 bomba , cen1ro de la
ciudad, el adjetivo m ora (muy connotado) o la menc ión
al pdnico causado. En apariencia, c) p uede ser la más
objetiva con las formas unos desconocidos o estación de
ferrocarril. pero incluso la elección de palabras como
provocan (e n ve;¿ de producen o caus an) o explosión (en
vez de esta/Ne/o, estrépiw o ruido ) esconde un de te rmina -
do punto de vista. En definitiva. cualquier elecc ión de
una pala bra incluye dosis sutiles de subjetividad, aunque
sólo sea por haber prescindido de otras opciones posi-
bles para la misma posición del discutSo.
Además. tanto autores como lectores asociamos las
ideas y los conceptos a los vocablos elegidos, de acuerdo
con nucsiro conocimiento del mundo (tópicos, p rejui-
cios, estereotipos culturales):
37
simpatías del lector hacia el adolescente (10a) y la mujer
(!Ob), aunque desconozcamos lo que realmente pasó.
Una vez elaborados, los textos se convierten en ve-
hículos transmisores de puntos de vista; forman las opi·
nioncs sociales, modelan «cogniciones• o •conceptuali·
zaciones• de grupos numerosos de la sociedad. Si no
tenemos acceso dü'eclO a los hechos, nos formamos opi·
niones de lo que no vi mos con los discursos que dicen o
escriben personas que sí vieron lo s ucedido - o qu e tie·
nen acceso a más datos-. De manera que todos los que
no es tuvieron en la estación de fo!"l'ocardl (9), o que no
vieron el incidente de 10, se fom1arán una opinión de los
hechos a pm·lir de los discursos correspondientes (a, by
e), que no son de ningún modo objetivos, como vimos. Si
es1os discu1·sos se repiten masivamente a través ·de los
medios de co municación, Ja op inión de buena parte ele
Ja comunidad se uni formiza y orienta con premed ita·
ción, según los intereses de Jos a utores -y de Jos gesto·
res el e los medios.
En una época en Ja que la violencia es -¡debería
ser!- poco o nada útil para influir e n las comunidades
democráticas, se impone otro tipo de herramientas de
manipulación: las denominadas •armas invisibles•. El
discurso se convierte as! en el fusil contemporáneo para
persuadfr: para crear opinión pública a favor o en con1ra
ele los intereses de personas y grupos. Los discu rsos cir·
culan por los espacios públicos de Ja comunidad (medios
de co muni cación, parlamentos políticos, encuentros),
co11trolados por grupos clominanles que no pueden - ni
qu ieren- ac tuar de manera objetiva, y que constrnycn
in teresadameme las op iniones de la ciudadanía. Así con-
siguen clabora1· opiniones favorables o desfavorables ha·
cía determinados hechos (entrar en Ja OTAN. defender el
bombardeo de Trak, justificar la situación del Kurdis·
tán), se legitiman algunas prác1icas (expulsar inmigran·
tes, prohibir fumar; consumir) o se criminalizan otras
(aborto, eu tanasia, dopaje, okupación, difusión de pro-
paganda nazi).
En definitiva, escribir también puede adqui r ir una
dimensión política. La educación de l escrito y de la com·
posic ión debe adoptar tambié n una perspec1iva crítica
38
(Kanpol, 1994). Debe formar ciudadanos críticos, que no
sean meros engullidores y reproductores de discursos
ajenos, sino que estén preparados tanto para interpretal·
los hechos, como para desconstrnir las interpretaciones
oficiales y para elaborar las suyas propias (Fairclough,
1995; Van Dijk, 1997; Martín Rojo y Whittaker [comps.J,
t 998).
39
1a ..ificación de habilidades 1 l lntcrTé'lación de habilidades 1
-Eseu~har4
k l.
40
La lectura y la coovcrsación en la composición
.. . - - -· --·- ·--- ..... -····
· Subproceso . Actividad lectora Actividad onol . ·-<-~~
:-e
<: ' : de'•'""'ª
-
Lectura de modelos de ttxto Tntcracción con CO.."\utores y col<iboradore.i: externos
i'a f>,_eJ,t~r·a-~ión de Búsqueda de datos en fuente~ cseritas Búsqueda de dQto.s <.: n íuenles orales
::-e.· . :)'<))?<!$ ltlteracción e n brainston11ing co1) colaboradores y
·.; ·:-;, ;•.·
:~. ""..:. C<nlul01"e$
..!\ · DfgiiniZÍ.ctón de Lectura y cornpre-nsión de lislas y cs<.¡uerna.~ lnteracclón con coautores y colaboradores
~
-t.dea.<o Lccturd de rn<>delos de te.~to externos
Fommlaci6n de l.cctu1-a de objetivos propios y externos Negociación con coautores, con1paración
: objetivos con colabonuJon:~ externos
·.'i'
·'O · · Referenciar ~ t""'--clur-a de planes y esquema.) Negociar léxico y propOSiciones con co.'\u1orcs
'J 'Elaborar
propoiticiones
IA..'(;tura de borradores para coocc~r y
lincarizar
Oralizar lo ya escrito y Jo que se está
escribiendo
1
s Ll.ó.~~ri:t.ar
~ :~-
Lectura de borx-..idores de coautores y
colaboradores externos
' Co;t$pµrai tCXl.o~ ; Lectura atenta de borradores
Nt:gocia r con autores y colaboradon:s
l. 2. l. Oralidad y escrilu ra
42
gern<los y etnocén tricos entre pequei\as tl'ibus primitivas
de conversadores, con formas culturales tradicionales,
trans mitidas de genemción a generación por vía oral, y
las sofislicadas ciudades occidentales de hoy, asentadas
sobre un sistema político democrático y una concepción
científica de la realidad, ma teri ali:wda en la acumulación
incesante de documentos escritos (leyes, revistas, ma-
nuales, etc.). Un buen ejemplo de esta concepción sim-
plista es la siguiente dicotomía, citada por Nieves Para-
dela en la presentación de su traducción de un cuento
á ra.be (Al-Jadim, 1997), con la qu e varios arabistas han
caracteri zado las d iferencias culturales entre Occidente y
Oriente: «Occidente es el mundo de la razón, la ciencia y
la mateda; Or iente es el m undo del sentimiento, la fe y el
espíritu». Siguiendo e l mismo esquema, Occidente repre-
sentaría la cultura escrita, y Oriente la oral.
Dicho contraste también tiene correlación en el pla-
no psicológico, donde las formas de pensamiento de unas
y otras d ifieren a causa de la alfabe tización. Si acepta-
mos que lenguaje y pensamiento comparten origen so-
cial, y que el primero es el motor del segundo, parece ló-
gico aceptar que los tipos de comunicaci ón oral o escrita
puedan incidir en las dinámicas de pensamiento indivi-
dual y social. Dicho de otro modo: la cxpexiencia comuni-
cativa del individuo influye en su estilo de pensamiento y
en sus capacidades cognitivas . Así, un m iembro de una
cultura oral primaria posee diferentes formas de comuni-
cación y pensamiento que un ciudadano alfa betizado.
El primero ha desarrollado sus destrezas comuni.cati-
vas y cognitivas en situaciones de in tercambio oral con-
textualizado, lo cual comporta estos hechos - sin preten-
sión de exhaustividad:
43
verbales: trabajai~ resolver problemas domésticos, ritos
religiosos.
• Asocia el habla a la subjetividad de un •YO» enun-
ciador (y. por oposición, a l •tú• del interlocutor), a las
rutinas comunicativas del diálogo o la conversación, o a
la redundancia ca~acterística de estos discursos. Ya que
habi tualmen te no hablamos solos, el uso del lenguaje se
restringe a las situaciones en que hay presencia física de
interlocutores.
• Al no poder •guardar• o •grabar• la i nformación
transmitida, el hablante desarrolla notables capacidades
mnemotécnicas (loci o lugares comunes, usos formula-
rios: ritmos métricos, proverbios, frases hechas, refrane-
ro), para facilitar al interlocutor la retención del conte·
n ido.
• La volatilklad del habla favorece también la tenden-
cia a acumular datos. En una cultura oral primaria, • uno
sabe lo que puede recordar• (Ong, 1982, pág. 40). Cobran
i mportancia el saber popular. las tradiciones y los hábi tos
adquiridos por transmisión generacional, así como el ra-
zonamiento basado en lo cotidiano, en el acervo del refra-
nero o en la fuerza de las costumbres ancestrales.
44
• Ha aprendido a desvincular el discurso del «YO»
enunciativo (y del «tú-usted• del destinat.ario). El dis-
curso adopta una formulación más despersonalizada y
objetiva. En numerosos usos escrilos (leyes, periodismo,
ciencia, etc.) el discurso:
45
parcialmente elaborados o mixtos. al margen del medio fó-
nico o gráfico en el que se representen. :-.li es oral todo lo
que percibimos y decimos de modo acústico, ni tampoco
es escrito todo lo que transmitimos de fom1a gráfica. Ora-
lidad y escri tura se inten-elacionan por varios motivos:
46
En defin itiva, qu i7.á l<l escxiturn no se pueda conside-
rar como l<l causa única de la civilización moderna. pero
es indudable que ha descmpefiado y desempeña un pa-
pel de primer orden en ella. En palabras de Ll edó (1992,
pág. 29): «El escri to es un remedio para conservar la sa-
bidur(a. El tiempo de los hombres se hace más largo y
estable en el tiempo de la escritura» . Y en las de Coul-
mas (1989, pítg. 4): «Es tanto el resultado como Ja condi-
ción de c ivilización, es un producto moldeado por la ci-
\~lización y u na hen·amicnta para moldearla».
47
a) Descontextualización
! la Puedes llevártelo.
11 b Soy Antonio a las cuatro de la ta.rde del lunes y quiero de-
jar un mensaje para Isabel. Isabel, estoy en casa y puedes
pasar a recoger el libro del.os trcwadores cuando quieras.
Hasta luego. ·
l le Isabel,
Puedes pasu a buscar el libro de Los trovadores cua ndo
quieras. Estaré en casa. Antonio. Barcelona, lunes 22, de
febrero.
48
tir dicha intención de modo tan indirecto. El pl'Opósit.o
debe aclararse verbalmente para co·nseguir el mismo
grado de eficacia.
La descontextualización exige que, hasta cierto pun-
co, el texto se independice de sus usuarios y de las situa-
ciones de producción y recepción. Dejamos de pensar
en términos de ¿qué pretende el emisor cil dirigirme estas
palabras a. 111.f.?, para pasar a preguntarnos ¿qué signift-
can las palabras del escrito? El texto se convierte en un
instrumento mucho más fino y completo para referirse a
Ja realidad, para representarla o eúquetarla.
Respecto a la impo1iancia de este elemento en el de-
sarrollo de la cultura y las sociedades escritas, Denny
(1991} sostiene que este rasgo es la única diferencia fun-
damental enl'.re el llamado pensamiemo occidental (es-
crito) y el de las sociedades de agricultores y cazadores-
recolectores. Según el au!.01~ otros rasgos s upuestamente
relevantes, como la abstracción, la complejidad o la re-
flexividad de pensamiento, no presentan diferencias re-
levantes.'
b) Interacción diferida
49
despu és de que acabe su texto, por lo que éste no pue-
de util izarla para mejorarlo. Por esta razón, el autor
no sólo debe aprender a elaborar discursos sostenidos,
absolutamente mono logados, sino también a calcula r
las posibles reacciones del lecwr para evitar los erro-
res an tes de que ocurran. Siguiendo con 12, si María
quiere transm itir j)or escrito el mismo mensaje, debe
poder «anticipar» o «calcu lar» la acepción semántica
que Juan otorgará a móvil y, en consecuencia, elegir
otra expresión más acertada (juego, colgante, etc.),
puesto que la escr.i tura no ofrece una segunda oportu-
nidad para corregir errores. El emisor aprende así a
imaginar a su lector, a dialogar mentalmente con él, lo
cua l tambi én favorece la capacidad de planificación
del texto.
c) Cosificación
50
d) füdíreccionalidad
51
' güisticos que represeman empíricamente la realidad .
Esto exige incre1nentar la conciencia y el control sobre el
lenguaje, aprender a ra7.onar de manera lógica, dcsan·o-
llar una actitud analítica. Esta amplia dimensión cogni-
tiva que presenta lo escrito puede hacer comprensible,
sin d uda, el esfuerzo, el tiempo y los recursos que re-
quiere su aprendizaje, así como los resultados no siem-
pre positivos que consigue.
l.3. Funciones
52
construcción de conocimiento nuevo, y el imaginalivo,
relacivo a los usos más creaüvos y/o artísticos de la es-
critura, que incluyen los géneros literarios.
• Coulmas (t989, págs. 13-14) se refiere a esta últi-
ma función como estética, además de incluir otra con la
denominación de con/rol social, que incluiría todos los
textos organizativos (adminis1.rnción, leyes, instruccio-
nes) de .las comunidades lingüísticas.
Funciones de la esctitura
lntrapersonales lntcrpcrsona)cs
1- ...Registr~ci.va
.J.:toP.fpttl~tiva <.~01nunl~.ith.1.1.
EstéLjca (>'lúdica
,
53
agendas, o ideas que se nos ocurren en un momen-
to imprevisto . Requiere dominio del código escrito
(con-espondencia sonido/grafía, aspectos grMico·
motrices, caligráficos) y su correspondencia con
los sonidos. Cualquier uso escrito que desempeñe
otras funciones, intra e interpersonales, es tam-
bién registrativo.
• Man.ipulativa. Al ser bidireccional y planificada, la
escritura facilita la rcfonnulación de los enuncia-
dos, según las necesidades y las circunsta ncias . No
siempre reproducimos literal mente lo escuchado.
leído, v.isto o pensado. Escribir permite elaborar la
in fommción, como si se tratara de barro o yeso: re-
s umimos . ampliamos, modificamos Jos datos para
consegu ir nuestro propósito. As(. preparamos el
guión de u na charla . refu ndiendo guiones viejos
de otras ocasiones, o resumimos u n texto según lo
que te ngamos que hacer con la información selec-
cionada (aprenderla, incluirla en otro texto). Tam-
bién esctibimos para organizar actividades de tod o
tipo, verbales o no: preparamos la compra con lis-
tas de produc tos, planificamos el recorrido de un
viaje después de leer varias guías; u organizamos la
expansión de una empresa, elaborando un proyec-
to escrito de la m isma.
• Epis1émica. Subiendo otro peldafio de desarrollo
cognitivo, la manipulación de datos permite al autor
generar opiniones e ideas que no existían ames de
iniciar Ja actividad escritora. El objeto textual pue-
de ser observado, analizado y expandido: escribir se
convierte en una potente herramienta de creación y
aprendizaje de conocimientos nuevos. Entendernos
porconocimiemo nuevo un a mplio abanico de posi-
bilidades de transformación de datos: ampliar la
conciencia sobre aspectos desconocidos de la perso·
nalidad o del entorno (reacciones, sentimientos,
opiniones); r elacionar ideas ya conocidas pero inco-
nexas; enriquecer o concretar ideas vag_as o genera-
les; formulación de una idea nueva a partir de otras
viejas; explicita r datos encapsulados, presupuestos
o insinuados, etc.
54
Todos hernos experimentado el poder epistémi-
co de la escritura en situaciones cotidianas. Al te-
ner que ex pli car por carta a un amigo una situa-
ción embarullada o comprometida, descubr imos
que el hecho ele haber depositado nuestras ideas
e11cima del papel nos ha hecho más conscientes de
todos los aspectos. Tam bién, al tener que escribir
una exposición o una argumentación sobre un
tema que al principio nos parecía complejo, nos
damos cuenta de que poco a poco se aclara y orde-
na, a medida que encontramos las pa labras para
formularlo por escrito.
55
transmitidos, que en su vers ión oral sólo serían un
•nnnor» o un comentario sin valor. Por ejemplo, se
expiden certificados de asistencia y participación
en cursillos, a unque tanto el emisor como el recep-
tor de los mismos conozcan pe1fectamente el con-
tenido del escrito, sólo para que el segundo pueda
poseer un do"cumento que dé fe de la actividad rea-
li zada.
56
ciones del alumnado (organizativa), redactamos a~;sos
para el consejo escolar (comunicativa), anotamos en un
cuade1no las ocurrencias personales para preparar una
clase (epistémica), resumimos un tema del curso en una fo.
tocopia .para el alumnado (rnanipulativa), a notamos fe-
chas y autores relevantes en Ja pi:.:arra (registraliva), etc.
Pero paradójicamente pocas personas son conscientes de
esa gran variedad de funciones. La creencia más enraiza-
da es la de considerar que escribir sirve sobre todo para
comunicarse cuando no es posible hacerlo de modo oral.
57
recursivo y no lineal, de manera que el orden de los pro-
cesos v su interacción es rico, variado e indeterminado.
(Actu~ lmente existe bastante consenso terminológico
para referimos a estos procesos como plani(icación, tex-
tuaNzación y revisión.)
También son J'elcvantes las aportaciones de C. Bcreiter
y M. Scardamalia (1987, págs. 8-11), centrados en el estu-
dio de la elaboración del conocimiento en el diálogo y en
la composición, y que han fundamentado las prácticas es-
critoras generadoras de aprendizaje. En pocas palabras,
estos aut.ores identifican dos modelos diferen tes de com-
posición, decii' el conocimiento (knowledge tellin.g) y lrans-
formarlo (knowledge 1ransfor>riing), según haya o no fun-
ción epistémica en la composición. En el modelo de decir
el conocimiento, el autor elabora su texto a partir de la
reproducción más o menos literal de los datos que recu-
pera de su memoria, con «sondas» que elabora mental-
mente, según el contexto de escritura. Dichas <sondas» o
anzuelos buscadores de información pueden referirse al
tema del escrito (qué hice el domingo, música. que me gus-
ta., qué recuerdo del Sul'J'ealismo) o al tipo discursivo (re-
dacción, inslancia., examen, estmcturn y par tes de que se
componen, fraseología).
En cambio, en el modelo de transformar el conoci-
miento, el autor toma conciencia de las diferencias que
surgen entre sus ideas recuperadas (el denominado es-
pacio con.cepiual) y los requerimientos discursivos del
contexto concreto en el que escribe (destinatar io, pro-
pósito, etc.; el espacio relórico ). La búsqueda de <idecua-
ción entre estos dos planos provoca que el autor reela-
bore sus ideas y su texto. lo que genera conocimientos
nuevos. Ambos procesos no son excluyentes ni se asocian
con textos de buena o mala calidad, puesto que ésta de-
pende de otros factores como el conocimiento lingüísti-
co y el tema en cuestión. Un mismo autor puede usar
uno u otro seg(m la situación de escritura que se le plan-
tee. El modelo de transformar el conocimiento incorpo-
ra como componente funcional el modelo de decir el co-
nocimiento.
58
\. 4 .1 . Modelo general
1
~l .,;ontcxlo ~ocia\
L.~ ~u d i c nci~
Colab<>Hldorcs
1
1
----4
EL C01'TfüCTO l>E LA TMUlA
El contexto K<ieo
1 El lt-xto prüduc.ido 1
1J\.i cdio de cot1'1po sici6n 1
1
~L l '.\!01VID U0
~ ~
?\.icmo d a
fonológlc• 1 Retlcxión 1
Cn::en ci&..~ y 1
at:1i1.uclcl) Textualil':aciól)
Libreta v.i::;uall 1 1
Cálculo C<>Slt:/ csp~ cWl
V
bcnc:fic;io 1 1\·lenlori<l
sefnántica
~ lf
~le.moti.-a
h1.rgo ph1w
Esquefna.s
de taret\s
C:onocirn icntos
del cen)a
C<J11ociinierllo de
la a udién<.:iC:f
Conocinlientos 1
lingi.ifsticos 1
Ú>nociu1ic11lc)
d<: géncr<:>.$ 1
59
tegra aspectos socioculturales, cognitivos y emocionales.
Según el auto1; las principales novedades son la incorpo-
ración de la memoria de trabajo en un lugar central del
modelo, la inclusión de elementos molivacionales y de
formas visoespaciales de escritura, además de la refomm-
lación de los procesos cognitivos básicos.
El modelo distingue el componente individual (emo-
cional y cognitivo) del contexto sociocultural (audiencia,
coautores). En este óltimo, el autor destaca hechos como
la influencia relevante que ejercen las tecnologías sobre
los procesos de composición, o que en la actualidad mu-
chos textos de la esfera social (administración, comercio,
política) son resultado de la cooperación entre varios au-
tores, de modo que la interacción entre colaboradores
juega un papel tan importante como el análisis de la au-
<liencia final del tex.to o el texto que se va produciendo.
La denomil)ación medio de composición (composing me-
dium, en el original) incluye tanto el context.o de produc-
ción (entorno físico, ámbito laboral, personal) como los
instrumentos compositivos (ordenador, programas).
En el componente indMdua], destaca el n·ián.gulo inte-
rrelacionado que forman los componentes afectivos, cogni-
tivos y conceptuales (almacenados en la memoria a largo
plazo), que mantienen un notable paralelismo con los pla-
nos o ejes del aprendizaje: valores, destrezas y conceptos.
Dichos componentes confluyen en la rnemoria de irabajo,
que actóa como el lugar o «espacio» (una especie de •mesa
de trabajo•) donde el autor\iimtc los datos que recupero de
su memoria a hu-go plazo, y donde los procesa temporal-
mente con la aplicación de distintas tareas no automatiza-
das (Kellogg, 1996, pág. 59). Dichas tareas pueden ser cog-
nitivas (razonamiento lógico, verificación semántica) o de
control (recuperar datos de la memoria a largo plazo, ges-
tionar el COlljunto de tareas no automatizadas).
Hayes describe la memoria de trabajo como un recur-
so limitado, que consta de memorias específicas: fonoló·
gica (una «VOZ interior» que va repitiendo los datos que
deben retenerse), semántica, y visoespaci.al (una «libreta de
representaciones bidimensionales»). Esta memoria es
también el lugar donde se produce el conocido fenómeno
denominado •sobrecaq~a cognitiva• (cognilive OV(lrlot1d;
60
Camps, 1994a, pág. 48), por el cual las altas y variadas
exigencias de la composición desbor.dao Ja limitada ca-
pacidad de esta memoria y producen «errores» o «desa-
justes» en el escrito. El autor no tiene suficiente memoria
de trabajo para atender todos los requ erimientos que le
impone la composición (por ejemplo : ordenar datos,
mantener vínculos sintácticos entre referentes y pronom-
bres, fija rse en la puntuación), lo cual provoca que el es-
crito presente defect.os relacionados con las cuestiones
desatendidas.
La memoria a. !.argo plazo es el almacén ilimitado don-
b
tle el individuo guarda los daws lingüísticos (gramática y
diccionario personal) y extralingüíst.icos (enciclopedia
personal) que utiliza para la composición. Respecto amo -
delos anteriores, éste especifica alguflO·S tipos de conoci-
mientos implicados'en la composición: géneros discur.si-
vos, ti pos de audiencias. etc. En concreto, los esquemas de
tareas corresponden a «paquetes de información» proce-
dimental (instrucciones) para realizar ac tividades como
lectura 'de gráficos, revisión, linearización, etc. Hayes des-
taca el papel i~portante que desempeña la exper iencia
escritora en la acumu lación de información en d icha me-
moria, de manera que la habilidad escritora experta pare-
ce estar relacionada con una experiencia dilatada y varia-
da en esc1itura.
La inclusión del componente motivador y emocional se
justifica por varias investigaciones que demuestran algo
presentido: Ja influencia que tienen los valores o las creen-
cias sobre la escritura en el acto de compos ición. Hayes
distingue las predisposiciones (motivación, interés, emo-
ciones -place1~ angustia- que siente el autor al cscdbir)
de las creencias o las actiludes (por ejemplo, «escribir es
w1a habilidad innata», «no se puede mejorar con el apren-
dizaje o el trabajo») y cita varios estud ios que m uestran
cómo los valores positivos (confianza en el aprendizaje,
emociones positivas) están relacionados con Ja conducta
experta. También incluye en este bloque la formulación de
objetivos, que modelos anteriores situab:<ln dentro del pro-
ceso de planificación, y el cálculo o estirnación entre coste
Y beneficio, también denominado elección del método, por
el que el autor, según el grado de beneficio (propósito, in-
61
c.erés) que estima obtener del texto, decide qué grado de
coste (esfuerzo, dedicación) está dispuesto a emplear. en
el supuesto de que pueda elegir entre conductas más o
~ menos laboriosas para componer.
l" Finalmente, el modelo reorgani7.a los procesos cogni-
tivos según sean receptivos o productivos y trabajen con
formas lingüísticas (o gráficas) o con representaciones
\ mentales. 1ambién les atribuye denominaciones y mar-
cos conceptuales más amplios, con el fin de relacionar
Jos procesos específicos de la composición con los de
otrns acl..ividadcs intelectuales (lectura de novelas. com-
prensión de mapas, problemas aritméticos, dibujo). En
líneas generales:
62
situación de composición cooperativa pueden vocalizar
Jo que están escri biendo antes de anotarlo, como es tra-
tegia de evaluación compartida; incluso un autor sólo
puede .rnhvoca/izar la prosa mientras la redacta, como
técnica para percibir su modulación.
Ejem pli ficamos a continuaci.ó n este modelo con Ja si-
tuación académica ele una estudiante de 14 años que ela-
bora una monograffa sobre his toria, geogxafía o literatu-
ra. Dicho s ujeto aporta a la composición las actit udes,
motivaciones y valores personales, resultado de su expe-
r iencia previa de escritura: imagi nemos que siente cier-
to placer por escribir textos lúdicos, pero que tiene me-
nos motivac ión ante tipos textuales académicos; que
valora la elaboración de borradores como un instn.nnen-
to para ela bornr el texto, así como la consulta del diccio-
nario para aclarar dudas. También los conocimientos
lingüísticos y enciclopédicos que usa durante la compo·
sición están almacenados en su memoria a largo p lazo y
son fruto de la acumulación de experiencia comunicati-
va previa, verbal o no: supongamos que domina a gran-
des rasgos la variedad estándar, con ciertos conocim ien-
tos de registros especializados de Sociales y Literntura .
Dicha aprendi z util izará los procesos de interpreta-
ción textual para construir representaciones mentales de
cualqu ier inform acion o i11.put. Interpretará la consigna
de compos ició n que le dé su docente, los distintos dis-
cu rsos (manua les de ¡exto, libros, co11ferencias, conver-
saciones) que lea o escuche para re.coger datos para su
n:abajo. A partir de esas interpretaciones mentales, y con
la ayuda de los datos que recupere de su memoda a lar-
go plazo (monografías previas de temas cercanos, traba-
jos con el mismo docente), la aprendiz ulilizaní los pro-
cesos reflexivos de inferencia, solución de problemas y
toma ele decisiones para elaborar representaciones nue-
vas so bre lo que va a realizar (nuevos esquemas, p lanes
de t rabajo) . También utilizará el proceso de textualiza-
ción para generar productos físicos: bo1Taclores de texto,
1ua pas de ideas, preguntas orales para al docente, e tc.
Supongamos que la estudiante ya haya elaborado u n
pr imer borrador de la monografía y que la revise con
atención . El primer proceso q ue utilizará será la inter-
63
pretación textual del borrador para elaborar una repre-
sentación mental del mismo. A continuación, usará la re-
flexión para hacer inferencias de la primera represen-
tación, para identificar desajustes entre és t<l y la que
ha bía imaginado que le gustaría tener (almacenada en
la memoria). para tomar decisiones sobre si reformula
o no el texto (según su estimación de beneficio-coste). o
para resolver el problema de cómo hacerlo. Los cam-
bios que produzca en el borrador serán realizados por el
proceso de textuali zación. Además, la nueva formula-
c ión revisada será interpretada de nuevo por el proceso
de construcción de representaciones mentales. Y así su-
ccsiva111e11te.
En resumen, el modelo de Hayes (1996) ofrece una
desci; pción más completa y organizada de la composi-
ción, a l incorporar componenr.es relevantes como la me-
moria de t rabajo o la motivación y las emocio nes. Ade-
más, la organización de los procesos cognitivos en tareas
de interpretación, refl exión y prod ucción rompe defini-
tivamente la concepción secuencial de los modelos pre-
vios, que sugerían linealidad y unidireccionalidad. Deta-
llamos a continuación estos procesos, haciendo referencia
a otros auto res y modelos.
64
de lectu ra: leer pa.ra. comprender textos (diferentes al de Ja
composición), leer para comprender la ta·rea y i<l<ir para
evaltta1' el texto (que está elaborando el autor):
65
vías de com u nicació n que pueda recuperar de su me-
moria a largo plazo, además de los datos empíricos del
nuevo contex to.
•Leer para. evalum· el texto. Se refie1·e a la interpreta-
ción del texto que va generando el autoc Constituye una
forma sustancialmente particular de leer. Hayes a rgu-
menta que, en la lectura más coniente de comprensión, el
lector se concentra en la construcción del significado y
presta escasa atención a los problemas que pueda tener
un escrito; sólo se percata de aspectos s uperficiales como
faltas ortotipográficas y gramaticales o datos equívocos, y,
en el hipotético caso de que d ichos errores constituyan
una dificultad para comprender el texto, el lector busca
alternativas coherentes para intcrprelar el escJ'ito y poco
después los olvida. En cambio, en la lectura para revisar
el autor lee no sólo para construir un significado del texto
sino para compararlo con el que querría que tuviera y, lue-
go, para detectar desajustes; se fija en cues(jones como las
necesidades del lector, el punto de vista gue ofrece el tex-
to, la estnictura y el género, etc. El <liagrnma de la página
siguiente representa este tipo de lectura.
Este diagrama muestra que leer es un proceso activo
de construcción de representaciones del texto, en el que
el lector utiliza variados tipos de conocimientos almace-
nados en su memoria. En el caso particular de la lectura
para evaluar textos, el objetivo del autor no sólo va di-
rigido a la elaboración del significado (caja g1is) sino
tam bién a Ja detección de posibles problemas en el texto
(columna derecha) y al descubrimiento de alternativas
mejorables (columna izquierda).
Algunos autores (Boiarsky, 1993; Long, 1990) del ám-
bito de la comunicación técnico-científica attilmyen rele-
vancia a un subproceso de la in terprelación textual: el and-
lisis de la aut.lien.cia. Consiste en elaborar representaciones
del destinatario del texto (iden(jdad, rasgos persona les e
intelectuales, intereses, habilidades de lectura). Puesto que
ésle puede ser individual/colectivo, homogéneo/heterogé-
neo, conocido/desconocido, el análisis permite identificar
varios tipos de lector (principal, secmldario, periférico, fil-
tro, etc.) y precisar el h".rizonte de recepción del texto (ex-
pectativas, conocimientos previos) para tomar decisiones
66
P:rocesos cognitivos en la lectura
para evaluar el texto (Hayes, 1996)
pl;,ines ~h..e11\:)liv(l~
lnfe1ir propósitos y 1-> desorganización
+
vor. nueva o
contenido ;.tht:nn•tivo +
punto de vista del autor
Considerar las
necesidades del lector
.. oomplej idad n
tone> inadecuados
1
lkpre:;e.iu:\c161). del $ign.l.(ic--J.d1') del
tel(t,I) )' dé la )'€~puesta del lector
1.4.3. Reflexión
67
• Solución de problemas. Consiste en elaborar mental-
mente una secuencia de pasos o et.apas (un •método•) con
el fin de conseguir un objetivo. Los autores utilizan este
proceso cuando no disponen en su memo1;a a largo pla:r.o
de un esquema de tarea que puedan aplicar a una situa-
ción, o sea, cuando deben resolver situaciones no rutina-
das o au tomatizadas. En la composición, deben solucio-
narse problemas de d iverso tipo: ¿qué pasos debo seguir
para elaborar este escrito?, ¿cómo será el esquema del re.x-
to?, ¿cómo expreso esta idea en un fragmento de prosa?
• Tom.a de decisiones . Consiste e n evaluar las distin-
tas opciones posibles para un hecho y elegir una. Como
con la solución de problemas, los autores la utilizan parn
los aspectos menos rutinarios: ¿qué punto de vista adop-
taré?, ¿qué argumentos inclu iré?, ¿qué tono elijo para el
texto? (Véase Hacer un proyecto de texto, pág. 307.)
• Inferencia . Consiste en elaborar información nueva
a pan.ir de la vieja, o sea, en expandir o desarrollar da tos
ya conocidos que puedan esconder implicaturas, presu-
posiciones o puntos de vista encapsulados. Se trata de
un proceso útil tanto para la producción de texto (<_gué
quiere saber el lector?, ¿cómo espera que sea el texto?)
como para la lectura (¿qué quiso decir el autor?, ¿qué se
deduce de este fragmen to?).
68
rar um1 configuración del texto, que puede ser una rep1·e-
sealación exclusivamente mental situada en la memolia de
trabajo (ideas, intenciones) o lener forma gráfica pre-lineal
(c;;quemas, lista5, etc.; o sea, sin elaboración gramatical).
Haycs y Nash (1996, págs. 43-45) distinguen cuatro
objetos de planificación:
E proc<.-so El lenguaje
69
• Formular objeti:vos. Cons iste en definir los propósi-
tos del texto (finalidades, fuer'7.a ilocutiva y perloc.utiva).
Permite fonnular varios tipos de objetivos (generales, es-
pecíficos, informativos y actitudinales) e incluso fom1arse
imágenes más o menos claras de lo que se pretende con-
seguir. (Véase Coches abandonados. pág. 309.)
• Genemr ideas. Consiste en actualizar o recuper ar de
la memol"ia a la rgo plazo todo tipo de datos que p uedan
ser rclevames para una determinada situación de comu-
nicación. Los datos recuperados son variados: ideas para
incoivorar al contenido del texto, esquemas discursivos
para copiat; técnicas de trabajo para utilizar, rasgos sobre
el lector del texto para tomar decisiones retóricas, etc. N:o
se trata de un proceso automático ni exento de compleji-
dad (Torrnnce, Thomas y Robinson, 1996). Por ejemplo,
muchos a utor.es han experimentado hechos como blo-
queos: no poder recuperar en el momento idóneo (exa-
men, redacción de una instancia) ideas que afloran a la
mente cuando ya no son 11ecesarias; o valorar de n1odo
negativo las ideas que se van generando, con lo que se eli-
mina la posibilidad de desarrollarlas más adelante. (Véa-
se La naranja exprimida, pág. 315.)
• Organizar ideas. Consiste en organizar los datos re-
Cttperados, que se han gerierado de manera caótica, e 11
una estruc tura organizada según principios y criterios
acordes con los objetivos. (Véase Descripción de mi vi-
vienda., pág. 325.)
Finalmente, la inves tigación sobre la pla ni ficación
que desarrollan lectores adultos y aprendices ha permi-
tido identificar varias estrategias. Flower el al. (1989,
págs . 6-7) distinguen tr es tipos básicos de planificación:
la dirigida por el contenido o Jem.a -lcnowledge-dri-
ven-, la dirigida por el esquema -schema-driven-y la
constructiva -construclive-. En las dos primeras, el
autor sigue de modo bastante literal las estJ·ucturas y los
contenidos que tiene almacenados en la memor ia sobre.,
respectivamente, el tema del escrito o su estructura pro -
totípica (ins tancia, narración, etc.), de manera que no
se produce construcción del conocimiento, sino repeti-
ción de datos ya conoci?os. En cambio, en la tercera, el
autor adapta y reelabora sus conocim ientos a la situa-
70
ción discursiva específica que se le planJea y crea comc-
nído nuevo. Este último tipo se relacionaría con el mo-
delo <le transfotmar el conocimiemo de Bereiter y Scar-
damalia.
1.4.4. 1extualización
1
Consis te en la elaboració n de productos (ou1pu1s )
J.ingUís licos a partir de representaciones internas. Hayes
propone el siguiente proceso «provisional• de genera:¡
ción de prosa:
71
• La extensión de la parte o unidad redactada es va-
riable. El promedio es de tres partes o unidades de re -
dacción por cada oración completa de la versión final ,
pero a lgunas partes pueden contener sólo una palabra y
otras varias cláusulas o incluso una oración completa.
• Un tercio de Jos finales de parte coincide con lími-
tes gramaticales de frase, lo cual supera las probabil ida-
des del azar.
• El autor redacta de izquierda a derecha y más del
90 % de las partes se añaden al final de la pa11e anterior.
• El proceso de redacción de una oración sigue este
curso:
72
C... Otros autores han estudiado el proceso de textuali-
zación y sugieren conceptos útiles que aparecen en ma-
nuales de redacción y didáctica. J. P. Bronckart et al.
(1985) utiliza el término linearización para referirse al
proceso, incluida la textualización, de transformar los
planes y las ideas del contenido textual en una secuen-
cia lineal de prosa. La dificultad de este proceso radica
1
en la distinta naturaleza de los planes (representaciones
mentales imbricadas y pluridimensionales) y del escrito
(secuencia unidireccional de signos verbales, sujeta a
altas restricciones sintácticas, semánticas, estilísticas).
De Beaugrande (1984, pág. 153) analiza con det:aHe las
propiedades de la linealidad del lenguaje humano. Po-
demos representar esta transformación con el siguiente
d iagran1a:
l'roccso de linearización
""""
__-_.....-
. ..... -·.:~.':.: r
:::.:·.::,
..........
Aboe.. - -
'*«........
... _
... -
... _
...
...
L-ioeariza.ci6n
---«*-.._
_ . . . k>. . .,,,. . . . ._
1.l<.. .. _
·~ ··«
_ _ ...
73
• Referenciación. o creación de estructuras proposi-
cionales. Consis te en encontrar for mas lingüísticas para
denom inar las realidades extralingüísticas (objetos, con-
ceptos, relaciones entre conceptos) que se van a mencio ·
nar en e.l texto . Por ejem plo , ¿cuál es la denominación
m ás clara, en un .manual de instrucciones de uso, para
aquella parte del a p<lrato de reproducció11 de CD donde
se deposita el disco?, ¿i>a nde;a, pottadiscos, plataforma,
etc.?
• Te:xtualización o conversión e1i texto (m·ise en tex-
te). Consiste en organizar las proposiciones anteriores
de acuerdo con las res tricciones que impone la li neali -
dad del discu rso. l a textualización incluye tres opera-
ciones: la conexión, con la que· las d is tintas propos icio-
nes se i nterrelacionan en u na (mica secuencia con la
ayuda de conectores no siem pre explícitos en fa s upe rfi-
cie textual (conjunciones, marcadores, puntuación); la
cohesión , con la que las proposiciones se organizan en
una progresión ternálica, garantizando "la cont inuidad
dentro del cambio» (anáforas, articulació n de terna y
re ma}; y la modalización, con la que se establece l l11 a n-
claje del texto en la s ituación comunicati va (de ícticos,
referencias temporales y espaciales).
1.4.5. Revisión
74
Modelo Comparar - Diagn osticar - Operar
(llereHer y Scard'11n<1lia)
.<;in
y •
l'l.ctc)rno al
pr incipio - di.a- COMPARAR
juste
enur-1 OIAG"11STIC.~R
• acierto
ELEGIR LA
TÁCTICA
op
acierto E
y R
GENERAR EL A
error R
TEXTO CAM13!ADO
acierto
75
1" etapa: comparar. El autor contrasta estas dos re-
presentaciones en busca de desajustes. El concepto desa-
juste (misma/ch., en el 01iginal) es mucho más amplio que
falla, ya que incluye Ja posibilidad de revisar aspectos
«correctos» que discrepan con el texto intentado o que no
gustan al autor. Co.n la detección de un desajuste entre re·
presentaciones, el modelo salta a la etapa siguiente.
2° etapa: di.agnostica.r. El autor busca en el texto ac-
tual la causa del desajuste, con la ayuda de sus conoci-
mientos retóricos (lingü ísticos, enciclopédicos, etc.), ac-
tualizados desde la memoria a largo plazo. Si el autor
acierta a ideritificar la causa, salta al siguiente paso; si
no lo consigue, p uede regresar a comparar o S(•lir del
CDO. La dis tinción comparar y clia.gn.osticar explica la
sensación que tiene el autor, en algunas ocasiones, cuan-
do percibe que «algo no funciona en el borrador» (hay
un «desajuste»), pero es incapaz de hallar la causa (no
acierta con el diagnóstico) .
Gon la causa del desajuste identificada, el autor tiene
dos posibilidades: cambiar el plan. y Ja representación
del texto intentado, o modificar el texto actual, lo que su-
pone saltar a.1 tercer paso: operar. La mod ificación del
t exto intentado s upone que el autor acepta e l estado
d el texto actual, con el desajuste incluido, sea porque no
lo valora negativamente o porque modificar el texto re-
sultaría complejo (mala relación coste-beneficio); tam-
bién significa que a partir de este momento el autor usa-
.r á la nueva representación del texto intentado.
3ª etapa: operar. Consta de dos pasos:
76
real izar cambios en el texto, que aplican inteligentemen-
te según el tipo de cambio o desajuste. En cambio, los
aprendices tienden a usar ind iscrimi nadamente un ún i-
co procedimiento de cambio: tachar palabras (Flower,
J 981, pág. 214).
77
Modelo de l'e\'isión (Hayes. 1996. pág. 17)
E~tructura
dc.coutJ'al
¡ ... . . ti ·~ '. 78
do de grarnaticalidad (concordancia, subordinación, for-
mas verbales sostenidas, etc.}, o un registro más formal,
específico y despersonalizado.
En cambio, la oralidad muestra mayor variación te-
mática, inforrnaCión menos precisa, más redundan~e y
cargada de implícitos contextuales (deícticos, elipsis);
pronunciación relajada; actos de habla modulados con
entonación, signos no verbales (gestos, miradas) o para-
verbales (pausas, ritmos, etc.), y enunciados variados, no
siempre oracionales, que ordenan las palabras con mu-
cha libertad. Un diálogo corriente puede consistir en el
intercambio de unas pocas palabras. sin verbos ni con-
cordancias:
13 -Buenos días.
- Buenos días.
-Un abono, por favor.
- ¿De autobús?
-No. de metro.
- 750.
-Gracins.
- Hasta luego.
496193
En muchas conversaciones corrientes usamos uni-
dades lingüísticas inferiores a la oración, como en 13.
Luis Cortés, cüado por Port.olés (1998, pág. 45), aporta
la siguiente estadística en conversaciones espontáneas
y coloquiales: sobre 3.508 enunciados, el 24,25% no
son enunciados oracionales típicos. Pero esto no signi-
fica, de ningún modo, que la conversación oral no sea
coherente, cohesionada o correcta, sino que, sencilla-
mente, dichas cualidades se manifiestan de otro modo.
El objetivo inmediato de los hablantes no es ser •Cohe-
rentes» o «cohesionados», sino ser eficaces -relevan-
tes-, por lo que estas propiedades son un resuhado de
la comunicación. no su fin.
Teniendo en cuenta este hecho, vamos a comentar
brevemente algunas de las características Ji ngüísticas de
lo escrito. Se trata de los rasgos o cualidades -renun-
ciamos al término propiedades, pág. 32- que tiene un
escrito cuando actúa eficazmente como mensaje real en
79
91Bl...IOíECI• CEWTRAl
IUl.. A.lll.
una situación comunicativa real. Dicho de otso modo,
son las características que diferencian un texto signifi-
cativo (un escrito que los m iembros de la comunidad
identifican co mo tal), de un no texto (un p uñado de ora-
ciones , un fragmento incoJJexo), no reconocido por la
comunidad. Aung_ue todos los co nceptos tienen una in-
discutible dimensión descriptiva, porque analizan y ex-
plican el fu ncionamie nto de algún aspecto lingüístico
(coherencia, cohesión o adecuación), algunos como Ja co-
rrección o la variación incorporan una fuerte carga pres-
criptiva, ya que determinan normas de uso: reglas de or-
tografía, necesidad de no repetir las mismas palabras en
un fragmento breve.
1.5. 1. Cohernncia
14 Juari,
Cada d ía, y una semana tiene siete días, doy comida a mi
gato. Nunca vi un ga to que tuviera tres patns. Patas es
una paJab.ra bo nita y natura l y a nuestro taxista Jazn1ín,
que adora a los animales, Je gusta especialmente, ¡e-Sta
palabro!
Moya
81
El concepto de coherencia procede de la lingüística
del texto (Bernárdez, 1982 y 1995) y tiene carácter fun-
damentalmente pragmático y semántico (e incluso gra-
matical, en las acepciones más amplias, que incluyen la
cohesión y la fonnación de oraciones complejas). Algu-
nos de los. aspectos que incluye son:
1.5.2. Cohesión
82
auto, vehículo, estacionar, conducir, etc.). Veamos algu-
nos ejemplos:
83
Este último ejemplo también muestra la di ficultad de
trazar una frontera entre cohesión y coherencia. l\-1.uchos
autores consideran que la primera constituye sólo la par-
ce más superficial o vis.i blc de la segunda, de mane1·a q~rc
resulta más claro hablar sólo de coherencia y considerar
que los procedimientos cohesivos son marcas lingüísti-
cas de aquélla. Si comparamos un escrito con una expo-
sición pictórica, la coherencia correspondería a la selec-
ción de la obra, a su ordenación lógica por temas o épocas,
a su adecuación al espacio del museo o sala, así como a
los criterios subyacentes que haya utilizado el comisario
de la exposición, mientras que la cohesión inclu iría el
montaje real de la misma, el recorrido exacto que haría
cada espectador de cada obra expuesta, los carteles indi -
cativos, etc.
Desde un punto de vista didáctico, la distinción entre
coherencia y cohesión permite distinguir los aspectos
globales o macro del texto (construcción del co1úenido,
estructura lógica, adaptación a los géneros) de Jos as-
pectos más ·locales o micro (an¡\foras gramaticales, se-
mánticas y pragmáticas, marcadores discursivos). Algu-
nos procedim ientos cohesivos son:
84
J .5.3. Adecuación.
85
interdialectal (estándar) o intradialectal general (dialec.-
l.O regional) o local (dialecto local de pueblo, familia,
idiolecto).
• Registro. Uso sostenido del regist..ro apl·opiado a l
contexto y al género discursivo escrito. Elección de un
grado de especificidad apropiado seg(m el tema del dis-
curso, del nivel de formalidad apropiado al interlocutor
(conocido/desconocido, estatus), y del tipo funcional ne-
cesario según el propósito comunicativo (objetividad/
subjetividad). .
• lnscripci6n del enunciador. Elección de las formas
nominales (nombres personales, cargos y atributos) y
gramaticales (formas pronominales) con que el enuncia-
dor se presenta en el texto. Formas de modalización.
1.5.4. Con·ecci6n
86
justifica que este concepto se aplique sob1·e todo a este
nivel y que algunas «incorrecciones• supraoracionales
(pérdida de referente de un pronombre, incongruencia
entre dos ideas de párrnfos consecutivos) se clas ifiquen en
Jos concep tos anteriores.
1.5.5. Repertorio
87
• Retórica. Figuras retóricas (preguntas retóricas,
metáforas, h ipér boles, etc.) y otros recursos expresivos
usados en el texto.
88
forma de escribü: Además, ya que leng uaje y cultura son
fenómenos socia les, no actuamos individualmente, sino
que nuestras percepciones influyen en las de otros y vi-
ceversa, hasta el punto de que toda una comunidad o im-
portantes sectores sociales comparten unas mismas act.i-
tudes y normas.
En esle apartado esbozaremos algunas de las repre-
sentaciones sobre la escritura que tiene la comunidad
española, con el objetivo de mostrar que, en algunos ca-
sos, no favorecen el aprendizaje o la práctica de la com-
posición. Argumentaremos que desarrollar la capacidad
de escribir exige abandonar estas representaciones, que
confunden a los usuarios y transmiten visiones desenfo·
cadas o reduccionistas, y elaborar representaciones más
positivas y cercanas a los usos reales del esctito. La ausen-
cia de investigaciones sobre este campo y su relación
con cada comunidad particu lar son la causa de que los
siguientes apartados tengan algo de opinión.
89
formación de autores de literatura. No ha sido práctica
extrafia en m uchas aulas que el niño y el joven se tuvie-
r an que mirar en el espejo del a utor de alta li teratura.
Las antologías de excelencias l iternrias nacionales cons- .
tituían los hipotéticos modelos textuales que los apren-
d ices de redacw_res debían seguii; de modo que para
aprender a redactar exámenes, apuntes, instancias o in-
formes económicos, se leían e interpretaban cuentos, po-
emas y fragmentos de novela, .n ormalmente de épocas
pasadas y redactados en registros y dialectos alejados del
uso corrien te del aprendiz (véase Pages, 1998, pa ra una
defensa actual de este punto de vista). De esta manera,
se ha fo1jado y d iseminado esta representación literai;a
de la escritura que, a nuestro entendei; es causa de nota-
bles prejuicios y perjuicios:
90
tos, que l·ecogen datos de la observación con la
toma de notas, que especulan y sugieren teorías
con críticas escritas (Sutton, 1996, pítg. 14), o que
tra nsmiten los resultados a través de escritos cana-
l izados de forma gráfica (artículos enjournals dis-
ciplinarios) o fónica (papers en congresos).
• El origen escrito. Los sistemas formales de repre-
sentación de datos (lógica, ma temática, formula-
ciones quím icas y ñsicas) dc1·ivan histór ica mente
de la escdtura (Raible, 1994, pág. 10) y se relacionan
con ella tanto desde la perspectiva de los sistemas
gráficos (símbolos, reglas) corno de las capacidades
cognitivas de procesamiento (comprensión y pro-
ducción).
• El registro especializado. Los tecnolectos de cada
disciplina científica tienen notables particularida-
des lingüísticas y se alejan de la lengua general.
Aprender el discurso especialL~ado de un área de
conocimiento significa aprender un registro verbal
(léxico. estructura, géneros) y unas formas de co-
municación (redacción de artículos, presentacio-
nes en congresos) susta ncialmente diferentes de
los usos corrientes.
91
ra corno herramienta de aprendiza.je a través del currí-
culum (Jorba, Gómez y Prat [com ps.], 1998) o para tra-
bajarla desde las Ciencias puras (monográficos de la re-
vista Alambique: «Lenguaje y comun icación», 1997, y
«Terminología científica», 1998).
92
• La literatura escrita. El binomio escritura y litera -
tura también redu ce el úrnbito de acción de la se-
gunda a las Bellas Letras: a la literatura de eli te y a
los productos impresos, al libro. Quedan fuera del
terric.orio literario formas tan significativas y cons-
titutivas de la m isma como la tradición oral o el re-
franero. y también géneros más populares y actuales
como la canción, el rock, los cuentos infantiles o
los culebrones televisivos, que desempeñan funcio-
nes parecidas a las novelas decim onónicas de fo-
lletín. Olvidamos que lo lit.erario tiene orígenes
orales y que hoy, después de una larga hibernación
escrita e impresa. se estú expresando en nuevos
formatos gráficos (cómic, cuentos dibujados) y au-
diovisuales (películas, d ibujos a nimados, televi-
sión: comedi as, seriales, silcoms, thrillers), con va-
riados grados de interés y calidad .
93
riód icos, COJ'respondencia) está siendo sustituida por
nuevas formas de comunicación (conve rsación telefóni-
ca) y de consumo cultural (cine, TV, vídeo, disco teca), de
manera que - apropiándonos de una vieja voz- hoy se
escribe menos que ayer y más que matíana. Los adoles-
centes y los jóvenes se muestran especialmente sensibles
ante estos hechos, has ta el punto de in teresarse m ucho
más por estos nuevos formatos audiovisuales que por la
escritura: aprender a escribir se convierte en algo pesa-
do, abunido e inútil.
Pero est.a represe ntación simplista tiene escasa co-
n·espondencia con la realidad. Np es que hoy escribamos
menos, sino que Jo hace mos de modo diferente:
94
• La escritu.r a organizadora. La escritura es un ins-
trumento fimdamental de organización de la comunidad
en lo político y jurídico (leyes, códigos, normas, dere-
chos y deberes), científico (artículos, manuales), acadé-
mico (currículums, programas), informativo (periodis-
mo). hisc.órico (manuales. regist:ros de hechos). etc. Con
el desarrollo sociopolítico, crece paulatinamente el uso
escrito en los ámbitos laborales y civiles, en Ja adminis-
tración pública y en las organizaciones privadas, com o
instrumento regu lador. Hoy cualquier gestión requie re
rellenar un formulmio, firmar un documen to, abrir un
expediente o presenta r una carta; los proyectos y las ac-
tividades de cualqu ier organismo están regulados por in -
formes y propuestas escritas, además de quedar archiva-
dos en me mo1ias y bases de datos. Lo escri to también es
un instrumento de control llamado «burocracia» que ga-
rantiza derechos y de beres de Ja ciudadanía.
• La escritura escondida. El incremento del soporle
acústico (radio, televisión. CD) no implica forzosamente
Ja proliferación de lo oral. Muchos productos acústicos
.tienen génesis escrita e incluso p1·esent.an tantos o más
rasgos de escriturn que de oralidad : prácticamenle todo lo
audiovisual d ispone de variadas formas escritas de guión.
(script, sioryboa.rd , proyecto. etc.), que determinan no sólo
los componentes verbales, orales o escritos, del producto
final (diálogos, carteles), sino también la configuración de
los elementos no verbales (decoración, actitudes de los ac-
tores, vestuario). Muchos intercambios orales cara a cara,
aparentemente espontáneos, han tenido algún tipo de pla-
nificación previa, con la herramienta de la escritura: en-
t revislas, conferencias, intervenciones en reuniones for-
males v asambleas.
La ~parición de las tecnologías audio no arrincona lo
escrito, sino que opera una especie de redistribución co-
municat.iva. El usuario no usa la oralidad o la escól.llra
según las restri cciones situacionales (espacio y tie mpo
compartido, grado de urgencia) sino según las faculla-
des de cada modo. La escritura se utiliza para construir
mensajes, para elaborar significados, a causa de su na-
turaleza planificada y reflexiva, que permite la reelabo-
ración y el análisis; mientras que la oralidad se utiliza
95
pan1 transmitir mensajes, por su mayor internctividad,
frescura o emotividad, que pe1miten conectar con la au-
diencia con más facilidad e intens idad.
• La escritura digital. El desarrollo de la tecnología
informát.ica está comportando la transformación de la
escritura analógic_a (lápiz, goma de borrar, papel, cotTeo
postal, bibli otecas) en la digital (teclado, procesadores
de textos, correo electrónico, Internet) a un ritmo acele-
rado. Este cambio está provocando transfonnaciones
profu ndas en el uso escrito que están generando nuevas
prácticas (viajar por Internet e n busca de datos, utilizar
programas de edición de textos) y productos (e-mails es-
pontáneos y relajados en cuanto a con-ección, diálogos y
conversaciones anónimas y espontáneas en chats -pro-
gramas de conversación on line, en tiempo real). Pero,
en conjunto, la escritura continúa siendo una fonna co-
municativa relevante en la comunidad.
Conviene destacar que la escuela difícilmente puede
seguir el rit mo frenético con que se está operando esta
transformación. Aunque queden ya pocas personas y
menos instituciones que todavía escriba11 a mano o con
máquina mecánica o eléctrica, Ja escuela todavía sigue
enseñando a escribir de modo analógico, con lápiz y sa-
capu ntas. con todas las implicaciones que tiene: énfasis
en cuesliones caligráficas y ortográficas, menos posibili-
dad de reformulación, etc. Indudablemente, este hecho
debe resultar desmotivador para el aprendiz que -tenga
o no ordenador en su casa- ve que en. el centro escolar
le siguen enseñando a escribir de una manera que ya na-
die usa en su comunidad.
96
J .6.3. Producto estcítico y {inilo
97
ran sucios, feos, torpes e incluso vergonzosos para su au-
Lor. La !'.mica imagen aceptada de un escrito es la de u na
hoja pulcra, con J.íneas y márgenes reeLos, con párrafos en
formato de caja. De hecho, la escuela entendió que una de
las ensefianzas primordiales de la escrilllra es la de exigir
presentar los escritos de manera impecable, sin discrimi-
nar el escrito interno e intmpcrsonal del eomunicai.ivo, di-
1;gido a una audiencia que espera que se respeten las con-
venciones más conicmes de presentación.
98
• Sector industrial. La edición impresa o virtual de
un escrito requiere la participación de tipógrafos,
impresol·es, con-ectores, diser1adores, corne¡·ciales.
informáticos.
• Componente creativo. También -y cada día con más
fuerza- la elaboración del contenido de muchos tex-
tos es responsabilidad de un colectivo. En ámbit.os
como la publicidad, la econorofa, el derecho, los li-
bros de texto o la investigación científica, es habitual
que los textos sean producto de la cooperación entre
varios especialistas: copys y creativos colaboran re-
dactando espots, Jos magistrados discuten y negocian
u.n a sentencia, un equipo de investigación presenta
sus descub1;mientos. Por ejemplo, en un banco, para
redactar un contrato hipotecario se necesita un abo-
gado para las cuestiones legales, un contable parn las
monetarias, un técnico en ordenadores para el proce-
samiento infonnático o un comercial. En definitiva,
los textos sociales de estos ámbitos reflejan la reali-
dad evidente de que los hu manos vivimos organiza-
dos en unidades sociales colectivas: escuelas, hospi-
tales, asociaciones, empresas, instituciones.
99
porque se debe negociar todo, mientras que la redacción
individual parece más libre y facil. También se cree que
la redacción i ndividual pennite desarrollar mejor lacre-
atividad que la cooperativa, o que el escrito de un solo
autor tiene más mérito y prestigio que el de un colectivo.
100
sión!- por el cuidado ortográfico tiene origen escolar y
es la causa de algunas representaciones ingenuas sobre
Ja escritura, como la de creer que escribir consiste úni-
camente en «t raducir• los sonidos a letras. o la de at ri-
buir más imponancia a las reglas ot-tográficas que a la
elaboración de un significado cla ro. Identificamos dos
causas básicas de esta sobrevaloración:
101
por qué, por ejemplo. Los préstamos de otras len-
guas añade n variación y dificultad al sistema orto-
gráfico español.
• No es esencial. l\'1uchos escritores reputados pue-
den tener lagunas ortográficas relevantes, mien-
lras que el dominio excelente del s istema ortográ-
fico no gara ntiza una expresión clara y eficaz.
• No se adquiere fácilmenle. Sólo debemos fijarnos
en el en torno inmediato (menús de restaurnntes,
publicidad, carlas comerci<lles) para comp robar
que la calidl.ld ortográfica genernl n(l es, desgracia-
damente. 1a n alta como nues tras presuposiciones
podrían hacer pensar. No sólo los adolescentes,
sino también los adultos, pa decen lagunas impor-
1.a ntes en este apartado.
102
colares, que son objeto de cnsefianza y aprendizaje. La
autora sostiene q ue en e l entorno social e l lector se fija
en primer lugar en lo discursivo (adecuación, género, re-
lación con el contexto), a continuación en el contenido
(t.ema, intención del a utor, cstructllra) y sólo al final e n
lo formal (corrección, tipografía). J:::n cambio, en el con-
texto escolar la aproximación es absolutamente inversa:
lo primero que ~e valora es lo fom1al, después el conte-
nido y al final lo d iscursivo. Para la autora, una de las ra-
7.ones de este hecho es que los aspectos formales son los
más generalizables y los que cuentan con una norma ele
referencia más difundida y compartida.
En resumen, nuestra com1.m idad concibe la or togra-
fía como un sabe r básico, simple y fácil que todo a lum-
no debe aprender durante la educación obligaLOria. El
profesorado domina mucho mejor esta parcela lingüíst i-
ca que otras (coherencia, cohesión), por razón de su for-
mac ión gramatica l y prescriptiva, y se apl ic;i a ensefü1rla
a sus alumnos con énfasis y constancia. El alumnado de-
san-olla prolllo Ja representación de que la ortografía es
el co m ponente más relevan te del escrito, a l comproba r
que el docente pone énfasis en estos aspectos (insiste en
ellos en clase, los corrige en los textos). La atención es-
pecial y continuada al componente ortográfico compor-
ta la negl igen cia del resto de fenómenos 1ingüís ticos.
103
• Literatura de elite. Muchas de las obras literarias
consideradas h itos en la historia cult.w·al son sofis-
ticadas y sólo llegan a grupos reducidos de la so-
ciedad. Además, las obras comerciales o más po-
pulares no siempre consiguen buenas críticas. No
es extraño que exista un divorcio efectivo entre el
uso o consumo popular de literatura y las obras
más prestigiadas por la cdtica, de manera que mu-
chos grupos perciben que lo prestigiado es lo com-
plejo.
• Documentación y complejidad. Muchos de los textos
vertebradores de la comunidad (leyes, sen tencias
judiciales, contratos, seguros, instrucciones) son
incomprensibles para la mayoría de Ja ciudadanía.
Se trata de documentación fundamentalmen te le-
gal y administrativa, que utiliza un registro buro-
crático alejado de Jos usos corrientes del lenguaje:
sintaxis compleja, terminología especializada, im-
personalidad, alto grado de abstracción, etc. La ac-
titud que tienen los distintos grupos ante esta do-
cumen tación es de aceptación implícita: muestran
una abnegada resignación ante lo incom prensible,
que llega a considerar • normal• dada Ja reconocida
complejidad del contenido de los textos. Además,
muchos profesionales liberales (abogados, procura-
dores, administrativos, gestores) se ganan la vida
facilitando a la ciudadanía el acceso a los textos
que gobiernan sus vidas, los cuales deberían ser
transparentes para todos por derecho.
Wason (1980, pág. 352) se refiere a este hecho
con escas palabras:
104
• La tradición comunicativa. El abuso del discurso
críptico o vacío, sufrido durante épocas de dictadura con
opacidad comunicativa, también tiene que haber contri-
buido a que las personas se representen lo ininteligible
como mejor gue lo accesible. La transparencia c.omuni-
caciva y el desarrollo de sus capacidades están asociados
a la organización democrática, porque es la que crea
contextos de comunicación y la que favorece que las per-
sonas tengan la oportunidad de expresarse y la necesi-
dad de hacerlo bien para hacerse comprender.
Si miramos atrás en la historia, comprobaremos que
]as sociedades democráticas son las que han conseguido
desarrollar más y mejores prácticas y est udios sobre co-
municación. Por e.iemplo, la retórica clásica arrancó con
el desarrollo de la institución democrática en Grecia, e
incluso el motivo del primer manual de retórica está mí-
ticamente ligado a un hecho político:
105
La consecuencia inmediaw de est.os hechos es que
buena parte de la comunidad elabore la representación
de que los textos difíciles que no comprende esconden
mensajes importantes, mientras que los textos compren-
sibles trnnsmitell conten idos menos valiosos. Dicho de
un modo más técnico, el conocimiento representado en un
d iscurso complejo, con m ucha terminología, sintaxis
compleja y un alto nivel de abstracción - en la línea de
u n discurso cienUfico altamente especi alizado-, mere-
ce más prestigio y mejor valoración que el representado
en ttn leng ttaje n1c\s con1ítn, de n1a ncra 1nás co11creta y
sin tecnicismos ni excesiva subord inación, aunque los
destinatarios de ambos escdtos sean ciudadanos co-
rrientes sin conocimientos técnicos de la mate1ia.
En el aula, los aprendices pronto interiorizan esta va-
loración de la d ificultad y tienden a escribir con palabras
y construcciones di ffciJes, buscando un estilo s upues ta -
mente prestigioso. De esta forma, el autor no sólo se com-
plica la tarea de redacción, sino que también la complica
al lectm; que deberá hacer más esfuer.zos para compren-
der un contenido que posiblemente habría podido ser ex-
presado de manera llana.
Terminarnos con una anécdota que nos bd ndó una
profesora de secundaria refiriéndose a su hija, a lumna de
ESO, que pretendía participar e n el concurso de redac-
ción de una marca de bebidas. Con b uen crite1fo, la chica
leyó los trabajos ganadores de la última edición, con la in-
tención de tomar ejemplo, e hizo el siguiente comentado
sobre el ganador: •Es perfecto: no se entiende nada». Sus
palabras revelan tanto la representación ele •buena redac-
ción• o «texto ideal» que tenía la chica como los criterios
con los que p udo resultar ganador del citado concurso un
texto que no podía comprender una alu mna corr.iente de
ESO, de la misma edad que la autora.
106
11¡fjesta en forma de producto acabado, con un estilo
complejo y una ortograffa impecable. Al contrado, la in-
vestigación muestra la escritura como una técnica diver-
sa , (Jtil y moderna; relacionada con todas las disciplinas
del saber humano; con componentes cognitivos y lin -
güísticos que superan con creoes las estrcc:has preocupa-
ciones 11or la norma tiva, y con formas cooper ativas de
procesamiento. que de n ingún modo pueden rt:ducirsc
ni a Ja s im ple considerac ión de •encontrar letras para las
ideas que se te ncurren», ni ta mpoco al a trnctivo mito li·
terario del escdtor, artis ta de las letras, que se aísla del
mundo a la búsqueda de la insp iración para crear su
obra.
Creemos que este intdncado sistema de representa·
ciones. tan alejado de la realidad. constituye un freno
importante para el desa rrollo de la composición. El de-
si nterés. la apatía y la ausencia el e progreso que tie ne n
hoy muc hos aprend ices pu t:den tener s us raíces t:n re-
presentaciones de este tipo . f'.n Jos ca pítulos s iguie ntes
aborda remos ideas y recursos para mod ificar estos pun·
tos de vista.
107
2
¿CÓMO SE ESCRIBE
EN EL CENTRO ESCOLAR?
109
2.1. Investigaciones extranjeras
11o
expresión escrita que se solicitan en secundaria exi-
ge redactar algún fragmento más ex tenso que una
oración. Mue h(ts ele las prácticas denominadas de
escritura resultan ser· actividades •mecánicas» de re-
llenar- vacíos, copiar fragmentos o manipular es-
w·ucturas s intácticas de oraciones. Por otro lado,
muchos de los escritos que se producen en las clases
(exámenes de tema, ensayos, protocolos de labora-
torio) tienen el objetivo de evaluar el conocimiento
en vez de promover el aprendizaje (Fuh•~ler; 1981,
púg. 15, y 1987, pág. 2).
• Muchas esc uelas tienen una espec ie ele «curdcu-
lu m oculto• que excluye la práctica continuada de
habilidades de orden superior como la lectura, la
redacción y la reflexión , así como la cnsei'íanza de
des trc7.as superiores de solu ción ele problemas,
pensamien to c rítico o anális is empírico ele datos .
En general, los centros educativos:
11 1
En comparación con estos datos, cabe destacar que el
mundo hispano posee peculiaridades diferenciales. En con-
creto no es frecuente que los centl'os educativos españoles
o sudame1;canos dispongan de lectores ópticos de test de
elección múltiple, lo cual facilita que el alumnado escriba
como mínimo más.exámenes de tipo tema o preguntas cor-
tas; además, el entorno educativo quizás sea menos com -
1~ctitivo que en EE.UU., por lo que las formas de evaluación
pueden ser más cualitativas, globales y humanistas.
112
vis ión, la auLora argum enta que la actividad escri-
tora se inicia m ucho antes q ue la consec ución del
producrn final, que el docente de composición debe
guiar el aprendiz duranLe todo el proceso y que las
secuencias de Jos procesos de com posición (escri-
bir - revisar - reescribir) y de aprendizaje (hacer
una actividad - val orarla - reformularla) tienen
un fuerte paralelismo.
• T.a. escritura está. más relacionada con la forma que
con el contenido. Lo que debe enseñarse de Ja tec-
nología escrita son las reglas de normativa y las su-
tilezas es tilísticas {sic}, a ntes que los aspec tos de
organ ización y desarrollo de ideas.
La autora discrepa aquí de quienes desvinculan Ja
forma del escrito (rasgos gramaticales y estilísticos)
del contenido (significados. estructuras) y que tien·
den a considerar la escri tura como una tecnología
externa al conocimiento y a valorar las ideas en a bs-
tracto. AJ contrario, defiende que escribir es Ja forma
particular de pensamiento que requiere el ámbi -
to académico y que el docente que rehúsa enseña ,. al
aprendiz a busca1; ordena r y exp1·esar ideas de modo
analítico se niega a enseñarle Jos procesos cognitivos
superiores. La autora concluye que cualquier tipo de
escrito, aparte de la materia, implica la persona del
autOI' en cada momento, de manera que escr ibir es
una actividad huma.n(srica y no sólo tecnológica.
11 3
ncs que siguen se basan en nuestros conocimientos de la
realid ad educativa (contactos con profesorado, activida-
des de fom1<1ción, visitas a centros) y en los resultados de
una pequ el'\a explorac ión cmogn.ífi ca realizad a para el
presente libro, que resumimos a continuación.
Durnme las últimas semanas de 1998, visitamos tres
centros de sccund<1ri a de la prov incia de Barcelona (en
Sant Boi, Cornella y Vic) para explorar las prácticas cs-
cdtoras de los alu mn os de 14-17 aflos. Durante 15-25
minutos entrevistamos a parejas de alumnos de un mis-
mo grupo, que nos informaron de las tareas de composi-
ción que realizaban en las distintas asignaturas del cu·
rrfculum. Hablamos con representantes de 2° ( l g11.1po),
3°(1 1 grupos) y 4º (9 grupos) de ESO; de 2º ele BUP (3
grupos), y <le 1º de Bachillerato ( 10 grupos), que su man
unos 930 escolares. Los puntos de la entrevista fueron
los siguientes:'
J. ¿Cuán Las a ctividades de co111po sjci ón d e un texto
completo (redacción, resumen) has realizado duronte este
trimestre? [Descartanlos ejercicios de respuesta única:
l14
combinación de párrafos o frases, corrección de textos,
etc.]
2. ¿Qué extens ión tenía n es1os' textos (en caras de fo .
lioso D IN A4) ? .
J. ¿Qué tipo de textos ero: cartas. cuen1os, comenta-
rios. cte.? ¿Qué cenlas trataban?
4. ¿Qué procedencia h:nfan: libro de 1exco, suge1·e11cia
del pl'ofosor. elecci6n del alum no?
S. ¿Dónde se realizaron: en clase, en el centro, en C<1Sa?
¿Cómo se esctibla en clase: ;e hablaba, se L~>operaba?
6. ¿Fueron renlizad(>S individualmente?
7. ¿Se corrigie ron? ¿Có 1no? ¿Corrccci6 n iJ1dividual
de l profesor; con·ección oral e 11 clase, ele.?
8. ¿En qué asignaturas escribiste más? Elige tres:
¿qué escribes en cada una?
9. ¿Tomas apuntes? ¿Cómo? ¿Qué cantidad comas en
una clase (en caras de folios/DlN A4)?
10 ¿Cuáncos trabajos monográfico• has realizado?
¿Cuáles son?
l l ¿Cómo son los exámenes: tipo tc•t (preguntas cor-
tas, elección múltiple) o tipo tema?
11 5
enseñanza (toma de apuntes, trabajos, exámenes). Ag1u-
pamos los resultados en temas.
116
pos no escribieron nada; 7 ei;cribieron sólo entre l y 3
textos; JO entre 4 y 6; 3 entre 7 y 10, y 10 grupos más de
10 textos .
EntJ'e Jos grupos que componen pocos textos o nin-
guno, la 1·cdacción queda relegada a los exámenes for-
males (respuesta a pregunt.as tipo tema) o a alguna tarea
esporád ica y más bien anecdótica, ya que las cla ses se
centran en el es tudio de la gramática (ortografía, s inLa-
xis) o la literatura (autores, obras, COJTientes) y las acti-
vidades prácticas consisten fundamentalmente en ejer-
cicios de respuesta única del cuaderno o libro ele texto
(rellenar vacíos, analizar frases, etc.) o e n dictados tra-
dicionales (algunos grupos reali zan hasta uno semanal).
Al contrario, algunos grupos prestan bastante atención a
la enseñan za de la composición: reali zan muchas activi-
dades de com posición (una por semana, más de 15 y 20
a lo largo del trimest re; resúmenes de cada capítulo del
libro de texto, etc.) y dedican tiempo en clase a su elabo-
ración (pautas iniciales, corrección ). Los entrevistados
atribuyeron la 01; enta ci6n clid áccica de las clases a s us
respectivos docentes.
• La comparación entr e lenguas muestra que en ca-
talán se presta más interés a la práct.i ca de la composi-
ción que en castella no. Este hecho puede tener varias ex-
plicaciones: traclicio11es didác ticas diferentes. situación
precaria del uso de Ja lengua catalana e interés en fo-
mentarlo, cte. Al contrario, el contraste entre niveles edu-
cativos no presenta datos relevantes.
b) Tipos textual es
117
aprendiz expresa sus opiniones para el docente, que ac1úa
de receptor.
d) Aspectos de la composició n
118
• Entre los grupos que realizan prácticas de compo-
sición. el 57.4% las realiza hiera del au la, sobre todo en
sus casas; el 14,8% en clase, y el 2i,6% combina arnbos
entornos. Encxe este último sect01; el 23,4% dice empezar
Ja composición del texto en clase (con una dedicación de
J S-20 minutos, produciendo un esquema o un borrador)
y terminarla en casa (generando la versión final); mien-
ú·as que el 4,2% restante reali7.a la práctica íntegramente
en clase (más o menos eJ 30% de las actividades) o fuera
de ella (70%).
• En los grupos que esctiben en clase con más o me-
uos frecuencia, la pauta de comportamiento parece ser
la de escribir de modo individual y, sólo ocasionalmente,
solicitar la ayuda de compañeros para resolver dudas
gramaticales. Varias ra7.ones favorecen este hábito: algunas
de las prácticas son exámenes formales que miden cono-
cimientos o habilidades individuales y que deben rea-
lizarse de modo individual; el disel1o de las tareas de
composición 110 incluye etapas de colaboración efüre
aprendices; el docente, el libro de texto o la tradición di-
dáctica no animan al aprendiz a buscar la cooperación
del compañero.
• El hecho de que un porcentaje muy elevado de las
tareas de composición se realice íntegramente fuera de
clase confiere a las mismas la categoría de «deberes»,
con las connoc.aciones coJTespondientes de actividad pe-
sada, aburrida y complernentaria de Jo que es relevante
en la asignatura, que es lo que se realiza en clase.
• La aportación del docente a las prácticas composi-
tivas se reduce principalmente a describir el producto fi-
nal· (las pautas) que debe realizar el alumnado: presema
en clase la actividad que el aprendiz realizará por s u
cu enta en su casa. Sólo 3 de los grupos entrevistados
mencionaron explícitamente que -realizaban en clase de
rnanera oral y con su docenc.e algunas tareas (res umen,
comentario), a modo ele modelo o pauta para seguir.
Pero en ningún caso el docente escribe en el al1la, a nte el
grupo clase o en pcquefios grupos.
119
e) Gestión de las tareas: consignas y con-eccioncs
120
Algunos grupos mencionan una tercera opción com-
plementaria, denominan Ja libreta, que corresponde a la
caipeta (véase pág. 264). En ningún momento semen-
cionan otras alternativas a la corrección, como la coope-
ración entre iguales, los grnpos de revisión, las tutorías
0 el uso de pautas de au tocorrección.
2.2.2. El currículum
a) Toma de apuntes
•Tipos
Cabe distinguir las asignaturas que siguen el libro de
texto ....'....un porcentaje elevado- o un dossier de materia-
les preestablecido, de las que recurren a exposiciones del
docenr.e, sea porque carecen de manual o porque el do-
cente se aparta de él. En las primeras, el alumnado se
121
muestra satisfecho con el conten ido que .aporta el ma-
nual o el cuaderno -«está todo en el libro», decra un en-
trevistado- y sólo anota datos sueltos en las márgenes,
porlo que in(eri mosque el aprendiz dedica una parte im-
portante de la clase a «escuchar». En las segundas, se
presentan como mínimo tres s ituaciones:
122
• Tampoco es extraño que algunos docentes usen la
pizarra con10 canal para trans1nitir esq.uen1as prc-
elaborados (guión, mapa conceptual) de temas o
lecciones. que el a lumnado copia de forma mecá-
nica, a l margen de que el docente los explique o no
oralmente. En estos casos, los aprendices tienden
a valorar como más importante el discurso escrito
que el oral. Muchos encJ'evistados mencionaron
que debían copiar numerosos esquemas en Tecno-
logía, Mtísica, Sociales, Latín (con contenido so-
ciocultural).
• Materias
Las materias en que el alumnado dice tornar más
apuntes son básicamente de letras. Algunos entrevista-
dos d udaron al citar materias científicas por el elevado
número de formulaciones no verba.les que contienen, lo
cual es indicio de que la escritura se conceptualizu aso-
c iada a las letras. En ESO las asignaturas más citadas
son Sociales, Tecnología y, a algo de distancia, Mate-
máticas y Experimentales; en Bachillerato, Filosofía,
Biología e Historia.
123
• Cantidad
La cantidad de apuntes tomados es el criterio casi ex-
clusivo que utilizaron los entrevistados para elegir las
tres asignaturas en que cscr.ibieron más durante el tri-
mestre (pregunta 8). Este hecho indica que -como mí-
nimo en la concepción del alumnado- los apuntes son
la práctica escrita más significativa y utilizada en el cen-
tro escolar, en oposición a los exámenes o los trabajos.
En la mavorfa de las materias mencionadas, los entre-
'ldstados ¿~firmaron producir entre una y dos páginas por
cada hora de clase (45 minutos reales) . Con las lógicas
variaciones personales (tamaño de la letra, tipo de selec-
ción de datos}, algunos podían quedarse en media pági-
na por sesión o l legar incluso a 4 o 5. Así, la cantidad de
apuntes que se acumula en un trimestre alcanza niveles
ali.os: una a]u rnna de 3'' de ESO ten fa 20 páginas de Ma-
temáticas, y uno de Bachillerato, 70 de Filosofía. La
comparación entre niveles educativos o centros no ofre-
ce datos relevantes.
124
centc con la mayor fidelidad posible. Además, enu-evistas
realizadas a los sujetos mostraron que los apuntes eran
considerados un instrumento clave para estudiar y apro-
bar la asignatura, como una especie de • materia prima•
del contenido.
• Los eorrect.o res de pruebas de acceso a Ja uoiversi-
dad (selectividad) informan que es una práctica coiTien-
te e n los ejercicios de redacción de tex tos que los ex;.uni-
nantcs incorporen en el escrito ab re viaciones co mo q
por que, pq por porque o oumple.ta_ por completamente
(nrnrcanclo e l s ufijo -mente con una línea hori zontal).
Estas formas son propias de la toma de apuntes intra-
personal, pero no son adecuadas para una redacción in-
terpersonal de un examen. Este hecho sugiere que el
alu mnado está mucho más acostumbrado a generar
apuntes en clase que a componer textos.
b) Trabajos
125
3) Cornentarios y reC<!nsiones. Consiste en la descrip-
ción, caracterización e interpretación de algún docu-
mento escrito de ex.tensión variable. En Lengua es
muy habitual Ja recensión o el comentario (2-3 págs.)
de comprobación de lectura extensiva. En otras mate-
rias (Filosofía, Sociales, Arte) también es habitual la
elaboración ae breves comentarios interpretativos
(0,5-1 págs.) de textos (poemas, fragmentos filosófi-
cos o históricos) u otros productos (pinturas, esque-
mas). En ambos casos, la composición y la co11·ección
de los mismos sigue pautas parecidas a las de las ta-
reas compositivas.
4) Búsqueda y elaboración de infonnación., Consiste
en recoger datos sobre un tema monognífico (Con-
fucio, DaH, diabetes, globo aerostático, gas natural.
modernismo) a partir de la confección de un texto
relativamente extenso (5 -12 págs.). Según Jos entre-
vistados, consta de tres operaciones básicas: bús-
queda de información en enciclopedias, manuales y
libros; elaboración de la misma en apartados y es-
quemas, y presentación. A Ja pregunta de si «elabo-
rar• la información significa «copiada literalmen -
te», «.resun1irla » o «reorganizarla», 11ubo respuestas
de todo tipo: algunos informantes reconocieron qu<o
el procedimiento más habitual que usaban era la co-
pia; otros, el resumen o la reelabornción. Las áreas
en las que se practica esta modalidad son tan varia-
das como los temas: Historia, Biología, Tecnología,
Religión, Bioquímica.
126
e) .Exámenes
2. 3. Diagnóstico
127
plicaciones que tiene ]a extensión de los escritos que ge-
nera el aprendiz. De la interpretación de los di1tos anl.e-
dores pasamos a Ja propuesta de all.ernativas y sugeren-
cias para renovar las prácticas. pero plantearemos el
modelo global de enseñanza en el siguiente capítulo.
128
raciones del docente. Por otra, en el resto de mac.elias
debería reconvertirse mucha de la producción mecá-
nica de apuntes y trabajos en tareas más reflexivas de
escritura; la escritura tendría que u tilizarse no sólo
como registro de datos, s ino como instnunento activo
de generación de pensamiento. En resumen, debe in-
crementarse el cómputo global de actividades especí-
ficas de enseiíanza de la composición.
2) No se enseña a escribir lo que necesita escribir el
alumnado. Los tipos textua.les pl·oducidos son casi ex-
clusivamente académicos (apuntes, exámenes, t:rnba-
jos, resúmenes, comentarios), pero la enseñanza de la
escritura no pone énfasis en estos tipos. Aunque los da-
tos antet;orcs apuntan a que se realiza alguna forma de
instrucción sobre el comentario de texto o la reducción
(esquema, resumen), los t.ipos más trascendentes para
el progreso académico (apuntes, exámenes) no son ob-
jeto de enseñanza ni práctica explícita. Coincidimos
con Monereo et al. (1997, pág. 58) al referirse a la toma
de apuntes: «Se inicia durante el bac hillerato, aunque
de forma intu itiva y personal, ya que no se enseña de
forma expresa». Al ser las 11ecesidades del alumnado
fi.mdamentaJmente académicas, la en.se.fianza de la
composición debería concentrarse en estos géneros. y
mucho menos en los sociales o literarios.
3) No se enseña. a escribír para pensai· y aprender. La
mayor parte de las producciones escritas que genera
el aprendiz tiene función registrativa (toma de apun-
tes, trabajos) u organizativa (certificativa: exámenes).
La práclica reiterada de esas funciones transfiere al
alumnado la id ea de que la composición es una tarea
mecánica, me morística y poco creativa. También im-
pide que és te desarrolle los procesos cognitivos supe-
t'iores asociados con la composición (elaborar planes
futuros de acción y proyectos, valorar las produccio-
nes de acuerdo con los pl<mes y los ideales), puesto
que esas funciones fomentan sobre todo la copia y la
memorizacíón de datos. La falta de calidad de las
prácticas de composición, que hemos denunciado en
el primer punto, está estrechamente rehtcionada con
esta cuestión.
129
Al cont.nirio, las prácticas de escdtura deberían po-
ner énfasis en las funciones s upe1fo1·es üJt.ra e inc.er-
personale.s (comunicativa, manipulativa y epistémica),
porque integran a las más básicas y porque facilitan
el desan·ollo de los procesos mencionados: escribir
deja de ser 4na forma de evaluación final de conoci-
mientos, para convertirse en una henamienta de
apren dizaje, en un procedimiento para elaborar e\
pensamiento interior de] autor.
4) Se ensei'i.a a escribir en soledad. Los datos corrobr>-
ran que el instituto ensefüi a escribir en soledad, en si -
lencio y que incluso proscribe la conversación. Las
activid ades son individuales y las realiza el ¡1prendi z
en s u casa; en clase, cada un o escribe por su cuenta.
Algunos docent.es valoran negativamente el t rabajo
cooperativo; piensan: «No hay manera de saber quién
hizo qué», «uno se aprovecha del trabajo del otro»,
«escribir es un acto individual>. También pueden de-
sacreditar el uso de la oralidad durante la composi-
ción: «Dist.rae al aprendiz de su trabajo escrito», «ha -
blar no forma parte de escribir», «es una pérdida de
c.iempo», e tc.
Al contrario, hemos visto que escribir es un act(l
social, que muchos textos cotidianos tiene n autoría
colectiva y veremos más adelante que la mejor forma
de aprender a usar el lenguaje y la escritura es con la
imeracción con otras pers(lnas. Por otra parte, una
vieja clitica huma nista a la escuela (Johnson y JoJm-
son, citados en Barnett, 1995, púg. 67) sostiene que
educa individualidades. ciudadan()S C(ln mej(lres o
peores destrezas pers(lnales, pero con escasas capa-
cidades para tra bajar en equ ipo, para negociar coi1
in terlocutores y cooperar con colegas; es te hecho re-
sulta c hocan te en nuestras comunidades humanas .
basadas en organizaciones grupales y en el trabajo
cooperativo - que se parecen m ucho más a hormi-
gas que a Jobos.
5) Se transmiten valores y a.clitudes perniciosos. Las
tareas escritoras que se realizan en los centros trans-
miten valores, actitudes v hábitos no necesmiament.:
posit.ivos, porque se alej;n de los usos reales y pe¡:ju-
t30
dican el desan-ollo de la composición. Nos rcí.e1imos
sólo a tres aspectos:
• La com posición se ensefia de modo explícito en las
letras (Lengua, Literatura, Filosofía, Sociales) has-
ta el punto de que lo que se redacta en asignaturas
científicas (Experimentales, Naturales) no parece
escritura. De este modo el alumnado confirma v de-
sarrolla la representación de que la ciencia •rio se
esc1;be».
• Las prácticas com posit ivas ponen más é nfasis e n
la corrección gramatical del texto que en el resto
de rasgos li ngüísticos (elaboración del contenido,
estructura, adecuación). Lo demues tra la práctica
frecuente de ejercicios como el d ictado o el relleno
de vacíos, así como las formas de corrección del
escrito que, según los entrevistados. se centraban
en ma rcar todas las faltas cometidas. Dicho. enfo-
que destaca los aspectos más superficiales y mecá -
nicos por encima de los profondos (contenido, es-
tructura) y estratégicos (planificación, estilo).
• Se enseñ.a a escribir de forma analógica, con lápiz y
goma ele borrar, a unque el uso más corriente en la
actualidad sea el digital, con ordenador. Qu.e el
aprendi z d isponga de ordenador personal en su
casa - hecho bas tante frecuente en España- no
significa que el docente enseñe a usar esta tecnolo-
gía. Las aulas infonnáticas de los centros pocas ve-
ces se utilizan para aprender a escribir.
E n conjunto, las prácticas compositivas deberían
adaptarse a la rápida evolución social y tecnológica que
está experimentando la escritura. Sólo de esta manera el
alumnado tendrá la sensación de que está usando y
aprendiendo un instrnmento actual, vivo y úlil.
131
no sea necesario que el alumno escriba más, pero sí que
lo haga de forma más autónoma, creativa, con más im-
plicación personal, con otro tipo de tareas.
Doc-entc Apreodiz
Objeti\'OS
T~rea
Escril<>
Evaluación
i\h1.rcas
1
'---;..14 N(>ta
132
El aprcnd iz trabaj a generalmente solo y fuera de cla·
se, por lo <¡ue carecemos de información sobre el proce-
so de composición <¡ue sigue. El escrito que presenta en
clases posteriores no permite conocer los procesos cog·
nilivos que utilizó para producirlo, las decisiones lin-
güísticas <¡ue tomó o las correcciones y reformulaciones
que hizo en borradores que tampoco podemos ver. Nos
encon trn mos, como m uestra el esquema, con una caja
negra que esconde Jos datos de la composición -como la
caja negra de un avión con los da tos de vuelo.
A causa de esta opacidud, la evaluación del docen te
se concentra en el producto final y a nali za su calidad lin-
güística, según criterios derivados de la consigna o ele
una norma estándar general. Resulta imposible considerar
otros aspectos: procesos usados en la composición, re·
formulaciones producidas, etc. Además, la respuesta del
docente se transmi te con notas manu scritas en el mismo
escrí to (marcas sobre las faltas con posible reformul a-
ción, co mentarios valorat.ivos, calificación numérica es-
calar), y es unid ireccional, ya que e l aprendiz raramente
reacciona a la respuesta del docente. De hecho, la con·
ducta de l aprendiz respecto a la corrección constituye
una segunda caja negra.
A continuación comentamos las limitaciones didácti·
casque presenta este modelo:
133
los objelivos de aprendizaje de la tarea son sobre todo con-
ceptuales: tipo de texto, eslrucLura, cohesión, gramática.
Se desatienden los aspectos procedimentales y cogniti-
vos (técn icas de generación de ideas, organi?:ación de
datos. revisión) y los actitudinales (valores. normas de
conducia).
• Helerod·irección.. Al elegir la consigna de escritura y
al gest ionar directamente la planificación y la revisión
del texto, el docente diri ge, conscientemenLC o no, la
conducta del alumnado. El aprendiz pierde protagonis-
mo y asume la función de ejecULor de lo que otros han
predelCrminado, se convierte en un •escriba> obediente
y sin iniciativa. Este hecho incide en las actitudes y en la
motivación del alumnado. que siente poco interés por ta·
reas ian pautadas.
I • Limitación de interac1 ividad. La tarea utiliza el ca-
nal gráfico como vía única de interacción entre docemc
y a lumnado.' La ause ncia de oralidad impone restriccio-
nes impo1iantes a ambos i11terlocutores: ¿en caso de
duda en una corrección, cómo puede pedir aclaraciones
el aprendiz?, ¿cómo puede explicar por escrito el docen-
le que hay un error de estructura, párrafos desordenados
o ideas poco claras?, ¿cómo puede controlar uno y otro
que el interlocutor comprende lo que redactó?, ¿cómo
pueden autorregular sus discursos escritos?
• Falta de negociación de la tarea. Una de las conse-
cuencias de la limitación anterior es que docente y apren-
d iz tie nen menos recursos para negociar el significado de
la consigna. Se .i ncrementa la posibilidad de ma lentendi-
dos sobre la instrucción in icial (el conte.xto de escritura},
que determina las características lingüísticas del escri-
to que debe realizar el aprendiz, asf como los criterios de
con-ccción que usará el docente.
Por ejemplo, un aprendiz puede entender que hacer u11
comencatio de te.~10 significa 1·esumirlo y aportar datos his-
tóricos del auto1; mientras que su docente quizá espera pa-
ráfrasis de las ideas básicas más una opinión personal; ti l
no descubrirse esa discrepancia, el a prendiz redacta el re-
sumen y la biografía breve -convencido de que eso es lu
corTecto-, que el docctitc va lora negativamente, al no
adecuarse a sus criterios. Equívocos de este 1.ipo sugieren
134
que no existen criterios objetivos de corrección sin o •ma-
nías• del docente.
• Ausencia de des1inatarios reales. El receptor único
de los textos del aprendiz es el docente, Aunque las con-
signas de composición propongan siwaciones verosími-
les (noticia para un periód ico, carta al municipio, ins-
tanc ia}, el contexto académico 1·cal (•un escrito para el
profesor co n el objetivo de ewluar mis conocimientos de
lengua.) se impone al ficti cio. l.a ausencia de lectores
reales ex traescolares o de lectores intermedios limita e l
interés por la composición. Escribir deja de ser una acti-
vidad com unicativa para converti rse en un ejercicio de
laborator'io, con unos mismos proragonfacas. Crece la
desmolivación de los aprendices.
135
estudiantes por clase. obligan a que las prácticas de com-
posición sean cortas. para que el docente pueda corre-
girlas.
3. Muchos de los tipos o clases de texto incluidos en
currículums educativos y en libros de texto tienen exten-
sión breve (cartas,.postales) o se ejemplifican de forma
breve (narTación, descdpción).
4. Las tareas de redacción e n exámenes estándar (se-
lectividad, certificados de lenguas extrnnjeras) s·u elen re-
querir la confección de escritos breves: de 1SO o 200 pa-
labras.
136
ducción y una conclus ión que presente y recuer-
de los mismos dalos, aunque sea con palabrus di-
ferentes. Incluso los temas más desconocidos
presentan poca dificultad, porque el autor en-
cuentra con facilidad unas po cas ideas para • re-
llenar• el escrito. Pocas veces el aprendiz experi-
rn enta la carencia de ideas o la necesidud de
ap licar técnicas para encontrarlas; o tie11e dud as
sobre el orden en qu1;: debe ¡wcsentarlas y necesi-
dades de conocer recursos de organización de las
n1isn1as.
• r~rructura textual. Cuestiones como la distribu·
ción del contenido en capftulos o apartados -io
incluso en párrafos!-, la progresión temática, el
uso de marcadores discursivos para organizar el tex-
to o los procedimientos de ci t.ación, suelen tener
escasa presencia en los textos breves, que pueden
co nstar de un único párrafo extenso.
• Gmmática. y lé:xico. Otras c uestiones corno las re la-
ciones anafóricas entre co rreferentes lejanos (pro-
nombres, elipsis, üempos verbales, e le.), la capaci-
dad de diversificar la s intaxis o la selección de
léxico preciso, homogéneo y variado en el conjun-
to textual (usar la terminología apropiada, elimi-
nar comodines) tienen menos incidencia en un es-
cri to breve que en otro de ci nco páginas.
l37
• Varias sesiones de redacción
El escrito extenso provoca que los auLOres necesiten va-
rias sesiones de trabajo para <l~arrollar Ja composición.
El simple el hecho de tener que interrumpir el trabajo en
varias ocasiones y tener que reemprenderlo nuevamente
después de períodos de descanso favorece la reflexión so-
bre J¡¡ si tuación comunicativa:
138
En resumen, Jos textos extensos permiten que el
aprendiz experimente la necesidad de usar y de aprender
a usar los distintos procesos de planificación y revisión.
Al repartir el proceso de composición en varias sesiones,
el autor reexamina su texto varias veces desde distintas
perspectivas. Por estas r37:oncs. resu11.a didáctica y li n-
güfsticamcnte más rentable que el aprendiz escriba un
solo texto de 3 o 4 páginas de extensión en dos o más se-
ma nas, rea liza ndo varias activid ades para conseguirlo,
que no que produzca 3 o 4 redacciones de una pág ina
durante el mis mo período.
139
3
¿CÓ MO ENSE&'AR,
141
SIB!..IOTECA CE'NTl?Al
At Ñ .4. M
tipos diferentes de situaciones: la enseñanza explícita
de la composición, sobre todo en las áreas de Lengua, y
el aprovechamiento de la escritura como instrumento
de aprendizaje en las diversas áreas del currículum.
142
mente en olros contextos parecidos. La adquisición de 1
procesos mentales de pensamiento está ligada estrecha- --
mente al uso de los signos lingüísticos y sigue secuencias
parecidas.
Formulado de manera general, el aprendizaje lingüís-
tico se activa en contextos auténticos de comunicación,
dura nte la interacción verbal, y avanza desde el inte1·cam-
bio interpsíquico e interdependiente hacia la conducta in-
trapsíquica y autónoma. En este marco, dos conceptos
psicológicos fundamentales que adquieren relevancia di-
dáctica son la zona de desarrollo próximo, o el conjunto de
usos verbales que el aprendiz está en condi.c iones de po-
der aprender a realizar autónomamente con la ayuda de
un expert.o, y el andamiaje lingüístico, o el comportamien-
to interactivo que tiene que mantener el interlocutor (ha-
blante, docente, terapeuta) para facilitar el aprendizaje.
Algu nas investigaciones (Rué, 1991) apuntan a que :
no es imprescindible que la interacción sea con un •ex-
perto» para que se procluzca aprendizaje. Forman y Caz-
den ( 1984) sugieren que algunos trabajos de grupo entre
aprendices de un mismo nivel de conocimientos y habi-
lidades pueden generar procesos de desarrollo cognitivo
- siguiendo el modelo vygotskyano- . La única condi-
ción que deben cumplir estas actividades es la de conte-
ner roles o funciones diferentes y complementarias para
cada miembro del grupo, para poder regularse o ayudar-
se entre sí. Algunas de las situaciones de colaboración
que puede crear un trabajo de composición (revisión de
borradores, búsqueda de ideas) cumplen esta caracterís-
tica, ya que distribuyen roles complementarios entre los
miembros de un equipo de composición (autor, lecto1;
corrector de aspectos gramaticales).
143
• Desde la óptica del desarrollo individu al de la per-
sona, el uso ese.rito constituye una extensión de los con-
textos, las situaciones y las funciones en que se utiliza el
lenguaje o.ral (Halliday, J 978, pág. 57), que el individuo
ha adquirido previamente de manera natural. Asimismo,
el aprendizaje del escrito es también una ampliación o
una continuación del proceso de adquisición de lo oral,
q ue se convie rte en un instrumento 1nediador parn al-
canzm· es tos nuevos usos, pum ¡1mpliar las posibilidades
comun icativas . La adqu isición de lo escrito reorganiza
toda la competencia lingü(st ica previa del individuo.
• Desde la óptica del desarrollo histórico de 1a co-
munidad a que pertenece el individuo, la oralidad cons-
tituye también el principal medio de elaboración de sus
formas culturales y de la tran~misión de éstas de una ge-
neración a otra. El diálogo y la conversación constituyen
también un medio de transmisión de los usos lingOísti -
cos, de las convenc ion es d iscursivas, de las rutinas co-
municat ivas o de las op ini ones y los procesos de pensa-
miento que se asocian a lo escrito en cada con texto.
7.,:.
Otal " 1 t Esc;ri to
A
Oral Escrito
~
·¡~;¡¡~~!6;;-'
~
ncccsam
R<,"Kla..;; de
~~~¡~~~IJ~··
Reglas de
unSfcn:ncia -ansferencia
Renlidád c.x ttalingUisdc~.- Realidad exLralingüísticti
144
de las reglas de lrnnsfercncia de discursos ac6súcos a grá-
ficos y viceversa. En este estadio (figura A en el siguiente
esquemu) la escritura conecLa sólo con Ju oralidad, aun-
que ya mantiene un vínculo potencial con el lenguaje.
Sólo cuando el escrito ha adquiddo un buen nivel de uso
funcional (figura B), la transferencia oral-escrito pasa a
ser opcional y la esc1; tura conecta directamente con Ja es-
tructura común básica del lenguaje y con los referentes de
la realidad ext.ralingilfstica.
En definitiva, la oralidad constituye la base comunica-
1iva previa desde la que el aprend iz d esarrolla lo escrito.
El diálogo es el inst rumemo más eficuz para regul<ll' los
procesos de composición del aprendiz y para desplegar
los procesos de aná.lisis, reflexión y valoración que re-
quiere. Cuando el ulumno habla de lo que está escribien-
do, verbalíza su pensamiento in terno y permite que otras
personas, compañeros y docentes, le ayuden a confor-
marlo, que le hagan preguntas que Je animen a ampliarlo,
o que le muestren formas alternativas de pensamiento
que no conocía.
En el á 1nbito de la composición cooperativa entre com-
pañeros, Camps (1998, pág. 77) sostiene que el diálogo
apo11a estos beneficios:
145
riores. estudios específicos (Guasch, 1995, pág. 20 y
1997, pág. 47) s ugieren que, cuando se co mpone e n L2,
el diálogo en L2 o Ll tiene diversos beneficios:
146
científicos en las distintas <íreas cmTiculares), pensando
en una futura entrada en la universidad.
En general, la investigación sobre estas propues tas
didácticas destaca que, en comparación con el trabajo
compet-itivo y con e.l individual, el cooperativo resulta
mucho más beneficioso: genera motivación intrínseca,
fomenta actitudes positivas (autoestima, colaboración,
apreciación de las funciones del docente) e incluso con-
sigue un mejor rendimiento de aprendizaje. En cambio,
es menos útil para integrar los distintos colectivos de
aprendices que podemos encontrar boyen un aula (gi-
tanos, árabes, asiáticos, europeos, etc.), cosa que tam-
bién se proponía conseguir esta metodología. Aunque
esta diversidad de alumnado aprendan a trabajar juntos
de manera cooperativa, y obteng<Hl mejor rendimiento
académico, al acabar la clase cada uno regresa a su co-
lectivo natural.
En este marco, Whitman ( 1988) analiza las implica-
ciones cognitivas y afectivas de la enseilanza entre igua-
les. En el plano cognitivo, tener que explicar algo que se
ha leído/escrito a otra persona exige una actividad cog-
nitiva superior a la de hacer solo las mismas tareas es-
critas. sin poder explicarlo a nadie. Requiere una com-
prens ió11 más profunda del texto, así como también la
capacidad de saber recstructu rar las ideas propias sobre
el texto a partir del punto de vista del otro. En el plano
afectivo, la relación entre iguales es más personalizada e
individualizada que en un gran grupo, lo cual también
favorece el aprendi:.:aje.
Muchos de los planteamientos didácticos del apren-
dizaje cooperativo (Kagan, 1990) asumen buena parte de
los principios psicopedagógicos de los dos puntos ante-
riores:
147
dores, formados para cooperar, del grupo improvisado
'le aprendices, que no se conoce ni ha recibido fonná-
ción específica para cooperar.
• Las rareas de aprendizaje tienen las siguientes ca-
racte1isticas:
• Cada miem bro del equipo asume responsabilidades
d iferentes y complementarias, referidas a la ·activi-
dad de todo el colectivo. Cada aprendiz puede, en
consecuencia, actuar como «experto• para el resto
del equipo y constrnir «andamiajes».
• Las actividades tienen ·interdependencia positiva.,
por la que cada individuo está motivado a ayudar a
los compaf1eros. A diferencia de la redacción ind i-
vidual, en la que lo que escribe un aprendiz no tie-
ne incidencia en el aprendizaje de sus compañeros
(inlerdependencia. neutra), y de la redacción compe-
titiva, en la que ayudar al compañero puede signifi-
car que su texto sea más valorado que el propio .(in·
zerdependenC'ia negativa), las tareas de escri tura
colectiva, con interdependencia positiva, intentan
animar al alumno a cooperar con sus compañeros.
Algunos procedimientos de interdependencia positi-
va. son:·
148
individual y grupal). La evaluación formativa so-
bre el proceso de trabajo del equipo, a partir de
encuesta~ y formularios de auto y heterocxplornción,
perm ile increm entar la conciencia y la responsa-
bilidad del grupo y de cada uno de sus miembros,
además de mejorar sus destrc:>.as sociales de co-
muni cación.
3.2.1. Modelo
149
Modelo para enseñar a escribir
1 O~jetlvCJs t 1 l\101lvaciór'l
1 e Ít'llerc:;c:o
r- ~ ~1oth'3ción
e int~l'Cl'\c,~
l
didác1leos. 1
·l
1Kegociación1
de toreas
~
1 Contexto 1
de la tttrca 1 ~
..
i EvaJuación 1 J
.. E"!. l l Pltlnificar 1--
• Planificar
it + I • J •
1 Pr<.l<.:CSO :Ao1". l
" : ~ IcxluaHzar - -i Te.~t\lal i lar
j Producto l \"l
•
llor. 2 11
•
Revisar 1
~ ~
!
•
Revi'Ulr
'
.\
'
l
1!5<:rito
----- ~
150
específicos que se pueden plantear en la tarea; la impor.
tancia que pueden tener los borradores como elemento
físico regulador del proceso, y la evaluación formativa:
151
• Situaciones de discurso del ámbito escolar. Son si-
tuaciones auténticas dentro del ámbito esco.lar: dia-
rio del centro, escritos entre grupos y niveles diferen-
tes, m urales, etc.
• Situaciones de «ftl:ciona.lización». Son contextos in -
ventados que .mantienen similitudes con la realidad:
simulaciones, juegos de rol, etc. Por ejemplo, simular
ser un abogado y argumentar a favor o en contra ele
las leyes de extranjería; simular ser un ecologista o
un torero y escribir a favor o en contra de las coni-
das de toros.
152
gue, que se dé cuenta de los bloqueos que acontecen,
que identifique y verbalicc las e1nocio11es y las sensa-
ciones que tiene, que las contraste con las de los
compañeros y del docente, etc. Las actividades de las
páginas 276, 279, 289, 315, 346 y 349 desm.-ollan este
punto, entre otros. ·
3j Desarrollar procesos específicos. La investiga-
ción también ha mostrado que fa conducta madura
de composición se caracteriza por la capacidad de
concentrarse selectivamente en diferentes subtare-
as de la composición en diferentes momentos. Es
decir, ya que componer un escrito requiere solucio-
nar problemas complejos y diversos, los redactores
expertos adoptan la estrategia de resolver cada uno
de estos aspectos por separado, en lugar de intentar
aborda r los todos a la vez. Por este motivo, otro ob-
jetivo específico de enseñanza consiste en desano-
llar de manera intensiva cada uno de los subproce-
sos de la composición. Tie nen este objetivo las
actividades de 111.odela.ción de técnicas de composi-
ción (torbellino de ideas, explorar ternas; esque-
mas, revisión por parejas. etc.; véase págs. 307,
309, 315, 325, 343-353). La tarea d·e composición. de
párrafos (p{lg. 354) muestra una secuencia casi com-
pleta de mod elación.
153
• Los bon·adorcs son instrumentos didácticos
para la composición
Las producciones intermedias (lis tas, esquemas, bo-
uadores, autocon-ecciones, etc.; marcadas en el modelo
con las iniciales Esq. y Bor.: esquema y borrador) consti-
tuyen otra clave para abrir las cajas negras. Tie nen estas
utilidades:
154
que se gen era en cada tarea, en una especie de re -
gistro o «expediente»: la carpeta es un excelente en-
torno para arcbi vado .
3.2.1.2. Interacción
155
cente-aprcndiz y aprendfa-aprcndi7.. En el capítulo si-
guiente se tratan Jos modos de interactuar y su ensel'lanza.
156
texto, mostrando cómo i ntentarfa superar los pro-
blemas que se han p.resent.ado, buscando ideas, en-
contrando palabras para formular ideas, revisando.
Ademús, el docente también actúa como gestor de la
actividad: negocia y plantea la t<uea, explora las represen-
taciones que cada aprendiz se ha hecho de ella, tutori7.a el
trabajo de cada gnipo, atiende las dudas que se planteen,
actúa como lector experto en la revisió.n, etc. En resumen,
guía el trabajo del grupo, interviene únicamente cuando
es necesario y fomenta la autonomía de cada aprendiz de
autor. En cualquier caso, hay que evitar el fenómeno de-
nominado «apropiación del texto» (Reíd, 1994) por el que,
conscientemente o no, docente y aprendiz permiten que
éste tienda a escribir lo que el primero quetTía que escri-
biera, desentendiéndose de sus intereses personales; al
contrario, el aprendiz ha de encontrar su propia voz. su
estilo per sonal y sus técnicas para la composición.
Acabamos con una anécdota ilustrntiva. En un curso
de composición para docentes en ejercicio, fotocopia-
mos un borrador nuestro pan\ comentar en clase. Sin sa-
ber quién era su autor, el alumnado se lanzó a criticarlo
con la cn.icldad habitual con que los humanos nos refe-
rimos a los escritos ajenos. Al final de la crítica exhaus-
tiva, confesamos que el texto era nuestro y, en el silencio
que causó la noticia, saltó un<t maestsa: «Profesor, esto
me da una espernnza. Porque si usted escribió eslo .. . sig-
nifica que yo no estoy perdida, que todavía puedo apren-
den> . Esta anécdota es ejemplificadora de los efectos que
· puede tener para la clase que los docentes mostremos en
público nuestrns producciones intermedias imperfectas,
que mostremos todo d trabajo ímprobo que hay detrás de
un escrito, y que generemos en el aula una atmósfera de
tolerancia y aceptación de la crítica. El aprendiz puede
descubrir que los esc1itos que ahora son petfectos pasa-
ron por fases previas de proyectos llenos de errores. que el
docente -su modelo más inmediato- también debe .revi-
sar v reforrnular sus escritos v también sufre como el
apr~~diz. En palabras de Trirnr;;er (1980, pág. 78):
Sólo so1nos escritores que intentan1os ayudar a los
otros a n1ejora.r su coinpos ic i6n. Co1110 prueba de bue1\a
157
confian7.a, podemos poncrt1os a escribir con los aluni1ios
-a la vez y bajo idénlicas condiciones-, para que se den
cuenta de que a nosotros también nos humillan y nos hu·
mani7.an nuestras propias consignas de escritura. Les po-
demos mostrar no sólo nuestros esfuerLOS animosos sino
también los bo1radores superficiales, los inicios descuida·
dos o las revisiones tediosas, para que se den cucnUt de
q ue cambién sentimos lo que ellos sienten.
158
nerar ideas es útil un grupo de 4 o más personas,
pero para explorar las percepciones de un lector pue-
de ser más útil tma interacción cara a cara por pare-
jas. En cambio, tener que componer un escrito de
arriba abajo entre 6 u 8 manos puede re,,;ultar extre-
madamente costoso. si todos los coautores deben
trabajar siempre juntos.
159
Otra objeción que plantean algunos docentes respec-
to al uso de la conversación entre aprendices mientras
escriben es que puede genernr interferencias lingüfsli-
cas entre oralidad y escritura: lo que dialogan los alum-
n os coautores, con un registro coloqui al. elípt ico e im-
p rov isado (con ]Qs rasgos ag ramaticales típicos de la
oralidad informal), puede infihrarse en el texto escrito
que es tán produciendo, e l cua l debe previsiblemente
m a nlenerse en un registro m ás formal y gramatica l;
esta mezcla de registros pue<le llevar a la confus ión del
aprendiz. Al contrario, creemos que el alumnado distin-
gue perfectamente Jos dos contextos comunicativos que
se solapan en una secuencia ele escritura cooperativa: lo
que se esc1;be a un destinatario (normalmente ajeno a
l a clase) para conseguir un objetivo, y lo que se dialoga
con los compañeros, con e l propós ito de mejorar el es-
crito. De acuerdo con Halliday (1985, pág. 15), si •escri·
liir y hablar no son dos mane ras de realizar lo mis mo,
sino dos formas de reali zar cosas diferentes», en las se·
cuencias ele escritura coopera Liva pode mos ver un buen
ejemp lo de cómo hablar y escribir se utilizan simultá-
neamente con diferentes destinatarios para consegu ir
distintas finalidades.
160
• Ratios de clase y dedicación de.! docente. La de-
dicación que cada docente puede ofrecer a los aprendices
está JiJnitada por la cantidad de alumnado y de horas lec-
tivas que debe atende1: En este sentido, es bastante 01;en-
tativa la declaración de pdncipios sobre calidad educati-
va en la enseñanza postsecundaria de la composición, de
la asociación de profesores de inglés de los EE.UU.
(N'CTE, 1998, pág. 6), que sugiere, entre otros puntos, que
«llO se admitan más de 20 aprendices en una clase de
composición» o que rungún docente «tenga que enseñar a
1uás de 60 estudiantes en un mismo pe1iodo», con el fin
de que pueda dedicarse a conegirles y a atenderles indivi-
dualmente.
• Tecnologías. Tampoco hay que olvidar que -nos
guste o no- hoy en día la escritura se usa bás.i camente
con tecnología digital (véase pág. 96), de manera que los
centros también deberían estar equipados con los recur-
sos necesarios para poder usarla y aprenderla de esta
manera, sobre todo a partir de secundaria.
161
3.2.2. Progresión comunicativa.
162
3.2.2.1. El triángulo
163
El triáugulo: organización de las tareas
Aifodel.o <:ontexu.taliwd<>
.Aprendir. del uso que se quit~re aprcndc1:
1\te1tci6n al co1t11.•.n ido y
ª"sencia de corn.•<.:ciói:.
>- - - - -Calenta1niento
Docente
Prcsenlación de lt<tn:.
Atenci6n d 11uxlelr1s y
Doc'Jnte f<>nna:'>. E111re1uuniento
nuu:ánico. Corrección
total y directa.
Prácticas abiertas:
Aprendiz parejas, equipos. Tflrea c<n1u1nicat.iva.
Tareas finales con1unicalivas.
t 1 R"spuesta I l
pias para todos, se p uede hacer una primera lectura para
identificar a los personajes, relacionarlos con las fotos,
determinar sus rasgos .Personales, la actividad que les
hi:r.o famosos. etc.
164
• Calentamiento. Es una fase optativa, inicial e in-
troductoria de la actividad. Ti ene el objeüvo de preparar
psícológicamente al aprendí?. para la secuencia. Equiva-
le a lo~ ejercicios gim násticos que rcali7.an los futbolistas
antes de iniciar un partido. Se suele llevar a cabo con ac-
tividades motivadoras, participativas y breves, verbales o
no verbales, con un importante componente lúdico. Pue-
den o no es tar relacionadas con el ítem objeto de apren-
dizaje y coincidir o no con la fase anterior. En nuestro
ejemplo, se puede hacer un j uego para relacionar Fotos y
textos: se reparten las fotos de los personajes a un gn1po
de aprendices y los escritos correspondientes, con las
biografías, al otro, para que los emparejen.
• Presentación de ítem. TI ene el objetivo de ofrecer
al alumnado el material lingüístico necesario para pro-
duc ir el uso que se está aprendiendo. Consta de activida-
des receptivas y analíticas centradas e n los aspectos lin-
güísticos más relevantes del uso con ·cspondiente. En las
primc l"as, los aprendices leen con ate nción mod elos de
textos (q ue pueden o no coincid ir con los de fases ante-
ri ores) para detectar s u estructura, s u s partes, su orga-
nización de la informació n y ele los párrafos. En las se-
gundas, los aprendices analizan algunas de las formas
gramaticales más características de los textos: identi -
fican los tiempos ver bales usados, lo s conectores que
marcan las relaciones entre las ideas, etc. Se realizan ac-
tividades cerradas (de respuesta convergente o única) y
más o menos mecánicas (copiar, hacer listas, comple tar
paradigmas verbales) sobre elementos gramaticales a is-
lados para entrenar al aprendi z e n el dominio de la pro-
ducc ión. La supervisión del docente es directa, se centra
en los aspec tos formales y busca corrección y precisión.
1:'.n nuestro ejemplo, los aprendices pueden identificar
los tiempos verbales {prctfrito indefinido o imperfecto,
p1·esentc histórico; aspecto perfectivo) y buscar formas
equivalentes con otros verbos; verificar la organización
cronológica de las biografías (desde el nacimiento hasta
la actualid ad); hacer listas de marcadores discursivos de
progresión cronológica (de joven, más adelante, a los 25
años)'; id entificar y clasificar los incisos sintácticos; rcs-
taunir todas las elipsis de sujeto o cua lquier otro aspee-
165
to gramatical que tenga presencia relevante en las bio-
grafías.
• Prácticas controladas. lienen el objetivo de faci-
lilar contextos variados pre o cuasicomunicacivos, en Jo~
que el aprendiz ejercita las formas lingüísticas adquiri -
das en la fase antei:ior, de manera contextuali7.aela y con
un mayor margen ele autonomía. Los ejercicios tienen
respuesta más abierta, trnbajan con textos completos o
fragmentos extensos, reproducen usos verosímiles, ele.;
pero <1ún ofrecen bastante ayuda al aprendiz: guían la
respuesta con modelos, incorporan guías y pautas lin-
güísticas, etc. El docente hace ahora una conección se-
lectiva sobre las dificultades más relevantes de forma o
significado.
Son prácticas controladas los ejercicios de completar
biograffas empezadas; generar y organizar ideas, siguien-
do las paut.as del docente; reparar escritos no cohesiona-
dos (véase Autobiografía, pág. 33 l); lineari:.:ar cronogra-
mas; transformar el regis tro de una biografía de más
coloquial a más formal, u ordenar frases y fragmentos de
una biografía, etc.
• Prácticas abie11as o comunicativas. Son las tareas
comunicativas finales, de respuesta tot.alroente abierta,
nada o poco pautadas, en las que el alumnado ejercita li-
bremente los aprendizajes lingüísticos realizados. El do-
cente supervisa los aspectos organizativos de la actividad
y atie nde sólo a los errores que inciden en la comunica-
ción. J::n nuestro ejemplo, el alumnado podría hacer una
recopilación de biografías de los personajes preferidos de
la clase pan.1 publicar en el periódico del cefüro, o un con-
curso de biografías sin nombre que hay que adivinar, para
los compañeros de otra clase, cte.
166
• De las habilidades receptivas a las productivas.
La secuencia se inicia con tareas variadas de compren-
sión lectora (comprensión de ideas generales, de deta-
Jles, inferencia de implícitos) y avanza hacia la prod uc-
ción del aprend iz. Los textos que se comprenden actúan
de input o de modelo lingüístico y t.ienen una i mpo1ian-
cia notable para la adquisición de cada género escrito.
Conviene destacar que el alumn ado debe adquirir los
usos escritos de s u comunidad lingüística, de manera
que conozca los textos previos al que producirá, que son
los que conoce su interlocutor.
• De la maestría eonductual al uso tlexiblc. La se-
cuencia también sigue otro e.ie que avanza desde el en-
trenamiento pa utado y progresivo de conductas lingüís-
ticas relalivamente mecánicas e in flexibles (ortografía,
identificación de modelos, técnicas de composición,
etc.) has ta las tareas finales, de carácte.r plenamente co-
municativo, en las que el a lumnado puede experimentar
los usos lingüís ticos con libertad, crea tividad y flexibili-
dad. Si las p rimeras fases son más atomizadas y total-
mente predict.ibles, las actividades finales resultan más
globales, abiertas e imprevisibles.
• El control de la acth'idad y el triángulo. El control
de las activi dad es varía durante la secuencia según los fac-
tores anteriores. En las etapas iniciales y receptivas de en-
trenamiento pautado, el docente dirige la actjvidad y tiene
más protagonismo en el au la; mientras que en las etapas
comunicativas finales, el alumnado asume toda la respon-
sabilidad de los usos lingüísticos. El repmio del control se
indica en el esquema con la forma geométrica triangular
de la secuencia: los puntos estrechos corresponden al con-
trol del docente y los anchos, al del alumnado.
167
3.2.2.2. Características
168
proponemos esta lista de criterios, en forma de preguntas
de análisis (véase cuadro en página anterior).
Como mínimo tendrían que cum!)?lir estos criterios
las tareas finales del modelo ante1ior.
a) Tradiciones y grupos
169
en el aula, en forma de pr.oyectos de trabajo, en los que
es m<ís relevante la motivación y la iniciativa personal
que la técnica en sí. Además, la propuesta de gtiardar las
producciones que realiza el aprendiz en los famosos Li-
bros de vida o Ubros de clase constituye un daro prece-
dente de las propu~stas actuales de la carpeta.
Las propuestas y referencias bibliográficas que de-
sa1,·ollan el trabajo por proyectos son hoy en día nume-
rosas y diversas: «Proyectos para aprender lengua»,
1994; «Enseñar a escdbir», 1996. Entre otros, cabe des-
tacar el grupo de la Universidad de Ginebra (Dolz y Sch-
neuwly, 1996) y, en nueslso país, el de la Universitat
Autonoma de Barcelona (Camps y Colomer [comp.],
1998), pero las revistas de didáctica españolas (Arzicles,
Signos, Textos, etc.) publican muy a menudo. comenta-
rios y ejemplos de experiencias en esta líneá, bajo el tí-
tulo de proyectos o también de secuencias didácticas.
También Hernández Aguilar y Sepúlveda Barrios (1993)
fundamentan y ejemplifican propuestas para secunda-
ria, entroncadas con la tradición de las iareas comuni-
cativas de idiomas extranjeros.
En la e nseñanza de lenguas extranjeras, el trabajo
por proyectos (projcci work) o por tareas (cormnunivative
/C/,sk) tiene un desarrollo importante tanto en inglés
(Candlin y Murphy [comps.], 1987; Nunan, 1989; Ribé y
Vida!, 1993) como en castellano («Enfoque por tareas•,
1990; Giovannini et al., 1996) v afecta tanto al diseño de
currículos o materiales didácticos como a Ja planifica -
ción de la actividad en el aula. Tiene su origen en las ca-
rencias de los primeros modelos nocional-foncionales y
en el análisis de los criterios que se han formulado en el
apartado anteriox - sin olvidar los orígenes pedagógicos
y filosóficos de Dewey-. Pone énfasis en enseñar la len-
gua a través de la comunicación, en lugar de hacerlo para
la comunicación, de manera que los contextos comuni-
C<lLivos no son la meta de llegada del proceso de apren-
dizaje, sino la motivación inicial, el arranque de toda la
actividad didáctica.
En este ámbito, la denominación más general es la de
tarea, que se refiere a cualquier acr.ividad (Zanón, 1990,
pág. 22) que: ·
170
a) sea representativa de los procesos de comunica-
ción de la ''ida real;
b) sea identificable como unidad de actividad en el
aula;
e) se dirija intencionalmente hacia el aprendizaje de
la lengua, y
d) esté diseñada con un objelivo, una estructura y
una secuencia de trabajo.
b) Características
171
llegar a estt1 hora, estoy en ayurias hasta esa hora, a las 2 Y"
tengo hambre, etc.), de manera que aprender lengua no
quiere decir sólo conocer el significado semántico de es-
tas cuau·o palabras, sino adivinar el valor que adquieren
en cada situación. En consecuencia, el aprern;lizaje de la
lengua ha de panir de Ja experiencia comunicativa au-
téntica, de actividades reales de comunicación en las que
participe n Jos aprendices, con el fin de que ése.os puedan
relacionar formas lingüísticas con contexto, propós ito y
significado.
• Atención a los intereses y las necesidades del
alumnado. Los aprendices se apoderan de las activida-
des y de los conoci mientos que les interesan, según sus
necesidades sociales. Por tanto, los proyectos del aula
tienen que conectar con lo que el aprendiz quiere poder
hacer fuera del aula, con sus intenciones comunicativas,
con los temas sobre Jos que quiere leer y escribir, y con
los contextos en los que quiere participai: En la medida
en que es te hecho se cumpl a, el alumnado estará moti -
vado para el aprendizaje.
• Lengua como instrumento de trabajo. Al mar-
gen de que el objetivo de la tarea sea el aprendizaje lin -
güfslico o de que el producto fina l también sea un obje-
to verbal, la lengua es el instrumento fundamental con
que se plantean, se desarroUan y se revisan los proyectos
en clase. Buena parte del potencial de aprendizaje radi -
ca en este hecho.
• Integración de las cuatro habilidades. El uso de
la lengua en contextos reales es global; los papeles de e mi -
sor y rcecplor se intercambia n habitualmente en la con-
versación y también es corriente que sallemos de discu r-
so s orales a esc1itos. Los proyectos tratan Ja lengua de
esta manera y ejercitan de manera paralela e integrada
todas las habilidades lingüísticas, aunque el producto Fi-
nal se vchicule sólo de forma oral o escrita.
• Jnterdisciplinariedad y globalización. Al realizar
experiencias de comunicación real, los proyectos tratan
todo úpo de temas culturales y plantean la enseiíanza Jin-
gülstica de manera global. Esto permite desatTollar p ro-
ye ctos interdisciplinarios entre dis tintas áreas del currf-
cu lu m escolar. ·
172
• Secuenciación de actividades. Todos los proyec-
tos constan de un número vadable de tareas, ordenadas
según una progresión deteniünada, que permiten con -
seguir el propósito establecido y generar los aprendizajes
previstos. El número y el tipo de tareas (básicas, capaci-
tadoras, abiertas/cen-adas) varían según la complejidad
del proyecto. Esta diversidad permite atender a objeti-
vos diversos de Ol'den lingüístico: desan-ollar habilidades
orales y escritas, profundizar en la reflexión y el conoci-
miento gramatical, etc. En Jos proyectos de escritura, la
concepción de la composición como un conjunto de ta-
reas o subprocesos remata todavía más esta estructura
secuenciada.
173
llegar a esta hora, estoy en ayu11as hasta esa hora, a las 2 y<1
tengo hambre, etc.), de manera que aprender lengua no
quiere decir sólo conocer el significado semántico de es-
tas cuau·o palabras, sino adivinar el valor que adquieren
en cada situación. En consecuencia, el aprendiz.aje de la
lengua ha de partir de la experiencia comunicativa au-
téntica, de actividatfes reales de comunicación en las que
partic ipen los aprendices, con el fin de que éstos puedan
relacionar formas lingiifslicas con contexto, propósi to y
s ignificado.
• Atención a los intereses y las necesidad es del
alumnado. Los aprendices se apoderan de las activida-
des y de los conocimientos que les interesan, según sus
necesidades sociales. Por tanto, los proyectos del aula
tienen que conectar con lo que el aprendiz quiere poder
hacer fuera del aula. con sus intenciones comunicativas,
con los temas sobre Jos que qu iere leer y escribir, y con
los contextos en los que quit!re part icipai: En la medida
en que es te hecho se cumpla, el alumnado estará mo ti-
vado para el aprendizaje.
• Lengua como instrume nto de trabajo. Al mar-
gen de que el objetivo de la tarea sea el aprendizaje lin -
güístico o de que el produclo fina l también sea un obje-
to verbal, la lengua es el instrumento Cundamental con
que se plantean, se desarrollan y se revisan los proyectos
en clase. Buena parte del potencial de aprendizaje radi-
ca en este hecho.
• Integración de las cuatro habilidades. El uso de
la lengua en contextos reales es global; los papeles de e mi-
so r y rccepLOr se intercambian habitualmente en la con-
versación y también es corriente que saltemos de discur-
sos orales a esc1itos. Los proyectos tratan la lengua de
esta manera y ejercitan de manera paralela e integrada
todas las habilidades lingfüsticas, aunque el producto fi-
nal se vchicule sólo de forma oral o escrita.
• lnt crdisciplinariedad y globalización. AJ realizar
experiencias de comunicación real, los proyectos tratan
todo tipo de temas cu]wrnles y plantean la enseñanza lin-
güís tica de m anera global. Esto permite desan-ollar pro-
yec tos in lerdisciplinarios e ntre distintas áreas del c urrí-
culum escolar: ·
l 72
• Secuenciación de actividades. Todos los proyec-
tos con.s tan de un número vadable de tareas, ordenadas
según una progresión deterrninada, que perm iten con-
seguir el propósito c.5tablecido y generar los aprendizajes
previstos. El número y el tipo de tareas (básicas, capaci-
tadoras, abiertas/cen·adas) varían según la complejidad
del proyecto. Esta diversidad permite atender a objeti-
vos diversos de orden lingüístico: desan·ollar habilidades
orales y escritas, profundizar en la reflexión y el conoci-
miento grmnatical. etc. En los proyectos de escritura, la
concepción de la composición como un conjunto de ta-
reas o subprocesos remata todavía más esta estructura
secuenciada.
173
• Materiales didácticos. La oferta didáctica (l ibros
d e texto, material complemenuuio) de las editoriales es
bastante exigua, a cat1sa de las características n1isn1as
d el enfoque. Esto obliga a muchos docemes a elaborar
sus propios materiales, con todo el esfuerzo y la dedica-
ción que es to con ll eva, además de las limitaciones va-
rias: calidad escasi1 de las fotocopias, falta de derechos
legales de reproducción, dispersión de materiales en ho-
jas sueltas, etc.
c) Estructura
174
Componente~ de u11a tarea
175
Elen1entos de una secuenci,a didáctica para
la enseñanza de la composición escrita
A
Fornullación Fot1nulacióo
del proyecto de k>S
Pl'oceso: plaoificac.iún, co11tcnidos,
situación discursiva (íntén(;i<'>n. dcstinatari<)S,
enuocütdorcs, clr.:.) tcxtual izaciún, n;vjsión.
Organiza(;~<Sn de la tarc:i: in d ivid \l~L por
gnipos, m1x1.a.
De la
Larca o
pr<))'t-'Cf.O
t>c Jos
apre:odjZ'1jes
.j
.
objetivos de
aprendizaje .... t ! j
j l
Actividades de si.st.enl.atU:.ación
- Sobre los contc:rtidos temátjcos: explicitar la
in.formación que se tiene, buscar infornlación.
organj~'lrla (11'.squeinas. nlap."tS conceptuales.
guiones, ere.).
¿Qué
hemos
hecho?
¿Qué
hemos
di.t e.o-
¿Qué ¿Qué - Sobre los c.ontenidos de ense.f \anza y ido?
tenen1os tenemos aprendizaje; análisis de lé'xtos de. refert:n(;ia .¿Cómo
quehacer? que ejercicios específicos, ele. e.-. el
aprender?
texto?
177
3 .2 .4. La. reflexión lingüística.
178
contenido) y gramaticales (alto ni vel de cohesión
endofórica, normativa). El conocimiento de estas
convenciones y la capacidad de aplicarlas es im-
prescindib le para componer escritos •aceptables»
de acuerdo con los estándares establecidos por la
com u nidad.
2) Controlar el escri10 y la composición. El conoci-
miento lingüístico incrementa la capacidad y la ca-
lidad de planificacióll del objew escrito. La situa-
ción de planificación del escrito es idónea para usar
estos conocimientos para mejorar el producto. El
autor puede adecuar co n más precisión el discurso
construido a los parámetros comunicativos del con-
texto, porque es más consc.i ente tanto de las necesi-
dades de su lector como del valor que tienen las op -
ciones lingüísticas elegidas, y tiene más capacidad
para contrastarlos, buscar discrepancias y subsa-
narlas.
3) Automatización de conocimientos y la.reas lin.güís-
iicas. Varias investigaciones (Cassany, 1987, págs. 84,
92) muestran que los adultos interiorizan con el
tiempo algunos de los aprendizajes lingüíst icos reali-
zados. de manera que llegan a efectuar automática-
mente algunas operaciones lingüísticas que en prin-
cipio habían de operar con ¡lfención consciente. Esta
a utomatización resuelve a lgunos de los requerimien-
tos más mecánicos de la cqmposición (ortografía,
construcción sintáctica de algunas oraciones) y per-
mite que los recursos cognitivos del autor (memol'ia
de trabajo. procesos de i11lerpretación y reflexión) se
concentren en aspectos más estratégicos, que exigen
reflexión consciente.
4) Refúirse al escrilo. El aprendiz <lebe conocer y po-
der usar con precisión los conceptos y los términos
técnicos más habituales de Ja lengua (adjetivo, com.-
plememo del nombre, párrafo, pron:ombre, tesis y ar-
gumento, etc.) para poder referirse a ellos en los in-
tercambios con coautores y lectores -y en cualquier
otra situación-. Es e\;dente que cuanto más elevado
sea el dominio de estos conceptos más preciso yana-
lítico podrá ser el intercambio.
179
5) Fle.xibilidad en los usos. El conocim ien to cons-
ciente de la lengua penn ite que e l au tor no sólo re-
pita las conductas lingüísticas convenciona les, he-
redad as de la comun idad, s in o que las modifique
para significa¡~ para crear efectos com unicativos es-
peciales como 1~1 ironía, el humoc el juego lingüísti-
co. etc. De la repetición o act ualización de las for-
mas más estereotipadas en cada contexto (en caso
de cha parrón: ¡está. lloviendo!, ¡me he mojado, estoy
empapado! ). el usuario con capacidad re flexiva pasa
a usos más flexibles y creativos: ¡está. relloviendo!,
¡soy u na piscina ', ¡estoy s u percalado!, ¡me están sa-
liendo escamas! El us uario reflexivo se inventa pala-
bras, asocia significa dos nuevos a palabras viejas.
mod ifica y man ipula (acorta, alarga, t ransfo rma)
las posi bilidades que le ofrece e l sistema lingüístico.
Investigaciones longitudina les sobre la capacidad
metali ngüís tica (Karmiloff-Smith, 1992, pág. 236)
muestran que los niños cons truyen niveles progres i-
vos de consciencia lingüística, a partir de conduc tas
correctas pero mecánicas vincu ladas a cada situa-
ción, hasta co nseguir flexibilidad y creatividad en
los usos.
180
rnismo tiempo, el aprendizaje de la composic.ión ofrece
contextos y objetos lingüísticos, socialmente necesarios
para desarrollar la reflexión gramatical.
18)
• En la lectura e interpretación de textos que pueden
sen,ir de ll)odelo para la prnducción.
• En la planificación del discurso que se pmducirá, so-
bre todo en lo que se rcñere a la reflexión sobre la es.
tructura, la selección y la organización de los dalos.
• En las distintas actividades de revisión del discur-
so, ya sea en versión final o en borrador: revisión
del contenido y de la estructura, oralización del es-
crito, corrección ortotipográfica, verificación au.
tomática con ordenador.
• En las distintas actividades de uso de instrumentos
de consulta (diccionarios, gramáticas, programas de
verificación ortográfica, corrección de estilo o tra.
ducción asistida).
182
Modelo de carta
línea 1 Asociación de vecinos de llal/.d,aura.
J. 2 Apreciado vecino:
l. 3 1'odos sabenios que reciclar es la úru"ca alternativa váNdn.
para superar la crisis ecológicll que su fre nues1ro planeta. En
nuestro ca.so particular, el vertedero 1.l e Aianreso. se está lle-
nando deu·1asiado llprisa de desechos y vuede que llegue un
dta en q ue no dé o.bns10.
l. 8 !Jesde la Asociación queretnos coran:buir a rne.jorar el 111.edio
lunln'ente. Por eso, esta entidad ha pues10 en. niarchll el se.r-
v1:cio de recogida a don·! icilio de uu11erü1l r1ara recicla1:
l. 11 A var1ir del 1nes de uu;,yo, cada jueves a las diet de la 111aña-
níJ pasarernns a recoger vidrio, !titas y pa1>el.
l. 13 Por este rnotivo, lodos hernos de contribuir un poco a reci-
clar niaterial.es.
l. 15 Gracias por tu colaboración..
J. 16 Afenta,niente,
1. Subraya tO(hlS las palabras del texto que hagan refe re ncia. a
la 1\ sociac.ión de vecinos que e111ite la carta. Ten en cucnla
los prono111bres (nosotros) y Jos verbos con sujeto e líptico
(creemos ).
2. Clasifícalas según a quién se refieran:
• Yo pido ...
• ,"'v'osotros. los alurnnos dc.t Centro, pedt'.rnos...
• ;vosotros, los hab i1an1es de X, tenernos qne colaborar...
• [',/ Centro pide...
• Se pide...
183
Amplitud del nosotros
ue
Tncluhnos en esta denominac ión las actividades es·
critu ra continuada, a menudo fuera del aula, equivalentes
184
a la lectura extensiva de libx·os. En la enseñan<:a de la lec-
tura, distinguimos las actividades intensivas, de compren-
sión lectora, de las extensivas. de fomento de la leclurn.
Las primeras tienen objetivos procedimentales (las micro-
habilidades de la comprensión: anticipación, slámming,
scanning, inferencia de implícitos, inducción del significa-
do de palabras desconocidas) y consislen en la lectura y el
comentario en clase de textos breves, con la mediación del
docente. Las segundas, en cambio, se proponen desan-o·
llar objetivos actitudinales (generar motivación, formar
hábitos lectores, construir poso cultural, diversificar los
tipos de lectura) y consisten en Ja lectura autónoma y di-
latada a lo largo del curso de toda clase de libros (literatu-
ra infantil y .iuvenil, ensayo). La suma de estas actividades
constituye un abanico variado y complementario de expe·
riendas de lectura, que posibilitan que el aprendiz se for-
me como lector completo.
En la enseñanza de la cscdtura, también podemos es-
tablecer esta distinción y planificar actividades extensi-
vas de composición para que el aprendiz desarrolle acti·
tudes generales pos itivas respecto a la práctica activa de
la escritura. Preferimos hablar de escrilu.ra extensiva -en
lugar de composición o expresión escrita. extensiva.- por-
que la palabra escritura. tiene un sentido amplio de acción
imperfecliva, del mismo modo que hablamos de anima-
ción a la lectllra o de lectura. extensiva y no de «Compren-
sión lectora extensiva».
185
• Acostumbrarse a escribi r en todo tipo de contex-
tos; sobre todo fuera <le! aula y del centro esco.lar.
• Aprender a usar la escritura con toda clase de te-
rnas personales, académicos y sociales.
• Aprender a usar la esctitura como instrumento aca-
démico en las m¡;ilerias del currículum cscolat; conec-
tando los conocimientos previos y personales con los
contenidos disciplinares de cada <írea.
• Formar el hábito de escribir de manera continua-
da, sin necesidad de motivación externa o de instruccio-
nes del profesorado.
• Desarrollar conductas autorregular.ivas: tener ini-
ciativa para encontrar te.m as, para revisar bon-adores,
para buscar en el diccionario, etc.
• Facilitar la experimentación de emociones positi-
vas durante la composición: interés por la tarea, satis-
facción por la expresión personal o por la comprensión
efectiva del lector.
186
cía escritora previa , com puesta de allos de práctica y de-
cenas de situaciones de escritura, no parece en absolu-
to sensato esperar que los valores del a1UIJlJlado puedan
cambiar de modo significativo con unas pocas tareas re-
novadorns, realizadas e n un 1rimestre o en un curso. Al
conu·ario, se deben plani ficar acciones a largo plazo,
más all á del trimestre e incluso del curs o.
Por ot.ra parte, el tipo de aclividadt:s que favorece este
cambio ti ene rasgos bastante difere ntes de las secue n-
cias didáctica s dirigistas -ya sean proyectos o progre-
siones e11 forma de t1iángulo-, que se realizan en clase
v que pautan muy de cerca lo que tiene que hacer el
;prendiz. Dado que los valores y las actitudes están rela-
cionados con las emociones vividas, con la voluntad per-
sonal, con el ejercicio de la libertad, o con la apropiación
individual de las técnicas. se neces itan actividades más
abiertas q ue las secuenc ias didácticas anteriores.
Tam bié n creemos que en los últimos cursos de se-
cund ari a y en el Bachillerato es el momento idóneo pa ra
que el aprendi z desanolle su activid ad escritora con au-
tonomfa y más allá del aul a y del currículum escola r.
Creemos que en esta edad, si no antes, se p uede an imar
a escribir diarios (personales. de viaje, etc.). a mantener
comunicaciones escritas (con'Cspondencia postal o elec-
trónica) o a anotar las exper iencias que merezcan inte-
rés. Así el aprendiz podrá experimentar los beneficios
que puede aportar le la técnica de la escrit ura en su vida
personal o en su futura vida académica y, en el mejor de
los casos, se acos tumbrará a concebir y usar el escrito
como un ins trumento fundame ntal pa ra s u vida adult a
en el mu ndo actual.
187
J.\ctividades intensivas Acti\.'idades extensi\•as
188
enseiiam:a de lenguas (Holee [comp.], 1988; Bosch,
t 996). El primero designa las actividades que dirige 0
con trola una persona distinta del mismo sujeto que
aprende, que puede ser un docente en clase, o el peda-
gogo o e l lingüista autores del libro de text.0 que sigue
un aut.odidacta en su casa. El segundo término se refie-
re a los materia les didácticos con que el aprendiz asu-
me responsabilidades e n su proceso de aprendizaje:
participar en la decisión de qué quie re aprendet~ elegi r
entre dis tintos tipos de actividad , colaborar activamen-
te en la evaluación formativa, etc.
Ensefian7.a hctcrodirigida no coincide necesaria-
mente con enseñanza presencial (un docente con un
grupo de aprendices en el a ula) , n i tampoco apre ndiza-
je au todirigido se asocia siempre a ense11a.nza. a distan-
cia o a ense11.anza personalizada o individualizada. Por
ejemplo, un aprendiz puede seguir en su casa unos fas-
cículos de formación en escritura literaria, con una
programación hecha por expertos y con ejercicios au-
tocorrectivos (material didáctico he terodirigido en u na
situación de enseñan<:a a distancia). Al contrario, la au-
todirección, que incluye la autonomía en el aprendiza-
je y el a utoaprend izaje, es más bien una actitud y una
cond uc ta que el aprendiz desarrolla respecto a su pro-
pio proceso de aprendizaje, al margen del e ntorno en
que se produzca.
El grado de autod irección de una tarea compositiva
está relacionado en parte con Ja conducta autorregu lati-
va que despli ega o p uede desplegar el aprendiz. Las acti-
vidades que ceden responsabilidades de gestión al apren-
diz ofrecen un marco mt1s amplio para que éste gestione
su pro pia conducta. En cam bio, los proyectos o las pro-
gresiones pautadas estorban este proceso, porque esta-
blecen de manern muy precisa lo que el docente espera
que haga el aprendiz.
El grado de autodirección afee.ta a todos los procesos
de Ja composición, desde la planificación del t.ipo de es-
crito hasta las revis iones finales:
.1 89
je. Decidir qué se quiere escribir (la información, el punto
de vista, el tipo de texto, el estilo, el tono, la extensión)
forma parte del proceso de pl<mi{icación. Aprender a en-
contra1· 1emas para escribir es un aspecto importanrfsimo
del a prendiza.ie de los valores y la utilidad de la escritu-
1·a. Oonald H. Grnves habla de esta manera, respecto a l
a buso de las consignas que determinan estrechamente
las características del escrito:
190
Un concepto cercano a los anteriores es el de carácter
extrfnseco o inlrínseco de la actividad, que hace referen-
cia al origen de la motivación del aprendiz. En las activi-
dades ex1rf11secas el impulw o la motivación para escribí r
p.-ovienen de una circunstancia exter na al alumnado:
puede ser una instrucción ordenada por el docente, un
ejercicio del libro de texto, una carta que hay que res-
ponde 1; un problema cuya sol uc ión 1·equiere la redac-
ción de un clocumemo (ausentarse un día de clase, pedir
un cambio de matrícula). 1\l revés, en las actividades in-
trfmecas lo que impulsa a l aprend iz a escribir es una
causa personal e interna (ganas de escribir, pasárselo
bien, distraerse, desarrollar una.~ ideas), al margen de las
circunstancias externas.
En definitiva, creemos que los ejercicios autodiri gi-
dos, inu-fnsecos, abiertos y di feridos en el tiempo, en los
que el aprendiz puede tomar responsal)ilidades de deci-
sión sobre el mismo hecho de escribir son más cohe ren-
tes con la final idad de conseguir a prendi ces gue usen Ja
escritura por su c uenta y con acc i1t1des positivas, que las
tradic ionales prácticas heterodirigidas extrínsecas. En
las iareas extensivas, el aprendí..: experimenta libremen-
te la escritura, la usa en contextos variados, la relaciona
con sus intereses y la integra en su mundo, como un ins-
trumenco corriente -como lo pueden ser la conversa-
ción, el dibujo o la música- .
191
• Suelen dwar un período largo de tiem po: semanas,
meses, un trimestre, un curso.
• Tienen estímulos iniciales (lectura, viaje, observa-
ción de un hecho en el laboratorio). pero el aprendiz es-
coge libremente los temas sobre los que escribe y, en al-
gunos casos, ínc)u_so los relaciona con aspectos alejados
del pu nto de partida.
• Suelen poner énfasis en las funciones infraperso-
nales de la escritura. Se escribe para recoge1~ sistemati-
zar y elaborar información.
• No siempre tienen parámetros comunicativos: no
hay destinarnrios, propósito comunicat.ivo, registro o
tipo de texto determinados. Ponen más énfasis en la e:tpre-
sión que en la comunicación, pero eso no priva que el
mater.ial generado pueda servir después para un escrito
comunicativo.
192
• Diario de aprendizaje o bitácora.' Es un tipo es-
pecífico de diario que se centra en las actividades de en-
sefü1m~a/aprendizaje (de una materia, de un curso, de un
centro escolar, etc.). El aprendiz -y también el docente,
en su caso- registra en un cuaderno s us experiencias e
impresiones durante el proceso de aprendizaje. Más ade-
lante las producciones realizadas se analizan, se comen-
tan y se contrastan entre aprendices y docentes, para
conseguir distintas finalidades formativas (identificar
estilos de aprendizaje, estados emocionales; incrementar
la metacognición) o informativas (conocer los gustos de
los aprendices, sus conocimientos, etc.). Véase Caballe-
ro de Rodas (1997), Porlán y Martín (1991) y pág. 368.
• Protocolos. A partir del formato de registro, apun-
tes o informe de observación y análisis (varias entradas
con fecha, descripciones especificas y objetivas de fenó-
menos cmpídcos. formulación de hipótesis de trabajo,
enumeración de pasos a seguir, etc.), el aprendiz anota
las incidencias de algún tipo de experiencia o actividad
(expetimento de laboratorio, actividad extJ:aescolar; via-
je, salida). Este tipo de fom1ato permite usar la escritura
como instrumento científico de recogida, análisis y estu -
dio de datos, en la línea de la etnografía de la comunica-
ción. También conecta el uso y la práctica escritora con
el resto de materias del currícu lum escolar (Fulwiler y
Young, 1990; diversos artículos en Belanoff y Dickson
[comps.], 1991). Véase La. escritura. científica, pág. 387.
193
sición, como si fuera un auténtico autor literario. Por otra
parte, suelen usar-con excepciones- instrucciones muy
concretas (.escribe un cuento con estas palabras•. •acaba
esta historia•, etc.), que actúan casi como •problema. o
••"ClO• que hay que 1-csol\ler, de manera que reducen las al-
Lemativas expresivas del aprendiz.; ponen énfasis casi ex-
clus ivo en la función lúdica de la escritura, y suelen ser
bas tante d isciplinar ias: trabajan sobre géneros literai·ios
clás icos: cuento, poema, novela, teatro. etc. Al margen ,
us¡m más a menudo textos cortos que largos, elaborados
en periodos más episódicos que dilatados, y relacionan la
enseilanza de la producción escrita con la litcralura, con
todo lo que tiene de bueno y malo (\léase pág. 92). En con-
junto, puede que permitan que el aprendiz desurroUe ac-
tiludes positi\las hacia la escriturn, pero también ciñen su
uso a un campo tan interesante como parüctúar.
El número y la diversidad de iniciat ivas en est.a línea
es grande (Boniface, 1992; Dchniro, 1994): las propues-
tas i magina tivas de G. Rodari (1973), los talleres de gé-
neros literarios para secundaria de Sá nc hez Enc iso y
Rincón (1985) o los juegos con clásicos llternrios (Sa -
moilovich, 1979; Sunyol, 1992; el grupo francés Oulipo,
1973; Bats, 1994, y Camarero, 1996). además de las pro-
puestas de especialistas como Federico Martín, Víctor
Moreno, Zulema Moret y tantos otros. En Argentína la
ofert.a es especialmente fecunda y se inicia cuando, expul-
sados de las universidades públicas por los gobiernos
militares de los setenLa. varios profesores dan clases y
forman grupos de producción literaria en domicilios
particulares . De aquí arrancan las famosas •consignas•
que, a partir de un problema concreto (escribir un texto
sin usar la letra e, que incluya una determinada palabra
cada 50 palabras, etc.) buscan la motivación del autor y
la originalidad; entre otros: Crafein, 1981; Mahleu, 1981;
Bombini: 1991 y 1994; Alvarado et al. 1994; Pcnsa, 1995.
La evaluación de estas propuestas se basa tanto en
criterios cuantitativos (cantidad de texto escrito, núme·
ro de entradas) como cualitativos (diversidad de temas.
grado de originalidad, refl exión y personafü:ación). Pero
tiene en cuenta fundamentalm ente los valores v las acl.i·
Ludes que muestra el ap,·cndiz a través del esc~·ito, y no
194
Jos conocimientos lingüísticos o las habilidades. Véase
una lista de criterios en pág. 272.
195
porque no consideraba qu e un hecho personal pudiera
ser tratado en un esc ri to universitario - que le pa recía
que tenla que buscar cuestiones más doctas- , y porque
no sabía que la escritura pudiera servir para reconstruir
su pasado, para recordar hechos que hoy le podían ime-
resat'. A riart.ir de es ta conversación, Mireia no tuvo difi-
cultades para lle na r las 15 páginas del trabajo. Presentó
un escrito tiwlado Mí abuela 1eresíta, que exploraba los
recuerdos personales de este familiar y, en la evaluación
final, reconoció que había aprendido a valorar lo que le
podía aportar la escritu ra.
El caso de Mire ia es un buen ejem plo de los pn:jui-
cios sobre la escritura que a menudo tienen nuesu·os es-
tudiantes. Creen que no se puede escribir sobre temas
_personales. que el tema lo ha de dar el docente, que ellos
no pueden tener iniciativa para buscar ideas, qu e escri-
bir es una actividad académica, alejada de los intereses
personales. También es un buen ejemplo de cómo una
instniceión intensiva (la descripción de un personaje) se
puede convertir en un trabajo extensivo.
196
3.4.1. Experiencias lranscurricuiares
197
después se extendía por todo el territorio de los EE.UU.,
con una red de 154 locales que llegaba a 100.000 maestros
y que gestionaba presupuestos elevados (el de 1991 er.i de
unos l O mmones de dólares, con medio millón extra dedi-
cado sólo a investigación y desarrollo; ~\.V"P, 1992, pág. 3).
Siguiendo a Golberg ( 1989) los princip ios b{1s icos del
movimie nto son:
198
raciones de principios que hemos repr-O<lucido en pane en
Ja presentación y en el capítulo de evaluación . Ponen én-
fasis en el proceso y en las actividades de interacción oral
entre ap1·endices y docente, además de utilizar la carpeta
corno instrumento de evaluación. En el ámbito universi-
tario, una de las propuestas más ambiciosas que han ayu-
dado a desan·oUar son los famosos cenzros de redacción
( -orth, 1984; Quintana, 1998), que son aulas equipadas
con t0dos los recursos humanos (asesores, administrati-
vos), bibliográficos (diccionarios, manuales) e infonnáti-
cos (ordenadores, programas), donde los estudiantes pue-
den acudir a elaborar los trabajos de redacción que les
mandan los d ocentes de todas las carreras, fuera de horas
de clase. En algunos casos, los asesores son estudiantes de
último curso que, después de un proceso de selección y
de un cursillo inicial de formació n, pasan a asesorar a
compai'leros suyos en los centros. Estos centros están re-
lativamente difundidos en las universidades norteamelica-
nas y disponen como mínimo de dos revistas especiali7.adas
(T11e Wriling Ce/l/er Joumal y Writing Lah Newsleuer).
3.4.2. Teoría
199
cursivas del contexto comunicativo en que ha de escribir
y, por tanto, de que las ha de rcelaborar con el fin de ade-
cuarlas a ese contexto. Precisamente este proceso de
adaptación provoca Ja generación de conocimiento nue-
vo. Seg(in esto, el poder epistémico de la composición es1á
vinculado a los contextos comunicativos y al hecho de que
el aprend i7. tome conciencia <le las d iscrepancias entre sus
conocimientos y los parámetros de estos contextos.
• Flowcr y Hayes ( 198 1) observan que el autor desa-
rrolla sus ideas durante los momentos de lccturn y eva-
luación de las producciones intermedias, es decir, cuan-
do compara la producción actua1 (el boi-rador que está
escribiendo) con la producción intentada (las ideas que
querrfa que dijera el texto y que tiene en la mente). Este
hallazgo indica que •los momentos• epistémicos de la
compos ic ión están situados en la revisión y. en concreto,
en la comparación entt·e varias versiones o posibilidades
del texto que se está componiendo.
200
Por otro lado, desde Ja d idáctica de las ciencias, Sut-
t.on (1996) defiende la importancia de utilizar un lengua-
je personalizado, subjetivo e inte1vretat ivo para ensc-
1"\ar/aprender ciencia. Este autor explora el papel que
ejerce el lenguaje en la elaboración del conocim lento
científico, a partir del análisis de escr itos de reputados
investigadores del siglo xvH (Boyle, Harvey), y constata
que en las fases iniciales, provisionales y dubitativas, de
formulación de teodas, es tos autores tendían a usar un
lenguaje bastante personal, lleno de metáforas y ex-
presiones subjetivas, que coincide más bien poco con la
objetividad, la precisión y la despersonalización de los es-
critos científicos. Estos datos llevan a Sutton ( 1996, págs.
14 y 25) a distinguir dos funciones búsicas con que los
científicos usan el lenguaje (véase el cuadro de pág. s ig.).
Siguiendo a Sutton, para formular hipótesis, r.eo-
das u objetivos de investigación, los científicos usan el
lenguaje como sistema interpretativo: hacen enunc ia-
ciones con un yo explícito, buscan expresiones para
formular s us sensaciones y pu ntos de vista, y hacen
comparaciones entl·e el objeto estudiado y realidades
alejadas. A medida que e l le nguaje se soci ali za y otros
investigadores discuten, mati,an, refut¡\fl o aceptan el
primer discurso pcrsonali7.ado, se construye e l consen-
so para utilizar el lenguaje como sistema de etiqueta.je,
para representar de modo preciso y objetivo el conoci-
miento. Entonces el descu brimie nto o la teoría ya ha
sido adoptado por una «Comunidad de pensamiento»,
ha perdido su «autor• individual y se cons idera patri-
monio de la human idad .
Sutton también constata que la concepción que tie-
ne la comunidad escolar de la ciencia está a nclada en
este segundo tipo de lenguaje . Por ejemplo, el alumnado
cree ingenuamente que hacer ciencia consiste en «en-
contrar» o «descttbrir» tu1 hecl10 v. a cont inuación, atri-
buirle un vocablo único; que fos palabras se con-espon-
dcn de manera simple con las características del mundo
externo y, en consecuencia, que hay una palabra <:On-ec-
ta, fija y precisa para cada cosa. En resumen, conciben
la ciencia como una actividad desvinculada de las perso-
nas y de las circunstancias socioculturales.
201
Lenguaje con10 sistema Lenguaje co1110 sistema
interpretativo ele ctiquetaje
202
otro. Están en la mente de las personas y no en los sig-
nos de los c.extos; se construyen en contextos comunica-
tivos y no existen al margen de la comunicación social.
Incluso instrumentos tan aparentemente fiables o preci-
sos como las definiciones conlienen ambigüedades resi-
duales (Sulton, 1996).
De acuerdo con estos planteamientos, e l lenguaj e
debe jugar un papel central -y no lateral o marginal-
en el aprendizaje de las ciencias. Aprender ciencia signi-
fica aprender a hablar y escribir sobre ciencia: e l len-
guaje que sirve para inteq)J'etar y etiquetar los hechos
científicos es el propio aprendizaje científico. En conse-
cuencia, el a lumnado ha de poder usar el lenguaje con
estas dos funciones para poder explorar e interpretar los
hechos extemos y para poder ~rnnsmitir de manera ob-
jeüva sus representaciones a la comunidad. Véase La. es-
critura científica (pá.g. 387).
3.4.3. Práctica
203
gación, objetivos, métodos de trabajo e hlpótesis),
regislrativas (anotar observaciones), epistémicas
(sistematizar resultados, elaborar interpretacio-
nes) y comunicalivas (transmitir la e,'<periencia
realizada).
y
• Bean, Drenk Lee (l 982) propone n microtemas de
compos ición para facilitar la integración de las activida-
des de escritura epistémica en el ritmo habitual de cada
clase y para fomentar el desarrollo de habilidades de
pensamiento:
204
de física no emendían conceptos básicos como
peso, masa. y velocidad, a unque fueran capaces de
repetir las definiciones que daban los manua les.
Para conseguir que adquiriesen estos concept.os,
disefiaron una actividad en la que los aprendices
asumían el rol de Doctor Ciencia, que era el cien-
tífico encargado de responder a las dudas de físi-
ca que planteaban los lectores de una revista lla-
mada Ciencia prácNca, en la sección Buzón. Una
de las dudas a las que tenían que responder era
un problema contextua.lizado en un pm1ido. de
baloncest.o (canasta, balón, velocidad de enceste)
y requería utilizar los conceptos físicos citados,
pero Jos alumnos los tenían que explicar con sus
propias palabrns y en una catia breve.
• Transferencia. de da.tos de gráficos a escritos. Varios
autores (Hayes, 1996; Borsese, 1997) destacan la
interrelación entre códigos verbales, no verbales
(gráficos, esquemas, diagramas) y sistemas for-
males (formulaciones químicas, lógicas, etc.) de
representación del conocimiento científico. Una
actividad provechosa consiste en «traducir• o
transferir información de un sistema a otro, sobre
todo hacia el escrito, que es la formulación más
natural. El a lumnado puede redactar breves ensa-
yos, descripciones o comentarios de tablas de ci-
fras, pirámides de edad, mapas de relieve odia-
gramas de flu.jo.
205
4
¿CÓMO EVALUAR?
207
procedimientos evaluativos para decidir cómo se trabaja
en el aula - ¡cuando tendría que ser al r evés!-, de ma -
nera que la clase se puede convertir en la «preparación»
o el «entrenamiento» para la prueba fina l. As í, los test de
elección múltiple sobre gramática conducen a una ense-
ñanza atomizada, ~entrada en el estudio y la práctica de
las reglas del sis tema lingüístico; mientras que el proce-
dim iento de la carpeta fomenta la pr áctica globa l de la
com posición y pone énfasis e n el proceso.
Para termi nat~ quizá pocos as pectos de la enscti an>.:a
han sufrido - y está n sufriendo- tantos cambios. De los
angus tiosos exámenes finales, memorísticos, individua-
les y cuantitativos, relacionados con el aprobado o el sus-
penso (y con pasar de curso y obtener certificados y re-
conocimien to social) avanzam os hacia una práctica más
formativa, nota blemente heterogénea, autodir igida, que
presenta obj etivos, instrumentos y criterios variados y
adaptados a cada con texto.
Por todas estas razones, este capítulo sobre evalult-
ción tiene u na extensión considerable y aspira a ofrecer
u na vis ión de conjunto. Describe el e nfoque forma tivo
de la práctica evaluadora y trata por separado los pri nci·
pales instru mentos para llevada a cabo.
208
cintos procesos implicados en la composición para pro-
ducir un texto en una situación comunicativa determi-
nada. Aquí la evaluación analiza y valora la calidad del
producto final, el tipo de respuesta obtenida de la au-
diencia; Jos conocimientos lingüísticos que demuestra
tener el autor; Ja eficacia de Jos procesos compositivos
usados; los hábitos, acthudes y habilidades que muestra
el aprendiz.
209
ejercicios, si ha adquir ido unos determinados conteni-
dos), deberían considerarse secundarios. Quizá la mejor
formulación de este objetivo sea la de fomentar conductas
autorregulativas, que permitan al aprendiz guiar autóno-
mamente sus procesos de aprendizaje y de composición.
La a.utorregulacíón exige del sujeto un amplio espectro de
conocimientos y habilidades: un grado mínimo de meta-
conciencia sobre todo el proceso, un dominio li ngüístico
de ter minado o habilidades para diagnosticar y refornm -
hlr de.s ajustes en los procesos.
Este planteamiento se opone a la evaluación sumativa.,
que pone énfas.is en el resultado fi nal de la actividad edu-
cativa y que busca obtener información para tomar deci-
siones. Al contrario, la evaluación formativa tiene en cuen-
ta todo el proceso educativo, desde el principio al final,
con el propósito de mejorado. Es más cualitativa que
cuantitativa, busca comprender el objeto evaluado más
que medirlo, y utiliza criterios variados y adaptados a cada
contexto y aprend i7..
La declaració n de principios sobre evalu ación de la
escri tura (NCTE, 1995), que he mos citado a l inicio de
este capítulo, incluye una lista de fundamentos básicos
para entender y usar la evaluación desde una óptica
er:ninentemcn te formativa, algunos de los cuales topan
frontalmente con a lgunas de las prácticas más extendi -
das en nues tra comunidad. A co ntinuación re produci-
mos los más re levantes y los relacionamos con o tras
fuentes: ·
210
texto y ca<la grupo de aprendices requieren pruebas y
criterios particulares; la mejor evaluación es la más local
(llibai;, 1997. pág. 153).
2. ~El lenguaje es social por definición. Las activi-
dades que aíslan al estudiante y que prohíben el diálo-
go y la respuesta con interlocutores contradicen la ac-
tual inves tigación cognitiva y psicológica sobre el uso
del le nguaje y sobre el beneficio que produce la inte-
racción social duran te el proceso de composición; tam-
bién se alejan de las práct icas didácticas habitual es de l
aula.•
Los tradicionales exámenes individuales, con tiempo
controlado y recursos limitados - con la consabida ten-
sión y angustia- carecen de correlación en Jos usos es-
critos corrientes, que suelen fomentar la cooperación
entre colegas. que presentan menos restricciones tempo-
ra.lcs y que permiten el uso de todo tipo de recursos (or-
denadores, diccionarios, manuales). En la vida real, ne-
cesitarnos mucho más de una o dos ho.-as para producir
el tipo el e escrito que pide una prueba.
3. •La destreza individual de escribir es la suma de
una diversidad de habilidades usadas en varios contextos,
y la capacidad individual varia sin uniformidad [ ... )
Nunca un único escrito, aunque se haya producido en
inmejorables circunstancias, puede servir como objeto
de evaluación de la "capacidad general" de composición de
una persona.•
Weir ( 1993, pág. 134) y Grabe y Kaplan (1996, pág.
41 4) coinciden en esta afirmación. Variables como el
conocimiento del tema o de l g6nCl'O de un escrito tienen
notable influenc ia en la calidad final d el texto que pro-
duce el aprendiz, por lo que la evaluación basada en un
solo escrito está sujeta al azar de dichas variables: si los
alumnos conocen el terna o el género del escrito que de-
ben componer conseguirán mejores textos que si no lo
conocen. Por otra parte, las circunsr.ancias ambientales
<;le cada situación de escritura (horario en que se escri-
be, lugar. recursos, etc.) tambi6n inciden en el resul ta-
do. Para corregir estas desviaciones se aconseja tener
siempre en cue nta varias mues lrns de la producción del
alumn ado.
211
4. •Leer - y también evaluar, puesto que es una fonna
de leer- es un uso lingill~tico socialmente contextualiuulo
como cualquier otro. Lo que un lector interpreta y evalúa
en un texto particular depende de la forma como su pro-
pio uso y conocimiento lingüislico han sido modelados,
además de los propósitos específicos con que lea el tex-
to. • Ninguna valoración puede ser nunca absolutamcnLe
objetiva, puesto que depende de contextos part iculares y,
en consecuencia, parece más honesto que el lec tor (exa-
minador, doceDte, compañero) reconozca sus puntos de
partida (programa educativo, objetivos, opiniones sobre
la escritura, gustos) y los comparta con el alumnado y la
comunidad escolar.
Dicha consideración cnrronca con la primera y con la
necesidad de adaptar los recursos y las técnicas cva lua-
doras a cada contexto. También coincide con la opinión de
Grabe y Kaplan ( 1996, pág. 421) sobre la complej idad
de la tar ea de composición, sobre las limitaciones inhe·
rentes que tiene, en consecuencia, cualquier interno de
evaluarla y sobre la neces idad de adoptar una postura
humilde [sic] al respecto.
5. •Úl· evaluación tiende a dirigir la ped.agogfa. Por
esta razón, las evaluaciones deben mostrar "validez siste-
mática": deben animar las actividades de aula que anno-
nizan con lo que la práclica y la investigación han de-
mostrado que son buenas formas de enseñar a escribir y
de conve rtirse en escrito1; ( ... 1Los métodos usados pt1ra
evaluar modelan. lo que los aprendices creen que es escribir.
Si se les pide que produzcan un buen escrito en un pcrío·
do dctem1inado de tiempo, a menudo concluyen qoe todos
los buenos escritos se generan bajo estas condiciones.•
Eri consecuencia, las prácticas evaluadoras no sólo deben
ser tan parecidas como sea posible a las tareas COtTientcs
de composición que se realicen en clase, sino que deben
integrarse en ellas de modo natural a lo largo de las se-
cuencias didácticas (Ribas, 1997, págs. 137, 153).
212
• tener objetivos claros, comprendidos por todos los
participantes;
• basarse en varias producciones del aprendiz, pre-
feriblemente durame un período de tiempo;
• animar y mejorar las prácticas didáct icas,
• y fundamentarse de manera sólida en las últ im as
investigaciones en aprendizaje lingüístico.
213
4. 1lu10evalua.ción. El aprendiz controla autónoma.
mente su proceso de composición con algún tipo de ayu-
da externa (guión, pauta).
5. Observación de aula. Docente o alumnado obser-
van y toman notas de la conducta que desarrollan du .
i:anre la composici,ón.
6. Corrección escrita. El docente recoge los escritos
del alumnado durante el período instructivo, los c011·ige
fuera del aula y los devuelve anotados y valorados.
7. Prueba. El docente (o una institución diferente del
ce ntro escolar) prepara, administra, corrige y valora un
ejercicio esc1;to, más o menos desvinculado de la ac{jvi-
dad educativa del aula, para medir las capacidades es-
critoras del aprendiz. Podemos distinguir las pruebas de
pcqueí'la escala (el docente evalúa a un individuo, un
grupo. varios grupos de u n centro) de las de gran escala
(u n cuerpo de expertos evalúa las capacidades de parte
de la población); las de pequeña escala tienen rasgos en
común con la técnica anterior.
8. Carpeta.. El aprendiz presenta para los escritos (se-
lección o totalidad, versiones finales y/o intermedias)
que ha realizado d urante un determ inado período. El
docente (y otros examinadores) los valoran.
214
Pt"<:>«dimicnto$ dt'l: fl~'" lu oclón
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215
ced imícntos pueden usar algún tipo de pautas, pero sólo la
cooperación entre iguales, la tutotia y el comentario ma.
gistral basan su acción en el diálogo. Los interrogantes su-
gieren usos posibles, aunque quizá poco habituales.
El quién analiza a los protagonistas del procedimien-
to. MienLras que ~n los cuatro primeros la interacción es
clara. e n los últimos hay varias conductas posibles. La
carpeta y Ja observación en el aula son Lécnicas abiertas
que se pueden aplicar de diversas maneras . La selección
de escritos de la carpeta la puede realizar el autor, con la
ayuda o no de compañeros y docenLe, o puede estar pre.
dctenninada por el profesorado. La observación también
la puede realizar alguien diferente del docente (compa-
ñeros, evaluadores externos), aunque no sea habitual , y
aparte del uso que se haga de los datos obtenidos.
f inalmente, el dónde distingue los espacios del ccnLro
educativo (aula. biblioteca, sem inario, sala de estudio) de
otros lugares (casa del autor, cenLro de evaluac ión). Los
proccdimienLos intracompos it.ivos y orales se realizan en
el aula o en el centro. m ientras que los poscompositivo~
escritos se formulan fuera del mismo. En conjunto, la ta-
bla también muestra que algunos procedimientos (tuto-
ría, carpeta) son bastante flexibles y se pueden usa r de
distintas formas. Al contrario, la c01Tección escrita y Ja
prueba tienen rutinas más fijadas.
A continuación desarrollamos con más detalle algu-
nos de estos procedimientos, que consideramos más re-
levantes. En otro lugar (Cassany. 1993) nos hemos refe-
r id o al comentario magistral y sobre todo a la corrección
escrita. que son las dos técnicas más usadas en los cen-
tros (véase pág. 120). En el apartado Pautas nos referi -
mos brevemente a Ja autocvaluación. En Parrillas de ob-
servación (véase pág. 301 ) se comentan ejemplos de
pautas para obsen•ar tareas compositivas.
216
particularidades de la comunicación escrii.a. Pero tanto
Jas concepciones previas que tiene el alumnado como las
habilidades pragmáticas y discursivas que requiere ese
tipo de revisión exigen que haya un aprendizaje formal y
específico de las técnicas de l·evisión entre compaiieros.
Formar a los aprendices como revisores cooperativos y efi-
caces de escritos se convierte, así, en un objetivo básico de
la clase de composición.
217
su lexto oralmente ante el lector; uno o var ios de los par-
ticipantes pueden inhibirse de la tarea o incluso •ausen-
tarse mentalmen te>; se pueden generar actitudes crí(jcas
o claramente negativas respecto a algunos co mpafieros,
a s us textos o a Ja misma actividad - los adolescentes
pueden ser a vec(;'s muy crueles-. Resumie11do, estas
conductas demuestran que, aunque la actividad p ueda
ser provechosa, presenta dificultades de aplicación.
218
más lectores entienden de varias maneras el mismo texto.
Tanto el apx·endiz autor como el aprendjz lector que dialo-
gan comprueban así que los significados se construyen di-
námicamente en la mente de las personas. a partir de sus
conocimientos previos individuales, y que escribir y leer
un texto no son procesos matemáticos. En definitiva, Jos
aprendices descubren que la comunicación escrita sufre
pérdidas de información, que el autor difícilmente tiene el
control tota] sobre el proceso, o que resulta mucho más
costoso identificar y con·egir un malente1idido escrito que
uno oral. La revisión entre iguales facilita Ja toma de con-
ciencia de estas limitaciones y ofrece ejemplos y modelos
pam aprender a autorregular con más precisión los proce-
sos comunicativos. Para aprendices y docentes, es un au-
téntico privilegio poder expe1imentar en vivo y en público
lo que habitualmente ocurre en privado.
219
4.3.2. Ideas y habilidades previas
220
• no está acostumbrado a leer textos auténticos e im-
perfectos de compañeros, porque suele leer modelos ejem-
plares deliteratum o fragmentos del libro de texto, siempre
iJnpresos.
• Habilidades en la comprensión/interpretación de
escritos
Comprensión del escrito. La lectura de escritos de
compatíeros presenta algunas partic ularidades respecto
de las habilidades generales de comprensión lectora:
221
• La lectura de borradores con tachaduras y rectifica-
ciones puede ocasionar dificultades por falta de cos-
tumbre: el aprendiz escá habituado a leer tipograf(.
as impresas en libros de te-'<to, carentes de errores, y
tiene poca práctica en descifrar manuscJitos inaca-
bados, a menudo redactados con caligrafías perso-
nales. ·
222
del escrito, con pocas variaciones, o la dt: aprowchar las
exp1·esiones que usó previamente otro compañero. sin
poder añadir nada nuevo. Por ejemplo, ayuda poco a cin
autor que su lector despache el comentario con un s i m-
plc • me ha gustado mucho• o •es muy interesante• que
pueden ser gra tificantes, pero aportan muy poca info1·-
mación.
223
• Dirigir el tema de discusión hacia los intereses
personales, poner énfasis en subtemas específicos,
introducir cuestiones nuevas, cortar las repeticio-
nes, etc. Al i nicio del intercambio, es interesante
ceder voluntariamente al lector la iniciativa de
elegir temas de comentario, porque la elección
que baga ya es significativa para ·el autor. Éste
p uede preguntarse: ¿Por qué se han fijado en X y
no en Y, que es lo que yo había. pretendido?
• Saber preguntar; saber hacer preguntas indirectas
que escondan las ideas del autor: ¿Cómo te has sen-
tido? en vez de ¿Parece que te has divertido leyendo
este fragmento?; evitar preguntas desviadas o 1.en-
denciosas del tipo: ¿No crees que este párrafo es
algo confúso?, que ofrecen demas iadas pistas sobre
las expectativas del autor, e tc.
• Identificar los implícitos de las respuestas y pedir
aclaraciones; por ejemplo: ¿A qué te refie1·es cuando
dices que el texto es frío?, ¿por qué no has dicho
nada de la primera. parte?
• Ofrecer respuesta (feedback, retroalimentación} con-
tinuada al interlocutor que habla con aseveraciones
no verbales (mirada, gestos, movimientos ve11icales
de cabeza), manifestaciones paraverbales (ajá, s{}. O
saber dar réplicas de continuidad a los comentarios;
por ejem plo: ¿De modo que tuviste que releerlo?, ¿y
dijiste que no estás de acuerdo con esa id.ea?
224
(puede se1· que rne equivoque... , si no me engaño ... ). Al
contrario, las cond uctas que el interlocutor puede per-
cibir como agresivas son expresar la opinión de modo
di recto (es demasiado breve, no me ha gustado), noma-
tizar los juicios de valor (es incoherente, contiene mu-
chas faltas), no aportar razonamiento (es incoherente,
contiene muchos errores) o usar un lenguaje excesiva-
mente vu lgar (es un desastre, es una birria.; es gua)> co-
jonudo).
Al carecer de experiencia de revisión entre compañe-
ros, y por extensión de valoraciones cruzadas entre igua-
les, los aprendices desconocen el uso de estas fórmulas,
presuponen que no es posible expresar de terminadas
opiniones sin molesi;ar al interlocutor y acaban sintien-
do miedo o recelo de la revisión. En estos casos una
reacción habitual es la inhibición absoluta, el silencio, o
el refugio en comentarios estériles o vacíos (opiniones
neutras como: •ES muy ameno, trata de un lema intere-
sante•). Por esta razón es fundamental que los aprendi-
ces cono:tcan y usen las fórmulas de cortesía, que apren-
dan a hablar de cuestiones delicadas o comprometidas
sin entrar en confrontaciones y manteniendo la cordiali-
dad.
225
Destreza de la revisión entre iguale.s
226
del autor; Lextos previos) o ayuclal'les u inferir los implí-
citos. Respecto a las habilídades ele verbalización, se
pueden rcali?.ar ejercicios de paráfrasis, reformulación y
síntesis oral, al margen de las tareas de revisión, que fo-
menten la generación del vocabulario personal de cada
aprendi.t para referirse al escrito leído.
• 1\1rnos ele habla. Para facilitar el desarrollo fluido
de la conversación se pueden usar:
227
los puntos más importantes que quiere comentar. Se
pueden usar paul.as preelaboradas de revisión (véase
Pautas, pág. 241 ). Por otra parte, se pueden realizar ejer-
cicios orales específicos para aprender a negociar l.emas
o a conduci r una conversación - al margen de las tareas
de revisión- , como a lgunos dramas (véase Maley y
Duff, 1982) o diá)ogos dirigidos (véase Bordón [adapt.].
J 99 1).
• Cortesía. Dos de los recursos más útiles son las
normas y los modelos:
228
4.3.S. 1ípos de respuesta
229
• Compartir sin respuesta. El autor lee en voz alta
su texto al compaficro. Le sugiere: Puedes sencillamente
escuchar mi texto y disfrmarlo, s'in decir nada. Los auto-
res argumentan que escucharse a uno m isr.no orali7.ar el
texto an1.e un comparlel·o ya es una situación que perm ite
aprender. Freedman (1987, pág. 12) sugiere que, en este
contexw y aunque el lector permanezca en silencio, el
aprendiz desarrolla una «autorrespuesta• por la que in-
te1n1mpe la lectura de s u escrito para comentarlo al in-
terlocutor o para identificar problemas en el escril.o. El
s imple hecho de oralizar el texto ante un .i nterlocutor
real perm ite al autor incrementar su conciencia sobre el
lector y poder ver su escrito desde otra perspectiva.
• ¿Qué es lo que no acaba de ser dicho.en el texto?
¿Sobre qué te gustaría seguir escuchando? Es tas pre-
gun tas soo útiles cuando el autor necesita desarrollar o
endquecer su texto; el lector puede a portarle datos para
completar el escri to. Una variación extsema es: Haz su-
posiciones sobre lo que yo tenía en mi menie que no supe
expresar.
• Voz. Preguntas sobre el es tilo, la modalidad y e l
grado de subjetividad: ¿Has1a qué punto escuchas mi voz
en mi escri10?, ¿mi lenguaje es vivo y humano?, ¿quizá
está muerto o es burocrático? ¿Qué tipo de voz escuchas?,
¿límid.a, con(i.acla, sai·cástica, supUcante? ¿Hay otras vo-
ces en el texto, aparte de la mía?, ¿cuáles?
• Películas de Ja mente del lector. Para acceder al
pens amiento del lector puede ser ú til la narrathización
-orali:.:ación simultánea o retroactiva- de sus procesos
de lectura y comprensión de cada apartado del texto. Ex-
pNca con detalle lo que pasa por tu cabeza mientras lees
mi texto, como s i fuera un cuento o una película que se
desarrolla a través del tiempo.
• Desetipcioues metafóricas. Utilizando la metáfo·
n\ como instrumento de verbalización de sensaciones,
describe el tMto corno si fuera. ropa. (una prenda, un Npo
de tela), tiempo (lluvia, niebla, sol), un anfrnal, un color,
una forma, etc . Aparte de aportar puntos de vista creati·
vos, este tipo de preguntas es útil con revisores novatos
que cax·ecen de las destrezas necesarias para aportar res·
p uestas más concretas o desarrolladas.
230
Cabe considerar que aprender a «reaccionar• ante un
texto es aprender a desa11·ol!ar los procesos de compren ·
sión y composición, que son operaciones complejas que
requ ieren tiempo y práctica. Por otra parte, no debemos
olvida1· que la cooperac ión entre iguales puede asu111fr
funciones diferentes a la revisión o evaluación de textos,
como buscar ideas que despu~s se uti li/~'\rán pOr separa-
do o incluso redactar un escrito a cuatro manos.
4.4. Tutoría
231
motivos: una fuerte tradición de enseflanza magistral
ce111.rada en Ja memorización de conceptos, una organi-
zación escolar que presta poca atención a la interacción
privada entre docente y pupilo, y unas ratios de alumna-
do por clase que dificultan que el docente encuentre tiem-
po para ent:revist~rse individualmente con sus alumnos.
Es de lamentar esta situación que impide que los apren-
dices dispongan de u no de los instrumentos más pode-
rosos de aprendizaje.
4.4.1. M:arco
232
Contraste de percepciones entre docente y aprendiz
(Nelson-.Tones, 1983, pág. 11}
4.4.2. Objetivos
233
mientos y desarrollar habilidades. Por eso es más reco-
mendable que el tutor exponga sus impresiones corno
lector real, que oriente sobre Jos puntos oscu ros del es-
c1;to o que facilite recursos para mejorarlo, que no que su-
pervise personalmente su ortografía o que lo califique
como juez o censo_r. Tampoco basta con ofrecer al apren-
di z algunas referencias bibliográficas adecuadas con las
que pueda solventar autónomamente dudas o errores
- aunque puedan también ser útiles: el docente debe im -
jplicarse como inter.locu tor real en la interacción, apor-
tando su expedencia «experta• de autor y lector.
Calabrese (1991, pág. 12) reconoce que muchos apren-
dices acuden a s u tutoría de centro de redacción con la
intención de que el tutor les corrija los e1Tores gramati-
cales que cometieron en su teno, de modo que opinan
que no hace falta estar presentes: bas ta con dejar el es-
crito y pasar a recogerlo más e.arde. Según esta t.utora,
esta actitud revela las pobres concepciones del aprendiz
sobre la composición y la tutoría: cree que lo fundamen-
tal de un escrito es su revisión s uperficial. que la revisión
consiste en una simple corrección de errores locales y, en
e l fondo y en consecuencia, que el responsable de la tu-
toría, de la revis ión y de los errores del texto es el tutor
-y 110 el autor- . Para cambiar esas percepciones, debe-
mos explicar al aprendi z que él o ella es el ónico respon -
sable del texto y que la tutoría, en la que tiene que estar
físicamente presente. es sólo un espacio para aprender a
resolver mejor las exigencias de Ja composición.
No obstante, aunque los objetivos de la tutoría sean
tan amplios y generales, el diálogo se debe centrar en si-
tuaciones concretas y rea les de composición, puesto que
el aprendizaje surge del uso comextualiwdo del lengua-
je. Por este motivo, la tutoría gira habitualmente alrede-
dor de una tarea compositiva. Si el encuentro es más es-
pontáneo (tutori;wción de grupos o consulta individual
en clase), el objeto del intercambio puede ser todavía más
r es11; ngido (negociación de la tarea, duda gramatical).
También ca be distinguir d iferen tes tipos de tutoría, se-
gún se trate de encuentros esporádicos s in continuidad, o
d e un programa organiz.ado y periódico de sesiones; en
este último caso, es posible diferenciar entre tutorfas de
23 4
diagiióstico, de solución de problemas y corrección. de es-
critos (Steward y Croft, 1982, págs. 48-49).
4.4.3. Interacción
235
tros o positivos (asentimientos, imperativos), y deben
animar al aprendiz a expandir su discurso. Incluso los
silencios no se deben interpretar como tensos o pei:judi-
ciales, y el tutor debe evitar la temación de «llenarlos»
con su discurso (Yardas, 1991 ).
Aspectos genemles
Prestar atención a la conducta facial y gestual. El
aprendiz puede expresar no verbalmente sentimientos,
opiniones o ideas que no se atreve a verbalizar por falta
de confianza o de capacidad verbal. El tutor puede utili-
zar esca información si sabe inteivretarla.
En el diálogo oral
• Dar respuesta o feedback no verbal (asentimientos
con la cabeza), paraverbal (ejem., a.já) o verbal (sí, sí, ade-
lante, sigue) al aprendiz cuando está hablando, sin inte-
rrumpirle.
• Formular réplicas y preguntas breves de respuesta
abierta que permitan al aprendiz seguir su reflexión.
Evitar las preguntas de respuesta cerrada de tipo sí o no.
• Intentar concretar y verbalizar -o pedir que lo
haga el aprendiz- los implícitos o las presuposiciones
que dibuja el discurso del aprendiz.
• Dirigir el discurso del aprendiz hacia terrenos vírge-
nes. Po1· ejemplo, si se están explorando ideas, sugérir cam-
pos o categotías que no ha tenido en cuenta; si el aprendi:l
no revisa, preguntarle si lo hace y ayudarle a hacerlo.
• Ayudar al aprendiz a retomar el discurso cuando se
producen intemtpciones de cualquier tipo (teléfono, ruidos,
despistes). El tutor puede recordar el tema de que se habla-
ba o repetir las últimas palabra~ dichas por el aprendi:c.
236
las impresiones que causa. Según Mords (1990, pág. 14)
este tipo de conducta ofrece al aprendiz un sentido real
de audiencia (necesidades, reacciones, etc.) que puede
desconocer.
• Resumir brevemente lo entendido del texto, lo que
se considera más importante.
• Parafrasear con palabras del tutor y diferentes a
las del texto algún fragmento de éste.
4.4.4. ,Vfodelo
237
lnsh:ucció.o éS Co1nentarios
238
Insti·uccioncs Come11ta1·ios
239
lnstn1cciones Comentarios
3ª fase. ·r l·eparación de la
actividad postutorial:
240
2. bl tutor no ·i ntentard trabajar con varias destre-
zas/problerna.s/aspec1os a /.a. vez en una sesión. La capaci-
dad de aprender del a lumno es lim itada, por lo que d ifí-
cilmente podrá comprender y recordar todos los errores
cometidos, si hay muchos, o pod rá aplicar varias técni-
cas a la vez. Al contrario de los hábitos más habituales
(Cassany, l 993a). es más renta ble concentrarse en uno o
dos puntos por tutoría.
3. El tutor infcmnará y formará al avrendiz sobre la
7rresentación de textos (aspectos fo rma.les, bibliografía, es-
tructura). Algunos aprendices pueden presentar bor ra-
dores con fragmentos copiados literalmente -plagiados-
de manuales o aulores conocidos. Muchos aprendices ig-
noran las convenciones de reconocimiento y ci tación de
a utoría: reproducción de citas, bibliografía, referencia
a autores.
4.5. Pautas
241
Pauta de re spuesta de auto r y lector
Autor: ¿Qué pregunla lC guscaría que respondiera tu 1ec:tor?,
¿sobre qué problerna necesitarías una segunda opinic>n? __
242
Gufn de evaluación de rc:s-ún1c nes
'l'ftulo del resumen :
244
Guía para la revi.sión tle textos cxpositl\'OS
No se expresa con claridad cuál Añadir/o!'deoar Mostrar con cl:uidad cuál es la idea más importante
es la idea más importante de nuevo valiéndose de )0$ siguientes medios:
a) redaclándol:i en una oración
b) añadiendo 1nás infon-riación
e) $-h.uando la ideo rnás itnportante en Ja
introducción y en la conclusión
246
comunidad e:.colar, autoridades académicas). :-linguna de
es1as tareas está exenta de dificultad, puest.o que pueden
afectar a decenas o centenares de examinandos -e inclu-
so a varios examinadores, si no es un a prueba pan• un
(lnico grupo-, pueden presentar un alto coste económico
(fotocopias, reuniones), exigen mucha objetividad y de-
ben realizarse en períodos breves de 1iempo.
247
debe usar integradoram(mte, err un único contexto, todo
tipo de elementos del sistema lingüístico. El exarninadot
del test opera directamente sobre las características del
text.o, analizándolo desde los distintos planos. Dicha pro-
puesta se relaciona con el currículum y los enfoques co-
municativos de enseñanza de la lengua, con una concep-
ción más sociocultural del aprendizaje y con una teoría
lingüística más global, que integra las apo11aciones del
análisis del discurso, la prngmátjca o la sociolingüística.
Mientras que las pruebas indirectas disfrutaron de
mucha vigencia durante los años cuarenta y cincuenta,
actualmente preferimos sin duda los procedimientos di-
rectos. tanto en L 1 como en L2. Para Grabe y Kaplan
(1996, pág. 296), existe •un fuerte sentido general de que
las buenas pruebas de escritura deben incluir la petición
de que el aprendiz produzca un texto»; para Kroll (1998.
pág. 220), «pocos en la comunidad docente se sienten hoy
cómodos valorando las habilidades de escritura de un
aprendiz sólo a partir de pruebas indirectas».
La razón fundamental de esta elección radica en el
grado de vtilidez (va.lidi1y} y fiabilidad (reiiability) de am-
bos procedimientos. Decimos que una prueba es vdlida
si evalúa las conductas que realmente pretende medir y
distinguimos varios tipos de validez (Bell, 1981; McDo-
well, 1985; Richards et al., 1992):
248
• Y si la prueba es coherente con la teoría lingüistica
y pedagógica que la fundamenta y, además, con el currí-
culum educativo y con las prácticas de clase, decimos
que t.i ene validez de constructo (construcl validity).
249
c.rínseca). m ientras que la variación de circunsc.a nclas
(lugar, momento, estado de ·ánimo) podría c.ener rnás
incidencia en la tarea de la e.arta.
En definitiva, valide;,; y fiabilidad son conceptos hasta
cierto punto excluyentes: la búsqueda de validez rebaja la
fiabilidad y viceyersa. Con una concepción discursiva de
la lengua y con el objetivo de e\;aluar el uso lingüístico, las
prnebas más válidas son obviamenc.e las que exigen que el
examinando lea y escriba en contextos reales o verosín1i-
les (validez de constructo y de contenido), pero éstas 1.m11-
bién son menos fiables, porque incorporan más variables
de difíci l control. Pues to que actualmente la teoría eva-
luativa considera prioritaria la validez de contenido y de
consc.ructo, preferimos las pi:uebas directas a las indirec-
tas; pero también es cierto que se intenta asegurar un tllí-
nimo de fia bilidad a través de la elección cuidadosa de las
tareas de composición (tipos de texto, tema, extensión, re-
cursos) y de la ela boración de baremos precisos y detalla-
dos de corrección.
Por otro lado, una prueba puede combinar preguntas
directas e indirectas para equilibrar los grados de validez y
fiabilidad. Así, la prueba para medir la capacidad de man-
tener correspondencia comercial podría incorpoxar a la
vez el test de elección múltiple sobre fraseología comercial
y la tarea de responder a la reclamación. Del m ismo modo,
con el objetivo de medir la capacidad de redacción acadé-
mica de un aprendiz, una prueba podría integrar tareas di-
rectas como redactar un comentario de 1.exl.O, resumi r un
artículo breve o tomar apuntes de una exposición (que son
más válidas y menos fia bles). con ejercicios discretos de
respuesta única sobre gramática y terminología específica
de una discipl ina. que son más fiables y menos válidos.
Para acahat; cabe destacar que las pruebas direc1.as o
indireclas pueden tener propós itos distintos. En general,
distingui mos la evaluación o la prueba:
250
glas gramaticales, ti po de texto) que fuer·on objeto de
instrucción d urante un período de tiempo;
• de progreso, que cont rasta el nivel general de do-
minio que presenta el aprendiz después de un período de
i nstrucción, en comparación con pruebas previas equi-
valentes;
• de adscripción (placernent zest), que sirve para si-
tuar a un aprendiz en un punto de una escala predeter-
minada, para ubicarle en un curso o nivel.
• y de competencia (proficiency). que m ide si un
aprendiz posee un nivel estándar prede terminado.
4.6.2. Diseño
El proceso de elaboración·de pruebas directas de corn·
posición consta de distintos pasos que a barcan desde la
formulación de la conducta que se pretende evaluar o de
Jos propósitos de evaluación hasta la valoración de la pun-
tuación obtenida por el escrito de un apr.endiz. Bisquerra
(1 993) y Baker (1989, págs. 80-91) ofrecen modelos alter-
nativos y hasta cierto punto complementarios de este pro-
ceso:
Rcaliución de la prueb~
Comporta1u)cntos tOrmales
i\•fedir el lexto
T:1bla de cspccificacioJlcs
Puütu:i.ción
Objetivos oper~ tivos
Valorar
Con.tJ.i.•e<:ión de la p.ti.tcba
251
Desde la pedagogía por objetivos, Bisquen--a sugiere de.
tenninar los objetivos generales y específicos de la prueba,
y elegir los conten idos de la materia (formas lingüísticas.
tipo de texto) y los comportamientos formales (habilida-
des lingüísticas) que esperamos que realice el aprendiz.
Ambas descripciqnes permiten elaborar la tabla de especi-
ficaciones, que constituye un mapa cómpleto de lo que se
va a evalum; y los objetivos operativos, que son los proce-
dimientos (tareas, ejercicios) con que se pretende obtene1·
los datos. Con la documentación de estas distintas fases se
procede a la construcción de la prneba, que debe ser expe-
l'i mcntada prci~ament.e a su administración real.
Desde los estudios de evaluación de idiomas extranje-
ros, Saker destaca que las pruebas directas surgen de los
usos verbales reales, sin ningún tipo de mediación o trans-
formación, a diferencia de las pruebas indirectas. Según su
esquema, del análisis de la conducta verbal real que se pre-
tende evaluar (por ejemplo, llevar el gabinete de prensa de
una empresa) se eligen las rareas concretas más relevantes
que lo conforman y que se pueden utili7.ar en la prueba
(leer cartas, hacer l·esúmenes de prensa, responder cones-
pondencia, redactar notas de prensa). Ésta constüuye una
especie de simulación del uso real. en la que el examinando
genera el producto escdto, a] que se aplican dos procesos
diferentes y sucesivos de amü isis. En primer lugat; se com-
para con unos crilerios de corrección que permiten obtener
una puntuación objetiva y neutra y que responden a pre-
guntas como •¿es bueno?» o «¿qué nivel tiene?».
A continuación se valora dicha puntuación de acuer-
do con los criterios de va./oración, que incluyen juicios
de valo1; para obtener los resultados finales, que preten-
den responder a cuestiones como «¿es suficient.emente
bueno?• o «¿podría realizar la conducta que pretende-
mos evaluar (llevar el gabinete de prensa de una empre-
sa)?.. La distinción entre medición (measurement) y va-
loración (judgement) permite diferenciar la tarea de
análisis lingüístico del escrito, que suele ser más objeti-
va (¿cuántos puntos tiene según el baremo?, ¿qué e1TO·
res cometió?), de las de valoración final de los datos ob-
tenidos por el análisis,, que responde a decisiones nuis
subjetivas del examinador (¿qué es lo más relevante?,
252
¿qué contenidos se trabajaron en clase y se consideran
imprescindibles?).
En la etapa de construcción de la prueba, resulta fun-
damental elegir con cuidado las distintas variables que
intervendrán en Ja ejecución de la misma, que hacen re-
ferencia tanto al tipo de tarea compositiva que se va a
pedir al aprendiz, como a sus condiciones de elaboni-
ción. El cuadro que aparece a continuación resume estos
puntos.
Sin duda cada una de estas variables incide en la eje-
cución de la prueba y en sus resultados. No es posible
aquí detal lar cada uno de los aspectos; en owo lugar nos
Condiciones de ejecución
• ¿C6 1110 trabaja el examinando? ¿lndividuahncncc •.cn parejas,
en g rupos?
• ¿De cuánto tienlp<> dispone para producir el escr ito? ¿Es s u-
ficiente?
• ¿Dónde lo producirá: en eJ au la, en cas'1, en la biblioteca?
• ¿Cón10 In presenta: rnan uscrito, n1ecanografiado, c1c.?
• ¿Cú1no trabaj<l:' ¿Con rna1crialcs de consulta, cfJn ordenador?
• ¿Qué e.tten.slóu debe tener el escrito? ¿Cuántas p<\labras, Jí-
neas, pán·afos?
253
hemos referido a la extensión del texto (véase pág. 135) y
comentaremos aquí, a tüulo de ejem plo. la elección del
tema. Varias investigaciones citadas por Weir (1993 , pág.
\35) sugieren que la variación en el tema de la composi-
ción. o la incl us ión de a lguna información complemen-
taria sobre el mismo (por ejemplo, textos que sirven de
fuente para redactar) comporta variaciones significativas
en los resultados de una m isma prueba. Así, los exanü-
nandos que tengan la suerte de tener que escribir sobre
temas conocidos pueden obtener mejor calificación que
otros desafortunados, aunque el conocimiento del tema
no sea objetivo de medición (pu nto que delatada un de-
fecto de valide:t de contenido en la prue ba). Pa ra evitar
estos efectos, el mismo autor recomienda eliminar las
opciones o variaciones de tema en las pruebas, que el
t.ema elegi do sea cercano a los exa minandos, o que la
pn.teba incluya un pequeño texto in formativo (un input),
que pueda minimiza\~ s i no neut ralizar, las variaciones
naturales de conocimiento de la población examinada.
254
Ej e111plo de bandas o escalas s i n-tétic<ls u holi:.ticas
255
Ejemplo de bandas o escalas analíticas
Provósito
- El escrito consigue el propósito u objetivo que
pide Ja consigna. 1
- El escrito expresa con clal'idad las opiniones del
autor. 1 2
Sel.ección de la informaciótt
- La tesis se formula con claridad. 1
- Apolta varios argurnenlOS independientes para
fundamenlarla. 1
- Los datos implícitos son fácilmente
recuperables. 1
- No hay redundancia o repeticiones y, si las hay,
están justificadas. 1 4
Estructura
- E l texto contiene varios párrafo~. 1
- Cáda párrafo e-s rnonotemático. 1
- La ordenación de párrafos sigue criterios
lógicos. 1
- El texto contiene las partés conveocionales
del género o tipo en cuestj6.n. 1 4
256
cornbinan vaiios criterios lingüísticos (comenido, es-
tructura, estilo, corrección, ec.c.). Ese.e baremo holístico
se refie.r e a un texto argumentativo y sólo mide la cohe-
rencia discursiva.
Cada banda o franja contiene vai;os criterios (conse-
cución del propósito, selección de datos, organizaciól). de
pán·afos, implícitos recuperables) para describir grados
sucesivos de eficacia o calidad comunicaiiva, que se aso-
cian a puntuaciones del 1 al 5. Habitualmente este tipo
de baremos dispone sólo de escalas cortas de 4 o 6 gra-
dos. Para usarlo. el examinador lee el escrito una o dos
veces y elige, de entre las cinco opciones, la que se adap-
ta a la representación que se ha formado del mismo.
Al contrario, los haremos analíticos aíslan los crite-
dos lingüísticos usados, que se s itúan en diferentes ban-
das y s ubbandas, con títulos y puntuaciones coneretos.
También suelen incorporar una cantidad mayor de crite-
rios y un abanico más amplio de puntuaciones, pero exi-
gen al examinador que analice atentamente el escrito. El
ejemplo de la página anterior sería el baremo analítico
equivalente al antedo1:
También es posible combinar formulaciones analíti-
cas y sintét.i cas en un m ismo baremo, si las necesidades
de la prueba lo exigen. Por eje mplo, es posible evaluar el
conjunto del escrito (registro, corrección, capacidad ex-
presiva) con el sistema sintético y analizar la coherencia
con un baremo analítico como el anterior.
Estos baremos sólo incluyencri1erios d.e corrección para
medir el escrito, sin hacer inteqwetaciones de las cifras
obtenidas, sean globales o parciales de cada banda. Así,
decir que un escrito consigue un 7 y otro un 3, según el
baremo analítico, o que un tercero tiene un 2 de selección
de la información, es una descripción objetiva, exent<i de
valoraciones. De ningún ll)odo debemos entender que el 7
es aprobado y el 3 y el 2 suspensos, aplicando la extendida
presuposición cultural que la frontera del aprobado es el
5. Lo que determi na el •significado» o el valor contextual
de cada cifra son los crilerios de valoración, que dependen
menos de cuestiones lingüísticas y más de factores psico-
pedagógicos y socioculturales. El examinador (docente,
área de conocimiento. institución) debe determinarlos se-
257
gún los objetivos que tenga la prueba y las circunstancias
que concurran en ella. He aquí varios ejemplos de crite.
r ios de va.lora.ción, aplicados al último baremo analítico
con sus justificaciones correspondientes: '
258
bastante más tiempo . Los analíticos también exigen una
formación superior de los evaluadores en los conceptos
que utilice el baremo (coherencia, anáfora, registro),
pero los sintéticos requieren más consenso entre evalua-
dores de una misma prueba, para garantizar la fiabili-
dad intercvaluadora, lo cual también exige formación
p revia. Estas diferencias adquieren importancia cuanto
mayor es la cantidad de escritos para evaluar y menor el
ti empo d is pon ible para hacerlo, y deLermina n que en
el aula el docente prefiera Jos baremos s intéticos.
• Cantidad de inform ac ión. Los baremos analíti -
cos recogen más datos del escrito evaluado, ya que iden-
tifican los aciertos y los errores en cada banda. En cam-
bio, los sintéticos sólo ofrecen una puntuación global
asociada a desc1;pciones estándar que integran criterios
muy diferentes, por lo que es posible que dos o más escri-
tos con una misma valoración numérica presenten aciertos
y en-ores de variada condición. En resu men, las puntua-
ciones sintéti cas son más •Opacas• q ue las analíticas,
que se pueden descomponer y utilizar por pmtes.
Si el propósito de fo evaluación es obtener informa-
ción para diagnosticar las necesidades de aprendi zaje
de un grupo o para elaborar un programa de curso, in-
forma más un baremo analitico; pero e l sintético es igual
de útil y mucho más rápido si sólo se pretende comparar
Ja capacidad de varios aprendices entre sí o con relación
a un nivel predeterminado.
• Grado de s ubjetividad. Los baremos sintéticos pa-
recen más subjetivos que los analíticos, puesto que se ba-
san en la apreciación general, «i rnpresionista• y rá pida
del examinador (Reíd, 1993, pág. 238; Kroll , 1998, pág.
226). Además, mientras que los analíticos se basan en he-
chos língüísticos empíricos (anáforas, coherencia, es-
tructura de cada tipo de texto), los disti mos grados o des-
cripciones de un baremo sintético son ficticios, ya que no
corresponden a ningún nivel o grado real de dominio de
la esclitura. Esta falta de fundamentación empü;ca favo-
rece que las valoraciones de cada examinador dependan
más de sus ideas personales y que el riesgo de desviaci611
sea mayor. Para asegu rar la fiabilidad de Ja con ección,
varios manuales recomiendan sociali zar los 1·esultados:
259
que dos examinadores diferentes conijan cada texto y ne-
gocien una única calificación final, basada en la aprecia -
ción de ambos, o que el conjunto de evaluadores explici-
te previamente sus puntos de vista y establezca una base
compar tida (criterios, forma de proceder).
• Grado de fiabilidad. Al distinguir per fectamente
c1iterios y bandas, los hare mos analíticos añaden com-
plejidad a la tarea evaluativa, incremema11 la posibilidad
de desviación del evaluador. e incluso tienden a perjudi-
car al aprendiz. No siempre es fácil decidir en qué banda
debe con tabilizarse un determinado hecho; por ejemplo,
dado un en consecuencia a principio de párrafo que de-
bería ser un u causa de, es posible atrib uirlo a coheren-
cia., porque afecta a la estructura de los párrafos; a cohe-
sión. porque también es un conector supraoracional, o a
normativa o sin.ia.xis , ya gue se trata de un hec ho grama-
tical. Aparte de que examinadores diferentes d iscrepen y
lo atribuya n a distin tas catcgor.fas, tampoco sería extrn-
ño que alguno lo contabilizara dos o más veces en dis-
tintas bandas . Reducir las posibilid ades de desviación en
este tipo de situaciones exige una formación mayor y
co.nsensuada del equipo de evaluadores.
• Escritos en L2. Los baremos analíticos son más
útiles para evaluar L2, porque per miten identificar con
precisión los conocimientos y habilidades de un redac-
tor (Weit; 1993, pág. 164; Kroll, 1998, pág. 227). Es habi-
tual que un redactor en 12 tenga grados de co11ocimiento
y habilidad notable mente diferentes en distintas bandas;
por ejemplo, que domine los aspectos de coherencia,
porque los transfiere de su Ll, pero que tenga graves di-
ficultades en sintaxis o léxico. Los ba remos analíticos
identifican es tas variaciones, mientras que los sintéticos
las esconden en su valoración global.
260
el más local, diseñado para un grupo reducido de apren·
dices y u na única tarea. Por esca razón Baker ( 1989, pág.
8 7) da estos dos consejos para elaborar baremos: que los
crile,;os sean relevantes para la conducta lingüística ob-
jeto de evaluación y que la descripción de cada CJ;tcrio
sea opcraLiva para que el examinador lo pueda usar con
facilidad y rapidez.
261
suficiente o de poca calidad, que la prueba carecía de va-
lidez de contenido o que era demasiado difícil.
262
goría del etTor, el nivel y el curso del aprcndi:1:, el trabajo
realiwdo e n clase, etc.
263
4. 7. Carpetas
4. 7. l . Variables e implicaciones
264
te eJ curso, fuera o dentro de clase? ¿De qué tipo? ¿Debe
haber a lgún tipo de presentación o justificación? ¿Sólo
deben incluirse versiones finales, o también producciones
intermedias?
De acuerdo con Grabe y Kaplan (1996, pág. 41 4), las
carpelas de evaluación a gran escala suelen predetermi-
nar la cifra y el tipo de textos que el aprendiz debe pre-
sentar. Por ejemplo, der.e rminan cuánlos textos, de qué ex-
tensión y de qué género, así como si deben haberse
elaborado en clase o fuera de ella. 1¿1mbién es corriente
que la selección de texlos se complcn:iente con documen-
t.os justificativos: u n índice general, una autovaloración
personal o una presentación de cada escdto (cover letter),
que explique sus rasgos y razone su elección. En cambio,
las carpetas de clase pueden ser más a bierlas, dejar libre
la elección de textos e incluso inclu ir las producciones in-
termedias o los trabajos escri tos (mapas concep luales,
apuntes) que no consr.ituyen aulénticas composiciones.
Las implicaciones de las variables anteriores afect.an
a los objetivos evaluativos y su grado de validez y fiabili-
dad. Cuanto más controlado o predeterminado sea el
contenido de una carpeta, más fácil resulta luego esta-
blecer crilerios homogéneos de análisis y obtener valora-
ciones fiables, pero también pierde validez de contenido,
ya que el aprendiz asume menos responsabilidad y tiene
menos pos ibilidades de mostrar la r iqueza de su trabajo.
• Baremos y valoración. ¿Cómo se evalúa la carpe-
ta? ¿Un único examinado.t; el propio docente. puede va-
lorar con precisión un número impor tante de carpetas?
¿Hasta qué punto debe tener el aprendiz posibilidades
de a ulon-evisión de sus textos?
Cuando la carpeta se usa a gran esca la se establecen
con antelación los criterios de evaluación y la forma de
proceder. Respecto a los criterios, se suelen basar e n
los tipos de texto prede terminados y se organ izan en
forma de baremos escalares parecidos a los usados e n
pruebas. Para reducir la subjetividad del evaluador,
puede n arbitrarse varios sislemas: dos personas valo-
ran por separado cada carpeta y co ntrastan s us opinio-·
nes; los docentes se intercambian enlre sí las carpetas
del alumnado, e tc. También es habitual que la carpela
265
contenga un texto de aula (redacción, ensayo), realiza-
do en condiciones de examen, con limitaciones en la
posibilidad de revi.si.ón y ayuda exlerna, para verificar
e l grado de autenticidad de los textos presentados por
el aprendiz.
Cuando la carpeta se utiliza a pcqueí\a escala, el
a lumnado puede panicipar en la elaboración de los cri-
terios de valoración a principio de curso; además, éstos
pueden variar a lo largo de las clases y las tareas, a me-
clida que también cambian las percepciones que liene el
grupo de la esctitura. Los aprendices pueden actuar como
examinadores parciales de fas carpetas de sus compa-
fieros, en actividades de coevaluación e .i ntercambio en
clase.
• Uso formativo. ¿Cómo se puede usar la carpeta
más allá de una evaluación final sumativa? ¿El aprendiz
puede aprovechar su carpeta como fuente de ideas y tex-
t.os reutilizables?
Cuando la carpeta se uliliza de modo formativo en si-
tuación de aula, ejerce funciones variadas:
266
fas producciones del aprendiz se convierte en
un espejo y u n archivo de su act.ividad escrito-
ra, en la que se p ueden hacer sucesivos análisis
y diagnósticos.
267
• La carpeta también tiene más validez de construc-
to que Ja prueba: es más coherente con las teorías lin-
güísticas y psicopedagógicas que proponemos en este
manual. Entre otros motivos:
268
sea una carpeta, más difícil n.,sulta establecer
comparaciones y equ ivalencias .
• Requiere mecanismos más complejos y costosos
de corrección, para garantiz ar la fiabilidad in-
terevaluativa: que varios examinadores corrijan
cada carpeta, que cada examinador disponga de
más tiempo para lee r y anaJi:lar u na ca n tidad
de textos bastante más elevada que una prueba,
etc.
269
Reglas de la carpeta
270
prensiva. El docente -o el propio autor, con o sin la ayu-
da de compafiel'OS- •observa» las carpetas para enten-
der mejor la conducta escritora del alumnado y, a conti-
nuación, para mejorar la actividad educativa. Entre
otros aspectos, los examinadores de carpetas:
4.8. Resumen
27 1
Crite1ios pal'a evaluar la carpeta
272
conviene actuar con cautela: además de explicar y justi·
fica1· cada una de las práclicas que se van introduciendo,
conviene proceder paso a paso. partiendo de las pro-
puestas más afines a lo conocido para avanzar hacia las
novedosas.
El esquema de la página s iguiente muestra varios ni·
veles de desarrollo de la evaluación. para orientar a.l do·
cent<:: que quiera mejorar su actividad en el aula. Parte
de las propuestas más corri entes, centradas en una con·
ccpción hctcrodirigida y escrita de la evaluación, y avan-
za hacia las más democráticas, autodirigidas y orales.
En resumen, el primer objetivo corresponde a la eva-
luación de corrección escrita, en la que el docente revisa
todos los e1Tores de todos los escritos del aprcndii. Des·
pués de transferir la responsabilidad de la evaluación de
la composición a su autor (2° objetivo), de ampliar el
campo evaluativo a Ja composición (3° y 4°) y de fomen-
tar fo au l'oevaluación (5°), llegamos al nivel final ele au-
torregu lación, en el que la rnis ma operación de evalua-
ción se convierte en objeto ele negoc iación entre docente
y grupo clase.
273
Objcfo·os Técnicas y didáctica
274
5
ACTIVIDADES
nempo: ~.\proxin1ación
al tiernpo que requiere y al J1)0·
mento del curso e n e l que puede re<.dizarse.
275
5 .1. Generales
.. ..
" Reflexionar sobre Ja pre 1>arací6n personal
l!>bJ~lí'\'0:"' ..
para la redacción: sohre. la adquisición del có~
.
.·;
·. digo escrito y sobre los hábi(Os de con1posi-
;,;
~·: . ción.
Tarea: ·
..., Leer cuatro perfiles de escl'itores y elegir el
..;:::,, •, que se asemeje al personal.
;.
Niveles: . Todos a paflÜ' de secundaria.
,,
1'1.empo: 20'-40'. A pr incipio de cu1'So.
Procedim ienlo
Material
Test
276
Ttstanislao Estefania
Estchnn Estrella
277
Esteban Estrella
Para escribir se concentra to· treii, ,/e.scifras lo que diceu fas letra.'>
talmente en la co1Y1posición y re· de u n cuento, o te inventas u 110
<lacta a <.:hor ro. con facilidad, si.n nuev,>.
ha<.:er bol'radores y sJ11 parar para Sus anligos y sus profesores
.r eleer'. Sólo relee lo escrito 1nu. encuentran pocos errore.s ~n $Us
cho tie1npo desp\1és de haberlo textos, pero eso no significa que
pl'od ucido, cuando 110 lo recuer. ella no tenga dudas. Lo que pasa
da. Opina: Cua.ndo llega la it1spi- es que eslá a<.:0Stu1nbr;:1da a traba.
ración. no puedes pararte a pensar jar y no es pere%.osa s i ti~ne que
o a rev1~'>a.r. ¡E'l ar1e no espera! Sus consultar el diccio11a1'io o una
amigos, q ue a veces tienen q ue gnnnática. A<le1nás, al ceoer la
leer sus textos, no sien1pre disfru· .i:naHía de elahol'ar uno o dos ho.
tan con ellos. En cambio, 61 <.:st.á rradores de cada texto y de f·cleer
encantado. y c.orl'~girlos va.1ia.s veces. se Ji; es-
capan pocos en·ores.
Com.emarios
El test parte de la hipótesis (Krashen, 1984, pág. 29)
de que la práctica de la escritura exige, como mínimo,
conocimientos sobre la forma lingüística escrita (estruc-
tura del texto, cohesión, fraseología, ortografía), deno-
minados competencia o adquisición del código, y habili-
dades cognitivas parn componer el lexto (generar ideas,
organizarlas, revisar), denominadas actuación. o proce-
sos de composición. Siguiendo con esa distinción, el per-
fil de estos cuatro prototipos, forzosamente esque máti-
cos, responde a esta tipología:
278
Estrella es la única escritora compec.ente porque ha
adquirido el código escrito con la lect ura continuada y
porque ha desaiTollado sus procesos cognitivos de compo-
sición. Esteban, el aspirante a literato, también tiene inte-
tiorizado el código, pero sus esc1itos resultan poco elabo-
rados y pobres. Al contra1io, ni a Estefanía ni a Esteban les
gustu leer, de manera que padecen imrortantes lagunas c11
su conocimiento del código escdto. Estas se manifiestan
en forma de incorrecciones y errores lingüíst.icos de tod o
cipo. Además, Estanislao tm~poco ha desarrollado las es-
trategias de composición de munera adecuada.
El test pennicc analizar de manera global y simple el
escilo individual de expresión escrita, desde los hábito~
de composición hasta las actitudes o las reacciones que
tienen los lectores de los textos del aprendiz. Se puede
utilizar a principio de curso como instrumento de refle-
xión. La segunda pregunta es útil para iden!.ificur com-
portamien tos que no quedan reflejados en los cuatro
modelos.
Tiem¡>O: 30'·60'.
279
Procedimiento
1'vtaterial
Test
1) Buscar modelos:
a) Antes de empezar a redactar, siempre busco y leo
textos parecidos al que tendré que escribit:
b) Algunas veces busco modelos, cuando tengo que
escribir algún texto que no conozco.
c) Nunca busco ni leo textos que pueda usar de mo-
delo.
280
3) Buscar ideas al principio:
a) Apu nto las ideas tal como se me ocurren .
b) Apunto las ideas primero para mí, con mis pahi -
brns, y después busco la mejor forma de explicar-
las a los lectores. con sus palabras.
c) Apunto las ideas directamente con las palabras y
las expresiones que puedan entender los lecto res.
4) Hacer borradores:
a) No hago borradores; escribo direc tamente en la
hoja fi nal y corrijo en ella con corrector líquido.
b) Hago un sólo bo1Tador del texto, que corrijo antes
de pasarlo a limpio.
e) Hago va rios borradores que corrijo varias veces,
según la dificultad del texto.
281
8) Escribir una idea:
a) Frecuentemente reescribo una idea de maneras di-
ferentes, cambiando palabras, puntos de vista, tono,
etc.
b) Algunas veces reescribo una oración, cuando no
me gusta la primera versión.
c) Casi nunca modifico la primera versión de una idea
y, si lo hago, es para corregir sólo alguna falta.
9) Escribir en circunstancias diferentes:
a) Siempre sigo los mismos pasos en el proceso de
composición: generar y ordenar ideas, redactarlas
v revisarJas.
b) ·Í'.Jo siempre sigo todos los pasos, pero mantengo
siempre un mismo proceso de trabajo.
c) Adapto mi forma de redactar a las circunstancias
de cada momento.
Suma parcial:
Stnna total:
282
La máxima puntuación es 60 puntos, que COn'espon-
de a un redacto•· experto o competen.te, y la mínima 20
puntos. referida a un redactor aprendiz:
Comental'ios
283
boración frecuente de borradores, con tener conciencia
sobre el destinatario del escrito, con la revisión profunda
del contenido, etc. Por supuesto, no se trata de un insti"\J.
meneo fiable o preciso para valorar o clasificar las des.
trezas de los aprendices, pero sf de una herramienta di.
dác1jca para explorar sus hábitos y sus actitudes. En el
apartado de conientario de la s iguiente actividad, que
trabaja sobre los mismos dalos, se ofrecen eJqilicacioncs
que también se pueden aplicar e n este ejercicio.
Procedimiento
2$4
Material
Afirmaciones
"'•'
o. Un.la escritor/a escribe literacura de creació.n: ,;'.•>'..-. lo:?
t> '•'.
novelas, cuentos, poen1as. i"·:: V ,
Comentarios
285
Afirmaciones ~::;¡;-. r,I
J. Esc1íbir es la habilidad lingiif.stica más difícil :' .; ·'.·
de aprender. :i:::;.·
2. Escribir es Ja hahilidad lingüística que tiene ·'.·"
una frccuenci~ de uso 111ás baja. '•
286
en un día corriente se reparte de la s iguiente manera: el
45% para escuchat; el 30% para hablar (por tanto, el
75% de oralidad), el 16% para leer y sólo el 9% para es-
cJibir (en total, un 25% de cscrüura). Se trata de un caso
aislado, pero notablemente ilustrativo .
3. Cier/a. La d istancia entre lo oral v lo escrito es tan
sign ificativa como para tener que apreñderlos y usar los
por separado; pero no podemos olvidar que son dos mo-
dos expresivos de un ú nico idioma, de manera que pode-
mos realizar operaciones como oralizar Jo escrito (leer
en voz al ta) o transcribir lo ora l (dictal", apuntar, tomar
notas). Véase Cassany (1987, págs. 34-40).
4. Ft1/sa. Se localizan tanto en el hemisferio izquier-
do como en el derecho. Es interesante la investigación
sobre el com portamiento lingüístico de los dos hemisfe-
rios cerebrales, sobre el estilo personal de pensamiento
y las técn icas específicas de escritura de cada uno. Véan-
se Lusser Rico ( l 983, pág. 69) y VerLee Williams (l 983,
págs. 28-38).
5. Cierta. En esta fecha se inician las investigaciones
sobre Ja composición. Aparte de .ilustres y antiguos pre-
cedentes (retórica clásica), el estudio de la composición
se había centi:ado hasta entonces en el producto escrito.
Véase Camps (1990 y 1994a).
6. Falsa.. Se trata de una disciplina muy joven que
usa sobre todo métodos etnográficos y cualitat.ivos de re-
cogida de información: observación, encuestas, entrevis-
tas, grabaciones.
7. Falsa . Se trata de uno de los prejuicios más co-
1-rientes y perniciosos. Ni escribir es una habilidad ex-
clus ivamente gramatical, ni las ideas «existen» previa-
mente en la mente del autor. Escribir incluye también
pensar sobre el contexto comunicativo y constm ir el men-
saje: desarrollar ideas, elaborarlas, expresarlas, corregir-
las, etc. Cuando escribimos elaboramos nuestro pensa-
mfonto.
8. Falsa. La composición es un proceso cíclico, re-
cursivo y complejo que ocurre simultáneamente a mu-
chos niveles (palabras, ideas, texto) y que no se puede re-
ducir a un esquema lineal y unidireccional de u-es pasos.
Véanse Cassany (1987, pág. 107) y Camps (1990).
287
9. Cierta. La normativa t.i ene importancia indiscuti-
ble en el producto final, pero escasa incidencia en los
es tadios iniciales y centrales de la composición. Véase
Cassany (J 987, pág. 105).
1O. Falsa.. La lectura es condición indis pensable pero
no suficiente panda práctica de la composición. Además
de haber adquirido el código escrito con lectura frecuen-
te y con tinuada, el escritor experto ha desarrollado habi-
lidades cognitivas de composición.
11. Cierw, de algún modo. La i nvestigación demues-
t ra que los expertos hacen modificaciones de contenido
en ¡ímbitos globales (ideas, párrafos, texto) ·durante la
composición y que dejan para el final la revisión ele la for-
ma. En cambio, m uch as veces el aprend iz está obsesio-
nado con la forma y realiza exclusivamente revisiones
locales y superficia les (letras, palabras, frases).
12. Cierla. . Los expertos releen, rectifican y rcclabo-
ran s us escritos más veces que los aprendices.
13. Falsa.. No existe ningún •método• único o infali-
ble de composición, ni las personas nos compo11amos
siempre del mismo modo. Cada uno desarrolla su prnpio
proceso, adecuado a sus capacidades y caráctet: Se han
descubierto relaciones entre el carácter ele los autores y su
estilo de composición. Véase Jensen y Ditiberio (1984).
14. Cie1·ta. Los expertos tienen más capacidad para
calcular el perfil del destinatario (intereses, conocimientos
previos). Véase Flower {1981, pág. 157), Cassany (1987,
pág. 102).
15. Falsa. Para los escritores aprend ices escdbir se
reduce a rellenar una página en blanco, a apuntar lo que
se les ocun'e para que no se pierda o, también, a redac-
tar las 150 palabras que pide un ejercicio de escritura.
Creen que revisar es sólo una tarea final que consiste en
en'adicar los e1Tores que se han escapado. Véase Flower
(1 981, pág. 214)
16. Debe cons iderarse cierta. Todos aprendemos con
la he1Tamienta ele la compos ición porque es un inst.ru -
mento epistemológico que permite reflexionar y regular
el pensamiento. Seguramente los redactores inexpertos
no sacan tanto provecho de este potencial como los ex-
pertos .
288
17. Trampa lingüística: /(lisa. Para conmnicarse es
tan necesaria la expresión como la comprensión del texto
por parte del destinar.ario: comunicación = expresión +
comprensión. Los redactores deben preocuparse tanto de
expresar sus ideas como de formularlas de modo que
puedan ser comprensibles para otra persona, que es dis-
tinta y tendrá otros puntos de vista.
289
ProcedimienLo
290
para evitar que los alumnos más avis pados empiecen u
ccomponcr• antes de tiempo.
2. Cada 5 minutos el docente indica al alumnado que
debe cambiar de utensilio de escrit.urn. Hay que contro-
lar el tiempo con precisión e insistir en que el alumno no
puede cambiar de bolígrafo o lápi z. fuera de tiempo. (Si
se escribe con ordenado1~ el aprendiz deberá hacer una
impres ió n del texto cada 5 minut.os, coincidiendo con el
cambio de bolfgrafo.)
3. P11ra fijar el orden con que se utilizan los d is tin tos
utensi lios de escritura, e l a lumno puede marcar con una
cruz el color o trazo que corresponde a cada casilla en el
siguiente esquema:
__.
P edodo
____.... ¡• 2• 3' 4• s•
--6º
~..Jinutos 0-5' ó'-10' 1l'· 15' J 6'- 20' 2)'-25' 26'-30'
Color o
lrazo usado
N(1nlc1·0 de
palabra~
291
uno de los signos gráficos que se hayan usado (fle-
chas, líneas, puntos, dibujos).
• Hay que contabilizar todas las palabras produci-
das: las de listas y esquemas, de fragmentos redac-
tados, las tachadas o las refonnuladas o insertadas
en colores diferentes unas en otras. Pero siemp1·e
se anotarán en el período cor.respondiente al color
o trazo con el que se formularon .
• Los fragmentos tachados se deben contabi.lizar dos
veces: una como palabras producidas y otra co1110
palabras desestimadas, en Jos colores y períodos
que co1Tesponda.
NO palabras
150
125
100
75
so
25
Tieu1po
,
o· 5' 10' 15' 20' 25' 30'
292
tos discursivos linearizados de i7.qu ierda a derecha.
Son propios de este proceso las producciones inter-
mcd.ias intrapersonales: listas, esquemas, gráficos,
dibujos, etc. Se deben contar:
• los signos gráficos: cifras, símbolos, flechas, lí-
neas, puntos, corche tes, dibujos;
• las palabras a isladas, sobre t.odo vocablos con va-
lor semántico: sustantivos, adjetivos, verbos;
• expresiones con poca conexión motfosintáctica :
ordenación ilógica, ausencia de puntuación, fal-
ta de palabras gramaticales (preposiciones, con-
junciones).
• Te:xtualización. Incluye las formas gráficas elabora-
das discun;ivamcnte: fragmentos de prosa, párra-
fos, segmentos medianame11 te extensos, lineariza-
dos de izquierda a derecha y una línea debaj o de
otra; oraciones con aho grado de gramaticalidad
que mantienen lazos cohesivos, sintácticos y se-
mánticos explícitos.
• Revisión. Incluye cualquier forma gráfica relacio-
nada con la evaluación de fragmentos planificados
o textualizados: relectura, corrección, reformula-
ción o abandono de fragmentos previos. Puede11
ser verbales (palabras insertadas al margen o entre
líneas, segmentos reelaborndos en var.ios borrado -
res) y no verbales ( tachaduras encima de palabras;
ílechas o asteriscos que indiquen texto añadido,
símbolos - exclamación, interrogante- que dela-
ten valoración de la prosa).
El cómputo por separado de estos tres grupos en
cada período permite elaborar un gráfico más detallado
de la compos ición (véase la página siguiente).
c) Comentario guiado
El objetivo de esta fase es que el alumnado utilice el
instrumento del diálogo entre iguales para verbalizar su
proceso interno de composición, para analizar el signifi-
cado de los gráficos y para contrastar los procesos com-
293
GrMlca detallada de la composición
150 '1txtu~lizaci6n
Revisióo
125
100
75
so . ..... -'" --
25
--· --· -- -
TiClll,pO
294
jbas haciendo? ¿Has utilizado alguna técnica de compo-
sición? ¿Has hablado con a lgún compaiiero' ¿Has usado
a lg(tn material de consulta?
7. ¿Cómo crees que podría me.jorar tu forma de es-
cribir? Formula con pocas palabras objetivos de mejora.
8. Compara tus respuestas con las de dos compañe-
ros. Compara también los gráficos de vuestros procesos
de composición. ¿Se asemejan?
Comenta'l'ios
295
como lra.dición cultural; el horario de bares y discotecas
noctu-rnos. etc.
En la tercera fase de análisis del protocolo, el docen-
te puede aportar datos de reflexión a los pequeños gru-
pos de discusión o en una puesta en común final. He
aquí algunos coml)ntarios:
296
hábitos adqu iridos, por las circunstancias o por· el tema.
Aparte, es posible que algún a.l umno use técnicas de com-
posición (esquema decimal, mapa conceptual, torbellino
de ideas), con variado grado de consciencia.
• Pregunta 7. Es interesante que el alumnado con-
cre te su demanda con frases breves y claras.
ESO y Bachillerato.
297
Procedimiento
Material
Test
Comentarios
298
Afinnaciones '· 1 ; ' ?: ,;~''.· :' 'f
,-.··, . ~.:·
l. i\tc.: hace ilusión tOID(lf n ol<1 de mis idea s.
2. No tengo tniedo a que se 1ne corrija lo
<1uc escribo.
3. Decesto escribir.
~
19. í\·1e entusias1na <.:SCribir.
299
le 40 puntos y restar la suma de las preguntas negativas.
Ésta es la fórmula y la lista de preguntas positivas y ne-
gativas:
Fórmula:
40 p. + [suma de preguntas positivas] - [suma de pre-
guntas negativas) =grado de actitud.
300
5. 1.6. Parrillas de observación
Procedimiento
301
2. Si se evalúa por separado cada ejel·c icio (proceso
y producto), se puede prescindir de las cuatro categorfas
anteriores y anotar una cifra. la que conesponda al nú-
mero de ejercicio, en las filas cuyos criterios cumpla el
alumno. Por ejemplo, si estamos evaluando la actividad
nº 7. que consist~ en redactar una carta para un periódi-
co local, anotaremos la cifra 7 al lado de cada u.no de los
criterios que cumpla el sujeto evaluado; así, si busca y
desarrolla ideas marcaremos un 7 en la fila correspon-
diente, mientras que no anotaremos nada en la fila de
«planifica su proceso de composición» si el autor no
¡nuestra esa condttcta.
Comen.farios
302
Parrilla sobre la composición
F ECllA : _ _ _ _ _
Ar1u-:Nu1z: - - - - - - - - -- - - - - -
.
;:r ··~
~J~~ ""'
~
o:
,,,-~ z"'
• ''- ' 1·. >' <:J
~ ·,~
.~ .
:: .·.
. .: Ana liza lo s elementos de Ja co1nun icación .
.•. ,. P lanifica su proceso de conlposición .
ou ,g .
."' ·~
u :. Busca y desarrollti ideas. 1
g ·~
Utiliz.i:1 técnicas p<1ra organizar ideas.
8ª
~§V Produce varios borradores.
· f{elee, revisa y n1odillca los borradore.s.
tJtil iia ayudas: d iccio 1)atios. g.r arná1 icas.
Pasu <i l i1n plo el t(;xto .
Adapta d ialecto y regist ro a la situación.
Selecciona la informació n pe rcinence.
."'•
·~ EsLruc Lura los datos de f(Jn na lógica .
"
-¡¡ Organiza el texto e n párra fos.
':~",," ~ Respeta la estructura del tipo de cexto.
]. Conecta las frases.
Pun L(1a cor recta111en te
.Ooxnioa la nor1na<lva.
Utiliza recursos expresivos varia dos.
Se sie nte 1no tivado a escrib ir.
~ Ton1a la i oic iativa al ~scl'ihü:
-
.-¡;¡
¡<:: "
§ · Encuen t ra fáciln1cntc
: ~r,
tc1nas d e redacción.
303
Parrilla de técnicas
FECHA:_ __ __
APRUNDIZ: - - - -- - - - - - - - - - -
,, .:.,,;
.'"'e:·.. :·3· ;f'..,¡ .. "~
1: ~ :1 ·~ .>
q¡. .. 'g:¡, "l,.
" ';¡;
:o
Procedimiento
Ma.terial
305
a) Murió el hermano de un amigo no muy cercano,
que sólo ves durante e l verano. Te gustaría expresade tu
pésame, pero no te atreves a llamarle por teléfono.
b) Regalas un libro a u na amiga por su cum pleaños
(decide el título y el autor). Quieres añadir una nota per-
sonalizada en el J¡bro para la ocasión.
e) Regalas por sorpresa un rnmo de flores a tus pa-
dres. con motivo de su aniversario de boda. Tienes que
dejar claro quién envfa el ramo y por qué .
d) Excusas tu asistencia a la fiesta de un amigo por-
que sabes que encontrar.fas allí a una persona que cono-
ces demasiado y que todavía no quieres vet:
e) Agradeces personalmente a un a migo de t u m a-
dre, a quien l.ú no conoces, que te haya •ench.u fado» des.
caradamente como auxiliar administrativo temporal en
una empresa, d urante el verano .
f) Estás bastante interesado/a en unia compañero/a
de tu clase . Te gustaría tomar algo en privado con él/ella
pero no estás segu ro/a de sus sentimientos y no te atre-
ves a hablar con él o ella.
g) Tu madre es la presidenta de la comunidad de pro-
pietarios de tu finca. Te ha pedido que escribas la convo-
catoria para una reunión del vecindario, en la que se tra-
tará de un tema importante y urgen te: la canali zac ión
del agua, recientemente es tropeada.
Con1.entarios
306
destinatario; además, por tsatarse de un favor excepcional
- y poco legal - se debería evitar mencionar explicitamen-
te el hecho. En g), con un estilo adrninist~ativo, resulta fun-
damental la selet:ción de los datos necesarios (fecha, hora,
lugm; tema, orden del día) para que el vecindario pueda
concurrir al acto. En cambio, en b), c.) y f) se puede recurrir
a un registro más coloquial con humor e incluso ironía. La
corrección de los textos debe tener en cuenta estos factores.
·nempo: 1
J0 -20'; al iniciar una activjdad de composición.
Procedimiento
307
Ma.1erial
Cuestionario
308
Comentarios
Procedimien.to
Las dos fases de Coches abandonados siguen una mis-
ma mecánica: primero cada aprendiz responde indivi-
309
dualmente y por escrito a las preguntas y, a continua.
ción, contrasta oralm ente sus respuestas con uno o nlás
compañeros. El diálogo entre alumnos es el momento
más importante, desde un punto de vista didáctico
puesto que permite negociar las representaciones men'.
tales. Se puede completar esa fase con una puesta en co.
mún oral con el grupo clase. No es fon;oso que el a lurn.
nado esc riha el texto después del ejercicio.
Material
Problc1na l'etórico
La calle donde ,;,•.,. está llena de coches abandonado..
Estás harto de ver vehículos d<-sguazados. sucios, sin ruedas
ni puertas, con los crislales rotos y llenos de basura. Ohs1ru-
yen la circulación, quitan plazns de aparcamiento, se convicr·
lCfl en habitáculos improvisudo.> de perros, gatos e incluso vu.
gabun<los que se ins1alnn all í por l"s noches. Ya que no puedes
solucion;:lr el problc1n;i p o r lll c ucnhl, le has propuesto to11'lar
ca rtas en el asunlo y escribir algo. Escri1Jir puede ser u 11n {Or-
,,,a de solucionar problenras. Pero, ¿córno?, ¿a quién?, ¿qu6?. y
¿para qué? Responde a las siguientes ptegun1as:
l. Fíjate en los siguientes propósitos. ¿Cuál es mejor?, ¿más
efica7.?. ¿má..'i \"erosímil? Si no 1e sa1is.foc-e ninguno, formula o11ns
por lu cuenta4 Contra.Cita lus opiJtiones con las de un compa1)cro.
310
2. Responde a las ~iguientes pregunt~-\s para delinlitar tus
objetÍ\'Os:
a) ¿A quión dirigiros cl texto (lec/01/es)? ¿Qué Sl\bes de ellos?
b) ¿Qué es lo que pretendes conseguir? Fornn1lalo en po-
cas palabras.
e) ¿Qué tipo de cexto vas a escribir? ¿Po.r qué?
Comentarios
P1·oced'e1rcia:' :;~
· ...
;-; · ' : .. Tnspirado en los estudios sobre inferencias.
311
Procedimiento
Material
Instancia
312
ba Josep 1\fartínez y llevaba barba de pocos días, lcleío-
neó a la Guardia Urbana y comprobó que el coche estaba
en el depósito de las calle• Wellington y Pujadcs, a causa
de una infracción por e.~tacionamiento en zona prohi-
bida.
El día 24 por la mañana n.'COgió el coche en el citado de-
pósito, pero lo encontró abierto por las dos puertas y remo·
vido en su interior. Además, la focha de la infracción come-
tida no coincidía con la del cs1.acionan1ie11to. Parc<..:e ~er que
la g1úa retiró el vehículo SE1\T-600. matrícula Z-895962. de
encima de la acera en la misma calle Ferran. pero bas larHc
más arriba, cerca de la plaza Sant Jnume, y a las 12 horas 55
minutos del lunes.
Todo lo expuesto dcmucsu-.i que el automóvil fue ro-
bado y abandonado posterionnente por unos individuos
desconocidos e indeseables. Por tanto, la firmante cree in-
justo que, además del trastorno y del tiempo perdido.
debu pagar 12.000 plas. en concepto de importe de la mul-
ta, además del costo del uso de la grúa, que ya ha pagado.
Por lo que .
SoLICl"rA: Que le sea devue lto e l Importe ya pagado, tan promo
como sea posible, y que no se le haga enviar la mulla nº
187. 133 del agente nº 9. 772, agradeciendo el cumplirnien-
to del deber en s u trabajo. Gracia que espera obtener de su
comprensión y amabilidad,
Come111ariv
313
una posible versión no redund ante del c uerpo de la ins-
ta11cia :
314
S.2.5. La naranja e.xprimida
' ·~:;·
illiv'!'le~i:
,
;::' " ;::: Bachil1erato, uni\•ersidad. a<lullos.
Procedimiento
a) Aplicación de técnicas
315
emociones y sent imienlos, relaciones personales, grado
de cooperación, etc.
El tema sobre el que buscar ideas debe ser cercano al
alumno e inocuo, para evitar limitaciones por motivos
ideológicos o emocionales. Algunos ejemplos son: ¿dónde
/levarfa.s a. un amigo extranjero que pasa una semana en zu
ciudad?, ¿qué harías en la ¡Jrimera cita con la perso1u 1
ama.da?, ¿qué harías en tu casa s ·i tu vieras todo el dinero
para reformarla a tu gusto? E.n el ejemplo sigui ente, usa-
remos el tema de m ejorare/ aula, que ofrece las ventajas
de ser un mismo referenle para todo el grupo y de estar
Físicamente presente en la rcali7.ación de la actividad.
Después de haber explicado los objetivos, llegan las
instrucciones específicas:
316
dones, que contabilice el número de ideas conseguidas,
que anote la cifra en el cuaderno y que la oral ice en voz
alta; esto permite contrastar los resultados entre apren-
dices, y a la postre constituye una pauta y un estímulo
para buscar más ideas con las técnicas siguientes: el apren-
diz se da cuenta de que algunos compañeros consiguie-
ron muchas más ideas qu e él o eUa. ( 1O')
3. z• técni ca : explorar el tema.. Se repite el ciclo ante-
rior: cxplicución la técnica, S' de práctica en que el alum -
nado busca ideas nuevas sobre e l mismo tema, trazo al
final de las anotaciones, recuento, anotación de la cifra y
orali zacíón. ( 10') La explicación de la técnica requiere
m(1s atención por ser más compleja y menos conocida:
Ac\1.slkn
Dorn6Lica Legalidad
Funcionolidn.d Tecnología
lligiunc Ergono1nía
Comodidad
Ahot1•0 llun1inaciót1
Ol:cor~c i ón A1obilia1·io
Scgt11idad
317
Conviene aclarar que las categorías o puntas de la es-
trella no son ideas eu si mismas, sino ámbitos o campos
donde el alum no puede ras trear ideas. Con preguntas
como ¿cómo puede ser más segura el aul.a.?, surgen res-
puestas como: con extintores, detectores automáticos de
humo, vídeo a dislancia, materiales incombustibles, que sí
constituyen ideas. Además, la es trella es una taxonornfa
abierta que el alumno puede ampliar con categorías nue-
vas, como muestl'a la punta que acaba con interrogante.
4 . 3" técnica: palabras clave. Se repite por última vez
el ciclo de explicación, práctica (5') y recuen to (10', en
total) . Explicación de la técnica:
Fija Blaucti
Con rotuladores
hidrosolubte..; \ / Que pueda usarse
de pan1alla de
n;troprnycc:L<>r
Cada una de las flechas indica una idea para mej orar
la pizarra y el aula. Calcando este modelo, el ap¡·cndiJ.
debe buscar una o dos palabras clave diferentes y expan-
dirlas. Puede e ncontradas en su lista previa de ideas.
318
5. El <lprendiz concluye esta l" fase completando el
siguiente cuadro (5'):
Cuad:ro de recuento
..;;···:
Totbellino de ideas
Estrc1Ja de preguncas
Palabras clave
Total:
319
3. ¿Cuál de las tres técnicas ha s ido más útil? ¿Cuál
te ha gustado más? ¿Por qué?
4. ¿Has seguido siempre las instrucciones? ¿Has uti-
lizado alguna técnica diferente o fuera del período esta-
blecido? ¿Cuál? ¿Por qué?
5. ¿Has apuntado las ideas con algún orden? ¿Re-
cuerdas cómo saltaste de una a otra? ¿Las has apuntado
el.e algún modo especial, en columnas, esquemas, juegos
espaciales, etc.?
6. Sobre el torbellino de ideas: ¿Has trabajado co11 la
misma intensidad durante los 5'? ¿Has tenido algún blo-
queo? ¿Cuándo? ¿Por qué?
7. Sobre la estrella de las preguntas: ¿Qué categorías
han sido más provechosas? ¿Has añadido alguna nueva?
¿Cuál?
8. Sobre las palabras clave: ¿Qué palabras has usado?
¿Cómo las encontraste? ¿Cuál ha sido más rent¡i ble?
Comentarios
320
cualquier ítem constituye una pérdida in-eparnblc, por
tres motivos:
32 1
n1e1noria se real iza e11 forn1a de ca<ienas asociativas, en
las que cada elemento se vi ncula con' el anterior y el pos-
terior; es decit; el auL01· recupera una idea, que facilita el
acceso a olra idea, y ésta a Ja siguiente. En este proceso
cada idea es evaluada después de ser recuperada y anie~
de ser incoivorada a la a notación, desde el punto de vis-
ta de s u posible ü tilidad para la tarea compositiva. Se-
gún esto, el proceso de generación de ideas incluiría un
su bproceso de valoración de datos que actuaría de «fil.
tro» de los datos recuperados.
Desde otro ámbito, las investigaciones sobre creativi-
dad demues!1«lll que la. suspensión del juicio crítico (del
filtro automático de las ideas que se van generando) in-
crementa nota blernenle Ja productividad de ideas en
grupos e individuos, en rnrcas de torbellino de ideas (De Ja
Torre, 1995, pág. 158). Asimismo, Jos protocolos de se-
siones de creatividad para solucionar problemas i ndus-
triales (ingenier ía de aparatos, diseño, proyectos, e tc .)
muestra cómo fa fuen te de una solución brillante puede
set; en algunos casos, una ocurrencia aparentemente dis-
paratada o fuera de lugar (Davis y Scott, 1980), que hu-
biera podido recibir reprobaciones con el fi.lu·o valorati-
vo de la generación.
• Pregunta 2. Un alto grado de elaboración lingüisti-
ca de las ideas se relaciona con el proceso de textuali-
zación y sugiere que el a utor presta tan!a atención a Ja
búsqueda de ideas como a su formulación escti ta . Son in-
dici.os de elabon\Ción lingüística las oraciones extensas y
gramaticalmente completas, la ordenación de las ideas en
forma de lexto o Ja caligrafía regular y fina. Como en el
punto anterio1; rea.lizar dos procesos a la vez es contrapro-
ducente parn Ja composición. Hayes y Flower (1980, págs.
13-14) coinciden aquí: los protocolos analizados muestran
que las anotaciones de ítem recuperados de la memoria
suelen tener forma de palabra o sintagma.
Aunque el uso escrito interpersonal (cartas, period is-
mo, exámenes, instancias) deba ceñirse a las res tric tivas
y conocidas reglas del siste ma lingüístico (linealidad,
gramaticalidad, c01Tección), el pensamiento intrnperso-
nal usa el lenguaje de m anera más libre y egocéntJ'ica.
Pensamos -y generanios ideas- de manera caótica.
322
con palabras ll enas, conccplOS cargados de connotacio-
nes y escaso desplegamiento morfosimáclico. Ya que el
objetivo de la acrividad sólo es conseguir ideas y se su-
pone que habní ocasión más adelante para desan-ollar-
Jas y Lextualizarlas, carece de sentido esforzarse en estas
tareas en este momento de la composic ión.
Du rante la planificación. la escritura desempeña so-
bre todo (unciones intrapersonalcs: ac1.úa como una pro-
longación externa y gráfica del pensamiento interior,
corno la paleta en la que el pintor vierte, mezcla y prepa -
ra los colores con los que va a pintar el lienzo. La ense-
ñanza de la composición se s uele concentrar en los usos
comunicativos de la misma, por lo que el alumnado pue-
de creer falsamente que cualquier uso escrito debe tener
la apariencia pulida y conclusa de una versión fin al. y
puede haber desarrollado la norma de que esc1·ibir re-
quiere siempre redactar oraciones completas organiza-
das li nea lmente en forma de texto.
• Pregunta 3. El alumnado res ponde ele m anern he-
terogónea e imprc"isible, porque el estilo cognitivo y los
hábitos de trabajo indi viduales provocan que haya con-
duelas variadas en cada técnica. Por esta razón es im-
p01-i:antc escuchar en la puesta en común a partida1·ios
(más ideas producidas, más comodidad, buenas aclitu-
des) y detractores (menos producción, bloqueos) de cada
una. Conviene destacar que no hay técnicas bu enas o
m alas en abstracto, sino que cada uno las debe adapta r a
su forma de componer y a las circu nstancias de cada si-
t wición. Tampoco deben usarse las tres técnicas juntas o
encadenadas, y no se puede olvidar que siempre es más
fácil buscar ideas al principi o. partiendo de cero, que al
final, cuando ya se han encontrado muchas.
• Pregunta 4. Es posible que alg(rn aprendiz haya
usado de manera consciente o no Olras récnicas de gene-
ración. Al ser can abierto, el torbellino de ideas se presla
con facilidad a que el sujeto desaiTollc espontáneamen-
te procedimientos de búsqueda organizada: esquemas de
categorías (como en la estrefü\), exploración visual del
a ula, e tc.
• Pregunta S. Al no lener que cons tr uir formas lin -
güísticas lineales o textuales, Ju anotación escrita de las
323
ideas puede aprovechar el espacio y los recu rsos gráficos
no verbales para representar datos: símbolos, dibujos,
formas geométricas, cte. Algunas personas pueden utili-
zar técnicas preelaboradas como ideogramas, árboles,
mapas de ideas, cte. Por otra parte, el hecho de que la ge.
neración sea más. caótica (desorganizada, espontánea) 0
metódica (planificada, ordenada) carece de re.lación con
la calidad y cantidad de las ideas. Es útil contrastar las
notas escritas por varios compaüeros para comprobar la
dive.rsidad de procedimientos.
• Pregunta 6. Cinco minutos es tiempo suficiente e
incluso excesivo para el torbellino de ideas individual,
que se suele realizar en períodos breves de segundos o
pocos minutos. Así, es lógico que el aprendiz haya expe-
dmentado distintas fases durante estos cinco minutos.
Etapas intensas de generación pueden alternar con mo-
mentos de agotamiento e incluso de bloqueo. Algunos
recursos para reactivar la generación e11 etapas de can -
sancio son <elcer las ideas conseguidas para utilinrlas
como trampolín para la búsqueda, buscar categorías
(como en la estrella), observar el aula, o recordar expe-
riencias pasadas vividas en este espacio.
• Pregunla 7. El alumnado puede tener dificultades
para entender y utilizar la técnica. Algunas dudas que pue-
den surgir son: ¿qué orden tengo que seguir?, ¿qué hago si
no consigo ideas nuevas con la ca.tegorfa X?, ¿cuánto liem-
po dedico a caila categoría? Conviene aclarar que el autor
utiliza la estrella a su antojo: puede omitir categorías. ha-
cer algunas nuevas, concentrarse sólo en una, etc. Es co-
rriente que los aprendices que han generado muchas ideas
con el torbellino de ideas se sientan estorbados por ésta y,
al contrario, que los que se sintieron incómodos -«aban-
donados», «sin referencias»- en aquélla encuentren guías
con la estrella. En cualquier caso, cabe destacar que la téc-
nica requiere que cada autor se construya su lista de cate-
gorías para cada nuevo contexto, a diferencia de la experi-
mentación hecha en esta tarea, en la que el docente 1<1
había preparado con antelación para los usuarios.
• Pregunta 8. Es interesante contrastar las pala-
bras-clave elegidas por,los aprendices, asf como la ex-
ploración que han hecho de cada una.
324
Este mismo ciclo de. cxpel'imentación y análisis de
secuencias de técnicas, con preguntas de análisis y gru-
pos de apoyo, puede aplicarse a otros procesos de com-
posición como la organización de ideas (experimentan-
do vmias técnicas de hacer esquemas) o la revisión por
parejas (analizando la conducta que. tiene el alumnado
cuando actúa ya sea como autor o como lector).
.
OpJetivos: Aprendl~r a organizar datos seg(1n las n.cccsida..
des del interloculOl'. lncrcn1enlar la. conciencia
sobre cl proceso de organización de ideas .
. ~
Proccdimien.to
325
Matei-ial
l. El cnto1·uo y e.1
edific:.:io .
l. E l recibidor
espacio, rnutblt-s,
J. Estn1ctura de la
'"tvieuda
zc)nti de día:
bardo, calle. cuad.ros
pasaje comedor, c;ocina,
fachada
2. :El conjunto de Ja
.
2. lll pasillo
longilu<l,
decoración
sala
• zona de noche:
do1·01icorios.
vivienda baftvs
• ntínicro de rn~ . 3. Pue1·ta de·ta
habitacioJlc.s izquierda 2. Deco1:acióo
• luz, espacio. func:i6n de la • n1obiliario.
equipa1nientos s~:tla , dc.:contc:i6n
. pintura
ador nos, -:....;lilo
3. las habitaciones 4. Pue•·ta de la
• Distrjboció.n, derecha 3. Equip"ndent.os
orientttción func i6o de la • públicos:
• decoración, sala, dc:coraci6n siluación.
n1obiliario transportes
s. Pue1·ta del fondo p.rivados:
4. 'l\1 habitación • f ullci6n de la ilun1inación,
• decoración, sala, <lec:oraci6ü C.1.lefacción
n)uebles
• objeLOS
pcr::¡onales
326
4. Escribe una descripción de tu v ivienda, siguiendo
el esquema elegido -y refonnulado.
5. Intercambia tu texto con otro compañero, dife-
rente del ante1;01: Lee su descripción en silencio y todas
las veces que quierns. Elabor.1 un esquema con la estruc-
tura y las ideas más importantes del contenido. A conti-
IlUación, compara tu esquenrn con el que escribió e l uu-
tor an1.es de redactar el tex to . ¿Coinciden? ¿Contienen
los mis mos puntos ,
Comentarios
327
La segunda tnibaja con la idea didáclica del vacío de in-
fonnación.
Tiempo: 60'.
Procedimiento
1vfaterial
Contrato de piratas
328
los siglos xvn y xvm las posesiones de ultramar tenían un
gran valor, debido al cultivo de la caüa de azúcar. Este dul-
ce aditivo, que era un auténtico lujo en aquellos tiempos
rernotos, movía n1ucho di nero y de ah.í que muy pronto
aparecieran ladro11es organizados "para esquilmar a una
sociedad que era muy rica. Éstos fueron Jos que hoy cono-
cen1os con10 piratas.
;.\.nLes de iniciar una expedici611, los piratas hacían una
escritu ra de contrato para aclarar los aspccLos rnás impor-
tantes del viaje, como:
- Pérdida de un miembro:
• brazo derecho: 600 pesos
• brazo izquierdo: 500 pesos
• pierna derecha: 500 pesos o 5 esclavos
(Too1ás Pi116s, Ut ''"ng1u1rdia, Ciencia y \!ida, 2l·10- 1995)
329
Cláusulas
l ' : El trabajador Honorable Ciudadano prC•Slará sus ser-
vicios COlllO fontanero, COJl la categoría C CO Ja e.nlpl'~
sa n1encionada.
2:i: La jor1lada de. trabajo será de 40 horas sen1anales.
3": El trnbajador percibirá un sueldo mensual. por todos
Jos conceptos de 200.000 ptas.
4": La duración del contrato será de dos afios.
Cláusulas adicionales
Jº: El trabajador dispondrá de 1O días parn sus asuntos
personales.
2... : El trabajador estará a prue ba durante el priincr rnes de
tt'abajo.
Comentarios
330
un tipo de texto. El alumnado debe expandir los datos del
contrato, puesto que la información sobre los piratas sólo
especifica algunos puntos, y debe acomodarlos a la esh·uc-
ttu'a del contrato (jnc.roducción, cláusulas, cláusulas adi-
cionales). Es posible que se plantee la duda de cuáles son
las partes del con!rnto de piratería o de si deben hacerse
contratos para cada una de las profesiones; la opción más
sencilla consisc.e en entender que el capitán actúa a modo
de empresa y que el rest.o de Ja tJ'ipuladón firma un único
documento en el que se especifican los datos para todos.
Tictnpo: 4 5-60'.
P·rocedirniento
33 1
/
elegi r la mejor. Entendemos que la mejor opción es h1
q ue, dentro de la corrección gramatical, consigue trnns·
mitir la información de la manera más económica. La
puesta en comón debe poner 6nfasis en las caractet'fscj.
cas de los proceclimien tos cohesivos del espm\ol: su,jeco
elfpiico, deícticos., orden de las palabras , etc.
Material
332
Comentm·ios
333
3• versión disminuve su relevanc.i a semántica, en el con.
junto del frngment¿, en favor de las ideas siguientes. Tarn.
bién es in c.e resante destacar que versiones como la 3" p t·e-
sentan un grado de legibilidad más bajo que el resto, dt:!
modo que el lector deberá prestar más atención a su lectura.
La preparación de actividades de este tipo es bastan-
te sencilla: consiste en el.iminar los procedimientos co-
hesivos más evidentes de un texto (pronombres, conec-
tores, signos de puntuación), en restituir todas las elipsis
(pronombres, especifi caciones presupuestas) y en orde-
nar las palabras según su fu nción intraoraciona l, pres-
cindiendo de sus relaciones supraoracionales. (Se pue-
den m antener ot.ros elementos cohesivos más sutiles 0
integrados en la oración como los tiempos verbales o las
relaciones léxicas.) Éste es e] fragmento original:
334
Texto para rcpan:lr Texto repaJ:~do
335
Te~to para reparar Texto reparado
336
Procedimienlo
Material
337
1. ¿Qué párrafo es n1ás interesante y personal? ¿Por
qué?
2. ¿Qué párrafo está rnás es truccu1·ado? ¿Por qué?
3. Subraya los datos in-elevan les de cada párrafo.
4. Encierra en un círculo las palabras que sirvan para or.
denar cada párrafo.
S. ¿Qué párrafo ce gusta n1ás? ¿Por qué?
Comentarios
5 .2.10. Microrredacciones
·'
Nive\es: l3achillerato, un iversidad, adultos .
.,
. ..
. 1)emp9; ·.·. · 60' rJara cada m icrortedaccjón .
. ·;· .· .....
' ·. ·:.-: ; . •'· ..
~atedro: .. ~:
'
Folocopia de las instrucciones y de las pau·
·,·
tas: 4 págs .
.' :· · ·;·
.. " . . ~.~:'.
Tt~:~~;;,~~~:: :
Basado en <.:.stuc.lios lingüísticos sobre adjeü·
vacjó n, punt.uacjón, etc .
. ?, -· •••• :•.· . -~
338
Procedimiento
,\;Jaterial
Adjetivacjó.1.l.
339
Pregunta de análisis Error Solución
¿ l.A:>S ádjelivos describe.o cuálidá<les pre - Los adjetivos fió soft adecu~1dos o son E1egit adjetivos específicos del Cáfnpo:
cisas y adecuadas? ünprccisos: vino claro, nuevo, congela- vino bla neo, joven, ji·esco, de aguja.
do, congaí.
¿Los adjetivos se sol.1.pan, describen cua· Dos adjetivos tienen significados igua- Us..1.r adjetivos con significados varia·
li<la<le-s iguales <>parecidas? les: churlu pesada, aburrfrl<'l y so:,·u; ¡u).-.- dos: clturltt po:sada, lttrga y :u:ria; postres
tres dulces)' azllcaraJos. azucar(1dos y e1npalagosos.
¿l.os adjct)vos son incongruentes c111rc l.o.s adjetivos describen c;u31idadcs in- F.lcgir :id jctivo.o; C{>ngnJcntes: el a1uJraH-
sí o con Jos 001nbres? congruentes: el anaranjado y jugoso pez jado y jugoso p1J?, 1.>spada; la alta y verde
gris; la alta y verde ~nnntaJ?a pequeña. 11lnJ1ta1la enca11tada. ,
¿L-os adjeti\'os aportan rnatit:es relevan- J.Jay adjetivos obvio.so con t6pico.s cul- Ele~ir adjetivos con s ignificados n:le-
te-s y 01iginales? curales: hierba ve,·de, frf.sas rojos, secre.- van.tes: hierba alta, fresas podridas, se.-
taria atractiva. cretaria 1.~nfcnniza.
¿Los adjetivos 1?$fán bieJl. agrupados? Los adjetivos no se agrupan por afinida- Agrupar los adjetivos por afinidades (as·
<les: la honita iglesia nunánica y ahando- pet:l.os físk:os/psíquicos, obje tÍ\•osf sub·
nada. el ail1.~1a {Yancés. enctuuador y 1nu,. jetivos): la bonira >' abandonada igles;(1
sulnui11. ronuinfr:a, el atleta francés, n1u ..:;uln1án y
tUlCQt1lOdor.
c.L-os .:idjetivos
cstíu1 bien situados <le- los adjc:Livos están mal si tuados: el ita- Po!:>poncr los adjetivos C$p<.~ci ficativos:
lant.c o detrás del nombre? /iano cónsul atolondrado. el acudtico tna- el a1oloudrado cónsul italiauo. 1.~I sitnpti·
nzí{cro sinzpáticu. lico n1an1ífa:ro acuático.
¿La ordenación de los :tdjetivos favor~- E} ritrno dt- leclura de los adjt:li\'os no Poner los a<ljelivós brc\'C!'S antes que los
1.:e el ritrno <le lccu1n1? es tltiido: ~l sofá re1nendndo y sMcio, la l~rgos:el soíd sucio y rentendado, la fa -
fachada lastirnosa >'tosca. chadu fOSCa y lüs!itnosa.
l nciso.s y pt.uuunción
341
Prct:.>unla de análisis El'l'Or Solución
¿ l os iucisús se abn:·.n y cierri\n con un Olvjdar J1'Hlr<;ar el inicio o e l l~ina l del in- Poner .:.l 1nisfno signo antes y después,
rniso10 s igno? ciso con el signo correspondiente. in.ch1so en inc isos de ir.11.:isos.
¿Se us:~n <lislinlos signos par.t <lifer~n- No usar los tres tipos de s ignos (con1a, J>ivcr:<>ificar los s ignos <le punluació!l
cial' incisos de tipo variado'? guión, p¡lrénLcsis) que ntan.:an incisos. pata gui~u· la lectura.
¿El lector puede identificar los inc;iso$ No rnan.:ar los incisos largos con signos Identificar los inc.isos largos, que puc-
largos? fuerte-.s: guión y par<:ntcsis, que son más den ocasionar dificultades al lector. y
visibles e inlt-.1'1'u1npen el discurso con 111arcarlos con signos fu crLcs.
cktridad.
¿Los guion~.s latgos introducen voces, Usar los guiones largos(-) sin c.:rit.:rio. l os guiones largos 1uarca11 un. c:;.ar:obio
t<.>TIOJi. ()temas nuevos? de voz. tono (iro11Íi\, huulOI'. pu1HO de
\~isla) o ce.iua.
¿Los paréntesis ampli('ln d(ltos de 3lgl1n tJsa r los paréntesis s i11 c.rileYiO. Eurre otras funciones, los par<':ntc::;is arn-
c li.:rncnlo anlc:rior? plían la i11fo1·111acióo de l Ul ele.iuento pre·
"·io.
Comentarios
343
Procedimiento
Material
Comparar cartas de xecome11dación
344
1896 1989
An toniu Sold
[Extrulda de Bar1o lomé Galí
Ciare<, 1896.J
Comewarios
345
nómica, para buscar la máxirna eficacia. Son innccesa.
rias expresiones gratuitamente halagadoras (muy Sr. lllfo
la influencia de usted}, comentarios subjetivos (el ntid~
samo de la amistad, los que sufren en este valle de ldgri.
mas) o formas humillames (paternal tutela de V., dfgne.ie
aceptar). De entre las abreviaturas utilizadas (Sr.: se1lor·
D.: dQn; V.: usted, derivado de vuestra merced; Ud.: ustei
S. S. S . Q. JJ. S. lvl.: su seguro servidor que besa su ma110 ) '
hoy sólo utilizamos en Espafül Sr. y, en a lgunas zonas, n'.
5.2.12. El espejo
Procedimiento
346
i'vfaterial
Autor Lector
4. Repása el tcxl.<.> 1.:011 el l(:ctor p anl Relee el csceilo con el a utor para
verificar que no haya errores de verificar que no hayas con1ecido
redacción. en-ores de lectura.
S. Co1·rigc los en·on:s. Ayuda a l at.itor a rc vi,sa r.
Consejos: Consejos:
347
Comentarios
348
5.2.13. Equipo de revisión
Tiempo:
- 45', sin incluir tiernpo p~ra refor1nular los es ..
critos.
Procedimiento
349
:\lla1eri.a1
Equipo de revisión
Autor Lectorc.s
Consejos: Consejos:
350
comentarios
5.2.14. Se buscan.
Procedimien10
351
futuro para mejorar sus trabajos poste1iores. Por lo tan-
to, hay que realizar el ejercicio con el curso avanzado,
cuando el alumno dispone de vatias correcciones.
Material
Se buscan
352
En las pellculas del Oes te americano, los cazadores de
recompensas tienen premio, cuando libran Jos malhecho-
res n la ley. ¿Qué recompensa te espera a ti, cuando bayas
limpiado tu prosa de faltas?
Comentarios
353
5.2.15. Ta.rea: composición de párrafos
Procedimienlo
354
Esqneina d e la tarea
Comprcn!;i<)n
2. Anticipnc:ión/ Diálogo: ¿Qué ll <-t GC 5'
~lc tivación. palabras saldrán'?
3. rv1enlC1d zación de Texto ''º l. Dictado D ->GC 15'
m.o dclos. secretaría. Escuchar G n.1po 4p.
y transcl'ibir el te.xco. PC grupos
4. Lcc;tura Texto nº 2. ¿Cuánt~::; Individual 3'
a proximativa. veces aparece el
concepto ,,spec1ador?
Texto nº 3. ~C61no es Grupo 4 5'
el yo? Lis ca e e
c~traé.Lt:rís t itas.
355
que al fin y a l cabo van a ser los pro1agonis1as de lo que S0.
hará. Por esta razón, presentamos un modelo abiel'lo de
tarea, que puede adaptarse a varios contextos.
Aunque el contenido lingüfslico que se trabaja es el
párrafo (estructura, componentes, marcadores d isc ursi-
vos), los modelos que se leen y analizan son secuencias
expositivas, con claras 01ientaciones argurncnlalivas, por
.lo que el contexto coruunicalivo se debería enfoca(· hacia
este tipo textual. El tema es el cinc, las películas y la tele-
visión, que también ofrecen bastante juego. Algunas ide-
as para insertar las actividades que siguen son: redactar
uoa carta para defender que en TV se pase un tipo ele pro-
gramas (sin violencia, ccologis1as, producciones autócto-
nas), escribir una argumentación al di rector de la escue-
la para pedirle sesiones periódicas y comentadas de cine
en el centro, redactar un ensayo sobre anes visuales para
una publicación del centro, etc.
El esquema de la página anteriox· describe los puntos
fundamenlales de fo tarea, que comentamos con detalle:
l. Acabada la negociación de la ¡lcliviclacl, el docenie
especifica el producto final de la tarea, lo que el alumna-
do va a reali zar, y los objetivos lingüísticos y los ternas
con que se trabajará. Además del párrafo, la secuencia
también tiene objetivos procedimentales (varias récnicas
de composición: torbellino, Philips 6/6, revisión por pa-
rejas) y actitudinales (valorar las aportaciones de los
compañeros, aceptar las críticas).
a) Comprensión
356
3. El objet.ivo del dictado de secretaría es que el
aprendiz memorice una estructura textual , la del párra-
fo, que le será út.il para redacta1: El docente dicta a velo-
cidad normal uno ele los párrafos (el primero, que es el
más corto), el alumnado toma apuntes y, a continuación,
en pequeños grupos, xeconstruye e l texto escuchado a
partir de las ano tac iones de todos los miembros. Una
puesta e n común de t.oda la clase perm ite comparar las
versiones reconstruidas de cada grupo. Si no se ha re he-
cho el pán-afo integro. se repite el ciclo completo una se-
gunda vez. Al final, cada grupo compara su párrafo con
el original. repare.ido en fotocopia. La reconstrucción del
párrafo puede ser semántica (las mismas ideas con otras
palabras; se trabaja el sentí.do y la estructura) o literal
(trabajo de fraseología, estilo, léxico).
4. El docente propone actividades breves de lectura
para que el alu mnado se familiar ice con los párrafos res-
tantes. En el segundo, el aprendiz cuenta en s ilencio el
número de veces que aparece una determinada palabra
(cine, historia) o un concepto, formulado con distin tas pa-
labras (por ejemplo, espectador y equivalentes: gente, fa-
milia); en este segundo C<lSO, la tarea es más comprensiv<l
y menos mecánica. En el tercero, los alumnos exploran en
grupos la personalidad del yo enunciaclor (n.o wngo ningu-
na opinión ...) y elaboran una list.a de rasgos: hom bre/mu-
jer, joven/adulto, nivel de estud ios, intereses, e tc.
5. Es la ac tivid ad más importante de lectura y análi-
sis. Los ¡p·upos buscan los componentes o partes de l pá-
rrafo que se repitan en los tres modelos (véase Mcueria.-
les), que son los siguientes:
357
• MT: Ma1·cado1·es textuales (o conectores discursi-
vos, organizadores). Locucio11es de categorías va-
riables (adverbios, ordinales, conjunciones) que
organizan las oraciones de desarrollo. Inician la ora.
ción y suelen llevar coma al final. Ejemplos: en pri-
mer lugar, segundo, finalmente, por todo lo dicho, en
los últimos años, en definitiva, por un lado, po·r otro
lado, en resumen.
358
8. Cada aprendiz elabora un primer bon-ador del tex·
to, a partir de una selección personal de las ideas. El texto
debe tener más de un pán«lfo y cada autor puede explicar
lo que desee. Se puede redactar individualmente o por pa-
rejas, pero en este caso cada miembro de la pareja debe te·
ner copia del texto, para continuar la tarea. A los alumnos
que se queden en blanco, les será útj[ esta pauta:
359
l. A explica a B s us opiniones sobre el texto de
B. B sólo puede hacer preguntas.
2. A y B hablan libremente sobre el texto de B.
3. B explica a A sus opiniones sobre el texto de
A. A sólo puede preguntar.
4. By. A .hablan libremente sobre el texto de A.
l O. El aprendiz elabora un segundo borrador, en el
que puede modificar o cambiar lo que desee, a part.ir de
la revisión anterior.
l l. El aprendi:r. autonev;sa el segundo borrador a par-
tir de la Guía de revisión de párrafos, respondiendo en la
zona entramada gris de Au1ornwisión. Se forman parejas
nuevas: A y C oralizan sus escritos, se los intercambia n
junto con las guías de revisión correspondientes, y evalúan
el texto del compafiero, rellenando las casillas no entra-
madas de Revisión. La puesta en común sigue pautas pa-
recidas al punto 9, teniendo en cuenta que lo importante
es que auto y heterorrevisión coincidan en sus respuestas.
12. Cada aprendiz elabora la versión final del escri-
to, que se puede realizar fuera del aula.
c) Evaluación
360
Material
Modelos de p á rrafo
Pán ·afo 1
Creo que la televisió n debería programar también películas en
versión original con subtítulos e n las Jenguas vernáculas. Pue-
do aportar tres argumentos a favor de esta opinión. En primer
lugar, pienso que deberíamos respetar las voces orig inales de
los actores. Segundo: es 1nucho n1ás caro doblar un fHn1e que
subtitularlo. Finahnentc, con las versiones originales tcnc1nos
Ja oportunidad de escuchar y aprender lenguas modernas dis-
tin tas de las nuestras. Por todo lo d icho, creo que las vexsiones
originales deberían tener un espacio importame en televisión .
Párrafo 2
La historin con1ercial de) ci ne se caracteriza por una c urva
pronunciada de ascensión y caída. En la época muda y en el
inicio <lel sonoro. el cine se convirció en u n auténtico espectá-
culo para el ocio de coda la famil ia. J..as décadas de esplendor
corresponden a los años cuarenta y cincuenta. La pérdida de
espectadores comienza con la apa rición de la televisión, que
supt1so un golpe mortal pata las salas de cine. En los últimos
ailos la masificación del vídeo doméstico ha agudizado la re-
cesión de espectadores. En definitiva, cada d ía hay menos gen-
te que va al cine.
Párrafo 3
No tengo iúnguna opinión formada sobre fa polémica de si es
lícito o no colo rear con ordenador películas antíguas en blan-
co y negro. Pol" un lado, creo que debernos respetar todas las
manifestacion.es artísticas, aunque se basen e11 la tnanipuJa-
ción de Ol ras obras anterio res. Algunas obras de arle, como
por ejemplo La Giocond.a de Leonardo o Las Meninas de Ve-
lázquez. tarnbién han s ido o bjeto de nuevns y fan1osas versio-
nes modernas, basadas e n la manipulación del original. Por
otro lado, tan1bién enciendo q ue algunos d.i rect.ores de ci ne se
hayan ofendido, que defiendan la originalidad y el espúitu de
los clásicos, y que califiquen el acto de colorear de atentado
contrn el original. En resumen, qu izá deberíamos tener la
oportunidad ele poder \'er ambas películas: la ol'iginal en b.lan-
co y negro y la n1oderna coloreada.
361
Guía de .r evisión de párrafos
Nombre:
Dor\-ador:
Título del texto:
Preguntas E xplica por qué
¿Cada párrafo
contic11c varias frases
o puntos y seguido?
¿Cada pátra fo . :· .
¿I..Jay 1narcadorc.s
tcxtt.utlcs?
E,.;aluador/es:
Fi1:1ua/s: Fc-eha:
362
Ficha de evaluación
Comunicación y lenguaje
Aprendizaje
Comen/arios
363
des de refuerzo o práclica (prácticas mecánicas o contro-
ladas}. Se pueden introducir variaciones sobre esta se-
cuencia para adaptarla a aprendices particulares: pode-
mos prescindir de las lecturas aproximativas o de los
cruces de grupos y de los cambios de pareja, que incre.
m entan la com plejidad técnica de la tarea, o tambi én
añadir más actividades de reflexión gramatical, entre los
pune.os S y 6, como eluborar listas y clasificaciones de
m <uca<.lores textuales, carac Lel'izarlos gramaticalmente 0
ejercicarlos en fragmentos dcscontextualizados.
Respecto al contenido lingUís tico, conviene destacar
que la cues tión de la segmentación paragráfica del discur-
so supera con creces los esquemas simples que se trabajan
en esta tarea. Pocos pánafos de los usos reales presentan
estructuras tan perfectas como los modelos aportados -
que fueron elaborados para la ocasión-. En la práctica,
los aulores segmentan el discu rso según c1iterios variados
(aspecto visual , disposición en la página, organización se-
má ntica, estilo personal), y cada género impone 1-esLriccio-
nes co11crctas: la i nstancia breve tiene fo1-¿osamentc eres
párrafos con datos del autoi:; expongo y solicito; las noticias
periodísticas tienen pánafos breves e independientes para
poder cortarse por el final, etc. Y es que los intentos de
identificar reglas y criterios de elaboración de párrafos
han tenido más dificultades que resultados (véase Costa,
1995; Besa, 1996 y 1999).
No obstante, creemos que el párrafo es un elemeneo
clave en la enseñanza de la composició11. Pu es to t¡u e los
escolares tienden a redactar textos breves (véase pág.
1 t 8), e l párrafo se convierte en la práctica en la única es·
tructura discursiva supraorac ional: la unidad que seg·
menta subtemas, la que agrnpa oraciones, la que marca
difcrcmes partes de un escrito de una cara, el puente en·
tre oraciones y texlo. Por otra parte, los esquemas para.-
gráficos son modelos discursivos que gtúan al aprendiz
autor y lector hacia la organización de las ideas y la es-
tructuración de los mensajes en esquemas variados (in·
troducciónldesarrollo!ciem:, oposiciones, tesis+ argume11-
tos, cte.)
364
5.3. Extensivas
Procedimiento
Material
Diario d e lectura
365
coger todas las impresiones que te produzca la lectura de una
obra: novela. poesía, teatro, cte. Tiene el objetivo d e ayudarte a
1·eOexionar sobre la obra y a relacionar tus ideas con las del li-
bro, además de pr-.u::ticar la escritura. Sigue esta< instrucciones:
4. Relee tu di ado y elige los mejores fragmen tos: los más re·
prcsc nlativos, los mejor redac tados, los más divertidos.
5. Orclcna los fragmentos para que formen un texto coherente,
con inicio y final. Revisa la redacción: expresión, claridad.
originalidad. Si lo crees conveniente, redacta cl texto desde
cero con las ideas que más te gusten. ¡No excedas las tres
páginas!
6. Repasa la n ormativa con diccionarios, gramáticas y verifi·
cadores automáticos. Colabora con compañeros.
Comentario
366
bajo y para i ncrcmentar la conciencia y la auton-egula-
ción sobre la actividad de lectu1·a. Pronto los biblioteca-
rios se dieron cuenta de que habla niños y nii\a~ que leían
para poder escribir en el cuaderno. E n efecto, escribir
sobre lo <¡ue se lee es una aclividad motivadora para la
lectura y viceversa. Lecwra y escritura se alimentan en-
u·c si.
Por 01.ra parte, este diario es un ejercicio metatex/ual:
un comentario de texto personal, una reseña no acade-
mizante o un resumen libre y subjet ivo de la interpreta·
ción de una obra. Para que la actividad tenga éxito el
aprendiz tiene que asumir libertades: poder elegir la lec·
tura, poder dirigir el diario hacia aspectos que le intere-
sen , poder interrumpir, suspender o prolongar lectura y
escritura a su antojo. También es posible utilizar la acti-
vidad con finalidades más lingüísticas como la anotación
de palabras desconocidas, la copia de citas; sin embargo,
propósitos más académicos desnaturalizan el carácter
extrínseco y actitudinal de l ejercicio.
De acuerdo con nues tra experiencia con a lumnado
u nive rs itario, al principio los aprendices escriben so·
brc temas relacionados con la obra leída, pero poco a
poco empiezan a relacionar estos puntos con aspectos
más externos al texto (opiniones, anécdotas, recuer-
dos) y acaban desembocando, a veces, en la narración
de experiencias y sensaciones personales. Así el diario de
lectura permite incubar temas, intereses o reflexiones
que despu6s se pueden recuperar para otras activi -
dades.
3.6 7
5.3.2. Diario de aprendizaje
Procedimiento
Material
Diario d e aprendi:r.ajc
El diario de aprendizaje es una tarea de escritura sobre cus
estlldios. Tiene el objclivo éle ayudarte a tomar conciencia ele
368
tu estilo de aprcndi:.oajt'= de los hábitos, las estrntcgias, las difi-
cultades<> los intereses. Consiste en. escribir un diario de cus
experiencias acadérnicas, apu ntando todo lo que te parezca in-
teresante. Sigue estas ÜlSlrucciones:
Al tern1inar un curso:
• Escribe una redacció n sobre tu forn1a de estudiar. Escribe
el lfculo: Diagnóstico sobre estudiar. Repasa tu diario de
a prendizaje para buscar ideas. Apunta tus puntos fuertes y
débi.les.
• Escr ibe una carta a los futuros estudiantes de esle c urso
que has t('.rrn inado. l 'iLl1lala: Trucos para aprobn.reste curso.
369
Comentario
370
Procedimiento
Material
371
Puedes incorporar al diario copi<1s de las postales y las car-
ta:, que envtes, entrada..'\ de visitas a museos., mapas y prospec~
lo.• informativos ... todo lo que te haga gracia.
Comentarios
372
5.3.4. Cinco razones para leer un libro
Procedim.ien.10
Material
Leer y recomendar libros
373
• Sub1·aya dos o rnás ideas que te inLcrescn de Ja rccom.e n..
elación.
• Haz una lista de los datos que se incluyen en la refere 11..
cía bibliográfica.
• ¿Cuán.tos argumc11cos tienen más peso? ¿Cu:.~1 te conven ..
ce inás? ¿Por qué?
374
2. Rcclacción. Sigue 1as siguientes instruccio nes para e la-
borar una reco1nendación:
Comentarios
375
los dcstinalarios, ya que se basan en la experienc ia de lec.
lores auténticos de condición parecida. Por otra pane, la
acth~dad de composición alimenta la reflexión general so-
bre Ja lectura (¿qué libros he leído?, ¿cuál me gustó más?),
fomenta el análisis de una obni (¿qué tiene de bueno?,
¿cuál era el argumento?), y ofrece modelos de ficha bi-
bliográfica y de argumenwción. El intercambio final de re-
comendaciones favorece que los escritos tengan lectores
reales que exponen sus impresiones a los autores.
Mat erial: 0
Procedimiemo
376
l.. El alumnado recibe un input de datos sobre un
tema. Puede escuchar una exposición breve del docente o
leer un fragmento del libro de texto o de 01.ro manual. ( 15')
2. Cada aprendiz escribe, durante 1O', sobre todo lo
que sabe del tema. No puede consultar los apuntes to-
mados ni la fuente original, se ha de basar en s us re-
cuerdos y en sus ideas personales. (12')
3. Algunos voluntarios leen sus notaciones en voz
alta para toda la clase. Se comentan oralmente: todas las
ideas o puntos de vista son válidos . El docente apunta en
la pizarra una lista de los subtemas o de los aspectos rela-
cionados con el tema que hayan introducido las inter-
venciones del alumnado. (15')
4. Cada aprendiz escribe de nuevo, durante 1O', pero
ahora lo hace sobre uno de los puntos anotados en la pi-
zarra, el que elija. Debe escribir de manera muy detalla-
da sus ideas, ejemplos, opiniones, etc. (!O')
S. Algunos voluntarios parafrasean -mejor que leer
en voz alta, en esta ocasión- lo que han escrito para
todo el grupo. Sigue un comentario oral, que puede reali-
zarse con todo el gmpo o con grnpos pequeños de alum-
nos que hayan elegido un mismo subtema. (15')
6. Cada aprendi z anota los puntos más relevantes,
las dudas y las preguntas sobre el tema trabajado, que
haya suscitado la actividad (10'). El docente recoge y
evalúa el protocolo completo de escritos.
Comenzarios
377
los. J::l alumnado no está acostumbrado a seguir discur-
sos monologados, extensos, muchas veces sobre temas
abstractos y, por esta razón, la autora propone que las ac-
tividades de comprensión oral sean breves y fragrnen1a-
das. Alternar exposiciones breves con peliodos de escri-
tura o de intercambio oral 1·cproduee la secuencia básica
del diálogo coloquial y es una buena estrategia para man -
tener la atención del grupo.
')11mbién conviene aclarar que la parl.e relevante ele la
acc.ividad son los períodos de redacción y comentado, que
son las fases epistémicas. El inp111 inicial sólo ejerce la Fun-
ción de embrague. La secuencia completa de input/ceclac-
ción/pucsta en común puede rcpctit'SC más de dos veces, en
el caso ele que se desee e.xplorar más a fondo un tema . Él.le
puede ser cualquier pw1to de los programas de las mate1ias
cun·icular·es, aunque son preferibles cuesliones sobre l:is
que el alumnado tenga información y opiniones previas.
Desde o tro punto de vista, la evaluación de las J)l'O-
clucc iones del a lumnado debe ce ntrarse en el desa rro llo
d e l te ma y ha de prescindir del análisis de e 1Tores fOl'-
males. Se puede valorar: la extens ión del escrito, el nú -
mero de ideas generadas, e l grado de personalización, el
nivel de expansión o profundi1.ación de cada subtema, la
progresión del proceso de exploración que ha seguido el
autor, o la capacidad para descubrir campos, aspectos o
matices nuevos.
Esta actividad se parece bas1an te a la escritura libre o
a uto má tica (:(reewriting) ele Pclcr Elbow ( 1973, págs. 3- 1O;
1983), famosa en los EE. UU durante los años setenta y
ocher11.a, que propone la práctica conti nuada en sesiones
d e JO' de redacción espontánea, «irreflexiva, sin para1: ~in
mirar a tr{1s, sin corregir•, con el objetivo de buscar ideas
y fragmentos de redacción au1éntica. La cscriLUra invel>li·
gadora coincide en estos lre~ puntos:
378
• Impoltancia enorme de los factores emocionales o
actitudinales, lo cual provoca que el result<1do de la acti-
vidad varíe según el individuo y la situación.
'l'ie1npo: 60'-90'.
Material: 0
Procedimiento
379
2. 1. El docente da una instrucción (!').
2.2. Las parejas o tr íos resuelven la i nsmicción y
elaboran los apuntes (10').
2.3. Puesta en com ún del grupo clase (5').
2.4. Las parejas o tríos mejoran (reformulan, co-
rrigen) sus apunc.es coo las aportaci ones de
ot1·os grupos .
Cv m enta.rios
380
saria en secundaria, que plantea varias dificultades: uni-
direccionalidad de la comunicación; pasividad y desinte-
rés de los aprendices; falta de destTezas para afrontarla,
desconexión entre el contenido de la exposición y los co-
nocimientos previos, etc. El propósito de es ta actividad
es crear un contexto nuevo en el que el aprendiz tenga un
papel más activo, aporte sus ideas, formule dudas y par-
ticipe decisivamente en la elaboración del discurso ma-
gistral.
Entre otros as pectos positivos, la actividad:
381
que e.n el discurso, que adopte una perspectiva personal
y que busque discrepancias (no estoy de acuerdo con... ) o
apetenci as (me gusw ... ).
Uno de los fundamentos teóricos de esta técnica pro-
cede del aprendizaje cooperativo (Kagan, 1990), que su-
giere que la enseñam:a actual padece sobreabundancia de
•·ecursos, lo cual induce al alumnado a registrar informa-
ción y a adoptar una actitud pasiva respecto al aprendiza-
j e. El alu mnado lee y memoriza libros de texto exhausti-
vos, escucha exposiciones doctas del doceme, acum ula
fotocopias con esquemas complementarios, ve vídeos que
desarrollan aspectos parciales del tero.ario, etc. Pero reali -
za pocas tareas activas de discusión de temas, de. redac-
ción de argumentacio11es, de relacionar lo que ya sabe con
l o que está aprendiendo, de confor mar opiniones perso-
nales, etc. Esta modalidad didáctica pasiva, que prima la
acumulación de datos y los comportamientos pasivos,
cond uce a una educación falta de espíritu ctitico y de des-
trezas sociales.
Para romper con esta dinámica, el aprendizaje coo -
perativo propone lilnila.r los recursos en el aula pa ra que
el alumnado tenga que conseguir la infonnación con un
«trabajo» mucho más activo. Si está prohibido copim; to-
mar apuntes o hacer fotocopias, s i .los aprendices tienen
que hablar entre sí, recordar lo que d ijeron, expresarlo
con sus palabras o exponerlo por escrito, el aprend izaje
gana actividad y personalidad. Otros recurso$ para evi-
tar la mecanicidad de la toma de apuntes son limita r la
cantidad de texto que se puede a notar (sólo 20 palabras,
1O frases, una cara de folio), fomentar apuntes pe1~~ona
lizados (r·eservar una pa rte de cada hoja para opiniones
personales, dejar tiempo para expresar el punto de vista
del aprendiz) o eliminar una parte de la información en
el discurso oral del docente y pedir a Ja clase que lo com-
plete en la bib.lioteca.
382
5.4.3. El esqu.ema compartido
Tiempo: 50'-70'.
Material: 0
Procedimien/o
Siguiendo paulas parecidas a las dos actividades an-
teriores, el a prend iz e laborn un esquema a partir de una
información inicial y lo revisa y enriquece con la aporia-
ción de compañeros:
l. El alumnado escucha una exposició n breve (vídeo,
docente) o lee un tex to corto. No puede tornar apuntes y
sabe que después tendrá que hacer un esquema ( 15').
2. Cada aprendiz elabora un esquema. siguiendo la
instrucción: a.nota las cincu ideas más impor1a.ntes de la
informaciún. El apren diz escribe en un a hoja suelta, que
identiGca con su nombre, y deja un espac io en blanco (3
cm) entre cada idea, para poder añadir datos (l O').
3. Cada aprendiz da su ho_ja al compa1)ero de la dere-
cha. Se organiza Ja clase en cfrculo pa ra que cada sujeto
pase una hoja a la derecha y r eciba otra de la izquierda (3').
4. El aprendiz Ice la hoja del compaí'le1·0 y sigue otra
instrucción: alladc dos idea.s nuevas a estos apuntes, ano-
t1fodulas en el lugar adecuado (7').
Se pueden repeti r los pasos 3 y 4 vari<is veces con ins-
trucciones difercnlCS: añade dos ejemplos, desarrolla una
de las ideas, da. tu opinión personal, expresa un desacuer-
do, escribe una.pregu111a (10' para cada c iclo).
383
5. Cada aprendiz recupera su esquema, el que lleva
s u nombre. Lo lee, lo corrige y añade libremente todas
las ideas que desee (7').
6. Docente y grupo clase comentan cuáles han sido
las ideas más y menos repetidas, comentadas o valora-
das, y resuelven las dudas. También se pueden formar
grupos o parejas para refundir los esquemas individua-
les en uno más completo que represente al grupo.
Comentarios
La actividad muestra que la cooperación entre compa -
ñeros fomenta el aprendizaje y permite conseguir mejores
productos escritos que el trabajo individual. Durante la
circulación de hojas de apuntes, cada uno puede utilizar
libremente sus ideas y las de otros, siempre que amplíen
cada esquema: se pueden aportar ideas personales a los
esquemas de otros, apuntar una misma idea en dos o
más esquemas -porque resulta nueva en cada caso-,
apuntar una idea aprendida en un primer esquema en
otro posterior; etc. El conocimiento no tiene propieda.d y la
lengua es una entidad dialógica en la que todos tomamos
voces y palabras de otros, por lo que todas las ideas del in-
dividuo proceden de su comunidad, de sus compm'ieros.
5.4.4. Argumentar
Bachillerato, universidad.
90'.
384
Procecli1·nien.to
Material
A favor o en co11tt·a
385
brc: estas zonas con rnasaj~ r11(1nuulcs, se crean arcos reflejos ql1c
<.lct(ann direclamcnte sobre cualquier órgano.
4. Todavfa <on desconocidos lo.~ fundamentos científico~ de
lo~ arco."' reOejos. La hipótesi~ n1á~ ttccptada es que los mas.ajC.) en
)a, plantas de los pies influyen en lo circulación sanguínea y en el
sistemo ne1,1ioso.
S. Los partidarios de: la mcdicinn. natural están auuH.:ntando
<lía a dfa en Europa y An1érica.
6. L.a bibliogra fía sobre es ta tócnicn es escasa. Sólo rt·cicncc·
m ente hu merecido el interés de 1x:viSl€ls especializadas, sobre loe.In
de t!1'l l:e11'1'1erfa.
7, [n algunos paise.$ las terapias naturales (acupuntura, rc-
flexologln) forman parte de h1 medicina oficial y se C>ludian en
la universidad.
8. El hospital de la ciudad tiene en la actualidad cuantios:..~
pérdidas económicas.
9. los tratamient.os naturales carecen de con1rai1\dicacioncs y
e fectos secundarios, a difere ncit; de Jn farmacología convencionnl.
10. Un tratarniento de rcílcxolerupia consta de dos o tres se-
s iones $Crnanales d uran1e uno o dos rncsés.
l I. la ausencia de esludios reglados y de tftuJos ucrcdih1dos
favorx:c<.: cJ intrusis1110 profesiona l y disrninuyc la calidad y la ~C·
guridad de la terapia.
l 2. Aunque no cure enfermcdade~. la rcflexoterapia ha de-
mo.::.trado ser positiva en el 90% de los casos contra dolor~ (mi-
g:rafta. lumbago, ciática, etc.), ntaques nefríticos, escrés, etc. 'º
es aconsejable con infecciones agudas, gangrenas en los pies o
inflarnaciones de los sistemas venoso y linfático.
13. Los usuarios de esia lcrapia son una n1inorla 1nuy rcducidu.
14. HI coste de una primera vÍ$ÍLí• oscila entre 2.000 y 7.000
pesetas y las s iguientes, entre 2000 y 4000 pesetas.
(D~1tos clabo1-.Hln,o n l)flrtir de Ja Grun Endclo1)Cdla CM11lun.1
y d~ ;;irlicuJo~ p<:riodbticos. J
Comemllrios
386
Además, los datos se in tegran en un úni co <lis<.:ur~o ar·-
gumenta1ivo q ue, al compararse en tre compaiiero~, ge-
nera discusión y más reílexión sobre el tema. l,;n deba-
te oral entre panida1ios y detractores de la tesis puede
acompañar a la producción escdta y favorecer el apren-
dizaje.
Pmcedim icnio
387
• Observación. El alumnado uliliza la escritura paru re-
coger datos (función registrativa) y para explorar sus
percepciones (recuerdos, sensaciones, opiniones) so-
bre los hechos observados (función epistémica). Se
anima al aprendiz a buscar un lenguaje subjetivo, en
l" persona (vi, descubrí... ), verbos de percepción y
sentimiento, palabras personales, comparaciones y
metáforas, descripciones y mll"rac iones parciales, etc.
• Redacción de un informe. E l alumnado comunica su
experiencia a otras personas y debe transforrmu- la ex-
plicación anterior, cargada de matices subjetivos y
lenguaje egocéntrico, en una exposición objetiva, que
pueda ser comprendida por lectores que no conocen
personalmeme el hecho observado. La actividad Re-
dactar· un informe incluye las instrucciones de compo·
sición y Subjetividad y objetividad contiene informa-
ción, ejemplos y ejercicios para fom1ar al aprendí?. en
esta función comunicat iva de la escritura.
Material
La escritura científica
388
Observación
389
• ¿Qué te. J1a recordado?¿:\ q ué lo con1par a rías? ¿A qué se
parece?
• ¿Qué es lo que no has visto? ¿Cón10 te lo in1aginas? t::x-
plica cómo te imaginas el Jugar! Ja actividad otro día que
tu no csLuvieras prese11te.
Redactar un informe
390
2
39 1
6. Los adjetivos subjetivos (mar(1villoso, espantoso) infor-
man más de la opinión del autor que del objeto al que califi-
can. Por ejen1plo. una novela encantttdora sólo nos informa. de
que Ja obra gustó al aulor. En can1bio, una ·novela histórica, ita.-
litina o iuvenil describe cualidades del sustancivo.
7 . ."'-lgunos conectores (conjunciones, a<lve1·bios) sugieren
juicios de valor. Por ejemplo. es inglés vero honesto presupone
que Jos ingleses no son honestos; es hombre y, sin embargo, co-
cina bien presupone que sólo las mujeres saben cocina.t:
8. Las comparaciones remiten a mundos individuales, que
difícilmente pueden ser precisos u objetivos. Por ejemplo, lle-
vaba un vestido qu.e parecía. un pasrel de nara resulta sugereme
desde un punto de vista literario, pero altamente impreciso
para describir un objeto, puesto que existen muchos tipos de
pasteles de nata y las personas tenemos puntos de vista y opi-
ni<>nes muy variadas acerca de ellos. En cambio, vestía como
una Meiúna de Velázquez tiene un referente objetivo para w-
dos.
Comentarios
392
BIBLIOGRAFÍA
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