Está en la página 1de 6

Lectura 1: Programa de Olimpismo, Valores y Deporte

Olimpia: cuna de los Juegos Olímpicos

La ciudad de Olimpia está situada en el Oeste del Peloponeso, a orillas del río Alfeo. Se
trata de una ribera tranquila y verde, en la que abundan las colinas de escasa elevación.
Olimpia era un santuario religioso a unos 50 kilómetros de la ciudad de Elis, ciudad -
estado, quien de hecho organizaba los juegos olímpicos. No era propiamente una ciudad
habitada.

Hacia el año 6000 se habitó por primera vez este emplazamiento, convirtiéndose durante
los siglos XIV y XIII antes de Jesucristo en un centro religioso dedicado a los doce dioses
del Olimpo, de acuerdo a la mitología griega, (ya que los griegos gustaban de explicar todo
mediante un mito) esto fue lo que le dio el nombre de Olimpia.

Olimpia fue el gran centro de deportes del mundo antiguo, y a sus juegos asistían además
de atletas, políticos y personajes importantes de la época, sobre todo, los grandes artistas,
pintores y escultores; así como filósofos, matemáticos, historiadores, poetas, literatos, entre
ellos: Platón, Tales de Mileto, Diógenes, Pitágoras, entre otros.

Los Juegos nacen en Olimpia


Entre el año 1700 – 1050 antes de Cristo Olimpia, ya era un centro religioso de primer
orden, que dio origen a la organizarción de los primeros juegos atléticos en el año 776 antes
de Cristo, es así como comienzan a desarrollarse los Juegos Olímpicos en la antigüedad en
el Valle Sagrado de Olimpia.
La celebración de los Juegos durante ese año, el año 776, sólo duró un día y la parte
deportiva del programa incluía una sola competición, una carrera a pie. La carrera a pie, el
estadio, era una carrera de velocidad de la longitud de un estadio y fue Corebos de Elide
quien escribió su nombre en la historia como el primer vencedor. Las celebraciones
deportivas fueron incrementando gradualmente de uno a tres días y finalmente a cinco días
de duración.

El primer día entraban al recinto los atletas, precedidos por los heraldos y trompeteros,
seguidos por los jueces vestidos con mantos de color púrpura.
Seguían los sacerdotes y sus ayudantes con animales sacrificados. Luego los representantes
de las delegaciones con ofrendas de oro y plata y finalmente los caballos y carros de las
competencias ecuestres.
Luego juraban haberse entrenado durante diez meses, ser griegos libres, no ser perseguidos
por delitos y cumplir con las reglas de los juegos. Esta declaración la hacían los atletas y los
jueces.

El segundo día competían en: pugilato (El pugilato es el antecesor del boxeo actual. En sus
comienzos se luchaba con los puños descubiertos, pero más adelante se cubrieron las manos
con tientos de cuero), pancracio (análogo a las artes marciales mixtas. En este deporte
había que vencer al rival pudiendo golpear con cualquier parte del cuerpo al adver- sario y
el combate finalizaba con la rendición e incluso la muerte), pentatlón y carreras.

El tercer día por la mañana se llevaban a cabo en el hipódromo las carreras ecuestres, que
eran esperadaas con gran espectación por los accidentes que se producían, especialmente en
las curbas correspondientes a los extremos del hipódromo. Se proclamaba vencedor al
dueño de los caballos (no al auriga que los conducía), de ahí aparecen vencedores famosos
personajes políticos Filadelfo, faraón de Egipto.
En la tarde del tercer día, tenía lugar el pentatlón que comprendía carrera, salto,
lanzamiento de disco, jabalina y lucha. Durante los siglos V Y VI antes de Cristo, época del
máximo apogeo de los Juegos, fue el pentatlón la actividad agonística más destacada de
todos los deportes; pues significaba ser el atleta más completo.
El cuarto día se llevaban a cabo las rreras pedestres : estadio (unidad de medida equivalente
a 192 metros).
El quinto día se proclamaban vencedores en las inmediaciones del templo.

Jue
z actuando durante la competencia de salto en largo.

Las mujeres, los esclavos, los extranjeros, no podían competir; sin embargo, las mujeres
podían ser campeonas olímpicas como propietarias de un carro de carreras.

En los juegos, el atleta victorioso recibía una corona hecha de ramas de olivo, cuyos brotes
eran solemnemente cortados del olivo, por un joven cuyos padres vivieran y utilizaba para
el corte un cuchillo de oro. No obstante, fuera del santuario olímpio, los éxitos de los
atletas se celebraban con regalos, odas y estatuas. Para alguno de los ganadores, los éxitos
fueron tales que su fama ha llegado hasta hoy. Los juegos olímpicos tenían un contenido
religioso desde su creación. Ser campeón olímpico era alcanzar una de mas más altas cimas
de popularidad y prestigio ante la sociedad, lo que le hacía merecedor a a especiales
distinciones.

Entre los más notables de estos grandes atletas estaba Leónidas de Rodas, ganador de las
tres pruebas de carreras en cada uno de los cuatro juegos consecutivos entre el año 164 y
152 antes de Cristo, una hazaña que nunca se supero en los antiguos juegos olímpicos.

A partir de ese momento, entre otros acontecimientos, surge un nuevo calendario


cronológico en Grecia que empieza a medir el tiempo por Olimpiadas, es decir, períodos de
tiempo de cuatro años que se inician y acaban con la celebración de los juegos sucesivos.

Los atletas se entrenaban en los gimnasios para participar en una variedad de deporte, la
preparación física debía ir acompañada de una preparación y aprendizaje intelectual, de
manera tal; que simultáneamente eran educados en la música, aritmética, escritura y lectura.

Con la aparición del cristianismo, se produce en el mundo un profundo conflicto entre


aquellos que eran politeístas como los griegos y romanos y los monoteístas, como los
judíos y cristianos. Además, los juegos se degradaban por el exceso de profesionalismo y
las manifestaciones sangrientas al estilo del Circo Romano. Al convertirse al cristianismo
Teodosio I, Emperador de Roma y con el fin de recibir el perdón de sus pecados, destruyó
todo aquello que representaba al antiguo mundo religioso y prohibió la realización de los
Juegos en el año 392 después de Cristo por representar una manifestación pagana.
Durante el reinado del emperador Teodosio II en el año 408 después de Cristo, se reiteró la
abolición de los juegos y se demolieron los tempos de Olimpia en el año 420 después de
Cristo. Cabe mencionar en que en los 522 y 551 después de Cristo, violentos terremotos
ocurridos en Olimpia y grandes inundaciones del río Alfeo, complementaron la obra
destructiva sepultando al santuario durante 15 siglos bajo el silencio y el olvido.
Los juegos se realizaron desde 776 antes de Cristo hasta el 392 después de Cristo, lo que
había nacido como una manifestación religiosa desapareció por otra razón religiosa.

Los Juegos Olímpicos de la Antigüedad representaron una manifestación religiosa,


contribuyeron al desarrollo armónico del cuerpo y el alma; favoreciendo la amistad de los
pueblos y ciudadanos. Ya que, con la finalidad que los Juegos Olímpicos se celebraran en
Paz, con antelación a la fecha de su desarrollo, se proclamaba la Tregua Sagrada o
Ekecheiria.
De tal manera que los Juegos daban inicio con el envío de los heraldos de la paz que
anunciaban que los juegos olímpicos habían comenzado y la tregua sagrada había entrado
en vigor.

La tregua sagrada o Ekecheiria

Uno de los aspectos más destacados de los juegos olímpicos de la antigüedad era la tregua
sagrada o ekecheiria es el pacto internacional suscrito en el año 884 antes de Cristo por
los Reyes Licurco (Esparta) Cleóstenes (Pisa) e Ifito (Elida) por el cual toda actividad
bélica era suspendía y el territorio sagrado de Olimpia era declarado inviolable, así también
las personas viajeras o peregrinos que por allí transitaban.
La tregua garantizaba que los atletas llegasen a Olimpia sin sufrir ningún percance durante
su viaje.
La ekecheiria o Tregua Sagrada era respetada asociando así los juegos con la paz.
Inicialmente la tregua incluyó solo los lugares ubicados en el Peloponeso, pero
posteriormente se amplió a todas las ciudades que deseasen participar en los juegos.

Bibliografía

Dalotto de Marcó, Silvia (2000) Educación Olímpica: guía de actividades para


docentes. Comité Olímpico Argentino.

Durántez, Conrado (2002). Historia y filosofía del olimpismo. Comité Olímpico


Español.

Museo Olímpico (2008) El gran libro de los juegos olímpicos. Comité Olímpico
Internacional.

También podría gustarte