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Ejercicio de las funciones de la comunicación.

Frida Kahlo, la artista perfecta.

Frida Kahlo es, como suele repetirse hasta el cansancio, la artista mexicana más
famosa en el mundo. De hecho, es muy probable que sea, sin más atributos, la
artista más famosa del mundo. O, incluso, el artista más famoso (en masculino, para
abarcarlos a todos). Picasso, Van Gogh y Da Vinci le llevan años de ventaja, pero
ninguno, ni siquiera el que se cortó la oreja, puede competir con el coctel exquisito
que se consigue al mezclar la vida, la obra, el cuerpo y las ideas de Frida, así, sin
apellido. “Un listón alrededor de una bomba”, diría André Breton, el padre del
surrealismo.

Incluso el propio Diego Rivera —más célebre que ella, y que todos, en vida— ha ido
quedando eclipsado por su joven esposa, a la que las feministas se encargaron de
rescatar del olvido a finales de los años setenta y a quien la cantante Madonna
terminó por llevar hasta la cima en que ella misma reside, al comprar su obra y
vestirse como ella.

Si hablamos de sus obras, Las Dos Fridas — no solo es el par del famoso cuadro,
todas: la pintora y su modelo, la doliente (“no estoy enferma, estoy rota”, solía decir),
la esposa sumisa que dé a ratos se liberaba (y mucho), la dueña del guardarropa
que las gringas “quieren imitar”, la madre frustrada, el personaje singularísimo que
con sus peinados y sus monos y sus lágrimas se volvió parte del paisaje de
México—, todas ellas, reúnen los ingredientes necesarios para fundar un culto, algo
que solo Frida ha logrado plasmar y trasmitir a través de sus obras.

Balderrama Cruz Alexa Zuszeth. 1IM20.

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