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#FITMOM

#FITMOM

En este mes empezaremos una serie que he entitulado #fitmom, fit en


inglés quiere decir estar en forma o estar en una buena condición física
por causa de hacer ejercicio frecuentemente. Alguna vez escuché que
la vida cristiana no es una carrera corta sino un maratón. Y es verdad, el
apóstol Pablo nos deja la imagen de una carrera, y mira lo que nos dice:

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”.
(1 Cor 9:4). Lo importante no es simplemente iniciar nuestra carrera de
fe, todos anhelamos culminar esta carrera en victoria. Creo que toda
madre entiende que la maternidad no es simplemente dar a luz y ya...
sabemos que el día que llega un hijo al hogar es donde verdaderamente
empieza nuestra gran tarea. Pero, ¿cómo correr este maratón? ¿Cómo
fortalecer nuestros músculos espirituales? ¿Cómo crecer en nuestras
habilidad de resistir? Y, sobre todo, ¿cómo llegar a la gran meta que
tenemos por delante? En este desafío vamos a aprender principios que
quedaron plasmados por uno de los grandes atletas en la fe, el apóstol
Pedro.

Recuerdo algunos años atrás, cuando estaba entrenando en danzas. Te-


níamos que pasar por diferentes procesos para trabajar y crecer en el
físico. La danza es un arte que demanda mucha disciplina, y como yo
inicié ya estando en mi adolescencia, que en danzas se considera muy
tarde, me tocó esforzarme el doble. Algunas de las áreas que debíamos
trabajar era nuestro cardio y así mejorar el estado físico para lograr ha-
cer algunas de las presentaciones que eran bastante exigentes. Tuve la
oportunidad de entrenar por algún tiempo con una excelente maestra, y
ella nos llevó también a crecer y trabajar en la flexibilidad. Este proceso
era lento, doloroso y de mucha disciplina para ver un progreso. Y nos
llevó a fortalecer mucho el ‘centro’ con metodologías como pilates y
clases técnicas de ballet. Recuerdo quedar adolorida por muchos días
después de entrenar con esta maestra. Después de algún tiempo em-
pecé a notar muchos cambios, no solo físicamente en la tonificación de
algunos músculos, sino también en la fuerza interna, producía una gran
satisfacción ver el progreso.

No sé cómo te sientas en este momento en cuanto a tu fuerza espiri-


tual. Tal vez sientes que estás corriendo esta carrera de fe con mucho
peso extra, o tal vez te sientes estática, sin ver progreso alguno. Bue-
no, te motivo a que en este mes separes un tiempo cada semana para
aprender y aplicar estos principios. Sé que tienes una carrera que correr
por delante, pero lo mejor de todo es que tienes al mejor entrenador,
al Espíritu Santo. A través de Su Palabra Él te guiará (a veces por cosas
dolorosas, pero recuerda, en el dolor está el crecimiento), y a veces por
cosas que no entiendes en su momento. Pero el entrenador de entrena-
dores te llevará a que seas esa mujer que culmine la carrera en victoria.
Así que, ¿estás lista?
28 días para ponerte en forma

¿Qué aprenderemos este mes?

Cada semana nos enfocaremos en un área específica:

1. Fuerza espiritual.

2. Formar hábitos diarios para llevar una vida de disciplina.

3.Aprenderemos por qué la paciencia y la piedad son esenciales en esta carrera.

4. Recordaremos la gran meta que tenemos y cómo mantener el enfoque.


El punto de partida: La fe
Uno de los mayores regalos que el Señor Jesús da a sus hijos es la fe; la
capacidad de creer en Su Palabra. Vemos el ejemplo de Abraham: Dios lo
escoge, Dios le revela su plan, y aunque todo parecía ser imposible, y las
circunstancias gritaban a todo pulmón todo lo contrario a la promesa divi-
na, Abraham, al colocar su mirada en las promesas de Dios recibió uno de
los mayores regalos que un ser humano pueda tener: la Fe. Creo que parte
de su gran logro fue que pudo tener el corazón como el de un niño. Y no
sé si has observado algo en particular que tienen los niños: ellos son como
esponjas. Tienen la capacidad de retener y guardar en el corazón cosas que
escuchan y reciben especialmente de personas que admiran. Así que Abra-
ham logró conocer a Dios de una manera íntima, de una manera real y esto
lo llevó a afianzar su confianza absoluta en su creador.

Cuando estaba meditando en este pasaje, pensaba en la vida de un joven


que inició su carrera de fe a una muy temprana edad, tal vez ya conozcas su
historia, hablo de José. Al inicio de su carrera, la Palabra nos dice que José
soñó un sueño (Gen 37:5-11). Fue ahí donde inició su carrera y donde la fe
nació en su corazón a través de este sueño. Creo que en medio de su vida,
que pasó por momentos muy duros, lo que hizo que él no desistiera de su
carrera fue este sueño, o esta promesa que Dios le había dado. Te quiero
motivar a que vuelvas a soñar en grande, pero deja que estos sueños nazcan
de la Palabra de Dios. Es la mejor fuente para alimentar nuestra fe.

Mira lo que dice 2 Pedro 1:4


Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que
ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los
malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina. Dios nos habla
hoy por medio de sus promesas. Él revela sus planes en Su Palabra.

Lo más importante es aferrarnos a cada promesa. Estas promesas nos llevan


a tener parte de su naturaleza divina, a ser uno con Cristo.

¡Wow!.
Y en estas promesas, Dios nos ha concedido todo lo que necesitamos para
hacer Su voluntad. El punto de partida es la fe:

Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra
fe virtud; a la virtud, conocimiento (2 Pe 1:5)

Pero para ver un progreso, debes esforzarte por:

“Añadir a su fe,
virtud;
a su virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio;
al dominio propio, paciencia;
a la paciencia, piedad o devoción a Dios;
a la devoción a Dios, afecto fraternal;
y al afecto fraternal, amor.

Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el cono-


cimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e impro-
ductivos.”

“No os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro


Señor Jesucristo.” (2 Pe 1:5-8)

La fe es nuestro punto de partida.


Es esencial para correr nuestra carrera. Por eso, te motivo a que busques y
plasmes 4 promesas que Dios te haya dado. Si quieres, puedes hacer una
promesa por cada área de tu vida, por ejemplo:

Personal
Familiar
En tu llamado
Empresarial
Las promesas de Dios no son para guardarlas en un baúl, Dios nos las da
para que por medio de ellas aprendamos a librar batallas espirituales, a per-
severar, y guardar lo más hermoso que tenemos: nuestra fe. Y así como José,
qué tal si te pones en evidencia con las promesas que Dios te ha dado. Com-
pártelas con los que están en casa, habla de ellas a tus hijos. ¡Esto hará que
la fe se active en tu vida!

¿Cómo llevar tu progreso?


Mi anhelo es darte herramientas para que tu puedas poner en práctica des-
de este mismo mes. Así que si quieres llevar tu progreso, es muy sencillo,
descarga la guía semanal y si puedes imprímela para que cada semana to-
mes un tiempo para reflexionar y meditar en lo que has aprendido. ¡Será un
mes para ponerte en forma!
Semana 3
Resistencia

Seguimos nuestro tema de #fitmom en el que veremos algunos principios


que nos llevarán no solo a correr nuestra carrera de fe, sino a terminarla con
éxito.

En esta serie hemos estado hablando de que el punto de partida es la fe. Si no


tienes fe, debes tomar tiempo para estar frente a la palabra de Dios, porque
la fe puede llegar a ti cuando oyes Su palabra. A esa fe debemos añadirle ex-
celencia, y es poder dar lo mejor de nosotras en lo que Dios nos ha confiado.
Hay un principio bíblico que dice, si eres fiel en lo poco Dios te pondrá en lo
mucho. El apóstol Pedro, nos dice que esa excelencia debe ir acompañada de
un conocimiento, al conocimiento debemos añadirle dominio propio.

Hoy estaremos hablando de otros dos principios que nos llevarán a resistir en
medio de las circunstancias o dificultades: la paciencia y la piedad.

Un ejemplo de Resistencia

La palabra paciencia también encierra el principio del resistir.. de no darse


por vencido.

Escuchaba el ejemplo de Betsy, una mujer que tuvo que poner en práctica
este principio de resistencia. Al inicio de su matrimonio aparentemente todo
estaba muy bien. Edwin, su esposo, un hombre responsable, trabajador dedi-
cado a su esposa y a sus hijos. Sin embargo, Edwin cae en el vicio del alcohol
y esto hizo que el empezara a malgastar sus bienes, a endeudarse bastan-
te, hasta el punto en que tuvo que pedir prestado para conseguir una casa
muy pequeña. En estos primeros años de matrimonio, las deudas siguieron
incrementando, aunque aparentemente seguían siendo felices. Sin embar-
go, llegó el día malo para Betsy y su casa, en 1841 cuando Edwin murió de
repente de un ataque al corazón. En ese momento Betsy tenía 7 hijos y
estaba embarazada de gemelos, así que de un día para otro, Betsy quedó
madre soltera de nueve hijos y todos menores de 14 años.

Al instante, llegaron los acreedores a la casa de Betsy y se llevaron absolu-


tamente todo lo que tenían, hasta la madera que tenían guardada. Sin mise-
ricordia, los acreedores empezaron a demandar a Betsy a que pagara todas
las deudas. Los familiares y amigos le decían constantemente a Betsy que
tenía que separar la familia, y que debía enviar a sus hijos con diferentes
familiares. Sin embargo Betsy RESISTIÓ. No se dio por vencida. Se mantuvo
firme en que ella podría levantar a su casa.

La necesidad tan grande de proveer para su casa la llevó a trabajar largas


horas al día. Ella decidió trabajar en todo lo que pudiese. Desde sembrar y
plantar cultivos, hasta ayudar a familias cercanas. En su casa, Betsy hacía
la ropa para cada uno de sus hijos. y aunque muchos días pareciera que
no hubiese lo suficiente, Betsy decidió poner su confianza en Dios. “Confía
en Dios” fue su creencia continua, y ella en verdad confiaba en que Dios le
daría la fuerza para salir adelante.

Betsy, tuvo que enfrentar muchas dificultades, pero en medio de todo ella
no desistió-- y más adelante, uno de sus hijos, el gran evangelista y predi-
cador D.L Moody diría de ella en el día de su funeral: “Cuando todo estaba
en contra de ella, esto era a lo que ella se aferraba, “Mi confianza esta en
Dios. Mi confianza esta en Dios.” y cuando los vecinos le decían que saca-
ra a sus hijos, ella decía: mientras tenga estas dos manos, nunca me daré
por vencida en cuanto a mis hijos.” Muchos le decían que si continuaba así,
sus hijos terminarían o en la cárcel o con una cuerda en el cuello. Pero hoy
les testifico, que fruto de su esfuerzo, ninguno de nosotros fue a la cárcel,
ninguno terminó con una cuerda en el cuello.. es más si todos en el mundo
tuvieran una mama como la mama que tuve, si el mundo fuera cuidado por
esta clase de madres, no habría necesidad de cárceles.”
Que gran reto para todas nosotras. Que importante aprender la lección de
esta gran mujer de Dios. La resistencia proviene de una fe y confianza abso-
luta en aquel que nos creó. Entender que siempre hay alguien por encima de
nuestra vida, nuestra circunstancias, y que Dios es un arquitecto, El se encar-
ga de poner todo en orden si confiamos y no desistimos. Dwight L. Moody, el
cuarto hijo de Edwin y Betsy, se convertiría en uno de los grandes hombres
de fe, cual fue su legado, anqué en su época no había internet, televisión o
radio, Moody predicó a más de 100 millones de personas; y aunque no fue a
la universidad, fundó dos escuelas y un instituto bíblico que existe hasta el
día de hoy.

Romanos 5:3-5 (NTV)

También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos


que nos ayudan a desarrollar resistencia. 4 Y la resistencia desarrolla firmeza
de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. 5
Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura
nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro cora-
zón con su amor.

Pablo nos enseña que el sufrimiento es necesario para llegar a la resistencia.


Tal vez la naturaleza humana frente a las pruebas es hacer la pregunta, ¿por
qué? ¿Por qué vivir esto? Pero a la luz de este pasaje vemos que si tenemos
la reacción correcta frente a las pruebas, estas producirán el bien que Dios
quiere que produzcan en nosotros, y no el mal que el enemigo quiere produ-
cir. Así que la resistencia va muy unida a la actitud, a la determinación.. “mi
confianza esta en Dios,” “todo obra para bien a los que aman a Dios.”
Y esto nos lleva al siguiente escalón en la escuela de Dios: la piedad.
El maestro Derek Prince define la piedad como una vida que no tendría
sentido si no hubiera Dios o una vida que es un recordatorio continuo de la
realidad de Dios.

“Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan
y entre los que se pierden.” (2 cor.2:15)

Cada persona lleva una fragancia, lleva una aroma, algunos llevan el aroma
del ‘EGO’ todo va en torno a ellos, otros llevan la aroma del ‘POBRECITA
YO’ otros llevan el aroma de la ‘sensualidad..” pero la piedad es llevar el
aroma como lo dijo pablo, de Cristo.

Un ejemplo de la piedad
Hace algunos años leí la biografía de una mujer que en verdad impactó
mucho mi vida, de hecho es uno de mis libros preferidos, Cita en Jerusalén.
(Appointment in Jerusalem), Lydia fue una mujer que:
Logró cumplir su propósito en esta tierra
Toda su vida reflejaba a Cristo
Su vida fue emocionante, fue una aventura marcada por la osadía y el gozo
frente a los desafíos que enfrentaba.

Derek Prince, quien se convirtió en su esposo dijo esto de ella:

“En su casa conocí al Espíritu santo, no como una persona de la doctrina


de la trinidad, sino como una presente y diaria realidad. Varias veces vi a
Lydia colocar platos en su mesa donde no había comida para esos platos,
sabiendo que, en el momento de sentarse a comer, Dios iba a proveer para
esa cena. La vi muchas veces reprender la enfermedad en los niños y como
resultado la enfermedad salía. Sobre todo, vi cómo el Espíritu Santo la nutrió,
dirigió y la soportó todo el día, todos los días, a través de las páginas de la
Biblia. En 30 años de matrimonio he aprendido de Lydia que la oración que
sale de esta clase de intimidad con la biblia no es algo subjetivo, sino una
fuerza en este mundo— la fuerza más poderosa que existe.”

Cuando leemos estas palabras escritas por la persona que mas la conocía, su
propio esposo, podemos claramente ver que clase de fragancia tenia Lydia.
Toda su casa estaba impregnada de la presencia de Dios, de lo sobrenatural,
y de una paz en medio de diferentes circunstancias adversas.

No te conformes con una fragancia barata- el mundo y todo lo que el mundo


ofrece es superficial. Lydia Prince fue una mujer que estaba cansada de esta
clase de fragancia. Aparentemente llevaba una vida exitosa: profesional, ga-
naba bien, se había destacado, pero por dentro completamente vacía. Esto
la llevó a buscar respuestas al verdadero significado de vivir.

Empezó a leer la Biblia no como un acto religioso, sino como un acto de


necesidad- tenía hambre por la verdad, por Jesús. Después de unos cuantos
meses, ella cuenta cómo tuvo una experiencia sobrenatural con el Verbo de
Dios. Y logró ver a Jesús. Esto llenó todo lo que ella estaba buscando.

Ahí fue cuando empezó su travesía de fe. Su osadía a obedecer la voz de


Dios por encima de todas las cosas. Esto la llevó a renunciar a su país, a su
profesión, y aun a su familia—y embarcó su viaje a Jerusalén, el lugar donde
Dios la había llamado.

En el transcurso de varios años la fragancia de Lydia empezó a inundar las


calles de Jerusalén. A su hogar empezaron a llegar niñas que no tenían pa-
dres porque sabían que Lydia era una mujer que transmitía el amor de Dios.
De tener una niña pasó a tener más de 70 niñas bajo su cuidado, de las
cuales adoptó a 8 como sus hijas. A diferencia de otros orfanatos, Lydia se
encargó de hacer un verdadero hogar y a amar a cada niña como si fuera
su hija. En su Aventura de fe, Dios trajo a su esposo a su propio hogar- un
guapo británico, tal vez lo hayas escuchado- el gran maestro Derek Prince
y levantó junto a él un gran ministerio que alcanzó los cinco continentes.

¿Sabes qué fue lo que llevó a Lydia a reflejar esta fragancia? Su relación ín-
tima y personal que tenía con Dios a diario. De esto depende todo. Por eso
quería mujer que me escuchas, te motive a que anheles no solo conocer de
Dios, sino conocer a Dios de manera íntima y personal.

Y anhela que a donde quiera que vayas tú puedas esparcir la dulce fragan-
cia de nuestro señor Jesucristo. Que a medida que sirvas a tus hijos, ellos
no te vean a ti, sino vean a cristo. Que tu esposo, vea la vida de cristo activa
dentro de ti.

Una persona piadosa, dijo Derek Prince:

1. Saca todo de Dios (todos confiando en la gracia y el poder de Dios)


una vida que se apoya en Dios. la fragancia llega cuando nos apoya-
mos en el amado.

2. Remite todo a Dios: nunca toma una decisión por su propia voluntad
o fuerza. Dios, ¿es ésta tu voluntad?

3. Ve a Dios en todo. no comienza a quejarse. No, sino que dice, puede


que no lo entienda, pero Dios está en esto.

DESCARGA SEMANA 3
Semana de Resistencia
SEMANA DE #FITMOM
RESISTENCIA

Día 1 Día 2 Día 3

¿En qué áreas Escribe los 5 Estudia Romanos


Dios te está principios que 5:3-5 y Santiago
llevando a resistir hemos aprendido 1:2-3.
en este tiempo? de 2 Pedro 1:
¿Cómo estos
¿A qué palabra o El punto de pasajes cambian
promesa te estás partida: ______ tu perspectiva de
aferrando para no las pruebas?
desmayar en esa A la fe debes
área? añadirle:
E_______
C_______
D_______
P_______
P_______

Día 4 Día 5 Día 6 Día 7

Hasta el día de De la vida de


hoy, ¿qué fragan- Lydia Prince,
cia has llevado a ¿que puedes
los que están aprender?
cerca de ti?
¿Qué cambios
puedes empezar
a hacer?
Escribe acá lo que aprendiste
en tu desafío diario

1
¿En qué áreas Dios te está llevando a resistir en este tiempo?

¿A qué palabra o promesa te estás aferrando para no desmayar


en esa área?
2
1.

2.

3.

4.

5.

El punto de partida:

A la fe debes añadirle:

P
3

4
5

De la vida de Lydia Prince, ¿que puedes aprender?

¿Qué cambios puedes empezar a hacer?


6

1.

2.

3.

¿Como esto se ve reflejado en tu propia vida?


7

Mis objetivos son:

1.

2.

3.

4.

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