Está en la página 1de 2

Idénticos V – Ciclo 2017

La casa del almirante

Autora: Roxana Aramburú

Papá se puso el uniforme bien planchado y le brillan los zapatos. Tiene las manos
agarradas atrás y mira serio a Andreíta, que vino a pasar el día. Andreíta es más petisa
que yo y tiene el pelo enrulado. Papá se molesta porque trajo una cartera y se la hace
vaciar. Me da vergüenza. Andreíta le dice que tiene una camperita por si refresca. Es
cierto, miro y solamente trajo un saquito de lana rosa para después. La agarro de la
mano, la abrazo, porque la quiero con el alma, es mi mejor amiga. A mi papá no le
gustan esas demostraciones, pero no me importa. Anuncia que vamos a almorzar,
llama al mozo. Cristiano me dice niña cuando está mi papá. Nos pregunta si preferimos
coca o seven up. Andreíta le mira las manos de Mickey y elige coca. Cristiano trae dos
botellitas chiquitas; Andrea nunca vio una igual. Me pregunta si se la puede llevar.
Como es domingo hay asado, chorizo y chinchulines que nosotros no probamos porque
nos dan mucho asco. Papá pregunta cosas, no tenemos ganas de contestarle;
queremos jugar a patearnos bajo la mesa, hasta que se pone hecho un loco y nos reta.
Andreíta se asusta, porque papá tiene la voz muy fuerte y cuando se enoja la piel se le
pone gris, tensa, como un delfín. Cristiano trae duraznos con chantilly, pero comemos
la mitad para irnos rápido al salón de descanso. Le digo: “¿Oíste? Es la hinchada de
River”, Andrea es hincha de Boca, y se lo digo porque la quiero molestar. Ella no me
escucha; está embobada con la mesa de billar. Sacamos los tacos de la pared, le
enseño a ponerle tiza en la punta y a tirar. El taco es demasiado grande para nosotras y
nos cansa; en un momento la arrastro a la pieza de papá, y le hago señas con el dedo
cruzando la boca. Me cercioro de que él no está, que no está Cristiano; que no hay
movimiento ni en el sótano ni arriba. Cierro la puerta. Abro el placar: hay fusiles.
Debajo de la almohada, una granada. En la mesa de luz, una pistola. Andreíta se pone
blanca como la leche. Entonces la arrastro afuera otra vez, y seguimos jugando al billar.
Ella se ríe de la palabra buchaca. En cada tiro, jugamos a decir una palabra con ch. Ella
dice chalet. Churrinche, bichofeo. Yo digo: peluche, berrinche. Chicles. Mancha
Agachada. Decimos comidas: lechón, churrasco. Puchero, champán. Bizcochitos.
Idénticos V – Ciclo 2017

Churros. Ella me dice chusma, yo le contesto chiruza. Y en secreto, bombacha,


cachucha. Se ríe porque en su casa no dicen malas palabras. Mis hermanos me
enseñan un montón de cochinadas: digo cachufla y pinchila. Chupón. Le digo concha.
Se escucha una frenada fuerte y le digo coche, chillido. Andrea mira por la ventana.
Señala alguien afuera y me dice: muchacha, capucha. Pienso en chumbos, covacha.
Chupada. Cucha estrecha. Pero no lo digo. Cierro la cortina.
Le cuento para distraerla, que cuando cumpla quince años vamos a hacer una fiesta
grande en esta casa, en la casa del almirante.

También podría gustarte