a) Modelo de desarrollo incontrolado. Consiste en extraer el máximo beneficio de los recursos
naturales, generar riqueza y bienes de consumo que promuevan un crecimiento económico sin tener en cuenta el deterioro del medio natural. El desarrollismo económico se fundamenta en que los recursos son ilimitados pero esto no es cierto. El caso más evidente es el de los combustibles fósiles que mueven a nuestro mundo y cuyas reservas son cada día más escasas. ¿Qué pasará cuando se agoten? ¿Se paralizará el crecimiento económico y sobrevendrá un colapso mundial? Por otra parte, no se puede potenciar un desarrollo económico sin tener en cuenta sus costes ambientales: deforestación, cambio climático, destrucción de la capa de ozono, contaminación de las aguas, pérdida de biodiversidad, etc.
b) Modelo de desarrollo conservacionista. En los años sesenta y setenta, a la vez que se
expandía el movimiento ecologista, se generalizó la preocupación por los problemas ambientales. Se tomó conciencia de la gravedad de la crisis ambiental y surgió el movimiento conservacionista. Se proponía detener el avance económico para evitar daños en el entorno, proteger el medio ambiente mediante medidas restrictivas, evitar la superpoblación y el agotamiento de recursos. Estas propuestas surgieron en algunos sectores de los países desarrollados pero fueron totalmente rechazadas por los países subdesarrollados, que tenían como prioritaria la lucha contra el hambre y la pobreza en sus respectivos países.
c) Desarrollo sostenible. A medio camino entre la explotación incontrolada y el
conservacionismo a ultranza surge un modelo alternativo: el desarrollo sostenible que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. Con dos palabras se intenta aunar el crecimiento económico de todas las naciones (desarrollo) con el cuidado del medio natural, para que pueda mantenerse para las futuras generaciones (sostenibilidad). Una sociedad sostenible controla su crecimiento económico, la contaminación, el agotamiento de recursos y el tamaño de su población para que no exceda a la capacidad de carga marcada por la naturaleza.