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Juicios de valor: 4 tips para dejar las

malinterpretaciones
¿Te han juzgado antes de conocerte? ¿Juzgaste a alguien y de pronto, la historia se tornó distinta? Los
juicios son un tema delicado. A veces acertamos y otras veces, solo se generan malos entendidos. ¿Cómo
cambiamos esta historia? Sigue leyendo y descubre cómo generar oportunidades a través de ellos.

Partamos de un estudio realizado por la Universidad de Nueva York de Estados Unidos en el 2018. El
objetivo era descubrir qué genera que confiemos ciegamente en alguien que recién conocemos. Tras una
serie de experimentos se  concluyó que sólo somos capaces de confiar en aquellos con semejanzas físicas
a gente de nuestro círculo más cercano.

¿Por qué hacemos juicios?

Los juicios que emitimos parten de diversos canales en nuestra mente, pero el origen más arraigado de
todos ellos será siempre el mismo: nuestra historia personal; la gente que conociste, lo que te enseñaron
tus padres, tu experiencia laboral y cada cosa que te ha formado hasta el momento.

Las experiencias que hemos vivido.


El ojo desde el que miramos está plagado de vivencias pasadas; algunas veces, las buenas experiencias
nos llevan a confiar y sentirnos cómodos en un ambiente, mientras que otras, nos ponen estado de alerta o
nos llevan a alejarnos automáticamente sin siquiera dar una oportunidad. ¡Es cuestión de supervivencia!

Lo cierto es que nunca dejamos de aprender, y es por ello que desde el Coaching Ontológico se sostiene
el análisis de los juicios que tenemos para aprender de ellos y abrirnos nuevas oportunidades de vida.
¿Cómo lo logramos? Sigue leyendo y descúbrelo.

Nuestros valores
Cuando no conocemos todo sobre una persona o una historia que estamos presenciando, surge la
necesidad de explicar o cerrar puntos que no estamos viendo con claridad. Estos, los completamos con
suposiciones que desde el Coaching Ontológico llamamos Juicios de Valor.

Estos juicios, se basan en las creencias y valores con los que hemos crecido; siendo así nuestro
principal fundamento al analizar situaciones en particular. Más allá de ser correctos o errados,  nos sirven
para comparar lo que estamos presenciando. Sirven para describir nuestros intereses, puntos de vista y
brindar opiniones sobre diversos sucesos; son la primera evaluación que emitimos de manera instantánea.

Aprende a cambiar el resultado

Juicios siempre vamos a tener y eso es inevitable; la idea es hacer que estos nos abran nuevas
oportunidades en vez de cerrarnos el paso. Para ello, sólo hace falta que prestes atención a estos tres
consejos y los pongas en práctica. ¿Te animas?

1. Diferéncialos

Primero debemos aprender a diferenciar las simples afirmaciones de los hechos que presenciamos, de
nuestra opinión sobre ellos. Si, por ejemplo, decimos “María fue elegida como locutora porque cae
bien” estamos emitiendo un juicio sobre lo que nosotros percibimos por “caer bien”.

Por otro lado, si decimos “María fue elegida como locutora por su elocuencia”   hablamos de una
afirmación sobre su capacidad para generar conversación y además, de la cualidad necesaria con la que
debía contar María para que la eligieran. Diferenciar estos detalles nos permitirá ser más conscientes de
lo que creemos  frente a lo que vemos.

2. Busca su origen

Para saber cómo tratar los juicios que estamos emitiendo, hace falta mirar un poco más atrás y saber de
qué parte de nuestra historia estamos creándolos. Si por ejemplo, percibes que no quieres saber nada con
los deportes, mira tus experiencias pasadas y encuentra de dónde surge ese sentir.

Nuestras experiencias de la infancia también nos generan juicios.


Decir “No nací para los deportes” es emitir un juicio sin fundamento, ya que actualmente existe toda
variedad de deportes que cualquier persona puede intentar. Por otro lado, decir “No soy bueno en fútbol
porque siempre que intento jugar no anoto un solo gol” es un juicio que se basa en experiencias pasadas
con este deporte específico.

Saber del origen de nuestros juicios nos permitirá cuestionarlos y crear un momento de quiebre para
superar las creencias que nos están haciendo mal y cambiarlas por nuevos juicios, basados en
situaciones más positivas.

3. ¿De quién vienen?

Los juicios no siempre parten de nosotros, pero sí de alguien cuya opinión valoramos por diversos
motivos: porque es un familiar mayor, porque esa persona fue o es nuestro maestro, porque se trata de
alguien que admiramos, porque “la sociedad lo dice” o simplemente porque alguien nos da “confianza”.

Aprender a diferenciar los juicios que vienen de nosotros, de los que parten de la opinión de otras
personas, te ayudará a analizar las experiencias y fundamentos que tienes sobre los juicios que alguien
más te enseñó a creer, e impulsará tu autenticidad.
Un ejemplo claro sobre los juicios que tomamos como propios, es el concepto de belleza impuesto por
la sociedad. Este concepto puede cambiar con los años pero las personas siempre lo tomarán como una
carta para validar la belleza del resto de forma consciente o inconsciente; sin embargo, cuando las
emociones surgen, este concepto pasará a segundo plano.

4. Cámbialos

Cuestionar el fundamento que tienen nuestros juicios, su pasado y su origen, nos ayudará a derribar el
bloque que nos está creando y abrir nuevas oportunidades a partir de estos. Volvamos a los ejemplos
vistos anteriormente y entérate cómo abrir posibilidades a partir de ellos:

Observando que María fue elegida como locutora por su elocuencia – competencia necesaria para el
puesto- nos ayudará a comprender que si queremos alcanzar algo así algún día debemos desarrollar esta
competencia también. Analizar nuestra experiencia con el deporte nos ayudará a ver que existen otros
más que no intentamos.

Por último, decir que existe un tipo de belleza impuesto por el mundo es también un juicio si nos
detenemos a ver que cada región geográfica del mundo la observa de forma distinta.

Como conclusión, los juicios siempre estarán presentes en nuestra mente. Lo importante es tener en
cuenta lo que hay detrás de estos y su validez. Evitando los malos entendidos y los juicios infundados,
lograrás abrirte más posibilidades a futuro.

Ejemplos de juicios de hecho

1. Dos más dos es igual a cuatro, sin importar de qué objetos se trate.
2. La fuerza de gravedad atrae las cosas hacia la Tierra.
3. La bomba atómica se arrojó sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
4. Existen más de 6 billones de personas en el planeta.
5. La Guerra de Vietnam fue un conflicto entre los Estados Unidos y Vietnam del Sur, contra
el ejército de Vietnam del Norte, apoyado por China y la Unión Soviética.
6. Los semáforos son aparatos para controlar el tráfico automotor en las ciudades.
7. En inglés existe un solo género para todas las palabras.
8. La batalla de Waterloo fue decisiva en la historia del Imperio napoleónico.
9. Los muertos no pueden volver a la vida.
10. Existen altas tasas de suicidio en los jóvenes de los pueblos patagónicos.
11. A veces no se aprecia lo que se tiene hasta que se lo pierde.
12. Un año no es más que una vuelta de la Tierra en torno al Sol.
13. El exceso de alcohol ocasiona daños al hígado.
14. Las mujeres son anatómicamente diferentes a los hombres.
15. El Producto Interno Bruto del país se retrajo en un 5%.
16. Tener una biblioteca en casa facilita la adquisición de la lectura en los niños.
17. Los cuadros de un pintor se tasaron en miles de dólares en la subasta.
18. No se puede volver al pasado.
19. La pobreza es uno de los males más dramáticos del llamado tercer mundo.
20. Existen numerosas religiones en el mundo. 

Ejemplos de juicios de valor

1. No creo que las matemáticas sean tan importantes.


2. Es más importante ser alto que ser delgado.
3. Es imperdonable la actuación de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
4. En el mundo hay demasiadas personas.
5. La mejor guerra de todas es la que nunca se tiene.
6. En el mundo no debería haber semáforos, son innecesarios.
7. El inglés es una lengua muy pobre en comparación con el español.
8. Napoleón perdió en Waterloo porque los soldados franceses son poco aguerridos.
9. Hay gente que no merece morirse.
10. Para suicidarse hay que ser muy egoísta.
11. Quienes se arrepienten de lo vivido malgastan el tiempo.
12. Un año es un lapso de tiempo demasiado largo.
13. En el mundo entero tendrían que prohibir la bebida de sustancias alcohólicas.
14. Las mujeres son muy superiores a los hombres en casi todo.
15. Este gobierno es una desgracia total para el país.
16. Es siempre bueno tener muchos libros en casa.
17. Las obras de ese pintor no deberían valer tanto dinero.
18. No hay que pensar en volver al pasado.
19. Los pobres son pobres porque quieren.
20. La religión es el opio de los pueblos.

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