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Michel SAUVAGE y Miguel CAMPOS JUAN BAUTISTA DE LA SALLE EXPERIENCIA Y ENSENANZA ESPIRITUALES ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES Al Hno, Maurice-Auguste, Iicido y desinteresado promotor de los estudios lasallistas; A los antiguos Estudiantes del Jesus Magister y a los participantes del CIL; A Sor Claire Gérardin, de la Congregacion de Nuestra Seiiora; Al Hno. Charles-Henry, superior general de 1966 a 1976; > dedicamos afectuosamente esta obra que sélo gra- cias a ellos pudo ser escrita. Titulo original: ANNONCER L’EVANGILE AUX PAUVRES de Michel Sauvage y Miguel Campos. Ediciones: Beauchesne, Paris, 1977. ‘Traduccién de: Guillermo Dagnino Revisada por: Bruno Alpago y Jos autores. Cum Permissu Supériorum. DERECHOS DE ARTE GRAFICO RESERVADOS: EDITORIAL “LABRUSA” S.A. Av. Los Frutales 670 - Ate. Telf. 230871. DERECHOS DE EDICION RESERVADOS: ASOCIACION EDITORIAL “BRUNO” Ay, Arica 751 - Brefia. Telfs, 244134 - 237890. Lima — Perd. PRESENTACION El Instituto de los Hermanos de ias Escuelas Cristianas cumple sus trescientos atios de existencia. La alegria que nos embarga es, sobre todo, densa por dentra. La reafirmacion dé nuestra identidad se traduce en accion de gracias, en nueva consagracion al Reino de Dios y a su justicia y en progresivo desapego de las aftadiduras. Esta linea de Instituto es asumida explicitamente por la Region Latino Americana Lasallista (RELAL)._ Signo importante de la reafirmacién de nuestro ser y medio para lograrlo es la aparicion, en lengua espaftola, del excelente trabajo de los Hermanos MICHEL SAUVAGE y MIGUEL CAMPOS; primera presentacion de conjunto de.la experiencia y doctrina espirituales de nuestro Fundador, Las bondades de la obra en si -a pesar del caracter provisorio que,sus autores confiesan- exceden cualquier intento de pondera- cion de nuestra parte; el bien que ba hecho ya en nuestros Distritos es dificilmente calculable. Sin embargo, el idioma seguia irguiéndo- se como obstaculo para un aprobechamiento mayor. La dificultad se sentia particularmente en nuestras casas de formacién. Por ello, agradezco muy de veras al Hermano GUILLERMO DAGNINO, del Distrito del Peru, por su versién sobria, fiel, familiar, pastoral, en suma, como para nuestro’ ambiente latinoamericano; al Hermano BRUNO ALPAGO del Distrito de Argentina, por su colabora®in y al Distrito del Pert por la impvesion de la obra, Con ello, la gracia que Dios quiso conceder a su Iglesia, en la persona de SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, podra aicanzar mayor profundidad y difusion, Y los Hermanos de las Escuelas Cristianas encontravan la feliz explicacién del: Fundador que siempre atisbaron pero que no lograron delineay con tanta exacti- tud, Muchos seglares, sobre todo los dedicados a la misién docente, podrin participar mas amplia y conscientemente en esta forma especial de ser cristiano, particularmente fecunda, En unos y otros quedara fortalecido el amor a Evisto en sus Hermanos los jévenes, particularmente en aquéllos cuyas estrechece o carencias los aseme- jan mas al salvador crucificado. JORGE CHAPPUIS F.S.C. PRESIDENTE DE LA RELAL INTRODUCCION En un articulo fundamental sobre los Estudios lasallistas, publi- cado con ocasién del tricentenario del nacimiento de Juan Bautista de La Salle, A. Rayez observaba que la doctrina espiritual del santo era’mucho menos conocida que su pedagogia (1). En esa época, 1951, el balance eva efectivamente bastante pobre; fuera de algunos trabajos parciales, la unica obra de conjunto relativa a la espirituali- dad lasallista presentaba la forma de florilegio, ciertamente util como consulta pero sin bilo conductor, sin relieve, sin perspectiva de conjunto (2). El articulo de Rayez esbozaba un programa de trabajo que algu- nos lectores atentos supieron realizar. Bajo la direccién del Herma- no Maurice-Auguste, los Cahiers Lasalliens ofvecen al Instituto y a los investigadores, en sucesivas entregas, todos los escritos de san Juan Bautista de La Salle y las obras de sus tres primeros bidgrafos. Las publicaciones eruditas de Leén de Marta Aroz permiten recons- truir mejor la verdadera figura humana del Sr. de La Salle, largo tiempo velada per la aureola opaca y convencional que tan p¥onto le impusiera Blain, Las investigaciones de Ives Poutet iluminan el problema complejo de las fuentes vivas y escritas del pensamiento Jasallista. Desde 1959 varias: tesis importantes, que tocan a tal o cual aspecto particular de la ensefianza espiritual del Fundador del Instituto de los Hermanos de las Escuelas cristianas, ban salido a lus (3). ‘ Por sélido y animoso que sea, este esfuerzo cientifico es aun demasiado limitado y reciente para que sus resultados puedan per- mitir una stutesis definitiva de la experiencia y del mensaje espiri- tuales de san Juan Bautista de La Salle, La indispensable biografia erttica falta todavia. Habria mucho por bacer,ademis,para que la enseftanza lasallista sea correctamente situada en su contexto bis- torico. La lentitud del trabajo se explica principalmente por la (1) Sobte este articulo, ver Nota bibliografica. (2) Cf, Nota bibliografica; Rayez 1, 26. (3) Nota bibliografica. -5- urgencia y el peso de las tareas apostolicas alas que se consagran los discipulos del santo. Es de esperar que, en estos afios en que intenta renovarse el Instituto, sepa proseguir e incluso acrecentar las inversiones necesavias para la. investigacion sobre la obra y el pensamiento de st Fundador. Pretendey ofrecer actualmente un ensayo de conjunto sobre la espiritualidad lasallista: puede parecer un empetio temerario. Tres tazonés nos ban llevado a corter ese riesgo. Primeramente,una es- pera frecuentemente expresada. Desde el Capitulo general de 1966-67, los Hermanos de las Escuelas cristianas manifiestan un renovado interés por el pensamiento de su Fundador. Experimen- tan una necesidad mds imperiosa de encontrarse auténticamente con la intencion espectfica y el esptritu (4) de Juan Bautista de La Salle, en momentos en que, las mutaciones del Mundo y de la Iglesia, obligan al Instituto a reconsidevar las formas de su aposto- lado y de su existencia comunitaria. La fidelidad de la vida religio- sa de los Hermanos de las Escuelas cristianas al carisma original, la unidad viva de un Instituto que se descentraliza y se diversifica postulan este retorno fundamental a las fuentes (5). La segunda razén que nos ba determinado a escribir esta obra es que Jos estudios, « los que acabames de aludir, parectan perti- tir tal esbozo dé conjuato, La incesante lectura de la vida y los escritos de san Juan Bautista de La Salle gue nosotros mismos hemos hecho desde largos afios atras, se han beneficiade con estas investlyaciones (6). Pay otva parte, no nos ocultamos a nosotros mismos el cardcter provisional del presente ensayo (7). Clara muestra de que seguimos en busqueda es la evolucion, facilmente perceptible al lector, entre la obra que boy presentamos y el toda- (4) Retomamos aqui los términos de Perfectae Caritatis que define los ctiterios esenciales para la renovacién de los Institutes religiosos: “Se resalta- rv y se mantendrd fielmente.el espiritu de los Fundadores y sus intenciones especificas’’ (PC 2b). (5) Ver Ia interpretaciéa dada por el Capiculo General de 1966-67 ala fidelidad al Fundador: Declaracién, El Hermano de las Escuelas cristia- nas en el Mundo de hoy, Roma, 1967, n® 5-7, {6} Hemos aprovechado también el Vocabulario Jasallista consultando el fichero que se encuentra cn la Casa Géneralicia en Roma y cuya publicacién esperamos vivamente sea pronta realidad. (7) gCudndo, pues, podremos hojear los Monumenta lasalliana y estu- diar, en documentos criticos,la vida y ld espiritualidad de san Juan Bautista de La Salle? Todos los trabajos mantendrén un aire provisional mientras ‘anto” (Rayez 1, 25). -6~ via reciente articulo del Dictionnaire de Spiritualité que es su punto de partida (8). Finalmente, si nos bemos decidido a publicar un trabajo cuya imperfeccion no ignoramos, es por una doble ésperanza: que pueda proporcionar, desde hoy, aigin alimento a quienes, con va- lentia, “‘consumen su vida” por encarnar en su medio el carisma lasallista tratando de anunciar el evangelio a una juventud frecuen- temente desamparada; que suscite para el futuro mas amplias inves- tigaciones, estimule otras “lecturas” del misma Juan Bautista de La Salle, incite a nuevos estudios profundos de un mensaje cuya actualidad nos parece frecuentemente candente, a despechbo de las diferencias de situacién, de problemdtica y de lenguaje entre el gran siglo francés (9) y nuestro mundo de este tltimo cuarto del siglo XX, Permitasenos subrayar aqui dos caracteristicas de la ensefanza espiritual lasallista que nos impresionaron cada vez mds, a medida que frecuentabamos al Fundador: su cardcter existencial y su uni- dad dindmica. Intentamos ponerlas en evidencia tanto por el plan de la obra y su contenido, como por el subtitulo y el titulo que be- mos conservado: Experiencia y ensefianza espiriruales. Anunciar el evangelio a los pobres. La espiritualidad de Juan Bautista de La Salle es inseparable de su experiencia espiritual original. En un primer momento, es cierto, La Salle parece bablar poco de su relacion personal con Dios. Los primeros bidgrafos, ocasionalmente, lamentan esta discrecién. Y sin embargo, una lectura mds atenta de los mismos bidgrafos y de los escritos lasallistas permite reconocer que La Salle era consciente de vivir su existencia como un didlogo ardiente - y, a veces, como un (8) A. Hermans (F. Maurice-Auguste) y M. Sauvage, Juan Bautista de La Salle en DS VIII, 802-821 (1973). (9) Juan Bautista de La Salle naci6é en 1651 y muridé en 1719. Su forma- cién sacerdotal es tributaria de las corrientes apostélicas y espirituaies del gtan siglo, Vivid también el perfodo que Paul Hazard ha Hamado “la crisis de la conciencia europea” (1680-1715). ~7A- combate - con el Dios vivo comprometido en la historia para la salvacién-del Mundo, El mismo Juan Bautista ba evocado la expe- viencia espiritual decisiva que vivid mas o menos a sus treinta afios: el paso visible de Dios en su vida, orientandolo de moda inesperado hacia la fundacién de una comunidad de bombres consagrados al Seior en el servicio educativo de la juventud abandonada. Desde entonces, aunque sin reducirse nunca exclusivamente al dmbito de su Instituto (10), La Salle consagr la parte esencial de su actividad a los Hermanos. La progresiva estructuracion de su comunidad y su animacion espiritual polarizaron toda la vida del Fundador, A sus ojos, ésta era “la obra” que Dios le pedta realizar; entregdndose a ella con inteligencia y obstinacion, a través de luchas incesantes y de repetidas crisis, tena conciencia de ser poco a poco educado espiritualmente por el Espiritu de Dios a cuya direccion consintié en abandonarse, Dejdndose tomar activamente, dia tras dia, por las exigencias imprevisibles de su ministerio de Fundador, La Salle fue conducido a participar libremente del mis- terio pascual: de su anonadamiento hasta Ja muerte, de su experien- cia vivida de abandono a Dios, broté la vida liberadora para él, para sus Hermanos, para la juventud desvalida. La ensefianza e; espirttual lasallista ba sido enteramente elaborada a partir de los Hermanos ¥y para su educacion espiritual, La Salle na presenta una “espiritualidad” abstracta y deductiva. Parte de la ‘vida de sus disctpulos. Los acompaiia en sus situaciones concretas, sus preocupaciones cotidianas, los bumildes deberes de su oficio, sus limites y sus debilidades, Su ensefianza se afina al calor de un diglogo can ellos, como lo testimonia el empleo frecuente de la segunda persona en sus escritas, Dirigiéndose a hombres concretos que desempefan una tarea modesta, La Salle se les aprocita tal como su temperamento y una formacién sacerdotal seria lo ban babituado: su experiencia espiri- tual se traduce espontaneamente a un lenguoje teologico (11). Fre- cuentando asiduamente la Biblia, La Salle lee su propia historia y la de su fundacion a la luz de la Esevitura. No solo se weuttiptican las citas biblicas, mds aun relaciona su experiencia y la de los Herma- nos al tmico designio de Dios que se desarrolla desde el Génesis al (10) Blain 1, 326; 338-354; MAR 136-140; BER 25; Cartas 119-133, (21) Una vez por todas, tal teologfa ao tiene nada de escoldstica. Cimen- tada en la Escritura, es historica y concreta. ~a— Apocalipsis, se cumple en Jesucristo y, por la fuerza del Espiritu, se actualiza en la vida cotidiana, De este modo,se manifiesta que la fuente de la espiritualidad lasallista es; inseparablemente, la experiencia vivida y la Sagrada Escritura. Mas exactamente, la conciencia de fe que la Historia de la Salvacion se realiza aqui y abora: Dios actéa en la fundacion del Instituto, “Toca el corazén” de sus miembros y los invita a abando- narse en la fe.a la accion interior de su Espiritu, a emplear los dones que les ba dado (1a. parte). Los envia a encarnarse entre los pobres para anunciarles la Buena Nueva que transforma su vida y la abve a la esperanza (2a. parte), El Espiritu los redne en una frater- nidad:en la que se educan mutuamente a una vida evangélica, para convertirse ante los jévenes en testigos del evangelio ¢ introducirlos en la comunidad eclesial (3a. parte), Lo dicho, afirma ya la unidad profunda de la enseflanza espiri- tual lasaHlista, Las tres partes de esta obra no estan yuxtapuestas, son mds bien inseparables una de otra, Corresponden a los tres componentes indisociables de la experiencia religiosa decisiva, reali- zada por La Salle en el momento de su conversion radical a. Pios y alos pobyes en una nueva fraternidad. En efecto, mientras Juan Bautista fue conducide por los aconte- cimientos a descubrir el desamparo de los nifios pobres, reconocié visiblemente que Dios mismo lo llamaba a dar su vida por salvarlos; su propia conversién a Dios se fue operando en su conversién a estos pobres,. Llevado a compartir cada vez mds estrechamente la vida de un grupito de maestros de escuela mal preparados y sin cohesion, entendié que necesitaba encarnarse sin retorno entre estos pobres, a fin de crear con ellos una comunidad de, hombres entregados a Dios para anunciar el evangelio a los pobres; pero no engendro esta fraternided nueva al evangelio sino dejandose él mis-, mo evangelizar por aquéllos de quienes bizo sus Hermanos. La ensefanza espiritual lasallista, desde entonces, se dirige a hacer vivir “segun el fin de su Instituto” a los miembros de la Comunidad, El Fundador se esfuerza en mostrarles el sentido, et alcance y las exigencias de su ministerio evangélico junto a los pobres, Para con éstos, son “Mediadores de la Nueva Alianza”. Necesitan encarnarse entre los jovenes, “acomodarse a su alcance” -9— para arvancarlos de su “situacién irredenta” y conducirlos a la libertad de los Hijos de Dios. La Buena Nueva liberadora toca de este modo a los pobres en su existencia que es transformada, al tiempo que,el anuncio explicito del evangelio,los abre a la plenitud de las Promesas de Dios (2a, parte). El Hermano viene a estos jovenes como “hombre de Dios”: los dones que les anuncia, los recibe él mismo; experimenta interior- mente la fuerza del evangelio que proclama: el Esptritu lo arranca al egoismo, a la codicia, al miedo y lo abre al amor gratuito y a la seguridad evangélica, Es desde el interior de una relacion tntima con el Dios vivo, constantemente profundizada y celebrada en la fe, que debe ejercer su ministerio: reconocer la presencia salvifica del Dios que “colma de bienes alos bambrientos”; “conformarse” inte- riormente al Cristo que “representa”, abandonarse a las mociones incesantes del Espiritu (1a. parte), En cuanto a la Fraternidad, ast constituida por hombres anima- dos de fe y celo, dinamizados por la conciencia de su llamada y el sentido de su responsabilidad, se construye catidianamente en la unidad y la cobesién en la medida en que sus miembros “se indu- cen” mutuamente a escuchar a Dios y a servir mejor a los pobres. La necesaria-estructuracion de la Comunidad brota de este impul- so espiritual; favorece la evangelizacion mutua de los Hermanos al servicio del anuncio del evangelio a los Pobres (3a. parte), Esta unidad profunda dificulta toda presentacién de conjunto de la’ enseflanza espiritual lasallista. Si se distinguen demasiado claramente los temas, se corre el riesgo de una fragmentacion infiel al dinamismo del pensamiento, Si se pretende respetar el movimien- to unitario, se esta casi condenado a las repeticiones. Hemos trata- do en lo posible .de sortear ambos escollos. Cada una de las tres partes esté centrada menos en un aspecto de la espiritualidad lasallista que sobre una aproximacion particular de la ensefianza total del Fundador. Y, aun mencionando, en varias ocasiones los temas esenciales, nos hemos esforzado en no tratarlos explicita- mente sino una ver. * Nuestra lectura asidua de la vida y de los escritos lasallistas se ba beneficiado de las investigaciones ya sefaladas. Por otra parte, siempre la bicimos en contacta con el Instituto viviente: los Herma- nos, con quienes hemos mantenido intercambios en el Jesus Magis- ~10— ter, en el Centro Internacional Lasallista, y en numerosos encuen- tros durante los ejercicios espirituales o en multiples sesiones a través del mundo (12), Con admiracion, hemos descubierto en ellos la fuerza permanente del carisma lasallista y bemos experimentado, en la amistad, la actualidad viviente de la fraternidad del Instituto. Al dedicar nuestro trabajo al Hno, Maurice-Auguste y a estos Hermanos, queremos reconocer esta doble deuda. Lo dedicamos también a Sor Claire Gérardin, de la Congregacion de Nuestra Sefiora, quien, desde 1972, ba participado con toda su inteligencia y todo su corazén en todas las fases de la elaboracion de esta obra, Esta colaboracion nos ba recordado todo lo que la abra y el pensamiento lasallista debian a los predecesares del Cand- nigo de Reims, san Pedro Fourier en este caso (13). Esto nos parece también el signo de que la espiritualidad lasallista puede iluminar el itinerario espiritual, no solamente de los Hermanos de las Escuelas cristianas, sina de todos aquéllos que,en la Iglesia,se consagran al ministerio de evangelizacion de la juventud. Dedicamos finalmente esta obra al Hermano Charles Henry. Como Superior General del Instituto desde 1966 a 1976, le tocé dirigir en la familia lasallista, la puesta en marcha de la renovacion pedida por el Vaticano I, En mds de un aspecto, estos afos de busqueda se emparentan con los arduos tiempos de la fundacion. En él, a todo lo largo de este decenia, bemos encontrado un testigo de la permanencia viva del espiritu lasallista,becbo de fe encarnada, de apertura a las necesidades de la juventud, de sencilla proximidad a las persona’, de esperanza hasta en la noche. Siempre animo nuestros esfuerzos, y nosotros quisiéramos aqut decirle toda nues- tra profunda y afectuosa gratitud. (12) El Instituto Jésus Magister, establecido en fa universidad de Letrén, ha ofrecido a los Hermanos docentes un ciclo de estudios teolégicos sdlidos y adaptados, desde 1957 a 1971. El Centro Internacional Lasallista (CIL),. creado en la Casa Generalicia luego del Capitulo General de 1966-67, tiene por objetivo “profundizar el pensamiento de san Juan Bautista, de La Salle”. (13) Cf, Poutet 1, 393-405: En la infadiacion de san Pedro Fourier. -11- El P, Rayesz, a quien tanto deben los estudios lasallistas, ha dado benévolamente un lugar a esta obra en la Bibliothéque de Spirituali- té, baciéndola accesible a un piblico mas numeroso. Nos sentimos felices de presentarle nuestro agradecimiento& por ello y también por el aliento y los consejos que no ba cesado de prodigarnos alo largo de la redaccién de este trabajo (14). (14) Queremos agradecer también al Centro cultural ‘Les Fontaines’ dirigido por los Padres Jesuitas en Chantilly, donde hemos sido frecuente- mente acogidos a Io largo de la redaccién de esta obra. Nuestra gratitud se dirige especialmente a los PP, Brunet, Dumortier, Laiec quienes nos facilita- ron en gran medida la utilizacién de la Biblioteca del Centro. -12- BEC BER BLAIN 1 BLAIN 2 CAL CAMPOS 1 CAMPOS 2 CE ABREVIATURAS UTILIZADAS Bulletin des Ecoles cbrétiennes. Conduite admirable de la divine Providence en la personne du Vénérable Serviteur de Dieu, Jean- Baptiste de La Salle..., por el Hermano Bernard. CL 4. : : La Vie de Monsieur J. B. de La Salle Instituteur des Fréres des Ecoles chrétiennes. Tomo 1, CL 7. Id, Tomo 2, CL 8. . Catéchese et Laicat, par Michel Sauvage. Paris, 1961. (Version espafiola: Catequesis y laicado, 2 tomos, Madrid, 1963). Liitinévaire évangelique de saint Jean-Baptiste de La Salle et le vecours a |’Ecriture dans les Médita- tions pour le temps de la retraite. Tomo 1, CL. 45. Roma, 1974. Id, Tomo 2, CL 46, Conduite des scoles chrétiennes, CL 24. (Versiones castellanas adaptadas, bajo el titulo de Guta de las escuelas). - Cabiers Lasailiens, Les Devoirs d'un chrétien envers Dieu et les moyens de pouvoir bien s'en acquiter. ‘Tomo 1, exposicién en texto corrido, CL 20. id. Tomo 2, por preguntas y respuestas, CI. 21, Du Culte extérieur et public que les cbrétiens sont obligés de rendre a4 Dieu et des moyens de le lui rendre, Tercera parte de la misma obra. CI. 22. -13-— DS EM Ic MAC MAR ME MH MR POUTET 1 POUTET 2 R Dictionnaire de spiritualité. Exercices de piété qui se font pendant le jour dans les écoles cbrétiennes. CL 18. Explication de la Méthode d'oraison. CL 14. (Ver- sién espafiola: Explicacion del Método de oracion mental, Madrid, 1950). Bernard, Maillefer et Blain. Index cumulatifs des noms de lieux et des noms de personnes. CL 19, Instructions et priéves pour la sainte messe, la confession et la communion... CL 17. Les lettres de saint Jean-Baptiste de La Salle; edi- cién critica. Paris, 1954. (Versién espaiiola: Las Cartas de San Juan Bautista de La Salle, Madrid, 1962). La vie de M. Jean-Baptiste de La Salle, por RB. Mai- Uefer; reproduccién del manuscrito Carbon. CL 6. Id. Reproduccién del manuscrito de Reims. CL 6. (Versién espafiola:. Vida del Sefior de La Salle, Bogota, 1977). Méditations pour tous les dimanches de lannée. cL 12. Méditations pour les principales fétes de Vannée, CL 12, Mémoire sur I’Habit, en CL 11. Méditations pour le temps de la retraite. CL. 13 y CL 4, (Varias versiones espafiolas del conjunto de las Meditaciones, presentadas en un solo volumen; recientemente, Meditaciones para los dias de reti- ro, Madrid, 1978). Le XVHe siecle et les origines lasalliennes. Tomo 1, Rennes, 1970. Id, Tomo 2, Recueil de différents petits traités,.. Cl. 18. (Ver- sion espafiola: Coleccién de varios trataditos, Barcelona, 1914, entre otras ediciones). —14—- RAYEZ 1 RAYEZ2 RB RC RD RI RL A. Rayez, Etudes lasalliennes, RAM 109, enero- marzo, 1952, 18-63. A. Rayez, La spiritualité d’'abandon chez saint Jean-Baptiste de La Salle, RAM 121, enero-marzo 1955, 47-78. Réegles de la bienséance et de la civilité chrétiennes. CL19. Régles communes des Freres des écoles chrétiennes. CL 25. Régle du Frere Directeur d’une maison de L’tusti- tut, CL 25. Régles que je me suis imposées, en Blain 2,.318-319. Rivista Lasalliana(Turin). Las referencias a las obras de San Juan Bautista de La Salle remiten a las paginas de los Cabiers Lasalliens correspondientes, excepto las Meditaciones que se citan segin su nimero de orden (1 a 208) y su punto (1.2.3.). —15 = Primera Parte GRATIFICADOS POR DIOS CON DONES ESPIRITUALES PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES Dios que difunde por el ministerio de los hombres el olor de su doctrina en todo el mundo, y que mandé a la luz salir de las ti- mieblas, ba iluminado él mismo los corazones (2 Cor 2,14) de aquéllos a quienes ha desti- nado para anunciar su palabra a los niiios, a fin de que puedan iluminarlos descubriéndo- les la Gloria de Dios (2 Cor 4,6). Puesto que Dios, por su misericordia, les ba otorgado -tal ministerio, no alteren su palabra sino obtengan ante El la gloria de descubrir la verdad (2 Cor 4,1) a aquellos de cuya instruccién estén encargados,de modo que sea ésta toda su aplicacién en las instruc- ciones que les hagan considerdndose en esto como ministros de Dios y dispensadores de sus misterios (1 Cor 4.) (1), Es en estos términos como, desde el comienzo de las Meditacio- nes para el Tiempo de Retiro, san Juan Bautista de La Salle presenta a sus Hermanos el sentido desu vocacion para una mision. De entra- da, es a Dios a quien los invita a dirigirse como a quien da sentido a su existencia: son elegidos por Dios, Ilamados por El; tabajan para Dios, para su gloria; anuncian a Dios introduciendo a sus discipulos en su Misterio,del cual son dispensadores. De este modo,los Herma- nos hacen “la obra de Dios’’; son los ministros de Dios. Pero este teocentrismo radical, esta inmersién en el “Misterio” no tiene nada de evasi6n de la realidad concreta, todo lo contrario. De entrada, también, ¢l Dios que La Salle contempla en MR es el Dios de la Economia. Esta presente y activo en la historia de los Hermanos, y la contemplacién del Misterio.a la que La Salle invita (1) MR 193. 1. 17 a sus discipulos, es, inseparablemente, lectura ¢ inteligencia de su propia historia. Lectura en memoria: si un dia se incorporaron ala . Comunidad es porque Dios los ha “iluminado” en lo més profundo del corazon; lectura en esperanza: desempefiando su humilde tarea anuncian [a gloria de Dios a los nifios; lectura en llamada: el Dios fiel exige de ellos una fidelidad activa; fidelidad de cada dia en el servicio atento de los nifios para “obtener” Ja gloria de iluminar sus corazones; fidelidad en no alterar.la-palabra viva de la que sor, testi- gos y mensajeros. De este modo, contemplando cl Misterio salvifico de Dios, este pasaje de MR implica una mirada contemplativa sobre la experien- cia concreta de cada Hermano y sobre la historia de los origenes del Instituto. Pero atribuyendo a Dios Ja llamada de sus discipulos a su Ministerio, La Salle no podia dejar de recordar que su propig com- promiso con la obra de las escuelas no habia sido, al principio, e! fruto de su iniciativa: nada parecia predisponerto a tal opcién. Es Dios quien, por acontecimientos imprevistos, lo habia conducido a tomar este camino; irrumpiendo en su existencia para modificar su orientacién, le habia “‘tocado el corazén’! al mismo tiempo, para convertirlo a los pobres, y es, por su cénversion a los pobres,que a se habfa convertido a Dios, Tal es la lectura que el Fundador deb{a hacer de su propio itine- rario, Lectura “espiritual”’ de los origenes del Instituto, es decir,de la acion del Espiritu en su vida. La ensefianza espiritual del Funda- dor hunde totaimente sus raices en esta lectura de fe que hacia de su propia historia, como historia de un didlogo con un Viviente, un compafiero que se anticipa sin cesar por Amor, llamandolo a una respuesta sin reserva a su “Conducta”, para Ja salvacion de la juven- tud pobre y abandonada, Comenzaremos, pues,’ recordando -algunos :datos.concretos de esta experiencia de La Salle: la presencia activa de Dios en su propia historia de Fundador (capitulo I). A la luz de esta evocacién . historica, nos parece qué,la ensefianza espiritual del santo, se enti- guecera con resonancias mds existenciales. La Salle invita a sus dis- cipulos a reconocer y a celebrar los dones espirituales que Dios les ha otorgado (capitulo II). Los invita a hacerse dignos de su ministe- rio “‘manifestando que viven efectivamente de la vida de Dios” (capitulo II). -18~ Llamada solicita de Dios y conversion de La Salle al Dios de los pobres En una Memoria que escribié “de su pufio y letra para mostrar a los Hermanos por qué vias 1a divina Providencia did nacimiento a su Instituto”, La Salle les presenta su compromiso personal con ellos como fruto de la accién de Dios en su historia: Dios que conduce todas las cosas con sabiduria y suavidad y no suele forzar la inclinacién de los hombres, queriendo cOmprometerme a tomar enteramente él cuidado de ‘las escuelas, Io hizo de manera muy imperceptible y en mucho tiempo, de.modo que un compromiso me condujo a otro. sin que yo lo previera al comienzo (2), Este pasaje de la Memoria expresa con densidad una primera conviccion de La Salle: la de la deferencia gratuita de Dios en su existencia, Dios actia en ella’ para orientarlo hacia su servicio y el de los demas, inspirandole respuestas concretas a los llamados de la vida. En otros términos, La Salle reconoce una tensién cons- tante en su itinerario espiritual: la presencia del Misterio en su historia. Pero hay més: La Salle evoca también una como irrupcién trastornadora del Sefor en su existencia. “De compromiso en compromiso”, fue conducide por un camino que al principio no imaginé tomar, con lo que rememora otra experiencia espiritual: la de la historicidad concreta de la accién divina. (2)Blain 1, 169; cf, BER 33; MAC 15, MAR 14; Sobre esta Memoria, CAMPOS 1, 87, 91, 117 ss. -19-— Es, desde el interior de una trama de llamadas y respuestas con- cretas, en el corazén del juego imprevisto de las relaciones huma- nas, que le fue necesario discernir la voluntad de Dios y responder- le. Su apertura y su adhesién irrevocables a la voluntad de Dios pasan por mediaciones histéricas: ‘las llamadas de los hombres, los compromisos tomados con ellos, La tensién misterio-historia se traduce asf en términos de relaciones interpersonales. Es,en una constante bisqueda,con hombres concretos, que La Salle discierne la voluntad especifica de Dios en su historia. Finalmente, este texto de la Memoria recuerda el objeto preciso de su compromiso: “el cuidado de las escuelas”. Se trata de las escuelas de caridad, establecidas para el servicio de los pobres. Dis cretamente, La Salle evoca aquf el éxodo al que debié consentir para consagrar su existencia a una obra que no le interesaba espe- cialmente‘a priori, pero que sc le aparecié progresivamente como la misién que Dios le confiaba. Es una tercera dimensién de la expe- riencia espiritual que ha marcado su vida: convirtiéndose a los pobres es como realiz6 su conversién decisiva al Dios de los pobres, para el servicio de los pobres, para que también éstos reconozcan la presencia gratuita y amorosa de Dios en su historia, I. LA EXPERIENCIA DE LA DEFERENCIA GRATUITA DE DIOS EN SU HISTORIA. La Memoria de los comienzos sitéa con cierta precisién el pasaje tangible del Sefior en la existencia de La Salle: es “hacia el fin del aftio 1682” cuando le “parecié visiblemente' que Dios lo llamaba a encargarse del cuidado de las escuelas”. Para Juan Bautista la fun- dacién del Instituto constituye primeramente una respuesta a una Iamada del Sefior; corresponde, ante todo,a una experiencia perso- nal de ja accién soberana ‘y amorosa del Dios'vivo. Irrupcién tras- tornadora, que conduce a La Salle a cambiar de universo y lo con- vierte interiormente a los pobres. Y, siti embargo,csta ruptura entra- fia cierta continuidad: Juan Bautista oird a Dios en lo insdlito tras acostumbrarse largo tiempo a escucharlo en fo cotidiano. No poseemos ningiin testimonio autobiografico sobre la expe- riencia religiosa de La Salle anterior a los comienzos del Instituto. Los primeros bidgrafos, al lamentar esta falta, no dejan por ello de presentar a su héroe como un “hombre de Dios” desde su juven- tud (3). Ciertamente, su propésito es edificar al lector; sus descrip- (3) Blain 1, 112; 2, 270; cf. Campos 1, 81. —20- ciones respecto de la actitud religiosa del nifio y del adolescente pa- recen frecuentemente convencionales, estaticas, idealizadas (4). Asi y todo, sus relatos manifiestan claramente que la “presencia de Dios”, - uno de los ejes de la doctrina espiritual de La Salle ~, re- presenta para él una experiencia vivida antes que ensefiada. Toda su vida buscard a Dios, y su docilidad’ a la conduccién de Dios lo Ile- vara. por caminos inesperados, pero ya se ha encontrado con El desde su despertar a la vida consciente, en el seno de un ambiente familiar acomodado, culto y sdlidamente cristiano de la burguesia de Reims (5)..El despertar precoz de la vocacién eclesidstica apare- ce como signo visible de esta presencia activa de Dios al principsy mismo de Ia vida de La Salle; y su respuesta fiel y madurada en la prueba traduce su sed de vida de intimidad con Dios. Muy pronto también, el Sefior que fo Hama a darse todo a El,lo compromete a entender su vocacion como un servicio para la salvacién de los hombres, “1. Dios presente en el covazén: Mamada al sacerdocio Ingresando muy pronto en la vida clerical - nacido el 30 ce abril de 1651, Juan Bautista recibe ia tonsura el 11 de marzo de 1662 - responde a una llamada que siente venirle de Dios. Efectivamente, su “vocacién” eclesidstica esta coloreada por las costumbres de la época, de las que hereda cierta ambigiiedad, La recepcién de la tonsura a fa edad de once afios le permite recibir, a los 16, una prebenda como canénigo de Reims: “escollo delicado, subraya Maillefer, para un joven que comienza a respirar un aire de liber- tad” (6), En lo esencial, sin embargo, esta orientacién hacia el sacerdocio representa un paso religioso: primogénito de la familia, normalmente no debia Juan Bautista seguir la carrera eclesidsti- ca (7).. Blain sefala,repetidas vecés,“que de ninguna manera se lo G)CE, ef solo titulo del Libro 1 de Blain “Donde el Seftor de La Salle es presentado a los nifios y a los jévenes como modelo de las virtudes de su edad; a los clérigos como un espejo del espiritu eclesidstico; a los Sacerdotes, como a una imagen de la santidad espiritual” (p. 117). (5) Blain 1, 118 ss. (6) MAC 4; Blain 1, 122. (7) “Si Dios hubiera dejado a sus padres la eleccion de la victima que de- bfan ofrecerle, sin duda esta eleccidn hubiera recaido sobre otrd de sus hijos y Se hubieran reservado el primogénito que de ordinario es el mas querido” {Blain 1, 121), 21 — empujé hacia el santuario” y que no fue al altar para buscar alli “la grasa de la tierra” (8). Cede a una atraccién personal; responde a una deferencia divina. Parafraseando la liturgia de la tonsura, Blain nota que “Dios se convirtié en el Dios de su corazon... cl centro de sus afectos, el Gnico objeto de sus deseds’(9). La decision’ de formarse en el Seminario de San Sulpicio traduce a la vez la atitenticidad de su opcidfi y la voluntad de madurarla y verificarla: “Aproveché de este retiro para hacer serias reflexiones sobre sus compromisos y sus deberes” (10). No entra en la vida eclesidstica por el simple juego de las influencias familiares y socia- les, antes bien delibera y asume. En repetidas ocasiones, Blain des- taca la idea seria y hasta un poco severa que La Salle se hacia de la vocacién sacerdotal, en un tiempo en que demasiados hombres Ja abrazaban tnicamente como una carrera productiva (11). Los datos que poseemos sobre esta estadia en Paris,que comien- za en octubre de 1670,son, por otra parte, bastante débiles; sus bid- grafos dicen sencillamente que no encontré “ninguna dificultad en seguir todos (los ejercicios) que se practican en este seminario”, que en él fue “el ejemplo de todos” (12): la fina sensibilidad del joven no debid ser indiferente al ambiente de un seminario abierto a las corrientes espirituales de la época y a los esfuerzos de reforma deléziero y de renovacién apostolica. Pero, sobre todo,un mundo mas amplio que el de la familia y del Capitulo de Reims comenzaba a abrirse ante él. Una primera toma de conciencia de las insuficien- cias de la formacion cristiana de los nifios pobres esta tal vez en ger- men desde este momento (13). Pero su permanencia en San Sulpi- cio fue breve: no quedé alli sino dieciocho meses. (8) CE, Blain. 2, 236-242; el bidgrafo ve en la ascension lenta y madura de La Salle hacia el sacerdoc’o, una marca de su “‘espfritu eclesidstico”. Varias veces, vitupera las falsas vacaciones que no buscan en el sacerdocio sino el provecho material. (9) Blain 1, 121. Sobre ¢l despertar de la vocacién sacerdotal de Juan Bautista, ef. Poutet 1, 180-188. : (10) MAC 5; MAR 4; Blain 1, 126: “Después de haber deliberado si de- bia radicarse allf y atarse con cadenas irrompibles, se disponia a ello cuanda recibié fa noticia de la muerte de su sefiora madre”. (11) Blain 1, 128, 130; 2, 239, 242, 244. (12) MAC 3-7; MAR 3-4; Blain 1, 123-126. (13) Poutet 1, 352-355. —22— De hecho, las cireunstancias van a obligarlo a reconsiderar su eleccién inicial; Debe descifrar nucvamente la voluntad de Dios sobre él bajo la ambigiiedad de signos ambivalentes. Algunos hechos de familia trastornan su existencia: primero la muerte de su madre Gulio de 1671), después la de su padre (abril de 1672), lo obligan a regresar a Reims para ocuparse de sus hermanos y asumir la gestién del patrimonio familiar. Pasa, entonces, por un periodo de “tribulaciones”, “de incertidumbres agobiantes”’. El golpe produ- cido por estos duelos y por la responsabilidad que de ellos result para él “suspendié sus resoluciones por un tiempo”. Sus bidgrafos nos lo muestran asi prestando toda su atencién a fos hechos, en los - cuales se-esfuerza por descubrir la voluntad de Dios sobre él. “He aqui frustrados todos sus proyectos”: esta expresion de Blain sub- raya lacénicamente la fuerza de la crisis en esta coyuntura (14). Designado por su padre como tutor de sus hermanos se dedica a la gestién del patrimonio familiar con competencia, rigor y bondad para con los suyos, como atestigua la Cuenta de tutela publicada por L.M. Aroz (15). “El atolladero” en que lo colocan estas ocupa- ciones inesperadas no lo desvfa, sin embargo, de su busqueda de la voluntad de Dios. Si delibera acerca de la compatibilidad entre sus ocupaciones presentes y su orientacidn hacia el sacerdocio, lo hace desde el interior de la situacién: mientras desempefia sus obligacio- ‘nes familiares, prosigue sus estudios eclesidsticos. Y en esta “encru- cijada”, segin expresién de Blain, no decide solo: consulta, encten- tra un amigo y director espiritual en la persona del Sr, Roland (16). Sus vacilaciones, su incertidumbre, han podido ser intensas: si bien no se precipita, La Salle tampoco es hombre de permanecer largo tiempo en suspenso. No se instala en Ia “encrucijada”. Al igual que en varias ocasiones posteriores, sale de la incertidumbre mediante un compromiso concreto, dando un paso hacia adelante: y en junio de 1672 recibe el subdiaconado.. Con esto schala que el periodo de expectativa ha terminado: aunque espere todavia cua- (24) CE, Campos 1, 98. (15) CL 28 a 31: Jean-Baptiste de La Salle - Compte de tutelle de Marie, Rose-Marie, Jacques-Joseph, Jean-Louis, Pierre et Jean-Rémy, ses soeurs et freres, fils mineurs de Louis de La Salle (1625-1672) et de Nicolle Moét de Brouiliet (1633-1671), Transcrito, anotado y presentado por e] Hno, Leon de Marfa Aroz. (16) Campos 1, 100-101. Sobre Ia influencia de Roland, ver Rayez 1, 57-61; Poutet 1, $37-622; Aroz, CL 38, —23— tro afios para recibir el diaconado (marzo de 1676) y seis para et presbiterado (Pascua de 1878), ha reconocido definitivamente,des- de eutonces, que Dios lo Iamaba al sacerdocio. Los datos que poseemos para ensayar un ingreso en la intimidad de su relacién con Dios son todos posteriores a su compromiso de- finitivo en la obra de las escuelas. Sin embargo, varios pasajes de las Meditaciones sobre los santos nos invitan a pensar que su juventud, su educacién, su vocaci6n sacerdotal Je han facifitado una experien- cia ptecoz de Dios, como una presencia solfcita y un Nathado: aen- tregarse todo a El (17). De hecho, la conciencia de la presencia de Dios en su vida, la atencion a esta presencia viviente, la preocupacién primera de bus- car y cumplir la voluntad de Dios sobre él, el abandono a la con- ducta de Dios, en una palabra,la vida en relacién con Dios aparecen como constantes de la vida espiritual de La Salle. El Dios Viviente, personal y activo constituye asi el personaje principal de su itinera- rio; es lo que nos sefiala hasta la evidencia una de los raros docu- mentos autobiograficos en que nos deja entrever algo de su vida interior, Las Reglas que me be impuesto (18). Estas nos lo muestran cuidadoso de vivir en Dios toda su exis- tencia, tanto en su orientacién fundamental como en el detalle dé suscacciones. Lo vemos atento a “‘renovar frecuentemente” su “atenciona Dios”’,.a “elevar con frecuencia su corazén a El” (19), como también preocupado por “consultarlo acerca de todo lo que (17) Hablando de santa Ménica escribe: “Qué gran felicidad cuando se tuvo la ventaja de ser educado en la piedad desde su juventud; se tiene exton- ces una gran facilidad para conservarla durante toda su vida"; a propésito de santa Teresa de Avila repite: “Qué felicidad comenzar desde temprana edada servir a Dias”; evocando la vocacién precoz de san Hilarién, sefiale adn: “Na- da es més consolador y més Stil que darse a Dios desde la juventud, porque se tiene emonces mis facilidad para establecerse sblidamente en la piedad que se hace como natural” (MF 122.1; 177.1; 180.2; cf, MP 98,1; 186.1). (18) Sobre estas Reglas: Blain 2, 318-319, (19) “Cuidaré de elevar mi coraz6n a Dios cuantas veces comience una accién; y no cmprenderé nada sino después de la oracién” (RI 18). “La Regla de la Comunidad cs,no entrar en casa, ni en la propia habitacién, sin rezar a Dios y renovar la atencién a Eh tomaré cuidado en no faltar a esto” (RE 19). 24 — tendrd que hacer” (20), y por discernir en su presencia la conve- niencia de las actividades de cada dia (21). Quiere mirar “la obra de (su) salvacién y del establecimiento de (la) comunidad como obra de Dios” y “‘abandonarle su cuidado”, pero considera que no” se-realiza “jamas mejor su salvacion” y no se adquiere “'jamas mayor perfeccién” que “cumpliendo los deberes de su cargo, con tal de que se los cumpla en vista de la voluntad de Dios’’ (22); instrumen- to entre las manos del obrero, quiere esperar “las érdenes de ta Pro- videncia para obrar”, pero también “no dejarlas pasar cuando le son conocidas” (23). Nos paréceria presuntuoso intentar penetrar mas en la intimidad de esta relacién vivida con Dios,sin la cual,\a historia de La Salle permanece inexplicable: “‘es, ante todo, y muy pronto, un alma guiada por Dios... Dios lo esculpe y lo forma con sus manos” (24); tendremos otras ocasiones para comprobarlo. Notemos aqui, sin embargo que durante toda su existencia, durante la cual su fidelidad a Dios lo comprometerd sin cesar en trabajos imprevistos y comba- tes no deseados, su sed de la intimidad divina se expresa por signos constantes. Sus bidgrafos relacionan con el gusto de La Salle “por Dios y Jas cosas de Dios” un atractivo “por la soledad, fa vida es- condida y el silencio” que lo levaya a entretenerse frecuentemente en largos retiros (25). Se sumerge en ellos,sobre todo cuando debe hacer una opcidn decisiva y reconocer la voluntad-de Dios (26), 0 (20) ““Consideraré siempre le obra de mi salvacién y det establecimiento y gobierno de nuestra comunidad, como obra de Dios: dejaré a su cuidado ambas cosas, para no hacer lo que me conci¢ms sino por sus ordenes; mucho lo consultaré acerca de todo lo que yo tenga que hacer, tanto para lo primero como para lo segundo; y le diré con frecuencia estas palabras del.Profeta Habacue: “Domine, opus tuum” (RI 8). (21) “No saldré nunca sin. necesidad y sin haberme tomado un cuarto de hora para examinar ante Dios si la necesidad es real o imaginaria. Si el asunto apremia, emplearé al menos el tiempo de un Miserere para introducir en mi espfritu algin buen sentimiento” (RI 1). (22) “Buena regla de conducta ¢s no distinguir entre os asuntos propios de su estado y ef negocio de su salvacién y perfeccién, y persuadirse de que no se obraré mejor su salvaciOn y que no se adquirieé jamés mayor perfeccin que realizando los deberes de su cargo, con tal de que se los cumpla ‘en vista de ja voluntad de Dios. Hay que tratar de tener siempre esto presente” (RI 3). (23) RI9. (24) Rayez 2, 47. (25) Blain 2, 271 ss, cf. CAL 476 n. 1, (26) Blain 1, 182, — 25 — tomar distancia respecto de sus “‘perseguidores” (27) o sencillamen- te cuando considera que tiene necesidad de ‘verse solo con Dios” € intensificar su “comunicacién” con él (28). Con ocasién de una crisis particularmente penosa y prolongada, parece hasta haber experimentado un momento la atraccién de la vida eremitica (29). Con la misma sed de intimidad con este Dios que le ha conquis- tado el corazén se relaciona su gusto por la oracién solitaria y pro- longada de que también hablan sus biégrafos (30). Noches en ora- cién en Ja Basilica de San Remigio en Reims, 0 en Vaugirard (31); oracién a lo largo de sus largos viajes a pie, de los que habla con frecuencia Blain (32) y que corrobora.su Regia de hacer al menos tres horas de oracién cuando ha de ir “al campo” (33). La oracién es “‘su alimento” y aunque no se sepa “nada de cierto sobre su ma- nera de ovat’, “no se puede dudar que fue favorecide con el don de contemplacién y de un grado sublime de oracion” (34). Tendremas que volver sobre lo imprevisto de ta “conducta de Dios” a su respecto, sobre los despojos a los que el Sefior lo invita- r4, liberdndolo progresivamente de si mismo, sobre las noches que atravesard y sobre los combates de Jacob con el angel que le seré necesario Hbrar. Por ef momento,nos basta comprobar que la expe- Tiencia vivida de Dios es para La Salle primordial e interior en su marcha. progtesiva. Y nos parece que es,ante todo,en esta experien- cia donde hemos de encontrar la raiz existencial de su ensefanza sobre la presencia de Dios, el sentido de la oracion, el abandono a ia voluntad de Dios, la vida de intimidad con El. (27) Blain 2, 39; 97-103. (28) Blain 1, 230; 260, Blain y Maillefer sefislan que algunos de estos re- tiros tienen lugar en conventos de Carmclitas y destacan 2 este propésite la devocién de La Salle a san Juan de la Cruz y, sobre todo,a santa Teresa, cuyos escritos estima profundamente (Blain 2, 40, 272, 320, 366, 493; MAC 114- 115; MAR 188-189). . (29) Blain 2, 100-105; MAC 136-139; MAR 239-247. (30) Ver IC, CL 9, p, 187-188: Piedad, amor a la oracién, (31) Blain 1, 229-230, 2, 281. (32) Blain 2, 264, (33) “Cuando deba emprender viaje me dispondré con un dia de retiro y procuraré ponerme en condiciones de hacer, al menos mientras esté en cami- no, tres horas de oracién por dia” (RI 11). (G4) Blain 2, 284, 26 — 2, Dios llama para enviar: la apertura apostélica. Cuatro afios permanece en el subdiaconado Juan Bautista: no sabemos gran cosa de su experiencia religiosa en ese perfodo de 1672-1676, durante el cual continua bajo la direccién de Roland. Su opcidn resuelta por el estado eclesidstico no‘lo ha obligado a salir de su mundo social. Siguiendo su inclinaci6n, se vuelca a los estudios, sin ninggn- desmedro de sus obligaciones familiares y canonicales, Sin embargo, dos hechos de este perfodo nos revelan algo del proceso interior de La Salle en camino hacia el sacerdocio. El primero, son las gestiones de Roland y su dirigido para can- jear por una parroquia la prebenda del subdiécono (35): Roland desea para Juan Bautista una responsabilidad apostolica. Bajo el impulso de su director, La Salle se ve llevado primero a gestiones privadas, Iuego a negociaciones oficiales ante natario (36). Las transacciones fracasan y La Salle lee en este revés la llamada de Dios a permanecer en su SituaciOn: la direccién de su famitia, sus obliga- ciones canonicales, sus estudios. Los biégrafos destacan la sumision de Juan Bautista, primero a su director que fo insta a esta permuta, Juego a su Arzobispo que Ja rehdsa. Esto permite entrever que el joven no sc presta a un ciego juego mecanico. En efecto, es en “ia revocacion. de un acuerdo realizado ignorantia causae” (37), mas que en 1a decision del Arzobispo, que Juan Bautista reconoce una confirmacion de su propio sentimiento interior: “pareciale oir por entonces una.voz interior decirle que no estaba llamado a disigir una parroquia” (38). En todos estos tramites, Juan Bautista se muestra como el hom- bre de fe que discierne con cuidado en el juego de los aconteci- mientos y de las relaciones, la voluntad de Dios respecto de su per- sona. Se ‘o ve obrar con atencién, discrecién, sin precipitaciones. Perg se.descubre en é1 igualmente un hombre deseoso de servir a la Iglesia, dispuesto 4 “salir” cnando y donde Dios lo Mame. Las tra- tos concluyen con un fracaso, pero es en este contexto que opta por el diaconado: a despecho del revés de la tentativa de canje, es ordenado en Paris el 21 de marzo de 1676. Siempre bajo la direc- cién de Roland, recibiré la ordenacién sacerdotal de manos de su Arzobispo, en Reims, la vispera de Pascua de 1678. (35) MAR 7-8, (36) Aroz, CL 38, 245-249. G7) Ibid, 258, (38) MAR 7-8; BER 49; Blain 1, 136; Ver también Aroz, CL 26, 254. 27 - EI segundo hecho que recordamos de esta épuca, es la muerte de Roland algunos dias después de la ordenacién de su dirigido. Roland habia fundado la comunidad de fas Hijas del Nifio Jesis para la educacién dé las nifias pobres (39). - Antes desu muerte,nombra albacea a Juan Bautista y le confia el cuidado de asegurar y proteger su obra (40). De este modo, la influencia ejercida sobre La Salle por Roland se prolongara después del fallecimiento de éste: Juan Bautista es el heredero de los deseos y proyectos de su padre espiritual, ardiente y apostélico. Los bid- gtafos subrayan su adhesién a Dios en Ja sumisidn a las voluntades de su director difunto (41), De hecho, su fidelidad a Dios pasa por Ja fidelidad a los hombres, a Roland; su fidelidad a Roland le hace progresar en una mayor fidelidad a Dios que lo flama, al mismo tiempo que le hace descubrir coneretamente ef camino en que Dios lo quiere (42). Ciertamente, como alumno de los Suipicianos, La Salle pudo haber sido introducido por ellos en las inquietudes y actividades del movimiento de renovacién catequistica (43), particularmente asen- tado desde Olier en el Seminario y en la Parroquia de San Sulpicio (44). Es igualmente posible que haya sentido interés por las Hama- das en favor de las escuelas populares, por los esfuerzos en estable- cerlas.y, sobre todo, para dotarlas de maestros calificados (45): Olier y sus discfpulos habfan sido promotores licidos de esta reno- vacidn escolar (46). Vuelto a‘Reims, las responsabilidades que Juan Bautista asume para con sus hermanos le sensibilizan mds a las tealidades educativas. Otros lazos familiares lo ponen en contacto con Comunidades femeninas dedicadas a la educacién, por ejemplo las Canonesas de San Agustin, fundadas por san Pedro Fourier (47). (39) Aroz, CL 38, §3-92, Sobre Rotand ver también E. Rideau, Nicolés Roland, 1642-1678, Beauchesne, Paris, 1976. (AO) Ibid, 93-122: J.B, de La Salle exéoutour testamentaire de Nicolés Roland, (41) Blain 1, 139; MAR 11. (42) “Pleno del celo de que se sintié animado por la promesa hecha a Roland, puso toda su confianza en Dios’, (MAR 12). (43) CAL 359-395, (44) Ibid. 380-382. (45) Ibid, 396-426. (46) Ibid, 408. (47) Pouret 1, 379-405, —28- Pero, rasgo de su personalidad, La Salle no es ni un idedlogo, ni un visionario: sdlo. gracias a lo concreto de un compromiso vivido se sensibiliza realmente a las necesidades. La solidaridad con Roland es lo que le hace bajar a la arena del movimiento escolar. Toma a su cargo a las Hermanas del Nifio Jests: durante dos afios, administra su casa; durante dieciocho meses, se dedica al inventario de los bienes de la comunidad; ciertos indicios permiten atribuirle la paternidad de un pequefio manuscrito: Advertencias dadas por el difunto Seflor Roland, candnigé teologal de Reims, para la direc- cion de regulares; contribuye a la obtencién de la Real Cédula (+) en-febrero de 1679 (48). Aunque tales gestiones le descubren este mundo escolar, las conduce sin dejar de sentirse a gusto en su circulo de amistades e influencias, Su experiencia religiosa no se sitia al margen de esta trama de relaciones, ni paralelamente a los esfuerzos que hace, empleando toda su inteligencia, talento e influencias para consolidar la obra de su director y amigo. Estos compromisos no implican que Juan Bautista haya reco- nocido ya su vocacién escolar. No aborda todavia este mundo sino desde el exterior, Confesard més tarde que ni el ejemplo de Roland, ni las sugerencias reiteradas de sus amigos mas dedicados a la obra de las escuelas y que se ‘daban probablemente cuenta de las capaci- dades dei canénigo, ni siquiera los tramites realizados entre 1678 y 1679, lo hab{an convencido de que Dios lo Hamaba a consagrarse ala obra de la educacién de los pobres (49). @ La apertura apostélica a los otros constituird otro rasgo espiri- tual permanente de La Salle. Abierto a Dios, est4 abierto al Reino de Dios (50). Cuando, en una carta dirigida al Hermano Bartolomé hacia el fin de su vida, levante una punta del velo sobre su oracién, escribird: Me parece que lo que debo pedir a Dios en la oracién, es que me dé a conocer lo que quiere que haga, y que me ponga en la disposicién en la que me quiere (51). (4) Corresponde al Francés: ‘Lettres Patentes”, documento oficial otor- gado por el Rey para conceder existencia legal a un Instituto o Sociedad. (N.del T,), - . (48) Aroz, CL 38, 93-121. (49) Blain 1, 169, Poutet 1, 549, (50) Cf. Blain 2, 338, (51) L 5.2. -29- Su Dios, voiveremos a esto, es el Dios que esti obrando en el mundo para la salvacion-de los hombres y que suscita cooperado- tes, hombres a quienes llama “para hacer su obra”. Llamado al sacerdocio, La Salle se sabe comprometido, a 1a vez,a ser “Ministro de Dios y dispensador de sus misterios’ (52). Su celo, inseparable de su bisqueda de Dios, aparece muy vivo desde el comienzo. Pero " su misi6én propia se decidird de manera imprevista, conduciéndolo a consagrar toda su existencia a la fundacién de una Sociedad de Maestros para la educacién cristiana de la juventud masculina “pobre y abandonada”. Ssta polarizacién inesperada no le impedi- ra, sin embargo, el permanecer abierto toda su vida a orras necesi- dades de la Iglesia. Sus bidgrafos destacan especialmente tres de sus afanes apostéli- cos permanentes. El primero, son los sacerdotes, a quienes acoge con gusto en las casas del Instituto, sobre todo cuando son pobres (53); en diversas circunstancias se lo ve particularmente aplicado a ayudar 0 a devolver al buen camino a sacerdotes indignos (54). Mas ampliamente se interesa,de modo especial,en la conversion de los pecadores, Sus bidgrafos refieren extensos relatos de conversiones. Estas se producen frecuentemente en ocasi6n de viajes, durante los cuales era su costumbre unirse a “quienes hacian la misma ruta para no perder ocasiOn de hablarles de Dios y de la virtud”. {nsisten en su, disponibilidad respecto a ellos, su caridad, su paciencia para escucharlos, la estima que les manifestaba; en suma, el talento que despliega para Hevarlos a Dios 55), Finalmente, sus bidgrafos evo- can con frecuencia su habilidad para la diveccidn espiritual de almas teligiosas, tratese de personas consagradas a. Dios o de personas del mundo. Por ellos conocemos algunas de sus cartas de direccién; por ellos también sabemos de sus reticencias a este respecto (56). Las Reglas que me be impuesto demuestvan igualmente hasta qué punto el cuidado de los demas forma parte integrante de la busqueda espiritual de La Salle. A sus ojos, la obra de! “estableci- (52) Expresién paulina que La Salle aplice a los Hermanos, pero que emplea también 2 propésito de los Obispos y sacerdotes: cf. CAL 625, n, 4-5, . (53) Blain 1, 326; 2, 31; 374. (54) Blain 2, 341; 351-352; 377. (55) Ver los principales relatos de conversién en MAR 92; 163; 121-125; 137-139; 209-213; ‘cf. también Blain 2, 125-127; 177; 246; 332; 338-354; 372-373. (36) Cf. Blain 1, 272-273; Blain 2, 5; 289; 293; 296, 331-332; 353-354; 421-422. —30— miento y conduccién de ia comunidad es obra de Dios” y a ella debe consagrarse sin perder el tiempo (57). Responsable de sus Hermanos, considera que “ocupa para ellos el lugar de Nuestro Sefior”; pero se refiere entonces al Cristo Servidor, al Cordero que carga los pecados del mundo: “Si me considero como ocupande el sitio de Nuestro Sefior respecto de ellos, debe ser en la perspectiva de estar obligado a Hevar sus pecados como Nuestro Sefior cargé los nuestros y que ésta es una carga que Dios me impone para con ellos” (58): la identificacién con Cristo es para él inseparable del cuidado apostélico de los demas. La ensefianza espiritual de La Salle sobre la unidad de una voca- cién para una misién, la inseparabilidad de fe y celo, las exigencias del espiritu apostélico, la responsabilidad respecto de la salvacién de los demés, encuentra igualmente en la experiencia espiritual de La Salle su primera fuente existencial. il. LA EXPERIENCIA DE LA CONDUCTA DE DIOS EN LOS ACONTECIMIENTOS En el momento de presentar el cambio de orientacién que estd por suceder en la existencia de su héroe, Bernardo nos lo describe totalmente disponible a la voluntad de Dios, como Isaias, “presto a ir adonde la Providencia lo quiera enviar” (59), En el juego de cir- cunstancias fortuitas, a través de las relaciones con otros, se vera conducido a descrifrar paulatinamente la voluntad de Dios sgbre él. Y cumpliéndola paso.a paso, la discierne mejor. Respondiendo a las necesidades que descubre,-es levado a percibir otras que reclaman de él un nuevo paso adelante. Responde a Dios encarndn- dose cada vez mds entre los pobres; desde dentro del mundo de los pobres va a darse cuenta de que el Seiior lo llama visiblemente a trazar en la Iglesia una via nueva para la salvacién de los pobres, lo cual le exige salir de su mundo. 1. Lo inesperado de Dios: primeros contactos cow los Maestros, Todo comienza aqu{ por un encuentro fortuito en la casa de las ee (57) RE8; R113, (58) REZ, (59) BER 22, —31— Hermanas del Nifio Jesas, encuentro que los bidgrafos sefalan como un golpe de la divina Providencia (60). Adrien Nyel, quien regentaba escuelas para nifios pobres en Ruan, legé a Reims con el mismo proyecto (61). Nyel y La Salle se encuentran en casa de las Hermanas. El emprendedor laico da a conocer su, designio a la Superiora y Juan Bautista es consultado inmediatamente. Desde esta primera entrevista, La Salle es consciente del interés de la empresa. Pero las dificultades sufridas en la-consolidacion de la comunidad de las Hermanas le descubren los obst4culos con los que Nyel puede: tropezar (62). Los bidgrafos nos informan poco sobre el intercambio entre el canénigo de Reims y Nyel. Recorde- mos, tan sd]o,un_pasaje de Blain que pone en relieve, desde este pri- mer Coritacto, la preocupacion, de Juan Bautista por los pobres, su conviccién de la necesidad de escuelas a su servicio, pero también su conciencia del hecho que la “politica” se opone a su bien: E] interés de los pobres de fa ciudad lo pediria, pero, gacaso los intereses de Dios y los de los pobres no son casi siempre opuestas a las razones de politica? Seria necesario todo el poder del Sr. Arzobispo para que estos cedan a aquellos, pero équerrd datlo, emplearlo, por no decir comprometerio, una segunda vez, con el riesgo de sucumbir? (63). Desde entonces, el candnigo desaconseja transponer a Reims el mogglo de escuelas para pobres de Ruan, Propone una “politica”. de accién a fin de lograr el éxito en la tentativa. Se pone, por lo tanto, resueltamente de lado, de los pobres, se compromete a servir sus intereses, que se identifican para él con “los intereses de Dios”, Pero en esta empresa apostélica, pone en accidn todos los recursos de su experiencia humana, obra sin precipitacién, reflexiona y pro- pone una estrategia de accién muy realista. Para que se guarde el secreto necesario sobre la finalidad de la venida de Nyel a Reims, le ofrece alojarlo en su casa. Consulta e interesa en el proyecto a hombres capaces de asegurarle el éxito. Sopesa con realismo las aptitudes respectivas de los cuatro parracos que podrian tomar la escuela bajo su proteccién: (60) BER 23; MAR 18; Blain 1, £60, . (61) Sobre la obra de Nyel en Ruap, Poutet 1, 494-500, (62) Blain 1, 162-163, ‘ (63) Blain 1, 162. —32- El parroco de San Sinforiano... serfa el hombre que buscamos, si anduviera bien con sus superiores; pero por desgracia no lo quieren: por lo tanto no hay que pensar en él, El segundo no tiene bastante cabeza; el tercero, sobrino y hechura del Juez eclesidstico a quien debe todo lo que tiene, le es tan sumiso que a la primera palabra de su bienhechor y tio despediria a los maestros de escuela: no es,por lo tanto el que debemos elegir. Se dirige, entonces, al cuarto, pdérroco de San Mauricio, quien acepta; una primera escuela comienza en su parroquia. La Salle sirve nuevamente de intermediario a Nyel en sus trdmites ante Ja Sefiora L’Evéque para la apertura de una segunda escuela en la parroquia de Santiago (64). Nyel habia debido retirarse de la primera escuela para consolidar la segunda y los maestros de San Mauricio habian quedado solos. Ademés, a causa del aumento del nimero de escuelas y de escola- res, la pension prevista al comienza no bastaba ya para cubrir los gastos. Juan Bautista se sintid obligado a indemnizar al pdrroco. Todas estas razones lo indujeron a resolverse, en Navidad de 1679, a alquilar, para los maestros ;‘una casa préxima a la suya para poder- los ver con mayor facilidad y frecuencia”, Este paso Supone ya,de su parte,un compromiso nuevo. La Salle no es solamente el consejero; se convierte en el protector. Acercdn- dose a los maestros, no sélo gastaré menos, podra también ayualar- los a realizar su empleo con piedad. Desde el comienzo de 1689, una tercera escuela funcionard en esta nueva casa. Sin embargo, este paso de consejero a protector no ha significado para él ninguna ruptura, ningiin cambio en su estilo de vida. Para ayudar en la obra de las escuelas, puede, incluso; utilizar sus recursos: relaciones, bienes, inteligencia, influencias, para que la obra de las escuelas triunfe. En este perfodo, ni suefia en consagrarle su existencia; continda su vida de canénigo y corona con el doctorado sus estu- dios teolégicos. . Me habia imaginado, confesari mas tarde, que esta conduc-_ cién de las escuelas y de los maestros seria solamente una direccién exterior, que no me comprometia sino a atender a su subsistencia y a cuidar que se dediquen a su empleo con piedad y aplicacién (65). (64) Blain 1, 161-165; MAR 21-24, (65) Blain 1, 167. ~33— Sin embargo este primer contacto con los maestros Jo introduce en un mundo que apenas conocis, y le va a descubrir,experimental- mente,la situacién real de los pobres. Este contacto directo va a desencadenar una crisis por la cual el universo, las aspiraciones, el proyecto inicial de Juan Bautista serdn interpelados y trastornados; los hechos exigiran de él una respuesta que no habia previsto al comienzo. Es en esta coyuntura que va a irrumpir para él y para los otros el evangelio del Dios de los pobres. 2. La respuesta progresiva a la llamada de Dios reconocida en las necesidades de las pobres. En el-movimiento de reforma catélica, tan intenso y tan rico en este siglo XVIE francés, la preocupacién catequistica ocupa un lugar importante; la ignorancia religiosa del pueblo es denunciada por muchos: concilios provinciales, obispos y sacerdotes reforma- dores llaman a un esfuerzo para la educaciOn de la fe; las realizacio- nes se muitiplican, En parroquias, misioncs internas y seminarios, la catequesis de ios nifios es tenida en alta estima y se establecen obras especializadas para promoverla (66). Como este renacez cate quistico aparece ligado particularmente a la multiplicacion y reno- vacion de las escuelas populares, todos los reformadores se ocupan también de ellas (67}. Pero las quejas son universales: los maestros son mal escogidos, poco preparados, insuficientemente dedicados a su tarea, inestables; se percibe claramente la necesidad de establecer comunidades de maestros para la renovacién de ia escuela cristiana en favor de la juventud pobre y abandonada (68). La Salle no se ha detenido jamds a considerar en abstracto el tema, clasico, sin embargo, de las necesidades de la Iglesia en estos dominios; dijimos que,sin duda,estaba informado; pero sélo per el contacto concreto con los maestros se sensibilizé a esta realidad hasta el punto de comprometer toda su existencia y realizar lo que muchos proclamaban tedricamente como urgente. En contacto con los maestros, La Salle descubre efectivamente sus necesidades reales, sus deficiencias. Este primer compromiso, aunque aun (66) CAL 359-395: El movimiento catequistico en Francia en ei siglo XVEL (67) CAL 396-425; Escuela cristiana y Movimiento catequistico, (68) CAL 453-469: Necesidad, deseos, ensayos de comunidades de Macs- tros de escuela. Sobre todo este movimiento, ver también Poutet 1, 379-534. —34--

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