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Redacción

Reseña: Christiane Félip Vidal, El silencio de la estrella


El silencio de la estrella fue publicado en Perú en el 2015 por la editorial Animal de
Invierno. Su autora, Christiane Félip Vidal, es una mujer francesa especializada en Literatura
Iberoamericana que vive en el Perú desde hace varios años. Está claro que su vida en este país
ha tenido una fuerte influencia en su escritura: si bien la novela da escasas referencias
espaciotemporales del mundo real, menciones de atentados y grupos extremistas sitúan la
novela en un período específico de nuestra historia.

La novela se narra desde la perspectiva de una mujer llamada Brigitte, quien recuerda
su infancia y juventud junto a su familia y su hermana Marilyn gracias a un viejo álbum de fotos
que encuentra. Alterna capítulos del “presente”, en el que Brigitte observa las fotografías y
presenta su visión adulta de los hechos; y capítulos del pasado, escritos en cursiva, en los que
se muestra a través de los ojos de Brigitte niña su vida familiar y los sucesos que llevarían a su
hermana Marilyn a negarse a hablar durante años. Mucha de la información con respecto a los
problemas familiares y personales de los personajes queda solamente sugerida al lector, pues
es mostrada a través de la visión de una niña que no entiende por completo lo que está
ocurriendo. Alternando entre estas dos perspectivas, la autora entrega la información a un ritmo
lento y de forma sutil; además de incentivar la reflexión y conexión de los hechos en la mente
del lector en lugar de explicitar cada detalle.

La narración del presente sigue la trama de Brigitte de adulta, quien encuentra en un


álbum de fotos una fotografía que no reconoce de su hermana y ella. Cuestiona quién podría
haber tomado la foto y cuándo. Más adelante visita a su tía Malena - el único familiar de Brigitte
aún con vida de los que aparecen en sus recuerdos. Muestra además bastante de la
personalidad de Brigitte y sus frustraciones y dolencias con respecto a su turbulenta vida
familiar. Finalmente, resuelve pasar más tiempo con su propia familia (su esposo e hijos),
después de reflexionar a lo largo de la novela acerca de los problemas de su relación con su
madre (una mujer fría, estricta y nada afectuosa), su padre y su hermana. Muchas veces, esta
narración en presente hace referencia a hechos que el lector no conoce aún, dejándolo con la
intriga que poco a poco se resuelve a través de la narración en pasado. Esto es más evidente
con el caso de la muerte de Marilyn, que se menciona desde el primer capítulo pero no se
explica hasta el final de la novela. A través de esta narración, además, Brigitte descubre al final
que Marilyn no era hija de su padre, sino de otro hombre que estuvo con su madre antes, y que
el padre que las crió decidió nunca contarles. Fue este otro padre el que tomó la fotografía
misteriosa que desató esta misma narración.
En la narración del pasado, el lector va aprendiendo poco a poco los eventos que son
principalmente insinuados en los pasajes en presente. Empieza con una visión positiva y cálida
de la familia: de pequeñas, Marilyn y Brigitte son hermanas que se llevan bien y se cuidan
mutuamente, además de compartir el entusiasmo por las películas de su padre (un elemento
recurrente a través de la novela). Discuten frecuentemente con su madre, quien no les
demuestra cariño y es bastante estricta y hasta agresiva con ellas, pero su vida familiar es
generalmente positiva. Esto cambia cuando Marilyn es diagnosticada con dislexia, lo que explica
sus anteriores problemas en su desempeño académico y que esté en el mismo año escolar que
Brigitte a pesar de ser dos años mayor. El diagnóstico genera tensión en la familia ante la
posibilidad de tener que enviar a su hija mayor a un colegio especializado, creando un mayor
gasto en un hogar que ya de por sí lidia con problemas económicos. En el transcurso de este
conflicto, Marilyn adopta una gata a la que bautiza Frida, por recomendación de su padre. Sin
embargo, el día en el que Marilyn debe empezar clases en el nuevo colegio, su madre la
encuentra con Frida durmiendo en la cama (algo que había prohibido terminantemente) y echa a
la gata de la casa. Marilyn corre detrás de ella y desaparece. Sus padres la buscan
preocupados, pero no la vuelven a ver hasta varias horas más tarde, cuando un señor la trae de
vuelta a casa. Desde la perspectiva de Brigitte, los adultos hablan como en secreto e insisten en
llamar a un doctor, confundiendo a la niña. Además le dicen que irán a la policía “para reportar la
desaparición de Frida”.

Desde ese día, Marilyn se niega a hablar. Su silencio crea tensiones en su hogar tanto
con su hermana Brigitte, quien lamenta haber perdido repentinamente la cercanía de su
hermana, y con sus padres, quienes discuten cada vez más acerca de qué hacer con respecto a
su hija mayor. Esto sólo empeora cuando muere el padre de las niñas, dejándolas solas con una
madre agresiva y necia. Más adelante, a través de la hija del portero de su edificio, Brigitte
descubre que Marilyn fue violada cuando huyó detrás de Frida, y que esto ocasionó el trauma
que cambió su personalidad de forma tan drástica. Cuando al fin se gradúa del colegio, Marilyn
entra a estudiar arte y se va de la casa de su madre. Brigitte empieza la universidad y presencia
cómo se pone más y más tenso el clima político en su casa de estudios con asambleas, grupos,
marchas y protestas, además de la llegada de atentados a Lima que antes se daban solamente
en provincias. Si bien la novela no explicita el nombre de ninguna agrupación ni problema,
queda claro que habla del conflicto de los años 90. Brigitte empieza a ver a Marilyn en su
universidad, y cuando le pregunta extrañada a sus amigos acerca de ella, le informan que forma
parte de un grupo extremista que participa en asambleas y foros. Brigitte asiste a una de estas
asambleas con sus amigos de otros grupos pero la asamblea es interrumpida por la policía, que
intentando capturar a grupos subversivos empiezan a lanzar gas lacrimógeno e intentan
encerrar a los estudiantes en el auditorio. Brigitte se encuentra con Marilyn, quien la ayuda a
escapar del auditorio ilesa. Esta es la última vez que se ven hasta que un año después Brigitte
es llamada por la policía para reconocer el cadáver de su hermana, cabecilla de un grupo
subversivo capturado por la policía.

La alternancia entre el pasado y el futuro dentro de la novela obliga al lector a cambiar, a


veces repentinamente,de enfoque o punto de vista, lo que permite a la autora mantener una
mayor intriga. Esto es más evidente en los capítulos III y IV, en los que se describe la
desaparición de Frida y la serie de problemas que esto desencadena. Al alternar entre la
narración con voz infantil del fatídico día y la voz triste de Brigitte adulta, la autora obliga al lector
a mantenerse atento para captar detalles que insinúan la información que es revelada más
adelante (que Marilyn fue violada el día de la desaparición). Más adelante, la narración adulta
menciona la muerte tanto del padre como de Marilyn, pero el lector tiene que esperar a la
narración del pasado para saber cómo se dieron éstas. De este modo, la autora limita el flujo de
información y logra tratar temas lúgubres como la violación o la muerte sin caer en la pesadez.
Este es el recurso más utilizado a lo largo de la novela, y justifica su desorden cronológico a
través de los recuerdos de Brigitte que surgen por sí solos ante la fotografía que encuentra.

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