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Ensayo de Mariología Isaías Pinales F.

La Virgen María constituye una de las figuras más emblemáticas de nuestra fe. Por tanto,
indagar en el conocimiento sobre ella es una gran riqueza. Cabe destacar que, la pretensión
de este ensayo no es abarcar todo lo relacionado a María, sino desarrollar los siguientes dos
temas: María, la Hija de Sión, la madre de los creyentes y María, profetisa. De estos se
desarrollarán algunas nociones vitales.
Por otro lado, del primer tópico uno de los puntos neurálgicos es el saludo del ángel a
María, el cual es considerado la cédula primitiva de la mariología y el anuncio de la alegría
mesiánica, dicha alegría va a acompañada de la gracia, la voluntad y la bondad divina de
Dios, que se manifiesta en María. No obstante, existe un paralelismo donde María es
equiparada a la Hija de Sión, en ella Dios vendrá como salvador y habitará en ella. Y al
habitar en ella, es “llena de gracia, es el fruto de la excelente de la redención” (CEC #508).
Esta comparación deja entrever el cumplimiento de la promesa de la Antigua Alianza a la
luz del acontecimiento de Cristo. Otro paralelismo es entre Abraham padre de los
creyentes, y María, la madre de los creyentes, ella al igual que Abraham refleja la
obediencia de la fe. “Durante toda su vida, hasta su última prueba, cuando Jesús, su hijo,
murió en la cruz, su fe no vaciló. María no cesó de creer en el cumplimiento de la palabra
de Dios. Por todo ello, la Iglesia venera en María la realización más pura de la fe” (CEC
#148).
De aquí que, María, profetisa y rasgos evidentes son, la oración de María, su carácter
reflexivo y meditativo. Ella guardaba, confrontaba y componía en su corazón todas esas
palabras (acontecimientos), ejemplo de ello es el anuncio del ángel, la adoración de Jesús
por parte de los pastores, entre otros. De modo que María es profetisa en cuanto escucha
desde el fondo del corazón, se hace realmente consciente de la Palabra y puede darla
nuevamente al mundo. Mons. Santiago Silva Rematales en su libro: “Discípulo de Jesús y
discipulado según la obra de san Lucas”, expresará lo siguiente, “María es la peregrina en
la fe que, como los discípulos de Jesús, no comprende de inmediato todos los
acontecimientos que ocurre con ella y su Hijo; gracias a su comunión con Dios y a la luz de
la tradición bíblica va descubriendo, por el don de una fe que crece, el actuar salvífico del
Señor en su propia historia y en la de su pueblo” (pág.111). En el Magníficat, ella se
presenta para los Padres como la profetisa llena del Espíritu, especialmente en la predicción
de la alabanza de María por parte de todas las generaciones. Por tanto, “es para nosotros
escuela de fe destinada a guiarnos y fortalecernos en el camino que lleva al encuentro con
el Creador del cielo y de la tierra” (D. Aparecida #270).
En definitiva, profundizar en estos dos ejes transversales que forman parte de la
mariología: María, la Hija de Sión, la madre de los creyentes y María, profetisa. Es ver el
plan salvífico trazado por Dios en su voluntad divina, donde hay una promesa para con su
pueblo y el fiel cumplimiento de esta. María ocupa un lugar especial dentro de esta, pues
ella será quien por voluntad de Dios traerá al mundo, al redentor y plenitud de la historia de
salvación. Ella recibe de Dios: gracia, protección, bendición…, muy bien lo explica el
saludo del ángel. Además, profetisa conservando, meditando, reflexionando la Palabra de
Dios en su corazón.

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