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RESUMEN.

El Tercer Reich en la memoria de los alemanes – Hans Mommsen


El autor comienza mencionando que las secuelas a largo plazo del régimen nazi no están hoy
superadas en absoluto en la cultura universitaria y en la vida intelectual de Alemania, pues después
del hundimiento del Tercer Reich, la actitud de la sociedad alemana consistió en reprimir aspectos
esenciales de la tiranía nacionalsocialista. Entonces a partir de la década de los 60, la orientación
dominante de los historiadores contemporáneos comenzó a tomar en cuenta la estructura interna del
sistema de dominación nacionalsocialista y se orientó hacia las causas sociopolíticas lejanas de la
toma del poder por los nazis. Así fue como la ciencia histórica influida por la teoría de la dictadura
totalitaria ha atribuido una importancia menor a los elementos de continuidad con la política de
derechos civiles del Reich imperial y de la República de Weimar.
Para el autor es verdad que Hitler debe ser explicado a partir de la historia alemana y como una
consecuencia, pero su régimen se retiró de esa historia; así fue como se consideró a Hitler como la
causa última de lo que había sucedido, esta perspectiva redujo ampliamente la historia del régimen a
su biografía. Entonces esta visión del Tercer Reich, ofrecía una respuesta psicológicamente
admisible a la concepción dominante en los años que siguieron a 1945, que veía en el
nacionalsocialismo una derivación a partir de la tradición militarista y autoritaria que pasa por
Lutero, Federico II, Bismarck y Guillermo II. Como causa de la masiva presión de la opinión
pública internacional se llevó a simplificar al Tercer Reich como totalitarismo.
Después de la posguerra, el desinterés por reprimir jurídicamente los crímenes nazis a un
sentimiento de ausencia, de perspectiva histórica y a la impresión de que los puentes de enlace con
la historia nacional anterior estaban cortados. Así se dejaron del lado tanto las causas estructurales
de un sistema que acumuló radicalizaciones, hoy como la participación de muy amplias capas de la
población en las prácticas terroristas de liquidación ejercidas contra judíos, gitanos, hoy
representantes de la izquierda política, prisioneros de guerra soviéticos y contra miembros de la
población esclava en general.
Mommsen resalta que en lo que se refiere al brote neomarxista, los impulsos venidos desde la
Teoría Crítica encallaron relativamente pronto y desembocaron en un retorno del péndulo de la
derecha hacia una seguridad conservadora de un pasado que no quiere desaparecer.
La reconstrucción del Tercer Reich resulta en muy escasa medida de la memoria individual
aglutinada hoy y como reconstrucción colectiva, por tanto, solo puede tratarse como una obra de
historiadores de oficio y eventualmente también de novelistas. La historia suscitó un punto de
intersección de dos corrientes: por un lado estaban la corriente que aspiraba a una normalización
histórica porque sus motivaciones eran políticas, pero por otro lado existía una creciente
disponibilidad a trabajar sobre objetos de la historia reciente que hasta el presente eran considerados
tabú.
Para Mommsen, el periodo del consenso antifascista explícito entre las fuerzas políticas
significativas de la república federal quedó prácticamente cerrado.
RESUMEN. El problema de la culpa – Karl Jaspers
Karl Jaspers comienza cuestionándose si los alemanes no están cayendo en cierta legitimidad de su
supervivencia y su sufrimiento. Y con ello menciona que ojalá la indignación se purifique y los
alemanes luchen por la purificación del alma pues en la franqueza y honradez reside no solo la
dignidad, también una oportunidad propia hacia lo político-espiritual.
Para Jaspers tal vez los alemanes hoy en día tienen en común fundamentalmente solo lo negativo: la
pertenencia a una comunidad nacional completamente vencida, entregada a la gracia o a la
malevolencia de los vencedores; la carencia de un suelo común que les una a todos y en cambio
tienen la dispersión, pues cada uno depende en lo fundamental de sí mismo. Y sin embargo cada
uno está como individuo desamparado. Lo común en Alemania es la no comunidad. Pues no existe
una disposición homogénea de sus almas de sus estimaciones y del valor de sus deseos, por tanto, la
transformación para los individuos tiene que ser diferente, es decir, reconstituirse con la vista puesta
en la regeneración.
En Alemania, las interpretaciones de los acontecimientos eran diferentes, tanto que llegaban a ser
incompatibles: algunos experimentaron en 1933 el total hundimiento que supuso la experiencia de
la indignidad nacional, otros a partir de 1934, otros en 1938 con los pogromos judíos, otros a partir
de 1942 cuando la derrota era probable o de 1943 cuando ya era cierto otros cuando en 1945 ocurrió
y para algunos como una liberación que abría nuevas posibilidades, para otros fueron los días más
difíciles puesto que representaba el final del presunto imperio nacional.
Sobre el nacionalsocialismo no todos tienen la misma interpretación, unos lo siguen viendo como la
edad de oro donde hubo enemigos que estaban convencidos de que una victoria de la Alemania
hitleriana no tendría por qué tener como consecuencia la destrucción de la esencia alemana. Creían
que con esa victoria se ponían la base para un futuro grandioso, pues pensaban que una Alemania
victoriosa se desharía del partido ya fuera de inmediato o tras la muerte de Hitler.
Para Jaspers, la penuria es de diferentes tipos, la mayoría solo se interesa por la propia, todo mundo
tiende a mostrarse como víctima, grandes pérdidas y sufrimientos, pero las razones de por qué se
convirtió Alemania en víctima son tan abismales y diferentes que tienden a separar de entrada a las
personas. Todas esas diferencias conducen continuamente a la ruptura entre la población, sobre todo
por la falta de una base ético-política en común. Alemania solo puede volver en sí, si los alemanes
se encuentran unos con otros en la comunicación y en la colectividad.
Sobre El problema de la culpa, Jaspers resalta que se trata sobre todo de un estado de ánimo tal
como si después de un sufrimiento tan espantoso, se tuviera que ser en cierto modo recompensado o
consolado, pero sin cargar encima con la culpa. Por ello los alemanes se sienten obligados sin
excepción a abordar con claridad el asunto de su culpa y extraer las consecuencias pertinentes como
si la dignidad humana les obligara. La cuestión de la culpa más que una pregunta del exterior es
interior, pues la respuesta se encuentra en lo más íntimo y que funda su actual conciencia de lo que
es y de lo propio.
Resalta cuatro conceptos de culpa que esclarece el sentido de los reproches:
1. Culpa criminal
2. Culpa política
3. Culpa moral
4. Culpa metafísica
Las diferencias entre estos conceptos deben preservarse de la trivialidad del parloteo sobre la culpa
donde todo es dispuesto en un único plano, sin establecer ninguna graduación para enjuiciarlo en
una aprehensión grosera como haría un mal juez. Cada concepto muestra realidades que tienen
consecuencias para las esferas de los demás conceptos.
Sobre las consecuencias de la culpa, resalta cuatro elementos:
1. El crimen recibe un castigo.
2. La culpa política conlleva responsabilidad.
3. De la culpa moral surge la conciencia y con ello el arrepentimiento y la renovación.
4. La culpa metafísica tiene como consecuencia una transformación de la conciencia de sí
humana ante Dios.
Sobre La violencia, el derecho y la gracia Jaspers resalta que donde se emplea la violencia se
suscita la violencia, por ello el derecho es el elevado pensamiento de los hombres que fundan su
existencia en un origen que solo puede ser asegurado por medio de la violencia, pero no
determinado por ella. Entonces la gracia es el acto que limita la repercusión del puro derecho y de la
violencia aniquiladora. Un talante humanitario percibe una verdad más alta que la que reside en las
consecuencias directas tanto del derecho como de la fuerza.
Cuando se pregunta ¿Quién juzga y qué o quién es enjuiciado? Jaspers responde que solo se puede
atribuir la culpa moral a uno mismo, no a otro, ya que nadie puede censurar moralmente a otro, a no
ser que lo juzgue en ligazón interna como si se tratara de sí mismo. La declaración de la culpa del
otro no puede alcanzar a sus convicciones sino solo acciones determinadas y modos de
comportamiento.
Un pueblo no puede transformarse en un individuo. Un pueblo tomado como un todo no puede ser
culpable o inocente, ni en sentido criminal, ni en el político (de esto último son responsables
únicamente los ciudadanos de un Estado), ni en el moral. Por tanto, la defensa se vale de la
contraacusación, mediante la alusión de las acciones de otros que fueron también una causa del
surgimiento de la desgracia. Entonces el asunto de la culpa ha cobrado un impulso gracias a la
acusación dirigida contra Alemania por parte de los vencedores del mundo entero.
Al retomar Jaspers la clasificación sobre la culpa resalta las consecuencias diciendo que:
1. Cada alemán sin excepción tiene parte de responsabilidad política y por ello tiene que
contribuir a las reparaciones legalmente establecidas. Tiene que sufrir los efectos de las
acciones de los vencedores sus decisiones sus desavenencias.
2. Una minoría de los alemanes tiene que sufrir castigo por los crímenes y otra minoría tiene
que pagar por las actividades nacionalsocialistas.
3. Casi cada alemán tiene motivos para llevar a cabo un autoexamen por razones de orden
moral a través de su propia conciencia.
4. Casi cada alemán tiene la capacidad para la comprensión que transforma su conciencia de la
realidad y su conciencia de sí en el curso de la experiencia metafísica de tales desgracias.
Entonces existe una responsabilidad política y una culpa colectiva pues en todos los juicios del
mundo y sentimientos de los hombres, se encuentran dirigidos en gran parte por representaciones
colectivas. Cuando los alemanes sienten una culpa compartida por actos históricos, pero esta culpa
compartida no es objetivable. Para Jaspers, todos los alemanes comparten la culpa de que en las
condiciones espirituales de la vida alemana se diera la posibilidad de un tal régimen.
La autoelucidación de un pueblo a través de una reflexión histórica y la autoelucidación personal
del individuo parecen ser dos cosas distintas. Sin embargo, la primera solo puede tener lugar en el
curso de la segunda. Lo que los individuos realizan en mutua comunicación, puede convertirse en la
extensa conciencia de muchos y vale entonces como autoconciencia de un pueblo.

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