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Volumen II

PENSAMIENTO
CRÍTICO
LATINOAMERICANO
Conceptos Fundamentales

Ricardo Salas Astrain


Coordinador Académico

EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA SILVA HENRÍQUEZ


2005
Consejo Editorial Ediciones UCSH 2005
Profesora Lucía Araya
Profesora Ana María Álvarez
Profesora Carmen Rosas
Profesor Gonzalo Miranda
Profesor José Albucco
Profesor Mario Silva
Profesor Jaime Labra, Presidente
Profesor Manuel Loyola, Secretario Ejecutivo

Secretaria: Sra. Andrea Aravena

© Ediciones UCSH

Primera Edición, Mayo 2005

Obra General
ISBN 956-7947-31-7

Vol. II
ISBN 956-7947-33-3

Registro Intelectual Nº 146.549

General Jofré N° 396, Santiago de Chile.


Teléfono 56 2 665 27 20 anexo 653 - 663
e-mail: publicaciones@ucsh.cl
web: www.ucsh.cl

Imagen de portada fragmento de “Los Caminantes de la Aurora” de José Venturelli


(1978) tomada del libro “Hoy es todavía, José Venturelli, una biografía” de
Luis Alberto Mansilla, LOM Ediciones, 2003

Ninguna parte de esta obra, incluyendo el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o
transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de
grabación o fotocopia, sin autorización previa del editor.

Diseño y diagramación: Lucía Salvatierra


Impreso en LOM Ediciones
Comité Científico Internacional de esta Obra

Dr. Jan Van Nieuwenhove, (Holanda)

Dr. Michele Pallotini (Italia)

Dr. Raúl Fornet-Betancourt (Alemania)

Dr. Gonzalo Díaz Díaz (España)

Dra. M. Christine Morkovsky CDP (EEUU)

( ) Dr. Leopoldo Zea (México)

Dr. Enrique Dussel (México)

Dr. Arturo Andrés Roig (Argentina)

Dr. Eduardo Devés (Chile)

Dr. Sirio López (Brasil)

Secretaría académica chilena:


Dr. Cristián Parker (USACH y CERC -U.A.H.C., Santiago de Chile)

Dr. Ricardo Salas (UCSH y CERC - U.A.H.C, Santiago de Chile)


ÍNDICE

FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN
(Enrique Dussel-México) .................................................... 373

FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN-FILOSOFÍA UNIVERSAL


(Eduardo Demenchonok-USA) ........................................... 389

FILOSOFÍA INTERCULTURAL
(Raúl Fornet-Betancourt-Alemania).................................... 399

FILOSOFÍA LATINOAMERICANA
(Jesús E. Miranda-Brasil)..................................................... 415

FILOSOFÍA/TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
(Juan Carlos Scannone-Argentina)...................................... 429

FUNDAMENTALISMO
(Enzo Pace-Italia) ................................................................ 443

GEOCULTURA
(Mauricio Langón-Uruguay) ............................................... 457

GLOBALIZACIÓN-MUNDIALIZACIÓN
(Antonio Elizalde-Chile) ..................................................... 467

HERMENÉUTICA
(Domenico Jervolino-Italia) ................................................ 497

HERMENÉUTICA ANALÓGICA
(Mauricio Beauchot- México) ............................................. 505

HISTORIA
(Gabriel Salazar-Chile) ........................................................ 519

HISTORIA DE LAS IDEAS


(Arturo A. Roig-Argentina) ................................................. 531

-369-
IDENTIDAD LATINOAMERICANA
(Eduardo Devés-Chile)........................................................ 551

INDIGENISMO-INDIANIDAD
(Bernardo Berdichewsky-Canadá) ....................................... 561

INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA FILOSOFÍA
(María Cecilia Sánchez-Chile) ............................................ 569

LATINOAMÉRICA-IBEROAMÉRICA-INDOAMÉRICA
(Hernán Neira-Chile) ......................................................... 585

LENGUAJE POLÍTICO (ANÁLISIS)


(Ricardo Viscardi-Uruguay) ................................................ 595

LITERATURA LATINOAMERICANA
(José de la Fuente-Chile) .................................................... 601

MARXISMO Y FILOSOFÍA
(Raúl Fornet-Betancourt-Alemania).................................... 617

MESTIZAJE
(Sonia Montecino-Chile)..................................................... 655

MODERNIDAD
(José Fernando García-Chile) ............................................ 663

NEOLIBERALISMO
(Pablo da Silveira-Uruguay) ................................................ 681

NIHILISMO
(Alfredo Gómez-Muller- Francia) ....................................... 693

NÚCLEO ÉTICO-MÍTICO
(Dina Picotti- Argentina) .................................................... 707

NUESTRA AMÉRICA
(Carlos Ossandón B.-Chile) ................................................ 719

REFERENCIAS DE AUTORES ....................................................... 729

-370-
CONCEPTOS
IDENTIDAD
LATINOAMERICANA
Eduardo Devés Valdés
Chile

Palabras Clave
FILOSOFÍA LATINOAMERICANA - FILOSOFÍA INTERCULTURAL
- HISTORIA DE LAS IDEAS - CULTURA - MESTIZAJE - MODERNIDAD
- POSTMODERNIDAD - UNIVERSALISMO/CONTEXTUALISMO -
SIMBOLISMO - NÚCLEO ÉTICO-MÍTICO - INDIGENISMO - HISTORIA
- ANTROPOLOGÍA - PSICOLOGÍA

INTRODUCCIÓN No sólo hay diferencias res-


pecto al contenido sino también en
relación al alcance del concepto. Con
El concepto “identidad” se él se ha querido decir cultura propia,
ha transformado en uno de los más idiosincrasia, mentalidad, tipo étnico
importantes para pensar América e incluso modo de producción, se-
Latina; ello, tanto en el ámbito gún el ámbito de realidad que se esté
académico (ver Leite López s/f; y abordando. Puede acordarse con Bia-
Maritza Montero, 1991), cuanto gini(1989, p. 38) que ha existido una
en el ámbito del discurso político tendencia que llega a considerar este
y del quehacer de la comunicación concepto como término omnicom-
y educación popular (ver Angélica prensivo. En todo caso, el concepto
Illanes, 1993). “identidad” se refiere grosso modo a
dos cosas: al carácter de algo, especial-
Como ocurre con todo concep- mente referido a lo humano y, por otra
to que se difunde, las significaciones parte, a un proyecto que se define por
se van diversificando y diluyendo. el enraizamiento en una trayectoria
“Identidad” alude, en primer lugar, tanto como por la afirmación de lo
a lo propio de Latinoamérica o de propio.
algunos de sus países o regiones,
pero, como lo han mostrado diversos Las diferencias señaladas no
autores (ver Vergara y Vergara, 1992), implican necesariamente contradic-
dista mucho de haber acuerdo en cuál ciones; en muchas ocasiones son más
es el carácter de ese contenido. Es bien énfasis. Lo mismo ocurre con la
así que algunos lo identifican con lo perspectiva epistemológica: quienes
autóctono, otros con lo campesino- han trabajado el tema de la identidad
mestizo, con lo originario-indígena, lo han hecho desde ópticas diversas.
con lo urbano-subdesarrollado, con Lo más tradicional fue, al decir de
lo latino, etc.. Mario Berríos (1988, p. 51), el trata-

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IDENTIDAD LATINOAMERICANA

miento que sigue a la escolástica en ciedad criolla de las primeras décadas


torno a la definición de existencia, del siglo XVII, por José de Anchieta y
entendida ésta como el ser puesto en sus consideraciones sobre las culturas
acto. En la actualidad, en cambio, los indígenas y las lenguas utilizadas; por
estudios de identidad tienen normal- Gregorio de Matos refiriéndose a la
mente una orientación fuertemente economía o expresando su barroca
histórica. versión de la divinidad o Antonio
Vieira con sus descripciones de las
A continuación expondremos: razas y las naciones durante la segun-
1) el tratamiento que a través del da mitad del siglo XVII; sobre todo,
tiempo se ha hecho del asunto; 2) las pasando por los jesuitas expulsados,
condiciones para que en los últimos particularmente X.Clavijero, Juan
años (década de los ochenta a nuestros Ignacio Molina y Juan Pablo Viscardo
días) este concepto haya retomado y Guzmán, en su reivindicación de lo
vigencia; 3) las perspectivas que ofre- nuestro: vegetales, animales y huma-
ce su uso y las conexiones con otros nos con sus rasgos físicos tanto como
conceptos. con sus costumbres y valores; pasando
también por la conocida descripción
de Bolívar de los americanos como
DELIMITACIÓN especie intermedia entre indígenas y
HISTÓRICA europeos, pequeño genero humano;
como por numerosos ensayistas del
siglo XIX: José María Luis Mora,
En la historia se confunde el Simón Rodríguez, Andrés Bello, José
tratamiento del tema sobre lo latino- Joaquín Vallejo, Domingo F. Sarmiento
americano con el surgimiento del con- y Juan Montalvo, por nombrar sólo
cepto de identidad propiamente tal. algunos; se realizó el proto-tratamien-
to de variados aspectos relativos a la
cuestión de la identidad sin que haya
a.- El proto-tratamiento llegado a tematizarse explícitamente
de este modo.
del tema (1492-1890)
Desde las cartas de Colón, con
sus consideraciones sobre los modos b.- La americanidad
de ser de los pueblos americanos tanto (1890-1950)
como sobre la naturaleza del continen-
te, pasando por los cronistas, varios Es a fines del siglo XIX en que
de los cuales, además de lo anterior José Martí, especialmente en Nuestra
se ocuparon del carácter que fueron América, planteó con mucha fuerza la
adquiriendo los europeos en América necesidad de conocer lo que es nues-
así como sobre la constitución de una tro continente. Detectó la oposición
sociedad mestiza con sus conflictos y existente entre lo que llamó la falsa
armonías; por el Inca Garcilaso y Hua- erudición y la naturaleza y explicitó
man Poma con la descripción de las la necesidad de que se conociera la
ciudades y las costumbres; por Alonso realidad y la historia del continente,
de Ovalle, quien se detuvo en la so- a la vez que este conocimiento aun se

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Eduardo Devés

difundiera extensamente. Más aún, A mediados de la década del


Martí formuló por primera vez en 40, en su obra La Filosofía en Bolivia,
América Latina de manera coherente Guillermo Francovich creó la fórmula
y más o menos completo lo que se ha “mística de la tierra”. En dicha obra
denominado el proyecto identitario: sostenía que, como expresión de ese
universidad americana, estudio de las anhelo de independencia que carac-
culturas indígenas, valorización del teriza actualmente a los pueblos ame-
“hombre natural”, reivindicación de ricanos así como también como con-
la cultura propia. secuencia de las teorías de Spengler,
ha nacido en Bolivia una corriente de
A comienzos del siglo XX, la ideas que puede denominarse con la
misión señalada por Martí fue reto- mencionada fórmula (1945, p.155).
mada por diversos pensadores que Esta tendencia, –en la que podrían
se ocuparon de este asunto, desde agruparse pensadores como Franz
la perspectiva de ir a la esencia de lo Tamayo, Jaime Mendoza, Roberto
americano o de la América del Sur. Prudencio, Humberto Palza y Fernan-
Éstos apuntaron sobre todo al carác- do Diez de Medina–, sostiene, según
ter del habitante de estas tierras, a su el mismo Francovich, “que la tierra, el
espíritu, a su psiquis, a su manera de paisaje telúrico, tienen una especie de
concebir y de vivir la realidad. espíritu y que actúan sobre el hombre
creando formas de vida individuales
Ricardo Rojas, por su parte, y sociales, dando nacimiento a tipos
creó el concepto “argentinidad”, para culturales con fisonomía tan propia
señalar simultáneamente lo propio de como los ambientes geográficos que
su país así como su preocupación por las han producido”(1945, p.155-156).
el tema. En su obra Blasón de Plata dice: Este grupo de pensadores estimaría
“Hablo aquí de una cosa antes no dilu- que “...la tierra boliviana es realmen-
cidada en nuestro país: la constitución te excepcional. En las cordilleras y
espiritual del pueblo argentino”(1922, en el altiplano andino, los hombres
p206). Abunda en esto mismo al seña- viven dentro de un paisaje extraña-
lar que “reposa la psicología del pueblo mente original y expresivo. Es, pues,
argentino ante todo en su poderoso ins- fácil imaginar que en esa tierra puede
tinto territorial”(p.207), e insiste que surgir y surgirá una cultura peculiar,
“no podrá esclarecerse dicho instinto totalmente diferente de las que hasta
sino estudiando las diversas formas en ahora han existido”(Francovich 1945,
que la conciencia de la propia tierra p.156). Consecuente con otras ideas
se manifestara en sus habitantes ante- fueron describiendo la identidad del
riores estudiándola aquella tal como boliviano (o de cada uno de sus gru-
hoy la poseemos”(p.207-208). Rojas pos) como producto de la particular
es un hito importante en una escuela fuerza telúrica que emanaba de esa
que tendrá numerosos continuadores geografía.
en diversos lugares del continente así
como en la propia Argentina; algunos En Brasil, se ha desarrollado
de los más destacados en este país son igualmente toda una reflexión sobre
Eduardo Mallea y Ezequiel Martínez la identidad, uno de cuyos más impor-
Estrada. tantes cultores es Gilberto Freyre. Du-

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IDENTIDAD LATINOAMERICANA

rante los años 30, 40 y 50 escribe una ticas del mexicano, del peruano o
serie de textos importantes orientados del chileno, sino que problematiza
a determinar trazos fundamentales el asunto de la identidad como parte
de la cultura y de la psiquis de sus de una reflexión más amplia sobre el
compatriotas. En una de estas obras, continente y su cultura en el tiempo
Interpretación del Brasil, distingue dos (Cerutti, 1998).
tendencias, una regionalista y otra
unitarista, para analizar y para caracte- L. Zea se ha ocupado reiteradas
rizar este género de temas. Adhiriendo veces acerca de esta temática. En sus
más bien a la primera, va intentando obras iniciales, un tanto indirecta-
desentrañar los caracteres psíquicos mente, la identidad aparece como
constitutivos de los habitantes de sinónimo de carácter o idiosincrasia
algunos estados como Minas Gerais, al preguntarse por qué, para el lati-
Río Grande, etc., así como presentar noamericano, el tema de su propia
contrastes entre regiones que ya no identidad ha sido tan relevante. A
propiamente personas: São Paulo en esta pregunta responde, en la línea de
oposición al resto del país. Samuel Ramos, que tiene que ver con
una inseguridad o un complejo.
Si bien en Gilberto Freyre no
están del todo ausentes las reflexiones Pero más fundamentalmente
más teóricas, sobre el sentido de pre- para Zea la identidad es, por un lado,
guntarse por la cuestión de la unidad uno de los grandes temas del pensa-
y diversidad brasileña, lo que él ha miento latinoamericano y, por otro, es
intentado es, con un “criterio particu- un elemento a considerar al reflexio-
larmente empático de comprensión”, nar sobre el latinoamericano, su cultu-
descender a las profundidades e inti- ra y su inserción en el mundo. Señala
midades de su sociedad y su cultura a este respecto que “...los asiáticos,
tratando de “revelar los orígenes y los como los africanos y los latinoameri-
caracteres constantes” del desenvolvi- canos quieren saber cuál es su puesto
miento de Brasil como sociedad ibéri- en esa humanidad planetaria que la
co-tropical (Freyre, 1964, 19-20). expansión occidental, a pesar suyo,
ha originado. De aquí las preguntas
por una filosofía latinoamericana,
c.- La identidad asiática o africana. Y de aquí también
tematizada. 1950-1980 la pregunta por el ser de los hombres
que forman estos pueblos, por su lugar
Es la “tercera generación” en en el cosmos”(Zea, 1969, 29).
el pensamiento latinoamericano, para
decirlo en términos de Miró Quesa- En consecuencia, la cuestión
da (1947), la que ha comenzado a de la identidad se articula, al interior
plantearse la cuestión de la identidad del pensamiento de Leopoldo Zea, con
ya explícitamente y ahora como pro- la cuestión del origen y la originalidad,
blema que compromete al continente con la identidad de hombres de otras
e incluso al Tercer Mundo. En otras latitudes y culturas, con el desarrollo
palabras, ya no se formula la pregunta de una cultura y de un pensamiento
prioritariamente por las caracterís- en nuestras tierras y, por cierto, con el

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Eduardo Devés

desenvolvimiento de una dialéctica de zarse, en el pensamiento latinoame-


la conciencia americana. Relevante es ricano, como correspondiente a una
su último trabajo escrito en el marco oleada identitaria (liberacionismo,
de los 500 años: Descubrimiento e iden- integracionismo, dependentismo, la-
tidad latinoamericana (1990, p.156). tinoamericanismo, tercermundismo)
Sostiene con claridad: la palabra identidad y, sobre todo,
el viejo ensayo sobre el carácter de
“Los problemas de identidad los latinoamericanos habían caído
que origina esta relación no en descrédito ya desde 1950. Desde
se plantearán en ninguna otra las ciencias sociales, tan fuertes en
región de la Tierra como se esas décadas, el ensayismo sobre la
hará en la América Latina. No identidad fue visto como “diletante”
sólo el indígena, sino el penin- e “ideológico”. Curiosamente, en el
sular transterrado que busca seno de la oleada modernizante que
otro acomodo, al igual que el se inaugura a mediados de los 70 con
criollo y el mestizo se enfrentan el ascenso de la escuela neoliberal
con problemas de identidad aparece, como reacción, un nuevo
respecto a lo que parece una identitarismo.
doble identidad en la diversidad
de culturas y sangres. ¿Qué Ahora bien, ¿cuáles son las
somos? ¿Americanos? ¿Euro- condiciones para que vaya resur-
peos? ¿Indios? ¿Españoles? giendo desde los ’80 en los estudios
Y con ello, la inútil lucha del latinoamericanos una consideración
mestizo por semejarse al pa- de la identidad?
dre negando a la madre, y del
criollo añorando el mundo de a.- Es la propia ruptura de los
su padre. Una identidad que se paradigmas señalados lo que
quiere resolver por la negación posibilita nuevos conceptos y
de una de las partes, mediante nuevas preguntas(véase Mo-
el doloroso esfuerzo de amputar randé, 1983).
lo que no podía serlo. El querer
ser como otro para dejar de b.- El desarrollo de una oleada
ser sí mismo, en un innatural “autoctonista”, algo romántica,
esfuerzo por anular la propia algo culturalista en las ciencias
e ineludible identidad” (Zea, sociales. En síntesis, una antro-
1990, p. 9-10). pologización de las mismas.

c.- Una mayor apertura hacia el


CONDICIONES PARA EL pasado del propio pensamiento
RESURGIMIENTO DEL latinoamericano y la captación
CONCEPTO de conceptos que allí hicieron
(1980 EN ADELANTE) historia.

d.- El renacimiento de una oleada


Si bien el período que va creciente de preocupación no
entre 1965 y 1975 puede caracteri- sólo por la modernización sino

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IDENTIDAD LATINOAMERICANA

por las condiciones específicas DELIMITACIÓN


para que este proceso se articule CONCEPTUAL
con la cultura latinoamericana.

e.- Una búsqueda de la compren-


Relaciones con otros
sión de lo que somos los lati-
noamericanos y no sólo de lo
términos y potencialidades
que podemos llegar a ser. del concepto “identidad”

f.- Una perspectiva que concibe El concepto identidad se arti-


lo cultural como un campo de cula (o puede articularse) con otros
estudio con autonomía y no conceptos, formando parte de un
como epifenómeno. universo o, en cierto modo, de un sis-
tema. De acuerdo a la perspectiva que
A comienzos de los 90, se pro- se adopte, se advertirán conexiones
dujo un autentico viraje identitario entre “identidad” y uno u otro de estos
dentro del pensamiento latinoame- conceptos. Conexiones claves se han
ricano, donde no sólo el problema, establecido con el tema de la nación,
sino también el termino “identidad” de la incorporación a la modernidad,
se hizo omnipresente en la discusión de las formas de democracia y de la
continental. Y ello, particularmente, teorización de las ciencias sociales.
cuando se abordó el problema de la
globalización (véase Devés, 2004). El Un punto de vista más bien
libro de mayor impacto y señal de ese político pone en relación (en ten-
viraje fue Culturas híbridas de Nestor sión) identidad con modernización,
García Canclini. Allí éste escribía: por una parte, y con tradición y
“dudamos si modernizarnos debe ser tradicionalismo, por otra. Identidad
el principal objetivo, según pregonan y modernización son categorías que
políticos, economistas y la publicidad expresan proyectos de sociedad, pro-
de las nuevas tecnologías” (1990). En yectos entre los cuales hay tensiones
otro texto, el mismo García Canclini, así como armonías posibles. Son, a
apuntaba a que las ciencias sociales la vez, categorías, que sirven para
han ido reformulando la noción de pensar (desde lo político, en sentido
identidad en torno, por lo menos, amplio) el desarrollo de la cultura y
a cuatro cambios conceptuales: la el pensamiento en el continente. De
identidad como realidad histórica- los estudios eidológicos sobre América
mente constituida y no substancial; Latina se ha proyectado la noción de
como expresión de las maneras ima- “identidad” en dialéctica con la de
ginarias en que se vive la relación “modernización” hacia los estudios
con el territorio; la composición sobre el pensamiento periférico en ge-
híbrida o multicultural de lo que se neral. El pensamiento latinoamerica-
denomina identidad de un pueblo; y no, como parte del pensamiento peri-
el componente creciente de condi- férico, ha compartido la tensión entre
cionamientos transnacionales en la estas dos opciones para construir las
conformación de nuevas identidades sociedades: ser modernos/profundizar
(1994, p. 80). las identidades. Identidad recupera

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Eduardo Devés

lo tradicional pero se opone a “tradi- destino del individuo y del universo,


cionalismo”, tanto en su dimensión hombre y ecología, etc. Es necesario
oligárquica como retardataria. Identi- comprender la coexistencia y la imbri-
dad tiene un carácter más popular, así cación de la dimensión propiamente
como una reivindicación de futuro en científica o académica con esta di-
relación a un presente o a un pasado mensión concientizante que estamos
de alienación cultural o importación poniendo de relieve (y que apunta
cultural indiscriminada. Quizás el a hacer conciencia sobre cuestiones
personaje que mejor representa el relevantes al interior de una situación
proyecto identitario latinoamericano existencial dada). En la dimensión
es Martí; el que mejor representa lo concientizante, el concepto identidad
modernizador es Sarmiento (véase adquiere una relevancia muy grande,
Devés, 2000). pues permite establecer puentes y co-
nexiones con la dimensión académica
Un punto de vista más existen- propiamente tal, dando respuesta a esa
cial emparenta la cuestión de la identi- avidez de identidad con que muchos
dad con el sentido. Esto es particular- se acercan a los estudios científicos
mente relevante al abordar problemas y humanísticos. También en sentido
como la existencia contemporánea epistemológico, se articula con la
sincretizada y despersonalizada de búsqueda de conceptos específicos
las grandes urbes donde impera una para expresar las peculiares realida-
cultura aséptica, internacional o light. des latinoamericanas: este factor se
En esa existencia, la cuestión de la ha considerado específicamente en
carencia de sentido se hace acuciante. la búsqueda de conceptos apropiados
La recuperación de la identidad es algo para caracterizar a los diversos grupos
así como reinjertarse en un tronco de sociales.
raíces profundas y vigorosas. En este
contexto, la identidad es el antídoto de Un punto de vista histórico (o
la pérdida de sí mismo y del escepticis- historiográfico) conecta la cuestión
mo; es sinónimo de recuperación del de la “identidad” con la temporalidad.
sentido existencial, aunque también Una específica identidad latinoameri-
de algo más borroso como el “sentido” cana se conecta con una “temporali-
de una socio – cultura. dad desigual”. Esto, tanto en lo macro
(los períodos por los que va pasando
Un punto de vista epistemoló- el acontecer latinoamericano poseen
gico conecta la identidad con la pers- extensión y carácter relativamente
pectiva concientizadora (ver Devés, peculiares) como en lo micro (el
1984), presente en algunas ciencias latinoamericano tiene una específica
y en las humanidades. La exigencia manera de vivir, de experimentar el
formulada a diversas ciencias así como tiempo).
a las humanidades por considerar en
su trabajo preguntas que proceden de Un punto de vista más ligado a
la práctica cotidiana e incluso desde la educación y comunicación ha rela-
la inquietud existencial: orientación cionado con mucha fuerza identidad
de la sociedad, posibilidades del ser con cultura popular. En un trabajo
humano en el mundo contemporáneo, teórico-práctico se tiende a buscar los

-557-
IDENTIDAD LATINOAMERICANA

elementos distintivos de las diversas blema de la identidad, se ha ampliado


formas de concreción de lo popular, también teóricamente: por cierto no
así como el fortalecimiento de dichas se reducen al asunto del carácter de
formas de identidad. La incorporación los latinoamericanos o a su indoame-
del tema de la identidad en este ámbito ricanidad, sino que, como se ha visto,
ha sido, en buena medida, una manera se encuentran con cuestiones eido-
de suplir el vacío que dejó el debilita- lógicas, políticas, epistemológicas,
miento del concepto de “conciencia de antropo-culturales, sobre el género,
clase”(véase Angélica Illanes, 1993). el medio ambiente, la integración y la
modernidad, entre tantas otras.
Para concluir, indiquemos que
el concepto identidad se ha trans- Es muy probable que la onda
formado en el concepto matriz, en identitaria que predomina hacia el
el concepto articulador y dador de 2000 y poco después, como en casos
sentido para pensar América latina anteriores, irá dando paso a una de
hacia el 2000. Esto ha sido así, en corte modernizante. Tampoco podrá
buena medida, porque el problema de hablarse de una consolidación defini-
la identidad se ha vuelto a poner en tiva de la perspectiva identitaria, aun-
el tapete y de manera acuciante con que sí podrá asumirse que ésta se ha
la globalización. Curiosamente, por enriquecido enormemente en relación
otra parte, el tema de la identidad se a versiones anteriores. Posiblemente
ha continuado globalizando. ha crecido de modo correlativo a la
propia ampliación de lo que llamamos
Así como se ha ampliado geo- pensamiento latinoamericano, un es-
culturalmente el concepto y el pro- pacio en progresión geométrica.

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Revista de Occidente, 1957.

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LATINOAMÉRICA - IBEROAMÉRICA
INDOAMÉRICA
Hernán Neira
Chile

Palabras Clave
FILOSOFÍA LATINOAMERICANA - HISTORIA DE LAS IDEAS
- NUESTRA AMÉRICA - PRIMER MUNDO/TERCER MUNDO
- CULTURA - CULTURA POPULAR - IDENTIDAD - MESTIZAJE -
INDIGENISMO - MODERNIDAD - SIMBOLISMO - IMAGINARIO
ESCATOLÓGICO/UTÓPICO - UTOPÍA - HISTORIA
- ANTROPOLOGÍA - PSICOLOGÍA

INTRODUCCIÓN LOS COMIENZOS: DE LAS


YNDIAS A AMÉRICA
La realidad geográfica llama-
da en la actualidad América es muy O’Goorman ha tratado de de-
anterior a 1492. Sin embargo, el terminar cuándo y cómo los europeos
concepto de América es mucho más tuvieron una conciencia clara de lo que
reciente y, por extraño que pueda América era en contraposición a lo que
parecer, no corresponde tanto a una los conquistadores pensaban que era:
realidad geográfica y telúrica, sino “La consideración fundamental y más
a una realidad cultural que se inicia fecunda para aproximarnos a la reali-
sólo después del desembarco de Co- dad del pasado americano ... es la que
lón. Para que el concepto de Améri- se anuncia en la idea de la incorpora-
ca fuese posible, previamente hubo ción de América a la Cultura Occiden-
de darse una serie de condiciones, tal”1. O’Goorman estudia aquello que
que son de dos tipos. Por un lado, los escolásticos llamaban la adecuación
se trata de condiciones científicas, entre el intelecto y la realidad, partien-
que conciernen a la historia de las do del supuesto de que la adecuación
ideas y de la filosofía; y, por otro, es posible. Deja de lado el tema general
se trata de condiciones sicológicas, de la representación y la posibilidad de
relativas a cómo ha sido vivido y que América sea una entre las muchas
cómo se constituyen los distintos representaciones que se ha dado del
conceptos relacionados con el con- continente, sin que ninguna de ellas
tinente por medio de la experiencia sea más real que la otra.
cotidiana que se tiene en y sobre un
territorio cuyas fronteras culturales El concepto de América no se
no equivalen exactamente a las identifica únicamente con la historia
culturales. de los hechos allí ocurridos, sino tam-

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LATINOAMÉRICA - IBEROAMÉRICA - INDOAMÉRICA

bien con la historia de los paradigmas de experiencias hasta entonces par-


que hacen entrar dicha idea en el cam- ciales: informes de pueblos indígenas
po de los objetos pensables y sobre muy diversos, pinturas, relatos, etc.,
todo experimentables por europeos y podían, por fin, ser atribuidos a un
americanos. Para que una experiencia solo origen: América.
americana surja, es necesario, desde el
punto de vista epistemológico, que se Hasta donde se sabe, los ame-
acepte que cabe un tipo de experien- rindios no tenían ninguna palabra
cia de vida que es distinta del tipo de ni ningún concepto para designar la
experiencia conocida en Europa. De unidad geográfico-cultural americana,
hecho, esto es, desde ya, un proble- unidad que las leyes españolas “de
ma científico-filosófico: ¿da lugar la indias” dieron al continente, sin por
experiencia americana a hechos o ex- ello saber cuál era su contenido. A
periencias que no sean reductibles a, diferencia de la mayoría de las toponi-
por ejemplo, la experiencia europea? mias, que muchas veces se identifican
Al respecto, las opiniones son muy con la geografía, la historia o la cultura
divergentes. Hay quienes piensan de un pueblo, el nombre de América
–probablemente con razón- que lo no se identificaba ni con la vida nativa
americano no es identificable a lo ni con la española. Ninguno de los
europeo, de forma que en América se nombres que ha recibido el continente
puede desarrollar una vida y también americano se identifica con sus carac-
una cultura que, sin desconocer los terísticas geográficas. Los nombres
vínculos con las demás culturas del de Hispanoamérica, Latinoamérica,
mundo, no sea equivalente a ningu- Iberoamérica o Indoamérica, más que
na de éstas, sin que eso signifique identificarse, tienden a ocultar una
identificar la cultura americana con realidad etno-cultural irreductible
el indigenismo. al significado de dichos sustantivos.
Tal vez se deba al fenómeno, tan
Al descubrirse que América inadvertido por los europeos, de que
no era el lugar idílico que algunos América, por su variedad, incluso
exploradores creyeron, desaparece dividida en una América del Norte
en el pensamiento europeo la idea y otra del Sur, no es reductible a una
de “paraíso terrenal”, que permitía unidad conceptual, aunque sí lo sea
insertar un elemento transcendente, a una unidad lexicográfica. De ello se
un elemento de la divinidad y de su desprende una doble consecuencia:
providencia, en la tierra. Al adquirir la primera es el contenido y fronteras
consciencia de que se ha llegado a un encerradas en el concepto de América
continente desconocido para los euro- y de Hispanoamérica; la segunda, es la
peos, pero continente al fin y al cabo, libertad de la que gozaban los cartó-
Europa se aleja de Dios. El concepto grafos y exploradores para atribuirle
de América permitió que ambientes arbitrariamente, sin relación alguna a
intelectuales, de exploradores y uni- la realidad geográfica o cultural, dis-
versitarios europeos, que mayorita- tintos nombres. Puesto que se le supo-
riamente no tenían una experiencia ne un continente virgen, sin nombre
directa del Nuevo Mundo, adquirieran autóctono, cada vocablo con que se
una imagen unitaria de una multitud designa a América, lleva una marca

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Hernán Neira

europea. Esta marca, puramente lin- cido. Hablar de América, en el siglo


guística y sin referencia a una marca XVI, suponía aceptar la existencia de
geográfica, no tiene más limitaciones una terra incognita en la superficie
que las impuestas por el sistema de del planeta y, sobre todo, de una terra
pensamiento de quienes atribuyeron incognita, y no pequeña, en el campo
nombres a América. de los conocimientos y de la narra-
ción teológico-científica de la época.
El nombre de América fue atri- América fue, en la época de Vespucio,
buido por los cosmógrafos del siglo el equivalente a un hoyo negro para
XVI, no para designar algo conocido, los astrónomos de nuestra época: una
sino un continente inmenso del que forma de designar aquello de lo cual
ni siquiera se habían visto todas sus la única información que se tiene es
costas. La diferencia entre el paradig- la de no tener información. Aunque
ma colombino (Las Yndias) y el para- ambas tierras, las Yndias y América,
digma posterior (América) reside en la se sitúen en la superficie terrestre y
aceptación de que la tierra encontrada aunque sus límites geográficos coin-
no coincide con aquella que se busca- cidan, las Yndias se hallaban en un
ba ni con aquella descrita en los libros cosmos epistemológico distinto de
conocidos. La unidad proporcionada aquél donde se situó posteriormente a
por el concepto de América es, al América. La existencia en ultramar de
mismo tiempo, una renovación del ese Nuevo Mundo, intelectual tanto
pensamiento, una invención. como geográfico, coincide en muchos
aspectos con la aparición de un nuevo
Visto desde el punto de vista mundo científico en Europa.
discursivo, el paso de un paradigma
de las “Yndias” al de América supone
la aceptación de que la narración no LATINOAMÉRICA
agota la realidad de lo narrado, y que
existe un contenido extranarrativo
que el concepto de Yndias no logra A partir del siglo XIX el térmi-
captar. En otras palabras, la noción no “Latinoamérica” ha comenzado a
de América suponía o incorporaba en ser usado con la finalidad de defender
sí misma la presunción de que había una idea nacionalista y anticolonia-
algo desconocido que ella misma no lista del continente. Ahora bien, esa
lograba incorporar. Para que los lími- pretensión resulta vana, pues esconde,
tes exteriores de ese contenido puedan sin que muchas veces lo sepan quienes
ser mostrados, se requirió de nuevas lo utilizan, un proyecto epistemológi-
categorías narrativas y conceptuales, co y político extracontinental. Llamar
que serán las que surjan tras Américo “América Latina” a América ha servi-
Vespucio, viajero que sirvió de base do para reivindicar a ciertos pueblos
para nombrar las tierras por él explo- y naciones del Nuevo Mundo contra
radas. No es que esas nuevas catego- la creciente influencia de los Estados
rías permitan por sí mismas abarcar Unidos. Sin embargo, con dicho tér-
la amplitud del continente, pero, al mino se olvida que lo latino excluye lo
menos, permiten aceptar que tal vez indígena y lo negro y que el concepto
lo esencial de él permanece descono- esconde una pretensión neocolonial

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LATINOAMÉRICA - IBEROAMÉRICA - INDOAMÉRICA

europea. La idea de Latino-América cuidado, la decadencia que


se origina en Francia durante el ré- ha afectado a Italia, España
gimen de Napoleón III, quien entre y Portugal, en resumen a las
1861 y 1867 intervino militarmente naciones católicas y latinas de
en México para sustraer las antiguas Europa, arriesga acentuarse
colonias españolas a la cada vez más en provecho de las naciones
poderosa influencia inglesa y estado- cristianas disidentes –Rusia,
unidense. Una de las circunstancias Prusia y Turquía– al menos que
que dio autoridad al concepto, fue la una nueva alianza bajo el báculo
publicación, en 1862, de un Recueil de Napoleón III las regenere.
complet des traités2, que recopilaba los Porque, más allá de los mares,
principales tratados y constituciones del Atlántico y del Pacífico, el
americanas, cuyo autor fue Carlos ascenso de las naciones protes-
Calvo, “Encargado de Negocios ante tantes y de la raza anglosajona
las Cortes de Francia e Inglaterra”. es tanto más evidente que en
Calvo dedica su libro a Napoléon III, América, ni Brasil ni Cuba, están
“como expresión de gratitud de todos por sí solos capacitados para
los pueblos de raza latina”, y en razón contrabalancear la influencia de
de que “Su Majestad Imperial es el los Estados Unidos. Es tiempo
soberano que mejor ha comprendido de unirse en Europa para ayudar
la importancia de la América Latina”3. a las naciones ‘latinas’, hermanas
El Emperador responde, por medio de de América, para encontrar esta
su ministro de asuntos exteriores, que vía de progreso que Francia
la obra le parece de verdadero interés. ha descubierto por sí misma y
En efecto, nada tan apropiado como el sostener eficazmente primero
libro de Carlos Calvo, diplomático la- México para impedir la expan-
tinoamericano, para avalar las preten- sión de los Estados Unidos”4.
siones de Napoleón III, quien enton-
ces se proponía constituir una entidad La idea de la “latinidad” de
que agrupara a los pueblos latinos, es América Latina tuvo una acogida
decir a los americanos descendientes dispar, aunque el tiempo inclinó la
genética y lingüísticamente de los balanza a su favor. Sin embargo, en
españoles, de los portugueses y de los el resto de Europa, en particular en
italianos. Bajo hegemonía francesa, España y en Alemania, el término fue
trató de constituir una América que rechazado. En “Latino-América”, aun-
no fuera ni hispánica ni anglosajona. que por motivos diferentes, la buena
Su ideólogo, Michel Chevalier, había acogida que dieron al concepto ciertos
expuesto así el proyecto: estadistas y pensadores encontró la
oposición de algunos intelectuales
“Francia, heredera de las conservadores. En los tiempos actua-
naciones católicas europeas, les, el mucho insistir en la “latinidad”,
lleva a América y al mundo ignorando el origen del concepto,
entero la antorcha de las razas puede ser un modo tan exquisito
latinas, es decir francesa, ita- como inconsciente de proclamar el
liana, española y portuguesa... pretendido carácter irreflexivo e in-
Sin embargo, si no se tiene fantil de “Latino-América”.

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Hernán Neira

Nacido de una ambición hege- bien se constata diversidad cultural y


mónica gala, que pasa desapercibida geográfica.
en el Nuevo Mundo, ha suplantado
con éxito al de hispanoamérica. Uno de los motivos del éxito
La latinidad de América, en tanto del concepto de Latinoamérica en re-
concepto, excluye los componentes lación con el de Hispanoamérica reside
indígenas y negros del continente. Ex- en que, aparte de permitir distinguir
traña paradoja, que contribuye, como entre un continente anglosajón y otro
tantos otros términos utilizados por la “latino”, se oculta la responsabilidad
historiografía y la sociología, a velar el de las naciones americanas en el des-
hecho de que al menos una parte im- poblamiento indígena. Las naciones
portante de la consciencia de sí ame- americanas buscan, así, evitar sentarse
ricana es reflejo de la consciencia que en el banquillo de los acusados en el
Europa tiene de América. Una parte de que, por su parte, éstas desearían, a ve-
América, cuanto más se busca, más se ces, sentar a España. Ahora bien, ni las
ve a sí misma como la ven los otros y actuales generaciones europeas ni las
reivindica para sí esa imagen. La idea actuales americanas son responsables
de Latinoamérica difícilmente hubie- de lo que hicieron sus antepasados.
ra recibido tanto eco sin la voluntad La responsabilidad penal o civil no
francesa de extender su influencia se hereda, lo que no significa que no
sobre las antiguas colonias españolas haya ámbitos políticos en los que la si-
en un momento en que éstas, ya in- tuación de algunas comunidades indí-
dependientes, miraban a Inglaterra. genas no requiera mejoría. Asimismo,
El término de Latinoamérica surge las naciones americanas podrían, con
en la lucha contra el imperialismo gran enriquecimiento político, aceptar
estadounidense o español, pero nece- que la diversidad de comunidades al
sita aliarse con un proyecto imperial interior de las fronteras nacionales es
francés para alcanzar la dignidad de un bien común de cada país, bien que
concepto geopolítico. También hoy debe ser defendido. Sin embargo, ya sea
ciertas autoridades españolas, cuida- desde el punto de vista moral o desde el
dosas de no herir susceptibilidades en punto de vista científico, no hay motivo
declaraciones y viajes oficiales, utili- alguno para preferir el concepto de
zan la palabra Latinoamérica al hablar Latinoamérica al de Hispanoamérica,
de sus antiguas colonias. Desde 1492, pues mientras éste supone la destruc-
se mira el Nuevo Mundo como quien ción de los elementos nativos o los
mira un drama cuyo guión ha sido integra en proporción minúscula, el de
predefinido y en el que se reúne, bajo Latinoamérica los margina o excluye
el nombre de Latinoamérica, lo que del mismo modo.
en la vida diaria es una multitud de
caracteres irreductibles e imposibles
de identificar con la sola latinidad, el AMÉRICA PRIMITIVA,
solo mestizaje o el solo indigenismo. AMÉRICA VIRGEN
Latinoamérica es un nombre que se
aplica a una supuesta unidad geográ-
fico-cultural, unidad cuya existencia Hagamos ahora una consi-
es bastante discutible, pues en ella más deración filosófica. Para Rousseau,

-589-
LATINOAMÉRICA - IBEROAMÉRICA - INDOAMÉRICA

el fundador de la sociedad civil fue un desarrollo similar, en cierto senti-


el primer hombre que dijo “esto es do, al que tenían en Europa.
mío” (ceci est à moi). Hasta entonces,
no existía trabajo ni escasez: “los El supuesto de la virginidad de
productos de la tierra proveían (al América, además, no ha sido útil para
hombre salvaje) todos los socorros ella, sino para quienes, en lugar de
necesarios”. Para Rousseau -al igual desposarla, tal vez quieran ejercer el
que para de Las Casas con relación tutelaje del padre. Pero “Latino-Amé-
al indígena americano- este hombre rica” no es ni ha sido virgen, ni joven,
natural, “el hombre salvaje”, cuando y su espíritu no es ni más ni menos
ha comido, “está en paz con toda exaltado que el de las naciones sep-
la naturaleza, y es amigo de todos tentrionales. Las guerras entre países
sus semejantes”5. Según Rousseau, latinoamericanos, o al interior de ellos
lo superfluo caracteriza al hombre mismos, a pesar de toda su crueldad,
civil, es decir, caracteriza al hombre son relativamente escasas si se com-
en la historia, obligado a acumular paran con el despliegue que el Viejo
aquello que no es de uso inmediato Mundo manifiesta con frecuencia en
para subsistir al invierno siguiente el mismo sentido. Argentina, Chile
y/o para manifestar su rango social. y Perú son más viejos que Bélgica, y
Ahora, lo que hicieron los españoles las disputas étnicas o fronterizas del
al llegar a las Indias, fue justamente, Nuevo Mundo no son ni han sido
en términos eurocentristas, fundar la mayores que muchas de las que ha
sociedad civil al decir “esto es mío” habido o hay en Europa.
en nombre del rey, y acumular rique-
zas para intercambiarlas por fuerza de Hay, en la actualidad, autores
trabajo o mercancías. que sostienen, dentro y fuera del con-
tinente, que Latinoamérica sigue sien-
América, sin embargo, nunca do inmadura, sentimental y emotiva2,
fue virgen. Antes de la llegada de los lo que legitima la tutela económico-
europeos, vivían en su suelo multitud ideológica con que algunos de los
de pueblos altamente organizados, países del Norte quieren “educar” a los
que ejercían su dominio sobre la del sur. Se trata de una nueva forma de
naturaleza y la sociedad de modo colonialismo cuyos orígenes se sitúan
semejante, aunque no igual, al de los en 1492. Entre los autores españoles
europeos. Hay abundantes testimo- coloniales, Francisco de Vitoria es uno
nios del ejercicio del poder político en de los pocos que escapa a ese pater-
América mucho antes de Colón, con nalismo al ver en los pueblos amerin-
los conflictos y violencias comunes a dios naciones soberanas, verdaderas
dicho poder. También hay testimonios sociedades capaces de autogobierno
arqueológicos que ligan la desapari- y, por lo tanto, de legítima resistencia
ción del mamut en el sur de Chile a al ocupante. Según Montesquieu y
la caza practicada por pueblos paleo- Rousseau los pueblos del norte, –ger-
indígenas al final de las glaciaciones. manos y anglosajones– serían pueblos
En otras palabras: las relaciones con de sangre fría y de razonamiento se-
los demás miembros de la sociedad y vero, que se supone viven y se rigen
con la naturaleza tenían en América mediante leyes estrictas, maduras y

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Hernán Neira

responsables. En cambio, los pueblos losos con ricas pesquerías lo


latinos que habitan las regiones del alimentan (al americano) su-
sur, cercanas al Mar Mediterráneo, y perabundantemente, el clima
en general los pueblos indígenas que no le exige vestidos y apenas
se supone viven en las regiones cálidas habitaciones; en fin, puede
de América, vivirían inorgánicamente existir aislado, subsistir de sí
y expresarían sus sentimientos sin mismo y mantenerse indepen-
mediaciones ni censuras. Para ello diente... El indio es de carácter
utilizaría lenguas melódicas y can- tan apacible que sólo desea el
tantes, cercanas a la inmadurez del reposo y la soledad”7.
impaciente e inorgánico grito infantil.
Impregnados de este pensamiento de
Montesquieu y de Rousseau, muchos Ya se llame a las tierras donde
patriotas heredaron la teoría de la in- desembarcó Colón, Yndias, Nuevo
madurez de América. Simón Bolívar, Mundo, América, Hispanoamérica o
en Angostura, apoyándose en Mon- Latinoamérica, se trata en todos los
tesquieu, se muestra partidario del casos de denominaciones formadas
determinismo del clima y de la tierra fuera de las fronteras continentales.
sobre la naturaleza de las leyes. Al re- Los americanos que en cada época
flexionar sobre el tipo de constitución han asumido uno u otro término como
que conviene a Venezuela, afirma: suyo, se ven confrontados al hecho
de no ser dueños de la noción de
“¿No dice El Espíritu de las le- América ni de sus distintos derivados
yes que éstas deben ser propias conceptuales. De ahí la paradoja y la
para el pueblo que se hacen? dificultad de buscar las raíces del con-
... ¿que es una gran casualidad tinente tratando de circunscribirlas a
que las de una nación puedan los límites geográficos de éste, pues,
convenir a otra? ¿que las leyes si bien los límites geográficos son los
deben ser relativas a lo físico circunscritos por la tierra que sepa-
del país, al clima, a la calidad ra al océano Atlántico del Pacífico,
del terreno, a su situación, a su los límites y las raíces conceptuales
extensión, al género de vida de son centrífugas, extracontinentales
los pueblos?”6. y trasatlánticas. En América se da
una disparidad entre la consciencia
En Septiembre de 1815, Bolívar inmediata de sí, ligada a la tierra, al
afirmaba: clima, y la consciencia reflexiva, ligada
a sistemas de pensamiento europeo.
“El americano del sur vive a sus Éstos han constituído la unidad con-
anchas en su país nativo; satis- ceptual y lexicográfica que representa
face sus necesidades y pasiones al continente a partir del exterior de
a poca costa; montes de oro y éste: América es el continente cuya
plata le proporcionan riquezas consciencia reflexiva de sí es exterior
fáciles con que obtiene los a sí. No sólo las denominaciones del
objetos de la Europa. Campos continente constituyen en objeto lo
fértiles, llanuras pobladas de que en la vivencia de los americanos
animales, lagos y ríos cauda- difícilmente puede ser objeto, sino

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LATINOAMÉRICA - IBEROAMÉRICA - INDOAMÉRICA

que la consciencia reflexiva más Behring, en sucesivas oleadas más


“propia” de América es aquella que o menos heterogéneas, entre las
le viene de fuera: la exterioridad de cuales quizás haya tanta separación
América es la marca fundamental de temporal, y a veces cultural, como la
su interioridad. que pueda existir entre Eric el Rojo
y Cristóbal Colón. Esa disgregación,
ese saber que se vive en medio de
AMPLITUD Y APERTURA culturas distintas y diferentes es
DE LO AMERICANO un rasgo de la vida indígena y de la
apertura esencial que demostraron
los nativos, en muchos casos, a los
Todos los Latino-Americanos europeos. La referencia que Latino-
son inmigrantes, desde el coreano américa hace a lo externo no es algo
que acaba de llegar al Paraguay o a nuevo ni que date de 1492, sino que
Chile hasta el primer pueblo amerin- existía ya en los tiempos precolom-
dio. También las sucesivas oleadas binos. Al emperador Moctezuma no
de pueblos nativos hubieron, en lo perdió la duda, sino, al contrario,
algunos casos, de abrirse camino la confianza en presagios y creencias
mediante guerras. Cierto, ellas no tradicionales que le exigían devolver
son comparables al exterminio ma- pacíficamente México a los extran-
sivo de culturas y pueblos llevado a jeros que vendrían de Oriente. En
cabo por los europeos. Sin embargo, efecto, según la crónica indígena,
las responsabilidades que pesan en Moctezuma dice a Cortés: “has arri-
relación a la población indígena, hoy, bado a tu ciudad (...) llega a la tierra:
recaen más sobre ciertas naciones ven y descansa; toma posesión de
criollas que sobre las antiguas me- tus casas”. Esas palabras son la base
trópolis. Latino-América es una tierra contemporánea de lo americano. Lo
esencialmente abierta, y esa apertura que hoy se llama América o incluso
forma parte de su propia identidad: Indoamérica hace imposible ser ex-
sus raíces son centrífugas, intra y tranjero; América tiene como uno de
extracontinentales. Pero si “Latino”- sus rasgos fundamentales la apertura
América es centrífruga y abierta, si y la capacidad de incorporar lo pro-
falta en ella unidad, si se la mira veniente desde lugares muy lejanos
como cultura inofensiva e infantil, geográfica o temporalmente.
no se debe sólo al hecho de que haya
sido pensada desde afuera ni que se América, Iberoamérica, La-
encuentre en una etapa infantil cuyo tinoamérica, Indoamérica, Hispa-
modelo de adulto es Europa. Los pri- noamérica e Yndias son conceptos
meros americanos distribuyeron sus defectuosos que dejan fuera de su
civilizaciones por tierras inmensas, campo epistemológico aspectos im-
desde hace más de treinta mil años, y portantes del continente. Ninguno
se desarrollaron de forma dispersa en de ellos es neutral y su uso supone
comunidades relativamente aisladas. asumir perspectivas filosóficas: es
Su forma de poblamiento ha consis- trabajo de la filosofía profundizar los
tido esencialmente, desde el primer fundamentos y alcances que cada uno
hombre que atravesó el estrecho de de ellos tiene.

-592-
Hernán Neira

NOTAS

1 O’Goorman Edmundo, Fundamentos de la Historia de América, México,


Imprenta Universitaria, p.VII (El subrayado es nuestro).
2 Calvo Carlos, Recueil complet des traités.
3 Citado por Martinière Guy, Les Amériques latines, p. 36.
4 Chevalier Michel, “Le Mexique ancien et moderne”, París 1983. Cité par
Martinière Guy, Les Amériques latines, Grenoble, Presses de l’Iniversité
de Grenoble, 1978, p. 37.
5 Rousseau J.J., Essai sur l’origine des langues, chap.13., Bourdeaux, Nizet,
1986; y Montesquieu, “L’esprit des lois, livre XV”, en Oeuvres complètes,
Paris, Seuil 1980.
6 Bolívar Simón, La Esperanza del Universo.
7 Bolívar Simón, Ibid., p. 118.

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-594-
NUESTRA AMÉRICA
Carlos Ossandón Buljevik.
Chile

Palabras Clave
HISTORIA DE LAS IDEAS - CULTURA - IDENTIDAD - UTOPÍA
- MODERNIDAD - AMÉRICA - SIMBOLISMO - SUJETO

INTRODUCCIÓN ten hombres y mujeres de práctica-


mente todo el mundo de hoy1. Estas
experiencias -que tienen que ver
El texto “Nuestra América” con concepciones y vivencias del
(1891) de José Martí (1853-1895) tiempo, del espacio, de uno mismo,
pone en movimiento un dispositivo etc.- han sido diferentemente “apro-
complejo, que apunta a enfrentar piadas” o resistidas, como han sido
una serie de tensiones presentes en también diferentes las modalidades o
el ámbito latinoamericano. Este tex- alcances de la modernidad en las dis-
to tendrá como componente esencial tintas zonas del planeta. En América
la instalación discursiva de un nuevo Latina, en la segunda mitad del siglo
e inquietante sujeto cultural: un XIX, y sobre todo en sus dos últimas
nosotros latinoamericano. En la décadas, el proceso modernizador
construcción de este nuevo sujeto significó, entre otros factores, la
transformación de las ciudades y del
(tan antialdeano como antisarmien-
espacio público, una progresiva frag-
tino), Martí cree encontrar una base
mentación de la esfera cultural -una
capaz de reequilibrar los factores
“división del trabajo” en esta esfera,
de un proceso de modernización y
según Pedro Henríquez Ureña2-, la
de frenar el expansionismo norte-
disolución (relativa) de las antiguas
americano. En este esfuerzo, Martí
estrategias de legitimación literaria y
traduce una vivencia particular de
el surgimiento de otras nuevas más
la experiencia de la modernidad en
ligadas al métier, y el desplazamien-
América Latina.
to de un cierto tipo de intelectual
del ámbito estatal3. Esta dinámica
- intensa, desestabilizadora y cierta-
DELIMITACIÓN mente no homogénea - estuvo a la
CONCEPTUAL vez marcada por la estructuración de
un nuevo orden colonial expresado
por el influjo inglés primeramente y
Según Marshall Berman la a poco andar por el norteamericano4.
modernidad constituye un conjunto En lo que sigue pretendo adentrarme
de experiencias vitales que compar- en una vivencia particular de esa

-719-
NUESTRA AMÉRICA

“experiencia” de modernidad en la versión consagrada por D.F. Sar-


América Latina. miento; transformación que com-
prometerá, de manera no siempre
El texto “Nuestra América” armónica, tanto factores anímicos
(l891) de José Martí se inicia con como racionales y éticos.
una crítica a una concepción aldea-
na de la vida. Esta concepción, como Al terminar el primer párrafo
resultado de su propia mezquindad del texto que analizamos, Martí se-
o ensimismamiento: “cree el aldea- ñala: “Trincheras de ideas, valen más
no vanidoso que el mundo entero que trincheras de piedras” (p.13).
es su aldea” (Nuestra América, Martí busca intervenir en una rea-
Investigación, presentación y notas lidad belicosa con un dispositivo
de Cintio Vitier. Centro de Estudios -las “trincheras”- correlativo a esa
Martianos, Casa de las Américas, percepción, aunque con un conte-
Cuba, 1991, p.13), ya da “por nido diferente al de la materialidad
bueno al orden universal” (p.13), de las piedras. El refuerzo de este
desconoce “los gigantes que llevan otro contenido se da inmediatamen-
siete leguas en las botas, y le pueden te después en el texto. Dice Martí:
poner la bota encima” (p.13), como “No hay proa que taje una nube de
tampoco se percata de “la pelea de ideas” (p.13). Continúa: “Una idea
los cometas en el cielo, que van enérgica, flameada a tiempo ante el
por el aire dormido [s] engullendo mundo, para, como la bandera mís-
mundos” (p.13). Martí aboga por tica del juicio final, a un escuadrón
una mirada o una actitud distinta a de acorazados” (p.13).
la del “aldeano vanidoso”. La univer-
salidad y la vigilancia caracterizan La idea que defiende Martí
la mirada martiana. Ella quiere ser no está obviamente concebida para
tan diligente y despierta como lo es que repose en la tranquilidad de las
su mundo. Digamos que es ésta una bibliotecas: ella debe ser, además
primera característica del discurso de “enérgica”, “flameada a tiempo
que estudiamos: su no aldeanidad. ante el mundo”. El hecho que la
Frente a un mundo visto como be- idea sea exhibida públicamente y
licoso y amenazante, Martí certifica en el momento oportuno tiene que
la necesidad y la urgencia de un ver con la concepción martiana del
cambio de rejilla. La construcción ejercicio del pensar; con el tipo de
de un nuevo discurso, acorde con relación que establece entre este
los tiempos que literalmente corren, ejercicio y el ámbito público: “pen-
implica la negación de un locus sar es servir” (p.24). Hay además
premoderno, de una actitud o saber en Martí una crítica a una “juven-
cerrado y total. Esta construcción tud angélica” (p.21), abstracta y
supondrá la colocación de un nuevo distraída en glorias estériles, que
sujeto cultural o, dicho desde otro se une -en otras partes del texto- a
ángulo, la transformación integral una crítica a la artificialidad, a la
de la vieja subjetividad aldeana, imitación, a la falta de creatividad y
y también de esa nueva que venía de conocimiento de la realidad social
forjando el metarrelato liberal en y cultural latinoamericana. Se puede

-720-
Carlos Ossandón Buljevik.

sostener que Martí contesta una planos: por de pronto, en la propia


de las direcciones que tomaba una intensidad o fogosidad de la pala-
nueva configuración de la actividad bra martiana. La clave explicativa
intelectual en la América Latina de de este plano la entrega el propio
fin de siglo. Es en todo caso cohe- Martí en el texto “El carácter de la
rente con su propósito esencial el Revista Venezolana” de 1881 -texto
efectuar un corte con una visión que ha sido considerado como el
“intimista” del productor de ideas; primer manifiesto del modernismo
visión que reconcentraba al escritor literario hispanoamericano- donde
más en su subjetividad, en su genio distingue el “deleite de crepúsculo”
creador o en sus fantasías que en su del “deleite de alba”. Haciendo Martí
vínculo con “estos tiempos reales” una defensa de los distintos estilos y
(p.21). Martí arriesga aquí una de- goces de las producciones y de sus
terminada y bien definida posición particulares lujos y placeres, señala
que, no obstante, sufrirá algunas os- que mientras el primer deleite se
cilaciones dado el entrecruzamiento origina en la contemplación cuida-
y las urgencias propias que tienen, dosa del pasado, el segundo viene
en su obra, tanto las tareas políticas del “penetrar anhelante y trémulo
como las literarias. en lo por venir”5. A diferencia del
“deleite de crepúsculo” que es
Recordemos que una “idea ocasionado por la discreción y el
enérgica” para, según Martí, a un “es- donaire, resultado del reposo y de
cuadrón de acorazados”. El proceso la paciencia, el “deleite de alba” lo
de reconversión subjetiva: ese movi- es por la “carrera fulgorosa y vívida,
miento interior que va de un sujeto donde la frase suene como escudo,
“aldeano” a otro vigilante, no se orien- taje como espada y arremeta como
ta -como énfasis principal- a cambiar lanza”6. El texto “Nuestra América”
o revolucionar el “orden universal”; respondería a este segundo deleite,
se dispone más bien a ofrecer una re- siendo sus condiciones “el ansia
sistencia o un freno a un movimiento y el empuje”7, “las angustias y las
emblematizado en la materialidad y iras del soldado”8 en la batalla del
en la fuerza. El carácter “enérgico” presente.
de la idea es correspondiente con el
objetivo que persigue. Un segundo plano se expre-
sa en la evocación de cuestiones
De la lectura global del ensayo de orden histórico-cultural. Estas
“Nuestra América” queda la impresión cuestiones -tanto potenciadas como
que Martí se aboca principalmente a corregidas- debieran constituir los
diseñar un dispositivo cuya función cimientos desde los cuales esta
es precisamente la de resistir: esto América adquiera consistencia,
no tanto en el sentido de soportar o dificultando con ello el avasalla-
aguantar sino más bien en el de opo- miento. Según Martí, los pueblos
ner u obstaculizar muy activamente. de América Latina tienen una his-
toria común, determinadas señas
Este dispositivo-estrategia se de identidad cultural (el mestizaje,
fundamenta y se desarrolla en dos la heterogeneidad) y unos dolores

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NUESTRA AMÉRICA

comunes. Desde estas bases Martí dos veces, al comienzo y al final


fundamenta y exige fidelidades 9. de uno de los parágrafos del texto
En el texto “Nuestra América” se que analizamos, y la recapitulación
plantea además la necesidad de o musicalidad literarias que esto
efectuar un balance: “es la hora del provoca, y que han sido advertidas
recuento” (p.14), afirma. Las fuerzas por Cintio Vitier12, es correlativa a
que Martí intenta reagrupar suponen dicho asentamiento. La misma voz
la conciencia de la propia histo- aparece en el texto “Madre Améri-
ricidad y cultura. Esta conciencia ca”, de 1889. El esfuerzo martiano
exige una renovada hermenéutica adquiere sentido en su oposición a
histórico-cultural. Se hace igual- una ideología de cuño sarmientino;
mente importante la superación de en particular, a las teorías racistas
problemas de distinta naturaleza que de algunos “científicos” mexicanos
esta historicidad había ido dejando y a una concepción -característica
pendientes. de ciertos ideólogos argentinos de
la “generación de 1880”- que pro-
Radicalizando lo dicho, se clamaba la inferioridad de la raza
puede sostener que el amortiguador “hispano-indígena”13.
más importante se vincula con la
construcción discursiva de un nuevo Para armar este inquietante
sujeto: un nosotros latinomeri- nosotros latinoamericano hay que
cano. Esta construcción pudiera trascender las condiciones que im-
representar uno de los aportes más posibilitan la constitución de cual-
significativos (y también inquietan- quier sujeto. Es preciso efectuar una
tes) del cubano, ligándose tanto a un metamorfosis, una mudanza total.
movimiento de “vuelta a lo propio” Su construcción exige dejar de ser
que en su tiempo compartiría con el algo para pasar a ser otra cosa. En el
uruguayo José Enrique Rodó, entre lenguaje martiano, supone dejar de
otros 10, como a la reacción a un ser un “pueblo de hojas” (p.14), que
proceso propiamente moderno que “vive en el aire” (p.14), crujientes
aceleradamente engullía, fragmen- y a merced, para devenir “árboles”
taba, destruía o recreaba sujetos y (p.14), que “se han de poner en
espacios simbólicos. La conciencia fila, para que no pase el gigante de
del propio valer -el autorrecono- las siete leguas” (p.14). Dice Martí
cimiento del sujeto como valioso que es la hora de la “marcha unida”
para sí, dirá Arturo Andrés Roig, (p.14), cuestión que viene a matizar
interpretando a Hegel11- constituye una visión permanente defensiva o
su punto de articulación o de fun- de diques -a la “marcha” se une en
dación. Dice Martí: “no hay patria seguida el “andar”- aunque ese “an-
en que pueda tener el hombre más dar en cuadro apretado, como la plata
orgullo que en nuestras dolorosas en las raíces de los Andes” (p.14)
repúblicas americanas” (p.18). Martí nos remite (como los “árboles”) a lo
está aquí asentando en la estimación telúrico, a lo abismal o virginal de la
propia consciente el a priori desde defensa estratégica14. Por otra parte,
el cual ese nuevo sujeto tomaría recordemos que el cambio de la sub-
forma. La voz “orgullo” la repite jetividad planteaba desde la partida

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Carlos Ossandón Buljevik.

la superación de la aldeanidad. Desde respecto del tipo de relación social


aquí se podría afirmar que la nueva dominante en la configuración de
subjetividad que instala Martí no es ese nosotros es preciso reconocer
reductible a su propia mismidad. Sin que hay en este discurso oscuri-
embargo, esta afirmación es necesa- dades y oscilaciones manifiestas.
riamente unilateral, ya que -además Como se habrá podido apreciar, el
de lo ya citado, referido a lo telúrico- sujeto martiano compromete tanto
Martí en otra parte del texto indica la relaciones ligadas a sentimientos y
existencia de una realidad: “tronco” atavismos como a motivos racionales
(p.18) dice, anterior o paralelo al e imperativos éticos. Es éste uno
injerto del mundo en las repúblicas de los problemas que Martí dejará
americanas. abierto: el de los vínculos desde los
cuales se pueden desarrollar nuevas
A la conciencia del propio va- subjetividades en América Latina.
ler se añade, en la construcción del Martí se queda a medio camino entre
nuevo sujeto, una dimensión ética. relaciones que apelan a la idea de
Esta se expresa fundamentalmente “comunidad” y otras que sugieren
en el reconocimiento del propio antes bien la de “sociedad”.
origen histórico-cultural y en la fi-
delidad -que es su deber ser- a éste. Este nuevo sujeto que instala
Martí realiza a partir de aquí una Martí no tiene como único medio
labor de depuración de aquellos que de elaboración discursiva presente
destruyen, según él, ese sujeto: por en el ensayo “Nuestra América”. Lo
no tener fe en su tierra, por sembrar que hay es un tejido discursivo y
la desconfianza, por ser presumidos extradiscursivo que han venido mos-
o desnaturalizados. Dice Martí: “hay trando un buen número de estudios
que cargar los barcos de esos insec- del pensamiento martiano 15. Entre
tos dañinos” (p.14) o, en seguida, “si otras cuestiones, estos estudios han
son parisienses o madrileños, vayan calibrado los viajes de Martí a Méxi-
al Prado, de faroles, o vayan a Tor- co, Guatemala y Venezuela, su larga
toni, de sorbetes” (p.14). La dureza estadía en EE.UU. de Norteamérica
de sus juicios pudiera explicarse y su participación en la Conferencia
por la irrevocabilidad de la tarea a la Internacional Americana de 1889 y
cual se siente convocado. No había 1890 y en la Comisión Monetaria
para Martí lugar ni ocasión para -se Internacional Americana de 1891,
podría decir- un “pensamiento dé- ambas celebradas en Washington. Es
bil” . Su pasión viene motivada por conocida la preocupación de Martí
la sensación de un acoso o un des- por los resultados de estas reuniones:
membramiento cultural inminente. ellas dieron origen a una abundante
Para evitar esto Martí propondrá “papelería” -el propio ensayo “Madre
una serie de cuidados y cuadri- América” ya citado- que fue determi-
culaciones tendientes a permitir nando las urgencias que señaló para
la producción del nosotros. Si bien América Latina y Cuba.
más atrás afirmamos que el discurso
martiano se constituía desarticu- Una comprensión más acaba-
lando un saber cerrado o aldeano, da de la estrategia martiana exige a

-723-
NUESTRA AMÉRICA

su vez conectarla con una percepción contagio, esparcimiento” 24; época


muy precisa del proceso moderniza- que por su propio carácter impide lo
dor de la penúltima década del siglo permanente, los caminos constantes
XIX. En el texto “El carácter de la y las certezas futuras. Martí admira-
Revista Venezolana”, Martí señala do y sobrecogido por estos vértigos
que vivimos “en una época de incu- buscará, por entre “todo lo brioso y
bación y de rebrote, en que, perdidos nuevo que urge”25, volver a edificar
los antiguos quicios, andamos como sobre piso seguro. En medio de un
a tientas en busca de los nuevos”16. pathos faústico que transformaba,
Esta visión se refuerza y se amplía mezclaba y demolía sin piedad,
en un texto que ha sido considerado Martí intentará centralizar y fun-
el primer diagnóstico en español del dar. El lugar de esta operación será
mundo y del hombre moderno y un América Latina en una coyuntura
anticipo de la filosofía existencial17. singular. Dice Martí: “es preciso de-
Nos referimos a su conocido prólogo rribar, abrirse paso entre el derrum-
al Poema del Niágara de Juan Anto- be, clavar el asta verde, arrancada al
nio Pérez Bonalde, escrito en 1882, bosque virgen y fundar”26. En una
donde indica que en esta época de época que ya no contaba con los
“tumulto y de dolores”18 asistimos a grandes fundadores de la primera
un “cegamiento de las fuentes”19 y a mitad del siglo XIX (Bolívar, Bello
un “anublamiento de los dioses”20. y Sarmiento) Martí echa sobre sí
Martí no es por cierto un mero es- la tarea de renovar la gesta. En el
pectador de una realidad cuya falta nuevo sujeto que construye se juega
de referentes e insustancialidad le aquel trascendental, o principio
asombra y le preocupa: interviene unificador, que la modernidad por
en ella captando con agudeza la su propio espíritu transformador
transformación que experimentaba dejaba ahora en suspenso. Martí
la sociabilidad finisecular. El proce- advierte la crisis de fundamentos o
so modernizador atrapado dentro el vacío que comenzaba a afectar a
de las propias fuerzas que liberaba una sociedad en acelerada muta-
no podía dejar de inquietarlo, más ción o, como diría J.F. Lyotard,
aún cuando estas naciones “aisladas descubre “lo poco de realidad que
y débiles” (Nuestra América, p.24) tiene la realidad”27, es decir, su raíz
no estaban en condiciones, entrega- nihilista. Su discurso - nos referimos
das a su propia suerte, de reconducir principalmente a “Nuestra Améri-
este proceso, todavía menos tenien- ca”- pretende precisamente respon-
do encima a un vecino poderoso der a uno de los descubrimientos
y codicioso que las invitaba “a la centrales de la modernidad, no sólo
tibieza y al olvido”21. constituyendo un nuevo sujeto sino
también -y junto con ello- estable-
Es ésta, a la vez, continua- ciendo algunas síntesis y media-
mos citando a Martí, una época “de ciones. Por de pronto, uniendo y
elaboración y transformación es- resignificando lo que el metarrelato
pléndidas”22, de “reenquiciamiento liberal en su versión sarmientina
y remolde”23, donde “todo es expan- había dividido (la “civilización”
sión, comunicación, florescencia, versus la “barbarie”)28. En seguida,

-724-
Carlos Ossandón Buljevik.

fundiendo las esferas de la política, modernizar y renovar la expresión


de la ética, de las manifestaciones literaria -el texto “Nuestra América”
culturales y de la expresión poética, es manifestación de su “voluntad de
aunque valorándolas a la vez a cada estilo”- y la de reponer para los escri-
una de éstas por separado. Es éste tores de fin de siglo, que ocupaban
otro de los problemas que Martí no posiciones más marginales o solita-
resolverá, y que quedará planteado rias, su capacidad de constructores
durante un largo período en América de identidades culturales.
Latina: la tensión entre la necesi-
dad de recentralizar o integrar y Pienso que en el debate sobre
la de autonomizar o especificar; modernidad en América Latina, la
o el empeño por armar naciones y contemporaneidad de Martí apare-
sujetos, y el de desarrollar prácticas ce visible cuando, más allá de un
o esferas específicas de racionalidad propósito hagiográfico, se destacan
o de valor indispensables para la más sus tensiones o aporías que
deseada modernidad. Por último, sus cierres.
Martí mediará entre la exigencia de

NOTAS
1 Marshall Berman: Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de
la modernidad. México, Siglo XXI, 1989.
2 Pedro Henríquez Ureña: Las corrientes literarias en la América hispánica.
México, F.C.E., 1949, p.165.
3 Cfr. Julio Ramos: Desencuentros de la modernidad en América Latina.
Literatura y política en el siglo XIX. México, F.C.E., 1989.
4 Un análisis de este proceso y de las inquietudes que despertó en América
Latina se puede consultar en Ricaurte Soler: Idea y cuestión nacional
latinoamericanas. México, Siglo XXI, 1980.
5 José Martí: “El carácter de la Revista Venezolana”, en Obras Completas.
La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1963, Tomo 7, p.211.
6 Idem.
7 Idem.
8 Idem.
9 Se ha destacado el valor que confiere Martí a la infelicidad común como
instancia de afirmación de fidelidades. Al respecto revisar el “Discurso
pronunciado en la velada artístico-literaria de la Sociedad Literaria
Hispanoamericana” (1889), texto más conocido con el título “Madre
América” (Obras Completas, Tomo 6).
10 Leopoldo Zea: Precursores del pensamiento latinoamericano contemporá-
neo. México, Sep Diana, 1979, p.19.
11 Arturo Andrés Roig: Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano.
México, F.C.E., 1981.
12 Cintio Vitier: Op.cit., nota 24, p.29.

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NUESTRA AMÉRICA

13 Noël Salomón: “José Martí y la toma de conciencia lati-noamericana”,


en Anuario Martiano, La Habana, 4, 1972, p.21.
14 Cfr. Julio Ramos: Op.cit.
15 Como botón de muestra se puede consultar a Pedro Pablo Rodríguez:
“Formación del pensamiento latinoamericanista de Martí”, en Anuario
del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2, 1979.
16 José Martí: “El carácter de la Revista Venezolana”, p.209.
17 José Olivio Jiménez: “Una aproximación existencial al Prólogo al Poema
del Niágara (1882)”, en José Martí, poesía y existencia. México, Ed. Oasis,
1983, pp.23-24.
18 José Martí: “El Poema del Niágara”, en Obras Completas. La Habana,
Editorial Nacional de Cuba, 1963, Tomo 7, p.224.
19 Idem, p.229.
20 Idem.
21 José Martí: “Madre América”, p.140.
22 José Martí: “El Poema del Niágara”, p.224.
23 Idem, p.225.
24 Idem, p.227.
25 José Martí: “El carácter de la Revista Venezolana, p.209.
26 Idem.
27 J.F. Lyotard: La posmodernidad (explicada los niños). Barcelona, GE-
DISA,1987, p.20.
28 Sobre el esfuerzo martiano por resituar las categorías sarmientinas ver el
artículo de Adriana Arpini y Liliana Giorgis: “El Caribe: “Civilización” y
“Barbarie” en Hostos y Martí”, en Revista Interamericana de Bibliografía.
OEA, Washington, Vol. XLI, Nº 1, 1991. Ver también Carlos Ossandón
B.: “Nuestra América”, en Conceptos latinoamericanos, E. Devés, C.
Ossandón y R. Salas, Academia de Humanismo Cristiano, Círculo de
Filosofía, Santiago, 1983.

BIBLIOGRAFÍA

Arpini, Adriana y Giorgis, Liliana:


“El Caribe: ‘Civilización’ y ‘Barbarie’ en Hostos y
Martí”, en Revista Interamericana de Bibliografía.
OEA, Washington, Vol. XLI, Nº 1, 1991.
Berman, Marshall: “Todo lo sólido se desvanece en el aire”.
La experiencia de la modernidad. México, Siglo XXI,
1989.
Henríquez Ureña, Pedro: Las corrientes literarias en la América hispánica.
México, F.C.E., 1949.

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Manzanera, Miguel: “Metafísica de la nostridad. Hacia una filosofía de


la liberación como nostrificación”, en Yachay 10
(1992) pp. 17-67.
Martí, José: Obras Completas, La Habana, Editorial Nacional de
Cuba, 1963.
________ : Política de Nuestra América con Prólogo de Roberto
Fernández Retamar, México, Siglo XXI, 1979.
Olivio Jiménez, José: “Una aproximación existencial al Prólogo al
Poema del Niágara (1882)”, en José Martí, poesía y
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Ossandón B., Carlos: “Nuestra América”, en Conceptos latinoamericanos, E.
Devés, C. Ossandón y R. Salas, Santiago, Academia
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Zea, Leopoldo: Precursores del pensamiento latinoamericano
contemporáneo, México, México, Sep Diana, 1979.

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