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Ética, mujer y ciudad

Para nadie es una revelación que históricamente hemos vivido en una ciudad
machista que no vela por los derechos de las mujeres, sino más bien la ciudad se ha
convertido en un espacio por y para los hombres. No tenemos garantizado el derecho a la
ciudad de la misma manera en que el hombre lo tiene, no podemos acceder a los espacios
urbanos con la misma libertad y por eso creemos que la gran mayoría de las mujeres ha
tenido alguna experiencia donde se ha visto limitada, abusada o desplazada por el rol
superior que ha tenido esta parte dominante en la ciudad.
Casi todas -por no decir todas ̶ de nosotras hemos tenido que ajustar nuestros
planes por miedo a que nos suceda algo y esto no permite desenvolvernos como nos
apetece dentro del contexto urbano. Si queremos salir de noche a comer, tenemos que
pensar cómo vamos a llegar seguras a ese lugar, tenemos que pensar cómo vestirnos para
que nadie nos violente por causa de esto, en el trabajo se nos limita, en el hogar y sociedad
en general se nos reprime y es así como se va desplazando a la mujer en todo ámbito.
¿Estamos condenadas por el hecho de ser mujeres a ser vulneradas?

Sólo por el hecho de existir y ser personas merecemos un espacio que permita nuestra
autorrealización, sin tener que ser vulneradas por ser mujeres y para ello es hiper necesaria
la creación de políticas que estén a la par de nuestras capacidades.
Muchas ciudades han intentado responder a esta problemática con la implementación de
servicios y espacios exclusivos para mujeres como lo ha sido el transporte público de
Japón, México y Brasil. Pero por más que estas implementaciones den resultados
aparentemente positivos estas no permiten la autorrealización de la mujer, ya que seguimos
obligadas a tener que segregaros para asegurar nuestra integridad.

Queremos una ciudad que nos deje vivir libremente y de manera justa, es por eso que
incluso la infraestructura de las ciudades debería estar pensada para luchar contra la
diferencia y limitación del rol de la mujer.

El espacio no es neutral ya que es una producción social y las personas no somos neutrales.
vivimos en una sociedad dominada por el hombre y esto se refleja en la ciudad.
porque ¿Cuántas posibilidades de elegir hemos tenido a lo largo de los años? o ¿Cuántas de
aquellas elecciones no fueron en realidad imposiciones?
teniendo así, que limitarnos a un rol desplazado, condicionado y perteneciente a una
geografía del miedo.
desde una posición des privilegiada en la ciudad tenido que aprender a
Por mucho tiempo la mujer se ha visto desplazada como ser humano de segunda clase,
nuestra dignidad se encuentra sometida a imposiciones, e históricamente, la mujer no es
vista como un fin en sí misma, sino que como un medio ya sea: sexual, reproductivo y de
consumo. La mayoría de los logros que se han hecho fueron gracias a la misma exigencia
de las mujeres a través de las manifestaciones feministas y no gracias a la sociedad general.
Entonces,
Las mujeres han estado sistemáticamente sesgadas y son vistas como bichos raros en la
historia, en la ciencia, la educación, la profesión; nuestra existencia se ha limitado en
soportar distintas formas de violencia y el contexto sólo empeora cuando se lleva a la
ciudad.
Nosotras, al igual que todas las personas, tenemos el derecho de desarrollarnos en una
ciudad que permita nuestra libertad, a no mostrar vergüenza por lo que somos y a expresar
nuestras preferencias sin miedo. Tenemos derecho a la ciudad. Pero no a una ciudad
segregada como lo es el transporte público de méxico o japón, sino más bien, a una ciudad
con consentimiento, a una sociedad consciente, porque una sociedad segregada no es ni
será el concepto clave para la reivindicación de la mujer, y es en el espacio compartido en
el que se debe trabajar para lograr un cierto grado de respeto por la dignidad de los demás.

Cuando hablamos de la participación de la mujer en la ciudad, también debemos


hablar de la segregación que vivimos. En distintos ámbitos de nuestra vida nos vemos
segregadas y apartadas, en el hogar somos despreciadas, en el trabajo somos discriminadas
y en la ciudad somos abusadas.

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