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Formación

Espiritual

Formación Pastoral
Iglesia Metodista Libre
Latinoamérica
Formación
espiritual

Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor,
que es el Espíritu.
2Co. 3:18 NVI

FORMACIÓN PASTORAL
Iglesia Metodista Libre
Latinoamérica
Equipo Directivo

Directora de área
Dra. Delia Nüesch-Olver

Equipo de Formación Pastoral Latinoamérica


Dr. Paul Olver, Dr. Glenn Lorenz y Dr. Ricardo Gómez

Coordinador de proyecto
John Jairo Leal Rincón

Equipo de Trabajo
Beth Gómez, Jennifer Porras Pabón, Jorge Leonardo Báez Agreda, Luis Fernando Pérez Rojas y
Shirley Yomara Cadena Maldonado

Diseñador
Johan Ferney Ríos Arboleda

Primera edición

Permitimos a otros distribuir, remezclar, retocar y


crear a partir de esta obra de modo no comercial,
siempre y cuando nos den crédito y licencien sus
nuevas creaciones bajo las mismas condiciones.

Elaborado en Medellín, Colombia


2018
INTRODUCCIÓN

El propósito de la vida cristiana es llegar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef.


4:13). Es nuestra oración que Dios bendiga la Iglesia Metodista Libre en Latinoamérica con pas-
tores y líderes que colaboren intencionalmente con la gracia santificadora de Dios para alcanzar
dicha meta. Para tal fin, ponemos a su disposición este módulo de Formación Espiritual en el que
presentamos las herramientas básicas para avanzar hacia la meta. Este módulo ha sido preparado
por Luis Fernando Pérez, Jorge Leonardo Báez y Shirley Yomara Cadena, con contribuciones de
Nikki Roller. Todos ellos han usado diversas fuentes a lo largo del material, si usted desea una lista
detallada remítase a la bibliografía.

Se sugiere que este módulo se enseñe usando la metodología de aula invertida porque es la que
mejor ayuda a desarrollar los materiales y lograr las metas. En esta, los estudiantes reciben los ma-
teriales previamente al encuentro (el tiempo presencial de clase), hacen la lectura comprendiendo
el contenido y realizan todas las asignaciones dadas. En el encuentro se socializan los materiales,
se profundiza en los contenidos, se revisan los ejercicios y se solucionan interrogantes que hayan
surgido.

Preferiblemente esta asignatura se debe realizar en grupo y bajo la supervisión de un formador de-
bidamente avalado por la Iglesia Metodista Libre; para una excepción, por condiciones especiales,
debe comunicarse con la persona a cargo en su iglesia, distrito o conferencia. Este material está
dirigido tanto para personas que están en el proceso de Plantación de Iglesias Comunitarias, como
para pastores en iglesias ya establecidas que están camino a la ordenación.

El diseño del módulo presupone que cada lección de esta asignatura corresponde a 3 horas de en-
cuentro de grupo (incluyendo un tiempo de descanso por lección); por ello es ideal seguir una de
las siguientes modalidades para completar esta asignatura:

Plan extendido: 12 encuentros semanales de 1 hora y media cada uno. Esta modalidad es ideal
cuando un mismo grupo está realizando 2 o más asignaturas al mismo tiempo. En esta modalidad
recomendamos que en una semana se revise la asimilación del contenido (use las actividades de
evaluación llamadas “preguntas de reflexión” y “lecturas complementarias”), y en la siguiente re-
vise el desarrollo de los ejercicios de evaluación personal y los planes de acción.

Plan regular: La asignatura se puede completar en 6 encuentros semanales de 3 horas cada uno
(una variante a esto son 2 encuentros semanales de 1 hora y media cada uno). Antes de cada en-
cuentro usted deberá completar todas las actividades indicadas para la lección.

Plan intensivo: La asignatura se puede completar en 1 encuentro de aproximadamente 18 horas.


En esta modalidad se espera que el estudiante sea muy disciplinado de tal forma que, durante cada
uno de las 6 semanas previas al encuentro, lea completamente el contenido del manual, desarro-
lle las actividades de evaluación tocantes al pensamiento (preguntas de reflexión e informes de
lectura) y evaluación personal. En el encuentro el formador indicará cuándo y cómo completar y
reportar las actividades de evaluación llamadas planes de acción.
A lo largo de todos los manuales podrá encontrar algunos de los siguientes íconos. En ocasiones
puede encontrar dos de estos íconos fusionados, esto implica que tiene el significado de los dos. A
continuación se los presentamos con su significado:
CONTENIDO

Sílabo ..................................................................................................................................................... 7

1 Introducción a la Formación Espiritual ........................................................................................ 9


...
• Introducción ......................................................................................................................................... 10
• Definición de formación espiritual ...................................................................................................... 11
• Bases bíblicas de la formación espiritual ............................................................................................. 12
• La espiritualidad de Jesús .................................................................................................................... 15
• El reino de Dios en la formación espiritual ......................................................................................... 16
• Bases históricas de la formación espiritual .......................................................................................... 17
• Conclusión ........................................................................................................................................... 18
• Actividades de evaluación ................................................................................................................... 19
2
2 Deformación Espiritual .................................................................................................................. 20
...
• Una espiritualidad enferma .................................................................................................................. 24
• La raíz del problema ............................................................................................................................ 28
• Identificar el problema ......................................................................................................................... 36
• Actividades de evaluación ................................................................................................................... 38

3 Medios de Gracia ............................................................................................................................. 41


..
• Introducción ......................................................................................................................................... 42
• Obras de piedad individuales ............................................................................................................... 44
• Obras de piedad corporativas ............................................................................................................... 53
• Obras de misericordia .......................................................................................................................... 58
• Actividad de evaluación ....................................................................................................................... 61
• Apéndice 1 Prácticas espirituales ......................................................................................................... 62

4 Formación Espiritual Wesleyana .................................................................................................... 69


..
• Introducción ......................................................................................................................................... 71
• Formación espiritual relacional ........................................................................................................... 71
• La formación espiritual y la vida de santidad ...................................................................................... 75
• Actividades de evaluación ................................................................................................................... 78
5 El Camino Hacia una Espiritualidad Sana .................................................................................... 79
..
• Introducción ......................................................................................................................................... 80
• Deténgase y evalúese ........................................................................................................................... 81
• Deténgase y ríndase ............................................................................................................................. 82
• Deténgase y planee .............................................................................................................................. 83
• Plan de crecimiento personal ............................................................................................................... 85
• Actividad de evaluación ....................................................................................................................... 92

6 La Formación Espiritual y la Iglesia Local .................................................................................... 95


......
• Introducción ......................................................................................................................................... 96
• La iglesia .............................................................................................................................................. 97
• El plan de Dios para la formación espiritual ........................................................................................ 98
• Actividades de evaluación ................................................................................................................... 103

Bibliografía ........................................................................................................................................... 105


Sílabo 7
Sílabo
1. Asignatura
Formación Espiritual
2. Descripción del curso
Este curso ayudará al alumno a desarrollar un estilo de vida personal de formación
espiritual mediante la revisión de prácticas clásicas usadas a lo largo de la historia de
la iglesia. Además, el estudiante descubrirá cómo facilitar la formación espiritual en
nuevos creyentes usando prácticas tradicionales.
3. Objetivos generales
Al dominar el contenido de este curso el estudiante:
• Explicará bíblicamente el papel y la importancia de la formación espiritual en la
vida del siervo de Dios.
• Entenderá y revisará los medios de piedad y misericordia, y seleccionará aquellos
que aplicará en su vida.
• Identificará prácticas de formación espiritual de naturaleza corporativa y reconocerá
formas de incorporar esas prácticas en los cuerpos de liderazgo de la iglesia y las
relaciones de discipulado.
• Implementará un plan que ayude a desarrollar un estilo de vida sano y santo.
4. Evaluación
• El estudiante desarrollará un diario donde llevará registro de los ejercicios encontra-
dos en las actividades de evaluación y la lectura complementaria.
• Desarrollará y ejecutará un plan para su formación espiritual personal teniendo en
cuenta todos los medios de gracia.
• Desarrollará un plan para la formación espiritual de los miembros de la iglesia o
Casa de Paz que lidera.
8 Sílabo
Criterios de evaluación – Portafolio de actividades y reportes

Dado que este es un curso práctico, el estudiante debe prestar especial atención a las
tareas semanales, completándolas totalmente y registrando los resultados en una car-
peta que se recopilará hacia el final del curso. Los siguientes criterios se utilizarán para
evaluar el portafolio de actividades de los estudiantes a lo largo del curso.
1 INTRODUCCIÓN a LA
FORMACIÓN ESPIRITUAL

Propósito de la lección
Ayudar al estudiante a comprender la necesidad e importancia
de que Cristo sea formado en él constantemente.

Resultados de la lección
Al concluir esta lección el estudiante:
• Reconocerá las bases bíblicas de la formación espiritual.
• Será consciente de la necesidad de la formación espiritual
en su vida.
• Se verá motivado a seguir el ejemplo de Jesús en su vida
diaria.

Contenido
• Introducción
• Definición de formación espiritual
• Bases bíblicas de la formación espiritual
• La espiritualidad de Jesús
• El reino de Dios en la formación espiritual
• Bases históricas de la formación espiritual
• Conclusión
• Actividades de evaluación
10 Introducción a la Formación Espiritual

MARIO Y ROSA
M ario ha sido un líder reconocido de la iglesia en la que ha servido por 15 años.
Lleva casado 20 años con su esposa Rosa, tienen tres hijos y una vida económi-
camente estable. Hace tres años confesó ante su pastor su lucha con la pornografía y
la masturbación. Desde ese momento ha comenzado un continuo proceso de transfor-
mación.

Mario decidió confesar porque se dio cuenta que necesitaba ayuda, que no podría en-
frentar este pecado solo. Mientras luchaba en soledad, la culpa y el miedo lo acompa-
ñaban constantemente, ignorando que había otras personas que compartían su lucha.
Durante todo ese tiempo, Mario se sentía indigno de servir y acompañar a otras per-
sonas en sus luchas; pensaba que no tenía verdadera autoridad para predicar sobre el
pecado y mucho menos sobre la santidad. Sentía que era simplemente un hipócrita
religioso. La culpa, la vergüenza y el dolor minimizaban su trabajo como líder. Sufría
gran inestabilidad emocional y su trabajo reflejaba que algo andaba mal, lo que otros
empezaron a notar.

Cuando Mario confesó su pecado, su pastor empezó a reunirse regularmente con él. En
sus primeras reuniones el pastor notó que era necesaria la intervención de un terapeuta
profesional. Juntos, Mario y su pastor, buscaron un profesional cristiano y Mario co-
menzó a tener citas personalizadas con el fin de analizar a fondo su corazón y compren-
der los vacíos que estaba tratando de llenar a través de la pornografía y la masturbación.
Mientras Mario estaba siendo acompañado por su pastor, y asesorado por el terapeuta,
se le permitió seguir sirviendo en la iglesia; sin embargo, se dejó claro que durante ese
tiempo su enfoque principal era la transformación de su corazón no su servicio en la
iglesia; si se evidenciaba que este era un estorbo para lo primero habría necesidad de
parar.

Las sesiones llevaron a evidenciar que no solo Mario necesitaba ayuda. Rosa, la esposa
de Mario, quien conocía la problemática se sentía usada y poco amada por los com-
portamientos de su esposo. Ella fue involucrada en algunas sesiones con el terapeuta y
empezó a tener acompañamiento.

Con el transcurrir del tiempo, Mario fue descubriendo la raíz que había en su corazón
y que le llevaba a refugiarse en la masturbación y la pornografía. Durante su infancia
afrontó la ausencia de sus padres, esto lo llevó a buscar aceptación en otras personas y
cosas. Pero al no encontrarla, buscó la satisfacción propia en sus prácticas pecamino-
sas. Esas fueron una forma de escapar ante la realidad e ignorar los vacíos que había en
el interior de su corazón. Con el seguimiento de su pastor y la ayuda profesional pudo
descubrir que su identidad estaba gravemente distorsionada. La raíz del problema de
Mario era que tenía una identidad pobre lo que creó vacíos profundos.
Introducción a la Formación Espiritual 11
INTRODUCCIÓN
Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida.
Pr. 4:23

La historia de Mario y Rosa, con algunos detalles más o menos, es la historia de mu-
chos hermanos y líderes en la fe.

Popularmente se ha dicho que la vida es el resultado de las decisiones que tomamos.


Consecuentemente, las decisiones que tomamos son el resultado de lo que hay dentro
de nosotros. Todos nosotros tenemos sueños, anhelos, miedos, emociones, y un sin
número de pensamientos que nos llevan a inclinarnos por ciertas decisiones. Todo lo
que hay dentro de nosotros se ve reflejado en nuestro trato con Dios y con el prójimo.
Santiago expresa: “¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No
es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos?” (Stg. 4:1). Los
conflictos y situaciones difíciles surgen de nosotros mismos, no tenemos que buscar
más culpables, basta con analizar nuestro corazón. Nuestras decisiones, sean grandes o
pequeñas afectan a otras personas, pero sobre todo afecta la forma como nos acercamos
a Dios. Todos nosotros somos el resultado de decisiones propias y ajenas que de una u
otra manera han definido nuestra identidad y carácter. Pero todo lo que hay en nuestro
corazón se ve confrontado con la santidad del Señor y su invitación a seguirle.

Por esta razón, nace la necesidad urgente de ser transformados a la semejanza de Cris-
to. Reconocemos que durante nuestra vida hemos pasado por situaciones difíciles, pero
que cuando llegamos al Señor es Él quien debe definir quiénes somos y cómo hemos de
vivir. Cuando empezamos a conocerle, amarle y buscarle, sin lugar a duda, Él nos llena
de su gracia que nos va transformando día tras día. Creemos que Dios llama a su pueblo
a seguir su ejemplo y desear ser santos como Él lo es. Estamos llamados a guardar sus
Palabras y seguir sus pisadas desde que empezamos la vida cristiana hasta el momento
de la muerte. Además de reconocer que estamos bajo el pleno señorío de Cristo y ser-
vimos a las demás personas, también estamos llamados a cuidar de nosotros mismos.
Esto incluye examinarnos cuidadosa y constantemente. Cuando se está en constante
evaluación interna y personal se muestra el amor a Dios y a su pueblo, al mundo y ma-
yormente a sí mismo. Al someternos a constante evaluación estamos reconociendo que
necesitamos de la dirección y ayuda del Señor en todas las áreas de nuestra vida y tam-
bién estamos evidenciando cómo miramos a Dios, el evangelio y la iglesia de Cristo.
Nuestra vida debe reflejar que Jesús se encarnó, es el autor de la salvación y nos adoptó
como sus hijos. Es decir, debemos actuar, pensar y amar con nuestra nueva identidad
en Cristo. Para lograrlo esto, definitivamente necesitamos ser transformados por Cristo.

DEFINICIÓN DE FORMACIÓN ESPIRITUAL


El apóstol Pablo usa por primera vez el término “formación”; él afirmó: “Hijitos míos,
por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en voso-
tros” (Ga. 4:19). Aquí se usa el término griego “morphoo” (forma) muy relacionada
con “metamorphoo” (transformar) y se refiere a la naturaleza esencial y no meramente
12 Introducción a la Formación Espiritual
a la forma externa. Pablo está orando para que la naturaleza interna de los gálatas llegue
a ser como Cristo, y puedan decir que Cristo ha sido formado en ellos. Esto implica
que, en medio de nuestra humanidad caída, Cristo se va formando en nosotros, vamos
siendo semejantes a Cristo en carácter y en comportamiento.

Transformación espiritual es definida como estar


en una completa y creciente relación con Dios y
con el prójimo. De esta manera, se puede refle-
jar la imagen de Cristo y una vida dirigida com-
pletamente por el Espíritu Santo. Por lo tanto, la
formación espiritual es una obra de la gracia de
Dios en los corazones dispuestos que afecta la voluntad y acciones del ser humano.
Nuestra responsabilidad ante la transformación es indiscutible, nosotros somos actores
principales, y los más beneficiados con esta transformación. El proceso de ser transfor-
mados requiere toda la vida: “De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena
estatura de Cristo” (Ef. 4:13).

Formación espiritual no es tan solo un asunto que afecta la vida interior, sino que de-
termina en gran proporción el compañerismo cristiano, la comunidad, la adoración,
los actos de servicio y de misericordia (Ef. 4:15-16; Ga. 6:10). Debemos fijar nuestros
ojos en Cristo constantemente porque es a su imagen a la que estamos siendo transfor-
mados. El poder transformador viene exclusiva-
mente de Dios y jamás podremos transformarnos
a nosotros mismos ni cambiar a otra persona. No
obstante, si nosotros no estamos dispuestos a tra-
bajar con Dios, no habrá ninguna transformación.
Nosotros no podemos transformarnos a nosotros
mismos, pero Dios sin nosotros no lo hará.

BASES BÍBLICAS DE LA FORMACIÓN


ESPIRITUAL
El siervo de Dios debe ser un fiel imitador de Cristo (Ef. 5:1-2); pero no debemos ol-
vidar otra parte de la realidad, somos pecadores. Por ello, es necesario ir a Cristo para
depender completamente de Él y reconocer que: “no podemos librar y purificar nuestro
propio corazón mediante el ejercicio de nuestra propia ‘voluntad’” (Foster, 1986, pág.
19).

Es por ello que necesitamos con gran urgencia ser transformados en Cristo y por Cris-
to. Pablo comprendió perfectamente esta realidad y por ello exclamó: “Así, todos no-
sotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que
es el Espíritu” (2Co. 3:18).
Introducción a la Formación Espiritual 13
Todo ser humano requiere una transformación. El pastor es un guía espiritual, encar-
gado de discipular, disciplinar, acompañar, aconsejar, etc., pero él no puede cambiar el
corazón humano. La palabra “transformación” puede significar cambiar la apariencia
externa, pero no la forma interna. El término que se usa en el Nuevo Testamento para
describir el cambio en la apariencia externa es “metasch”. Es el mismo término que
usa la Biblia para referirse a un falso profeta que usa una máscara. En este mismo sen-
tido, el diablo parece como ángel de luz, es decir, se disfraza queriendo aparentar algo
que en realidad no es (2Co. 11:14-15).

Pero la idea de una transformación espiritual no


es un cambio superficial. Es por ello que, nece-
sitamos los medios de gracia; estos “nos llaman
a movernos más allá de la vida superficial hacia
las profundidades. Nos invitan a explorar las pro-
fundas cavernas del reino espiritual. Nos instan
a que seamos la respuesta para un mundo vano”
(Foster, 1986, pág. 15). Pero obviamente, para responder a las necesidades del mundo
necesitamos primero una verdadera transformación en nosotros. En la lucha con el
pecado, no basta con proponernos no volver a pecar y “ser mejores personas” porque:

…en ese momento estamos adorando la voluntad. ¿No es irónico que Pablo obser-
vara nuestros más tenaces esfuerzos en la andanza cristiana y los llamara idolatría:
“culto voluntario” (Col. 2:20-23)? (Foster, 1986, pág. 19).

La verdadera transformación es un don de gracia, es la obra de Dios en nosotros, sig-


nifica cambiar o convertir la naturaleza, la personalidad, y el carácter a través de un
acercamiento con Dios. Romanos dice: “No se amolden al mundo actual, sino sean
transformados mediante la renovación de su mente” (Ro. 12:2).

Dos formas de transformación


Con frecuencia nos encontramos frente a personas que hacía mucho tiempo no veía-
mos, y que resulta muy difícil distinguir porque están físicamente muy cambiadas.
Quizá el aumento o pérdida de peso, el cambio de color de cabello o hasta una cirugía
estética ayuda a tener una transformación. La transformación puede ser tan radical que
se puede llegar a parecer otra persona. ¡Todo lo que se necesita es un poco de tiempo!
Pero la transformación espiritual no es tan fácil. No se limita meramente a leer un li-
bro, ir a un consejero, asistir a una conferencia, hacer un compromiso frente a muchas
personas o quizá simplemente memorizar unos versículos…y ya está. Te conviertes en
una persona cristiana madura, piadosa y sin ningún tipo de luchas. La transformación,
en la mayoría de los casos toma mucho tiempo.

Toda persona ha sido formada de diferentes maneras en el trascurrir de la vida. “Su


carácter se configura a partir de las experiencias por las que ha pasado y las elecciones
que ha hecho en el pasado. Esto es lo que significa que es ‘formado’” (Willard, 2004,
pág. 21). Así que, nadie puede decir que no ha sido formado, puesto que todos somos el
resultado de nuestras experiencias, decisiones, amigos, familia, sociedad, cultura, etc.
Todo esto nos ha formado y ha influido de manera positiva o negativa. “De hecho, la
única esperanza de la humanidad radica en el hecho de que, del mismo modo que nues-
tra dimensión espiritual ha sido formada, puede también ser transformada” (Willard,
14 Introducción a la Formación Espiritual
2004, pág. 22). Sin embargo, la formación requiere una transformación por el poder del
Espíritu Santo, que bíblicamente la encontramos en dos formas:
1. Transformación instantánea: este cambio puede ser tan rápido como “un abrir y
cerrar de ojos” cuando una persona acepta a Cristo y nace de nuevo. Muchos dicen
que de modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasa-
ron; he aquí todas son hechas nuevas (2Co. 5:17). Eso es una transformación ins-
tantánea. Otro ejemplo de transformación instantánea lo vemos cuando los nuevos
convertidos fueron bautizados con el Espíritu Santo y experimentaron la limpieza
de sus corazones por la fe (Hch. 15:9). El Espíritu santificador puede limpiar el
corazón en un abrir y cerrar de ojos. En un sentido todos hemos experimentado esta
transformación y podemos testificar de áreas tangibles de nuestra vida que fueron
transformadas cuando llegamos a la fe en Cristo.
Ejemplo: Juan era un hombre que le gustaba cada fin de semana salir a tomar alcohol
con sus amigos. En cada quincena se gastaba gran parte de su salario; esto perjudi-
caba emocional y económicamente a su familia. Su esposa oraba y creía que algún
día Dios le iba a restaurar. Ese día tan anhelado llegó, Juan tuvo un encuentro con el
Señor y desde allí aborrece el alcohol con tan solo mencionarlo. En el presente, Juan
enfrenta una serie de enfermedades físicas consecuencias por su adicción por más
de diez años, pero no se enfrenta a la tentación de desear regresar al alcohol, antes
bien, lo repudia con todo su ser.
2. Transformación gradual: esta transformación puede ser tan lenta como llega el
renacuajo a ser rana o la oruga a mariposa. Este proceso puede tomar décadas e in-
cluso dura toda la vida, ejemplo de ello fue la vida de Abraham puesto que su fe fue
probada, pero finalmente fue llamado “amigo de Dios” (Is. 41:8). Esta es la clase de
transformación que requiere tiempo y es la que todos necesitamos para llegar a estar
a la estatura de Cristo (Ef. 4:13).
Ejemplo: Mario, con el personaje que introducimos, es testigo que hay cosas con
las que quizá lucharemos por toda nuestra vida o gran parte de ella. Él ha tenido que
luchar por años contra la pornografía y la masturbación, es una lucha que requiere
una transformación constante y radical desde lo más profundo de su corazón. Mario
ha tenido que aprender a ir más allá, entendiendo que su problema va más allá de
dejar de hacer algo, requiere una cambió desde la raíz del problema.

Todas las personas luchamos con la tentación en algún área es-


pecífica de nuestra vida. Lutero comprendió esta lucha y expre-
só: “no podemos evitar que los pájaros vuelen encima de nuestra
cabeza, pero sí podemos evitar que hagan nido en ella”. Pablo
también luchó con sus debilidades y pidió que Dios las quitara
de su vida. Sin embargo, la respuesta de Dios fue: “Te basta con
mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por lo
tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades,
para que permanezca sobre mí el poder de Cristo” (2Co. 12:9).
“El pecado es parte de la estructura interna de nuestra vida. No
se necesita ningún esfuerzo especial. No es extraño que nos sin-
tamos atrapados” (Foster, 1986, pág. 19). No obstante, como dijo Pablo: “el poder de
Dios se perfecciona en nuestras debilidades” (2Co. 12:9).
Introducción a la Formación Espiritual 15
Jacob es otro hombre que fue radicalmente transformado por Dios durante toda su
vida. Él pasó de ser un hombre “engañador”, “estafador” (eso significaba su nombre),
que posiblemente buscaba la aprobación y la satisfacción en otras cosas y personas, a
un hombre con un nombre e identidad nuevas después del encuentro con Dios. Ya no
fue llamado más Jacob, Dios le cambió el nombre y le llamó Israel que significa “el
que lucha con Dios” (Gn. 32:27). Esta es la clase de transformación que requiere cada
cristiano salvo y santificado. Es una transformación en proceso a lo largo de toda la
vida para llegar a ser a la imagen y semejanza de Cristo. En un sentido todos debemos
decir: “yo soy santificado y estoy siendo santificado” para afirmar la transformación
constante en la vida de un cristiano.

En el peregrinaje de la transformación se necesita la gracia salvadora y santificadora ya


que, de ninguna manera se puede lograr con esfuerzos humanos. Recordemos que, la
experiencia de nacer de nuevo y ser declarado santo no son la cúspide de la formación
espiritual, sino el lugar donde comienza el peregrinaje, una aventura por llegar a la
plenitud de la semejanza de Cristo. Tanto la transformación instantánea y la gradual,
son absolutamente esenciales en nuestro peregrinaje espiritual para ser transformados
a la semejanza de Cristo.

LA ESPIRITUALIDAD DE JESÚS
Dios creó al ser humano a imagen y semejanza suya, pero debido a su desobediencia,
la imagen de Dios en él se distorsionó (Gn. 3:1-19). Como consecuencia el ser humano
se hizo orgulloso y egocéntrico, en su corazón solo quedó espacio para pensar en sí
mismo. De ahí, se hace manifiesto la necesidad de un salvador, este hombre es Jesús, la
imagen del Dios invisible (Col. 1:15), la misma imagen con la cual había sido creado
el ser humano (Gn. 1:27). Jesús siendo Dios, la segunda persona de la Trinidad, nos re-
concilió con el Padre a través de su muerte (Heb. 9:14, 2Co. 5:18-19), pero también nos
dejó un ejemplo único de espiritualidad, Él mostró y modeló el carácter y la naturaleza
de Dios. Observemos que Jesús practicó la lectura de la Biblia, la oración en privado,
la adoración y escuchar la Palabra de Dios para alimentar su vida espiritual. También,
Jesús ejercitó la ayuda a los necesitados, la visitación a los enfermos, compartir con los
discriminados por la sociedad.

Jesús desde niño fue instruido en la Torá, en los


Profetas y en los Escritos, esa era la Biblia que
leía y meditaba (Mt. 19:4, 12:3, 21:16; Lc. 24:44).
Su gran interés fue notorio; a los doce años se quedó en la sinagoga en medió de los
doctores de la Ley para escucharlos y hacer preguntas. Jesús mostró haber leído y me-
ditado en las Escrituras mucho más que los maestros de la Ley, dejándoles asombrados
con sus respuestas (Lc. 2:46-47). Jesús también se bautizó (Mt. 3:13-15), ayunó 40
días y 40 noches (Mt. 4:2), memorizó las Escrituras, resistió la tentación por medio de
creer en la Escritura (Mt. 4:4, 6,7), y oró continuamente (Mr. 1:35, 6:46; Lc. 5:16; Jn.
17:1-26). En el momento de angustia y muerte oraba con más intensidad (Mr. 15:34;
Lc. 22:41; Heb. 5:7). Jesús proveyó a los hambrientos (Mr. 6:41), sanó enfermos (Mr.
1:34) y tuvo compasión de los que andaban sin pastor (Mr. 6:34).
16 Introducción a la Formación Espiritual
Jesús realizó todas estas prácticas espirituales por varias razones:
1. Disfrutaba de la comunión con su Padre, al escucharlo a través de la lectura y la
meditación en la Escritura formó su mente (1Co. 2:16), y conoció la voluntad del
Padre al escucharlo y disfrutó de su presencia al hablarle (Jn. 17:24).
2. Jesús dependía del Padre, puesto que él mismo fue tentado en todo y fue forta-
lecido por el Padre celestial para morir en la cruz por nosotros (Heb. 4:15, 5:7).
3. Modelaba la vida que agrada al Padre, Cristo padeció por nosotros, dejándonos
ejemplo, para seguir sus pisadas (1P. 2:21). Jesucristo es ejemplo de perfección
del ser humano, es la restauración de la imagen perdida de Dios en el ser humano.
Jesús tomó la forma humana, no tan solo por 33 años, sino por la eternidad; de esta
manera se identifica plenamente con nosotros los mortales (Heb. 2:18). Por esta
razón:

La revolución de Jesús es, en primer lugar y de manera constante, una revolución


del corazón o espíritu humano. Tal revolución nunca ha operado ni opera me-
diante la formación de instituciones y leyes sociales que tratan con los aspectos
externos de nuestra existencia esperando que estas impongan después un buen
orden de vida sobre las personas que están bajo su influjo. La de Jesús es, más
bien, una revolución del carácter, que opera cambiando a las personas desde den-
tro, mediante una constante relación personal con Dios en Cristo y del uno con
el otro. Es una transformación que cambia las ideas, creencias, sentimientos, y
hábitos de elección, así como las tendencias del cuerpo y las relaciones sociales
(Willard, 2004, pág. 23).

EL REINO DE DIOS EN LA FORMACIÓN


ESPIRITUAL
El reino de Dios se establece a través de la formación espiritual, cuando
cada ser humano es moldeado a la imagen de Cristo. Esta es la única for-
ma de poder disfrutar de la presencia del Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo. El reino de Dios se hace evidente cuando cada ser humano
modela el carácter de Dios en su vida, Cristo mismo es reflejado en
el rostro de los seres humanos que muestran el gozo de disfrutar
la presencia de Dios en todo lo que hacen (Sal. 37:4). Disfrutar
su reino de paz, amor, nos lleva a una vida de servicio a Dios y al
prójimo. El reino de Dios se establece cuando hay una sujeción de
la voluntad del ser humano a la voluntad de Dios. De esta manera, se
tiene la mente de Cristo, se reflejan los valores del Rey, y se siguen sus pisadas. El
reino de Dios es por lo tanto, disfrutar aquí y ahora a Dios más que la vida misma, es
vivir en un abandono radical que dejará al mundo asombrado, es algo explosivamente
transformador en nuestra forma de vivir que se ve reflejado en la sociedad (Mathis,
2017). En otras palabras:
Introducción a la Formación Espiritual 17
La vida en este reino es la continuación de la vida de Cristo en los suyos; en el co-
razón que ya no es alimentado por la fuerza vital de Cristo se acaba el reino; en el
corazón tocado y transformado por esa fuerza, comienza. Las raíces del árbol que no
se puede arrancar buscan penetrar en cada corazón. El reino es uno; subsiste solo por
el Señor, que es su vida, su fuerza, su centro (Ratzinger, 2007, pág. 182).

Cuando Jesús se convierte en el centro de nuestra vida e incluso,


mucho más valioso que la vida misma, el reino ha llegado al ser
humano y se ha establecido en medio de cada uno de nosotros.
Este concepto no lo puede entender alguien que no disfruta
de Jesús, sino que disfruta más el mundo; disfrutar a Jesús no
es opcional sino un deber, pero también un regalo espiritual
y de gracia (Mathis, 2017). El ser formado espiritualmente
es un regalo de gracia, pues vamos siendo transformados a la
imagen de Cristo, en carácter y obediencia, en el cambio de un
corazón duro a uno dócil que disfruta a Dios a través de las obras de piedad y miseri-
cordia. El reino de Dios ha llegado a un corazón que escucha a Dios y expresa: “Señor
ayúdame a ser uno contigo” (Jn. 17:21). Como consecuencia: “a partir de esta vida
interior de la persona renovada por Dios, las estructuras sociales serán transformadas
de manera natural” (Willard, 2004, pág. 24).

BASES HISTÓRICAS DE LA FORMACIÓN


ESPIRITUAL
En la historia del cristianismo podemos observar que la iglesia primitiva entendió y
practicó los medios de gracia modelados por Jesús. El libro de Hechos muestra que
había una comunidad de aproximadamente 120 personas que oraban unánimes (Hch.
1:14-15). De igual manera, Pedro interpreta y aplica la Escritura a la comunidad (Hch.
1:16-26). Seguidamente, en el día de Pentecostés se cumple la promesa del Espíritu
Santo, donde “para Lucas el Espíritu se recibe en respuesta a la oración” (Dunn, 1977,
pág. 41). Después del Pentecostés, observamos a lo largo del libro del Hechos que en
la iglesia se sigue practicando la lectura de la Escritura, la comunión y la oración (Hch.
2:42, 4:24-31, 6:4, 9:9, 11, 18; 10:2,9, 12:5 13:2). Además, practicaban la ayuda al
necesitado en múltiples formas (Hch. 2:42, 46, 4:35; 6:1-5 etc.).

En los siglos siguientes, encontramos que los cristianos piadosos constantemente bus-
caron una mayor intimidad con Dios; en algunos casos esto implicó apartarse del bu-
llicio de la vida diaria para vivir en constante ayuno, oración, lectura espiritual y re-
citación de Salmos (Vives, 2018). Muchos de los que buscaron este retiro, terminaron
volviendo a sus propias comunidades para servir en nombre de Dios a las multitudes
tan necesitadas y quebrantadas por el pecado y sus sistemas esclavizadores. Tal fue el
caso de comunidades como los franciscanos.

En la época de las Reformas Protestantes encontramos a Lutero buscando una mayor


comunión con Dios por medio de la lectura de la Escritura, la meditación, la oración,
entre otras. Esto le guió a un encuentro profundo con la gracia de Dios al leer que el
18 Introducción a la Formación Espiritual
justo por la fe vivirá (Ro. 1:17). Cuando Lutero comprendió la gracia de Dios y la au-
toridad de la Biblia para su vida, deseó que todos pudieran leer la Biblia en su propio
idioma y que los ejercicios espirituales fueran bíblicos. Después de estos eventos, se
levantaron nuevas personas que se convirtieron en líderes de nuevos movimientos, que
tuvieron un fervor sincero por la oración y la vida de santidad; entre estos encontramos
Philipp Jakob Spener fundador del movimiento pietista y a Juan Wesley fundador del
metodismo.

Como podemos observar en este corto panorama histórico, la historia de la iglesia es


también la historia de la formación y transformación espiritual de personajes que bus-
caron una mayor intimidad con Dios, y una vez gustaron su gracia volvieron con un
impulso renovado para ser agentes de Dios para la transformación de sus entornos. Ese
sigue siendo un capítulo que debemos escribir en nuestros días ¡Dios anhela personas
que vayan a Él para ser formados, transformados y convertidos en agentes de transfor-
mación para nuestro mundo!

CONCLUSIÓN
Todos los seres humanos debemos ser transformador a la imagen de Cristo. Para ello
debemos utilizar los medios de gracia para entrar en intimidad con Dios, para cono-
cerlo y disfrutar de su presencia. Un buen cristiano desarrolla ejercicios espirituales
que contribuyen al disfrute de Dios, a la renovación y el avivamiento en nosotros y a
la adhesión incondicional a Cristo; contribuyen a desarrollar hambre y dependencia
de Dios. Los medios de gracia son un medio insustituible de unión al Dios trino. En
conclusión, la formación espiritual “es el proceso por el cual el espíritu o voluntad hu-
manos se configuran con una forma o carácter determinados” (Willard, 2004, pág. 29).

MARIO Y ROSA
Poco a poco Mario ha aprendido a depender únicamente del Señor y buscar su con-
tentamiento únicamente en Él. Mario ha tenido que enfrentar grandes luchas con su
pensamiento e imaginación; ha tenido que reemplazar las imágenes malsanas con la
Palabra de Dios. Es decir, ha tenido que cambiar su ídolo por el único Dios verdadero.
En la lucha con la mente ha seguido el ejemplo de Cristo, quien venció la tentación con
la Palabra.

El hecho de estar llevando una vida sobria y transparente con su esposa, su pastor y su
terapeuta ha hecho que la culpa disminuya. Mario ha aprendido a confiar en el Señor.
Ha comprendido que Dios está pendiente de su caminar. Sobretodo ha entendido que su
identidad está única y exclusivamente en Cristo y que aunque otros lo abandonen Dios
siempre estará a su lado porque para Él es valioso.

Mario ha tenido que tomar decisiones diarias para no recaer. Sus hábitos cotidianos
fueron replanteados; distribuyó su tiempo de tal forma que pudiera dormir bien,
Introducción a la Formación Espiritual 19

practicar algún ejercicio y comer saludable. Esto le ha ayudado a gastar y mantener
un nivel de energía que le permite tener un ritmo de vida sano y santo. Cada semana,
junto con su pastor y otros líderes maduros en la fe se reúnen para rendirse cuentas y
orar unos por otros. Además de esto, Mario comprendió que el proceso de ser santo es
diario; por tal razón, comprendió lo indispensable de hacer uso diario de los medios de
gracia. A través de ellos, su amor por el Señor y por el prójimo está aumentando formi-
dablemente.

ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
Con el propósito de conocer la importancia y la necesidad de la formación espiritual,
conteste los siguientes puntos:
1. Piense en una manera específica de cómo le ha llamado el Señor. ¿Qué dones le dio
para usar para su gloria? ¿Cómo los ha estado usando para cumplir con su llama-
do? ¿Cómo podría emplearlos de mejor manera para glorificarle más?
2. Teniendo en cuenta que el “carácter se configura a partir de las experiencias por las
que ha pasado y las elecciones que ha tomado en el pasado” medite en las siguien-
tes preguntas que le ayudarán a evaluar cómo ha sido formado:
• ¿Qué experiencias del pasado han marcado significativamente su vida?
• ¿Cómo las decisiones de otras personas han afectado drásticamente su historia
de vida?
• ¿Qué cambiaría de las decisiones que ha tomado?
• ¿Qué ha podido aprender de los errores y malas decisiones en su vida?
• ¿Cómo sus amigos han impactado su vida?
• ¿Cómo sus padres, hermanos y demás familiares han definido positiva y
negativamente su forma de ser hoy?
• ¿Cómo el lugar y momento en que nació le afectó e influyó en su desarrollo
personal?
• ¿Qué aspectos de la cultura ha adoptado como principios o características de su
personalidad?
3. ¿Recuerde alguna transformación instantánea que sucedió en su vida cuando recibió
al Señor Jesús?
4. ¿En qué áreas reconoce que necesita una transformación gradual? ¿Cómo ha visto
a Dios obrar en aquellas áreas que antes era débil, pero hoy no? Piense en un área
específica en la que necesita con urgencia la intervención de Dios. ¿Dinero, poder,
administración del tiempo, sexualidad, oración, lectura de la Palabra, etc.?
20 Introducción a la Formación Espiritual
5. Jesús mostró total dependencia del Padre por tres razones: disfrutaba de su rela-
ción, dependía y modelaba la vida que agradaba al Padre. Piense en
cómo el ejemplo de Cristo ha marcado su vida personal. ¿Cómo
han sido estas razones una realidad en su vida? ¿Cómo disfruta su
relación con Dios? ¿Cómo depende del Padre? ¿Cómo es su vida
agradable al Padre?
DEFORMACIÓN
2 ESPIRITUAL

Propósito de la lección
Confrontar a los lectores con su propia espiritualidad y ayudarles a ver
aquellas áreas en las que necesitan sanidad.

Resultados de la lección
Al concluir esta lección el estudiante:
• Reconocerá los síntomas de una espiritualidad enferma.
• Evaluará las diversas formas de idolatría.
• Identificará en su propio corazón los posibles ídolos.

Contenido
• Una espiritualidad enferma
• La raíz del problema
• Identificar el problema
• Actividades de evaluación
22 Deformación Espiritual

PETER Y GERI
C onocí a John y a Susan mientras predicaba en otra iglesia. Estaban entusiasmados
con visitar nuestra iglesia “Confraternidad Nueva Vida” en Queens donde soy pas-
tor principal. Un caluroso y húmedo domingo de julio, hicieron un viaje largo y arduo
desde Connecticut, con el tráfico previsible, para asistir a nuestros tres servicios reli-
giosos. Entre el segundo y el tercer servicio John me apartó y me dijo que le agradaría
conversar un rato con Geri y conmigo.

Estaba agotado. Pero mi mayor preocupación era qué pensaría su pastor, un amigo mío.
¿Qué le dirían si yo simplemente los mandara a su casa? ¿Qué dirían ellos de mí? Así
que mentí.

“Seguro, me encantaría que almorzáramos juntos”. “¡Seguro que a Geri también le va


a encantar!”

Cuando llamé, Geri en su deseo de ser “buena esposa de un pastor”, estuvo de acuerdo
con el almuerzo, aunque ella también hubiera preferido decir que no. John, Susan y yo
llegamos alrededor de las tres de la tarde. En pocos minutos, los cuatro nos sentamos
a comer.

John comenzó a hablar… hablar… y hablar… Susan no decía nada.

Geri y yo ocasionalmente nos mirábamos. Sentíamos que debíamos darle tiempo.


¿Pero cuánto?

En tanto, John seguía hablando… hablando… y hablando.

No había manera de interrumpirlo. Relataba con tanta intensidad acerca de Dios, su


vida, sus nuevas oportunidades en el trabajo. ¡Ah Dios! Quiero ser amable y amigable,
¿pero cuánto tiempo es suficiente? Esto me preguntaba a mí mismo mientras fingía es-
cuchar atentamente. Yo estaba enojado. Aunque después me sentí culpable por mi ira.
Quería que John y Susan pensaran que éramos hospitalarios y atentos. ¿Pero por qué
no le dio a su esposa la oportunidad de decir algo? ¿O a nosotros?

Por fin, Susan se tomó un descanso para ir al baño. También John pidió permiso para
hacer una llamada telefónica rápida. Cuando nos quedamos solos Geri habló.

“¡Peter, no puedo creer que hicieras esto!”, dijo entre dientes y con voz de enojada. “No
te he visto”. “Las niñas no te han visto”.

Agaché la cabeza y dejé caer los hombros esperando que mi humildad ante ella evocara
piedad. Pero no fue así.

Susan regreso del baño y John seguía hablando. Odiaba estar sentado en esa mesa.

“Espero no estar hablando demasiado”, dijo John inesperadamente.


Deformación Espiritual 23

No, por supuesto que no”. Continué mintiendo en nombre de los dos. Y aseguré, “nos
encanta que estén aquí”.

En tanto, Geri continuaba callada a mi lado. Yo no quería ni mirarla.

Una hora más tarde, durante una rara pausa, Geri dijo bruscamente, “hace rato que no
oigo a Faith”. Ella era nuestra hija de tres años.

John siguió hablando como si Geri no hubiera dicho nada.

Geri y yo seguíamos intercambiándonos miradas fingiendo escuchar, y estirando el


cuello de vez en cuando para mirar hacia afuera de la habitación.

Ah, seguro que está todo bien, me convencí a mí mismo.

Sin embargo, Geri comenzó a verse bastante preocupada. Su rostro reflejaba tensión,
inquietud e impaciencia. Podía notar que por su mente pasaban diferentes opciones de
dónde podía estar nuestra pequeña Faith.

La casa está demasiado silenciosa y solo se escucha la voz de John.

Finalmente, Geri se disculpó y con eso supe que ella era la única que estaba molesta:
“Debo ir a ver a mi hija”.

Bajó disparada al sótano. Faith no estaba. Miró en las habitaciones. No estaba allí.
También en la sala y el comedor. Tampoco estaba allí.

Desesperada, volvió corriendo a la cocina. “¡Peter! Oh Dios, no la encuentro. ¡Allí no


está!”.

A ambos nos atrapó el horror mientras nuestros ojos se cerraron por milésimas de se-
gundo. Los dos pensábamos lo inconcebible: ¡la piscina!

A pesar de que vivíamos en una casa para dos familias separadas por una medianera
y con poco espacio, sí teníamos en el patio una piscina de noventa y un centímetro de
profundidad para pasar los calurosos veranos de la ciudad de Nueva York. Corrimos
urgentemente hacia el patio… y vimos que nuestros peores miedos se habían hecho
realidad.

Allí se encontraba Faith, nuestra hijita de tres años, en medio de la piscina de espalda
hacia nosotros, desnuda, descalza, en punta de pies y con agua hasta el mentón, casi
hasta la boca.

En ese momento sentí que envejecíamos cinco años.

“¡Faith, no te muevas!”, gritaba Geri mientras juntos corríamos a sacarla de la piscina.

De alguna manera ella se había metido al agua por la escalera sin resbalarse. Y se había
mantenido en punta de pies dentro de la piscina ¡por quién sabe cuánto tiempo!
24 Deformación Espiritual

Si hubiera desfallecido, Geri y yo habríamos estado enterrando a nuestra hija. Estu-


vimos muy conmocionados durante días. Aún hoy me da escalofrío mientras escribo
estas palabras.

Sobre este incidente la triste verdad es que nada cambió dentro de nosotros. Eso de-
moraría otros cinco años más, mucho más dolor y algunas cuantas llamadas cercanas.

¿Cómo pudimos ser tan descuidados? Aún me avergüenzo cuando recuerdo lo falso e
inmaduro que me comporté con John y Susan, con Dios y conmigo mismo! Claro, el
problema no era John, sino yo mismo. Por fuera había aparentado ser amable, atento
y paciente, cuando por dentro no era absolutamente nada de eso. Me empeñaba tanto
en querer representar una imagen prolija como buen cristiano, que el resultado fue
un aislamiento total de lo que pasaba dentro de mí. Inconscientemente había estado
pensando: “espero ser un cristiano lo suficientemente bueno”. ¿Le agradaremos a esta
pareja? ¿Pensarán bien de nosotros? ¿John hablará bien de nosotros si visita a mi amigo
el pastor?

Fingir era más seguro que ser sincero y vulnerable.

La realidad era que mi discipulado y mi espiritualidad no habían tocado algunos patro-


nes de heridas internas profundas y de pecado, especialmente aquellos desagradables
que ocurrían en casa a puertas cerradas durante discusiones, dificultades, conflictos y
reveses.

Estaba entonces atascado en un nivel inmaduro de desarrollo espiritual y emocional.


Y mi manera de vivir la vida cristiana no estaba transformando los lugares profundos
en mi vida.

Y fue debido a eso precisamente, que Faith casi muere. Algo andaba terriblemente mal
con mi espiritualidad, ¿pero qué era? (Scazzero, 2008, págs. 7-9).

UNA ESPIRITUALIDAD ENFERMA


(Scazzero, Espiritualidad emocionalmente sana, 2008, págs. 28-42)

La mayoría de veces, ante nuestros propios ojos, es muy difícil


identificar cuándo algo anda mal en nuestra vida espiritual. De-
bido a esto, es necesario evaluar nuestros corazones a la luz de
algunos síntomas principales.
1. Usar a Dios para huir de Dios: caer en este estado se
puede dar con facilidad, pero es muy difícil de identificar,
puesto que dedicamos todos nuestros días, esfuerzos y energía en
labores visiblemente muy buenas. Puede ser leer un libro cristiano, asistir a los
diferentes eventos programados por la iglesia, dedicar un tiempo considerable para
la oración y la lectura bíblica. Ante sus ojos y quizá ante las demás personas, todo
está muy bien, pero la realidad interna del corazón es otra. Estar ocupado en las
Deformación Espiritual 25
cosas de Dios no implica necesariamente tener nuestro corazón en Dios. Esto se
puede detectar con mayor profundidad en los siguientes casos:
• Cuando hago el trabajo de Dios para satisfacerme a mí mismo, y no para darle
la gloria a él.
• Cuando hago cosas en el nombre de Dios y Él nunca me pidió que hiciera.
• Cuando mis oraciones en realidad son para que Dios haga mi voluntad, y no
para que yo me entregue y obedezca la suya.
• Cuando demuestro “conductas cristianas” para que otras personas piensen bien
de mí.
• Cuando me concentro en predicar sobre aquellos temas que me gustan, en los
que me siento cómodo y no en los que la congregación necesita y Dios quiere
hablarles.
• Cuando exagero mi obediencia a Dios para competir sutilmente con otros.
• Cuando declaro: “el Señor me dijo que debo hacer esto”, cuando la verdad es:
“creo que el Señor me dijo que haga esto”.
• Cuando uso las Escrituras para justificar los aspectos pecaminosos de mi fa-
milia, mi cultura y mi nación en vez de evaluar estos aspectos a través de las
Escrituras.

Es posible estar sirviendo a Dios en algún ministerio, pero a la vez estar alejado de
Él. Ejemplo de ello es Elí, él se encontraba en la casa de Dios todos los días, era
su sacerdote, pero no le escuchaba. A pesar que Elí era el encargado de transmitir
la Palabra de Dios para el pueblo, en ese tiempo escaseaba la palabra de Dios. No
había quien lo escuchara. Fue a través del joven Samuel que Dios habló y exhortó
a Elí sobre su ministerio y el ministerio de sus hijos.
2. Ignorar los sentimientos de enfado, tristeza o miedo: como cris-
tianos normalmente es más fácil ignorar o evitar al máximo
cualquier expresión que muestre vulnerabilidad o “im-
perfección”. Se ha creído que todo líder debe ser inta-
chable en su comportamiento y conducta, lo que por
ende lleva, en muchas ocasiones, a la hipocresía. De-
bemos procurar la santidad en todo nuestro andar, pero
no estamos llamados a esconder lo que realmente hay en el corazón. En muchas
ocasiones, Jesús, acusó a los fariseos de ser sepulcros blanqueados, es decir, per-
sonas que en la parte externa aparentan estar bien, pero en sus corazones hay toda
clase de pecados (Mt. 23:27-32).
En la misma Escritura, encontramos personas que expresaron sus sentimientos,
pero con un análisis más detallado de sus vidas, podemos comprender que estos
sentimientos son reflejo de que algo andaba mal en sus corazones. Esto, sin lugar
a duda afectaba su forma de ver a Dios. Podemos ver a un Jacob, un hombre que
en muchas ocasiones usó el engaño para cumplir sus propósitos, pero quizá lo que
realmente había en su corazón era una falta de estima y valor propio. No es malo
26 Deformación Espiritual
mostrar nuestros sentimientos, Jesús lo hizo (lloró, se entristeció, se enojó, etc.), lo
malo es ignorar que algo anda mal en nuestros corazones cuando es tendencia caer
en esos sentimientos constantemente. Todos los seres humanos tenemos sentimien-
tos, defectos y angustias. No reconocerlas, ni expresar las emociones, muestra que
seguimos siendo incapaces de amar a Dios, a los otros, y a nosotros mismos. La
imagen de una persona fuerte dice que no requiere ningún salvador, pues él mismo
se convierte en su salvador.
3. Ir a los extremos: seguir a Jesús implica renunciar a muchas cosas por obediencia
a su Palabra, pero esto no quiere decir que debemos alejarnos de todo a nuestro
alrededor. Dios en ninguna manera nos ordena que abandonemos nuestros amigos,
la recreación, la familia y la naturaleza. Antes bien, en las Escrituras se hace la in-
vitación a cultivar e invertir tiempo y recursos en la comunidad. Ser cristianos no
implica ser aburridos ni solitarios, requiere sabiduría en la distribución del tiempo
y de los espacios. Acudir a los extremos nunca es bueno y siempre termina eviden-
ciando que algo anda mal en el corazón y lo queremos “cubrir” haciendo de más.
4. Negar el impacto del pasado en el presente: en ese mismo sentido, es muy fácil
negar el impacto del pasado en el presente. No podemos olvidar que el pasado, en
gran medida, influye en nuestro presente y en el futuro. Influye tanto en nuestro
comportamiento como en la forma de ver la vida. Es tal la influencia que tiene
mucho que ver con la forma en que concebimos algunos conceptos, por ejemplo,
la ira, el conflicto, la vergüenza, la definición de éxito, el ministerio, la crianza de
los hijos, la recreación, el placer, la sexualidad, el sufrimiento y aún la forma de
relacionarnos con los amigos. Algunos de estos conceptos son errados y necesitan
ser modificados por el Señor. Negar el impacto del pasado en el presente es negar
que necesitamos transformación. Es necesario volver al pasado para liberarnos
de las conductas enfermizas y destructivas, al igual que, conceptos erróneos y
destructivos que nos impiden amarnos a nosotros mismos y a las demás personas.
En muchas ocasiones, ignorar el impacto del pasado en el presente no permite re-
solver los conflictos y lleva a enterrar las tensiones y seguir adelante sin procurar
solucionarlas.
Ejemplo: Carlos es un hombre casado y con dos hijos. Su esposa e hijos se quejan
constantemente de su falta de amor y compromiso en el cuidado de la casa. Carlos
asegura que él cumple con el papel de un buen esposo porque provee para todas
las necesidades económicas. Al hablar con su pastor, Carlos se dio cuenta que él
estaba siguiendo el ejemplo de su padre.
5. Dividir nuestras vidas en “secular y “ministerial”: hay una tendencia a pensar
que nuestras vidas se dividen en lo ministerial, todo aquello que hacemos para
Dios en la iglesia, y lo secular, el trabajo o área donde nos desempeñemos durante
la semana. Pero tal separación es errónea, cualquier trabajo o actividad que reali-
cemos se debe hacer todo para la gloria de Dios. Debemos ser conscientes de que
Dios da dones y talentos a cada persona, lo que implica que debemos usarlos para
darle gloria. No podemos ser cristianos en la iglesia y ser otros en la empresa o
lugar donde nos desempeñamos. Los seres humanos podemos tener la desfachatez
de tener dos vidas a la vez. Por un lado, amamos a Dios y le adoramos los domin-
gos en la mañana, pero al iniciar semana nos olvidamos completamente de su amor
y su presencia. Se puede llegar a proyectar a Dios solo en las actividades cristianas,
Deformación Espiritual 27
pero no se tiene en cuenta a Dios en el matrimonio, la educación de los hijos, la
inversión del dinero, la recreación, el estudio, el trabajo, etc. “Los cristianos evan-
gélicos somos tan propensos a adoptar estilos de vida hedonistas, materialistas,
egocéntricos y sexualmente inmorales, como el mundo en general” (Sider, 2005,
pág. 13). Las siguientes estadísticas son evidencia de esto:
• Los miembros de la iglesia se divorcian de sus cónyuges con la misma frecuen-
cia que lo hacen sus vecinos no creyentes.
• Los miembros de la iglesia golpean a sus esposas con la misma regularidad que
lo hacen los no creyentes.
• Los cristianos son igual o más materialistas que los no cristianos.
• Los evangélicos son más propensos a oponerse a las demás culturas.
Ya sea que se trate de matrimonio y de sexualidad o de dinero y preocupación
por los pobres, actualmente los evangélicos viven erróneamente, contrario a lo
establecido en las Escrituras…Los datos sugieren que en muchas áreas cruciales,
los evangélicos viven de manera no muy diferente a la de sus vecinos incrédulos
(Sider, 2005, págs. 28-29).
6. Huir del conflicto: a ninguno de nosotros nos gustan los conflictos, pero nos va-
mos a ver enfrentados a ellos en el trabajo, el matrimonio, la escuela, la crianza de
los hijos, los amigos, y cuando alguien dice o hace algo que no esperábamos. Una
de las cosas más destructivas es hacer como si nada hubiese pasado simplemente
por no entrar a solucionar el conflicto. Muy pocos de nosotros fuimos enseñados
a resolver conflictos y tensiones de manera sana y madura. Sin embargo, los con-
flictos pueden aportarnos cambios positivos al darnos diferentes formas de ver
determinado tema. Scazzero dice que:

Jesús nos enseña que los cristianos sanos no evaden el conflicto, sino que los
solucionan. Su vida estaba llena de conflictos... con líderes religiosos, las multi-
tudes, los discípulos, incluso con su propia familia. En su deseo de traer paz ver-
dadera, Jesús acabó con la falsa paz que había a su alrededor. Se negó a “excluir
el conflicto” de su espiritualidad (2008, pág. 38).

Cuando se quiere huir del conflicto se puede caer en algunos de los siguientes
errores:
• Decirle una cosa a la persona en la cara y luego decir otra a sus espaldas.
• Hacer promesas que no se tienen la intención de cumplir.
• Retirar el saludo a algunas personas.
• Culpar.
• Atacar.
• Volverse sarcástico.
• Ceder a diferentes tenciones o propuestas porque tenemos miedo de no agradar.
• Dejar entrever nuestra ira mandando un mensaje que contiene críticas no muy
sutiles.
• No decir toda la verdad porque no soportamos herir los sentimientos de un
amigo.
28 Deformación Espiritual
• Decir sí cuando lo que queremos decir es no.
• Eludir, apartarse y aislarse.
7. Vivir sin límites: existe la creencia que los cristianos, aún más los pastores y líde-
res de iglesia, debemos estar disponibles a toda hora y en todo tiempo. No pode-
mos decir no a ningún pedido porque sería señal de egoísmo y no estaría cumplien-
do con el deber que el Señor le encomendó. Más adelante volveremos a este tema.
8. Juzgar a las demás personas: es muy fácil caer en este error. Siempre es más
fácil examinar la vida de las demás personas que la propia. Cuando se tiene la
oportunidad de aconsejar o acompañar en la vida espiritual a otras personas, es
posible caer en el error de inmiscuirnos tanto en sus vidas que terminemos enga-
ñándonos a nosotros mismos, pensando que tenemos mucho para dar y poco para
recibir. El juzgar a las demás personas se ha convertido en uno de los mayores
peligros, nos convertimos en “nosotros contra ellos”. En el tiempo de Jesús había
un grupo, los fariseos, que se creían superiores a los pecadores, recaudadores de
impuestos y prostitutas. Es fácil vivir haciendo juicio de todo; y así no permitir que
las personas vayan a su propio ritmo ante Dios, sino que les imponemos una serie
de normas que no tienen lugar.

Como Jesús dijo, a menos que saque primero la viga de mi propio ojo, sabiendo
que tengo aspectos ocultos importantes, de lo contrario soy peligroso. Debo ver
el gran daño que el pecado ha hecho en cada parte de lo que soy –las emociones,
el intelecto, el cuerpo, la voluntad y el espíritu– antes de intentar sacarle la astilla
del ojo a mi hermano (Scazzero, 2008, pág. 42).

LA RAÍZ DEL PROBLEMA


Cuando Dios terminó de crear todo, expresó que era bueno en
gran manera; todo era perfecto, el hombre y la mujer tenían rela-
ción directa con Dios, con su prójimo y con la naturaleza (Gn. 2).
Sin embargo, esto cambió cuando el ser humano cedió a la ten-
tación hecha por la serpiente. La tentación consistía en ser como
Dios, conociendo el bien y el mal (Gn. 3:5), ellos desearon ser
como Dios, desearon el fruto que era a la vista bueno, apetecible
y codiciable para alcanzar tal propósito y decidieron comer (Gn.
3:6). El pecado fue rechazar y cambiar el amor de Dios por un amor egoísta, por un
amor centrado en sí mismo y no en Dios. Esta decisión tuvo consecuencias nefastas,
ya que destruyó: primero, la comunión del ser humano con Dios, se escondieron de la
presencia de Dios (Gn. 3:8); segundo, la comunión del ser humano consigo mismo, en-
tró el temor, sintieron vergüenza de su desnudez (Gn. 2:10); tercero, la comunión con
el prójimo, se evadió la responsabilidad propia haciendo culpable al otro (Gn. 2:12); y
cuarto, la comunión con la tierra, esta fue maldita (Gn. 3:17-19).

En otras palabras, lo que sucedió como consecuencia de la caída es que hubo una in-
versión de todos los valores, se produjo un desequilibrio en el ser humano, su corazón
fue cautivado por algo que no era Dios. Un ídolo “es algo que es más importante para
Deformación Espiritual 29
usted que Dios, cualquier cosa que cautive su corazón y su imaginación más que Dios,
cualquier cosa que espere que le proporcione lo que solamente Dios puede darle” (Ke-
ller, 2015, pág. 8). En ese mismo sentido, la Biblia nos muestra constantemente que
el corazón del ser humano es una “fábrica de ídolos” y va de continuo pensando en el
mal (Gn. 6:5).

La mayoría de las veces, por no decir siempre, los seres humanos no


nos damos cuenta de los ídolos internos que tiene nuestro corazón
porque nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio.
¿Quién puede comprenderlo? (Jer. 17:9). Es verdad, los seres humanos
no podremos comprender nuestro corazón, pero Dios sí lo hace, Dios a
través de su Palabra:

Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier


espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la
médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.
Heb 4:12.

Por consiguiente, el primer mandato que Dios le dio al pueblo de Israel fue: “No tengas
otros dioses además de mí” (Ex. 20:3). Es sorprendente que el primer mandamiento sea
este, Dios demanda la absoluta devoción a él. Es intencional que este mandamiento sea
el primero, no podemos obedecer los otros nueve, sino cumplimos el primero. “Cada
parte de nuestra devoción, cada acto de obediencia o desobediencia, cada pensamiento,
palabra y hecho dependen de nuestra fidelidad a este mandamiento” (Fitzpatrick, 2013,
pág. 49). Esto puede sonar algo muy drástico, pero es totalmente cierto, observemos
los siguientes ejemplos dados por Fitzpatrick:
• “Honra a tu padre y a tu madre”. ¿No fracasan los hijos en honrar a sus padres
porque tienen otros dioses tales como sus amigos o el amor por el mundo?
• “No mates”. Siempre que alguien toma la vida de otro, ¿esa persona no está dicien-
do, en esencia: “yo soy dios, Yo puedo decidir quién vive y quién muere”?
• “No cometas adulterio”. ¿No es tomar el cónyuge de otra persona la adoración de
otro dios, tal como lo es el romance, la emoción o el placer?
• “No codicies”. Desear ardientemente cualquier cosa que le pertenezca a otro es
idolatría porque es atesorar algo más que a Dios y su voluntad.

Definitivamente, no tener otros dioses es el punto principal de donde se desprende


nuestra obediencia total. Esta misma idea la podemos encontrar en la confrontación
que hace Elías al pueblo de Israel, pues ellos tenían a Dios y a Baal por si Dios no ha-
cía algo de lo que ellos pedían. A causa de esto, Elías confrontó: “¿Hasta cuándo van
a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero, si es Baal,
síganlo a él” (1R. 18:21). De igual manera, Dios le dijo a Ezequiel: “estas personas
han hecho de su corazón un altar de ídolos” (Ez. 14:3-4, 7). Esta acusación fue muy
fuerte, a lo que imaginamos los ancianos pudieron responder:

“¿Ídolos? ¿Qué ídolos? ¡Yo no veo ningún ídolo!”. Lo que Dios estaba diciendo es
que el corazón humano toma cosas buenas, (como consultar a Dios a través de los
30 Deformación Espiritual
falsos profetas (Ez. 14:4) como una carrera de éxito, el amor, los bienes materiales e
incluso la familia, y las convierte en esenciales. Nuestros corazones las deifican como
el centro de nuestras vidas, porque pensamos que, si las alcanzamos, pueden ofrecer-
nos trascendencia y seguridad, tranquilidad y plenitud (Keller, 2015, págs. 5-6).

En conclusión, la Biblia nos dice que “todo puede convertirse en un ídolo y casi cual-
quier cosa ya ha sido un ídolo” (Keller, 2015, pág. 5). Recordemos que ídolo es algo
más importante que Dios, cualquier cosa que cautive el corazón y la imaginación más
que Dios, cualquier cosa en la que se ponga la confianza esperando que proporcione lo
que solamente Dios puede dar: plenitud.
En nuestra sociedad hay un sin sabor de la vida, nada tiene sentido en sí, nada llena
el corazón humano, de tal forma que quede completamente satisfecho y pleno. Ni el
dinero, ni el “amor”, ni las relaciones personales, ni una buena profesión, ni un buen
cargo en una empresa, ni una familia “bonita”, nada de eso llena el corazón de tal ma-
nera que la vida se disfrute plenamente. Como resultado de querer llenar los corazones
y encontrar sentido a la vida, nos hemos embarcado en un viaje muy peligroso, donde
se han creado dioses que definitivamente perjudican más de lo que pueden ayudar. Esta
realidad no es ajena a nosotros los cristianos, dado que a menudo hemos identificado
el tener ídolos con tener alguna estatua o imagen de María o de la Divinidad, pero no
son simplemente estatuas de concreto. “¡No! Los ídolos son pensamientos, deseos, an-
helos y esperanzas a los que rendimos culto en lugar de hacerlo al Dios verdadero. Los
ídolos hacen que ignoremos al Dios verdadero cuando buscamos lo que pensamos que
necesitamos” (Fitzpatrick, 2013, pág. 21).

Pero ser idólatras va mucho más allá, un ídolo es aquello que le quita el lugar que
le corresponde únicamente a Dios y esto sí que lo
hacemos los cristianos. Ante tan grande problema,
definitivamente sola hay una solución, someternos
al examen profundo en cuanto a los ídolos, en esta
ocasión no se trata de ídolos visibles, sino ídolos
internos (Nietzsche, 2002). ¿Está listo para que el
Espíritu Santo analice su corazón y le muestre los
ídolos que posiblemente hay allí? ¿Quiere que su
vida sea puesta ante el espejo de la Palabra y revele
su corazón? Entonces, continuemos analizando los
ídolos del corazón humano.

Formas de idolatría
Al mirar la sociedad, podemos ver que es el reflejo de la “fábrica de ídolos” que hay
en nuestro corazón. Cada país o ciudad tiene unos valores, creencias y virtudes; pero
hoy día, estos se han invertido, ahora se exaltan algunos antivalores y lo malo se ha
convertido en bueno y lo bueno en malo. En pocas palabras, toda cultura tiene sus ído-
los, estos pueden ser inmensas estatuas de yeso o grandes complejos de oficinas, spas
y gimnasios, estudios o estadios, la belleza, el poder, el dinero o el éxito. A continua-
ción, observaremos algunas formas de idolatría que están inmersas en nuestra cultura
y tristemente dentro de la iglesia, puesto que de alguna manera somos el fiel reflejo de
nuestra familia y sociedad.
Deformación Espiritual 31
• Dinero
Estamos viviendo en la cultura donde predomina la codicia, la
avaricia, la ambición por las cosas, el afán de poseer dinero y
posesiones materiales. Las personas nunca están contentas con lo
que tienen, sino que desean tener cada día más. Tristemente los
cristianos no marcamos la diferencia allí, muchos piensan que la
felicidad está en poseer dinero, bienes materiales y poder.

Respondiendo a esta necesidad, surge la “teología de la prosperidad” donde se cree


que la evidencia de la bendición del Señor son las riquezas. Se enfatiza el “sembrar”,
“pactar” o “declarar” prosperidad para poder recibir el beneficio económico del Señor.
La “teología de la prosperidad” nace como respuesta a la necesidad de la pobreza, una
alternativa para los pobres, aun para los ricos que buscan más dinero y ser exitosos.

Muchos cristianos han caído a los pies del dios “mamón” y para desgracia propia, han
llevado a la iglesia a adorarlo. Pablo nos dice que: “toda avaricia, es idolatría” (Col.
3:5). Cuando el siervo de Dios llega a pensar que su seguridad depende de las riquezas,
sin lugar a duda, ha puesto al dinero en el lugar exclusivo de Dios, así lo afirma Keller:

“La prosperidad saciaría su sed de felicidad, pero semejante esperanza será ilusoria,
porque… los gozos incompletos de este mundo nunca satisfarán el corazón [del ser
humano]”. Esta extraña melancolía se manifiesta de muchas maneras, pero siempre
conduce a la misma desesperación nacida de no encontrar lo que se busca. Existe
una diferencia entre la tristeza y la desesperación. La tristeza es un dolor para el que
existen maneras de aliviarlo. La tristeza es fruto de la pérdida de una cosa buena entre
otras, de modo que, si uno padece un revés profesional, puede encontrar consuelo en
su familia para sobrellevar la situación. Sin embargo, la desesperación es inconsola-
ble, porque nace de perder algo esencial. Cuando usted pierde la fuente esencial del
sentido de su vida o de su esperanza, ya no hay otras fuentes a las que recurrir. Esto
quebranta nuestro espíritu (2015, pág. 2).

No es malo anhelar tener una estabilidad económica, lo malo es caer en la idolatría


de tener el dinero como la fuente única de vida. Los que han logrado ahorrar cierta
cantidad de dinero, se han dado cuenta que la riqueza y el éxito no sanan el alma. Los
que han sacrificado todo su tiempo y recursos al dios del éxito y las riquezas se han
dado cuenta que nada de esto es suficiente. Más bien su efecto es el contrario: expone
la necesidad profunda del corazón, el dinero no provee la seguridad, el bienestar y la
felicidad. Debemos cuidarnos de no tener las riquezas o el deseo por ellas como la mo-
tivación de nuestro ministerio, de ninguna manera podemos confiar más en las riquezas
que en Dios. La codicia es un ídolo que se esconde en lo más profundo del corazón y
es difícil identificarlo porque nadie se sabe codicioso; esto podría constituir fácilmente
un problema. A continuación, expondremos un ejemplo:

Primera vez como misioneros, recuerdo haber estado preocupada por el crecimiento
del materialismo en nuestra sociedad. Nunca se me cruzó por la mente que yo misma
pudiera ser materialista. Después de todo, ¿no habíamos acaso salido al extranjero
con casi nada? ¿No estábamos eligiendo vivir en un apartamento con muebles muy
viejos y en decadencia? Pensaba que el materialismo no podía tocarnos.
32 Deformación Espiritual
Sin embargo, sentimiento de descontento gradualmente comenzaron a echar raíces
en mi corazón. Al poco tiempo sentía el hambre y el anhelo de tener cosas bonitas y
estaba disconforme por no tenerlas. Luego, un día, el Espíritu de Dios abrió mis ojos
con una verdad profunda y perturbadora: el materialismo no es necesariamente tener
cosas, también puede ser anhelarlas. Allí estaba yo… ¡culpable de materialismo! Dios
había expuesto mi descontento por lo que era ¡un ídolo en mi corazón! Ese día, cuan-
do me arrepentí de este sutil pecado, Dios volvió a capturar mi corazón y establecerse
allí con su trono de justicia. No hace falta decir que a esto le siguió una profunda
satisfacción, basada no en cosas materiales sino a Él (plenitud).
• Trabajo
Cuando un siervo de Dios no delega y cree que nadie lo puede remplazar
en la iglesia, inconscientemente está diciendo que él es quien obra, no
Dios. Dios no tiene el control de la iglesia sino él. Esto es un gran síntoma
de egolatría, el siervo de Dios se convierte en el “todopoderoso” en “Su-
perman”. Al ser “Superman” siempre se muestra fuerte, sin debilidades.
Esa es la presión de presentar una imagen fuerte. Nos sentimos culpables
de no estar a la altura, de no alcanzar el nivel necesario, olvidamos que
ninguno de nosotros es perfecto y que todos somos pecadores (Fitzpatrick,
2013).

Incluso, en las responsabilidades de mi ministerio cristiano, es posible que yo rinda


culto a dioses de mi propia invención…dioses de mi reputación, de mis planes para
el día, de mis ideas. Es fácil que me sienta frustrada y atrapada en el servicio al Señor
y que me olvide de amarlo y adorarlo (Fitzpatrick, 2013, pág. 31)

En este mismo sentido, cuando un siervo de Dios desea ser “más bueno” que Dios y de-
sea ayudar a todas las personas ocupándose de ellas siempre; sin lugar a duda, cree que
se ha vuelto el salvador. Se ha enseñado que el siervo de Dios no puede decir que no a
nada, que siempre debe estar disponible para salir en cualquier momento sin importar
lo que esté haciendo, pero esto es decir que es indispensable para el actuar de Dios. Se
debe tener cuidado con la culpabilidad, esto lleva a sentir que nunca se hace lo sufi-
ciente por las personas, la culpa con frecuencia produce desaliento. El desaliento hace
que la persona se frustre en el ministerio. “El tema central aquí está relacionado con
nuestros límites y nuestra humanidad. No somos Dios. No podemos servir a todos los
necesitados porque somos humanos y cometemos errores” (Scazzero, 2008, pág. 40).

De ahí que, debemos reconocer nuestra incapacidad como ser humano y fijar límites.
Es decir, que el siervo de Dios debe practicar la humildad. La persona orgullosa no ad-
mite debilidades ni límites y no depende de Dios para realizar su ministerio. Además,
debe aprender a estar satisfecho en cualquier situación (Fil. 4:11-13). “La fuerza que
recibió de Cristo no fue una fuerza para cambiar, negar ni desafiar sus circunstancias,
sino fue la fuerza para estar satisfecho aun en medio de ellas, para entregarse a la buena
voluntad de Dios por amor” (Scazzero, 2008, pág. 40).

Por consiguiente, toda persona que desea ser buena, gasta todo su tiempo en ayudar a
las personas. Al sacrificar el tiempo de descanso, muchos siervos de Dios están cansa-
dos y cargados; al sacrificar el tiempo con su familia, esta se divide y se pierde. Al no
dedicar tiempo de descanso y a la familia el ministerio también puede convertirse en
Deformación Espiritual 33
un ídolo. Muchos siervos de Dios caen en una hiperactividad, querer hacer y hacer para
Dios en vez de estar con Dios y disfrutarlo. “Trabajar mucho para Dios es una señal
inconfundible de que todo depende de ti… nunca habrás terminado mientras estés vivo
en la tierra” (Scazzero, 2008, pág. 36). En muchas ocasiones trabajar y trabajar, y no
dedicar tiempo al descanso y la familia nos puede dejar frustrados viendo como nuestra
salud se deteriora y como nuestra familia se desintegra y los miembros de la iglesia se
van buscando amor, cuidado y tiempo en otras personas. De ahí que, Palmer exprese
que:

El cuidado de uno mismo jamás es un acto egoísta; es simplemente la correcta ad-


ministración del único don que tengo, el regalo que poseo para ofrecer a otros y por
el que fui puesto en la tierra. En todo momento podemos escuchar al ser verdadero
y cuidarlo como es necesario, no lo hacemos únicamente por nosotros, sino por los
muchos otros cuyas vidas tocamos (2000, págs. 30-31).
• Belleza
El narcisismo es la excesiva y exagerada admiración que una persona
siente por sí misma, por su aspecto físico, sus dones o cualidades. Es
decir, es egocentrismo, egolatría. Aquí todo se trata de sí mismo, hay un
amor egoísta centrado en la persona y no en el prójimo ni en Dios. El
narcicismo se puede manifestar en un deseo de adquirir belleza y cum-
plir los altos estándares del ideal “perfecto”. Se ha hecho del cuerpo un
dios donde la cultura invita a ofrecerle culto constantemente. Muchas
personas gastan excesivamente dinero y tiempo para obtener el “cuerpo
perfecto”; no importa cuánto ni cómo se ha de conseguir, lo importante es tenerlo. Es
evidente que estamos en una sociedad donde los valores se han invertido y no se escati-
ma el dinero para cirugías y tratamientos de belleza, pero sí es contado y limitado para
ayudar al prójimo. Muchos inclusive se exponen a tratamientos de belleza a expensas
de su propia vida arriesgando lo único que tiene para alcanzar lo que ellos creen que
deben tener.
• Tecnología
En la generación actual se está haciendo de la tecnología el medio y el fin de la vida.
Aunque la tecnología tiene muchos beneficios, jamás podrá satisfacer la necesidad que
tiene la humanidad de Dios. Muchas personas dedican varias horas del día al internet,
ya sea a YouTube, videos juegos, redes sociales, etc., y se olvidan de la relación con
Dios. Definitivamente, los cristianos tenemos tiempo para todo, aún más para las re-
des sociales, pero casi nunca hay
tiempo suficiente para Dios. De
ahí que, Piper expresó: “uno de
los grandes usos de Twitter y Fa-
cebook será probar, en el último
día, que nuestra falta de oración
no fue por falta de tiempo”.

Muchas personas en este tiempo, han invertido los valores por no poner límites a la
tecnología; aman más su teléfono celular que a su hijo o esposa. Lo que fue creado para
unir a las personas y acortar la distancia, irónicamente ahora divide a las familias y a las
34 Deformación Espiritual
parejas. De igual manera, las personas aman más su teléfono y sus redes sociales que a
Dios. Muchos están más interesados en publicar sus ideas en las redes, pero no sacan el
tiempo suficiente para leer, orar y meditar en la Palabra de Dios. Podemos concluir, que
es probable que su corazón no se haya centrado por completo en Cristo. Si es adicto a
estar revisando su teléfono a expensas de las personas que están físicamente delante de
usted, puede haber un problema de idolatría. Algunos sienten la necesidad de inflarse a
sí mismos a través del internet, revelando el orgullo y el temor a otras personas en sus
corazones. Muchas personas pasan su tiempo mostrando sus días a través de selfies.
Obviamente, su obsesión no es su Hacedor, sino su propio reflejo.

Por otro lado, la tentación de estar a la moda con la tecnología puede llevar a no cono-
cer límites con tal de conseguir lo último en tecnología. En ese mismo sentido, la tec-
nología también nos puede dejar con ansias de no estar disfrutando suficientemente lo
que hay en la ciudad o los lugares importantes. En muchos casos, la tecnología aún no
ha llegado a ser un ídolo, pero sí nos conduce a otros que se pueden convertir en uno.
En palabras de Keller “los ídolos son cosas buenas y necesarias que se convirtieron en
dioses” (2015, pág. 131). A esto Keller continúa expresando:

La idolatría distorsiona nuestros sentimientos. De igual manera que los ídolos son
cosas buenas que se han convertido en objetivos últimos, los deseos que generan nos
paralizan y sobrepasan. Los ídolos generan creencias falsas, como “si no consigo X,
mi vida no tendrá sentido”, o “como he perdido y/o he fracasado en Z, nunca volveré
a ser feliz o jamás me perdonarán”. Estas creencias magnifican las decepciones y los
fracasos ordinarios convirtiéndolos en experiencias que destruyen la vida (2015, pág.
138).

La tecnología también ha permitido que el nivel de adicción a la pornografía sea cada


vez mayor. Con tan solo un click se puede tener acceso a cantidad de material porno-
gráfico de cualquier tipo. Por tal razón, debemos cuidar nuestro tiempo cuando estamos
navegando, y cuidar cuando nuestros hijos o amigos lo hacen.
• Amor, sexo, comida, etc.
El hedonismo es la tendencia a buscar placer en todos los ámbitos de la vida. Aquí se
identifica el bien con el placer y especialmente con el placer de los sentidos. Se busca
vivir solo para el placer físico de manera constante; se eleva el placer a la categoría de
divinidad. Aquellos que buscan el placer personal regularmente son ansiosos, glotones
y adictos al sexo. Sus corazones y mentes están cautivos del placer, esto es los que les
da plenitud. “Creemos que la búsqueda del sexo, el dinero y el poder en vez de la del
Dios verdadero es una vía para obtener la libertad, pero al final acabamos esclaviza-
dos a tales cosas” (Keller, 2015, pág. 178). El sexo cuando es el eje central de la vida,
remplazando a Dios o poniéndolo al mismo nivel de Dios, esclaviza y
enferma. El mundo vive esclavo del dios sexo y la lu-
juria, eso ha hecho crecer la industria de la pornografía,
generando violencia sexual y moda sensual.

Los medios de comunicación han invertido los valo-


res y han llevado a idolatrar el amor romántico, la pareja
ideal, el sexo, la sensualidad y la lujuria. El amor se ha
confundido con el sexo y sensualidad. Un dicho popular ex-
Deformación Espiritual 35
presa que: “los hombres usan el amor para conseguir sexo, y las mujeres usan el sexo
para conseguir amor”. A esto Keller dice que: “como todos los estereotipos, estos con-
tienen cierta verdad, pero este relato bíblico demuestra que esos dos dioses falsos aca-
ban decepcionándonos” (2015, pág. 50). Cuando esperamos que el amor, el romance,
la esposa, o el sexo nos den la plenitud y el sentido que solía proporcionarnos nuestra
fe en Dios, estamos siendo idólatras.

Por otro lado, cuando el deseo desordenado por el placer de la comida o la bebida, nos
domina, nos esclaviza, esto se ha convertido en un ídolo. Pablo expresó: “no dejaré
que nada me domine” (1Co. 6:12). Las luchas con la comida y bebidas no son solo
molestias, son amos compitiendo por el señorío de la vida. Cuando decide comer lo que
quiere, a la hora que quiera, corona la comida y la coloca en un trono destinado solo a
Dios. Cuando come más de lo que su cuerpo necesita, aunque trate de auto justificarse,
ha idolatrado la comida. Proverbios expresa: “Si eres dado a la glotonería, domina tu
apetito” (Pr. 23:2). No debemos permitir que nuestros apetitos nos controlen, más bien
debemos ejercer control sobre nuestro apetito. De ahí depende la buena salud y esto es
cuidar el templo del Espíritu Santo (1Co. 6:19).
• Deporte
Aunque para alguno pueda parecer extraño aun el deporte se puede
convertir en un ídolo. En Latinoamérica el fútbol es quizás el deporte
más popular y que más pasiones despierta. Lamentablemente algo que
debía ser para nuestro entretenimiento y disfrute ha tomado un matiz
un tanto diferente al que debería ser. Algo que nos debería unir, hoy nos
separa; algo que debería dar alegría, hoy causa tristeza y muerte. El fútbol
ha pasado a ser más que una diversión, porque “detrás de sus cánticos,
banderas y bombos a menudo hay un código de violencia y negocios que
inquieta a dirigentes y expertos: las barras bravas se han vuelto un poder
desafiante para el deporte más popular de la región” (News- Mundo, 2013). Hoy día
vemos como muchas personas, hinchas de un club de fútbol, están dispuestas a asesinar
a otro por ser de un club diferente. Hoy en día vemos como entre los más pobres que
no logran tener lo suficiente para su subsistencia, es innegociable comprar las boletas
para el partido de fútbol de su club. Al ir a los estadios podemos ver como en algunos
de los cánticos que entonan, se dice que están dispuestos a dar su vida por el equipo.
Tristemente y quisiera que esto no fuera parte de la realidad de nuestras iglesias, la ver-
dad es que también lo encontramos allí. Este es otro ídolo del que también nos debemos
que arrepentir.

Por otro lado, Keller identifica algunos aspectos adicionales que pueden convertirse en
ídolos en nuestro corazón (2015, págs. 177-178):

• Ídolos teológicos: errores doctrinales que producen una visión de Dios tan distorsio-
nada que acabamos adorando a un dios falso.

• Ídolos sexuales: la pornografía promete satisfacción propia, intimidad, aceptación,


identidad, etc., pero jamás podrá darlo.
36 Deformación Espiritual
• Ídolos mágicos/rituales: la brujería y el ocultismo. En el fondo, toda idolatría es una
forma de magia que intenta rebelarse contra el orden de la realidad trascendente, en
vez de someterse a él con amor y sabiduría.

• Ídolos políticos/económicos: ideologías de izquierda, derecha o libertarias que ele-


van al absolutismo cierto aspecto de orden político convirtiéndolo en la solución.
Por ejemplo, la deificación o demonización de los mercados libres.

• Ídolos raciales/nacionales: el racismo, el militarismo, el nacionalismo o el orgullo


étnico que se vuelve amargo u opresivo. Ídolos relacionales. Sistemas familiares
disfuncionales de codependencia; “atracciones fatales”; vivir la vida por medio de
sus hijos.

• Ídolos religiosos: el moralismo y el legalismo; la idolatría del éxito y los dones; la


religión como pretexto para el abuso de poder.

• Ídolos filosóficos: sistemas de pensamiento que hacen que el problema de esta vida
sea una cosa creada (no el pecado), y la solución a nuestros problemas sea algún
producto o empresa humanos (en vez de la gracia de Dios).

• Ídolos culturales: el individualismo radical, como en Occidente, que convierte en


ídolo nuestra felicidad individual a expensas de la comunidad; las culturas de la
vergüenza, que convierten a la familia y al clan en un ídolo, a costa de los derechos
individuales.

• Ídolos profundos: los impulsos, motivaciones y los temperamentos convertidos en


absolutos:

• Idolatría del poder: “la vida solo tiene sentido/Yo solo tengo valor si tengo poder
e influyo en otros”.

• Idolatría de la aprobación: “la vida solo tiene sentido/Yo solo tengo valor si
__________ me ama y me respeta”.

• Idolatría del confort: “la vida solo tiene sentido/Yo solo tengo valor si tengo este
tipo de experiencia hedonista, una calidad de vida concreta”.

• Idolatría del control: “La vida solo tiene sentido/Yo solo tengo valor si logro
hacerme con el control de mi vida en el área de __________”.

IDENTIFICAR EL PROBLEMA
El mayor problema que no permite que crezcamos en nuestra relación con Dios es de-
finitivamente la presencia del pecado en nuestra vida. Aunque hemos nacido de nuevo,
hemos tenido un nuevo comienzo con un nuevo corazón, y aunque hayamos renun-
ciado a los actos pecaminosos que caracterizaban nuestra vida pasada, es necesario
reconocer que nuestro corazón se caracteriza por ir en pos del pecado. El pecado inter-
no no es algo que tiene, es lo que usted es. La naturaleza caída está en lo profundo de
nosotros y lucha por gobernar nuestras vidas. Aunque peca y falla, en lo más profundo
Deformación Espiritual 37
quiere ser como Cristo. Pero hay una parte en usted que atesora placeres, y alberga una
idolatría encubierta aun de usted mismo, o alimenta la necesidad de controlar, o está
sediento por ser alabado, o protege un ego, o tiene un prejuicio cultural, o abriga ma-
las motivaciones para todo lo que hace, o se rebela a obedecer a Dios continuamente.
Definitivamente, necesitamos con gran urgencia la misericordia, bondad y ayuda del
Señor en la lucha con la idolatría. Para nuestro beneficio, Dios ha prometido que nos
ayudará a través de Espíritu Santo.

Definitivamente, no hay en el mundo nada que nos ayude a cambiar


nuestras vidas, excepto el Espíritu Santo. Él trabaja de formas miste-
riosas y profundas para que seamos santos, así como Él lo es; “Él
se llama el Espíritu Santo y su obra siempre producirá santidad
en sus hijos” (Fitzpatrick, 2013, pág. 63). En el camino donde
queremos ver transformación, nuestro deseo es que se haga de manera
instantánea, nuestra cultura nos invita a esto, no debemos desesperarnos
ni sentirnos abrumados por no ver cambios instantáneos. Recuerde que Dios toma su
tiempo en transformar nuestras vidas, Él actúa de formas diferentes con cada uno. Así
que cuando empiece a sentir que desmaya, recuerde que Dios está comprometido en
cambiarlo. El Espíritu Santo trabaja en nosotros de las siguientes maneras (Fitzpatrick,
2013, págs. 64-72):
• Enseñándonos las glorias de Cristo: el Espíritu Santo pinta un retrato de las per-
fecciones de Cristo sobre el lienzo de nuestras almas, ilustrando su amor, misericor-
dia, sabiduría, bondad, humildad, santidad, aflicciones y dulce amabilidad. Si algu-
na vez ha estado lleno de una exaltación gozosa del Señor Jesús y su maravillosa
vida, esa fue la obra del Espíritu Santo en usted. Si alguna vez ha estado abrumado
por la belleza de su carácter mientras escuchaba la predicación de la Palabra o leía
uno de los evangelios, esa fue su obra también.
• Mostrándonos la cruz: la obra del Espíritu es hacer que experimente la verdad de
la cruz al tiempo que muestra la belleza de la cruz. Cuando dejamos de creer en la
verdad de quién es Jesús y perdemos el impacto de su obra asombrosa de sufrir y
morir por nuestros pecados, resulta imposible resistir la seducción de los dioses de
esta tierra cuando nos susurran los placeres que prometen.
• Escribiendo su Palabra en nuestros corazones: el Espíritu Santo nos lleva a toda
verdad; nos ayuda a entender el significado de las Escrituras en nuestras vidas; nos
guía a toda verdad; nos enseña que es posible conocer a Dios; nos concede una
conciencia cada vez mayor a medida que maduramos (Jer. 31:33-34; 1Jn. 2:27; Jn.
16:13).
• Inclinando nuestros corazones para adorarlo a Él: Dios obra por su Espíritu para
enseñarnos que lo que una vez nos parecía una absoluta tontería –el deseo por ser
santos– debe ser nuestra pasión principal. Él hace esto cambiando nuestros pensa-
mientos y afectos. Bajo su tutela aprendemos que la bondad y el gozo máximos se
encuentran en la obediencia y la adoración inquebrantables al Señor.
• Convenciéndonos de que somos hijos de Dios: nos convence de que somos miem-
bros de la familia de Dios –que somos sus hijos. Para aquellos que son sensibles a
sus pecados, es fácil dudar de su adopción en la familia de Dios. La duda lleva a que
38 Deformación Espiritual
nos apartemos de nuestro Padre y vayamos a los dioses falsos. Captar la verdad de
que somos suyos es importante porque nos motivará a adorarlo.
• El espíritu nos enseña a orar: al luchar contra la pecaminosa idolatría, con fre-
cuencia nos encontramos orando, pidiendo sabiduría, fuerza, un verdadero odio por
el pecado y amor por la justicia. Necesitamos la guía del Espíritu incluso en nuestras
oraciones. Esto porque, por nuestra cuenta, no sabemos cómo orar. No sabemos por
qué deberíamos orar o incluso cómo expresar nuestros deseos. No sabemos si nues-
tros deseos son idólatras o si estamos pidiendo de acuerdo a su voluntad. En estos
momentos de oración profunda y sincera el Espíritu Santo nos volverá a ayudar.

Aunque a nosotros sí nos puede engañar nuestro corazón, definitivamente ante Dios
no hay nada que podamos esconder. Dios a través de su Palabra nos deja totalmente al
descubierto; ante su presencia, nuestros deseos más íntimos son descubiertos y dejados
completamente a su disposición. Una de las armas de Satanás es intimidar al creyente
en su camino a la santificación, haciéndolo desesperarse por el pecado que permanece
en él en vez de agradecer por la regeneración que ya tiene. El Espíritu le guiará cuida-
dosamente a una sumisión amorosa a Dios para que pueda ser limpiado “de todo lo que
contamina cuerpo y espíritu, perfecta santidad como producto de la reverencia a Dios”
(2Co. 7:1).

Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué


pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden ex-
presarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención
del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad
de Dios.
Ro. 8:26-27

Visto ya algunos de los ídolos más frecuentes en nuestras vidas, es necesario examinar
nuestro corazón y pedirle al Espíritu que nos deje ver tal como somos ante su Palabra.
Definitivamente podemos detectar que estamos adorando a un dios falso cuando en
nuestros corazones honramos a cualquier cosa por encima de Dios.

ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
1. Piense en las áreas de su vida en las que lucha contra el pecado. ¿Puede ver alguna
conexión entre su pecado frecuente y cualquier otra idolatría posible? Si es así, es-
críbala. Si no, siga orando para que el Señor le muestre cualquier ídolo oculto que
existe en su corazón. Las siguientes preguntas le ayudarán a analizar y observar si
hay alguna área de idolatría en su vida:
• ¿Qué es lo que le da mayor felicidad?
• En sus días cotidianos, ¿qué es lo que más disfruta hacer?
• ¿En qué gasta su mayor tiempo y dinero?
• ¿En qué piensa inmediatamente cuando se despierta? ¿Su mente a qué acudió?
• ¿En su agenda diaria quién o qué predomina?
• ¿Quién define su estado de ánimo?
• Llene el siguiente espacio, si tuviera __________ sería completamente feliz.
Deformación Espiritual 39
2. Lectura complementaria
Lea el artículo en el siguiente link. Este presenta una exposición muy pertinente
sobre cómo el esposo (a), novio (a), hijos y cualquier familiar, se puede convertir
en un ídolo. Ricardo Gómez . “Lucha por amor: una reflexión pastoral sobre la vida
de Jacob y Lea registrada en Génesis 29:15-35”. Ventana teológica. Medellín, Co-
lombia, 2018.
http://www.unisbc.edu.co/ventana-teologica/ED12/VT12-GO-
MEZ2018.pdf

Después de realizar la lectura complementaria, haga un informe


que contenga los siguientes elementos:
• ¿Cuál era el problema al cual se enfrentaban Jacob, Raquel y Lea, en el capítulo
de estudio específicamente (Gn. 29:15-35)?
• Teniendo en cuenta el contexto bíblico, ¿Cuál era la raíz profunda que había en
el corazón de cada uno de los personajes?
• ¿Cuál y cómo se dio la solución para cada uno de los personajes?

3. Escriba una oración de compromiso que exprese su deseo de poner a


Dios por encima de cualquier ídolo y léala frecuentemente.
3 MEDIOS DE GRACIA

Propósito de la lección
Ayudar al estudiante a practicar los medios de gracia individuales y
corporativos con la perspectiva que son instrumentos divinos para
traer sanidad y santidad a nuestras vidas.

Resultados de la lección
Al concluir esta lección el estudiante:
• Identificará los medios de gracia individuales y corporativos.
• Comprenderá la diferencia entre disciplinas espirituales y medios de
gracia.
• Evaluará cómo ha usado los medios de gracia hasta este momento
de su vida.

Contenido
• Introducción
• Obras de piedad individuales
• Obras de piedad corporativas
• Obras de misericordia
• Actividades de evaluación
• Apéndice 1 Prácticas espirituales
42 Medios de Gracia

HUDSON
H udson Taylor empezó a sentirse descontento con su estado espiritual. Su “primer
amor” y su celo por las almas se había enfriado. En una tarde de ocio de diciem-
bre de 1849 se retiró para estar solo. Ese día derramó su corazón delante del Señor y
le entregó su vida entera. “Una impresión muy honda de que yo ya había dejado de
ser dueño de mí mismo se apoderó de mí, y desde esa fecha para acá no se ha borrado
jamás”. Poco tiempo después, sintió que Dios le llamaba para servir en China. Desde
entonces su vida tomó un nuevo rumbo, pues comenzó a prepararse diligentemente
para lo que sería su gran misión. Adaptó su vida lo más posible a lo que pensaba que
podría ser la vida en China. Hizo más ejercicios al aire libre; cambió su cama mullida
por un colchón duro, y se privó de los delicados manjares de la mesa. Distribuyó con
diligencia tratados en los barrios pobres, y celebró reuniones en los hogares.

Comenzó a levantarse a las cinco de la mañana para estudiar el idioma chino. Como no
tenía recursos para comprar una gramática y un diccionario –muy caros en ese tiempo–
estudió el idioma con la ayuda de un ejemplar del Evangelio de Lucas en mandarín.
También empezó el estudio del griego, hebreo y latín.

En mayo de 1850 comenzó a trabajar como ayudante del Dr. Robert Hardy, con quien
siguió aprendiendo el arte de la medicina, que había comenzado con su padre. Sabía de
la escasez de médicos en China, así que se esmeró por aprender. En noviembre del año
siguiente, tomó otra decisión importante: para gastar menos en sí mismo y poder dar
más a otros, arrendó un cuarto en un modesto suburbio de Drainside, en las afueras del
pueblo. Aquí empezó un régimen riguroso de economía y abnegación, oficiando parte
de su tiempo como médico autonombrado, en calles tristes y miserables. Se dio cuenta
que con un tercio de su sueldo podía vivir sobriamente. “Tuve la experiencia de que
cuanto menos gastaba para mí y más daba a otros, mayor era el gozo y la bendición que
recibía mi alma” (Biografía de Hudson Taylor 1832–1905).

INTRODUCCIÓN
Hasta este punto hemos mencionado constantemente la expresión “medios de gracia”.
Al hablar de gracia estamos haciendo alusión al regalo inmerecido de Dios, esto fue
lo que experimentó Hudson. En este sentido,
todo el peregrinaje cristiano es una obra de
gracia. Nacemos y nos movemos por la gra-
cia de Dios. Somos guardados de las conse-
cuencias plenas de nuestro pecado por la gracia de Dios. Somos convencidos de
nuestros pecados y llamados a salvación por la gracia de Dios. Somos constante-
mente transformados a la imagen de Dios por la gracia de Dios. Disfrutaremos un día
de la totalidad de las bendiciones de la obra de Cristo por la gracia de Dios.
Medios de Gracia 43
Ahora bien, “la gracia es demasiado fuerte para dejarnos pasivos, demasiado potente
como para dejar que nos revolquemos en el fango de nuestros pecados y nuestras de-
bilidades” (Mathis, 2017). Por consiguiente, la gracia de Dios en nosotros produce el
deseo de ser transformados a la imagen de Cristo, de “ser santos como Él es santo” (1P.
1:16). En esta transformación son clave los medios de gracia. Wesley explica el signi-
ficado de los medios de gracia de la siguiente manera:

…palabras o acciones ordenadas e instituidas por Dios con el fin de ser los canales
ordinarios por medio de los cuales pueda comunicar a la criatura humana Su gracia
anticipante, justificadora y santificadora (Wesley, 1996, pág. 319).

En este mismo sentido, “los medios de gracia nos preparan para recibir la gracia de
Dios en nuestras vidas... no son para obtener el favor de Dios, convencerlo, o controlar
su bendición, sino que nos prepara para una inmersión constante en... su marea” (Ma-
this, 2017, pág. 23). Con el fin de sumergirnos en la presencia de Dios, Él ha provisto
estos canales: obras de piedad y misericordia para bendecirnos. De manera que perse-
veremos, crezcamos y nos gocemos en su presencia. De igual modo, “la gracia de Dios
inspira y potencia los diversos hábitos y las prácticas por las cuales hacemos uso de los
medios de Dios” (Mathis, 2017, pág. 23). Por esta razón, Wesley entendió que, si Dios
nos va a bendecir y transformar, usará los medios de gracia que Él dejó en la Biblia.
Wesley afirmó:

Todos los que deseen recibir la gracia de Dios deben esperar obtenerla por los medios
que él ha ordenado; usándolos, no haciéndolos a un lado. El cristiano creyente debe
ser celoso en toda obra de piedad y misericordia. Ninguna de estas afecta la gracia
de Dios, pero pueden ayudar a preparar nuestros corazones para recibir los dones de
Dios como dádiva (Wesley, 1996, pág. 323).

Actualmente se acostumbra usar la expresión “disciplinas espirituales” en lugar de


“medios de gracia”; sin embargo, históricamente ha sido al contrario y es mejor usar
medios de gracia. Esta expresión refleja más la teología bíblica y es menos susceptible
a tergiversaciones. Algunos al escuchar disciplinas espirituales piensan solo en lo que
llamaríamos obras de piedad, dejando fuera las obras de misericordia. Por otra parte,
decir “disciplinas espirituales” puede sonar a obligación, algo que toca hacer, ignoran-
do la multiplicidad de gracia que hay al realizarlas.

Los medios de gracia son el instrumento de Dios para la transformación de nuestras


debilidades, nos ayudan a vivir una vida integral delante de Dios y de la sociedad.
No deben ser una práctica monótona que se realiza por mera costumbre. Tampoco se
deben convertir en una forma de calmar la conciencia; y mucho menos en un fin en
sí mismos. Esto puede estar ocurriendo si hay ausencia de gozo y transformación. Al
contrario, todos los medios de gracia deben estar enmarcadas por el gozo en Cristo. “El
gozo es la nota clave de todas las disciplinas... difícilmente pudiera decirse que aquello
que libera al hombre interior de todo lo que lo ata es una insípida práctica monótona”
(Foster, 1986, pág. 16). Los medios de gracia crean una dependencia de Dios para la
transformación de nuestra naturaleza, personalidad y carácter. “Dios nos dio las dis-
ciplinas para la vida espiritual como un medio para recibir su gracia. Las disciplinas
nos permiten colocarnos ante Dios de tal modo que él pueda transformarnos” (Foster,
1986, pág. 21).
44 Medios de Gracia
Gráfico 4.1 Diferencias entre los medios de gracia y las disciplinas espirituales

Celebramos grandemente que conocimos a Jesús, pero debemos ser conscientes que
este fue solo el comienzo de nuestro peregrinaje. Para poder continuar la buena carrera
necesitamos que la gracia del Señor sea derramada de manera constante en nuestras
vidas. Esta sección está compuesta por aquellos hábitos que son fundamentales para la
vida de todo cristiano.

Es necesario recordar que el crecimiento espiritual de cada uno de nosotros no se puede


eludir, es algo que todos tenemos que enfrentar y vivir día tras día. Por esto, le anima-
mos a que continúe evaluando su vida y su relación con Dios. También le invitamos a
que tome y aplique de una manera diferente los medios de gracia. Las prácticas de ellos
no son un fin en sí mismo, ni pueden ser heredadas de otras personas; deben ser una
experiencia vivencial que formará nuestro carácter durante toda la vida.

Recuerde que los medios de gracia incluyen las obras de piedad y las obras de mise-
ricordia. En esta lección, hablaremos de cada una de ellas; solo por una cuestión de
estructura dividiremos las obras de piedad en individuales y corporativas.

OBRAS DE PIEDAD INDIVIDUALES


Son aquellos hábitos que practicamos constantemente y de manera individual, que nos
ayudan a mantenernos preparados para nuestro peregrinar diario. Son de vital impor-
tancia porque a través de ellos podemos recibir y dar todos los días la gracia y el amor
del Señor.
1. Estudio bíblico
Más allá del tiempo que llevemos conociendo al Señor, una de las cosas más importan-
tes que podemos hacer es estudiar la Biblia con
regularidad. Es a través de ella que podemos oír
la voz de Dios, nuestros corazones son total-
mente expuestos ante su verdad y nos podemos
ver tal cual somos (Heb. 12:2). Es decir, en la
Medios de Gracia 45
medida que interpretamos la Biblia, es ella quien nos interpreta a nosotros; nos permite
conocer a Dios y conocer la realidad del ser humano. A pesar de que han pasado miles
de años desde cuando se escribió el texto bíblico, no hay ningún otro libro tan podero-
so, capaz de producir en el ser humano una transformación total. Tanto es el valor que
así se expresaron algunos personajes sobre las Escrituras (Barrios, 2014):

El vigor de nuestra vida espiritual será en exacta proporción al lugar que la Biblia
ocupa en nuestras vidas y pensamientos (George Muller).

¿Deseas que Dios te hable mucho, mucho, mucho? Abre tu Biblia y léela mucho,
mucho, mucho (Justin Peters)

Nuestro deseo principal todos los días debería ser, conocer la belleza de la cruz a través
de las Sagradas Escrituras. Para ello, los siguientes elementos serán útiles cuando nos
acerquemos a estudiarla. Recordemos que el acercarnos a la Biblia no lo debemos ha-
cer solamente para preparar y enseñar algo a las demás personas, debemos deleitarnos
en ella diariamente para así tener un crecimiento personal.

Técnicas para el estudio bíblico


El currículo de formación pastoral incluye un módulo llamado Métodos de Estudio
Bíblico que le brindará diferentes modelos que sirven para su beneficio personal y mi-
nisterial. Por ahora mencionaremos algunas ideas que pueden ayudarle.
• La repetición: es una manera de concentrar regularmente la mente en una dirección
específica, para arraigar así los hábitos de pensamiento. Sin embargo, es importante
conocer que la repetición por sí sola, sin siquiera entender lo que se está repitiendo,
afecta la mente interna.
• La concentración: si además de dedicar la mente repetidamente al tema, la persona
se concentra en lo que está estudiando, el aprendizaje aumenta inmensamente. La
concentración enfoca la mente. La atención se enfoca en lo que se está estudiando.
La mente humana tiene una capacidad increíble para concentrarse.
• La comprensión: nos conduce a la penetración y al discernimiento. Nos ofrece la
base para la verdadera percepción de la realidad. Aunque la comprensión define lo
que estamos estudiando, la reflexión define su significado.
• La reflexión: nos lleva a ver las cosas desde el punto de vista de Dios. En la re-
flexión no solo llegamos a entender nuestro tema de estudio, sino a entendernos a
nosotros mismos. Jesús habló con frecuencia acerca de oídos que no oyen y de ojos
que no ven.

Consejos para un continuo y perdurable aprendizaje


• Diversifique sus relaciones interpersonales. Las relaciones interpersonales con
personas maduras le ayudarán a seguir creciendo; una forma de hacerlo más rápido
es enseñando a otros a medida que va aprendiendo.
• Invierta su tiempo libre de la mejor manera. Puede que sea una persona muy ocu-
pada, por eso, invierta su tiempo libre, así sea en la noche a una lectura o cualquier
recurso que sea útil para su crecimiento espiritual.
46 Medios de Gracia
• Las TIC’s ya están aquí. Las tecnologías de la información y las comunicaciones
ya están entre nosotros, adáptese a los cambios y use los recursos digitales como: vi-
deos, libros, podcast, páginas web o revistas, le serán de gran ayuda para mantenerse
actualizado. Sin embargo, debe tener mucho cuidado y establecer límites para que
las TIC’s no se conviertan en una distracción y desvío. El uso responsable de estos
recursos le proporcionarán un gran panorama para la profundización en las Escritu-
ras y crecimiento espiritual. A continuación, mencionaremos algunas herramientas
que le pueden ser útiles en su caminar diario:

2. Meditación
Dios nos creó con la capacidad de hacer pausas y reflexionar. Para obtener una trans-
formación de nuestra vida, no solamente es necesario que le escuchemos y leamos su
Palabra, es vital tomar tiempo para reflexionar y atesorar su verdad en nuestros cora-
zones. La meditación es un medio de gracia donde Dios nos va transformando poco
a poco, pero que quizá no ha sido valorado en su totalidad. La meditación es definida
como “una reflexión profunda sobre las verdades y las realidades espirituales reveladas
en la Escritura teniendo como propósitos la comprensión, la aplicación y la oración”
(Mathis, 2017, pág. 63).

Quizás pueda parecerle extraño que la meditación sea un medio de gracia, de hecho, es
una de las menos comprendidas y más subestimada en la iglesia de hoy. Probablemente
esto se deba porque al escuchar este término lo relacione con otras prácticas o creencias
orientales (Zen o el Yoga) u occidentales (la meditación trascendental); pero realmente
existen grandes diferencias entre la meditación cristiana y la meditación de otras reli-
giones. El gráfico 4.2 presenta algunas diferencias.
Medios de Gracia 47
Gráfico 4.2 Diferencias entre la meditación cristiana y la meditación secular

La meditación, enlace de conexión entre la lectura de la Biblia y la oración


La meditación es un medio de gracia versátil que se relaciona con otros. Por ello, es
necesario realizar un enlace entre oír a Dios y hablarle, debido a que ella nos lleva a
realizar una pausa y reflexionar en lo que hemos leído, oído o estudiado. Los puritanos
practicaron la meditación y podemos aprender de ellos los siguientes aspectos (Mathis,
2017, pág. 69).
• Comience leyendo o escuchando. Continúe con la meditación; termine en oración.
• La Palabra alimenta la meditación, y la meditación alimenta la oración. La medita-
ción debe venir después y antes de orar.
• La razón de salir con tanta indiferencia al momento de leer la Biblia es que no nos
acercamos a la meditación.

Definitivamente, el conocimiento que vamos adquiriendo debe ser “procesado”, y este


proceso se logra a través de la meditación. El salmista David dijo: “En tus mandamien-
tos meditaré, consideraré tus caminos. Me regocijaré en tus estatutos, no me olvidaré
de tus palabras” (Sal. 119:15-16).
3. Oración
La Biblia dice: “Antes de que pidan, yo responderé” (Is. 65:24). La siguiente historia
nos ayudará a comprender lo que significa esta verdad.

Una noche, había trabajado duro para ayudar a una madre en su parto; pero a pesar de
todo, ella murió dejándonos con un bebé prematuro diminuto y una hija de dos años
que lloraba. Sabíamos que tendríamos dificultad en mantener con vida al bebé, ya que
no teníamos incubadora (ni siquiera teníamos electricidad para hacer funcionar una
incubadora). Tampoco teníamos facilidades para darle alimentación especial. A pesar
de vivir en el ecuador geográfico, las noches a menudo eran frías con corrientes de aire.
Una partera estudiante fue a traer la caja que teníamos para esos bebés y la frazada de
algodón en la que debería envolverse al bebé. Otra fue a avivar el fuego y a llenar una
bolsa con agua caliente. Regresó rápido apenada a decirme que al llenar la bolsa, esta
se había reventado (el plástico fácilmente se echa a perder en los climas tropicales). Ex-
48 Medios de Gracia
clamó: “¡y es nuestra última bolsa de agua caliente!”. En occidente decimos que no es
bueno llorar sobre leche derramada. Tampoco en el África Central es bueno llorar sobre
una bolsa de agua caliente estallada. Estas no se dan en los árboles y no hay farmacias
en los extravíos de la selva. “Está bien”, le dije, “ponga al bebé tan cerca del fuego y
con todo el cuidado que pueda, y duerma entre el bebé y la puerta para librarlo de los
vientos. Su trabajo es mantener al bebé con calor”. La tarde siguiente, tal como lo hacía
la mayoría de días, fui a orar con algunos de los niños del orfanato que se reunían con-
migo. Yo les di a los más jóvenes varias sugerencias de cosas por las cuales orar y les
conté del diminuto bebé. Les expliqué nuestro problema por mantener al bebé caliente.
Mencioné lo de la bolsa para agua caliente, y que el bebé podría morir fácilmente si
se enfriaba. También les conté de la hermanita de dos años llorando porque su mamá
había muerto. Durante el tiempo de oración, una niña de diez años, Ruth, oró con la
forma usual concisa y sin remilgos de nuestros niños africanos. “Por favor, Dios” pidió
ella, “envíanos una bolsa para agua caliente. No nos servirá mañana, Dios, porque el
bebé ya estará muerto, así que por favor envíanosla esta tarde”.

En lo que me tragaba una bocanada de aire frente a la audacia de la oradora, ella agre-
gó: “¿y a la vez, podrías por favor enviarnos una muñeca para la pequeña hermana para
que sepa que realmente la amas?” Como pasa con la oración de los niños, fui puesta
en un apuro. ¿Podía decir yo honestamente, “Amén”? Oh, sí, yo sé que Dios todo lo
puede, la Biblia dice así. Pero hay límites, ¿o no? La única forma en que Dios podía
responder a esta oración muy particular sería enviándome un paquete desde mi país.
Yo había estado en África por casi cuatro años para ese entonces, y nunca, nunca había
recibido un paquete enviado desde mi país. De todos modos, si alguien me enviase un
paquete, ¿quién pondría una bolsa para agua caliente? ¡Yo estaba viviendo en el ecua-
dor geográfico!

A media tarde, cuando estaba dando clases a las enfermeras, recibí el mensaje de que
un carro estaba estacionado en la puerta de enfrente de mi residencia. Cuando llegué a
mi casa, el carro ya se había ido, pero allí, había un paquete grande de veintidós libras.
Sentí lágrimas mojando mis ojos. No podía abrir el paquete yo sola, así que mandé a
llamar a los niños del orfanato. Juntos tiramos de las cintas, deshaciendo cuidadosa-
mente cada nudo. Doblamos el papel, cuidando de no romperlo demasiado. El entu-
siasmo iba en aumento. Algunos treinta o cuarenta pares de ojos estaban enfocados en
la gran caja de cartón. De arriba saqué unos jersey de punto de colores brillantes. Los
ojos relumbraban conforme los levantaba. Después había las vendas de punto para los
pacientes leprosos, y los niños mostraron un leve aburrimiento. Luego venía una caja
de pasas mixtas con pasas de Esmirna, estas harían una porción para el pan del fin de
semana. A continuación, cuando volví a meter la mano, pensé ¿...estoy sintiendo lo que
en realidad es? Agarré y saqué, una bolsa para agua caliente nueva. Lloré. No le había
pedido a Dios que me la enviara; porque realmente no creí que Él pudiera hacerlo. Ruth
estaba al frente de la fila que formaban los niños. Ella se abalanzó, afirmando: “¡Si Dios
nos envió la bolsa, debió mandarnos también la muñeca!” Hurgando hasta el fondo de
la caja, ella sacó la muñeca pequeña y bellamente vestida. ¡Sus ojos brillaron! ¡Ella
nunca dudó! Viendo hacia mí, preguntó: “¿Puedo ir con usted y darle esta muñeca a la
niña, para que ella sepa que Jesús la ama en realidad?”.
Medios de Gracia 49
El paquete había estado en camino por cinco meses completos. Empacado por mis anti-
guos alumnos de la escuela dominical, cuyo líder había escuchado y obedecido a Dios
urgiéndole a enviar una bolsa para agua caliente, a pesar de que iba para el ecuador
geográfico. Y una de las niñas había puesto una muñeca para una niña africana -cinco
meses antes, en respuesta a la oración de una niña de diez años que creyó y pidió que
lo trajera “esa misma tarde” (El poder de la oración).

La disciplina de la oración nos lleva a la obra más profunda y más elevada del espíritu
humano. La verdadera oración crea la vida y la transforma (Foster, 1986, pág. 46). De
manera concreta, la oración es hablarle a Dios; por eso, es uno de los canales que utili-
zamos para conectarnos con Él. La oración como medio de gracia es hermosa, íntima,
liberadora, gratificante, sin límites y renovadora. Es un tiempo donde nos relacionamos
con Dios sin necesidad de nada más que nuestra plena disposición. La oración eficaz es
aquella donde ocurre un diálogo. Dios nos habla por medio de su Palabra, nosotros le
escuchamos y respondemos a su voz y Él nos escucha. Sin duda alguna, es maravilloso
tener acceso a Dios en cualquier instante. ¡Qué privilegio ser amigos y no simplemente
siervos!

La oración, al igual que los otros medios de gracia,


no se trata de obtener beneficios, sino de disfrutar
a Dios. Debemos amar a Dios por quien Él es, más
que por lo que puede darnos. En este mismo sen-
tido, en la oración “pedir cosas, es una parte muy
pequeña; la confesión y el arrepentimiento son su
entrada, la adoración es su santuario; la presencia,
la contemplación y el disfrute de Dios son el pan y el vino” (Mathis, 2017, pág. 26).

¿Cómo debo orar?


Como persona que conoce de Dios, es probable que quizás tenga buenos tiempos de
oración; pero si no lo es, no debe desanimarse, sino unirse a la petición que los discí-
pulos le hicieron a Jesús: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discí-
pulos” (Lc. 11:1). Culturalmente ellos sabían orar, pero lo habían aprendido de manera
farisaica, y tal vez, mecánica y repetitiva. La oración eficaz no es algo que se aprende
de forma improvisada, sino al experimentar y gozar a Dios, saberse hijo del Padre ce-
lestial. Así que es el resultado de tiempo de intimidad y estudio de la Palabra. Por esto,
es indispensable conocer a Dios a quien se le está orando. Existen dos tipos de oración
mencionados por las Escrituras: la oración en público y la oración privada.

• Oración en público. Jesús fue muy claro en este punto y nos mostró la actitud que
debemos tener cuando hagamos una oración ante las demás personas:

Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar
de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los
vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te
pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está
en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se
imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos,
porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.
Mt. 6:5-6
50 Medios de Gracia
• Oración privada. La práctica de este medio de gracia siempre debe acompañarnos.
Jesús, aun siendo Dios, modeló esta disciplina. Por ejemplo: “Él, por su parte, solía
retirarse a lugares solitarios para orar” (Lc. 5:16); “Muy de madrugada, cuando
todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar soli-
tario, donde se puso a orar” (Mr. 1:35). Incluso, la noche que iba ser arrestado se
apartó de sus discípulos para orar “luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar
llamado Getsemaní, y les dijo: ‘Siéntense aquí mientras voy más allá a orar” (Mt.
26:36). La oración privada es un tiempo que se debe aprovechar al máximo. Más
allá de las circunstancias que esté afrontando, la oración privada es el encuentro
íntimo que precede las victorias y el crecimiento en Dios.

Consejos para la oración en privado


• Cree su aposento: encuentre un lugar donde pueda orar con tranquilidad y sin dis-
tracciones; un lugar donde pueda expresar sus victorias y derrotas sin vergüenza.
• Estudie la Palabra: recuerde, es una conversación, no un monólogo. Debe escu-
char y conocer a Dios por medio de su Palabra, de esta manera sabrá cómo orar de
manera eficaz.
• Sea usted mismo: no intente impresionar a Dios con oraciones que no demuestran
lo que siente. Exprese lo que hay en su corazón, sea alegría, tristeza, frustraciones,
derrotas, pecados, etc. Sea completamente honesto y transparente con usted mismo
y con Dios. Es un tiempo donde Dios Padre quiere escuchar a su hijo y usted recibirá
una paz que sobrepasa todo entendimiento (Fil. 4:7).
• Renueve su oración: confíe en que Dios le ha escuchado y que aún hay un largo
camino por recorrer. Puede hacer una lista con los motivos de oración, estos se
pueden modificar a medida que se enfrente a nuevos retos y etapas
en su vida.
En el apéndice 1 encontrará algunos ejemplos adicionales de for-
mas o métodos para la oración, saque el tiempo y léalos deteni-
damente.

4. Diario
El diario es un medio de gracia donde se puede llevar un registro del amor que hemos
experimentado por parte de Dios; esto puede ser útil para la edificación personal más
adelante o para futuras generaciones.

Ventajas de un diario
• Aumenta nuestro gozo a lo largo de nuestro peregrinaje.
• Nos ayuda a tener registros de las victorias que Dios nos ha dado para su gloria y
observar nuestro crecimiento.
• Recordamos la providencia de Dios en el pasado.
• Registra los eventos más importantes de nuestros ministerios. Al estar por escrito
proveen una oportunidad para dar gracias a Dios.
Medios de Gracia 51
• Le ayudará a prepararse para el futuro.
• Le ayudará a examinarse.

Ejemplos de diario de Juan Wesley


VIERNES 6 de febrero de 1736. Cerca de las ocho de la mañana pusimos pie en
suelo americano. Era una isla pequeña, deshabitada, frente a Tybee. El Sr. Oglethorpe
nos guió hacia una parte elevada, donde todos nos arrodillamos para dar gracias a
Dios. Luego, él se embarcó para Savannah. Cuando el resto de la gente bajó a tierra,
llamamos a nuestro pequeño rebaño a la oración. Varias partes de la Segunda Lección,
Marcos 6, estuvieron magníficamente apropiadas para la ocasión, en particular el
relato sobre el valor y el sufrimiento de Juan el Bautista, las instrucciones de nuestro
Señor a los primeros predicadores del evangelio, su
tarea laboriosa en el mar y su salvación con aquellas
palabras de consuelo, “¡Soy yo, no temáis!” (Wes-
ley, 1996, pág. 20)
LUNES 2 de enero de 1738. Me sentía triste y ape-
sadumbrado (aunque no podría dar una razón parti-
cular por este sentir) y completamente renuente a ha-
blar de cerca con cualquiera de mi pequeño rebaño
(cerca de 20 personas). Dudé si mi negligencia hacia ellos no era la misma razón de
mi abatimiento. En la noche comencé a enseñar al empleado de cabina, después de lo
cual me sentí más aliviado. En los días siguientes, varias veces me propuse hablarles
a los marineros, pero no pude hacerlo. Quiero decir, me sentía imposibilitado de ha-
blar. No podía encontrar una ocasión para hacerlo y resultaba absurdo hablar sin tener
motivo. ¿No es esto lo que comúnmente quiere decir “No podía hablar”? ¿Es esta una
causa suficiente de silencio, o no? ¿Es esta una prohibición del buen Espíritu? ¿O una
tentación de la naturaleza o del maligno? (Wesley, 1996, pág. 33).

Cuatro consejos que le ayudarán a crecer en su diario


• Mantener la simpleza: no escriba más de lo ocurrido, plasme sus eventos tal como
sucedieron, sin agregar ni quitar cosa alguna.
• No abarcar todo al mismo tiempo: para esto es necesario que no deje todo para
después, se recomienda escribir los eventos a la brevedad posible.
• Tome a Dios en serio: no solo mencione la circunstancia o el evento, plasme los
pasajes bíblicos y las oraciones que utilizó en esa situación.
• Traiga el evangelio: si al comenzar a escribir su diario se siente afligido, trate de
seguir el camino de los salmistas y concluya con esperanza.

Una de las grandes ventajas del diario es que no tiene un estilo literario definido. Esto
no le colocará una carga al pensar que no lo está haciendo de manera correcta. Lo que
debe tomar en cuenta es que el fin último de este: es poder ver la gloria y la providencia
de Dios en el pasado, que nos sostiene en el presente y nos inspira al futuro.
5. Ayuno
El ayuno, a diferencia de otros medios de gracia, es quizás uno de los menos utilizados.
Sin embargo, también se debe destacar el mal uso y abuso de su aplicación. Es muy co-
52 Medios de Gracia
mún que las personas ayunen cuando hay una necesidad que produce estrés emocional,
una amenaza apremiante u otra circunstancia que la persona necesita que Dios obre de
“manera más sobrenatural”. En otras palabras, es visto como una disciplina que exige
un “mayor sacrificio” para una “mayor respuesta”. Sería muy sencillo tomar el ayuno
para “tratar de obligar” a Dios a hacer lo que nosotros queremos. El propósito del ayu-
no no es convencer a Dios; más bien, muestra la necesidad que tenemos de una mayor
comunión con Él, a la vez que aumenta nuestra sensibilidad de la dirección de Dios.

Pero, ¿qué es realmente el ayuno? El ayuno es una herramienta excepcional, diseñada


para canalizar y expresar nuestro deseo por Dios y nuestro descontento santo en un
mundo caído (Mathis, 2017). Como vemos, el ayuno no se trata de buscar beneficios
propios, sino de demostrar nuestra voluntad de acercarnos más a Dios.

En nuestra sociedad moderna, de manera casi automáticamente pensamos en el ayuno


como la abstención de alimentos por un tiempo; pero el ayuno va muchos más allá de
no comer alimentos. Teniendo en cuenta que la tecnología ha invadido todas las áreas
de la vida para muchas personas sería más edificante abstenerse de dispositivos elec-
trónicos (laptops, celulares inteligentes, tablets,
entre otros) que de alimento físico. Como lo dijo
Martyn Lloyd-Jones: “El ayuno en realidad de-
bería incluir la abstinencia de cualquier cosa que
sea legítima en sí misma en beneficio de algún
propósito espiritual especial” (Mathis, 2017, pág.
128). El gráfico 4.3 muestra las diferencias entre
el ayuno y la abstinencia.

Gráfico 4.3 Diferencias entre el ayuno y la abstinencia

¿Es el ayuno un mandamiento?


La Biblia presenta grandes personajes que pusieron en práctica este medio de gracia:
Moisés, el legislador; David, el rey; Elías, el profeta; Ester, la reina; Daniel, el vidente;
Ana, la profetisa; Pablo, el apóstol; Jesucristo, el Hijo encarnado de Dios. Quizá en el
Nuevo Testamento no existe un mandato directo que nos indique que debemos ayunar,
pero sí lo da por sentado.

Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan
sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obte-
nido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la
Medios de Gracia 53
cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante
tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te
recompensará.
Mt. 6:16-18

Un día se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron: ¿Cómo es que noso-


tros y los fariseos ayunamos, pero no así tus discípulos? Jesús les contestó: ¿Acaso
pueden estar de luto los invitados del novio mientras él está con ellos? Llegará el
día en que se les quitará el novio; entonces sí ayunarán.
Mt. 9:14-15

En el primer texto mencionado, Jesús no dice algo como: “si quieren ayunar deben
hacer así…”, por el contrario, afirma: “cuando ustedes ayunen”. Es decir, Jesús da por
sentado que ellos van a ayunar. En la segunda cita es aún más claro, allí se muestra la
necesidad que van a tener los discípulos (posteriormente la iglesia) de ayunar cuando
Jesús ya no está entre ellos. La Biblia nos muestra que existen diferentes tipos de ayu-
nos: personal, comunitario, público, privado, parcial o absoluto, etc., (Est. 4:16; Neh.
1:4; Dn. 9:3).

¿Cómo comenzar ayunar?


El ayuno, aunque trae muchos beneficios como medio de gracia, puede ser difícil de
practicar, por eso, tenga en cuenta las siguientes recomendaciones:
• Comience despacio. Si nunca ha ayunado, no comience repentinamente con un
ayuno de varios días. Hágalo con una comida durante un par de semanas, luego há-
galo con dos comidas hasta que alcance un día de ayuno completo.
• Planifique lo que hará en su tiempo de ayuno. Ayunar no es un acto de auto-pri-
vación. Un ayuno sin plan no es un ayuno, probablemente pasará hambre.
• Considere cómo afectará a otros. Las personas deberían sentirse aún más amadas
y cuidadas cuando estamos ayunando (Mathis, 2017, pág. 135).
• Realice diferentes tipos de ayuno. Ayuno individual, colectivo, absoluto, parcial.
• Ayune algo que no sea comida. Dependiendo de su estado de salud, si no puede
abstener de comida considere hacer un ayuno de deportes, tecnología o de algo que
realmente disfrute.

OBRAS DE PIEDAD CORPORATIVAS


Son aquellas que se realizan junto a otros por ejemplo la congregación local y que de
manera individual no sería posible llevarlas a cabo.
1. Congregarse

No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémo-


nos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
Heb. 10:25
54 Medios de Gracia
Dios nos creó para vivir en comunidad. Su intención no fue que viviéramos vidas ais-
ladas y solitarias. Cada vez que nos reunimos, no solo lo hacemos para adorar a Dios,
sino también para fortalecernos los unos a los otros. Esto sin duda alguna es bueno para
nuestra salud espiritual.

Lamentablemente, este medio de gracia no ha sido visto como tal y muchas veces ha
sido tomado como un acto de asistencia fija, o como un tiempo de ir a una simple re-
unión donde hay prisa para que termine el servicio. Su esencia e importancia muchas
veces no es clara para el creyente moderno. Cada celebración en el nombre de Jesús
debería tener un trasfondo de alegría, gozo, paz y esperanza, más allá de la necesidad
con la que vayamos, debemos recordar el sacrificio que nos permite ahora acercarnos
al trono de la gracia.

El congregarnos es un medio de gracia que nos permite cantar, escuchar la Palabra


y orar juntos; es un tiempo de adoración continua donde vemos el evangelio hecho
realidad. Nos reunimos con un grupo de personas que han sido adoptadas, al igual que
nosotros, para crecer juntos. Más allá de las personalidades vemos cómo el Espíritu
nos unifica dejando nuestros prejuicios y adorándole a Él. Cuando nos congregamos
observamos cómo Dios ha traído y sigue trayendo personas a su casa; al congregarnos
vemos cuán grande y poderoso es el nombre de Jesús. Personas de toda tribu lengua y
nación se reúnen en su nombre. Podemos ver al Dios dinámico y vivo que nos habla a
través de las Escrituras.

Consejos para congregarse


• Dios le está esperando junto con sus otros hijos. No los haga esperar.
• No espere llegar al local para adorar a Dios; todos los días debe hacerlo.
• Vístase para el Señor.
• Dispóngase a recibir lo que Dios quiere darle.
• Relaciónese con sus hermanos.
• El pecado quita el deseo de congregarse, pida fuerzas a Dios para ir a su casa. Siem-
pre hay un lugar para usted.
• Invite a otro.
2. Comunión
El término en griego para comunión es “koinonia”; significa “comunidad”, “asocia-
ción” y “comunión”. La comunión expuesta en la Palabra es aquella que va más allá de
nuestros intereses y preferencias en nuestras relaciones interpersonales. Este medio de
gracia hace que Cristo sea el vínculo por el cual podamos compartir nuestras alegrías,
tristezas y necesidades.

Lamentablemente, es común en las iglesias modernas que existan grupos “prefabri-


cados” o de “interés común”; no es que sean malos en sí, el problema es cuando se
convierten en grupos cerrados donde nadie más puede entrar; llegando a convertirse
en grupos elitistas o de admiración mutua, menospreciando así el compartir en comu-
nidad.

Como medio de gracia, la comunión no se trata solo de compartir deportes, pasatiem-


pos, trabajos, o política, aunque esto no es malo. La comunión cristiana se caracteriza
porque en todas las cosas que hacemos, Jesucristo siempre es el centro. Este medio de
Medios de Gracia 55
gracia hace que nazcan y crezcan profundos lazos de amor y amistad hacia el prójimo,
haciéndolo así un compañero para las batallas que Dios ha dispuesto para nosotros.

Consejos para la comunión entre hermanos


• No tome solo en cuenta las cosas en común para empezar un tiempo de comunión
con otros.
• No se relacione con un solo grupo. Sea incluyente con todos los demás miembros;
ayúdeles a crecer mientras usted crece.
• Comparta de lo que tenga para el bienestar de todos.
• Practique el servicio hacia el otro.
• Sueñen con los planes de Dios.

La comunión es un medio de gracia donde Dios derrama su amor por medio de las de-
más personas. Vemos su cuidado en nuestras vidas cuando el prójimo se preocupa por
cada uno de nosotros y nos alienta a seguir, vemos su gracia cuando nacen amistades
profundas y duraderas en el tiempo.
3. Los sacramentos
El bautismo con agua y la Cena del Señor son los sacramentos de la iglesia instituidos
por Cristo. Ellos son medios de gracia por la fe, pruebas de nuestra profesión de fe
cristiana y signos del ministerio de gracia de Dios hacia nosotros. Por ellos, Él obra
dentro de nosotros para vivificar, fortalecer y confirmar nuestra fe (Libro de Disciplina,
2015, pág. 15).

El bautismo con agua, aunque se realiza una sola vez, y es una de las experiencias que
más plenitud y gozo trae al creyente; es un acto donde se expresa y testifica pública-
mente lo que ha ocurrido en nuestro interior: hemos muerto al pecado y vivimos para
Dios (Ro. 6:3-4). Jesús modeló esto para nosotros (Mt. 3:13-17), por eso en obediencia
a Él y a su Palabra nosotros también lo hacemos. Cada vez que un nuevo creyente se
bautiza, la congregación debe regocijarse con él y recordar el momento en el que Dios,
por su gran amor, nos permitió ser bautizados en su nombre. Además, su gracia es de-
rramada al ver cómo otros han aceptado esta verdad y este sacramento.

El segundo sacramento es la Cena del Señor. Este fue instituido mientras Él estuvo en
la tierra. El significado de la Cena del Señor es complejo, rico e íntegro. Es uno de los
medios de gracia más solemne para la iglesia; no creemos que en la Cena del Señor
Cristo está presente físicamente pero a la vez no consideramos que la Cena es “sola-
mente un símbolo”. Más bien creemos que en la Cena la presencia de Cristo es real y
declaramos:
• La muerte de Cristo: cuando participamos en la Cena del Señor se representa la
muerte de Cristo. Nuestras acciones merecían la muerte, pero fue Cristo quien pagó
por nosotros.
• La unidad de los creyentes: cuando participamos en la Cena del Señor también
damos una clara señal de unidad de unos con otros. De hecho, Pablo dice:

56 Medios de Gracia
“Hay un solo pan del cual todos participamos; por eso, aunque somos muchos,
formamos un solo cuerpo” (1Co. 10:17).
• Se recuerda el amor de Cristo por nosotros: el hecho de que podamos participar
en la Cena del Señor es un vívido recordatorio y confirmación visual de que Jesús
nos ama, individual y personalmente.
• Cristo afirma que todas las bendiciones de la salvación están reservadas para
su pueblo: al acercarnos a la invitación de Cristo, a su Cena, me asegura que tiene
abundantes bendiciones para mí. Vengo a esta mesa como miembro de su familia
eterna.
• Afirmamos nuestra fe en Cristo: por último, cuando tomo el pan y la copa, por mis
acciones proclamo: “Te necesito y confío en ti, Señor Jesús, para que perdones mis
pecados y concedas vida y salud a mi alma, porque solo por tu quebrantado cuerpo
y tu sangre derramada puedo ser salvado” (Grudem, 2007, pág. 1043).
• La resurrección y regreso de Jesús: al participar en la Cena recordamos el sacri-
ficio de Jesús por nosotros y su promesa que pronto regresará. Además, es el recor-
datorio de que un día participaremos con Él en el banquete que ha preparado para
nosotros.
4. Buscar mentoría
“Lo que necesitas es dejar de pensar tanto en ti mismo y seguir adelante”. Aunque
estas palabras fueron agudas y dolorosas en el momento, era exactamente lo que
necesitaba escuchar. Fue una época en la que estaba revolcándome en mi propia au-
tocompasión y llegando a una comprensión más profunda de mi pecado. Debido a
la tendencia de sentir la necesidad de pagar por mi propio pecado, no era capaz de ir
por mí mismo a Jesús; necesitaba a alguien que había ido delante de mí para caminar
a mi lado y guiarme. Necesitaba a alguien que me lo dijera de frente, alguien que no
tuviera miedo de decirme las cosas que no quería escuchar, pero que me amara lo
suficiente como para ser honesto y llevarme a la gracia que Jesús me había dado. En
esencia, necesitaba un mentor (Westcott, 2015).

Todo cristiano necesita un mentor que lo ayude a cre-


cer en su viaje espiritual. Todos necesitamos aprender
de la sabiduría de otras personas. A su vez, es vital
comprender que no estamos solos, hay muchas perso-
nas que han pasado por los mismos problemas y cir-
cunstancias que nosotros y están dispuestos a exten-
dernos su ayuda para crecer cada día. Se necesita de
la dirección del Espíritu Santo y el asesoramiento co-
lectivo de la comunidad cristiana para un crecimiento
integral funcional. Debemos creer que Dios ha preparado a sus siervos para ser sus
manos y pies en la tierra y que por medio de ellos Él nos está guiando. Es importante
resaltar que lo que se desea no es una dependencia de los líderes, sino que podamos
reconocer que son los instrumentos que Dios utiliza en un tiempo específico. Qué ben-
dición es poder ser mentoreado o aconsejado por personas que Dios dispone para ayu-
darnos. Al reconocer la necesidad de ser ayudados demostramos nuestra insuficiencia
y la necesidad del otro para crecer.
Medios de Gracia 57
¿Cómo elegir un mentor que me ayude a crecer? (Barrios, 2013)
El mayor de los mentores es Jesús y siempre podemos acudir a sus palabras en la Bi-
blia. Él debe ser su principal pastor. Sin embargo, la Biblia nos habla que en la iglesia
los ancianos deben enseñarle a los más jóvenes. Así lo quiere Dios. Es importante ser
pastoreado por hermanos en la fe con más experiencia y conocimiento que nosotros.
• Elija a una persona que lo lleve a Cristo. Escoja a alguien que sea de bendición
para usted y que no le lleve hacia sus propósitos, sino hacia Jesús. Esa debe ser su
cualidad más importante (Jn. 3:22-30).
• Escoja a alguien que esté acorde a la Palabra de Dios. Necesitamos que nos ins-
truyan en la verdad y no en algo que se le parezca. Por supuesto, nadie tiene 100%
toda la verdad en su mente. Lo importante es elegir a una persona que esté segura de
las cosas principales en las que cree.
5. Confesión de pecado
Esta es una de las obras de piedad corporativas más difícil de practicar; esto puede ser
por los siguientes motivos: vergüenza al exponer los pecados y errores, creer que es el
único que pasa o ha pasado por esa circunstancia y no encontrar propósito al confesar
los pecados ante otro pecador. Si nos enfocamos en estos argumentos ninguno podría
realizar esta práctica; pero si observamos la congregación como un conjunto de per-
sonas que tienen necesidades y vacíos profundos, nos daremos cuenta que no estamos
solos. Pero, ¿qué dice la Biblia sobre esto? A quienes les perdonen sus pecados, les
serán perdonados; a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados (Jn. 23:23).
Este privilegio no se debe a nuestra propia justicia, o a que somos “menos pecadores”
que otros; este don nos es dado únicamente por la obra de Jesús. También encontramos:
“por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean
sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz” (Stg. 5:16). Notemos que Santiago
dice que la confesión acompañada de la oración trae sanidad.

Se ha visto la necesidad de confesar los pecados unos con otros, puesto que todos pa-
samos por las mismas cosas, pero callamos y preferimos sufrir solos. Además, muchas
personas prefieren buscar ayuda afuera, con personas no cristianas, para evitar ser juz-
gados. Tristemente, esto es una lamentable realidad que ocurre a menudo.
Esta práctica de ninguna manera pretende sustituir la confesión de pecados de forma
privada. Es necesario, primero debemos reconocer nuestras faltas con Dios, y después
como muestra de nuestro real arrepentimiento y deseo de no volver a fallarle a Dios,
confesarlo con los hermanos. Esto no significa que debemos hacerlo ante toda la con-
gregación, sino que debemos buscar las personas apropiadas, maduras espiritualmen-
te, para así encontrar la misericordia y la gracia del Señor. Este medio de gracia nos
recuerda que nosotros como iglesia somos las manos y los pies de Cristo en la tierra;
a la vez nos recuerda que somos corresponsables del cuidado y amor hacia nuestros
hermanos.

Consejos para su tiempo de confesión


• Acérquese primero a Dios y exprese lo que hay en usted.
• Busque personas maduras dentro de la iglesia.
• Diga todo lo que tenga que decir, es un tiempo de sinceridad plena.
• Reúnase periódicamente con su formador para evaluar su condición actual.
58 Medios de Gracia
Una de las grandes bondades de esta práctica es que Dios quiebra el orgullo, la dureza
de corazón y vanidad de la persona. Dios nos muestra nuestra fragilidad corporativa
y nos sostiene con su gracia, la cual es un recordatorio de los méritos de Cristo. ¡A Él
sea la Gloria!

OBRAS DE MISERICORDIA
Las Escrituras nos invitan a hacer buenas obras. No porque sean necesarias para nues-
tra salvación, sino porque reflejan y avivan nuestra fe: “la fe sin obras está muerta”
(Stg. 2:26). También, por medio de estas obras de misericordia somos canales de la
gracia de Dios para otros.

Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede escon-
derse.  Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se
pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa.  Hagan brillar
su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y
alaben al Padre que está en el cielo.
Mt. 5:14-16

Por último, por medio de ellas recibimos más de la gracia santificadora del Señor en
nuestras vidas “¿Qué quieres, Señor? —le preguntó Cornelio, mirándolo fijamente y
con mucho miedo. —Dios ha recibido tus oraciones y tus obras de beneficencia como
una ofrenda —le contestó el ángel —” (Hch. 10:4). La práctica de estas obras, no nos
hacen salvos, pero sí nos hacen más como nuestro salvador. Recordemos que el origen
del pecado es egoísmo y el egocentrismo, entonces las obras de misericordia como
producto de la justificación son una forma de expresar que: “ya no vivo yo, más vive
Cristo en mí”.

Wesley hacía gran énfasis en la santidad social, es decir, “toda


santidad es santidad social pues nadie puede llegar a ser cris-
tiano en soledad” (Garrastegui & Jones, 2002). Tristemente,
en la actualidad, muchas iglesias se centran solo en las obras
de piedad y olvidan lo fundamental de las obras de mise-
ricordia dejando a un lado las advertencias de la Escritura
cuando dice misericordia quiero y no sacrificio (Mt. 12:1-8).
La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es esta: atender a los
huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del
mundo (Stg. 1:27). Magallanes nos recuerda que Wesley recomienda:

…El creyente debe mostrarse entusiasmado por las obras de piedad; pero mucho más
por las obras de misericordia; viendo que Dios quiere misericordia y no sacrificios,
esto es en lugar de sacrificio. Por lo tanto, cuando unas interfieran con otras, las obras
de misericordia deben ser preferidas. Aun la lectura y el escuchar las Escrituras, y la
oración deben de ser omitidas o pospuestas al llamado poderoso de la caridad cuando
somos llamados para aliviar la desesperación de nuestro prójimo, ya sea en cuerpo o
alma (Magallanes, 2005, pág. 194).
Medios de Gracia 59
Y también, Wesley dice:
El evangelio de Cristo no conoce otra clase de religión sino una religión social; no
otra santidad sino social. “La fe que trabaja por el amor” es la anchura, la longitud,
la profundidad y la altura de la perfección cristiana. Este mandamiento recibimos de
Cristo, que quien ama a Dios, ame también a su hermano; y nosotros manifestamos
nuestro amor “haciendo bien a todos los hombres, especialmente a los de la familia de
la fe”. En verdad, quienquiera que ama a su hermano, no únicamente de palabra sino
como Cristo le amó, no puede sino ser “celoso en buenas obras”. Siente en su alma un
ardiente y turbador deseo de darse y ser dado por ellos. “Mi Padre”, dirá, “hasta ahora
obra, y yo obro”. Y en todas las oportunidades posibles “va haciendo bienes”, como
su Maestro” (Wesley, 1996, pág. 240).

Dios es un Dios que nos ha mostrado su amor de muchas maneras, nuestro llamado
como sus hijos es amar como Él ama. El amor es la esencia de la perfección cristiana
y el impulso que controla nuestra vida. “Este ardiente y turbador deseo de darse y ser
dado por ellos es el mayor fruto de la fe, la fe que trabaja por el amor” (Garrastegui
& Jones, 2002, pág. 109). El amor no debe ser solo con los creyentes, debe incluir
significativamente a los excluidos y marginados por la sociedad. Si Dios les ama y
les extiende la invitación a su reino, por esta razón, todo creyente que continúa en la
gracia santificadora “es aquel que incluye a los excluidos, invita a su mesa a los que
son rechazados y sirve a todos” (Magallanes, 2005, pág. 192).

A continuación, examinaremos algunas de las obras de misericordia más reconocidas


(Dei, 2015).
• Visitar al enfermo. Se trata de una verdadera atención a los en-
fermos y ancianos, tanto en el aspecto físico, como en hacerles
compañía. El mejor ejemplo de la Sagrada Escritura es el de la
parábola del Buen Samaritano, que curó al herido y, al no poder
continuar ocupándose directamente, confió los cuidados que ne-
cesitaba a otro a quien le ofreció pagarle (Lc. 10:30-37). Usted
puede hacer esto de varias formas, es decir, visitar un hogar de
ancianos y/o visitar un hospital. O lo puede hacer de manera in-
formal visitando los ancianos y las personas con enfermedades
crónicas dentro de su comunidad y/o iglesia local.
• Visitar a los presos. Consiste en visitar a aquellos que están privados de la libertad
y prestarles ayuda material y asistencia espiritual que les sirva para mejorar como
personas, enmendarse, aprender a desarrollar un trabajo que les pueda ser útil cuan-
do terminen el tiempo asignado por la justicia, etc. Significa también rescatar a los
inocentes y secuestrados. En la antigüedad los cristianos pagaban para liberar escla-
vos o se cambiaban por prisioneros inocentes. Una forma en que usted puede hacer
esto es por medio de algún ministerio en su cuidad que lleve palabra y atención a
las personas en las cárceles; si tal ministerio no existe en su comunidad usted podría
comenzarlo e involucrar a otras personas. En estos tiempos de visita pueden en-
señarles algún tipo de artes (bisutería, ebanistería, etc.); recuerde compartirles siem-
pre la Palabra del Señor como parte de su visita.
60 Medios de Gracia
• Vestir al desnudo. Esta obra de misericordia se dirige a cubrir otra
necesidad básica: el vestido. En la carta de Santiago se nos anima
a ser generosos: “Si un hermano o una hermana están desnudos
y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id
en paz, calentaos o hartaos”, pero no les dais lo necesario para
el cuerpo, ¿de qué sirve?” (Stg. 2:15-16). Usted puede hacer esto
mediante la creación de un ropero en su iglesia; esto consiste en recolectar de los
hermanos en la iglesia local y de personas en la comunidad ropa nueva o de segunda
en buen estado y ofrecer esta ropa a las personas de la iglesia o comunidad que la
necesiten; también podrían preparar una visita a una comunidad más pobre y llevar
esta ropa. Otra forma en que lo puede hacer es apadrinar una persona necesitada
(inmigrante, huérfano, viuda, madre soltera, etc.) y encargándose de suplir esta ne-
cesidad en su vida.
• Dar de comer al hambriento y dar de beber al sediento. Estas dos primeras se
complementan y se refieren a la ayuda que debemos procurar en alimento y otros
bienes a los más necesitados, a aquellos que no tienen lo indispensable para poder
comer cada día. Jesús, según menciona el Evangelio de Lucas dice: “El que tenga
dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga
lo mismo” (Lc. 3:11). Usted y su iglesia local pueden organizarse para comenzar un
servicio de complemento nutricional en su comunidad para niños, viudas, ancianos
y otras personas en necesidad. También puede apadrinar a alguien en necesidad e
invitarle a comer una de las comidas diarias o varias veces a la semana según sus
posibilidades.
• Dar posada al necesitado. En la antigüedad dar posada a los viajeros era un asunto
de vida o muerte, por lo complicado y arriesgado de las travesías. No es el caso hoy
en día. Pero, aun así, podría tocarnos recibir a alguien en nuestra casa, no por pura
hospitalidad de amistad o familia, sino por alguna verdadera necesidad.

HUDSON
Hudson Taylor fue el hombre con quien introducimos esta lección y quien después de
su conversión decidió por todos los medios seguir el llamado del Señor. Siempre tuvo
presente que hacer esto requería una decisión diaria y disciplinada. Un hombre al final
de su vida afirmó de Taylor lo siguiente:

El carácter de Taylor había alcanzado una gran semejanza con su Maestro…“Era él una
lección objetiva de serenidad. Sacaba del banco del cielo cada centavo de sus ingresos
diarios –‘Mi paz os doy’. Todo aquello que no agitara al Salvador ni perturbara su es-
píritu, tampoco le agitaría a él. La serenidad del Señor Jesús en relación a cualquier
asunto, y en el momento más crítico, era su ideal y su posesión práctica. No conocía
nada de prisas ni de apuros, de nervios trémulos ni agitación de espíritu. Conocía esa
paz que sobrepuja todo entendimiento, y sabía que no podía existir sin ella…


Medios de Gracia 61

Yo conocía las ‘doctrinas de Keswick, y las había enseñado a otros, pero en este hom-
bre se veía la realidad, la personificación de la ‘doctrina Keswick’, tal como yo nunca
esperaba verlo”.

La lectura de la Biblia era para él un deleite y un ejercicio permanente. Un día, cuan-


do ya había pasado los setenta años, se paró, Biblia en mano, en su hogar en Lau-
sanne, y le dijo a uno de sus hijos: “Acabo de terminar de leer la Biblia entera por
cuarentava vez en cuarenta años”. Y no solo la leía, sino que la vivía (Biografía de
Hudson Taylor 1832–1905).

ACTIVIDAD DE EVALUACIÓN
Teniendo en cuenta el siguiente cuadro y el respectivo ejemplo, me-
dite sobre los medios de gracia y misericordia que está practicando
en este momento. Recuerde, ser completamente sincero (aproveche
el apéndice 1 que aparece a continuación).
62 Medios de Gracia
Apéndice 1 PRÁCTICAS ESPIRITUALES
Por Nichole Roller

ORACIÓN DE EVALUACIÓN
El propósito de la oración de evaluación es observar la actividad de Dios en nuestras
vidas a lo largo del día. A medida que avanzamos en esta oración, comenzaremos a
reconocer la presencia de Dios a través de nuestras experiencias. Crecemos en gratitud,
reconociendo nuestras debilidades y nuestras áreas de crecimiento, y al mismo tiempo
vemos las áreas en nuestras vidas donde brilla la presencia de Dios.

PASO 1. Prepárese enfocando su atención silenciosamente en Dios. “Puesto que en


él vivimos, nos movemos y existimos.” (Hechos 17:28 NVI) Enfóquese en estar en la
presencia de Aquel que lo ama más que cualquier otro, y quiere lo mejor para usted.

Luego puede hacer una oración como la siguiente: “Querido Dios, ayúdame a verme
a mí mismo y a mi vida a través de tu amor incondicional y aceptación de mí para que
tu amor y tu poder puedan fluir a través de mí. Ayúdame a recordar que nada puede
separarme de tu amor. En el nombre de Jesús, Amén”.

PASO 2. Repase su día con agradecimiento y un espíritu de reconciliación. Pero, cuan-


do venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad (Jn. 16:13). Comience
este paso de la oración recordando lo recibido de Dios durante el día, luego agradezca
a Dios por algunos regalos inmerecidos específicos (el olor a lluvia, la risa, amistades
que enriquecen su vida, etc.). Luego comience a orar, la siguiente oración le servirá de
ejemplo: “Ayúdame a ser agradecido, recordando lo que quieres que recuerde y obser-
vando lo que quieres que observe, incluyendo mis motivos. Ayúdame a estar abierto a
todo lo que quieras que vea y cámbiame para que pueda amarte más a ti y a los demás.
En el nombre de Jesús, Amén”.

Ahora haga dos preguntas importantes (esta parte de la oración es la más larga); la pri-
mera pregunta es ¿En qué momento hoy viví sin amor y libertad en Cristo? Recuerde
el texto de Filipenses 4:8 que dice: “lo verdadero...lo respetable...lo justo...lo puro...lo
amable...lo digno de adoración...lo que sea excelente o merezca elogio”.

Luego pídale al Espíritu Santo que le haga recordar cuándo actuó con amor hoy. Preste
atención a sus sentimientos, alegría, tristeza, duda, incertidumbre, esperanza, etc., así
podrá reconocer cuándo vivió como el Espíritu de Dios lo indica. Entonces la segunda
pregunta es ¿En qué momento hoy viví por amor y libertad en Cristo? Lamentaciones
3:40 dice: “Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor.”

Pídale a Dios que le revele los eventos y patrones del día que no conducen al amor y la
libertad en Cristo (como la ira, el orgullo, los celos y la ansiedad). Dígale a Dios que
está arrepentido por estos momentos. Finalmente, acepte el perdón de Dios.

PASO 3. Agradezca a Dios por lo que está sucediendo a través de esta oración, y pídale
dirección y gracia para el día de mañana. Pídale a Dios que le ayude a ver cualquier
nueva conciencia como un regalo y una oportunidad para crecer en la semejanza de
Cristo.
Medios de Gracia 63
Puede concluir con una oración similar a la siguiente: “Dios mío, gracias por lo que
me has enseñado hoy. Ayúdame a aceptar, con gratitud, todo lo que me has revelado.
Gracias por todas las maneras en que tu amor ya se revela en mí y a través de mí. Dame
fuerza y valor para cambiar lo que debo cambiar, y para pedir perdón a los demás si eso
es lo que quieres que haga. Gracias te doy, por tener en mente los verdaderos deseos
de mi corazón; trabaja en mí para creer siempre en esto, de modo que pueda amarte y
servirte verdaderamente a ti y a los demás. En el nombre de Jesús, Amén.”

ORACIÓN DE ENFOQUE

Solo en Dios halla descanso mi alma… Salmo 62:5

El propósito de la oración de enfoque es tomar todos sus pensamientos y deseos dis-


persos y colocarlos en el centro de la presencia de Jesús. A través de esta práctica,
descansamos en Dios, escuchamos al Espíritu Santo, y esperamos en Él. Este es el
tiempo para juntar los pensamientos dispersos y someterlos a Dios. De esta manera,
nuestra atención estará enfocada en Dios solamente. La oración de centrar nos ayuda a
traer reposo y tranquilidad al ajetreo de la vida porque nos recuerda nuestra constante
unión con Él. Al practicar esta oración tendemos a estar en mejores condiciones para
escucharlo y buscarlo en todas las áreas de nuestras vidas, y nuestro centro permanece
en paz, sin importar las circunstancias.

Elija una palabra que le ayudará a tranquilizarse, ejemplos: Jesús, amor, paz, Padre,
Buen Pastor, etc.). Después escoja un lugar tranquilo para meditar y guardar silencio
por unos 10-20 minutos.

PASO 1. Ore por protección: la siguiente oración le servirá de ejemplo: “Señor te pido
que me protejas mientras me rindo al único Dios verdadero en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo, Amén”.

PASO 2. Entre en la presencia amorosa de Dios. Haga todo lo posible por permanecer
quieto, respire lentamente y regularmente, con los ojos cerrados, eso le ayudará a con-
centrarse en la presencia amorosa de Jesús.

PASO 3. Tranquilícese y manténgase en silencio. Diga su palabra escogida silenciosa-


mente de vez en cuando. No se preocupe si se encuentra distraído. Use su palabra para
enfocarse cuando se distrae.

PASO 4. Termine con el Padre Nuestro. Recítelo o léalo en voz alta.

ORACIÓN DE RESPIRACIÓN

Oren sin cesar (1Ts. 5:17)


¡Hijo de David, ten compasión de mí! (Lc. 18:38)

La oración de respiración es una práctica que usa su respiración para mantenerlo cen-
trado en Cristo durante todo su día con una oración sencilla. Esta nos permite recordar
que así como no podemos vivir sin aire, tampoco podemos vivir sin Dios.

PASO 1. Siéntese en silencio delante del Señor, recordando su cercanía. Elija un nom-
bre de Dios que sea significativo para usted. Algunos ejemplos incluyen: Jesús, Buen
64 Medios de Gracia
Pastor, Abba, Padre, Príncipe de Paz, Santo, Todopoderoso, Creador, Consejero, De-
fensor, Emmanuel, Vencedor, etc. Inhale, diciendo su nombre elegido.

PASO 2. Cuando exhale diga un profundo deseo en su corazón como una oración a
Dios.

PASO 3. Lleve esta oración con usted durante todo el día, repitiéndola mientras inhala
y exhala.

Ejemplos:
Inhala “Abba”; exhala, “Yo te pertenezco”.
Inhala “Mi Buen Pastor”; exhala, “Cuida de mí”.
Inhala “Defensor”; exhala, “Tú me proteges”.
Inhala “Príncipe de Paz”; exhala, “Confío en ti”.
Inhala “Jesús”; exhala, “ten piedad de mí”.

ORACIÓN DE HORAS FIJAS

Siete veces al día te alabo por tus rectos juicios Sal. 119:164

En esta práctica, se detendrá en momentos predeterminados del día para


dirigir su atención a Dios en oración. De esta manera, volverá regular-
mente a la presencia de Jesús incluso mientras está en medio de su la-
bor diaria. El mundo demandará constantemente de nuestra atención.
La oración de horas fijas es una disciplina que resiste la compulsión
de seguir haciendo cada vez más para mantener nuestras vidas
centradas en Cristo. Al practicar este modo de oración, también
crecemos en escuchar a Dios en medio de nuestros quehaceres regulares.

Veamos esta práctica en algunos lugares de la Biblia:

Daniel 6:10: Daniel tuvo la costumbre de orar tres veces al día.

Salmo 119:164: “Siete veces al día te alabo por tus rectos juicios.”

Hechos 3:1: Pedro y Juan van al templo en una hora regular de oración.

Marcos 1:35: Jesús tuvo la costumbre de orar muy temprano en la mañana.

Ideas para implementar esta práctica:

1. Además de su tiempo de oración normal, establezca un nuevo tiempo de oración


durante el día. Use la alarma de su celular, o su reloj para recordarle la hora indica-
da para orar en la hora establecida. Es posible que desee agregar tiempos adiciona-
les de oración a medida que adquiere el hábito.

2. Elija un momento durante el día para detenerse y orar con un amigo o un grupo de
amigos.

3. Si se despierta durante la noche y no puede volver a dormir, aproveche la oportuni-


dad para tener su propia vigilia nocturna.
Medios de Gracia 65
4. Despiértese antes de lo normal durante una semana para dedicar ese tiempo a la
oración.

5. Establezca tiempos de oración por la mañana y por la noche con su familia.

6. Ore por un minuto o dos al comienzo de cada hora.

COMPAÑERO DE ORACIÓN

Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean
sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.
Stg. 5:16

Un compañero de oración es alguien por quien usted ora y esa per-


sona hace lo mismo por usted. Este es alguien en quien confía com-
pletamente y le puedo dar a conocer sus necesidades de oración más
íntimas. Los compañeros de oración se reúnen regularmente para orar
el uno por el otro. Orar con alguien nos ayuda a llevar todas las partes de
nuestras vidas a Dios en oración mientras compartimos nuestros logros y
retos. También puede ayudar a alguien a orar en voz alta si no ha tenido
mucha práctica haciendo esto antes.

Ideas para escoger un compañero de oración:

1. Antes de elegir un compañero de oración, pídale a Dios que lo guíe a una persona.
Incluso, puede ser alguien en quién no hubiera pensado antes.

2. También puede orar con alguien de su familia, su cónyuge o su hijo.

3. Podría ser alguien que tiene experiencia enfrentando desafíos o situaciones como
las que usted se encuentra enfrentando ahora. Esta persona puede ser un buen com-
pañero de oración para ayudarle a tener la victoria.

INTERCESIÓN

Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a
Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos.
Heb. 7:25

Uno de los propósitos de la oración de intercesión es tomar las ansiedades y preocu-


paciones y convertirlas en oración. Otro propósito es entrar en el corazón de Dios y
orar desde allí. Entonces, no estamos solamente orando lo que hay en nuestro corazón,
sino que esperamos en el Señor y dejamos que Él dirija ese tiempo de intercesión. De
allí, empezamos a ver su perspectiva sobre las personas y el mundo. Si queremos saber
la voluntad de Dios para las personas y en las situaciones de la vida diaria, primero
tenemos que escuchar al Espíritu para su guía en cómo orar. En Hebreos 7:25 se nos
da un buen ejemplos bíblico, Jesús está intercediendo por nosotros y por lo que aún
no le conocen. Otro texto que nos deja ver esta actividad es Romanos 8:26-27: “Así
mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir,
pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse
con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención
66 Medios de Gracia
del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de
Dios”.

Ideas para implementar esta práctica:


1. Para interceder con los demás vaya a reuniones de oración, vigilias de oración o
reúnase con un grupo de intercesores.

2. Inclúyase en una cadena de oración.

3. Use el Padre Nuestro como una guía de intercesión. Convierta cada frase en inter-
cesión.

4. Cuando una persona viene a su mente preséntela al Señor en oración. Espere un


momento y vea si hay una palabra específica, frase u oración que Dios pone en su
corazón para la persona.

5. Cuando tenga una preocupación, tráigala ante el Señor. Pídale que le muestre si
hay alguna situación que merece ser rendida al Señor. Pídale que revele cualquier
mentira en la que pueda estar creyendo. Pídale que reemplace esas mentiras con la
verdad acerca de quién es Él y qué puede hacer.

6. Obtenga un periódico e interceda por los asuntos que suceden en el mundo. ¿Cómo
quiere Dios que ore por estas situaciones?

7. Cree un diario de intercesión con fotos de personas, lugares y preocupaciones por


los cuáles quiere orar. Registre las respuestas a la oración junto a las fotos.

DESENCHUFAR
El hábito de desenchufarse de la tecnología (computadoras,
celulares, tablets, correo electrónico, redes sociales, televi-
sión, etc.) es para estar completamente presente y disponible a
Dios sin interrupciones y también para las personas en su entorno.
Aún con todo lo bueno que ofrece la tecnología puede tener un lado
negativo cuando nos distrae de nuestras relaciones, incluyendo a Dios.
Necesitamos tiempo para interactuar cara a cara con personas, no solo de
manera virtual. Las interacciones virtuales pueden parecer más eficientes, pero son li-
mitadas. La tecnología puede crear una carga en nuestras almas debido a su naturaleza
compulsiva y exigente. También puede convertirse en una adicción. Cuando pasamos
tiempo con Dios y con los demás, nos bendecimos a nosotros mismos y a los demás al
desconectarnos de la tecnología. En realidad, esta práctica se trata de amar a otros bien.

Encontramos algunos ejemplos bíblicos de amar bien:

1 Juan 4:7: Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene
de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a
Dios, porque Dios es amor.

Romanos 12:10: Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y
honrándose mutuamente.

1 Pedro 2:17: Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos…


Medios de Gracia 67
1 Pedro 1:22: Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor
sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros.

Ideas para implementar esta práctica:

1. Elija un día para llevar la cuenta de cuánto tiempo pasa durante el curso del día
usando la computadora, el teléfono y mirando televisión. También lleve la cuenta
del tiempo en que no tiene interrupciones con su familia, amigos, familia de la igle-
sia, compañeros de trabajo, etc. Luego compare las cuentas. Lleve esto al Señor en
oración. ¿Los resultados indican que debe mejorar sus hábitos?

2. ¿Cuáles relaciones en su vida merecen mayor tiempo de calidad, sin ningún tipo de
interrupciones? En esta semana, planifique tiempo para pasar con estas personas.

3. Cuando tiene su tiempo devocional, guarde su celular en otro cuarto para que no
se distraiga.

4. Cuando esté de vacaciones con su familia, hágales saber a los demás que no res-
ponderá a llamadas ni correos electrónicos, ni tampoco mensajes de WhatsApp
¡Entonces, tenga la disciplina de cumplir con su palabra!

5. Participe en un retiro personal por un día y desconéctese de todos los aparatos


electrónicos. Coloque su teléfono en modo silencioso y no mire ni responda a las
notificaciones (a menos que haya una emergencia).

RETIRO PERSONAL

…en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me


infunde nuevas fuerzas.
Sal. 23:2-3

Un retiro personal es un tiempo apartado de las actividades cotidianas de la vida para


poder estar a solas con Dios por un período prolongado. Un retiro puede ser un evento
de un día o puede extenderse por un período aún más largo de varios días. Este tiempo
nos da el espacio para renovar y refrescar, para que seamos nuevamente fortalecidos
para la obra que Dios tiene para nosotros. Nos alejamos de la productividad para estar
con Dios en un tiempo sin interrupción. También, es un acto de humildad, recordando
que solo Dios sostiene su obra. Durante este tiempo de oración, Dios a menudo nos da
una perspectiva de nuestro trabajo en el reino y en nuestras propias vidas. A veces los
beneficios del retiro no se ven durante el retiro, pero al volver la renovación es evidente
en el ministerio.

Ejemplos bíblicos:

Éxodo 19:34: Moisés pasa días y noches en la presencia del Señor apartado del pueblo
de Israel.

1 Reyes 17: Elías hace un retiro después del Monte Carmelo.

Marcos 1:35: muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó,
salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar.
68 Medios de Gracia
Marcos 6:31: “Y, como no tenían tiempo ni para comer, pues era tanta la gente que
iba y venía, Jesús les dijo: --Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y des-
cansen un poco”.

Mateo 11:28: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les
daré descanso”.

Ideas para implementar esta práctica:


1. Encuentre un lugar para hacer un retiro por un día, podría ser un centro de retiros,
un parque agradable o un lugar en la naturaleza. Si no tiene estas opciones, aún
puede tener un tipo de retiro dentro de su propia casa o iglesia.

2. Para su retiro, solo lleve su Biblia y un cuaderno. Durante su tiempo a solas con
Dios, tómese su tiempo para leer las Escrituras y sumergirse en su Palabra. Escriba
cualquier cosa importante que escuche del Señor o cualquier oración. No tenga
prisa. Tome su tiempo para escuchar de Dios en oración.

3. Puede usar su tiempo de retiro para practicar algunos de los hábitos espirituales en
esta sección. Puede tomar tiempo para agradecer a Dios, alabarle, confesarle, es-
cucharle, y pedir su sabiduría en los diferentes papeles que juega
en su vida.

4. Una vez al mes o una vez por trimestre, planifique un retiro.


Reflexione sobre su vida desde el último retiro. ¿Cómo está
Dios trabajando en su vida? ¿Qué le ha estado diciendo?
¿Qué cosas puede celebrar? ¿Qué desafíos nuevos o recu-
rrentes ha enfrentado? Escríbalo en su cuaderno como un
registro de la actividad de Dios en su vida. Entonces
podrá mirar atrás y ver la mano de Dios en acción.

Recursos
Adaptado de Spiritual Disciplines Handbook by Adele Ahlberg Calhoun

Tarjetas de Oración creado por Mary Darling


FORMACIÓN ESPIRITUAL
4 WESLEYANA

Propósito de la lección
Ayudar al estudiante a apreciar el legado del avivamiento wesleyano en
la formación espiritual, especialmente su teología relacional.

Resultados de la lección
Al concluir esta lección el estudiante:
• Reconocerá la importancia de la comunidad para la formación es-
piritual.
• Aprenderá la importancia de la formación espiritual para su vida de
santidad.

Contenido
• Introducción
• Formación espiritual relacional
• La formación espiritual y la vida de santidad
• Actividades de evaluación
70 Formación Espiritual Wesleyana

JUAN
M i nombre es Juan. Me convertí en cristiano a los 21 años y pastor a los 25. A veces
me pregunto si debí haberme vuelto pastor tan rápido. Lo bueno es que servi-
mos a un Padre que nunca es frustrado por nuestras decisiones cuestionables. Nuestra
congregación nació en el 2003 de una reunión de oración. Trece nuevos amigos que
querían ver a Dios cambiar la ciudad me pidieron predicar. Amé a ese grupo con todo
mi corazón. El cariño de esos primeros días todavía trae lágrimas a mis ojos.

Nuestra música usualmente era terrible, pero cantábamos con fervor, y confío en que
Dios estaba complacido. Yo era un predicador sin experiencia, pero enseñaba la Biblia
lo más claro que podía. Reíamos y llorábamos juntos.

La inmadurez condujo a decisiones tontas en la predicación y el liderazgo, pero Dios


nos bendijo a pesar de ello. Nuestra pequeña reunión creció de 13 a 120 personas en
cerca de nueve meses. El crecimiento nos llenaba de ánimo, pero al mismo tiempo nos
desilusionaba. Las cosas estaban yendo tan bien en aquellos primeros años que empecé
a pensar que Dios estaba dispuesto a pasar por alto el pecado que estaba ocultando.

A pesar de que el ministerio estaba yendo “bien”, no estaba bien con mi alma. Estaba
profundamente descontento. Mi vida no estaba yendo de acuerdo a mis planes. En ese
tiempo, estaba teniendo una relación a distancia con mi novia de la universidad. Ella
no estaba lista para el matrimonio y yo no estaba dispuesto a dejarla ir, aunque muy en
el fondo sabía que Dios no quería que me casara con ella. Nuestra relación de seis años
estaba envuelta en pecado, lo que hacía que morir pareciera más fácil que separarnos.
Nos comprometimos dos veces y estuvimos a 50 días de la boda antes de que finalmen-
te termináramos las cosas para siempre.

Mi renuencia a rendirme totalmente a Dios, junto con mi inseguridad, descontento,


temor al ser humano, y deseo de tener una gran reputación crearon un ambiente en
mi corazón que permitió que prosperara la pornografía. Por los primeros tres años de
ministerio pastoral, batallé en secreto con este pecado. Sabía que mi pecado le dolía a
Dios, pero mis confesiones apuntaban más a acallar mi culpa que a obtener la ayuda
que necesitaba. Cada dos o tres meses me complacía en un mar de pornografía. A esto
le seguía dolor, confesiones en privado sobre cuánto odiaba el pecado y cuánto amaba
a Jesús, y resoluciones personales de no hacerlo nunca más. Recuerdo sentirme como
los israelitas en el libro de Jueces, repitiendo el mismo ciclo una y otra vez: pecado,
dolor, llanto y paz.

Lo que hacía las cosas más difíciles era la abundancia de fruto que Dios estaba produ-
ciendo a través de mí. A nuestra iglesia venían varios cientos de personas. Las vidas
estaban cambiando. Así que asumí que Dios estaba pasando por alto mi pecado. Asumí
que de alguna forma estaba exento de la destrucción que muchos otros habían conocido
(Kell, 2017).
Formación Espiritual Wesleyana 71
INTRODUCCIÓN
Tal vez está pasando por una situación similar o está luchando con otros problemas y
no tiene un amigo que le ayude en con las luchas y problemas que le impiden vivir en
santidad. Tal vez se haya acostumbrado a vivir en este estado y el pecado es su amante
secreto (que tarde o temprano saldrá a la luz). Y no tiene a quién confesarle sus luchas
y pecados, no tiene un grupo de cuidado pastoral. Las encuestas cristianas informan
que el 80 por ciento de los pastores no tienen un amigo o grupo de cuidado pastoral con
quién hablar de sus luchas pecaminosas y problemas. La falta de confesión de pecados,
compañerismo y acompañamiento no le dejan vivir en santidad. Juan Wesley vio esta
misma necesidad de ser santos y respondió a ella, de forma particular. Así que en esta
lección veremos cómo fue que Wesley respondió a esta realidad.

FORMACIÓN ESPIRITUAL RELACIONAL


Juan Wesley es reconocido por muchos expertos
como un teólogo práctico y modelo de cuidado
pastoral. Él comprendía la importancia del cui-
dado pastoral de forma integral, y esto lo llevó
a formar un movimiento de renovación dentro
de la Iglesia Anglicana. Siempre enfatizó que
la principal fuente de conocimiento de Dios es
la Biblia y por ello buscó adherirse a sus enseñanzas doctrinales y prácticas. Wesley
entendió el concepto de la gracia para todos los seres humanos. Este fue el fundamen-
to y éxito de su ministerio de renovación para el desarrollo del cuidado pastoral. El
“no intentó formular una nueva doctrina de la iglesia, sino remediar su decadencia”
(Snyder, 2016, pág. 10).

Con el fin de remediar la decadencia de la Iglesia Anglicana, Wesley comprendió que el


ideal de iglesia era trabajar con grupos pequeños. Él se dio cuenta a través de un grupo
que le llamaron el club santo. Este grupo “era simplemente una sociedad de clérigos
jóvenes de la alta Iglesia Anglicana, con perspectivas evangélicas y un verdadero deseo
de guiar las vidas de los cristianos ejemplares” (Snyder, 2016, pág. 16). Los que perte-
necían al club santo pasaban una hora, en la mañana y en la noche en oración privada,
ayunaban dos veces por semana, y meditaban una hora diaria en la Escritura. Y antes
de reunirse para el estudio de la Escritura preparaban sus conversaciones de modo que
no se dijeran nada sin propósito, estos estudios duraban 3 horas en la tarde, donde leían
la Escritura, libros religiosos y visitaban a los presos. De esta manera, iban tomando
todo el patrón de la iglesia primitiva. El objetivo de todo era la santidad; su propósito
era despertar y cultivar la fe de los creyentes dentro de la Iglesia Anglicana (González,
1994).

La Iglesia Anglicana no le permitió continuar predicando en sus templos. Así que,


Wesley se unió a Whitefield y ayudó a organizar nuevas grupos llamados Sociedades
y en 1739, inició la predicación al aire libre, entendió que el mundo era su parroquia.
Estas Sociedades o grupos tenían como propósito orar juntos, recibir la Palabra de ex-
72 Formación Espiritual Wesleyana
hortación y cuidarse mutuamente con amor, ayudándose a ocuparse de su salvación. El
único requisito era que quisieran huir de la ira venidera y ser salvos de los pecados. A
todas las sociedades se les llamaba sociedades unidas. Juan Wesley en su rol pastoral
se sentía preocupado porque los cristianos metodistas no vivían el evangelio porque
muchos se enfriaban y cedían a la tentación con la cual habían luchado. Wesley pre-
ocupado por ejercer la disciplina dividió la Sociedad en pequeños grupos en casa que
les llamó Bandas y Clases para atender las necesidades de sus miembros, estos grupos
fueron un excelente medio para poner en práctica la santidad social.

Las Bandas
El propósito de las Bandas era reunirse a obedecer el mandato de Dios de: “confiésense
unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del
justo es poderosa y eficaz” (Stg. 5:16).

Las bandas eran grupos peque-


ños de seis a diez personas
en donde se reunían por sexo,
edad y estado civil. Común-
mente estaban conformados
por los líderes del movimiento
metodista. Estas personas se
reunían una vez a la semana
para saber el verdadero estado
de sus almas, de las faltas que habían cometido de pensamiento, palabra u obra, y de las
tentaciones que habían experimentado desde la última reunión. En pocas palabras era
un tiempo de cuidado pastoral. En este tiempo se le pedía a una persona que hablara del
estado espiritual y luego, se le permitía a los demás asistentes que le hicieran preguntas
de profundidad concernientes al estado espiritual, de sus tentaciones y pecados. Había
cinco preguntas que Wesley (posteriormente los líderes en cada banda) les hacía a los
integrantes del grupo para ayudarle a rendir cuentas. Estas preguntas fueron:
1. ¿Qué pecados conocidos has cometido desde nuestra última reunión?
2. ¿Con qué tentaciones te has enfrentado?
3. ¿Cómo fuiste liberado?
4. ¿Has pensado, dicho o hecho cosa alguna que haya provocado en ti la duda de
haber pecado?
5. ¿Tienes algún secreto que deseas guardar para ti?

Este tiempo lo terminaban con una oración de acuerdo a las necesidades de cada perso-
na. Las personas que deseaban ser admitidas a las Bandas pasaban 3 meses asistiendo,
después eran aceptadas. Sin embargo, antes o en la primera reunión se le hacían las
siguientes preguntas:
1. ¿Tienes el perdón de tus pecados?
2. ¿Estás en paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo?
3. ¿Posees el testimonio que el Espíritu mismo da a tu espíritu de que eres hijo de
Dios?
4. ¿Se derrama el amor de Dios en su corazón?
5. ¿Hay algún pecado, interior o exterior, que te domina?
Formación Espiritual Wesleyana 73
6. ¿Desea que le señalen sus faltas clara y llanamente?
7. ¿Desea que cada uno de nosotros comparta, de vez en cuando, lo que siente en su
corazón respecto a ti?
8. ¿Desea que le digamos todo lo que pensamos, lo que tememos, lo que escuchamos,
sobre ti?
9. ¿Desea que al hacer esto indaguemos a fondo, llegando hasta lo más profundo de
tu corazón?
10. ¿Es su deseo y propósito ser, tanto en esto como en toda otra ocasión, completamente
sincero para expresar lo que siente en su corazón, sin excepciones, sin engaños y
sin reservas?

Las personas que ingresaban deseaban ser santas, deseaban hablar de sus luchas y pe-
cados sin reserva, con corazón sincero y con el anhelo de retroalimentación, consejo y
apoyo de parte del grupo. El objetivo principal era ayudarles en su progreso espiritual.
Sin embargo, cuando la persona no quería cambiar y no aceptaba la reprensión, se le
pedía que no volviera a la Banda, aunque seguía siendo parte de la iglesia.

La Reunión de Clase
Con el tiempo Wesley se dio cuenta que no podía hacer todo el trabajo solo y observó
que algunos de sus ayudantes tenían dones para exhortar, aconsejar y predicar y los
puso a trabajar en el ministerio. Estos grupos eran conformados por doce personas y
eran liderados (pastoreados) por una mujer u hombre que tenía las siguientes tareas:
1. Ver a cada persona de su Clase por lo menos una vez a la semana, con el fin de
averiguar cómo prospera su alma; aconsejar, reprobar, consolar, exhortar según lo
requería la ocasión; y recibir una contribución voluntaria para ayudar a los pobres.
2. Reunirse con el siervo de Dios y los mayordomos de la sociedad para informar
sobre los enfermos, los que no se comportaban conforme al evangelio y no acep-
taban advertencia. Además, entregar lo que han recibido para ayudar a los pobres
(Snyder, 2016).

Hay que resaltar que estas clases no eran de instrucción, sino de cuidado pastoral. Ellos
se reunían una vez cada semana después del trabajo para informar su progreso espiri-
tual o necesidades y recibían el apoyo y las oraciones de los demás. Se brindaba con-
sejo o reprensión, se arreglaban los malos entendidos y luego se concluía con oración
y acción de gracias (Snyder, 2016).

Para ellos, Wesley había hecho unas instrucciones que debían obedecer y que no debían
ser gravosas puesto que tenían una fe ferviente. Estas estaban divididas en tres partes:
1. Abstenerse cuidadosamente de hacer el mal, y en particular:
• No comprar ni vender nada en el día del Señor.
• No probar bebidas alcohólicas, excepto en los casos de prescripción médica.
• Mantener la palabra o los acuerdos de compra y venta.
• No empeñar nada, ni para salvar la vida.
• No mencionar las faltas de nadie a sus espaldas, e impedir que otros lo hagan.
• No usar adornos innecesarios tales como anillos, pendientes, collares, encajes y
volados.

74 Formación Espiritual Wesleyana
• No permitirse cosas innecesarias tales como usar tabaco o rapé, excepto bajo pres-
cripción médica.
2. Cumplir celosamente con las buenas obras, y en particular:
• Dar limosna de acuerdo a lo que se posea y con la mayor generosidad posible.
• Reconvenir con amor y sabia mansedumbre todo pecado que observen.
• Ser ejemplos de diligencia, de templanza y de abnegación, cargando la cruz cada
día.
3. Prestar atención constante a las ordenanzas de Dios, especialmente:
• Estar presente en la iglesia y participar de la mesa del Señor cada semana y en cada
reunión pública de las Clases.
• Asistir al ministerio de la Palabra cada mañana (una reunión para hacer el devocio-
nal), salvo que la distancia, el trabajo o la enfermedad lo impidan.
• Orar en privado cada día, y en familia, si es cabeza de la misma.
• Leer las Escrituras y meditar sobre ellas en cada momento que esté desocupado.
• Observar todos los viernes del año como día de ayuno o de abstinencia (Wesley,
1996, págs. 59-60).
En resumidas cuentas, este sistema fue vital para la renovación y transformación de la
iglesia. Cada miembro era formado integralmente para la santidad; todos eran forma-
dos para evitar todo pecado y hacer todo el bien que esté al alcance y así cumplir todos
los mandamientos de Dios.
Las Bandas y Clases cumplieron dos funciones: evangelizar y discipular. Wesley sa-
biamente discernió que los inicios de la fe en el corazón de una persona podían ser
incubados, para convertirse en una fe salvadora. Wesley se dio cuenta que las Bandas
y Clases eran un medio de gracia para la transformación de la sociedad porque hubo
reducción de contrabando en algunas áreas de la ciudad (Snyder, 2016).
Las reuniones de pequeños grupos de cuidado pastoral ha sido el medio de gracia más
exitoso en edificar la iglesia. Allí llevamos las cargas los unos a los otros en amor,
“los débiles se han hecho fuertes; los humillados han sido levantados; los tentados han
encontrado la gracia liberadora; la mente dudosa ha visto todas sus dudas y temores
eliminados” (Watson, 2014, pág. 57). Estos grupos nos ayudan a vivir en santidad tanto
externa como interna.
Wesley expresó que la santidad no es personal sino social, somos santos en comunidad.
Así lo entendió y así lo hizo con los grupos donde confesaba el estado de su alma. El
deseo de Wesley era ser santo para promover la santidad en la comunidad.
Hoy día en muchas comunidades de tradición wesleyana alrededor del
mundo se está redescubriendo el poder de grupos pequeños de trans-
formación. Un ejemplo de esto lo tenemos en el distrito misionero de
Colombia, donde los presbíteros y candidatos Metodistas Libres se han
reunido por dos años consecutivos. Las reuniones se realizan de manera
virtual semanalmente y duran una hora y media. El propósito del grupo
es hablar acerca del estado de sus almas, sus luchas y cargas ministe-
riales y orar unos por otros. Esto ha traído cercanía entre ellos y ha
ayudado a mantener ritmos de vida más saludables.
Formación Espiritual Wesleyana 75

LA FORMACIÓN ESPIRITUAL Y LA VIDA DE


SANTIDAD
Todo ser humano que ha sido convencido por el Espíritu Santo y que ha respondido
afirmativamente a la oferta de gracia recibe la gracia justificadora. Es decir, a través de
la muerte y la resurrección de Cristo es justificado de todos sus pecados. Todos nuestros
pecados han sido removidos, borrados, perdonados y santificados. La justificación es
un cambio “relativo”, mientras que la santificación es un “cambio verdadero”. La jus-
tificación se refiere a una relación con Dios, mientras que la santificación es un cambio
total de nuestras almas. La justificación restaura al creyente al “favor” de Dios. La san-
tificación restaura la imagen de Dios en el creyente, haciendo posible la vida de Dios
en el alma humana. La justificación es lo que Dios ha hecho “por” el creyente a través
de Jesucristo; mientras que, la santificación es lo que Dios ha hecho “en” el ser humano
por medio del Espíritu Santo (Garrastegui & Jones, 2002, págs. 92-93).

La gracia justificadora opera en los que nacen de nuevo, haciendo posible que la gracia
santificadora opere en el ser humano y lo posibilite para tener una relación con Dios.
Esta gracia santificadora es una obra progresiva que produce un cambio cada día en la
relación con Dios y con el prójimo. Al hacer la voluntad de Dios y seguir las pisadas
de Jesús, se genera un cambio en nuestra naturaleza y una santificación tanto instantá-
nea como progresiva, donde el poder del pecado pierde su fuerza porque se genera el
nuevo nacimiento. A partir de ese momento el creyente inicia su proceso de santifica-
ción, de transformación. Es Dios quien produce la fe viva, trae madurez cristiana, y lo
perfecciona en el amor, haciendo que Cristo sea formado en cada uno de nosotros por
el poder del Espíritu Santo (Ef. 4:13). A esto se le conoce como la entera santidad o la
perfección cristiana. De esta misma manera, Wesley concibió la santidad así:

...la santidad del evangelio es nada menos que la imagen de Dios estampada en el
corazón. No es otra cosa que el pleno sentir que hubo en Cristo Jesús. Consiste en
todos los afectos y tendencias celestiales combinados juntos en uno. Implica un amor
tan continuo y agradecido hacia aquel que no escatimó a su Hijo, su único Hijo, que
nos resulta natural y necesario amar a toda criatura humana; dado que nos llena con
entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de pacien-
cia. Es un amor a Dios de tal calidad que nos enseña a ser intachables en toda clase
de conversación, que nos capacita para presentar nuestras almas y cuerpos, todo lo
que somos y todo lo que tenemos, todos nuestros pensamientos, palabras y acciones,
como un sacrificio continuo, aceptable a Dios por medio de Jesucristo (Wesley, 1996,
pág. 314).

Nótese que la santidad es un regalo de la gracia de Dios que nos capacita para ser inta-
chables a través del poder del Espíritu Santo y no como resultado del esfuerzo humano.
Sin embargo, el ser humano tiene la responsabilidad de someterse a Dios cada día para
76 Formación Espiritual Wesleyana
así ser perfeccionado por Dios. Esto no lo libra de errar, de los defectos, de las tenta-
ciones, ya que no hay perfección absoluta en la tierra. El desafío del cristiano es buscar
siempre la presencia de Dios para ser transformado a la imagen de Cristo en su interior.
De ahí que, si alguno considera que ha alcanzado la perfección se ha hecho fariseo (Lc.
18:9-10), todos todavía necesitamos crecer en la gracia, conocimiento y amor de Dios
y al prójimo (2P. 3:18).

La verdadera santidad tiene dos dimensiones:


la relación con Dios y con el prójimo. La ver-
dadera santidad muestra el carácter de Dios en
nuestras vidas por la relación que tenemos con
Él y con el prójimo. No hay santidad solitaria,
somos santos en comunidad, practicando los medios de gracia. Wesley estableció un
equilibrio teológico entre la fe viva y las obras, observemos lo que expresó: “El evan-
gelio de Cristo no conoce otra clase de religión sino una religión social; no otra santi-
dad sino social. …Este mandamiento recibimos de Cristo, que quien ama a Dios, ame
también a su hermano…” (Wesley, 1996, pág. 240). Para Wesley el “perfecto amor” a
Dios y a los seres humanos es sinónimo de la perfección cristiana o de la entera santi-
ficación.

Los siervos de Dios están llamados a vivir una vida de búsqueda y sometimiento cons-
tante a la voluntad de Dios; están llamados a no amoldarse a este siglo sino hacer
transformados por medio de la renovación del entendimiento (Ro. 12:2). El siervo de
Dios debe buscar la presencia de Dios en todo momento, no debe acostumbrase a hacer
oraciones profesionales, ni tampoco a creer que ya está transformado. Cristo mismo
nos exhorta a ser perfectos como Dios es perfecto (Mt. 5:48). De esta manera, el após-
tol Pablo reconoce que no es perfecto, pero que camina hacia esa meta (Fil. 3:12-14), la
cual es no amoldarse al mundo. La renovación del entendimiento viene por cultivar una
relación estrecha con Dios. El apóstol Pablo le escribió a Timoteo para animarle y ex-
hortarle a leer la Escritura puesto que es la única que hace perfecto a todo ser humano,
y puede avivar el fuego de Dios en oración. El ideal de la perfección es aquí y ahora, la
perfección en amor, amor a Dios y al prójimo. En palabras de Bravo:

El ideal cristiano no es un ideal para el futuro o en el momento de la muerte, sino que


es un proceso que se inicia al ser justificado por la gracia de Dios y que es permanen-
te, dinámico, ahora, en la vida presente. De algún modo, la perfección cristiana, es
dejar de lado una vida mediocre por una vida de calidad, es decir, en santidad, consa-
grada a Dios y experimentar sus múltiples bendiciones. ...este proceso es dinámico y
nos permite seguir creciendo, día a día, paso a paso, en la fe y en el amor. De ahí que
la perfección cristiana es una visión positiva y optimista de la vida cristiana, porque
enseña que tanto el hombre como la mujer son perfectibles por la gracia de Dios y
están sujetos a ese proceso, con la ayuda del Espíritu Santo (Bravo, 2010, pág. 1).

Sobre la perfección del ser humano, Elsa Tamez presenta un análisis muy importante
(Bravo, 2010, pág. 1):

¿Qué significa ser perfecto? La palabra nos suena chocante; tal vez sea porque en
nuestras sociedades el pensamiento dominante tiende hacia la búsqueda constante de lo
perfecto, pero en un sentido radicalmente opuesto al de la carta de Santiago y Wesley.
Formación Espiritual Wesleyana 77
Los valores actualmente están invertidos; mientras que, para la sociedad o el mundo, la
perfección está vinculada al éxito, a la competencia, al sobresalir a costa de los demás,
para Santiago (para Wesley también) es precisamente lo contrario, es estar pendientes
de los necesitados para ser coherentes con lo que creemos y leemos en la Biblia. La
perfección de nuestro tiempo margina al pobre, al minusválido –perfección está ligada
a lo sin defecto; es mentirosa porque el mundo de las apariencias lo domina todo.

En Santiago (también en Wesley) la perfección está vinculada a la autenticidad, a la


sinceridad, mientras que hoy día lo perfecto se rige por el nivel de las apariencias. Los
modelos que la sociedad impone son individualistas, en ellos no hay cabida para la
solidaridad; la imagen del ser perfecto ya está dada: seguir el modelo de tener buenas
posibilidades económicas, buena educación, no tener defectos físicos, casarse, tener
hijos, tener éxito en todas las actividades y no ser objeto de ninguna sospecha ideoló-
gica. Si eso es así, las grandes mayorías pobres y explotadas latinoamericanas están en
un nivel bajo, de imperfección, porque nunca tendrán las posibilidades de realizar la
imagen de perfección proyectada por la sociedad. Nuestras iglesias no están exentas de
poseer esta imagen falsa de perfección.

Santiago, y más adelante Wesley, nos desafían a buscar otro tipo de perfección, la au-
téntica. Aquel que no divide a las personas y comunidades entre sí, aquel que exige ser
íntegro, cabal, completo. Aquel que vincula las realidades con la fe y actúa coherente-
mente con lo que dice y hace. Esto es ser honesto y el que no actúa así es deshonesto.
En nuestras comunidades cristianas debemos reflexionar sobre este aspecto crucial; y
no solo al interior de nuestras comunidades, sino también en los movimientos popula-
res que intentan transformar también la realidad social viciada.

El ser “limpio de corazón” significa mucho más que ser “buena gente”. La búsqueda
constante de la honestidad hoy día, entendida en toda su profundidad y colocada en
medio de nuestra historia conflictiva, nos ayudará con toda seguridad a ser cristianos
auténticos (no casi cristianos), porque ser íntegro significa en síntesis ser honesto con
Dios, con el prójimo, con nosotros mismos y con nuestra realidad.

Con el fin de ser siervos y siervas de Dios que viven en la perfección, es necesario vivir
una vida de búsqueda constante de Dios y una vida de obediencia a Dios, en amor y en
gracia renovada por el poder del Espíritu Santo.

JUAN
Por mucho tiempo intenté controlar mi mundo cubriendo mi pecado, pero Dios me
llamó a rendirme. No podía hacer más aquellos días sino solo abrir mis manos y de-
jarlo obrar a través de personas imperfectas y de un proceso imperfecto, en su manera
perfecta. Me convencí de que le puedo dejar a Dios las consecuencias de mi desobe-
diencia. También aprendí que no solo estaba obrando en mí en este proceso; mi pecado
y confesión se volvieron el conducto por el que Dios obró en muchas personas más. Su
actitud moralista, la falta de perdón y la incredulidad de ellos fue expuesta, también.
78 Formación Espiritual Wesleyana

Dando vueltas alrededor de muchos de nosotros había sentimientos de traición, ver-


güenza, dolor, confusión, enojo, y miedo. Y en el revoloteo, Jesús se mantenía firme.
Probó ser mi Buen Pastor, y el de ellos.

Muchos empezaron a confesar sus propios pecados ocultos. La actitud moralista fue
expulsada, y la sanidad sobrenatural vino a mí y a la congregación.

Luego de mi confesión, un querido amigo me dio un mensaje intencionado. Con un


tono firme pero amable, dijo: “Jesús fue muy paciente con los pecadores sexuales, pero
fue muy duro con los hipócritas. No puedes seguir a Jesús mientras pretendas que no
lo necesitas realmente”.

Tenía razón. Predicaba sermones acerca de necesitar a Jesús, mientras solo fingía vivir
lo que estaba predicando. Si no te quitas la máscara de la hipocresía y respiras el aire
de la honestidad, tu alma se marchitará. El engaño se hace más oscuro. Empezarás a
creer que estás seguro en tu pecado. Jesús murió por nuestra hipocresía y resucitó para
darnos el poder de alejarla de nosotros (Kell, 2017).

ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
Ejercicio 1
1. ¿Cómo ayudó el sistema de Bandas y Clases a la formación espiritual de los
primeros metodistas?
2. ¿Ha tenido un grupo o alguien con quien pueda ser completamente sincero hasta el
punto de decirle sus pecados frecuentes y sus luchas internas? ¿Cree
que es importante tener un grupo o a alguien así en su vida? ¿Por
qué? ¿Qué beneficios tendría para usted tener un espacio así?
3. ¿Qué ventajas encuentra en practicar hoy en día las Bandas y las
Reuniones de Clase?

Ejercicio 2
1. ¿Por qué cree que es tan difícil desarrollar hábitos en medio de la vida cristiana?
2. ¿Cambia en algo su concepto de santidad con lo que expresa Santiago (y Wesley
reafirma)? En una frase corta, defina su concepto de santidad después de considerar
esta perspectiva.
3. Conocer un poco sobre la perspectiva wesleyana en este aspec-
to, ¿a qué le reta? ¿Qué cambios cree que debería hacer en el ejer-
cicio de sus disciplinas espirituales?
EL CAMINO HACIA UNA
5 ESPIRITUALIDAD SANA

Propósito de la lección
Desarrollar un plan de formación personal que le ayudará a mantener
una espiritualidad sana.

Resultados de la lección
Al concluir esta lección el estudiante:
• Comprenderá la necesidad de desarrollar un plan para la forma-
ción personal.
• Desarrollará un plan para la formación personal.
• Rendirá cuentas de su plan de formación personal.

Contenido
• Introducción
• Deténgase y evalúese
• Deténgase y ríndase
• Deténgase y planee
• Plan de crecimiento personal
• Actividades de evaluación
80 El Camino Hacia una Espiritualidad Sana

CANSADA
E n nuestro tiempo de rendición de cuentas con una de mis mejores amigas, ella me
decía que recientemente se sentía bien cansada, y que Dios en su gracia le mostró
el hecho de que estaba “cargando en su fuerza”. En honestidad, ella reconocía una
sensación de que la Biblia se estaba volviendo una rutina más bien que una fuente de
deleite y “conexión” con el amor, esperanza, y guía transformadora de nuestro hermoso
y espectacular Redentor. Yo reconozco ese sentir.

En ese momento yo recordaba una conversación que tuve hace tiempo con mi pastora,
en medio de mucha actividad en el ministerio, y decirle: “me siento cansada, desgasta-
da. Sí me siento como sierva de Dios, y eso es un lujo, pero no tengo el deleite ni estoy
disfrutando el ser su hija. Es como que trabajo para la empresa de Papá, pero tengo
semanas que no lo veo, ni para sentarnos a comer y reírnos juntos y extraño eso”.

Estaba tan cansada por mi ritmo de vida, en el afán de ser una buena líder, de responder
a las necesidades de las personas. Con el fin de responder a las necesidades utilizaba
las redes sociales. Lo primero que hacía al levantarme era apagar la alarma del celular
y ya que tenía el celular en mis manos aprovechaba y miraba mis redes sociales y res-
pondía mensajes que me habían llegado en el transcurso de la noche; mandaba memes
con frases bíblicas animando a las personas en la fe. Luego, me arreglaba y preparaba
el desayuno y desayunamos. Mi esposo salía a trabajar y yo llevaba los niños al cole-
gio. Cuando volvía a casa dedicaba dos horas para orar, pero estos no me dejaban, pues
recibía constantemente mensajes de Whatsapp, Facebook que interrumpían mis ora-
ciones. Cuando terminaba de orar, lo primero que hacía era volver a las redes sociales
para estar actualizada de las necesidades de mi gente. Durante el estudio de la Escritura
chequeaba el celular y enviaba pasajes bíblicos que me gustaban según la necesidad de
las personas. Después hacía los quehaceres de la casa y en la tarde algunas veces salía
a realizar visitas y en medio de las visitas chequeaba las redes sociales disimuladamen-
te, durante todo el día estaba chequeando las redes sociales, hasta lo último que hacía
antes de poner el celular en la mesita de noche era chequear las redes sociales.

INTRODUCCIÓN
La globalización ha traído grandes cambios, entre ellos la cultura de 24/7. Es decir,
trabajamos veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Es triste pero los siervos
del Señor también hemos cedido a esta cultura. Muchas veces nuestra agenda está tan
ocupada que no tenemos tiempo para descansar, para la familia, ni mucho menos tiem-
po para acercarnos a Dios a través de los medios de gracia.

Hemos caído en la cultura de lo instantáneo, de querer y hacer las cosas muy rápido,
olvidando que el Señor trabajó seis días y descansó uno. Dios hizo todo en su tiempo y
El Camino Hacia una Espiritualidad Sana 81
nos invita a unirnos a la exclamación de David: “En tu mano están mis tiempos” (Sal.
31:15). Cuando entendemos que la vida no es nuestra podemos empezar a obedecer
sus mandatos. El libro de Eclesiastés nos confronta con la realidad que no vale la pena
afanarse con las preocupaciones diarias porque todo es vanidad de vanidades.

¿Qué es lo que en verdad gana la gente a cambio de tanto trabajo? He visto la car-
ga que Dios puso sobre nuestros hombros. Sin embargo, Dios lo hizo todo hermoso
para el momento apropiado (3:9-11).

Note que Dios hizo toda la creación hermosa y buena en un tiempo apropiado, sin
afán. La creación fue hecha en seis días, y el séptimo día descansó. Dios nos llama a
no dejarnos abrumar, y a no cambiar nuestras prioridades por las muchas cosas que hay
por hacer. Por el contrario, debemos ser transformados por medio de la renovación de
nuestro entendimiento. La renovación del entendimiento se da a través de los medios
de gracia por medio de los cuales podemos disfrutar de Dios y de toda la creación como
lo hizo la primera pareja en el huerto del Edén antes de pecar (Gn. 2). Para gozarnos en
Dios y disfrutar del bienestar, descanso, familia, amigos, iglesia, etc., que él nos ofrece
debemos mirar nuestro presente y evaluar las prioridades. Para esto, es útil preguntar-
nos: ¿qué nos impide disfrutar una vida plena con Dios, con nosotros mismos, nuestra
familia y nuestro prójimo? ¿Qué hábitos malsanos hemos desarrollado en nuestra vida?
¿Qué ídolos tenemos en nuestro corazón que necesitamos dejarlos? ¿Necesitamos re-
organizar nuestras prioridades?

DETÉNGASE Y EVALÚESE
Es necesario tomar un tiempo para evaluar cómo está nuestro rit-
mo de vida y así perseverar en la transformación que Dios quiere
hacer en nuestras vidas. Ser sinceros y vulnerables nos permite
acercarnos a los medios de gracia para superar los obstáculos y
vencer nuestros ídolos. Cuando podemos ser sinceros con no-
sotros mismos y nuestro prójimo, permitimos que el Señor nos
transforme a la imagen de Cristo. La sociedad constantemente
nos introduce en un ritmo de vida acelerado; no hay tiempo para re-
conocer los errores ni examinar el pasado. Esto dice implícitamente que
las personas que se muestran sinceras y vulnerables son débiles. “Ignorar algunos de
los aspectos acerca de quiénes somos como hombres y mujeres hechos a la imagen
de Dios, siempre trae consecuencias perjudiciales para nuestra relación con Dios, con
otras personas y con nosotros mismos” (Scazzero, 2008, pág. 23).

De ahí que, en algún punto de nuestro ministerio podemos llegar a estar cansados,
amargados, enfermos, desilusionados por llevar ritmos de vida malsanos; y nos per-
demos el gozo y la satisfacción de servir a Cristo. Producto de esto, podemos llegar a
sentir envidia y codicia por lo que otros hacen para Cristo, llegando a menospreciar lo
que el Señor ha hecho en nuestras vidas. Se puede llegar al punto que el ministerio se
convierte en una carga muy difícil de llevar, y se está en gran peligro de ceder a tenta-
ciones con consecuencias lamentables. El amor por el Señor se ha enfriado tanto que,
82 El Camino Hacia una Espiritualidad Sana
se han tomado los medios como el fin, haciendo que el evangelio sea un serie de prác-
ticas exteriores en lugar de un corazón transformado según la imagen de Dios (Wesley,
1996, pág. 315).

Estar sobrecargados y no tener las prioridades claras afecta directamente a nuestra


familia y ministerio. La salud emocional y la madurez espiritual son inseparables para
ejercer con libertad el ministerio que Dios ha encomendado a sus siervos. Dios no solo
nos llama a disfrutar del ministerio, sino a disfrutar de su presencia y todo el bienestar
que ha prometido a quienes le aman.

DETÉNGASE Y RÍNDASE
Bonhoffer observó que cuando algo “toma control del corazón de
la persona, en ese momento Dios...deja de ser real... Satanás no nos
llena de odio contra Dios, sino que nos hace olvidar a Dios” (Hu-
ghes, 2004, pág. 27). Esos son los ídolos que gobiernan nuestra vida,
nos hacen olvidar a Dios, y la realidad de su presencia se desvanece.
Es por esto que, necesitamos con urgencia hacer uso del regalo del
Señor de disfrutarlo a través de los medios de gracia. Esto hará que
nuestra vida honre a Dios y que nos una más a él, a nuestra familia y
a la comunidad. Al estar enfocados únicamente en conocer y disfrutar
a Cristo nuestros ídolos desaparecen y serán sepultados inevitablemente. La realidad de
Dios no se desvanece, sino que se establece para hacernos santos, en su perfecto amor.
La santidad es la presencia del Espíritu de Dios en el ser humano, él nos da el don de
poder tener la mente de Cristo y vivir como Él. Todo lo que debemos hacer es poner
nuestra vista, corazón y pensamiento en Dios. Para esto, es necesario detenernos para
rendirnos ante Él, amarlo sobre todas las cosas, de tal forma que Cristo llene nuestro
pensamiento, alma y corazón. De esa forma, “la calidad de nuestra vida ofrece la posi-
bilidad de ser transformados en un regalo para nuestra familia, amigos, compañeros de
trabajos y comunidades” (Scazzero, 2008, pág. 216).

El antiguo tesoro: una regla de vida


La Biblia nos habla de un joven que propuso no contaminarse con la comida del rey.
Dicha comida había sido ofrecida a los ídolos del imperio (Dn. 1:8). Daniel decidió
guardar su identidad como parte del pueblo de Dios; su temor no estuvo en el rey, sino
en Dios. El temor e identidad de Daniel estaba basado en que Dios lo había escogido y
amado (Dt. 7:8). Como resultado, Daniel temió a Dios, obedeció sus estatutos y le amó
sirviéndole antes que al rey. (Dt. 10:12; Dn. 2:28, 3:18). El libro de Proverbios expresa
que el principio de la sabiduría es el temor a Dios (Pr. 1:7). De ahí que, podemos de-
ducir que Daniel era un hombre con temor de Dios y como principio en su vida tenía:
“amar a Dios con todo su corazón y con toda su alma” (Dt. 11:1, 13:3). Es decir, poner
toda nuestra mente, nuestro corazón y vida para amarlo exclusivamente a él.

La vida de Daniel es el reflejo de llevar una vida de piedad que tiene como base la
práctica de los medios de gracia. Él practicaba el ayuno (1:12), la alabanza (2:23), la
oración tres veces al día, y la acción de gracias, sin importar que su vida estuviera en
El Camino Hacia una Espiritualidad Sana 83
peligro (Dn. 6:10). Además, su vida refleja una confianza plena, esperanza e identidad
basados únicamente en el Dios vivo (Dn. 6:22-23). Daniel orientó toda su vida en amar
a Dios sobre todas las cosas, con todo su ser: mente, corazón, fuerza, alma, voluntad,
emociones, e intelecto; lo amó sin reservas. Este también debería ser nuestro mayor
objetivo: “unión con Dios en Cristo, transformación en su imagen y la liberación de
nuestros corazones de todo lo que se interponga en el camino de Cristo que vive en y a
través de nosotros” (Scazzero, 2008, pág. 219).

Cuando Cristo se hace real en nuestras vidas, podemos ver la superioridad de Dios en
todas las cosas para el gozo nuestro a través de Jesucristo, y el deleite de nosotros en la
gloria de Dios (Piper, 2007). Para amar a Dios y deleitarnos en su gloria debemos usar
los medios de gracia. “La gracia no solo perdona nuestros pecados, sino que también
posibilita nuestros logros como disfrutar satisfactoriamente a Jesús más que la vida”
(Mathis, 2017, pág. 13).

Dios llamó la atención a través de una carta a la iglesia de Éfeso, allí reconoce que tie-
nen muchas obras y que trabajan demasiado pero que tiene contra ellos que han dejado
su primer amor (Ap. 2:1-8). Así que los exhorta a que: 1) recuerden de dónde han caí-
do, 2) arrepiéntanse, 3) hagan las primeras obras. Esta última es venir ante su presencia
y disfrutar a Dios, pues en su presencia hay plenitud de gozo y delicias (Sal. 16:11).
Ahora le invitamos a que rinda todo su ser ante Dios y decida orientar su vida en amar
a Dios y obedecer sus mandamientos y así los ídolos se desvanecerán. Le invitamos a
que recuerde el primer momento en que conoció a Dios, cuando su corazón ardía en su
presencia, como lo buscaba con todo su amor y pasión.

DETÉNGASE Y PLANÉE
Lo que no se planea, difícilmente se hace. Así
que, es necesario planear cómo va a llegar a te-
ner ritmos de vida sanos. Como muestra de que amamos a Dios y queremos
obedecerle, realizaremos un plan para avanzar en nuestra relación con él. El plan
se realiza porque tenemos el propósito de ser como Cristo. Después de tener claro el
propósito, es necesario pensar cómo va a lograr la meta. Debemos trabajar en los pasos
adecuados para lograrlo. El plan debe ser bien diseñado y calculado, observando los
elementos y recursos que se necesitan (Lc. 14:28). Sin embargo, el plan puede cambiar
constantemente; no es una camisa de fuerza porque usted puede notar que esa estrate-
gia no le sirve o debe trabajar más en otra área. La idea de realizar cambios es mejorar
el plan y así conseguir un progreso en su aplicación; es decir, que el plan se haga vida.
De manera que, se disfruten los medios de gracia y se tengan ritmos de vida sanos.

Dedique el tiempo necesario para el desarrollo de su plan, de manera que funcione para
usted. Examine su vida y observe qué áreas necesitan trabajar y cómo lo va a lograr
con la ayuda del Espíritu Santo. El mejor método es comenzar con uno o dos puntos
durante los primeros meses. Después que experimente algún éxito con ellos, agregue
otro bloque en la construcción del plan (Scazzero, 2008).
84 El Camino Hacia una Espiritualidad Sana
La mejor manera para mantener el plan es informándole a su mentor-formador y rin-
diéndole cuentas de cómo va el proceso; o si lo desea, lo puede hacer en el grupo de
cuidado pastoral. El objetivo es encontrar apoyo para ser constantes y recibir retroa-
limentación. La idea es recibir apoyo y crear lazos fuertes de compañerismo. Al igual
que asegurarnos de estar siendo renovados por la gracia de Dios a través de los ritmos
sanos de vida. La vida cristiana es un peregrinaje en donde no debemos viajar solos,
sino que debemos apoyarnos en otros que nos pueden ayudar a mantenernos en los
caminos de Dios. Tal vez, al iniciar el camino parezca estrecho y pesado, “pero a me-
dida que progresamos en esta forma de vida y en la fe, correremos por el camino de los
mandamientos de Dios, y nuestros corazones desbordarán con el indescriptible encanto
del amor” (Scazzero, 2008, pág. 221).

La agenda
Lo primero que debemos hacer para comenzar a construir nuestro plan es observar
cómo está distribuida la agenda diaria y semanal. Al descubrir cómo está distribuida
la agenda, usted puede notar dónde está su prioridad y cómo está la distribución de su
tiempo; a qué le está dedicando más tiempo, dónde hay desperdicio de tiempo y dis-
tracciones.

Por favor reflexione en las siguientes preguntas:


¿Cómo está distribuida su agenda semanal?
¿A qué le está dedicando más tiempo?
¿Tiene tiempo de descanso físico y para su familia?
¿Qué tiempo dispone para practicar los medios de gracia? ¿Es sufi-
ciente ese tiempo?

Quizás, usted se vea como Martha, abrumado porque tiene mucho por hacer, al punto
que ha descuidado el tiempo de disfrutar a Jesús (Lc. 10:38-42). O tal vez, ha descui-
dado el tiempo con su familia y observa que ha invertido más tiempo viendo televisión,
en las redes sociales, etc. O puede ser que no tenga una agenda. Para esto, usted puede
conseguir una agenda en donde escriba y distribuya las actividades diarias que le per-
mitan atender todas las responsabilidades de su vida, sin descuidar su comunión con
Dios, la relación con su familia, sus tiempos de descanso y ejercicio físico. La agenda
de trabajo es muy importante porque le permite realizar las tareas sin descuidar ningu-
na área de su vida y así vivir una vida balanceada. En la agenda usted puede establecer
las prioridades y asignar el tiempo adecuado para cada actividad y ser disciplinado con
el tiempo. Sin embargo, no debe dejarse dominar por las emergencias, sino que las
debe evaluar para agendarlas, a menos que la emergencia sea de vida o muerte. En esos
casos, la agenda debe ser flexible y usted debe delegar ciertos asuntos para no cargarse.
El Camino Hacia una Espiritualidad Sana 85
PLAN DE CRECIMIENTO PERSONAL
Desde este momento empezaremos a desarrollar el plan de crecimiento personal, o lo
que Scazzero llama una regla de vida. A medida que lea y reflexione en los medios de
gracia mencionados a continuación, analice cuáles no está practicando actualmente.
Determine cuáles le gustaría empezar a practicar. Identifique en cuál área específica
Dios le ha mostrado, a través del curso, que debe crecer mediante la implementación
de algunos medios de gracia.

Para determinar cuáles medios de gracia puede implementar principalmente, es nece-


sario analizar qué cosas le están alejando de Dios y quitando su grato tiempo con Él.
Para esto reflexione en las siguientes preguntas.
• ¿Qué cosas lo alejan de Dios y le impiden avanzar?
• ¿Por qué sigue aferrado a lo que le impide avanzar?
• ¿Está dispuesto a dejar las cosas que lo alejan de Dios?
• ¿Cómo puede dejar esos malos hábitos y qué le ayudaría a dejarlos?
• ¿Cómo puede combinar los medios de gracia de tal forma que pue-
da vivir balanceadamente?

Tómese un tiempo para responder cada pregunta. Evite al máximo las actividades que
lo alejan de Dios. Hay actividades que no son malas en sí mismas, pero cuando no
ponemos límites son perjudiciales. Algunas de estas actividades son: las redes socia-
les, videojuegos, programas de televisión, pasa tiempos, etc.; estas actividades pueden
tener algún provecho porque nos ayudan a distraernos y descansar, sin embargo, tam-
bién pueden convertirse en ladrones de tiempo cuando no ponemos límites sanos. Hay
otras actividades que son buenas, pero cuando no fijamos límites de tiempo claros nos
terminan alejando de Dios; por ejemplo: el trabajo, el estudio, una relación, jugar o ver
deportes, etc.

Si usted descubre que aquellas que lo alejan de Dios son las primeras actividades men-
cionadas, es decir, redes sociales, televisión, etc., desconéctese de estos aparatos y
conéctese con Dios. ¡No permita ningún distractor!

Si es el trabajo o el estudio lo que no le permite cultivar su relación con Dios, usted


necesita fijar límites de tiempo de trabajo o estudio para dedicar tiempo de conexión
con Dios. No deje que el trabajo, el estudio o cualquier otra cosa le roben el tiempo
para buscar a Dios.

Busque un lugar adecuado para disfrutar la presencia de Dios y continúe con la dis-
ciplina durante su vida. La disciplina nos ayuda a crear hábitos saludables y produce
constancia en nuestro carácter.

Lectura y estudio de la Biblia


Aparte tiempo para la lectura y estudio de la Escritura; en el curso de Métodos de
Estudio Bíblico usted aprenderá algunas formas valiosas en que puede acercarse a la
Palabra para su provecho personal. Este tiempo debe ser de edificación. No se trata solo
de leer la Biblia por leerla, sino de permitir que ella nos transforme. Una forma en que
puede hacerlo es leer durante una semana el mismo pasaje para meditar en cada versí-
86 El Camino Hacia una Espiritualidad Sana
culo. Otra puede ser leer una porción de la Escritura, reflexionando sobre el texto. Así
podrá permitir que la Palabra de Dios lentamente penetre en usted, como agua sobre la
arena. Este tiempo debe ser especialmente para el aprendizaje, reflexión y aplicación.
¡Se trata de escuchar la voz de Dios! En este punto, también le sirve un diario devocio-
nal en donde pueda contestar las siguientes preguntas:
• ¿Qué me dice este pasaje acerca de Dios?
• ¿Qué me dice este pasaje acerca de Jesucristo?
• ¿Qué me dice este pasaje acerca del Espíritu Santo?
• ¿Hay algún pecado que hay que evitar?
• ¿Hay algún mandamiento que se debe obedecer?
• ¿Hay alguna oración que debo hacer mía?
• ¿Qué me enseña este pasaje acerca de mi persona?
• ¿Qué dice el pasaje acerca del servicio cristiano?
• ¿Hay algo que debo memorizar?
• ¿Hay algo que debo compartir?
• ¿Hay algún ejemplo que debo seguir o evitar?

El estudio profundo de la Escritura nos debe llevar de rodillas a la presencia


de Dios para alabarlo por la profundidad de la Biblia. No estudie solamente
para tener información, sino con el propósito de que Cristo sea formado en
usted. Haga oraciones a partir de lo que aprende. Para muchos la lectura es
una forma de descansar, pero si usted no lo disfruta, haga un hábito de lec-
tura y estudio. O tal vez puede buscar otras formas de ingerir la Palabra. Por
ejemplo puede escuchar la Palabra a través de muchas aplicaciones o sitios
de web, o escuchar libros y predicaciones que edifican (ver los sitios en la
lección 4). Recuerde que nunca terminamos de aprender y ser renovados.

Silencio y quietud
Guarda silencio ante el SEÑOR y espera en él con paciencia (Sal. 37:7). El silencio
y la quietud son formas desafiantes para el mundo en que vivimos que se ha enfocado
en hablar mucho y tener respuestas rápidas. El silencio y la quietud poco se practican,
pues cuando estamos en silencio nos desesperamos y pensamos que Dios no actúa en el
silencio y la quietud. De ahí que, muchos tienen que llenar los silencios orando fuerte
y tomando el control. Por esta razón, Willard expresó: “el silencio es espantoso porque
nos desnuda como nada más lo hace, tirándonos encima las crudas realidades de nues-
tra vida. Nos recuerda a la muerte que nos separará de este mundo y nos va a dejar solos
a nosotros y a Dios” (2004, pág. 63). Al quedar desnudos, tal como somos, con nuestros
defectos y errores podemos creer en Cristo reconociendo que lo necesitamos para ser
más como Él. Así que, puede comenzar con 5-10 minutos de práctica en el devocional
diario. Cada día el devocional puede cambiar. Por ejemplo, hoy puede ser un estudio
bíblico, al otro día un tiempo de lectura y reflexión en silencio, y al siguiente responder
las preguntas en el diario devocional.

Oración
La oración es muy importante porque hablamos con Dios y expresamos nuestros pensa-
mientos y sentimientos. Así que, la oración debe ser dinámica y variada. Puede orar la
Escritura, es decir, leer una porción de la Escritura, reflexionar y responder en oración
a lo leído. De igual manera, puede orar los salmos y repasarlos viviendo los momentos
El Camino Hacia una Espiritualidad Sana 87
de paz, esperanza y amor. Este tipo de oración también ayuda a la memorización de la
Escritura. La oración también puede ser contemplativa en nuestra vida, en la Escritura
o en la naturaleza para terminar con alabanza y acción de gracias a Dios por lo que Él
ha hecho en nuestra vida, por su verdad revelada en la Escritura o por su creación que
nos muestra su grandeza. Por otra parte, puede ser intercesora.

Las siguientes preguntas le ayudarán a evaluar su vida de oración:


• ¿Cómo describiría su vida de oración?
• ¿Qué lugar ocupa en la oración la alabanza y la acción de gracias?
• ¿Qué libro o sermón sobre la oración le ha ayudado mayormente?
• ¿Qué ejemplos bíblicos de oración encuentra en la Escritura?
• ¿Qué plan o método de oración utiliza?
• ¿Qué formas de orar le gustaría implementar en su vida devocional?

La oración incluye los siguientes elementos, es necesario que los tenga en cuenta cuan-
do vaya a practicar este medio de piedad.
• Adoración o alabanza (quién es Dios).
• Acción de gracias y alabanza (por lo que hace).
• Confesión de pecado.
• Arrepentimiento (apartándose del pecado).
• Afirmar la confianza, fe y esperanza en Dios.
• Amor por otros (intercesión).
• Petición (ayuda por alguna necesidad o guía y consuelo de parte de Dios).

Lo anterior nos permite observar la importancia de la oración, por eso debemos sacar
tiempos para la oración al menos dos o tres veces al día. Note en qué tiempo puede orar
y disfrute la oración.

Descanso
El descanso es un regalo de Dios. Él descansó y nos llama a descansar. Descansar nos
ayuda a desarrollar ritmos sanos y a observar lo que Él hace con su pueblo. Así que
aparte un día entero cada semana para usted y su familia. Hágalo cuando pueda tener
toda su familia para disfrutarla. “Tómese un tiempo para reflexionar sobre las cuatro
características de los Sabbats bíblicos: deténgase, descanse, disfrute, contemple. ¿Qué
significará para usted detenerse y descansar, más que usar esto como un día extra para
“hacer cosas”? (Scazzero, 2008, pág. 223). No piense en el trabajo, en la iglesia, en
los hermanos y olvídese del celular. Usted y su familia son importantes, demuéstreles
que ellos son el primer ministerio al cual Dios le ha llamado y verá el impacto que esto
tiene en su familia. De igual manera, esto es de testimonio para la iglesia y para a la
comunidad.

La mejor estrategia de trabajar en la autosuficiencia es de la siguiente manera:


Confíe que Dios dirige el mundo sin usted. ¡Comience a mirar sus semanas como
preparación para el Sabbat! Pregúntese: ¿qué tipo de actividades me dan alegría y pla-
cer? ¿Qué es lo que verdaderamente me llena? Tome una siesta. Disfrute a Dios. Rea-
lice algo totalmente diferente a su trabajo. Finalmente, cuando planee sus vacaciones
el próximo año aplique el principio del Sabbat. Véala como un Sabbat prolongado
para el Señor. Planee con anticipación, cómo va a equilibrar los cuatro elementos de
88 El Camino Hacia una Espiritualidad Sana
los Sabbat bíblicos deteniéndose, descansando, disfrutando y contemplando durante
ese tiempo (Scazzero, 2008, p. 224).

Sencillez
Un extremo del ser sencillos es convertirnos en personas que lo saben todo, sin va-
lorar el conocimiento de los demás. Sea sencillo, reconozca que no se las sabe todas.
Además, no se enorgullezca de lo que ha comprado, evite hablar de eso. Por otro lado,
tenga cuidado con los artículos tecnológicos como el celular, el televisor, o estar pen-
sando en lo último de la tecnología. Muchas personas se endeudan para comprar la
última generación del celular, sacrificando su tiempo de descanso, las necesidades del
hogar, de los hijos etc. Al igual que, algunos compran ropa costosa para aparentar. Sin
embargo, no ofrendan porque tienen que pagar esas deudas. Viva una vida de sencillez,
sin apariencias, sí le toca prescindir de la televisión por cable hágalo, pero tenga como
principio el dar con generosidad, el diezmo solo es una mínima parte para iniciar.

Juego y recreación
El propósito es disfrutar de la familia y dedicarse a actividades que son puras y sa-
ludables y que respiran vida. La vida puede ser difícil, entonces diviértanse cuando
puedan para la gloria de Dios. Recuerde el Eclesiastés 3:4: existe “un tiempo para
llorar, y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de
gusto”. El juego y la recreación son parte vá-
lida de la vida, es revolucionario disfrutar del
placer sano (Scazzero, 2008, pág. 225). Sin
embargo, esto también necesita planificación
y preparación. Así que planeen salidas al parque, al campo, a comer un helado, a
jugar un partido de futbol, etc.

Servicio y misión
Comprender la misión de Dios es muy importante porque nos podemos unir a ella
desde cualquier área donde estemos. Así que algunas preguntas que nos ayudan son las
siguientes:
• ¿De qué manera(s) Dios me invita a servirlo en esta etapa de mi viaje?
• ¿Cómo puedo usar mi tiempo, mis talentos, mis recursos y mis dones para servir a
otros?
• ¿Qué pasiones y deseos ha puesto Dios dentro de mí?

Las personas pueden servir de diferentes maneras desde el trabajo y la iglesia. Desde
el trabajo puede hablar y modelar a Cristo. Allí también puede acompañar al que su-
El Camino Hacia una Espiritualidad Sana 89
fre, o quizás acompañar una persona que se encuentre en una situación de soledad y
encontrar maneras de incluirla en su vida, o ser mentor de un joven o nuevo creyente
en Cristo. Al igual que, puede servir a los pobres y marginados para llevar recursos
alimenticios o capacitar a los pobres en un arte para que lo desarrollen y vivan de lo
aprendido. O tal vez, comenzar charlas sobre violencia familiar, sexual, racial, etc.
Además, puede incluir charlas de mayordomía del tiempo, recursos naturales y cuidado
del cuerpo (puede involucrarlos en algún deporte). Todo lo mencionado sirve para achi-
car barreras raciales, culturales y económicas. También puede trabajar por la justicia,
el medioambiente y las misiones del mundo. Todo esto es un desafío que no se puede
evitar. Sin embargo, debe poner límites y ser balanceado, una pregunta que nos ayuda
es: “¿Cómo puedo aceptar mis límites dados por Dios y no ir más allá de lo que me está
pidiendo que haga?” (Scazzero, 2008, pág. 226).

Cuidado del cuerpo


Muchas personas no son conscientes del cuidado de su cuerpo. Por un lado, comen en
exceso y de manera poco saludable, por otro lado, no hacen ningún ejercicio físico. El
cuidado del cuerpo puede ser tan espiritual como la oración, y es otra forma de vivir
la santidad y la fidelidad a Dios. Es necesario, prestarle atención a nuestro cuerpo,
como los dolores de cabeza, dolor de estómago, incapacidad para dormir, el cansancio,
etc. estos pueden ser un llamado de Dios a disminuir el ritmo de trabajo o cambiar de
dirección. Escuchar a nuestro cuerpo puede ser una forma importante de escuchar a
Dios. Cuando cuidamos nuestro cuerpo, reconocemos lo sagrado de todo en la vida y
honramos el hecho que Dios está dentro de nosotros (1Co. 6:19).

Las siguientes preguntas nos sirven para evaluar el cuidado que hasta ahora hemos
tenido con el cuerpo:
• ¿Es consciente de que debe cuidar su cuerpo como templo del Espíritu Santo?
• ¿Es consciente de que Dios le utiliza por medio de su cuerpo?
• ¿Cuál es el efecto de ciertas comidas sobre su nivel de energía?
• ¿Qué impide que coma balanceado y haga ejercicio?
• ¿Desea incluir en su vida una dieta balanceada, sana y nutritiva, con una rutina de
ejercicio en la semana?
• ¿Qué hará para comer saludable?
• ¿Cómo afrontará la tentación de comer demás o a deshoras?
• ¿Cuántas veces a la semana hará ejercicio?
• ¿Qué ejercicio hará, cómo lo hará y en qué tiempo?
• ¿Cómo maneja los hábitos de trabajo?
• ¿Descansa y duerme adecuadamente? Recuerde que el sueño es un regalo de Dios
(Sal. 127:2).
• ¿Cuándo fue la última vez que visitó al doctor para un control general?
• ¿Qué podría incluir en el plan para tener ritmos de vida sanos?

Si decide cuidar su cuerpo, usted puede hacer ejercicio y mientras tanto escuchar un
buen sermón o música que le edifica. Otra opción puede ser organizar un plan familiar
para salir a practicar algún deporte. Por otra parte, si come demasiado en la casa, pídale
a su familia que le ayude a regular las porciones de comida, además que vigilen su dieta
cuidadosamente.
90 El Camino Hacia una Espiritualidad Sana
Salud emocional
Préstele atención a los sentimientos y anótelos en
su diario para ver cómo Dios podría estar hablán-
dole a través de ellos. Los sentimientos a menudo
son un indicador de que debe sanar alguna área de
su vida. Puede ser que reconozca que tiene muchas
aflicciones no procesadas debido a alguna pérdida
en el pasado. Esto también podría trabajarlo en el
plan, de manera que incluya una lectura de un libro sobre el sufrimiento, o realice un
devocional, o tal vez, pueda hablar esto con un amigo confiable o un consejero; tal
vez, puedas asistir a un retiro personal. Por otro lado, parte de su plan puede ser unirse
a un grupo que vaya a trabajar el tema. O quizás desea conectarse a un grupo que se
concentra en habilidades relacionadas a prácticas tales como resolver bien los conflic-
tos o prácticas sanas de comunicación. El crecimiento para entender su sexualidad, ya
sea como persona soltera o casada, estaría bajo este elemento (Scazzero, 2008, págs.
226-227).

Familia
Tanto las personas casadas como las solteras tienen familia. Así que, las personas casa-
das deben crecer en el matrimonio, ser mejores padres, cónyuges e hijos. Para encon-
trar crecimiento puede asistir a un discipulado, charlas o conferencias específicas del
área que desea mejorar. Dios desea que crezcamos en amor con nuestros progenitores,
nuestra esposa e hijos. De ahí que debemos preguntarnos:

• ¿Qué hará este año para crecer en su relación con sus hijos?
• ¿Qué quiere que aprendan antes de que se conviertan en adultos?
• ¿Qué hará este año para crecer en su relación con su esposa?
• ¿Qué puede hacer el próximo año para invertir en su matrimonio?
• ¿Qué hará este año para crecer en su relación con sus progenitores?
• ¿Cómo planeará las vacaciones con su familia?
• ¿Cómo distribuirá el tiempo libre para compartir con su familia?
• A los solteros: ¿cuál es su plan para relacionarse con sus padres (o padrastros), y sus
hermanos? ¿Qué clase de relación quisiera tener con ellos?
• ¿Cuál es el paso o los pasos a seguir para llegar allí?
• ¿Que desea trabajar en cuanto al cuidado de sus padres?

Comunidad
Relaciónese con otras personas que están con el mismo propósito de crecer en Cristo.
Si está estudiando este módulo con otros es una buena oportunidad para formar un
grupo de cuidado pastoral (clase). Necesita buenos compañeros de peregrinaje que
le ayuden en su vida. Personas en las que pueda confiar y mostrarse, tal como es, sin
máscara alguna. Estas personas, le van a ayudar a poder rendir cuentas de cómo está su
vida en todas las áreas. Al igual que, tener un mentor le ayudará a tomar decisiones más
sabias, cuidará de usted mismo y le ayudará a proyectarse en el ministerio. Recuerde
que: “la formación espiritual es esencial para que la vida de Dios se exprese en su pue-
blo que se mueve hoy hacia el cumplimiento de sus propósitos para el presente y para
la eternidad” (Willard, 2004, pág. 64).
El Camino Hacia una Espiritualidad Sana 91

CANSADA
Como les conté antes estaba tan cansada con toda la rutina del hogar, la casa, el minis-
terio, en fin con muchas cosas. No tenía tiempo ni para descansar, ya dormía unas pocas
horas y eso estaba afectando mi salud y también a mi familia porque siempre estaba
irritada con todos los quehaceres. Además, había adquirido una deuda por comprar un
celular de última generación, debía seguir pagando pero estaba cansada, no podía parar.
A medida que nuestro hogar se tornaba más difícil decidimos con mi esposo compartir
nuestras luchas con un pastor que fue nuestro mentor. Él nos enseñó en una reunión
sobre la amargura y la necesidad del quebrantamiento y humildad personal. Yo creía
que mi esposo debía mejorar en algunos aspectos.

Al regresar a casa, ya en la habitación después de la sesión, yo ya tenía en mi mente un


discurso para mi esposo. Lo que sucedió a continuación solo puede describirse como
una obra sobrenatural del Espíritu en mi corazón. Dios empezó a quitar las capas que
cubrían mi corazón y lo que apareció no era agradable: amargura, dureza de corazón,
odio, rebelión, y ante todo dependencia en mi propia justicia y un orgullo latente que
contaminaba todo.

A medida que Dios me mostraba la verdadera condición de mi corazón, empecé a llo-


rar, sollozos de dolor y desesperación sacudían mi cuerpo. Mi esposo, conmovido, me
abrazó y lloró conmigo mientras le confesaba todo lo que tenía en mi corazón. Como si
se drenara la infección de un quiste, el orgullo y la propia justicia fueron extraídos de
mi corazón. Así que con humildad y quebrantamiento ante Dios y mi esposo reconocí
mi pecado, al igual que mi esposo lo hizo. Al haber sacado a Dios de mi corazón por
falta de búsqueda y quietud ante él, otras cosas habían llenado mi corazón. Así que
clamé a Dios para que el quitara nuestro corazón de piedra y nos diera un corazón de
carne.

En su gracia, como un viento que limpia y refresca, el Espíritu de Dios recorrió nuestro
corazón. Nuestras lágrimas de angustia se transformaron en lágrimas de gozo, perdón
y libertad. Dios decidió revelar su gloria y nunca más seremos los mismos, nunca. En
la iglesia le pido a mi esposo un pañuelo, mientras en me da palmaditas en la mano,
después de escuchar una canción de adoración o un mensaje que llega a mi corazón.
Mi corazón salta de alegría cada vez que abro su libro santo. Ahora es muy personal.
Disfruto la dulce comunión con el Señor y siento una gratitud sincera por su amor y
sacrificio que nunca antes había experimentado, tengo paz y gozo, Él ha puesto una
canción nueva en mi corazón.

Por cierto, en medio de todo este proceso llegué a darme cuenta que las redes sociales
me estaban alejando de Dios y estaba cayendo en activismo. Fue entonces que decidí
apagar el celular en mis tiempos de oración y estudio de la Escritura, esto me ayudó
muchísimo, me desconecté de las redes sociales y me conecté con Dios.
92 El Camino Hacia una Espiritualidad Sana
ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
Ejercicio 1:
En el cuadro a continuación escriba las actividades normales que rea-
liza durante una semana. Trate de ser lo más específico posible. Si
necesita dividir el cuadro un poco más, use algo semejante al cuadro
en el ejercicio 2.
El Camino Hacia una Espiritualidad Sana 93
Ejercicio 2
Tomando en cuenta la sección “El plan de crecimiento personal”, use el cuadro a continuación para
elaborar una agenda en la que incorpore medios de gracia individuales y corporativos, obras de
piedad y obras de misericordia.

Tenga en cuenta que debe distribuir el tiempo en usted, su trabajo, su labor ministerial, su esposa e
hijos. Usted puede dividir el día en bloques. Tenga en cuenta que sus bloques de tra-
bajo sean equilibrados, recuerde usted necesita descanso. Recuerde que el poder
del Espíritu Santo se recibe por los medios de gracia y no por la cantidad de cosas
que tenga por hacer. Por lo tanto, programe lo que va desarrollar en el tiempo que
ha fijado en su agenda para los medios de gracia.
LA FORMACIÓN
6 ESPIRITUAL Y LA IGLESIA
LOCAL

Propósito de la lección
Desarrollar estrategias y planes para ayudar a los creyentes de la iglesia
local o la Casa de Paz a tener una espiritualidad sana.

Resultados de la lección
Al concluir esta lección el estudiante:
• Reconocerá la situación actual de la iglesia.
• Implementará medios de gracia corporativos en su iglesia o Casa de
Paz.

Contenido
• Introducción
• La iglesia
• El plan de Dios para la formación espiritual
• Actividades de evaluación
96 La Formación Espiritual y la Iglesia Local
INTRODUCCIÓN
L o que mencionemos en este capítulo es válido tanto para una iglesia establecida,
una iglesia en plantación o una Casa de Paz. Solo por temas de no hacer agotadora
la lectura hemos decidido usar el término iglesia para referirnos a los tres modelos. Así
pues que lo que decimos sobre los siervos de Dios aplica para los pastores, plantadores
y líderes u obreros de Casas de Paz.

El apóstol Pablo, hablando de Jesús, dijo que: “Él mismo constituyó a unos, apóstoles;
a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para edificar el cuerpo de Cris-
to” (Ef. 4:11-12). Dios estableció estos ministerios para que trabajemos en pro de su
obra a través de la edificación de la iglesia. Pablo lo expresó así: “De este modo, todos
llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad
perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo” (Ef. 4:13). Dios capacita y
transforma a sus siervos, y a través de ellos, al resto de su iglesia para que sean a la
estatura de Cristo y no sean movidos por cualquier viento de doctrina. El siervo de
Dios y la iglesia están llamados a ser maduros en la fe; si el siervo de Dios es maduro
y vive una constante transformación, también debe llevar a la iglesia a madurar y a ser
transformada. La iglesia no está llamada a ser como niños dependientes del siervo de
Dios, sino que está llamada a crecer tanto espiritual como numéricamente por la acción
de Jesús, la única cabeza. El cuerpo, es decir la iglesia, crece y está llamada a la edifi-
cación mutua en amor (Ef. 4:16). Jesús nos dijo que ese era el distintivo de su pueblo
una comunidad llena de amor; llena del Espíritu Santo donde Dios envía bendición y
vida eterna (Sal. 133:3).

¿Cómo vamos ayudar para que cada persona que hace parte de la iglesia sea trans-
formada? ¿Cómo vamos a mostrar la necesidad de ser transformados por el Espíritu
Santo? ¿Cómo vamos a motivar a cada creyente para que tenga un amor que edifique
a otros? ¿Cómo vamos a hacer que la iglesia sea los pies, las manos y las palabras de
Cristo? “¿Qué prácticas harían bien en omitir y cuáles sería conveniente que se intensi-
ficaran? “Una respuesta razonable podría ser …dedicarse por completo a la formación
espiritual de quienes se reúnen en ellas” (Willard, 2004, pág. 297).

CARLOS
Carlos estaba convencido que a través de su Casa de Paz podría ser parte del proceso
de transformación de las personas que allí se reunían. Así que planeó un discipulado
intencional y relacional e hizo énfasis en el ayuno, la oración y la lectura bíblica comu-
nitarios. Carlos comenzó por establecer un ambiente de armonía y rendición de cuentas
en la reunión de Casa de Paz. Al principio las personas eran muy reservadas, les costa-
ba hablar sobre su condición, y algunas olvidaban los compromisos de ayuno, oración
y lectura bíblica. También sucedió que pronto surgieron preguntas entre los miembros
del grupo con respecto a varios asuntos doctrinales. Pero nada de esto hizo que Carlos
desmayara o se desviara de su propósito. Él tenía la convicción de que había empezado
el camino correcto.
La Formación Espiritual y la Iglesia Local 97
LA IGLESIA
La iglesia es una comunidad de necesitados,
personas heridas, dolidas y pecadoras de los
cuales, el siervo de Dios es el primero. La
iglesia es un “hospital espiritual”. Todos
los que estamos en la iglesia reconocemos
que somos pecadores y que necesitamos de
Dios para que nos ayude en nuestras debili-
dades. A esto Willard responde que:

Normalmente, los grupos de discípulos tendrán en su seno a personas de todas las


etapas. Pueden compararse a hospitales con personas en distintas etapas de recupe-
ración y progreso hacia la salud. Algunos se someterán a cirugía radical o a otros
intensos tratamientos. Algunos estarán en la UCI, otros estarán dando sus primeros
pasos titubeantes tras largo tiempo de postración. Otros exhibirán los primeros flujos
de la salud y la fortaleza mientras se preparan para reanudar la vida normal (Willard,
2004, pág. 298).

Esta es la radiografía de la iglesia, he ahí la necesidad que la iglesia sea transformada


y dirigida con amor, paciencia y pasión (1P. 5:2-3). La iglesia es una comunidad de ne-
cesitados, mayormente con necesidades espirituales y emocionales. Cada persona tiene
una necesidad específica, al igual que hay necesidades corporativas donde también
debemos trabajar. Por ejemplo: heridas del pasado que afectan el presente, dificultad en
la comunión íntima con Dios, ayuda en las diferentes tentaciones, etc. La iglesia tam-
bién está llamada a ser las manos de Jesús, es decir, debemos ayudar a las personas que
pasan por necesidades. Con el fin de ayudar a los feligreses, debemos usar los medios
de gracia en comunidad y esto se verá reflejado en la sociedad. Hombres y mujeres
que, aunque son débiles, son transformados a la semejanza del carácter de Cristo y que
a su vez esto se hará evidente en la sociedad (Hch. 2:43-47). Esta se puede lograr “si
nuestros esfuerzos son dirigidos por Dios y llevados a cabo bajo su poder y autoridad”
(Willard, 2004, pág. 299). De esta manera, podremos presentarnos como una iglesia
gloriosa, que no tiene mancha, y crecer a la semejanza de Cristo (Ef. 5:27).

Las iglesias hoy en día están creciendo a pasos agigantados, se observan mega iglesias
que cumplen el propósito de crecer en cantidad numérica, pero comúnmente no llevan
las personas a un crecimiento integral. Es necesario, crecer y ser transformados por el
poder de Dios mediante el discipulado y la práctica de los medios de gracia. De ahí que,
muchos cristianos saben y dominan asuntos profundos sobre la fe, pero no los ponen
en práctica. Por esta razón, necesitamos discipulados de “transformación y no simple-
mente información, donde las personas aprendan e interpreten sus vidas a través del
lente del evangelio, para construir un vocabulario que dé voz a su experiencia con Dios
y crecer en su fe en Cristo” (Watson, 2014). El
discipulado meramente informativo no ha pro-
ducido ninguna transformación personal ni so-
cial. Además, no produce ningún avivamiento
porque:
98 La Formación Espiritual y la Iglesia Local
La finalidad primordial es el conseguir que el mayor número posible de personas
estén preparadas para morir e ir al cielo. Se proponen llevar a las personas al cielo
en lugar de traer el cielo al interior de las personas... Entendido y practicado de este
modo, el proyecto resulta del todo contraproducente. Se vuelve contra sí mismo
porque produce grupos de personas que quizá estén preparadas para morir pero que,
sin duda, no lo están para vivir. Raramente son capaces de llevarse bien entre sí y
mucho menos con los de “afuera”. A menudo, sus relaciones más íntimas son ma-
rañas de heridas, frialdad y resentimiento recíprocos. Han encontrado formas de ser
“cristianos” sin ser semejantes a Cristo (Willard, 2004, pág. 304).

La idea no es tener feligreses como los fariseos que asisten a las reuniones de la igle-
sia siempre, ayunan dos veces a la semana, cruzan mar y tierra por hacer un discípulo
y hacen largas oraciones, pero no hay una verdadera transformación (Lc. 18:12; Mt.
23:13-14-15). Su relación con el prójimo es desastrosa, ponen las obras de piedad por
encima de las obras de misericordia, etc. (Mt. 23:23).

La meta es que el reino de Dios se establezca en la tierra, es disfrutar de la vida eterna


desde ahora en comunidad, allí se da la verdadera santidad y transformación. Las Casas
de Paz nos sirven para apoyarnos mutuamente en nuestros esfuerzos por convertirnos
en mejores discípulos de Cristo cada vez más fieles a Dios. En las Casas de Paz pode-
mos rendirnos cuentas y convertirnos en verdaderos compañeros de peregrinación. La
meta de todo discípulo de Cristo es estar siendo renovados por la gracia de Dios y no
tan solo en la recepción de nuevas ideas acerca de Dios (Watson, 2014). Así que la casa
de Paz es un grupo de discipulado relacional.

EL PLAN DE DIOS PARA LA FORMACIÓN


ESPIRITUAL
Al ser renovados por la gracia de Dios, anhelamos incluir a otros en nuestro gozo. Por
esto, compartimos nuestra fe, nuestras experiencias con Dios. De esa manera, hacemos
discípulos (Mt. 28:19-20). “Este es el plan de Dios para el crecimiento y la prosperidad
tanto de las iglesias locales como de la iglesia en general. Es su plan para la formación
espiritual en la congregación local” (Willard, 2004, pág. 305). El plan de Dios tiene
dos elementos:
1. Hacer discípulos: esto no se trata de llenar de información a los nuevos creyentes,
sino acompañarles en su relación con Dios. De manera que, ellos puedan aprender
a filtrar más su vida a la luz de las enseñanzas del maestro, de forma que perma-
nezcan en la fe y vivan el reino de Dios aquí y ahora. En pocas palabras el cristiano
es un aprendiz de Cristo para toda su vida. Willard dice:

Un aprendiz de Jesús: es alguien que hasta donde entiende ha confiado toda su


vida a Jesús. Y puesto que lo ha hecho, quiere aprender todo lo que haya que
aprender respecto a la vida en el reino de Dios ahora y para siempre, y está
constantemente con Él para aprenderlo. Los discípulos de Jesús son aquellos que
están con Él aprendiendo a ser como Él, es decir, a vivir cotidianamente como Él
La Formación Espiritual y la Iglesia Local 99
viviría de estar en su lugar. Esto es lo que están aprendiendo juntos en sus iglesias
y con ellas que son una parte constante de su vida, están aprendiendo a caminar
con Jesús y a imitarle en todos los aspectos de su existencia (Willard, 2004, pág.
307).
2. Enseñarles a guardar lo que nos ha mandado: se trata de someter todas las áreas
de nuestra vida a la voluntad de Dios. El principal elemento para la prosperidad
de la iglesia es la sanidad y la enseñanza de Dios. Al someter nuestras vidas a la
voluntad de Dios se produce una transformación. La transformación se realiza
a través del Espíritu Santo en el corazón del discípulo, de manera que refleja el
carácter de Cristo en cada área de su vida hasta llegar a la santidad, un corazón
perfecto en amor.

Etapas del discipulado


Una vez que hayamos tomado la iniciativa de comenzar una Casa de Paz, debemos
guiar a los nuevos creyentes a ser verdaderos discípulos. Debemos hacer lo que Jesús
hizo, tomar un tiempo en oración y ayuno para que Dios nos dé las personas para ser
discipuladas. La oración podría ser la siguiente: “Señor, dame ojos para ver, y pon en
mi corazón aquellos que tienen un deseo profundo de llegar a ser lo que tú quieres que
sean” (Ogden, 2006, pág. 175).

Las personas que van a ser discípulos deben tener las siguientes características:
• Tener el deseo de seguir a Jesús, crecer activamente en su fe en Cristo y deseo de
ser transformados.
• Ser fiel: personas que ponen como prioridad a Jesús en sus vidas y se man-
tienen en la fe sin importar los problemas que afrontan. Al ser fieles a Jesús
desean servirle a través de sus dones y talentos (2Ti. 2:2).
• Enseñable y humilde: las personas enseñables y humildes tienen de-
seo de aprender cada día más y están dispuestas a ser moldeadas por
las enseñanzas que se le imparten. Estas personas están dispuestas a
vivir la vida que Jesús los ha llamado e interiorizan la visión y misión
de Dios, se comprometen con la misión de Dios (Ogden, 2006). La “vi-
sión ha de haber producido la clara intención de ser y de hacer discípu-
los como el proyecto central [de sus vidas]” (Willard, 2004, pág. 311).
Nunca subestime a nadie que sea fiel a Dios y enseñable porque en las
manos de Dios pueden pasar de pescadores a grandes evangelistas (Lc.
5:2-3 cf. Hch. 2:14-41).

Cómo comenzar

Una vez que se ha orado y Dios ha dispuesto a las personas para empezar el discipulado
podemos ejecutar los siguientes pasos. Estos pasos no son obligatorios, siéntase en la
libertad de cambiarlos, modificarlos u omitirlos conforme a su necesidad.
1. Invitación: indíquele que, como resultado de la oración se siente llamado a invi-
tarle a caminar con usted por el discipulado hacia la madurez en Cristo. Enfatícele
que no es algo al azar sino fruto de la oración y ayuno. Tal vez, pueda enseñarle
que el modelo de hacer discípulos de Jesús era rodearse de unos pocos para que
100 La Formación Espiritual y la Iglesia Local
“estuvieran con él”, y que esta es la forma en que Dios continúa haciéndolo a tra-
vés de las relaciones intencionales. Las relaciones intencionales significa que se
reúnen con un propósito: madurar en Cristo, una vez por semana.
2. Breve panorama: es bueno darle un breve panorama de cómo el discipulado le
ayudará a crecer en su relación con Cristo pero también en la relación de amis-
tad con sus compañeros de discipulado. Al igual que podemos darle un panorama
del contenido del discipulado. De tal manera,
que pueda ser atraída tanto por el contenido
como por los beneficios del discipulado. De-
bemos enfatizarle que el discipulado no es
solamente llenarlos de conocimiento a través
de las lecciones sino ayudarlos en su cami-
nar con Dios. Muchas “personas se sienten
un poco incómodas al hablar de su relación con Dios, un estudio puede ser menos
intimidante, ya que pueden hablar sobre el contenido en lugar de hablar realmente
de su relación con Dios” (Watson, 2014, pág. 10).
3. Establezca un pacto de discipulado: el pacto nos ayuda a que las personas se
comprometan a asistir en el día y hora acordados. Esto ayuda a la persona a que
entienda el compromiso que eso va a implicar en cuanto a tiempo, dedicación y
en su relación con el grupo y el líder, la relación debe ser sincera y abierta. El
propósito es permitir que Dios transforme nuestras vidas. De la misma manera
que somos transformados, ser agentes de transformación en nuestra comunidad.
Invíteles a firmar el pacto delante de los demás. Firmar el pacto delante de todos
es una demostración de que estamos dispuestos a rendir cuentas de manera abierta
y sincera de nuestro caminar con Dios. Hágales saber que el objetivo es cuidarse
mutuamente en amor. Además, esté evaluando constantemente el crecimiento del
grupo; esto nos sirve para recordar y celebrar lo que Dios ha hecho en nuestras
vidas a través del discipulado relacional.
4. Distribuya bien el tiempo en el grupo: la reunión debe ser de una hora máximo,
las personas deben saber a qué hora inicia y a qué hora termina. Así que, utiliza
media hora para preguntar: ¿Cómo está su relación con Dios? O escoja una pre-
gunta de las que aparece abajo o incluya otras que pueden ser importantes y que
ayuden a formar ritmos de vida sanos.
• ¿Qué pecados conocidos ha cometido desde nuestra última reunión?
• ¿Con qué tentaciones se ha enfrentado?
• ¿Cómo fue liberado?
• ¿Ha pensado, dicho o hecho cosa alguna que haya provocado en usted la duda
de haber pecado? ¿Tiene algún secreto que desea guardar para usted?
• Luego que cada uno haya expresado cómo está su relación con Dios (incluido
usted), cierre ese tiempo pidiendo orar brevemente los unos por los otros por las
necesidades de los participantes.

La media hora restante se debe enfocar en el tema de estudio, iniciando con 5


minutos para revisar los desafíos establecidos en la lección anterior. Los otros
25 minutos en guiarles a través de preguntas sobre el contenido. Sin embar-
go, el líder debe realizar las tareas como un participante más. Después de un
La Formación Espiritual y la Iglesia Local 101
tiempo que los participantes conozcan la dinámica del grupo, se les puede
animar a que asuman un liderazgo y que esté rotando (Ogden, 2006).

El rol del líder: es guiar y animar a los participantes para que compartan de forma
abierta su relación con Dios. Al igual que animar a que ejerzan el liderazgo. La rotación
del liderazgo sirve para que cada persona pueda desarrollar experiencia y confianza en
sí mismo para que en el futuro se sienta capaz de iniciar y dirigir nuevas Casa de Paz.
El líder debe conocer bien lo que va a enseñar y adelantarse a posibles preguntas que
puedan surgir de cada lección; no solamente debe conocerlo, sino también haberlo in-
teriorizado en la mente, en el corazón y evidenciarlo en su diario vivir.
5. Ejemplo de transparencia: el líder debe ser ejemplo de transparencia.
Primero, en compartir sobre sus luchas personales, motivos de oración e
incluso confesar su pecado. Esto abre las puertas para que las personas se
animen a confesar sus luchas y pecados. Una vez el líder esté dispuesto
a abrirse, la confianza entre el grupo irá creciendo. Y segundo debe ser
honesto en aceptar que no sabe todas las respuestas a las preguntas que
surgen en el grupo, pero que investigará y lo tocará en el próximo en-
cuentro. O también puede delegar las preguntas a un participante (Ogden, 2006).
Hay que resaltar que el discipulado debe ser basado en relaciones intencionales.
Es decir, requiere una buena inversión de tiempo y esfuerzo en las vidas de los
participantes. Invertir tiempo construye relaciones sólidas, sinceras y con buenos
resultados. Estas relaciones no nacen de la noche a la mañana, sino que se cons-
truyen poco a poco, en el peregrinaje de cada día. Consisten en caminar junto a
otros para animarse y llamar la atención en amor, y confianza. “El amor es el único
contexto en el que Cristo podrá ser formado en nosotros” (Ogden, 2006, pág. 131).
Ahí es donde crecemos espiritualmente, interiorizamos y practicamos los medios
de gracia que nos ayudarán a ser como Cristo.
6. Al terminar el discipulado: los participantes deben haber crecido en su relación
con Dios y haber captado la visión de hacer discípulos de forma relacional e in-
tencional. Esto debe haber producido la clara intención de ser y hacer discípulos
como el proyecto central de nuestra vida (Willard, 2004). Ellos habrán crecido en
todas las áreas hasta en el liderazgo, pues ya tienen la experiencia en dirigir un gru-
po de discipulado, ya conocen la dinámica, están listos para multiplicarse y dirigir
nuevas Casas de Paz. El discipulado ha hecho que los participantes sean discípulos
de Jesús con la iniciativa de ir y hacer discípulos por medio de las Casas de Paz.
Así el discipulado es una prioridad en la formación espiritual.
7. Los participantes abren nuevas Casas de Paz: los participantes ya son discí-
pulos de Cristo y tienen el ADN de la multiplicación, es decir, son seguidores de
Cristo que hacen discípulos que se multiplican. Por tal razón, ellos mismos toman
la iniciativa de abrir nuevas Casas de Paz para discipular a otros. La visión requie-
re de compromiso y disposición para estar constantemente intercediendo por ellos,
por las áreas en las que necesitan crecer, que Dios le muestre el potencial de cada
uno y el llamado.
102 La Formación Espiritual y la Iglesia Local
Cosmovisión del siervo de Dios
Comenzar con un grupo reducido puede sonar a simpleza,
pero a largo plazo genera un movimiento de grupos que crecen
orgánicamente. El líder debe desarrollar una visión a largo plazo,
así como lo hizo Jesús. El discipulado de Jesús duró 3 años y me-
dio entre sus discípulos: fue un discipulado relacional, sin apuros.
Él sabía que su programa de formación terminaría con su muerte.
Sin embargo, ellos fueron encomendados antes, aunque en realidad
ejercieron plenamente su ministerio después de la muerte de Jesús.
El líder se debe preguntar: ¿Qué tiempo le queda en el ministerio?
¿Qué quiere dejar como legado una vez que marche a la presencia
de Dios?

La visión de nosotros los líderes y siervos de Dios es asegurar que los discípulos de
Jesús hagan discípulos y que después de nuestra muerte continúe la misión a través de
los líderes que formamos. El siervo de Dios debe tener la capacidad de empoderar a
otros y transmitir la visión. Debe creer y hablar con pasión de la visión del discipulado
transformador.

Estas son las cosas mayores que Jesús les dijo a los discípulos que ellos harían (Jn.
14:12). Pedro como discípulo de Jesús hizo cosas mayores que Jesús en cuanto al
ministerio. En su primer sermón una multitud de tres mil se convirtió al Señor (Hch.
2:14-48), de igual manera, en su segundo sermón se convirtieron cinco mil, sin contar
las mujeres y los niños (Hch. 4:4).

El primer discipulado en la iglesia nos da la satisfacción de ver cómo se desarrolla


la confianza y surge una comunidad en amor rindiendo cuentas los unos a los otros y
cómo esto genera transformación para transformar a otros.


CARLOS
Con los días Carlos empezó a ver como la persistencia hizo que varios de los miembros
experimentaran una fe más viva en sus vidas. Al ayuno, la oración y la lectura bíblica
se sumaron obras de amor hacia personas del grupo y a las de afuera. Esto comenzó a
llamar la atención entre la comunidad. La amistad creció tanto entre los miembros que
cada uno compartía lo que estaba pasando. La Casa de Paz prosperó y siguió creciendo.

Carlos descubrió que los medios de gracia eran efectivos para edificar y ayudar a los
nuevos creyentes de la Casa de Paz a crecer en la fe. El vio que en las reuniones los
débiles se hacían fuertes, los tentados encontraban la gracia liberadora y que al prac-
ticar los medios de gracia como el ayuno y la oración comunitaria los nuevos discípu-
los crecían, pues los corazones duros eran ablandados, el corazón frío, era calentado
con fuego sagrado; la mente oscura, ensombrecida por las pruebas y la tentación, era
esclarecida, y el sol de justicia había resucitado con gloria resplandeciente, con sani-
dad en su vidas. Muchas personas que buscaban una religión habían encontrado más

La Formación Espiritual y la Iglesia Local 103


que una religión, habían encontrado el lugar del nacimiento espiritual de sus almas y
no solamente ellos sino que también sus familias y amigos. De esta manera, el discipu-
lado intencional, planeado y practicado por los medios de gracia había sido utilizado
por Dios para traer transformación y crecimiento tanto numérico como espiritual a la
iglesia y la comunidad.

ACTIVIDAD DE EVALUACIÓN

Teniendo en cuenta lo visto durante todo este módulo desarrolle un plan para la forma-
ción espiritual de los miembros de la iglesia o Casa de Paz que lidera.
Revise detenidamente los medios de gracia que usted desea enseñar
para llevar a los miembros a practicar estos medios de transforma-
ción. Si usted está ministrando dentro de Plantación de Iglesias Co-
munitarias (PIC) deberá ceñirse a las especificaciones dadas en el Ma-
nual de PIC.
Bibliografía 105
Bibliografía
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