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CELEBRACIÓN DE PALABRA

Monición De Entrada 

Hermanos y hermanas:

Nos hemos reunido hoy para orar por nuestros hermanos difuntos. Como Iglesia tenemos
el deber de orar unos por otros.

Convocados por el señor resucitado, estamos reunidos alrededor de (se nombra al difunto
o difunta) que, desde el cielo, nuestra patria definitiva, mira con gozo esta celebración de
fe, de esperanza cristiana y participa de ella.

Convencidos de esta hermosa realidad, vamos, pues, a elevar nuestras oraciones al Padre
por el descanso eterno de todos nuestros hermanos difuntos.

CANTO: libre

SALUDO INICIAL

A: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


R: Amén.

A: Que Cristo, vencedor de la muerte, este con todos nosotros.


R: Amén.

A: Esperamos todos ir al cielo, pero nos preocupamos poco por obtenerlo. Que Dios
Padre nos ayuda a cambiar de vida. Con renovado corazón digamos:
Señor, ten piedad

A: Por las veces que hemos protestado ante la muerte de nuestros seres queridos, como
si no tuviéramos fe, Señor ten piedad.
R: Señor ten piedad.

A: Por las veces que olvidamos que los sufrimientos de esta vida son poca cosa en
comparación de la gloria del cielo que nos espera, Cristo ten piedad.
R: Cristo ten piedad.

A: Por las veces nos apegamos a las cosas de esta vida, como si no nos importara
encontrar a Dios al final de nuestros días, Señor ten piedad.
R: Señor ten piedad.

CANTO: Piedad.
Oración colecta:

Oremos:
Escucha en tu bondad, Padre misericordioso, nuestras súplicas ahora que imploramos tu
misericordia por el alma (se nombra al difunto o difunta) a quien has llamado de este
mundo a tu presencia, dígnate llevarlo (llevarla) al lugar de la luz y de la paz, y así
merezca participar en la asamblea de tus santos.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.

CANTO: libre

LITURGIA DE LA PALABRA (del día)

Primera lectura:

LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES

Hch 28, 16-20. 30-31

Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con
un soldado que lo vigilase. Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se
reunieron, les dijo:

"Hermanos, aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo, ni las tradiciones de
nuestros padres, en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me interrogaron, y querían
ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte. Pero los
judíos se oponían, tuve que apelar al César, sin querer por esto acusar a mi pueblo. Por
este motivo he querido verlos y hablar con ustedes, pues por la esperanza de Israel llevo
encima estas cadenas".

Vivió allí dos años enteros por sus propios medios, recibiendo a todos los que acudían
a él, predicándoles el Reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con
toda libertad, sin encontrar ningún obstáculo.
PALABRA DE DIOS
R: Te alabamos Señor

RESPONDEMOS AL SALMO 10 CON LA ANTÍFONA:

R. Los buenos verán tu rostro, Señor

El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en el cielo;


sus ojos están observando, sus pupilas examinan a los hombres.
R.
El Señor examina a inocentes y culpables, y al que ama la violencia él lo odia.
Porque el Señor es justo y ama la justicia: los buenos verán su rostro.
R.

CANTO: Aleluya.

EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN. (21,20-25):


R. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto
amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre el pecho de Jesús y le había
preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le contesta: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría.
Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a
ti qué?» Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros
sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran
una por una, pienso en todo el mundo no cabría los libros que pudieran escribirse.
Palabra del Señor.

R. Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN BREVE

Este pasaje es una invitación a centrarnos en el seguimiento de Cristo, para ser, pensar,
sentir y actuar como Jesús. La curiosidad de Pedro, aunque pueda ser comprensible, por
mostrar preocupación por el otro discípulo tan querido para Jesús, no es admitida por el
Maestro, porque no se puede poner la mano en el arado y mirar para atrás. El asunto es
mirarlo todo como lo mira él y desde él. Eso es lo que se espera del discípulo y lo
contrario es lo que no acepta el Señor. La respuesta oportuna a la inoportuna curiosidad
es: “Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?”. No es asunto tuyo. Tú,
sígueme. Haz tú lo que te toca hacer a ti.

Suele ocurrir que pretendemos llevar a los otros a Cristo organizándoles la vida,
programándolos y de esa manera, ni ellos ni nosotros nos centramos en él.

Lo que procede es llevar a cabo la plena configuración con Jesús y ésta es obra del
Espíritu que sostendrá y acrecentará el deseo y el cumplimiento del mismo. Cuando Jesús
en la cena pascual está hablando con los apóstoles, señala cuál es el modo correcto de
proceder. Así como él va a preparar un lugar para ellos, de la misma manera, los
seguidores de Jesús, serán el reclamo y al mismo tiempo el testimonio del modo de
proceder con los otros. Invitarlos a seguir al Señor. Ven y verás por ti mismo.

La preocupación por la suerte de la humanidad no puede desvincularse del seguimiento


de Cristo. No se trata de buscar vías alternativas, sino recordar que él es “el Camino, la
Verdad y la Vida”. Y así se muestra que el don de la vida entregada por el Señor, es para
todos los hombres y esta invitación al seguimiento se ofrece a todos los seres humanos.

Será bueno que, en esta final de la Pascua, tengamos un tiempo para recapitular lo
escuchado a lo largo de la cincuentena pascual y destacar para trabajar sobre ello, lo que
precisa en nosotros una reconsideración y correcta aplicación.

¿Cómo escucho? ¿Qué busco al seguir a Jesús?

ORACIÓN DE LOS FIELES:

A: llenos de confianza, elevemos a Dios Padre nuestras oraciones. A cada suplica


respondemos: Por Cristo resucitado, óyenos.

 Por nuestro difunto/ difunta (nombrarlo); que Dios nuestro Padre


lo admita en su reino de vida que no termina nunca.
Roguemos al Señor

 Por nuestros familiares difuntos (nombrarlos), que Dios


nuestro Padre les premie con la corona de la gloria.
Roguemos al Señor

 Por nuestras familias; que Dios nuestro Padre nos llene de


bendiciones, nos acompañe en la vida, y cuando dejemos esta vida, nos
acoja en la patria celestial.
Roguemos al Señor
 Por todos nosotros que Dios Padre nos acompañe siempre, fortalezca nuestra fe y
nos mantenga unidos.
Roguemos al Señor

A: Padre bueno, atiende favorablemente las suplicas que te hemos presentado.


Por Jesucristo nuestro Señor.
R: Amén.

VIVENCIA COMUNITARIA:

A: Brevemente destaquemos algunos rasgos de la vida de nuestro difunto/difunta


(nombrarlo), Es la mejor manera de guardar viva su memoria. (Después de este
momento de compartir, continua el que preside)

A: Aplaudimos, expresando nuestro cariño y dando gracias a Dios por el premio


que le ha otorgado.
T: Aplaudimos.

PADRE NUESTRO

A: Como bautizados y miembros de la iglesia cristiana católica, de la que hace


parte nuestro difunto/ difunta (nombrarlo), digamos la oración que Jesús,
resurrección y vida, nos ha enseñado.
T: Padre nuestro…

AVE MARIA

A: Invoquemos también, a María Santísima que con amor maternal ha acogido a


nuestro difunto/ difunta (nombrarlo), con la oración del Ave María
T: Dios te salve Maria...

ORACION FINAL

A: Hemos concluido esta celebración en la que hemos compartido y orado por nuestro
difunto/ difunta (nombrarlo). Prometamos a Dios, vivir nuestra fe en la familia, en el
barrio y en el lugar de nuestras actividades diarias. Nuestro familiar que ya ha partido
a la patria celestial esta con nosotros y ora por nosotros.
T: Amén.

Fórmula de Bendición:
Dales, Señor el descanso eterno... Brille para ellos la luz perpetua

Que las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz...
R. Amén.

Queridos hermanos, que Dios todo poderoso derrame su bendición sobre todos nosotros
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

R. Amén.
REFLEXIONES CRISTIANAS SOBRE LA MUERTE
(De los “Prefacios” del Misal romano)

La vida de los que creemos en ti, Señor,


No termina, sino que se transforma.
Al deshacerse nuestra morada en la tierra,
Se nos regala una mansión en el cielo

Tu voluntad, Padre del cielo, nos dio la vida


Y tus decretos la dirigen.
El pecado nos devuelve a la tierra
de la que habíamos sido creados

Pero Jesús quiso entregar su vida en la Cruz,


Para que tuviéramos la vida eterna.

Te damos gracias, Señor,


Porque al redimirnos por la muerte de tu Hijo,
tu voluntad salvadora nos lleva a nueva vida,
para que participemos de la resurrección de
Cristo.

Porque Jesucristo es la salvación del mundo,


la vida de todos, la resurrección de los muertos.

Dichosos los difuntos que mueren en el Señor

Si vivimos, para el Señor vivimos


Y si morimos, morimos para el Señor

Consuélense unos a otros con estas palabras

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