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Betania; 28 de abril de 2023

Dinámica: Adoración e intercesión

AMANDO SU VENIDA
“Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás,
me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día;
y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”. 2 Timoteo 4: 6-8, RVR

Bloque 1: MANTENIÉNDONOS ENFOCADOS EN SU VENIDA


Intercedemos para que, como Iglesia, permanezcamos mirando a Jesús y su segunda venida, anclados a
esta esperanza que nos hace vivir siendo certeros hoy, haciendo su voluntad y siendo fieles hasta aquel
gran y glorioso día (2 Timoteo 4:7-8; 1 Juan 3:2b-3).

a. Pelear las batallas correctas: Oramos para que, como hijos de Dios, cada día elijamos con
sabiduría las batallas correctas para pelear, usando las armas espirituales que Dios nos ha dado,
entendiendo que esto nos prepara para lo que viene y nos fortalece para ayudar a otros
(Zacarías 4:6; Efesios 6:12).
b. Guardar la fe: Clamamos como Iglesia, para mantenernos cuidando lo más preciado que
tenemos, que es nuestra fe, buscando agradar a Dios por encima de todo (Hebreos 11:6a; 1
Juan 5:4).
c. Correr la carrera: Clamamos para que, como Iglesia, avancemos con paciencia y gozo en esta
carrera, cumpliendo la asignación que Dios nos ha dado, perseverando hasta alcanzar el premio
mayor, y entendiendo que aunque el camino es angosto tenemos un destino seguro (1
Corintios 9:24-27).
d. Ser santificados: Clamamos como Iglesia, para mantenernos, diariamente, purificando nuestras
vidas al poner los ojos fijos en la esperanza segura que tenemos, creciendo en santidad, así
como Cristo es santo (Apocalipsis 22:11b; 1 Tesalonicenses 5:23).

Bloque 2: ENTENDIENDO LA IMPORTANCIA DE AMAR SU VENIDA


Intercedemos como Iglesia, para seguir creciendo en el entendimiento de la segunda venida de Cristo, a
fin de ser hijos e hijas de Dios que se mantienen amándolo a Él y desechando los placeres de este
mundo (Tito 2:13).

a. Amar los placeres superiores: Clamamos para que, como Iglesia, nos mantengamos amando la
venida de Cristo, debilitando así todo amor por los placeres de este mundo y creciendo en
pasión y celo por todo lo que es eterno (1 Juan 2:15-16).
b. Fortalecer la fe: Oramos como Iglesia, para que al amar a Cristo y esperando su regreso, seamos
fortalecidos en nuestra fe para no ser engañados, y así, guardemos nuestro corazón de la
apostasía de los últimos tiempos, manteniéndonos leales hasta el fin (Mateo 24:4).
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c. Amar las recompensas eternas: Clamamos para que, como Iglesia, crezcamos en un deseo
ardiente por las recompensas eternas más que por aquellas temporarias que este siglo pueda
darnos, a fin de recibir la corona cuando llegue el día glorioso del Señor (Apocalipsis 22:12;
Santiago 1:12).
d. Ser sobrios: Intercedemos como Iglesia, para seguir siendo sobrios en todo, bebiendo del agua
que sacia para vida eterna y desechando todo vino de Babilonia que busca adormecernos y
hacernos insensibles a la voz del Espíritu Santo (2 Timoteo 4:2-5; 1 Pedro 5:8-11).

Bloque 3: CRECIENDO EN AMOR POR SU VENIDA


Intercedemos para que, como Iglesia, mantengamos nuestro amor y pasión por Jesús y por su regreso,
siendo ese ejército de mensajeros que prepara su camino y permanece fiel hasta aquel día (1 Corintios
16:22).

a. Amar a una Persona: Oramos como Iglesia, para crecer en amor y en una espera gozosa, no por
un evento glorioso, sino por el Señor Jesucristo quien regresará en gloria. Clamamos para que
esta verdad nos lleve a anhelarlo con intensidad y a buscar conocerlo más (Juan 14:21).
b. Mayor entendimiento: Oramos para que, como Iglesia, alcancemos un mayor entendimiento de
que el amor por la primera venida de Cristo ha de llevarnos a un deseo ferviente por su segunda
venida, ya que anhelamos que vuelva para reinar eternamente con nosotros (Apocalipsis 1:5).
c. Certeros en nuestra asignación hoy: Clamamos como Iglesia, para que, al entender que el Señor
está cerca, vivamos siendo certeros hoy, cumpliendo la tarea que nos fue encomendada y
preparando así el camino para su segunda venida (Mateo 28:19-20; Isaías 40:9-10).
d. Clamor por su segunda venida: Oramos para que, como Iglesia, seamos uno con el Espíritu
Santo, clamando: “Ven Señor Jesús”, y siendo esa voz que en medio de la noche despierte a
muchos (Apocalipsis 22:17; Mateo 25:6).

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