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JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN, AYUNO Y OBRAS DE MISERICORDIA POR LA

HUMANIDAD.

DIÓCESIS DE ATLACOMULCO

HORA SANTA

MONICIÓN: Hermanos nos hemos reunido en este día para adorar la presencia real de Nuestro Señor
en el Santísimo Sacramento del altar, hoy no estamos solo los católicos, estamos todos convocados
para unirnos en esta Jornada Mundial de Oración por la Humanidad en la que el Papa nos invita a tres
cosas: Oración, Ayuno y Obras de Misericordia. Nosotros como Diócesis de Atlacomulco nos unimos
a esta invitación y tendremos las siguientes intenciones: Por el FIN DE LA PANDEMIA, por el SECTOR
SALUD, especialmente por los que cuidan a los enfermos de Covid19, por los MARGINADOS, por los
DISCRIMINADOS, por las personas de la 3ª EDAD, por los DIFUNTOS, por los FAMILIARES que
atienden a los enfermos y ancianos, por los DESEMPLEADOS y por la HUMANIDAD. Dispongamos
nuestro corazón para unirnos en oración.

CANTO Y EXPOSICIÓN DEL SANTISIMO SACRAMENTO.

TRISAGIO.

S: En los cielos y en la tierra sea para siempre adorado. Aleluya


T: El corazón amoroso de Jesús Sacramentado. Aleluya.

Te Adoramos Padre Eterno, creemos en Ti, y te bendecimos porque nos ha creado por amor, creemos
que eres el Dios de la historia y la has convertido en Historia de Salvación, creemos firmemente que
en todo momento de prueba has acompañado a tu pueblo, creemos también que no nos abandonaras
a nuestra suerte y que pondrás fin a esta pandemia, por eso en este día desde lo profundo de nuestro
interior te decimos. TODOS: Aumenta nuestra fe. Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Canto:

S: En los cielos y en la tierra sea para siempre adorado. Aleluya


T: El corazón amoroso de Jesús Sacramentado. Aleluya.

Te Adoramos Jesucristo, Hijo único de Dios, esperamos fielmente en tu retorno glorioso, esperamos
que vengas cubierto de Gloria, mientras ese día llega no permitas que las pruebas de la vida nos
hagan quitar nuestra mirada de tu rostro, por eso hoy toda la humanidad en una sola voz aclama:
TODOS: Alienta nuestra esperanza. Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Canto:

S: En los cielos y en la tierra sea para siempre adorado. Aleluya


T: El corazón amoroso de Jesús Sacramentado. Aleluya.

Te Adoramos Espíritu Santo., amor del Padre y del Hijo que a lo largo de la Historia has inflamado los
corazones de los hombres hacia Dios, hoy venimos a postrarnos y a rogar que el amor no se apague,
que no se seque, que no se contamine, que no sea egoísta, por eso toda la humidad exclama: TODOS:
Aumenta nuestro amor. Padrenuestro, Ave María y Gloria.

Canto:
LITURGIA DE LA PALABRA.

Primera Lectura: Nm 21, 4-9


Salmo Responsorial:

R. Señor, ten misericordia de tu pueblo. Aleluya. (Cf. Dn 3, 1-45)

“Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres”.


Tu eres digno de alabanza.
¡Que tu nombre sea glorificado eternamente! R.

En todo momento nos rebelamos contra ti,


no escuchamos tus mandamientos,
no observamos ni cumplimos lo que nos mandaste para nuestro bien. R.

¡Por el honor de tu nombre no nos abandones para siempre!


¡No rompas tu alianza! ¡No apartes tu misericordia de nosotros!
¡Por Abrahán, tu amigo!
¡Por Isaac, tu servidor!
¡Por Israel tu consagrado! R.

Que sea este nuestro sacrificio,


que hoy celebremos ante ti,
porque los que confían en ti
no quedarán avergonzados. R.

Aleluya, Aleluya. Vengan a mí todos los cansados y abrumados por las cargas, y yo los hare
descansar. Aleluya (Mt 11,28)

EVANGELIO: Mt 11, 25-30

Canto:

MEDITACIÓN DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA ORACIÓN

LECTOR: La oración pertenece a todos: a la gente de cualquier religión y, probablemente, también a


aquellos que no profesan ninguna. La oración nace en el secreto de nosotros mismos, en ese lugar
interior que los autores espirituales suelen llamar “corazón” (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2562-
2563). Lo que reza, entonces, en nosotros no es algo periférico, no es una facultad secundaria y
marginal nuestra, sino que es el misterio más íntimo de nosotros mismos. Este misterio es el que reza.

TODOS: Las emociones rezan, pero no se puede decir que la oración es sólo emoción. La inteligencia
reza, pero rezar no es sólo un acto intelectual. El cuerpo reza, pero se puede hablar con Dios incluso
en la más grave discapacidad. Por lo tanto, es todo el hombre el que reza, si su “corazón” reza.

LECTOR: La oración es un impulso, es una invocación que va más allá de nosotros mismos: algo que
nace en lo profundo de nuestra persona y se proyecta, porque siente la nostalgia de un encuentro.
Esa nostalgia que es más que una necesidad: es un camino.

TODOS: La oración es la voz de un “Yo” que se tambalea, que anda a tientas, en busca de un “Tú”.
El encuentro entre el “yo” y el “Tú” no se puede hacer con las calculadoras: es un encuentro humano
y muchas veces se va a tientas para encontrar el “Tú” que mi “yo” estaba buscando.
LECTOR: La oración del cristiano entra en relación con el Dios de rostro más tierno, que no quiere
infundir miedo alguno a los hombres. Esta es la primera característica de la oración cristiana. Si los
hombres siempre estaban acostumbrados desde siempre a acercarse a Dios un poco intimidados, un
poco asustados por este misterio, fascinante y terrible, si se habían acostumbrado a venerarlo con una
actitud servil, similar a la de un súbdito que no quiere faltar al respeto a su Señor, los cristianos se
dirigen en cambio a Él atreviéndose a llamarlo con confianza con el nombre de “Padre”. Todavía más,
Jesús usa otra palabra: “papá”.

TODOS: El cristianismo ha desterrado del vínculo con Dios cualquier relación “feudal”. En el patrimonio
de nuestra fe no hay expresiones como “sometimiento”, “esclavitud” o “vasallaje”, sino palabras como
“alianza”, “amistad”, “promesa”, “comunión”, “cercanía”.

SACERDOTE: Dios es el amigo, el aliado, el esposo. En la oración podemos establecer una relación
de confianza con Él, tanto que en el “Padre Nuestro” Jesús nos ha enseñado a hacerle una serie de
peticiones. A Dios podemos pedirle todo, todo, explicarle todo, contarle todo. No importa si en nuestra
relación con Dios nos sentimos en deficit: no somos buenos amigos, no somos hijos agradecidos, no
somos cónyuges fieles. Él sigue amándonos. Es lo que Jesús demuestra definitivamente en la última
cena, cuando dice: “Esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros”. (Lc
22,20)

Canto:

ACTO DE DESAGRAVIO POR TODA LA HUMANIDAD

Señor Jesús: Tú compartiste nuestra vida humana, alegrías y penas, y, sin acusarnos, por amor,
cargaste con la responsabilidad de nuestras culpas para redimirnos. Ayúdanos a seguir tu ejemplo
desde nuestra situación de pecadores redimidos y también delante de esta pandemia que nos ha
demostrado nuestra fragilidad. Ante Ti, Señor, nos sentimos sinceramente responsables de un mundo
al que pertenecemos, que estamos contribuyendo a forjar, y con el que estamos comprometidos
especialmente por tu amor por eso oramos por él. Avergonzados de nuestras obras, fruto del olvido o
rechazo culpable de tus enseñanzas, te pedimos perdón y ayuda.

Perdón, Señor, perdón


– Por los sacrilegios, robos y blasfemias contra la Sagrada Eucaristía que hoy valoramos al no tenerla
presencialmente.
– Por tantos lugares del mundo donde los sacerdotes y fieles no pueden celebrar la Santa Misa por la
pandemia.
– Por las faltas de respeto a la dignidad de la persona y especialmente de nuestros médicos,
enfermeras y todo el personal de salud.
– Por la dejadez y abandono de nuestra conciencia de salud
– Por la omisión del cuidado del ambiente
– Por las faltas de inconsciencia de muchos que contaminan la humanidad de noticias falsas
– Por la despreocupación del bienestar de los demás, especialmente de los más pobres.

Oración: Señor nuestro, Jesucristo, que has querido permanecer en el Sacramento hasta la
consumación de los siglos para dar a tu Padre una gloria infinita y a nosotros el aliento de la
inmortalidad; que te has expuesto a todos los ultrajes de los impíos antes de abandonar a tu Iglesia;
concédenos la gracia de llorar con verdadero dolor los ultrajes y descuidos que cometen los hombres
contra el mayor de los sacramentos y contra la humanidad, danos celo eficaz para reparar los oprobios
que has sufrido en este misterio inefable. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en unión del Espíritu
Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
PETICIONES

SACERDOTE: Recibe Señor las oraciones de toda humanidad que hoy nos unimos sin
distinción y divisiones para pedir tu misericordia. Digamos: ESCUCHANOS SEÑOR.

- Pidamos hermanos por el fin de esta pandemia, que Dios tenga misericordia de nosotros.
- Pidamos la protección del Señor para todos nuestros médicos, enfermeras, enfermeros,
personal de intendencia, camilleros, personal de seguridad y todos los que laboran en los
hospitales.
- Pidamos la recuperación de todos los enfermos de coronavirus y de todas las enfermedades.
- Pidamos la recompensa de Dios para los familiares de los enfermos que los cuidan con
delicadeza y amor.
- Pidamos la luz del Espíritu Santo para todos los gobernantes.
- Pidamos la Providencia Divina manifiesta en nuestra caridad para los desempleados, los
marginados y los discriminados.
- Pidamos finalmente la oración por todos los difuntos, por aquellos que han muerto sin los
auxilios espirituales y sin la eucaristía.

Atiende Señor las oraciones de tu pueblo que hoy clama a ti confiado en tu misericordia. Por Jesucristo
nuestro Señor

Padrenuestro y canto

Bendición
Oh Dios, que en este sacramento admirable
nos dejaste el memorial de Tú pasión;

Te pedimos nos concedas venerar de tal modo


los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre,
que experimentemos constantemente en nosotros
el fruto de Tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendito sea Dios.


Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

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