Está en la página 1de 27

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA

TRIMESTRE: 1º

MATERIA: INTRODUCCIÓN A TEXTOS HISTÓRICOS

MATRÍCULA: 2163011954

NOMBRE: GUADALUPE LUGO CASTILLO

TÍTULO: La fe de los católicos durante la Guerra Cristera en la

Región de el Bajío (1926-1929)


INDICE

1. Introducción

2. Antecedentes.
2.1.1. Leyes de Reforma. Rompimiento de la relación Estado-Iglesia.
2.1.2. Constitución de 1917.
2.1.3. Ley Calles.

3. Iglesia Católica.
3.1.1. Relación Estado-Iglesia. Antes, durante y después de la Guerra
Cristera.

4. Pueblo mexicano.
4.1.1. Ideología y religión. Modo de vida.
4.1.2. Organizaciones religiosas.
4.1.2.1.1. Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa.
4.1.2.1.2. Asociación Católica de la Juventud Mexicana.

5. Zonas de Conflicto.
5.1.1. Jalisco.
5.1.2. Aguascalientes, Querétaro y Guanajuato.

6. Final del movimiento


6.1.1. Negociaciones
6.1.2. Modus vivendi.

7. Conclusiones

8. Bibliografía

2
Introducción

Es bien sabido que la Iglesia católica ha tenido gran influencia en la vida política y social

del pueblo mexicano desde su llegada a América por medio de la conquista española.

Durante tres siglos y hasta después de la formación del México Independiente, la Iglesia

debe su influencia en parte al gran poder político y económico que ésta sostenía en el país.

No es hasta la llegada de Benito Juárez a la presidencia y a la institución de las

llamadas Leyes de Reforma (que tuvieron como antecedente las Reformas que Gómez

Farías hizo en 1833), que parte del poder que mantenía la Iglesia fue disminuido

notoriamente; gracias a este suceso y a la victoria de los liberales sobre los conservadores

en la Guerra de Reforma, la relación Iglesia-Estado empieza a sufrir varias tensiones,

aunque durante el Porfiriato, Díaz trató de mantener la paz entre los dos devolviéndole a la

Iglesia parte de los privilegios que había perdido durante la Reforma y llegaron a un nuevo

modus vivendi. Sin embargo, con el estallido de la Revolución, esta paz fue turbada pues la

Iglesia se mostraba antagónica a la lucha y los revolucionarios siguieron las ideas

anticlericales puestas en la Constitución de 1857 y las reafirmó en la de 1917, donde los

artículos 3, 5, 27, 30 y 130 fueron los que más afectaban a la jerarquía eclesiástica. Estas

tensiones siguieron durante el mandato de Obregón, pero no fue sino hasta la llegada de

Calles a la presidencia que estas tensiones estallaron y dieron paso a uno de los capítulos

más sangrientos y sombríos en la historia de México, la Guerra Cristera.1

1
Lorenzo Meyer, “La institucionalización del nuevo régimen” en Historia general de México. Versión 2000,
México, El Colegio de México, 2000, pp. 829.

3
La Iglesia no es una organización que está fuera del contexto social. A pesar de las

trasformaciones que ha sufrido la sociedad, la Iglesia ha mantenido su posición dentro de

ella. Esto se debe a las diversas opiniones que la Iglesia ha tomado en las diferentes épocas

en las que se desarrolla.

La razón por la que la Iglesia y el Estado han logrado un modus vivendi fue gracias al

nacimiento de un nacionalismo común que ha permitido una relativa comunicación entre

ambas instituciones.2

Adaptándose a las costumbres del pueblo mexicano, la Iglesia se ha hecho un espacio

en la identidad del mexicano, producto del temor de la Iglesia a la penetración del

protestantismo al seno de la sociedad mexicana. Es decir, el catolicismo es una parte

esencial del nacionalismo mexicano, y bien uno puede identificarse como mexicano

diciendo que es católico. Esto a la fecha puede seguir apreciándose.

La Guerra Cristera se puede tomar como un acontecimiento oscuro más sobre la

relación frágil de el Estado-Iglesia. El motivo para trabajar este tema tiene que ver con la

gran influencia que tuvo la religión católica en toda mi formación académica; ver más allá

de el aspecto político-militar del movimiento cristero, y analizarlo desde una perspectiva

socio-cultural, enfocándome en el aspecto religioso y la devoción del pueblo mexicano

como una parte de su identidad. ¿Qué es lo que lleva al pueblo mexicano a defender con

tanto ahínco una institución que, desde tiempos de la Colonia, abusa de su poder e

influencia? Los testimonios, serán una parte importante de esta investigación.

2
Blancarte, Roberto. Historia de la Iglesia católica en México, México, El Colegio Mexiquense y Fondo de
Cultura Económica, 1992, pp. 416.

4
Mi aporte en la investigación será entender la importancia y el impacto que la Iglesia

tiene dentro de la educación del pueblo mexicano y cómo ésta siguió con paso firme dentro

de las convicciones de la gente a pesar del empeño que tenía el gobierno mexicano de

eliminar cualquier rastro de este tipo de educación dentro de la sociedad.

La zona que se estudiará será el centro-occidente del país, la región del Bajío,

comprendiendo los estados de Jalisco, Aguascalientes, Querétaro y Guanajuato, haciendo

un especial énfasis en el estado de Jalisco, comprendiendo el periodo de los años de 1926 a

1929, años en los que se llevo acabo este conflicto. La especificación de el periodo se debe

a que existe una “Segunda Guerra Cristera” entre los años de 1932 a 1938; sin embargo,

ésta no tuvo tanta relevancia como la primera.

Las fuentes recurridas serán desde archivos y documentos del gobierno federal y

estatal, libros ya elaborados por autores como Jean Meyer, Nicolás Larin y Ma. Alicia

Puente Lutteroth, textos y artículos referentes a la relación Iglesia-Estado, hasta testimonios

de combatientes y feligreses que vivieron el movimiento armado.

5
Antecedentes

En este apartado, se abordarán los antecedentes políticos relacionados con la Iglesia

católica desde el siglo XIX hasta el siglo XX.

En este capítulo y los siguientes, se utilizará la obra de Meyer, autor pionero en el

tema de la Guerra Cristera. Jean Meyer Barth es un geógrafo e historiador francés

naturalizado mexicano en 1979. Se ha distinguido por sus investigaciones y obras acerca de

la Guerra Cristera que tuvo lugar en México a principios del Siglo XX, asimismo, se ha

especializado sobre la historia del estado mexicano de Nayarit y sobre la Revolución

Mexicana. Realizó sus primeros estudios en el Liceo Mignet en Aix-en-Provence y en la

Escuela Nacional Superior en Saint-Cloud. Obtuvo la licenciatura y el grado de maestro en

la Universidad de la Sorbonne en 1962 y 1963 respectivamente. Realizó estudios de

posgrado y un doctorado de Estado en la Universidad de París, Nanterre en 1971.

El registro bibliográfico de Meyer es sumamente amplio. No solo en cuanto al

volumen, sino también en función del origen de cada fuente. Utiliza archivos públicos,

archivos particulares, fuentes eclesiásticas, diarios y libros publicados sobre el tema. Esto

hace que el relato sea, no solo muy completo en cuanto a lo fáctico, sino por que también

busca abarcar las acciones y opiniones de casi todos los actores involucrados. Además,

utiliza como fuente los testimonios de antiguos cristeros.

También se utilizará el texto La rebelión de los cristeros (1926-1929) de Nicolás

Larín, miembro del Instituto de historia de la Academia de Ciencias de la URSS; Larín

tendrá un enfoque político, como dice Meyer: “este libro analiza la etapa democrática
burguesa de México y el camino complicado seguido por la Iglesia para convertirse, «de

enemiga, en defensora del orden capitalista»” y poco tratará a los cristeros,3

Habrá referencias de Lorenzo Meyer, historiador y académico mexicano que también

incursiona en el periodismo. Obtuvo su licenciatura en relaciones internacionales en

el Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México. Es doctor en relaciones

internacionales por El Colegio de México, con estancia posdoctoral en el Departamento de

Ciencia Política de la Universidad de Chicago. Como analista del sistema político

mexicano ha centrando su reflexión en las formas autoritarias del poder y en los procesos

de democratización de los siglos XX y XXI.

Leyes de Reforma. Rompimiento de la relación Estado-Iglesia.

En este subtema se hablará de las reformas que se dieron en el país durante el periodo de

1855 a 1863; mediante la expedición de estás leyes y decretos, se logró la separación

Estado-Iglesia en México. Para este apartado utilizaremos un capítulo escrito por Andrés

Lira y Anne Staples para el libro Nueva historia general de México sobre la reconstrucción

de la Republica, que habla sobre los acontecimientos antes y durante La Guerra de

Reforma.

Andrés Lira es profesor-investigador de El Colegio de México. Licenciado en

derecho, maestro y doctor en historia. Ha sido profesor en la Escuela Nacional de

Antropología e Historia, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y en la

3
Jean Meyer, La Cristiada, La guerra de los cristeros, traducción de Aurelio Garzón del Camino, México
D.F., Siglo XXI Editores, [3ª ed. 1974], pp. 398.

7
Universidad Iberoamericana. La mayor parte de su carrera la ha realizado en El Colegio de

México. También ha sido profesor en El Colegio de Michoacán. Ha publicado numerosos

artículos y capítulos de libro relativos a la historia de las ideas e instituciones en México.

Actualmente es director de la Academia Mexicana de la Historia.

Anne Staples, es Doctora en Historia por el Colegio de México además de ser

reconocida como una autoridad en el estudio de la historia de la educación en México en el

Siglo XIX.

Después de las hostilidades debido a la revolución de Ayutla en contra del presidente

Santa Anna, el 5 de febrero de 1857 el Congreso Extraordinario Constituyente terminó sus

labores cuando se aprobó la Constitución de 1857; esto daría un paso importante hacia el

nuevo orden.4 En esta Constitución se incluyeron varias de las famosas Leyes de Reforma

que fueron expedidas entre 1855 y 1863. A continuación se hará una breve presentación de

algunas de ellas.

Ley sobre la Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación,

conocida como Ley Juárez, se destaca por la abolición de los fueros eclesiástico y militar en

materia civil y penal, y por la abolición de los tribunales de comercio.

“La Ley Juárez implicaba todo un proyecto político. Tuvo una repercusión inmediata,

no por lo que se refiere a la organización general, sino por los intereses que afectó en el

ámbito eclesiástico. Hubo levantamiento al grito de “Religión y fueros”, uno en

Tolimán, en la Sierra Gorda, encabezado por Tomás Mejía, y otro, de mayores

consecuencias, iniciado por el cura de Zacapoaxtla en diciembre de 1855. Esta rebelión

4
Lira, Andrés y Anne Staples, “Del desastre a la reconstrucción republicana”, en Nueva historia general de
México, México, D.F., El Colegio de México, 2010, pp. 451.

8
se propagó a pueblos de Tlaxcala, Veracruz y Puebla en los primeros meses de 1856 y

llegó a adueñarse de la capital de este último estado, cuando cobraba aire de guerra

civil. (…). Se impuso una sanción al clero poblano para indemnizar a las familias de

los combatientes y sus bienes fueron intervenidos. En vano protestó el obispo Pelagio

Antonio Labastida y Dávalos. Este hecho fue el preludio a la nacionalización de los

bienes del clero dispuesta por Juárez en 1859.” 5

Ley de Desamortización de las Fincas Rústicas y Urbanas de las Corporaciones

Civiles y Religiosas de la República, conocida como Ley Lerdo, obligaba a las

corporaciones civiles y eclesiásticas a vender casas y terrenos.

“De acuerdo con el artículo 25, ninguna corporación civil o eclesiástica tendría

capacidad para adquirir o administrar bienes raíces, con la única excepción de los

edificios destinados inmediata y directamente al servicio u objeto de la institución,

fueran conventos, casas episcopales, colegios, hospitales, casas de corrección, así

como mercados, ejidos o demás terrenos de uso público.” 6

“El 27 de enero de 1857 entró en vigor la ley del registro civil y el 30, la relativa al

establecimiento y uso de cementerios. El 11 de abril se promulgó la ley de derechos y

obvenciones parroquiales, un ordenamiento respetuoso de los principios y

disposiciones arancelarias vigentes en la Iglesia mexicana. Esas medidas nos parecen

ahora moderadas; en aquellos momentos causaron alarma entre las autoridades

eclesiásticas y la sociedad.”7

5
Ibid., pp. 451-452.
6
Ibid., pp. 452-453.
7
Ibid., pp. 455.

9
Constitución de 1917.

La reafirmación de los revolucionarios de seguir los preceptos de la Constitución de 1857

continuó con las tensiones entre el Estado y la Iglesia católica. Para este apartado se utilizó

información y referencias de los autores Georgette José Valenzuela, Jesús Silva Herzog y

María Gabriela Aguirre Cristiani.

Georgette José Valenzuela ingresó al IISUNAM en 1984 como investigadora; su

línea de investigación de largo aliento ha sido “Historia política y social del México

moderno y contemporáneo”, realizando proyectos con diferente temporalidad y referencia

regional. Su metodología de investigación se basa en la revisión y análisis de fuentes

documentales originales y en la confrontación con fuentes secundarias.

Jesús Silva Herzog nacido en 1892, fue un economista que presidió el comité del

tema petrolero que condujo a la nacionalización del petróleo en México en el gobierno

de Lázaro Cárdenas y un prestigiado catedrático e investigador de la Universidad Nacional

Autónoma de México hasta sus últimos años. Realizó sus primeros estudios en el Seminario

de San Luis Potosí, pero al sufrir una afección en los ojos abandonó la secundaria. Residió

en Nueva York de 1912 a 1914 y continuó sus estudios en la Pain Up Town Business

School. En 1914, regresó a San Luis Potosí y colaboró con los periódicos El

Demócrata y Redención.

María Gabriela Aguirre Cristiani es Doctora en Historia por la Facultad de Filosofía y

Letras de la UNAM. Actualmente es profesora titular de tiempo completo en la UAM-

Xochimilco y además en la licenciatura en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de

la UNAM.

10
“Unas de las características fundamentales del movimiento revolucionario iniciado en

1910 fue su acendrado anticlericalismo —en particular dentro de la facción carrancista

—, que reactivó los enfrentamientos entre la Iglesia y el Estado, sobre todo a partir de

la promulgación de la Constitución de 1917, misma que fue atacada de inmediato por

la jerarquía eclesiástica sobre todo en sus artículos 3º, 25, 27 y 130.” 8

Carranza convoca a un Congreso constituyente para reformar la Constitución

de 1857 que no sufriría ningún cambio en la mayoría de sus artículos. Los artículos

3º, 27, 28, 123 y 130 son los de mayor consideración debido al ataque claro hacia la

Iglesia sobre su intervención en la vida social del pueblo mexicano.9

“Para la mayoría de los constitucionalistas, la Iglesia representó un peligro que había

que eliminar, pues su presencia en los ámbitos de la vida social era indiscutible, de

hecho, su existencia significaba una competencia real en la que los revolucionarios se

encontraban en desventaja; de ahí su actitud hostil y persecutoria. Sus argumentos

acusatorios contra el clero católico en realidad, obedecían a un sentimiento de

inferioridad frente a una institución que mostraba grandes avances en materia social.

Esta desventaja se dejó ver en la aplicación de un proyecto social católico en el que

laicos y clérigos tenía participación y en el que todos los sectores sociales estaban

incluidos. La meta: restaurar el orden social cristiano” 10

Ley Calles.

8
Georgette José Valenzuela, “Antecedente políticos de la rebelión cristera”, en Patricia Galeana
(compiladora), Relaciones Estado-Iglesia: Encuentros y desencuentros, México, AGN, 1999, pp. 205.
9
Jesús Silva Herzog, Breve Historia de la Revolución Mexicana. La etapa constitucionalista y la lucha de
facciones, Tomo II, México, Fondo de Cultura Económica, 1972, pp. 303.
10
María Gabriela Aguirre Cristiani, ¿Una historia compartida? Revolución mexicana y catolicismo social,
1913-1924, México, DF, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Instituto Tecnológico Autónomo de
México, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco, 2008, pp. 47.

11
En este apartado se hablará sobre la causa principal de el estallido de la Guerra Cristera. Se

hablará un poco sobre el pensamiento ideológico de Calles.

El 14 de junio de 1926, Calles expidió la famosa “Ley Calles” que tenía por objetivo

mantener bajo control a la Iglesia, sometiéndola a los designios del gobierno, limitando al

numero de sacerdotes, que tuvieran licencias para poder ejercer el ministerio sacerdotal y

estar registrados ante el gobierno municipal donde oficiaran el culto religioso y reformas al

Código Penal. Como respuesta ante este hecho, el episcopado católico decidió la

suspensión de cultos el 31 de julio de 1926, acción que impactó sobre todo en la población

campesina y estalló la rebelión armada de manera espontanea y desorganizada.11

“Pero no sólo era esto: la ley arbitraria dictada por Plutarco Elías Calles no terminaba

ahí, en cerrar los templos, sino que tenía que salir de ahí Dios.”12

Plutarco Elías Calles, profesor y militar revolucionario que fue presidente de México

de 1924 a 1928. La presidencia de Calles se caracterizó por la consolidación y

profundización de la revolución mexicana de 1910: reforma agraria, extensión de la

enseñanza, construcción de obras públicas y reorganización del ejército. Su política

anticlerical le enfrentó violentamente con la Iglesia católica. También mantuvo un áspero

conflicto con Estados Unidos a raíz de sus pretensiones de nacionalizar el petróleo y las

propiedades territoriales como preveía la Constitución aprobada en 1917.

11
Lorenzo Meyer, “La institucionalización del nuevo régimen” en Historia general de México. Versión 2000,
México, El Colegio de México, 2000, pp. 829.
12
Jean Meyer, La Cristiada, La guerra de los cristeros, traducción de Aurelio Garzón del Camino, México
D.F., Siglo XXI Editores, [3ª ed. 1974], pp. 95.

12
Iglesia Católica

Relación Estado-Iglesia.

Se hará una recapitulación de la relación entre el Estado y la Iglesia antes, durante y

después del conflicto armado de la Guerra Cristera. Para este apartado se utilizará una serie

de artículos compilados en el libro Relaciones Estado-Iglesia: Encuentros y desencuentros,

citado en el aparto anterior.

A quien citaré en esta ocasión será a la Doctora Gloria Villegas Moreno, Directora de

la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM de donde es egresada. Con una trayectoria

docente de 46 años, ha desarrollado las líneas de investigación: Historia e Historiografía de

México y Análisis del Discurso Político, siglos XIX y XX.

“La relación entre la Iglesia y el Estado, tema central de los principales conflictos

políticos del siglo XIX, reapareció, de manera intermitente y bajo diversas modalidades, en

el curso de la lucha revolucionaria.”13 Durante el gobierno de Porfirio Díaz, habría una

política de conciliación que permitiría un alivio en las tensiones que existían entre la Iglesia

y el Estado desde el siglo pasado; actitud que no fue bien recibida por los liberales:

“Obviamente, la actitud conciliatoria de Díaz hacia la iglesia católica no contó con la

aprobación de los liberales que se sentían depositarios del legado juarista.” 14 Madero

continuó con esta política conciliadora para poder abrirse camino ante la sociedad.15

13
Gloria Villegas Moreno, “Estado e Iglesia en los tiempos revolucionarios”, en Patricia Galeana
(compiladora), Relaciones Estado-Iglesia: Encuentros y desencuentros, México, AGN, 1999, pp.183.
14
Ibid., pp. 184.
15
Ibid., pp. 186.

13
Se usarán más artículos como Las Leyes de Reforma y la respuesta de los obispos de

Francisco Morales; Sebastián Lerdo de Tejada y su política hacia la iglesia católica de

Antonia Pi-Suñer, Doctora en Historia por parte de la UNAM y especializada en Historia

del Siglo XIX; Anticlericalismo constitucionalista de Josefina MacGregor Gárate, Doctora

en Historia por parte de la UNAM y especializada en Historia del Siglo XIX y XX; y varios

artículos más dentro del libro que ayudarán a lo largo del proyecto.

14
Pueblo mexicano.

En este apartado serán de gran utilidad los testimonios dados por los cristeros participantes

del conflicto.

Luis Ramos Gómez-Pérez (1943-2014) fue Doctor en Filosofía por la Universidad de

Oxford, especializado en Historia de México en el Siglo XIX, enfocado en la religión.

Ideología y religión. Modo de vida.

Para entender las reacciones que tuvo el pueblo mexicano ante las acciones tomadas por el

gobierno en contra de la Iglesia, hay que ver lo implicada que se encontraba ésta en la vida

de los mexicanos: “En mi familia teníamos costumbres pueblerinas pero muy buenas

porque mi padre y mi madre eran gentes cristianas…”16

Un aspecto en tomar en cuenta es la educación y el papel que tenía la Iglesia en ésta.

Dos artículos compilados en el libro La Iglesia católica en México de El Colegio de

Michoacán dan una noción de lo importante que era para una parte de la sociedad la

implicación de la Iglesia en la educación de sus hijos. “Cuando la Instrucción Pública se

hizo gratuita, obligatoria, laica y además nacional e integral (1889), los católicos

impulsaron la fundación de escuelas que difundieran los principios religiosos, frente al

ateísmo que se enseñaba en la escuela oficial.”17

“El porvenir de la sociedad depende de la clase de educación que se dé a la niñez. Si

ella tiene por base los falsos principios de la filosofía moderna, la sociedad se

16
Hasta el cuello en la cristería: Antonia Castillo platica con Agustín Vaca, Jalisco, El Colegio de Jalisco,
2003, pp. 16.
17
Luis Ramos Gómez-Pérez, “Escuela católica y sociedad a principios del siglo XX”, en Nelly Sigaut
(editora) La Iglesia católica en México, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1997, pp. 295.

15
precipitará sin remedio a su más espantosa ruina. Si, por el contrario, está vivificada

por la sabia celestial del Cristianismo, marchará con paso firme por la esplendorosa

senda de la civilización, dejando en pos de sí frutos de inestimable valor; porque en la

Religión católica, como dice San Agustín, es en donde se interesa por el bien de la

sociedad, no se ha olvidado un solo momento de que Jesucristo le dio la misión de

enseñar, y ha procurado en todos tiempos cumplir este encargo con especial

predilección.”18

A pesar de la existencia de las escuelas oficiales, la gente prefería (sobre todo en los

pueblos) llevar a sus hijos a las escuelas católicas: “Además había escuelas oficiales, la

oficial de niñas y la oficial de niños, que estaban solas porque todos procuraban llevar a sus

niños a las escuela católicas, la gente decía que las oficiales sacaban a los niños muy

juaristas,…”19, escuelas donde era importante la religión: “…nos daban hasta pintura al

óleo en sexto año, todo eso nos daban, y religión, desde luego, cursos completos de

religión.”20

“…los valores íntimos, las relaciones familiares, el lugar de la mujer y de los niños en

la familia, la estratificación social y racial y las divisiones entre jornaleros rústicos y

literatos cultos o entre ricos y pobres apenas sufriera algún cambio. El aprendizaje de

la doctrina cristiana en el catecismo del padre Jerónimo Ripalda era común a todos los

niños que hablaban español; en 1853 se volvió materia obligatoria en las escuelas del

Distrito Federal y los territorios, indicio del creciente miedo a la influencia

protestante.”21
18
Ibid, pp. 295-296.
19
Hasta el cuello en la cristería: Antonia Castillo platica con Agustín Vaca, Jalisco, El Colegio de Jalisco,
2003, pp. 18.
20
Ibid., pp. 18
21
Georgette José Valenzuela, “Antecedente políticos de la rebelión cristera”, en Patricia Galeana
(compiladora), Relaciones Estado-Iglesia: Encuentros y desencuentros, México, AGN, 1999, pp. 456.

16
Organizaciones religiosas

Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa

Una de las principales organizaciones que surgieron en respuesta a la imposición de la “Ley

Calles”, fue la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, fundada el 9 de marzo de

1925; “Nacida de una reacción de defensa, la Liga se convirtió inmediatamente en un

movimiento político, llevada por los acontecimientos y embriagada por un crecimiento

prodigioso.”22

La Liga promovió un boicot económico y la Iglesia ordenó la suspensión de culto

público; “en enero de 1927, la Liga promovió el enfrentamiento armado contra el gobierno

callista al grito de ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva la Virgen de Guadalupe!”23

Asociación Católica de la Juventud Mexicana

“Bajo el liderazgo de la Compañía de Jesús, nació en 1913, la Asociación Católica de la

Juventud Mexicana, si bien, en su origen se constituyó con el nombre de «Centro de

Estudiantes Católicos», en un lapso breve adoptó las siglas por las que fue identificada esta

agrupación: ACJM.”24

22
Jean Meyer, La Cristiada, La guerra de los cristeros, traducción de Aurelio Garzón del Camino, México
D.F., Siglo XXI Editores, [3ª ed. 1974], pp. 50.
23
Georgette José Valenzuela, “Antecedente políticos de la rebelión cristera”, en Patricia Galeana
(compiladora), Relaciones Estado-Iglesia: Encuentros y desencuentros, México, AGN, 1999, pp. 209.
24
María Gabriela Aguirre Cristiani, ¿Una historia compartida? Revolución mexicana y catolicismo social,
1913-1924, México, DF, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Instituto Tecnológico Autónomo de
México, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco, 2008, pp. 230-231.

17
“…con la idea de hacer de él un espacio en el que la juventud pudiese prepararse bajo

una formación religiosa, social y cívica que le permitiese restaurar el orden social

cristiano. En otras palabras, se trataba de promover la acción social católica en los

jóvenes mexicanos para que estuviesen preparados y, en su caso, pudiesen defender la

libertad religiosa, que no era otra cosa que la defensa de la religión católica.” 25

Aunque la ACJM no surgió a raíz de la Guerra Cristera como fue con la Liga, fue una

arma fundamental de la Iglesia para luchar contra el pensamiento anticlericalista del

gobierno que seguía dándose en la revolución.

25
Ibid., pp. 231.

18
Zonas de conflicto. Región del Bajío

A pesar de ser un conflicto de carácter religioso que afectaba a gran parte del pueblo

mexicano, la Guerra Cristera tuvo más alcance en la zona centro-occidente del país: “..aun

cuando los dirigentes civiles de la rebelión hicieron de la ciudad de México el centro de sus

operaciones, el epicentro de la guerra se localizó en los estados centro occidentales del país,

lejos de la capital.”26

“La rebelión cristera fue un movimiento eminentemente rural, cuyos principales focos

de acción se localizaron en Jalisco, Guanajuato, Colima y Michoacán y movilizaron casi 20

mil cristeros.”27

En el libro No éramos bandidos… tan sólo cristianos. Islas Marías, 1929: Narración

testimonial del profesor José Refugio Padilla Galindo de Ma. Alicia Puente Lutteroth se

ofrece un testimonio sobre la travesía que vivieron algunos cristeros durante su

encarcelamiento; aunque el testimonio aportaba muy poco al tema de mi investigación, la

autora ofrece una serie de títulos sobre testimonios de cristeros y algunos muy específicos

sobre los estados de esta región que podrían ayudarme a dar un acercamiento a la vivencia

de el conflicto en otros estados.

Ma. Alicia Puente Lutteroth, profesora–investigadora de la Facultad de Humanidades

de la Universidad Autónoma del Estado de Michoacán, trata de identificar con más claridad

los límites que han presentado históricamente términos como el anticlericalismo haciendo

26
Hasta el cuello en la cristería: Antonia Castillo platica con Agustín Vaca, Jalisco, El Colegio de Jalisco,
2003, p. 9.
27
Georgette José Valenzuela, “Antecedente políticos de la rebelión cristera”, en Patricia Galeana
(compiladora), Relaciones Estado-Iglesia: Encuentros y desencuentros, México, AGN, 1999, pp. 209.

19
un acercamiento analítico para comprender mejor la pluralidad de la cristiada. 28 Propone

una lectura diferente de la cristiada desde una perspectiva socio-cultural y que no se

enfoque como movimiento armado solamente. Ya no ver la relación Estado-Iglesia, sino

Estado-Iglesia-sociedad, involucrar al pueblo creyente que hace a las dos instituciones.

Identifica tres diferentes etapas: La precrisis (1917-1926), donde resaltan todos los aspectos

jurídico-legales; la crisis (1926-1929), estallido del movimiento armado, las reacciones

sociales y la poscrisis, momento de los arreglos. Desgraciadamente no pude tener acceso

completo al texto y no hay citas que poner, pero es un libro que me podría servir debido al

enfoque que presenta.

“El movimiento fue excepcional por su intensidad, su extensión geográfica y el

número de combatientes que movilizó; sin duda, ya que engloba todos los grupos rurales y

atraviesa todas las estructuras.”29

Jalisco

“Ahora bien, entre las entidades federales que se sumaron a la rebelión, Jalisco ocupó un

lugar prominente en el impulso, organización y desarrollo de la guerra, circunstancia que lo

ha llevado a instituirse en el estado emblemático del levantamiento cristero;”30

Aguascalientes, Querétaro y Guanajuato

28
Ma. Alicia Puente Lutteroth, “Anticlericalismo y cristiada, acciones y reacciones”, en Franco Savarino y
Andrea Mutolo El anticlericalismo en México, México, Miguel Ángel Porrúa, 2008, pp. 473-490.
29
Jean Meyer, La Cristiada. La guerra de los cristeros, traducción de Aurelio Garzón del Camino, México,
D.F., Siglo XXI editores, [3ª ed. 1974], pp. 43.
30
Ibid, p. 10.

20
Para este apartado obtuve muy poca información de primera mano, pero gracias a la

información proporcionada por Puente Lutteroth en uno de sus libros que consulté, sé que

existen algunos libros que hablan sobre la Guerra Cristera en estos estados como: La guerra

cristera en Guanajuato de Alfonso Sánchez Díaz (coord.); Reminiscencias de la

persecución religiosa en Cd. Valle, Aguascalientes. 1926-1929 de Gonzálo Urratía

Figueroa; Cristeros bajo el cielo fiel de Querétaro de Ramón del Llano Ibáñez y Marciano

de León Granados; por mencionar algunos.

21
Final del movimiento.

Negociaciones.

Al llegar Portes Gil a la presidencia comenzaron las negociaciones, donde incluso intervino

el embajador norteamericano Dwight Morrow, y para el 21 de junio de 1929 se llegó a un

acuerdo de paz.

Sin embargo existía una fuerte división entre los mismos miembros de la Iglesia y los

feligreses, debido a las actitudes que fue tomando la Iglesia sobre el levantamiento a lo

largo del conflicto.

“Los dirigentes de los cristeros observaban con pavor la evolución que se efectuaba

en las posiciones del obispado mexicano, que, gradual pero firmemente, iba llegando a un

acuerdo con el gabinete de Calles.”31

Modus vivendi.

“Los acuerdos de paz firmados por el gobierno y el Episcopado mexicano, que dejaron

fuera de las negociaciones a los rebeldes, trajeron como resultado un modus operandi

que recordaba los viejos tiempos porfirianos: la Iglesia no intervendría en política, y el

Estado no haría cumplir escrupulosamente los preceptos constitucionales en materia

religiosa, sólo que ahora la Iglesia debía sujetarse no a un hombre, sino al nuevo

Estado surgido de la revolución.”32

31
Nicolás Larin, La rebelión de los cristeros 1926-1929, traducción de Ángel C. Tomás, México D.F.,
Ediciones ERA, 1968, pp. 212.
32
Josefina MacGregor Gárate, “Anticlericalismo constitucionalista”, en Patricia Galeana (compiladora),
Relaciones Estado-Iglesia: Encuentros y desencuentros, México, AGN, 1999, pp. 182.

22
Conclusiones

Desde su llegada a América, la Iglesia Católica formó parte de la vida cotidiana de los

habitantes de la Nueva España, y a lo largo de tres siglos fue adentrándose a la conciencia

del mexicano para formar parte esencial de su identidad, pues incluso cuando el país logró

su independencia, una de las disposiciones que se dieron en la Constitución de 1824 es que

la religión católica fuera la única en el país.

El pueblo mexicano, un pueblo profundamente católico, si hablamos de las clases

bajas que vivían en pueblos pequeños, en esa época reaccionó fuertemente a las

disposiciones del gobierno debido a que éste le estaba quitando una parte esencial de su

identidad. Las prácticas religiosas que la Iglesia inculcó en el país están combinadas con las

costumbres de los antiguos pueblos prehispánicos. Podría ser lógico que al verse limitados

de las prácticas que los identifican como “mexicanos”, reaccionarán con un fervor para

defender lo que creen que por derecho es suyo.

Estudiar las costumbres, tradiciones, y los elementos básicos como lo es la educación,

donde se encuentra involucrada la Iglesia, puede dar una respuesta a la profunda devoción

que profesan los feligreses a una creencia.

23
Bibliografía

Fuentes primarias.

“Programa de acción de la Liga de la Defensa Religiosa (14 julio 1926)”, en María Elvira

Buelna S., Edelmira Ramírez Leyva, Guadalupe Ríos de la Torre y Marcela Suárez

Escobar (compiladores) Documentos básicos para México: Economía, Política y

Sociedad II 1917-1940, México, UAM-Unidad Azcapotzalco, 2006, pp. 83-88.

Archivo General de la Nación, (AGN), Ramo Presidentes, Obregón y Calles.

Hasta el cuello en la cristería: Antonia Castillo platica con Agustín Vaca, Jalisco, El

Colegio de Jalisco, 2003.

Plutarco Elías Calles, Pensamiento político y social. Antología (1913-1936), SEP,

Fideicomiso Archivos Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca, Fondo

de Cultura Económica.1992.

Plutarco Elías Calles. Serie: Semblanzas y perfiles ideológicos de los hombres de la

revolución mexicana, México, Secretaría de Divulgación Ideológica, 1985.

Fuentes secundarias

Aguirre Cristiani, María Gabriela, “Participación de los laicos en el proyecto social de la

Iglesia”, en ¿Una historia compartida? Revolución mexicana y catolicismo social,

1913-1924, México, DF, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Instituto

Tecnológico Autónomo de México, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad

Xochimilco, 2008, pp. 221-237.

24
Aguirre Cristiani, María Gabriela, “Tiempos de unidad: el clero católico en defensa de un

nuevo proyecto social, 1913-1920”, en ¿Una historia compartida? Revolución

mexicana y catolicismo social, 1913-1924, México, DF, Instituto Mexicano de

Doctrina Social Cristiana, Instituto Tecnológico Autónomo de México, Universidad

Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco, 2008, pp. 19-75.

Blancarte, Roberto. Historia de la Iglesia católica en México, México, El Colegio

Mexiquense y Fondo de Cultura Económica, 1992.

De la Rosa, Martín y Charles A. Reilly (coords.), Religión y Política en México, México,

DF, Siglo XXI editores, 1985.

Galeana, Patricia (compiladora), Relaciones Estado-Iglesia: Encuentros y desencuentros,

México, AGN, 1999.

Larin, Nicolás, La rebelión de los cristeros 1926-1929, traducción de Ángel C. Tomás,

México D.F., Ediciones ERA, 1968.

Meyer, Jean, La Cristiada. El conflicto entre Iglesia y el Estado 1926-1929, traducción de

Aurelio Garzón del Camino, México, D.F., Siglo XXI editores, [8ª ed. 1983]

Meyer, Jean, La Cristiada. La guerra de los cristeros, traducción de Aurelio Garzón del

Camino, México, D.F., Siglo XXI editores, [3ª ed. 1974]

Meyer, Jean, La Cristiada. Los cristeros, traducción de Aurelio Garzón del Camino,

México, D.F., Siglo XXI editores, [6ª ed. 1982]

Meyer, Lorenzo “La institucionalización del nuevo régimen” en Historia general de

México. Versión 2000, México, El Colegio de México, 2000, pp. 823-880.

25
Negrete, Martaelene, “La arquidiócesis de México después de los arreglos de 1929”, en

Relaciones entre la Iglesia y el Estado en México 1930-1940, México, Colmex y

Universidad Iberoamericana, 1988.

Negrete, Martaelene, “La legislación. Protesta y acuerdo”, en Relaciones entre la Iglesia y

el Estado en México 1930-1940, México, Colmex y Universidad Iberoamericana,

1988.

Puente Lutteroth, Ma. Alicia, “Anticlericalismo y cristiada, acciones y reacciones”, en

Franco Savarino y Andrea Mutolo El anticlericalismo en México, México, Miguel

Ángel Porrúa, 2008, pp. 473-490.

Puente Lutteroth, Ma. Alicia, Movimiento cristero una pluralidad desconocida, Editorial

Progreso/Cehila –UAEM, México, 2002.

Puente Lutteroth, Ma. Alicia, No éramos bandidos… tan sólo cristianos. Islas Marías,

1929: Narración testimonial del profesor José Refugio Padilla Galindo, Instituto

Mexicano de Doctrina Social Cristiana, México, D.F., 2009.

Ramos Gómez-Pérez, Luis, “Escuela católica y sociedad a principios del siglo XX”, en

Nelly Sigaut (editora) La Iglesia católica en México, Zamora, El Colegio de

Michoacán, 1997.

Silva Herzog, Jesús, “Capítulo V”, en Breve Historia de la Revolución Mexicana. La etapa

constitucionalista y la lucha de facciones. Tomo II, México, Fondo de Cultura

Económica, 1972, pp. 303-341.

Torres Septién T., Valentina, “La educación de la mujer campesina: una visión a través de

los métodos y manuales de la Acción Católica Mexicana (1929-1960)”, en Nelly

26
Sigaut (editora) La Iglesia católica en México, Zamora, El Colegio de Michoacán,

1997.

27

También podría gustarte