Está en la página 1de 1

UNIDAD 5: EL EXPOSITOR

08/08/20 ILUSTRACION EAG

PRINCIPIOS A USAR EN EL USO DE LAS ILUSTRACIONES


USAR ILUSTRACIONES ADECUADAS
Según la etimología del término, una ilustración tiene que clarificar. Si no conduce a una mejor comprensión
del punto que se está tratando, o si la misma ilustración no es evidente, sería mejor omitirla. De otra forma, la
ilustración tendería apartar la atención de la congregación del pensamiento central del sermón. Pero una
ilustración apropiada, introducida en el momento adecuado y bien dicha, es un medio de lo máS eficaz para
iluminar un texto o verdad, y para crear interés.
Si, por ejemplo, el predicador está tratando acerca de la suficiencia de la gracia de Dios en el perdón de los
pecados, podría citar versículos como 2 Corintios 5: 20-21 y Efesios 1: 7. Resulta entonces muy apropiado dar
una ilustración como la que sigue:
Un incrédulo, burlándose de un ministro que habíha ido a visitar a un moribundo que era notoriamente malo,
le dijo: “¿Puede acaso una hora de arrepentimiento expiar una vida entera de pecado?“. No, dijo el hombre de
Dios, pero la sangre de Cristo Si”

CERSIORESE DE QUE LAS ILUSTRACIONES SEAN CLARAS


Como hemos aprendido, el significado básico de la palabra “Ilustrar” es hacer claro o evidente. Una historia o
incíDente que se cuenta en el sermón con el propósito de ayudar a la asimilación de alguna verdad, fracasa en
su propósito si no explica o clarifica. Bajo tales circunstancias, una ilustración que pudiera, por otra parte,
parecer importante o interesante sería mejor que fuera dejada de lado. Pero un ejemplo o ilustración bien
elegido, que contribuya a la asimilación de una verdad, puede añadir mucho al valor del discurso

USAR ILUSTRACIONES CREIBLES


Las ilustraciones fantasiosas sólo sirven para desacreditar al ministro y para sugerir a la congregación que el
predicador está dispuesto a exagerar, o que es lo suficientemente cándido como para creerse lo que es indigno
de credibilidad. Incluso si la narración o los acontecimientos son ciertos, pero por una razón U otra no suena a
cierto, el predicador debería evitar cuidadosamente su utilizaci6n en un serm6n. Si una ilustración ha de ser
adecuada para su utilizaci6n, tiene que ser cierta y sonar a cierta. Tiene que llevar todos los distintivos de
realidad y veracidad.
En algunas ocasiones se puede usar un hecho aparentemente increíble para una ilustraci6n, en particular
cuando se toma del reino de la ciencia o de la historia natural, y cuando el predicador puede dar pruebas
adecuadas de la veracidad de sus afirmaciones.
EXPONER ADECUADAMENTE LOS HECHOS DE LA ILUSTRACIÓN
Una ilustraci6n que valga la pena contar, vale la pena que sea bien contada. Como regla general, no debiera ser
leída. Como el serm6n, una ilustraci6n que se lee desde el púlpito pierde su impacto. Por ello, cuando alguien
usa una ilustración, debiera cerciorarse de que conoce las detalles lo suficientemente bien como para contarlos
con fidelidad. Si olvida u omite una o dos partes esenciales, puede hacer inservible la ilustración.
Sin embargo, hay algunos casos en los que una ilustración contiene tanto detalle, que no le es posible al orador
recordar todos los puntos.
USAR ILUSTRACIONES RAZONABLEMENTE BREVES
Una ilustración no debe ser tan destacada que robe al mensaje su importancia. Después de todo, el principal
propósito de una ilustración es solamente el de clarificar. Por ello, como regla general, las ilustraciones no
debieran ser largas. De hecho, algunas imágenes verbales son más eficaces cuando se cuentan de manera
concisa. Pero, si es necesario usar una ilustración algo larga en una parte del sermón, sería prudente mantener
a un mínimo otras ilustraciones en el mismo mensaje.

ACUMULACIÓN DE ILUSTRACIONES La conclusión del sermón como discurso


Algunas veces, en un momento de Llegamos ahora a la parte más difícil de un sermon: la conclusión. El
iluminación, una notable idea viene a predicador debe esmerarse en preparar su conclusión con la misma
la mente del predicador. Si no la efectividad que la introducción. La misma debe ser corta. No más de tres
apunta en el acto, aquel pensamiento minutos. Debe escribirse en el bosquejo o notas. No debe leerse sino
puede quedar perdido para siempre. memorizarse o decirse en las propias palabras del predicador.
La lectura del ministro, su ruta diaria 1. La conclusión no debe ser abrupta. No debe tomar por sorpresa a la
de visitas y contactos con personas, así congregación o audiencia. El predicador debe anunciarla. Es como un
como su propio estudio de las
Escrituras, le sugerirán también piloto que anuncia a la tripulación cuando va a despegar el avión y cuando
numerosas ideas que puede se prepara para aterrizar. Cuando el predicador dice: “para concluir …”,
desarrollar en eficaces ilustraciones. debe asegurarse de que está terminando. No hay algo que moleste más a
En el curso del tiempo, el predicador los oyentes que esos predicadores que dicen, “estoy por terminar”, y
descubrirá que está adquiriendo un terminan media hora después.
estado de atención tal que ideas llenas 2. La conclusión no debe ser ocasión para pedir clemencia a la audiencia.
de significado le asaltarán por todos Por ejemplo: “Hermanos, perdonen que no predique mejor, pero es ….
lados. Si entonces preserva todo este Esto lo que hace es mostrar la incapacidad del predicador.
material de una manera metódica,
llegará a poseer un fondo valioso del 3. La conclusión no es para tomar la oportunidad de mencionar algo que
que servirse cuando necesite una se le quedó al predicador. Lo que se quedó no hay que mencionarlo.
ilustración apropiada. A fin de que Déjelo para otro sermón. A todos los predicadores siempre se nos queda
esta acumulación de material pueda algo por decir, pero para eso tuvimos la oportunidad.
llegar a estar rápidamente disponible, 4. La conclusión lleva el sermón a su clímax, lleva a una decisión de parte
el predicador debería tener un sistema del oyente y da el último golpe. Las palabras empleadas deben ser bien
de archivo sencillo, pero apropiado. precisas y al grano. Es aquí cuando el predicador da el “jaque mate” final.
Referencias Bibliografica:
1)Robinson, H. W. (2000). La Predicación Bíblica: Desarrollo y presentación de mensajes expositivos (L. N. Sáez, Ed.) (51). Miami, FL: Editorial Unilit.

También podría gustarte