Está en la página 1de 1

ÁNGEL: Que se presente ante el tribunal, Herberth Ariel Gutiérrez (Acusado #2 – Por Fariseo y legalista)

JESÚS: Herberth, usted está acusado, ante este tribunal de ser un cristiano Fariseo y legalista. ¿Cómo se declara?
HERBERTH: Fariseo y legalista. ¿Yo? ¡Eso es imposible! Yo soy un tremendísimo líder de iglesia.
JESÚS: Tiene usted evidencias de lo que está planteando, ¿para probar su inocencia? ¿Desea un abogado?
HERBERTH: Si, tengo evidencia, en cuanto al abogado, no lo necesito, ¿yo ni siquiera sé por qué estoy aquí?
Como puede ver, yo soy una persona muy humilde, pero un tremendo predicador, también soy el que le da
indicaciones al pastor, ya que él es nuevo, e inexperto. Eso hace un líder
JESÚS: ¿No tiene más que decir?
HERBERTH: No, pienso que con eso es suficiente.
JESÚS: Es su turno fiscal.
FISCAL: Herberth, Herberth, ¿Herberth te acuerdas de mí?
HERBERTH: Realmente no lo conozco.
FISCAL: Mírame, Fíjate bien Herberth, ¿no te acuerdas de mí? Yo soy tu peor enemigo, pero soy tu mejor aliado
a la vez.
HERBERTH: Mi mejor aliado, ni siquiera lo conozco.
FISCAL: ¿Te encanta preparar buenos sermones verdad? Pero tal parece que no te gusta vivirlos. Eres un gran
predicador desde tu punto de vista Herberth
HERBERTH: ¿Quién dijo eso?
FISCAL: ¿Sabes a que me refiero?
HERBERTH: No
FISCAL: ¿Que pasaba cuando llegabas a casa Herberth? ¿Qué pasaba con tu esposa? ¿Sabes lo que ella piensa de
ti?
HERBERTH: El problema es que ella es rebelde pero eso solo fue un momento nada más
FISCAL: Eres un líder fariseo Herberth, golpeas a tu esposa y la maltratas después vas a la iglesia con traje y
corbata a predicar de la familia.
FISCAL: (Dirigiéndose al público) ¿Habrá alguien aquí que esté haciendo lo mismo? ¿Habrá alguien aquí que
cuando llega a su casa maltrata su familia? No te preocupes, que algún día estarás aquí, todo lo tengo anotado.
(Risas)
Por tanto Herberth, yo como fiscal te acuso ante este tribunal y te reclamo como completamente mío, pecador.
HERBERTH: Jesús, mira este diablo hipócrita como me acusa, como es posible que lo permitas, siléncialo por
favor.
JESÚS: Herberth, a mí me hubiera gustado ayudarte en este momento, pero tú me rechazaste como tu abogado,
pensabas que por tus propias fuerzas, por tus dones y por lo que hacías ibas a encontrar la victoria, ahora veraz
que no es así, pasaste tanto tiempo buscando las escrituras para reprender y señalar los errores de tus hermanos
pero te olvidaste de aplicártelas a ti mismo, yo trate de llegar a ti muchas veces Herberth pero me fue difícil porque
nunca permitiste a mi espíritu que te hablase, ahora es demasiado tarde Herberth.
HERBERTH: (Llora desconsoladamente)

También podría gustarte